Nuestra Voz 007

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    Experiencias en dilogo

    [ ]ADEMS ESCRIBEN:Ral Zibechi / Vicente Zito Lema / Camilo

    Blajaquis / Esteban El As! / Mario Santucho100% VILLERO[ ] ENTREVISTAS A:Coco Rivero / Ral Cantero

    Jos Pausides / Vladimir Salamanca

    Movimiento Popular La Dignidad| Octubre / Noviembre 2012 |ao 2 |N 7 |$ 7

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    Nmeroespecial:

    LUC

    HAYORGANIZACIN

    ENVILLA

    SYASENTAMIENTOS

    35 MARIO A. SANTUCHO:FERRZ Y LA CULTURA MARGINAL

    38 TESTIMONIO:

    ESTEBAN EL AS!

    POESA

    40 CAMILO BLAJAQUIS,AL BARRIO CARLOS GARDELY MS

    42 VICENTE ZITO LEMA,AL PADRE CARLOS MUGICA

    WWW.MPLD.COM.AR

    / Movimiento PopularLa Dignidad / octubre - noviembre2012 / ao 2 / N 7/ $ 7

    TRABAJARON, ESCRIBIERON,

    COLABORARON EN ESTE NMERO:PABLO VITALE / RAL ZIBECHI / MARIO A.SANTUCHO / ESTEBAN EL AS! / CAMILOBLAJAQUIS / ESTEBAN RODRGUEZ /VICENTE ZITO LEMA / HERNN OUVIA/ CHRISTIAN ROMO / X-WERA / JULINBOKSER / RATA VEGA

    MUCHAS, MUCHAS GRACIAS A:COCO RIVERO / RAL CANTERO / JOSPAUSIDES / VLADIMIR SALAMANCA /SEBASTIN A. VRICELLA (FOTO DE TAPA) /

    MATAS STANKOVICH

    DEDICAMOS ESTE NMERO A LA

    CLASEROLA MEDIA Y TODXS AQUELLXSQUE CUANDO VEN A UN VILLEROSIENTEN ODIO, MIEDO Y DESPRECIO, APESAR DE QUE NUESTRAS VIEJAS LESLAVAN LOS CALZONES Y LES CUIDAN ASUS HIJOS...

    Servillero:

    EXPRESIONES

    CULTURALES04DOCUMENTO DE CORREPI

    06PABLO VITALE:HISTORIA DE LAS VILLAS PORTEASELECCIONES EN LA VILLA 21- 24

    10 DOCUMENTO DE LA CORRIENTE VILLERA12 ENTREVISTA A COCO RIVERO13 ENTREVISTA A RAL CANTERO

    15 RADIO: LA VOZ DE LAS VILLAS16 CONTAMINACIN AMBIENTAL EN LOS BARRIOS18 ESTEBAN RODRGUEZ: POLTICAS REPRESIVAS24 COMPAS: LOS INVISIBLESEXPERIENCIAS LATINOAMERICANAS

    27 RAL ZIBECHI: TRADICIONES DE RESISTENCIA30 CHILE: LA LEGUA32 VENEZUELA: COMITS DE TIERRA URBANA

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    vuelve a la cancha para jugar el partido con los y las de abajo, esos que no se ven, esasque no se oyen; los sin, las nunca, los nadie; quienes no tenemos ten, ni mucamas que nos sigan;quienes resistimos los embates de los que nos vigilan y nos gobiernan, que construimos nuestrasvidas y otras vidas como las nuestras pese a la estigmatizacin, la xenofobia, el olvido y la miseria.

    Somos quienes tratamos de estudiar despus del laburo, quienes no twiteamos, quienes no atenta-mos contra la democracia. Somos quienes construimos la ciudad, y limpiamos las veredas y hastalos calzones de quienes nos discriminan.

    Nosotrxs peleamos por nuestra democracia, la de nuestras villas, organizando un espacio polticoque nos represente, nos agrupe y nos d fuerza. Luchamos contra el paco y sus productores, que

    estn relacionados con la cana, que dice dar seguridad.

    Somos lxs de la casita de chapa, que cuando llueve nos damos una mano para sacar los rboles deltecho o armar nuevamente el ranchito.

    Somos quienes sabemos que la Prefectura se acuartela por golpista y no por sindicalista. Somosquienes sufrimos con ese cinturn militarizado que ajusta nuestras calles, que nos segrega, que noshumilla.

    Somos quienes tenemos planes porque nos dejaron sin plan, que tenemos tarjetas para comprar co-mida porque en el granero del mundo todo se va para afuera; quienes miramos al pueblo bolivarianofestejar el triunfo de Hugo Chvez, dndonos conanza y fuerza porque todava se puede.

    Hoy en Argentina muchas otras cosas van pasando, pero nos es indispensable pensarnos.

    Es por eso que cruzamos nuestras miradas con la de lxs cumpas de Chile, que son pobla como no-sotras y nosotros, que lucharon contra la dictadura igual que ac y que tratan de juntarse para tenerms igualdad; y con los Comits de Tierra Urbana, nacidos desde abajo, que construyen su caminopor las huellas de Bolvar, de Chvez, del Che, de nuestra gente.

    Mostramos lo nuestro con Blajaquis y El As!, nuestra poesa, nuestros das, nuestras vidas; esas vidasque pasaron, que lucharon y que dejaron marcas, estigmas como los de Jess, como los de Ricciar-delli o el propio Mugica, recordado en estas pginas por don Zito Lema.

    Somos quienes tenemos esas otras vidas al borde del Riachuelo, pegaditos a cementerios de gentey de autos, levantando nuestras casas y nuestras cosas, en terrenos de rellenos sanitarios, en basu-reros.

    Estos y muchos otros temas, estas y muchas otras voces, estas y otras lneas que les convidamos enmedio de estos rumores de desestabilizacin, tiros, clarines y asonadas.

    Eso s, ni lo duden, estaremos defendiendo los logros conquistados, sea contra los ricos, sea contrala cana, la gendarmera, el Papa o la CIA.

    No nos quedaremos calladxs. Las calles son del pueblo y no de quienes gobiernan, las calles son delpueblo y no de quienes vigilan, las calles son nuestras y no de la maldita polica.Saludos rebeldes de

    DE LA VILLA SOMOS

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    DESCLASADOS,NUNCA TRABAJADORES

    DOCUMENTO DE CORREPI

    Ante la asonada de Prefectura y Gendarmera que, al cierre de esta edicin,

    continuaba sin resolverse, decidimos hacer nuestras las palabras de la

    CORREPI (Coordinadora contra la Represin Policial e Institucional), con las quecoincidimos plenamente. A continuacin reproducimos algunos prrafos del

    comunicado que hicieran pblico el 3 de octubre pasado.

    FOTO:SE

    BASTIANA.

    VRICELLA

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    E

    l conicto por la paga delos prefectos y gendarmes,

    que se ha extendido portodo el pas, y que amenaza con exten-derse a otras fuerzas represivas, poneen evidencia la verdadera naturaleza de

    su despreciable funcin. Con este mo-tn, una falsedad queda al descubierto:no existe la profesionalizacin ni la de-mocratizacin de las fuerzas represivascomo garanta de paz social. La repre-sin es, antes que nada, expresin delmonopolio de la violencia del Estado,

    en una sociedad con privilegios de cla-

    se.La naturaleza del reclamo (estricta-mente monetario) pone tambin en

    evidencia otra falsedad: no es sindicali-zando a las fuerzas de represin como selogra desbaratar su enorme capacidad de

    violencia sobre el pueblo pobre. La sindi-calizacin slo mejora su relacin con elEstado, pero no cambia la perversa natu-

    raleza de su razn de ser. Los prefectos,gendarmes, y el resto de los represores,

    no son trabajadores; no se trata de una

    huelga, sino un motn o asonada. []El hecho de que los policas provengan

    en gran medida del pueblo no signicanada. Es la existencia la que determina laconciencia. Y la existencia no se encuen-tra determinada por la percepcin de unsalario sino por la funcin social que seejerce. []

    Todas las experiencias de sindicaliza-cin (en Argentina existen varias agru-paciones o asociaciones de policas y

    miembros del aparato represivo del Es-tado) conducen inexorablemente a mejo-rar la capacidad de fuego, y las condicio-nes en las que ejercen la represin.

    El sistema capitalista no se concibe sin

    trabajadores disciplinados para tolerar

    los niveles de explotacin y alienacin.Cualquier atisbo de levantamiento pro-voca la suelta de la jaura. Porque nopueden prescindir de los trabajadores,

    necesitan todava ms de la polica, gen-darmes, prefectos y todo pedigree por el

    estilo.Los reclamos por la paga, son mostra-

    dos por derecha, y por alguna izquierda

    tambin, como un reclamo laboral ms.Con esposas e hijos aplaudiendo a co-lumnas de uniformados que entran vo-ciferando mientras entorpecen el trco,el panorama se parece mucho al de los

    numerosos reclamos que se formulanlos trabajadores. La diferencia - entreotras- es que en estos reclamos no hay

    nadie legitimado con balas y gases ame-

    nazando con reprimir. []Se trabaja en las fbricas y en los co-

    mercios, se trabaja en las obras y en el

    campo, en la montaa y en el agua, se

    trabaja en las ocinas y en los hospitales,en espacios pblicos y privados.

    Formando parte del aparato represi-

    vo, NO SE TRABAJA, SE CUMPLE LAFUNCIN DE DISCIPLINAR Y CON-TROLAR A LOS QUE TRABAJAN, loque impacta en la subjetividad de la cla-

    se trabajadora.Eso se hace, con o sin profesionalismo,

    con o sin instruccin democrtica, con osin cursos de derechos humanos, con o

    sin sindicalizacin. En todos los casos,quienes cumplen esa funcin inherenteal monopolio de la fuerza por parte delEstado, reciben tambin otros favores departe del mismo Estado a la hora de exa -minar sus conductas (impunidad, ven-tajas, benecios procesales, asistenciajurdica, etc). Y no es casual que salgan aexigir ms benecios cuando ms visiblese hace la necesidad que el gobierno de

    turno tiene de las que la ministra llama

    sus fuerzas de conanza, las profesio-nales, las no corruptas, para invadirlos barrios, patrullar las calles y prevenir,

    con la invasin uniformada, cualquieratisbo de ms organizacin popular. []

    Recordamos que, los que reclaman,

    son los mismos que hace poquitos dasdesalojaron salvajemente la Panamerica-

    na y apalearon y metieron presos a 60

    trabajadores en Campo de Mayo (porprimera vez desde 1983), cuando se con-

    memoraba el da del detenido desapa-recido, por orden de un ex carapintada,segundo de la ministra ms progre del

    gobierno de los derechos humanos; losmismos que en 2005 y 2006 militariza-

    ron y torturaron en Las Heras y repri-mieron a los trabajadores pesqueros en

    Mar del Plata; los mismos que, en 2007,

    reprimieron a los trabajadores del Casi-no; los mismos que se inltran y espantrabajadores con el Proyecto X; en n,los mismos que, en 1999, asesinaron a

    Mauro Ojeda y Francisco Escobar en el

    puente de Corrientes, cuando la ministrams progre del gobierno de los dere-

    chos humanos, era la viceministra delInterior del gobierno de la Alianza.

