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ONCENIO Se denomina el Oncenio de Leguía a la época del gobierno de Augusto Bernardino Leguía en el Perú, entre 1919 y 1930, caracterizado por el desplazamiento del civilismo como fuerza política predominante, el culto a la personalidad y un estilo de gobierno dictatorial y populista. En lo económico se dio una apertura, considerada por algunos autores excesiva, al capital extranjero, especialmente el estadounidense. Fortaleció al Estado, inició la modernización del país y emprendió un vasto plan de obras públicas, financiadas mediante empréstitos y cuyo fin inmediato fue festejar apoteósicamente el Centenario de la Independencia del Perú en 1921. En el aspecto ideológico, se produjo el derrumbe de los partidos tradicionales y el surgimiento de nuevas corrientes, como el aprismo y el comunismo. Leguía había ya sido presidente constitucional entre 1908 y 1912. Su segundo gobierno iniciado en 1919 se prolongaría por once años, ya que, tras sendas reformas constitucionales, se reeligió en 1924 y en 1929. Por eso se le conoce como el ONCENIO y también como la «Patria Nueva». El Oncenio se divide en los siguientes períodos: Gobierno Provisional (4 de julio de 1919 – 12 de octubre de 1919). Primera elección (12 de octubre de 1919 – 12 de octubre de 1924). Segunda elección (12 de octubre de 1924 – 12 de octubre de 1929). Tercera elección (12 de octubre de 1929 – 25 de agosto de 1930).

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ONCENIO

Se denomina el Oncenio de Leguía a la época del gobierno de Augusto Bernardino Leguía en el Perú, entre 1919 y 1930, caracterizado por el desplazamiento del civilismo como fuerza política predominante, el culto a la personalidad y un estilo de gobierno dictatorial y populista. En lo económico se dio una apertura, considerada por algunos autores excesiva, al capital extranjero, especialmente el estadounidense. Fortaleció al Estado, inició la modernización del país y emprendió un vasto plan de obras públicas, financiadas mediante empréstitos y cuyo fin inmediato fue festejar apoteósicamente el Centenario de la Independencia del Perú en 1921. En el aspecto ideológico, se produjo el derrumbe de los partidos tradicionales y el surgimiento de nuevas corrientes, como el aprismo y el comunismo.

Leguía había ya sido presidente constitucional entre 1908 y 1912. Su segundo gobierno iniciado en 1919 se prolongaría por once años, ya que, tras sendas reformas constitucionales, se reeligió en 1924 y en 1929. Por eso se le conoce como el ONCENIO y también como la «Patria Nueva».

El Oncenio se divide en los siguientes períodos:

Gobierno Provisional (4 de julio de 1919 – 12 de octubre de 1919).

Primera elección (12 de octubre de 1919 – 12 de octubre de 1924).

Segunda elección (12 de octubre de 1924 – 12 de octubre de 1929).

Tercera elección (12 de octubre de 1929 – 25 de agosto de 1930).

Su último periodo se vio interrumpido por un golpe de estado perpetrado por los militares, encabezados por el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro .

Ascensión al poder de Augusto B. Leguía (1919)[editar]

El presidente Augusto B. Leguía.

En las elecciones de 1919, convocadas por el entonces presidente José Pardo, se presentaron como candidatos Ántero Aspíllaga (presidente del Partido Civil) y Augusto B. Leguía (candidato de oposición). Los comicios se realizaron y resultó ganador Leguía; fue entonces cuando la Corte Suprema anuló gran cantidad de votos que favorecían a Leguía y se temía que fueran anuladas las

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elecciones por el Congreso. Frente a este panorama, Leguía y sus partidarios, con el apoyo de la gendarmería, dieron un golpe de estado el 4 de julio de 1919. Apresaron a José Pardo y lo deportaron a Europa. Leguía asumió el poder como presidente provisorio y su primer acto fue disolver el Congreso que le era adverso.

La consideración de que es un deber ineludible obtener que no se frustre el voto popular emitido ya, me obligan a asumir la Jefatura Suprema de la República como Presidente Provisional

Augusto Leguía en manifiesto a la Nación, 4 de julio de 1919

Leguía convocó a un plebiscito para someter al voto de la ciudadanía una serie de reformas constitucionales que consideraba necesarias; entre esas reformas se contemplaba elegir al mismo tiempo al Presidente de la República y al Congreso, ambos con períodos de cinco años (antes, el mandato presidencial era de cuatro años y el Parlamento se renovaba por tercios cada dos años). De esa manera, quería fortalecer el Ejecutivo frente al Legislativo y evitar la exacerbada oposición parlamentaria que había sufrido en su primer gobierno. También convocó a elecciones para integrar un nuevo congreso, el que tomaría el nombre de Asamblea Nacional, cuya misión sería dar una nueva Constitución Política, en reemplazo de la Constitución de 1860, que era la que regía entonces.

