Ocho días a la semana

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    Esta traducción fue hecha sin fines de lucro.

    Es una traducción de fans para fans.

    Si el libro llega a tu país, apoya al escritor comprando su libro.

    También puedes apoyar al autor con una reseña, siguiéndolo

    en redes sociales y ayudándolo a promocionar su libro.¡Disfruta de la lectura!

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    Sofia Belikov

    Miry GPESnow Q

    Dey KastélyMoni

    JaniraNnancyC

    JulieyrrMel MarkhamClara Markov

    LiillyanaVani

    christickiDaniela Agrafojo

    SandryVal_17

    Anelynn*Dannygonzal

    NatsValentine Rose

    Alessandra WildeVane hearts

    Laura Delilahbecky_abc2

    Annie DJasiel Odair

    Mary HaynesFany Stgo.florbarbero

    JuliSofía Belikov

    JanePachi Reed15

    AriannysGAlessandra Wilde

    Nana MaddoxYani BVal_17

    Helena BlakeDannygonzalSofía Belikov

    Miry GPEitxi

    Lizzy Avett'

    PaltonikaMary

    Elizabeth DuranKey

    MariaE.Fany Stgo.Laurita PI

    Adriana Tate

    Marie.AngEli Mirced

    JaneDaniela Agrafojo

    JosmaryJasiel Odair

    Amélie.SammyDSandry

    Valentine Rose

    Alysse VolkovNnancyC

    Melii

    Ivy WalkerVanessa Farrow

    Annie D.Noelle

    FlorbarberoNnancyC

    Móninik

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    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Bitácora de un Niñero

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Bitácora de un Niñero

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Capítulo 20

    Bitácora de un Niñero

    Capítulo 21

    Capítulo 22

    Capítulo 23

    Capítulo 24

    Capítulo 25

    Capítulo 26

    Bitácora de un NiñeroCapítulo 27

    Capítulo 28

    Capítulo 29

    Capítulo 30

    Capítulo 31

    Última entrada en la Bitácora deun Niñero

    Epílogo

    Agradecimientos

    Sobre la autora

     

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    Gwen Stone tiene secretos que no está lista para revelar. Despuésde un reciente ascenso en el trabajo, necesita alguien que cuide de sushijos. Está frenética, desesperada y más que lista para contratar a laprimera persona que aparezca. Y así lo hace.

    Andrew Lyons necesita salir del departamento de su hermana, yun anuncio en el sitio web de Craiglist podría ser la respuesta a susplegarias. Pero lo que creía que era un anuncio de renta se convierteen una oferta de trabajo a la que no puede negarse. Aceptar untrabajo de niñero podría cambiar su vida, si sólo tuviera una pista decómo actuar como un adulto.

    Una madre trabajadora, un lindo chico que luce bien en toalla,dos niños que necesitan más que un niñero, y horas de programas detelevisión para niños sólo pueden atraer desastres a todos los que estén

    involucrados.Porque un niñero debería preocuparse sólo de sus propios

    problemas.

    Y definitivamente no debería enamorarse de su jefa.

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    Para Lori, que amó primero a Dee.

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    Traducido por Miry GPE & Snow Q

    Corregido por AriannysG

    Crecer no es tan divertido como pensabas que era.

    Cuando era niño, no podía esperar a ser adulto. Ahora que soyuno, me gustaría volver a tener ocho años de edad. O tal vez diez.

     — ¿Cómo se supone que encontraré trabajo cuando la economíaestá en el excusado? — Arrugué el periódico que mi hermana me dio ysuspiré en su dirección.

     — ¿Sabes qué? Debes dejar de quejarte y salir a la calle con tucurrículum.  — Cece deslizó un plato de huevos bajo mi nariz y losseñaló — . Después de que me dejes en el trabajo, puedes hacerprecisamente eso. Pero tengo diez minutos antes de tener que irme, asíque come.

     — ¿Qué currículum? — Metí el tenedor en el lío gomoso e hice unamueca — . Recuérdame que te enseñe cómo hacer un plato decentede estos mañana.  — Mastiqué con la boca abierta sólo para hacerlaenojar, luego escupí el ofensivo desastre y empujé el plato hacia ella.

    Su pie salió de la nada, se estrelló contra mi espinilla y maldije.

    Malditos sean esos tacones puntiagudos.

    Bebió un sorbo de café con una mirada inocente.

     — Ponme a prueba de nuevo. Afeitaré tus cejas mientras duermes.

     — No, si te las afeito primero.

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    En el camino a su oficina, maniobré alrededor de los otros autoscon facilidad, pero ella se aferró a la manija de sujeción del techo delBMW serie 1, hasta que sus nudillos se pusieron blancos.

     — Por favor, detén tu instinto de matarme. Tengo que llegar a

    trabajar en una pieza. Y me gustaría tener una familia algún día. — ¿Alguna vez he tenido un accidente? No. Deberías confiar un

    poco más en tu hermano. Además, este vehículo fue hecho para serconducido en grandes espacios abiertos. ¿Por qué comprar un autocomo éste para ir al límite de velocidad?  — Cambié de carril, pasandomuy cerca del parachoques de la camioneta frente a mí.

    La miré, y estaba conteniendo el aliento. Luego exhaló y contóhasta diez en voz muy baja.

     — Por cierto, ¿cómo van esas clases de yoga?

    Cece me mostró el dedo medio. — Ah, Namaste a ti también.

    Una vez que me estacioné, finalmente inhaló y se desabrochó elcinturón de seguridad.  — Digo en serio lo de conseguir un trabajo,Andrew — dijo mientras bajaba del auto — . Comprueba en Craigslist.

    Rodé los ojos, pero ella ya se alejaba. Comprobé en Craigslist. Y,en Indeed. Y Monster. Existían muy pocas oportunidades para un chicoque no tiene un historial de trabajo estable. Y si era honesto, pasé granparte de mi tiempo en Craigslist leyendo mensajes sucios sobre tríos

    potenciales.

    En vez de ir a casa, me dirigí a lo de mi amigo Xander. Dejó lapuerta sin seguro, así que entré directamente y me detuve en la neveraya que opté por no comer la comida de mierda que hizo mi hermana.

     — Hola — dije, pero apenas me notó.

    Después de prepararme un sándwich de queso, me acomodé asu lado en el sofá de terciopelo rojo. Era viejo, con mal olor y teníarasgaduras en la tela, pero era cómodo, así que me relajé en sus cojinesy mordí la triste excusa de comida.

    Ni siquiera apartó la mirada de la televisión mientras me pasabasu computadora portátil.

     — Xander. — Negué e inicié sesión — . ¿Cómo es que te encuentrastan involucrado en cada repetición del Príncipe del Rap? Tenías cuatroaños de edad cuando se estrenó este programa.

    Su respuesta fue subir el volumen.

     — Cece quiere que compruebe otra vez en Craigslist. Como sifuera a aparecer una nueva oportunidad de empleo en la que estoy

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    calificado perfectamente.  — Recorrí los anuncios una vez más — . Miraesto. Todas estas nuevas publicaciones y nada que me interese.  — Busqué hasta la mitad, luego apunté a la pantalla y la puse en ángulohacia su rostro — . Aunque esto parece interesante. Un sótano en alquiler.O un puesto de niñera.  — Me reí de la audacia.

    Xander levantó las cejas y sonrió.  — ¿Sabes qué? Eso podría sergenial. Te pagan por jugar con niños todo el día e ir al parque. Salir conseñoritas niñeras. Conseguir algún trasero.  — Tomó la computadora yleyó el anuncio — . ¿Pero si puedes alquilar la habitación sin  los niños?Olvídate de los niños y llama a esta señora ahora, así puedes salir delapartamento de tu hermana. Ya que es obligatorio que consigas untrabajo y todo porque gastaste hasta el último centavo que se te dio.

    Tomé la portátil de regreso y le di una mirada sucia.  — Parecesbastante interesado en que consiga mi propio lugar. Sólo han pasado

    dos semanas.  Aún no se ha hartado de mí. Además, no es obligatorio.No tengo que conseguir uno si no quiero. Sin embargo, si quiero el restode esa herencia...  — Me quedé mirando a la lista de nuevo y suspiré — .Valdría la pena analizarlo, supongo.  — La idea de salir del apartamentode mi hermana era tentadora, y aunque las ofertas se encontraban enel mismo anuncio, estas parecían ser independientes. Podría buscarempleo mientras vivía bajo un techo diferente. Por lo menos mi hermanano se metería todo el tiempo en mis asuntos.

     — Me encantaría un trabajo como ese  — dijo Xander, su miradaalejándose de la cara de bebé de Will Smith. 

     — Sí, eres fantástico con los niños. ¿Si te dejan a solas con tusobrino de dos meses, en menos de quince minutos le estaríasmostrando el catálogo de Victoria‟s Secret y tratando de enseñarle adecir silicona? Estoy bastante seguro de que no estás calificado.

    Se encogió de hombros, y decidí que no tenía nada de malo enllamar sobre el anuncio. Marqué el número desde mi celular y esperémientras sonaba.

     — ¿Hola? — dijo una mujer. Sonaba estresada.

     — Uh, sí. Hola, llamo por su anuncio en Craigslist. — ¿Puedes estar aquí en una hora?

     — Claro. ¿Cuál es la dirección?  — La recitó a toda prisa, y laanoté — . Genial, nos vemos entonces.

     — Bien — dijo, y colgó.

     — ¡Oh, espera!  — grité, pero fue demasiado tarde — . Este anuncioni siquiera muestra el nombre de la mujer. Solo dice G.S. 

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    Xander soltó una risa.  — Bueno, esperemos que este anuncio nosea de B.S.  Tienes que mudarte. Y conseguir empleo.  — Me miró — . Esnecesario que te vistas con otra cosa. Dudo que te deje vivir ahí si tepresentas luciendo como si fueras un indigente.

    Me rasqué la cabeza y miré mi pantalón y camiseta.  — Mi ropaestá limpia. Lavé este pantalón la semana pasada.

     — Lo que sea. Ve a afeitarte el rostro. La asustarás pareciéndotea Wolverine.

    Pasé las manos por mi cabello, decidiendo que se hallaba losuficientemente limpio.

     — ¿Andas en el BMW de tu hermana?

     — Por supuesto.

    Sacudió la cabeza con exasperación.  — Toma mi camioneta, asíno lucirás como un idiota rico tratando de conseguir una habitaciónbarata.

    Estacioné la camioneta de Xander fuera de una enorme casaestilo Cape Cod color terracota, con una escalera blanca queconducía a un gran pórtico, y una enorme adición a un costado que

    supuse era un cuarto adicional. Se hallaba en un callejón sin salida, conun amplio espacio entre las casas de los vecinos y probablementevalorada en más de medio millón de dólares. Miré mi trozo de papel decuaderno y comprobé la dirección de nuevo.

     — Esto no puede ser correcto. — Miré la casa por lo que pareció lacentésima vez. Los números al lado de la puerta aún coincidían, así queavancé por el camino de entrada circular y toqué el timbre,escuchando mientras las notas sonaron por toda la casa.

