59
NOTAS SOBRE MIGRACIÓN INTERNACIONAL Y DESARROLLO: AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Y LA UNIÓN EUROPEA REUNIÓN DE ALTO NIVEL DE FUNCIONARIOS DE MIGRACIÓN DIÁLOGO COMPRENSIVO Y ESTRUCTURADO DE AMÉRICA Y EL CARIBE CON LA UNIÓN EUROPEA (ALC-UE) EN MATERIA DE MIGRACIONES (Bruselas, 25 de septiembre de 2009) Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL

NOTAS SOBRE MIGRACIÓN INTERNACIONAL Y … Internacional... · marco del Diálogo Comprensivo y Estructurado de América y el Caribe con la Unión Europea (ALC-UE) ... inmigrantes

  • Upload
    buithuy

  • View
    212

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

NOTAS SOBRE MIGRACIÓN INTERNACIONAL Y DESARROLLO:

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Y LA UNIÓN EUROPEA

REUNIÓN DE ALTO NIVEL DE FUNCIONARIOS DE MIGRACIÓN

DIÁLOGO COMPRENSIVO Y ESTRUCTURADO DE AMÉRICA Y EL CARIBE

CON LA UNIÓN EUROPEA (ALC-UE) EN MATERIA DE MIGRACIONES (Bruselas, 25 de septiembre de 2009)

Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL

2

Este documento fue preparado por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía - División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, para la Reunión de Alto Nivel de Funcionarios de Migración, a celebrarse en Bruselas, el 25 de septiembre de 2009, en el marco del Diálogo Comprensivo y Estructurado de América y el Caribe con la Unión Europea (ALC-UE) en materia de migración y desarrollo. Está basado en varios trabajos recientes de la Comisión que se han sintetizado y ligeramente reformulado. El presente documento no ha sido sometido a revisión editorial.

ÍNDICE

PRESENTACIÓN ..........................................................................................................................1 INTRODUCCIÓN..........................................................................................................................3 1. UNA BREVE RESEÑA AL CONTEXTO DE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

LATINOAMERICANA .........................................................................................................5 2. IMPACTOS DEMOGRÁFICOS DE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

LATINOAMERICANA .........................................................................................................7 A) INCREMENTO CONSIDERABLE ......................................................................................8 B) VIGENCIA DE LA MIGRACIÓN INTRARREGIONAL .......................................................10 C) AMPLIACIÓN Y DIVERSIFICACIÓN DE LA GEOGRAFÍA MIGRATORIA...........................12 D) ESPAÑA, SEGUNDO DESTINO DE LA EMIGRACIÓN REGIONAL.....................................13

3. VULNERABILIDAD SOCIAL Y ÉTNICA DE LOS MIGRANTES............................19 4. MIGRACIÓN DE MUJERES: HACIA LA VISIBILIDAD DE SUS APORTES ..........22

A) LAS TENDENCIAS DE LA MIGRACIÓN FEMENINA.........................................................22 5. LA MIGRACIÓN CALIFICADA: ENTRE PÉRDIDAS Y OPORTUNIDADES .......25

A) EL DEBATE SOBRE LAS PÉRDIDAS ...............................................................................25 B) PERSPECTIVAS Y OPORTUNIDADES DE LA MIGRACIÓN CALIFICADA...........................26

6. LAS REMESAS DE LOS MIGRANTES: DEBATES Y BUENAS PRÁCTICAS.........28 A) EL ESTUDIO DE LAS REMESAS Y UN DEBATE QUE SE ACLARA ....................................28 B) HACIA LAS BUENAS PRÁCTICAS EN UN CONTEXTO ESPECÍFICO..................................29

7. LOS EFECTOS DE LA CRISIS ECONÓMICA GLOBAL EN LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL: TEMAS POR DISCUTIR ...............................................................30

A) LAS VISIONES ALARMISTAS DE LA CRISIS NO SE CONDICEN CON LA REALIDAD ........31 B) REMESAS EN LA REGIÓN: DESACELERACIÓN PERO NO DESPLOME ............................36 C) MAYOR VULNERABILIDAD DE LOS TRABAJADORES MIGRANTES ..............................39

8. SOBRE LA GOBERNABILIDAD MIGRATORIA Y LAS BUENAS PRÁCTICAS EN EL TRATAMIENTO DE LOS RIESGOS Y LA VULNERABILIDAD DE LOS MIGRANTES ..................................................................41

A) LOS PROCESOS REGIONALES DE CONSULTA: SOSTENER LOS FOROS INTERGUBERNAMENTALES SOBRE MIGRACIÓN..........................................................41

B) EL ESTABLECIMIENTO DEL FORO IBEROAMERICANO SOBRE MIGRACIÓN Y DESARROLLO (FIBEMYD), UN ESPACIO DE DIÁLOGO ENTRE LA REGIÓN Y EUROPA44

C) PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS MIGRANTES: LA CONVENCIÓN ESPECÍFICA DE LAS NACIONES UNIDAS .....................................................................44

CONSIDERACIONES FINALES ..............................................................................................47 BIBLIOGRAFÍA ..........................................................................................................................50

1

PRESENTACIÓN

Este documento fue elaborado como marco de referencia conceptual y empírico para la Reunión de Alto Nivel de Funcionarios de Migración, a celebrarse en Ginebra el 25 de septiembre de 2009, en el marco del Diálogo Comprensivo y Estructurado de América y el Caribe con la Unión Europea (ALC-UE) en materia de migraciones. Sobre la base de trabajos previos1, en él se propone destacar someramente algunos rasgos salientes del contexto social, económico, político y cultural en que acontece la migración internacional latinoamericana, y sus relaciones y consecuencias sobre los procesos de desarrollo. Se trata de una perspectiva regional alentada por diversos trabajos realizados en América Latina y el Caribe en los que la CEPAL ha tenido protagonismo. Pasados los mayores signos de crisis y recesión económica, la migración internacional muestra inercias que aún hacen difíciles de evaluar los impactos sobre ella. En consecuencia, este documento va más allá de dichos impactos y persigue brindar una mirada de más largo plazo. Se da cuenta del fuerte incremento y los variados impactos demográficos de la migración internacional para los países de la región, así como de la diversificación de destinos de sus emigrantes, con especial atención a Europa. Estos son asuntos de preocupación creciente y, en tal sentido, destaca la vulnerabilidad que se observa entre muchos migrantes, habida cuenta de algunas de sus características. Al examinar las relaciones de la migración con el desarrollo, se analizan separadamente algunos aspectos seleccionados. Uno de ellos, la creciente participación de las mujeres en los flujos migratorios y la fuerte representación del servicio doméstico en su inserción laboral. La composición de la migración según el género obliga a la consignación de buenas prácticas. Otro tema abordado es la migración calificada y las pérdidas y oportunidades que entraña, reseñando las dificultades y las potencialidades de la circulación, del retorno y de la vinculación. Las remesas y sus impactos macroeconómicos y sociales es un tema examinado desde una óptica general, describiendo los desafíos y las prácticas que cabría discutir. La cuestión de la crisis económica global y su relación con las tendencias en los flujos, el retorno, las remesas, el clima antiinmigración y la vulnerabilidad de los migrantes, son temas obligados de analizar, en un contexto en el que los derechos humanos de los migrantes parecen quedar expuestos a mayores riesgos.

1 CEPAL (2008), “Migración Internacional y Desarrollo / Síntesis”. En SEGIB/OIM/CEPAL (2008) I Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo (FIBEMYD), Unidos por las Migraciones. Cuenca, Ecuador, abril de 2008; Martínez Jorge (ed.) (2008), América Latina y el Caribe: migración internacional, derechos humanos y desarrollo (LC/G.2358-P), Santiago de Chile, CEPAL/CELADE; CEPAL (2006), Migración internacional, derechos humanos y desarrollo (LC/W.98), CELADE - División de Población, Santiago de Chile; CEPAL (2006), Migración Internacional de latinoamericanos y caribeños. Características, retos y oportunidades. Documento de referencia elaborado en ocasión del Encuentro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo, organizado por la SEGIB, Madrid, julio de 2006, inédito; CEPAL/CELADE (2009), “Crisis financiera y migración internacional”, documento interno presentado en el Ciclo de charlas: retos y oportunidades de la crisis, 13 de agosto de 2009, Santiago de Chile, inédito.

2

El documento aborda también la urgencia de encarar las adversidades para los migrantes, aprovechando la experiencia de la región en materia de gobernabilidad migratoria y el importante acervo acumulado en el campo del diálogo y la cooperación multilateral a nivel regional y subregional, y tomando en cuenta la significativa adhesión a la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares. En cada tema tratado se realiza un examen de las necesidades y de las buenas prácticas existentes, procurando resaltar el papel del diálogo y la cooperación en el espacio ALC-UE, siempre desde una perspectiva latinoamericana y caribeña.

3

INTRODUCCIÓN La migración internacional ha tenido una presencia constante en la historia de los países de América Latina y el Caribe. Como resultado de su vinculación con el viejo mundo, desde los períodos de la colonia y la independencia y hasta mediados del siglo XX la región recibió inmigrantes de muchas regiones del mundo, especialmente de Europa, cuyo legado es actual y su presencia directa aún es notoria en varios países. Esos inmigrantes, fundamentalmente europeos del sur del viejo continente, dominaron la escena migratoria durante muchas décadas. América Latina y el Caribe fue además escenario del arribo de personas procedentes de otras subregiones de Europa. También llegaron poblaciones africanas, como producto del sistema de esclavitud vigente hasta el siglo XIX, asiáticos (principalmente chinos y japoneses y, más recientemente, coreanos) y, en cantidades menores, inmigrantes de otras procedencias (como el Medio Oriente). Es oportuno destacar que la migración internacional no es en modo alguno un hecho nuevo en los países. La inmigración hacia la región dejó huellas profundas en la economía, la cultura, las instituciones y la sociedad latinoamericana y caribeña. La CEPAL ha reiterado que, al mismo tiempo, ofreció oportunidades a quienes arribaron para desarrollar sus proyectos de vida, a veces decididamente apoyados por generosas legislaciones que les proveyeron un marco para el asentamiento. La recuperación económica de Europa, la mantención de vínculos con las antiguas metrópolis y la aparición de fuertes relaciones políticas, comerciales y económicas con los Estados Unidos, se conjugaron con las grandes transformaciones mundiales de la economía y su cristalización en los países de la región, trayendo consigo un vuelco notorio en los patrones migratorios de los últimos decenios, cuando se hizo patente que América Latina y el Caribe se había convertido en fuente de emigración. Avanzada la década de 2000, el panorama migratorio se ha complejizado y los numerosos asuntos asociados a la migración internacional se han transformado en temas claves de la agenda del desarrollo, tanto a nivel regional como en los contextos nacionales. La actual crisis económica global ha puesto en el centro de muchos debates a la migración internacional y se percibe una clara necesidad de dimensionar y evaluar adecuadamente los impactos que sobre ella acarrea. Desde una perspectiva regional, es imprescindible superar muchas incertidumbres asociadas a dichas discusiones y dar pie a la tendencia detectada con antelación a la crisis, que mostraba una efervescencia por profundizar estudios, definir acuerdos y diseñar políticas, aún en un marco de muchos desafíos e incertidumbres que amenazaban empobrecer el diálogo migratorio. En la llamada “era de la migración” (Castles y Miller, 2004), se asiste al reconocimiento que la migración entraña riesgos para las personas migrantes y oportunidades de desarrollo, al mismo tiempo que ofrece salidas al desempleo y a la falta de perspectivas de mejoramiento laboral, y encarna pérdidas de capital humano y social para los países. Sin duda, se trata de contrapuntos a veces marcados, pero no claramente debatidos ni conocidos de manera aceptable.

4

Simultáneamente, la vulneración de los derechos humanos de muchos migrantes, ya sea a lo largo de sus travesías, durante su inserción en las sociedades de destino o durante el proceso de repatriación, suele asumir características alarmantes, especialmente cuando afecta a mujeres y niños y, en general, a personas indocumentadas y víctimas de trata. No puede dejar de mencionarse que, en no pocos casos, los migrantes ya han enfrentado la vulneración de sus derechos en los países de origen, justamente un factor más de la migración internacional. La vulnerabilidad parece exacerbarse en algunos países a la luz de la actual crisis económica. En el caso de América Latina y el Caribe, la migración desde Europa —principalmente España— ha sido una realidad presente desde los tiempos de la colonia. La conquista de territorios en el nuevo mundo por parte del Imperio español gestó tempranos lazos históricos, culturales, sociales, comerciales, económicos y políticos, que no sólo han contribuido decisivamente en la formación de las sociedades, instituciones e identidades locales y nacionales, sino que también han generado, en contextos específicos, un flujo migratorio significativo que hoy se ha revertido.

5

1. UNA BREVE RESEÑA AL CONTEXTO DE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL LATINOAMERICANA

Para América Latina, la migración es un elemento estratégico del futuro de sus relaciones con el viejo continente. Esta afirmación tiene una muy especial validez en el marco iberoamericano, no solamente por la enorme expansión de la inmigración latinoamericana hacia España, sino también, como ha quedado de manifiesto en las actividades de la Conferencia Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, en ocasión de sus cumbres desde 2005, eventos en los que se confirió un importante énfasis a la migración internacional. El centro preferencial de atención ha sido entonces la migración desde América Latina hacia España. En tal contexto, los países señalan que se trata de un fenómeno multifacético, con grandes potencialidades para los países iberoamericanos, y se reconoce que debe ser objeto de diálogo y cooperación. Dando especificidad a este aserto, el tema central de la XVI Cumbre de Uruguay, en 2006, fue el de migración y desarrollo compartido, que sigue, además, a los acuerdos y conclusiones adoptados en el Encuentro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo, celebrado en Madrid en julio de 2006. Las contribuciones presentadas en el Encuentro sobre Migración y Desarrollo, y las conclusiones del debate (SEGIB, 2006), sirvieron de insumo para la XVI Cumbre de Montevideo. Fruto de esta Cumbre, el Compromiso de Montevideo sobre Migraciones y Desarrollo, suscrito por los Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad Iberoamericana, identifica un amplio repertorio de asuntos que requieren un tratamiento concertado entre los países iberoamericanos. Así, los Jefes de Estado y de Gobierno destacaron la necesidad de abordar las relaciones entre las migración y el desarrollo bajo una óptica integral, que propicie el reforzamiento de la cooperación bi y multilateral, principalmente en materia de remesas, gestión ordenada de los flujos migratorios, promoción y protección de los derechos humanos, prevención y combate a la trata de personas y al tráfico ilícito de migrantes, migración indocumentada, importancia del diálogo multilateral y participación de la sociedad civil. Además, los Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad decidieron “establecer y convocar, para el año 2008, un Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo (FIBEMYD), que constituirá un espacio de intercambio de buenas prácticas y coordinación para articular consensos y acciones compartidas por las naciones iberoamericanas en esas materias”. Dicho Foro y la adopción del Convenio Iberoamericano de Seguridad Social marcan sendos avances en el marco de los acuerdos y plan de acción de la Conferencia respectiva, emanados de las últimas Cumbres. El FIBEMYD se realizó en Cuenca, Ecuador, en abril de 2008, y contó con la participación de representantes de Gobiernos y Organizaciones Internacionales, académicos y expertos en migración y desarrollo, y representantes de redes de organizaciones de la sociedad civil. El objetivo general fue asegurar que el FIBEMYD constituya un espacio idóneo para el intercambio de buenas prácticas y

6

acciones compartidas en el ámbito de la migración y el desarrollo, y consolidar modalidades de cooperación que contribuyan a dar continuidad a la implementación y el seguimiento de los mandatos de la Declaración de Salamanca, del Compromiso de Montevideo sobre Migraciones y Desarrollo y del Programa de Acción de la Declaración de Santiago. Durante las deliberaciones se diseñó un Programa de Acción sobre migración que, de acuerdo con el Compromiso de Montevideo, dé cumplimiento al mandato establecido en la XVII Cumbre de Santiago; se debatieron numerosos asuntos y se avanzó en la construcción de una agenda iberoamericana sobre migración y desarrollo. Un elemento adicional fue la búsqueda de modalidades de coordinación, cooperación y convergencia entre el FIBEMYD y las instancias multilaterales de consulta en materia de migración y desarrollo. Un segundo Foro está previsto para realzarse en 2010 en El Salvador. Por su parte, el Convenio Iberoamericano de Seguridad Social está destinado a dar cobertura a los derechos adquiridos y en vías de adquisición para los trabajadores migrantes y sus familias en la región iberoamericana y fue suscrito por los 22 países miembros de la Conferencia durante la XVII Cumbre Iberoamericana, celebrada el 8 de noviembre de 2007 en Santiago de Chile. Con la firma del Convenio, se puso fin a la primera parte de un proceso que comenzó en la V Conferencia Iberoamericana de Ministros/Máximos Responsables de la Seguridad Social, celebrada en Segovia (España) en septiembre de 2005. El principal propósito del Convenio es la conservación de los derechos sociales de los trabajadores migrantes iberoamericanos, esto es, cualquier persona de la Comunidad Iberoamericana que aporte a los sistemas de seguridad social de diversos países del área podrá, mediante el Convenio, cobrar su pensión o tener cobertura social en el país que se jubile por el cómputo global de su cotización. Ello significa que, al final de su vida laboral, a ese trabajador migrante se le sumarán todos los años cotizados en cada uno de los países. Los beneficios del acuerdo se aplicarán a las prestaciones de invalidez, vejez, supervivencia, accidentes de trabajo y enfermedad. En cambio, quedan excluidas las prestaciones médicas, los regímenes no contributivos, la asistencia social y las prestaciones a favor de víctimas de guerras o sus consecuencias. Aunque ya fue aprobado por los jefes de Estado y de Gobierno en la Cumbre de Santiago, el Convenio seguía sometido a la ratificación en los diferentes parlamentos nacionales. Estos hechos marcan avances formales pues despiertan la progresiva sensibilización por temáticas antes invisibilizadas como la protección de los derechos de las personas migrantes y la discriminación que suelen sufrir muchas de ellas, al tiempo que se reconocen las fuertes relaciones con el desarrollo que conlleva la migración. Sin embargo, la actual crisis ha puesto de manifiesto el clima desfavorable a la inmigración en países desarrollados y se destaca que en algunos persisten millones de inmigrantes indocumentados, una mayoría de ellos, latinoamericanos. Todo lo anterior es prueba de la necesidad impostergable, continua y abierta de cooperación, acercamientos y negociaciones en torno a los asuntos de la migración y el desarrollo en los que se involucren los países de la región.

