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Adversarios anónimos de la Salus carnis (Iren., adv. haer. V, 2,2s) S. Ireneo consagra los dos primeros capitulos del adv. haer. V" a doctrinas desavenidas con los postulados de la En carnación. E1 Santo las introduce de igual forma, corno si todas adolecieran del mismo genèrico defecto, la vanidad: a) « Vani enim sunt qui putative dicunt eum apparuisse »1. Los valentinianos ( = docetas) destituyen la Encarnación del Logos de humana verdad. Lo ratifica no mucho después2. b) « Vani autem et Ebionaei, unitionem Dei et hominis per fidem non recipientes in suam animam »3. Tampoco los ebioni tas declaran la Encarnación; està vez por defecto de verdad divina. Si para los discipulos de Valentìn el Salvador no es hombre verdadero, para los ebionitas no es verdadero Dios. c) « Vani autem et qui in aliena dicunt Dominum venisse, velut aliena concupiscentem »4. Son los marcionitas5, para quie nes el Salvador invadió lo ajeno, con merma de la justicia. d) « Vani autem omnimodo qui universam dispositionem Dei contemnunt et carnis salutem negant et regenerationem ejus spernunt, dicentes non eam capacem esse incorruptibili tatis »6. Estas lineas parecen haber intrigado muy poco a la critica, y sin embargo presentan fuertes dificultades. 1 V, 1,2,42s. 2 V, l,2,58ss « Vani igitur qui a Valentino sunt (μάταιοι οδν οί άπό Ούαλεντίνου ), hoc dogmatizantes, uti excludant salutem carnis et repro bent plasmationem Dei ». 3 V, l,3,61s. 4 V,2,l,ls. s Cf. Iren. Ili, ll,2,42ss (a propòsito de Joh l,10s) « Secundum autem Marcionem et eos qui similes sunt ei, neque mundus per eum factus est, neque in sua venit, sed in aliena ». A. Harnack, Marcion, Leipzig, 1924, 263* 267* 288*. « V, 2,2,18ss.

Orbe, A. - Adversarios Anónimos de La 'Salus Carnis' (Iren., Adv. Haer. v, 2,2s)

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Page 1: Orbe, A. - Adversarios Anónimos de La 'Salus Carnis' (Iren., Adv. Haer. v, 2,2s)

Adversarios anónimos de la Salus carnis (Iren., adv. haer. V, 2,2s)

S. Ireneo consagra los dos primeros capitulos del adv.

haer. V" a doctrinas desavenidas con los postulados de la En

carnación. E1 Santo las introduce de igual forma, corno si todas

adolecieran del mismo genèrico defecto, la vanidad:

a) « Vani enim sunt qui putative dicunt eum apparuisse »1. Los valentinianos ( = docetas) destituyen la Encarnación del

Logos de humana verdad. Lo ratifica no mucho después2.

b) « Vani autem et Ebionaei, unitionem Dei et hominis per fidem non recipientes in suam animam »3. Tampoco los ebioni

tas declaran la Encarnación; està vez por defecto de verdad

divina. Si para los discipulos de Valentìn el Salvador no es hombre verdadero, para los ebionitas no es verdadero Dios.

c) « Vani autem et qui in aliena dicunt Dominum venisse, velut aliena concupiscentem »4. Son los marcionitas5, para quie

nes el Salvador invadió lo ajeno, con merma de la justicia.

d) « Vani autem omnimodo qui universam dispositionem Dei contemnunt et carnis salutem negant et regenerationem

ejus spernunt, dicentes non eam capacem esse incorruptibili

tatis »6. Estas lineas parecen haber intrigado muy poco a la

critica, y sin embargo presentan fuertes dificultades.

1 V, 1,2,42s. 2 V, l,2,58ss « Vani igitur qui a Valentino sunt (μάταιοι οδν οί άπό

Ούαλεντίνου ), hoc dogmatizantes, uti excludant salutem carnis et repro bent plasmationem Dei ».

3 V, l,3,61s. 4 V,2,l,ls. s Cf. Iren. Ili, ll,2,42ss (a propòsito de Joh l,10s) « Secundum autem

Marcionem et eos qui similes sunt ei, neque mundus per eum factus est,

neque in sua venit, sed in aliena ». — A. Harnack, Marcion, Leipzig, 1924, 263* 267* 288*.

« V, 2,2,18ss.

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10 ANTONIO ORBE, S.I.

<·Α quiénes alude san Ireneo? Apunto tres soluciones:

Primeva. Ireneo sumaria a los tres grupos anteriores (va lentinianos, ebionitas y marcionitas), todos aquellos que corno los Saduceos, entre los judios; Hxmeneo y Fileto, entre los con

temporàneos al Apóstol (2 Tim 2,17)7; los simonianos, ofitas, basilidianos y otros, entre los gnósticos; niegan la resurrección de la carne, por estimarla incapaz de salud.

Segunda. E1 Santo englobaria, a modo de sintesis, los tres

grupos precedentes, asignàndoles errores comunes, para refu

tarlos con argumentos de eficacia también comùn.

Ninguna de las dos soluciones satisface: por exceso y por defecto. Por exceso·. los ebionitas (V, 1,3) nunca impugnaron la salus carnis ni la resurrección. Por defecto: el modo de arguir8,

a partir de la Eucaristia, da a entender que los adversarios de s. Ireneo la ensenaban en linea similar a la de los eclesiàsticos, corno Eucaristia del Cuerpo y de la Sangre comunes de Cristo.

Hay sobre todo una razón de paralelismo literario. Los tres

grupos antecedentes (valentinianos, ebionitas y marcionitas), encabezados con el mismo epiteto (' vani sunt '), difieren entre si. Desfilan ademàs de igual forma: caracterizados primero breve

mente, son a continuación largamente combatidos. Igual ocurre

aqui. En sano mètodo, mientras haya modo de identificar a este

cuarto grupo, corno distinto de los anteriores, huelgan otras

soluciones.

Tercera. Ireneo delataria a elementos cristianos, distintos de los precedentes. Mas he aqui la gran dificultad: <qué cris tianos son estos no docetas (valentinianos), ni ebionitas, ni

discipulos de Marción? Los simonianos, basilidianos, setianos, ofitas... y demàs

gnósticos adolecen del error doceta ο del marcionita. Los sa

duceos, nazareos, judaizantes (de los escritos pseudoclementi nos) ο no son cristianos ο incurren en el mismo defecto que los ebionitas.

La solución ha de venir, a ser posible, de las propias noti cias de san Ireneo: en su presentación ο en su refutación.

Para mayor claridad va dividido el estudio en dos partes: Parte Ia - « Hacia la identidad de los adversarios anónimos »; Parte IIa - « Refutación de los anónimos ».

^ Véase Μ. Lee Peel, The Epistle to Rheginos, London, 1969, 141. 8 V,2,3,37ss.

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 11

Parte Ia

HACIA LA IDENTIDAD DE LOS ADVERSARIOS ANONIMOS

El Santo hace su presentación con tres clàusulas homogé neas, y otra que las justifica en bloque, relativas — a excepción quizà de una — a la carne.

Vani autem omnimodo qui 1 - universam dispositionem Dei (?) contemnunt 2 - et carnis salutem negant 3 - et regenerationem ejus spernunt, — dicentes non eam capa cem esse incorruptibilitatis9.

Falta el originai. En su defecto, ademàs de las dos versiones latina y armenia, existe una siriaca10 que abarca las lineas 18-25. El propio Ireneo ofrece los capitulos de anàlisis.

1. « Universam dispositionem Dei (?) contemnunt ».

Los anónimos tienen ima actitud despreciativa para la Universa dispositio. Las dos clàsicas versiones, latina y arme nia 11, leen u. dispositionem Dei. La clàusula (' universa dispo sitio Dei ') se repite a lo largo del adv. haer., en los libros an teriores12 y en el Quinto13; y denota la economia general de

Dios, que contiene, corno disposiciones particulares, la crea ción del mundo, la formación y desarrollo del hombre, la Ley

y los profetas, los misterios de la vida de Cristo y de la Igle sia, el reino de los justos, la final consumación.

^Es éste, también ahora, su alcance? Mucho depende de la

garantia que ofrece la lectura Dei, y principalmente del sentido

otorgado al « universam ».

Irs orni te el Dei. Ir" lee « omnem dispositionem Dei ». Ir1 « universam dispositionem Dei ».

Eliminado el Dei con la versión siriaca, habria que referir,

9 V, 2,2,18-21. 10 Brit. Mus. Add. 17191, f. (&. Cf. Sources chrétiennes voi. 153 ρ. 164. 11 Las llamaremos Ir', Ir", y a la siriaca Irs. η III, 24,l,10s; IV, l,l,16ss. 13 V, 10,l,17ss: « Mirabiliter igitur Apostolus naturam ostendit nostram

et universam disposìtionem Dei in eo sermone qui est de carne et san

guine et oleastro »; V, 13,2,42s « universam disposìtionem Dei, quantum in ipsis est, evertentes ».

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12 ANTONIO ORBE, S.I.

por el contexto la Universa dispositio al hombre, ο a la carne.

Sin negar, es claro, que « la universa economia » relativa al hombre (resp. carne) sea de Dios.

Las dos lecturas, latina {« universam dispositionem Dei ») y armenia {« omnem dispositionem Dei »), literariamente justi ficables con ayuda de muchos paralelos, resultan aqul gené

ricas, y aun anodinas, mientras no se limiten a la economia del hombre (resp. carne). En tal sentido, es preferible la lectura de Ir5 « universam dispositionem », defìnida en su evidente al cance por el contexto.

Los editores ùltimos no parecen haber descubierto misterio

alguno en el epiteto: « omnem » de Ir" y « universam » de Ir'.

Rousseau traduce sin escrùpulo: « toute (πασαν) l'économie ... » — A priori es extran ο que ninguno — hereje ο no hereje —

desestime en bloque « toda la economia de Dios ».

El traductor armenio depaupera el sentido, testimoniado

aqui por Ir1 e Irs, de universam. Y tocamos el punto cruciai,

el ùnico que defìne claramente a los adversarios anónimos.

Quienes ahora « menosprecian la universa dispositio », son

los mismos que mas tarde « reprueban la universa resurrec

tio », la resurrección cabal en cuerpo y alma.

Quoniam autem quidam ex his qui putantur recte cre

didisse supergrediuntur ordinem promotionis justorum et

modos meditationis ad incorruptelam ignorant, haereticos

sensus in se habentes... qui ergo universam reprobant re

surrectionem et quantum in ipsis est auferunt eam de

medio...14.

Como en los tiempos de san Justino 15, habia en los de san Ire

neo quienes se imaginaban ortodoxos, no obstante acoger doc

trinas heterodoxas (« haereticos sensus in se habentes »). El

obispo de Lión los irata con deferencia, por creerlos de buena fe. « Reprueban

— dice — la resurrección cabal », en cuerpo,

y alma. Creen salvar el dogma de la resurrección, ensenando la

salud de sola alma, a la que gustan llamar « hombre interior » 16.

μ V, 31,l,lss y 10s. ι5 dial 80,4s. Véase Η. Finé, Die Terminologie der Jenseitsvorstellungen

bei Tertullian, Bonn, 1958, 32ss; (C. Mazzucco) E. Pietrella, Il rapporto tra la concezione del millennio dei primi autori cristiani e l'Apocalisse di Giovanni, en Augustinianum 18 (1978) 38ss.

w Cf. V, 31,2,37ss « qui dicunt inferos quidem esse hunc mundum qui

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 13

« Vniversam dispositionem ... contemnunt » (V, 2,2), « uni versum reprobant resurrectionem » {V, 31,1). Con igual signifi cado para el epiteto. Reprueban la resurrección perfecta, cor

pòrea. Si para los gnósticos sólo cabe resucitar perfectamente en espiritu, y para san Ireneo no hay otra resurrección perfecta que la del cuerpo17, para los anónimos la ùnica verdadera

anàstasis interesa a la psique, al hombre interior. El paralelo {con V, 31,ls) basta a individuar a los anónimos

de V, 2,2. No son docetas ni ebionitas ni discipulos de Marción; sino eclesiàsticos, que se creen ortodoxos, a pesar de sus senti

mientos peligrosos, heréticos, en torno a la resurrección.

Segùn testimonio de san Justino « decianse cristianos »

(λεγομένοις χριστιανούς) y negaban la resurrección de los muer tos. « Sino que, al momento de morir, sus almas son asumidas

al cielo »I8.

Es posible que san Ireneo aluda igualmente a los anónimos en otra ocasión, contraponiéndolos a los herejes:

Quemadmodum igitur his qui nunc sunt hominibus ( = hae

reticis) ignorantibus dispositionem Dei incredibile et im

possibile videtur tantos annos aliquem hominem posse vi

sit secundum nos, interiorem autem hominem ipsorum derelinquentem hic corpus in supercaelestem ascendere locum ».

17 V, 31,2,45ss « animae abibunt in invisibilem locum definitum eis a Deo et ibi usque ad resurrectionem commorabuntur sustinentes resur

rectionem; post recipientes corpora et perfecte resurgentes, hoc est cor

por aliter (όλοκλήρως άναστασαι, τουτέστι σωματικώς), quemadmodum et Dominus resurrexit, sic venient ad conspectum Dei » 1— Adviértase la

expresión όλοκλήρως άναστασαι, exactamente paralela a la « universa re surrectio » (V, 31,1,lOs) ο anóstasis cabal. Con la particularidad de que tanto da, para Ireneo, resucitar cabalmente (όλοκλήρως), corno resucitar en cuerpo (σωματικώς). Cf. H. Finé Die Terminologie... 35.

18 dial 80,3s. Lo confirma repetidas veces [Justino], de resurrectione c. 3 ed. de Otto: « Si el cuerpo ha de resucitar integro ( όλόκληρον ) y ha de tener todas sus partes »; c. 4: « En la resurrección la carne resuci tarà integra (ή σάρξ ολόκληρος άναστήσεται) ... de suerte que la carne resucite perfecta e integra ( καΐ άκέραιον και όλόκληρον ) ». En armonia con la ensefianza de san Justino, dial 69,7: « Le resucitarà integro

(όλόκληρον αότόν) en su segunda venida ». — Para prevenir confusiones, el

όλόκληρος de estos y otros testimonios (cf. Atenàgoras, de res. 2 y Tert., de res. 63,1) no tiene el tecnicismo que en Ireneo. Acentùa la

integridad de miembros en el cuerpo redivivo; mientras segiin el obispo de Lión recalca la del compuesto, en alma y carne. Dejo a otros el estudio de [Justino] de resurrectione. Situado en la linea de s. Justino

y s. Ireneo, combate probablemente a los mismos adversarios de Dial

80,3s y de Adv. haer. V, 2,2s y 31,ls. — Puede verse Fr. Altermath, Du

corps psychique au corps spirituel, Tiibingen, 1977, 62-64 y 66.

