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Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

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Page 1: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de
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Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de transparencia en la

contratación pública

Andrea Aljure1

Resumen

La modificación a la Ley 80 de 1993, que se presenta en el año 2007 con la

expedición de la Ley 1150, buscó ampliar la eficiencia en la aplicabilidad del

principio de transparencia en el marco de acción de la función pública en el país.

Con base en lo anterior, el actual documento realiza un análisis normativo y

jurisprudencial del desarrollo de esta ley, por el que se logre identificar el alcance

de la misma, para efectos de lograr una mayor precisión en lo que corresponde al

ámbito de aplicabilidad del principio, el cual puede estar sujeto a múltiples

controversias, que básicamente se pueden plantear en el alcance de la norma sobre

el Estatuto Único de Contratación Pública, y las fisuras que aún persisten y afectan

la aplicación del conjunto normativo mencionado.

Palabras claves: Régimen de contratación pública, principio de transparencia,

lucha contra la corrupción, gestión administrativa, recursos públicos, sanción

administrativa

1 Estudiante del programa de Derecho de la Universidad Católica de Colombia. Requisito parcial

para optar al grado de abogada.

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Abstract

The modification to the Law 80 of 1993, presented in 2007 with the issuance of Law

No. 1150, interest to amplify the efficiency applicability of the principle of

transparency in the context of action of the civil service in the country. Based on the

above, the present paper makes a normative and jurisprudential analysis of the

development of this law, which is able to identify the scope thereof, for the purpose

of achieving greater precision in what falls within the scope of applicability of the

principle which may be subject to multiple disputes, which basically can be

considered in the scope of the standard on the Single Public Procurement

Regulations, and the cracks that still persist and affect the implementation of that

normative joint.

Keywords: government procurement regime, principle of transparency, fight against

corruption, administrative management, public resources, administrative penalty

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Sumario

Introducción.

1. Transparencia: norma, doctrina y jurisprudencia en Colombia.

1.1. Transparencia en el ámbito normativo de la contratación estatal.

1.2. La transparencia en la doctrina.

1.3. Concepto jurisprudencial de la transparencia.

2. Función administrativa en Colombia y el principio de transparencia.

2.1. Gobierno electrónico como estrategia de mejora de la transparencia en la

contratación estatal.

3. Consideraciones a la reforma aplicada en la contratación pública desde la

óptica del principio de transparencia.

3.1. Ley 1450 de 2011.

3.2. Ley 1474 de 2011.

Conclusiones.

Bibliografía.

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Introducción

La Constitución Política de Colombia de 1991, estable en su artículo 209 que

la función administrativa es parte esencial de la configuración procedimental del

Estado. En este sentido, la función de cumplimiento de los intereses generales del

administrado, tiene que presentar en su desarrollo, el cumplimiento de los principios

de igualdad, moralidad, eficacia, economía, celeridad, imparcialidad y publicidad,

que están consignados taxativamente en el artículo mencionado (Suárez, 2014).

Los principios señalados, se presentan entonces como el primer referente

normativo de la actuación de los servidores públicos y de particulares con funciones

públicas, sin embargo, los mismos se suman a otros presentes en otros referentes

normativos como lo es el caso de la Ley 80 de 1993, por la cual se expide el Estatuto

General de Contratación de la Administración Pública [EGCAP] y que hace

referencia a los principios la transparencia, economía y responsabilidad, como

principios rectores de las actuaciones contractuales de las entidades estatales.

Dichos principios, son a su vez también recogidos en la Ley 489 de 1998, la

cual dicta normas tendientes a la reorganización y funcionamiento de las entidades

estatales, y señala a los ya señalados, como principios rectores en materia

administrativa, los consignados en el artículo 3 que son a saber: “la buena fe,

igualdad, moralidad, celeridad, economía, imparcialidad, eficacia, eficiencia,

participación, publicidad, responsabilidad y transparencia”.

En lo más reciente, la expedición de Ley 1437 de 2011, que da origen al

nuevo Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo

[CPACA], el cual también, en su artículo 3 y 103, señala que el actuar de las

autoridades, se debe ceñir a los principios consagrados en la Constitución Política

y en el derecho procesal y leyes especiales (Benavides, 2011), identificado en un

inicio los de: “debido proceso, igualdad, imparcialidad, buena fe, moralidad,

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participación, responsabilidad, transparencia, publicidad, coordinación, eficacia,

economía y celeridad”.

Sin embargo, el más claro esfuerzo legislativo para que el cúmulo de

principios mencionados fueran aplicados en el marco de la contratación pública, con

particular énfasis en lo que concierne a la transparencia, se presentó con ocasión

de la expedición de la Ley 1150 de 2007 (Rodríguez, 2013), cuyo propósito se

orienta al logro de una contratación ágil y justa, como también una administración

objetiva, transparente y eficaz.

Desde la norma, se puede afirmar que el principio de transparencia conduce

a que en la contratación pública, se respeten condiciones como las de selección

objetiva, publicidad y moralidad administrativa, que sumadas a otros aspectos,

deben orientan la actuación de la administración pública como sucede en el uso de

recursos públicos (Morcote, Maldonado y Pinilla, 2015). En este sentido, la

modificación de la Ley 80 de 1993, por medio de la Ley 1150 de 2007, tiene lugar

como una manera de dar aplicación irrestricta y eficaz, al principio de transparencia

en la contratación estatal (Araujo, 2011), por ello, resulta necesario detallar en su

contenido jurídico, y posterior desarrollo reglamentario.

En esta ruta, el actual documento busca generar una posición reflexiva que

lleve a la interpretación jurídica del principio de trasparencia, en aras de contemplar

la manera como el mismo interpela a la lucha jurídico-institucional, de prevención y

sanción de la corrupción administrativa, empero, en su conclusión se establezca

que aún persisten fisuras normativas que afectan el objeto complementario de las

normas mencionadas en la búsqueda de una transparencia institucional.