7

2. IMPACTOS DEMOGRÁFICOS DE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL LATINOAMERICANA

De acuerdo a los antecedentes de la División de Población de las Naciones Unidas, el número de migrantes internacionales aumentó a escala mundial en casi 100 millones de personas entre 1960 y 2000, año en que alcanzó a cerca de 180 millones. El mayor incremento se registró en la década de 1980, con una tasa del 4,3%. Sin embargo, el porcentaje de inmigrantes sobre la población del mundo se ha mantenido relativamente constante entre 1960 y el 2000, en 2,5% y 2,9%, respectivamente (véase el cuadro 1). En otros momentos de la historia —como en el período de auge del comercio que acompañó a la primera fase de la globalización— los migrantes llegaron a representar una proporción mucho mayor (CEPAL, 2002, 2006 y 2007). Del aumento total desde 1960 en adelante, un 78% ha correspondido a la migración hacia las regiones desarrolladas. Según las estimaciones preliminares más recientes de la misma División, en 2005 el total acumulado mundial se situaría en 190 millones de personas, dos tercios de las cuales (120 millones) se concentrarían en esas regiones, mientras que hacia 1960 dicha proporción era de un 42%. De lo anterior se puede concluir que el número de migrantes ha aumentado más rápidamente en las regiones desarrolladas, donde representan mayores porcentajes de las poblaciones receptoras, lo que ha ido acompañado de la incorporación de nuevos destinos, si bien sobresale una concentración creciente en los países más ricos del mundo, especialmente en los Estados Unidos (División de Población de las Naciones Unidas, 2005).

8

CUADRO 1 INDICADORES DEL TOTAL ACUMULADO DE LA MIGRACIÓN

INTERNACIONAL POR GRANDES REGIONESa, 1960-2000

Millones de personas (Totales acumulados)

Tasa de crecimiento de los totales acumulados

Relación migrantes/ población

(porcentajes)

Distribución por regiones (porcentajes)

Regiones

1960 1970 1980 1990 2000 1960-1970

1970-1980

1980-1990

1990-2000 1960 2000 1960 2000

Mundo 75,9 81,5 99,8 154,0 174,9 0,7 2,0 4,3 1,3 2,5 2,9 100,0 100,0

Desarrolla-das 32,1 38,3 47,7 89,7 110,3 1,8 2,2 6,3 2,1 3,4 8,7 42,3 63,1

En desarrollo 43,8 43,2 52,1 64,3 64,6 -0,1 1,8 2,1 0,0 2,1 1,3 57,7 36,9

África 9,0 9,9 14,1 16,2 16,3 0,9 3,6 1,4 0,0 3,2 2,0 11,8 9,3 Asia b 29,3 28,1 32,3 41,8 43,8 -0,4 1,4 2,6 0,5 1,8 1,2 38,6 25,0 América Latina y el Caribe

6,0 5,8 6,1 7,0 5,9 -0,5 0,7 1,3 -1,7 2,8 1,1 8,0 3,4

América del Norte 12,5 13,0 18,1 27,6 40,8 0,4 3,3 4,2 3,9 6,1 12,9 16,5 23,3

Oceanía 2,1 3,0 3,8 4,8 5,8 3,5 2,1 2,3 2,1 13,4 18,8 2,8 3,3 Ex URSS/ Fed. de Rusia

2,9 3,1 3,3 30,3 29,5 0,5 0,5 22,3 -0,3 1,4 10,2 3,9 16,8

Fuente: Naciones Unidas, World Economic and Social Survey 2004: International Migration (ST/ESA/291/Add.1), Nueva York, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, 2004. a La información presentada incluye una estimación de personas refugiadas, que se añade a los totales migratorios

acumulados de cada región. b Se excluyen Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán. c Se excluyen Bielorrusia, Estonia, Latvia, Lituania, República de Moldava, Federación de Rusia y Ucrania.

a) Incremento considerable Uno de los grandes obstáculos para reunir conocimientos sobre las tendencias y patrones migratorios, tanto en América Latina como en el mundo, es la insuficiente disponibilidad de datos. El CELADE – División de Población de la CEPAL ha subrayado reiteradamente que la falta de información adecuada, oportuna y relevante conspira, además, contra la posibilidad de diseñar políticas y acuerdos encaminados a lograr la gobernabilidad migratoria, problema que se ha ido enfrentando parcialmente en los países de la región a través de iniciativas destinadas a crear sistemas de información sobre flujos y totales acumulados en Centroamérica y en los países andinos, así como una diversidad de otras iniciativas encaminadas a crear observatorios de amplios aspectos de la migración, que comprenden desde la situación de los derechos humanos, hasta la existencia de normativas y políticas. En varias iniciativas se advierte una dispersión temática que es urgente ordenar, aunque también hay un apego a fuentes de información relevantes como los censos de población. Según los datos censales sobre totales migratorios acumulados de los que dispone el CELADE – División de Población de la CEPAL hasta comienzos de la actual década, en los últimos años el número de migrantes latinoamericanos y caribeños ha experimentado un incremento considerable, habiendo alcanzado un total estimado de más de 21 millones de personas hacia alrededor del año 2000. Antecedentes fragmentarios de otras fuentes

9

permiten situar la cifra en casi 26 millones hacia 2005, que probablemente se estabilizó desde entonces. Los migrantes latinoamericanos y caribeños constituyen una proporción superior al 13% de los migrantes internacionales en el mundo, porcentaje que supera a la proporción de la población de América Latina y el Caribe sobre la población mundial, que alcanza a cerca del 9%. Sin considerar cifras sobre movilidad temporal u otras formas que no implican traslados fuera del país de residencia, su número equivale a la población de un país de la región de tamaño intermedio. Con la información de los propios países de la región, a comienzos de la actual década se hace patente la pérdida de su carácter atractivo conjunto, puesto que las cifras de los inmigrantes a estos países representan, en promedio, un 1% de la población de América Latina y el Caribe, mientras que los emigrantes constituyen cerca de un 4%. Es decir, por cada inmigrante, hay cuatro emigrados. Tras este comportamiento regional, se observa un heterogéneo cuadro entre subregiones y países, con excepciones importantes al promedio, entre las que cabe destacar los casos de Argentina, Costa Rica y República Bolivariana de Venezuela. En estos países, el porcentaje de inmigrantes sobre la población nacional alcanza los más altos niveles (aunque por debajo del 10%), y son más elevados aún en Belice y algunos estados insulares del Caribe (véanse el gráfico 1 y el cuadro 2).

GRÁFICO 1 AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: PORCENTAJES DE INMIGRANTES Y EMIGRADOS SOBRE LAS POBLACIONES NACIONALES EN SUBREGIONES Y PAÍSES, CIRCA 2000

02468

1012141618

Cono Sur México Región Andina IstmoCentroamericano

Caribe

Inmigrantes Emigrados

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL, Proyecto Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA). En cuanto a la información sobre emigrados (cerca del 4% de la población regional, lo que corresponde a una estimación mínima hacia 2000), se puede observar que el número más cuantioso corresponde a México, seguido del conjunto de los países de la Comunidad del Caribe y de Colombia, que exceden holgadamente el millón de personas

10

en cada caso. Otros nueve países de América Latina superan el medio millón, y solamente uno no alcanza a las 100.000 personas (véase el cuadro 2). Las cifras acusan una considerable presencia de latinoamericanos y caribeños fuera de sus países de origen, a pesar de que en términos relativos sus repercusiones sobre las respectivas poblaciones nacionales son variadas: en América Latina los porcentajes más altos (entre 8 y 15%) corresponden a Cuba, El Salvador, México, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay, aunque en muchas naciones caribeñas más de un 20% de la población se encuentra en el exterior. Los antecedentes presentados permiten señalar que, desde la segunda mitad del siglo XX, tres grandes patrones han dominado las tendencias migratorias (Villa y Martínez, 2004). El primero de ellos corresponde a la inmigración de ultramar, originada principalmente en el viejo mundo. Hacia 2000 su total acumulado era de 1,9 millones, número que corresponde a poco más de un 40% de los inmigrantes. El segundo resulta del intercambio de personas entre los propios países de la región (cerca de un 60% de los inmigrantes), teniendo especial peso la migración limítrofe. Finalmente, el tercer patrón es el de la emigración hacia el exterior de América Latina y el Caribe, cuya creciente intensidad ha ido acompañada de la diversificación y ampliación de destinos y de la incorporación de la totalidad de los países en los desplazamientos. Estos patrones coexisten, aunque la importancia cuantitativa del primero ha ido decreciendo con el transcurso del tiempo (Pellegrino, 2000; Villa y Martínez, 2004).

b)Vigencia de la migración intrarregional La migración intrarregional sigue la trayectoria de las distintas etapas del desarrollo de los países de América Latina y el Caribe, tal como lo hizo la migración interna en las pasadas décadas. En 2000, las personas oriundas de la región representaron más del 60% del total de los inmigrantes registrados, y el total acumulado ese año, estimado en 3 millones de personas, fue el más alto que se haya verificado en la historia. En contraste con la década de 1980, durante los años noventa se registró una recuperación de la movilidad dentro de la región, y es posible que en el decenio de 2000 se mantenga tal tendencia. Los principales países de destino aún son Argentina, Costa Rica y República Bolivariana de Venezuela, pero se han detectado algunas señales de cambio, ya que hay países que combinan su condición de receptores con la de emisores, de tránsito y retorno (a los ejemplos de varios Estados insulares del Caribe se suman los de Centroamérica y algunos del Cono Sur). Una de las características distintivas de este flujo es que se trata fundamentalmente de movimientos entre países fronterizos o geográficamente cercanos, en especial, hacia aquellos con mayor número de inmigrantes. Si bien en algunos de ellos este número se estabilizó (los casos de Argentina y República Bolivariana de Venezuela), aumentó significativamente en Costa Rica y, sobre todo, en Chile, donde se produjo un incremento destacable (Martínez, 2003). En la composición del conjunto de los inmigrantes regionales tienden a predominar las mujeres (véase el cuadro 3).

11

En el Caribe, la migración entre países y territorios de la subregión puede caracterizarse de muchas formas en función de su complejidad, pero destacan, a grandes rasgos, el movimiento de haitianos hacia República Dominicana y los desplazamientos entre países de la CARICOM —que en algunos casos llegan a alcanzar proporciones importantes de las poblaciones nacionales—; la intensa modalidad circular, que también implica el retorno por etapas a los países de origen, y la combinación de elementos de emigración, recepción y tránsito presente en casi todos los casos.

CUADRO 2 AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: INMIGRANTES Y EMIGRADOS

CON RESPECTO A LA POBLACIÓN TOTAL, POR PAÍSES DE RESIDENCIA Y DE NACIMIENTO, CIRCA 2000

(Estimaciones mínimas en miles de personas y en porcentajes) Inmigrantes Emigrados

País Población total Número Porcentaje de

población país Número Porcentaje de población país

Total regióna 523 463 6 001 1,1 21 381 3,8 América Latina 511 681 5 148 1,0 19 549 3,5 Argentina 36 784 1 531 4,2 507 1,4Bolivia 8 428 95 1,1 346 4,1Brasil 174 719 683 0,4 730 0,4Chile 15 398 195 1,3 453 2,9Colombia 42 321 66 0,2 1 441 3,4Costa Rica 3 925 296 7,5 86 2,2Cuba 11 199 82 0,7 973 8,7Ecuador 12 299 104 0,8 585 4,8El Salvador 6 276 19 0,3 911 14,5Guatemala 11 225 49 0,4 532 4,7Haití 8 357 26 0,3 534 6,4Honduras 6 485 27 0,4 304 4,7México 98 881 519 0,5 9 277 9,4Nicaragua 4 957 20 0,4 477 9,6Panamá 2 948 86 2,9 124 4,2Paraguay 5 496 171 3,1 368 6,7Perú 25 939 23 0,1 634 2,4Rep. Dominicana 8 396 96 1,1 782 9,3Uruguay 3 337 46 1,4 278 8,3Venezuela (Rep. Bolivariana de) 24 311 1 014 4,2 207 0,9

Caribe 11 782 853 1,9 1 832 15,5 Antillas Neerlandesas 215 55 25,6 118 54,9Bahamas 303 30 9,9 28 9,2Barbados 267 25 9,4 68 25,5Belice 240 17 7,1 43 17,9Dominica 78 4 5,1 8 10,3Granada 81 8 9,9 56 69,1Guadalupe 428 83 19,4 2 0,5Guyana 759 2 0,3 311 41,0Guayana Francesa 164 … 1 0,6Jamaica 2 580 13 0,5 680 26,4Martinica 386 54 14,0 1 0,3Puerto Rico 3 816 383 10,0 6 0,2Santa Lucía 146 8 5,5 22 15,1Suriname 425 6 1,4 186 43,8Trinidad y Tabago 1 289 41 3,2 203 15,7Otros b 605 124 20,5 99 16,4

12

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL, Proyecto Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA); Cuba, Haití y el Caribe: División de Población de las Naciones Unidas. Nota: los datos de inmigrantes en Colombia, El Salvador, Nicaragua, Perú y Uruguay corresponden a los censos de 1990. a En los casos de Cuba, Haití y el Caribe, las cifras provienen de la División de Población de las Naciones Unidas. b Comprende Anguila, Antigua y Barbuda, Aruba, Bermuda, Islas Caimán, Turcos y Caicos, Islas Vírgenes Británicas

y de los Estados Unidos, Montserrat, Saint Kitts y Nevis y San Vicente y las Granadinas. Las estimaciones de emigrantes son mínimas, ya que consignan un número limitado de países de Europa y Oceanía.

CUADRO 3

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: TOTALES ACUMULADOS DE POBLACIÓN NACIDA EN EL EXTRANJERO, SEGÚN PAÍSES DE RESIDENCIA Y SEXO, CIRCA 2000

Total nacidos en el extranjero Nacidos en América Latina y el Caribe País de residencia Ambos sexos Hombres Mujeres IM a Ambos sexos Hombres Mujeres IM a

Argentina 1 531 940 699 555 832 385 84,0 1 041 117 477 985 563 132 84,9 Belice 34 279 17 517 16 762 104,5 29 305 14 804 14 501 102,1 Bolivia 95 764 49 299 46 465 106,1 76 380 38 853 37 527 103,5 Brasil 683 769 365 915 317 854 115,1 144 470 78 800 65 670 120,0 Chile 195 320 94 677 100 643 94,1 139 082 64 693 74 389 87,0 Costa Rica 296 461 149 495 146 966 101,7 272 591 136 055 136 536 99,6 Ecuador 104 130 52 495 51 635 101,7 74 363 36 569 37 794 96,8 Guatemala 49 554 22 180 27 374 81,0 39 515 16 891 22 624 74,7 Honduras 27 976 14 343 13 633 105,2 20 097 9 915 10 182 97,4 México 519 707 261 597 258 110 101,4 91 057 43 071 47 986 89,8 Panamá 86 014 43 719 43 264 101,1 53 322 25 259 28 063 90,0 Paraguay 171 922 89 453 82 469 108,5 158 276 81 901 76 375 107,2 Rep. Dominicana 96 233 58 069 38 164 152,2 79 494 48 303 31 191 154,9 Venezuela (Rep. Bol. de) 1 014 318 508 958 505 360 100,7 752 819 363 115 389 704 93,2

Total países 4 907 387 2 427 272 2 481 084 97,8 2 971 888 1 436 214 1 535 674 93,5

Fuente:Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL, Proyecto Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA). a IM = índice de masculinidad.

c) Ampliación y diversificación de la geografía migratoria En términos geográficos, los destinos de los flujos migratorios se han ido ampliando y diversificando de manera progresiva. Los diversos factores de expulsión, la demanda de trabajadores especializados, la expansión de los medios de comunicación y transporte, y la intensificación de las redes sociales (que en algunos casos se unen a los vínculos históricos), explican, en buena medida, que durante los años noventa y el primer quinquenio de la década de 2000 hayan ido adquiriendo importancia cuantitativa los flujos de latinoamericanos hacia Europa —en particular a España—, a Japón y a Canadá. Los migrantes de la región también tienen una presencia significativa en otros países de Europa (como los sudamericanos en Italia, Francia y Portugal), así como en Australia e Israel (chilenos y argentinos). Según las estimaciones hacia alrededor de 2000, un total cercano a los 3 millones de latinoamericanos y caribeños se encuentra fuera de la región en países distintos de los Estados Unidos.