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    LAS PRIMERAS VILLAS DE LA CIUDAD

    Por los aos `30, los alrededores del Puerto Nuevo de Retiro se empezaron a poblar de

    pequeas casas de materiales precarios. Una nueva forma de habitar la ciudad estabanaciendo: las villas.

    Ese ncleo de casitas fue desalojado, reubicado y vuelto a formar al menos tres vecesen sus primeras dcadas de existencia hasta que se consolid el barrio Inmigrantes,que hasta hoy forma parte de la Villa 31 de Retiro. Los primeros pobladores de las villasfueron inmigrantes europeos, principalmente polacos e italianos. Hombres solos que lle-gaban escapando de las guerras y hambrunas, buscando mejores chances de sobrevivir,

    ocupando los puestos de trabajo que ofrecan el puerto y los ferrocarriles.

    Es que desde el inicio las villas estn pobladas por trabajadores y trabajadoras, funda -mentalmente migrantes, que llegan a la ciudad justamente cuando en ellas existen me-

    CRNICAS DE LANECESIDAD Y LARESISTENCIADesde los primeros asentamientos a principios delsiglo XX hasta hoy, las villas de la ciudad de Buenos

    Aires han pasado por sucesivos ciclos de ocupacin,

    desalojo y reconstruccin, siempre de la mano de la

    miseria y la falta de polticas estatales que resuelvan

    definitivamente la demanda de vivienda de los sectores

    populares. El autor recorre aqu la historia de estosterritorios que, pese a todo, continan poblndose da

    a da, y cuyos habitantes cada vez ms asumen por s

    mismos la solucin a sus necesidades.

    POR PABLO VITALE *

    VILLAS PORTEAS

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    jores oportunidades laborales que en sus lugares de origen. No es casual que justamenteen los aos 30 se comienza a recongurar la estructura productiva en base a la sustitu -cin de importaciones, lo que implic un aumento de la demanda de mano de obra en laciudad y una emigracin creciente de las zonas rurales hacia las urbanas.

    Tambin desde su origen sobre las villas pesa la estigmatizacin con la que se intentadeslegitimar una de las pocas alternativas de vivienda que tienen los sectores populares.Una buena muestra es la del libro que publica el Comisario Juan Alejandro R en 19371,en el que habla de Villa Esperanza (uno de los antecedentes de la Villa 31). El artculose titula Falta de trabajo. Ejemplo vivo. Cuadro humano. Campamento de desocupados; allse caracteriza a la poblacin y sus condiciones habitacionales en trminos netamentedespectivos. El conjunto de 17 imgenes que ilustra el apartado es contundente en cuantoa la descalicacin que recae sobre los pobladores y la propuesta de erradicacin delasentamiento que se abona, por lo que vale la pena detenernos en algunas.

    En la primera imagen, en la que se ve una la de hombres se acota: Tras la ltima

    gran guerra europea llegaron al pas extranjeros -especialmente polacos-, en su mayora excombatientes, que slo traan consigo taras patolgicas y una pobreza absoluta de bienes; ylas siguientes tres fotografas muestran la villa y llevan los epgrafes: Las rudimentariasviviendas del campamento; Bajas y antihiginicas casuchas, Inmundas pocilgas ms bien.

    Este artculo es un buen ejemplo de cul es la propuesta para las villas de las autoridadesen ese momento y en muchos posteriores-: despreciar a la poblacin residente envillas, marginarla y erradicarla. En lugar de resolver los problemas habitacionales de lostrabajadores que residen en villas, el Estado se ha orientado alternativamente hacia la

    ejecucin de polticas de desalojo, o hacia el desentendimiento de la satisfaccin de lademanda de vivienda de los sectores populares.

    LAS POLTICAS HABITACIONALESY LA ORGANIZACIN POPULAR EN TRES PERODOS

    1955 1976. ENTRE LA ERRADICACIN Y LA RESISTENCIA

    El Estado local o nacional fue el que, en la mayor parte de los casos, habilit lainstalacin inicial de poblacin en sectores en los que se desarrollaron las actuales villasporteas. Como ejemplos, estn el ya mencionado Barrio Inmigrantes, base de lo quehoy es la Villa 31 de Retiro; el conjunto de casas precarias que dio origen a la Villa 20 amediados de la dcada del 40 o los Ncleos de Vivienda Transitoria que se transformaronen anexos permanentes de villas que pretendan ser erradicadas.

    Sin embargo, las villas de la ciudad empezaron siendo objeto de polticas pblicas con losprimeros planes de erradicacin de las dictaduras que se sucedieron desde 1955. Durantela dictadura que puso n a la segunda presidencia peronista, se desarroll el Plan deEmergencia, que postul el desalojo de las villas. Esta poltica fue perfeccionada en elPlan de Erradicacin de Villas de Emergencia (PEVE, ley 17.605/67), que propona laurbanizacin no de las villas, sino de los villeros: los mismos fueron consideradosmigrantes rurales a los que haba que socializar para la vida urbana antes de otorgarlesviviendas denitivas. Para esto se construyeron ncleos habitacionales transitorios(NHT), que se suponan viviendas de socializacin urbana, previas a la adjudicacin deinmuebles permanentes, que slo en pocos casos se concretaron.

    1 Re, Juan Alejandro (1937): El problema de la mendicidad en Buenos Aires, sus causas y remedios, Biblioteca

    Policial, Buenos Aires.

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    Estos programas generaron una creciente resistencia en las villas, y hacia los sesenta

    se consolid el acercamiento de las organizaciones villeras a la CGT de los argentinosy al Movimiento de los Sacerdotes para el Tercer Mundo, as como a los trabajadoresde la Comisin Municipal de la Vivienda (CMV), quienes contravenan las directivasgubernamentales.

    El tercer gobierno peronista, iniciado en 1973, encontr un movimiento villerofuertemente identicado con el proyecto nacional y popular que aquel expresaba.Durante este perodo la poblacin residente en villas pas de 34.430 personas en 1960a ms de 100 mil una dcada despus, y alcanz su mximo histrico hacia 1975, conalrededor de 200 mil.

    Las expectativas que el regreso de Pern haba abierto entre la poblacin de villas notardaron en frustrarse. La intervencin sobre estos barrios fue asignada al Ministerio

    de Bienestar Social (MBS) comandado por Jos Lpez Rega, que llev adelante laerradicacin parcial de la Villa 31 y Bajo Belgrano, ambas ubicadas en la zona norte de laciudad. Esa accin fue el prlogo de la poltica desarrollada por la dictadura que se iniciaen 1976.

    1976 1983: DICTADURA, VIOLENCIA Y DESALOJO

    En 1976 la poblacin residente en villas alcanzaba el mximo histrico registradohasta el presente con 213.823 personas. Durante la misma se llev adelante el desalojocompulsivo ms drstico de la historia: expulsaron a los habitantes a sus lugares deorigen, a conjuntos habitacionales o a terrenos vacantes (a lo que se sum la desapariciny represin fsica de varios pobladores y referentes). Para 1981, segn versiones ociales,se haba desalojado a casi 150 mil personas.

    Esta expulsin de fuerza de trabajo alojada en las villas fue consecuente con un proceso dedesindustrializacin cristalizado, entre otros elementos en la prohibicin de actividadesfabriles en la ciudad de Buenos Aires.

    La frase de Guillermo del Cioppo, titular de la CMV por aquellos aos no puede ser msclara con respecto a la poltica urbana de la dictadura: Hay que hacer un esfuerzo efectivopor mejorar el hbitat, las condiciones de salubridad e higiene de la ciudad. Concretamente,

    vivir en Buenos Aires no es para cualquiera sino para el que la merezca, para el que acepte las

    pautas de una vida comunitaria agradable y efciente. Debemos tener una ciudad mejor para

    la mejor gente. () Se trat el problema de las villas en forma quirrgica y en tiempo rcord(citado en Oszlak, 1991).

    1983 A NUESTROS DAS: LAS VILLAS VUELVEN A POBLARSE

    Con el n de la dictadura las villas que no fueron completamente erradicadas se comien-zan a recongurar con la llegada de algunos de sus antiguos pobladores y la incorpora -cin de nuevos migrantes. A partir de los 80 se sucedieron planes impulsados por laentonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, que postulaban dar una respuestadiferente a la problemtica. As, se desarrollaron varios programas, todos con el planteocomn de radicar e integrar los entornos villeros como solucin denitiva. Esta lnea deintervencin es visible hasta el presente y fortalecida normativamente a mediados de ladcada del noventa, por ejemplo con la incorporacin en la Constitucin de la Ciudad

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    Autnoma de Buenos Aires (CCABA) del artculo 31, en el que se hace especial nfasisen el derecho a la vivienda y a la ciudad, reriendo especcamente a la situacin de lasvillas y situaciones de emergencia habitacional.

    Sin embargo, en la actualidad, las villas son los nicos territorios de la ciudad en los

    que se verica un crecimiento demogrco signicativo; desde el Censo Nacional dePoblacin de 2001, cuando se registraban poco ms de 100 mil habitantes, se llega a los163.587 censados en 2010. Mientras que en el resto de la ciudad la poblacin permaneceestable o decrece, en estos barrios llega a duplicarse, avanzando sobre espacios vacantes

    y densicando los ya ocupados. En paralelo a esta expansin del mercado inmobiliarioinformal y la profundizacin de la situacin de emergencia habitacional de los sectorespopulares, el mercado formal transit en la primera dcada del 2000 un perodo desostenido crecimiento desde la recuperacin econmica posterior a la crisis de 2001.Pero este boom inmobiliario no tiene como destino la vivienda, sino que es el destinoms seguro para el depsito del dinero de quienes ms acumulan durante estos aos

    (por ejemplo, desde terratenientes sojeros, hasta empresarios exitosos). La dinmicadel mercado inmobiliario y el notable desfasaje entre vivienda producida y dcit habi -tacional, de todas formas, no es novedosa: se explica en el marco de procesos urbanoscapitalistas en los que la vivienda tiene el rango como todo producto del trabajo huma-

    no de mercanca.

    En ese contexto, las intervenciones estatales dirigidas a resolver la problemtica urbanade los sectores de menores recursos resultan claramente decitarias. A pesar de que laletra de las sucesivas polticas posteriores a las erradicaciones forzosas durante la ltimadictadura postulan su regularizacin dominial y/o su radicacin e integracin urbana, laconcrecin de esos planteos ni siquiera se acerca a la escala de la situacin. El cambio deparadigma de las polticas hacia villas y el reconocimiento normativo de las aspiraciones

    histricas de sus pobladores no tiene implicancias directas ni en la resolucin de la pro-blemtica, ni en la reversin del estigma que sigue pesando sobre estos territorios y quie-nes viven en ellos. En este sentido, la cobertura meditica y las declaraciones pblicasde funcionarios estatales refuerzan a menudo concepciones negativas y discriminatoriascomo las que presentamos en apartados anteriores.

    Mientras tanto, sin embargo, la sostenida organizacin de los villeros viene creciendo.Aunque desde los 80 fueron frecuentes los intentos de cooptacin por parte del Estado,tambin lo son las experiencias de organizacin y resistencia. Generalmente los proble-mas a los que tienen que hacer frente quienes viven en villas llevan a organizaciones,referentes y pobladores/as, no slo a demandar al Estado su solucin, sino tambin atomar en sus propias manos la construccin de la respuesta a sus necesidades. Eso es

    lo que pas y pasa con la provisin de servicios (luz, agua, cloacas), los comedores co -munitarios o los numerosos centros comunitarios. En ese camino de buscar respuestasa las urgencias cotidianas tambin se van forjando los proyectos de transformacin deestos barrios, respetando y valorando lo que construyeron sus vecinos, pero revirtiendo

    la segregacin y estigmatizacin que algunos pretenden perpetuar.