    La puerta se abrió de golpe, y di un paso atrás conmocionado.

     — Por favor, no uses el timbre. Brady se encuentra en casa, seenfermó en la escuela y toma una siesta.  — Ella lucía desaliñada ycansada.

     — Lo siento. No lo sabía. — Me sentí un poco regañado.

     — Está bien.  — Suspiró y miró por encima de su hombroescuchando con atención hacia la escalera. Satisfecha de que nadiefue perturbado por el timbre, volvió su atención a mí  — . Lo siento. Me hevuelto loca el último par de meses. Adelante. — Hizo un gesto para que

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    la siguiera a la cocina — . ¿Quieres una bebida? Tengo agua o jugo. Oleche.

     — No, gracias, estoy bien — dije.

    Me llevó a una gran sala de estar y se sentó en una silla de

    respaldo alto, su falda se subió un poco mientras se sentaba en ella,luego hizo un gesto hacia el sofá de dos plazas. Me senté en el borde ymiré alrededor de la habitación, tratando de no centrarme en supecho, noté que tenía muy pocos cuadros en las paredes, aunqueparecía que había clavos donde debieron estar colgados algunos.

    Sopló un mechón de cabello rojo para alejarlo de su rostro, luegose quitó una banda elástica de detrás de su cabeza para dejarlo caerlibre. Me habría excitado, excepto que parecía agotada. Los círculososcuros bajo sus ojos y la ropa desaliñada me llevaron a preguntarme sidurmió algo en la última semana o más.

     — Bien — dijo y apretó dos dedos en el puente de la nariz como sitratara de concentrarse — . Primero lo primero, soy Gwen. — Extendió unamano, y me incliné hacia adelante para sacudirla suavemente, talcomo mi madre me enseñó.

     — Andrew.

     — Andrew, tengo dos hijos. Uno de ellos de siete y uno de cuatro.

    Levanté las cejas.

     — Lo sé  — dijo, agitando su mano — . Es una larga historia. Como

    sea, tengo un trabajo de tiempo completo en el que me tengo queenfocar, y acabo de recibir un ascenso… 

     — Felicitaciones.

    Me miró a los ojos por un momento, sorprendida.  — Gracias. Uh,veamos. Este nuevo ascenso significará aún más horas, por lo quenecesito a alguien. Bree tiene siete y cursa el segundo grado. Ella noestá en casa la mayor parte del día y tiene práctica de ballet por lanoche dos veces por semana. Brady tiene cuatro, va a Pre-Jardín deniños medio día, y tiene T-ball1, una vez a la semana y juegos los

    sábados.Abrí la boca, listo para decirle que sólo me encontraba allí para

    rentar la habitación vacía, pero ella parpadeaba en mi dirección,buscando alguna confirmación de que iba comprendiendo todo. Asíque asentí.

    1 Es un juego para niños basado en el béisbol, en el cual se simplifican las reglas, utilizanuna vara que sostiene la pelota para que el bateador la golpeé.

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     — Lo que busco es alguien que pueda tenerlos listos en lasmañanas y llevarlos a sus actividades escolares a tiempo, darles lacena, y prepararlos para la cama.  — Sus ojos se humedecieron y seaclaró la garganta — . Desteto estar tan ausente, pero en este momentonecesito el dinero extra.  — Los labios de Gwen se apretaron en una fina

    línea — . Tengo servicio de limpieza, así que eso no es parte del trabajo.Te ofrezco una habitación completa y comida. Si puedes comprarcomestibles durante el día, entonces también te pagaré por ellos. Sólonecesito que… estés aquí . — Sus ojos se ampliaron, y presionó una manocontra su pecho.

    No podía permitir que pensara que yo sería su niñero.  — Creo queha habido un… 

     — Tan pronto como solucione esta situación, las cosas estarán bien — dijo — . Prometo que no siempre será una locura.  — Enderezó los

    hombros y se levantó de la silla — . ¿Te gustaría ver el apartamento?Tomé una bocanada de aire y la dejé escapar con lentitud.  — 

    Seguro.

    Me llevó a la puerta del sótano e hizo un ademán para que lasiguiera. En el fondo de las escaleras había una casa totalmentediferente. El sótano se encontraba renovado y amueblado, con supropia cocina y un baño completo. Había una sala de estar con unatelevisión de pantalla plana, un comedor, una oficina, y lo que parecíaun área abierta donde podía colocar algún equipo de ejercicio.

     — Es una habitación para una suegra. — Se encogió de hombros yseñaló su pecho — . ¿Yo? No tengo suegra. Así que será tuya. Tambiéntienes una entrada propia, al igual que una calzada y un lugar deestacionamiento propio, así que puedes ir y venir a tu conveniencia unavez que llegues a casa.

    Eso no importaba. No tenía auto.

    Se detuvo mientras su boca hablaba, tratando de formarpalabras en lo que sus ojos recorrían la habitación.  — Te pediría que notengas fiestas aquí o cosas repulsivas como esas. Y sería mejor que no

    invitaras a... personas a dormir. Preferiría que los niños no vieran esaclase de cosas todavía.

    Ese último comentario me molestó pero decidí dejarlo pasar. Unahabitación era una habitación.

     — ¿Qué otra cosa? — Cerró los ojos y se frotó la sien con los dedos.

     — ¿Puedo ver el dormitorio?

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    Asintió y condujo el camino. Todo era mejor de lo que imaginé. Lacama negra de metal parecía increíblemente cómoda, y mecomplacía ver un enorme edredón blanco colocado a un lado.

     — ¿Entonces, te interesa el puesto?

     — ¿Cuál es el pago? — No heriría a nadie con preguntar, ¿cierto?Bajó rápidamente sus dedos y sonrió.  — Sabía que olvidaba algo.

    Son cuatrocientos a la semana.  — Mordisqueó su labio — . ¿Eso essuficiente?

    Sonreí y me incliné contra la pared. — Me ofreces un apartamentoamueblado, comida y servicios, ¿y me preguntas si los cuatrocientosextra son suficiente?

    Suspiró, y sus hombros se relajaron.  — Bien. Ahora hablemos enconcreto. No digo que hayas obtenido el trabajo… necesito saber un

    par de cosas. — Suéltalo. — En este punto podía preguntarme cualquiera cosa y

    le diría lo que quisiera escuchar. Quería vivir allí.

     — De acuerdo. ¿Eres bueno con los niños?

     — Sí  — dije, tratando de sonar indiferente. ¿Por qué no? Eranpersonas pequeñitas. Me agradaban las personas. Ademástenía algo de experiencia — . Fui consejero de un campamento por unpar de años. Campamento Tekawitha.

     — ¿Tienes algún título en, mmm, desarrollo de niños o algo?  — Susmanos se movían con inquietud, y me pregunté si alguna vez habíaentrevistado a alguien para cuidar niños. Por la manera en quemordisqueaba sus uñas, supuse que la respuesta era no.

    Me aclaré la garganta y negué con la cabeza. — No en desarrolloinfantil pero… tengo un título en piano, tres años de escuela para eso.Además tengo un título de dos años en la escuela culinaria. Ningunoestá orientado a los niños, desafortunadamente.  — Esto ya no se sentíacomo seguirle la corriente.

     — Nunca lo sabes, podrían estarlo. Tenemos un piano arriba, talvez podrías enseñarle a Brady. Y creo que a Bree le gustaría cocinar… — Ladeó la cabeza y me echó un vistazo — . Espera. ¿Qué edad tienes? Nopareces mucho mayor de diecinueve.

    Resoplé y pasé las manos por mi cabello.  — Tengo veinticinco,pero gracias.

    Presionó las manos en su rostro y suspiró.  — De acuerdo. Un pocomás joven de lo que esperaba.

     — ¿Qué edad tienes tú?

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     — ¿No te enseñó tu madre que es de mala educación preguntarlea una mujer su edad?  — preguntó con una carcajada — . Tengoveintisiete.

    Me recliné e hice los cálculos. Tendría que haber estado

    embarazada a los diecinueve. — ¿Y tienes esta casa?Apartó la mirada y suspiró.  — Otra parte de la larga historia, pero

    sí. Me gradué un año antes de la secundaria y tomé el camino rápidoen la universidad. Hice de interna en mi trabajo mientras tomaba lasclases. Así fue como me promovieron tan rápido.  — Arrugó la frente yfrunció los labios — . Entonces, si tienes cinco años de escuela, y hanpasado, qué, siete años desde que te graduaste de la secundaria,¿Qué hiciste con los otros dos?

    Esta era la parte en la que parecía un completo idiota.  — Me fuide mochilero por Europa, y luego me quedé un año en Roma.

     — Extravagante.  — Entornó los ojos — . Sabes, tengo unacompañera de trabajo cuyo hermano hizo exactamente lo mismo.¿Cuál dijiste que es tu apellido?

     — No lo hice. — No era posible que fuera la compañera de trabajode Cece.

    Esperó.

     — Lyons. Mi nombre es Andrew Lyons.

     — ¿Eres el hermano de Cecelia Lyons?

    Asentí, tratando de no encogerme visiblemente.

     — ¿Sabe que estás aquí?

    Negué.

     — ¡Qué locura! Solía trabajar con ella antes de que metransfirieran. Ahora que he sido promovida, trabajaremos juntas denuevo. De hecho, técnicamente voy a ser su jefa ahora. Será extraño,ya que somos amigas y todo eso.  — Su sonrisa se ensanchó — . Esto esbastante inesperado. Pensará que es graciosísimo.

     — Oh, sí, lo hará.

    Graciosísimo no era la palabra que mi hermana usaría cuando seenterara. Tuve que reprimir una sonrisa.

     — Siento como que ya te conozco. Hablaba de ti y de tus bromastodo el tiempo. Incluso cuando estabas en Europa. — Gwen dio un pasohacia adelante y tomó una respiración tranquilizadora — . Estáscontratado. Puedes mudarte el viernes y comenzar el lunes, si quieres.Organizaremos todo entonces, si eso está bien.  — Sus inmensos ojos se

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    ampliaron y golpeó con una mano su frente — . Ni siquiera te pregunté siquerías el trabajo.

     — Sí.  — Mi respuesta fue demasiado rápida, y me regañé porparecer tan ansioso. Ese pensamiento fue seguido por la idea de

    trabajadores ansiosos y finalmente trabajador,  lo que condujo a pensaren ser el trabajador de esta mujer y…. 

     — Bien. — Sonrió, y mi corazón aceleró el ritmo.

    Se giró hacia las escaleras y luego se detuvo.  — Los chicos sequedan con mi mamá cada un fin de semana, así que eso deberíadarte un poco de vida social. Vive como a media hora de distancia ylos lleva a los juegos y las lecciones del fin de semana si no estoydisponible. Así que sólo necesitaré una copia de tu currículum con almenos una referencia, y estamos listos para comenzar.

    Mientras subía las escaleras, miré su trasero. Siempre tuve unacosa por las chicas que eran un poco mayores que yo, y había algo enella que era intrigante. Sería divertido vivir con ella, estaba seguro.Habría apostado mi testículo izquierdo a que usaba faldas y camisas devestir para trabajar como mi hermana, y quería estar ahí para ver comolucía.

