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Dr. Héctor Godinéz Jiménez
Aunque el comercio internacional siempre ha sido importante, a partir del
siglo XVI empezó a adquirir mayor relevancia; con la creación de los
imperios coloniales europeos, el comercio se convirtió en un instrumento
de política imperialista. La riqueza de un país se medía en función de la
cantidad de metales preciosos que tuviera, sobre todo oro y plata. El
objetivo de un imperio era conseguir cuanta más riqueza mejor al menor
coste posible. Esta concepción del papel del comercio internacional,
conocida como mercantilismo, predominó durante los siglos XVI y XVII.
El comercio internacional empezó a mostrar las características actuales
con la aparición de los Estados nacionales durante los siglos XVII y XVIII.
Los gobernantes descubrieron que al promocionar el comercio exterior
podían aumentar la riqueza y, por lo tanto, el poder de su país. Durante
este periodo aparecieron nuevas teorías económicas relacionadas con el
comercio internacional.
ORÍGENES DEL COMERCIO
INTERNACIONAL MODERNO
Comprende todas las actividades comerciales de intercambio
de bienes y servicios orientadas a la introducción de
productos/servicios de consumo final, intermedios y de capital;
del extranjero a un país y la salida de éstos a otros países
Los bienes pueden definirse como productos finales,
productos intermedios necesarios para la producción de los
finales o materias primas y productos agrícolas. El comercio
internacional permite a un país especializarse en la producción
de los bienes que fabrica de forma más eficiente y con
menores costes. El comercio también permite a un Estado
consumir más de lo que podría si produjese en condiciones de
autarquía.
Por último, el comercio internacional aumenta el mercado
potencial de los bienes que produce determinada economía, y
caracteriza las relaciones entre países, permitiendo medir la
fortaleza de sus respectivas economías
Dr. Héctor Godinéz Jiménez
Dimensión
Comercio Internacional Mercadeo Internacional
Actores Países Empresas
Cruce de fronteras Siempre No siempre
Impulso Ventaja Comparativa Decisiones Gerenciales
Fuentes de Información Balanza Comercial Archivos de la empresa
ACTIVIDADES DE
MERCADEO
Compra y venta Siempre Siempre
Distribución Siempre Siempre
Precios Se suman Se elaboran
Investigación mercado No Siempre
Desarrollo de Producto No Siempre
Canales de distribución No Siempre
Promoción No Siempre
Objetivo Equilibrio Balanza Pagos Ganancias
Ámbito jurídico Derecho Público Derecho Privado
DIFERENCIAS ENTRE COMERCIO Y MERCADEO INTERNACIONAL
La importancia del comercio internacional varía en función de cada
economía nacional. Ciertos países sólo exportan bienes con el fin de
aumentar su mercado nacional o para ayudar en el aspecto económico a
algunos sectores deprimidos de su economía. Otros dependen del
comercio internacional para lograr divisas y bienes para satisfacer la
demanda interior.
El comercio internacional permite un incremento en la capacidad de
consumo (calidad y cantidad), permite la creación de ganancias a las que
posiblemente no se accedería en una economía cerrada. Ahora bien, el
comercio internacional debe beneficiar a ambas partes, en caso contrario,
no existiría.
Durante los últimos años se considera al comercio internacional como un
medio para fomentar el crecimiento de una determinada economía; los
países menos desarrollados y las organizaciones internacionales están
fomentando cada vez más este patrón de comercio. El comercio y los
medios de pago internacionales ya fueron estudiados por los griegos, si
bien de forma poco profunda.
Tras el periodo medieval y el surgimiento de los Estados modernos, la
Economía Internacional adquirió gran importancia en el pensamiento
económico de la sociedad renacentista, constituyéndose en el eje de la
doctrina mercantilista.
En efecto, esta doctrina, aunque multiforme y preanalítica en casi todos
los temas abordados tuvo bastante homogeneidad en el tratamiento y
conclusiones sobre la economía internacional. De hecho, la
denominación de «mercantilismo» proviene de A. Smith y tiene su origen
en la más predominante de las doctrinas de los autores de este periodo:
la teoría del superávit en la balanza comercial. A esta teoría le dió Smith
el nombre de "comercial" o "mercantil", de donde derivó el nombre de
mercantilismo.
La definición de Viner del mercantilismo subraya este carácter: "Doctrinas
y prácticas de los Estados nacionales en los siglos XV, XVI, XVII y XVIII
sobre la naturaleza y la adecuada regulación de las relaciones
económicas internacionales" . El enfoque mercantilista de la economía
internacional fue nacionalista, pragmático y macroeconómico.
