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Nuestra Musica N°37

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Revista Nuestra Musica - N°37 Cineclub La Quimera

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¡HAY EQUIPO!

JUAN JOSÉ GORASURRETAJUAN BIANCHINIJUAN MARISTANYLUCÍA TORRESMATIAS HERRERA CÓRDOBAANA FERNÁNDEZ COMESANA FERNÁNDEZ COMESANA APONTESEZEQUIEL SALINASJULIA PESCEJIMENA BUSTOSEVA CÁCERES

DISEÑO: POTAJECREATIVO.COM.AR

Asociación Teatro La Luna, Biblioteca Popular Luna Abierta

Si querés recibir nuestra programación semanal escribí a [email protected]

R e v i s t a d e d i s t r i b u c i ó n g r a t u i t aA ñ o 6 – N ú m e r o 3 7J u n i o – J u l i o 2 0 1 2

Cine el Calefón

TODOS LOS JUEVES A LAS 20.30 HORASEN TEATRO LA LUNA: PASAJE ESCUTTI 915ENTRADA CONTRIBUCIÓN VOLUNTARIA

Jueves 14/6

RADIO ON de Christopher Petit104 minutos (1979)

Inglaterra

Jueves 21/6

EL OJO EN EL POZO de Johan Van Der Keuken94 minutos (1988)94 minutos (1988)

Holanda

Jueves 28/6

MILESTONES de Robert Kramer y John Douglas58 minutos (1996-1997)

Estados Unidos

Jueves 5/7MY WINNIPEG de Guy MaddinMY WINNIPEG de Guy Maddin

80 minutos (2007)Canadá

VENIMOS VIAJANDO DE LEJOS

CINECLUB LA QUIMERA

VENIMOS VIAJANDODE LEJOSTEMPORADA 32

La distancia entre los países repara de algún modo la excesiva proximidad de los tiempos.Jean Racine

Porque yo sé que el tiempo es siempre tiempoy que el lugar es siempre y solamente un lugar

y que lo que es actual lo es sólo en cierto tiempoy para un solo lugar.

T.S. Elliot

Hay una película que me enseñó a viajar incluso antes de haberme movido mas allá del umbral de mi puerta. Se llama Sans Soleil y fue realizada por Chris Marker. Se inicia con las dos divisas de arriba. Viajar, abandonarse a un punto desconocido del horizonte, es una experiencia tanto del orden del espacio como del temporal. Encontrar otra manera de perder y pasar el tiempo. Al contrario del programa turístico nunca puede haber un objeto de conocimiento predeterminado. Se viaja hacia lo desconocido, y sólo se visita si ya hemos visto antes un lugar. No hay sorpresa. No hay cambio. En algún sentido Kerala, Estados Unidos, Bristol y Winnipeg son lugares de los que queda algo aún para ver, algo para enseñarnos. A la manera de Maddin hay que trasladarse en el tiempo hasta la infancia, hacia algún origen. En la vertiente holandesa de Van Der Keuken se atraviesa la cultura Occidental hacia el Oriente, llevando la cámara a la altura del hombro, sosteniendo cuerpo a cuerpo cada plano, como un explorador. Petit prefiere conducir sin rumbo preciso, a la deriva de su estéreo, en la embriagadora sintonía de sus interlocutores. Milestones, Kramer y Douglas en cambio, bucean en una generación que eligió extraviarse antes que encontrar, al final del camino, al gran padre que la llamaba a su seno. Echarse a andar, abandonarse a la incertidumbre. Volver a ver, por un instante y a través de una cámara, al mundo como algo frágil, fugaz, dispuesto a disolverse frente nuestra mirada. Retenido “sólo en cierto tiempo, y para un solo lugar”.El único requisito para elegir estas películas era que fueran más que buenas. Y lo son, por que más que proyectar afirmaciones, encuentran el punto de vista justo para filmar interrogantes.

Ezequiel Salinas

EDITORIAL

Viajar y ver cine son dos actividades que tienen entre sí más conexiones que las que hubiésemos

imaginado. ¿Cuántas veces miramos por la ventanilla de un auto el paisaje cambiante a gran

velocidad y tenemos la sensación de que ya vimos (o vivimos) ese momento en una película?