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14 ANTONIO OBBE, S.I.

veresic et nunc, quamvis quidam ignorantes virtutem et promissionem Dei contradicant suae saluti, impossibile existimantes posse Deum suscitantem corpora in sempi ternum perseverationem eis donare ...19.

Los editores leen quidam. Lo mismo Ira. Pero la mayoria de los códices latinos (C AQ) registran quidem, con lo cual desaparece la presunta oposición entre los herejes y estos « quidam ». Agré guese el contexto, favorable a quidem.

Sin acudir a V, 5,2 para individuar a los eclesiàsticos anó

nimos, « despreciadores de la economia cabal », ^habrà modo de ampliar las breves noticias de san Ireneo?

Inspirado con probabilidad en el obispo de Lión, escribe una vez Tertuliano.

Plerique ab excessu, animae resurrectionem vindicantes x, de sepulchro exire de saeculo evadere interpretantur, quia et saeculum mortuorum sit habitaculum, id est ignoran tium Deum; vel etiam de ipso corpore, quia et corpus vice sepulchri21 conclusam animam in saecularis vitae morte

detineat22.

Y en otro pasaje:

Post haec ad illas etiam Scripturas respiciendum esse di cemus, quae non sinunt resurrectionem secundum anima

les istos, ne dixerim spiritales... ab excessu statim vitae vindicari23.

Tertuliano apunta las dos corrientes: ima, la de los valenti

nianos, que identifica la resurrección con la « agnitio verità

» V, 5,2,51ss. 20 Nótese la interpunción. No « ab excessu animae, resurrectionem

vindicantes », sino « ab excessu (cf. Just., dial 80,4 άμα τω άποθνήσκειν), animae resurrectionem vindicantes ». Tertuliano pensaria en Ireneo, adv. haer. V, 31,2,37ss y en la identidad « inferi = mundus », heterodoxa y airn pagana, que la sustentaba. Cf. Pardbolas evangélicas en san Ireneo, I, Madrid, 1972, 317ss; J. Flamant, Macrobe et le néo-platonisme latin à la fin du IV'* siècle, Leiden, 1977, 540ss.

21 Doctrina està del σώμα-σημα que de los órficos paso a los pitagó ricos. Cf. Filolao fr. 14 (Diels I2 p. 315); Cic., Hortens. fr. 88 Bait.; Jàmblico, Protr. Vili 134 p. 47,21ss Pistelli; Plat., Cratyl. 400 c. Véase O. Kern, Orphicorum fragmenta, fr. 8 p. 84s; P. Boyancé, en Rev. d. Et. Gr. 54 (1941) 160ss.

22 de resurrectione 19,7. 23 de res. 22,1. Cf. P. Siniscalco, Ricerche sul ' De resurrectione

Roma, 1966, 51s n. 45.

Page 7: Orbe, A. - Adversarios Anónimos de La 'Salus Carnis' (Iren., Adv. Haer. v, 2,2s)

ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 15

tis »24; y otra, la que sitùa en la muerte la « resurrectio ani

mae ». Mas no acaba de perfilar sus caracteristicas, ni se decide a adscribirlas a grupos distintos. Atribuye, al parecer, ambos errores a solos heterodoxos, denunciando a lo mas su perverso

influjo sobre multitud de fieles sencillos y rudos25. Al escribir su ' De resurrectione '

disponia el africano del libro Quinto ' adversus haereses ' de san Ireneo. Mas corno no

siempre distingue el Santo los dos frentes de batalla — el de los herejes y el de los eclesiàsticos simpatizantes con doctrinas heréticas —

opta Tertuliano por reducirlos a uno ùnico, ata

cando con la ' dimidia salus, dimidius homo, dimidia resurrec tio '26 la doctrina de los « despreciadores (ireneanos) de la uni versa dispositio (resp. universa resurrectio) ».

Resumiendo. Haya que leer « universam dispositionem Dei contemnunt », ο « universam dispositionem contemnunt », el

error delatado por Ireneo (en V, 2,2) se individùa a la luz de

los presuntos « ortodoxos » de V, 31,1 s. Peculiar a un grupo, tal

vez numeroso, de eclesiàsticos, sostiene: a) la resurrección del alma sola; b) en otros términos, la anàstasis del hombre inte

rior; c) tal resurrección ocurre al momento de la muerte, esto

es, al salir del cuerpo la psique; d) el cuerpo (carnai), abando

nado a la corrupción del sepulcro, no resucita; e) menosprecia

la anàstasis cabal, en cuerpo y alma, corno desestima la eco

nomia cabal, del hombre entero (' universam dispositionem ').

2. « Et carnis salutem negant »

Los que menosprecian la economia cabal del hombre, aten

tos ùnicamente a la del alma u hombre interior, no tienen

reparo en « denegar la salvación de la carne ».

Para ellos, los infiernos son el mundo en que vivimos. A

raiz de la muerte, el hombre interior — la psique — abandona

24 Cf. Iren., 1,15,2; II, 31,2 « esse autem resurrectionem a mortuis,

agnitionem ejus quae ab eis dicitur Veritatis ». Veanse algunos testimo

nios en M. L. Peel, The Epistle to Rheginos, London, 1969, 140ss. 25 De res. 2,10ss « Sic multos inretitos videmus, dum ante de resur

rectione carnis eliduntur, quam de unione divinitatis elidunt... Nam et

multi rudes, et plerique de sua fide dubii et simplices, quos instrui,

dirigi, muniri oportebit ». — Véase P. Siniscalco, Ricerche sul ' De re

surrectione '

63ss. 26 Véase màs adelante p. 31ss.

Page 8: Orbe, A. - Adversarios Anónimos de La 'Salus Carnis' (Iren., Adv. Haer. v, 2,2s)

16 ANTONIO ORBE, S.I.

los infìernos — este mundo, el cuerpo (resp. la carne) — y re

monta el vuelo al lugar supraceleste.

Qui dicunt inferos quidem esse hunc mundum qui sit se cundum nos27, interiorem autem hominem ipsorum de

relinquentem hic corpus in supercaelestem ascendere

locum23.

No despreciaban, corno los herejes, la persona del Creador; ni le discutian corno ùnico verdadero Dios. Mas, lejos de en tender la economia vinculada al cuerpo sensible, modelado de la tierra, descalificaban los misterios de la carne. Remitian definitivamente a los infìernos el cuerpo mundano, corno venido

de ellos29; y excluian la salud de la carne 20, igual que los

herejes.

3. « Et regenerationem ejus spernunt »

Los adversarios de la Salus carnis ponen igualmente en cuarentena los misterios vinculados a la carne; y en particular su regeneración.

« Regeneratio » es término equivoco. Se aplica frecuente mente al bautismo, corno en Tit 3,531, ο a la fe32, ο a la efi

27 Cf. Cic., de natura deorum II, 84 con los testimonios paralelos ad calcem en la edición de S. St. Pease ρ. 758; mi Cristologia gnostica II, Madrid, 1976, 476ss.

28 V, 31,2,37ss. — Distraidamente atribuye A. Méhat (Le « Lieu supra céleste » de Saint Justin à Origene, en Forma futuri 288s) a los valen tinianos, lo que Ireneo asigna a los presuntos « ortodoxos ».

29 En armonia con los ofìtas de Iren. 1,30,13 (en su aplicación al cuerpo de Jesus): « mundialia enim remisisse eum (Jesum) in mundo ... Et hunc maximum errorem inter discipulos ejus (resp. inter ecclesiasti cos) dicunt (ophitae), quoniam putarent eum in corpore mundiali re surrexisse, ignorantes quoniam

' caro et sanguis regnum Dei non appre

hendunt '

(1 Cor 15,50) ». 30 En consonancia con los valentinianos. Segùn V, l,2,58ss « Vani igi

tur qui a Valentino sunt, hoc dogmatizantes, uti excludant salutem car nis et reprobent plasmationem Dei; V, 31,l,4ss « haeretici enim despicien tes plasmationem Dei et non suscipientes salutem carnis suae ».

31 adv. haer. 1,21,1 (valentinianos): « Et quia ad negationem baptisma tis ejus quae est in Deum regenerationis (της εις Θεόν άναγεννήσεως) » ; Ili, 17,l,13ss « et iterum potestatem regenerationis in Deum dans disci pulis dicebat eis:

' Euntes docete omnes gentes, baptizantes eos in no

mine Patris et Filii et Spiritus sancti '

(Mt 28,19) »; V, 15,3,98ss « et quoniam... homo indigebat lavacro regenerationis, posteaquam linivit lutum super oculos ejus dixit ei (Joh 9,7):

' Vade in Siloam et lavare',

simul et plasmationem et eam quae est per lavacrum regenerationem restituens ei »; epid 3 y 7.

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 17

cacia salvifica de Cristo33 resucitadoeficacia a la cual es asociada Sta. Maria con la ' nova generatio

' ο generación vir

ginal de su hijo35. Los anónimos otorgan aqui a la « regeneratio », por ellos des

preciada, otro alcance. Se refieren a la resurrección del cuerpo, concebida corno nueva generación segiin la carne, ο restitución del compuesto humano. Ireneo la denomina, en igual sentido, « segunda generatio »:

Quoniam autem is qui ab initio condidit hominem post resolutionem ejus in terram promisit ei secundam gene· rationem, Esaias quidem sic ait...M.

Siguen algunos testimonios paleotestamentarios31, y concluye:

Demiurgo itaque et hic vivificante mortua corpora nostra, quemadmodum videre adest, et resurrectionem eis repro» mittente et de sepulchris et monumentis suscitationem et

incorruptelam donante...

Los adversarios de Ireneo, que presumian de ortodoxos, ense fiaban la regeneración bautismal y la '

regeneratio per fidem creian en la regeneración del hombre por obra de Cristo; aso ciaban a ella Su ' nueva generación

' virginal, en contraste con

la ' vieja génesis in mortem ' de Adàn. Desestimaban no obstan

te la « regeneración de la carne ». Igual que combatian la Satus

32 IV, 33,4,80ss « Quemadmodum autem relinquent mortis generationem, si non in novam generationem mire et inopinate a Deo, in signum autem salutis datam, quae est ex Virgine, per fidem regenerentur? ».

33 II, 22,4 « Omnes enim venit per semetipsum salvare; omnes, in

quam, qui per eum renascuntur in Deum, infantes et parvulos et pueros et juvenes et seniores ».

34 III, 22,481ss « Primogenitus enim mortuorum natus Dominus et in sinum recipiens pristinos patres, regeneravit eos in vitam Dei... Propter hoc et Lucas initium generationis a Domino inchoans in Adam retulit, significans quoniam non illi hunc, sed hic illos in Evangelium vitae

regeneravit ». 35 IV, 33,4,79ss « Et quemadmodum homo transiet in Deum, si non

Deus in hominem? Quemadmodum autem relinquent mortis generatio nem, si non in novam generationem... quae est ex Virgine, per fidem

regenerentur». — Cf. IV,33,11,227ss «quoniam Verbum caro erit et Filius Dei Filius hominis, purus pure puram aperiens vulvam, eam quae re ge nerai homines in Deum, quam ipse puram fecit ». Véase J. A. de Aldama, Maria en la patristica de los siglos I y II, Madrid, 1970, 300ss.

36 ν 15 1 lss 32 Is 26,19; 66,13s; Ez 37,1-10. 58 V, 15,l,41ss.

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18 ANTONIO ORBE, S.I.

carnis, impugnaban con desprecio la resurrectio {= ' secunda

generatio ') que la precedia. Enemigos del Milenio39, condenaban a igual desestima la resurrección perfecta, corpòrea.

« Dicentes non eam (carnem) capacem esse incorruptibili tatis »40. He ahi el postulado comùn a la filosofia pagana y a los herejes, compartido por los anónimos. Ireneo se extiende en su refutación, con la mira puesta singularmente en los

presuntos ortodoxos. Omite empero una circunstancia de in terés. ^Cómo podian estos salvar la ortodoxia?

Hay caminos indirectos para llegar ahi: el estudio v. gr. de Orìgenes, de la Epistola a Regino (' de resurrectione '), y del tratado tertulianeo De resurrectione. Por su medio sera

posible tal vez iluminar las premisas que hicieron valer los

anónimos; y de camino descubrir la importancia de los adver sarios de (san Justino y) san Ireneo en los siglos II y III.

Orìgenes y la ' Salus carnis '

A mi intento basta examinar el Peri arckón ( = PA). Antes de dar a conocer la doctrina propia sobre la resurrección de

los muertos, enumera el Alejandrino otras dos: una, de los

herejes que niegan la anàstasis de los cuerpos41; y otra, de

los eclesiàsticos que la entendieron mal. Importa recoger està

ùltima que coincide con la doctrina de Ireneo:

Nunc vero sermonem convertimus ad nonnullos nostro

rum — aqui entrarian s. Justino, s. Ireneo, Tertuliano —

qui vel prò intellectus exiguitate (!) vel explanationis ino

pia valde vilem et abjectum sensum de resurrectione cor

poris introducunt. Quos interrogamus, quomodo intelli

gunt ' animale corpus

' gratia resurrectionis immutan

dum42 et spiritale futurum; et quomodo quod in infir mitate seminatur resurrecturum sentiant in virtute; et

quod in ignobilitate, quomodo resurget in gloria; et quod

39 s. Justino, cLial. 80,5; Ireneo V, 32,l,lss. «ο V, 2,2,20s. 41 ΡΑ II, 10,2. 42 OrIgenes ignora la respuesta de adv. haer. V, 7,2,36ss; y la amplia

de Tertuliano, de res 52-53 y 60. — Véase ùltimamente F. Altermath, Du corps psychique au corps spirituel, Tiibingen, 1977, 104-124.

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 19

in corruptione, quomodo ad incorruptionem transferatur. Quod utique si credunt Apostolo, quia corpus in gloria et virtute et incorruptibilitate resurgens, spiritale jam effectum sit, absurdum videtur et contra Apostoli sen

sum dicere, id rursum carnis et sanguinis passionibus im

plicali {!), cum manifeste dicat Apostolus (1 Cor 15,15)... Ita namque etiam nostra corpora velut granum cadere in

terram putanda sunt; quibus insita ratio ( σπερματικός λό

γος) 43 ea quae substantiam continet corporalem, quamvis

emortua fuerint corpora et corrupta atque dispersa, Verbo

tamen Dei ratio illa ipsa quae semper in substantia cor

poris salva est, erigat ea de terra et restituat et reparet, sicut ea virtus quae inest in grano frumenti, post corrup tionem ejus ac mortem reparat ac restituit granum in culmi corpus et spicae. Et ita his quidem qui regni cae lorum haereditatem consequi merebuntur, ratio illa repa randi corporis... Dei jussu ex terreno et animali corpore corpus reparat spiritale, quod habitare possit in caelis... **.

