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E l estado nutricional es la situación en la que se encuentra una persona en relación con la ingesta y adaptaciones fisiológicas que tienen lugar tras el ingreso de nutrientes. De él dependerá que el cuerpo se mantenga sa- no y realice las actividades fisiológicas norma- les que permitan a esa persona desempeñarse física e intelectualmente en su vida diaria. A la hora de establecer los requerimientos nutricionales de una persona mayor es impor- tante destacar que, a partir de los 60, las ne- cesidades energéticas disminuyen una media de un 10% cada década. Esto se produce por la menor cantidad de masa celular que se man- tiene activa y porque la actividad física es me- nor y, por tanto, para evitar situaciones de obe- sidad, se deben consumir menos calorías. En general, los expertos hablan de una ingesta de unas 2.200 kilocalorías para los hombres de 65 años sedentarios y de 1.850 en el caso de las mujeres. La guía “Consejos para una alimentación sa- ludable”, editada por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (Senc) y la Sociedad Es- pañola de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC), establece que la dieta de las perso- nas mayores debe ser variada; reducir las gra- sas saturadas; ser rica en grasas cardiosaluda- bles (como las del pescado o el aceite de oli- va); aumentar la fibra (presente en fruta, verdu- ra y cereales); incluir minerales como el calcio y el hierro, y vitaminas como la D, B12 o el áci- do fólico; moderar el consumo de azúcar y ser baja en sal. Además, estas sociedades reco- miendan beber agua a intervalos regulares, aunque no se tenga sed, y elegir alimentos de fácil masticación. ¿Qué necesito para estar bien? A. Vila EM Seguir una correcta alimentación es importante en todas las etapas de la vida pero, al alcanzar la vejez, es fun- damental mantener un buen estado nu- tricional, algo que no siempre se pro- duce. Es frecuente que las personas mayores registren problemas de nutri- ción (ya sean éstos por desnutrición o por obesidad). Esto es así porque el propio envejecimiento lleva aparejados cambios biológicos, psicológicos y emocionales que pueden afectar a lo que se come, porque se producen mo- dificaciones en los hábitos alimenta- rios y, también, porque el aprovecha- miento orgánico de los nutrientes inge- ridos es diferente al que se tiene a edades más tempranas. En general, cuando una persona se hace mayor, masticar se puede vol- ver una tarea más complicada por- que los problemas dentales y de en- cías comienzan a ser más acusados. Además, la vista, el gusto y el olfato disminuyen, lo que interfiere en la de- tección de sabores y puede compor- tar modificaciones en los hábitos ali- mentarios. También se produce un cambio en la motilidad del tubo di- gestivo (esto genera más estreñimien- to, sensación temprana de saciedad y digestiones más lentas), la alteración de algunas hormonas que regulan el apetito y una disminución del gasto energético, es decir, una menor nece- sidad de ingesta calórica. Por su parte, ciertos factores psico- lógicos y sociales del envejecimiento pueden jugar un papel negativo sobre el estado nutricional del mayor. Los ex- pertos incluyen aquí factores como la pérdida de poder adquisitivo asociada a la jubilación, la soledad, la viudedad, la falta de adaptación a los cambios propios del envejecimiento y una capa- cidad funcional mucho menor que difi- culta desplazamientos e incluso activi- dades que antes costaban menos es- fuerzo, como preparar la comida. En el libro “Importancia de la nutrición en la persona de edad avanzada”, la doc- tora Mercè Capo Pallàs explica que “es fácil que en estas condiciones los alimentos se compren en función de su precio, de la sencillez de su prepa- ración y del tiempo de conservación, y no en función de sus cualidades nutri- cionales. Todo ello explica que en esta etapa se elaboren dietas monótonas y desequilibradas en lugar de dietas va- riadas y completas”. Amistades peligrosas Por si fuera poco, a todos estos factores se les une la habitual pre- sencia de pluripatologías y polimedi- cación, factores que también suelen tener consecuencias directas sobre la alimentación. En este sentido, destacan las en- fermedades crónicas, que “son una faena”, resume el doctor Javier Aran- ceta, presidente de la Sociedad Es- pañola de Nutrición Comunitaria. “Una enfermedad crónica general- mente induce el deterioro de otro grupo funcional y, por tanto, genera necesidades especiales desde el punto de vista nutricional: o consu- men más determinados tipos de ali- La vejez lleva aparejada una serie de cambios biológicos, psicológicos y emo- cionales que afectan a la alimentación. No prestar atención a estos factores puede derivar en situaciones de malnutrición, un problema que en España afecta a casi la mitad de los mayores Febrero de 2011 61 NUTRICIÓN Pirámide nutricional recomendada para personas mayores de 65 años elaborada por la Senc y SemFYC. Alimentar el cuerpo y la salud Sigue en la página 62

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Page 1: NUTRICIÓN Alimentar el cuerpo y la salud...El estado nutricional es la situación en la que se encuentra una persona en relación con la ingesta y adaptaciones fisiológicas que tienen

E l estado nutricional es la situación en laque se encuentra una persona en relacióncon la ingesta y adaptaciones fisiológicas

que tienen lugar tras el ingreso de nutrientes.De él dependerá que el cuerpo se mantenga sa-no y realice las actividades fisiológicas norma-les que permitan a esa persona desempeñarsefísica e intelectualmente en su vida diaria.