1. Transparencia: norma, doctrina y jurisprudencia en Colombia

El uso de los recursos públicos, con destino a los propósitos para los que

están consagrados, ha aparecido como el interés central de la ciudadanía frente a

la ejecución presupuestal del Estado, por ello, no resulta raro que exista un interés

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especial por la transparencia administrativa, que aunque no implica de entrada algo

concerniente en estricto sentido a la ejecución presupuestal, sí, dicha ejecución se

espera que ante todo se presente con transparencia y eficiencia (Deik, 2014).

Lo anterior también de la mano, con que la expectativa de celebración estatal

de contratos, y en amplio sentido la ejecución presupuestal, genera mayor

preocupación en la aparición de la corrupción, aunque a bien se deba decir, que la

corrupción no es un asunto exclusivo de las dádivas que puedan recibir o dar las

personas involucradas con la administración pública, sino que la corrupción aparece

hasta en la cotidianidad de las relaciones empresariales privadas, o personales

(Hodgson y Jiang, 2008), sin embargo este es un asunto que no es necesario

desarrollar para el interés central de este documento, por tanto se hace solo su

mención en modo de comentario.

En la siguientes subsecciones, se aborda el concepto de trasparencia en su

concepción normativa, la doctrina generada desde distintas entidades como es el

caso de la Contraloría General de la República (2011), y una aproximación a la

jurisprudencia desde el Consejo de Estado, que luego sirve para revisar la manera

como se ha desarrollado la transparencia como categoría jurídica, en la función

administrativa del Estado colombiano, esto, como referente para luego comparar el

caso colombiano, con el chileno, el cual para autores como Ángel Soto (2004), es

uno de los referentes regionales más interesantes en términos de su alto grado de

transparencia gubernativa.

1.1. Transparencia en el ámbito normativo de la contratación estatal

Como se señaló en la primera parte del documento, el principio de

transparencia, tiene su fundamento constitucional en el artículo 209, y este es

desarrollado a su vez en Ley 80 de 1993 y reafirmado en el artículo 3 de la Ley 1437

de 2011. Se reconoce como un principio que establece sobre la actividad

administrativa la premisa de dominio público, que pertenece a todos los

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administrados y por lo tanto cualquiera tiene derecho a disponer de la misma y saber

qué actividad administrativa ha desplegado la administración (Herrera, 2012).

Lo anterior configura una regla general, aunque con excepciones en su

aplicabilidad, como sucede en actividades relacionadas con la seguridad y defensa

nacional. Normativamente, el principio se puede ver desarrollado en lo más reciente

en la Ley 1712 de 2014, reglamentada parcialmente por el Decreto 103 de 2015,

que define el principio de transparencia como el acceso a la información pública.

Textualmente, en el artículo 3 se indica que la transparencia es:

[u]n principio conforme al cual toda la información en poder de los sujetos

obligados definidos en esta ley se presume pública, en consecuencia de lo

cual dichos sujetos están en el deber de proporcionar y facilitar el acceso a

la misma en los términos más amplios posibles y a través de los medios y

procedimientos que al efecto establezca la ley, excluyendo solo aquello que

esté sujeto a las excepciones constitucionales y legales y bajo el

cumplimiento de los requisitos establecidos en esta ley. (Ley 1712 de 2014)

De lo anterior, básicamente se extrae que el principio de transparencia

significa proporcionar y facilitar la información a cualquier interesado, cuando la

misma no se encuentre sometida a reserva como sucede como ya se advertía con

situaciones de información relacionada con la seguridad nacional, o como en

algunos casos resulta con la información recogida estadísticamente, que se pone a

disposición del público, bajo unos criterios específicos de tratamiento de la misma.

1.2. La transparencia en la doctrina

La transparencia es un principio que funda su objeto en el recto actuar de la

administración, a su vez que optimiza la actividad contractual del Estado, al

introducir medidas enfocadas a la eficiencia, pues se considera que la mera

existencia de la misma en las relaciones contractuales del Estado, debe redundar

en la condición de transparencia (Matallana, 2015). Igualmente se encuentra

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definiciones conceptuales como la de la Contraloría General de la República, que

menciona sobre este principio;

Es un principio clave que encierra los demás principios. Se debe ser

imparcial y por tanto se debe dar el principio de igualdad. También se debe

aplicar el principio de la publicidad y el respeto de los procedimientos. El

principio de transparencia busca básicamente que los contratistas sean

escogidos de una forma imparcial, según unas reglas claras, precisas,

completas y objetivas. (Contraloría General de la República, 2011, p. 22)

De igual manera, Álvaro Mejía y Jhon Cifuentes (2012), recogen el aporte de

la Contraloría General de República (2011), sobre la condición abarcadora de los

demás principios. Con ocasión del desarrollo de la actividad administrativa, en el

particular de la celebración estatal de contratos, se establece que la transparencia

se materializa, para los casos concretos en los que se respetan las siguientes

condiciones;

Que los proponentes tengan igualdad de oportunidades

Que la selección del contratista se haga siempre por licitación o concurso,

salvo las excepciones que consagra la ley.

Que la licitación se adjudique en audiencia pública, a solicitud de cualquier

proponente.

Todo el proceso contractual debe ser público, y por tanto las partes

interesadas tienen derecho a que se les expida copias de las actuaciones,

excepto las que por ley considere reservadas.

Los proponentes pueden conocer y controvertir los pronunciamientos de la

administración en desarrollo de la licitación o concurso.

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Los pliegos de condiciones deben estar bien elaborados, con reglas claras,

precisas, completas, justas y objetivas y las ofertas deben reunir los mismos

requisitos.

Hacer público el llamado a los contratistas permitiéndoseles a estos

participar y competir con plena libertad.

Fundamentar y explicar cualquier decisión que la administración tome en

desarrollo del proceso contractual. (Contraloría General de la República,

2011, p. 22)

De lo anterior, se establece que la transparencia es un principio clave en el

desarrollo de la actividad administrativa, llegando incluso a plantear que se ha

convertido en uno de los principios fundamentales de los demás principios, junto

con el de economía y responsabilidad (Navarro y Millán, 2013); de allí que se

persiga en la celebración de procesos contractuales, que los mismos sean abiertos

al público, con reglas claras, con términos preclusivos, con celeridad en las

actuaciones y en términos generales, que se reduzca cualquier sospecha de

favorabilidad indebida (Castro, García y Martínez, 2010).