Ireneo y Orìgenes no eran ninos, ni propensos a juicios infan tiles. No obstante, Ireneo, partidario de la ' Salus carnis ' in

genuamente entendida, acusa de vanos {' vani... omnimodo ').

ligerisimos, a sus adversarios, amigos de la sola ' Salus ani

mae ' (resp.

' hominis interioris '), origenistas ante Origenem. E1 Alejandrino, en cambio, acusa de exiguo intelecto ο de ma las explicaderas (' prò intellectus exiguitate vel explanationis inopia '), y aun de sentir bajamente sobre la resurrección del

cuerpo, a los ireneanos post Irenaeum, partidarios de la '

Salus

carnis '. E1 antagonismo resulta aùn mas fuerte en la piuma de

san Jerónimo. Escribe el monje de Belén:

Dicit ergo Orìgenes in pluribus locis, et maxime in libris De resurrectione quatuor4S, et in Expositione primi psalmi

43 Cf. s. Jerónimo, Contra Johannem Hieros. c. 26 « Et, inquit (Ori

genes), singulis seminibus ratio quaedam a Deo artifice insita, quae fu

tures materias in medullae principiis tenet. Et quomodo tanta arboris

magnitudo, truncus, rami, poma, folia non videntur in semine, sunt

tamen in ratione seminis, quam Graeci σπερματικών λόγον vocant: et in

grano frumenti est intrinsecus vel medulla vel venula, quae cum in

terra fuerit dissoluta, trahit ad se vicinas materias, et in stipulam, folia

aristasque consurgit, aliudque moritur et aliud resurgit... ». — Véase

P. Nautin, Origène, Paris, 1977, 299. 44 ΡΑ II, 10,3. — Puede verse M. Simonetti, I princìpi di Origene,

Torino, 1968, 334ss (con lugares paralelos). 45 Mejor que « in libro De resurrectione quarto ». Lo reclama la lec

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20 ANTONIO ORBE, S.I.

et in Stromatibus46 duplicem errorem versari in Ecclesia: nostrorum et haereticorum47. Nos

' simplices

' et

' philo

sarcas '48 dicere, quod eadem ossa et sanguis et caro, id

est vultus et membra, totiusque compago corporis resur

gat in novissima die: scilicet ut pedibus ambulemus, ope remur manibus, videamus oculis, auribus audiamus, cir

cumferamusque ventrem insatiabilem, et stomachum ci

bos concoquentem. Consequens autem esse qui ista cre

damus, dicere nos quod et comedendum nobis sit, et

bibendum, digerenda stercora, effundendus humor, ducen

dae uxores, liberi procreandi. Quo enim membra geni talia si nuptiae non erunt? Quo dentes, si cibi non mo lendi sunt? Quo venter et cibi si juxta Apostolum et hic et illi destruentur? ipso iterum clamante

' Caro et san

guis regnum Dei non possidebunt, neque corruptio incor

ruptionem' (1 Cor 15,50)? Haec nos innocentes et rusti cos asserit dicere49.

San Jerónimo se hace solidario de la doctrina de los ' simples,

inocentes y rùsticos ', ridiculizados por Orìgenes, que es asi mismo la de san Ireneo. Acentua, sin reparo, las secuelas ab

surdas que creia el Alejandrino descubrir en la permanencia

del cuerpo con sus componentes {huesos, sangre y carne).

Asistimos al duelo entre la ideologia de Ireneo (resp. s. Je

rónimo) y la de Juan de Jerusalén (resp. Orìgenes). El Alejan drino y sus secuaces, arguye Jerónimo, vuelven una y otra vez

sobre el corpus, no sobre la caro. Mencionan la resurrección

de los cuerpos, no de la carne. Aunque, a primera vista, les

tienen por sinónimos, jamàs se descuidan en discurrir sobre

la caro. Fingen confundirlos; en realidad no los confunden.

Quare non carnem potius nominas, ut corpus significes, et indifferenter nunc carnem, nunc corpus, ut corpus in

carne et caro in corpore demonstretur? Sed mihi crede,

tura de los cuatro MSS mas antiguos. Véase P. Nautin, Origène 296. 146 A juicio de Nautin (o.c. 297), la cita — pràcticamente literal —

provendria de los Stromata. Nautin ofrece (o.c. 298-300) la versión del

fragmento origeniano. 47 Cf. Ρ A 11,10,2 C haereticorum ') y 3 (' nostrorum ')· 48 Metodio parece haber ignorado el epiteto ùltimo, que recuerda

a los φιλδϋλοι καΐ φιλοσώμοίτοι de Orìgenes, Fragm. 85 (= Ra 216) in

Lucam·, y a la φιλοσαρκία de sus Adn. in Deuter. 16,10 (PG 17,29 B). 4' S. Jerónimo, C. Johannem Hieros. c. 25 (PL 23 P. 431). Altermath,

o.c. 105 n. 4 da por vàlida la referencia errònea « ex Hieronymi Epistola 38, alias 61, ad Pammachium (= PG 11, col. 95-97)».

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 21

non est ' simplex

' silentium tuum. Alia enim carnis, alia corporis definitio est: omnis caro est corpus, non omne corpus est caro. Caro est proprie, quae sanguine, venis, ossibus nervisque constringitur. Corpus quamquam et ca

ro dicatur, interdum tamen aethereum vel aereum no

minatur, quod tactui visuique non subjacet, et plerumque visibile est atque tangibile50.

San Jerònimo elige muy bien el campo de tiro. Segùn cate

gorias estoicas, corpus (σώμα) pasaba por sinònimo de substan tia (ούσία), ο de hyle (resp. υποκείμενου). En sentido genèrico era igualmente aplicable a las naturas espirituales, etéreas, aé reas, diabólicas invisibles y a las terrenas ο visibles de carne

y hueso. Ningùn estoico habria confundido la caro (σάρξ) con el corpus (σώμα), la especie con el gènero.

En su aplicación al dogma, invocaba Orìgenes la resurrec ción de los cuerpos. Rehuia, muy a sabiendas, el término re surrección de la carne. Quedaba asi libre para atribuir a los

creyentes redivivos una ουσία invisible, ο para denominar σώμα a la substancia congènita a cualesquier creaturas. Mientras la '

anàstasis de la carne '

le comprometia, segun la creencia de

los ' simples ', a la resurrección de una materia corruptible

infima. La antitesis entre Ireneo y Orìgenes arranca del concepto

mismo de origen: corpus (σώμα) ο caro. El obispo de Lión

se atiene al simbolo51, y hace de la resurrección de la sarx,

obvia y crudamente entendida, el objeto de la predicación apostòlica. Se adelanta a san Jerònimo hasta en los términos.

Caro est proprie —

segun éste — quae sanguine, venis,

ossibus nervisque constringitur52.

E Ireneo:

sed de ea dispositione quae est secundum verum homi nem, quae ex carnibus et nervis et ossibus consistit53.

50 s. Jerónimo, C. Johannem Hier. c. 27 <PL 23 P« 434 y 435). Conven dria transcribir todo el capitulo. Véase Y.-M. Duval, Tertullien contre

Origène sur la résurrection de la chair dans le Contra Iohannem Hiero

solymitanum, 23-26 de saint Jéróme, en Rev. des Ét. August. 17 (1971) 234s. 51 Cf. 1,10,1 « et de caelis in gloria Patris adventum ejus (Jesu

Christi) ad recapitulanda universa et resuscitandam omnem carnem

(άναστησαι πάσαν σάρκα) humani generis ». 52 C. Joh. Hier. c. 27 ubi supra. 53 adv. haer. V, 2,3,47ss.

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22 ANTONIO ORBE, S.I.

E1 monje de Belén, habitualmente inspirado en el De resurrec tione tertulianeo para su Contra Johannem Hierosolymitanum, se allega mas a Ireneo que al africano para su declaración de caro.

Orìgenes combate « abjectum sensum de resurrectione cor

poris », la resurrección de la carne, obviamente entendida. No

tiene dificultad, a partir del σώμα genèrica y estoicamente con

cebi do, en asignar a la psique racional (resp. intelecto, hombre

interior...) un cuerpo54: terreno y carnai en este mundo, ce

leste e invisible en el otro. Permanece en ambos estadios la

ratio insita (σπερματικός λόγος), que a modo de ιδίως ποιόν caracteriza al individuo humano y le mantiene a salvo, a tra

vés de los cambios cualitativos.

Digase ratio insita, είδος, ιδίως ποιόν interesa lo rigoroso

personal, con independencia del régimen efimero. El estadio

terreno, incompatible con el hombre en Dios, cede el puesto

al régimen celeste invisible. ' Ipso facto '

desaparece la substan

cia terrena, la caro, ajena a la persona del hombre esencial

(νοϋς) 55. Simbolizada en las ' tùnicas de piel ' con que revistió

el Creador al hombre, en su exilio al mundo (Gen 3,21)56,

queda definitivamente en el exilio, con el retorno del hombre

a Dios.

A parejo resultado se llega por el estudio de la suerte final

de la natura corpòrea57.

54 Incluso con miembros similares al del hombre exterior. Véase In Rom., 11,13 PG 14,912 D; Dialektos ll,16ss (cf. SC voi. 67 p. 41ss).

55 Fundamental para la impostación origeniana Stobaeus, Eclog. I p. 177ss. Wachsmuth; E. Elorduy, El Estoicismo I, Madrid, 1972, 185-189.

55 Cf. M. Simonetti, Alcune osservazioni sull'interpretazione origeniana di Genesi 2,7 e 3,21 en Aevum 36, 1962, 379s.

57 Ha proiiferado la bibliografia estos afìos ùltimos. Baste citar A.

Fierro, Las controversias sobre la resurrección en los siglos II-V, en Revista espanola de teologia 28 (1968) 3-21; H. Crouzel, Les critiques adressées par Méthode et ses contemporains à la doctrine origénienne du corps ressuscité, en Gregorianum 53 (1972) 679-714 donde alude a otro art. suyo sobre

' la doctrina origeniana del cuerpo resucitado ' segùn

las obras del Alejandrino, destinado a los voli. «Aufstieg und Nieder

gang der romischen Welt »... Principat (Homenaje al prof. J. Vogt de

Tubinga), en curso de publicación. H. Chadwick, Origen, Celsus and the Resurrection of the Body, RThR 41, 1948, 83-102; H. Cornélis, Les

fondements cosmologiques de l'eschatologie d'Origène, RSPhTh 43, 1959, 32-80; 201-247; J. Rius-Camps, La suerte final de la naturaleza corpòrea segùn el Peri Archón de Origenes, VetChr 10 (1973) 291-394; M. Alexandre,

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 23

Dios creò ' per se ' (προηγουμένως) la natura intelectiva. E1

mundo visible sobrevino a raiz de la caxda de los ' intelectos Si _por axioma el régimen final ha de responder al del prin cipio, con el retorno de los racionales al punto de origen

(άποκατάστασις), desapareeerà el mundo visible. Lo impide no obstante el dogma de la resurrección de los cuerpos.

Dos vias de solución indica el Alejandrino: A - progresivo aniquilamiento de la materia corpòrea; Β - sublimación de la natura somàtica, de hilica a espiritual: persevera la substancia

corpòrea, con mudanza de solas cualidades.

^Por qué llama el Apóstol ' temporales

' (2 Cor 4,18) — se

pregunta Orìgenes — a las cosas visibles?

Utrumne prò eo quod nihil omnino post haec erunt in omnibus illis futuris spatiis ac saeculis, quibus dispersio illa unius principii atque divisio ad unum et eundem finem ac similitudinem reparatur: an prò eo quod habitus

quidem eorum quae videntur transeat, non tamen etiam

substantia eorum omnimodis corrumpatur...?

Se dicen y son temporales — responde — no porque desapa rezcan un dia, sino porque mudaràn de cualidad.

Si enim mutabuntur caeli, utique non perit quod muta tur; et si habitus hujus mundi transit (1 Cor 7,31), non omnimodis exterminatio vel perditio substantiae mate rialis ostenditur, sed immutatio quaedam fit qualitatis, atque habitus transformatioM.

Era, al parecer, la solución de san Ireneo59. Mas yendo a ratificarla con nuevas lineas60, termina:

Le statuì des questions concernant la matière dans le Peri Archón, en

Origeniana, Bari, 1975, 63-81; B. Studer, La résurrection de Jésus d'après le Peri Archón d'Origène, Augustinianum 18 (1978) 279-309; B. Salmona, Origene e Gregorio di Nissa sulla resurrezione dei corpi e l'apocatastasi, ibid. 383-388.

Utilizo especialmente el art. de Rius-Camps. 58 Ρ A 1,6,4. 59 En adv. haer. V, 36,l,4ss « Non enim substantia neque materia

conditionis exterminatur ( ού γάρ ή ύπόστασις ούδέ ή ούσία της κτίσεως έξα

φανίζεται ) — verus enim et firmus qui constituit illam —, sed ' figura

transit mundi hujus '

(1 Cor 7,31), hoc est in quibus transgressio facta

est, quoniam veteratus est homo in ipsis. Et propter hoc figura tempo ralis facta est, praesciente omnia Deo... ».

50 Véanse las dos variantes de Rufino y san Jerónimo, en Rius-Camps. a.c. 295.

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24 ANTONIO ORBE, S.I.

Alius fortasse dicet, quoniam in ilio fine omnis substantia

corporalis ita pura erit atque purgata, ut aetheris in mo dum et caelestis cujusdam puritatis ac sinceritatis pos sit intelligi. Certius tamen qualiter se habitura sit res, scit solus Deus, et si qui ejus per Christum et Spiritum sanctum amici sunt61.

Insatisfecho de la solución ireneana, desavenido tal vez con la permanencia, en atmósfera divina, de la ousia hilica, insiste

primero en volatilizarla; y receloso enseguida de llegar ahi,

opta por reservar la cuestión a Dios y a Sus amigos. Solo las tres divinas personas son incorpóreasa. Los pro

pios ' intelectos ' subsisten merced al substrato (corpòreo). Pe

ro — se pregunta —

èson desde siempre y para siempre cor

póreos, ο pueden deshacerse, por caminos de justicia y san

tidad, de la ousia somàtica a ellos congènita63? Son corpó reos —

replica — mas con ousia capaz de transformarse:

en organismos crasos visibles (tal les ocurrió a raiz del pe cado), ο en cuerpos etéreos y espirituales (entre los hijos de la resurrección). En la anàstasis de los justos desaparecerà la carne, degeneración de la ousia congènita al intelecto; y sin

dejar de ser ' cuerpo se volverà intelecto puro, dotado de

la incorruptela de DiosM.