    *Politlogo (UBA), investigador, educador popular y fotgrafo. //pablovitale.blogspot.com.ar

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    Organizacin territorial

    DOCUMENTO DE LA CORRIENTE VILLERA INDEPENDIENTE

    LAFUERZAQUE SE VIENE

    FOTO:RE

    INALDOO

    RTEGA

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    Organizacin territorial

    Como espacio de articulacin de las villas de la capital federal, la CVI se

    propone ser un eje coordinador de las distintas experiencias de lucha de losbarrios ninguneados por todos los gobiernos. Decimos barrios porque nuestra

    primera aspiracin es trabajar y luchar por la urbanizacin. Nos proponemos

    avanzar por todos los medios: sentarnos a discutir con el poder ejecutivo,

    legislativo y judicial pero sabiendo que nuestro poder est en la organizacin

    y en la lucha de todas y todos lxs vecinxs que estn dispuestas a poner el

    cuerpo y las ideas para cambiar todo lo que deba ser cambiado.

    VILLEROS Y VILLERAS, INDEPENDIENTES

    Queremos rescatar lo mejor de nuestros barrios, la gente detrabajo, la solidaridad entre vecinos. Recuperar la identidadvillera de barrio de laburantes, esos que fueron levantadospor las primeras generaciones y que muchos todava siguenah pelendola. En este proceso nos posicionamos como

    independientes de los gobiernos de turno que solamentese acercan para pedir favores, votos y comprar conciencias.Tampoco nos interesa vendernos al mejor postor como hacenlos punteros y punteras que dicen representar a los vecinos.Nuestra dignidad no tiene precio. Este juego macabro de losgobiernos de ofrecerle plata a la gente para corromperlos estpensado para dividir a los y las vecinas, por esto es muy im-

    portante el trabajo de todos los das. Con esto demostramosque hay otra forma de hacer poltica que hay ideas transfor-madoras que no pueden ser compradas ni corrompidas.

    NUESTRAS ARMAS: LA ORGANIZACIN Y LA UNIDAD

    Para enfrentar a los poderosos, esos que hacen negocios conlas necesidades de la gente, es fundamental la unidad y laorganizacin. Como corriente villera independiente nos or-ganizamos de forma asamblearia, buscando la ms ampliaparticipacin de todas y todos los compaeros. Es la mejormedicina contra los abusos de poder y el clientelismo. Lohacemos por barrio respetando la autonoma de decisin yaccin de cada villa pero adems generamos una instancia dearticulacin con delegados elegidos en la asamblea de basede cada lugar.

    OBJETIVOS

    La lucha por la urbanizacin de las villas es la columna verte-bral de la Corriente. Pero en el camino hacia ese objetivo, quees largo pero no imposible, trabajamos da a da para mejorar

    las condiciones de vida. En este sentido, a medida que vamosdiscutiendo y viendo los problemas, los vamos resolviendo

    como comunidad organizada.El tipo de urbanizacin que imaginamos es una propuesta

    integral que permita que todos los vecinos: nios, jvenes,adultos y ancianos puedan desarrollar al mximo sus capa -

    cidades y se realicen como seres humanos. Planteamos ur-banizacin con radicacin. Qu quiere decir esto? Que nonos vamos a ningn lado, que en el barrio donde estamos

    nos quedamos a vivir dignamente. No queremos ni subsidiosni terrenos en otras provincias ni ninguna de esas cosas que

    dividen. El segundo punto es que queremos hacerlo nosotrosmismos, pelearle a los gobiernos esto, ya que es parte de re-

    cuperar la identidad villera solidaria de construir un barrio

    para nosotros mismos. En el camino nos animamos a pensarlas diferentes esferas de la vida cotidiana como son la educa-cin, la salud, la vivienda, la cultura y el trabajo e ir luchandopara construir todo esto. Algo ya hemos avanzado. Hemos

    construido establecimientos educativos (jardines, primaria ybachilleratos) en donde no solo estudiamos sino que reexio-namos acerca de cmo estudiar, para qu y qu educacinqueremos para nosotros y para nuestros hijos. Lo mismo conla salud: construimos el segundo centro comunitario de sa-lud en donde se atiende y adems se forman promotores quepuedan, con las herramientas de la prevencin ir mejorandola salud del barrio. Con la lucha contra el gobierno de la ciu -dad y el nacional nos hemos puesto a trabajar de manera coo-

    perativa en el mantenimiento de los espacios pblicos. Losnes de semana se realizan actividades culturales para todaslas edades. Todo esto es posible gracias a la organizacin, laparticipacin y el debate colectivo.

    A esto te invitamos. A la lucha por un maana que valgala pena.

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    Organizacin territorial

    Nosotros construimos una propuesta integral

    extensa, abarcadora de cada uno de los temasque es necesario encarar en la comunidad.

    Realmente tenemos un deseo, un sueo: el de solucionarnuestros problemas como comunidad, en lo individual, en

    lo familiar, en lo colectivo. Fundamentalmente es la cuestindel derecho a una vivienda digna, y la pelea, desde hace aos,

    por la urbanizacin.Creemos que tenemos el derecho de sentarnos con la

    gente del Estado para discutir y llevar adelante qu tipo de

    urbanizacin queremos. Adems existe otro gran problema,ya que hay 1400 familias, unas 4000 personas, que s o s te-nemos que salir del borde del Riachuelo. [Respecto a eso] hayuna demanda judicial que est demorada por los problemas

    que est teniendo el juez [Luis Antonio] Armella, quien esta cargo de la causa. Nosotros, como lista, estamos al lado decada familia viendo la solucin a ese problema, que tiene que

    ver con la vivienda digna, permanente y denitiva, y no las vi-viendas que est haciendo el gobierno de Macri, que son una

    falta de respeto hacia nuestra gente porque son casas de unahechura muy berreta. Entonces exigimos esto presentandodenuncias en la Legislatura de la ciudad, en la Corte Supremade Justicia, y como mejor nos sale: luchando por todo estocomo vecinos, como lista roja, al lado de nuestros vecinos.

    No quisiramos que nuestra ciudad se faveliceo se mili-tarice, como hoy estn todas las villas de la Capital; y por so-bre todo tenemos el derecho de discutirle al propio Estado, al

    ministerio de Seguridad de la Nacin, qu tipo de seguridadnecesitamos, cmo se tienen que manejar los elementos queellos hacen bajar a nuestras comunidades con la Prefectura yla Gendarmera, ya que no estn actuando bien, estn apre-tando y lastimando a nuestros chicos.

    En infraestructura nos vamos a meter con todo, tanto conlos organismos de la ciudad que tienen que ver con el tema

    como con las empresas que las gestionan, y sentarnos a dis-

    cutir con cada uno de ellos todo: por dnde pasan los caosmaestros de cloacas, de luz, de agua, etc., para poder cons-truir, o mejor dicho, reconstruir nuestra villa.

    Tenemos una gran tarea poltica y social que realizar, y lohacemos con la conviccin de formar parte de un grupo degente muy honesta, muy capaz, donde todos, cada uno de no-

    sotros, somos luchadores. En lo particular, yo estoy orgullosode formar parte de este grupo humano [..] donde sentimos elcario, el afecto que le tiene la gente a cada uno de nuestroscompaeros, y por sobre todo, el respeto. Todo eso nos da latranquilidad, y la posibilidad de pensar que es posible que

    nuestra comunidad nos apoye. Necesitamos que la comuni-dad est tras cada una de las necesidades, de los problemas,

    para apoyar o exigir a los gobiernos o a los organismos quecorrespondan, juntos, como villeros que somos.

    *Extractos de la entrevista realizada para En Movimiento TV

    (enmovimientotv.blogspot.com)

    ELECCIONES EN LA VILLA 21-24

    PARA DECIDIR CMOQUEREMOS VIVIR

    COCO RIVERO*

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    Organizacin territorial

    El prximo 28 de octubre se elegir la nueva Junta Vecinal

    en la Villa 21-24 (Barracas), una de las ms grandes de

    la ciudad, donde viven alrededor de 80 mil personas. Al

    respecto conversamos con Coco Rivero, candidato de la

    Corriente Villera Independiente en la lista roja, y con Ral

    Cantero, miembro independiente de la misma agrupacin.

    N uestra Voz: Cmo llegaste a la Villa?

    Ral Cantero: Mis padres son paraguayos, yo nac en Posa-das, Misiones. En el ao `79 vinimos para Buenos Aires. Yotena 9 aos. Pero en el `81, cuando estaban los militares,hubo un plan de desarraigo en las villas y nos toc dejar la

    casa. Yo recuerdo que era un domingo a la tarde, lloviznaba,no me lo olvido ms. Vino un camin, metimos todas las co-sas ah y mientras nos bamos alejando empezaban a tirar lascasas a mazazos. De ah nos fuimos a un terreno en Beraza -tegui a empezar de nuevo. Luego fuimos a Paraguay, luego aPosadas, y en el 85 de vuelta a Buenos Aires a la villa 21-24.

    NV: Cmo era el barrio hasta el 81, como se viva en esa

    poca?

    RC: En ese entonces haba mucho terreno libre, era lindoporque haba canchitas por casi todos lados y podas recorrerbastante el barrio. Era muy distinto a lo que se ve hoy.

    RAL CANTERO

    NV: Qu cambios viste cuando regresaste en el `85?

    RC:Cuando me fui esto estaba casi devastado, si bien habavecinos que se quedaron y resistieron. Y cuando volvimosestaba mucho ms poblado. Estuve bien ac durante miadolescencia, el barrio era tranquilo, lindo siempre. Despus

    empez a crecer ms, fue llegando mucha gente y se perdiun poco lo que era.

    NV: Sin dudas debe ser totalmente distinto. Hoy se calcula

    que hay 80 mil personas en el barrio, es imposible conocer a

    todos. Y vos qu hacas, a qu te dedicabas?

    RC: Siempre trabaj, desde chico fui laburador. Me tocvender diarios, helados, de todo. Cuando estuvimos en Para-guay la pasamos muy mal, mi pap no tena trabajo y huboun ao y pico que parar la olla fue muy duro, muy difcil.Ac en el barrio trabaj en muchas cosas, en una verdulera,en panadera, en un taller de chapa y pintura, y actualmente

    hago cerrajera.

    NV: Cmo fue pasar los aos 90 y la crisis del 2001 en la

    villa?

    RC: La dcada del 90 con Menem fue muy difcil. Comotodos sabemos el trabajo escaseaba y haba que rebuscarse.Pero lo ms duro para m fue la crisis del 2001 porque yatena tres hijos, y justo haba arrancado un emprendimiento.No saba cmo salir de esa situacin. Era insoportable, in-sostenible, me faltaba para comer. No tengo otra forma deconseguirme el mango sino laburando y estaba todo parado,

    no haba nada. Entonces viendo esa situacin me un conel pueblo, el pueblo que estaba pasando lo mismo, no era

    yo solo. Me integr a esa gran masa que se levant, porqueera el pueblo y el pueblo pobre, nosotros, los perjudicadoshttp://enmovimientotv.blogspot.com.ar/

    TELEVISIN COMUNITARIA

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    Organizacin territorial

    de siempre, los golpeados, los olvidados. Me levant con lafuerza que tena y fui un activista ms. En la situacin quevivi el pas fue un medio para que el gobierno vea lo que seestaba viviendo, porque ningn gobierno lo hace hasta que el

    pueblo se levanta.