Cecilia Rosero (2014), indica sobre el principio de transparencia, que en lo

esencial a lo que se apuesta, es la eficiencia del contrato, por ello, la necesidad de

encontrar reglas de selección objetivas, igualdad de oportunidades y condiciones

para los proponentes, que proporcionen las condiciones adecuadas de participación

en el proceso, con respeto a su vez del cumplimiento de la publicidad en cada una

de las etapas del proceso de contratación.

Bajo estas referencias doctrinales, se puede señalar que en lo fundamental,

el principio de transparencia apela a trazar la ruta de cumplimiento universal en la

contratación pública y en general al actuar de la administración, siendo a su vez

clave en el cumplimiento de los demás principios administrativos; igualdad,

legalidad, la publicidad y la imparcialidad, la eficiencia y la eficacia del actuar de la

administración, en suma, es un principio columna vertebral de todo el sistema.

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1.3. Concepto jurisprudencial de la transparencia

En distintas oportunidades la jurisprudencia colombiana ha estudiado el

principio de transparencia, como aquel que refiere a que las actuaciones por parte

de las Entidades Públicas, deben estar sujetas al cumplimiento de los requisitos

contemplados en la ley, sin afectar la moralidad administrativa. Mediante Sentencia

C-508 de 2002 (Magistrado Ponente [MP] Alfredo Beltrán Sierra), la Corte

Constitucional, reiteró la obligatoriedad que exige el cumplimiento no solo del

principio de trasparencia, sino de todos los principios contemplados en el

ordenamiento administrativo y constitucional del Estado colombiano:

“Así las cosas, en virtud del principio de transparencia, se consagró por el

legislador con el fin de garantizar la imparcialidad, que la escogencia del

contratista siempre se efectuará a través de la licitación o concurso público,

que no es otra cosa que el ejercicio de la función administrativa

correspondiente a la actividad que en materia contractual le compete al

Estado, la cual se encuentra al servicio de los intereses generales y se

desarrolla con fundamento en los principios ya mencionados en el párrafo

precedente.

(…) Ello significa, que los principios de la contratación estatal que el

legislador enuncia, precisa de manera concreta y regula en los artículos 23

y siguientes de la Ley 80 de 1993, no son simples definiciones legales, sino

normas de contenido específico, de obligatorio acatamiento en toda la

contratación estatal, sea cual fuere la modalidad en que ésta se realice. Es

decir, que tanto en el caso de la contratación mediante licitación pública o

concurso de méritos, como en la contratación directa, son aplicables de

manera estricta los principios que orientan la contratación pública, cuales

son, la transparencia, responsabilidad, selección objetiva, economía,

celeridad, imparcialidad y publicidad, en armonía con lo preceptuado por el

artículo 209 de la Carta, que los instituye para el ejercicio de la función

administrativa”.

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De lo anterior, se extrae que para la Corte Constitucional, el recto actuar de

las entidades públicas se materializa en el seguimiento de los principios

consagrados normativamente para la administración del Estado, y en consecuencia,

para la contratación estatal. La transparencia, se debe decir, no es un principio que

se en abstracto con indiferencia de los demás principios, pues en su práctica, es

necesario que este lleve implícito el desarrollo de otros principios, con relación

especial al principio de publicidad (Quinche, 2012).

La aplicabilidad de la transparencia, conduce a que se establezca un

panorama claro de conocimiento sobre los procedimientos administrativos, de cara

a todos los administrados; tanto quienes quieren contratar con el Estado, como

quienes en su derecho hacen seguimiento a estas labores administrativas,

incluyendo la responsabilidad de las autoridades de control en la realización de esta

tarea. El Alto Tribunal Constitucional ha sido insistente en esta apreciación,

señalando al respecto que:

“Uno de los ámbitos capitales de la actuación administrativa es el de la

contratación estatal, ella implica, entre otros aspectos significativos, la

disposición de recursos públicos, la gestión de la Administración y por esa

misma vía, la realización efectiva de los derechos. Tan trascendentes

asuntos no pueden estar ocultos a los ciudadanos. Es deber del poder

público materializar el principio de transparencia en el entorno de la

contratación administrativa.” (Corte Constitucional, Sentencia C-016 de

2013, MP Gabriel Eduardo Mendoza Martelo)

En este mismo sentido también se ha pronunciado el Consejo de Estado,

quien en Providencia de 2011, reitero frente al principio de transparencia, que este

es materializable en la medida que se logre, como ya se dijo, hacer público las

actuaciones que no están vedadas por la ley, al igual, que se reconozca el derecho

a la igualdad, en la medida que en la calificación de los proponentes u oferentes, no

se dé prioridades o ventajas a alguno de ellos; en un hecho que ya lleva a

escenarios de corrupción o clientelismo, poniendo ya el análisis en otros mapas de

la sanción penal, fiscal, civil o disciplinaria de quienes concurren en estos hechos

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por acción u omisión, siendo un debate que escapa ya al interés central del actual

documento. Volviendo sobre la Providencia mencionada, se cita:

“Del principio de transparencia.

De acuerdo con el artículo 3 de la Ley 80 de 1993, la contratación estatal

tiene como fin, “la continua y eficiente prestación de los servicios públicos y

la efectividad de los derechos e intereses de los administrados que colaboran

con ellas en la consecución de dichos fines”. Al efecto, el legislador dispuso

que las actuaciones contractuales de las entidades estatales deban

supeditarse al cumplimiento de los principios de la contratación estatal.

El principio de transparencia dispone que la selección de los contratistas

debe “edificarse sobre las bases de i) la igualdad respecto de todos los

interesados; ii) la objetividad, neutralidad y claridad de la reglas o

condiciones impuestas para la presentación de las ofertas; iii) la garantía del

derecho de contradicción; iv) la publicidad de las actuaciones de la

administración; v) la motivación expresa, precisa y detallada del informe de

evaluación, del acto de adjudicación o de la declaratoria de desierta; vi) la

escogencia objetiva del contratista idóneo que ofrezca la oferta más

favorable para los intereses de la administración”.

