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SALTA, DOMINGO 6 De MAYO De 2012 / e-MAIL: [email protected] Poesía y periodismo en Manuel J. Castilla Por Alejandro Morandini La lectura en el siglo XXI Por Juan Manuel Rapacioli Entrevista a Alberto Manguel El escritor invitado Conquista y absorción del español por la tierra Romance del Norte Argentino 1 Diego de Rojas, sangre espada y sueño desenvainado en estas zonas altas. La fundación del Norte era la copla y el corazón redondo de la caja. Espuela ardida y voz, la misma cosa y una sola y madura la esperanza. Espuela y voz de España se alisaron como una cabellera en la baguala. Diego de Rojas vino para irse y era una arista más en la montaña. Razón de soledad y paisajes 2 Espuela y voz de España no podían domar de golpe tan antiguo brío. El hombre era hacia adentro y desde adentro Iba saliendo, triste, en los silbidos. Porque entre sus crispados arenales en espuma de sal acaba el mito, toda la coca se le vuelve espera en las orillas de los espejismos. Para tanto silencio, mucha muerte pide mi voz morena al infinito! Savia y niñez 3 Con el revuelo verde de los tucos llegaba la esperanza del verano y la savia del norte por mi sangre iba subiendo como por un árbol. Ese era el tiempo para la leyenda con sus humosos viejos solitarios y había que alzar tizones en el alba por no mirarles su dolor ahumado. Entonces, niño yo, sobre la tierra era tan puro como los lapachos. Baile y varonía 4 A los veranos roncos de crecientes anteponían un pecho de gauchadas, y el agua turbia de corajes desencrespábase en sus arrogancias. Después, muchos caminos polvorientos y un domingo floreándose de zambas donde entre zapateos apilados sumaban como siete las mudanzas. Enjugaban, entonces, los pañuelos la clara soledad de las guitarras. Sentido heroico 5 Sabía del requiebro y de la daga reconquistando a golpes de entereza. Unos volvían con un puma muerto y una remota heroicidad ingenua. Otros cuando bebían, sollozaban para apagar tristeza y polvareda y si algunos mataban, el cuchillo retornaba a la vaina sin urgencias. Y después de todo esto me dolía que se quedaran solos con la espera. Amistad 6 No retaceaba el hombre sus anchuras para la tierra hinchada de semillas, porque donde sobraban longitudes hasta la mezquindad fue cristalina. Y si algunos guardaban prevenidos era para tirarlo al otro día entre vasos de vinos entonadores y una pena que nunca se les iba. Y sobre todo la amistad como una sombra perfectamente definida. Publicado en El Intransigente Salta, 16 de junio de 1946. Los textos seleccionados, forman parte de la investigación sobre Manuel José Castilla, que Alejandro Morandini realizó y que en la página 2 de este suplemento se entrega un adelanto. Castilla nació en Cerrillos, el 14 de agosto del año 1918. Trabajó como titiritero junto a Jaime Dávalos y Carlos Luis García Bes. Cumplió funciones en la Secretaría de Prensa de la Gobernación entre 1955 y 1956. En 1973 la Universidad Nacional de Salta, le otorgó el título de Doctor Honoris Causa. Entre 1972 y 1974, fue asesor de cultura para el Gobierno de la provincia. A partir de 1976 y hasta su jubilación fue Director de la Biblioteca Provincial, Victorino de la Plaza. Escribió más de 80 canciones junto a destacados músicos de la época, entre quienes se cuentan, Gustavo Cuchi Leguizamón; Eduardo Madeo; Eduardo Falú; Rolando Valladares; Abel Mónico Saravia; Cayetano Saluzzi; Fer- nando Arnedo; Gustavo Adolfo El Payo Solá; Fernando Portal y Nicolás Lamadrid. Obtuvo entre otras distinciones: El Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, 1973; Primer Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación, correspondiente al trienio 1970-72 y el Primer Premio Na- cional de Poesía del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación, correspondiente al trienio 1973-75. Murió en la ciudad de Salta, el 19 de julio 1980. ME GUSTA Nueva sección en Punto Cultural 4-1:Maquetación 1 06/05/2012 04:50 a.m. Página 2

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SALTA, DOMINGO 6 De MAYO De 2012 / e-MAIL: [email protected]

Poesía y periodismo en Manuel J. Castilla

Por Alejandro Morandini

La lectura en el siglo XXI

Por Juan Manuel Rapacioli

Entrevista a Alberto Manguel

El escritor invitado Conquista y absorción

del español por la tierra

Romance del Norte Argentino

1Diego de Rojas, sangre espada y sueñodesenvainado en estas zonas altas.La fundación del Norte era la coplay el corazón redondo de la caja.