    NV: Cmo se lo vivi en el barrio?

    RC: El barrio sinti muy fuerte el impacto de la crisis. Habagente que se iba, conozco muchos vecinos que se fueron aEuropa, o los que eran de Paraguay o de Bolivia se volvanall. Yo pens en irme a Espaa, pero me falt para el bo-leto (risas). Un amigo, un amigazo que tengo, recuerdo queme deca que ya pasara todo eso. Pero fue duro, en el barrioestaba todo parado y haba una corrupcin tremenda, entrelos transas, los chorros y las [comisaras] 30 y 32, que paralo nico que entraban era para pedir plata y para matar a los

    pibes con el gatillo fcil. Se vivieron cosas muy tristes. Si para

    el pas fue difcil, en la villa fue mucho peor.

    NV: Y hoy est en discusin la cuestin de la urbanizacin y

    la radicacin de las villas. Qu est pasando en la 21-24 con

    estos temas?

    RC: Actualmente est la mesa de urbanizacin, y es un grupoque ahora est cada vez ms fuerte, son personas a las querealmente les importa el barrio y que estn trabajando en eso.Me parece bien lo de la urbanizacin, porque trae los arreglos,las mejoras, los servicios bsicos que necesita el barrio.

    NV: No es como mucha gente cree, sobre todo en los sectores

    medios y altos, que el que vive en la villa es porque no quierepagar la luz, el agua, etc. En realidad terminan pagando todo

    mucho ms caro. La gente quiere tener agua potable, electri-

    cidad, gas natural, son servicios bsicos

    RC: As es, es cuestin de entrar al barrio y ver las condicio -nes en las que se encuentra. Yo siempre estuve de acuerdocon que se mejoren las villas, que haya un plan de vivienda.Pero tenemos gobernantes arreglados con los punteros polti-cos que lo nico que buscan es su benecio. Guillermo Villar,por ejemplo, cuando en el `81 nos desalojaron l andaba con

    las planillas con los nombres de la gente que tena que salir,l estuvo con los que tiraron las casas. Y cuando volvimos albarrio segua Villar y supuestamente es un referente, peroyo no me olvido de cmo fueron las cosas porque nadie meborra lo que viv.

    NV: Estamos en vsperas de elecciones en la Villa. Cmo se

    vive este proceso y cmo es tu participacin?

    RC: Esta es una oportunidad inmejorable. La primera [elec-cin] fue tan rpida y apurada Guillermo Villar siempre seauto elega, no hubo elecciones democrticas como esta. Se

    vot al ms conocido pero al menos capacitado, porque habapoca informacin. Gan la lista verde, que era de Macri. Esincreble que en una villa gane una lista de Macri. Yo le decaa los vecinos que Macri si pudiera nos mandara a la Chi-na o a la Antrtida. Yo particip en esas primeras elecciones,no quise estar afuera, pero esta vez lo hago con ms conoci -miento. Hoy somos ms los que nos dimos cuenta del enga-o que sufrimos. La lista verde, la violeta, la azul y blanca, laamarilla, la azul grana son todos traidores. Los vemos en su4x4, ostentando, y ahora que hay elecciones hacen campaa,colocaron 50 metros de cable en un lugar, 30 metros de cao

    en otro, mandan a hacer una cloaca, y yo digo recin aho-

    ra se acuerdan? Estuvieron todo este tiempo haciendo platacon sus copetruchas, porque no son cooperativas, son cope-

    truchas, y como son cmplices con el GCBA tenan libertadpara hacer lo que les pareca. Entonces, una vez nos podemosequivocar pero dos no. Los vecinos hoy estamos de pie, conconciencia, sabiendo a quin vamos a votar. Eso es lo que es-tamos trabajando desde la lista roja, somos vecinos que cree-

    mos que el barrio puede mejorar mucho, y tratamos de crear

    conciencia y de que la gente identique quin es cada uno.Es lamentable que haya vecinos que se presten para hacerle

    campaa a Macri, o para el gobierno nacional, que tiene tanto

    poder y tanta caja pero hacen pegatinas en lugar de hacer un

    trabajo en el barrio. Proponen traer el subte hasta la avenidaIriarte, y es una tomada de pelo porque no tenemos cloacas,no tenemos agua, pero piensan en el subte

    NV: Cmo cres que sern los resultados para la lista roja?

    RC: Yo creo que habr un triunfo de la lista roja, porque es lalista de los vecinos, est compuesta por gente del barrio, y va

    a ganar el barrio. Hay que tomar conciencia de lo que signi-can estas elecciones porque tenemos al gobierno nacional y al

    de la ciudad con todos sus aparatos. En las primeras eleccio -nes no haba tanta informacin, pero ahora hay mucha mspelea y estos monstruos van a caer, el barrio va a triunfar conla lista roja, no me cabe ninguna duda0.

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    Organizacin territorial

    LaVoz de las Villas es el programa radial de la Corrien-te Villera independiente, una experiencia novedosaque ya cumpli sus primeras quince emisiones. Todos

    los viernes, los villeros y las villeras tenemos un espacio en

    la radio desde donde contar, con nuestra perspectiva y nues-

    tras palabras, las realidades de nuestros barrios. Lejos de los

    estereotipos con los que buscan escondernos y condenarnoslos grandes medios de comunicacin, en La Voz de las Vi -llas podemos contar lo que nos pasa, lo que pensamos, loque sentimos y los que vemos. Expresarnos desde nuestraidentidad nos permite mostrarnos como somos y no como

    los poderosos quieren que seamos. As, podemos romper conlos clsicos estereotipos sobre las villas y dar a conocer nues-

    tras ideas, nuestros trabajos, nuestras esperanzas, nuestras

    formas de hacer poltica y enfrentar a los malos gobiernos.El programa cuenta con varias secciones y a lo largo de una

    hora vamos recorriendo las distintas villas y conversando sobre

    diferentes temas: vivienda, urbanizacin e infraestructura, sa-

    lud, educacin, seguridad y derechos humanos, cultura, gne-ro, violencia, contaminacin ambiental, poltica y voluntad deorganizacin. Sobre cada una de estas cuestiones presentamosnoticas e informes, debatimos, aprendemos y sacamos conclu-siones que reejan nuestras perspectivas y opiniones.

    En la seccin Historias de Vida entrevistamos a compae-ros y compaeras para que sean ellos y ellas quienes constru-

    yan su relato en primera persona. Y as podemos conocer cmollegaron al barrio, qu pensaron en aquel momento, con qui-

    nes empezaron a relacionarse y cmo se sienten hoy. Conocersus historias tambin es una forma de rescatar esas voces queno se escuchan en otro lado y que tienen mucho para ense-

    ar. La Voz de las Villas tambin tiene su bloque internacional,en el cual hablamos con compaeros y compaeras de otros

    pases que nos cuentan sobre las formas de vida y las luchas

    de los sectores ms postergados. Favelasen Brasil, chabolasenEspaa,poblacionesen Chile: distintos nombres pero una solalucha por la vivienda y la dignidad. Conversar con ellos y ellasnos permite extender los necesarios lazos de solidaridad entrelos pueblos, a la vez que entender que el capitalismo nos ataca

    en todos lados. El cierre del programa lo dedicamos a difundir

    las actividades del barrio y a dar a conocer las distintas inicia-tivas que realizamos.

    Los viernes a las 12 del medioda por FM 97.3 en los barriosdel sur y por www.fmlacaterva.blogspot.com los y las invita-mos a escuchar La Voz de las Villas para conocer de primeramano y sin prejuicios ni intermediarios lo que pasa en nues-

    tras villas. Estamos convencidos de la necesidad de contar connuestras propias herramientas de comunicacin y es por esoque con mucho entusiasmo construimos nuestro programa.En La Voz de las Villas nos hacemos escuchar y demostramosque, aunque quieran, no van a poder callarnos.

    RADIO VILLERA

    VOCESDEL BARRIOY PARA EL

    BARRIO

    FMLACATERVA.BLOGSPOT.COM

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    E

    s sabido es que la cuestinambiental no se reduce a los

    mbitos rurales. Sin embargo,a pesar de la importancia que tiene en

    los espacios urbanos -en particular en

    lo referido a la contaminacin y al ac -ceso desigual a los servicios pblicos

    elementales, tales como el agua potable

    y el aire limpio- existe una cierta natu-ralizacin de esta condicin social quesufren millones de personas en BuenosAires. Los basurales a cielo abierto, laproliferacin de industrias nocivas parala salud, la carencia de cloacas y la exis-

    tencia de aguas servidas, la no recolec-cin de residuos, el hacinamiento ha-bitacional y la falta de espacios verdes,son slo algunos de los invisibles age-los que padecen las villas y los barrios

    perifricos.En su libro titulado Inamable, Javier

    Auyero y Debora Swistun describen lacondicin de vida de quienes habitanen la villa de Dock Sud, y utilizan unconcepto que resulta pertinente para

    caracterizar este tipo de situaciones: elde sufrimiento ambiental. En efecto, lasy los villeros no respiran el mismo aire,

    ni pisan el mismo suelo, ni toman la

    CONDICIONES DE VIDA EN LOS BARRIOS

    LACONTAMINACINAMBIENTAL,

    UN ENEMIGOINVISIBLE

    misma agua que los restantes habitan-

    tes de la ciudad. Inhalan un aire, cami-

    nan por un suelo y consumen un aguade peor calidad.

    Al respecto, vale la pena mencionarcuatro ejemplos emblemticos de este

    tipo de sufrimiento ambiental: la Cuen-ca Riachuelo-Matanza, el Polo Petroqu-mico, el Cementerio de autos de la Villa20 de Lugano, y los rellenos sanitariosrealizados por el CEAMSE (CinturnEcolgico del rea Metropolitana So-ciedad del Estado), todos ellos ubicados

    en la periferia urbana de Capital y Gran

    Buenos Aires y con amplia incidenciaen el deterioro de la calidad de vida de

    sus habitantes, en particular de aque-

    llos de condicin socio-econmica msbaja que se ven obligados a vivir en zo-

    nas carenciadas, asentamientos y villas

    de emergencia aledaos a estos focos decontaminacin.

    A la cuenca Riachuelo-Matanza po-dramos denirla como una inmensacloaca a cielo abierto, que en toda su

    extensin afecta a casi 5 millones depersonas. Existen ms de 3 mil fbricasinstaladas en sus alrededores y se calcu-

    la que vierten diariamente en sus aguas

    88 mil metros cbicos de desechos

    industriales. Esta situacin se ve agu-

    dizada porque el 55% de la poblacinriberea, en gran parte integrada por

    villerxs tanto de diversos barrios del sury oeste de la ciudad como de la provin-

    cia de Buenos Aires, no posee cloacasy el 35% no cuenta con acceso a la red

    de agua potable. Por los altos niveles decontaminacin, estos vecinos sufrenenfermedades respiratorias, de la piel yhasta hepatitis. Los ros de la cuenca re-ciben 368 mil metros cbicos de aguas

    residuales domsticas por da y slo el

    5% recibe el tratamiento que necesitanpara no ser contaminantes.

