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Origen del peronismo formoseño y autonomía provincial. 1946-1955
Hugo Humberto BeckInstituto de Investigaciones Geohistóricas-Conicet
Introducción
La evolución jurídica-política que condujo a los Territorios Nacionales, creados en el
último cuarto del siglo XIX y organizados mediante ley 1532 en 1884, es tema que desde
algunos años ha suscitado un renovado interés historiográfico, tanto por estudiosos de la
historia patagónica como de investigadores del norte de la república. Se han planteado
diversas observaciones a la citada norma legal, la que con el transcurso del tiempo y la
evolución económica y demográfica de estos enormes espacios geográficos mostró
falencias cada vez mayores para la administración de los mismos; se puso de manifiesto la
demora del gobierno nacional en otorgar la autonomía política a territorios que hacía
décadas reunían las condiciones para lograrla; se debatió acerca de las movilizaciones a
favor de la provincialización y de los intereses políticos acerca de la misma, y se
escribieron numerosos artículos sobre la actitud del peronismo al respecto, en virtud de que
fue durante su hegemonía cuando tal proceso se llevó a cabo.1
El presente trabajo refiere el origen del peronismo formoseño, que a poco de nacer sufrió el
enfrentamiento de dos grupos internos por cuestiones ideológicas, y explica el complejo
proceso –con avances y retrocesos- hacia la plenitud de los derechos de los formoseños.
1. El territorio de Formosa hasta mediados del siglo XX
Los Territorios Nacionales de la república argentina fueron organizados de manera
definitiva mediante ley 1532 sancionada en 1884, que estableció sus respectivos límites y
sus autoridades. La administración general de cada territorio se encontraba a cargo de un
gobernador designado por el presidente de la nación con acuerdo del Senado. Duraba tres
1 Una orientación bibliográfica seleccionada, en María Silvia Leoni de Rosciani. Los Territorios Nacionales. En: Academia Nacional de la Historia. Nueva Historia de la Nación Argentina. Buenos Aires, Planeta, Tomo VIII, 2001. Interpretaciones interesantes en Orieta Favaro y Mario Arias Bucciarelli. El lento y contradictorio proceso de inclusión de los habitantes de los Territorios Nacionales a la ciudadanía política: un clivaje en los años ´30. En: Entrepasados, año V, Nº 9, Buenos Aires, 1995; en Ernesto J.A. Maeder. La política sobre los territorios nacionales durante la etapa peronista 1946-1955. En: XI Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, Córdoba, Academia Nacional de la Historia, 2001 (separata); y en Orietta Favaro. Realidades contrapuestas a los estados provinciales: los territorios nacionales 1884-1955. En: Realidad Económica, Nº 144, Buenos Aires.
años en sus funciones y podía ser nombrado nuevamente para esta gestión. Un secretario lo
acompañaba en sus funciones y lo reemplazaba en determinadas ocasiones. Las localidades
que superaban los mil habitantes debían contar con un Concejo Municipal integrado por
concejales electos por ciudadanos argentinos y extranjeros del lugar; las poblaciones
menores –según se dispuso posteriormente- con una Comisión de Fomento, nombrada por
el gobernador.
La ley –que creó estos organismos públicos provisorios- previó su elevación al rango de
provincia cuando alcanzaran los 60.000 habitantes; y como paso previo, para el paulatino
ejercicio de sus derechos cívicos, estableció el funcionamiento de legislaturas en las
gobernaciones con más de 30.000 habitantes, aunque esta última disposición nunca se
cumplió en territorio alguno.
Desde entonces se asistió a determinados procesos, tales como la progresiva conquista de
las tierras a partir de la derrota militar infligida a los aborígenes y la reducción y conversión
de éstos en mano de obra barata; el poblamiento con productores arribados desde
provincias vecinas y colonos europeos y de países limítrofes; la distribución de las tierras
en el marco de la ley 817 de 1876 de Inmigración y Colonización (ley Avellaneda) que dio
lugar a la constitución de enormes latifundios privados; el ingreso de capitales que
explotaron las riquezas naturales de las feraces tierras de la región chaqueña; la
extraordinaria evolución demográfica formoseña y la lenta pero constante madurez política
de sus habitantes, cuestiones que ya han sido objeto de numerosos estudios en la
historiografía nacional y regional.
El territorio de Formosa fue ocupado por inmigrantes desde fines del siglo XIX por sus
extremos oriental y occidental, lográndose vertebrar definitivamente al mismo mediante el
tendido de la línea férrea Formosa-Embarcación, iniciada en 1908, construida hasta la
mitad (Las Lomitas) en 1915, y completada en toda su extensión en 1930. Esta obra
permitió abrir las tierras centrales a la colonización y contribuyó a la conclusión de las
campañas militares de “pacificación” de la población aborigen.
El incesante ingreso de pobladores desde las provincias vecinas, del Paraguay y algunos
colonos de origen europeo, sumado a un alto crecimiento vegetativo, posibilitó alcanzar un
aumento demográfico de 43 por mil entre 1914 y 1947, duplicando al promedio nacional de
la época. Formosa pasó de 19.281 habitantes registrados en el tercer censo nacional a
113.790 en 1947. Hasta mediados del siglo XX las notas distintivas de la población
formoseña fueron su carácter eminentemente rural (77%, en 1947) y aluvial (en 1947 el
45% de los pobladores había nacido fuera del territorio). Su situación fronteriza favoreció
la elevada presencia de paraguayos, que en 1947 representaban el 92% de los extranjeros.