Inconforme aun Orìgenes, da paso a otra solución — re

frendada literariamente por Rufino y san Jerónimo —: el abandono de toda substancia corpòrea, al término de im pro

ceso de sublimación:

Sed quoniam non ad subitum omne indumentum corpo reum effugere poterant, prius in subtilioribus ac puriori bus immorari corporibus aestimandi sunt, quae ultra nec a morte vinci, nec aculeo mortis compungi praevaleant; ut ita demum paulatim cessante natura materiali, et ab sorbeatur mors et exterminetur in finem, atque omnis

ejus aculeus penitus retundatur per divinam gratiam, cujus capax effecta est anima, et incorruptionem atque immortalitatem meruit adipisci... Si ergo haec habere

« ΡΑ I,6,4 fin. «2 « Es peculiar y exclusivo de Dios, a saber, de la natura del Padre

y del Hijo y del Espiritu santo, subsistir sin substancia material y sin compafiia alguna de aditamento corpòreo »: Ρ A 1,6,4 ante finem.

« Ρ A II, 2,2. <* Ρ A II, 3,ls.

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 25

consequentiam videntur, reliquum est ut status nobis ali

quando incorporeus futurus esse credatur; quod si reci

pitur, et omnes subjiciendi Christo esse dicuntur, ne cesse est ut omnibus et hoc deferatur, in quos pervenit Christi subjectio... et ita videtur ut tunc etiam usus cor

porum cesset. Si autem cessat, in nihilum redit sicut et antea non erat65.

Sin darla por segura, Orìgenes la ofrece corno ima opciòn, atendible igual que las precedentes. Y la confirma en el pàrrafo ùltimo, donde registra por este orden las tres respuestas:

a) aniquilamiento de la substancia corpòrea en la fase final, de sumisión del universo, mediante el Cristo, al Padre;

b) sublimación de la natura corpòrea en un estado etèreo conforme a los méritos; ο transformación substancial;

c) mudamiento de la substancia corruptible (resp. mortai,

animai...) en incorruptible (resp. inmortai, espiritual...): per manece la natura primera, con transformación cualitativa66.

Ρ A 111,6 desarrolla extensamente lo mismo. Rufino y san

Jerónimo se completan: el primero urge la transformación

cualitativa, el segundo apunta hacia el régimen final incor

pòreo. A fiarnos de Justiniano 67, el « Dios todo en todos »

entrafia esto ùltimo. En compensación, se extiende Orìgenes

sobre el ' cuerpo espiritual '. Unos mismos testimonios de Es

critura se hacen valer para las dos tesis. Significativa la adver

tencia final del libro III:

Hactenus nobis etiam corporeae naturae vel spiritalis corporis ratione discussa, arbitrio legentis relinquimus, ex utroque quod melius judicaverit eligendum68.

Elija el lector — viene a concluir — de los dos desarrollos

el que mejor le pareciere: estado definitivo incorpòreo, ο ré

gimen de σώμα espiritual. Reaparece el tema en las postrimerias de la obra. El testi

monio està privilegiadamente avalorado por tres recensiones

(Rufino, s Jerónimo, Justiniano)69. De interés particular, por su tono hipotético, la versiòn jeronimiana:

« ΡΑ 11,3,3. « ΡΑ II, 3,7. Véase Rius-Camps, a.c. 297s. 67 £ρΖα. ad Mennam, en Ρ A III, 6,2s. « Ρ A III, 6,9. <f> Ρ A IV, 4,8 [35].

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26 ANTONIO ORBE, S.I.

Si quis autem potuerit ostendere incorporalem rationa

bilemque naturam, cum exspoliaverit se corpore, vivere

per semetipsam, et in pejori conditione esse quando cor

poribus vestiebatur, in meliori quando illa deponit: nulli dubium est corpora non principaliter subsistere, sed per intervalla ob varios motus rationabilium creaturarum nunc fieri, ut qui his indigent vestiantur; et rursum, cum illa

depravatione lapsuum se ad meliora correxerint, dissolvi in nihil et hac semper successione variari70.

Orìgenes tiene buen cuidado de no comprometerse. Pero, £por cuàl de las dos soluciones denuncia mayor simpatia?

Rius-Camps, que formula vigorosamente el problema y le somete a escrupuloso anàlisis, distingue dos cosas: presupues tos ideológicos, autoridades de Escritura. En atención a los

presupuestos ideológicos, subyacentes en el Ρ A — responde

Orìgenes se inclina al aniquilamiento progresivo de la substan cia corporea. En consideración a los testimonios biblicos, pre fiere la sublimación del cuerpo, de hilico en espiritual. Fluctùa adrede entre el dato revelado, favorable al régimen espiritual

del corpus, y los postulados de sesgo filosofico que conducen

a la desaparición del soma. Orìgenes platoniza (o filoniza) al

distinguir de un lado el cosmos visible, la letra de la Escritura

y la actual condición hilica; y de otro el mundo ejemplar, el espiritu de la Escritura y el estadio futuro del hombre.

Quiere, con ayuda del Pòrtico, trascender la hyle, sin renunciar a la indole corpòrea, poniendo en juego

— sobre un substrato

permanente — las cualidades constitutivas, desde la corruptela

intima hasta la incorrupción del Espiritu.

El lector echarà de ver un fenòmeno. Mientras a propò sito de la resurrección de los muertos (resp. cuerpos) invoca Orìgenes la teoria estoica de la insita ratio71 ; jamàs la men ciona para la suerte de la natura corpòrea, cuatro veces some

tida a estudio en Ρ A. No se le ocurre plantear, corno quiere san Jerònimo, el problema — estado final de la substancia

70 E pia. ad Avitum 14. Cf. m. Simonetti, / princìpi di Origene, Torino, 1968, 560; Rius-Camps, art. cit. 300.

7' ΡΑ II, 10,3. Véase arriba p. 19.

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ADVERSAR10S ANÓNIMOS DE LA SALUS CASNIS 27

somàtica — en la anàstasis de los muertos. Le sitùa en el retorno de la creación entera a la Unidad de origen. El Alejan drino distingue ambas cosas. Entiende que la anàstasis de los

cuerpos se halla manifìestamente contenida en la Tradición

apostòlica; no asi el paradero ùltimo de la substancia sensible

corpòrea. Y por lo mismo, se cree autorizado para, sin com

prometer el dogma de la resurrección, buscar vias de solución al tema libre.

Dentro del tema libre, Orìgenes se mueve con màs soltura

entre los presupuestos ideológicos que entre las autoridades

de Escritura. Mientras para el aniquilamiento de la substancia

corpòrea se funda en creencias equidistantes de la filosofia y de la teologia72; para la sublimación de lo corpòreo en espi ritual hace valer, a modo de premisa, el dogma de la anàstasis, con la mudanza del σώμα psiquico en espiritual.

Solicitado por prejuicios gentiles latentes en una intere sada lectura biblica — tales corno la '

apocatàstasis ', la in

compatibilidad de la substancia corruptible con la Unitas spi ritus, el acceso de todo racional al ejercicio libre... — no sólo

separa la anàstasis de los muertos, de la suerte final del uni

verso; da por inconcusa en el campo dogmàtico la identidad

caro = corpus, a la altura del σώμα (ύλη) estoico. Si la caro

corruptible representa en el hombre la degeneración cualita

tiva del ' corpus

' congènito al νους, y no la adición substan

tiva de nuevo ' corpus comprende uno que la anàstasis de

los cuerpos, reverso de la degeneración, sea la sublimación

también cualitativa de la 'caro' en el cuerpo primigenio del

νοϋς, por un proceso ascencional hacia la Unitas spiritus con Dios.

Ayudaba la doctrina estoica de la ουσία (υλη), sintesis de

cualidades fisicamente constitutivas73. Ya que la hyte, suj età

a cambios a la vez substanciales y cualitativos, està a merced de solas cualidades74, bien puede la ratio insita (resp. ιδίως

72 A saber, la absoluta incorporeidad de Dios, término del humano

proceso salvifico; la igualdad entre el principio y el fin; la unidad de

natura (resp. Espiritu) implicita en el « Deus omnia in omnibus »... 73 Cf. Ρ A II, 1,4. — M. Simonetti, I princìpi di Origene, 238,28. 74 Véase Plutarco, de comm. not. c. 50 (= SVF II nr. 380); Simplicio,

In Arisi. Categor. f. 56 (= SVF II nr. 389); Sext. Emp., adv. Mathem.

X,312 (= SVF II nr. 309): «Los estoicos ensefiaron que el origen de

todas las cosas proviene de un cuerpo amorfo y ùnico. Porque, segùn ellos principio de los seres (todos) es la materia destituida de cualidad

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28 ANTONIO ORBE, S.I.

ποιόν) del intelecto mantener la identidad del individuo, a

pesar del incesante cambio substantivo, desde el estadio actual hasta el etèreo y divino de la resurrección. El iterado recurso a la teoria del Portico75, autoriza a creer — no obstante el silencio sobre la ratio insita en la suerte final de la natura

corpòrea — muy faetible su aplicación a la segunda hipótesis (el proceso hacia la materia espiritual).

La misma ' ratio insita ' que mantiene la continuidad del

individuo, salva su deificación. Desaparece la caro, corno tal,

y persevera el corpus, un tiempo carnai, pero a la postre des

carnado, corno substancia del individuo espiritual. En virtud del proceso de sublimación, antitesis de la primera degenera ción, el binomio, solo aparente, cuerpo/alma (carne/psique) cede al puesto a la psique corpòrea, que segùn se allega a Dios pierde espesura y crasitud y acaba por asociarse, con un minimo de '

corporalidad ', a la condición espiritual del

Incorpòreo.

Orìgenes niega pràcticamente la ' Salus carnis ', la anàsta sis de la carne. Ensena la salvación del '

corpus ', un tiempo sarx; la anàstasis del

' corpus intelectivo ', que en este mundo

se espesó en ' caro ', y adoptó cualidades, temporalmente consti

tutivas, incompatibles con el régimen divino, a que — corno

substrato del hombre esencial (νοϋς) — estaba destinado por el Creador.

La Epistula ad Rheginum y la ' Salus carnis '

La Epistola a Regino (= EpRheg) pertenece a la biblioteca de Nag Hammadi, y es el tercer tratado del Codex Jung ( = NH C 1,3). Consagrada al tema de la resurrección76, equidista del

pensamiento valentiniano y del de Ireneo. Sin sacrificar el

vocabulario paulino, otorga nuevo alcance a la sarx y a la ' anàstasis

En sentido mas noble y verdadero dicese carne el hombre interior que

' iluminado ', redivivo, vuelve al Pleroma; y a la

mudable a través de todas; y por cambio de ella (= de la materia) nacen los cuatro elementos ».

75 Ρ A IV, 4,5ss; 111,6,4 y 7; In Johannem XIII § 127ss y § 429s (contra Heracleón).

75 E1 titulo, registrado al fin con separación del texto, es ' E1 tratado

(λόγος) sobre la resurrección (άνάστασις)

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 29

vez, en sentido histórico umbràtil, el vestido endosado por él en el mundo sensible. Un tiempo coexisten la Carne {espiritual u hombre interior) y el organismo sensible (u hombre exterior, terreno). Al morir el compuesto, el ùltimo se deshace en la

tierra de origen para no revivir, mientras la Carne (verdadera) se encumbra al reino de la Luz.

A las dos carnes responden dos resurrecciones. La prime ra — por iluminación — coincide con la muerte (mistica) del individuo al mundo y a las pasiones, previa a la destrucción del compuesto77. La segunda, vinculada a la muerte del com

puesto, es la liberación del hombre interior ( = Carne espiri tual), y su encumbramiento definitivo al alto.

EpRheg discurre sobre dos hombres, dos cuerpos, dos sarx, dos muertes y resurrecciones. Siempre, con arreglo a los dos

planos terreno y visible, espiritual e invisible, y segùn cate

gorias mil veces utilizadas por los gnósticos, fàcilmente aco modables a la ideologia de Orìgenes y Clemente Al. 78. Lo que para el vivir comùn de sentidos (y el hombre exterior) es

muerte, resulta vida para el régimen de espiritu (y el hombre

interior). Y viceversa.

EpRheg conjuga la Escritura con Platón. Otorga categoria de verdad a lo propio del hombre interior; y de fantasia al

mundo del hombre terreno. * A priori

' falta verdad en las experiencias de la sarx vi

sible. Ni la anàstasis ni la salud del cuerpo visible tienen peso alguno especifico. Ni la

* Salus

' ni la

' resurrectio carnis

' han

de situarse en el futuro, después de los seis magnos Dias.

El que es hecho salvo, seràlo inmediatamente al dejar (con la muerte del compuesto) su cuerpo. Nadie dude sobre esto... Los miembros visibles, una vez difuntos, no se salvaràn, ya que (ùnicamente) los miembros vivientes

{= del hombre interior), que estàn en ellos (latentes), son capaces de resucitar. <;Qué es pues la anàstasis? Es la revelación permanente de los que han resucitado. En

efecto, si reflexionas con la lectura del Evangelio, cómo

apareció Elias y Moisés con él, no vas a pensar de la

77 Se vislumbra el alcance de la ' prima anàstasis

' (Apoc 20,5.6) para

EpRheg. 78 Cf. mi Antropologia de san Ireneo, Madrid, 1969, 409ss.

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30 ANTONIO ORBE, S.I.

anàstasis que es una fantasia. No se trata de una fan tasia, sino de la verdad79.

E1 cuerpo visible pertenece al mundo de la fantasia. Sólo cuenta por verdadera la Carne invisible, congènita al hombre interior. Los cuerpos de Moisés (carnalmente difunto) y de Elias (cuyo sòma terreno fué probablemente consumido en el carro de fuego), tal corno se dejaron ver en la Transfìguración, dan la medida de la verdadera sarx en que resucitaràn los

justos M.

Una tradición hebrea, procedente de la Assumptìo Mosis,

y atestiguada por Josefo, Clemente Al., Orìgenes y Evodio de

Uzalum, denunciaba dos cuerpos en Moisés. Josué habria visto en espiri tu, cómo al morir en el monte se desdobló: el Moisés

corpòreo se fué al sepulcro (para corromperse definitivamente), y el otro se asoció a los àngeles para vivir con ellos81. Αύη

se acerca mas a EpRheg la paràdosis del Apocalipsis de Elias:

Después de esto, escribe, Elias y Enoc descienden (del Paraiso?) y abandonan la sarx del mundo ( κόσμος), y vuel ven a tornar su sarx de espiritu ( πνεύμα)82.