Espuela ardida y voz, la misma cosay una sola y madura la esperanza.Espuela y voz de España se alisaroncomo una cabellera en la baguala.

Diego de Rojas vino para irsey era una arista más en la montaña.

Razón de soledad y paisajes

2Espuela y voz de España no podíandomar de golpe tan antiguo brío.El hombre era hacia adentro y desde

adentroIba saliendo, triste, en los silbidos.

Porque entre sus crispados arenalesen espuma de sal acaba el mito,toda la coca se le vuelve esperaen las orillas de los espejismos.

Para tanto silencio, mucha muertepide mi voz morena al infinito!

Savia y niñez

3Con el revuelo verde de los tucosllegaba la esperanza del veranoy la savia del norte por mi sangreiba subiendo como por un árbol.

Ese era el tiempo para la leyendacon sus humosos viejos solitariosy había que alzar tizones en el albapor no mirarles su dolor ahumado.

Entonces, niño yo, sobre la tierraera tan puro como los lapachos.

Baile y varonía

4A los veranos roncos de crecientesanteponían un pecho de gauchadas,y el agua turbia de corajesdesencrespábase en sus arrogancias.

Después, muchos caminos polvorientosy un domingo floreándose de zambasdonde entre zapateos apiladossumaban como siete las mudanzas.

Enjugaban, entonces, los pañuelosla clara soledad de las guitarras.

Sentido heroico

5

Sabía del requiebro y de la daga

reconquistando a golpes de entereza.

Unos volvían con un puma muerto

y una remota heroicidad ingenua.

Otros cuando bebían, sollozaban

para apagar tristeza y polvareda

y si algunos mataban, el cuchillo

retornaba a la vaina sin urgencias.

Y después de todo esto me dolía

que se quedaran solos con la espera.

Amistad

6

No retaceaba el hombre sus anchuras

para la tierra hinchada de semillas,

porque donde sobraban longitudes

hasta la mezquindad fue cristalina.

Y si algunos guardaban prevenidos

era para tirarlo al otro día

entre vasos de vinos entonadores

y una pena que nunca se les iba.

Y sobre todo la amistad como una

sombra perfectamente definida.

Publicado en El IntransigenteSalta, 16 de junio de 1946.

Los textos seleccionados, forman parte de la investigación sobre Manuel José

Castilla, que Alejandro Morandini realizó y que en la página 2 de este suplemento

se entrega un adelanto. Castilla nació en Cerrillos, el 14 de agosto del año 1918.

Trabajó como titiritero junto a Jaime Dávalos y Carlos Luis García Bes. Cumplió

funciones en la Secretaría de Prensa de la Gobernación entre 1955 y 1956. En

1973 la Universidad Nacional de Salta, le otorgó el título de Doctor Honoris

Causa. Entre 1972 y 1974, fue asesor de cultura para el Gobierno de la provincia.

A partir de 1976 y hasta su jubilación fue Director de la Biblioteca Provincial,

Victorino de la Plaza. Escribió más de 80 canciones junto a destacados músicos de

la época, entre quienes se cuentan, Gustavo Cuchi Leguizamón; Eduardo Madeo;

Eduardo Falú; Rolando Valladares; Abel Mónico Saravia; Cayetano Saluzzi; Fer-

nando Arnedo; Gustavo Adolfo El Payo Solá; Fernando Portal y Nicolás Lamadrid.

Obtuvo entre otras distinciones: El Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina

de Escritores, 1973; Primer Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación

y Cultura de la Nación, correspondiente al trienio 1970-72 y el Primer Premio Na-

cional de Poesía del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación, correspondiente

al trienio 1973-75. Murió en la ciudad de Salta, el 19 de julio 1980.