    Lo que significaba una cosa.

    Iba a ser niñero.

    Y tal vez eso conduciría a dormir con mi jefa  — sólo por diversión,

    por supuesto. Porque también era la jefa de mi hermana. Eso lo hacíatodo más emocionante porque molestar a mi hermana era lo que memantenía día tras día.

    Gwen caminó a la puerta y me entregó un pedazo de papel consu dirección de correo garabateado en él, sus dedos hicieron que mipalma hormigueara cuando se encontraron. — Puedes enviarme aquí tucurrículum y al menos una referencia. Si todo sale bien, te veré elviernes.

    De regreso en la camioneta, saqué mi teléfono y, alejándome en

    reversa de la calzada, llamé a Xander. — Hum — dijo Xander.

     — Amo cuando hablas sucio  — susurré pesadamente en mi mejorvoz de estrella porno.

     — Haces que vomite en mi boca.

     — Entonces no hagas ruidos sexuales en el teléfono. Así que fui a lacasa, tomaré el puesto.

     — ¿Qué puesto? Pensé que ibas a preguntar por una habitación.

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     — Sólo consigo el dulce apartamento  si tomo el trabajo. Así queescucha. Necesito que me hagas un favor y me escribas una referenciafalsa. No uses tu nombre real ni nada.

     — ¿Pero me llamará, cierto?

     — Usa un nombre falso. Dios, ¿cómo eres tan malo en estamierda?

     — Esas son muchas molestias para una habitación.

     — Sí, pero quiero este trabajo. Por... razones.

    Se mantuvo en silencio.

     — Te diré luego de que me ayudes a conseguirlo. Pero te diré esto,mi hermana tendrá que tomar al menos un mes de clases de yoga parasuperarlo.

     — No puedo consentir esto. — Mira, eres el que dijo que necesitaba encontrar un nuevo lugar

    para quedarme. Si esto me saca del apartamento de mi hermana,¿entonces por qué te importa?

     — Bien.

     — Excelente. No duele que sea atractiva. Para ser una mamá.

     — No. No lo digas.

     — ¿Decir qué? ¿Qué voy a ser un niñero y que hay una

    oportunidad de que duerma con mi jefa? De acuerdo. No lo diré. Sóloenvíame eso y espera por la llamada telefónica.

    Colgué antes de que pudiera decir algo más. No había forma deque no consiguiera el empleo.

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    Traducido por Dey Kastély

    Corregido por Alessandra Wilde

    Cece y yo nacimos con un año de diferencia, porque el condónse rompió a las seis semanas de su nacimiento. Fui una inesperadasorpresa, nacido bajo la perfección de mi hermana, y he estadolidiando con ello toda mi vida.

    No era que no la amara. La amaba como mi hermana, ya queestábamos obligados a hacerlo por lealtad familiar. Incluso habría dicho

    que me caía bien como persona. Demonios, habría sido mi mejor amigasi no la hubiera resentido por tantos años. Sin embargo, como eran lascosas, simplemente no amaba a nadie. A excepción de Xander, algoasí. Pero él era un amigo, así que no le decía esa mierda ni nada.

    Ser un Lyons tenía sus ventajas. Proveniente de una familia rica,me educaron para ser un caballero, seguir las reglas y hacer lo que medijeran, y a cambio, podría tener prácticamente todo lo que quisiera.Pero con el tiempo, mi padre quiso más de mí, y lo que quería seencontraba en correlación directa con lo que Cece había logrado.Intenté todo lo posible para que Geoffrey Lyons estuviera orgulloso.

    Es por eso que me alejé de mi título en piano después de tresaños, porque Geoffrey pensó que era una pérdida de tiempo.

    Pensé que tal vez apoyaría el título culinario, pero en su lugar dijoque era una tonta aventura. Quería que fuera más como él, con untítulo en medicina. Casado con mi trabajo como pediatra o cirujanocardiotorácico. O peor todavía, un ginecólogo. Mirar fijamente vaginastodo el día no es tan bueno como lo pintan.

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    Para cuando expresó su desaprobación a todo lo que queríaperseguir, me rendí. Mi rebelión fue fuerte.

    Pero mi abuelo, el Andrew original, se aseguró de que pudierahacer lo que quisiera después de la graduación. Dentro de ciertos

    límites, por supuesto.Cuando me gradué de la preparatoria, recibí una parte de la

    herencia que había sido reservada para mí. Eso pagó la universidad.Ambas universidades. Pagó por el viaje a Europa. Y el año en Roma.Pero cuando el dinero se acabó, tuve que enfrentar la realidad y volvera casa. Para recibir el resto de mi herencia, debía tener un trabajo.

    Era una estipulación en el testamento del viejo Andy. Estar en laescuela o tener un trabajo. Era el final de mi vida, en lo que a mí meconcernía.

    No podía encontrar un puesto de profesor de piano en cualquierlugar, y los bares de piano no eran atractivos. Las horas eran horribles, yhabía visto personalmente la manera en que la gente borracha tratabade subirse encima de un piano, rasgándolo hasta el infierno y de regresoen un intento de ser sexy. Algo que definitivamente no eran. Losrestaurantes no estaban contratando; despedían personal porque laspersonas habían dejado de salir a comer.

    Así fue como terminé en casa de Gwen Stone, desesperado, yaccedí a tomar la oferta de trabajo como niñero.

    Mi padre se pondría lívido si supiera que me encontraba llevandoy trayendo niños a recitales de ballet. No podía esperar para volver alapartamento de mi hermana y dejarle saber acerca de la buenafortuna que encontré.

    En la página web de Craigslist.

    No hizo mucho para reducir mi ego que acudí a la entrevista a lasdiez de la mañana y recibí la oferta antes de las cinco. O que miatiborrado currículum y referencias falsas sellaron el acuerdo, o que estamujer se encontraba desesperada. De cualquier manera, mi herenciaestaría a la mano, más rápido de lo que pensé.

    Como a las seis de la tarde, Cece apareció, muy nerviosa yagitada, en el estacionamiento donde la esperaba para llevarla a casa.Una vez que alcanzamos la carretera, le dije — : No veo cómo comprarmultimedia puede ser así de estresante. ¿No basta con mirar revistastodo el día en busca de espacios publicitarios? — Me mordí el labio parano sonreír a medida que su respiración se hizo superficial y murmurósilenciosas afirmaciones que no tenía que escuchar. Era malvado poratormentarla tanto — . Dios, eres tan fácilmente irritable. Necesitas tenersexo.

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    Una vez que Cece encontró su “centro”, se giró hacia mí conmala cara.  — Al menos mi trabajo es interesante ¿Tu  trabajo esinteresante? — Se dio un golpecito en la frente y exclamó — : ¡Ah, espera!Es verdad. No tienes un trabajo. Flojonazo.

    Y mordió el anzuelo. — Es curioso que lo digas. Porque conseguí un trabajo esta

    mañana. Me mudaré de tu pequeño y lindo departamento el viernes  — le dije, manteniendo mi voz tan casual como era posible.

    Se quedó inmóvil y en silencio hasta que llegamos aldepartamento y entré en la cochera. — No te creo.

    Puse el cambio en neutro y le di una mirada para confirmar queno mentía.

     — De acuerdo. Tu rostro no está todo fruncido, ¿así que supongo

    que estás diciendo la verdad?Alcé las cejas.

     — Bueno, ¿qué es? ¿Dónde es? ¿Por qué te mudas tan rápido?¿Paga bien?

     — Cálmate y toma una respiración antes de que tenga queconseguirte una bolsa de papel.  — Balanceando vagamente las llavesen mis dedos, le hice señas para que me siguiera adentro. Atrasar estosería un infierno para ella.

    Me puse a preparar la cena para retrasar mi respuesta. Hubo unmontón de estruendo mientras sacaba ollas y sartenes en la estufa antesde agarrar la comida de la nevera y organizar todo en el mostrador.

    Sólo era cuestión de tiempo.

     — ¡Suéltalo!

    Se me cayó una cebolla al suelo. Cece la miró boquiabierta,luego a mí. — La regla de los cinco segundos.

    Recogí la cebolla y tomé un cuchillo. Entonces, me di la vuelta yla contemplé con ojos tristes e inocentes e incliné la cabeza a un lado. — ¿Qué pasaría si he tenido que tomar un trabajo haciendo algosórdido? ¿Aun así querrías saber? ¿O preferirías no estar al tanto de quetu hermano menor es un gigoló en el rancho local de machos?

    Mi hermana gruñó y se arrastró a la cima de la encimera degranito antes de cruzar las piernas y esperar. Sus frenéticas manosrompieron las vainas de guisantes a la mitad en el silencio creciente.

    Finalmente, me reí y añadí la cebolla a la sartén que se calentabaen la estufa. — Hoy entré en Craiglist, como sugeriste, y me topé con unanuncio que pensé que parecía interesante. Bueno, Xander pensó que

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    parecía interesante. Fui a una entrevista y me ofrecieron el puesto justoahí. Debe ser mi encantadora actitud. También me proporcionaron unlugar para quedarme, y por eso me mudaré.

    Dejó escapar un suspiro de exasperación y se inclinó hacia

    adelante con expectación.Le di una sonrisa rápida. — Seré un niñero viviendo en la casa para

    un par de niños.

    Sus ojos se agrandaron.

     — Y, es bastante divertido, es para tu nueva jefa, Gwen Stone.

    Hubo un chillido y luego un ruido sordo, y sacudí la cabezamientras Cece intentaba levantarse del piso. Me agaché para ayudarlaa ponerse de pie, mientras ella veía fijamente al frente con una miradaen blanco en su rostro.

    Finalmente sus ojos se enfocaron de nuevo, y me golpeó en elbrazo. — ¿Qué demonios, Drew?

     — ¿Qué?  — Regresé a la estufa — . No tenía idea de quién erahasta que llegué allí. Es un trabajo, y me saca de tu sofá. Pensé queestarías feliz. — Esa era una mentira.

    Sus manos se movían inquietamente en círculos.  — Por favor,Andrew, te ruego que no tomes este trabajo. Arruinarás a esos niños.

     — Son sus niños, y estoy seguro de que si ella pensara que era una

    mala idea me lo habría dicho y pedido que me fuera. En cambio, medijo que tus brillantes palabras de elogios son las que la convencieronpara contratarme. Gracias por eso.

     — Sus niños... — Centró sus ojos vidriosos en la encimera y se distrajoantes de volver de nuevo a la realidad.

    Las cebollas estaban casi listas, y sacudí la sartén paraemparejarlas. — No sabía que ustedes dos eran tan buenas amigas.

    La risa de Cece fue baja y amarga.  — Bueno, eso es lo que pasacuando desapareces en Europa por dos años y nunca llamas a casa.

    No me hallaba seguro de por qué sonaba tan herida. En cuanto amí respecta, Cece no me amaba más de lo que yo la amaba. Metoleraba.

     — Esto terminará en un desastre.  — Salió de la cocina hacia elbaño, y estiré el cuello para escuchar el sonido que vendría acontinuación.