¿Cuántas veces nos preguntamos de dónde salen las imágenes tan arraigadas en nuestra memoria

de lugares que nunca conocimos personalmente? ¿O por qué será que tendemos a “musicalizar”

los recorridos? El cine en la vida o la vida en el cine, lo cierto es que la más joven de las artes nos

habilita una fascinante experiencia inmóvil de la percepción, posibilitando la expansión de los

límites de nuestro mundo sin la necesidad de desplazarnos físicamente.

La primera parada en este tour a veinticuatro cuadros por segundos quimerístico, se titula Radio

On, ópera prima del director, escritor y actor Chris Petit (Content, The Falconer, Negative Space). El

film de Petit se presenta como una doble invitación a esta experiencia itinerante pero in the english way: es un viaje físico y mental a través de la Inglaterra de 1979, cacheteada por el modelo

neoliberal thatcheriano, anónima, atomizada, gélidamente retratada en blanco y negro.

Robert, musicalizador de una estación de radio localizada en una fábrica Gillette, emprende un

viaje desde Londres a Bristol para descifrar un extraño suceso vinculado a su hermano. Personas,

acontecimientos y paisajes son testigos de un recorrido que excede a su destino. Porque la película

es, en definitiva, un viaje de ida hacia ningún lugar en concreto. Se trata más bien de una actitud de

búsqueda, de alerta (aunque ni su protagonista ni nosotros sepamos muy bien de qué), pero que

es sensible a la idea de estar siempre en movimiento. “Somos el vínculo entre los veinte y los ochenta. Todo cambio en esta sociedad pasa por una colaboración comprensiva usando grabadoras, sintetizadores y teléfonosµ��GHVFULEH�XQD�VXHUWH�GH�PDQLILHVWR�FROJDGR�HQ�XQD�SDUHG�GHO�GHSDUWDPHQWR�GH�5REHUW��¬Lejos de la proclama “sin futuro” de los punks absorbidos por el sistema, para Robert como tantos

otros de su generación, el futuro pasa por otro lado: la era electrónica, la de los resabios indus-

triales y los ideales setentistas derrumbados. En ese sentido, la banda sonora de Radio On tiene

una importancia fundamental, ya que no sólo musicaliza las imágenes y potencia sus efectos, sino

que resulta ser una propuesta coherente con el contexto ominoso y desesperante que evoca el

film. De allí su más que pertinente selección musical, la cual incluye temas como Radioactivity de

Kraftwerk, o Heroes de un David Bowie empapado de la experiencia alemana, que funcionan como

pistas para entender por dónde transitaba la vanguardia de la época, sus preocupaciones

estilísticas y formales.

Serge Daney, un gran crítico francés de cine y amante de los paseos, afirmaba cercano al fin de su

vida, que el cine se convirtió en sinónimo de apertura al mundo a través de sus viajes, ya que con-

sistía en ir a verificar a otros lugares que otros viven esa misma experiencia del cine, pero por

medio de otros lenguajes. Es hora de partir hacia otras latitudes. El motor está en marcha y la

radio encendida. Bon voyage.

EN EL CAMINO Radio On por Eva Cáceres

Radio On de Christopher Petit - Inglaterra -1979 – 104 min - JUEVES 14/6

Viajar y ver cine son dos actividades que tienen entre sí más conexiones que las que hubiésemos

imaginado. ¿Cuántas veces miramos por la ventanilla de un auto el paisaje cambiante a gran

velocidad y tenemos la sensación de que ya vimos (o vivimos) ese momento en una película?

¿Cuántas veces nos preguntamos de dónde salen las imágenes tan arraigadas en nuestra memoria

de lugares que nunca conocimos personalmente? ¿O por qué será que tendemos a “musicalizar”

los recorridos? El cine en la vida o la vida en el cine, lo cierto es que la más joven de las artes nos

habilita una fascinante experiencia inmóvil de la percepción, posibilitando la expansión de los

límites de nuestro mundo sin la necesidad de desplazarnos físicamente.