La incidencia cultural de la presencia extranjera era significativamente mayor que lo que
puede sugerir su alto número, puesto que sólo el 45% de los 80.339 argentinos nativos
censados en 1947 eran hijos de padres argentinos; mientras que 32% eran hijos de padres
extranjeros y 23% de uniones entre argentinos y extranjeros. Por otra parte, el 25% de estos
argentinos nativos procedían de Chaco, Corrientes, Salta y Santa Fe. En otros términos,
sólo el 55% de los 113.790 pobladores del territorio eran efectivamente formoseños, y la
mitad de ellos era hijo de extranjeros, al menos por parte de uno de sus padres.
La economía de Formosa se basó siempre en la producción de materias primas de su fértil
llanura y sus generosas tierras. La explotación forestal, asociada en principio al extracto de
quebracho y luego a los aserraderos y carpinterías, fue cediendo lugar a la ganadería,
introducida en las grandes estancias de la región oriental y en las tierras fiscales del oeste, y
caracterizada por ser una actividad extensiva, con escasa incorporación de capital y lento
mestizaje. Durante la década de 1940 se retrajo la explotación forestal, llegó a su máxima
expansión el número de ganado bovino (1.200.000 cabezas, aproximadamente) y comenzó
la expansión agrícola, basada en el cultivo algodonero. La historia formoseña está
atravesada por un problema surgido en sus orígenes y aún no resuelto: la pésima
distribución de la tierra rural, su riqueza básica. Dos males han surgido de esta realidad: la
constitución de enormes latifundios, en el área oriental –el más apropiado para la
producción- y el asentamiento de millares de explotaciones agropecuarias minifundistas,
que no permitieron la evolución favorable del productor. Sumado a ello, existió hasta la
segunda mitad del siglo XX la permanencia de enormes superficies (cercanas al 80% del
territorio) en carácter fiscal, a pesar de los reclamos de antiguos pobladores para obtener el
título de propiedad del predio que trabajaban. Muchas tierras fiscales, ocupadas por intrusos
fueron, por esa misma razón, incorrectamente tratadas y convertidas en áreas desérticas o
profusamente invadidas por plagas vegetales.
De todos modos, con la ganadería en su máxima expansión (Formosa ocupaba el octavo
lugar en el país en cuanto al número de cabezas) y con la agricultura en crecimiento por el
auge del cultivo algodonero y por el afincamiento de millares de pequeños productores,
principalmente paraguayos, el territorio ofrecía una imagen de prosperidad económica, a la
que se debía acompañar con obras de infraestructura y de servicios de salud, educación y
seguridad, y luego –consecuentemente- con el otorgamiento de derechos políticos.
La participación política de los ciudadanos y de los extranjeros estuvo limitada –como en
todos los territorios- a las elecciones municipales de las localidades que superaban los mil
habitantes. Formosa, capital del territorio fue la única ciudad que gozó de municipio
electivo desde fines del siglo XIX hasta 1933, año en que fue decretada la creación de la
municipalidad de Pozo del Tigre, localidad del oeste formoseño. Recién en 1950 fueron
creados los municipios de Clorinda, Pirané y Las Lomitas manteniéndose el número de
cinco municipalidades hasta el año de la autonomía.
Historiadores formoseños han dado a conocer las enconadas luchas políticas en
determinados momentos del pasado de la capital del territorio, entre miembros de partidos
locales y representantes de agrupaciones políticas nacionales. Durante las primeras décadas
del siglo XX despertaron especial interés en el reducido núcleo de los vecinos más
participativos las propuestas de Unión Cívica Radical y de los partidos socialista y
comunista; aunque las frecuentes y prolongadas intervenciones a la comuna, redujeron aún
más los derechos políticos de los ciudadanos.
Durante décadas la ley 1532 resultó adecuada para la administración de los territorios, pero
a medida que la realidad social y económica de los mismos fue ganando en complejidad sus
habitantes demandaron ajustes a la norma. La contradicción entre los numerosos deberes de
los gobernadores y el estrecho margen de su acción, no se había manifestado en toda su
magnitud hasta concluir el siglo XIX, pues hasta entonces estos funcionarios gozaron de
una autoridad que no se debió tanto al imperio de la ley cuanto a las condiciones en que
cumplieron sus funciones. Sin embargo, el progreso fue reduciendo sus facultades hasta
convertirlos en la práctica, en muchos casos, en meros agentes administrativos del poder
ejecutivo nacional. La mayoría de las oficinas existentes en Formosa dependían
directamente de algún ministerio de la nación, sin margen de interferencia por parte del
gobernador, especialmente aquellas referidas a la percepción de impuestos, a las escuelas y
a las tierras públicas. También eran frecuentes los conflictos entre el gobernador y el juez
letrado, resultando siempre difícil conceder razón al primero –aunque la tuviere- en virtud
de la inamovilidad del juez y de su independencia respecto del presidente de la nación. No
obstante, los proyectos presentados para reformar la ley 1532 no lograron sanción
legislativa.