Sintomatica la distinción entre carne mundana y carne de es

piritu; que anticipa el desdoblamiento de la Sarx en nuestra

EpRheg. Habia en el mundo pagano, por influjo de Platón, y en

el hebraico, por obra de tradiciones literariamente identifica· bles (' Assumptio Mosis '

y ' Apocalypsis Eliae '), premisas que

auguraban la distinción entre las dos Sarx, celeste ο verdadera

(incorruptible), terrena y de fantasia (corruptible). La Epistola ad Rheginum suele colocarse en la segunda

mitad del siglo II. Sus ideas coincidirian en el tiempo con las de los adversarios anónimos de Ireneo (V, 2,2) y Justino (dial 80). Sin negar expresamente la ' Salus carnis ' ni la ' resurrectio

79 EpRheg 47,34 - 48,13. Véase Μ. L. Peel, The Epistle to Rheginos, London, 1969, 86ss.

80 Algo dijimos en la Cristologia gnostica I. 396ss y II. 413; anadir P. Siniscalco, Ricerche sul

' De resurrectione '

di Tertulliano, Roma, 1966, 48ss; E. Peretto, L'Epistola a Rheginos: il posto del corpo nella risurre

zione, en Augustinianum 18 (1978) 63-74. si Los testimonios reunidos en A.-M. Denis, Fragmenta pseudepigra

phorum quae supersunt graeca, Leiden, 1970, 65s. 82 Apoc. Eliae 3,91: vers. de J.-M. Rosenstiehl, Paris, 1972, 115.

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adversarios ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 31

carnis al abrigo del equivoco inherente a la sarx, su autor

impugna de forma implicita las dos cosas, corno ' fantàsticas Y sobre la misma base delatada por el obispo de Lión: « di centes non eam (carnem visibilem) capacem esse incorrupti bilitatis ».

Los partidarios de la ' Dimìdia resurrectio'

Ha intrigado muy poco a los estudiosos una incògnita plan teada por el tratado De resurrectione mortuorum de Tertu

liano. lA quiénes combate? A juzgar por los testimonios ex

plicitos, diriase que a solos herejes83. Yendo a apurar, es obvio

que muchos capitulos no van contra Marción. Lo demuestra

el uso indiscriminado de todas las Escrituras. Tampoco contra los valentinianos. Lo decide la insistencia en la anàstasis de sola psique, que tenia muy sin cuidado a los discipulos de Valentìn. El peso fuerte recae sobre unos Saduceos: no judios,

sino ' Saduceos cristianos 'M, partidarios de la resurrección ' solius animae que impugnaban la anàstasis del hombre, en

cuerpo y alma, contentos con la del alma u hombre interior.

Ya en el segundo capitalo se advierte, sin embargo, el

desconcierto de Tertuliano, al formular la ' Dimidia resurrec

tio', corno postulado de gnósticos y marcionitas:

Ita dimidiam agnoscunt resurrectionem, solius scilicet ani

mae; aspernati carnem, sicut et ipsum Dominum carnis.

Nulli denique alii {!!) salutem corporali substantiae invi

dent, quam alterius divinitatis haeretici. Ideoque et Chri stum aliter disponere coacti, ne creator carnis habeatur,

in ipsa prius carne ejus erraverunt: aut nullius veritatis contendentes eam, secundum Marcionem et Basilidem {!!),

aut propriae qualitatis, secundum haereses Valentini et

Apellen85.

El africano olvida enseguida a los herejes, y discurre a lo

largo de la obra, sin consideración a los errores cristológicos,

83 res 2,7 « hoc ferme modo dicimus ineundam cum haereticis discepta tionem ». Véase P. Siniscalco, Ricerche sul

' De resurrectione '

43. 84 res 2,2 « nunc autem ad alios Sadducaeos praeparamur »; 36,6 « ha

bes igitur Dominum confìrmantem adversus haereticos Judaeorum quod et nunc negatur apud Sadducaeos christianorum, solidam resurrectio

nem... ». 85 res 2,2-3.

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32 ANTONIO ORBE, S.I.

contra: a) la resurrección de sola psique; b) en el instante inmediato a la muerte del hombreRebate la salvación del ' dimidius homo '87 que ensefia gente amiga de identificar ani ma = homo interior y caro = homo exterior88, segiin módulos mas próximos a los eclesiàsticos89 que a los marcionitas y gnósticos. He aqui una pàgina elocuente:

Enimvero si ad fidem potius sequestrandam futurae re surrectionis, ergo et illa corporalis praescribitur, de do cumenti sui forma. Nec sustinebo dicentes, idcirco tunc resurrectionem animae soli destinatam in carnem quoque

praecucurrisse, quia non potuisset aliter ostendi resurrec tio animae invisibilis, nisi per visibilis substantiae resusci tationem. Male Deum norunt, qui non putant illum posse,

quod non putant; et tamen sciunt potuisse, si instrumen

tum Joannis norunt. Qui enim animas adhuc solas mar tyrum, sub altari quiescentes (cf. Apoc 6,9), conspectui subdidit, posset utique et resurgentes oculis exhibere sine carne. At ego Deum malo decipere non posse, de fallacia

solummodo infirmum, ne aliter documenta praemisisse

quam rem disposuisse videatur; imo, ne si exemplum re surrectionis sine carne non valuit inducere, multo magis

plenitudinem exempli in eadem substantia exhibere non possit. Nullum vero exemplum majus est eo cujus exem

plum est. Majus est autem si animae cum corpore re

suscitabuntur in documentimi sine corpore resurgendi, ut

tota hominis salus dimidiae patrocinaretur; quando exem

plorum conditio illud potius expeteret, quod minus ha beretur, animae dico solius resurrectionem, velut gustum carnis etiam resurrecturae suo in tempore. Atque adeo, secundum nostram veri aestimationem, exempla illa mor

tuorum a Domino suscitatorum commendabant quidem et carnis et animae resurrectionem, ne cui substantiae

negaretur hoc donum90.

Segùn los adversarios, las tres resurrecciones (corpóreas) del

Evangelio denuncian, en forma sensible, la anàstasis del alma; no la futura resurrección de la carne. El Sefior emplearfa

86 res 19,7; 22,1; véase arriba ρ. 13s. res 34,3.

88 res 40,2.4.6. — Cf. ibid. 45,1-16: « anima = novus homo » y « caro : vetus homo ».

89 De Ireneo V, 31-32; Justino, dial 80. » res 38,2-7.

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 33

un lenguaje sensible, somàtico, para ensenar algo incorpòreo. Hacialo asi, por acomodarse a los oyentes.

A haber podido el Salvador adoctrinarlos por via incor

pòrea sobre la futura anàstasis, habrialo hecho resucitando

solas almas. Pero, ^ còrno evocar visiblemente, al alcance de

los judios, solas psiques? Los tres casos (hija de Jairo, hijo de la Viuda, Làzaro) son otras tantas alegorias ο paràbolas sensibles de la invisible resurrección del alma.

Los émulos de Tertuliano recurriràn ima y otra vez a la

alegorfa, imàgenes, figuras, enigmas. Y el africano combatirà una y otra vez el mismo insistente recurso91 que les permitia rehuir el sentido literal, corpòreo, de las Escrituras, y otorgar una dimensión psiquica — con aplicaciones continuas al hom bre interior — a todos los pasajes literalmente alusivos a la resurrección de la carne.

Tal exegesis, sistemàticamente conducida, echàbase ya de ver entre los adversarios de Ireneo. No sólo en los textos bi blicos adaptables al Milenio, sino en todos los literalmente alusivos a la ' resurrectio carnis '. Si la caro es simbolo, imagen ο figura de la psique, es inùtil alegar Escrituras.

El recurso a la alegoria era también de gnósticos (no de

marcionitas)n. Los valentinianos habianle utilizado, a propò sito de los milagros de Jesùs, en Exc. ex Theodoto 7,593. Mas en De resurrectione (Tert.) delata a solos eclesiàsticos. Se

mejante exegesis, discurre el africano, no responde a la letra de la Escritura, y sacrifica la ' Salus hominis '.

La clàusula tertulianea « ut tota hominis salus dimidiae

patrocinaretur » evoca la universa resurrectio (V, 31,2,48) de san Ireneo. Las expresiones « dimidia (salus), dimidia resurrec

tio, dimidiatus homo »94 no disimulan el menosprecio por la salud del hombre, en cuerpo y alma.

si res 19,ls; 20,1-3; 21-25; 26-32. 92 Cf. HarnaCk, Marcion 66s y 259* s. 93 Véase mi Cristologia gnostica II. 43ss. 94 res 34,3 « aut quam indignum Deo, dimidium hominem redigere in

salutem»; 34,8 « habes totius hominis restitutionem... (11) plenitudinem exstruit resurrectionis »; 57,2 « non enim et nunc, animae solius admit

tens salutem, dimidiatis hominibus eam adscribis? Quid est credere re

surrectionem, nisi integram (= universam) credere? ».

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34 ANTONIO ORBE, S.I.

OrIgenes, la Epistula ad Rheginum y los partidarios de la ' Dimidia salus '

(segùn Tert.) — sumados a los eclesiàsticos antimilenaristas de s. Justino — permiten ampliar noticias.

Dan a conocer la extensión geogràfica, presumible en los dias de san Ireneo, de grupos eclesiàsticos de opinion, favo rables a la doctrina impugnada por el Santo (V, 2,2; 31,ls). Se

dejan sentir en Egipto, el Africa, Roma (^Asia?) y Occidente. Todos coinciden en negar la ' Salus carnis ', la ' Resurrectio carnis ', entendida caro en su alcance infimo (' quae sanguine,

venis, ossibus nervisque constringitur s. Jerónimo, C. Joh. Hier. c. 27). Ninguno impugna el dogma de la resurrección de los muertos (resp. de los cuerpos).

A conciliar posturas al parecer antagónicas, ayudaba el vocabulario. Caro y corpus se prestan a equivocos. Si se iden

tìfican (caro = corpus), pueden ser utilizados, ' per modum

unius ', en el sentido y a la altura del corpus, ο en el de caro.

Si se distinguen, corno expresiones paralelas, todavia dan lugar a desdoblarse, segun se apliquen literalmente al mundo sen

sible, histórico, ο al ejemplar, divino. De ahi el recurso a mul titud de antitesis: caro/anima (resp. corpus/anima), homo ex ter ior/homo interior, animalis homo/spiritalis homo. Y sin sa lir del extremo caro (resp. corpus), a contrastes corno caro

mundi/caro spiritus (Apoc. Eliae), caro terrena/caro vera

(Evang. sec. Phil. 72), corpus terrenum/corpus caeleste (As

sumptio Mosis) ... Tales antitesis hubieron de proliferar en ambientes influi

dos por el platonismo (resp. por Filón); y de consiguiente, en grupos de antropologia platonizante, amigos de identificar homo = intellectus, homo = anima. Obligados por el dogma de

la ' Salus hominis, resurrectio hominis ', encontraban modo de salvar el dualismo entre el alma y el cuerpo, mediante la

antitesis homo interior/homo exterior; màs aùn, mediante el recurso al νους (resp. ψυχή) y su cuerpo, entendido el σώμα segùn el Pòrtico.

En una època dominada por el sincretismo, era obvio pasar de una categoria a otra: de la caro (σάρξ) al corpus (σώμα); del

σώμα a la substancia (ουσία, ΰποκείμενον, υλη), y de la ούσία a todo ser no divino.

Por este camino, cabla prescindir en absoluto de la carne

(σάρξ), en su obvio sentido, para, con ayuda sea del plato nismo sea del estoicismo, aplicarla a toda substancia creada,

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 35

y singularmente a la espiritual ο celeste. Αύη quedaba un paso,

y le dieron tanto herejes corno eclesiàsticos. ^Por qué no hacer

del Logos, la σάρξ divina; y del Espiritu Santo, la sangre de Dios?9S.

Aparte las premisas de filosofia pagana (platònica ο estoi ca), influyó en los grupos eclesiàsticos que venimos estudiando la exegesis de la Escritura. Frente al sentido literal, acentuado

por s. Justino, s. Ireneo y Tertuliano, los partidarios de la ' Salus (solius) animae ' invocaban por sistema el sentido ale

górico, en la resurrección de la carne y en todo lo relativo a

la humana salud. Merced a la alegoria se encumbraban de la

letra al espiri tu, del corpus (caro) vulgar a la substancia (ούσία) de la psique. Quedaban asi libres para hacer valer, en su pro vecho, con solo cambio de signo, los testimonios literalmente entendidos.

La exegesis alegórica estaba al servicio de un prejuicio igualmente adverso a la letra de la Escritura y a la sarx. No viceversa. Tal mètodo enfrentàbasele con vigor ya a san Jus

tino, en pugna con los antiquiliastas (dial 80,5), y le molesta en modo particular a Tertuliano (De resurrectione) para el

desarrollo de la creencia comùn.

tQuiere esto decir que Justino, Ireneo, Tertuliano se nie

guen en principio a todas las antitesis de sus adversarios (de fensores de la ' Salus solius animae '), y a toda alegoria? Tam bién ellos acusan el influjo del platonismo y del estoicismo, en puntos muy particulares. Baste corno botón de muestra la

exegesis del Epulón y Làzaro.

Inde igitur — escribe Tertuliano — et corpulenta ani mae ex densatione solidata est et effigies ex impressione formata. Hic erit homo interior, alius exterior, dupliciter unus, habens et ille oculos et aures suas, quibus populus Dominum audire et videre debuerat, habens et ceteros

artus, per quos et in cogitationibus utitur et in somniis

fungitur. Sic et diviti apud inferos lingua est, et pauperi digitus, et sinus Abrahae96.

95 Véase mas addante p. 44ss. 96 De anima 9,8. Cf. de res 17 (con la nota 85 de PL 2,864). Puede

verse mi Pardbolas evangélicas en san Ireneo II, Madrid, 1972, 362ss.

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36 ANTONIO orbe, S.I.

E Ireneo:

Pienissime autem Dominus docuit... animas... characte rem corporis, in quo etiam adaptantur, custodire eundem et meminisse eas operum quae egerunt hic et a quibus cessaverunt, in ea relatione quae scribitur de divite et Lazaro... Per haec enim manifeste declaratum est, et per severare animas et non de corpore in corpus transire;

et habere hominis figuram ut etiam cognoscantur et me minerint eorum quae sint hic97.

Ambos, Tertuliano e Ireneo, otorgan al alma separada su cuer

po y aun miembros sensibles. No por eso justifìcan la ' re surrección de los cuerpos recurriendo al organismo (σώμα, ούσία) congènito al alma. Hay aqui su estoicismo 98, puesto al servicio de la permanencia fisica de las psiques separadas, y de la perseverancia también en ellas de la memoria sensible. Pero mientras en los partidarios de la ' Salus (solius) animae '

el estoicismo se pliega a la exegesis alegórica, en Tertuliano e Ireneo sirve a la interpretación literal. Ambos erigen en norma el sentido obvio de la Escritura, con arreglo a una

paràdosis ajena en principio a toda filosofia. Resumiendo. Los antagonistas anónimos de san Ireneo se

sitùan, sin solución de continuidad, entre los antimilenaristas de san Justino y los adversarios de Tertuliano (De resur·

rectione). Son eclesiàsticos, de sesgo platonizante, alegoristas en el trato de la Escritura, tan enemigos de la

' Salus carnis

'

corno del Milenio, lastrados con el prejuicio fundamental (ètni co), origen de todos sus errores: « dicentes non eam (carnem)

capacem esse incorruptelae » (V, 2,2,20s). En el fondo, persua didos de que la « substancia ο natura de la carne » es mala 10°.