En consecuencia, con el objetivo de limitar la discrecionalidad del

administrador público, se impone el cumplimiento de requisitos y

procedimientos que garantizan la selección de la mejor propuesta para

satisfacer el objeto del contrato a suscribir. En este orden de ideas, la

suscripción del contrato debe estar precedida, de acuerdo con la letra del

artículo 24 de la Ley 80 de 1993, de un proceso de licitación o concurso

público y, excepcionalmente, de un proceso de contratación directa.

(…) Para lograrlo, se debe velar igualmente por el cumplimiento del principio

de publicidad en virtud del cual se debe poner a disposición de los

administrados, las actuaciones de la administración, con el objetivo de

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garantizar su transparencia y permitir la participación de quienes se

encuentren interesados.

Finalmente, la efectividad del principio de igualdad “depende de un trato

igualitario a todos los oferentes tanto en la exigencia de los requisitos

previstos en el pliego de condiciones, como en la calificación de sus ofertas

y, por supuesto, en la selección de aquella que resulte más favorable para

los intereses de la administración”.

En conclusión, al momento de contratar, el Estado está en la obligación de

definir los fundamentos de la participación de los oferentes y los criterios de

evaluación con rigurosa aplicación de los principios de transparencia,

economía, responsabilidad, selección objetiva, buena fe, planeación,

publicidad e igualdad, entre otros, con el objeto de cumplir los fines propios

de la contratación estatal. Lo anterior, para evitar la nulidad absoluta de los

contratos que sean suscritos sin el cumplimiento de los requisitos necesarios

para su validez”. (Consejo de Estado, Sección Tercera, Sentencia 17767 de

2011, Consejera Ponente [CP] Olga Melida Valle De la Hoz)

Se recoge, de lo considerado por el Tribunal de cierre administrativo, que la

actuación de las entidades estatales conforme al cumplimiento del principio de

transparencia, conlleva al cumplimiento de unas acciones enfocadas a lo que ya se

ha dicho, la realización de unas acciones precisas en el momento que se celebren

actos de contratación pública, como también, que los mismos se desarrollen

conjuntamente con los demás principios de la administración pública, en especial,

lo que son el principio de publicidad e igualdad, que como ya se ha dicho, están

íntimamente relacionados.

En este sentido, también se puede identificar la posición de los órganos de

control, que con especial atención a lo mencionado por la Procuraduría General de

la Nación, ha elaborado distintas resoluciones encaminadas a identificar las

responsabilidades disciplinares y tratamientos específicos para la mitigación y

prevención de la corrupción administrativa; tal es el caso de la Resolución 490 de

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2008, la cual, promueve e impulsa un conjunto de políticas, planes, programas o

acciones, dirigidas a evitar la ocurrencia de hechos, actos u omisiones que vayan

en detrimento de la Constitución o la ley, atribuibles a agentes del Estado o a

quienes como particulares, cumplan funciones públicas.

Corolario de lo anterior, la transparencia se funda como principio y fin de la

actuación de la administración pública, a partir de lo que se consagra en el artículo

209 del texto Constitucional, en concordancia de los demás principios allí

consignados. La transparencia, se perfila así como la plena observancia de un

adecuado actuar de las autoridades administrativas, extendido al cumplimiento de

los demás principios; no se puede obrar con transparencia, irrespetando a la vez

principios como el de la publicidad o la igualdad, salvo que ello se dé por fisuras

normativas, que al momento no se identifican.

2. Función administrativa en Colombia y el principio de transparencia

Como ya se ha indicado, la función administradora en Colombia, se

encuentra consagrada en lo que dispone la Constitución, sobre la base de los

principios enunciados en el artículo 209. La búsqueda del bien público, la defensa

del interés común, y la actuación conforme a una moralidad administrativa,

corresponde al grupo de máximas sobre las cuales se puede perfilar la concepción

moderna del Estado colombiano, cuya evolución actual lo lleva a una ponderación

de la acción hacía la defensa de derechos, en la materialización de un Estado Social

de Derecho.

La administración pública, definida como el conjunto de actividades

encaminadas al desarrollo de los principios y fines del Estado, presupone una

concepción de funciones, estructuradas desde la Constitución, y desarrolladas en

una reglamentación jurídica que de acuerdo a los marcos normativos, puede ser

trazada por los cuerpos administrativos según su competencia. Se considera, que

la función administrativa, en cabeza del poder ejecutivo y los órganos que lo

Page 16: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

componen, son el principal responsable del adecuado y transparente manejo de los

recursos públicos.

La función administrativa se puede establecer como: “la actividad concreta,

dirigida, (…) a la realización de los fines concretos de seguridad, progreso y

bienestar de la colectividad”. (Penagos, 1994, p. 294). El principio de transparencia

aplicado en la función administrativa, a partir del concepto de administración

planteado, conlleva a que se establezca que la actividad pública, contempla una

serie de actuaciones por parte de quienes se les delega la capacidad

administradora, que deben estar ceñidas a las disposiciones normativas en la

materia.

Se comprende de la aplicación del artículo 209 de la Constitución Política de

Colombia de 1991, que la función administrativa se encuentra al servicio de los

intereses generales y que a su vez se desarrolla con arreglo a una serie de

principios. De igual manera, se establece que en virtud del principio de

transparencia, –consignado entre otras disposiciones normativas en la Ley 1437 de

2011 y Ley 1712 de 2014–, la administración de lo estatal debe ser concurrente con

el dominio público de la información, es decir aplicación del principio de publicidad,

salvo en los casos que se determine la reserva legal sobre la información.