    Hubo un eco de monedas de cobre tintineando en el azulejo yrebotando por el suelo.  — ¡ Andrew! ¿Llenaste mi botiquín con monedasde un centavo? — chilló.

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    No pude contener mi risa por más tiempo, y apoyé las manossobre el mostrador para sostenerme.  — Sólo considéralo un regalo dedespedida. Extrañarás esa mierda de hermano menor cuando me hayaido.

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    Traducido por Moni

    Corregido por Nana Maddox

    Xander hizo un gran trabajo con su referencia. Era tan increíbleque me hizo ganar el visto bueno para mudarme ese fin de semana.

    Pero, ¿se llamaba “mudarse” si no tenía ni una mierda que traer

    conmigo?

    Me di cuenta muy rápidamente de que la razón por la que no

    ocupaba mucho espacio en la casa de Cece era porque sólo me teníaa mí mismo y algo de ropa. Era algo bueno que la suite en la casa deGwen estuviera amueblada, o tendría que comer en platos de papel,sentarme sobre cajas y dormir en el suelo.

    Como no había ninguna razón para que “me acomodara”, me

    mudé el domingo mientras los niños estaban con la madre de Gwen porel fin de semana. Gwen me dejó entrar a la casa y me señaló ladirección de mi apartamento. Luego desapareció y, en la tarde,conseguí que estuviera lo suficientemente quieta para que notara mipresencia y me diera más información sobre mis deberes.

    Comenzó con lo básico de tener a los niños listos para la escuela.Bree tomaría el autobús, pero Brady necesitaba que lo llevaran, y casime dio un ataque cardíaco y le entregué mi Tarjeta de Masculinidadcuando me guió hacia la cochera y señaló un Hyundai azul brillante, decuatro puertas y puerta trasera, bloqueador-de-penes-pedazo-móvil-de-papi.

     — ¿Perdón?  — Parpadeé, esperando alejar la visión del autoofensivo. Caminar a cualquier lugar o manejar una bicicleta parecíauna alternativa más atractiva.

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    Ella se rió, sus ojos aún rebotando sobre todo menos en mí.  — Es elauto más seguro para llevar a los niños.

    Era oficial. No me iba a acostar con nadie de nuevo en este siglo.

    Tomé las llaves y encendí el auto, preguntándome si había alguna

    otra manera de hacerlo menos atractivo.No la había.

    Quería discutir que podía conseguir una Hummer masculina, unsustituto muy seguro, cuando escuché un auto detenerse en la entrada.Luego sólo podía distinguir una voz baja junto con tres pares de pisadas.

    Gwen sonrío apretadamente. — Mi madre está aquí con los niños.¿Estás listo para conocerlos?

    Claro. Me había olvidado de que estaba aquí para hacerme

    cargo de unos niños. No era totalmente mi culpa. He estado mirando lastetas de Gwen durante la última media hora. Y cuando se deslizó a milado, sus pezones rozaron mi brazo.

    Las chicas creen que no notamos cosas como esas. Pero sí lohacemos.

    Sí que lo hacemos.

    No sería una buena idea conocer a los niños con una casi-erección. Concentrándome en el Hyundai y toda su gloria de bragas-no-caídas, tenía la situación bajo control.

    Gwen abrió la puerta principal para presentarme con unaatractiva mujer vestida conservadoramente que no se veía tan viejacomo mi mamá. Su cabello castaño rojizo claro estaba sujeto en unmoño apretado, y sus profundos ojos marrones se hallaban cargados depreocupación y estrés.

    Gwen sonrió y se agachó para tomar a sus hijos en un abrazomientras yo permanecía de pie a un lado mirando.

     — Hola. — Su tono era suave — . Los extrañé.

    Ambos asintieron y dieron un paso hacia atrás al mismo tiempo

    para mirarme. Les ofrecí lo que esperaba fuera una sonrisa amistosa,pero estoy seguro de que me veía como un viejo raro. El niño pequeñome miró con los ojos muy abiertos, como si estuviera medio asustado ymedio intrigado. La niña arrugó la cara y me miró de arriba abajo antesde tomar la mano de su hermano.

    Gwen se levantó e hizo un gesto con la mano hacia mí.  — Mamá,Bree, Brady… él es Andrew. — Se inclinó para hablarle de nuevo a losniños — . Él es su niñero. No, no un niñero. Ya nos inventaremos algo máspara llamarlo. Los va a ayudar para ir a la escuela y a sus lecciones y

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     juegos.  — Ella dudó, y sus ojos cayeron en su mamá, quien seencontraba roja como una remolacha — . Oh, lo siento Andrew. Ella esmi mamá, Debra.

    Extendí la mano, y la mujer la tomó, asintiendo mientras sus labios

    desaparecían en una apretada línea en su rostro. Luego di un pasohacia atrás y les hice una seña a los niños para que me siguieran.Parecía lo más obvio de hacer.

     — Estaba pensando en hacer la cena. ¿Les gustaría venir, eh, aver?

    Sí, eso estaba bien. ¡Vengan a jugar con cuchillos en la cocina,niños! Era un idiota.

    Miraron a Gwen por permiso, y ella asintió antes de que searrastraran detrás de mí al paso de un caracol. Me detuve en la puerta

    de la cocina e hice un gesto con la mano.  — Fue un placer conocerla,Debra.

    Se veía como si se hubiera convertido en una piedra.

     — Entonces, ¿qué les gustaría comer? — pregunté mientras abría lapuerta del refrigerador. Aún no me sentía raro alrededor de ellos. Tal veztenía un don natural en esta mierda de cuidado de niños. Por supuesto,habían pasado menos de dos minutos.

    Brady se escondió a un lado de la isla de granito antes de quecerrara el refrigerador y se inclinó sobre ella, mirando por encima. Eran

    lindos, como Gwen, pero ambos tenían cabezas con cabello rubio ypenetrantes ojos azules claros, un marcado contraste con los ojos azulesoscuros de Gwen y su cabello rojo.

    Arrugué el ceño y luego me encogí de hombros. Lo genético noera mi fuerte. ¿Qué sabía yo?

    Bree dio un paso hacia adelante y puso su dedo en la barbillapensativa.  — A Brady le gustan los macarrones con queso. ¿Puedeshacer eso?

    Asentí, encogiéndome de hombros.  — Es fácil.  — Busqué en el

    refrigerador lo que necesitaba. No parecía haber pasta fresca, y mepregunté si tenía suficiente tiempo para hacerla — . ¿Quieren ayudar?

    Negaron con la cabeza.

     — ¿Quieren ver?

    Asintieron.

    Alejé la sensación de que eran la reencarnación real de losgemelos de la película de terror El Resplandor  y luego fui a trabajar en

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    cortar pedazos pequeños de un bloque de queso. En el silencio delcorte, escuché el duro susurro de Debra, y me detuve para escuchar.

     — ¿Un hombre, Gwen? ¿Lo conoces? ¿Realizaste un reporte?¿Cómo lo encontraste?  — Su voz entrecortada y mordaz — . Tu padre

    estaría tan decepcionado. — ¿Lo estaría? — preguntó Gwen, sonando como si fuera a reírse — 

    . Porque pienso que creería que su hija está haciendo un muy buentrabajo, dadas las circunstancias.

    Tomé un aliento para calmarme y bajé el queso.  — ¿Tal vezdeberíamos ordenar una pizza?

    La puerta se cerró de golpe, y Gwen apareció por la esquina,mirando sus manos.  — Lamento eso. Ella no es muy sutil.  — Levantó elrostro para hacer contacto visual conmigo y me dio una sonrisa triste — .

    Según mi madre, tomo muchas decisiones malas. Como dice ella,“Aprender de libros no iguala a aprender de la calle”. 

     — Entonces tenemos mucho en común. — Mi sonrisa era forzada.

    Pasó la mano por el cabello de Brady y suspiró.  — Por favor, nodejes de cocinar por su culpa. Creo que a estos dos les gusta ver estetipo de cosas.

     — De acuerdo. — Estaba sintiéndome un poco de mal humor, perococinar distraía mi mente de casi todo lo desagradable.

    Bree y Gwen hablaban en voz baja mientras yo preparaba la

    cena. Brady permaneció de pie a un lado, en silencio. Su miradacomenzaba a ser un poco espeluznante.

     — ¿Tienes trufas? ¿O aceite de trufa? Eso también podríafuncionar. ¿Pasta fresca?

    Gwen dejó de hablar y frunció el ceño. — ¿Qué?

     — Pasta. Trufas. Puedo ponerlas aquí con los macarrones y elqueso. — Señalé la olla en la estufa.

    Su risa era fuerte, y echó la cabeza hacia atrás mientras su cuerpo

    temblaba. Caminó hacia la despensa y sacó una caja azul.  — Son niños.Comen de la caja. Corta algunas salchichas y está lista la cena,cocinero.

    La miré fijamente fingiendo odio y tomé la caja.  — Aprenderán acomer comida de verdad para cuando me vaya.

    Su rostro cayó, y Bree miró hacia el suelo. Mi mirada se desvióhacia Brady, y sus ojos se hallaban tan abiertos como platillos.

    Su papá los dejó. Eso tenía que ser. Abrí la boca, pero no pudepensar en algo qué decir.

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    Cambio de tema. Sé tranquilo. ¿Qué hacían en la televisión?¿Qué haría Tony Danza?

    Él se acostaría con su jefa, Angela.

    Mierda. Las comedias no ayudaban para nada.

    Gwen y Bree acomodaron la mesa mientras yo servía la comida, ytodos nos sentamos a comer. En completo silencio. Los únicos sonidoseran los tintineos de los tenedores, el masticar y los pies de los niñosgolpeando las patas de la mesa.

    Comenzaba a pensar que tal vez estuve equivocado en eso detener un don natural con los niños. Empecé a contar los clics de lamanecilla de los segundos en el reloj de la cocina.

     — Esto está rico, Andew.

    Mi cabeza se levantó de pronto, y busqué alrededor la voz. Bradyhabía dicho sus primeras palabras desde que entró por la puerta.

     — Gracias. — Le di una sonrisa alentadora.

    Bree suspiró. —Di “Andrew”. 

    Brady negó con la cabeza y bajó la mirada.

     — Está bien — dije — . ¿Quieres decirme Drew?

    Negó con la cabeza de nuevo.

     —¿Qué tal…? — Pretendí pensarlo — . ¿Andy?

    Sonrió y tomó otro bocado. — Dee.

     — Dee será.

    Sentí a Gwen mirarme fijamente, y miré en su dirección. Tenía losojos llorosos pero había una pequeña sonrisa en su rostro.

     — Gracias  — articuló las palabras para que los niños no pudieranescuchar. No tenía idea qué había hecho para merecerlo, pero ver suboca hacía que mi estómago se apretara.

    Mientras limpiaba la mesa, Gwen llevó a los niños arriba para que

    se prepararan para dormir. Les dije buenas noches y me retiré hacia minuevo apartamento, pensando en que tal vez había una posibilidad deque hubiera tomado la decisión correcta después de todo.