Hasta mediados del siglo XX los gobernadores de Formosa fueron hombres provenientes de
otras jurisdicciones, especialmente de las provincias vecinas de Salta y de Corrientes. Al
término del mandato del coronel Félix M. Toledo (1932-1935), los pobladores solicitaron la
designación de un gobernador nacido en Formosa pero no obtuvieron eco, pues el
presidente designó en el cargo al teniente coronel Federico Zambianchi, que provenía de
otra provincia. Su mandato se prolongó por dos períodos consecutivos, hasta el 5 de octubre
de 1941, y poco antes de fenecer el mismo, el 27 de julio de 1941, se reunió en la localidad
de Pozo del Tigre una asamblea de representantes de diversas organizaciones con el objeto
de solicitar la designación de un gobernador nacido en Formosa o que tuviere fuerte arraigo
en el territorio. Se pretendía con ello evitar los males que habían venido sucediendo
relacionados con el desinterés demostrado por muchos gobernantes quienes parecieron estar
de paso en una función que para ellos significó sólo un escalón en su carrera política. En
ambiente entusiasta y democrático eligieron una terna de nombres que propusieron al
presidente de la nación a fin de que de ella surgiera el próximo gobernador para Formosa.
Dicha terna se conformó con el doctor Flavio René Arias, el señor Rolando de Hertelendy
y el mayor Roberto Bravo. Sin embargo, el vicepresidente de la nación Ramón Castillo, en
ejercicio del Poder Ejecutivo por enfermedad del presidente Ortiz, haciendo caso omiso a la
solicitud, designó a Ricardo Ovejero, un político salteño de su mismo partido, que había
sido jefe de Policía en su provincia.
Ovejero estuvo en el cargo poco más de un año, pues el 4 de junio de 1943 se produjo la
revolución que derrocó al presidente Castillo y a los gobernadores provinciales.
Provisoriamente la gobernación quedó a cargo del Jefe de la agrupación Formosa de
Gendarmería Nacional mayor Enrique Carriegos, hasta que asumió el gobernador
designado, coronel Conrado Sztyrle. El 9 de marzo de 1945 le sucedió el ingeniero Luis
Rosado, funcionario del Ministerio del Interior, cuya administración –con la secretaría de
Osvaldo Núñez- se extendió hasta el 9 de diciembre de 1946. Designado por el presidente
Perón, asumió entonces Rolando de Hertelendy, a quien sucedió el coronel Arturo Iglesias
Paiz, funcionario que condujo los destinos de Formosa entre 1950 y 1955, año en que logró
su ansiada autonomía provincial.
2. Origen del peronismo formoseño. Una historia conflictiva
El peronismo formoseño comenzó a organizarse poco después de la revolución de 1943 de
la cual surgió la figura del coronel Juan Perón a través de su fecunda labor desde la
secretaría de Trabajo y Provisión. Se reconoce al publicista Demóstenes Gómez como uno
de los fundadores del movimiento justicialista en este territorio. Gómez, oriundo de
Santiago del Estero, enfrentó una niñez plagada de privaciones y durante su juventud se
dedicó al boxeo. En 1938 llegó a Formosa para cumplir el servicio militar, tras lo cual
contrajo enlace con la formoseña Amelia Espinosa y se radicó en el territorio. Fue profesor
de Educación Física municipal y desde su periódico “Deportivas Formoseñas” (1939-1942)
promovió diversas actividades gimnásticas. Desde 1942 dirigió la revista “Cultura y
Deporte”, en la cual además de cuestiones deportivas abordó temas de actualidad social y
política. Merecen destacarse al respecto sus observaciones críticas acerca de la pobreza de
ciertos barrios de la ciudad de Formosa y de la injusticia social que ello revelaba. Hasta la
década de 1940 expresó sus simpatías hacia el sector radical del comité Aristóbulo del
Valle, yrigoyenista y popular, opuesto al conservadurismo alvearista.
En una edición de su revista a mediados de 1944 destacó la figura de Perón en estos
términos:
“Estos niños inocentes que mañana serán baluarte de la argentinidad, ven marginar su
adolescencia en un cuadro de miseria franciscana; sus progenitores absortos ante el
pavoroso problema del hambre, se sitúan silenciosamente esperando la vindicación divina,
y la acción bienhechora de la proclama argentina del Coronel Perón, conductor de las
nuevas generaciones y gestor de la emancipación obrera.”2
Conocidos los sucesos del 17 de octubre de 1945, una asamblea de vecinos realizada el 29
de octubre en casa de Demóstenes Gómez dio origen al peronismo formoseño. Los allí
reunidos organizaron el “Centro Cívico 17 de octubre Coronel Perón”, que poco después
pasó a denominarse Partido Radical Laborista 17 de Octubre. Entre los presentes -
autodenominados luego “primeros peronistas” o “peronistas de la primera hora”- se
2 Revista Cultura y Deportes, 7 de agosto de 1944, cit. por Gabriel Barrionuevo. Orígenes y desarrollo del peronismo formoseño. 1943-1955. Formosa, Círculo del Libro Formoseño, 2003. p. 36
encontraban Emilio Leliur, José Parici, Jerónimo Herrera, Vicente Almada, Dr. Gómez
Freire Estévez, Neyid Lahoud, Alberto Sabaj, Dr. José Vitón Soriano, Antonio Mottura,
Isaído Vera, Lindor Lamuedra, Ismael Soloaga, Ramón Cornelio Vergara, Milciades
Garcete, Pedro Pablo Vallejos, Policarpo Cano, Antonio Lemos, Eloy Salgado, Isauro
Acosta, Francisco Ferreyra, Ezequiel Magno Gómez, Rogelio Romero, Jorge Eduardo
Bruno, Sebastián Rojas y Richard Espinosa.
