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Osama Esid Juego de representaciones; el experimento egipcio.

Osama Esid

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Osama Esid Juego de representaciones; el experimento egipcio.

Comisariado: Masasam - Espacios de Creación

Primera Planta de la Sala de Armas de la Ciudadela de PamplonaDel 3 de febrero al 13 de marzo 2011

Osama EsidIrudikapen Jolasa; Egiptoko esperimentua.

Komisariotza: Masasam-Kreazio Guneak

1. solairua. Iruñeko Gotorlekuko Arma Aretoa2011ko otsailaren 3tik martxoaren 13ra

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« (…) Las artes y las disciplinas de la representación (...) dependían de la capacidad de Europa para convertir el mundo no europeo en representaciones (...) con el fin de contemplarlo, dominarlo y por encima de todo retenerlo. (...) Si la cultura puede predisponer a una sociedad a prepararse para la dominación ultramarina de otra, e incluso ser parte activa de tal dominación, también puede, al revés, contribuir a apaciguar o modificar tal disposición. »

Edward W. SaidCultura e Imperialismo, Barcelona, Editorial Anagrama, 1996. p. 169 y p.312

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Las relaciones entre Occidente y el mundo árabe a principios del siglo XXI precisan de un fortalecimiento y saneamiento, dados los acontecimientos y las circunstancias po-líticas internacionales de los últimos años. La necesidad de fomentar los puntos de en-cuentro entre ambos y de conocerse más profundamente es esencial.

El trabajo de Osama Esid es un manifiesto visual de estas relaciones que investiga las visiones y estereotipos sociales y culturales que de un lado y otro se han creado en el pasado y que de alguna manera persisten en el inconsciente colectivo. La indagación so-bre el orientalismo, con sus connotaciones exóticas y sensuales desde un punto de vista contemporáneo, genera un abanico de posibilidades creativas y teóricas que ponen de manifiesto las contradicciones existentes en los mecanismos de creación de tópicos.

La exposición «Juego de representaciones; el experimento egipcio» abre el debate sobre estas cuestiones que unen a Occidente y Oriente y que tanto preocuparon en su día a Edward Said, para quien Occidente construyó una imagen embellecida y exotizada de Oriente. Una fantasía oriental que formaba parte de un proceso histórico concreto y que, respondiendo a un proyecto imperialista, necesitaba potenciar y mantener. Said desarticulaba así el concepto de orientalismo invirtiéndolo y es justamente sobre la pre-sunción negativa de ese concepto de orientalismo sobre lo que se interroga Osama Esid. La cuestión entonces es si no hay nada positivo en él, independientemente del discurso imperialista del que nace, pues para Osama Esid esa imagen de Oriente construida por Occidente también penetró y sigue vigente en Oriente. «La fantasía de lo oriental existe en los dos lados» y aquí es donde se centra la motivación y la inspiración de Esid: en la exploración de un estereotipo para crear nuevas lecturas usando su lenguaje de manera más positiva y constructiva sin etiquetar una cultura.

La obra de Osama Esid parte de la elección de una técnica precisa a partir de la utili-zación de cámaras de principios de siglo XX que van a configurar una estética acorde con el objetivo de cuestionar los estereotipos todavía tan consolidados que se imponen sobre lo considerado «oriental».

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Cada composición es primeramente fotografiada utilizando una cámara clásica de gran formato con lentes de época. Posteriormente las imágenes se revelan sobre gelatina plateada utilizando negativos de placa de cristal, técnicas de revelado utilizadas entre 1839 y 1920. Alternativamente, también se utiliza el proceso de revelado al sol Vandyke. Después de imprimir cada imagen en blanco y negro, se procede a pintarlas individual-mente utilizando pigmentos de color a modo de veladuras. Se utilizan tres colores prin-cipales en este proceso de tinte: el azul, el amarillo y el rojo. Para cada foto hay una mezcla única. De hecho, aunque cada fotografía tiene una edición de veinte, cada una de las impresiones recibirá una aplicación diferente de color, convirtiendo cada foto-grafía en una pieza única. De esta manera la reproducción fotográfica se confunde con la exclusividad pictórica.

Esta técnica se conjuga además con una puesta en escena en la que cada una de las to-mas tiene su propia escenografía; interiores con mobiliario de época, detalles de un tiempo perdido, modelos vestidos por el propio fotógrafo y exteriores con un fondo pintado que frente a una primera mirada parecen composiciones realizadas en un sim-ple estudio. Pero Esid, que nunca se define como fotógrafo o artista sino como técnico y químico, utiliza y transforma una técnica que corresponde a un tiempo determinado y que en su contexto histórico respondía a la voluntad de retratar los deseos de una clase concreta en un afán por documentarse según un prisma social occidentalizado. El artista recurre entonces a ella para jugar con el trasfondo que nos transmite, a través de la provocación y el equívoco.