13

Desde hace décadas, los Estados Unidos han sido el destino preferente para la mayoría de los emigrantes latinoamericanos y caribeños, aunque con importantes y crecientes excepciones de acuerdo a los comportamientos de años recientes. De todos modos, los inmigrantes en este país representan, aproximadamente, tres cuartas partes del total de los migrantes de la región, unos 19,3 millones de personas hacia 2005, cifra que, a su vez, equivale a más de la mitad del total acumulado de inmigrantes en los Estados Unidos.

d) España, segundo destino de la emigración regional Ya se ha hecho un lugar común en la agenda pública y en los debates sobre migración internacional describir a España como el segundo destino de la migración regional, a la luz de las evidencias disponibles y de las numerosas alusiones que, en diversos círculos de opinión de los países de la región, se hacen con cada vez más frecuencia. Muchos son los factores asociados, destacando los vínculos históricos, familiares, culturales y lingüísticos iberoamericanos, que han operado en un espacio de disímiles performances económicas (Ruiz, 2008). Las personas nacidas en países de América Latina captadas por los censos de población pasaron de 210.000 en 1991 a 840.000 en 2001 (véase el cuadro 4). Según los datos del Padrón Municipal de Habitantes, una fuente importante para conocer antecedentes básicos de los inmigrantes, en enero del 2004, por ejemplo, había casi 1.6 millones de personas nacidas en algún país latinoamericano, y tal cifra se había empinado a poco más de 2.4 millones a comienzos de 2009 (véase el cuadro 5). Se trata de un contingente que ha crecido de manera constante y que en su conjunto constituye casi la mitad de las entradas de extranjeros desde el año 2000 (Domingo, 2004), además de llegar a representar casi el 40% de los extranjeros en el país, lo cual explica que España sea hoy el segundo destino de la emigración regional. Sin embargo, este aumento ha sido acompañado de distintas etapas en la llegada de inmigrantes según países de procedencia desde mediados de los años setenta. Vono y Domingo (2007) distinguen, a grandes rasgos, cuatro períodos: 1) entre 1975-1991, cuando los principales flujos correspondían a los ciudadanos argentinos, chilenos y uruguayos que huían de los regímenes dictatoriales que a mediados de los años setenta se instauraron en sus países; 2) entre 1992-1999, cuando peruanos y dominicanos encabezaron las migraciones económicas, claramente feminizadas; 3) entre 2000-2005, cuando ocurrió la gran aceleración de la migración iberoamericana con destino a España, protagonizada principalmente por ecuatorianos y colombianos; y, 4) a partir de 2006, cuando nuevos flujos, como los de bolivianos y brasileños, desbancan a los anteriores de las primeras posiciones. Es singular el hecho que durante todo este tiempo las migraciones de españoles, ya sea antiguos migrantes de retorno, sus descendientes que nunca perdieron la nacionalidad, o los que la obtuvieron más tarde, han estado siempre presentes. Hasta 1999 fueron la

14

primera nacionalidad de flujos procedentes de la región, y en 2006 ocupaban la cuarta posición entre las entradas anuales de flujos procedentes de América Latina (Vono y Domingo, 2008). Se ha mencionado reiteradamente que la migración de latinoamericanos a España (al menos antes de la crisis) ha tenido la especificidad de presentar una modalidad de retorno diferido generacionalmente: la inmigración se ha beneficiado en parte de las medidas que alientan, para algunas personas, la posibilidad de recuperar la ciudadanía de origen de sus antepasados, que emigraron hacia América Latina entre fines del siglo XIX y las postrimerías de la primera mitad del XX. Esta situación también se vincula con la posibilidad otorgada por la legislación española a los nacionales de países iberoamericanos para obtener la nacionalidad por residencia —legal e ininterrumpida— en un período de dos años (véase el gráfico 2).

GRÁFICO 2

ESPAÑA: NÚMERO DE CONCESIONES ANUALES DE NACIONALIDAD POR RESIDENCIA, SEGÚN REGIÓN DE NACIONALIDAD, 1996-2005

0

10

20

30

40

50

60

70

80

1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

Años

Por

cent

aje

América Latina África Asia Europa comunitaria Resto de Europa Otros

Fuente: Anuarios Estadísticos de Extranjería, 1996-2005.

Una minoría de la inmigración latinoamericana a España se asocia directamente al reconocimiento de ciudadanía; en promedio, casi una quinta parte de los latinoamericanos tiene la nacionalidad española. No obstante, en varios grupos las proporciones alcanzan a cerca de un 30% o más (destacando los venezolanos, los mexicanos y los cubanos) (véase el cuadro 5). Lo importante es que los latinoamericanos lideran el número de nacionalizaciones concedidas por el gobierno español, además de ser los más beneficiados por los procesos de regularización y normalización, lo que refleja un esfuerzo por integrarlos (CEPAL, 2006). Pese a las diversas iniciativas para la regularización, hasta hace unos años se observaba un aumento del número de latinoamericanos “sin papeles” en España. Una estimación que surge del cotejo entre las personas registradas en el Padrón Continuo de Habitantes y

15

el número de Permisos de Residencia otorgados por el Ministerio del Interior muestra que, hacia 1999, el 4% del total de extranjeros en España no estaba documentado. En el 2000 hubo un cambio en el escenario, y esa proporción subió al 15% (Izquierdo, 2004). Entre los latinoamericanos, el porcentaje de indocumentados en 2001 alcanzaba al 32%, y en 2004 a alrededor del 51%.2 Los extranjeros en situación irregular que más abundaban hasta esta última fecha eran los nacidos en América Latina (Izquierdo, 2004).

CUADRO 4 ESPAÑA: TOTALES ACUMULADOS DE NACIONALES LATINOAMERICANOS

Y CARIBEÑOS RESIDENTES, SEGÚN PAÍSES DE NACIMIENTO Y SEXO, 1991 Y 2001

Ambos sexos Hombres Mujeres IM aPaís de nacimiento 1991 2001 1991 2001 1991 2001 1991 2001 Mesoamérica 49 960 131 383 20 875 50 467 29 085 80 916 71,8 62,4

Cuba 24 059 50 753 10 659 22 185 13 400 28 568 79,5 77,7 El Salvador ... 2 754 ... 1 014 ... 1 740 58,3 Honduras ... 3 498 ... 1 212 ... 2 286 53,0 México 11 776 20 943 4 980 8 899 6 796 12 044 73,3 73,9 Rep. Dominicana 7 080 44 088 2 331 13 264 4 749 30 824 49,1 43,0 Otros 7 045 9 347 2 905 3 893 4 140 5 454 70,2 71,4

América del Sur 160 499 708 721 75 185 324 943 85 314 383 778 88,1 84,7

Argentina 53 837 103 831 25 486 51 690 28 351 52 141 89,9 99,1 Bolivia … 13 184 … 5 987 … 7 197 83,2 Brasil 13 673 33 196 6 048 12 224 7 625 20 972 79,3 58,3 Colombia … 174 405 … 73 099 … 101 306 72,2 Chile … 18 083 … 8 468 … 9 615 88,1 Ecuador … 218 351 … 106 601 … 111 750 95,4 Paraguay … 2 113 … 822 … 1 291 63,7 Perú … 53 621 … 22 164 … 31 457 70,5 Venezuela (Rep. Bolivariana de) 42 344 67 150 20 116 31 526 22 228 35 624 90,5 88,5 Uruguay … 24 626 … 12 291 … 12 335 99,6 Otros 50 645 161 23 535 71 27 110 90 86,8 78,9

Total región 210 459 840 104 96 060 375 410 114 399 464 694 84,0 80,8

Fuente: Instituto Nacional de Estadística de España (www.ine.es). a IM = índice de masculinidad.

2 Elaboración propia a partir de los datos disponibles en ‹www.ine.es›. Las cifras de los Padrones

Municipales fueron calculadas para las personas nacidas en América Latina y con nacionalidad de alguno de los países de la región.

16

CUADRO 5 ESPAÑA: STOCKS DE INMIGRANTES IBEROAMERICANOS, SEGÚN PAÍS

DE NACIMIENTO, NACIONALIDAD Y SEXO, 2009

País de nacimiento Total Nacionalidad española

Nacionalidad extranjera

Ambos sexos

Índice de masculinidad

Porcentaje de españoles

Total nacidos en el extranjero 6 418 100 1 126 125 5 291 975 108,5 15,5

Total nacidos en Iberoamérica 2 558 218 586 118 1 972 100 87,0 22,9

Total nacidos en América Latina 2 410 520 563 349 1 847 171 83,9 23,4

Portugal 147 698 22 769 124 929 155,3 15,4 Argentina 293 227 99 481 193 746 107,2 33,9 Bolivia 226 033 5 883 220 150 76,9 2,6 Brasil 152 239 24 392 127 847 68,8 16,0 Chile 67 827 18 931 48 896 97,9 27,9 Colombia 354 869 62 121 292 748 77,4 17,5 Cuba 99 783 43 519 56 264 82,4 43,6 Ecuador 471 425 69 337 402 088 94,8 14,7 México 45 156 19 758 25 398 77,6 43,8 Paraguay 81 589 2 119 79 470 53,6 2,6 Perú 186 060 47 505 138 555 91,1 25,5 República Dominicana 128 382 42 732 85 650 61,8 33,3 Uruguay 88 918 27 149 61 769 104,6 30,5 Venezuela (Rep. Bolivariana de) 151 008 86 766 64 242 87,6 57,5 Otros Iberoamérica 64 004 13 656 50 348 56,6 21,3

Fuente: Padrón Municipal Continuo de Habitantes, 1 de enero de 2009, INE España. Considerados según país de nacimiento, los latinoamericanos que más abundan son los ecuatorianos, colombianos y argentinos, observándose un crecimiento en casi todos los grupos, y muy llamativos incrementos absolutos entre los bolivianos y paraguayos. El mismo cuadro revela que la inmigración latinoamericana en España todavía tiene un alto componente femenino, manteniendo la idea según la cual este fenómeno ha sido tradicionalmente encabezado por las mujeres, aunque se ha mencionado que en los últimos años se habría observado una tendencia hacia la masculinización del total y la entrada de significativos contingentes de menores de edad, lo que indica un aumento de las migraciones por reagrupación familiar, principalmente entre los flujos más antiguos (Vono y Domingo, 2007). El protagonismo de las mujeres en la migración regional hacia España tiene estrecha relación con la existencia de una demanda de mano de obra inmigrante en nichos laborales tradicionalmente feminizados, como el servicio doméstico y el cuidado de ancianos (Martínez Buján, 2003; Pérez, 2004). Más del 40% de las mujeres inmigrantes trabaja en el servicio doméstico, mientras que los hombres laboran en mayor medida en la construcción (un tercio de los ocupados), la industria y la agricultura (véase el gráfico 3).

17

GRÁFICO 3 ESPAÑA: DISTRIBUCIÓN RELATIVA DE LOS NACIONALES LATINOAMERICANOS

OCUPADOS, SEGÚN SECTOR DE ACTIVIDAD Y SEXO, 2001

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

45%

Agricultura, ganadería y pescaIndustria

Construcción

Comercio

Hostelería

Transporte

Finanzas e inmobiliarías

Administración pública

Educación y salud

Servicios comunitarios

Trabajo doméstico

Hombres Mujeres

Fuente: Andreu Domingo y Rosana Martínez, La población latinoamericana censada en España en 2001: un retrato sociodemográfico, inédito, 2005, sobre la base de datos del Censo de Población y Vivienda de 2001.

18

RECUADRO 1

LA INMIGRACIÓN ESPAÑOLA HACIA AMÉRICA LATINA Primero se trató del arribo de españoles a varios países de la región, etapa que se extendió hasta la primera mitad del siglo XX. Entre 1850 y 1950, España experimentó una fuerte emigración hacia el continente americano: cerca de 3,5 millones de españoles migraron hacia el sur (Gil Araújo, 2004), como producto de las crisis generalizadas en algunas regiones del país. Los migrantes provinieron principalmente de Andalucía, Galicia, Euskadi —País Vasco— y Cataluña. Al mismo tiempo, encontraron ventajas directas e indirectas ofrecidas por los gobiernos de la región, los que buscaban promover la inmigración europea para los procesos de colonización de tierras, industrialización y urbanización. Como antecedente directo de esta inmigración, los datos censales disponibles en los países latinoamericanos muestran que, alrededor de 2000, cerca de 300 mil naturales de España residían en países de la región. Se trata de un stock compuesto por una leve primacía femenina —influido por los stocks en Argentina—, y cuya representación se cuenta en algunos países entre las primeras mayorías de personas nacidas en el extranjero. Si se contabilizaran los descendientes generacionales, la cifra podría elevarse sustancialmente, lo que ha hecho emplear la figura según la cual por cada dos españoles emigrados hay un inmigrante latinoamericano en España (Agrela, 2002). Los españoles en América Latina tienden a concentrarse en cuatro países: Argentina (con una marcada presencia femenina), República Bolivariana de Venezuela, Brasil y México. Son una población con elevados índices de envejecimiento, pues los adultos mayores representan casi el 60% del total.

América Latina: personas nacidas en España, por sexo y porcentaje de personas con 60 años y más, circa 2000

País de residencia Fecha censal

Ambos sexos Hombres Mujeres IM % 60 años

y más Argentina 2001 134 417 57 817 76 600 75,5 63.9 Bolivia 2001 1 671 829 842 98,5 33.1 Brasil 2000 43 604 23 535 20 068 117,3 63.5 Chile 2002 9 531 4 990 4 541 109,9 44.4 Costa Rica 2000 1 623 917 706 129,9 34,9 Ecuador 2001 3 099 1 579 1 520 103,9 27,5 Guatemala 2002 864 490 374 131,0 41,2 Honduras 2001 374 208 166 125,3 25,9 México 2000 21 309 11 715 9 594 122,1 45,2 Panamá 2000 2 468 1 533 935 164,0 33,3 Paraguay 2002 979 566 413 137,0 33.7 Rep. Dominicana 2002 2 430 1 520 910 167,0 37.3 Venezuela (R. B. de) 2001 76 654 40 491 36 163 112,0 57,6 Total A. Latina 2000 298 965 146 190 152 775 95,6 58,9

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL, Proyecto Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA).

19

3. VULNERABILIDAD SOCIAL Y ÉTNICA DE LOS MIGRANTES

Existe un consenso general sobre la contribución potencial del trabajo de los migrantes al crecimiento y desarrollo de los países de origen y destino. En los países de origen el beneficio se traduce, por ejemplo, en el envío de remesas, en las transferencias de capital, conocimiento y tecnología. Sin embargo, estos aportes contrastan con las pérdidas que puede representar la emigración —de recursos humanos calificados en algunos países, por ejemplo—, y los riesgos de diverso cuño que, en el actual contexto, caracterizan la migración internacional. Esta realidad es tal debido a la heterogeneidad en las características de la migración contemporánea y es indicativa de sus complejas relaciones con las múltiples facetas del desarrollo, palmariamente presentes en América Latina y el Caribe. Por ejemplo, la migración internacional de latinoamericanos y caribeños, particularmente en el contexto antes descrito, se distingue por la creciente participación de las mujeres y su mayoría porcentual en numerosos flujos, sobre todo en los más recientes. Estas tendencias se identifican nítidamente en varias corrientes intrarregionales, en las de sudamericanos hacia los Estados Unidos y Canadá, y especialmente en las dirigidas a Europa. La composición de los flujos según género tiene una estrecha relación con el grado de complementariedad entre los mercados de trabajo de los países, la demanda laboral en actividades de servicios, los efectos de las redes migratorias y las modalidades de la reunificación familiar. Una distinción relevante es el alto porcentaje de migrantes ocupadas como trabajadoras del hogar. En España, más del 40% de las nacidas en países latinoamericanos, económicamente activas y mayores de 16 años, está ocupado en el servicio doméstico. Estos hechos alientan la hipótesis según la cual se ha generado un mercado transnacional de mano de obra constituido por redes de mujeres que prestan servicios de trabajo doméstico y desempeñan otras ocupaciones, indicando que el mercado de trabajo, para suplir su demanda de mano de obra flexible y barata, hace uso de identidades laborales construidas a partir de las relaciones de género. En términos del perfil educativo, y a manera de ejemplo, en España los inmigrantes latinoamericanos con nivel educativo terciario representan, en el conjunto regional, una menor proporción que la población nativa de España con esa característica. Ecuador, Colombia y Bolivia tienen las proporciones más bajas entre sus inmigrantes, mientras las personas nacidas en Cuba, República Bolivariana de Venezuela, Chile y Argentina superan la proporción de españoles con estudios terciarios (véase el gráfico 4).

