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¿SIN AGUA, SIN ALIMENTOS Y AHORA SIN TRABAJO? Hace cuatro meses supimos que una fábrica textil de Medellín producía en serie 500 mochilas Wayuu por día. Ahora nos enteramos, con la misma o mayor preocupación, que en China también se están produciendo en serie y la web Alibabá las vende a 2 dólares. Para nosotras, las mujeres Wayuu, el tejido es una tradición que se nos enseña a la perfección en el encierro cuando tenemos la primera menstruación. Este saber que lleva siglos transmitiéndose de madre a hija, que se preserva en nuestras mochillas y símbolos, que conserva la ritualidad propia de la etnia Wayuu y que es nuestra forma de sustento, no puede ser tomado de manera abusiva para que se enriquezcan avivatos mientras nosotras y nuestras familias que somos los dueños de este saber, debemos salir a vender, en el mejor de los casos, nuestro trabajo de dos semanas a tan solo $20.000 pesos. Dejo manifiesto que, tanto la fábrica de Medellín como la de China están usando un conocimiento, técnicas y simbología que son propios de nuestra cultura, que le pertenece a la nación Wayuu y que sostiene a cientos de familias. El Gobierno está en mora de emprender acciones legales y diplomáticas para proteger nuestro patrimonio inmaterial y ancestral. Sigo sin entender, por qué la justicia opera de manera implacable cuando se trata de la protección de derechos de autor de multinacionales, pero es laxa o ineficiente cuando se trata de proteger el saber de comunidades étnicas, nuestras comunidades étnicas colombianas. Solicito urgente a la Gobernación de la Guajira la creación de un "comité para la Defensa de la Cultura y el Trabajo Wayuu" que integre funcionarios del Ministerio de Cultura, la Cancillería, ProColombia, el Ministerio de Trabajo, Artesanías de Colombia y mujeres representantes de las comunidades Wayuu, para la creación de una marca colectiva de denominación de origen wayuu y que adelante las medidas pertinentes que eviten las transgresiones a nuestro saber ancestral y en especial nuestro trabajo y cultura. Es urgente desarrollar de la mano con las mujeres Wayuu una dinámica que permita desde las industrias culturales beneficiar nuestra etnia, promoviendo internacionalmente nuestro saber y simbología para que sea entendido y valorado más allá de lo que los medios muestran cuando evidencian la grave problemática social en la que estamos inmersos. Es indispensable que se establezcan canales que permitan a todos, nacionales y extranjeros, entender quiénes somos y en especial visibilizar el peligro que para nuestra cultura significa el plagio abusivo del que venimos siendo víctimas. Propongo la creación de talleres que nos permitan compartir saberes e historias las cuales en su mayoría se ven reflejados en nuestros diseños y capitalizar esfuerzos para la creación de una gran comercializadora internacional que con nuestros símbolos, productos y técnicas lleve los

Oneida Pinto

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¿SIN AGUA, SIN ALIMENTOS Y AHORA SIN TRABAJO? Hace cuatro meses supimos que una fábrica textil de Medellín producía en serie 500 mochilas Wayuu por día. Ahora nos enteramos, con la misma o mayor preocupación, que en China también se están produciendo en serie y la web Alibabá las vende a 2 dólares. Para nosotras, las mujeres Wayuu, el tejido es una tradición que se nos enseña a la perfección en el encierro cuando tenemos la primera menstruación. Este saber que lleva siglos transmitiéndose de madre a hija, que se preserva en nuestras mochillas y símbolos, que conserva la ritualidad propia de la etnia Wayuu y que es nuestra forma de sustento, no puede ser tomado de manera abusiva para que se enriquezcan avivatos mientras nosotras y nuestras familias que somos los dueños de este saber, debemos salir a vender, en el mejor de los casos, nuestro trabajo de dos semanas a tan solo $20.000 pesos. Dejo manifiesto que, tanto la fábrica de Medellín como la de China están usando un conocimiento, técnicas y simbología que son propios de nuestra cultura, que le pertenece a la nación Wayuu y que sostiene a cientos de familias. El Gobierno está en mora de emprender acciones legales y diplomáticas para proteger nuestro patrimonio inmaterial y ancestral. Sigo sin entender, por qué la justicia opera de manera implacable cuando se trata de la protección de derechos de autor de multinacionales, pero es laxa o ineficiente cuando se trata de proteger el saber de comunidades étnicas, nuestras comunidades étnicas colombianas. Solicito urgente a la Gobernación de la Guajira la creación de un "comité para la Defensa de la Cultura y el Trabajo Wayuu" que integre funcionarios del Ministerio de Cultura, la Cancillería, ProColombia, el Ministerio de Trabajo, Artesanías de Colombia y mujeres representantes de las comunidades Wayuu, para la creación de una marca colectiva de denominación de origen wayuu y que adelante las medidas pertinentes que eviten las transgresiones a nuestro saber ancestral y en especial nuestro trabajo y cultura. Es urgente desarrollar de la mano con las mujeres Wayuu una dinámica que permita desde las industrias culturales beneficiar nuestra etnia, promoviendo internacionalmente nuestro saber y simbología para que sea entendido y valorado más allá de lo que los medios muestran cuando evidencian la grave problemática social en la que estamos inmersos. Es indispensable que se establezcan canales que permitan a todos, nacionales y extranjeros, entender quiénes somos y en especial visibilizar el peligro que para nuestra cultura significa el plagio abusivo del que venimos siendo víctimas. Propongo la creación de talleres que nos permitan compartir saberes e historias las cuales en su mayoría se ven reflejados en nuestros diseños y capitalizar esfuerzos para la creación de una gran comercializadora internacional que con nuestros símbolos, productos y técnicas lleve los

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productos de la marca Wayuu por las mejores vitrinas del mundo. De tal forma que se valore nuestro saber y que lo que se pague por ello no se quede en intermediarios, ni burócratas, sino en bienestar para nuestras comunidades y en retribución para nuestras mujeres que con paciencia, laboriosidad y amor lo tejemos. Las mochilas Wayuu construyen y alimentan nuestra identidad y sostienen familias enteras en diferentes municipios del departamento, vamos a permitir que terminen en una vitrina virtual a 2 dólares para enriquecer avivatos? La nación Wayuu azotada por la sequía, la falta de agua y la desnutrición, ahora ve como su saber y cultura están siendo afectados en detrimento de la principal forma de subsistencia de sus habitantes, años de dedicación y preservación de lo más preciado para la etnia: nuestra tradición.