Para el adecuado proceder en la actuación administrativa, el procedimiento

se debe basar en lo que está reglado, siendo de fácil acceso para los interesados y

ciudadanía en general, con fundamento de cumplimiento del principio de

transparencia. Al respecto, Jairo Becerra, Lorenzo Cotino, Claudia García, Marco

Sánchez y Jheison Torres (2015), hacen eco de la relación de lo señalado con la

buena fe, a lo cual se suma la veracidad, autenticidad y oportuna entrega cuando

esta sea solicitada, extendiendo dicha comprensión a la aplicabilidad de varios

principios; indican sobre esto que;

“(…) se debe referir que la publicación de la información no debe escaparse

al cumplimiento de los principios de: 1) máxima publicidad para titular

universal, 2) principio de transparencia y acceso a la información pública, 3)

Page 17: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

principio de buena fe, 4) principio de facilitación, 5) principio de no

discriminación, 6) principio de gratuidad, 7) principio de celeridad, 8) principio

de eficacia, 9) principio de la calidad de la información, 10) principio de

divulgación proactiva de la información, 11) principio de responsabilidad en

el uso de la información”. (Becerra, et. al., 2015, p. 125)

De allí que se establezca, que para un escenario de actualidad, el uso de las

Tecnologías de la Información y las Comunicaciones [TIC], sea esencial en la

materialización conjunta de los principios de transparencia y publicidad. Se

considera, que estos tres elementos son claves para que los Estados avancen en

mecanismos para el abierto acceso a la oferta de bienes y servicios, permitiendo

que correlativamente se establezcan procesos y procedimientos objetivos, claros,

transparentes y de libre concurrencia para los oferentes. En Colombia, esta triada

se puede plantear como materializada, en el sistema electrónico de contratación,

como se explica en el siguiente aparte.

Se establece entonces, que el principio de transparencia es inherente al

cumplimiento del principio de publicidad, formulados en consideración de lo anterior,

como principios cardinales del desarrollo de la función administrativa, máxime, en

lo que corresponde a la actividad contractual que desarrolla el Estado, que desde el

precepto de búsqueda de la defensa del patrimonio público y el interés general, se

debe encaminar hacia un cumplimiento inexcusable de los dos principios citados.

En el siguiente acápite, se presta especial atención a la manera como en el

último tiempo, la búsqueda de una mayor transparencia administrativa, ha llevado a

ampliar el diseño institucional de la actividad contractual del Estado, sin embargo,

se encuentra que ello se ha presentado inexorablemente, de la mano de

profundización de la aplicación del principio de publicidad, en la medida que la

expedición normativa en el rango de los últimos 15 o 20 años, ha permitido la

implementación de las TIC como parte de un ejercicio de Gobierno electrónico

abierto, que ha facilitado el mayor conocimiento de la actividad de la actividad de

contratación desarrolla por distintas entidades del orden nacional o territorial.

Page 18: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

2.1. Gobierno electrónico como estrategia de mejora de la transparencia en la

contratación estatal

Desde 2003, el Consejo Nacional de Política Económica y Social [CONPES],

había recomendado al Gobierno Nacional, a través del Documento 3249, crear un

sistema electrónico único de contratación pública tendiente a mejorar el control y

visibilización de uso de los recursos públicos, así como también brindar al Estado

mejoras en la identificación de las ofertas, y en consecuencia, optimizar el costo-

beneficio de las distintas ejecuciones presupuestales de las entidades nacionales y

territoriales, centralizadas y descentralizadas del Estado (Rodríguez, 2011).

A partir de la recomendación, fue que para el año comenzó la operación de

prueba, o fase informativa, del primer Sistema Electrónico para la Contratación

Pública [SECOP], a través de la página www.contratos.gov.co, que luego pasaría a

una fase transaccional, en la que ya se podía gestionar contractualmente contratos

de varias entidades estatales en una sola página, ya que desde la expedición de la

Directiva Presidencial 02 de 2000 y el Decreto 2170 de 2002, se estableció la

condición de creación de un mecanismo virtual por entidad, para la actividad de

contratación de las mismas (González, 2008).

Finalmente, todo este ejercicio es centralizado a través del Decreto 2434 de

2006, que ya obligaba a la utilización del SECOP, en su momento Sistema

Electrónico Integral de Contratación Pública [SEICO] (CONPES, 2002), por parte de

todas las entidades públicas del país, para lo cual, se establecieron unas fechas de

ingreso progresivo, de acuerdo a la naturaleza de la entidad, en reiteración luego

por parte la Ley 1150 de 2007, que introduce ya los mecanismos necesarios para el

uso en la contratación pública electrónica del portal institucional SECOP.

Con la modificación implementada, a todas las entidades, se les obligó a

efectuar la publicación de sus actuaciones en el SECOP, hoy en día, Agencia

Nacional de Contratación Pública –Colombia Compra Eficiente–, cuyo origen se da

a través del Decreto Ley 4170 de 2011, en la necesidad fundamental de unificar la

Page 19: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

guía de administración de compras, que permitan monitorear y evaluar su

desempeño, como se extrae del considerando del Decreto en comento;

Crear un organismo técnico especializado que se encargue de impulsar

políticas, normas y unificar procesos en materia de compras y contratación

pública, preparar y suscribir los acuerdos marco de precios de que trata el

artículo 2° de la Ley 1150 de 2007 y articular los partícipes de los procesos

de compras y contratación pública, con el fin de optimizar los recursos del

Estado, hacer coherente la organización y funcionamiento de la

Administración Pública para lograr mayor rentabilidad social en el uso de los

recursos públicos

En esta plataforma virtual, las entidades deben efectuar sus actuaciones,

permitiendo que un tercero, el Departamento Nacional de Planeación [DNP], de

manera independiente esté direccionamiento la herramienta. De allí que, la

información se mantiene con registro histórico y permitiendo excepcionalmente que

se efectúen cambios, siguiendo el respectivo registro y justificación. En este sentido,

el SECOP ha permitido que la actuación de la Administración en gran medida, salvo

las excepciones que consagra la misma ley, se sujete a la objetividad y eficacia, en

concurrencia con el cumplimiento de la transparencia administrativa (Bernal, 2016).

En adelante, el SECOP ha tenido varios cambios operativos, contando con

los surtidos por la expedición de los Decretos 4170 de 2011 y 1510 de 2013, los

cuales, en la actualidad están derogados por el Decreto 1082 de 2015, que es la

norma que compila, sin modificar su contenido, los Decretos reglamentarios de la

contratación pública, en lo que se identifica como Decreto Único Reglamentario

[DUR].