La Constitución de 1920[editar]

Artículo principal: Constitución para la República del Perú (1920)

Leguía firmando la Constitución de 1920.

En la Asamblea Nacional se aprobó la Constitución de 1920, que estableció un periodo presidencial de cinco años (anteriormente eran cuatro), la renovación integral del parlamento paralela a la renovación presidencial, los congresos regionales en el norte, centro y sur, el régimen semiparlamentario, la responsabilidad del gabinete ante cada una de las cámaras, el reconocimiento de las comunidades indígenas, la imposibilidad de suspender las garantías individuales, etc.

Una de las características más importantes de esta Constitución fue su protección de los pueblos y comunidades indígenas. Así en el artículo 58 de dicha Constitución se establece que:

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"El estado protege al estado indígena y dictara leyes especiales para su desarrollo, cultura en armonía con sus necesidades. La nación reconoce la existencia legal de las comunidades indígenas y la ley declaro los derechos que les corresponden".1

A su vez el artículo 41 consignaba que los bienes de las comunidades indígenas son imprescriptibles, protegiendo de esa manera las tierras de propiedad comunal.1

Pero muchas de las innovaciones constitucionales de corte progresista no fueron implementadas y quedaron solo en el papel.

Instauración de la dictadura[editar]

Pese a que en teoría Leguía quiso sujetarse a la Constitución y realizar un gobierno con respeto a los principios democráticos, en la práctica su gobierno restringió las libertades públicas. Las imprentas de los diarios El Comercio y La Prensa fueron asaltadas por turbas con innegable dirección gobiernista. La Prensa, donde se había parapetado la oposición, fue confiscada, acabando prácticamente la libertad de expresión. También barrió con la oposición en el Congreso, al que sometió a sus mandatos. Los diputados Jorge y Manuel Prado y Ugarteche, el primero por la provincia de Dos de Mayo, y el segundo por la de Huamachuco, fueron apresados y exiliados.

De otro lado, acabó con las Municipalidades elegidas por voto popular para reemplazarlas por personal designado por el gobierno.

Los opositores al gobierno fueron perseguidos, presos, deportados y hasta fusilados. Destacan entre los desterrados el entonces joven líder estudiantil Víctor Raúl Haya de la Torre, que encabezó la célebre protesta en Lima contra la consagración al gobierno del Sagrado Corazón de Jesús del 23 de mayo de 1923, en la que fallecieron un obrero y un estudiante. En el exilio, Haya fundó el APRA, partido de proyección continental inicialmente de ideario antiimperialista y antioligárquico. Otros opositores al gobierno, como los jóvenes periodistas José Carlos Mariátegui y César Falcón, fueron enviados a Europa en calidad de becados. Mariátegui, de regreso al Perú, ya imbuido de marxismo-leninismo, fundó el Partido Socialista Peruano.

Otros exiliados fueron el coronel Óscar R. Benavides (ex presidente del Perú), Arturo Osores, Luis Fernán Cisneros y Víctor Andrés Belaúnde. La isla de San Lorenzo, frente al Callao, fue habilitada como prisión pública donde se confinó a los opositores, sean estos profesionales civiles, militares o estudiantes. La isla de Taquile, en el Lago Titicaca, cumplió el mismo fin.

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La modernización del país[editar]

La modernización del país ya habían sido tanteada por gobiernos anteriores, pero bajo el Oncenio de Leguía se dio su impulso definitivo. Las principales bases de este salto modernizador fueron:

El Estado, que se convirtió en el motor del desarrollo. Leguía consideró que el Estado debía fortalecerse e intervenir de una manera más dinámica y dominante, para promover la prosperidad del país. Se distanció así del modelo de Estado del civilismo, el mismo que se había apoyado en las teorías liberales. De esa manera el Presupuesto de la República creció enormemente, es decir, el Estado amplió radicalmente sus gastos, con el fin de implementar un vasto programa de obras públicas.

