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EDITORIAL NUEVO AÑO Con la entrada del nuevo año también nuestra revista cumple su primer aniversario. En el día con menos luz solar, un 20 de diciembre de 2011, tuvo lugar en el Club Diario de Mallorca la presentación en sociedad de este proyecto escritural. Previa- mente fue bautizado tomando prestado el nombre del antiguo dios sumerio de la sabiduría: Enki. Dios mitológico por exce- lencia de una privilegiada comarca situada en la parte sur de una riquísima región de Oriente Medio, flanqueada por los cau- dalosos ríos Tigris y Éufrates, llamada Mesopotamia. A Enki también se le conocía como el Señor de la Construcción y la Creación, atributos que están muy bien emparentados con la línea editorial de este acontecimiento cultural exquisitamente comunitario. Y es que cuando hablamos de cultura nos refe- rimos a la totalidad del conocimiento humano en sus más va- riados campos del saber. Al conjunto de conocimientos y sa- beres acumulados por la humanidad a través de sus milenios de historia, según lo entendía el erudito ginebrino Jacques Rousseau. Pero Cultura entendida también según la considera la UNESCO cuando se refiere a ella como la oportunidad de reflexionar y tomar conciencia del hombre sobre sí mismo; de ese proyecto inacabado que somos en búsqueda incansable de nuevas significaciones, creando obras que nos trascien- den. En definitiva, haciendo de nosotros seres específicamen- te humanos: críticos y éticamente comprometidos, capaces de discernir, valorar y elegir con responsabilidad. Por tal motivo, esta revista de divulgación científico cultural y de difusión gratuita que inició su singladura en Palma el año pasado, tratando de combinar la universalidad de sus conte- nidos temáticos con la especificidad de la riqueza y aspectos propios de esta privilegiada y hermosa isla balear, quisiera sensibilizarles y alentarles a la lectura en el sentido más amplio y excelso del término; a que tengan acceso a una información donde no todo se lo den ya cocinado. Una lectura producti- va, es decir en primera persona, en la que poder detenerse a pensar las cosas por sí mismos: cuestionando las veces que sea necesario, desde la prudencia y la serenidad, la realidad en la que vivimos; aprendiendo a interrogarse por lo aconte- cimientos que suceden a nuestro alrededor, por la veracidad o no de los criterios que habitualmente quieren imponérsenos de una manera capciosa y egoísta siempre al son de intereses demasiado partidistas. En definitiva, inducirles a que tomen partido por la vida de la que ya forman parte, responsabili- zándose de ella. Y es que la libertad de los individuos y de la colectividad está ligada a los diferentes grados de implicación y compromiso. En este sentido, el 2013 que recién se inicia es un comienzo para todos. El momento inaugural de nuevas oportunidades. Una ocasión especial para conmemorar el transcurrir de un lapso de tiempo consistente en un recorrido muy particular: un periodo de doce meses donde la Tierra ha dado una vuelta completa alrededor del Sol, a lo cual llamamos traslación. Claro está, que el Sol sale cada mañana. Que por el hecho de girar nuestro mundo sobre su propio eje, cada día ama- nece de nuevo. Cosas elementales que conviene no olvi- dar, sobre todo los pesimistas o los bastante neuróticos, que, como decía Albert Einstein, cuando algo escapa a su control más obsesivo, rápidamente tienen a fantasear la destrucción de cuanto les rodea; por ejemplo del mundo, si hace falta. Sin embargo, el mundo sigue rodando. Y así continuará, con independencia de los días contados de la efímera existencia de cada alma viviente que lo habita como espe- cie mortal que somos. Los días y las noches están causados por el movimiento de rotación de la Tierra, eso es lo que hemos estudiado. Es decir, que después de las sombras, y en ocasiones tras la oscuridad más desesperanzadora, la luz y el calorcito de la vida aparecen nuevamente iluminando con su alien- to perpetuamente renovado el impulso de la naturaleza y también la savia de nuestros corazones. Que no es ne- cesario esperar a fechas señaladas en el calendario para plantearse algún propósito noble de enmienda, para deci- dirse a emprender esos cambios necesarios que normal- mente cada cual sabe que debe introducir en su vida. Que es mucho más rentable creer en el día a día. A menudo el impedimento para animarse a dar ese paso y transformar la propia vida en algo dignificante de lo que cada ser humano pueda llegar a sentirme satisfecho, sue- le ser una cuestión relacionada con la culpa o la envidia. Apurando: casi se reduce a aceptar, de verdad, sin tener por qué empobrecer mi vida ni tampoco la de los demás, que el mundo existía antes de que yo llegara a él a través del canal del parto y que, por esa cosa biológica de la exis- tencia finita de los seres sexuados, cuando lo abandone, seguirá existiendo. Quiero decir que saber que estamos de paso y vencer el egoísmo para hacer algo por los otros, incluso por aquellos a los que nunca llegaremos a conocer, es a lo que llamamos amor. Y, no lo duden, el amor es el auténtico motor de la civilización.

NUEVO AÑO

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Con la entrada del nuevo año también nuestra revista cumple su primer aniversario. En el día con menos luz solar, un 20 de diciembre de 2011, tuvo lugar en el Club Diario de Mallorca lapresentación en sociedad de este proyecto escritural.