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    La mañana siguiente me dirigí a la cocina para hacer el desayunopara los niños, y Gwen pasó apresuradamente a mi lado a unavelocidad ridícula vistiendo una falda y tacones altos para matar.Asintió una vez antes de tomar una taza de café y señaló hacia lasescaleras.

     — Bree está levantada y casi lista, pero necesitarás alistar a Bradypronto. Ten cuidado con ese carril de bajada. Es peligroso.  — Se detuvobrevemente para tocar mi hombro, luego salió por la puerta. Su sonrisade despedida y la manera en que sus dedos se quedaron por unsegundo me hicieron perder la concentración hasta que escuché aBree entrar a la cocina.

     — Hola.  — Su voz era pequeña y sonaba cansada. Se veía conmucho sueño como para funcionar. ¿Qué, no durmió nada?

    Le preparé el desayuno, y se desconectó frente al televisor de lacocina mientras yo subía a la habitación de Brady. Se encontrabaacurrucado debajo de sus sábanas incluso a pesar de que cada luz ensu habitación se hallaba encendida.

    Me cerní sobre él, preocupado por quedarme solo con un niñotan pequeño. Extendí una mano y lo toqué con el dedo.  — Oye. Brady,amigo. Despierta.

    Se movió.

    Removí mi cerebro buscando una solución, pero todo lo que seme ocurría eran las bromas de campamentos. Y no tenía crema deafeitar ni jalea de fresa para poner en su rostro en este momento.Además, entonces necesitaría una pluma, y no tenía tiempo para todoeso.

    Me senté a un lado de la cama y planté mi palma en su espalda.Sacudiéndolo un poco, hablé más fuerte — : Brady. Es hora delevantarse.

    Se dio la vuelta y escondió la cabeza bajo la almohada.

    ¿Qué demonios? Tal vez debería sumergir su muñeca en algo de

    agua caliente. Oh, mierda. ¿Ya sabía ir al baño? ¿Tendré que cambiarpañales? Eso sería una tonelada de orina. Comencé a entrar en pánicoy me froté el rostro en señal de frustración. No tenía idea de lo quehacía.

     — Tienes que cantar la canción de buenos días  — dijo Bree desdela puerta.

     — ¿Qué?

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    Rodó los ojos y se paró enfrente de la cama.  — ¡Buenos días,buenos días, buenos días a ti! — Aplaudió con las manos con entusiasmoy lo repitió hasta que Brady se dio la vuelta.

     — ¿Todos los días? — pregunté derrotado.

     — Al menos no es la canción de levántate y brilla. Esa tieneaplausos y ovaciones. — Bree me dio una media sonrisa y se volvió haciala puerta — . Mi autobús ya viene. Me tengo que ir.

     — ¿Necesito acompañarte?

    Negó con la cabeza. — Puedo cuidarme sola.

    Dudaba que una niña de siete años debiera caminar sola hasta laparada del autobús, así que agarré el cuerpo flácido de Brady y lolancé sobre mi hombro, así podría seguir a Bree y quedarme en el frentemientras ella subía al autobús. Sus ojos estaban muy abiertos e

    incrédulos mientras la miraba subir, y cuando ya se hallaba sentada,agitó la mano para que supiera que ya podía entrar.

    Brady se estiró y dio puntapiés, evitando por poco mis pelotas, yluego sus ojos se abrieron mucho mientras se movía fuera de mis brazos.

     — Hambre — susurró.

    Fue la última palabra que dijo hasta que lo dejé en la escuela.

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    Traducido por Janira

    Corregido por Yani B

    Silencio.

    Brady se encontraba mirándome desde el otro lado de la mesa.Inmóvil. Sin parpadear. Sin respirar.

    Era como el viejo oeste. La casa se hallaba demasiado tranquilamientras le devolvía la mirada. Él estaba ganando esta disputa. Yo notenía idea que nos encontrábamos en una, para empezar.

    Pierde, chico. Pierde.

     — ¿Quieres ver televisión? — Creo que grité. Estoy bastante segurode que lo hice.

    Brady asintió y se bajó de la silla de la cocina para arrastrar lospies hacia la sala de estar. Lo seguí y encendí la televisión antes dedejarlo en algún canal de niños. Luego regresé a la cocina y saqué micelular.

     — Xander. No tengo idea de qué se supone que tengo que hacer

    con este niño. — Es un niño y tú un inmaduro. Juega con él.

    Asomé la cabeza por la puerta de la sala de estar, y mimandíbula se cayó. — ¡Brady! ¡No puedes ver eso!

    Levantó la mirada hacia mí, con el ceño fruncido, desde su lugaren el piso. El control remoto se encontraba lejos de él, junto a lapantalla, por lo que no pudo haber cambiado de canal. Lo agarré ypresioné el botón de información.  — ¿Qué demonios es

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    YoGabbaGabba?  — Volví a mirar a Brady y fruncí el ceño — . Uh, noimporta. Sigue.

    Caminando con determinación de vuelta a la cocina, susurré enel auricular  — : De acuerdo, no es broma. Hay un consolador color rojo

    brillante con tachas, hablando y bailando en la pantalla. Hay otros quelucen como él, y juro por Dios que uno usa un condón en la cabeza.¿Ese es un programa para niños?  — Miré de nuevo hacia la sala deestar  — . ¿Qué pasó con los buenos dibujos antiguos? ¿Ya no hay buenamierda como Animaniacs?

    Xander rio.  — ¿Ya estás enloqueciendo? Llévalo al parque. Mejoraún, tengo una idea. Conozco a un chico que es dueño de unaespecie de gimnasio para niños. ¿Del tipo que tiene cosas inflables yque rebotan? Espera… se llama Monkey Joe‟s. El dueño es Ian Reed. Es

    un chico genial, toca guitarra en mi bar algunas veces. Dile que te

    envié y ve a divertirte con ese niño antes de que la otra llegue de laescuela.  — Me dio la dirección y número de teléfono, y me pateé eltrasero mentalmente por no pensar en algo como eso antes.

    Metí a Brady en el Auto del Celibato y conduje a Monkey Joe‟s.Cuando nos detuvimos enfrente del edificio, no había muchos autos enel estacionamiento. Mejor para mí.

    Una vez adentro, Brady no quería pasar de la puerta. Detrás delmostrador se encontraba un hombre que lucía como que se tomabamuy en serio su tiempo en el gimnasio. Era uno o dos centímetros más

    alto que yo, pero tenía por lo menos veinte kilos de músculos más. Si yome sentía intimidado, podía imaginar lo que los niños deben de haberpensado cuando entraron.

    O las mamás.

    El hombre era magnifico.

    Brady se escondió detrás de mi pierna, y el hombre se nos acercóy se agachó para sonreírle.

     — Hola, chico. — Su tono era suave — . ¿Viniste para brincar?

    Brady asintió.El hombre me miró y me dio una sonrisa de complicidad.  — 

    ¿Cuántos años tiene? ¿Alrededor de los cuatro?

     — Sí, imaginé que tenía que sacarlo de la casa.  — Saqué mibilletera y le entregué mi tarjeta de débito — . Mi mejor amigo, Xander,me envió aquí. Administra el bar Black Hole.

     — Me agrada Xander. Es un buen tipo.  — Pasó mi tarjeta y me ladevolvió — . Soy Ian.

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    Estreché su mano y puse una palma en el hombro de Brady.  — Este es Brady, yo soy Andrew.  — Le hice señas a Brady para que seacercara, pero en lugar de eso, el niño se encogió — . No te morderá.

    Brady bajó la mirada, sin hacer contacto visual.

     — Muy bien.  — Ian flexionó las rodillas y se puso a la altura de susojos para envolver un brazalete amarillo en la muñeca de Brady. Luegoladeó la cabeza como si estuviera pensando — . Eres lo suficientementegrande para saltar en cualquiera de esos, así que escoge uno.

    Los ojos de Brady se abrieron tanto que pensé que se desmayaría.Me miró por aprobación, y asentí, señalando al más grande con untobogán.

     — Ve. Diviértete.

    Empezó a caminar hacia el castillo inflable y luego se detuvo para

    voltear a mirarme. — Deberías ir con él  — dijo Ian — . Se asustan la primera vez. Nos

    encontramos bastante vacíos hoy, por lo que puedes saltar, también.  — Sus ojos amables se arrugaron mientras me entregaba un brazalete.

    ¡Sí! Amaba los castillos inflables.

     — Genial.  — Trataba de actuar como si no me importara, pero miniño interior daba vueltas como loco.

    Cargué a Brady y le quité los zapatos mientras me sacaba con los

    pies los míos. Luego lo deslicé por la abertura de la carpa. Se puso depie, tambaleándose.

     — Brinca.

    Se quedó mirándome. Por lo que moví el “piso” con mis manos,moviéndolo para que perdiera el equilibrio. Se quedó inmóvil.

    Suspiré y subí.  — Así.  — Brinqué. Mandándolo a volar por el aire yaterrizando con un chillido.

    Lo jalé para ponerlo de pie y brinqué con él, de nuevo, peropermanecía rígido.  — ¡Al diablo! — murmuré. Luego empecé a saltar de

    arriba abajo con fuerza hasta que su cuerpo voló como una muñecade trapo, y rio. Mi corazón empezó a correr y mis piernas empezaron adoler, pero él también se encontraba brincando. Finalmente. Lo ayudéa escalar la red para llegar al tobogán, y nos deslizamos juntos mientrasreía y levantaba las manos.

    Se divertía. Y yo también.

    Estaba haciendo algo bien.

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    Cuando llegamos abajo, lo bajé de mi regazo, y trepó de nuevohasta el inflable mientras yo recobraba el aliento.

    Me encontraba fuera de forma, pero maldición.

     — Estos se encuentran diseñados para agotarlos para la siesta  — 

    dijo una voz a mi izquierda. Me volví para ver a una chica bonita concabello rubio platinado.

     — No sé cuándo tiene que dormir la siesta.

    Su nariz se arrugó y negó con la cabeza. — No puedes ser su papási no sabes de las siestas. ¿Por lo que debes ser su… cuidador?  

     — ¿Tratas de no llamarme niñera? — pregunté, y se ruborizó.

     — Gritas novato. O tío lejano. Simplemente no quería ofenderte sime equivocaba. — Se encogió de hombros — . No es que usualmente me

    equivoque.Extendí la mano. — Andrew.

     — Marlowe.

     — Así que, Marlowe, ¿eres niñera?

    Hizo un gesto con la cabeza hacia una niñita de cabello castañorodando por el piso.  — Soy responsable por esa bonita pequeña decinco años de allá. Kate es una niña difícil, por decir poco.

     — Brady no habla.

    Inclinó la cabeza y frunció los labios. — ¿En serio? ¿Por qué? —No tengo idea. Acabo de empezar… hoy. 

     — ¿No te dijeron nada del historial del niño?

     — Niños. Plural. Y no.