Así, en esta exposición, y particularmente en la serie «Orientalismo y Nostalgia», nos encontramos con un supuesto o llamado «oriental», Esid, que reconstruye un escena-rio de época en el siglo XXI desde El Cairo, una de las capitales más importantes de la región. A través de la reutilización de esta antigua técnica, combinada con una gran puesta en escena, nos hace surgir todo el conjunto como una verdadera composición teatral. Esid recrea de tal manera una ilusión en cada una de estas series fotográficas y nos conduce por un juego de realidad y ficción, una ilusión de espacios con escenogra-fías perfectamente trabajadas, pero también una ilusión de personajes ya que escoge a unos modelos que en su mayoría no son orientales pero que el fotógrafo transforma en oriental. Son estatuas vivientes que refuerzan la idea de que todos podemos formar

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parte de lo estereotipadamente llamado «Oriental». El objetivo último de cada pieza es, a través de la técnica, el decorado y los personajes, adquirir una fuerza propia donde la belleza ocupe el lugar principal. Explota así el lado más sensual del orientalismo con-fundiendo al espectador y haciendo eco de esos espacios mayoritariamente femeninos que nos recuerdan a la pintura francesa del siglo XIX. Recupera por tanto la sensualidad y a veces el erotismo en la mirada y la pose insinuante, pero dotando a sus mujeres de una fuerza desafiante, ya no pasiva y complaciente, mujeres dueñas de su cuerpo y su destino.

Devolviendo la mirada hacia la belleza, Osama Esid se reconcilia con otro de los obje-tivos principales que le empujaron a empezar esta pesquisa: reimplantar otra imagen sobre esta región del mundo que hoy está caracterizada por imágenes de guerra, terro-rismo y fundamentalismo.

En «Trabajadores de El Cairo», Esid ha desplazado unos fondos chillones y grotescos que se podrían encontrar en un viejo estudio de principios del siglo XX, pero que él tras-lada a las calles de El Cairo del siglo XXI en su movimiento desenfrenado, ofreciendo a la gente que pasa, a los trabajadores y la gente de ese entorno cotidiano, la posibilidad de pasar a la posteridad. Esta intervención callejera es algo totalmente inimaginable en El Cairo, donde el espacio público es inconcebible como escenario de la acción artística. Esid consiguió sin embargo crear un intercambio con la gente de a pie, plasmándoles en su cotidianeidad más auténtica. El hecho de retratar a estos hombres y sus ocupa-ciones nos muestra no sólo el grado de atrevimiento de Esid, sino también su lado más crítico, ya que muy pocos artistas hoy en día en esta metrópoli osan retratar a personas que forman parte de la vida cotidiana y menos aún otorgarles el protagonismo que se merecen y que Esid les ofrece. El artista pone así en primera persona a esa gran masa que configura la sociedad egipcia contemporánea, concentrándose en el estrato social más extenso, aproximadamente una cuarta parte de la población, que vive en una situa-ción de pobreza absoluta y en la que las mujeres y los niños configuran los grupos más vulnerables.

Se trata por tanto de un testimonio totalmente contemporáneo de los oficios y traba-

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jos más comunes de esta inmensa metrópoli pero que, una vez más, Esid nos presenta como si fuese de otro tiempo. Aunque en esta serie el uso del lenguaje clásico de estudio de principios del siglo XX, tanto en la pose como en la ambientación artificiosa, se uti-liza para contrastar el estereotipo artificial de lo «oriental» con una realidad dramática y conmovedora nada más lejos del privilegio del exotismo. La fuerza de esta serie radica en obligar tanto al público occidental como al oriental a posar la mirada sobre aquellos que configuran nuestra realidad más cercana y sobre los que normalmente no nos para-mos ni a saludar y nos gustaría a veces hasta ignorar.

En «Ciudad en distorsión» se nos plantea la duda de si la imagen que se nos muestra es una maqueta o una fotografía real de la ciudad de El Cairo, pero de nuevo nos enfren-tamos a un «juego». Por un lado, Esid vuelve a utilizar lentes de época, distorsionando la perspectiva que podamos tener de esta capital. El artista nos ofrece una visión del presente a través de un lenguaje visual del pasado. Aunque refleje El Cairo actual, al utilizar esta técnica de revelado al sol, la ciudad nos aparece como irreal. Por otro lado, uno de los aspectos más representativos de El Cairo en la actualidad —el que responde a la idea que uno puede llegar a tener de la capital más grande del continente africa-no y de Oriente Próximo— es el movimiento frenético, el vaivén de su gran masa de casi 20 millones de habitantes, que se traduce en un ruido ensordecedor, compuesto de mil historias cotidianas a las cuales Esid dio el papel que les correspondía en su serie «Trabajadores de El Cairo». Aquí sin embargo es capaz de reducirlos al anonimato para crear una sola narración masiva en la que nos invade curiosamente al final un silencio aplastante. Sintiendo ese silencio vemos igualmente la realidad cruda de esta ciudad: la basura, la suciedad, la contaminación, la miseria, el caos urbanístico y todos los pro-blemas de esta gran ciudad, pero que Esid nos revela una vez más con una calidad de ensoñación, de idealización. Esid logra así desdibujar la realidad de esta metrópoli al tiempo que esa realidad sigue latiendo, batiendo por la fuerza de su belleza.

De la obra de Osama Esid, partiendo de la escenificación y la duda planificada, se des-prenden dos cuestiones fundamentales: ¿cuál es realmente la percepción occidental de los que esa misma cultura ha dado en denominar «orientales»?, y ¿de qué manera se representa al «otro» desde la visión oriental u occidental?