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EditorialNUEVo aÑoCon la entrada del nuevo año también nuestra revista cumple su primer aniversario. En el día con menos luz solar, un 20 de diciembre de 2011, tuvo lugar en el Club Diario de Mallorca la presentación en sociedad de este proyecto escritural. Previa-mente fue bautizado tomando prestado el nombre del antiguo dios sumerio de la sabiduría: Enki. Dios mitológico por exce-lencia de una privilegiada comarca situada en la parte sur de una riquísima región de Oriente Medio, flanqueada por los cau-dalosos ríos Tigris y Éufrates, llamada Mesopotamia. A Enki también se le conocía como el Señor de la Construcción y la Creación, atributos que están muy bien emparentados con la línea editorial de este acontecimiento cultural exquisitamente comunitario. Y es que cuando hablamos de cultura nos refe-rimos a la totalidad del conocimiento humano en sus más va-riados campos del saber. Al conjunto de conocimientos y sa-beres acumulados por la humanidad a través de sus milenios de historia, según lo entendía el erudito ginebrino Jacques Rousseau. Pero Cultura entendida también según la considera la UNESCO cuando se refiere a ella como la oportunidad de reflexionar y tomar conciencia del hombre sobre sí mismo; de ese proyecto inacabado que somos en búsqueda incansable de nuevas significaciones, creando obras que nos trascien-den. En definitiva, haciendo de nosotros seres específicamen-te humanos: críticos y éticamente comprometidos, capaces de discernir, valorar y elegir con responsabilidad.

Por tal motivo, esta revista de divulgación científico cultural y de difusión gratuita que inició su singladura en Palma el año pasado, tratando de combinar la universalidad de sus conte-nidos temáticos con la especificidad de la riqueza y aspectos propios de esta privilegiada y hermosa isla balear, quisiera sensibilizarles y alentarles a la lectura en el sentido más amplio y excelso del término; a que tengan acceso a una información donde no todo se lo den ya cocinado. Una lectura producti-va, es decir en primera persona, en la que poder detenerse a pensar las cosas por sí mismos: cuestionando las veces que sea necesario, desde la prudencia y la serenidad, la realidad en la que vivimos; aprendiendo a interrogarse por lo aconte-cimientos que suceden a nuestro alrededor, por la veracidad o no de los criterios que habitualmente quieren imponérsenos de una manera capciosa y egoísta siempre al son de intereses demasiado partidistas. En definitiva, inducirles a que tomen partido por la vida de la que ya forman parte, responsabili-zándose de ella. Y es que la libertad de los individuos y de la colectividad está ligada a los diferentes grados de implicación y compromiso.

En este sentido, el 2013 que recién se inicia es un comienzo para todos. El momento inaugural de nuevas oportunidades. Una ocasión especial para conmemorar el transcurrir de un lapso de tiempo consistente en un recorrido muy particular: un periodo de doce meses donde la Tierra ha dado una vuelta completa alrededor del Sol, a lo cual llamamos traslación.

Claro está, que el Sol sale cada mañana. Que por el hecho de girar nuestro mundo sobre su propio eje, cada día ama-nece de nuevo. Cosas elementales que conviene no olvi-dar, sobre todo los pesimistas o los bastante neuróticos, que, como decía Albert Einstein, cuando algo escapa a su control más obsesivo, rápidamente tienen a fantasear la destrucción de cuanto les rodea; por ejemplo del mundo, si hace falta.

Sin embargo, el mundo sigue rodando. Y así continuará, con independencia de los días contados de la efímera existencia de cada alma viviente que lo habita como espe-cie mortal que somos.

Los días y las noches están causados por el movimiento de rotación de la Tierra, eso es lo que hemos estudiado. Es decir, que después de las sombras, y en ocasiones tras la oscuridad más desesperanzadora, la luz y el calorcito de la vida aparecen nuevamente iluminando con su alien-to perpetuamente renovado el impulso de la naturaleza y también la savia de nuestros corazones. Que no es ne-cesario esperar a fechas señaladas en el calendario para plantearse algún propósito noble de enmienda, para deci-dirse a emprender esos cambios necesarios que normal-mente cada cual sabe que debe introducir en su vida. Que es mucho más rentable creer en el día a día.

A menudo el impedimento para animarse a dar ese paso y transformar la propia vida en algo dignificante de lo que cada ser humano pueda llegar a sentirme satisfecho, sue-le ser una cuestión relacionada con la culpa o la envidia. Apurando: casi se reduce a aceptar, de verdad, sin tener por qué empobrecer mi vida ni tampoco la de los demás, que el mundo existía antes de que yo llegara a él a través del canal del parto y que, por esa cosa biológica de la exis-tencia finita de los seres sexuados, cuando lo abandone, seguirá existiendo. Quiero decir que saber que estamos de paso y vencer el egoísmo para hacer algo por los otros, incluso por aquellos a los que nunca llegaremos a conocer, es a lo que llamamos amor. Y, no lo duden, el amor es el auténtico motor de la civilización.