El retorno de la política de los grandes empréstitos, algo que no ocurría en el Perú desde las décadas de 1860 y 1870. El mal recuerdo de estos últimos empréstitos, que habían provocado la bancarrota previa a la guerra con Chile, quedó superado y el gobierno concertó enormes empréstitos con la banca estadounidense, con los que financió su vasto plan de obras públicas. Se inició así la dependencia del Perú al capitalismo norteamericano que inevitablemente le obligaría a subordinarse a todo interés de dicha potencia (ejemplo de esto último fue el Laudo de París y la solución del conflicto con Colombia, como veremos más adelante).

La celebración del Centenario de la Independencia[editar]

Artículo principal: Centenario de la Independencia del Perú

Leguia en las celebraciones de los 100 años de la Independencia del Perú.

Sin duda el suceso más resonante de este periodo fue la celebración apoteósica del Centenario de la Independencia (28 de julio de 1921). Llegaron 36 delegaciones extranjeras de países de América, Europa y Asia. Autoridades y pueblo en general no escatimaron esfuerzos para celebrarlo magníficamente, a pesar del incendio que arrasó el Palacio de Gobierno (que fue reconstruido en 8 días), entre otras dificultades.

Cada nación amiga hizo un obsequio al Perú, teniéndose entre los principales, el Estadio Nacional (Gran Bretaña); el Museo de Arte Italiano (Italia); la torre con el reloj del Parque Universitario (Alemania); la fuente de agua en el Parque de la Exposición (China); un arco morisco, que se construyó al principio de la Avenida Arequipa (entonces denominada Avenida Leguía), obsequio de la colonia española; la estatua de Manco Cápac, en la plaza del mismo nombre, regalo de la colonia japonesa, y otros más.

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Hubo suntuosas fiestas en el Palacio de Gobierno, en los clubes, carreras hípicas de gala, fiestas populares, la gran parada militar, desfiles escolares, desfiles de carros alegóricos, y una serie de inauguraciones.

Uno de los actos más emotivos lo constituyó, sin duda, la inauguración del monumento al generalísimo José de San Martín, en la plaza que desde entonces lleva su nombre.

En diciembre de 1924 se realizaron nuevamente fastuosas celebraciones en Lima y Ayacucho, esta vez con motivo del primer centenario de la batalla de Ayacucho, la misma que había sellado la independencia del Perú y de América continental. En tal ocasión se inauguraron el Gran Hotel Bolívar (frente a la Plaza San Martín) y los monumentos al almirante Du Petit Thouars y al mariscal Sucre, este último en una plaza junto al Parque de la Reserva.

El problema de La Brea y Pariñas. El Laudo de París[editar]

Alberto Salomón Osorio, canciller del Oncenio.

Leguía encaró el espinoso asunto de la La Brea y Pariñas. Este era un pleito que consistía en que la compañía estadounidense International Petroleum Company (IPC, filial de la Standard Oil de New Jersey) explotaba los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas (norte del Perú) sin aportar al fisco el monto real de los impuestos a los que estaba obligada según la ley peruana, aprovechando un antiguo error en la mensura de las pertenencias. El Congreso en 1918 había acordado que el asunto se sometiera a un arbitraje internacional, pero Leguía, presionado por el gobierno estadounidense, prefirió llegar a un acuerdo transaccional. Este fue firmado el 2 de marzo de 1922, entre el canciller peruano Alberto Salomón y el representante inglés Mr. A. C. Grant Duff. Este Convenio Transaccional Salomón-Grant Duff fue presentado al Tribunal Arbitral, que se reunió en París y estuvo conformado por el Presidente de la Corte Federal Suiza y los representantes del gobierno peruano e inglés. El 24 de abril de dicho año de 1922, sin mayor discusión, aprobaron el Convenio Transaccional al que otorgaron el carácter de Laudo cuyas condiciones obligaban a las altas partes contratantes como solución a la controversia surgida.

Los acuerdos del llamado Laudo de París eran los siguientes:

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La propiedad de "La Brea y Pariñas" comprendía una extensión de 41.614 pertenencias y abarcaba el suelo y subsuelo o zona mineralizada.

Los propietarios y arrendatarios abonarían durante 50 años la cantidad de treinta soles anuales por pertenencia en trabajo y un sol por pertenencia no trabajada. Las pertenencias que dejaran de ser explotadas pagarían un sol y las que fueran abandonadas pasarían a poder del gobierno.

Los propietarios y/o arrendatarios pagarían el impuesto de exportación correspondiente, el que no podría ser aumentado durante veinte años.

Los propietarios sólo pagarían un millón de pesos, oro americano, por contribuciones devengadas al 31 de diciembre de 1921. A su vez el gobierno del Perú dejaba sin efecto resoluciones anteriores que se opusieran al espíritu y ejecución de lo aquí estipulado.