ComisariadoSandra Maunac y Mónica Santos

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La proximidad geográfica e histórica siempre implica relaciones de vecindad complejas y competitivas entre los conjuntos geopolíticos que las representan. Este ha sido el caso del mundo europeo y el musulmán desde la Edad Media y ha traído consigo la trans-misión de una memoria histórica en conflicto. La rivalidad entre islam y cristianismo, entre Al-Andalus y los reinos cristianos, entre los imperios europeos y turco otomano, generaron conflictos de intereses e ideologías de estigmatización del Otro. No hay más que leer el libro de Amin Maalouf Las Cruzadas vistas por los árabes o ver la película del cineasta egipcio Yusuf Shahin, Saladino, para darse cuenta de la representación inver-sa que nos dan estos autores árabes de unos acontecimientos que desde el imaginario cristiano y europeo hemos interpretado de manera muy diferente. Pero los trastornos que esta situación ocasionó no impidieron una realidad social indudable: el Imperio bizantino mantuvo una estrecha relación con el Oriente omeya y `abbasí (incluso ma-yor que con los reinos cristianos europeos); entre Al-Andalus y los reinos cristianos hubo continuos intercambios económicos y culturales, y la islamización del occidente medieval fue un hecho incontestable en términos históricos (en Sicilia, la Península Ibérica y los Balcanes).

Lamentablemente, la transmisión histórica dominante no incide en estos aspectos de intercambio y comunicación sino en las representaciones negativas. Todo ello respon-de a una elaboración ideológica progresiva.

La expulsión de musulmanes y judíos de Al-Andalus junto al descubrimiento de Amé-rica significaron el punto de arranque de una concepción en que Europa comenzó a percibirse como una identidad cerrada que se proclamaba la depositaria de los atribu-tos de la humanidad, inferiorizando a los otros pueblos. Durante el Renacimiento se llevó a acabo la elaboración ideológica que dio sustento intelectual a esa concepción europea y que se ha prolongado hasta la actualidad: haciendo una interpretación selec-tiva de la Historia, en la que el Oriente desaparece del pensamiento europeo, se asienta el mito de que éste se basa en una sola fuente original greco-romana. Es decir, el mito fundador del pensamiento europeo expulsó autoritariamente la aportación oriental, y

El Orientalismo ante sí mismo.

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en ella el determinante papel que tuvo el pensamiento islámico, a quien se debe el res-cate del pensamiento helenístico y su relectura, así como toda una aportación filosófica racional. Esta «expulsión» alimentará la concepción de dos universos aislados y sin un patrimonio común.

Entre los siglos XIX y XX se llevó a cabo un intenso proceso histórico que reforzó este pensamiento etnocéntrico. Fue el momento en que Europa tuvo que conciliar las ideas de la Ilustración con un mercantilismo expansivo que buscaba colonizar el mundo exte-rior. El pensamiento colonial europeo se vio en la necesidad de elaborar la justificación moral y ética del ejercicio de dominación política y explotación económica que llevaba a cabo fuera de sus fronteras. Así surgió la dualidad entre «civilización» y «barbarie», el concepto de raza y el principio de la superioridad cultural europea frente a «los otros» apropiándose de la representación universal de la modernidad y la civilización. El colo-nialismo se convertía así en una obligación moral y una misión histórica: llevar la civi-lización a los pueblos «salvajes» o retrasados. A partir de ese momento se presentaron argumentos culturales para justificar lo que en realidad eran acciones políticas. Con ello, para colocar lo cultural al servicio de la política, se elaboró un pensamiento que inferiorizaba a las otras culturas y, sobre todo, les negaba la capacidad de evolucionar y progresar desde sus paradigmas culturales autóctonos. Esos valores se adjudicaban al modelo europeo.

A partir de ese momento, la cultura europea será considerada superior a la de los otros pueblos. Y el etnocentrismo europeo mirará a las demás culturas de manera esencia-lista (es decir, como si fueran entes cerrados, inmutables y monolíticos, incapaces de progresar y evolucionar, determinando así todo su devenir histórico). En consecuencia, la perspectiva europea tenderá a considerar que las nociones de progreso, dinamismo y modernización son valores propios, que deben ser universalmente imitados.

Así, por ejemplo, el acta de la Conferencia de Berlín de 1885, con la que los europeos se repartieron el continente africano, decía que las potencias europeas debían «instruir a los indígenas y hacerles comprender y apreciar las ventajas de la civilización». En consecuen-cia, cuando éstos se «empecinen» en conservar sus tierras o su estatuto serán «justifi-cadamente» castigados y diezmados. El Ministro británico responsable de las colonias

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entre 1895 y 1903 afirmará la superioridad de la raza blanca y su civilización asegurando que «nuestra dominación es la única que puede asegurar la paz, la seguridad y la riqueza a tan-tos desgraciados que nunca antes conocieron esos beneficios. Llevando a cabo esta misión civili-zadora es como cumpliremos nuestra misión nacional en beneficio de los pueblos bajo la sombra de nuestro ámbito imperial». Por su parte, el francés Jules Ferry proclamaba en el parla-mento el 28 de julio de 1885 el deber «de las razas superiores de civilizar a las inferiores».1

En aquellas geografías como la china, la india o la islámica donde se habían erigido grandes civilizaciones, la catalogación de «pueblos salvajes» no era posible pero se construyó el discurso de su agotamiento e incapacidad para salir del tradicionalismo que vivían frente al avance civilizacional europeo. De esta manera se llevaba a cabo un proceso de descalificación del legado cultural, histórico y civilizacional árabe e islá-mico, presentado como incapaz de progresar y modernizarse. Es decir, todos los ele-mentos culturales pertenecientes al ámbito árabe y musulmán eran catalogados como regresionistas y bloqueadores de la evolución moderna. Con ello, se forjaba un imagi-nario europeo lleno de fantasías exoticistas, estereotipos y prejuicios.