97 adv. haer. 11,34,1. 58 véase mi Pardbolas evangélicas ert san Ireneo II. 406ss 414ss. 99 Cf. [C. Mazzucco] - E. Pietrella, Il rapporto tra la concezione del

millennio dei primi autori cristiani e l'Apocalisse di Giovanni, en Augusti nianum 18 (1978) 38ss.

100 Cf. s. Agustìn, De civit. Dei X,24.

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 37

Parte IIa

REFUTACIÓN DE LOS ADVERSARIOS ANÓNIMOS

Ireneo mantiene su esquema habitual. Primero la denuncia del error, y luego su refutación. La denimcia suele introdu cirse en forma parecida: « vani enim sunt... vani autem ... » 1M.

La refutación sigue otros caminos. Està vez, a los que impu

nemente imaginan — dentro de la Iglesia — combatir la salus carnìs (resp. la resurrectio carnis), opone dos cosas: la reden ción del hombre por la sangre del Sefìor; la Eucaristia del

cuerpo y sangre de Cristo.

Para redimir al hombre interior, a sola psique, sobra el

derramamiento de sangre. Habria notoria improporción entre

el medio y el fin. Igualmente, para nutrir al hombre interior

(resp. a la psique), sobra la Eucaristia del cuerpo y sangre del Senor. Habria improporción entre el alimento eucaristico

y su fruto.

Si autem non salvetur haec ( = caro), videlicet nec Do minus sanguine suo redemit nos, neque calix Eucharistiae communicatio sanguinis ejus est, neque panis quem fran

gimus communicatio corporis ejus est102.

Declara Ireneo dos testimonios paulinos: uno (Ef 1,7), impli cito (en V, 2,2,22), que desarrolla lineas màs tarde, con expresa

citación del Apóstol103; otro (1 Cor 10,16), que amplia poco

después, con desusada extensión104.

Ya antes habia arguido « ex redemptione per sanguinem »,

en pugna con los marcionitas 105 y con los valentinianos 106. La

redención por sangre se diluye, falta de subsistencia, entre

marcionitas y valentinianos partidarios de la no-Encarnación.

ιοί Véase arriba ρ. 9. ι® Iren. V, 2,2,21-25. 103 adv. haer. V, 2,2,25-30 « Sanguis enim non est nisi a venis et car

nibus et a reliqua quae est secundum hominem substantia, quae vere

factum Verbum Dei sanguine suo redemit nos. Quemadmodum et Aposto lus ejus ait: ' In quo habemus redemptionem per sanguinem ejus, re

missionem peccatorum '

(Ef 1,7) ». ι» adv. haer. V, 2,2,30-3,61. 105 V, 2,1,5-17. 106 V, 1,2,56-58.

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38 ANTONIO ORBE, S.I.

Sin carne tomada de mujer, y sin sangre para derramada

en cruz.

Otro aspecto prevalece ahora. Todos los eclesiàsticos en senan la estricta Encarnación y nacimiento virginal del Senior

(' ex Maria ')· En consecuencia, también la muerte en cruz, y

la efusión de sangre. ι A qué conduce — se pregunta Ireneo —

tal muerte y redención, si de ella se benefìcian solas almas,

solos hombres interiores? Ha de haber correlación entre el

Verbo que redime y los redimidos 107, entre el instrumento y la redención. Para redimir solas almas ο intelectos, habria

bastado la redención del Verbo psique; la muerte de sola alma,

por efusión de una sangre alegórica (psiquica), segùn parà metros marcionitas ο gnósticos.

Todo fluye espontàneo, conforme a la letra del Apóstol,

si el Logos nos redimió con sangre visible, material, obvia. Interesaba de lleno la carne recibida de la Virgen, porque tra taba de redimirnos, en cuerpo y alma, Hombre a hombres de su misma esencia. En la cruz muere Cristo hombre, con efu

sión de sangre salida de sus venas.

Si autem non salvetur haec (= caro terrena), videlicet

nec Dominus sanguine suo (visibili) redemit nos... San guis enim non est nisi a venis et carnibus et a reliqua

quae est secundum hominem substantia, quae vere fac

tum Verbum Dei sanguine suo redemit nos. Quemadmo

dum et Apostolus ejus ait {Ef 1,7): ' In quo habemus

redemptionem per sanguinem ejus, remissionem pecca torum '108.

El Apóstol ignora en Ef 1,7 otra sangre que la procedente « de las venas y de las carnes y de la restante substancia del

hombre ». A nadie redimió Cristo con αίμα alegórico; con san

gre del hombre interior, αίμα divino (o Espiritu Santo)109; sino

107 Cf. V, l,l,33ss « Suo igitur sanguine redimente nos Domino, et dante animam suam prò nostra anima et carnem suam prò nostris car· nibus (τήν ^σάρκα την έαυτοΰ άν-rì των ημετέρων σαρκών ) et effondente

Spiritum Patris in adunitionem et communionem Dei et hominum... ». —

Alma por alma y carne por carne: la carne Suya por las carnes ο cuerpos nuestros.

Y poco después (V, l,2,56ss): « neque enim esset vere sanguinem et carnem habens, per quam nos redemit, nisi antiquam plasmationem Adae in semetipsum recapitulasset ».

io» Iren. V, 2,2,21s 25ss. io9 Segun alegoria rebuscada e injustificable. Véase luego, p. 45s.

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ADVERSARIOS ANÒNIMOS DB LA SALUS CARNIS 39

con la que vieron correr de Sus heridas en el Pretorio ο en

el Calvario.

Mayor espacio ocupa el argumento de la Eucaristia. Y se

comprende, por su eficacia peculiar contra eclesiàsticos. Im

pugnadores de la ' Salus carnis ensefiaban, corno eclesiàsti cos: la Eucaristia del cuerpo y de la sangre de Cristo; su

eficacia, a titulo de alimento, sobre el cuerpo y sangre de los fieles.

Sobre tales premisas, declara Ireneo una frase del Apóstol

(1 Cor 10,16), citada solo por él antes de Orìgenes. A no haber

* Salus carnis ', corno pretenden ellos, « tam

poco el càliz de la Eucaristia es comunicación de la sangre del Sefior, ni el pan que rompemos es comunión de Su cuer

po »no. Ademàs de redimirnos con su sangre, el Sefior ha

querido alimentarnos por medio de su carne y sangre, corno

a miembros suyos y de la misma naturaleza. « <·Νο sabéis que

vuestros cuerpos son miembros de Cristo? » (1 Cor 6,15). « Cris to nutre y regala a la Iglesia, porque somos miembros de Su

cuerpo, de la carne de El y de los huesos de El » (Ef 5,29s). En el discurso de Ireneo se advierten dos pasos:

Uno, preliminar a la eficacia eucaristica. Denuncia la co munión substancial (' secundum carnem ') entre la Cabeza Cris

to, y los miembros. Se funda en Ef 5,30: « Quoniam membra sumus Corporis ejus, de carne ejus et de ossibus ejus ». En

tiende ' miembros ' y

' cuerpo

' en sentido obvio. Y justifica su inteligencia enunciando, a modo de proposición general

(V, 2,2,30), quoniam membra ejus sumus (επειδή μέλη αυτοϋ

έσμεν); y procediendo sobriamente a su declaración, con apoya

tura paulina y evangèlica:

Quemadmodum et beatus Apostolus ait in epistola quae

est ad Ephesios (5,30): ' Quoniam membra sumus Cor

110 adv. haer. V, 2,2,22ss. — Véase III, 18,2,31 - 3,40: «Et iterum ad

Corinthios scribens ait (1 Cor 1,23): ' Nos autem adnuntiamus Christum

Jesum crucifixum et infert (1 Cor 10,16»): ' Calix benedictionis quem

benedicimus, nonne communicatio sanguinis Christi est? Quis est au

tem qui communicavit nobis de escis? utrum is qui ab illis adfingitur sursum Christus, superextensus Horo, id est Fini, et formavit eorum

Matrem, an vero qui ex Virgine est Emmanuel, qui butyrum et mei

manducavit (cf. Is 7,14s), de quo ait propheta: * Et homo est et quis

cognoscet eum ' (Jer 17,9) ? ».

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40 ANTONIO ORBE, S.I.

poris ejus, de carme ejus et de ossibus ejus ', non de spi ritali aliquo et invisibili homine dicens haec — '

spiritus enim neque ossa neque carnes habet '

(Le 24,39) — sed de ea dispositione quae est secundum verum hominem,

quae ex carnibus et nervis et ossibus consistit...m.

Preocupa Ireneo el recurso de sus adversarios a la alegoria.

Al decir « somos miembros del cuerpo suyo {= de Cristo) », ο bien « a partir de su carne y de sus huesos », no habla el Após

tol de un Hombre espiritual e invisible. Por eso afiade « de

carne ejus et de ossibus ejus », corno quien se anticipa a figu radas interpretaciones. Le asigna carne y huesos de verdad.

« El Espiritu, segùn el propio Salvador (Le 24,39), no tiene huesos ni carnes ». Pablo alude a un hombre de veras, segùn

la economia de carne y huesos y nervios, de que se compone

su estructura.

Mas, ^cómo puede un creyente ser miembro, '

secundum

carnem ', del cuerpo de Cristo; y venir, en su organismo, de la

carne y huesos sensibles de Cristo?

Segando paso: eficacia eucaristica del cuerpo y sangre de la Cabeza sobre el cuerpo y sangre de los miembros. De la co

munión substancial ' secundum carnem ' entre Cristo y los creyentes, se sigue la eficacia

' secundum Spiritum

' del Cuerpo

del Sefior sobre el de los fieles alimentados por El; y la de la

Sangre del Salvador — también '

secundum Spiritum ' — sobre

la sangre de los cristianos. En la propia carne, el hombre « se

alimenta del càliz, que es Su sangre, y recibe incremento del

pan, que es Su cuerpo » m. El cuerpo y la sangre del cristiano

reciben manjar y bebida en orden a la inmortalidad futura, de la σάρξ y del αίμα de Cristo. En su virtud, corrompidos un

tiempo en la tierra de origen, y al parecer deshechos, resur

giràn ' secundum carnem '

para gloria de Dios. Podria en absoluto actuar el Senor sobre nuestra carne,

corno en Pentecostés: directa e inmediatamente *

secundum Spi ritum '. Escogió otra economia, otro medio proporcionado a la humana substancia. Adoptó dos elementos fisicos — uva y trigo (resp. vino y pan) — primicias de la creación sensible 113, y los

m ν 23 4349 "2 adv. haer. V, 23,49s. 112 Cf. IV, 17,5,136ss « Sed et suis discipulis dans consilium primitias

Deo offerre ex suis creaturis, non quasi indigenti, sed ut ipsi neque

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 41

eucaristizó para hacer de ellos vehiculo del Espiritu de Dios; a fin de que, convertidos en Cuerpo y Sangre de Cristo, derra maran de si a nuestro cuerpo y sangre el Espiritu de que fueron

constituidos, a raiz de la Resurrección, manantial para los

hombres.

Et quemadmodum lignum vitis depositum in terram suo fructificat tempore, et ' granum tritici decidens in terram '

(cf. Joh 12,24) et dissolutum multiplex surgit per Spiritum Dei qui continet omnia <cf. Sap 1,17), quae deinde per Sapientiam (Dei) in usum hominis veniunt, et percipientia verbum Dei {προσλαμβανόμενα τον λόγον του Θεοϋ)114 Eucha ristia fiunt, quod est Corpus et Sanguis Christi: sic et nostra corpora ex ea nutrita et reposita in terram et re

soluta in ea resurgent in suo tempore, Verbo Dei resur

rectionem eis donante in gloriam Dei Patris, qui huic mor tali immortalitatem circumdat et corruptibili incorrupte lam gratuito donat115.

Résumé Ireneo la doctrina eucaristica, mediante dos trayecto rias paralelas: desde la vid y el trigo hasta el vino y pan eu

caristicos; desde la comunión del cuerpo y sangre de Cristo

hasta la Comunión (del cuerpo glorificado) en la Gloria del

Padre. Ambas trayectorias conocen tres etapas:

infructuosi neque ingrati sint, eum qui ex creatura est panis accepit et

gratias egit dicens (Mt 26,26) : ' Hoc est meum corpus Et calicem simi

liter, qui est ex creatura quae est secundum nos, suum sanguinem con

fessus est et novi Testamenti novam docuit oblationem; quam Ecclesia

ab Apostolis accipiens in universo mundo offert Deo, ei qui alimenta

nobis praestat, primitias suorum munerum in novo Testamento ». Y no

mucho después, en IV, 18,6,123ss. Puede verse mi art. Supergrediens

angelos, Gregorianum 54 (1973) 16ss. 114 Cf. V, 2,3,37s « Quando ergo et mixtus calix et factus panis per

cipit verbum Dei (έπιδέχεται τόν λόγον τοϋ Θεοϋ) ». — En ambos casos extrafia el segundo articulo (τ. λ. τοϋ Θ.),

' el verbo del Diosque nor

malmente habria que referir al Padre (' el verbo del Padre '); pero que,

por el contexto, se ha de atribuir al Hijo, en virtud de la institución de la Eucaristia por él. La cosa es tanto mas rara, cuanto que espon tàneamente piensa uno en el influjo de 1 Tim 4,5 (αγιάζεται γάρ διά λόγου θεοϋ και έντεύξεως), donde el logos de Dios va sin articulo; en la forma

corno le cita v. gr. Orìgenes, Comm. in Matth. XI, 14: SC voi. 162 pp. 344

y 346. "5 adv. haer. V, 2,3,51-62.

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42 ANTONIO ORBE, S.I.