20

GRÁFICO 4 ESPAÑA: NIVEL EDUCATIVO TERCIARIO ESTANDARIZADO (ESPAÑA=1)

DE LOS EXTRANJEROS ENTRE 16 Y 54 AÑOS, POR PAÍS DE NACIONALIDAD, 2001

0

0,5

1

1,5

2

2,5

América

Latin

a

Argenti

na

Bolivia

Brasil

Colombia

Cuba

Chile

Ecuad

orPerú

Venez

uela

Hombres Mujeres

Fuente: INE, Censo de Población y Vivienda de 2001. Por otra parte, en términos comparativos, la región se distingue por el carácter laboral de su emigración: como prueba palpable, en los dos principales países de destino extrarregionales las tasas de actividad de los migrantes superan a la de la población en el país de origen, especialmente en el caso de las mujeres (véase el gráfico 5). La demanda por trabajadores migrantes en países desarrollados aumenta, no sólo en labores que requieren poca capacitación —como la agricultura, los servicios de limpieza y manutención, la construcción, el servicio doméstico y el cuidado de la salud—, sino también para puestos que requieren gran especialización. Teniendo en cuenta los altos índices de indocumentación, se desprende que muchos migrantes trabajan en condiciones precarias y sin protección en la economía informal.

21

GRÁFICO 5 TASAS DE ACTIVIDAD ECONÓMICA DE MUJERES NACIDAS EN PAÍSES DE AMÉRICA

LATINA, NATIVAS, EN LOS ESTADOS UNIDOS Y ESPAÑA, CIRCA 2000

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

México

El Salv

ador

Hondu

rasCub

a

Rep. D

omini

cana

Argenti

na

Bolivia

Brasil

Chile

Colombia

Ecuad

orPerú

Urugua

y

Venez

uela

Estados Unidos España Nativos

Fuente: Current Population Survey, 2002; Censo Nacional de Población de España, 2001 y Badeinso, CEPAL, 2000, a partir de estimaciones de OIT.

Notas: los datos de los Estados Unidos corresponden a la población de 14 años y más. En el caso de España, a la población extranjera con 16 años y más, y en el caso de los nativos, son consideradas las personas con 15 años y más. Otro asunto que merece mayor atención es la condición étnica. Casi todos los grupos indígenas de las sociedades de la región recurren a la migración como una práctica inherente a su reproducción económica y social. De acuerdo a la información censal disponible en los países de América Latina que consignan la identificación de poblaciones indígenas, hay una menor propensión de la migración internacional indígena comparada con la no indígena. Respecto a la magnitud relativa, los inmigrantes internacionales indígenas representan un porcentaje muy bajo sobre la población indígena de cada país (menos de un 1,3%), lo que, al parecer, se relaciona con el arraigo debido al vínculo indisoluble con los territorios, así como con la desventaja estructural que los afecta para enfrentar una estrategia incierta y costosa como es la migración internacional. A ello se agregan los riesgos de la ilegalidad y la dificultad de pasar inadvertidos, por la vestimenta, las conductas y/o el idioma (Castañeda et al., 2002; Castillo, 1993 y 1997). No obstante, ha aumentado la migración indígena, siguiéndole una diversificación de los pueblos que migran, los lugares de origen y de destino. Existen diferentes modalidades de movilidad, algunas asociadas a los desplazamientos coercitivos derivados, entre otros, de procesos de desterritorialización. Entre los pueblos indígenas existe una migración internacional estilizada, una transnacional y una cualitativamente diferente, la movilidad ancestral que tiene lugar en territorios de antigua ocupación.

22

4. MIGRACIÓN DE MUJERES:

HACIA LA VISIBILIDAD DE SUS APORTES La participación de las mujeres en la migración contemporánea plantea la necesidad de formular visiones que rescaten tanto la influencia de los factores económicos como su estrecha interacción con consideraciones sociales, familiares y culturales, presentes de manera diferente en la migración femenina. Al mismo tiempo, deben llevarse a cabo estudios desde el punto de vista de la experiencia de las mujeres y con un enfoque de género, sin descuidar el hecho de que a la experiencia de los hombres también le cabe un papel en términos de género y de migración.

a) Las tendencias de la migración femenina En la migración internacional se reconoce ampliamente que las mujeres han tenido una gran gravitación, tanto a nivel mundial como en la región. En el primer caso, por lo menos desde la década de 1970 su número es apenas ligeramente inferior al de los hombres, pero son mayoría en las regiones desarrolladas y en América Latina y el Caribe (véase el gráfico 6). En el año 2000, las mujeres predominaron sobre los hombres en el conjunto de migrantes intrarregionales, en los Estados Unidos (excluyéndose el stock de mexicanos), y en España (véase el gráfico 7).

23

GRÁFICO 6 PROPORCIÓN DE MUJERES EN EL STOCK DE MIGRANTES,

POR REGIONES, 1970 Y 2000

38

40

42

44

46

48

50

52

África Asia (a) América Latinay el Caribe

Oceanía Europa (b)

1970 2000

Fuente: United Nations, Trends in Total Migrant Stock: The 2003 Revision, 2003. a Se excluyen Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán. b Se excluyen Bielorrusia, Estonia, Latvia, Lituania, República de Moldava, Federación Rusa y Ucrania.

GRÁFICO 7 AMÉRICA LATINA: NÚMERO DE MUJERES POR CADA CIEN HOMBRES ENTRE

LOS INMIGRANTES SEGÚN REGIONES Y PAÍSES DE RESIDENCIA, 1970-2000

0

20

40

60

80

100

120

140

160

América Latina y elCaribe

Estados Unidos sinmexicanos

Mexicanos en losEstados Unidos

España

1970 1980 1990 2000

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL, Proyecto Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA).

24

En este contexto, la llamada feminización de la migración es vista como una oportunidad para abrir nuevos espacios a las mujeres dentro de la familia y la sociedad, flexibilizar la división sexual del trabajo y transformar los modelos y roles de género. Pero también se reconoce el riesgo de que la migración afecte negativamente los proyectos de vida de las mujeres, refuerce su condición de subordinación y las jerarquías asimétricas de género, menoscabando su dignidad y atentando contra sus derechos. El servicio doméstico es una de las ocupaciones donde estos problemas se presentan de modo pertinaz. La importante gravitación del trabajo doméstico entre las migrantes, como lo ilustra el gráfico 8 para la migración intrarregional, está fuertemente vinculada con situaciones de vulnerabilidad en función de su exposición a convertirse en víctimas de discriminación laboral y sexual, y de violación de sus derechos humanos y libertades fundamentales.

GRÁFICO 8 AMÉRICA LATINA: PORCENTAJE DE MUJERES INMIGRANTES OCUPADAS

EN EL SERVICIO DOMÉSTICO EN LOS PAÍSES DE LA REGIÓN, POR PAÍS DE NACIMIENTO, CIRCA 2000

0

10

20

30

40

50

60

Argenti

naBoli

viaBras

ilChile

Colombia

Costa R

icaCuba

Ecuado

r

El Salv

ador

Guatemala

Hondura

s

México

Nicaragu

a

Panam

á

Paragu

ayPerú

Rep. Dom

inicana

Urugua

y

Venez

uela

Total A

. Lati

na

5

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL, Proyecto Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA).

25

5. LA MIGRACIÓN CALIFICADA: ENTRE PÉRDIDAS Y OPORTUNIDADES

Desde hace décadas, América Latina y el Caribe experimenta pérdidas de población altamente calificada, en tanto que el potencial beneficio que podría derivar de su retorno no parece materializarse de manera visible, si bien en varios países existen iniciativas que buscan establecer vínculos con sus comunidades de emigrados y apoyar redes científicas asociadas a las diásporas. Motivo de particular preocupación es el caso de las economías pequeñas, que suelen verse más afectadas por la emigración de sus profesionales hacia países desarrollados, como en el caso de enfermeras y profesoras en muchas naciones caribeñas. No obstante, los países más poblados de la región sufren pérdidas igualmente significativas de profesionales en áreas muy especializadas, cuya salida en un flujo constante amenaza las masas críticas de conocimiento. A la persistencia de la emigración calificada contribuyen diversos factores, relacionados tanto con las condiciones del mercado laboral en cada país de origen, la investigación, la ciencia y la tecnología, como con la demanda de competencias específicas en los países desarrollados (CEPAL, 2007; Martínez, 2005; OIT, 2005; Solimano, 2005). De acuerdo con los datos del CELADE – División de Población de la CEPAL, las cifras censales indican que el número de profesionales, técnicos y afines (PTA) latinoamericanos fuera de su país de origen aumentó marcadamente desde 1970 en adelante, hasta llegar a poco más de un millón en 2000 (dentro de la región, su número representaba un 25% ese mismo año).

a) El debate sobre las pérdidas La idea de las pérdidas ha sido asociada muy frecuentemente a la migración de profesionales en la región. Realizar una evaluación rigurosa de las consecuencias de la emigración calificada siempre ha sido una tarea muy difícil, además de constituir una fuente de controversias. Sólo existen aproximaciones para cuantificarlas. De acuerdo con la información censal, varios países tienen entre un 5% y un 10% de sus PTA en el exterior. Se puede observar además, a título de ejemplo, que en la emigración hacia los Estados Unidos los PTA están sobrerrepresentados con respecto a las poblaciones nacionales (solamente la migración mexicana tiene un mayor porcentaje de profesionales y técnicos en la PEA entre los residentes en su país) (véase el gráfico 9).

26

GRÁFICO 9 ESTADOS UNIDOS: PORCENTAJE DE LATINOAMERICANOS EN OCUPACIONES

DE PROFESIONALES, TÉCNICOS Y AFINES SOBRE EL TOTAL DE LA PEA EN EL PAÍS DE DESTINO Y DE ORIGEN, CIRCA 2000

0

5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

México Honduras Ecuador Brasil Uruguay Chile Argentina

Residen en el país donde nacieron Residen en los Estados Unidos

Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL, Proyecto Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA). Si se supone que la mayor parte de esos emigrados se formó en el país de origen, una interpretación ligada a la idea de pérdida es casi directa. Así, las consecuencias de la llamada fuga de cerebros (brain drain) aluden a la ampliación de las brechas, a la erosión de las masas críticas de conocimiento y a los potenciales efectos regresivos sobre la distribución del ingreso (Martínez, 2005).

b) Perspectivas y oportunidades de la migración calificada Existen muchas razones para admitir que la migración calificada en América Latina y el Caribe se mantendrá, si bien no se puede conjeturar sobre cifras. En esta persistencia entran en juego tanto el comportamiento de los mercados laborales (desempleo, subempleo, inactividad involuntaria, desalarización y terciarización) (CEPAL, 2007), que contrasta con la dinámica oferta profesional, como los serios rezagos en materia de investigación científica y desarrollo tecnológico. Además, en los países desarrollados ya se ha desatado una férrea competencia por personal calificado, al menos en algunas especialidades. Esto torna imperativa la adopción de políticas activas en relación con el personal calificado emigrado, en las que se reconozca la diversidad de situaciones que presentan los países y la velocidad de los cambios que ocurren en el mundo actual (Pellegrino y Martínez, 2001).

27

El retorno y la vinculación son aspectos que deben considerarse como complementarios, aunque la opción más realista es la vinculación mediante programas que, en el caso de la migración calificada, sirvan de ayuda para impulsar la producción, la innovación y la cultura en los países de origen, a partir del caudal de experiencias, conocimientos, iniciativas y otros recursos que pueden aportar los emigrados (Pellegrino y Martínez, 2001). En este contexto, deberá examinarse en qué medida podrán combinarse las expresiones de la fuga de cerebros con las nuevas propuestas sobre circulación e intercambio de profesionales calificados, así como con la vinculación en sus diversas expresiones. Se ha advertido que estas propuestas apuntan a aprovechar las oportunidades que abre la globalización, pero su puesta en vigor se ve dificultada, entre otras razones, por las prácticas de flexibilización laboral aplicadas por las grandes corporaciones, la retención de los estudiantes más destacados en las universidades del mundo desarrollado y la enorme disparidad entre las condiciones de trabajo y las remuneraciones que ofrecen unos y otros países (CEPAL, 2002).

28

6. LAS REMESAS DE LOS MIGRANTES: DEBATES Y BUENAS PRÁCTICAS

Las remesas de los migrantes son uno de los principales rubros en la partida de transferencias corrientes en la balanza de pagos de los países de América Latina y el Caribe. Constituyen un considerable aporte de recursos económicos en sectores específicos de las economías nacionales, regionales y locales. A su vez, para muchas familias receptoras son una importante fuente de ingresos, que tiende a destinarse al mantenimiento del hogar. Desde el punto de vista macroeconómico, las remesas generan un mayor impacto en los países más pequeños, aun cuando no figuren entre los principales captadores de estos aportes. De hecho, en México, Brasil y, en menor medida, en Colombia, el peso relativo de las remesas es considerablemente más reducido en comparación con lo que se aprecia en países con un nivel de captación más bajo, pero también de menor tamaño económico y demográfico. En estos países las remesas pueden tener un peso relativo apreciable, hasta el punto de constituir una variable macroeconómica relevante en la generación y sustentación de los equilibrios macroeconómicos fundamentales.

a) El estudio de las remesas y un debate que se aclara

Hay varios temas de discusión, entre los cuales pueden mencionarse tres de mayor envergadura. El primero se refiere a los aspectos conceptuales y metodológicos vinculados a las remesas. Después de un período caracterizado por el uso de encuestas y métodos indirectos para la estimación de sus volúmenes, el creciente interés en sus efectos macroeconómicos ha impuesto el recurso a los datos procedentes de las balanzas de pagos. Existe consenso respecto a que el diseño actual de esta fuente no es el más adecuado para determinar el flujo real de remesas, por lo que se están realizando esfuerzos encaminados a lograr que la metodología de registro se adapte a sus características, para así poder contabilizarlas en su totalidad y hacer comparaciones en el tiempo y entre países (también es preciso incluir el origen de los flujos de remesas, de manera que se pueda construir una matriz para su análisis). Un segundo tema es el de los efectos sociales y económicos de las remesas, partiendo del ámbito de las familias y las comunidades de origen, hasta llegar al macroeconómico (sus repercusiones en términos del desarrollo de los países que las perciben y de la reducción de las desigualdades sociales y la pobreza). Esta temática, que se encuentra en plena discusión, tiene una base empírica muy desigual en los países de la región. Según algunos estudios regionales, la repercusión de las remesas en términos de atenuación de la pobreza en toda la población es poco significativa. El panorama es distinto si el análisis se centra sólo en el conjunto de hogares que reciben estos aportes, pues buena parte de las personas que residen en dichos hogares se encontrarían bajo la línea de pobreza si no contaran con tales ingresos. Los efectos de estas transferencias en la distribución del ingreso son muy leves (CEPAL, 2005).

29

El tercer tema concierne a la identificación de los factores determinantes y las motivaciones de la decisión de enviar remesas. Tradicionalmente, los estudios han estado dominados por los enfoques de la nueva economía doméstica y de las redes sociales, marco en el que el envío de remesas se concibe como un ejercicio de solidaridad de los migrantes con sus familias, comunidades y países en un contexto transnacional. Sobre esta base se intentan identificar las características de los migrantes que envían remesas y de sus hogares. A partir del supuesto y de la parcial constatación de que las remesas podían contribuir a la formación de pequeñas empresas, ha surgido una línea de análisis que procura correlacionar su cuantía con distintos factores macroeconómicos vinculados a la rentabilidad de los negocios. En este caso, las remesas se conciben como un flujo de inversión (Canales, 2004 y 2005; Durand y Massey, 1992).

b) Hacia las buenas prácticas en un contexto específico

Las remesas no son la panacea para el desarrollo nacional, y así queda de manifiesto en muchos estudios que han ido conduciendo a la toma de conciencia del verdadero alcance de sus impactos. En otros términos, se reconoce ampliamente que la falta de desarrollo no se resuelve con emigración, lo que apunta a no descuidar las políticas de desarrollo y empleo, así como el fomento de la inversión, sea esta estatal o privada. No obstante, existen espacios para identificar buenas prácticas, porque los países de la región muestran sobre todo un vivo interés en apoyar y fortalecer las iniciativas que busquen reducir los costos de transferencia, orientar estos recursos hacia un uso productivo —teniendo presente que se trata de ingresos familiares esencialmente destinados a gastos corrientes—, y encontrar mejores prácticas para que contribuyan al alivio de la pobreza en las familias receptoras y, en general, a la elevación del bienestar. Por consiguiente, en la región hay muchos gobiernos, además del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y, en especial, el Banco Interamericano de Desarrollo, que abogan por la necesidad de orientar las remesas hacia la creación de pequeñas y medianas empresas (Ratha, 2003), así como hacia gastos de otros tipos, que promuevan la formación de capital productivo y humano (BID, 2001). Sobre la base de algunas experiencias bien conocidas, llevadas a cabo en algunos países de la región (como Colombia, El Salvador y México), se ha ido aceptando la idea que las interrelaciones entre las remesas y el desarrollo representan un área de potencialidades por descubrir. También hay que subrayar que en los últimos años han cobrado un especial vigor las remesas colectivas, donaciones enviadas por grupos de migrantes de la misma comunidad (home town associations) para financiar obras de infraestructura y bienestar social, como remodelaciones de templos y escuelas. Aunque representan sólo una pequeña fracción del total de remesas, por su naturaleza inciden directamente en el desarrollo local o, cuando menos, en el bienestar de las comunidades de origen, lo cual ha llevado a caracterizarlas como recursos de calidad (CEPAL, 1999 y 2002). En este contexto surge la idea de los migrantes como agentes de codesarrollo, y una serie de programas que estimulan tales iniciativas.