El Orientalismo se forjó en comunión con la concepción colonial y enraizó una repre-sentación del «otro» árabe y musulmán unívoca, convencional e irreal. El orientalismo científico puso al servicio de la empresa «civilizacional» colonial las disciplinas de la sociología, la antropología social y la arqueología, avalando las concepciones comu-nitaristas, primitivistas y culturalistas de las sociedades sometidas a la dominación. Y el orientalismo esteticista y adorador de lo exótico representó una imagen fantasiosa, edulcorada y sensual de un «Oriente» que sólo respondía a los deseos de Occidente.

Es interesante de señalar que el pensamiento de la descolonización que abanderó la nueva izquierda europea puso en cuestión los fines de dominación política y económi-ca de la empresa colonial, pero nunca cuestionó el principio de la superioridad cultural ni el orientalismo que engendró. Esa representación e imaginario han pervivido hasta la actualidad.

1. Citados por Sophie Bessis L’Occident et les Autres. Histoire d’une suprématie. Paris, La Découverte, 2002.

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Osama Esid hace un impresionante juego de representaciones con ese orientalismo, nos lo devuelve desde su propia arabidad y nos lo presenta como un espejo desde donde nos plantea multitud de cuestiones, interrogantes. Nos representa a nosotros mismos desde el «otro». Todo un ejercicio de creación, reflexión y debate.

Gema Martín MuñozDirectora General de Casa Árabe

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Azken urteotako gertaerak eta nazioarteko egoera politikoaren nondik norakoak kon-tuan harturik, Mendebaldearen eta Arabiarren munduaren arteko harremanek sendotu eta onera egin behar handia dute XXI. mende hasiera honetan. Nahitaezkoa da bien ar-teko gune komunak indartzea eta elkar sakonago ezagutzea.

Osama Esid-en lana harreman horien aurrean egindako ikusizko manifestua da. Lan horrek aztertu egiten ditu iraganean, bai alde batetik eta bai bestetik, sortutako ikuspe-gi eta estereotipo sozial eta kulturalak, egun, nolabait, inkontziente kolektiboan bizirik dirautenak. Orientalismoa, eta bere konotazio exotiko eta sentsualak egungo ikuspegi-tik ikertzean, sormen-aukera eta aukera teoriko asko jartzen dira agerian, eta, horien bidez, topikoak sortzeko mekanismoen kontraesanak argi ikusten dira.

“Irudikapen Jolasa; Egiptoko esperimentua” erakusketaren aurkezpenak gai horien in-guruko eztabaida pizten du. Mendebaldea eta Ekialdea batzen dituzte gaiok, eta, bere garaian, ikaragarri kezkatu zuten Edward Said. Haren iritzian, Mendebaldeak Ekial-dearen irudi edertua eta exotizatua eraiki zuen. Fantasiazko irudia zen Mendebaldeak Ekialdeaz zuena, eta Mendebaldeak mantendu eta sustatu beharra zuen irudi hori. Said-ek orientalismo kontzeptua atzekoz aurrera aztertu eta desegin egin zuen. Bada, orientalismo kontzeptuaren izaera negatibo horretaz, hain zuzen ere, egiten dio gal-de bere buruari Osama Esid-ek. Kontzeptuak sorburu duen diskurtso inperialista hori aparte utzita, kontzeptu horrek gauza positiborik ez ote duen galde egiten dio bere buruari. Osama Esid-en ustetan, Mendebaldeak Ekialdeaz eraikitako irudi hori Ekial-dean berean ere sartu da. “Ekialdearen inguruko fantasia, alde biek dute”, eta honetan datzate Esid-en motibazioa eta inspirazioa. Estereotipoa aztertu eta, bere barne arauak erabilita, interpretazio berriak egiten ditu modu positiboagoan eta eraikitzaileagoan, inongo kulturarik etiketatu gabe.

Osama Esid-en lana teknika zehatz baten ondorio da; mende hasierako kamerak erabil-tzen ditu, eta horiek estetika berezia sortzen dute, eta estetika horrek, oraindik ere oso sendoturik jarraitzen duten “Ekialdearen” inguruko estereotipoak zalantzan jartzen la-guntzen du.

Irudikapen Jolasa; Egiptoko esperimentua.

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Lehenik eta behin, antzinako lenteak dituen formatu handiko kamera klasikoa erabili-ta egiten dira konposizioen argazkiak. Gero, kristal-xafla motako negatiboak erabilita errebelatzen dira irudiak, zilar-gelatina gainean; 1839 eta 1920 urteen artean erabilitako errebelatu teknikak dira hauek. Tarteka, Vandyke errebelatu-prozesua ere erabili da, eguzkitan egiten dena berau. Irudiak zuri-beltzean inprimatu ondoren, banan-banan pintatzen dira, kolore pigmentuen bidez lausotzeak sortuta. Tindatze prozesuan hiru kolore erabiltzen dira: urdina, horia eta gorria. Argazki bakoitzak bere nahasketa du; izan ere, argazki bakoitza 20 aleko sailean argitaratzen den arren, bakoitzari modu ba-tean ezartzen zaio kolorea, eta, beraz, argazki bakoitza bakarra da. Teknika hauek era-bilita, nahastu egiten dira argazkigintzaren erreprodukziorako gaitasuna eta margola-ritzaren esklusibotasuna.