     — Deberías preguntar.  — Marlowe miró hacia Brady, y su rosto sesuavizó — . Luce solitario.  — Rebuscó en su cartera y sacó un pedazo depapel y un lapicero — . Aquí. Llámame si quieres juntar a los niños parauna cita para jugar. O si necesitas consejo sobre cualquier cosa. Hehecho esto por años.  — Su sonrisa era genuina — . Y parece como sipudieras utilizar toda la ayuda que puedas conseguir. Sin ofender.

    Tomé el papel y me rasqué la nariz. — No me ofendo.

    Se despidió y paró a Kate del suelo, tomando su mano mientrassalían por la puerta con un pequeño saludo en dirección a Ian.

    Ian vino a reunirse conmigo, y observamos a Brady brincar por lassolapas de la carpa. — Marlowe es una buena chica.

    Asentí. — Está bien.

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     — ¡Cuidado! — dijo, y sonó como una amenaza.

     — No, no. No me encuentro interesado en Marlowe. Créeme.Tengo mis ojos en un premio más grande.

    Levantó las cejas, pero no dije nada más porque no quería sonar

    como un completo idiota. Por lo que Ian simplemente me ayudó amantener un ojo sobre Brady. Después de un tiempo, me palmeó en laespalda y señaló hacia el niño deslizándose fuera de las solapas haciael suelo. — Parece que tu pequeño se encuentra listo para irse.

    Me entregó una tarjeta y escribió su número de celular en ella.  — Déjame saber si estarás en el bar pronto. Iremos a lo de Xander.Ordenaré una jarra de cerveza para nosotros.

    No me vendría mal tener algunos amigos ahora que meencontraba de vuelta en la ciudad, así que acepté.

    Llegamos a casa justo antes que el autobús de Bree se detuviera.Sus hombros se encontraban caídos mientras atravesaba el césped consu mochila, sus ojos entrecerrados y su mandíbula apretada.  — ¿Quéhaces? — pregunto, medio susurrando.

     — Estoy esperándote.  — Debía haber sido la cosa más obvia delmundo, así que le palmeé la cabeza — . Es mi trabajo.

    Por las siguientes tres horas, ayudé con las tareas y les di la cenaantes de supervisar sus quehaceres diarios. Ambos niños se encontrabantranquilos, como de costumbre, miré el reloj y suspiré. Eran pasadas las

    siete y Gwen aún no llegaba a casa. Había estado con estos niños pormás de trece horas.

     — Es hora de bañarnos  — dijo Bree y subió las escaleras hacia elsegundo piso.

     —Oh… — Sentí que el pánico crecía en mi pecho, de nuevo — .¿Hacen eso solos?

    Bree se detuvo a medio camino y se volvió a mirarme.  — Yo sí.Pero Brady te necesita.  — Subió los últimos escalones y desapareció porla esquina.

     — Oh, no.  — Busqué el número en mi bolsillo. Después de marcar,caminé de un lado a otro, hasta que contestaron el teléfono — .¿Marlowe?

     — ¿Sí? — preguntó, con voz cautelosa.

     — Hola, soy Andrew, del sitio de los inflables. ¿El de los niños?

    Se rio entre dientes. — Estás volviéndote completamente loco.

     —Sí, lo estoy. Brady necesita un baño y… — Me pasé la mano porla cara y luego me apreté el puente de la nariz — . Bueno, yo… mmm… 

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     — Respira profundo. ¿Nunca has dado un baño?

     — No.

     — De acuerdo. ¿Te bañas, verdad?

    Bufé. — Sí.

     — Entonces sabes qué hacer.

     — ¿Sabes qué? No eres de ayuda, para nada. Simplemente no meencontraba seguro si era ilegal bañarlo.

     — Sí, puedes bañar a un niño. Dios… 

     — ¿Me estás juzgando? ¿No hay algún código de niñeras sobreeso?

    Suspiró en el teléfono.  — Oh, Andrew. ¿Qué vamos a hacercontigo?

    Miré en la sala de estar y sacudí la cabeza. — No tengo idea.

     — Buena suerte.

    Reuní valor antes de cargar a Brady y llevarlo al baño. Abrí el grifopara llenar la bañera, y él chilló.

     — ¡Guau! — grité y me senté en el piso — . ¿Qué? ¿Qué está mal? — Inspeccioné su rosto, pero se encontraba gritando y acurrucado contrala pared — . Lo entiendo. Cálmate  — dije, pero gritó más alto — . Vamos. — Tomé su mano y lo llevé a su habitación — . ¿Necesitas algo de aquí

    para tomar un baño?Sus gritos se volvieron sollozos y gemidos mientras rebuscaba en su

    baúl de juguetes y sacaba algunos flotadores.

     — De acuerdo. Flotadores. ¿Qué más?

    Me señaló.

     — Nah, no puedo entrar allí contigo, niño.

    Su rostro se arrugó, otra vez, y cedí.

     — De acuerdo, bien. Sólo deja de llorar y podremos limpiarte.

    Caminé con él de regreso al baño y contuve el aliento. Esto noiba a ser para nada cómodo. Se dejaría puesto los calzoncillos, eso eraseguro.

    Una vez que sacamos su ropa, deslicé los flotadores en sus brazosy lo dejé caer en las burbujas. Luego, me saqué la camisa, me deshicede mis pantalones y subí.

    Y nos sentamos allí. Dos tipos en calzoncillos en la bañera. Exceptoque él tenía flotadores y eso parecía mucho más divertido que sentarse

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    apretujado contra el borde de la bañera por miedo a tocarlo de algunamanera.

    Dejó de llorar y conseguimos lavarlo, excepto por sus partesmasculinas, porque imaginé que estar en el agua mientras esta

    salpicaba era tan bueno como refregarlo. Tendría que ser así por estanoche, hasta que pudiera averiguar cómo lograr bañarlo sin tener quetocarlo.

    El agua se puso tibia, y lo convencí de salir de la bañera y loenvolví en una toalla. Se secó la cara y fingió estremecerse.  — Espera.Déjame buscar mi toalla  — dije, y se quedó quieto. Salí y aseguré latoalla sobre mi bóxer empapado, estaba tratando de entrar, y entoncesescuché un jadeo fuerte desde la puerta del baño.

    Giré la cabeza y me encontré cara a cara con Gwen.

     — Y-yo — tartamudeó y miró de mí a Brady. Su cara se volvió de uncolor rojo brillante y me señaló — . ¿Qué estás haciendo?

     — Estoy dándole un baño a tu hijo.

     — No te bañes con él.

     — Escuche, señora. No lo quería hacer sin mí. Tiene puesto loscalzoncillos y yo también. — Apreté los labios y alcé las cejas — . ¿Quieresque te los muestre?

    Brady miraba entre los dos, con los ojos muy abiertos, con la toallahasta sus labios húmedos, hasta que Bree llegó y lo tomó de la mano

    para llevarlo a su habitación. Entonces fuimos sólo Gwen y yo,enfrentándonos. Sus ojos se entrecerraron hasta ser una hendidura, ytodo su cuerpo se encontraba rígido.

    Sacudí la cabeza y suspiré mientras ponía mi mano en la toalla ybajaba mi bóxer. Los dejé golpear el piso y luego salí de ellos antes delevantar ambas manos en un encogimiento de hombros.

    Sus ojos se posaron en la abertura de la toalla, y sus cejas selevantaron un centímetro.

    Oh, hola, Gwen. Conoce a Don. Ustedes serán grandes amigos.

    Me agaché y agarré mi ropa. — Ahora que te encuentras en casa,estoy fuera de servicio.  — Pasé rozándola, pero me detuve justo al ladode su oreja — . Tal vez podrías dejar algunas instrucciones la próxima vez.O por lo menos decirme qué demonios pasa aquí.

    Apartó la mirada, y soltó un suspiro disgustado.

     — Entonces creo que continuaremos haciendo las cosas a mimanera.

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     — ¿A tu manera? Parece que has estado viendo la película Unpapá genial y tomando consejos.

     — Por lo menos lo intento. — Di un paso hacia ella.

    Su respiración se volvió superficial, y enfocó sus ojos en mis labios.

    Nos encontrábamos separados por un pelo, y pude sentir el caloremanando de su piel mientras su pecho se rozaba contra el mío.  — ¿Deseas… — Arqueé una ceja y dejó de respirar  —  que me vaya?

    Parpadeó y se mordió el labio. — No.

     — De acuerdo. — Me incliné más cerca, por lo que me rocé contrasu muslo — . Buenas noches, entonces.

    No oí su exhalación hasta antes de alcanzar las escaleras.

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    Bitácora de un Niñero

    Traducido por Sofía Belikov

    Corregido por Val_17

    Lunes:

    Programas Televisivos Acid Trip: Funcionan, pero me asustan unmontón. Muno es aterrador.

     Monkey Joe’s: Ganador. 

    Baño doble entre hombres: Fallo = molestó a Gwen.

    Martes:

    Parque: Ganador.

    Bob Esponja: Ganador.

    Mascotas Maravillosas: Medio ganador. Las canciones de fondome hacen querer golpear gatitos.

    Baño a solas: Fallo. Terminé empapado por el berrinche, y

    envuelto en una toalla cuando Gwen llegó a casa.Miércoles:

    Encontré DVDs en el armario de Brady: ¿Qué es un Veggie Tales?Lo mejor del mundo. Le envié la canción de El Cepillo a Xander.

    Dejé a Bree en su clase de ballet y llevé a Brady al parque: Miramos patos como por una hora. (Nota: Llevar pan la próxima vez).

    Gwen bañó al chico sin tener que meterse a la tina: ¿Quédiablos?

     Jueves:

    La práctica de T-ball fue cancelada por la lluvia.

    Thomas, la locomotora: Me dio pesadillas.

    Cena entre los cuatro: Silenciosa, y Brady terminó con un guisanteestancado en la nariz. (Nota: No más comidas pequeñas). Acabécubierto en guisantes y salsa de barbacoa, abandoné la cena sincamisa.

    Viernes:

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    Verificar antes de seguir viendo: ¿Wubbzy es una chica? Debobuscar Wow! Wow! Wubbzy! en línea.

    Llevé a Brady a un almuerzo con Gwen: Lucía increíblementeardiente en su traje. No puedo recordar nada más.

     Sábado y domingo:

    Dormí como una estudiante de primer año de la universidad. Almorcé. Dormí más.

    Lunes:

    Llevé a Brady a los juegos: Se sentó en el suelo y no jugó. Las otrasniñeras me miraron como si lo hubiera secuestrado.

    Traté de hacer que Bree jugara un juego de mesa: Se rehusó yleyó en una esquina hasta la cena.

    Tiempo de baño: Ganado totalmente, descubrí la clave, pero aunasí terminé en una toalla para cuando Gwen llegó a casa. Creo queestá comenzando a gustarle.

    Nota al margen: Las matemáticas de segundo grado son difíciles.

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    Traducido por Jane

    Corregido por Val_17

    Brady se metió en la casa inflable para jugar con Kate, y sonreí.Las cosas mejoraban.

    Marlowe me dio una palmadita en la espalda.  — ¿Está hablandomás?

     — En realidad, no, pero estoy logrando que juegue conmigo. Estáriendo.