A la hora de establecer los requerimientosnutricionales de una persona mayor es impor-tante destacar que, a partir de los 60, las ne-cesidades energéticas disminuyen una mediade un 10% cada década. Esto se produce porla menor cantidad de masa celular que se man-tiene activa y porque la actividad física es me-nor y, por tanto, para evitar situaciones de obe-sidad, se deben consumir menos calorías. Engeneral, los expertos hablan de una ingesta deunas 2.200 kilocalorías para los hombres de65 años sedentarios y de 1.850 en el caso delas mujeres.

La guía “Consejos para una alimentación sa-ludable”, editada por la Sociedad Española deNutrición Comunitaria (Senc) y la Sociedad Es-pañola de Medicina de Familia y Comunitaria(SemFYC), establece que la dieta de las perso-

nas mayores debe ser variada; reducir las gra-sas saturadas; ser rica en grasas cardiosaluda-bles (como las del pescado o el aceite de oli-va); aumentar la fibra (presente en fruta, verdu-ra y cereales); incluir minerales como el calcioy el hierro, y vitaminas como la D, B12 o el áci-

do fólico; moderar el consumo de azúcar y serbaja en sal. Además, estas sociedades reco-miendan beber agua a intervalos regulares,aunque no se tenga sed, y elegir alimentos defácil masticación.

¿Qué necesito para estar bien?

A. Vila EM

Seguir una correcta alimentación esimportante en todas las etapas de lavida pero, al alcanzar la vejez, es fun-damental mantener un buen estado nu-tricional, algo que no siempre se pro-duce. Es frecuente que las personasmayores registren problemas de nutri-ción (ya sean éstos por desnutrición opor obesidad). Esto es así porque elpropio envejecimiento lleva aparejadoscambios biológicos, psicológicos yemocionales que pueden afectar a loque se come, porque se producen mo-dificaciones en los hábitos alimenta-rios y, también, porque el aprovecha-miento orgánico de los nutrientes inge-ridos es diferente al que se tiene aedades más tempranas.

En general, cuando una persona sehace mayor, masticar se puede vol-ver una tarea más complicada por-que los problemas dentales y de en-cías comienzan a ser más acusados.Además, la vista, el gusto y el olfatodisminuyen, lo que interfiere en la de-tección de sabores y puede compor-tar modificaciones en los hábitos ali-mentarios. También se produce uncambio en la motilidad del tubo di-gestivo (esto genera más estreñimien-to, sensación temprana de saciedad ydigestiones más lentas), la alteraciónde algunas hormonas que regulan elapetito y una disminución del gasto

energético, es decir, una menor nece-sidad de ingesta calórica.

Por su parte, ciertos factores psico-lógicos y sociales del envejecimientopueden jugar un papel negativo sobreel estado nutricional del mayor. Los ex-pertos incluyen aquí factores como lapérdida de poder adquisitivo asociadaa la jubilación, la soledad, la viudedad,la falta de adaptación a los cambiospropios del envejecimiento y una capa-cidad funcional mucho menor que difi-culta desplazamientos e incluso activi-dades que antes costaban menos es-fuerzo, como preparar la comida. Enel libro “Importancia de la nutrición enla persona de edad avanzada”, la doc-tora Mercè Capo Pallàs explica que“es fácil que en estas condiciones losalimentos se compren en función desu precio, de la sencillez de su prepa-ración y del tiempo de conservación, yno en función de sus cualidades nutri-cionales. Todo ello explica que en estaetapa se elaboren dietas monótonas ydesequilibradas en lugar de dietas va-riadas y completas”.

Amistades peligrosasPor si fuera poco, a todos estos

factores se les une la habitual pre-sencia de pluripatologías y polimedi-cación, factores que también suelentener consecuencias directas sobrela alimentación.

En este sentido, destacan las en-

fermedades crónicas, que “son unafaena”, resume el doctor Javier Aran-ceta, presidente de la Sociedad Es-pañola de Nutrición Comunitaria.“Una enfermedad crónica general-

mente induce el deterioro de otrogrupo funcional y, por tanto, generanecesidades especiales desde elpunto de vista nutricional: o consu-men más determinados tipos de ali-

La vejez lleva aparejada una serie decambios biológicos, psicológicos y emo-cionales que afectan a la alimentación.