Teknika horrek, gainera, eszenaratze jakin batekin egiten du bat. Toma bakoitzak bere eszenografia du: antzinako altzariak dituzten barnealdeak, joandako denbora tarte ba-ten xehetasunak, argazkilariak berak jantzitako modeloak, fondoa margotua duten kanpoaldeak, begiratu soil bat emanda, estudioan sortuak diruditenak. Esid-ek bere burua teknikotzat eta kimikotzat du, ez argazkilaritzat edota artistatzat. Erabiltzen duen teknika garai jakin batekoa da. Garai horretan, gizarteko klase zehatz batek bere burua mendebaldeko ikuspegitik ikusi nahi zuen erretrataturik. Nahi horri erantzuten diote teknika horren erabilpenak eta transformazioak. Artistak, probokazioaren eta bitariko esanahien bidez, transmititzen duen mezuarekin jolas egiteko erabiltzen du teknika hori, batzuetan.

Erakusketa honetan, eta batez ere “Orientalismoa eta Nostalgia” sailean, ustez ekial-dekoa den norbait dugu, Esid. Antzinako eszenario bat berreraiki du XXI mendean, Kairon, inguruko hiriburu garrantzitsuenetako batean. Teknika zahar hau berrerabi-lita, eta eszenaratze handia lagun duela, zinezko antzerki konposizio baten moduan agerrarazten du multzo osoa gure begien aurrean. Argazki sail hauetako bakoitzean, ilusio bat sorrarazten du Esid-ek horrela, espazio-ilusioak, eszenaratze oso landuak di-tuztenak, baina, baita pertsonaia-ilusioak ere, aukeratzen dituen modeloak ez baitira ekialdekoak, baina argazkilariak ekialdeko bihurtzen ditu.

Artistak darabilen ideia baieztatzen duten estatua bizidunak dira: denok izan gaitezke-

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ela modu estereotipatuan “Oriental” deituriko horren parte. Ale bakoitzaren helburua teknikaren, dekoratuen eta pertsonaien bidez indar propioa lortzea da, eta bertan eder-tasunak toki nagusiena hartzea. Horrela, Orientalismoaren alderdi sentsualena ustiat-zen du, eta ikuslea nahasi, eta Frantziako XIX. mendeko pintura gogora ekartzen digu-ten espazio femeninoak baliatzen ditu. Pose eta begirada limurtzaileen sentsualtasun, eta batzuetan, erotismoa berreskuratzen ditu, baina bere emakume horiei indar desa-fiatzailea ematen die, ez pasiboa eta atsegin-emalea, beren gorputzaren eta patuaren jabe dira emakume horiek.

Edertasunari begiratzen dio Osama Esidek, eta, horrela, adiskidetu egiten da peskiza hauetan sartzera eraman zuten beste helburu nagusietako batekin: munduko inguru honen beste irudi bat berrezartzea. Inguru horren ezaugarriak, egun, gerra irudiak, te-rrorismoa eta fundamentalismoa dira.

“Kairoko langileak” sailean, kolore biziko fondo groteskoak erabili ditu, XX. mende hasierako estudio zahar batean aurki genitzakeenak. Berak XXI. mendeko Kairoko ka-leetan sartzen ditu, hiri horren erritmo zoroan, eta pasatzen ari den jendeari, langileei eta eguneroko bizitzako jendeari irudian betiko gelditzeko aukera ematen die. Kalean aritze hori pentsaezina da Kairon; bertan, kalea ezin baita ulertu aritze artistikoaren esparru gisa. Hala ere, Esid-ek herri xehearekin elkartrukea lortu zuen, bere benetako egunerokotasunean txertatuta. Gizon horiek beren zereginetan ari direla agertzeak adierazi egiten digu Esid-en ausardia eta alde kritikoa, egun, oso gutxi baitira metro-poli horretan eguneroko jendearen erretratuak egiten ausartzen diren artistak. Eta, are gutxiago, jende horrek merezi duen protagonismoa ematera ausartzen direnak, Esid-ek egiten duen moduan. Artistak lehenengo pertsonan jartzen du egungo Egiptoko jen-dartea, eta garrantzi berezia ematen dio maila sozial hedatuenari, populazioaren laur-dena gutxi gora behera, erabateko pobrezian bizi denari, hain zuzen ere. Emakumeak eta haurrak dira maila horretan ahulenak.

Beraz, metropoli itzel honetako lan eta lanbide ohikoenen lekukotza garaikidea da era-bat, baina Esid-ek, berriz ere, beste garai batekoa balitz bezala aurkeztu du. Sail hone-tan, ordea, mende hasierako estudioetako adierazpide klasikoa erabiltzen du, bai po-sean eta bai girotze artifiziotsuan, honetarako: “ekialdekoa”ren estereotipo artifiziala,

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exotismoaren pribilegiotik inoiz baino urrunago dagoen errealitate dramatiko eta hun-kigarriarekin alderatzeko. Sail honen indarra honetan datza: bai mendebaldeko ikus-leen begirada, bai ekialdekoena, gure errealitaterik hurbilena osatzen duten horiengan jartzera behartzean, gehienetan agurtu ere egiten ez ditugun horiengan eta, zenbaite-tan, alde batera utzi nahiko genituzkeen horiengan.