La primera parada en este tour a veinticuatro cuadros por segundos quimerístico, se titula Radio

On, ópera prima del director, escritor y actor Chris Petit (Content, The Falconer, Negative Space). El

film de Petit se presenta como una doble invitación a esta experiencia itinerante pero in the english way: es un viaje físico y mental a través de la Inglaterra de 1979, cacheteada por el modelo

neoliberal thatcheriano, anónima, atomizada, gélidamente retratada en blanco y negro.

Robert, musicalizador de una estación de radio localizada en una fábrica Gillette, emprende un

viaje desde Londres a Bristol para descifrar un extraño suceso vinculado a su hermano. Personas,

acontecimientos y paisajes son testigos de un recorrido que excede a su destino. Porque la película

es, en definitiva, un viaje de ida hacia ningún lugar en concreto. Se trata más bien de una actitud de

búsqueda, de alerta (aunque ni su protagonista ni nosotros sepamos muy bien de qué), pero que

es sensible a la idea de estar siempre en movimiento. “Somos el vínculo entre los veinte y los ochenta. Todo cambio en esta sociedad pasa por una colaboración comprensiva usando grabadoras, sintetizadores y teléfonosµ��GHVFULEH�XQD�VXHUWH�GH�PDQLILHVWR�FROJDGR�HQ�XQD�SDUHG�GHO�GHSDUWDPHQWR�GH�5REHUW��¬Lejos de la proclama “sin futuro” de los punks absorbidos por el sistema, para Robert como tantos

otros de su generación, el futuro pasa por otro lado: la era electrónica, la de los resabios indus-

triales y los ideales setentistas derrumbados. En ese sentido, la banda sonora de Radio On tiene

una importancia fundamental, ya que no sólo musicaliza las imágenes y potencia sus efectos, sino

que resulta ser una propuesta coherente con el contexto ominoso y desesperante que evoca el

film. De allí su más que pertinente selección musical, la cual incluye temas como Radioactivity de

Kraftwerk, o Heroes de un David Bowie empapado de la experiencia alemana, que funcionan como

pistas para entender por dónde transitaba la vanguardia de la época, sus preocupaciones

estilísticas y formales.

Serge Daney, un gran crítico francés de cine y amante de los paseos, afirmaba cercano al fin de su

vida, que el cine se convirtió en sinónimo de apertura al mundo a través de sus viajes, ya que con-

sistía en ir a verificar a otros lugares que otros viven esa misma experiencia del cine, pero por

medio de otros lenguajes. Es hora de partir hacia otras latitudes. El motor está en marcha y la

radio encendida. Bon voyage.

EN EL CAMINO Radio On por Eva Cáceres

Radio On de Christopher Petit - Inglaterra -1979 – 104 min - JUEVES 14/6

Donde anida lo ríspido que erosiona mi cara,

aquí el aire esta en mis pulmones

tiene químicos, no humo diesel, ni nieve...

ni escalas, ni dimensiones

logran huir del anima interno

lo queda, lo que se reproduce,

eso que transforma tu mirada

nos aleja de allí...

Todo sueño encarna una pesadilla, allí habitamos el tiempo. Las cosas que nos hacen ser, aún a pesar

nuestro. Aparentemente debo "atravesar todo lo que he visto y vivido... todo lo que he amado y

olvidado" para poder salir de allí.

Hay monstruos que permanecen agazapados.

Radiografía cinematográfica de las obsesiones de Maddin, de Winnipeg, que se hacen las nuestras, en

lo místico que nos envuelve y nos deposita en lugares en los que debemos escapar. Estos ríos nues-

tros vaciados de energía, enumerados de corrido, sin gracia ni mayor cuidado.

Dos viajes emprende en este tren imaginario, el de marcharse, contra todo pronóstico, escapando de

todos los fantasmas que abrazan la ciudad, y no dejan de tender manos en sus hombros para detener

esa huida. La obsesión por los recuerdos, por ese pasado que se esmeran en hacer desaparecer.