No prestar atención a estos factores puede derivar ensituaciones de malnutrición, un problema que en Españaafecta a casi la mitad de los mayores

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NUTRICIÓN

Pirámide nutricional recomendada para personas mayores de 65 años elaborada por la Senc y SemFYC.

Alimentar el cuerpo y la salud

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Mantener una dieta cuidada y unbuen estado de salud no dependesólo de los alimentos que se con-suman. Hay otro factor que enocasiones pasa desapercibido yen el que los expertos intentan,cada vez más, poner el acento:la hidratación.

Según el “Estudio sobre las acti-tudes y comportamientos saluda-bles de la gente mayor en su hidra-tación”, presentado por la Funda-ción Edad&Vida, casi dos terceraspartes de los mayores de 50 años(el 61%) se hidratan de forma insufi-ciente. Es decir, consumen menosde dos litros de líquidos al día. Unasituación que, además, se acrecen-ta según avanza la edad.

Esta falta de hidratación tieneconsecuencias sobre la salud de

este colectivo: la deshidratación,que es uno de los diez diagnósti-cos más frecuentes que provo-can la hospitalización de los ma-yores de 64 años y la mortalidadasociada a trastornos del balan-ce hídrico en las personas mayo-res puede oscilar entre el 40 y70% si permanece sin tratar.

Ponerle remedio consigue unamejoría en la calidad de vida delas personas mayores y ayuda aprevenir situaciones de depen-dencia. Para alcanzar una ade-cuada hidratación, el Observato-rio de la Hidratación y la Salud(OHS) recomienda beber de dosa tres litros de líquido diario sinesperar a tener sed, lo que ade-más de agua, incluye infusiones,zumos, lácteos o caldos.

La base de la pirámide: la hidratación

- ¿Cómo es de determinante el se-guir una buena o mala alimenta-ción en la salud de los mayores? Es el único factor, junto con el aire querespiran, que se introduce todos losdías en el organismo, en unas cantida-des equivalentes a unos dos kilos decomida y dos litros de agua. Además,es lo que permite la renovación del or-ganismo porque, aunque seamos ma-yores y no crezcamos a lo largo, sí sevan renovando prácticamente todaslas cantidades de células y algunasneuronas y esta reconstrucción serámás adecuada si la materia prima, esdecir, los elementos que vienen de losalimentos (nutrientes, enzimas...) es-tán en su justa medida; si no lo están,no sólo afectará a los huesos o a lapiel, sino que afectará a la funcionali-dad, que es la palabra clave cuandosomos mayores. No sólo tenemosque tener los huesos bien, sino ser ca-paces de seguir andando bien, tenerfuerza muscular, etcétera. - ¿En qué se debe basar la alimen-tación de este colectivo?El punto clave es tener un equilibrioentre el gasto y la ingesta. A partir delos 50 años tenemos tendencia a acu-mular con facilidad energía en formade grasa, por lo tanto, si pedimos con-sejo sobre las cantidades adecuadasque vamos a consumir, también tene-mos que controlar cuánto tiempo an-damos y cómo nos movemos, paramantener ese equilibrio ponderal (por-que el peso va a ser el reflejo de si es-tamos por encima o por debajo).Cuando somos mayores no nos inte-resa estar muy delgados ni tener so-brepeso: estar quizá un poco más re-llenitos de lo normal puede ser unabuena propuesta. Hoy día uno de los elementos que sepostulan entre alimentación y longevi-dad es la restricción alimentaria. Esdecir, si tenemos una dieta austera, sitomamos una caloría menos de lo quenecesitaríamos -digamos esto comoun elemento simbólico-, potencialmen-te nos puede permitir vivir más tiem-po. Una dieta austera es una dietaequilibrada, es decir, tiene que ser su-ficiente, pero con una caloría menosde la que necesitaríamos. - ¿Cree que los mayores tienen su-ficiente información para llevaruna dieta adecuada? Es decir, ¿sa-ben todo esto?No, no lo saben. Puede que sea por-que en este momento nos faltan pro-gramas educativos adaptados a laspersonas mayores. Muchas vecesnos ocupamos sólo de que estén bienatendidos en las residencias o de queestén confortables, desde el punto devista de que tengan sus “pastillitas”