“Distortsioan dagoen hiria” lanean zalantza bat sortzen zaigu, erakusten zaigun irudia Kairoko maketa bat ote den edo benetako argazkia, baina oraingoan ere “jolas” baten aurrean gaude. Berriz ere, antzinako lenteak erabili ditu Esid-ek eta guk izan dezake-gun hiriaren ikuspegia distortsionatu egin du, alde batetik. Artistak orainaren ikus-puntua eskaintzen digu baina antzinako bistaratzeko moduak erabilita. Egungo Kairo izanagatik, eguzkitan egindako errebelatze teknika hau erabilita, hiriak irreala dirudi. Bestetik, egungo Kairoren alderdirik adierazgarrienetakoa –batek, Afrika kontinenteko eta Ekialde Hurbileko hiribururik handienaz izan dezakeen ideiari erantzuten diona- mugimendu zoroa da, bere 20 milioi biztanleek osatzen duten masa izugarriaren joan-etorria, eguneroko milaka historiek osatzen duten gortzeko moduko zalaparta, Esid-ek “Cairoko Langileak” sailean zegokion tokian jarria. Hemen, ordea, biztanle horiek ano-nimatoraino txikitzeko gai izan da narrazio masibo bakarra sortzeko, eta ondarrean, isiltasun erabatekoak hartzen gaitu harrigarriki. Isiltasun hori sumaturik ere, berdin-berdin ikusten dugu hiri honen errealitate latza: zaborra, zikinkeria, kutsadura, mise-ria, hirigintza kaosa, baina beste behin ere, Eside-ek, ametsetako kalitatean erakutsia, idealizatuta. Esid-ek lortzen du, horrela, metropoli honen errealitatea aldatzea, erreali-tate hori bera taupaka ari den bitartean, bere edertasunaren indarrak eraginda.

Osama Esid-en obrari, egiten duen eszenaratzetik eta zalantza planifikatutik abiaturik, bi auzi nagusi darizkio: mendebaldekoek nola ikusten dituzte, benetan, mendebaldeko kultura horrek berak “ekialdeko” deituriko horiek? Eta, nola irudikatzen du “bestea” ikuspegi batak zein besteak?

Sandra Maunac eta Mónica SantosMasasam. Kreazio Guneak

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Hurbiltasun geografiko eta historikoak auzokoen artean harreman zail eta lehiakorrak eragiten ditu beti, haiek ordezkatzen dituzten multzo geopolitikoen artean. Hauxe izan da europarron munduaren eta musulmanenaren arteko egoera Erdi Arotik hona, eta memoria historiko gatazkatsu baten transmisioa eragin du horrek. Islam-aren eta kristautasunaren arteko norgehiagokak, Al-Andalus-en eta erresuma kristauen arte-koak, Europako inperioen eta turko-otomanoarenak, interes gatazkak eta Bestearen estigmatizatzea eragin zituen. Amin Maalouf-en “Las Cruzadas vistas por los árabes” li-burua irakurtzea edo Yusuf Shahin zinegile egiptoarraren “Saladino” filma ikustea aski da, egile arabiar hauek, guk kristauon eta europarron imaginarioan, gertaera berberei emandako interpretazioaren alderantzizko irudikapena egiten dutela konturatzeko.

Baina egoera horrek eragindako arazoak ez ziren inolako eragozpena izan honako errealitate sozial hau gertatzeko: Bizantzioko inperioak harreman estuak izan zituen Omeya-tarren eta Abbasí-tarren Ekialdearekin (Europako erresuma kristauekin baino estuagoak ere bai); Al-Andalus-en eta erresuma kristauen artean truke ekonomiko eta kulturalak etengabeak izan ziren eta Erdi Aroko mendebaldearen islamizazioa, histo-riaz ari garela, ukaezina da (Sizilian, Iberiar Penintsulan eta Balkanetan).

Zoritxarrez, transmisio historiko nagusiak ez ditu truke eta komunikazio harreman horiek nabarmentzen, eta bai, ordea, alderdi negatiboak. Hori guztia etengabeko ideo-logia eraikitzearen ondorio da.

Al-Andalusetik musulmanak eta juduak kanporatzeak, Amerikaren Aurkikuntzarekin batera, ikusmolde berri baten abiapuntua izan ziren; bertan, Europa gizadiaren ezau-garrien gordetzaile aldarrikatzen zuen identitate hertsi gisa ulertzen hasi zen, aldi be-rean, gainerako herriak azpikotuz. Berpizkunde garaian gauzatu zen Europa ulertzeko modu horri sostengu intelektuala eman zion eraikitze ideologikoa, eta orain arte iraun du: Historiaren interpretazio selektibo bat eginez, Ekialdea desagerrarazi egiten da Eu-ropako pentsakeratik, eta horrek, oinarria jatorrizko iturri greko-erromatar bakarrean duelako mitoa ezartzen du. Horrela bada, Europako pentsakeraren mito sortzaileak, autoritarioki kanporatu zuen Ekialdearen ekarpena, pentsamolde islamikoak izandako paper nabaria barne, berari zor baitzaio pentsamendu helenistikoa berreskuratzea eta

Orientalismoa bere buruaren aurrean.

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berrirakurtzea, hala nola, beraien arrazoizko ekarpen filosofiko guztia. “Kanporaketa” honek elikatuko du, ondare komunik gabeko bi unibertso isolatu gisa ulertzeko ikus-moldea.