Una de las principales preocupaciones de las
monarquías, desde el siglo XV, consistió en su propia
consolidación en el poder. El carácter guerrero que les
imprimió su origen derivó en una posición nacionalista
frente al exterior, compuesto por enemigos -y aliados
eventuales- en el terreno militar y económico.
La necesidad de dominar el conjunto del país y de
integrarlo políticamente determinó la creación de un
ejército permanente y de una administración de justicia
en todo el territorio de la nación.
Nacía así una necesidad presupuestaria que sería
creciente cuando los Estados europeos se embarcaron
en guerras continuas dentro y fuera del continente para
ganar poder e influencia en el mundo.
La cuestión económica quedaba pues planteada a nivel
de Estado; y el interés del análisis se centraría en
resolver los problemas económicos que se le
presentaban.
Esfera armilar en la biblioteca
del Escorial, el monasterio-
palacio construido en el siglo
XVI por Felipe II, el
emperador "en cuyos
dominios no se pone el sol".
Aunque el comercio internacional siempre ha sido importante, a partir
del siglo XVI empezó a adquirir mayor relevancia; con la creación de
los imperios coloniales europeos, el comercio se convirtió en un
instrumento de política imperialista. La riqueza de un país se medía en
función de la cantidad de metales preciosos que tuviera, sobre todo
oro y plata.
El objetivo de un imperio era conseguir cuanta más riqueza mejor al
menor coste posible. Esta concepción del papel del comercio
internacional, conocida como mercantilismo, predominó durante los
siglos XVI y XVII.
El comercio internacional empezó a mostrar las características
actuales con la aparición de los Estados nacionales durante los siglos
XVII y XVIII. Los gobernantes descubrieron que al promocionar el
comercio exterior podían aumentar la riqueza y, por lo tanto, el poder
de su país. Durante este periodo aparecieron nuevas teorías
económicas relacionadas con el comercio internacional.
Esas características muestran la estrecha relación entre el problema
económico de los Estados emergentes (afianzar e incrementar su poder
en el interior y frente al exterior) y el análisis económico de los
pensadores de los siglos XVI, XVII y primera mitad del XVIII 1.
1 Shumpeter establece las siguientes razones para explicar por qué fueron agresivos los
estados nacionales: "Los nuevos poderes soberanos eran belicistas por sus estructuras
sociales. Habían nacido de un modo azaroso. Ninguno de ellos poseía todo lo que
deseaba y necesitaba" y "todos se vieron pronto rodeados por nuevos mundos que
invitaban a una conquista en competición y concurrencia. A causa de esa situación y de la
estructura social de la época la agresión -o la "defensa", que es lo mismo- se convirtió en
el eje de la política.". "Todo eso suscitaba gobiernos fuertes" que se vieron motivados a
fortalecerse "mediante el desarrollo de los recursos de sus territorios y el sometimiento de
dichos recursos a su servicio." "En la mayoría de los países, el príncipe llegó a
personificar el estado y la nación a partir del siglo XVI. Consiguió someter todas las clases
a su autoridad (..). La riqueza y el poder de ese estado eran el objetivo indiscutido de la
política: el objetivo de la política económica era la consecución de una renta pública
máxima para el consumo de la corte y del ejército; y el de la política exterior era la
conquista." "Todo eso significaba (..) administración de todas las cosas, lo cual significó a
su vez el nacimiento de la burocracia moderna, hecho no menos importante que el
nacimiento mismo de la clase de los negociantes.".
En el orden internacional, se planteaban las
cuestiones del comercio de mercancías -y, en menor
medida, de servicios-, del tipo de cambio y del
movimiento internacional de los metales preciosos.
Se trataba de conocer las ventajas para la nación de
los mencionados intercambios con el exterior.
Preocupándose por el corto plazo (carácter
pragmático de la doctrina) y manteniendo una visión
estática de la riqueza se interesaron por los efectos
del intercambio con el exterior sobre la riqueza
nacional, la inversión, el tipo de interés, el empleo, los
precios, la oferta monetaria.
Aunque tal vez no se deba hablar de «escuela
mercantilista», en el sentido moderno de «escuela», lo
cierto es que en el terreno de la economía
internacional, los pensadores de este período
sostuvieron hipótesis e ideas bastante uniformes
Teoría y política propuestas -y aplicadas- fueron, además, coherentes:
la teoría del superávit de la balanza comercial concordaba con la
recomendación de una política comercial proteccionista.
Aunque la teoría del superávit de la balanza comercial reposa
ciertamente en argumentos diversos la hipótesis básica es común a
todos los autores: un país sale beneficiado de su comercio con el resto
del mundo cuando logra exportar por mayor valor de lo que importa
porque el superávit debe saldarse con una entrada neta de metales
preciosos de valor equivalente.