(O�VHJXQGR�YLDMH�HV�HVH�GXDO�FDPLQR¬HQWUH�ODV�LPiJHQHV�GH�XQ�:LQQLSHJ�DxRUDGR�\�OR�TXH�DWRUPHQWD��La pérdida, el despojo. No hay sitio ni lugar donde referirse. Maddin se pregunta tras la explosión del

Olmo Wolseley, “¿y si...? ¿Y si el municipio escuchara los deseos de la gente?", políticos sin calle, ni cultura,

sin gusto, arbitrarios, tejen ciudades sin pasado, con sangre en sus calles, paisajes muertos, y caballos

embalsamados por el río. El gesto de desesperación del que escapa sin destino, del que corre por

necesidad de dejar atrás, ¿y si...? y si nos escucharan en lugar de transformarnos en los mártires

de nuestra huida...

TODO SUEÑO ENCARNA UNA PESADILLA...My Winnipeg por Alberto Aristas

My Winnipeg de Guy Maddin - Canadá – 2007 – 80 min - JUEVES 5/7

Viajar y ver cine son dos actividades que tienen entre sí más conexiones que las que hubiésemos

imaginado. ¿Cuántas veces miramos por la ventanilla de un auto el paisaje cambiante a gran

velocidad y tenemos la sensación de que ya vimos (o vivimos) ese momento en una película?

¿Cuántas veces nos preguntamos de dónde salen las imágenes tan arraigadas en nuestra memoria

de lugares que nunca conocimos personalmente? ¿O por qué será que tendemos a “musicalizar”

los recorridos? El cine en la vida o la vida en el cine, lo cierto es que la más joven de las artes nos

habilita una fascinante experiencia inmóvil de la percepción, posibilitando la expansión de los

límites de nuestro mundo sin la necesidad de desplazarnos físicamente.

La primera parada en este tour a veinticuatro cuadros por segundos quimerístico, se titula Radio

On, ópera prima del director, escritor y actor Chris Petit (Content, The Falconer, Negative Space). El

film de Petit se presenta como una doble invitación a esta experiencia itinerante pero in the english way: es un viaje físico y mental a través de la Inglaterra de 1979, cacheteada por el modelo

neoliberal thatcheriano, anónima, atomizada, gélidamente retratada en blanco y negro.

Robert, musicalizador de una estación de radio localizada en una fábrica Gillette, emprende un

viaje desde Londres a Bristol para descifrar un extraño suceso vinculado a su hermano. Personas,

acontecimientos y paisajes son testigos de un recorrido que excede a su destino. Porque la película

es, en definitiva, un viaje de ida hacia ningún lugar en concreto. Se trata más bien de una actitud de

búsqueda, de alerta (aunque ni su protagonista ni nosotros sepamos muy bien de qué), pero que

es sensible a la idea de estar siempre en movimiento. “Somos el vínculo entre los veinte y los ochenta. Todo cambio en esta sociedad pasa por una colaboración comprensiva usando grabadoras, sintetizadores y teléfonosµ��GHVFULEH�XQD�VXHUWH�GH�PDQLILHVWR�FROJDGR�HQ�XQD�SDUHG�GHO�GHSDUWDPHQWR�GH�5REHUW��¬Lejos de la proclama “sin futuro” de los punks absorbidos por el sistema, para Robert como tantos

otros de su generación, el futuro pasa por otro lado: la era electrónica, la de los resabios indus-

triales y los ideales setentistas derrumbados. En ese sentido, la banda sonora de Radio On tiene

una importancia fundamental, ya que no sólo musicaliza las imágenes y potencia sus efectos, sino

que resulta ser una propuesta coherente con el contexto ominoso y desesperante que evoca el

film. De allí su más que pertinente selección musical, la cual incluye temas como Radioactivity de

Kraftwerk, o Heroes de un David Bowie empapado de la experiencia alemana, que funcionan como

pistas para entender por dónde transitaba la vanguardia de la época, sus preocupaciones

estilísticas y formales.