30

7. LOS EFECTOS DE LA CRISIS ECONÓMICA GLOBAL

EN LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL: TEMAS POR DISCUTIR

El examen y discusión sobre los desafíos y oportunidades que plantea la actual crisis global en relación con la migración internacional y la agenda del desarrollo a mediano y largo plazo es aun incipiente, además de estar dominado por su naturaleza exploratoria. Para la región hay que situar el debate en sus especificidades y evitar generalizaciones a partir de la realidad de otras regiones en desarrollo. Así, la crisis es una oportunidad para echar nuevas miradas sobre diversas dimensiones de la migración contemporánea y para poner de relieve viejos asuntos de interés, como la tendencia de los flujos, la vulnerabilidad de los migrantes, las percepciones sociales sobre el tema, el impacto de la recesión y el desempleo de los migrantes sobre las remesas, y la posibilidad del retorno de las personas migrantes, por mencionar algunos.

Podrían esbozarse tres hipótesis en torno a las relaciones entre crisis y migración. La primera de ellas sostiene la idea de que tanto la agenda sobre migración como la cooperación internacional en la materia venían deteriorándose profundamente ya desde antes de que estallara la crisis en su más plena expresión recesiva. Esto daría cuenta de una paradoja: cuantos más avances formales se han venido dando en el tratamiento de los temas migratorios, más retrocesos reales se detectan en la construcción multilateral de la agenda migratoria, lo que se refleja en un empobrecimiento del diálogo y la cooperación. La segunda refiere al recrudecimiento de visiones alarmistas en la opinión pública que, alentadas por algunos medios de comunicación, no se condicen con el impacto conocido y con la poca evidencia disponible hasta el momento. En este contexto de alarma social e inseguridad respecto del futuro, ha tendido a aumentar en algunos sectores la percepción de desconfianza en relación con la inmigración. En este marco, la tercera hipótesis sostiene que, en situaciones de retracción económica e incertidumbre general, los trabajadores migrantes ven más erosionados sus derechos, tornándose una población altamente vulnerable, lo que plantea nuevos riesgos y desafíos en relación con la defensa y promoción de sus derechos humanos. El contexto precedente a la crisis ha sido de avances, si bien también ha habido retrocesos en relación con el tratamiento y construcción de la agenda migratoria. En los últimos años se registró una intensa actividad en torno a los temas que la componen, alimentada por hechos salientes como el Diálogo de Alto Nivel de las Naciones Unidas (2006), la constitución del Foro Global sobre Migración y Desarrollo, con sendas reuniones en Bruselas (2007) y Manila (2008), y (a nivel bi-regional) la constitución del FIBEMYD, hasta la irrupción misma de la actual crisis económica global y sus efectos. Los asuntos migratorios vienen planteándose en muchos encuentros mundiales y regionales de diversa índole (seguimiento de cumbres, comercio, desarrollo, derechos humanos), donde los países de la región han tenido, en algunos casos, un papel relevante. Una de sus expresiones más visibles en este sentido es la ratificación que han hecho quince de ellos de la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, quedando pendiente la evaluación

31

de las medidas efectivamente adoptadas para la protección de los derechos de los migrantes y sus familias. Ninguna de estas iniciativas y acciones ha resultado capaz de dar respuestas a los hechos mencionados en las hipótesis descritas. Sin embargo, es destacable que esto abona en favor de la idea de reforzar toda forma de diálogo y cooperación y someterla a constantes evaluaciones. La mayoría de los hitos marcan una realidad por discutir: los avances formales no se traducen directamente en progresos tangibles, lo cual pone de manifiesto tensiones, contradicciones e incertidumbres de envergadura (Martínez, 2008). En otros términos, la crisis sugiere que es imperativo discutir sobre la paradoja de que, cuanto más se avanza en la inclusión de la migración en las agendas de la cooperación internacional, más y nuevas problemáticas se identifican en torno a los procesos migratorios.

a) Las visiones alarmistas de la crisis no se condicen con la realidad La crisis económica internacional ha encendido luces de alerta en relación con las percepciones sobre el papel y contribución de los migrantes en las sociedades de acogida. Las visiones alarmistas sobre los efectos de la crisis también pueden llegar a magnificar la incidencia que ella tiene sobre los flujos migratorios, conjeturando sobre descensos dramáticos de la movilidad internacional o, incluso, retornos masivos a los países de origen. Las evidencias disponibles hasta el momento echan por tierra esas presunciones –poco fundamentadas, además– y obligan a un análisis más cauteloso. Flujos y retorno Desde que comenzó la crisis se ha registrado una reducción del flujo de inmigrantes admitidos en diversos países, especialmente hacia países de destino tradicionales. No obstante, la realidad muestra que estos flujos no han desaparecido. Según los datos provisionales del INE sobre empadronamiento municipal, durante el año 2008 el stock de inmigrantes en España se incrementó un 6,3%, aunque ha sido la menor subida de la década (INE 2009). Los datos estarían confirmando una desaceleración, pero de ninguna manera es posible concluir de ello que la crisis económica se ha convertido en un impedimento absoluto para la migración, al menos desde América Latina y el Caribe. Al mismo tiempo, otra presunción identificada a partir del escenario de crisis refiere a un hipotético retorno masivo de migrantes a sus países de origen, lo que acontecería debido a la dificultad que enfrentarían muchas personas para capear las fuertes adversidades encontradas y al ver mermadas sus posibilidades de trabajo en los lugares de destino. Esta asociación puede tener algún asidero en la realidad, pues a la fecha se ha constatado un cierto aumento en el regreso de migrantes a los países de la región. Sin embargo, no se ha

32

registrado tal retorno masivo y, por el contrario, este ha sido muy limitado y, definitivamente, sigue siendo un proceso selectivo.3

El Plan de Retorno Voluntario instrumentado recientemente por España, por el cual se facilita el regreso de los migrantes a sus países de origen —como fórmula para disminuir la presión migratoria en ese país—, ha contado hacia junio de 2009 con la aprobación de 3.977 solicitudes de un total de 6.077 beneficiarios directos e indirectos (migrantes y familiares acompañantes) (MTIN, 2009).4 Esto genera interrogantes no resueltas sobre los mecanismos que deben acompañar el retorno y sobre el comportamiento de los migrantes en tiempos de crisis. Ahora bien, si las condiciones económicas en los países de destino se vuelven difíciles, cabe plantear por qué muchos migrantes no deciden, en consecuencia, volver a sus países aún teniendo las facilidades económicas para ello. Al respecto se sostiene que habría una alta capacidad para hacer frente a la adversidad, y la tendencia a agotar todas las posibilidades en el país de destino antes de volver a sus países (Meins, 2009). En este sentido, existe bastante consenso entre los investigadores sobre la improbabilidad de un retorno masivo por varios motivos. Por una parte, la decisión de retorno se ve condicionada por los altos costos económicos involucrados en todo viaje y también por las dificultades para un ulterior regreso al país de destino. Por otra parte, también se hace difícil retornar cuando ya se ha logrado algún nivel de integración y se cuenta con alguna inversión o bien adquirido con años de esfuerzo. En efecto, el estatus migratorio alcanzado es motivo suficiente para no querer perder logros, como también la formación de vínculos (familiares, afectivos) y el arraigo de los hijos son razones de peso para no retornar a pesar de la situación desfavorable por la que pueda estar pasando el país de destino (Meins, 2009; Alarcón et. al, 2008). A todo ello cabría agregar los altos niveles de desempleo que persisten en los países de origen y las obligaciones económicas que se mantienen con los familiares en el envío de dinero, factores que también condicionan la decisión de volver. De allí que el retorno debe verse como un proceso selectivo más relacionado con el desarrollo económico, social y político de los países de origen y con la facilidad de circulación, que con la condición económica de los países receptores (Papademetriou y Terrazas, 2009). Mientras las brechas entre países en desarrollo y desarrollados continúen, es dable pensar que no habrá motivos suficientes para que las personas dejen de migrar o bien regresen a sus países. Los programas nacionales para apoyar el retorno no han sido, además, una actividad consistente en los países de América Latina y el Caribe, si bien hay experiencias en el tiempo; lo que han dejado a la vista esos hechos es la dificultad para sostener programas de apoyo al retornado, que incluyan el impulso a su reinstalación y la concesión de garantías para volver y ejercer sus derechos. En otros 3 La idea de que los ahorros serían mejor gastados donde los precios son menores, estaría además dando pie a la hipótesis del retorno masivo (Ruiz, 2008). Pero este no parece ser el caso para los migrantes de América Latina y el Caribe, y no lo fue tampoco en otras recesiones. 4 Por países, los latinoamericanos continúan siendo los principales solicitantes, con el 91% del total de solicitudes recibidas. En particular, destacan los ecuatorianos, con 1.749 beneficiarios; colombianos, con 771; argentinos, con 364; peruanos, con 334; brasileños, con 215; y, en menor medida, chilenos, con 166 y uruguayos, con 139. (MTIN, 2009)

33

términos, al no haber cambios significativos en las oportunidades que ofrecen los países de origen, las personas continuarán migrando y las que ya están establecidas en el exterior no regresarán masivamente por una caída económica que, en el fondo, se piensa pasajera, aun cuando quedarse signifique para muchos asumir otros costos y nuevos sacrificios. Las opiniones anti-inmigrantes y la perspectiva del trade-off Una de las expresiones más perniciosas y negativas de las visiones alarmistas sobre los efectos de la crisis es el resurgimiento de opiniones anti-inmigrantes de diverso alcance y difusión social. Las actitudes de discriminación y xenofobia en diversos medios nunca están ausentes, pero suelen ser características en tiempos de incertidumbre y se han visto reflejadas entre la población de algunos países que ven amenazados los espacios y oportunidades laborales para los trabajadores locales. Se despiertan así conductas de rechazo al inmigrante, que parecen estar más controladas en momentos de estabilidad económica, y aparecen actitudes que amenazan la convivencia y la cohesión social en los países de acogida. La idea que resurge con mayor fuerza en estas circunstancias es que los migrantes les quitan el trabajo a los nativos y sobrecargan el sistema de bienestar (Papademetriou y Terrazas 2009). Es por ello que algunos sectores de la opinión pública tienden a presionar a favor de medidas restrictivas de la migración, pues su percepción es que los inmigrantes ejercen una competencia desleal en el mercado del trabajo (Martin y Lowell, 2009), una antigua figura que recobra vida característicamente en cada época de crisis y que, de todas formas, sorprende se presente en países desarrollados. Por su parte, la reacción de algunos gobiernos se ha traducido en el endurecimiento de sus políticas migratorias y en el fortalecimiento de los controles fronterizos. La soberanía no es ni será un tema a discutir, pero lo que resalta es la desprotección de los migrantes y la falta de respuesta a su problemática. En tal sentido, un nuevo aliciente para discutir sobre las agendas migratorias lo provee el renovado impulso a perspectivas de análisis basadas en el enfoque del trade-off number versus rights. Se argumenta, como lo hace, por ejemplo, Ruhs (2009), que los países históricamente deciden tres cuestiones cruciales en lo que respecta a sus políticas de inmigración: (i) cómo regular el número de inmigrantes admitidos; (ii) sobre qué criterio seleccionar a los migrantes; y (iii) qué derechos garantizarles una vez admitidos. Según los defensores de esta perspectiva (Rhus y Martin, 2008; Martin, 2009b; Ruhs, 2009), que se presume estará en el centro de los próximos debates, habría tres razones económicas por las que existe un trade-off entre el número de inmigrantes aceptado y los derechos que se les garantizan: (1) la alta oferta y las características de la mano de obra migrante de baja calificación estimularía que los empleadores puedan contratar a un alto número de éstos, comprometiendo sus derechos y salarios;

34

(2) el alto impacto fiscal neto de la inmigración, en tanto los migrantes de baja calificación en empleos de bajos salarios y en países de altos ingresos pagarían menos impuestos, pero consumen más de los servicios y beneficios públicos; y (3) los países de altos ingresos pueden beneficiarse de la admisión de migrantes poco calificados con carácter temporal y restringir el empleo a ciertos sectores y ocupaciones, a fin de maximizar los beneficios económicos para los residentes actuales. Como es fácil concluir, la discusión de los trade-off number versus rights despierta mucho interés y se hará necesaria por su influencia en las políticas migratorias. Algunos analistas están planteando su pertinencia crítica (Abella, 2008) o bien su cuestionamiento frontal. Wickramasekara (2008), por ejemplo, argumenta que la idea de que los países de origen acepten expandir el empleo para sus poblaciones mediante el expediente de la emigración internacional aceptando restricciones en el ejercicio de sus derechos es moralmente inaceptable y vulnera el derecho internacional (“All migrant workers have basic rights as human beings and workers which cannot be traded-off”, Wickramasekara, 2008, citado en Ruhs, 2009, p. 40).

RECUADRO 2

LOS DERECHOS CONCEDIDOS: EL FORO GLOBAL SOBRE MIGRACIÓN Y DESARROLLO Y EL DILEMA

“NUMBERS VERSUS RIGHTS” El primer Foro Global sobre Migración y Desarrollo (FGMD) realizado en Bruselas en 2007, promovió de lleno la migración legal como una oportunidad para el desarrollo de los países, en tanto que el segundo, efectuado en Manila en 2008, enfatizó la idea de que la migración legal en la que se respeta los derechos de los migrantes tiene impactos de desarrollo mucho más favorables que la migración irregular. Ambas instancias han dejado en claro que ONGs y gobiernos pueden discutir sobre la migración y el desarrollo, pero menos claro ha quedado que puedan promover buenas prácticas para incrementar los derechos de los migrantes y asegurar el desarrollo en el país de origen. Uno de los temas tratados en el último foro fue la necesidad de identificar las mejores prácticas para proteger los derechos de los migrantes, reconociendo que el derecho al trato igualitario del cual son titulares por el solo hecho de su condición de persona,, resulta ser más una ambición que una realidad. Así lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que menos de 40 países hayan ratificado la Convención Internacional Sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, ninguno de los cuales es destino significativo de migrantes. En el foro se discutió también los tipos de migración legal que más contribuyen al desarrollo, estableciendo como ejemplo la figura de los trabajadores invitados (guest workers), como una migración laboral de tipo temporal y legal. Hay muchos gobiernos que defienden la migración circular, en la medida que se espera que los trabajadores retornen sin significar una pérdida para los países de origen y que se les pueda involucrar en el desarrollo de sus comunidades. La migración a lo largo del ciclo de vida (life-cycle migration) es un concepto que también se tomó en consideración y que enfatiza la cooperación entre países de origen y destino para proteger los derechos de los migrantes desde la etapa de su reclutamiento, durante el empleo en el extranjero, hasta el momento de su retorno y reintegración en el país de origen.