En caso contrario, el comercio exterior le perjudica. De la forma que se
interprete el efecto del superávit sobre la economía nacional (a través
del tipo de interés y la demanda efectiva -como hacen Keynes y sus
seguidores-, de la circulación de dinero, del atesoramiento y la
capacidad de financiación, del poder económico relativo, del empleo, de
la relación real de intercambio), se trata de un análisis
fundamentalmente macroeconómico.
Las ventajas derivadas del superávit comercial (mayores aún en países
sin minas de oro o plata, como eran -salvo España- todas las potencias
económicas de la época) serían posibles con la aplicación de un sistema
económico intervenido (monopolios de exportación) y una política
comercial proteccionista (obstaculizar la importación mediante
restricciones reales y monetarias -control de cambios- y favorecer la
exportación) para estimular la producción y darle salida («miedo a las
mercancías», en expresión de Heckscher)2.
En cambio, se encuentra mucho menos análisis microeconómico en la
discusión del comercio exterior: la salida de excedentes y la satisfacción
de la demanda son las únicas hipótesis que encontramos en Tomás
Mun; en otros autores encontramos argumentos distintos:
2 Heckscher retoma un argumento de Mill para explicar la doctrina mercantilista según la
cual lo bueno es exportar y lo malo importar. La hipótesis de que el beneficio del comercio
exterior proviene del lado de la exportación porque da salida a los excedentes y
proporciona un gran mercado para los productos -ideas heredadas por Smith- "(..) se
comprende fácilmente si tenemos en cuenta que hasta ahora los que hacen y guían la
opinión en cuestiones mercantiles han sido siempre las clases vendedoras."
De manera heterodoxa, Yarranton sostiene que la prosperidad de los
vecinos favorece a la nación (idea repetida por A. Smith); Child señala
que "las mercancías tienden a buscar el mercado más ventajoso",
proposición que descansa en el principio de que el motivo del beneficio
es el principal regulador de la actividad comercial "sin regular“.
Para Barbon y otros autores, el proteccionismo no siempre arroja
ventajas netas a medio plazo porque la limitación de las importaciones
restringirá las exportaciones en medida equivalente.
Si bien es cierto que hay que esperar a la escuela liberal para
encontrar una exposición sistemática de los fundamentos económicos
del comercio internacional, hay que señalar, sin embargo, que las ideas
que a este respecto expresarían los autores liberales -A. Smith primero
y sus seguidores «clásicos» después- fueron en buena medida
enunciadas al final del periodo mercantilista, estableciéndose una
auténtica transición entre una y otra escuela de pensamiento.
Esa transición corresponde a los nombres de North, Gervaise,
Cantillon, Hume y otros autores que anticiparon el pensamiento liberal
pero conservaron posiciones próximas al mercantilismo en algunos
temas (como el propio Smith, por otra parte).
La transición se establece en dos órdenes analíticos diferentes; por un
lado, en el orden monetario con la teoría del ajuste automático de la
balanza comercial, formulada primero por Gervaise y de forma casi
simultánea por Hume y Cantillon después; en el orden del análisis real
con la formulación, desde principios del XVIII de la teoría smithiana de
la ventaja absoluta en el comercio internacional.
Como indicábamos más arriba, el mercantilismo había compatibilizado
la teoría del superávit comercial con la política proteccionista.
La teoría del ajuste automático de la balanza comercial vino a
cuestionar la primera y la teoría de la división internacional del trabajo a
rebatir la segunda.
Puesto que el proceso opuesto y simultáneo tiene lugar
en los países con déficit comercial (caída de precios,
aumento de exportaciones y reducción de importaciones),
todo desequilibrio -superávit en unos países, déficit en
otros- tiende a autocorregirse por la influencia de la
variación de los precios en la dirección de los flujos
comerciales.
El argumento de las diferencias naturales (distintos
recursos debidos a la diversidad geográfica) para explicar
la causa y el beneficio del comercio internacional se repite
durante el periodo mercantilista (con connotaciones
religiosas a veces).
La teoría de la división internacional del trabajo basada en
las diferencias y en la especialización y la mejor
asignación de recursos propuesta por Smith echa sus
raíces en el periodo mercantilista. El principio de la
división internacional del trabajo constituye la base de la
teoría real del comercio internacional de la escuela liberal.