De conformidad, con el DUR, los actos administrativos del proceso de

contratación y demás documentos del proceso, por regla general, deben ser

publicados en el SECOP; en estricto sentido se hace mención: “a) los estudios y

documentos previos; b) el aviso de convocatoria; c) los pliego de condiciones o la

invitación; d) las Adendas; e) la oferta; f) el informe de evaluación; g) el contrato; y

Page 20: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

cualquier otro documento expedido por la entidad estatal durante el proceso de

contratación” (DUR, 2015, artículo 2.2.1.1.1.3.1.).

En extensión de lo dicho, el artículo citado que es el que consigna una gran

cantidad de conceptos asociados a la contratación, establece respecto al proceso

de contratación, que este se define como; “el conjunto de actos y actividades, y su

secuencia, adelantadas por la Entidad Estatal desde la planeación hasta el

vencimiento de las garantías”, de tal suerte que cuando se hace mención a la

responsabilidad documental de publicación por parte de las entidades, se puede

inferir que las mismas deben publicar todo documento asociado al proceso de

contratación cuales fuera que sea la etapa de desarrollo del proceso.

Teniendo entonces que por parte de las entidades públicas existe la

obligación de publicar todos los actos en el sitio web de la entidad, , que no sean

objeto de reserva, se puede plantear una mejorara el escenario de control sobre la

administración pública en sus diferentes entidades, sin embargo, el que aparecía

entonces como una herramienta de diseño entendible tanto para las entidades,

como los contratistas y la ciudadanía, se ve ahora sometida a la creación de la

herramienta SECOP II, la cual, aunque en términos de tecnología brinda una mejor

interfaz que la primera SECOP, es posible que a la actualidad, para varios

interesados aun no sea entendible.

Sobre lo anterior, se debe ser reiterativo que en la actualidad no es que el

nuevo SECOP II, no preste la funcionalidad que prestaba el anterior SECOP I, por

el contrario, es mucho más robusto, sin embargo, al ser más robusto, hace que sea

menos entendible para personas que no tengan una familiaridad con el uso de

páginas web, no obstante, para ello, en cabeza del Ministerio de las TIC se han

facilitado las estrategias de capacitación, que permite a cada vez más personas

familiarizarse con la nueva plataforma.

Sobre la misma, el actual Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 “Todos por

un nuevo país”, tiene como meta que a 2018, las 4.076 entidades estatales

existentes en 2014, utilicen el SECOP II, como herramienta transaccional de la

Page 21: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

contratación administrativa, impulsando para ello, una estrategia multipropósito que

permita mejorar la transparencia, a su vez que incentivar el uso de las TIC, entre

ciudadanía, contratistas, y entidades estatales (DNP, 2015); sin embargo, en la

actualidad no se observa una completa adaptación de los distintos interesados, en

particular la ciudadanía y contratistas, sobre el tránsito del SECOP I al SECOP II, lo

cual lleva, a que no se considere como del todo positivo el cambio.

La herramienta actual, sintetiza y facilita el tránsito de documentos;

básicamente, en el SECOP I, si bien las solitudes de bienes y servicios se podían

consultar en la página, el radicado documental por lo general era en físico, ahora,

todo este proceso se puede hacer vía electrónica, permitiendo ello un mejor manejo

transaccional, en beneficio del cumplimiento del principio fundamental de la

transparencia administrativa (Sarmiento, Mariño y Forero, 2015).

En términos generales, se pueden caracterizar ambas plataformas de la

siguiente manera: el SECOP I, en el cual se depositaba información por parte de las

entidades para que contratistas y ciudadanía general la consultara, de modo que

era un sitio de comprensión sencilla, accesible a toda persona con una formación

básica en informática, y SECOP II, que ya es una interfaz mucho más robusta,

donde aparte de lo anterior, se puede adicionalmente crear usuarios para recibir

ofertas, cargas documentos, hacer observaciones en la misma plataforma,

condicionar el tipo de ofertas búsqueda, empero, la gran cantidad de banners y

menús de búsqueda, puede hacer que en principio sea compleja para quienes

tienen una formación básica del uso de internet.

Esto en efecto no se puede plantear como una deficiencia de la plataforma,

no obstante, en el documento guía del Plan de Desarrollo actual –DNP (2015) –, se

establece que en cabeza del Ministerio de Tecnologías de la Información y las

Comunicaciones, está el diseño de toda una estrategia de sensibilización y

pedagogía sobre el uso de esta nueva herramienta, que si bien a la fecha deja un

número importante de conferencias y servicios prestados en esta línea, es posible

que la información correspondiente al manejo de la plataforma, no sea de

conocimiento de todos los interesados.

Page 22: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

Se tiene entonces, que el SECOP llevó a una mejor materialización del

principio de publicidad en la actuación administrativa de la entidades estatales, en

tanto como ya se mencionó, y en consecuente cumplimiento de lo dispuesto en el

DUR, existe la obligatoriedad para las entidades de hacer públicos un mínimo

número de documentos que guardan estrecha relación con la celebración de

contratos, de modo que no se puede negar, que la implementación del SECOP I y

II, ha llevado a una mejor aplicación, del principio de transparencia (Herreño, 2016).

Las actividades de la administración, ahora cuentan con una mejor forma de

acceso y control, en todo lo referente a la etapa precontractual, contractual y

postcontractual. Con la puesta en marcha del SECOP, en sus versiones I y II, los

interesados pueden consultar y actuar frente a las decisiones arbitrarias de la

administración, además, al aplicar la Ley 527 de 1999, hay una equivalencia

funcional de las actuaciones, para que las mismas pueden tener lugar a través de

medios electrónicos, lo cual va en línea con lo ordenado en la Ley 1712 y su Decreto

Reglamentario parcial 103 de 2015, en lo referente a la publicidad de los actos.

3. La extensión de la aplicación del principio de transparencia para prevención

de la corrupción

Estudiado el cuadro de diseño normativo e institucional que se proyecta a

partir de la búsqueda de mecanismos para mejorar la transparencia en los procesos

contractuales de la administración, sirve ver como todos estos temas están

asociados finalmente, con la manera como desde las entidades públicas se mitiga

el fenómeno de la corrupción, la cual desde una lectura interdisciplinar, es una

actividad que no se debe minimizar al criterio de lo jurídico, en tanto

transversalmente existe un comportamiento ético y moral, que puede llevar a

campos de análisis como el de la sociología jurídica.