A] proceso del vino y pan eucaristicos.

a) primera etapa, desde la vid y el grano de trigo metidos en tierra <y muertos), hasta su resurrección en racimos de uva, y en espigas, por virtud del Espiritu de Dios, Alma ( = causa

continente) del universo 116.

b) segunda etapa, desde la resurrección (de la vid y del

grano) en racimos de uva y en espigas, hasta su conversión en

vino y pan, por virtud de la Sabiduria (de Dios) que la gobierna, para uso de los hombres. Etapa presidida, corno la primera, por el Espiritu ο Sabiduria de Dios; la cual se sirve del humano

trabajo, en beneficio del propio hombre 117, para manjar y be bida de él.

c) tercera etapa, desde el vino y pan, manjar de hombres, hasta la conversión, merced al verbo de Dios, en la Eucaristia —

Cuerpo y Sangre de Cristo — manjar de cristianos 118. Las

dos primeras etapas del proceso son naturales, gobernadas por el Espiritu ο Sabiduria de Dios: que corno Alma del universo contiene todas las cosas (cf. Sap 1,7), y corno Sabiduria rige la actividad del hombre en beneficio de solos hombres. La ter cera, de indole sobrenatural, obedece a la virtud del

' verbo

de Dios ' sobre las primicias de la creación, y se adentra en el misterio de la Eucaristia, Cuerpo y Sangre de Cristo.

B] proceso de los cuerpos glorificados.

a) primera etapa, desde que el cuerpo (del creyente) nu trido con la Eucaristia es sepultado y disuelto en la tierra de

origen, hasta que resucita al mandato del Verbo de Dios U9.

Corresponde a la primera fase del proceso anterior.

b) segunda etapa, levisimamente aludida aqui por Ireneo

y desarrollada mucho mas tarde a propòsito del Milenio: desde

116 « Et quemadmodum lignum vitis depositum in terram suo fructi ficat tempore, et

' granum tritici decidens in terram

' et dissolutum mul

tiplex surgit per Spiritum Dei qui continet omnia ». — Sobre la efìcacia naturai del Espiritu dije en Paràbolas evangélicas en San Ireneo, II, Madrid, 1972, 198-202.

ι·7 V, 2,3,54s « quae deinde per Sapientiam (Dei) in usum hominis veniunt ».

118 ibid. 55s « et percipientia verbum Dei Eucharistia fiunt, quod est corpus et sanguis Christi ».

119 V, 2,3,57s « sic et nostra corpora ex ea (Eucharistia) nutrita et reposita in terram et resoluta in ea resurgent in suo tempore Verbo Dei... ».

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 43

la ' primera resurrección ' de los justos (cf. V, 34,2) hasta su

inmediata preparación a la vista del Padre. Dura mil anos. Por

paralelo con el « in usum hominis » (lin. 54s), apunta en la clàusula (58s): « Verbo Dei resurrectionem eis donante in glo

riam Dei Patris ». La etapa que inicia con la ' prima resurrectio '

(Apoc 20,5.6) y dura lo que el reino, dispone y madura la hu mana sarx « in gloriam Dei Patris », a fin de que sea manjar de Dios. Responde a la segunda etapa del proceso precedente,

y la gobierna el mismo Verbo de Dios que determina la anàs tasis de los justos.

c) tercera etapa, el estadio definitivo, desde que Dios otorga inmortalidad a lo humano mortai, e incorruptela a la carne

corruptible del hombre, previamente dispuesta por el Verbo de Dios 120. Armoniza con la tercera fase, de conversión del vino y

pan en la Sangre y Cuerpo de Cristo. La sarx del hombre se nutre para siempre, directamente, del Espiritu de Dios,

' Pan de inmortalidad al modo corno la propia Carne (y Sangre) de Cristo se alimentaba, para siempre

— a raiz de su Resurrec

ción y Ascensión — del Espiritu del Padre. El paralelo, rigorosamente llevado en tres etapas, se presta

a consideraciones. La dispensación de Dios sobre el hombre res

peta las leyes de la materia: de un lado estàn el vino y pan

terrenos, sobre que opera '

el verbo de Dios '

para convertirlos

en el Cuerpo y Sangre de Cristo, manjar y bebida del cuerpo y

sangre consubstanciales del cristiano; de otro, el cuerpo (subs tancialmente) mortai y corruptible del hombre, vestido (cuali

tativamente) de athanasia e incorruptela.

El proceso desde el trigo y la vid hasta el Cuerpo y Sangre

(eucaristicos) se perpetùa, sin solución de continuidad, con la

trayectoria desde el cuerpo y sangre del hombre, alimentado

con la Eucaristia, hasta su vestición en el Espiritu del Padre.

A la Eucaristia — Cuerpo y Sangre de Cristo (V, 2,3,56) — « pan

perfecto del Padre », durante la etapa previa a la eternidad,

sucede en la consumación « el Espiri tu {inmediato) del Padre, Pan de inmortalidad » m.

i2" ibid. 59ss « qui (Deus Pater) huic mortali immortalitatem circum

dat et corruptibili incorruptelam gratuito donat ». 121 Cf. IV, 38,l,23ss « Et propter hoc, quasi infantibus, ille qui erat

panis perfectus Patris lac nobis semetipsum praestavit, quod erat se

cundum hominem ejus adventus, ut, quasi a mammilla carnis ejus nu

triti et per talem lactationem assueti manducare et bibere Verbum Dei,

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44 ANTONIO ORBE, S.I.

Efìcacia del argumento ex Eucharistia

Convenceria el discurso de Ireneo a los eclesiàsticos anó

nimos? La respuesta servirà a confirmarnos en su identidad.

Fieles a las premisas que les orientaban hacia la ' Salus (solius) animae tuvieron que impugnar asimismo el argumento ire neano

' ex Eucharistia Escribe Clemente Alejandrino:

El Logos ha querido que la sangre de la uva se mezclara

con agua, asi corno Su (propia) sangre està en mezcla con

(la) salvación. La sangre, en efecto, del Senor es doble: una, su sangre carnai (το μέν... σαρκικόν) con la cual he mos sido redimidos de la corrupción; y otra, la espiritual (το δε πνευματικόν), con la que hemos sido ungidos. Esto es beber la Sangre de Jesùs: participar en la incorruptela del Sefior; fuerza (ισχύς) empero del Logos es el Espiritu, corno la sangre (lo es de la) carne m. En consecuencia,

mézclase por analogia el vino con el agua, de un lado,

y el Espiri tu con el hombre, de otro: el uno — la mezcla

(de vino con agua) —· nutre en orden a la fe; mientras el

otro — el Espiritu — conduce a la incorruptela. A su vez,

la crasis de ambos — a saber, del càliz ( = crama de vino con agua) y del Logos ( = mezcla del Espiritu con el hom bre, en Cristo) — se llama Eucaristia: gracia loable y

hermosa; quienes de ésta participan conforme a la fe

son santifìcados en cuerpo y alma...123.

Distingue el Stromateùs en el Salvador dos especies de sangre:

la carnai, con que fuimos redimidos, por efusión en la cruz;

y la espiritual, con que fuimos ungidos y santifìcados. La san

gre de la Eucaristia es està segunda, corno bebida que nos hace

participes en la fuerza del Espiritu divino del Senor124.

El recurso a la doble sangre indica el camino por donde los

eclesiàsticos, al estilo del Stromateùs, enervarian el argumento ireneano ' ex Eucharistia '.

La distinción paso, sin cambio relevante, al comentario de Orìgenes ad Ephesios. La testimonia literalmente san Jerónimo

(resp. Orìgenes):

et eum qui est immortalitatis Panis, qui est Spiritus Patris, in nobis ipsis continere possimus ».

122 Cf. Paed 1,39,2. 123 Paed 11,19,3-20,1. m Cf. Th. Camelot, L'Eucharistie dans l'Ecole d'Alexandrie, en Divi

nitas 1 (1957) 81.

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 45

Dupliciter vero sanguis Christi et caro intelligitur; vel spi ritualis illa atque divina, de qua ipse dixit (Joh 6,56):

' Caro mea vere est cibus, et sanguis meus vere est potus Et '

Nisi manducaveritis carnem meam et sanguinem meum

biberitis, non habebitis vitam aeternam ' {ibid. 54). Ve]

caro et sanguis quae crucifixa est et qui militis effusus est lancea (cf. Joh 19,34). Juxta hanc divisionem et in sanctis ejus diversitas sanguinis et carnis accipitur, ut alia sit caro quae visura est salutare Dei, alia caro et sanguis quae regnum Dei non queant possidere125.

Habla aqui el Alejandrino. San Jerónimo, que pràcticamente le transcribe, deja pasar — por los anos 387/389 —126 una dis tinción incompatible con la ideologia (tertulianea) que harà valer con tanto brio C. Johannem Hierosolymitanum — hacia el 396 — en pugna con la doctrina de Orìgenes 127.

Segùn doctrina de Orìgenes, la sangre derramada por la herida del costado responde a la carne de Cristo crucificado. Y a la sarx puesta en cruz hacen eco « la carne y sangre que

no han de heredar el reino de Dios » (1 Cor 15,50); en otros tér minos, la caro (visibilis) terrena en oposición a la invisible

espiritual. El Alejandrino sienta asi las bases para aplicar a la Eu

caristia una distinción anàloga a la que introduce a propòsito de la resurrección de los cuerpos:

Manifestum est autem quoniam veram escam et verum

potum manducabimus et bibemus in regno Dei, aedifican tes per ea et confortantes verissimam illam vitam. Et

quod dicit (Mt 26,26.27) ' Accipiens Jesus panem ', similiter

et ' accipiens calicem ', qui parvulus quidem est in Christo

et in Christo adhuc carnalis, intelligit communiter; pru dentior autem quaerat a quo

' accipiens Jesus '...m.

Y pocas pàginas antes:

Panis iste quem Deus Verbum corpus suum esse fatetur

(cf. Mt 26,26ss), verbum est nutritorium animarum, ver

125 s. Jerónimo, ad Ephesios 1,7 PL 26 P. 553. 125 Afios de redacción de los Commentarla in Epist. ad Philem., Gal.

Ephesios, Tit. 122 Cf. Υ. M. Duval, Tertullien contre Origene sur la résurrection de

la chair dans le Contra Iohannem Hierosolymitanum, 23-26 de saint Jé

ròme, en Rev. des Etudes August. 17 (1971) 227-278. 128 Orìgenes, Series 86 in Matthaeum PG 13,1735 D-1736 A.

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46 ANTONIO ORBE, S.I.

bum de Deo Verbo procedens, et panis de Pane Caelesti,

qui positus est super mensa de qua scriptum est {Ps 22,5): '

Praeparasti in conspectu meo mensam adversus eos qui tribulant me Et potus iste quem Deus Verbum sangui nem suum fatetur, verbum est potans et inebrians prae clare corda bibentium, qui est in poculo de quo scriptum est:

' Et poculum tuum inebrians quam praeclarum est!

'

Et est potus iste generatio vitis verae quae dicit (Joh 15,1): ' Ego sum vitis vera Et est sanguis uvae illius, quae

missa in torcular passionis protulit potum hunc; sicut et

panis est verbum Christi factum de tritico ilio quod ca dens in terram (cf. Joh 12,24s) multum reddidit fructum. Non enim panem illum visibilem quem tenebat in mani bus, corpus suum dicebat Deus Verbum, sed verbum in

cujus mysterio fuerat panis ille frangendus. Nec potum illum visibilem sanguinem suum dicebat, sed verbum in

cujus mysterio potus ille fuerat effundendus. Nam corpus Dei Verbi, aut sanguis, quid aliud esse potest, nisi verbum

quod nutrii et verbum quod laetifìcat cor? 129.

No disimula Orìgenes el poco aprecio que le merecen quienes tanto estiman el pan y el vino eucaristicos, corno Carne y San

gre de Cristo, manjar y bebida de su propio cuerpo y sangre.

Los simples (τοις μεν άπλουστέροις ) entiendan el pan y el càliz en el signifìcado mas comùn, esto es, referidos a la

Eucaristia. Los que han aprendido a inquirir un sentido mas profundo, entiéndanlos en un signifìcado mas divino,

corno referidos a la promesa del verbo de verdad que nutre 130.

El Alejandrino persevera en sus antiguas posiciones 131. Atiende

al manjar y bebida de las almas, al verbo de verdad que nutre el intelecto. Lo humilde y bajo — cuerpo y sangre vulgares —

es inefìcaz, inùtil, pues no santifica. Jamàs se le ocurre urgir

129 Ser. 85 in Matthaeum. Cf. E. Klostermann, E ine Stelle des Ori genes, en ThStKr 103, 1931, 195-8.

ι» In Johannem XXXII § 310. 131 Cf. igualmente Comm. in Matth. XI,14 (SC voi. 162 p. 346s): «Si

lo que entra por la boca va al vientre y termina en el muladar, el ali mento santificado por la palabra de Dios y la invocación (cf. 1 Tim. 4,5), en cuanto materia va al vientre y termina en el estercolero; mas por cuanto llegó a él la oración, segùn la analogia de la fé, tórnase eficaz y causa, para el intelecto, de la mirada con que contempla lo eficaz ».

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CAKNIS 47

la efìcacia de la sarx y αίμα de Cristo, ocultos en el pan y vino de la Eucaristia, en orden a la incorruptela de la humana carne m.

A diferencia de Clemente y Orìgenes, que tan espontànea mente eclesiastizan distinciones de herejes133, Ireneo solo co noce una sarx, la visible y obvia, mortai y corruptible, Hamada a heredar el reino de Dios 134; y una sangre, la que fluye de las

venas y demàs substancia del hombre vulgar. Si el dogma de la resurrección se ha de entender al modo de los simples, igual mente el de la Eucaristia. Ambos tienen un comùn denomina

dor, el cuerpo y sangre visibles. Seria temerario atribuir a los anónimos de Ireneo (V, 2,2s)

todos los matices de la doctrina origeniana, ο clementina. El

Stromateùs y Orìgenes orientan sin embargo hacia el error com

batido por el Santo. El empefio por alegorizar lo humilde — carne y sangre

— en el eschaton humano encubre una ten

dencia bien definida, que relega a la sombra lo relativo al

σώμα σαρκικόν. Màs aùn, al silencio. Arranca, corno de axioma,

de la corrupción necesaria de la sarx; y confunde la substancia

con sus propiedades congénitas. Sin denunciarlo supone el

aforismo aquel: Està de sobra la dynamis no reducida al acto135.

Una ουσία (φύσις) cabal, en posesión de todas las potencias, no puede mantenerse en vida sin el ejercicio normal de todas

ellas. Redivivos hombres y mujeres, deberàn nutrirse, dormir, contraer matrimonio, multiplicarse.

Ireneo parte de un principio, formulado implicitamente en

Gen 1,26 y 2,6: el hombre ha sido plasmado, en carne visible y terrena, a imagen y semejanza de Dios. En su dia, el cuerpo

humano revestirà, sin dejar de serio, la Incorruptela caracte

ristica del Espiri tu de Dios. Superadas las potencias y actos

congénitos a la natura carnai, se ejercitarà ' para siempre

' en

las potencias y actos del Espiritu.

132 Sobre otras peculiaridades de su doctrina eucaristica. Τη. Camelot, L'Eucharistie dans VEcole d'Alexandrie, en Divinitas 1 (1957) 82ss.