El argumento de las diferencias de productividad y costes reales lo
expresa con claridad un autor anónimo en 1701 (Considerations on the
East-India trade), "(..) si nueve no pueden producir más de tres bushels
de trigo en Inglaterra y si por igual trabajo se pueden procurar nueve
bushels en otro país, emplear estos [nueve obreros] en la agricultura
doméstica es emplear nueve para no hacer más trabajo del que harían
tres; .. representa la pérdida de seis bushels de trigo; constituye, en
consecuencia, la pérdida de un valor equivalente“.
Es la "causa última" que explica el
beneficio del comercio
internacional tanto en la teoría de
Smith como en la de Ricardo, si
bien este último profundiza más en
él al sustituir la doctrina Smithiana
de la ventaja absoluta por la de la
ventaja comparativa, auténtico pilar
de las teorías clásica y neoclásica
del comercio internacional.
Esta y otras argumentaciones3
desarrollan el principio de la división
internacional del trabajo sobre la
base de la diferencia de costes. La
aplicación del principio de Smith
permite una mejor asignación de los
recursos y aumenta el valor de la
producción nacional y mundial.
3 Otro autor de principios del XVIII, Lindsay (The interest of Scotland considered) establece
también el principio: "podemos entonces razonablemente suponer que, como mínimo,
podemos comprar ... esos productos de lana un 10% o 15% más baratos en Inglaterra de lo
que nos costaría hacerlos aquí; y si fabricamos ropa de lino y la vendemos en Inglaterra con
un beneficio entre un 5% y un 10% y compramos, a cambio de ella, productos de lana entre
un 10% y un 15% más baratos de lo que aquí nos costarían, entonces ganaremos con este
comercio entre un 15% y un 20% y, en consecuencia, los brazos ocupados en la fabricación
de lana deberían ocuparse en la fabricación de lino, pues en caso contrario perdería el país
el trabajo que así se ahorra."
Durante la primera mitad del siglo XX, cada país establecía aranceles
distintos en función no de los bienes importados, sino del país de origen
de éstos, imponiendo menores aranceles a los Estados aliados y
aumentando los de los demás países.
Las políticas comerciales se convirtieron en fuente de conflictos entre
países; el comercio se redujo drásticamente durante los conflictos
bélicos.
Se calcula que en 1955 el comercio mundial (importaciones y
exportaciones) suponía 1.000 millones de dólares. Entre 1976 y 1985 se
multiplicó casi por dos; el comercio mundial era casi diez veces mayor en
1985 que en 1965.
Los países productores de petróleo incrementaron de modo espectacular
su volumen de comercio entre 1976 y 1981. Además, éste continuó
creciendo durante la década de 1980 gracias a la recuperación
económica de casi todos los países industrializados.
Tras una pausa a principios de la década de 1990, debido a la recesión
que padecieron Europa y Japón, el crecimiento del comercio volvió a
incrementarse a partir de mediados de la citada década. En 2001 el
comercio mundial se contrajo un 4%, lo que representó el mayor
descenso desde 1982.
En 1973 se había adoptado un sistema de tipos de cambio flexibles,
reemplazando los anteriores acuerdos que limitaban la variación del valor
de una moneda. Durante las décadas de 1970 y 1980 la competencia en
precios entre países aumentó, debido a las fluctuaciones de los tipos de
cambio. Para evitar estas variaciones se crearon controles, como el
mecanismo de los tipos de cambio del Sistema Monetario Europeo.
A corto plazo, la depreciación de una moneda
abarata las exportaciones de un país y
encarece sus importaciones. Es difícil predecir
cuáles serán los efectos a largo plazo de las
variaciones de los tipos sobre el comercio
internacional, pero hay indicios de que los
gobiernos se están viendo obligados a aplicar
políticas monetarias restrictivas para frenar la
inflación y mantener la competitividad de sus
monedas.
Durante el siglo XX el comercio creció hasta el
punto de convertirse en el aspecto más
importante de la economía mundial. Se cree
que la creciente interdependencia entre países
continuará en el futuro, aunque debido a la
tendencia a crear bloques económicos
regionales, ciertos países serán más
dependientes que otros.
La Balanza de Pagos es un registro estadístico, con formato contable,
de las transacciones económicas de todo tipo entre los residentes de un
país y los residentes del resto del mundo, que suele calcularse para
periodos anuales o trimestrales
El cambista y su mujer, pintado por Ruysdael en 1539 se conserva en el
Museo del Prado de Madrid.
No es un balance ni registra
pagos de manera exclusiva.
Dimensionalmente se parece a
un estado de usos y fuentes de
recursos, y como él registra
flujos de recursos reales o
financieros durante periodos
específicos. Difiere por tanto de
cualquier balance, el cual mide
acervos o existencias en fechas
determinadas4. En ocasiones
registra transacciones que no
implican pago alguno.