ME GUSTA

Nueva sección

en Punto Cultural

4-1:Maquetación 1 06/05/2012 04:50 a.m. Página 2

Page 2: P A M Poesía y periodismo La lectura en en Manuel J ...€¦ · Poesía y periodismo en Manuel J El poeta salteño Manuel J. Castilla, co-menzó a trabajar en el diario, «El Intran-sigente»,

2SAlTA, doMinGo 6 de MAYo de 2012

Poesía y periodismo en Manuel J

El poeta salteño Manuel J. Castilla, co-

menzó a trabajar en el diario, «El Intran-

sigente», en 1936, a sus dieciocho años

de edad. El periódico de Michel Torino,

lo empleó, primero en sus talleres gráfi-

cos, y con el tiempo, luego de oficiar

como corrector y publicar algunas cola-

boraciones, lo tomó definitivamente en

su redacción hacia 1945. Las primeras

entregas corresponden a los días de las

largas caminatas por la ciudad con su co-

lega, el poeta Raúl Aráoz Anzoátegüi, y

de la redacción de la página cultural que

componían a cuatro manos, (a ella co-

rresponde su columna Papel Picado y la,

Greguería del Domingo); son los años

decisivos del encuentro con el grupo lle-

gado de Buenos Aires: Carybé, Gertrudis

Chale, Raúl Brié y Luis Preti; del viaje a

Bolivia con los títeres y “Pajita” García

Bes; los días de la exploración de una

sensibilidad no ejercida hasta entonces

en las artes del norte argentino; de las

instantáneas del encuentro y manifiestos

generacionales.

La incorporación definitiva de Castilla,

a la redacción, dataría a fines de 1945,

ocupando el lugar que dejara vacante, Ju-

lio César Luzzatto. Este primer período

de sus años como redactor abarca el arco

de su poesía que se tensa de su primera

colección artesanal, «Adolescencia», (ilus-

trada por el artista José Casto, y pagados

sus veinte ejemplares por la mítica Mama

Lola, y recuperado parcialmente en Agua

de Lluvia), a la composición de «Copa-

jira». Es el momento preciso en que el

poeta sale al encuentro de los motivos

sociales que ocuparán sus versos: la ex-

plotación en el ingenio, los indios del

Chaco Salteño, el carnaval como refugio

de la poca alegría. Esta etapa acaba con

el cierre del diario y quizás pueda defi-

nirse un poco más allá en la línea del

tiempo, mientras dura su participa-

ción en los boletines clandestinos.

Son los años del apogeo y caída de

los orejudos, de la Segunda Guerra

Mundial, y de la emergencia del pe-

ronismo como razón transforma-

dora.

Con la caída del gobierno justi-

cialista y la consecuente reaper-

tura del diario, podemos distin-

guir una segunda etapa

profesional en Castilla, donde

afianza su labor periodística y su

presencia de bardo, (es en este mo-

mento cuando regulariza la produc-

ción de sus viñetas en forma y con-

tenido, y descarta definitivamente su

firma). Es la hora de la consagración

literaria y de una febril actividad, a la

que suma su trabajo en la Secretaría

de Prensa, durante la intervención de

Alejandro Lastra. Los periódicos porte-

ños han dado cuenta de su producción

poética comentando sus primeros libros,

ahora requerirán sus colaboraciones.

A partir de 1956, se afianza su presencia

en los escenarios del folclore nacional;

sus primeras canciones fueron escritas en

la adolescencia y algunas ya eran cono-

cidas, (la delicada Zamba del pañuelo, se

sabe escrita antes de su ingreso a «El In-

transigente», y quizás fuera una de las ra-

zones para su incorporación). A partir

de la década del cincuenta comienza a

asumir una vehemente labor compositiva

junto a destacados músicos. Lleva una

prolífica tarea radiofónica, recordándose

entre otros, el programa junto a Cesar

Fermín Perdiguero, El canto cuenta su

historia, cuya evolución del éter a los es-

cenarios con los años tomará la forma

de un proyecto cinematográfico que lo

contará como uno de sus guionistas hacia

1976.

A comienzos de los sesenta se dejará de

requerir su presencia en la redacción pero

no cejará en sostener una frecuencia de

más de tres viñetas semanales, y tener a

su cargo un conjunto de ediciones y su-

plementos del periódico.

El ciclo de esta colección culmina cuando

el poeta obtuvo el premio Regional otor-

gado por la Dirección de Cultura de Salta,

por «Norte Adentro»; y el Juan Carlos

Dávalos, trienio 1958-60, por «El Cielo

Lejos»; e inicia el registro de sus más de

ochenta canciones, en la Sociedad Ar-

gentina de Autores y Compositores.