Serge Daney, un gran crítico francés de cine y amante de los paseos, afirmaba cercano al fin de su

vida, que el cine se convirtió en sinónimo de apertura al mundo a través de sus viajes, ya que con-

sistía en ir a verificar a otros lugares que otros viven esa misma experiencia del cine, pero por

medio de otros lenguajes. Es hora de partir hacia otras latitudes. El motor está en marcha y la

radio encendida. Bon voyage.

EN EL CAMINO Radio On por Eva Cáceres

Radio On de Christopher Petit - Inglaterra -1979 – 104 min - JUEVES 14/6

Un hombre perseguido por un tigre sube a un árbol.La rama se inclina peligrosamente sobre un pozo seco que hay bajo el árbol.

Un par de ratones roen la rama.Abajo, en el fondo del pozo el hombre ve un montón de serpientes enroscándose.

En la pared del pozo crece una brizna de hierba.En su extremo hay una gota de miel. Lame la miel.

Esto sucede en un mundo soñado que se repite mil veces.Esto sucede en el único mundo que conocemos.Y yo estoy allí y lo veo, como si fuera un sueño.

Comienza el segundo viaje, el más místico de este ciclo, un traslado aventurero en manos de Johan Van Der Keuken. Nuestro destino es la India, Kerala.La primera reflexión al ver la película es como Van Der Keuken logra llegar a una relación armónica entre el cuerpo / técnico, pensamiento / imagen cinematográfica. El transcurrir de las imágenes se sucede de una manera casi respirada, pulsada por la suspensión de la humedad, el agua, el caminar de un personaje, un baile o el ritmo de la ciudad. El tiempo transcurre como el de quien viaja y conoce lentamente a través de la observación diferentes formas de un lugar. La filosofía india, como los dos cuentos entrelazados en el film, se expresa en una profunda relación entre la salvaje armonía de la naturaleza y el cuerpo/pensamiento de los humanos. Entonces nosotros pensamos nuevamente, sumergidos en las distancias y roces entre puntos paralelos, el deseo y la conciencia, la cámara y el ojo. La película comienza con un fragmento poetizado de un texto muy conocido de la literatura Zen ubicando tu ojo sobre el pozo, la miel, las víboras y la frágil rama que contiene a nuestro profundo deseo con con-ciencia animal. Nos adentramos en la experiencia cinematográfica de Van Der Keuken, el viaje casi místico por el paisaje de los hombres de la India, por la cultura del baile, los rituales y la circulación del dinero.Pienso entonces en este viaje. Se produce el deseo ¿Hay objetos de deseo que articulan la creación de un film? ¿pensamos en los films como dispersos deseos en busca de placer? Entonces el deseo no es una abstracción, su objeto es una cultura, un lugar, una filosofía. Hay en cada fragmento un tacto de la imagen, un acercamiento, un temor casi invisible a lo desconocido de las tradiciones ajenas, una avidez de un poco más. Un devenir del deseo en placer. “Desear es construir un agenciamiento, construir un conjunto”, dice Gilles Deleuze. Tal vez el cine como los viajes se traten también del agenciamiento de un conjunto de plac-eres, ¿cómo lograr a partir de nuestro lenguaje, el cine, llevar nuestro deseo desde un film a quien lo recibe con su ojo en el pozo?Adentro, sumergido entre el musgo suave, el aire se mueve por el arrastrar de las víboras, ves el fondo y ves la miel, entonces pensamos, tomamos, lamemos la miel.Des passagers bienvenus! Sumergiros en la construcción de vuestro placer.

Vino una mujer joven y radiante, los animaba a todos los seres vivos a cambiar.