XIX. eta XX. Mendeen artean izandako prozesu historiko biziak indartu egin zuen pentsamolde etnozentriko hori. Garai hartan, Europak, Ilustrazioaren ideiak eta kanpoaldea kolonizatu nahian zebilen merkantilismo hedakorra kontziliatu behar izan zituen. Europako pentsamolde kolonialak, bertako mugetatik kanpo gauzatzen ari zi-ren menperatze politikoari eta esplotazio ekonomikoari justifikazio morala eta etikoa sortu behar izan zizkien. Horrela sortu ziren “zibilizazioa” eta “basakeria” dualismoa, arraza kontzeptua eta Europako kulturaren nagusitasuna “besteen” aurrean, moderno-tasunaren eta zibilizazioaren ordezkaritza unibertsalaren jabe eginda. Horrela, kolo-nialismoa misio historiko eta eginbehar moral bihurtu zuten: herri “basati” edo atze-ratuei zibilizazioa eramatea. Une horretatik aurrera, izatez politikoak ziren ekintzak zuritzeko argudio kulturalak erabili ziren. Era horretan, kulturari zegokiona politikaren zerbitzuan jartzeko, gainerako kulturak ahulagotzat jotzen zituen pentsamoldea eraiki zen, eta, batez ere, beren paradigme-tatik abiatuta bilakatzeko eta aurrera egiteko gaitasuna ukatzen zitzaien. Balio hauek Europako ereduari aitortzen zitzaizkion.

Une horretatik aurrera, Europako kultura gainerako herriena baino gehiagokotzat har-tu izan da. Eta Europako etnozentrismoak modu esentzialistan begiratuko die gaine-rako kulturei (alegia, ente hertsiak bailiran, aldaezinak eta monolitikoak, aurrera egi-teko eta bilakatzeko gai ez direnak, eta beren etorkizun historikoa horrela erabakitzen dutenak). Ondorioz, Europako ikuspegiak aurrerapena, dinamismoa eta moderniza-zioa kontzeptuak bereak dituen balioak direla uste izatera joko du, eta gainerako guz-tiek berak egiten duena egin behar dutela.

Horrela, 1885eko Berlingo Konferentziako agirian, europarrek Afrikako kontinentea elkarbanatzeko balio izan zuen hartan, esate baterako, honela zioen, Europako po-tentziek “indigenei irakatsi eta zibilizazioaren abantailak ulertarazi eta estimarazi” behar zizkietela. Beraz, hauek beren lurrei edo beren estatutuari eusten “tematzen” badira “merezi bezala” zigortuak eta bakanduak izanen dira. 1895 eta 1903 bitartean kolonie-

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tako arduraduna zen Ministro britainiarrak, arraza zuriaren eta horren zibilizazioaren nagusitasuna aitortu zituen eta ondokoak adierazi: “gure menpekotasuna da, hainbeste zoritxarrekori bakea, segurtasuna eta aberastasuna ziurta diezaiekeen bakarra, lehen sekula ezagutu gabeko onurak, horiek. Misio zibilizatzaile hau eginez beteko dugu gure inperioaren itzalpeko herrien aldeko geure misioa”. 1

India, Txina edo Islam-a nagusi zen mundua ez zitezkeen “herri basatitzat” hartu, zibi-lizazio handiak sortutakoak baitziren; horietarako bestelako diskurtso bat eraiki zuten, hots, Europako zibilizazioak aurrera egiten zuen bitartean, haiek agorturik zeudela eta ez zirela beren tradizionalismotik ateratzeko gai. Horrela, arabiarrek eta islamiarrek utzitako kultura, historia eta zibilizaziozko ondarea deskalifikatzeko prozesua gauzat-zen joan zen, aurrera egiteko eta modernizatzeko gaitasunik gabeko gisa azaltzen zuten eta. Bestela esanda, arabiarren eta musulmanen giroko kultur elementu guztiak atze-rakoitzat eta bilakaera modernoaren blokeatzailetzat jotzen ziren. Eta horrela ari ziren sortzen europarron imaginarioa, amets exotizista, estereotipo eta aurreiritziz betea.

Orientalismoak ikusmolde kolonialarekin batera, “beste” arabiar eta musulman horren ikuspegi bakarra, konbentzionala eta errealitatetik urruna sartu zuen. Orientalismo zientifikoak, kolonizatzaileek zibilizazioa hedatzeko enpresaren zerbitzuan jarri zituen soziologia, gizarte antropologia eta arkeologia diziplinak, menperaturiko gizarteen ikusmolde komunitarista, primitibista eta kulturalistak bermatzeko. Eta orientalismo estetizista eta exotikozaleak “Ekialdea”ren ametsezko irudi edulkoratu eta sentsuala es-kaini zuen, mendebaldekoen nahietan bestetan bizi ez zena.

Aipagarria da, Europako ezker berriak bultzatu zuen kolonizazioaren aurkako pentsa-moldeak zalantzan jarri zituela kolonizazioak zituen menperatze helburuak politikan eta ekonomian, baina sekula ez, ordea, nagusitasun kulturalaren oinarria eta horrek eragindako orientalismoa. Irudi horrek eta imaginario horrek bizirik iraun dute orain arte.

1. Sophie Bessis-ek aipatuak, L’Occident et les Autres. Histoire d’une suprématie. Paris, La Découverte, 2002.

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Osama Esid-ek irudi joko zirraragarria egiten du orientalismo hori erabiliz, bere izaera arabiarretik abiatuta itzuli egiten digu eta ispilua bailitzan aurkezten digu eta galdera andana egin. Geure burua aurkezten digu, baina “besteak” ikusita. Sormen, hausnarke-ta eta eztabaida jardun bikaina.