133 Cf. Evangelio segitn Felipe § 23 y § 72. Véase mi Cristologia

gnostica I. 396ss. 234 Segùn demonstrarà largamente en adv. haer. V, 9-14. 135 Véase Tertuliano, de res. 60.

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48 ANTONIO ORBE, S.I.

Mucho mas simple que el andamiaje, entre filosofico y escriturario, de los alejandrinos, el pensamiento del Santo es bastante menos vulgar de lo que imagina Orìgenes. Define muy bien las fronteras entre la substancia (resp. natura) y las cua

lidades; entre las congénitas a la natura humana y las gratuitas,

sobrenaturales, que le otorga el Creador, con arreglo a su des

tino. Y corno todo lo ireneano, hunde sus raices en el realismo

espontàneo de un lector, también espontàneo, de la Escritura.

La alegoria, al servicio del dualismo platonizante, cede el puesto a la letra inmediata.

El obispo de Lión hace valer la economia cabal (' universam

dispositionem ') del hombre. Dentro mismo de esa economia, se le ofrecen tres opciones: a) equilibrio perfecto de ambos

componentes; b) predominio del alma sobre el cuerpo; c) pre dominio del cuerpo sobre el alma. De las tres opciones, Ireneo

elige la tercera. Segùn él, no es el hombre por igual cuerpo

y alma; mucho menos, primero alma y después cuerpo. Sino

primeramente plasma, y después animado con la psique puesta al servicio del cuerpo. Màs aun, prefiere hablar de ' carne

por su frecuencia en la Escritura, y también porque, a diferen cia de '

cuerpo ', no tiene categoria filosofica, ni en sentido obvio se presta a equivocos.

Ireneo afina mucho màs que Tertuliano. Escribe este una

vez:

Videamus nunc de propria etiam christiani nominis for ma, quanta huic substantiae {= carni), frivolae ac sordi

dae, apud Deum praerogativa sit: etsi sufficeret illi, quod nulla omnino anima salutem possit adipisci, nisi dum est in carne crediderit: adeo caro salutis est cardo136.

Asoma aqui un elemento extrafio a Ireneo, y que viene apurado enseguida:

De qua (carne) cum anima Deo alligitur, ipsa est quae efficit ut alligi possit. Sed et caro abluitur ut anima ema culetur, caro unguitur ut anima consecretur, caro signa tur ut anima muniatur, caro manus impositione adumbra tur ut anima spiritu illuminetur, caro corpore et sanguine Christi vescitur ut et anima Deo saginetur. Non possunt ergo separati in mercede, quas opera conjungit137.

136 res 8.1s. 137 res 8,2s. — La idea ùltima se repite en res 15,1-8 y 33,9.

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CAJRNIS 49

Antes de ahora se ha llamado justamente la atención sobre

los grandes aciertos de Tertuliano 138. Si la carne fué necesaria

— discurre el africano — para la santificación del alma, tam bién ella deberà unirsele en el premio. Lo cual supone que la santificación afecta '

per se ' a la psique, no al cuerpo; y que la carne es simple medio, en este mundo, para limpiar, con

sagrar, custodiar, iluminar y robustecer sacramentalmente al

alma. El argumento tiene su peligro, y darà lugar a una fàcil

retorsión, atestiguada, sin darse cuenta, por el propio Tertu

liano U9. No porque alguien se haya ejercitado en limosnas, ha de llevarlas al cielo. Bien podria la psique merecer en un régi men de carne (terrena), y ser premiada en régimen de cuerpo celeste140, siempre que haya sido ella la ùnica responsable.

Ireneo discurre de otro modo. La sarx no se supedita a la

psique, sino al revés. Aunque con el cuerpo se santifique el

alma, es ésta la que, por su indole racional y libre, se ordena

a santificar meritoriamente el cuerpo. La eficacia de los sacra

mentos afecta '

per se '

a la sarx; y sólo a titulo de instrumento

conjunto a la psique. En la frase tertulianea (' caro corpore et sanguine Christi

vescitur ut et anima Deo saginetur '), el obispo de Lión omi tiria el anima. La carne del cristiano se alimenta con el Cuerpo

y Sangre de Cristo, para que en su dia se nutra también (direc

tamente) de Dios Padre. Sin negar por eso, que a una con el

cuerpo se santifique también el alma: primero aqui, y después

en la eternidad M1. Omite (en V, 2,3) la eficacia de la Eucaristia sobre la psique, porque no le interesa en orden a la

' Salus

carnis Sàlvese ο no el alma, el Cuerpo y Sangre (eucarfsticos)

cumplen su misión primordial, por su eficiencia sobre el cuerpo

138 cf. Ρ. Batiffol, L'Eucharistie. La Présence réelle et la transubstan·

tiationJ, Paris, 1920, 213. 139 res 16. 140 cf. Tert., res 56,1. mi Cf. adv. haer. Ili, 17,2,32ss « Sicut enim de arido tritico massa

una fieri non potest sine humore neque unus panis, ita nec nos multi unum fieri in Christo Jesu poteramus sine aqua quae de caelo est. Et sicut arida terra, si non percipiat humorem, non fructificat, sic et nos,

lignum aridum exsistentes primum, numquam fructificaremus vitam sine

superna voluntaria pluvia. Corpora enim nostra per lavacrum illam quae est ad incorruptionem unitatem acceperunt, animae autem per Spiritum. Unde et utraque necessaria, cum utraque proficiunt in vitam Dei ».

Page 42: Orbe, A. - Adversarios Anónimos de La 'Salus Carnis' (Iren., Adv. Haer. v, 2,2s)

50 ANTONIO ORBE, S.I.

y sangre del cristiano: en orden primeramente a su resurrec

ción, y mas tarde a su Salud perfecta con la vista de Dios Padre:

Sic et nostra corpora ex ea { = Eucharistia) nutrita et

reposita in terram et resoluta in ea resurgent in suo tem

pore, Verbo Dei resurrectionem eis donante, in gloriam Dei Patris142.

A juzgar por el paralelo (V, 2,3,51-62) 143, el sacramento del Cuer

po y Sangre de Cristo se ordena, en ùltima instancia, a hacer del cuerpo y sangre de los predestinados, manjar y bebida de Dios Padre. En virtud, no del verbo de Dios, sino del Espiritu del Padre infundido sobre el cuerpo y sangre del Hombre total

(Cristo y sus miembros), la humana Caro pasa a ser manjar definitivo de Dios. Y juntamente, el Espiritu del Padre se con vierte en Pan de Incorrupción (resp. de άθανασία)144 para el

Hombre.

Conclusión

lA quiénes se refiere s. Ireneo en adv. haer. V, 2,2-3? El Santo los presenta en grupo anàlogo al de los docetas ο valen

tinianos (de V, 1,2), los ebionitas (de V, 1,3) y los marcionitas

(de V, 2,1). Espontàneamente nadie piensa en eclesiàsticos. El

anàlisis nos ha conducido, sin embargo, a los anónimos de

V, 31,ls: eclesiàsticos de sentimientos heréticos, amigos de una

resurrección imperfecta, no corpòrea (resp. de una '

Salus ani

mae ', ' Dimidia salus ')·

Adversarios de la ' universa dispositio ', eran ya conocidos

desde los dias de s. Justino (dial 80,4s). Su doctrina hallo eco

en la Epistula ad Rheginum, presentò batalla a Tertuliano

(' De resurrectione '), y se desarrolló abigarrada en Orìgenes.

Admitido, en principio, el dogma de la resurrección de los

muertos (resp. de los cuerpos), recurrian, corno los herejes, a axiomas de sesgo platònico y estoico, y a la exegesis alegórica de la Escritura. Eran tan fàciles en pasar de la caro al corpus

V,2,3,57ss. — Cf. V,31,2,47ss «post recipientes corpora et perfecte (δλοκλήρως) resurgentes, hoc est corporaliter (σωματικώς), quemadmodum et Dominus resurrexit, sic venient ad conspectum Dei ».

M3 Analizado arriba p. 41. 144 Cf. IV, 38,l,28s. Véase arriba ρ. 43s. n. 121.

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 51

— término este muy genèrico y por ende ambiguo —, corno

de la caro obviamente entendida a la sarx espiritual. Ireneo vióse obligado a luchar con ellos disipando equi

vocos. No le valla denunciar solos prejuicios de ideologia pa gana. E1 mayor peligro estaba en su aplicación a la Escritura. Unos y otros creianse hijos de la Iglesia. Pero mientras los

anónimos invocaban el sentido espiritual, el Santo se aferraba a la letra obvia.

tA dónde recurrir para resolver el conflicto de la doble

paratela exegesis? La ' paràdosis

' apostòlica, muy explicita so

bre el dogma de la ' resurrectio carnis ' (resp.

' corporis '). no

lo era tanto sobre el alcance de corpus (' caro ')· La ensefianza de la Escritura — alegórica ο literalmente asequible — tampoco se definia a si propia. Precisaba el argumento de analogia, invo

cando dogmas de obvio sentido literal: la ' redemptio per san

guinerò '

y la eficacia de la Eucaristia, Cuerpo y Sangre de

Cristo. <Qué significado tiene la redención en la cruz, por derra

mamiento de una sangre alegórica; ο la Eucaristia de un Cuerpo

y Sangre pneumàticos? A fiarnos de Clemente y Orìgenes, con su ' doble (cuerpo

y) sangre ' de Cristo, pudieron lògicamente defenderse los anó

nimos, de los argumentos del Santo. Mas no conforme al sensus

Ecclesiae. Ireneo tuvo el acierto de presentar batalla en un

campo donde la lògica se viera destituida del màs elemental

instinto cristiano. A los equivocos incontrolables en torno al

corpus (resp. caro) opone el sentido literal ùnico, en sus apli

caciones varias: a la muerte redentora de Cristo, a la Euca

ristia de su Cuerpo y Sangre, a la resurrección de los justos

(resp. a la ' Salus carnis '). El obvio y humilde sentido de los

άπλούστεροι, desestimados por Orìgenes y los alegorizantes.

Desde el punto de vista literario, las pàginas de san Ireneo

aqui analizadas llevan a una conclusión de sumo interés. Ya en

los primerisimos capitulos del libro Quinto (adv. haer.), el Santo

piensa en los herejes de la ' Salus carnis ' y en los eclesiàsticos,

contrarios a la ' Resurrectio (' Salus ') carnis ', de V, 31,ls. Ca

racteriza a los ùltimos, corno despreciadores de la ' Universa

dispositio partidarios de la ' Salus (solius) animae ', y amigos,

para justificar su actitud, de la exegesis alegórica de la Escri

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52 ANTONIO ORBE, S.I.

tura. Son los mismos que negaban, segùn s. Justino (dia7 80), el Milenio, y seràn largamente impugnados por Ireneo en los

capitulos finales de la obra. El libro Quinto està armònicamente concebido en oposi

ción a los herejes {marcionitas y gnósticos), enemigos de la ' Salus carnis y también contra los que, dentro de la Iglesia, limitan la resurrección y salud del hombre a la del hombre

interior, con absoluto silencio y aun desestima para la resurrec ción y salud de la ' carne ' comùn.

La extensión otorgada a estos ùltimos, en su primera pre sentación (V, 2,2s), da a entender la importancia que le mere cian. Tanto mas peligrosos, cuanto mejor disimulaban, al so caire de una exegesis

' espiritual

' de la Escritura, la quintaesen cia de los prejuicios paganos.

Al lector hodierno del adv. haereses V°, tócale seguir para lelamente la trayectoria de los herejes y la de los eelesiàsticos

platonizantes, en su comùn animadversión contra la carne vul

gar y sobre todo en su recurso a la exegesis (alegórica) de la

Escritura. Lo que los gnósticos entienden a rigoroso nivel espi ritual, los eelesiàsticos anónimos lo conciben a nivel psiquico. Tendràn sus diferencias, pero màs de una vez se acordaràn en

puntos comunes contra la fe '

simple '

de Ireneo. El arma del

Santo serà siempre la misma: la exegesis literal, inmediata, de la Escritura; la impostación simple, vulgar, de los dogmas. Segùn la cual la carne quiere decir carne, y la sangre sangre.

Antonio Orbe, S.i.

SUMMARY

Το whom is St. Irenaeus referring in Adv. Haer. V, 2,2-3 ? The

saint presents them in a group analogous to the docetists or valen

tinians (of V, 1,2), the ebionites (of V, 1,3), and the marcionites (ofV,2,l). No one thinks spontaneously of ecclesiastics. Yet analy sis has led us to the anonymous group of V, 311 f: equivocai ec

clesiastics, favoring an imperfect, non-corporeal resurrection (or a

« Salus animae », « Dimidia salus »). Adversaries of the « universa dispositio », they were known from

the days of St. Justin (Dial. 80,4 f.). Their doctrine was echoed in

the Epistula ad. Rheginum, offered battle to Tertullian (De Resur

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ADVERSARIOS ANÓNIMOS DE LA SALUS CARNIS 53

rectione), and was unfolded with variations in Origen. Admittedly, at the beginning, the dogma of the resurrection of the dead (or of

the bodies), had recourse, as did the heretics, to axioms which

had a platonic or stoic slant, and to allegorical exegesis of Scrip ture. One passed easily from caro to corpus — a term which was

very generic and hence ambiguous — as from caro in the obvious

sense to spiritual sarx.

Irenaeus felt obliged to combat them by removing the equivoca

tions. It did no good to denounce opinions which were just pre

judices of pagan ideology. The greater danger lay in their applica

tion to Scripture. Both parties believed that they were sons of

the Church. However, whereas the anonymous group invoked the

spiritual sense, the saint held to the obvious literal meaning.

To what could he have recourse to resolve the conflict of the

doublé parallel exegesis? The apostolic « paradosis », very explicit

on the dogma of the « resurrectio carnis » (or « corporis »), was

not equally explicit on the range of meaning of « corpus » (« caro »).

The teaching of Scripture, attainable allegorically or literally, like

wise was not self-defìning. He determined the argument from

analogy, citing dogmas of obvious literal sense: the redemptio per

sanguinem and the efficacy of the Eucharist, the Body and Blood

of Christ. What would be the meaning of a redemption on the

cross by the shedding of allegorical blood? Or a Eucharist of a

spiritual Body and Blood?

If we were to take the word of Clement and of Origen, with

their « doublé (body and) blood » of Christ, the anonymous writers

could defend themselves logically against the arguments of the

saint. But not in conformity with the sensus Ecclesiae. Irenaeus

had the skill of offering battle on a field where logie finds itself

destitute of the most elementary Christian instinct. To the un

controllable equivocations regarding corpus (or caro) he opposed

the single literal sense, in its various applications : to the redemptive

death of Christ, to the Eucharist of his Body and Blood, to the

resurrection of the just (or the Salus carnis). It was the obvious

and humble sense of the απλούστεροι, held in low esteem by Origen

and the allegorizers.