35

Tratando de alentar la migración de trabajadores invitados, se discutió la forma de reducir los costos de migrar, teniendo en cuenta las altas tarifas que los trabajadores migrantes deben pagar para el proceso de reclutamiento, el riesgo patente de tráfico y trata, además de otros costos involucrados en términos de pasaportes, visas o certificados de salud. Pero lo cierto es que no se vislumbró acuerdo sobre cuáles son las mejores prácticas a seguir en esta materia, y acá viene al caso la argumentación de un trade-off entre incrementar el número de trabajadores aptos para enviar al extranjero reduciendo los costos del reclutamiento, e incrementar la protección de sus derechos en el exterior. En tercer lugar, el FGMD buscó identificar y remediar la incoherencia existente entre las políticas de migración y otras políticas socioeconómicas. Se sabe, por ejemplo, que los países de la OECD gastan entre dos y tres veces más de lo que hacen en asistencia extranjera para subsidiar a su reducido sector agrícola, al mismo tiempo que restringen la importación de estos productos desde países en desarrollo y atraen miles de migrantes para ocupar trabajos de forma estacional en este sector. El consiguiente aumento de la producción global y la baja de precios de los productos agrícolas a nivel mundial disminuyen los ingresos de los agricultores en los países en desarrollo y, como resultado, aumenta la migración interna e internacional. Es generalizada la idea de que el envío de trabajadores al exterior puede resultar en una ganancia para migrantes, países de origen y países de destino;sin embargo, los foros realizados sobre migración y desarrollo han dejado entrever dos extremos de política, ninguno de los cuales ofrece soluciones muy duraderas. Por una parte, muchos economistas y organizaciones internacionales abogan porque un mayor número de migrantes se movilice desde países con bajos salarios a países con altos salarios para así reducir la pobreza y acelerar el desarrollo en ambos lugares, para lo que debiese priorizarse la apertura de más canales legales de migración. Por otra parte, la mayoría de las ONGs y gobiernos de países en desarrollo abogan por privilegiar la protección de los derechos de los migrantes cualquiera sea el escenario migratorio. En este sentido, algunos investigadores plantean que una gestión migratoria eficaz será la que evalúa de manera honesta los diversos trade-offs que inherentemente se asocian a la migración. Uno de ellos es que el número de migrantes admitidos tiende a caer en la medida que el trato se torna más igualitario y aumentan los derechos concedidos. Es un hecho que hoy en día el empleo de los migrantes crece mucho más rápido en la irregularidad, lo que origina un importante desafío para los gobiernos y las organizaciones internacionales: “¿debería tratarse de poner a los migrantes irregulares y sus trabajos dentro de canales legales y establecidos intensificando el control y teniendo programas de regularización, o hay que aceptar un mercado de trabajo y una sociedad superpuesta en donde los derechos y condiciones de los migrantes varían con el status legal y otros factores?” (Martin, Abella y Kuptsch, 2006). Como se ve, en la escena del siglo XXI hay quienes convienen en que efectivamente existe una relación entre números y derechos, enfatizando que la igualdad salarial entre países probablemente disminuiría el número de trabajadores migrantes porque la liberalización del comercio y la baja de precios a nivel mundial, la mecanización y otros cambios en la productividad, reducirían la demanda de ellos. De otra parte, muchos rechazarán la existencia de un trade-off, pues creen fuertemente que puede existir un único mercado de trabajo, un sólo conjunto de derechos y privilegios, y que todos los migrantes —independiente de su status legal— deben disfrutar de los derechos humanos y las protecciones laborales fundamentales como el salario mínimo.

36

Los analistas reconocen que no existe una manera fácil de equilibrar la concesión de derechos y el número de migrantes. Sin embargo, autores como Ruhs (2009), Martin y Abella (2009) señalan que se debe estar consciente de la existencia de estos trade-offs, y de que en materia de migración y desarrollo “lo perfecto puede ser enemigo de lo bueno”. Fuente: Phillip Martin, Manolo Abella y Christiane Kuptsch (2006); Phillip Martin y Manolo Abella (2009); Martin Ruhs (2009).

b) Remesas en la región: desaceleración pero no desplome Si la migración internacional ha sido uno de los temas centrales en el examen de las consecuencias de la actual recesión mundial, las remesas son el núcleo de las inquietudes. Acá encontramos otro aspecto en el que las primeras hipótesis sobre el impacto de la crisis en una inmediata y profunda disminución de estos recursos no se han correspondido con las evidencias recogidas hasta el momento en el comportamiento de los flujos de remesas. Desde luego, hay abono en favor de inquietudes sobre estos impactos, pero pareciera necesitarse mayor discusión. En la región las remesas han alcanzado un impacto macroeconómico fuerte en términos del volumen de los flujos. Las estimaciones del Banco Mundial establecen que ha habido un aumento paulatino desde la década de 1980, hasta llegar a más de 60.000 millones de dólares en 2008. Aunque suele cuestionarse la idea de que estos flujos promueven el desarrollo de manera directa y hay muchas discusiones sobre sus impactos, como ya se ha ido adelantando (Martínez, 2008), hay opiniones (Orozco, 2009b) que realzan la importancia de una caída de las remesas en la región y que tienen asidero entre muchos tomadores de decisión. En tal sentido, una disminución es preocupante porque se destaca su relevancia en los siguientes términos: (i) Las remesas se han convertido en una fuente estable de ahorros permitiendo

mantener las reservas en moneda extranjera y constituyendo la fuente más importante de ingresos en algunos países como República Dominicana, Guyana, Haití, Honduras, Nicaragua y Paraguay;

(ii) generan efectos sobre la tasa de crecimiento nacional, sobre todo en los países más pequeños; y

(iii) tienen o pueden tener un impacto distributivo en la economía nacional. Aunque muchos de estos asertos podrían ser discutibles en cada situación nacional, en el actual escenario de crisis económica mundial, las cifras manejadas por las agencias especializadas como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, muestran que el comportamiento de las remesas hacia los países de América Latina ha seguido siendo fluctuante y que, si bien a partir del tercer trimestre de 2008 se produce un descenso importante en los volúmenes hacia los principales países receptores, no se observa un fenómeno de desplome. El Banco Mundial constató que desde 2007 a 2008 los flujos de remesas a nivel mundial mostraron un fuerte carácter contra-cíclico, manteniendo los niveles a pesar de la aguda caída de los flujos de capital privado a los países en desarrollo. En el caso de la región, el

37

BID señaló que durante el año 2008 fue la que recibió el mayor monto de remesas en el mundo, no obstante haber mostrado su primera caída en el primer trimestre de este año, después de una década de crecimiento sostenido (Orozco y Ferro, 2009). En términos comparativos, la región ha sido la más afectada en el mundo en el crecimiento del flujo de remesas, lo que se explica por la fuerte participación relativa de los latinos en el mercado de trabajo estadounidense (Ratha, Mohapatra y Silwal, 2009). La información disponible hasta ahora indica que se debe ser prudente en los análisis sobre los impactos de la crisis sobre las remesas, y ello al menos por dos razones: primero, porque existe una clara incidencia de estacionalidad en las fluctuaciones y variaciones porcentuales negativas que puedan registrarse en los principales países receptores de la región (véase el gráfico 1), segundo, y este es un tema a investigar, porque a pesar de la disminución en los volúmenes recibidos —en dólares estadounidenses—, el efecto sobre el consumo en algunos países se ha visto amortiguado por la depreciación de la moneda local, aumentando el poder adquisitivo de los hogares que reciben los recursos.

Gráfico 10

EVOLUCIÓN TRIMESTRAL DE LAS REMESAS RECIBIDAS, EN PAÍSES SELECCIONADOS DE AMÉRICA LATINA Y EL

CARIBE, 2003-2009 (miles de US$)

El Salvador

Honduras

Guatemala

R. Dominicana

Jamaica

-

200.0

400.0

600.0

800.0

1,000.0

1,200.0

1,400.0

Q1-

2003

Q3-

2003

Q1-

2004

Q3-

2004

Q1-

2005

Q3-

2005

Q1-

2006

Q3-

2006

Q1-

2007

Q3-

2007

Q1-

2008

Q3-

2008

Q1-

2009

Fuente: Migration and Remittances Team, Development Prospects Group, World Bank. http://www.worldbank.org/prospects/migrationandremittances, actualizado al 13 de Julio de 2009.

Por otra parte, algunas opiniones de analistas señalan que las remesas podrían ser más resilientes a la crisis económica, comparadas con el flujo de migrantes, principalmente porque:

38

(i) las remesas son enviadas por un flujo acumulado de migrantes y no sólo por

los nuevos inmigrantes, lo que hace que persistan en el tiempo; (ii) las remesas representan una pequeña parte de los ingresos; (iii) es probable que los mismos migrantes que no han retornado continúen

enviando remesas (Ratha y Mohapatra, 2009). Con todo, se proyecta que los volúmenes recibidos por la región continúen declinando en 2009 (Martin, 2009a; Ratha, Mohapatra y Silwal, 2009). Se prevé que los inmigrantes de la región remitirán en 2009 US$ 5 mil millones de dólares menos que los US$ 69 mil millones que hubo en 2008 (Orozco, 2009b). En términos proporcionales, las agencias especializadas pronostican caídas entre un 7 y 10% (Banco Mundial), y hasta un 11% para 2009 (Diálogo Interamericano y BID), y se menciona recurrentemente que ello ocurrirá debido a la pérdida de trabajos, la baja de salarios y a la disminución de los flujos de inmigración incluidas las continuas deportaciones de inmigrantes (Orozco y Ferro, 2009). En un plazo mayor, el mismo Banco Mundial, sin embargo, vislumbra una posible recuperación hacia 2010 y 2011 (véase gráfico 2).

Gráfico 11 TASA DE CRECIMIENTO EN LOS FLUJOS DE REMESAS A

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE, PRONÓSTICOS PARA 2009-2010 (%)

-6.9%

18.1%

6.6%

2.1%1.0% Caso Base

-9.4%

-2.0% Peor Caso

-15%

-10%

-5%

0%

5%

10%

15%

20%

2006 2007 2008e 2009p 2010p

Crec

imen

to d

e la

s re

mes

as

Fuente: Ratha, Mohapatra y Silwal (2009), WorldBank. Basado en en datos del IMF Balance of Payments Statistics Yearbook 2008 y datos publicados por los bancos centrales, oficinas nacionales de estadísticas y sucursales nacinales del Banco Mundial. Nota: e = estimado; p = pronosticado.

Habrá que poner especial atención en evaluar cuántos hogares caerán en la pobreza con la disminución y fluctuaciones de las remesas, ya que se prevé que en la práctica cerca de un millón de jefes de hogar que recibía remesas anteriormente no recibirá dinero en 2009,

39

lo que significa que estas familias perderán una importante fuente de ingresos, que puede representar desde el 7 hasta el 65% de sus entradas (Orozco, 2009b). En suma, que las remesas no se hayan desplomado pone en evidencia que los migrantes están tratando de hacer frente a la crisis mediante el uso de sus ahorros, así como economizando en otros gastos y buscando nuevos o segundos puestos de trabajo. La evidencia pasada sugiere que los migrantes despliegan múltiples estrategias en lugar de abstenerse de enviar dinero a sus familias en el país de origen (MFIC, 2009), ya que, recordando a una línea de interpretación teórica, las remesas se conciben esencialmente como una obligación familiar destinada mayoritariamente para cubrir gastos diarios, y “no siguen un modelo de beneficios” (Meins, 2008). Sin embargo, en la medida que continúen disminuyendo los salarios, también lo harán los ahorros y reservas de ingresos, lo que acota las oportunidades de compensar las pérdidas, a la vez que se torna difícil seguir utilizando los ahorros para mantener estables los niveles de envío de remesas (Orozco, 2009b). Todo esto es muestra de la pertinencia de asumir las inquietudes sobre las tendencias de las remesas desde una perspectiva menos cortoplacista.

c) Mayor vulnerabilidad de los trabajadores migrantes La crisis ha acentuado las condiciones de vulnerabilidad que siempre se han asociado a la migración latinoamericana y caribeña. En general, la recesión ha afectado al conjunto de la fuerza laboral; sin embargo, los trabajadores migrantes han sido golpeados con más fuerza (Orozco, 2009b), principalmente porque el desempleo y la disminución de salarios se ha concentrado en los sectores de la construcción, los servicios financieros, la manufactura, los servicios de transporte y el turismo, áreas en donde se emplean mayoritariamente en países como los Estados Unidos (Martin, 2009a; Meins, 2009; Pereira, 2009) Según la OIT, el aumento de despidos directos de inmigrantes ha sido proporcionalmente mayor que el de nacionales. En lo que va de 2009 la tasa de desempleo entre extranjeros en España supera el 20%, frente al 13% para el total de habitantes, las dos más altas de la Unión Europea (Martin, 2009a). Ello se debe a que el modelo de crecimiento económico español tiene una alta dependencia de la construcción (Orozco, 2009b). La vulnerabilidad asociada a la crisis se expresa de la siguiente manera. Alejada la posibilidad del retorno, resulta imperativo mantener o buscar un empleo, lo que convierte a los migrantes en personas más susceptibles de sufrir menoscabo de sus derechos laborales. Ante ello, se ven forzados a aceptar peores condiciones de trabajo, incluyendo recortes salariales para mantener sus empleos (Pereira, 2009 y Khan, 2009). Y para los que buscan empleo, el tiempo puede presionarlos a aceptar, de igual modo, condiciones de trabajo peligrosas o informales (Papademetriou y Terrazas, 2009). De allí que en tiempos de crisis algunos opten por reubicarse geográficamente en busca de mejores oportunidades (Pereira, 2009).

40

Por otra parte, es muy sabido que los migrantes manifiestan una gran adaptabilidad a las condiciones cambiantes del mercado de trabajo, mostrando una mayor disposición que los trabajadores nativos a cambiar sus sectores laborales o a moverse a otros lugares de residencia. Esta flexibilidad es la que, entre otras cosas, les permite agotar diferentes alternativas antes de llegar a la decisión del retorno a los países de origen. En este contexto, la crisis ofrece la necesidad de reforzar la atención sobre la vulnerabilidad de los migrantes de la región y garantizar sus derechos para que no se les exacerben aun más las condiciones de por sí precarias en las que normalmente vive una parte importante de esta población.

41

8. SOBRE LA GOBERNABILIDAD MIGRATORIA Y LAS BUENAS PRÁCTICAS EN EL TRATAMIENTO DE LOS RIESGOS

Y LA VULNERABILIDAD DE LOS MIGRANTES Existen múltiples iniciativas en torno a la migración internacional en la región. Más allá de las eventuales superposiciones entre sus respectivas agendas, resulta central participar activamente en todas, renovar el impulso original, adaptarlas y repensarlas constantemente –no solo a la luz de la actual crisis global—y fortalecer ante todo la construcción de marcos políticos y el establecimiento de principios básicos en materias migratorias. De modo que hay que insistir en la cooperación interestatal y el diálogo, para generar una gobernabilidad que comparta principios comunes a cada una de las regiones y gobiernos.

a) Los procesos regionales de consulta: sostener los foros intergubernamentales sobre migración

Los gobiernos de América Latina han desarrollado dos procesos consultivos que permiten a los países de origen, tránsito y destino generar investigaciones, reflexiones y decisiones conjuntas sobre distintos temas migratorios. En estas instancias se identifican buenas prácticas y numerosos desafíos para los Estados de la región. En 1996 se creó la Conferencia Regional sobre Migración (Puebla, México), que reúne a los países de Centroamérica y América del Norte, y en 2000 se estableció la Conferencia Sudamericana sobre Migraciones (Buenos Aires, Argentina), en la que participan 12 países de la subregión. Ambos procesos han contado desde su creación con el apoyo de la OIM, en su carácter de organismo internacional especializado. Asimismo, han establecido relaciones de cooperación con otros organismos internacionales y de la sociedad civil. En el caso del Proceso Puebla, destaca además su estrecha vinculación con el ACNUR, la Comisión Centroamericana de Directores de Migración (OCAM), el Plan Puebla-Panamá (PPP) y el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y la CEPAL. En ambas iniciativas los gobiernos se han propuesto intercambiar experiencias sobre temas migratorios específicos, y han acumulado resultados que sugieren el logro de una consolidación institucional, especialmente en el caso del Proceso Puebla.

42

RECUADRO 3

LA SOCIEDAD CIVIL Y SU PAPEL EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS DE LOS MIGRANTES

Las organizaciones de la sociedad civil (OSC) cumplen un papel crucial en las demandas de los migrantes. Ellas incluyen entidades eclesiásticas, de derechos humanos, de migrantes y de sus familias, y esta diversidad de organizaciones enriquece su accionar. Esto, además, obedece a la multiplicidad de objetivos e intereses que están en juego, lo que permite la construcción y el desarrollo concreto de nuevas formas de ciudadanía, vinculadas a la pertenencia a más de un Estado o a una sociedad global.

En el ámbito migratorio y de los derechos humanos en América Latina y el Caribe, muchas iniciativas de las OSC se han realizado en forma aislada, si bien ha habido un acercamiento progresivo entre ellas y los gobiernos, que han tomado conciencia de la necesidad del trabajo conjunto. Tal hecho ha resultado en la conformación de mesas nacionales, foros y observatorios regionales y contactos a nivel continental, así como en la participación en los foros intergubernamentales sobre migración. Por sus conocimientos de las condiciones locales y su comprensión de los problemas inmediatos y prácticos que enfrentan los migrantes, las organizaciones pueden ofrecer aportes relevantes. La tendencia que se observa en la región es, por lo tanto, la unión de los esfuerzos de las distintas organizaciones por una causa en común, aunque se debe reconocer que el proceso es muy reciente.