Teniendo en cuenta la anterior aclaración, se encuentra que a su vez, y en

consecuencia de los expresado en párrafos anteriores, el diseño normativo

Page 23: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

asociado a la transparencia, ha llevado a dictar normas en lo más reciente,

asociadas a la corrupción, tomando como punto de partida, la Ley 1474 de 2011, de

la que se desprenden otras reformas normativas, que para el asunto en particular

lleva al Decreto 335 de 2016, Ley 1778 de 2016, y a lo compilado en el DUR.

Como una apuesta para contrarrestar la corrupción, se expidió la Ley 1474

de 2011, la cual establece una serie de mecanismos de prevención, investigación y

sanción, sobre los actos de corrupción administrativa. Es indudable la relación

inversa que existe, entre la corrupción administrativa y el logro efectivo del principio

de transparencia, de allí, que la norma titule, que esta se encuentra orienta a;

“fortalecer los mecanismos de prevención, investigación y sanción de actos de

corrupción y la efectividad del control de la gestión pública”.

La norma en comento, ha llevado en lo más reciente a la expedición de la Ley

1778 de 2016, que establece entre otras cosas responsabilidades de las personas

jurídicas que participan en actos de corrupción –soborno a servidores públicos en el

exterior–, y sobre lo cual se contempla sanciones de inhabilidad para contratar con

el Estado, en los casos que la Superintendencia de Sociedades así lo determine,

siendo este un asunto que bien se puede profundizar en posteriores investigaciones,

en la medida que propone dos vertientes centrales de debate y estudio: la sanción a

personas jurídicas, y la sanción fuera de las fronteras nacionales.

Sobre lo expresado en lo extenso del documento, y su relación con este último

contenido, se establece que en efecto el Estado colombiano, su institucionalidad y

normatividad, ha hecho esfuerzos claros en los últimos años, por reducir la

corrupción administrativa, lo cual en efecto lleva a que se pueda contemplar una

mejor aplicabilidad, por lo menos en su forma normativa, del principio de

transparencia, ahora, el debate queda abierto en lo que corresponde a lo que en la

realidad se ve, ya que por la relación inversa antes propuesta, entre corrupción y

transparencia, se debe esperar que, si la normatividad ha funcionado, exista cada

vez menos corrupción institucional.

Page 24: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

Conclusiones

Con la expedición de la Ley 80 de 1993, se crea el punto de cohorte hacia la

actualidad, por definir un más robusto sistema normativo de contratación estatal;

desde la época, y antes, hasta la actualidad, uno de los motivantes centrales del

cambio normativo, fue y ha sido, la lucha contra la corrupción administrativa, tal es

el punto, que desde la fecha se han hecho varias reformas normativas, y en lo más

reciente apareció el ya reprochable comportamiento social y jurídico, de los excesos

en la corrupción administrativa.

La búsqueda de una mayor transparencia en la celebración contractual de

contratos con dineros del erario, ha sido en las reformas normativas, parte del eje

central que lleva a severizar la sanción punitiva y administrativa de los funcionarios

que actúan corruptamente; la mayor transparencia es entonces, el fundamento que

da origen a la creación de mecanismo de control sobre los dineros públicos, si bien

por ejemplo en la creación del SECOP estaba la necesidad de hacer un Gobierno

más conectado con las TIC, en su desarrollo se estableció como medio para hacer

más transparente la celebración de la contratación pública.

Los esfuerzos normativos que han llevado en los últimos 25 años a la

transformación de la contratación estatal, son tan necesarios como aplaudibles, sin

embargo, en el fondo esta se encuentra luchando contra un monstruo enorme que

hace parte del cotidiano transcurrir de la actividad administrativa, que es la

corrupción y el clientelismo, un tema que se divide entre la falta y lesión del bien

jurídico de la administración pública, como en el rompimiento de unos criterios éticos

de actuar del administrador, ya que por a veces queda muy difícil comprobar o

sancionar el clientelismo, de allí que sea un tema más de reproche social, que se

puede agotar más en discusiones socio-jurídicas, que normativas.

En lo que corresponde precisamente a la discusión normativa del tema, se

encuentra que la compilación normativa que se logra a través del DUR era

fundamental para llevar a un mejor ejercicio de la contratación estatal, y con esta,

Page 25: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

el desarrollo y mejor logro del principio de la transparencia, como también la

creación de la Agencia Nacional de Contratación Pública –Colombia Compra

Eficiente–, que ha llevado a mejorar las condiciones de participación de los

contratistas, a su vez que la observancia por parte de los administrados, de la

transparente ejecución del presupuesto público.

En nota de concordancia con lo que ha sido el SECOP en sus dos versiones,

y recientemente la creación del Portal Colombia Compra Eficiente, se debe señalar

que esto ha permitido ampliar el espectro de participación de personas naturales y

jurídicas en la contratación estatal; antes, muchos de los procesos permanecían en

el conocimiento de un grupo cerrado de partícipes, que ya conocían el cómo y dónde

licitar u ofertar para el Estado, hoy, más empresas y personas se pueden adherir a

esta posibilidad, en la medida que todo aparece canalizado en la red.

Si bien todo lo anterior ha llevado a una mayor transparencia en la ejecución

contractual del Estado, situada al margen se encuentra la corrupción y el

clientelismo, sobre los cuales, se deja la reflexión de cierre: existe por lo expuesto

en el documento, un claro y cada vez más amplio diseño institucional que ha

permitido mejorar la transparencia, no obstante, los casos de corrupción siguen

apareciendo; quizá, es el momento de profundizar las acciones al respecto, en lo

que corresponde a las sanciones penales, fiscales y administrativas de quienes aún

bajo este escenario, incurren en actos de corrupción, ya que este, no es un tema

tanto de fisuras institucionales, sino de cultura y ética para con lo público.