Promovidas por las elecciones de 1946, surgieron agrupaciones políticas en apoyo a Perón
en diversos pueblos del interior formoseño, incorporándose al movimiento los militantes
Jorge Ricardo Calderón, Antenor Argentino Gauna, Hugo Gauna, Horacio Gorleri, Natalia
Sack, Prisciliano Goretta, Pedro Romero, Fidel Soria, Emilio Mancebo Beimonte, Lindor
Lamuedra, Ernesto Branda, Julio Pereira, Leandro Atencia, Argentina Zarza, Blanca Padilla
de Mancebo, Héctor Hermosilla, Modesto Meza, Salvador Cayetano Formosa, Víctor
Toledo, Ernesto Soruco Suárez, Pablo Bordón, Luis Tapia Leoni y Pablo Fretti.
A partir del triunfo del peronismo en 1946 se profundizó la difusión del ideario de la
justicia social a través de diversos medios periodísticos. Tres fueron los periódicos afines al
peronismo: “Tribuna Peronista” (1946-1955), dirigido por Demóstenes Gómez; “El Chajá”
semanario publicado entre 1947 y 1950, fundado y dirigido por Neyid Lahoud; y “Justicia
Social” (1948-1955) semanario dirigido por Gregorio Cejas Torres.3
Estos primeros peronistas asumieron las consignas políticas pregonadas por Perón y las
difundieron en todo el territorio formoseño. Entendieron al peronismo como revolucionario
y anti oligárquico, al tiempo que levantaron las consignas de la justicia social,
reivindicando así los derechos de los trabajadores. En sus notas utilizaron frecuentemente
términos y frases tales como “revolución nacional”, “reforma agraria” y extensión de
derechos a los sectores populares o “masa descamisada de Formosa”.
Designado por Perón, el 10 de diciembre de 1946 asumió como gobernador Rolando de
Hertelendy. Aunque nacido en Buenos Aires en 1900, puede ser considerado el primer
mandatario de origen formoseño, pues provenía de una familia colonizadora pionera de
Clorinda, ciudad donde se radicó a los veinte años, se dedicó a la actividad ganadera, y en
1937 presidió la comisión de fomento de la localidad.
3 José Alsina. Diarios y Periódicos Formoseños. 1875-1996. Un ensayo historiográfico. Formosa, Universidad Nacional de Formosa, 1996
Pos su condición de rico ganadero fue cuestionado por los tres semanarios justicialistas de
Formosa antes mencionados, que lo acusaron de escasa popularidad y de carecer de
formación peronista. Además, pusieron de manifiesto que su gobierno no cumplía con las
obras públicas que Formosa necesitaba y que por medio del Plan Quinquenal habría podido
concretar. Respecto de la controvertida cuestión de la tierra rural, la gestión de Hertelendy
fue objetada en estos términos:
“El actual Sr. Gobernador no tiene libertad de acción, para encarar y gestionar
la solución de la colonización y repartición de la tierra. Por la lógica razón que
sus intereses de latifundista lo inhabilitan para constituirse en paladín de una
integral y revolucionaria transformación en materia de política agraria”4
O en otros, aún más categóricos:
“Contacto con la masa agraria? ¿Qué puede hacer por los obreros del campo un
millonario latifundista que posee 200.000 hectáreas?”5
Por ello, en su segunda visita a Formosa, acaecida el 2 de octubre de 1953, el presidente
Perón, en un discurso al pueblo formoseño, anunció su propósito de distribuir gratuitamente
las tierras a los productores rurales, aunque no mencionó a los latifundios privados sino
sólo al latifundio estatal, que según sus datos todavía cubría el 80% de la superficie
formoseña.6
Sin embargo, el gobernante tan cuestionado por los periódicos de orientación peronista,
encontró un órgano defensor de su acción política en el diario “El Norte” (1941-1952),
cuyo director y propietario, el abogado Antenor Polo, acaudalado ganadero del interior del
territorio y antiguo dirigente y funcionario radical, convertido en peronista, apoyó desde las
páginas del mismo a Hertelendy, llegando a promover su reelección.7
Desde las páginas de los periódicos “Justicia Social” y “El Chajá”, sus directores Gregorio
Cejas Torres y Neyid Lahoud, respectivamente, acusaron a “El Norte” de estar favorecido
4 Tribuna Peronista, noviembre de 1948. Cit. por Gabriel Barrionuevo. Op. Cit. p. 835 Tribuna Peronista, 7 de octubre de 1949. Cit. por Gabriel Barrionuevo. Op. Cit. p. 846 El discurso completo en Orlando Aguirre. Las tres visitas de Perón a Formosa. En: XX Encuentro de Geohistoria Regional, Resistencia, Conicet, 2002. Perón arribó a Formosa en cuatro ocasiones; en 1931 en carácter de militar, y en condición de presidente en 1953, en 1954 (en viaje hacia Asunción) y en 1974.7 El proceder de Antenor Polo es representativo de la actitud asumida por muchos ganaderos latifundistas después del triunfo Perón en 1946. Polo era hijo del acaudalado estanciero y comerciante Martín Polo y fue activo miembro de la Junta Directiva de Unión Cívica Radical. En tal carácter, desde las páginas de su periódico, llevó adelante una campaña antiperonista y favorable a la fórmula de la Unión Democrática. Frente al triunfo de Perón se volcó a sus filas, convirtió a su revista en órgano difusor del ideario justicialista y llegó a consagrarse diputado nacional por este partido en 1951.