Este laudo arbitral era a todos luces, adverso a los intereses del Perú, pues establecía un régimen de excepción tributaria para los dueños y explotadores de La Brea y Pariñas. El Fisco dejó así de recibir sustanciosas cantidades de dinero como impuestos. El gobierno de Augusto B. Leguía sentó así un precedente de sumisión a los intereses estadounidenses que daría motivo a protestas nacionalistas a lo largo de varias décadas.

Las reelecciones[editar]

Cuando se acercaba el fin de su mandato en 1924, Leguía hizo reformar el artículo de la Constitución que prohibía la reelección presidencial, contando con el apoyo de un sumiso Congreso. Hasta Germán Leguía y Martínez, primo suyo y ministro de Gobierno, se opuso a dicho plan reeleccionista, por lo que sufrió prisión y destierro. Barrida toda oposición, Leguía fue reelegido en elecciones que no contaron con garantía alguna y juró un nuevo periodo presidencial (1924-1929).

En 1929, Leguía hizo reformar nuevamente la Constitución y fue reelegido en otras elecciones fraudulentas.

Las rebeliones en provincias[editar]

La oposición contra el régimen leguiísta fue en aumento. Estallaron rebeliones en provincias: en Cuzco, Puno, Loreto, Apurímac, Huacho, Chicama, y sobre todo en Cajamarca.

El 5 de agosto de 1921 estalló en Iquitos un pronunciamiento encabezado por el capitán Guillermo Cervantes, quien asumió la prefectura y enfrentó a las fuerzas gobiernistas enviadas para

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someterlo. Pero la falta de apoyo del resto del país, el temor de la población civil y la deficiencia moral de sus soldados, obligaron a Cervantes a retirarse al Ecuador (enero de 1922). La razón de la protesta de iquitos fue por firmar el tratado de Salomón Lozano donde se perdió la población de leticia

El destacado líder político Augusto Durand, que se hallaba desterrado, regresó en 1923 para organizar una revolución contra los planes reeleccionistas de Leguía. Luego de ingresar por la frontera desde Tumbes, marchó a caballo hacia Piura, pero fue apresado en Paita. Fue subido a bordo del crucero Almirante Grau, que zarpó rumbo al Callao, el 27 de marzo de 1923. Durand se hallaba enfermo y postrado con agudos dolores. Su estado fue agravándose paulatinamente, hasta que falleció el 31 de marzo, antes que el buque llegara a su destino. La autopsia practicada a su cuerpo determinó que tenía una hernia diafragmática estrangulada del estómago, originada por el balazo que sufriera en un atentado en 1919. Es decir, su muerte se había producido al agravarse una dolencia que ya padecía. Sin embargo, surgió la versión de que en realidad había sido envenenado, acusándose al gobierno leguiísta de maquinar tal crimen.

En noviembre de 1924, el doctor Arturo Osores, el coronel Samuel del Alcázar (héroe de la guerra del Pacífico) y el teniente Carlos Barreda, tras permanecer en el destierro, regresaron clandestinamente al Perú, con el propósito de organizar una revolución. Reunieron a las bandas armadas que actuaban en el departamento de Cajamarca, como aquella que estaba encabezada por el célebre Eleodoro Benel. Al frente de 150 hombres asaltaron la ciudad de Chota, logrando reducir a las tropas que lo guarnecían (20 de noviembre de 1924). Los rebeldes permanecieron en Chota durante cuatro días, mientras que las fuerzas gobiernistas se reorganizaban. Finalmente estas atacaron y derrotaron a los rebeldes en la hacienda Churrucancha, a dos leguas de Chota. El 29 de noviembre Zavala y sus soldados entraron en Chota y al día siguiente el coronel Alcázar y el teniente Barreda fueron fusilados sin proceso. Osores, que se hallaba enfermo, huyó rumbo a la costa, pero fue capturado. Fue recluido en la isla San Lorenzo, junto con su esposa y sus hijos, durante casi seis años, hasta que en 1929 todos ellos fueron embarcados rumbo a los Estados Unidos.

Surgimiento de nuevos partidos políticos[editar]

Durante el Oncenio surgieron los primeros partidos políticos modernos del Perú, que reemplazaron a los viejos o tradicionales ya extintos o en decadencia (como el Civil, el Democrático, el Constitucional y el Liberal). Los principales de ellos fueron:

La Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), fundado el 7 de mayo de 1924 por Víctor Raúl Haya de la Torre en México, como un movimiento político de proyección continental, de carácter antiimperialista y que pregonaba la formación de un frente único de trabajadores manuales e intelectuales para enfrentar a las oligarquías entonces dominantes en los gobiernos de Latinoamérica (o Indoamérica, como prefería Haya denominarla). En 1930 se fundó en el Perú el Partido Aprista Peruano.