A modo de propuesta hacia futuras investigaciones, aunque ya existen varios

documentos relacionados en la materia –valga señalar que no son mencionados por

desbordar el interés central del actual documento–, sería fundamental validar en

sobre los distintos tipos de contratos que celebra el Estado colombiano, cuáles son

los más dados a vulnerar los controles institucionales que se crean para evitar la

corrupción, si incide la tipología de entidad estatal, o la pertenencia a una rama del

poder en particular, entre otras variables; esto, con el fin de seguir avanzando en la

caracterización socio-jurídica y diseño de las pautas normativas, para mitigar el

mayor verdugo de la administración estatal: la corrupción.

Page 26: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

En esta vía, se debe por ejemplo ver el alcance del reciente Decreto

Presidencial 092 de 2017, que reglamenta la contratación del Estado con entidades

sin ánimo de lucro, toda vez, que en lo más reciente se ha formado en la opinión

pública la percepción tendiente a considerar que es por la vía de estas entidades,

que se están presentando las mayores acciones de corrupción institucional, en la

medida que hasta antes del Decreto citado, su régimen especial de acceso a la

contratación, facilitaba la corrupción administrativa. Se aclara, esta es una hipótesis

que bien merece ser desarrollada en la academia o centros de investigación

especializada, con el fin de brindar un acervo cualificado de decisión al poder

público, e informar a la ciudadanía.

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Jurisprudencia

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo. Sentencia 15324.

Sección tercera; C.P. Dr. Mauricio Fajardo Gómez, Agosto 29 de 2007

Consejo de Estado. Sala de Consulta y Servicio Civil. Consejero Ponente: Enrique

José Arboleda Perdomo. Bogotá, D.C., veinte (20) de mayo de 2010.

Radicación No. 1.992. 11001-03-06-000-2010-00034- 00

Consejo de Estado Sala de lo Contencioso Administrativo Sección tercera

Subsección C, Consejero Ponente: Jaime Orlando Santofimio Gamboa

Bogotá D.C, dieciséis (16) de marzo de dos mil quince (2015). Radicación:

52001-23-31-000-2003-00665-01 (32.797)

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,

Subsección C, C.P. Enrique Gil Botero, Radicación: 13001-23-31-000-1999-

00113-01, expediente: 25.804 de 26 de febrero de 2014

Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,

Subsección A, C.P. Carlos Alberto Zambrano Barrera, Radicación:

25000232600020020160601, expediente: 29.855 de 12 de noviembre de

2014

Corte Constitucional. Sentencia C-508 de 2002, Magistrado Ponente Alfredo Beltrán

Sierra.

Corte Constitucional. Sentencia C-259 de 2008. Magistrado Ponente Jaime

Córdoba Triviño.

Corte Constitucional. Sentencia C-862 de 2008. Magistrado Ponente Marco Gerardo

Monroy Cabra.

Corte Constitucional, Sentencia C-016 de 2013. Magistrado Ponente Gabriel

Eduardo Mendoza Martelo.

Page 30: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

Normatividad

Constitución Nacional de Colombia, 1991.

Ley 80 de 1993. Por la cual se expide el Estatuto General de Contratación de la

Administración Pública

Ley 489 de 1998. Por la cual se dictan normas sobre la organización y

funcionamiento de las entidades del orden nacional, se expiden las

disposiciones, principios y reglas generales para el ejercicio de las

atribuciones previstas en los numerales 15 y 16 del artículo 189 de la

Constitución Política y se dictan otras disposiciones

Ley 1150 de 2007. Por medio de la cual se introducen medidas para la eficiencia y

la transparencia en la ley 80 de 1993 y se dictan otras disposiciones

generales sobre la contratación con recursos públicos

Decreto 066 de 2008. Por el cual se reglamenta parcialmente la ley 1150 de 2007

sobre las modalidades de selección, publicidad y selección objetiva, y se

dictan otras disposiciones

Decreto 2474 de 2008. Por el cual se reglamentan parcialmente la ley 80 de 1993 y

la ley 1150 de 2007 sobre las modalidades de selección, publicidad, selección

objetiva, y se dictan otras disposiciones

Decreto 4881 de 2008. Por el cual se reglamenta parcialmente la ley 1150 de 2007

en relación con la verificación de las condiciones de los proponentes y su

acreditación para el Registro Único de Proponentes a cargo de las Cámaras

de Comercio y se dictan otras disposiciones.

Decreto 1464 de 2010. Por el cual se reglamenta parcialmente la ley 1150 de 2007

en relación con la verificación de las condiciones de los proponentes y su

acreditación para el registro único de proponentes a cargo de las cámaras de

comercio y se dictan otras disposiciones

Page 31: Normatividad y jurisprudencia sobre el principio de

Ley 1437 de 2011. Por la cual se expide el Código de Procedimiento Administrativo

y de lo Contencioso Administrativo

Ley 1474 de 2011. Por la cual se dictan normas orientadas a fortalecer los

mecanismos de prevención, investigación y sanción de actos de corrupción

y la efectividad del control de la gestión pública

Decreto Ley 4170 de 2011. Por el cual se crea la Agencia Nacional de Contratación

Pública –Colombia Compra Eficiente–, se determinan sus objetivos y

estructura

Ley 1450 de 2011. Por la cual se expide el Plan Nacional de Desarrollo, 2010-2014

Decretos 019 de 2012. Por el cual se dictan normas para suprimir o reformar

regulaciones, procedimientos y trámites innecesarios existentes en la

administración pública

Decreto 734 de 2012. Por el cual se reglamenta el Estatuto General de Contratación

de la Administración Pública y se dictan otras disposiciones

Decreto 1510 de 2013. Por el cual se reglamenta el sistema de compras y

contratación pública

Ley 1712 de 2014. Por medio de la cual se crea la ley de transparencia y del derecho

de acceso a la información pública nacional y se dictan otras disposiciones.

Procuraduría General de la Nación. Resolución 490 del 10 de Diciembre de 2008.

Por medio de la cual se crea el Sistema Integral de Prevención y se

establecen los principios y criterios correspondientes al ejercicio de la función

preventiva a cargo de la Procuraduría General de la Nación y se dictan otras

disposiciones. Bogotá D.C.