Hay en los comienzos de su tarea remu-

nerada, entregas en forma de poemas y

relatos de esporádica aparición hasta sos-

tener una presencia continua en colum-

nas regulares, (El ritmo de la ciudad, Es-

tampas Callejeras y Apuntes Urbanos).

Para este espacio produce lo que puede

leerse como un registro del aconteci-

miento sensible. Esta escritura evoluciona

con los años en la viñeta, El otro mundo

de la ciudad. El futuro folklorista anida

en su escritura la observación del hecho

urbano y una nostalgia, que la ciudad

quizás no comprenda del todo. En estas

observaciones es posible reconocer un

punto de vista móvil y privilegiado: el es-

criba de una sensibilidad social que anun-

cia y repasa. La figura del flaneo baude-

leriano describiría los primeros años del

joven periodista, pero sus endecasílabos

no requieren esas impresiones poéticas

ni su spleen, es para el diario las impre-

siones de una ciudad que está cambiando

y con absoluta conciencia de lo que se

está por perder.

Si en estas primeras crónicas se encuen-

tran algunos motivos de su poesía: el azul,

la lluvia, el vino; en la segunda época, fi-

jará los asuntos sobre los que ha decidido

escribir: los pueblos, la ciudad, sus oficios

y memoria; sintetizará sus temas bajo

una prosa emocionada.

Esa perspectiva nos remite al grupo de

creadores que ha logrado una síntesis de

ese procedimiento y que se reunió orgá-

nicamente bajo el nombre de «La Carpa».

El hecho de proponerse dar testimonio

del hombre en su territorio decantando

nativismos fue el eje de la convocatoria

tucumana propiciada por Raúl Galán.

Esta reunión alentó un parricidio, en su

manifiesto anunciaban: “Tenemos con-

ciencia de que en esta parte del país la

Poesía comienza con nosotros”. Ejerció

su influencia hasta entrados los años cin-

cuenta mientras duró el núcleo duro de

la revista «Tarja», en Jujuy, y la revista

«Zizayán», en Santiago del Estero. Ma-

nuel Castilla, no fue el artífice de su pro-

grama ni el adalid de su proclama, pero

adhirió al llamado y participó espontá-

neamente de la experiencia. Comparte

con el grupo la intención literaria de tratar

el paisaje urbano y el de la campaña, en

momentos que la vida campesina se mo-

difica y la frontera agrícola vacila por pre-

sión de las poblaciones, y asoma una in-

cipiente mecanización del trabajo rural.

La conformación de este grupo supone

una ruptura en el orden formal de las ex-

presiones artísti

ticularmente en

gresa de forma

maduro y se r

grupo fue sínte

emergente que

lo largo del teji

cultural cuya pr

dores de todas l

y actualizó cán

La pertenencia

ción portadora

una comarca p

serva en su len

castellano-quec

en una vida so

mente ritos y m

protagonista de

el norte argenti

Leopoldo Teuc

que su padre se

dística diciend

poesía”, y lo re

tardes y en una

de todo el mes.

trabajo hace de

varse como el d

pital de una exp

ción de subjeti

plusvalía. Lo qu

Por AlejAndro MorAndini

El ensayista y crítico literarioAlejandro Morandini, acaba desubir a su blog parte de su libro«El Oficio del Árbol», unestudio exhaustivo sobre laobra periodística del poetaManuel J. Castilla. Elinvestigador señaló que el librooriginal reúne casi 380 notas,de las cuales sólo han sidoautorizadas para sureproducción alrededor de 160.En total, la investigación con elapoyo del Fondo Nacional delas Artes, abarca 2200 textosque también incluye algunosinéditos.

CMAN

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3SALTA, DOMINGO 6 De MAYO De 2012

J. Castilla

icas y de las escrituras, par-

n la poesía; con ellos se in-

a tardía a un modernismo

renuevan contenidos. El

esis en lo artístico, de un

pugnaba por expresarse a

do social; un movimiento

ropuesta involucró a crea-

las provincias del noroeste

nones.

a de Castilla a una genera-

a del cambio, su arraigo a

provinciana que aún con-

ngua arcaísmos e híbridos

chuas, y su participación

ocial que pierde, rápida-

misterios, lo sitúan como

e una época irrepetible en

ino.

co Castilla ha expresado

e refería a su labor perio-

o que esta, “le roba a la

ecuerda trabajando por las

sentada escribir las viñetas

. Esta quita o robo, que el

e su poesía, puede obser-

despojo que realiza el ca-

periencia, de una explota-

ividad en la exacción de

ue queda del poeta después

de la faena es una sensibilidad expuesta

a la intemperie de la ciudad; de su trabajo

se beneficia la acumulación de un capital

imaginario y el desarrollo económico de

una empresa periodística. No se trata de

un préstamo o entrega inocente, se trata

de una quita o despojo material que exige

la empresa y se traduce en trabajo.