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El Partido Socialista Peruano, fundado en 1928 por José Carlos Mariátegui, destacado pensador y sociólogo marxista, autor de los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Mariátegui adoptó como ideario el marxismo-leninismo, aunque sin caer en dogmatismo. Proponía un socialismo adaptado a la realidad peruana.

Obras[editar]

Política hacendaria[editar]

Practicó una política de empréstitos, obtenidos de la banca y de capitalistas estadounidenses, que se destinó para financiar diferentes obras públicas. La deuda llegó a los 150 millones de dólares en 1930. Ya en las postrimerías del régimen, la crisis mundial de 1929 afectaría directamente a la población y fue el factor que aceleró la caída de Leguía.

Fue creado el Banco de Reserva, con la función específica de regularizar la compra y la venta de moneda extranjera y mantener la estabilidad del cambio. Otros bancos creados fueron el Banco Hipotecario, el Banco de Crédito Agrícola Intermediario del Perú y la Caja Nacional de Ahorros.

Se estableció el Estanco del alcohol, pero no dio resultados y se volvió al régimen del impuesto.

Se crearon los Estancos de los Naipes y de los Fósforos.

Se elevaron considerablemente los impuestos.

Se creó el impuesto a los cigarrillos.

Entró en vigencia la ley de timbres.

El Presupuesto General de la República fue reformado por una ley de 1922. Para la fiscalización de sus funciones y a sugerencia de la misión Kemmerer fue creada la Contraloría General de la República.

Obras públicas[editar]

Se realizó una gran obra vial o caminera, tarea primordial según el ideario progresista del Oncenio. Se concluyeron las obras iniciadas en gobiernos anteriores y se emprendieron otras nuevas. Se inició la construcción de los caminos carreteros de Lima a Canta, de Pampas a Huancayo, de Cerro de Pasco a Huánuco, de Abancay al Cuzco, de Sayán a Oyón, de Concepción a Puerto Ocopa y continuaron la construcción de vías ferroviarias de Cuzco a Santa Ana, de Tambo del Sol a Pachitea, de La Mejorada a Ayacucho y de Huancayo a Huancavelica. Se construyeron en total más de 18.000 km de carretera y se invirtieron más de cien millones de soles.

En el marco de la política vial, en 1920 se dictó la ley de Conscripción Vial que obligaba a todos los hombres de 18 a 60 años de edad a trabajar gratuitamente por espacio de 6 a 12 días al año, en la construcción y apertura de carreteras.2 El ciudadano podía eximirse del servicio a cambio de un pago equivalente a los jornales; por esta razón, esta medida afectó básicamente a la población

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indígena, mayoritariamente pobre. La aplicación de esta ley ocasionó protestas y sublevaciones, como la ocurrida en Huaraz en 1925.

Se construyeron las Atarjeas de Lima, Arequipa, Cuzco, Trujillo, Huacho, etc.

Se inició la construcción del terminal marítimo del Callao

Se pavimentaron muchas calles de la ciudad de Lima

Plaza San Martín (Lima).

Se finalizó la construcción de la Plaza San Martín, en el centro de Lima, en el marco de la celebración del Centenario de la Independencia.

Se construyó el Palacio Arzobispal, el Palacio de Justicia y se inició la reconstrucción del actual Palacio de Gobierno, tras ser afectado por un grave incendio, en días previos a la celebración del Centenario de la Independencia.

Se iniciaron los trabajos de edificación de las avenida Leguía (hoy Arequipa), el Progreso (hoy Venezuela), Nicolás de Piérola, La Unión (hoy Avenida Argentina); todas en la ciudad de Lima.

En 1922 se emitió un decreto que trataba de normar las edificaciones y en 1924 fue promulgado un reglamento de urbanizaciones. Así surgieron, con calles pavimentadas y dotadas de agua y desagüe, Santa Beatriz, San Isidro, Breña, Surquillo, Jesús María, San Martín y Chacra Colorada. En particular, Santa Beatriz, edificada sobre el antiguo fundo del mismo nombre, se convirtió en el modelo de urbanización que impulsaba el régimen.

Se construyó el Gran Hotel Bolívar, en el centro de Lima, que fue inaugurado en 1924, durante los festejos por el centenario de la batalla de Ayacucho.