    Por su parte, el Polo Petroqumico,localizado en la zona sur del conurba-

    no bonaerense y a slo 4 kilmetros delcentro porteo, constituye el conglo-

    merado industrial de mayor contami-

    nacin de todo el pas, que abarca 380hectreas y concentra alrededor de 42

    empresas, 25 de las cuales son de alto

    riesgo por sus emanaciones y desechos

    txicos. De acuerdo a diferentes infor-mes elaborados por organismos espe-

    cializados (entre ellos, por la Agencia deCooperacin Internacional de Japn),

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    A la falta de servicios pblicos

    elementales, se suma un factor clave

    que estigmatiza la vida en las villas y

    asentamientos: la contaminacin del

    aire, del suelo y del agua, un flagelo

    que avanza provocando enfermedades

    y muerte. Estesufrimiento ambiental

    es analizado aqu a partir de

    cuatro casos emblemticos: la

    cuenca Riachuelo-Matanza, el PoloPetroqumico, el cementerio de autos

    de la Villa 20 (Lugano) y el CEAMSE.

    Por Espacio de Bienes Comunes del MPLD

    solo en Villa Inamable -asentamientoque se encuentra en el corazn mismo

    de este polo- se ha constatado la presen-cia de 17 sustancias txicas (benceno,tolueno, xileno, tetracloruro de carbo-no, entre las ms peligrosas), a lo que

    se suma el terrible hecho de que ms

    del 50% de los nios poseen plomo en

    la sangre.Otro caso importante es el del Ce-

    menterio de autos de la Villa 20 deLugano (ms conocido como Playa Es-pora), que forma parte de la Playa deInvestigaciones Judiciales de la Polica

    Federal. Producto de la contaminacinde la tierra, el aire y las napas, uno de

    cada tres nios que vive en la villa tiene

    niveles de plomo en la sangre mayores

    a los aceptables, y muchos de ellos su-

    fren enfermedades respiratorias, dolo-res abdominales y cefaleas; a pesar delo cual sigue sin cumplirse la ley que

    obliga al Estado a construir un Hospitalen el barrio. Recordemos el cinismo delactual Jefe de gobierno Mauricio Macri,lanzando su campaa electoral en octu-

    bre de 2007 en esta misma villa junto a

    una nia pobre, y expresando que estoes lo que no queremos ms. Si bien se

    ha comenzado a erradicar el Cemente-rio (no por la iniciativa de los polticos,

    sino a partir de la digna lucha que handado lxs vecinxs en los ltimos aos),no existe al da de hoy una solucinsustancial al problema que sufren losmiles de habitantes de la Villa 20.

    Por ltimo, elCEAMSE, a travs delsistema de relleno sanitario que prolife-ra en algunos de los barrios ms pobres

    de la zona Sur y Sudoeste del conurba-

    no bonaerense (tales como GonzlezCatn de La Matanza, Ensenada y VillaDomnico), contamina el aire a travs

    de las emanaciones gaseosas que pro-ducen las miles de toneladas de basura

    que se depositan all diariamente, ascomo el suelo y las napas de agua por

    las constantes ltraciones de metalespesados (cromo, vanadio, talio, silesio).Segn denuncias realizadas por asam-

    bleas barriales y asociaciones vecina-

    les, estos focos de contaminacin yahan provocado ms de mil muertes e

    innumerables problemas respiratorios

    y lesiones cerebrales en los nios, ascomo hipertensin arterial, afeccionesrenales y hepticas en cientos de adul-

    tos. Un dato a tener en cuenta es que el

    70% de toda la basura que se incinera

    y utiliza para relleno en estas zonas es

    producida por la poblacin de la CiudadAutnoma de Buenos Aires.

    En funcin de este diagnstico, consi-deramos sumamente relevante promo-

    ver y fortalecer la creacin de proyectosy espacios comunitarios que luchen por

    la defensa de la ciudad como un biencomn, reivindicando el derecho so-

    cial al hbitat por parte de los sectores

    populares. Esta propuesta poltica re-quiere que vinculemos la demanda de

    urbanizacin de nuestros barrios con

    la exigencia de un ambiente sano, ascomo el acceso a -y la difusin de- infor-macin genuina y de herramientas te-rico-prcticas que apunten a estimular

    la participacin constante de las y losvecinos en contra de todos estos focosde contaminacin. En ltima instan-cia, apostamos a pregurar y construiruna sociedad en donde, adems de no

    existir ninguna forma de explotacin,discriminacin u opresin, el disfrutedel ambiente y de nuestro entorno no

    constituya un privilegio, sino un dere-

    cho fundamental que nos merecemoscomo pueblo.

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    LA DOBLE VIDADE LA POLICA:ESTADOS PARALELOSEl Estado es uno slo, que aplica polticas diferentes en poblaciones

    diferentes para mantener las desigualdades sociales, o existe una

    esquizofrenia institucional que pese a cualquier intencin igualitaria no

    puede evitar la continuidad de un modus operandidiscriminador en las

    prcticas represivas? El autor de este artculo desarrolla su opinin sobre

    los cmo y los porqu la actuacin de las Fuerzas de Seguridad no es la

    misma en ciertos territorios y hacia ciertos sectores sociales que hacia

    otros. POR ESTEBAN RODRGUEZ*

    DE LA MANO DURA A LA TOLERANCIA CERO FOTO:ALEJANDRA

    BARTOLI

    CHE

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    Trotsky deca: los gobiernos pa-san, la polica permanece. Pasanincluso las gestiones y las policas

    continuaron siendo la misma maldita

    polica. La permanencia de determina-

    das rutinas institucionales, pero tambinla sobrevivencia de un imaginario social

    autoritario, contribuyeron a expandir yprofundizar este tipo de conictividadesque se tradujeron en un aumento de la

    poblacin encarcelada. No hay olfato po-licial sin olfato social. Las prcticas insti-tucionales brutales y discriminatorias se

    sostienen y legitiman en los procesos de

    estigmatizacin social, que demonizany extranjerizan, no slo al otro diferentesino al otro que tiene difcultades persis-

    tentes.Sabemos que los modelos no se des-

    andan de un da para el otro por msbuenas intenciones quetengan los fun-cionarios de turno; pero en materia de

    seguridad, la dirigencia poltica tendi apermanecer atada a una agenda confec-cionada durante la dcada del 90. Laspolticas econmicas contrastan con laspolticas securitarias. No existe en segu-ridad un proceso de reforma similar alque se propuso para otras reas del mis-

    mo Estado. Como dice el refrn, mejormalo conocido que bueno por conocer.En materia de seguridad sale ms bara-

    to, polticamente hablando, mantenerlos acuerdos explcitos o implcitos conlas policas que asumir los costos deuna reforma estructural; sigue siendoms fcil sobreactuar ante cada nuevaola de delitos y buscar chivos expiato-rios que ponerse a investigar y apostar

    a los procesos de reforma. De all que laagenda securitaria en la primera dcada

    del siglo XXI haya sido salvo contadasexcepciones- una agenda que no slo hamantenido los tpicos de la dcada ante-rior sino que la ha profundizado y sabidopracticar.

    Cuando la sociedad se polariz y ladesigualdad social se tradujo en segre-

    gacin espacial, el Estado se volvi es-quizofrnico. En eso consisti el Estadomalestar durante el neoliberalismo. Sinembargo, el carcter ambivalente del Es-

    tado puede averiguarse todava en la do-ble vida de la polica. Se trata siempre dela misma polica, interviniendo inclusocon las mismas prcticas, pero el sentido

    que asumen aquellas rutinas, los objeti-

    vos que se persiguen, van a ser sustan-

    cialmente diferentes. Como se ver ense-guida, no ser lo mismo que la polica semueva en las zonas civilizadas, aquelo haga por las zonas brbaras. En esesentido, llamaremos mano duraal modus

    operandipolicial en las zonas brbaras,reservando la denominacin, toleranciacero,para dar cuenta de la intervencinpolicial en las zonas civilizadas.

    Hablaremos de zonas civilizadaspara nombrar las regiones viables y sus-

    tentables -econmicamente hablando-,donde existe capacidad de consumo ydonde, por aadidura, el capital tiene la

    posibilidad de reproducirse. Por el con-

    trario, las zonas brbaras son las regio-nes econmicamente insustentables, alldonde no hay sustentabilidad producti-

    va ni capacidad de consumo sucientepara que el capital pueda reproducirse y

    valorizarse. Hecha estas aclaraciones, re-pasemos el modus operandide la policaque modelaron los Estados esquizofrni-cos durante las dcadas pasadas.

    TOLERANCIA CERO Y ESTADO DESITIO: LA INVISIBILIZACIN DE LOS

    INCIVILIZADOSLas zonas civilizadas son zonas de vul-nerabilidad. En estas zonas, el Estadono quiere que suceda nada, los contro-

    les tienden a ser rigurosos, se vuelven

    puntillosos. Zonas donde, segn MichelFoucault, se ha decidido que no se ceder

    en absoluto, y donde las penas son mucho

    ms numerosas, ms fuertes, ms intensas,

    ms despiadadas. Constituyen las zo-nas de derecho, en el sentido que rige el

    Estado de derecho y el contrato social. El

    Estado diraBoaventura de Sousa San-tosacta democrticamente, como Esta-

    do protector, por inefcaz o sospechoso que

    pueda resultar. La fuerza permanecerajustada a la forma, slo que esa formaser exibilizada, estar abierta a la in-terpretacin y discrecionalidad policial.Un derecho multiplicado, amplicadoy perforado por la demagogia punitivaque, cuando dene como problemticasa determinadas situaciones de la vida

    cotidiana, habilita al poder punitivo a

    actuar, a demorarse sobre la sociabilidad

    de determinados colectivos de personas

    identicados como problemticos. La in-

    acin penal y la proliferacin de los c-digos de convivencia, contravencionales

    o legislacin de faltas, pero tambin lasreformas a los cdigos de procedimientoson la expresin del endurecimiento pu-nitivo que reconocemos en el slogan de

    tolerancia cero.Una categora que en las ltimas d-

    cadas ha instalado la criminologa con-servadora y neoliberal en la agenda de la

    derecha local, muchas veces a travs de

    sus voceros favoritos, los periodistas in-dignados de las empresas mediticas, es

    la nocin de incivilizados o malvivien-tes. Categoras negativasque, antes quebuscar explorar y comprender a los sec-tores sociales que se nombran con ellas,

    se apresura a juzgarlos y descalicarlos.Los incivilizados o malvivientes sonaquellas categoras sociales percibidascomo productores de riesgo, fuente detemor para la ciudadana comn, losconsumidores con derecho. Se trata decolectivos de personas asociados casi

    siempre a los jvenes masculinos, po-bres y morochos que supuestamente

    desarrollan determinados estilos de vida

    que ofenden las buenas costumbres, lacalidad de vida y la tranquilidad de los

    ciudadanos-consumidores.Los incivilizados son grupos de pa-

    res desquiciados, es decir, fuera de sitio,del lugar asignado. Decimos fuera delugar porque se trata casi siempre dejvenes que han dejado su territorio (losbarrios pobres) para irrumpir o incursio-

    nar un mundo ajeno o que, en principio,

    no es el suyo. Su extranjera se averiguaen la desocupacin o en su incapacidadde consumo. En denitiva, los incivili-zados son aquellos grupos de personas

    provenientes casi siempre de las zonasbrbaras que frecuentan las zonas ci-vilizadas para resolver sus problemasmateriales o identitarios.