por la propaganda estatal y de estar integrado por periodistas paraguayos a quienes poco
interesaban los destinos del territorio, y al gobernador Hertelendy de perseguir a la prensa
opositora y de realizar obras públicas sólo en defensa de sus intereses personales. Exhibían
como ejemplo de esto, la traza de la ruta nacional 11 que atravesaba las tierras de
mandatario. Al término de su mandato, sus seguidores solicitaron su reelección para
continuar con un gobernador formoseño; sin embargo, sus opositores prefirieron a un
gobernador peronista antes que un “formoseño acusado de oligarca”.
El último gobernador antes de la provincialización fue el coronel retirado Arturo Iglesias
Paiz, oriundo de Concordia, nombrado por decreto del P.E. el 23 de noviembre de 1949.
Durante su gobierno se registraron significativos avances en las obras públicas,
contempladas en el Primer Plan Quinquenal, y se desarrolló una creciente actividad
política. Se crearon los municipios de Clorinda, Pirané y Las Lomitas, totalizando cinco en
el territorio.
3. La extensión de los derechos políticos y el controvertido proceso de
provincialización
A pesar de que hacia 1920 varios territorios superaban el número de habitantes exigidos
para ser provincializados, y de los proyectos presentados para tal fin entre 1927 y 1950, la
medida nunca se concretó. El primero de los proyectos que incorporó a Formosa fue
propuesto por representantes del partido socialista en 1932. Continuaron luego, el del
diputado radical Ernesto Sanmartino en 1946, y en 1949 los del diputado peronista Jacinto
Maineri, del senador peronista Eduardo Madariaga y de los diputados peronistas Pablo
Ramella y Victorio Tammasi. Por último, en 1951 fue presentado un nuevo proyecto por
parte de Arturo Frondizi junto a otros diputados de Unión Cívica Radical. En todos los
casos promovieron la autonomía de aquellos territorios que superaban los 60.000
habitantes.8
Durante la etapa peronista se otorgaron mayores derechos políticos a los ciudadanos de los
territorios y se concedió la autonomía a casi todas las gobernaciones, aunque fueron
frecuentes las actitudes ambiguas al respecto.
8 María Silvia Leoni de Rosciani. Los comienzos del Chaco provincializado (1951-1955). Resistencia, Subsecretaría de Cultura, 2001
Un avance significativo se introdujo en la reforma constitucional de 1949, que otorgó a los
territorianos la facultad de elegir presidente y vicepresidente de la nación. Esta medida trató
de complementarse con un frustrado proyecto que pretendió habilitarlos para votar a su
gobernador.
Un paso importante en la mayor representatividad de los territorios fue la creación de la
figura de los delegados territoriales a Cámara de Diputados de la nación. Tal medida fue
solicitada por Eva Perón a comienzos de 1951, y aunque el Congreso no sancionó una ley
expresa al respecto, los delegados de territorios nacionales fueron instituidos en el marco
del nuevo régimen electoral (ley 14.032) sancionado el 11 de julio de 1951. Estos
delegados debían ser elegidos en la proporción de uno cada cien mil habitantes o fracción
no menor de cincuenta mil, en la misma forma y época que los diputados nacionales,
debiendo reunir para ello las mismas condiciones que éstos. La elección debía realizarse
por circunscripciones a pluralidad de sufragios. La duración de sus mandatos y su
renovación era igual a la de los diputados y gozaban de idénticos inmunidades y
privilegios. Formaban parte de las comisiones permanentes o especiales de la cámara con
voz y voto, pero en las sesiones de la misma no tenían voto ni integraban el Quórum,
aunque tenían voz y estaban habilitados para presentar mociones y proyectos de leyes.
Dos territorios, Chaco y La Pampa, no alcanzaron a aplicar esta normativa, pues apenas,
nueve días más tarde, el 20 de julio de 1951, fue sancionada la ley Nº 14.037 que les otorgó
la autonomía provincial, lo que evidencia la actitud cambiante del gobierno en la política de
territorios nacionales. Al debatirse este proyecto, legisladores radicales, de acuerdo con la
plataforma electoral de su partido, habían propuesto que la provincialización se hiciera
extensiva a todos los territorios que superaban los 60.000 habitantes; es decir, Misiones,
Río Negro, Formosa, Neuquén y Chubut, pero la mayoría peronista impuso el criterio de
actuar progresivamente y limitar la concesión a los dos territorios mencionados.