Se iniciaron importantes obras de irrigación en la costa a fin de convertir las desiertas pampas en fértiles tierras. Se inició la irrigación de la Pampa de Olmos (Lambayeque) y se dejaron listos los de Imperial (Cañete), La Chira y Sechura (Piura) y La Esperanza (Chancay). Se estudió la irrigación de la Pampa de la Joya (Arequipa).

Se fomentó la colonización en la selva. Se estableció un centro experimental de colonización en Satipo y Pangoa y se envió colonos rusos a Marcapata, Apurímac y polacos a la zona del Satipo y Pangoa.

Se facilitó la llegada de inmigrantes japoneses, como mano de obra en las plantaciones de la costa. Luego, tras cumplir su periodo de trabajo (de cuatro años según contrato), muchos japoneses se instalaron en las ciudades y abrieron sus propios comercios.

Política agropecuaria[editar]

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Se dio un apoyo notable al desarrollo de la agricultura y la ganadería.

Se realizó una fuerte campaña para intensificar el sembrío del trigo.

Se crearon centros agropecuarios y escuelas agrícolas en zonas rurales.

Se formó una Junta de Sanidad Vegetal para controlar el buen estado de las plantas y semillas introducidas en el país.

Se acrecentó el cultivo del arroz en la costa.

Se produjo un auge de los productos agroindustriales como el algodón y la caña de azúcar.

Se estableció una granja modelo en Puno, para mejorar la ganadería.

Se prohibió la exportación de la lana de vicuña para evitar la extinción de esta especie.

Se importó ganado ovino de la raza corriedale de Nueva Zelanda.

Política minera[editar]

Se dieron diversas medidas que se dictaron para mejorar la actividad minera en el país.

Se creó la Dirección de Minas.

Se nombró una comisión para el estudio de los recursos mineros.

Con el fin de lograr un mejor rendimiento en la extracción minera se mandó levantar un mapa catastral y otro geológico de las zonas mineras de Castrovirreyna, Hualgayoc, Viso, Aruri, Tumbes, Paita y Piura.

Se iniciaron los estudios de los yacimientos de hierro de Marcona y la construcción de una fundición de plomo en el asiento minero de Casapalca.

Fue reorganizado el Cuerpo de Ingenieros de Minas.

Se estableció el Museo de Minería.

Se fundaron escuelas prácticas de minería destinadas a adiestrar personal técnico.

Gracias a las medidas tomadas por el gobierno aumentó considerablemente la producción de carbón y cobre.

La explotación petrolera cobró auge. Gracias al apoyo prestado por el Estado, el Perú alcanzó el 7.º lugar en el mundo en la producción de petróleo.

En 1929, tres grandes empresas extranjeras (Cerro de Pasco Mining Company, Northern Perú Mining y Vanadium Corporatiom) tenían a su cargo no menos del 97 % de las exportaciones

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totales de metales (cobre, plomo, bismuto, oro, plata, zinc y vanadio). La crisis de 1929 cambiaría ese panorama.

Gobierno y Policía[editar]

Se prestó especial atención al desarrollo de las comunicaciones, al mantenimiento del orden público y a la mejora de los servicios policiales.

Se mejoraron los servicios de Correos y Telégrafos, que fueron entregados a la administración de la “The Marconi Company”.

Se creó la Escuela de la Guardia Civil y Policía, a cargo de instructores españoles (1919). La Guardia Civil reemplazó a la antigua gendarmería en la tarea de mantener el orden interno.

Política laboral

Se dieron leyes en favor de la compensación por tiempo de servicios a los trabajadores. Se estableció que, en caso de despido, el trabajador debía ser indemnizado con el equivalente a un sueldo mensual por cada año de servicio.

Defensa nacional

Se adquirió material bélico, se mejoraron los servicios de administración y se tecnificó al ejército de acuerdo a los avances de la técnica militar de entonces.

Por decreto especial expedido en abril de 1923 fue creada la Aviación como arma integrante del Ejército.

Se fundó en 1919 la Escuela de Aviación Militar, que al principio funcionó en Bellavista, y más tarde en Las Palmas. El 27 de noviembre de 1923, mediante un dispositivo legal cambió su nombre por el de Escuela de Aviación Militar Jorge Chávez, hasta que en junio de 1931 empezó a llamarse Escuela Central de Aviación. A partir de 1950 recibió el nombre que lleva hasta ahora: Escuela de Oficiales de la Fuerza Aérea Peruana (EOFAP).

Se creó la Base Aérea de Ancón, para el servicio de hidroaviones.