Entre las OSC merece una especial mención la labor de la Iglesia Católica en cuanto a la protección y promoción de los derechos humanos de los migrantes. A través de su orden Scalabriniana y el servicio Jesuita, así como de sus organizaciones regionales, nacionales y locales, ha encabezado en muchos países de la región las iniciativas de la sociedad civil. El carácter transnacional de la Iglesia Católica facilita la preocupación y participación de las iglesias locales en la asistencia a los migrantes. Las congregaciones religiosas completan y muchas veces adelantan el trabajo de las iglesias nacionales en distintos problemas.

El papel de las OSC es claramente relevante en la defensa de los derechos humanos de los migrantes. Sin embargo, falta mucho para avanzar en este proceso, y se reconoce la necesidad de fortalecer a las comunidades de inmigrantes —tanto dentro como fuera de la región—, pues todavía existe heterogeneidad de intereses y falta de institucionalización. Hay grandes frentes que deben desarrollarse en el trabajo de las OSC, como la promoción de mecanismos de información a las personas, tanto en el país de origen como en los de tránsito y destino de los migrantes, y el impulso a la denuncia de las violaciones de derechos humanos, que es tal vez un aporte primordial.

Los Estados de los países de origen de los migrantes pueden desarrollar importantes apoyos a las OSC, por ejemplo, en la articulación y coordinación de sus iniciativas, contribuyendo a la conformación de una agenda política conjunta donde coincidan los intereses de las organizaciones y las voluntades del Estado. En la región hay varios países que llevan adelante programas de esta naturaleza, genéricamente conocidos como programas de vinculación con las comunidades en el exterior.

Fuente: CEPAL (2006).

43

Al cabo de unos años, y en diversos grados, han avanzado hacia la constitución de marcos institucionales estables de trabajo en áreas de coordinación específicas, procurando eso sí preservar los derechos y responsabilidades soberanas de cada Estado para fijar sus criterios, prácticas y políticas migratorias. A grandes rasgos se puede señalar que, mediante el diálogo y el intercambio de experiencias, han implementado mecanismos comunes para hacer frente a problemas como el tráfico de migrantes, la trata de personas, la migración irregular, las repatriaciones y la reglamentación sobre las solicitudes de refugio. Estos foros, en general, han materializado el principio de la coherencia, pues en la mayoría de los casos han logrado compartir información y buenas prácticas entre países que históricamente no habían podido concretar acercamientos bilaterales (Klein, 2005; Lohrmann, 1999). Los procesos consultivos regionales brindan una oportunidad para que los gobiernos compartan experiencias y buenas prácticas, potencien el entendimiento de la dinámica migratoria contemporánea y descubran los intereses compartidos y complementarios, así como las posibilidades de colaboración en asuntos migratorios. El clima de confianza que se propicia con esta índole de consultas ha servido, en general, para fortalecer la seguridad en la capacidad de los Estados para cooperar entre sí, y con las demás partes concernidas, de forma más eficaz en la gestión migratoria (OIM, 2006). La experiencia de funcionamiento de dichos procesos en la región los ha mostrado, hasta el momento, como instrumentos flexibles y propicios para dar respuesta en forma inmediata a cuestiones prácticas y a los intereses en permanente evolución de los países participantes.

Por otra parte, y dada la naturaleza aparentemente “no vinculante” de tales procesos, el factor clave de su éxito sigue pasando fundamentalmente por la voluntad política y el compromiso de los gobiernos para avanzar y profundizarlos. Desde esta perspectiva, es necesario recordar que la falta de recursos para el cumplimiento de las actividades insertas en sus planes de acción, o la apelación a esta causal, podría constituir un obstáculo insalvable para su consolidación, a la vez que reflejaría una falta de compromiso de los Estados miembros para su adecuado funcionamiento y consolidación. En todo caso, y hasta ahora, la especificidad subregional y la sostenibilidad de estos dos foros resaltan como sus características más positivas. A ello cabe agregar el sello cualitativo que confiere el tratamiento formal de la migración internacional en un espacio de diálogo entre gobiernos. Se ha allanado así una plataforma de entendimientos sobre la cual se han abierto la cooperación y las negociaciones respecto de asuntos que siempre habían suscitado desacuerdos, particularmente en Mesoamérica. Una de las asignaturas pendientes en relación con los procesos regionales de consulta —cuya atención podría potenciar y profundizar aún más su funcionamiento— tiene que ver con las posibilidades de interacción con otros procesos consultivos, habida cuenta de la naturaleza mundial de los flujos migratorios. Actualmente, la mayoría de ellos se relaciona escasamente entre sí, o lo hace con limitaciones. Tales intercambios podrían ser muy fructíferos en el futuro. Los dos procesos consultivos desarrollados en la región han acumulado una valiosa experiencia de trabajo en la identificación de prioridades, el diseño de conceptos y procedimientos comunes para la administración migratoria, y en el examen de un buen

44

número de intersecciones entre la migración y el desarrollo. En definitiva, se trata de un acervo de buenas prácticas, algunas aún en vías de evaluación, que tienen la posibilidad de verse fortalecidas en el marco de la cooperación y la perspectiva multilateral, particularmente en el ámbito iberoamericano.

b) El establecimiento del Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo (FIBEMYD), un espacio de diálogo entre la región y Europa

Hay consenso en el espacio iberoamericano que el unilateralismo migratorio no es una opción de gobernabilidad, y los países que conforman la Comunidad están en mejores condiciones que otras partes del mundo para materializar este precepto lógico. Por ello, hay que valorar el acuerdo adoptado en el seno de la Cumbre Iberoamericana en orden a la constitución del Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo, establecido en Cuenca en 2008, con las características de un mecanismo informal de consulta y coordinación, cuyas pautas y modalidades de funcionamiento deberán ir definiéndose con arreglo a las disposiciones de la Conferencia Iberoamericana. Se trata de aprovechar la oportunidad histórica que significa para los países, la sociedad civil y los migrantes el hecho de contar con una instancia de potencial convergencia de los otros procesos consultivos, comprendiendo todas las subregiones de América Latina, de cara a una relación con la Unión Europea. La participación de actores relevantes, tanto a nivel de representantes gubernamentales como de la sociedad civil —incluidos los migrantes organizados— es una condición que habrá de preservarse para el buen diálogo y la discusión sobre buenas prácticas.

c) Protección de los derechos humanos de los migrantes: la Convención específica de las Naciones Unidas

La CEPAL reitera que resulta crucial que se generalice la adhesión de los países a los instrumentos internaciones, que acepten los regímenes internacionales y se comprometan a acatarlos (CEPAL, 2006 y 2007). Las iniciativas antes reseñadas son un medio apropiado para que los países acuerden esta adhesión. La ratificación de los instrumentos de derecho internacional creados para la protección de los derechos de los migrantes y el combate contra la trata de personas puede considerarse una muy buena señal de avance en el inicio de la elaboración de una agenda latinoamericana y caribeña sobre los derechos de los migrantes. Al mismo tiempo, existen todavía más desafíos, pues hay brechas y obstáculos que persisten. Para que los instrumentos internacionales, que son producto de una larga lucha por definir y proteger los derechos humanos de los migrantes, constituyan normas universalmente observadas, es preciso revisar acuciosamente las legislaciones internas, con el fin de establecer su grado de correspondencia con los compromisos adquiridos. El reconocimiento por parte de los países de que sus emigrados son objeto de discriminación y explotación es una prueba contundente de la vulnerabilidad de los migrantes y de la necesidad de cooperación entre los Estados. Las organizaciones de la sociedad civil (OSC) deben

45

desempeñar el importante papel de velar por la observancia de las normas con las que los Estados se han comprometido ante la comunidad internacional, y de denunciar sus incumplimientos. Un complemento indispensable para la vigencia plena de los instrumentos de protección es la sensibilización ciudadana y la capacitación del personal responsable de ponerlos en práctica. En este sentido, la gobernabilidad migratoria debe descansar en ciertos principios comunes. Uno de ellos es la protección de los derechos humanos de los migrantes. Para el ejercicio de esos derechos, resulta crucial que se generalice la adhesión de los países a los instrumentos del derecho internacional, tanto del sistema de las Naciones Unidas como del sistema interamericano, ya que los Estados que suscriben instrumentos internacionales pueden exigir reciprocidad, beneficiarse de un marco uniforme para las legislaciones sobre migración, y plantear firmemente sus preocupaciones ante la comunidad internacional. La Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares de las Naciones Unidas (1990) es el régimen central para la defensa de los trabajadores migrantes. Se trata de un instrumento que extiende los derechos humanos fundamentales de los migrantes a todos los trabajadores migratorios,5 documentados e indocumentados, sin prejuicio de los derechos adicionales que establece para los trabajadores en situación regular y sus familias. Este instrumento contiene disposiciones que tienden a la eliminación de la explotación de los migrantes y de las situaciones y movimientos clandestinos. Por su perspectiva amplia —que integra la familia del migrante, la situación de las mujeres y los niños, a la vez que reconoce de manera explícita los derechos de los migrantes no documentados—, constituye una herramienta primordial para la protección de los derechos humanos de los migrantes. A pesar de tratarse de una convención que norma derechos de trabajadores, no se limita al marco laboral, sino que regula todo el espectro de derechos de los que éstos se benefician (Rodríguez, 2006). Por otro lado, varios países de la región han ratificado los protocolos de Palermo, y se ha concebido un programa específico para la protección de los migrantes en el marco de la OEA y de la Cumbre de las Américas. La adhesión a la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares (véase el cuadro 6), es significativa, pero ha sido lenta, pues su ratificación no es generalizada aún y sugiere que no se le ha logrado reconocer como el régimen central de protección de los migrantes. Es importante considerar que la reticencia de los países desarrollados por ratificarla no debe constituir un impedimento para alentar la ratificación en los países latinoamericanos y caribeños que no lo han hecho. En América Latina y el Caribe, hasta el momento, ha sido ratificada por Argentina, Belice, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Paraguay, Perú y Uruguay. La enorme tarea que la defensa de los derechos de los migrantes significa puede enfrentar graves dificultades si la ratificación de la

5 El término “trabajador migratorio” se define en el artículo 2 de la Convención como “toda persona que

vaya a realizar, realice o haya realizado una actividad remunerada en un Estado del que no sea nacional”.

46

Convención no es generalizada. Las organizaciones de la sociedad civil han ejercido un papel protagónico en la defensa de los derechos humanos y la prestación de asistencia a los migrantes, pero la principal responsabilidad recae en los Estados. Evitar el desconocimiento de los instrumentos, erradicar los prejuicios que se suelen esgrimir para oponerse a su aprobación y demostrar su validez como parte de la historia del derecho internacional, es una tarea imperativa para la región, cuyo cumplimiento permitirá establecer una plataforma realista y efectiva para la protección de los migrantes (CEPAL, 2006 y 2007).

Cuadro 6 ESTATUS DE LA CONVENCIÓN INTERNACIONAL SOBRE LA PROTECCIÓN DE LOS

DERECHOS DE TODOS LOS TRABAJADORES MIGRATORIOS Y DE SUS FAMILIARES (Agosto de 2009)

País Firma Ratifica País Firma Ratifica Albania 2007 Kirguistán 2003 Argelia 2005 Lesotho 2005 Argentina 2007 Liberia 2004 Azerbaiján 1999 Libia 2004 Bangladesh 1998 Malí 2003 Belice 2001 Marruecos 1993 Benin 2005 Mauritania 2007 Bolivia 2000 México 1999 Bosnia - Herzegovina 1996 Montenegro 2006 Burkina Faso 2003 Nicaragua 2005 Camboya 2004 Níger 2009 Cabo Verde 1997 Nigeria 2009 Chile 2005 Paraguay 2009 Colombia 1995 Perú 2005 Comoros 2000 Ruanda 2008 Ecuador 2002 Santo Tomás y Príncipe 2000 Egipto 1993 Senegal 1999 El Salvador 2003 Serbia 2004 Filipinas 1995 Seychelles 1994 Gabón 2004 Sierra Leona 2004 Ghana 2000 Sri Lanka 1996 Guatemala 2003 Siria 2005 Guinea 2000 Tayikistán 2002 Guinea Bissau 2000 Timor-Leste 2004 Guyana 2005 Togo 2001 Honduras 2005 Turquía 2004 Indonesia 2004 Uganda 1995 Jamaica 2008 Uruguay 2001

Fuente: ‹www.december18.net›.

47

CONSIDERACIONES FINALES La migración internacional ha sido una constante en la historia de América Latina y el Caribe, dejando huellas profundas en su economía, cultura, instituciones y sociedades. Las lecciones del pasado indican que su contribución al desarrollo de los países fue posible gracias al apoyo brindado a los inmigrantes, especialmente los europeos, anclado en generosas legislaciones que les proveyeron un marco para el asentamiento. Eso también hizo realidad su contribución al impulso modernizador desde las sociedades de origen y al establecimiento de numerosas alianzas con Europa, que prosperaron en el tiempo. En la actualidad, bajo otras modalidades, la migración internacional sigue siendo una fuente de oportunidades potenciales para quienes migran con el fin de desarrollar sus proyectos de vida, así como para el desarrollo de los países de origen y destino, pero esta vez ello acontece de un modo mucho más complejo. Es indiscutible que la movilidad contemporánea ha adquirido múltiples facetas y una dinámica sin precedentes, lo que ha conducido a expresiones, percepciones y prácticas no siempre correctas. En este contexto, se hace necesario reconocer que, si bien la migración entraña oportunidades de desarrollo, encarna al mismo tiempo riesgos para las personas que migran y pérdidas de capital humano y social para los países de origen; pero, a la vez, los beneficios potenciales para los países de destino suelen encontrar obstáculos ante la proliferación de la migración indocumentada. Se trata, por tanto, de un asunto multifacético, cuyas grandes potencialidades para los países, sustentadas en la historia, impelen a que se constituya en objeto de diálogo y cooperación entre ellos. Visto así, la migración es un proceso que podría dar sustento real a las relaciones entre la región y la Unión Europea, construyendo una agenda en que, como toda asociación estratégica, las partes sean siempre avisadas de cualquier decisión importante (Ruiz, 2008). Transcurrida la década de 2000 el panorama migratorio se ha complejizado y los numerosos asuntos asociados a la migración internacional se han puesto en la agenda regional y en las agendas nacionales como temas claves del desarrollo. En el contexto iberoamericano, la migración es hoy un elemento estratégico del futuro de las relaciones de América Latina con el viejo continente, como ha quedado de manifiesto en las actividades de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, en ocasión de sus reuniones de 2005, 2006 y 2007, en las que se confirió un importante énfasis a las vinculaciones de la migración internacional y el desarrollo. Más difusa ha sido, hasta ahora, la inclusión en la agenda de América Latina y el Caribe con la Unión Europea y, en cualquier caso, la actual crisis económica global representa un obligado ímpetu para pensar nuevas agendas migratorias. Por ello, es importante recordar el Compromiso de Montevideo sobre Migraciones y Desarrollo, suscrito por los Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad Iberoamericana en la XVI Cumbre de 2006, “las migraciones (…) constituirán un factor fundamental en nuestro futuro. Nuestros pueblos se han enriquecido con el aporte cultural, científico, académico, económico, político y social de los migrantes. Es nuestra obligación y nuestra

48

responsabilidad continuar garantizando el impacto positivo de las migraciones en nuestros países, a la luz de lo dispuesto en el presente Compromiso”. Muchos son los elementos que ilustran la complejidad, oportunidades y riesgos de la migración contemporánea, y ello se refleja palmariamente en América Latina e Iberoamérica. Esto encuentra sustento en varios hechos, como el incremento considerable que se puede estimar en el número de migrantes (para 2005 se habría situado alrededor de los 26 millones, estabilizándose desde entonces), o las características particulares de la migración, como la participación de las mujeres, que supone una vulnerabilidad específica, combinada con oportunidades de diverso cuño. A su vez, la emigración de capital humano sigue siendo un problema a escala agregada en la región, pues la alta selectividad, sumada a la escasa circulación y vinculación de los emigrantes con sus países de origen, tiende a restringir la dotación nacional necesaria para incrementar la competitividad. En este contexto, el retorno y la vinculación constituyen aspectos que deben considerarse en forma complementaria, a través de mejores prácticas que bien merecen el impulso desde los Estados. Por su parte, ya es abiertamente reconocido que las remesas no son la panacea para el desarrollo nacional, a pesar de que es indiscutible que por su magnitud y su dinámica juegan papeles importantes en las economías y familias receptoras, y de allí el interés por conocer sus tendencias recientes a la luz de la crisis económica global que, de cualquier forma, debe estimular la preocupación por los emigrados. Para alcanzar el pleno ejercicio de los derechos humanos por parte de los migrantes, resulta crucial que se generalice la adhesión de los países a los instrumentos del derecho internacional, tanto del sistema de las Naciones Unidas como del sistema interamericano, ya que los Estados que suscriben tratados internacionales pueden exigir reciprocidad, beneficiarse de un marco uniforme para las legislaciones sobre migración y plantear firmemente sus preocupaciones ante la comunidad internacional. En consecuencia, es preciso revisar también exhaustivamente las legislaciones internas, con el fin de establecer su grado de correspondencia con los compromisos adquiridos y velar por su debido cumplimiento. Más allá de la presencia pública que la actual crisis global pueda haberle dado a las problemáticas vinculadas a la migración internacional, no cabe duda de que ésta constituye un fenómeno multifacético y de gran complejidad, cuyas grandes potencialidades plantean un desafío tanto a los países de América Latina como de Europa, a la vez que los compromete a incluirla en un lugar destacado de la agenda del diálogo y la cooperación interregional. Sin embargo, dicha inclusión debe ir más allá de la actual coyuntura crítica por la que atraviesan la economía mundial y el sistema financiero internacional. Más bien debe adquirir un carácter permanente y de largo aliento, porque hace tiempo que la migración ha devenido en un componente insoslayable de la relación entre ambos continentes. En este contexto, es indispensable orientar los esfuerzos desde ambas regiones a diseñar políticas flexibles, coherentes y globales, que vayan más allá de las coyunturas económicas, para pensar la migración contemporánea a largo plazo. El cuidado de los

49

derechos humanos de los migrantes es condición sine qua non para el desarrollo de sociedades más democráticas, más plurales y con mayor equidad. Ese es uno de los temas ineludibles, asociado al desafío de re-pensar la agenda de la migración internacional en el marco de las relaciones entre América Latina y Europa para el siglo XXI.