    En efecto, estos Estados no toleranlasincivilidades, consideran que los com-

    portamientos desordenados, casi siem-

    pre asociados a determinados grupos de

    pares, al afectar la calidad de vida delos ciudadanos en general, crean las con-

    diciones de posibilidad para que el delito

    se produzca. Para decirlo con una fraseque hizo carrera entre los aplogos deeste paradigma: quien roba un huevoroba una vaca;o como deca mi director

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    de la escuela secundaria: hoy tiran unatiza y maana ponen una bomba. La po-lica tiene que disuadir, esto es, perseguirlos pequeos desrdenes de la vida coti-diana para conjurar el delito. Luchandopaso a paso contra los pequeos desr-

    denes de la vida cotidiana se har retro-

    ceder el delito, se estar desalentando el

    devenir criminal.Dicho de otra manera: a travs de esta

    legislacin menor, el Estado crimina-liza (no tolera) la pobreza cuando denecomo problemticas a las estrategias

    econmicas (o de sobrevivencia) y mora-les (de pertenencia) que desarrollan de-terminados colectivos de personas (losmarginales, inmigrantes, o jvenes mar-

    ginales) para resolver sus problemas ma-teriales o identitarios respectivamente. Atravs de esta micropenalidad se habilita

    a la polica a perseguir la venta ambu-lante y la oferta de prostitucin en lava pblica, a los artistas callejeros, a lostrapitos y cuidacoches, a los cartoneros,

    piqueteros, o mendigos; pero tambin

    a todos aquellos colectivos de personas

    que desarrollan determinados estilos de

    vida a travs de los cuales van modelan-

    do una identidad, a saber: usar espacios

    pblicos para consumo de drogas y alco-hol; pintar gratis o estampar estncil enlas paredes (ensuciar); estar y mover-se en barra (chicos en banda); pasearo andar en bicicleta en grupo (mero-dear); escuchar msica a alto volumen,gritar o cantar por la calle (disturbios).Pero adems realizar pequeos actos de

    vandalismo, como ser: orinar en la calle;dormir en los bancos de la plaza; tirar

    piedras o romper vidrios, escaparates, de

    la va pblica; hacer ruido con las mo-

    tos; tutear a la gente mayor; decir algunaguarangada a las chicas; bardear; jugar a

    la pelota en las plazas cntricas, etc.La Tolerancia Cero, entonces, per-

    la una polica rigurosa y agresiva quese averigua enseguida en el carcter

    preventivo de su intervencin espacial.Prevencin que tendr como objetoprivilegiado a esos grupos de personas

    identicados como sospechosos. En es-tas zonas, la polica debe demorarse enlas incivilidades, y no ceder. La policaya no est para perseguir el delito sino

    para prevenirlo. Y prevenir quiere decirevitar o invisibilizar aquellas conductas

    desordenadas. Prevenir el delito suponeimpedir aquellos comportamientos ur-

    banos en el centro o zonas residenciales

    que si bien no constituyen un delito es-

    taran creando las condiciones para queeste tenga lugar. En ltima instancia,perseguir el delito consistir en demo-

    rarse en los estilos de vida asociados a

    determinados colectivo de pares refe-renciados por la sociedad y el Estado

    en general como productores de riesgo,

    colectivos estigmatizados, causantes de

    miedo e inseguridad.La polica no tolera las incivilidades,

    las corre de lugar, excluye y comparti-menta. La Tolerancia Cero es un controlterritorial. Cuando la polica pide docu-

    mentos a estos grupos para identicarsu identidad, est ejerciendo un controlsobre el espacio, marcando el territorio,

    segregando a determinados grupos.Concretamente: Cuando un policadetiene por averiguacin de identidada una persona, le est marcando el te-

    rritorio; lo que les est diciendo es que

    circulen, que muevan, que no losquiere ver otra vez por all. Qu hace elnegro en el mundo del blanco, el po-bre en el mundo del rico, el que no tie-

    ne capacidad de consumo en el mundodel consumo? Lo que les est diciendola polica es que regresen a su territorio,a su barrio y no se muevan de all. Lapolica discrimina cuando segrega, esta-blece una suerte de Estado de Sitiopara

    todos aquellos grupos de pares seala-

    dos como productores de riesgo tanto

    por los polticos, como por los vecinos ylos periodistas.

    Las polticas de Tolerancia Cero sonprcticas institucionales de intoleran-

    cia selectiva. Hay que limpiar las ca-lles, echar a los pobres amenazantes (opercibidos como tales) fuera de la calle,las plazas, los parques, del centro de la

    ciudad. Como dijo [Loc]Wacquant, unbuen pobre es un pobre invisible. El ob-

    jetivo que se persigue con este tipo de

    prcticas preventivas (la sistemtica de-tencin por averiguacin de identidad,las razzias o arrestos masivos, el hosti-

    gamiento permanente o la persecucin)consiste en hacer desaparecer a los pobres

    del espacio pblico.Son estrategias para

    tornar invisibles los problemas sociales.Sacarlos de circulacin, moverlos, des-

    plazarlos, para evitar que intereran enel curso normal de la vida cotidiana de

    los ciudadanos medios que se desplazan

    cuando van a trabajar o consumir. No setrata de eliminar al pobre sino de hacerlo

    invisible (en las zonas civilizadas) y con-tenerlo (en las zonas brbaras).

    En denitiva la policializacin de lamiseria o los grupos marginados marca

    agrega Wacquant una ruptura funda-

    mental del pacto social republicano, ya que

    crea ciudadanos de segunda categora, so-

    metidos a un control permanente, activo y

    puntilloso de las autoridades.

    MANO DURA: LA FUERZA LIBERADA ENLAS ZONAS DE NO-DERECHO

    Ahora bien, en las zonas brbaras, alldonde no hay sustentabilidad producti-va ni capacidad de consumo y el capital

    tiene pocas chances de reproducirse, los

    controles del Estado tendern a relajar-

    se; la polica se vuelve tolerante. Una tole-rancia paradjica, toda vez que se ejerce a

    travs de la mano dura. En efecto, la tole-rancia policial no implica la no-violencia

    sino ms bien todo lo contrario: el des-pliegue de la fuerza. Una fuerza libera-da de toda forma, que no debe guardar

    ninguna formalidad, una fuerza indisci-plinada. En estas zonas, rige el Estado deexcepcin, una fuerza de ley sin ley. Enestas zonas, segn Sousa Santos, el Esta-

    do acta de modo fascista, como Estado

    predador, sin ningn propsito, ni siquiera

    aparente, de respetar el derecho.

    Pero qu signica tolerar? SegnFoucault, tolerar implica regular; dice:estos mrgenes de tolerancia adquieren un

    carcter regulador.Para nosotros la regu-

    lacin signica cuatro cosas:

    Primero, tolerancia de las incivilidades.En efecto, la polica ya no se demoraren las conductas desordenadas que prac-

    tican aquellos mismos colectivos de per-

    sonas. Ya no le interesa si los jvenes serenen en la esquina a tomar cerveza, si

    bardean a los vecinos o escuchan m-sica a todo volumen o juegan a la pelota

    hasta altas horas de la noche. Ese ser unproblema de los vecinos, incumbe a ellos

    imaginar formas creativas para tratar deresolver esas situaciones problemticas.

    En segundo lugar, regular signica lagestin del delito profesional. Ac, en estaszonas, tampoco ser tarea de la polica,

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    prevenir el delito sino administrarlo.La polica lo administra cuando liberazonas para que este tenga lugar, o cuan-

    do recluta fuerza de trabajo para mover

    una economa en negro (trco de dro-gas; robo y venta de autos robados o de

    productos procedentes de los piratas del

    asfalto; venta de armas, trata de blancas;etc.) que necesita de la clandestinidadpara generar valor y maximizar las ga-nancias. La polica acta como una bolsade trabajo: seleccionando los recursoshumanos para producir delitos que ges-

    tiona directa o indirectamente a travs

    de delincuentes que arreglaron previa-mente con la polica.

    Tercero, contencin del delito comn,sea el delito de los pibes chorros y/oel delito amateur. Como dijo GabrielKessler, a diferencia del delincuenteprofesional, que prev instancias de ne-gociacin con la agencia policial, el de-lincuente amateur o el pibe chorro,no cuenta con un reaseguro para cele-

    brar un eventual acuerdo con la polica.Sin capital social (sin contactos) y sincapital cultural (sin experiencia) tienenque robar en el barrio o muy cerca del

    barrio. Pero adems como sus accionesse realizan sin planicacin, al voleo, losbenecios siempre son menores y, por

    ende, nunca tendrn la suciente ca-pacidad de ahorro para comprar la li-bertad en caso de resultar aprehendidos

    por la polica. La polica (la gorra) ser

    percibida como enemigo (yuta puta).Esta enemistad maniesta ser un insu-mo moral que contribuye a modelar una

    identidad (tica del aguante). De allque la relacin con la polica sea cada vezms violenta, y de all tambin que losenfrentamientos se hayan vuelto cadavez ms feroces. El gatillo fcil, perotambin la tortura (palizas), el armadode causas (empapelar), son las formasque asume la Mano Durapara poner en

    caja a estos subgrupos.

    Finalmente, en cuarto lugar, la policaregula cuando retiene la pobreza, es de-

    cir, cuando impide que los colectivos de

    personas salgan o se alejen de su terri-

    torio. La polica retiene cuando disponeretenes en las arterias que conectan la

    periferia con el centro, hace razzias opatrulla el barrio, amedrentando y dete-

    niendo sistemticamente por averigua-

    cin de identidad a sus vecinos pobres,morochos, inmigrantes o jvenes. Lapolica no est para disciplinar sino pararetener. A la polica no le interesa sabernada sobre el otro. La Mano Durano esun saber-poder sino un poder a secas,

    que funciona sobre la base del temor re-verencial que inspira su presencia.

    Ahora bien, para tolerar, gestionar,contener y retener a los marginales, lapolica necesita del Estado de excepcin,es decir, de una suerte de vacacin jur-dica. La fuerza, dijimos arriba, tiene queestar liberada de cualquier formalidad.Esta vez, la discrecionalidad policial se

    organiza dndole la espalda al Estado

    de derecho, a partir de los usos y cos-

    tumbres que fueron modelando a travsde determinadas prcticas que, con el

    paso del tiempo, llegaron a componer

    un autntico cdigo penal paralelo queser gestionado exclusivamente por lapolica, ms all de cualquier contralor

    judicial o administrativo, prescindiendode las garantas procesales, es decir, sus-trayndose de tener que rendir cuentas

    por sus prcticas sistemticas, abusivas,

    discriminadoras y violentas.En denitiva, la Mano Duraes la ver-

    sin criolla del Estado de excepcin: laautonomizacin o aislamiento de lafuerza de la ley respecto de la ley. ElEstado de excepcin defne un rgimen de

    la ley en la que la norma vale pero no se

    aplica (porque carece de fuerza) y actos que

    no tienen valor de ley adquieren fuerza deesta. En el mismo movimiento, no slose desaplica la ley, desactiva o suspende

    el ordenamiento jurdico, sino que pro-cedimientos de facto, en s mismos ex-trajurdicos o antijurdicos, pasan a serderecho sin llegar a convertirse en ley.En otras palabras: en el marco del Es-tado de excepcin, a travs de la ManoDura, ni se cumple ni se transgrede la

    ley, aunque tampoco se est creando una

    nueva ley. Simplemente se la inejecuta.