El arma submarina hizo su aparición con la adquisición de cuatro submarinos artillados y provistos de torpedos, los llamados R—1, R—2, R—3 y R—4, que prestaron servicios hasta la década de 1950.

En 1920, se creó el Ministerio de Marina, independizándose así del Ministerio de Guerra. En 1929, pasó a llamarse Ministerio de Marina y Aviación.

El paracaidismo se inició el 25 de enero de 1925 cuando el joven italiano Humberto Ree se lanzó desde la altura de 2.000 m sobre el campo de aterrizaje de Las Palmas. Años después, durante la guerra con el Ecuador de 1941, el Perú fue el primer país de Sudamérica que realizaría una operación militar de paracaidistas en Ciudad Bolívar.

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En 1929 se creó la condecoración “Cruz Peruana de Aviación”.

Política sanitaria[editar]

Gracias a la ayuda de la Fundación Rockefeller fue erradicada la fiebre amarilla.

Se fundó la Liga Anti-tuberculosa, para prevenir y curar dicha enfermedad.

Para la protección de la niñez se estableció la Junta de Defensa del Niño.

Se fundó el Instituto del Cáncer.

Se estableció la Oficina Técnica Sanitaria, como dependencia del ramo de Salubridad Pública.

Se construyeron diversos hospitales en Lima y provincias. En Lima se construyó en la avenida Alfonso Ugarte el Hospital Arzobispo Loayza y en la avenida Brasil se elevó el moderno Hospital del Niño (“Julia Swayne de Leguía”). Hasta entonces, los niños enfermos eran internados en los hospitales normales. El Hospital del Niño mejoró en mucho la atención de la infancia y la niñez, y fue concebido para que tuviera también asistencia gratuita.

Para velar por la salud y la seguridad del obrero se estableció la Dirección de Higiene Industrial.

Se fundó la Liga Nacional Antivenérea.

Se realizó una gran obra de saneamiento a nivel nacional. Se inauguraron los servicios de agua y desagüe en Cuzco, Miraflores, Magdalena Vieja, Magdalena del Mar y San Miguel. Se instaló la red de agua potable en Arequipa y se dio comienzo a las obras de Puno, Pacasmayo e Iquitos.

Aspecto internacional[editar]

Leguía, continuando su política de definición de las fronteras internacionales iniciada en su primer gobierno (1908-1912), impulsó los definitivos tratados limítrofes con Colombia y con Chile. Al respecto, existe en el Perú una corriente nacionalista que ha denigrado esta política, calificando a sus arreglos limítrofes como “entreguistas”. Sin embargo, a favor de Leguía se puede decir que fue el único gobernante peruano que encaró la solución definitiva de dichos litigios, que anteriores gobiernos habían tendido a prorrogarlos indefinidamente, de manera irresponsable.

El arreglo de límites con Colombia[editar]

Artículo principal: Tratado Salomón-Lozano

Frontera peruano-colombiana, según lo establecido por el Tratado de 1922.

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Leguía entabló conversaciones con Colombia para solucionar definitivamente el asunto fronterizo, que tendía a convertirse en centenario, ya que se remontaba a la época de la independencia. Colombia aspiraba legitimar su frontera desde el río Caquetá hasta el río de Putumayo (franja territorial que el Perú ocupaba de hecho, gracias al accionar de los caucheros peruanos), así como obtener acceso al río Amazonas. Gobiernos peruanos anteriores se habían negado ceder a las pretensiones colombianas, pero Leguía, en su obsesión por solucionar de una vez el litigio, impulsó el Tratado Salomón-Lozano, que suscribieron el canciller peruano Alberto Salomón y el ministro colombiano Fabio Lozano Torrijos, en Lima, el 24 de marzo de 1922. Ello significó ceder a Colombia una extensa porción territorial comprendida entre los ríos Caquetá y Putumayo y el llamado "Trapecio Amazónico", donde se hallaba la población peruana de Leticia, ribereña al río Amazonas. De esa manera Colombia lograba acceso a este río, que hasta entonces solo lo compartían Perú y Brasil. El tratado fue aprobado por el Congreso sumiso a Leguía en 1927 y fue puesto en ejecución en 1930. Al hacerse público el tratado, provocó una gran resistencia entre los peruanos que habitaban las zonas afectadas, surgiendo así un estado conflictivo entre ambas naciones que se agudizaría en 1932.