Ahí, donde se espera encontrar en el pe-

riodismo la comunicación diferida de los

sucesos y la súbita realización entre es-

critura y hechos, la poesía busca ahue-

carse en un lenguaje precariamente per-

durable del acontecimiento sensible.

En Castilla, se hace evidente que la rela-

ción existente entre poesía y periodismo

se funda en una divergencia entre uso y

función del tiempo en la escritura. El pe-

riodismo tiene una urgencia económica

por apresar cierta regularidad de lectura;

la escritura periodística queda en relación

de dependencia con las fuerzas del mer-

cado. A cambio, la escritura poética para

realizarse necesita de un tiempo exento

de urgencias para alcanzar su producti-

vidad, mientras todo en ella es impro-

ductivo. Esto puede entenderse como un

desacuerdo radical entre Capitalismo y

Poesía.

Es posible constatar que las empresas pe-

riodísticas consumen mano de obra lite-

raria, que hay literatos que producen a

destajo y a requerimiento de estas em-

presas. La participación de Castilla, siem-

pre estuvo bajo la tutela y patrocinio del

director del diario y descansaba sobre una

confianza en la efectividad de su escritura,

aún así no podemos dejar de observar

obligaciones y una exigencia sobre las

cualidades que debía asumir esta escri-

tura. Entendemos que lo exigible a un

poeta es conocimiento de la lengua es-

crita, una activa participación en el medio

cultural local y un acuerdo estratégico

con el medio para el cual se trabaja.

El periodismo “le roba poesía”, a Manuel

Castilla, pero sobre todo le roba tiempo,

la preciosa subjetividad que le concede

el poeta a su tiempo; a cambio, Castilla

entrega un texto moroso, reposado en la

contemplación y hace de su columna un

espacio textual donde el tiempo se cons-

tituye en un remanso dentro de la vorá-

gine informativa. Un margen despacioso

al lado de la celeridad de los eventos. Su

literatura en las páginas de «El Intransi-

gente», pareciera conservar el poder de

la arbitrariedad total, en tanto la infor-

mación y las noticias exigen al lector una

enfática reducción a la realidad.

Si el lenguaje poético busca durar o cierta

perpetuidad, el lenguaje referencial de la

crónica está sometido a su propia cadu-

cidad: “nada hay más viejo que el diario

del día anterior”, refiere el dicho preferido

entre los escribas. Los periódicos poseían,

y aún poseen en cierta medida, una com-

binatoria de datos económicos, políticos,

comerciales, especulaciones deportivas y

una dosis de informaciones varias, entre

ellas algunas de carácter cultural o artís-

tico; en algún momento se habrá pensado

que debían conservar cierta disposición

instructiva para con las masas, y allí los

versificadores tuvieron su espacio entre-

gando como colaboración un poema o

una reseña bibliográfica, esta participa-

ción, a veces rentada, contribuía con esa

pedagogía. Lo que puede observarse en

Castilla, y que ejecutó para «El Intransi-

gente», es de una intensidad que supera

su natural disposición literaria. Frecuenta

esa instancia de educación del público en

sus viñetas y en el retrato de situaciones

y lugares que forman parte del paisaje

urbano y sentimental salteño, tiñéndolas

de lenta y cuidada pesadumbre.

Lo suyo no fue lo que hoy conocemos

como periodismo cultural, esta especifi-

cación relativamente nueva necesita de

periodistas informados en materia cultu-

ral y cuya especialidad serían las opinio-

nes estéticas más o menos propias, la di-

fusión de actividades artísticas y que bien

podrían desempeñarse con relativo éxito

en una entrevista con algún creador. La

falsa erudición y el pedido de notas a ter-

ceros interesados en publicar, sería el lu-

gar común de la especialidad.