    Pero al hacerlo, contribuye a normar unasociabilidad fragmentada, donde se handeteriorado los consensos comunitarios.Si la intervencin estatal se vuelve inde-cible, las rutinas policiales se sitan en

    el no-lugar del derecho. De esa manera,con el Estado de excepcin, al producirun espacio anmico, se habilita la violen-cia policial sin ropaje jurdico, al margende cualquier control.

    *Docente e investigador de la UNLP y UNQ,

    miembro del CIAJ (Colectivo de Investigacin y

    Accin Jurdica), y director del proyecto "El de-

    recho a tener derechos"

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    COBERTURA ESPECIAL DE LASELECCIONES EN VENEZUELA:

    HERNN OUVIAPARA

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    Laagrupacin Los Invisibles nace en el otoo del ao2006, cuando un grupo de estudiantes de Derechode la Universidad de Buenos Aires se encuentran

    para brindar apoyo escolar en el barrio Gemes de la Villa31. Ese mismo ao aparecen, tambin, el taller de educacin

    no formal y la asesora jurdica gratuita, y la organizacin seextiende a otro barrio de Villa 31, el Ferroviario. Sin embargo,el nombre de la agrupacin recin se decide hacia octubre deese ao, cuando se organiza un festival de rock en el parqueLezama, con el objeto de juntar una importante cantidad delibros para fundar la Biblioteca Popular Pueblos Origina-rios en la Villa de Retiro.

    En 2008 nos concentramos en la Villa 31 bis, donde alcan-zamos a tener -en forma simultnea- talleres de educacinno formal y arte, un espacio radial en la FM 88.1 con los jve-nes del barrio, una escuelita de ftbol y una asesora jurdicagratuita. En 2009 comenzamos con una costumbre que semantiene hasta hoy: el cine alternativo para chicos. Adems,abordamos el taller de danza para nios y los talleres de inter-

    cambio cultural y huerta comunitaria con adultos. Durante el

    AGRUPACIN LOS INVISIBLES

    CONSTRUYENDODESDE ABAJO

    En este espacio al que invitamos a organizaciones

    hermanas a compartir sus experiencias, a propsito

    de este nmero dedicado a los barrios marginados

    le damos la palabra a la agrupacin "Los Invisibles",

    que trabaja principalmente en la Villa 31 y 31 Bis de laciudad de Buenos Aires.

    mismo ao, realizamos actividades en la Villa 20 de Lugano.Los aos 2010 y 2011 seran de crecimiento. Nos asentamosen dos lugares: Villa 31 y 31 bis. Se sum una camada de com-paeros que permitieron ampliar las actividades en el terri-

    torio, tanto en variedad como en contenido. Se acuerda un

    maniesto de principios y se tramita la personera jurdica,que se logra en marzo de 2012.

    El maniesto de principios sentaba las bases por escritode algo que ya vena funcionando, que era la consolidacinde una agrupacin poltica. La manera de llevarla a cabo esponiendo el cuerpo en los sectores ms postergados, sabien-

    do que somos parte del problema y parte de la solucin. Nosoponemos al asistencialismo y a todo tipo de accionar que

    genere dependencia.Durante el 2011 produjimos el programa Invisibles TeV

    que se transmita en vivo una vez por semana por Urbana TV,canal comunitario del barrio. Finalizando ese ao, el gran ob-jetivo era contar con nuestro propio espacio dentro del barrio,

    anhelo que, despus de mucho luchar, vimos realizado el 4

    de febrero del 2012 con la construccin del Centro Cultural

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    Casa Invisible. All desarrollamos actividades educativas,sociales, culturales y polticas, y lo inauguramos ocialmen-te el 25 de agosto de 2012, con la presencia de vecinos y refe-rentes del barrio San Martn y de la villa toda, organizacionessociales y polticas, familias, amigos y los pibes del barrio.

    DNDE Y CMO NOS ORGANIZAMOS

    Actualmente nos mantenemos en estas dos zonas del barrioPadre Mugica, Villa 31 y 31 bis. Los das de semana se encuen-tra el espacio de alfabetizacin y primario ocial para adultos,que se lleva a cabo por medio de un programa de la Ciudadllamado PAEByT (Programa de Alfabetizacin, EducacinBsica y Trabajo). Dicho programa, si bien cuenta con todaslas dicultades que el gobierno porteo pone a la educacin,tiene como estmulo el ttulo ocial y la docente que lo llevaadelante es una verdadera militante, una persona comprome-

    tida. El espacio funciona de lunes a viernes, con excepcindel mircoles, da en que tenemos la asesora jurdica gratui-ta y realizamos apoyo escolar para secundaria y nivel bsico

    universitario.

    Los das sbados es el momento de mayor presencia. Porla maana, realizamos apoyo escolar tanto en nuestro centro

    cultural como en el barrio Ferroviario, a la tarde impulsamos

    las diferentes actividades de educacin no formal, y nalizala jornada con el cine alternativo para nios. Los domingos

    tenemos el taller de msica. Con algo menos de frecuencia,tambin impulsamos un ciclo de cine latinoamericano para

    adultos y espacios asamblearios.Tratamos de organizarnos horizontalmente. Estamos divi-

    didos en cuatro reas: territorio, comunicacin, educacin noformal y msica. Cada comisin es responsable de la plani-cacin de las actividades que competen a cada espacio y pormedio de una reunin semanal se toman las decisiones demanera conjunta, consensuando las resoluciones.

    Ms all de lo prctico, tambin contamos con espacios de

    formacin poltica, como cine-debate, libro-debate, charlascon diferentes personas de varios mbitos. En algunos casos,esto lo hacemos para el seno de la agrupacin y otras vecesabierto a toda la comunidad de Villa 31.

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    EJES DE NUESTRA MILITANCIA

    Ms all de cualquier conicto que encierra a la poblacinen general, el principal conicto y la gran lucha que hay quedar en el barrio Padre Mugica es respecto a la urbanizacin.De all se desprenden diferentes situaciones y desde nuestrolugar aportamos a partir de los talleres y actividades que rea-

    lizamos.El principal sitio de lucha es el que se lleva adelante en la

    Mesa por la Urbanizacin, donde muchos de los principalesreferentes del barrio, organizaciones sociales -incluidos no-sotros- y hasta dirigentes polticos, participan de l. Por estemotivo se transforma, tal vez, en un lugar clave, ms all delas diferentes actividades y reclamos que se den por fuera deesta mesa. Por caso, nosotros hemos presentado en diferen-tes momentos el pedido de medidas cautelares, denuncias

    por problemas de luz y sanidad, entre otras cuestiones, ascomo tambin tratamos de organizarnos para llevar adelante

    este reclamo por otros lugares. Ejemplo de esto es el censoque, junto a los vecinos, estamos haciendo en toda la zona del

    barrio San Martn para tener un relevamiento preciso de lasdiferentes problemticas y tener los datos que se necesitanpara reconocer dicho lugar dentro de la Ley de Urbanizacin.

    Tambin tratamos de juntarnos con otras organizacionespara poner sobre la mesa todas estas cuestiones, como fuehace poco tiempo el Foro por la Ciudad Futura, donde loscompaeros del MP La Dignidad nos invitaron a debatir, jun-to a referentes del barrio, as como tambin la participacinen el ENTaPI (Encuentro Nacional de Talleristas Populares eIndependientes), para intercambiar y adquirir herramientas

    de organizaciones que tienen luchas similares en diferentesbarrios de la ciudad y de todo el pas.

    EL LEGADO DE MUGICA

    Puede ocurrir que tengamos diferencias a partir de la reli -gin, pero tambin entendemos que esta es de suma impor-tancia y atraviesa transversalmente a casi todos los vecinos

    del barrio, razn principal por la que tenemos mucho respe-to. Pero en lo que hace a la lucha que impuls el Padre Mu-gica, nos sentimos totalmente referenciados, identicados.

    Porque aspiramos, luchamos y nos sentimos parte de un pro-

    ceso de organizacin popular, sin la dependencia, como decal, de que venga un papito tal o cual a solucionar nuestrosproblemas. Sabemos que somos parte de estos problemas ytambin luchamos para ser parte de la solucin. Y como l,

    conamos plenamente en la organizacin del barrio, en lacultura barrial, en el poder de los villeros.

    PORQU LUCHAMOS

    Nosotros pensamos que el problema es el capitalismo y que

    la subordinacin a quienes dominan abarca a prcticamentetodas las personas pero, claro est, en diferentes niveles. Larazn principal por la que activamos en Villa 31 es porquecreemos que estos barrios son los ms afectados por este sis-tema que fabrica pobreza y miseria constantemente. Y cree-mos, como dijimos antes, que la organizacin popular de losms vulnerados es de una intervencin social sustancial.

    Ms all de eso, que sea Villa 31 y no otro barrio, es algocircunstancial. Alguna vez estuvimos en Villa 20 de Luganoy en este momento de gran crecimiento, pretendemos ir a

    dar la lucha a otros barrios, a sumarnos a los vecinos y a las

    organizaciones compaeras que llevan adelante trabajos si-

    milares a los nuestros.Es el poder del pueblo organizado el que puede cambiar

    estructuralmente la sociedad. No reformarla, no mejorarladentro del capitalismo, sino romper con todas las cadenas de

    dependencia que genera esta subordinacin, explotacin deunos sobre otros, para crear una verdadera cultura popular,

    un verdadero cambio de sistema. Sabemos que el camino eslargo y que, en el mientras tanto, debemos ir ganando luchasprevias. Pero es el poder del pueblo organizado, de todos losvilipendiados, lo que nos dar la alegra de vivir en una socie-dad ms justa, con salud, educacin y trabajo de, por y paratodo el pueblo.

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    UNA HISTORIA DEREBELDIA SIN TECHOEl surgimiento de los barrios marginales en Latinoamrica muestra

    denominadores comunes en los que la autogestin, la organizacin y la

    solidaridad fueron y son claves fundamentales. Tambin comparten en gran

    medida las respuestas polticas que, en distintos momentos histricos,

    Estados y gobiernos han implementado intentando quebrar o dominar estas

    construcciones sociales y culturales. En lo que sigue, el periodista uruguayo

    rescata la potencia vital de estas experiencias en las que la esencia del

    capitalismo y las contradicciones de los discursos normalizadores quedanen evidencia. POR RAL ZIBECHI

    Experiencias latinoamericanas

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    FOTO:ALEJANDRA

    BARTOLICHE

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    Experiencias latinoamericanas

    ciudad y poder popular. O, dicho de otromodo, necesitaron construir poder para

    defender sus viviendas, sus familias ysus barrios. En 1973, cuando el golpe deEstado, uno de cada tres habitantes de

    Santiago vivan en tierras tomadas y enviviendas y barrios autoconstruidos.