La última normativa dictada antes de la provincialización de las demás gobernaciones, fue
la nueva ley orgánica de los territorios nacionales sancionada en 1954 (ley 14.315), que
modificó la ley 1532. El proyecto fue impulsado por los delegados Ramón Mariño y
Antenor Polo, de Formosa; Elena Aída Fernícola, de Misiones; Pedro San Martín, de
Neuquén; Néctar Barrera y Agapito Montaña, de Río Negro; Paulina Escardó de Colombo
Berra, de Chubut; Alberto Rodríguez Gallardo, de Comodoro Rivadavia; Orlando Parolín,
de Santa Cruz y Esther M. Fadul, de Tierra del Fuego.
Esta norma estableció que en los territorios de Formosa, Neuquén, Río Negro, Chubut y
Santa Cruz debía funcionar una legislatura local, constituida por 16 miembros, elegidos en
forma directa por el pueblo por el sistema de lista incompleta (12 por la mayoría y 4 por la
minoría). También facultó a sus ciudadanos para elegir gobernador y vicegobernador, por
votación directa y a simple pluralidad de sufragios. Legisladores y Ejecutivo tendrían una
duración de seis años en el cargo. Las localidades con más de 500 inscriptos en el padrón
electoral podían elegir a los miembros del Concejo Municipal; excepto en la ciudad capital,
donde el gobernador era el jefe inmediato y local, debiendo delegar esas funciones en un
intendente nombrado por él. El PEN se reservaba el derecho de remover al gobernador y
vice cuando desempeñaren sus funciones contrariando la constitución nacional o la presente
ley y por notoria inconducta. Finalmente, como condiciones para la provincialización
estableció que el territorio
“debía contar con medios económicos y condiciones sociales que permitan su
autonomía y administración y gobierno, que pueda atender a las necesidades
del régimen de justicia y de educación”.
En los debates previos se repitieron conceptos vertidos cuando se provincializaron Chaco y
La Pampa. La minoría radical manifestó su acuerdo con el contenido de la nueva ley, pero
entendía que la misma debía regir sólo para los territorios que aún no reunían las
condiciones para su autonomía. Por ello, por despacho de minoría de la comisión
pertinente, propuso declarar provincias a Formosa, Río Negro, Neuquén y Chubut, lo que
no fue aceptado por los legisladores peronistas.
Sin embargo, antes de concretarse las medidas dispuestas por esta norma, por iniciativa del
oficialismo, el 15 de junio de 1955 fue sancionada la ley Nº 14.408 por la cual se
provincializaron los territorios de Formosa, Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.
En 1951, en comicios en los que por primera vez participaron también las mujeres, los
formoseños procedieron a elegir presidente y vicepresidente, delegados territoriales a
Cámara de Diputados de la nación y concejales municipales en los cinco municipios del
territorio. Para la fórmula presidencial se impuso el partido peronista con 18.955 votos
contra 7.080 de U.C.R. Resultaron electos los candidatos peronistas a delegados
territoriales, Ramón Mariño y Antenor Polo. El primero era Delegado Regional y Secretario
General de CGT y Antenor Polo, abogado y director del diario “El Norte”, transformado en
órgano defensor de la doctrina peronista. Las cinco municipalidades también fueron
ganadas por el peronismo, que en todos los casos obtuvo mayoría de cuatro concejales
contra uno de U.C.R.
Tres años más tarde, en las elecciones del 25 de abril de 1954, se repitió el triunfo
peronista. En esta oportunidad se eligió vicepresidente de la nación (Quijano había
fallecido), un delegado territorial, en reemplazo de Antenor Polo, que había resultado
sorteado y su mandato finalizaba el 30 de abril de 1955, y concejales municipales. Fue
electa delegada territorial la docente Etelvina Concepción Barreto, maestra de la Escuela Nº
18 de Formosa.
A fines de 1954, poco después de que el Congreso sancionara la nueva ley orgánica de los
territorios, entendiendo quizá que sus disposiciones podían alejar la pronta obtención de la
autonomía, las fuerzas cívicas, gremiales y políticas –especialmente del peronismo- de
Formosa y de Río Negro, se movilizaron para solicitar al presidente Perón la inmediata
provincialización de los territorios.
La participación de la ciudadanía o del pueblo peronista en la solicitud de la autonomía
provincial ha dado lugar a interpretaciones divergentes entre los historiadores formoseños.
Dos cuestiones fueron objetos de debates: en primer lugar si se trató de una movilización
masiva o sólo de un pequeño grupo interesado; y en segundo lugar si fue espontánea o
provocada por el gobierno nacional encabezado por Perón.