Si bien en Castilla, se encuentran notas

bibliográficas y hasta algún comentario

cinematográfico no dejan de ser crónicas

poéticas; las «Aguasfuertes», de Roberto

Arlt, para diario «El Mundo», serían una

referencia en este tipo de escritura, pero

por su lirismo, son lo suficientemente op-

timistas como para diferenciarse de los

cáusticos artículos porteños.

Sus entregas para las distintas secciones

del diario, las hay en policiales, deportes

y hasta alguna necrológica, estuvieron

matizadas por su particular percepción

de los hechos. El tono sugestivo consti-

tuye a la suya, en una de las obras perio-

dísticas más sugerentes de la literatura

nacional.

Luego de su trabajo como corrector de

pruebas, (hace algunos años en una con-

versación privada el poeta Jacobo Regen,

nos aseguró: “Yo también fui corruptor

de pruebas”), lo que se le ha requerido al

poeta es su mirada apasionada, se le ha

retribuido por ejercer su asombro tanto

como su gramática. Es el dolor con el

que sus ojos miraron, la herramienta que

se pagó.

ME GUSTA

Prodigio del jazz, la bajista nacidaen Portland el 18 de octubre de1984, hace del aparentementeaburrido contrabajo un instru-mento de múltiples emociones,no solo desde lo técnico, sinodesde lo íntimo con que va entre-mezclándose con su voz. Comosi no bastara, con el mixtilíneocontrabajo en mano, y su piel ne-gra, su voz dulce y melodiosa, esuna de las artistas más sensualesy, sobre todo, natural, orgánica. Alos 27 años ganó el Premio

Grammy a la Artista Revelación2011. Su discografía como solistala conforman cuatro entregas:Junjo (2006) Esperanza (2008),Chamber Music Society (2010), yRadio Music Society (2012). Suafrodescendencia se hace pre-sente en cada ejecución. Espe-ranza Spalding, contrabajista, can-tante y compositora, pertenece aesa camada de artistas que destilatalento. Los amantes del jazz es-tarán todos de acuerdo: “Megusta”.

Esperanza Spalding

Y si de jazz se trata, la Internet nosolo sirve para hacer click sobre lasnovedades o excentricidades. Aun-que tal vez la United Nations Or-chestra que comandó Dizzi Gilless-pie, haya sido una de las más bellasexcentricidades. Muy pocas vecesse han visto semejantes estrellasjuntas en un escenario. Mucho ta-lento de todas las generaciones deljazz. Esta suerte de Gran Banda, re-úne en concierto a grandes expo-nentes del latin jazz como ArturoSandoval, Danilo Pérez, Ignacio Be-rroa, Giovanny Hidalgo, Claudio Ro-

diti, Paquito D'Rivera, Flora Purim,Steve Turre y Airto Moreira junto aotros de la ya antológica escena delbebop como James Moody y SlideHampton y otros veteranos que yatenían una trayectoria anteriorjunto al maestro Dizzy en su cuar-teto, tal es el caso de Ed Cherry yJohn Lee. Escribiendo en el busca-dor de YouTube: Dizzy Gillespie AndThe United Nation Orchestra,puede encontrarse el concierto envivo en el he Royal Hall Festival(1989), dividido en diez partes; allípodrás marcar “Me gusta”.

YouTube

M ú s i c a

Page 4: P A M Poesía y periodismo La lectura en en Manuel J ...€¦ · Poesía y periodismo en Manuel J El poeta salteño Manuel J. Castilla, co-menzó a trabajar en el diario, «El Intran-sigente»,

“A medida que las sociedades se com-

plejizaron, se fueron alienando los ac-

tos de creación”, señaló el escritor y

traductor argentino-canadiense Al-

berto Manguel, en el marco del en-

cuentro internacional organizado por

la Feria del Libro, al que fue invitado

para hablar sobre la lectura en el siglo

XXI.

“En la sociedad prehistórica se daban

espacios de pintura en cavernas o se

generaban congregaciones alrededor

del fuego para contar historias. Nos-

otros hemos alejado cada vez más esos

eventos”, expresó el autor de «Con-

versaciones con un amigo» (2011).

Y explicó: “Hemos creado museos

para los cuadros, editoriales y librerías

para los textos y, claro, el concepto de

literatura que, finalmente, es ajeno al

acto literario en sí”.

“Entre las nociones que tiene el con-

cepto de literatura, está la de crear

imaginativamente una narración del

mundo, pero en gran medida, ese con-

cepto está definido por el uso comer-

cial que hemos hecho de ese acto cre-

ativo”, señaló Manguel.