    Todas las ciudades latinoamericanasvivieron un proceso similar. La mitad delos habitantes de Recife y el 30% de losde Ro de Janeiro viven enfavelas. En Bo-got, Caracas y Ciudad de Mxico, seisde cada diez habitantes viven en barrios

    autoconstruidos, la mitad de los de Gua-yaquil y el 40% de los de Lima. Slo enMontevideo y en Buenos Aires esos por-centajes son del 15% aproximadamente,

    los ms bajos del continente por el bajocrecimiento demogrco y una menormigracin interna.DOBLEGAR LA AUTONOMA POPULAR

    Dos dcadas despus La Victoria fue elcentro de le resistencia a la dictadura de

    Augusto Pinochet. Luego de diez aosde dictadura, los sectores populares de-

    saaron al rgimen en la calle a travsde 22 protestas nacionales, desde 1983hasta 1987. En una sola jornada de pro-testa, el 11 y 12 de agosto de 1983, hubo

    mil detenidos y 29 muertos, y en la re-presin participaron 18 mil militaresadems de civiles y carabineros.

    El historiador Gabriel Salazar apuntaque en la historia de las poblaciones sesintetiza la autonoma, el protagonismo

    social y la creacin de identidad que los po-

    bres del pas fueron paulatinamente alcan-

    zando. Durante las protestas los com-batientes se paseaban armados por las

    poblaciones a la luz del da, protegidospor los vecinos. Los niveles de autocon-

    trol y poder popular fueron los que for-zaron a la dictadura a buscar una salida

    democrtica.As fue en todas partes donde los de

    abajo crearon sus barrios y sus poderes.En Argentina, los militares hicieron todolo posible por erradicar las villas, traslada-

    ron miles de personas a la periferia de lasciudades. Pese a la brutal represin losmilitares no pudieron erradicar las villas

    y los villeros volvieron con ms fuerza.La primera vez que estuve en La Vic-

    toria una mujer me recibi en la puertadel centro cultural Pedro Mariqueo. Lue-go de ensearme el barrio, las viviendas

    donde fueron asesinados sus compae-ros y los curas solidarios, me dijo algo

    que en ese momento fue desconcertan-te: Nuestros problemas empezaron conla democracia. Por un momento pensque era de derecha, pero enseguida em-

    pez a mostrarme lo que ellos llaman laintervencin: decenas de blindados deCarabineros patrullan el barrio y detie-

    nen a los jvenes de forma indiscrimi-nada con la excusa del narcotrco. Losargumentos cambiaron, antes los repri-

    man por guerrilleros o subversivos,y luego, por narcos. En realidad, los dearriba los sienten peligrosos por otra ra-

    zn: son pobres organizados.Acaso no est sucediendo en todas

    las grandes ciudades latinoamericanas?La democracia (a la que vamos a llamarrgimen electoral) est queriendo ha-cer lo que la dictadura no pudo terminar:la erradicacin de los pobres fuera de laciudad, no por pobres claro, sino por es-

    tar organizados.

    Alas ocho de la noche se em-

    pezaron a juntar los ms de-

    cididos en el lugar acordado:

    los tres palos y la bandera, algunos enseres

    y frazadas, se iba formando la caravana.

    La columna avanzaba y se seguan suman-

    do personas. Calladitos fuimos llegando a

    nuestra meta. Con las primeras luces delalba, cada cual empez a limpiar su peda-

    zo de yuyo e izar la bandera. Este es partedel relato del grupo de pobladores que la

    noche del 29 de octubre de 1957 toma-

    ron un predio en las afueras de Santia-go, en la primera ocupacin organizadaregistrada en Chile y probablemente enAmrica Latina. Por nombre le pusieronLa Victoria.

    No slo construyeron sus viviendas,sus calles, sus caeras de agua e insta-

    laron la luz, sino tambin levantaron laescuela -con un criterio propio ya que

    era un edicio circular- y la policlnica.Gobernaron sus vidas, gobernaron unapoblacin entera, crearon formas de po-der popular o contrapoderes. La primeranoche se organiz una gran asamblea enla que decidieron crear comisiones de vi-

    gilancia, subsistencia, sanidad y otras.Para construir la escuela cada poblador

    deba llevar quince adobes: las mujeresconseguan la paja, los jvenes hacan

    los adobes y los maestros los pegaban.Comenz a funcionar a los pocos mesesde instalado el campamento y los maes-

    tros no cobraban. La policlnica empeza atender a los vecinos en una carpa has-

    ta que se pudo construir el edico, de lamisma manera que se levant la escuela.

    Dos aos despus de la toma, La Vic-toria tena 18 mil habitantes y algo msde tres mil viviendas. Una ciudad cons-truida por los ms pobres que funcioncomo una comunidad. Su ejemplo fueseguido por cientos de miles de chile-

    nos que ocuparon tierras para construir

    sus viviendas y, al hacerlo, construyeron

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    En todas partes la transicin a la de-mocracia fue un desastre. En Chile apartir de 1990, con el retorno del rgi-

    men electoral, vivieron una derrota que

    nunca haban imaginado. Como diceSalazar: El movimiento de pobladores nofue vencido por la dictadura en el terreno de

    lucha que los pobladores eligieron, sino en

    el terreno de la transaccin elegido por los

    que, supuestamente, eran sus aliados: losprofesionales de clase media y los polticos

    de centro-izquierda.

    TRINCHERAS Y TUMBAS

    Lo nico que habra que agregar es queestos polticos en vez de armas hoy uti-lizan polticas sociales para ablandara los villeros y pobladores. La forma deactuar de los gobiernos progresistaspodra ser interpretada as: a los villerosno los vamos a expulsar (entre otras co-sas porque ni el intendente de la dicta-

    dura, Osvaldo Cacciatore, pudo hacerlo)pero vamos a normalizarlos, vamos a

    controlar sus organizaciones, vamos a

    bajar a los dirigentes que no acepten tra-

    bajar para el gobierno y vamos a poner

    los nuestros.Porqu tanto empeo en erradicar

    o en controlar las villas? Porqu tantacriminalizacin de la pobreza? Cul esel temor?

    Me parece que responder esta pregun-

    ta es clave para seguir resistiendo y ar-mar nuestros espacios. Para responderlahay que mirar la historia. En dictadura yen democracia, bajo el neoliberalismo o

    bajo el progresismo, los territorios como

    las villas, los asentamientos y los barrios

    populares fueron el foco de la resistenciaa los de arriba y, a la vez, los lugares don-

    de nacieron experiencias para juntarnos,trabajar, debatir, inventar y soar un

    mundo nuevo y diferente. O sea, miradocon los ojos de los arriba son espacios

    peligrosos.Pero, porqu los villeros, los poblado-

    res, losfavelados, han sido capaces de re-

    sistir y crear pequeos mundos nuevos?No son ni ms inteligentes ni ms vivos

    que los obreros, que los estudiantes y

    los campesinos. Me gustara respondercon una frase del compaero BernardoManano Fernandes, un gegrafo brasi-leo que lleva veinte aos acompaando

    al MST. Una clase no se realiza en el te-rritorio de otra clase, dice al explicar lafuerza de los sin tierra.

    Este me parece el asunto fundamen-tal. El obrero trabaja en el territorio delpatrn, en los horarios y con los materia-les que el patrn le proporciona, y hacelo que le ordenan hacer. No controla sutrabajo y, cuando la fbrica cierra, sejode. Luego va a su casa y gasta el salario

    en supermercados de otros patrones quedominan sus propios territorios. Contodos los que lo rodean tiene relaciones

    mercantiles, mediadas por el dinero.En la villa hay otra historia. Las casas

    las levantaron con ayuda de otras fami-lias y las calles las construyeron entre

    todos. Aunque las cosas han cambiadomucho y ya no existe la solidaridad deantes, cualquier villero sabe que afueratiene un enemigo, el capital, que quiere

    echarlo de esas tierras para especular, y

    el polica que por ser negrole mete por-tacin de cara. No son ms vivos. Senecesitan unos a otros para sobrevivir, y

    para eso necesitan juntarse, organizarse

    y pelear.Las villas y los asentamientos quie-

    ren menos capitalismo, no ms capita-

    lismo. Porque para ellos el capitalismono son salarios ms altos sino ediciosy shoppingsobre las ruinas de sus casas.Las gentes resisten por necesidad, por-que saben que para el capital son moles-

    tos, son gentes que sobran. Por eso lasvillas no son lugares donde faltan cosas,sino donde hay abundancia de solidari-

    dad. Las villas ya son trincheras de resis-tencia; pero pueden ser las tumbas de

    este sistema podrido.

    Experiencias latinoamericanas

  • 8/13/2019 Nuestra Voz 007

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    LAS TRES FUNDACIONES DE LA LEGUA

    En la Legua hay varios procesos degestacin. Desde los aos `20 se esta-blecen principalmente trabajadores

    que vienen de la crisis del salitre. Sonlos primeros ncleos de comunistas

    que llegan de las pampas mineras. Du-

    rante el gobierno del general Ibez(como es tpico en Chile los gobiernosde derecha dan soluciones de emergen-

    cia pero que quedan para siempre), se

    establecen [habitantes] de los cit1 deSantiago que haban sufrido incendiosde sus viviendas. Esta gente es trasla-dada a unas caballerizas en terrenos de

    [la empresa] Coca Cola. Esa poblacinde emergencia se llama as hasta el dade hoy. [En 1947] se realiza una tomacerca del Estadio Nacional de Chile, enterrenos scales. Un grupo de poblado-res se empieza a instalar ah durante elprimer perodo del gobierno de Gabriel

    Gonzlez Videla. Se negocian con el Es-tado los terrenos y se lleva adelante la

    Operacin Sitio, un loteo de autocons-truccin. Se hace el loteo, el trazado delas calles, se calculan los metros y se

    establecen 1114 sitios. [Todo ello coordi-nado por]una de las primeras organiza-

    ciones del movimiento poblacional enChile: el Comit Central de Pobladores,que se asientan ac y comienzan a de-

    sarrollar toda la instalacin sanitaria, elagua, la luz.

    UN BARRIO EN ARMAS

    Este movimiento poblacional vecinova de la mano del proceso poltico y elmovimiento obrero y popular, [junto alascenso de] Salvador Allende, que en elao 70 logra el gobierno. Y [La Legua]es una de las poblaciones donde se pro-

    duce una fuerte resistencia durante losdas posteriores al 11 de septiembre.

    Ac los militantes de izquierda, las di-recciones polticas, se instalaron junto alos trabajadores del Complejo SUMAR2y combatieron varios das el golpe deEstado. [...] Se desata una feroz repre-sin, con miles de presos en el Estadio,en los campos de concentracin [...],

    donde se empieza a mandar a los lucha-dores sociales, a los pobladores, o, sim-

    plemente, por ser leginos. Este sectortuvo miles de presos polticos.

    En la poca de la dictadura el movi-miento poblacional tiene aqu una fuer-te expresin juvenil, que por las condi-ciones histricas de entonces, se nucleaa travs de la Iglesia catlica. Se desa-rrollan varios tipos de organizacin, yhubo un cura emblemtico ac, GuidoPeters, que tuvo un compromiso popu-

    lar. l desarroll el primer taller laboralque hubo ac en la Legua, un taller dereexin poltica. [Los jvenes] desa-

    CHILE: LA LEGUA

    POBLACIN COMBATIVA

    A continuacin transcribimos algunos tramos de la entrevista realizada a

    Vladimir Salamanca, militante histrico del barrio La Legua (Santia