Ya es hora de que la gente encienda el fuego…

Ana Apontes

EL DESEO Y LA CONCIENCIA .LA CÁMARA Y EL OJO.El ojo en el pozo por Ana Apontes

En 1975 Robert Kramer y John Douglas necesitaban moverse para sobrevivir. Durante los 60´ habían atravesado Estados Unidos llegando incluso a Vietnam para testimoniar en y con carne propia el espíritu de su época. La reivindicación de los derechos civiles de negros e indígenas. La resistencia al imperialismo belicista de Nixon, Johnson y CIA, la conquista del poder por parte de las fuerzas más rabiosamente reaccionarias. En definitiva, habían atravesado el discurso y la lucha panrevolucionaria. Diez años más tarde, tendrían que recoger el testimonio de ese itinerario cara a cara con el espejo. La militancia política de la que habían formado parte y desde donde organizaron huelgas, marchas, sabotajes y atentados en contra del estado y el sistema que rechazaban, había sido disuelta. Perseguidos o diezmados. El gran padre blanco de los Estados Unidos había resistido el embate de sus hijos. En la carretera de la lucha habían puesto varios hitos. Marcas para evitar el extravió. Señales que establecieran límites. Y Milestones destaca por su lucidez y honestidad para ver esos hitos. Es una película donde un solo personaje no alcanza para plasmar las ansias y la frustración de una generación que lucho y lucha. Entiende que es necesario contar una historia colectiva más que de construir una(s) biografía(s) aislada(s). Como escribió con mucha lucidez un crítico que la vio al momento de su estreno, no es una película hecha en contra de Hollywood sino hecha como si Hollywood nunca hubiera existido.

Me cuesta viajar. Me quedo absorto en el paisaje exterior. Hay mucha historia, muchos crímenes y sueños aplastados.

Los personajes de Milestones transitan un estado de perplejidad. Salidos de la cárcel, asumiendo el lugar de padres y hermanos, volviendo de sus autoexilios a una sociedad que los asfixia, intentan sobrevivir, evaluar su militancia política y su vida, pero siempre bajo la impronta de no quedarse solos. Se agrupan. Su desazón y su ira sólo pueden ser conjuradas por la pulsión de no reconciliarse con la sociedad que pretendían cambiar, pero en ese movimiento jamás quedar aislados. Es necesario un movimiento. Recorrer rostros. Caminar. Conversar. Bajo el sol o en la nevada elaborar el paso de una generación a otra. Entender que en la historia propia, y en la de su país, no eran huérfanos. Establecer vínculos con los que lucharon y los que no. Ir “desde las montañas nevadas de Utah a las esculturas natu-rales del Monument Valley, hasta las cavernas de los indios hopi, y a la suciedad y el polvo de New York”, como rezaba el manifiesto de la película.

LOS AMERICANOS. Milestones por Ezequiel Salinas

Kramer y Douglas saben que no hay mejor forma de contar una historia, que poniendo a dialogar a padres e hijos. Confrontan en un mismo relato las sociedades contra las que cada generación tiene y tuvo que combatir u homologarse. En planos cerrados, con la cámara al hombro y el pulso de la con-tingencia. No hay tiempo de buscar soluciones delicadas. Hay que montar con hacha y encuadrar a golpe de ojo. No olvidar que en el camino no hay que dejar de mirar el paisaje. El mar, el fuego, el bosque y las montañas están ahí, esperando. Milestones no trata de contar la historia de una generación en una línea de tiempo, sino de montarla como si fuera un collage de partes incompletas, recortadas, que van amontonándose para encontrar sentido en conjunto. Y en ese gesto hay una violencia y un desparpajo que son como un relámpago, que de pronto, nos hace ver algo por primera vez.

A todos los cineastas que aceptan reglas limitadas, reglas socialmente determinadas de claridad de exposición, que piensan que las películas deben utilizar un vocabulario

socialmente aceptado para ser “convincentes”, les decimos, esencialmente: “Usted sólo trabaja, sea cual sea su razón,

cualquiera que sea su supuesto contenido, para apoyar y reforzar esta sociedad”. Ellas son parte de los mecanismos que mantienen la estabilidad

a través de la re-integración. Sus películas están ayudando a sostener todo eso y,

por último, cualquiera que sea la manera es que usted se describe a sí mismo, usted ya ha elegido uno de los lados.

Robert Kramer

Milestones de Robert Kramer - Estados Unidos – 1975 – 195 min - JUEVES 28/6

No es momento de hacer un cambio.Relájate y tomatelo con calma.

Todavía sos joven, ese es tu error,Hay tanto que tenés que saber.

Padre e hijo Cat Stevens

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