El historiador Alejandro Cecotto contemporáneo de los sucesos expuso, a pocos años de la
autonomía, su impresión de que la misma se logró en contra de la opinión de los antiguos
residentes, fundando esta posición en el temor que sintieron productores rurales y
comerciantes ante el aumento de impuestos destinados a sostener la planta funcional del
nuevo gobierno. Fernando Casals, dirigente peronista, ex comisionado municipal de
Formosa, miembro de la comisión pro-provincialización e historiador sostuvo la tesis –
luego continuada por la mayoría de los estudiosos locales- de que se trató de una
manifestación espontánea, jubilosa y homogénea, pues el pueblo relegado hasta entonces
vio en ello la posibilidad de ser dueño de su destino y de tener por fin a un gobernador
formoseño elegido popularmente. En esta idea subyace la explicación del oficialismo, para
quien el gobierno supo interpretar el sentir del pueblo y cumplió con sus anhelos.
En cambio, el periodista y estudioso del pasado formoseño Juan José Filippa afirmó que esa
voluntad popular había sido promovida por el coronel Martín Carlos Martínez, militar
formoseño, ex gobernador del Chaco (1944-1946) y por entonces Subsecretario de Asuntos
Políticos del gobierno nacional, quien asesoró a los vecinos a formar la junta pro-
provincialización y realizó las gestiones necesarias para hacer viable su solicitud.9
Orlando Raúl Aguirre, historiador vocacional, dirigente peronista y ministro de educación
de la provincia en la década de 1990, y Gabriel Barrionuevo, licenciado en Historia y
periodista, adhieren a la idea expuesta por Filippa.
Por último, Gabriela Alucin en un reciente estudio expone la tesis de que la
provincialización de Formosa fue producto de la decisión del gobierno nacional, que en el
proceso no intervino la mayoría de la población territoriana, ni representantes de otros
partidos políticos, sino sólo los sectores ligados al peronismo; y que la movilización
popular a favor de la provincialización no fue voluntaria sino organizada por el gobernador
del territorio.10
El 19 de febrero de 1955 se constituyó en Formosa una Comisión Central Pro-
Provincialización, formada en asamblea popular, e integrada por más de noventa vecinos.
Presidía la comisión Vicente Arcadio Salemi, docente de la escuela Nº 31 de Formosa y
concejal electo en 1954, y la integraban, entre otros, los ex gobernadores Luis Rosado y
Rolando de Hertelendy, el intendente de Formosa, José María Roglan, el ex intendente
Arístides Román, el comerciante y ex comisionado municipal Fernando Casals, los
comerciantes José María Romea y Alejandro Castel, el empresario Raúl Facciotti, el
abogado Tomás Lafuente, el médico Arístides Paulina, el hacendado José María Roglan, los
miembros de las fuerzas de seguridad, gendarme Felipe Germán Jordán y suboficial retirado
9 El coronel Martínez organizó reuniones con el gobernador del territorio, Iglesias Paiz, con autoridades territoriales del partido peronista (masculino y femenino) con la delegación regional de la C.G.T., con los directivos de la Federación Económica y con numerosos ciudadanos.10 Para conocer los fundamentos y mayores detalles pueden verse con gran provecho las siguientes obras: Alejandro Cecotto. Historia de Formosa. Santa Fe, Castellví, 1957; Fernando Casals. Cualquier Cosa. Formosa, ed. del autor, 1969; Juan José Filippa. Formosa hoy. El difícil camino. Informes originales sobre la realidad de la provincia de Formosa. Formosa, editorial Capítulo, 1992; Orlando Raúl Aguirre. La provincialización de Formosa en 1955. En: XXII Encuentro de Geohistoria Regional; Resistencia, Conicet, 2002 publicado en CD; Gabriel Barrionuevo. Op. Cit; Gabriela Yolanda Alucin. La provincialización de Formosa y la participación popular. Una hipótesis acerca de la modalidad de su concreción (1930-1955). Inédita.
Gerónimo Herrera, los empleados Santos Colman, Norberto Jofré y Reinaldo Duarte, los
docentes Laura Martínez de Von Zander (directora de la escuela Nº 2), José María Sandoval,
Etelvina R. de Maglioni, María Esther Almada Acuña, Ofelia Liborsi de Vargas, Elsa Quiroga
y Zulema Agrelo de Córdova; los dirigentes gremiales Raúl Humbert y Pedro Vallejos,
secretario adjunto y tesorero de CGT, respectivamente, los gremialistas Carlos Briamonte
(municipales), Oscar A. Sian (A.T.E), Manuel Mercado (ferroviarios), Lorenzo Bordón
(empleados de comercio).11
Posteriormente se constituyeron subcomisiones de apoyo en las distintas ciudades y pueblos del
interior.