Para el escritor, “hay lugares donde la

literatura adquiere una importancia

vital, realmente vital, en el sentido que

te ayuda a sobrevivir: un amigo mío

se encontraba en Irak, en una zona

peligrosa, no entendía el idioma y pa-

recía que lo iban a secuestrar; entonces

mencionó a un poeta iraquí que vivía

en Londres y todo cambió. La litera-

tura entró ahí”.

Durante la entrevista analizó la noción

de autor, a partir de “los cambios en

el modelo editorial, que se ha conver-

tido en algo industrial, de supermer-

cado, han modificado lo que era la re-

lación del editor con el escritor: una

suerte de alentador que le daba un lu-

gar donde ejercitar su obra, que nunca

es definitiva. Borges decía que la obra

definitiva pertenecía únicamente a la

religión o al cansancio".

Santo Tomás de Aquino, mencionó,

“fue quien inventó el concepto de la

intención del autor como un procedi-

miento retórico, pero no deja de ser

una invención. Pavese decía, cuando

alguien señalaba algo en su obra, que

eso efectivamente estaba allí, pero que

él no lo había puesto”.

Antes, agregó el escritor, “estaba cons-

tantemente ejercitando su obra, con

errores, con fracasos, así iba apren-

diendo, y la función del editor era con-

tenerlo. Ahora es distinto. Al editor

no le interesa el autor, sino el éxito de

alguna obra: de las 15 novelas de Na-

bokov, sólo le interesa «Lolita» (1955),

porque es la única que se vende”.

A su criterio, “eso demuestra la in-

comprensión de cómo funciona el

acto creativo y deja en evidencia cuál

es el interés de fondo: hacer plata. Es

un juego peligroso, porque nadie crea

en el vacío, no es que de pronto Cer-

vantes escribió «El Quijote», hay todo

un proceso atrás”.

Por esta razón, “el mercado editorial

alienta la producción de best-sellers

que se pueden escribir con fórmulas:

aparece un libro, funciona un tiempo,

luego se tira y aparece otro igual o pa-

recido, pero «El Quijote», «Lolita» o

«Ficciones» no se pueden escribir así”.

Seis meses antes de ganar el Premio

Nobel de Literatura -contó el escritor-

, Doris Lessing, “de quien soy amigo

hace mucho tiempo, me escribió una

carta diciendo que estaba desesperada

porque acababa de terminar una no-

vela, «Las abuelas», y una nouvelle,

«La grieta», y que su editor inglés le

había dicho que escribía demasiado y

no la podía publicar, y el editor ame-

ricano que necesitaba libros de gente

más joven”.

“Hablamos de una mujer de 80 años

con más de 40 libros publicados; des-

pués ganó el Nobel y claro, la cosas

cambiaron: eso habla de cómo fun-

ciona el mercado”, apuntó.

Para Manguel, “los éxitos no son in-

teresantes; cuando uno crea el reflejo

exacto de lo que imaginó, puede estar

seguro de que no es interesante: hay

un espacio entre lo que el escritor ima-

gina y lo que realiza en donde entra el

lector”.

“Las obras maestras son obras malo-

gradas: en «El Quijote» hay pasajes

muy largos, pases de estilo; en Borges

puede haber una falta de psicología

en los personajes, cierta artificialidad;

en Joyce pueden ser muy evidentes al-

gunas formas narrativas, pero eso a

nosotros, los lectores, no nos im-

porta”, sostuvo Manguel. Y concluyó:

“es como enamorase de alguien, si lo

miramos de cerca, seguro vamos a en-

contrar defectos, pero todo eso, final-

mente, es lo que uno ama”.

4SALTA, DOMINGO 6 De MAYO De 2012

Por Juan Manuel Rapacioli

La lectura en el siglo XXI

LAS OBRAS MAESTRAS

SON OBRAS MALOGRADAS

El mercado editorial alienta laproducción de best-sellers que sepueden escribir con fórmulas:aparece un libro, funciona un tiempo,luego se tira y aparece otro igual oparecido, pero «El Quijote»,«Lolita» o «Ficciones» no sepueden escribir así

Alberto Manguel, escritor y traductor argentino-canadiense.

Entrevista a Alberto Manguel

4-1:Maquetación 1 06/05/2012 04:50 a.m. Página 1