     — A veces la risa es mejor que las palabras.  — Sonrió y ladeó lacabeza — . ¿Supongo que tienes el baño bajo control?

     — Oh, sí. Lo hice al estilo Salvavidas,  me puse mis pantalonescortos de natación y me senté al borde de la bañera con las piernas enel agua, como un salvavidas. Incluso tengo un silbato. Se baña sólo, esome hizo sentir menos repulsivo. Lo cual es una ventaja porque su mitadinferior se encuentra bajo las burbujas.

     — Bien.

     — Tengo que llevarlo a la práctica de T-ball esta noche.Marlowe sacudió la cabeza y palmeó su cara.  — ¿También irá su

    hermana?

     — La recojo en una hora. No paso mucho tiempo con Bree,porque es muy independiente. No tengo que hacer mucho por ella.Pero… — Sonreí ampliamente — , me espera para que la acompañe a suautobús en la mañana. Y me mira por la ventana cuando el autobúsregresa. Tal vez también está confiando más en mí.

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    Marlowe inclinó la cabeza.  — ¿Todavía no hay respuestas? Tieneque haber   algo  ahí para que ambos se comporten de la manera enque lo hacen. Ninguna niña de siete años toma el papel de mamá sin niuna razón.

     — Me recuerda a mi hermana. Es una pequeña adulta.Me palmeó la rodilla.  — Entonces tu trabajo es recordarle que es

    una niña. Eres bueno en ese tipo de cosas, estoy segura.  — Volvió suoreja hacia la casa inflable y se llevó un dedo a los labios — . Nadabueno puede venir de dos niños callados.  — Ambos nos levantamos deun salto al mismo tiempo y corrimos hacia el inflable — . ¡Kate! ¡Vuelve aponerte tus pantalones!

    Mi boca se abrió, y Marlowe frunció el ceño.  — Ven aquí y dile aBrady que también se suba los pantalones, Andrew.

     — Brady, no puedes mostrarle eso a cualquiera. Sube tuspantalones.  — Hizo lo que le dije y salió de la casa inflable, pareciendoavergonzado. Tuve que reprimir una sonrisa y chocar los cinco, pero melas arreglé para mantener una cara seria cuando lo hice agarrar suszapatos.

    Kate tiró de la mano de Marlowe. — Quiero helado — se quejó.

     — No. Tienes que comer la cena.

     — ¡Quiero helado!  — El grito fue tan fuerte que tuve que taparmelos oídos.

    Marlowe me miró con los labios fruncidos.  — Sólo espera, amigo.Tomo una botella de vino cada noche para relajarme después de queesta se va a la cama.

    Kate seguía gritando, y las otras tres personas en el centro de juegos nos daban miradas de muerte. Agarré la mano de Brady y lopuse a mi lado.

     — Oye, hablando de bebidas, algunas personas vamos a ir al barde mi mejor amigo la noche del sábado. Eres más que bienvenida a ir.

    Asintió. — Llámame. Te pediré más información.  — Agarró la manode Kate y la llevó a las puertas de su auto, donde la niña cayó al suelo,agitándose y pateando el pavimento.

    Ian levantó las cejas mientras me acercaba a la mesa.

     — Deberías venir mañana, alrededor de las ocho y media, siquieres  — le dije — . Es el fin de semana de los niños con su abuela.Xander vendrá, y tendremos la casa para nosotros. Mi jefa nunca estáde todos modos. Dudo que vaya a estar cerca.

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    Estuvo de acuerdo, y los tres pasaríamos el rato en mi cueva y nosemborracharíamos.

    No podía esperar.

    Cargué a Brady en el Auto Nunca-Verás-Tetas-Otra-Vez y fui a

    recoger a Bree a la escuela. Subió en el asiento delantero y se abrochóel cinturón de seguridad.

     — Muy bien  — dije — . Vamos a la práctica de T-ball.  — Le di unasonrisa tranquilizadora, y arrugó la cara antes de que Brady dejaraescapar un gemido. Giré bruscamente y luego lo enderecé antes dedetenerme en una gasolinera — . ¿Qué? ¿Por qué está gritando?

    Bree levantó las manos sobre sus orejas y gritó — : ¡Brady odia el T-ball! ¡Lo hace llorar!

    Salté del auto, abrí su puerta, y tiré de sus cinturones para liberarlo

    y ponerlo en mi regazo. Se acurrucó en mi pecho y arañó mi camiseta,sus gritos se desvanecieron mientras apretaba sus puños en el material.Acaricié su espalda y esperé que pasara, preguntándome qué debíahacer.

     — Shhh.  — Traté de recordar lo que mi mamá y mi papá solíanhacer conmigo, así que seguí mi instinto y lo mecí un poco, con lacabeza contra mi pecho — . Está bien, amigo. No iremos, ¿de acuerdo?Vamos a encontrar algo más que hacer. Como fútbol soccer. ¿Te gustael fútbol o algo así? — Asintió y movió la cara para secarse, cubriendo micamiseta con mocos.

    Miré a Bree en busca de ayuda, pero ella no estaba en posiciónde dar consejos.

     — ¿Cuánto tiempo lo ha odiado?

    Se encogió de hombros.

     — ¿Quién lo hizo empezar a jugar en primer lugar?

    Su barbilla tembló, y se dio vuelta en su asiento para mirar elparabrisas. Se cruzó de brazos y miró al frente, en silencio.

     — Está bien, le preguntaré a tu madre — murmuré.Bree dejó caer el rostro entre sus manos y comenzó a llorar, y

    pronto el auto se llenó de sollozos que parecían hacer eco alrededordel pequeño espacio y asumir una vida propia, cada vez más fuerte ymás suave, sin ton ni son.

    Llevé a Brady a la puerta de Bree y la saqué del auto, me sentéen el concreto con los dos en mi regazo mientras lloraban sobre algo delo que nadie hablaría.

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    Cuando llegamos a casa, levanté mis cejas cuando vi el auto deGwen ya estacionado en la cochera.

    Los niños salieron, exhaustos y emocionalmente agotados. Losinsté a subir a sus habitaciones y prepararse para la cena, Bree tomó lamano de Brady y lo llevó a su habitación en silencio.

    Gwen asomó la cabeza por la puerta de la cocina, y sonrió.

    No la devolví.

    Me molestó.

    Caminando con propósito, llegué a ella en tres segundos.  — ¿Quépasa con tus hijos?

    Se cruzó de brazos y entrecerró los ojos.  — Eso es grosero. ¿Seportaron mal?

     — No — dije con los dientes apretados, mis nervios se dispararon ymi paciencia se acabó — . Son perfectos, como pequeños robots ogente de otro planeta. Pero enloquecen por algo de lo que no tengoidea. — Di otro paso y me incliné sobre ella — . Entonces, ¿qué pasa conellos?

    Me empujó con fuerza y levantó una espátula en frente de micara. — Aprende a respetar el espacio personal, Dee. No puedo hablarcontigo acerca de eso mientras están aquí. Voy a explicártelo este finde semana mientras están con mi mamá.

     — No.

    Un rubor brillante se deslizó por su cuello y en sus mejillas, llegandoa sus oídos. — Este fin de semana. Lo tomas o lo dejas.

    Me di la vuelta y caminé por las escaleras hasta mi apartamento,

    demasiado abrumado para enfrentarla y demasiado conmocionadopara estar tan molesto como quería estarlo. Fui a mi habitación,murmurando y tirando de mi cabello en señal de frustración. Cuandosentí los ojos de alguien mirándome, me di la vuelta, todo mi cuerpo enestado de alerta. Gwen bajó las escaleras y se detuvo, pequeña ynerviosa junto a la pared, esperando que me diera cuenta de supresencia.

     — ¿Qué? — dije, incapaz de ocultar el rencor en mi tono.

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    Se mordió el labio y bajó la mirada, luego tragó saliva y levantólas manos en señal de rendición. —Yo… yo… 

     — ¿Tú qué? — espeté, listo para usar su nueva vulnerabilidad comoventaja.

    Apoyó la espalda contra la pared y levantó la barbilla mientrasme acercaba y me detenía, con menos de treinta centímetros entrenosotros. Las últimas dos semanas de mirar sus piernas y pecho, labios ypecho… culo y pecho… su pecho… anularon cualquier buen juicio en

    este momento. No era como si no la hubiera notado mirando. Otocando mi brazo.

     — Salí del trabajo temprano para hacer la cena, así podríaencontrarte en la práctica de T-ball de Brady — dijo.

    Mi mandíbula se tensó.  — ¿La práctica de T-ball que lo hizo tener

    una crisis nuclear? — ¿Lo hizo? — preguntó, mirando mi boca.

     — Lo odia.

     — No lo sabía. Nadie me dijo. Mi mamá lo lleva.  — Sus ojosbrillaron — . Son más abiertos contigo de lo que son conmigo. Creo queconfían en ti.

    Me incliné más cerca, y levantó los ojos hacía los míos.  — Tal vezdeberías preguntarles. Están más que felices de responder cualquierade mis preguntas. Excepto qué demonios les ha pasado. Nadie me dirá

    eso.

    Algo brilló detrás de sus ojos, y se inclinó hacia mí lo más mínimo.

    Mantuve mi posición. — Me debes una explicación, Gwen.

     — Lo sé. Simplemente no mientras están aquí, ¿de acuerdo?  — Sulengua salió y recorrió su labio inferior, humedeciendo la piel yhaciéndola brillar en la luz — . Necesitan a alguien como tú — susurró.

     — ¿Sí? — pregunté, mi voz apenas escuchándose.

    Asintió.

     — ¿Y tú? — pregunté, mi mirada viajando desde sus ojos a su boca.

    Se movió, sus labios tan cerca de los míos que casi podíasaborearla. Dejó escapar un pequeño suspiro justo antes de quenuestros labios se encontraran.

     — ¿Dee?

    Gwen tiró la cabeza hacia atrás. Jadeó en busca de aire y sucabeza se estrelló contra la pared. Sus ojos lucían aturdidos, con lasmejillas rojas y calientes.  — Dee está ocupado, Bree. Estábamos

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    teniendo una conversación de adultos. Iré en un momento  — dijo convoz temblorosa.

     — Brady te necesita.  — Bree suspiró mientras cerraba la puerta denuevo.

    Nos miramos el uno al otro, nuestros cuerpos tocándose. Bree nopudo haber visto nada, pero el miedo en los ojos de Gwen me dijo queno estaba segura.

     — Debería irme  — dijo en una voz pequeña, y respondídesplazando mi polla contra ella, haciéndola jadear  — . ¿Quieres quevuelva más tarde?

     — Sí — dije, apartándome y acomodándome sin vergüenza.

    Su respiración se aceleró y sus ojos se movieron hacia mientrepierna y de vuelta a mi cara. — Está bien.

    Esperé a que volviera después de que los niños se hubieran ido adormir, pero nunca apareció. Me quedé solo en la cama, escuchandoel silencio sobre mi cabeza como una confirmación de que ella no teníaintención de volver.

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    Traducido por NnancyC &

      Julieyrr 

    Corregido por Helena Blake

     — ¿Marlowe?