para tratar sus patologías, pero nosfalta programación para poder expli-carles qué podrían hacer. Los mayo-res tienen sus hábitos, hace 80 añosque tienen una estructura, y a veceses difícil que la modifiquen. En estesentido nos falta todavía esta fase deeducación nutricional. Es decir, faltaexplicarles qué podrían hacer paramejorar su alimentación: tomar másfruta, ajustar un poco el segundo pla-to, empezar a consumir pan integral,etcétera. - ¿Desde la Senc llevan algún tipode campaña de sensibilizaciónpara mejorar esto?Hemos hecho varias guías para gentemayor y, de hecho, tenemos progra-mados varios encuentros con los ma-yores cada año, charlas coloquio, et-cétera. Verdaderamente, es un grupomuy agradecido, de los que más asis-ten a convocatorias, de los que semuestran más interesados, y por esotenemos muchas actividades conellos. Personalmente, tengo muchísi-mas actividades con personas mayo-res y es muy agradable. Lo que pasaes que hay que adaptar la charla y ha-cerla muy práctica. Lo que les intere-sa es que les digas “mire, usted tieneque reducir el consumo de sal y, siquiere sustituirlo, para que la comidano le resulte un poco inapetente pue-de echarle hierbas aromáticas, añadiren algunos platos un poco de limón ode vinagre...”.- ¿Existen diferencias en cuanto ala salud nutricional de las perso-nas que viven en su domicilio y lasque están institucionalizadas? Hay diferencias. No es homogéneopero muchas veces las personas queestán institucionalizadas tienen mejorestado de salud porque suelen tenermayor control de salud, de dieta, etcé-ra. Suelen estar sujetos a un mayorcontrol que los que son muy mayoresy están solos. Una persona de 80años que vive sola es un anciano frágilque necesita mucho apoyo familiar ycobertura asistencial, porque está enriesgo. Muchas veces nos encontra-mos personas que viven en zonascentrales de la ciudad, que en ocasio-nes tienen menos apoyo institucionalporque su piso está en una zona bue-na, que además pueden tener rentasde lo que sea y, por tanto, no tienenayuda institucional. Pero que sea “ri-co” no quiere decir que no tenga lasmismas necesidades y el mismo hán-dicap que el que tiene un abuelo en unentorno desfavorecido. Desde luego,sí hemos detectado que un ancianosolo, que vive aislado en las grandesciudades, tiene mayor riesgo nutricio-nal y mayores carencias que otros.

mentos o metabolizan peor determi-nados tipos de nutrientes”, explica.

Además, los fármacos con losque se tratan estas patologías pue-den acarrear efectos secundariosque afectan a la ingesta espontá-nea de alimentos, así como des-compensaciones o carencias enciertos nutrientes.

MalnutriciónEn definitiva, es habitual que los

mayores modifiquen sus comporta-mientos alimentarios a partir de cir-cunstancias propias de la edad pe-ro, precisamente a causa de éstas,se generan nuevas necesidadesque requieren de atención para evi-tar la malnutrición.

En España, casi la mitad de losmayores se encuentren en esta si-tuación. Así, el último estudio Ple-nufar (Plan de Educación Nutricio-nal por el Farmacéutico: EducaciónNutricional a las Personas Mayo-res), realizado por el Consejo Gene-ral de Colegios Oficiales de Farma-céuticos en 2006 y último estudioque analiza el estado nutricional delos mayores de 65 años, revelóque el 3,8% de los ciudadanos deesta franja de edad presentabadesnutrición y que el 22% se halla-ba en riesgo de padecerla. Del otro

lado de la balanza, la cifra de mayo-res con obes idad ascend ía a l29,8%.

Geriatras y especialistas en nutri-ción apelan a la prevención comoarma para evitar que se produzcaesta situación y a un mayor segui-miento de los mayores individuali-zando su dieta. En esta línea, eldoctor Aranceta propone, por un la-do, instaurar mecanismos preventi-vos “es decir, prepararnos para elenvejecimiento, la jubilación, etcéte-ra, como muy tarde a partir de los50 años” y, por otra, “una consultadietética anual para cada personamayor, porque un profesional podríadetectar qué necesidades específi-cas tiene y recomendar un trata-miento que, al cabo de un año, de-be ser revisado, pues las circunsta-cias pueden haber cambiado”.

Según el presidente de la Senc,lo ideal es ajustar el modo de vidade estas personas -a pesar de queno siempre es fácil que un ancianoque lleva décadas siguiendo lasmismas costumbres las cambie depronto-, pautándoles una estructuraalimentaria, enseñándoles cómocumplimentar sus carencias nutri-cionales, y prescribiéndoles ejerci-cio físico en función de las circuns-tancias de cada uno.

Javier ArancetaPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD

ESPAÑOLA DE NUTRICIÓN COMUNITARIA(SENC)

“Los mayores no deben estar muydelgados, ni tampoco tener sobrepeso”

Febrero de 201162NUTRICIÓN

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