Gema Martín MuñozCasa Árabe-ko Zuzendari Orokorra

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Otro punto de vista, 2004

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5Otro punto de vista, 2004

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Shayma recordando, 2005 Colgante de oro, 200534

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Colgante de oro, 2005 15 segundos de exposición, 200535

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Mecánico diesel, 2006 El basurero, 2006

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Los hermanos mecánicos, 2006 Sándwich 24 horas, 2006

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El chico del pan, 2006

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Osama Esid nace en Damasco (Siria) en 1970. Estudió fotografía en el Instituto Técnico de Damasco, al tiempo que trabajaba en la sastrería de su padre. En 1994 decide irse de Siria para viajar primero a París y en 1996 llega a Estados Unidos, donde vive y trabaja actualmente. Durante sus primeros años en EE.UU. realiza un largo viaje por 32 estados y finalmente decide instalarse en Minneapolis, don-de trabaja, como óptico. Sigue realizando fotografías, perfeccionando su técnica al recibir varios cursos y expone sus primeros trabajos en esa ciudad.

Septiembre de 2001 supone un punto de inflexión en la vida de Esid. La situación internacional y la nacional estadounidense con respecto a lo árabe hace que Esid sienta la necesidad imperiosa de mostrar al mundo quién es y a dónde pertenece. 2001 fue por tanto el detonante para empezar a pensar en la cuestión del Orienta-lismo. Para completar esa idea decidió ir a vivir a Egipto, a El Cairo. Ahí, establece su estudio, que sigue activo en la actualidad.

De 2003 a 2005, además de desarollar la mayoría de sus series, trabaja también en el taller de Lehnert & Landrock y como escenógrafo. En 2006, con su serie Orien-talismo realiza sus primeras exposiciones en El Cairo. Una exposición colectiva titulada «Memoria de un artista» en el Palacio de Arte Contemporáneo de El Cai-ro en septiembre y en diciembre una exposición individual en The Portrait Gallery.

En 2007 y 2008 empieza su itinerancia por España y en particular por Andalucía con la exposición «Juego de representaciones; el experimento egipcio» comisa-riada por Masasam y producida por Casa Árabe. Así se presentará la exposición en julio de 2007 en el Teatro Cómico Principal de Córdoba; en diciembre en la sala Maestre de Jaén; en abril de 2008 en el marco de la quinta edición del Festival de Cine Africano de Tarifa; en junio de ese mismo año en la Escuela de Estudios Ára-bes de Granada y en septiembre en el Festival de Fotografía de Getxo.

Osama Esid

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A partir de 2007, Esid vuelve a Estados Unidos y sus fotografías se exponen tan-to en EE.UU. como en Europa y África. Así, cabe destacar su participación en la exposición Voyage entre l’Afrique et la Mediterranée en el Festival Internacional de Fotografía de Fez en Marruecos en mayo de 2008. En junio de 2008 sus fotografías fueron expuestas en Pamplona en el marco de la exposición al aire libre titulada «Una mirada al mundo» comisariada por Alejandro Castellote. Por otro lado, ha recibido también diferentes premios. Así, en 2007 obtuvo el tercer premio de la Feria de Arte de Minnesota, St Paul, y en 2010 el primer premio de la Mc Night Foundation de la Franklin Art Works de Minneapolis.

Ha presentado su trabajo en ferias internacionales tales como la feria de Arte de Dubai, Emiratos Árabes Unidos, en 2008 y 2009; la feria de Arte de Hong Kong y la feria Internacional de Arte de Shangai en 2009, representado en todas ellas por la Galería Kaysha Hildebrand de Zurich. Participó también en 2009 en Paris Photo, en esta ocasión representado por Empty Quarter Gallery de Dubai, EAU.

En 2010 formó parte de Art FIFA en ocasión de la Copa del Mundo y el Museo Tro-peen de Ámsterdam adquirió una selección de sus fotografías para su colección permanente.

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Organiza:

Con la colaboración de:

Con la financiación de:

Agradecimiento:

Comisariado:

Montaje exposición:

Diseño del catálogo:

Textos:

Traducción:

Impresión:

Depósito legal:

Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación- Agencia Española de Cooperación Internacional al DesarrolloAyuntamiento de Pamplona

Masasam - Espacios de Creaciónwww.masasam.com

Área Cultural

Masasam - Espacios de Creación

Masasam - Espacios de Creación / Gema Martín Muñoz

Ika-Eleka

© de los textos, sus autores© de las fotografías, su autor

IPES agradece a:A Sandra Maunac y Mónica Santos (Masasam-Espacios de Creación) por su trabajo excelente y amistad; a Osama Esid por abrir nuestras miradas; a Casa Árabe por su colaboración y a Carmen y Aitziber (Área Cultural) por su disposición y esfuerzo en el montaje.

Masasam agradece a:Javier Aisa y a todo el equipo de IPES Elkartea que han hecho posible esta exposición, Osama Esid, Gema Martín Muñoz, Nuria Medina, Gonzalo Romero y Siete de un Golpe, Mat Jacob y Manuel Sesma.

Papel 10

Casa Árabewww.casaarabe.es

Asociación Fotográfica y Cinematográfica de Navarra

IPES ElkarteaÁrea Internacional y de Derechos Humanoswww.ipesddhh.org / www.ipesnavarra.org

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Asociación Fotográfica y Cinematográfica de Navarra