     — ¿Sí?  — dijo, su voz divertida amplificada por el altavoz mientrasrecogía algunas prendas del suelo antes de que Ian y Xanderaparecieran.

     — No suenes tan condescendiente. Ni siquiera es sobre los niños. Essobre mañana. Estaremos en Black Hole como a las nueve. ¿Tienesnovio? Puedes llevarlo.

     — Ya veré.  — Hizo una pausa y dejó salir un suspiro — . Podríashaberme enviado eso en un mensaje de texto. Pero llamaste, ¿así queasumo hay algo más?

    Transparente. Eso era yo.  — Bien. Tengo que preguntarte quéhacer con Bree. Estaba arriba en su cuarto empacando para el fin desemana, y bailaba frente al espejo. Con el cepillo como un micrófono,completamente al estilo Beyonce sacudiendo el trasero y cantando.

     — ¿Y estás preocupado? — No. Quiero averiguar cómo involucrarla en algo donde pueda

    usarlo.

     — Consigue que se una al coro.

     — Me refería a algo que todavía le permitirá tener citas en lasecundaria.

     — Eres un completo idiota. Las chicas del coro pueden ser lindas,también.

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    Me reí.

     — ¿Sabes qué?  — dijo — . Te encargarás de esto solo. Averígualopor tu cuenta. Tengo fe en ti.

     — Oh, así que, ¿mamá gallina está empujando a su pollito fuera

    del gallinero?Silencio.

     — Quiero decir… no eres una gallina. 

    Nada.

     — No eres un animal de granja.

     — Déjalo antes de que vaya y te mate con una barreta.

    Nos desconectamos justo antes de que hubiera un golpe en mipuerta. Xander espiaba a través de la puerta mosquitera y sostenía unabolsa llena de cerveza.

    Podría haber sido mejor si fuera Gwen en un camisón parada allíafuera. Con la cerveza, por supuesto.

    Antes de que pudiera cerrar la puerta detrás de Xander, Ian seabría camino con tres pizzas grandes en una mano. Miró alrededor conconfusión. — ¿Dónde está su pizza?

    Xander y yo lo miramos fijamente, y nos reímos.

     — Sólo bromeaba. No soy una bestia.

    Veinte minutos en The Hangover III  e iba por mi quinta cerveza.Xander se paseaba, afirmando que tenía planes para más tardedespués de que se fuera.

     — ¿Los tienes? — Elevé las cejas — . ¿Cómo qué, una cita? ¿Por quées la primera vez que me entero de ello?

    Ian lo miró, una amplia sonrisa en su cara.

    Xander sacudió la cabeza y tomó otro trago de cerveza. — Nuncapreguntaste.

     — ¿Cuál es su nombre? ¿La conozco?  — Le puse pausa a lapelícula, una sonrisa petulante pegada en mi cara.

    Apartó la mirada y frunció los labios.  — De verdad no creo que laconozcas.

    Giré la cabeza hacia Ian. — ¿La has visto en el bar?

    Asintió. — Viene a veces. Linda chica.

     — Tengo que conocerla. ¿Cuánto tiempo han estado saliendo? — Me pasé la mano por el pecho en pensamiento —. ¿La has…? 

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     — Hemos estado viéndonos de vez en cuando por casi un año.Gracias por mantenerte al día.

    Silbé y abrí otra cerveza. — Un año. Eso es grande.

    El silencio que le siguió fue incómodo, y rodé los ojos. Todos

    hablaban siempre sobre cómo no tomaba un interés particular ennadie, y ahora que tenía curiosidad acerca de la vida de Xander,actuaba como si hubiera llamado zorra a su mamá.

    Sin otra palabra, presioné reproducir y dejé continuar la película.

    Cuando acabó, Xander se marchó primero, todavía actuandocomo si estuviera en sus días, dejándome con Ian.

    Ian inspeccionó la sala de estar, y sus ojos se dispararon cuandolocalizó el estuche de mi guitarra contra la pared. — ¿Tocas?

    Asentí. — Desde que tenía catorce. — Yo también. — Sonrió.

    Esperé.

    Esperó.

    Cedí. — ¿Quieres tocarla?

    Sus ojos se arrugaron en las esquinas. — Sí.

    Me acerqué, la recogí del suelo y se la entregué, entonces fui asacar la otra de mi dormitorio. Era una vieja y desgastada por el uso,

    pero era la única cosa de mi niñez que mantuve conmigo.Sujetó la guitarra casi de un modo reverente, una mirada

    melancólica en su rostro.  — Esta es más linda que la mía.  — Comenzó arasguear y luego formó una melodía, y coloqué mi vieja guitarra en miregazo.

    Golpeteé con mi pie el tiempo, y tocamos por un rato. Él eramejor de lo que había anticipado, y había sido un largo tiempo desdeque tuve a alguien con quien improvisar. Cuando el rasgueo de Ianvaciló, levanté la mirada. Sonrió en dirección a la puerta, y me volví

    para ver a Gwen parada al final de las escaleras. Parpadeé para quitarlo borroso de mis ojos y fruncí el ceño.

     — Lo siento — dijo.

    Me pregunté si también se disculpaba por las bolas azules.

     — ¿Te molestamos? No pensé que estarías en casa tan pronto.

    Negó con la cabeza y dio un paso al frente.  — Bajé para hablarcontigo, pero escuché la música. No quise interrumpir.  — Sus ojos sehallaban fijos en Ian con cada paso que daba.

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    Miré entre ellos, y lucía muchísimo como que se follaban con lamirada. Yo sabía cómo lucía follarse con la mirada. Era un maestro eneso.

     — Soy Ian — dijo.

     — Gwen.  — Sonrió y se sentó en el borde del sofá donde seencontraba sentado — . Ustedes sonaban genial.

     — Gracias. — Abrí otra cerveza.

     — ¿Qué clase de música te gusta? — preguntó Ian.

    La sonrisa de Gwen era amplia. — Me gusta toda clase de música.

    Resoplé.  — ¿Por qué la gente dice mierda como esa? ¿Tegusta toda clase de música?

    Asintió.

     — ¿Entonces te gusta el jazz? ¿Synth-pop? ¿Electrónica? ¿Que haysobre la industrial? ¿Eso es lo que te gusta?

     — Lo siento. Quise decir que me gusta todo tipo de música buena. — Lanzó una mirada fulminante en mi dirección y luego se giró haciaIan — . Entonces, Ian, ¿qué haces?

     —Soy dueño de Monkey Joe‟s. Andrew trae a Brady durante lasemana. Nuestro amigo mutuo, Xander, lo envió a mi local, y ahora élviene y deja a Brady correr por todas partes mientras pasa el rato conotra cliente habitual, Marlowe.

    Gwen arqueó las cejas, y me miró enfáticamente.  — Marlowe.Lindo.  — Se acercó más a Ian, dándome la espalda para dejarme delado — . ¿Entonces conoces a Xander? Escuché que es un chico genial.

     — ¿Cómo demonios sabes de Xander? — pregunté.

    Ian y Gwen compartieron una mirada y después la desviaron.

     — A veces Cece habla de él en el trabajo.  — El sonrojo de lasmejillas de Gwen se intensificó — . Dice que ustedes son amigos y seconocen desde hace mucho tiempo. Eso es todo.

    Ian se aclaró la garganta y colocó la guitarra de nuevo en elestuche.  — Andrew y yo vamos a ir al bar de Xander mañana en lanoche con algunos amigos. Se llama Black Hole. Deberías venir. Toco unpar de canciones los sábados por la noche.

    El rostro de Gwen se iluminó.  — Me encantaría ir. Gracias porinvitarme.  — Sus ojos se deslizaron en mi dirección — . ¿Tu novia estaráahí, Ian?

    Él se rio y chasqueó los nudillos.  — Soy la definición de soltero eneste momento.

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     — ¿Cuántos años tienes?

     — Treinta y uno.

     — Perfecto.  — Se levantó del sofá y se estiró — . Fue un gustoconocerte. Te veo mañana. — Se volvió para enfrentarme y se mordió el

    labio — . Tienes un invitado, ¿así que supongo que podemos hablarmañana?

    Asentí, boquiabierto.

    Sonrió de nuevo y subió las escaleras.

    Esperé hasta que la oí cerrar la puerta. Y luego al menos unostreinta segundos más, así no luciría tan ansioso como me sentía.

     — Ya vuelvo — le dije a Ian y fui tras ella en mis pies temblorosos.

    La encontré en la cocina sirviéndose una copa de vino, me

    apoyé en la encimera y le fruncí el ceño. — ¿Quieres su número?Se rio y el vino se derramó por el borde de la copa.  — Guau. Tienes

    muchísima personalidad esta noche, Dee. — Limpió la encimera y se girópara enfrentarme, con una mirada de diversión en sus ojos — . No es mitipo.

     — En serio.  — No podía evitar el sarcasmo en mi voz. Su exhibiciónpública en el piso de abajo me hacía querer empujarla contra la paredy mostrarle quien era el mejor hombre.

     — Sí, en serio  — dijo — . Me gustan los chicos altos, pero no estoy

    interesada en todos esos músculos.Tenía toda mi atención.

     — Mi amiga Tess, por otra parte, ama a los chicos así. Está en surango de edad y es dueño de Monkey Joe‟s, lo cual la hará derretirseen el lugar. A su hijo le encantan esa clase de cosas. Pensaba quepodría llevarla mañana en la noche, también, si consigue una niñera.

     — Oh. Supongo que podría ser divertido.

     — ¿Tu Marlowe va a estar allí?

    Me encogí de hombros. — Tal vez. Con una cita.Allí . Lo pusimos sobre la mesa.

    Los chicos se quedaban con Debra hasta el domingo. Tendríamosla noche entera a solas en la casa. Quizás me invitaría a su cuarto.

    Quizás tendría un cara a cara con Don.

    Mi estado ebrio me hizo dar un paso más cerca.  — ¿Vamos ahablar ahora?

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    Sacudió la cabeza y dejó la copa. — Estás borracho. Y tienes a Ianen el piso de abajo.

     — Está a punto de irse.

     — Pero todavía estás borracho.

    Parpadeé perezosamente e hice un sonido de pfft. — Lo que sea.Bien.

    Sus labios se elevaron en una sonrisa tímida, e inclinó la copahacia mí.  — Sin juzgar. También planeo emborracharme. Cuando semarche, puedes subir y ver una película conmigo en la TV grande siquieres.

     — Tal vez.

    Necesitaba sacar a Ian de la casa de inmediato.

     — Entonces tal vez te veré más tarde.  — Sus ojos titilaron contravesura antes de darse la vuelta y subir las escaleras, meneando suculo a propósito.

    Fui a toda velocidad a mi apartamento, e Ian se hallaba paradoen la puerta con una mirada rara en su cara.

     — Ve con ella. Me voy de aquí.  — Sacudió una mano y luego hizoun saludo militar mientras salía a la noche.

    Giré en frenesí, quitando mi ropa y agarrando mis pantalones depijama, sin camiseta, por supuesto. No tenía motivo para comenzar a

    actuar como tímido ahora. Me debatí si cep