50

BIBLIOGRAFÍA Abella, Manolo (2008), “Migration, Development and Human Rights: an Overview of the Issues”, paper preparado para el Foro Global sobre Migración y Desarrollo (FGMD), Manila. Agrela, Belén (2002), Spain as a recent country of immigration: how immigration became a symbolic, political and cultural problem in the ´New Spain, Center for Comparative Immigration Studies, Working Paper 57, Berkeley, University of California. Alarcón, Rafael; Rodolfo Cruz; Alejandro Díaz-Bautista; Gabriel González-König; Antonio Izquierdo; Guillermo Yrizar y René Zenteno (2008), “La crisis financiera en Estados Unidos y su impacto en la migración mexicana”, Documento de Coyuntura, Colegio de la Frontera Norte (COLEF), [en línea], <http://www.colef.mx/coyuntura/crisisfinanciera.pdf>. BID (Banco Interamericano de Desarrollo) (2001), Las remesas como instrumento de desarrollo. Directrices para propuestas de nuevos proyectos, Washington, D.C., Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN). Canales, Alejandro I. (2005), “The role of remittances in the making of transnational family relations”, en Eric Guerassimof (ed.), Migrations internationales, mobilités et développement, París, L’Harmattan Edition Difusion. ------ (2004), “Las remesas de los migrantes: ¿Fondos para el ahorro o ingresos salariales?”, en Germán Zárate Hoyos (ed.), Remesas de los mexicanos y centroamericanos en Estados Unidos. Problemas y perspectivas, México, D. F., El Colegio de la Frontera Norte y Miguel Ángel Porrúa. Castañeda, Xóztchil; Beatriz Mans y Davenport Allison (2002), “Mexicanización. Una estrategia de sobrevivencia para los Mayas Guatemaltecos en el área de San Francisco”, Migraciones Internacionales, Volumen 1, Número 3, Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte. Castillo, Manuel Ángel (1997), “Los Guatemaltecos en la frontera al sur de México”, Desarrollo, marginalidad y migración, México, D. F., El Colegio de México. ------ (1993), “Migraciones de indígenas guatemaltecos a la frontera sur de México”, Boletín Centro Estudios Urbanos y Regionales, mayo, núm. 18, Ciudad Guatemala, Universidad de San Carlos de Guatemala. Castles, Stephen y Mark Miller (2004), La era de la migración. Movimientos internacionales de población en el mundo moderno, México, D. F., Universidad Autónoma de Zacatecas.

51

CEPAL/CELADE (2009), “Crisis financiera y migración internacional”, documento interno presentado en el Ciclo de charlas: retos y oportunidades de la crisis, 13 de agosto de 2009, Santiago de Chile, inédito. ------ (2006), Migración Internacional de latinoamericanos y caribeños. Características, retos y oportunidades. Documento de referencia elaborado en ocasión del Encuentro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo, organizado por la SEGIB, Madrid, julio de 2006, inédito. CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) (2008), “Migración Internacional y Desarrollo / Síntesis”. En OIM/SEGIB/CEPAL I Foro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo (FIBEMYD), Unidos por las Migraciones. Cuenca, Ecuador, abril de 2008 SEGIB/OIM/CEPAL ------ (2007), Migración internacional, derechos humanos y desarrollo: síntesis y conclusiones (LC/L.2706), Santiago de Chile. ------ (2006), Migración internacional, derechos humanos y desarrollo (LC/W.98), CELADE, División de Población, Santiago de Chile, [en línea] http://www.eclac.cl/cgi-bin/getProd.asp?xml=/publicaciones/xml/8/26608/P26608.xml&xsl=/celade/tpl/p9f.xsl&base=/celade/tpl/top-bottom_mig.xslt ------ (2005), Panorama social de América Latina 2005. Síntesis (LC/G.2288-P), Santiago de Chile. ------ (2002), Globalización y desarrollo [LC/G.2157(SES.29/3)], Santiago de Chile. ------ (1999), Informe de la reunión regional de expertos sobre el uso productivo de las remesas familiares y comunitarias en Centroamérica [LC/MEX/L.417(SEM.101/3)], México, D. F., Sede subregional de la CEPAL en México. División de Población de las Naciones Unidas (2005), “Tendencias de migración internacional 1965-2005”, documento presentado a la Reunión de Expertos sobre Migraciones Internacionales y Desarrollo en América Latina y el Caribe, México D. F., noviembre-diciembre. Domingo, Andreu (2004), “Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España entre la complementariedad y la exclusión”, trabajo presentado al I Congreso de la Asociación Latinoamericana de Población, Caxambú (Brasil), 18-20 de septiembre. Domingo, Andreu y Rosana Martínez (2005), La población latinoamericana censada en España en 2001: un retrato sociodemográfico, inédito, sobre la base de datos del Censo de Población y Vivienda de 2001.

52

Durand, Jorge y Douglas S. Massey (1992), “Mexican migration to the United States: a critical review”, Latin American Research Review, vol. 27, Nº 2, Montreal, McGill University. Gil Araújo, Sandra (2004), “Migración Latinoamericana en España: estado de la cuestión”, en Cartografías migratorias. Migraciones internacionales en el marco de las relaciones norte sur, Madrid, CEP/FUHEM, [en línea] www.gloobal.net. Instituto Nacional de Estadística de España (INE) (2009), Avance del Padrón municipal a 1 de enero de 2009. Datos provisionales; en Notas de Prensa, 3 de junio de 2009. Izquierdo, Antonio (2004), Cambios en la inmigración a resultas de la política restrictiva del gobierno español, Center for Comparative Immigration Studies, Working Paper Nº 109, Berkeley, Universidad de California. Khan, Azfar; Rola Abimourched y Ruxandra Oana Ciobanu (2009), The global economic crisis and the impact on migrant workers, OIT, [en línea], <http://www.ilo.org/public/english/support/lib/financialcrisis/download/khan.pdf>. Klein, Michele (2005), International migration management through inter-state consultation mechanisms (UN/POP/PD/2005/13), United Nations Expert Group Meeting on International Migration and Development, Nueva York, julio. Lohrmann, R. (1999), “Regional intergovernmental consultation processes on migration management”, documento presentado al International Symposium on International Migration Towards the New Millennium: Global and Regional Perspectives, Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Consejo Internacional de Ciencias Sociales (CICS), University of Warwick, Centre for Research in Ethnic Relations, 15 al 18 de septiembre. Martin, Philip (2009a), “The recession and migration: alternative scenarios”, Working Papers, 13, International Migration Institute (IMI), University of Oxford, [en línea], http://www.imi.ox.ac.uk/news-store/working-paper-13-the-recession-and-migration-alternative-scenarios. ------ (2009b), “International Labor Migration: The Numbers-Rights Dilemma”, trabajo presentado en Global Mobility Regimes Conference, 27-28 de abril, Nueva York, [en línea], <http://www.globalmobility.info/pdfs/PMartin.pdf> ------; Manolo Abella y Christiane Kuptsch (2006), Managing Labor Migration in the Twenty-first Century, Yale University Press, New Haven and London, [en línea], <http://yalepress.yale.edu/yupbooks/book.asp?isbn=9780300109047>. ------ y Manolo Abella (2009), “Migration and development: the elusive link at the GFMD”, International Migration Review, Vol. 43, No. 2, Summer 2009, Center for Migration Studies, Nueva York.

53

Martin, Susan y B. Lindsay Lowell (2009), “Slowing Economic Growth and Future Impacts on Migration, and Migrants”, Memoria de la sesión anual del Programa Interamericano para la Promoción y protección de los Derechos Humanos de los Migrantes incluyendo a los Trabajadores Migratorios y sus Familias, OEA, Programa de Migración y Desarrollo, Secretaría Ejecutiva para el Desarrollo Integral, Institute for the Study of International Migration, Georgetown University. Martínez Jorge (ed.) (2008), América Latina y el Caribe: migración internacional, derechos humanos y desarrollo (LC/G.2358-P), Santiago de Chile, CEPAL/CELADE. ------ (2005), Globalizados, pero restringidos. Una visión latinoamericana del mercado global de recursos humanos calificados, serie Población y desarrollo, Nº 56 (LC/L.2233-P), Santiago de Chile, CEPAL. Publicación de las Naciones Unidas, Nº de venta: S.04.II.G.153. ------ (2003), El mapa migratorio de América Latina y el Caribe. Las mujeres y el género, serie Población y desarrollo, Nº 44 (LC/L.1974-P), Santiago de Chile, CEPAL. Publicación de las Naciones Unidas, Nº de venta: S.03.II.G.133. Martínez Buján, Raquel (2003), La reciente inmigración latinoamericana a España, serie Población y Desarrollo, Nº 40 (LC/L. 1922-P), Santiago de Chile, CEPAL. Publicación de las Naciones Unidas, Nº de venta: S.03.II.G.76. Meins, Robert (2009), Las Remesas en tiempos de inestabilidad financiera: Impacto de la crisis financiera en las remasas a América latina y El Caribe, Washington, DC, Inter-American Development Bank (IDB), FOMIN, [en línea], <http://idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=1913744>. ------ (2008), S/T en Fritz, Allison, Economic crisis just one of many intersecting variables determining remittance trends, Inter-American Dialogue. MFIC (Microfinance International Corporation) (2009), “Are Remittances Still Resilient? Exploring the Impact of the Global Economic Downturn on Migration and Remittances” Microfinance After Hours Seminar Series, 31, United States Agency for International Development (USAID). MTIN (Ministerio de Trabajo en Inmigración de España) (2009), Gabinete de Prensa, en Buscador de noticias del Ministerio, Sección Laboral [en línea]: http://www.tt.mtin.es/periodico/perhisto/HistoBase.asp Naciones Unidas (2004), World Economic and Social Survey 2004: International Migration (ST/ESA/291/Add.1.), Nueva York, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. Publicación de las Naciones Unidas, Nº de venta: E.04.II.C.3. OIM (Organización Internacional para las Migraciones) (2009), “The impact of the global financial crisis on migration”, IOM Policy Brief, Genova, OIM.

54

------ (2006), La migración internacional y el desarrollo. Perspectivas y experiencias de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Ginebra. OIT (Organización Internacional del Trabajo) (2005), Panorama laboral 2005. América Latina y el Caribe, Lima, Oficina Internacional del Trabajo. Orozco, Manuel (2009b), Migración y remesas en los tiempos de recesión: Efectos sobre las economías de América Latina y el Caribe, Caracas, Inter-American Dialogue, Secretaría Permanente del SELA, [en línea], <http://www.sela.org/DB/ricsela/EDOCS/SRed/2009/05/T023600003460-0-Recesion_global_migracion_y_remesas.pdf>. Orozco, Manuel y Ana Ferro (2009) (eds.), “Worldwide Trends in International Remittances”, Migrant Remittances Newsletter, Vol. 6, 1, USAID’s Microenterprise Development Office y DFID (Department for International Development), [en línea], <http://www.microlinks.org/ev.php?ID=13069_201&ID2=DO_TOPIC>. Papademetriou, Demetrios G. y Aaron Terrazas (2009), “Immigrants in the United States and the Current Economic Crisis”, Migration Information Source, Migration Policy Institute (MPI), [en línea], http://www.migrationinformation.org/Feature/display.cfm?id=723 Pellegrino, Adela (2000), “Migrantes latinoamericanos: síntesis histórica y tendencias recientes”, Montevideo, Universidad de la República, Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) -División de Población de la CEPAL, inédito. Pellegrino, Adela y Jorge Martínez (2001), Una aproximación al diseño de políticas sobre la migración internacional calificada en América Latina, serie Población y desarrollo, Nº 23 (LC/L.1687-P), Santiago de Chile, CEPAL. Publicación de las Naciones Unidas, Nº de venta: S.01.II.G.215. Pereira, Armand (2009), “La Crisis Financiera Global y su Impacto sobre las Tendencias Migratorias Futuras”, Memoria de la sesión anual del Programa Interamericano para la Promoción y protección de los Derechos Humanos de los Migrantes incluyendo a los Trabajadores Migratorios y sus Familia, Washington, OEA/OIT. Pérez, Antía (2004), “Los residentes latinoamericanos en España: de la presencia diluida a la mayoritaria”, Papeles de población, año 10, Nº 41, julio-septiembre, Toluca, Universidad Autónoma del Estado de México. Ratha, Dilip; Sanket Mohapatra y Ani Silwal (2009), “Outlook for Remittance Flows 2009‐2011: Remittances expected to fall by 7-10 percent in 2009”, Migration and Development Brief, 10, World Bank, Migration and Remittances Team, Development Prospects Group, [en línea], <http://siteresources.worldbank.org/INTPROSPECTS/Resources/Migration&DevelopmentBrief10.pdf>.

55

------ y Sanket Mohapatra (2009), “Revised Outlook for Remittance Flows 2009-2011: Remittances expected to fall by 5 to 8 percent in 2009”, Migration and Development Brief, 9, World Bank, Migration and Remittances Team, Development Prospects Group, [en línea], <http://siteresources.worldbank.org/INTPROSPECTS/Resources/MD_Brief9_Mar2009.pdf>. ------ (2003), “Worker’s remittances: an important and stable source of external development finance”, Global Development Finance 2003. Striving for Stability in Development Finance, Washington, D. C., Banco Mundial. Rodríguez, Gabriela (2006), “La trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes en el marco de los derechos humanos”, en SEGIB (Secretaría General Iberoamericana), Unidos por las migraciones. Encuentro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo, Madrid, SEGIB. Ruiz, Erika (2008), “Desencuentros migratorios eurolatinoamericanos: un dilema estructural”, en CELARE (ed.), V Cumbre América Latina y el Caribe – Unión Europea Lima 2008. Evaluación, desafíos y propuestas, CELARE, pp. 211-245. Ruhs, Martin (2009), “Migrant Rights, Immigration Policy and Human Development”, Human Development Research Paper 2009/23, United Nations Development Programme (UNDP), [en línea], <http://hdr.undp.org/en/reports/global/hdr2009/papers/HDRP_2009_23.pdf>. ------ y Phillip Martin (2008), “Numbers vs. Rights: Trade-offs and Guest Worker Programs”, International Migration Review, vol. 42, 1, pp. 249-265, [en línea], <http://www3.interscience.wiley.com.ezproxy.library.tufts.edu/cgi-bin/fulltext/119400394/PDFSTART>. SEGIB (Secretaría General Iberoamericana) (2006), Unidos por las migraciones. Encuentro Iberoamericano sobre Migración y Desarrollo, Madrid, SEGIB. Solimano, Andrés (2005), “International mobility of talent and its impact on global development: an overview”, documento presentado al Taller sobre movilidad internacional de talentos y sus efectos sobre el desarrollo, Santiago de Chile, CEPAL, mayo. Villa, Miguel y Jorge Martínez (2004), “International migration in Latin America and the Caribbean: a summary view of trends and patterns”, Santiago de Chile, Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) – División de Población de la CEPAL, inédito. Vono, Daniela y Andreu Domingo (2008), “El retorno de españoles desde América Latina: características demográficas y distribución espacial de los flujos entre 1988 a 2006”, Revista Cuadernos Geográficos, en revisión.

56

------ (2007), “El control de los flujos procedentes de Iberoamérica a España desde la perspectiva sociodemográfica”, en A. Izquierdo (ed.), Actas del Seminario Internacional de Políticas Migratorias, A Coruña, Universidade da Coruña. Wickramasekara, P. (2008), “Globalisation, International Labour Migration and the Rights of Migrant Workers”, Third World Quarterly 29(7): 1247-1264.