Perón concedió audiencia a esta comisión y a otra similar de Río Negro el día 5 de abril de
1955 en Casa de Gobierno, y tras la exposición de Salemi y la del presidente de la comisión
rionegrina, Esteban F. Pazos, respondió el presidente:
“Pueden tener ustedes la seguridad más absoluta de que el proyecto de ley que
ha de formularse con este pedido ha de prosperar, de modo que tanto Formosa
como Río Negro ya pueden considerarse provincias argentinas”.12
Las marchas y contramarchas del gobierno nacional respecto de la provincialización de los
territorios nacionales pueden verse claramente –sostiene Mario Arias Bucciarelli, un
especialista en el tema- en el comentario de un periódico patagónico:
“El año pasado fue sancionada una ley tras un rápido debate. Debido a la
vigencia de esta nueva ley cesaron los gobernadores reemplazados por
comisionados del P.E. Por la misma causa se ha impuesto la disolución de los
concejos municipales, quedando invalidadas las elecciones. No terminan aquí la
serie de cambios y novedades ya que inopinadamente surgió en nuestro
territorio y en Formosa un movimiento de inspiración oficialista tendiente
a peticionar la provincialización, Es sabido que entregaron petitorios al
presidente y que éste les “anunció” que en la primera quincena de mayo
próximo enviaría al congreso un proyecto que dispondría la provincialización
11 Hugo Humberto Beck. La etapa peronista en Formosa. Población, economía y política en la transición del territorio a la provincia. En: XI Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, Córdoba, Academia Nacional de la Historia, 2001 (separata). La lista completa de la comisión puede verse en el citado trabajo de Orlando Aguirre. La provincialización…12 La Prensa, Buenos Aires, 6 de abril de 1955
de Río Negro y de Formosa. Por estos días un movimiento de inspiración
similar se ha iniciado en Neuquén”13
Cumpliendo con su compromiso, Perón envió el proyecto al Senado, que lo aprobó el 2 de
junio. Modificado parcialmente en Cámara de Diputados, regresó al Senado que lo aprobó
por unanimidad el día 15 del mismo mes. Por esta ley, promulgada el 28 de junio de 1955,
se provincializaron los territorios de Formosa, Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.
La norma no consignaba el nombre de los dos últimos sino sólo sus límites, con la
particularidad de que Santa Cruz comprendía Tierra del Fuego, islas del sur Atlántico y
Sector Antártico Argentino.
Ordenaba elegir 16 convencionales en cada nueva provincia por el sistema de lista
incompleta, 12 por la mayoría y 4 por la minoría, siempre que esta obtuviera más del 35%
de los votos, pues si sólo obtenía más del 20% se le asignarían dos representantes. La
Convención debía dictar la constitución en el plazo de 90 días desde su instalación. El Art.
19º establecía que el PEN debía designar comisionados federales para la etapa de
transición. En Formosa Perón designó al coronel Iglesias Paiz, que venía desempeñándose
como gobernador.
Las nuevas entidades autónomas nacidas en la etapa peronista serían organizadas
constitucionalmente recién dos años más tarde, pues el golpe de Estado de septiembre de
1955 que derrocó a Perón, demoró este proceso hasta 1957. Recién entonces se eligieron
los convencionales que habrían de dictar la carta magna de las nuevas provincias del Estado
argentino. Lamentablemente estos comicios se llevaron a cabo durante la proscripción que
pesaba sobre el partido justicialista. En Formosa se eligieron 24 convencionales, ocupando
–según sistema D´Hont usado en la oportunidad- UCRI (línea de UCR dirigida por
Frondizi) 11 bancas; UCRP (línea de UCR conducida por Balbín) siete; el partido
Demócrata Cristiano 3 y un representante por cada uno de los partidos Demócrata
Formoseño, Socialista y Demócrata Progresista.14
13 Diario Río Negro, General Roca, 22 de abril de 1955 (El subrayado es nuestro). Mario Arias Bucciarelli. El peronismo clásico y los excluidos de la ley Sáenz peña. Aportes para un debate desde los Territorios Nacionales. En: XI Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Tucumán, 200714 Los Convencionales electos fueron: Luis Gutnisky, Emilio Tomás, Benjamín Levi Vera, José Eliseo Guanes, Andrés Rébori, Carlos María González, Moisés Azar y Rosa de Jesús Pescatore de Tarantini, por la UCRI; José Cohen, Rubén Osvaldo Cáceres, Atlántico Ramón Fores, Alberto Domingo Montoya, Roberto Atencia, Osvaldo Marcial Rojas y Conrado Argentino Granada, por la UCRP; Norma Ahída Del Rosso, Enrique Maximiliano Alderete y Marcillo Leguizamón, (reemplazado por su suplente Vicente Gregorio Siasia) por la Democracia Cristiana; Tomás Lafuente por el partido Demócrata Formoseño; José Salomón por
La convención se reunió en el local de la Sociedad Protectora de la Educación “Dr. Carlos Cleto Castañeda” el 31 de agosto de 1957 y sancionó la constitución de la provincia el 23 de noviembre del mismo año. De este modo se cerró la etapa de la organización institucional de Formosa, que se sumó al conjunto de divisiones políticas de la república argentina en plenitud de derechos.
Publicado en: María Silvia Leoni y María del Mar Solís Carnicer (comp). La Política en los espacios subnacionales. Provincias y Territorios en el nordeste argentino (1880-1955). Rosario; prohistoria ediciones, 2012, 274 pp. ISBN 978-987-1855-26-1. pp. 221-234
el partido Socialista y Manuel Domingo Lucas Barbieri por el partido Demócrata Progresista. Emilio Ramón Lugo. Historia Parlamentaria de Formosa, 1ª parte, Convención Constituyente agosto-noviembre 1957. Formosa, Gualamba.