4 Las variables de flujo se miden para periodos y
las de acervos para fechas específicas.
LAS BALANZAS COMERCIALES
Todas las transacciones5 económicas provocarán dos asientos en la
Balanza, uno en la columna de ingresos y otro en la de pagos, uno por
el valor de la mercancía, servicio o título de crédito que se haya
entregado, otro por su contrapartida en dinero, en créditos o en bienes o
servicios.
Por tanto la suma de las dos columnas de la Balanza es siempre el
mismo, el saldo de la Balanza de Pagos es siempre nulo, la Balanza
está siempre en equilibrio.
Cuando se habla de déficits o superávits en la Balanza de Pagos se
está haciendo referencia sólo a algunas de sus cuentas o sub-balanzas.
Las transacciones anotadas se ordenan en tres grandes rúbricas: la
cuenta corriente, la cuenta de capital y la cuenta financiera.
5 De acuerdo con el Manual del FMI (1977), una transacción es el intercambio de
valores entre partes independientes entre sí. Pueden darse o recibirse, también, valores
sin quid pro quo, como en el caso de las transferencias.
La cuenta corriente se subdivide en cuatro
balanzas básicas: bienes, servicios, rentas y
transferencias.
La balanza comercial o de bienes, también
llamada de mercancías, registra las exportaciones
e importaciones de todo tipo de bienes, que
usualmente pasan por aduana, realizadas por los
residentes. Incluye, por ejemplo, las exportaciones
de jitomate, camarón, automóviles y otros.
También la importación de máquinas-herramienta,
partes automotrices y bienes de consumo.
El Banco de México suele presentar información
adicional por separado, con desgloses por tipo de
bienes exportados y tipo de bienes importados. No
debería confundirse esta balanza con la de bienes
y servicios o la de cuenta corriente, algo que
lamentablemente es común.
La balanza de servicios incluye los siguientes
conceptos: Turismo y viajes, transportes,
comunicaciones, construcción, seguros, servicios
financieros, informáticos, culturales y recreativos,
prestados a las empresas, personales,
gubernamentales, royalties y rentas de la propiedad
inmaterial.
En la de rentas, los ingresos son las rentas percibidas
por los propietarios de factores (trabajo o capital)
españoles empleados en el extranjero, mientras que los
pagos son las rentas que enviamos a extranjeros
propietarios de factores productivos (trabajo o capital)
empleados en nuestro país.
Las rentas del trabajo recogen la remuneración de
trabajadores fronterizos y temporales. Es una rúbrica en
la que la información que se obtiene nunca será muy
precisa ya que, además de que muchas pequeñas
rentas no se declararán, parte del total de las rentas se
gastará en el país de origen.
Al elaborar la cuenta de transferencias corrientes la principal dificultad
es distinguir qué transferencias son corrientes y cuáles son de capital.
Se recogen como transferencias corrientes las remesas de emigrantes,
los impuestos, las prestaciones y cotizaciones a la Seguridad Social,
donaciones destinadas a la adquisición de bienes de consumo,
retribuciones a personal que presta servicios en el exterior en programas
de ayuda, pensiones alimenticias, herencias, premios literarios, artísticos,
científicos y otros, premios de los juegos de azar, cotizaciones a
asociaciones benéficas, recreativas, culturales, científicas y deportivas
La Balanza de capital . Las variaciones en los activos y pasivos de
residentes frente a residentes del exterior que se registran en la cuenta
de capital, pueden clasificarse de acuerdo con varios criterios, entre ellos
el plazo, el que sean cuentas de activo o de pasivo, por sector deudor o
acreedor interno (bancario o no bancario; público o privado), o deudor
externo (si la información estuviese disponible).
Sobre la base de esos criterios podrían identificarse
diversas balanzas parciales con categorías homogéneas
de cuentas.
En los recién pasados años, el Banco de México ha
presentado desgloses de cuentas de pasivos y activos, y
por sector acreedor o deudor interno. En el caso de los
pasivos, distingue créditos y depósitos, por una parte, y la
inversión extranjera, por la otra.
Esta última la subdivide, a su vez, en directa y de cartera.
Al mismo tiempo, ha omitido los desgloses por plazo, tal
vez porque considera que tal distinción es un tanto
artificiosa.
La inversión extranjera de cartera en el mercado
accionario, por ejemplo, aunque nominalmente de largo
plazo, puede resultar en los hechos de corto plazo, por la
existencia de un mercado secundario para las acciones,
lo cual le permite al inversionista desinvertir de manera
expedita.