Se dijo que Leguía firmó este tratado con Colombia bajo presión de los Estados Unidos, que quería de alguna manera compensar a Colombia por la independencia de Panamá. Pero también debió primar en Leguía cálculos geopolíticos: con el tratado se ganaba como aliado a Colombia, que hasta entonces se había mostrado cercano al Ecuador en su reclamo de territorios amazónicos peruanos. De hecho, al enterarse de la firma del tratado, Ecuador rompió relaciones con Colombia. Y es que una alianza colombiana-ecuatoriana contra el Perú habría tenido consecuencias desastrosas para este último, sin lugar a dudas.

El arreglo de límites con Chile[editar]

Artículo principal: Tratado de Lima

Fronteras entre Perú, Bolivia y Chile anteriores y posteriores a la Guerra del Pacífico

Leguía se propuso también resolver definitivamente el problema con Chile referido a la cuestión de Tacna y Arica. A medida que transcurrían los años, se hacía inalcanzable la realización del plebiscito convenido inicialmente en el Tratado de Ancón de 1883 para decidir la suerte de las provincias peruanas de Tacna y Arica, cautivas en Chile desde la guerra del Pacífico de 1879-1883. Al ser sometido el litigio al arbitraje del presidente de los Estados Unidos Calvin Coolidge, éste dio su fallo (laudo) el 4 de marzo de 1925, resolviendo la realización del plebiscito. Este laudo no fue bien recibido por la opinión pública peruana, demasiado consciente del proceder de Chile sobre dichas provincias, a las que había sometido a una desalmada política de “chilenización” durante muchos años. En efecto, los comisionados estadounidenses que llegaron a supervisar el plebiscito,

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generales John J. Pershing y William Lassiter, comprobaron que este era impracticable por la inexistencia de condiciones mínimas para una consulta popular justa y objetiva. El plebiscito no se realizó y ambas partes volvieron a las negociaciones directas, que culminaron en el tratado firmado el 3 de junio de 1929, en Lima, entre el canciller peruano Pedro José Rada y Gamio y el representante chileno Emiliano Figueroa Larraín (por eso se le conoce también como Tratado Rada y Gamio-Figueroa Larraín). Ambas partes renunciaron definitivamente a la realización del plebiscito con el siguiente arreglo: Tacna regresaría al seno de la patria peruana, pero Chile se quedaría con Arica. Además se otorgaron otras concesiones para el Perú en Arica, como un muelle y su infraestructura aduanera, la posesión sobre la "Casa de la Respuesta", la posesión sobre la estación del ferrocarril Tacna-Arica y el recorrido de su línea, las fuentes de aguas del Uchusuma y del Maure, entre otras servidumbres. El 28 de agosto de 1929 se realizó la Reincorporación de Tacna al Perú.

Aspecto educativo y cultural[editar]

Se desarrolló un vasto plan educacional, contando para ello no sólo con el rubro correspondiente del Presupuesto General de la República, sino con los ingresos provenientes del impuesto a la cerveza, aplicada en Lima, Callao y balnearios.

Se dotó de material didáctico a las escuelas del Estado.

Se crearon los colegios nacionales de Iquitos para varones y de Cajamarca, Huaraz, Trujillo y Puno para mujeres.

Se creó una Escuela de Artes y Oficios en Cajamarca y otra en Cuzco.

Se transformó la Escuela Normal de Varones en Instituto Pedagógico para la formación de maestros de educación secundaria.

Se crearon escuelas industriales en Iquitos, Huaraz, Pomabamba, Moquegua, Yurimaguas y Lima y escuelas normales para indígenas en Cuzco y Huancayo.

La Universidad de San Marcos fue puesta bajo el control del Estado, perdiendo así su autonomía. En dicha casa de estudios se creó la Facultad de Ciencias Económicas, que reemplazó a la Facultad de Ciencias Políticas y Administrativas.

Fue inaugurado el Museo Arqueológico Larco Herrera y fue organizado el Museo Bolivariano.

El Estado adquirió el Museo Brüning de Lambayeque.

Se instaló el Patronato Nacional de Arqueología destinado a custodiar los restos de las culturas antiguas.

Se incrementaron las bibliotecas escolares.

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Se hizo extensivo a los maestros los beneficios de la ley de cesantía, jubilación y montepío. Se estableció el sistema de concursos para la provisión de cargos dentro del escalafón magisterial

Se implementó el desayuno escolar.

Fue en este periodo en que se manifestó el movimiento literario y artístico llamado Indigenismo. La literatura peruana brilló con figuras como Ventura García Calderón, Enrique López Albujar, César Vallejo, José Carlos Mariátegui, Alcides Spelucin, Carlos Oquendo de Amat, Alberto Hidalgo, Alberto Guillén, entre otros.