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Pablo acerca de que las mujeres hablen en la iglesia por Benjamin B. Warfield Publicado originalmente en el periódico The Presbyterian, el 30 de octubre de 1919 He recibido recientemente una carta de un apreciado amigo que pedía que le envíe una «discusión de las palabras griegas laleo y lego en pasajes tales como 1.ª Corintios 14:33-39, con especial referencia a la pregunta: ¿Prohíbe el versículo 34 a todas las mujeres en todas partes hablar o predicar en público en iglesias cristianas?» El asunto es de interés universal, y me tomo la libertad de comunicar mi contestación a los lectores del Presbyterian. Requiere decirse inmediatamente que no hay problema con referencia a las relaciones de laleo y de lego. Aparte de sutiles detalles de interés puramente filológico, estas palabras se hallan relacionadas la una con la otra exactamente de la misma manera que lo están las palabras españolas hablar y decir; es decir, que laleo expresa el acto de hablar, mientras que lego se refiere a lo que es dicho. Siempre, pues, que el hecho de hablar, sin referencia al contenido de lo que se dice, debe ser indicado, se utiliza laleo, y debe ser utilizado. No hay nada descalificador o despreciativo en lo que sugiere la palabra, así como tampoco lo hay en nuestra palabra hablar; aunque, por supuesto, puede

Pablo Acerca de Que Las Mujeres Hablen en La Iglesia

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Iglesia y las mujeres

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Pablo acerca de que las mujeres hablen en la iglesia

por Benjamin B. Warfield

Publicado originalmente en el peridico The Presbyterian, el 30 de octubre de 1919

He recibido recientemente una carta de un apreciado amigo que peda que le enve una discusin de las palabras griegas laleo y lego en pasajes tales como 1. Corintios 14:33-39, con especial referencia a la pregunta: Prohbe el versculo 34 a todas las mujeres en todas partes hablar o predicar en pblico en iglesias cristianas?

El asunto es de inters universal, y me tomo la libertad de comunicar mi contestacin a los lectores del Presbyterian.

Requiere decirse inmediatamente que no hay problema con referencia a las relaciones de laleo y de lego. Aparte de sutiles detalles de inters puramente filolgico, estas palabras se hallan relacionadas la una con la otra exactamente de la misma manera que lo estn las palabras espaolas hablar y decir; es decir, que laleo expresa el acto de hablar, mientras que lego se refiere a lo que es dicho. Siempre, pues, que el hecho de hablar, sin referencia al contenido de lo que se dice, debe ser indicado, se utiliza laleo, y debe ser utilizado. No hay nada descalificador o despreciativo en lo que sugiere la palabra, as como tampoco lo hay en nuestra palabra hablar; aunque, por supuesto, puede en alguna ocasin ser utilizada en trminos despreciativos como tambin lo puede ser nuestra palabra hablar (como cuando algunos de los peridicos insinan que el senado est entregado a meras palabras). Esta aplicacin descalificadora de laleo, sin embargo, nunca ocurre en el Nuevo Testamento, aunque la palabra se utiliza con mucha frecuencia.

La palabra est en su lugar correcto en 1. Corintios 14:33 y siguientes, y necesariamente conlleva all su significado simple y natural. Si necesitramos de algo para fijar su significado, sin embargo, ello lo determinara su uso frecuente en la parte precedente del captulo, donde se refiere no solamente a hablar en lenguas (que era una manifestacin divina, e ininteligible solamente debido a las limitaciones de los oyentes), sino tambin al habla proftico, el cual se declara directamente que es para edificacin, exhortacin y consolacin (v. 3-6). Tambin su sentido sera ms pungentemente determinado, sin embargo, por el trmino que pone en contraste aqu: callen (v. 34). Aqu se nos define directamente laleo: las mujeres callen, porque no les est permitido hablar. Callar hablar: son dos cosas opuestas; y la una define a la otra.

Es importante observar, ahora, que el eje alrededor del cual gira la prescripcin de estos versos, no radica en la prohibicin de hablar tanto como en el mandamiento del silencio. sta es la prescripcin principal. La prohibicin de hablar se introduce seguidamente slo para explicar el significado de forma ms completa. Lo que Pablo dice en breve es: las mujeres callen en las iglesias. Eso seguramente es suficientemente directo y especfico para suplir todas las necesidades. l entonces agrega la explicacin: Porque no les est permitido hablar. No est permitido es una apelacin a una ley general, vlida aparte del mandamiento personal de Pablo, y se conecta atrs con las palabras precedentes: Como en todas las iglesias de los santos. l slo est exigiendo a las mujeres de Corinto que se conformen a la ley general de las iglesias. Y se es el significado de las casi amargas palabras que agrega en el verso 36, con las cuales (reprochndoles por la innovacin de permitir que las mujeres hablen en las iglesias) l les recuerda que ellos no son los autores del Evangelio, ni tampoco sus nicos poseedores: les exiga que guardasen la ley obligatoria para todo el cuerpo de iglesias y que no buscasen a su manera alguna innovacin de reciente fabricacin propia.

Los versos intermedios solamente dejan en claro que lo que el apstol est precisamente haciendo es prohibir a las mujeres hablar en la iglesia en trminos absolutos. Su prescripcin de silencio la lleva tan lejos hasta el punto de prohibir incluso hacer preguntas; y agrega con especial referencia a eso, pero con eso al asunto general, la vigorosa declaracin de que es indecoroso pues tal es el significado de la palabra que una mujer hable en iglesia.

Sera imposible que el apstol hable de forma ms directa o ms enftica que como lo ha hecho aqu. l exige a las mujeres que guarden silencio en las reuniones de la iglesia; pues eso es lo que significa en la congregacin, ya que no haba edificios para la iglesia entonces. Y l no nos ha dejado en duda en cuanto a la naturaleza de estas reuniones de la iglesia. Acababa de describirlas en los versculos 26 en adelante. Eran del carcter general de nuestras reuniones de oracin. Observe las palabras calle en la iglesia del versculo 30, y comprelas con callen en las congregaciones en el v. 34. La prohibicin de que las mujeres hablen, abarca as todas las reuniones pblicas de la iglesia; pues se trata del carcter pblico, no de la formalidad. Y l nos dice en reiteradas ocasiones que sta es la ley universal de la iglesia. Hace ms que eso: nos dice que se es el mandamiento del Seor, y enfatiza la palabra Seor (v. 37).

El pasaje de 1. Timoteo 2:11, etc. es tan vigoroso como ste, slo que se dirige ms particularmente al caso especfico de la enseanza en pblico y a la conduccin en la iglesia. El apstol ya en este contexto (el v. 8 dice los varones en contraste con las mujeres del v. 9) haba restringido especficamente la oracin pblica a los hombres, y ahora contina: La mujer aprenda en silencio, con toda sujecin. Porque no permito a la mujer ensear, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Ni la enseanza ni la funcin de conduccin se permiten a la mujer. El apstol dice aqu, no permito en vez de decir, como en 1. Corintios 14:33 y siguientes, no est permitido porque l aqu est dando las instrucciones personales a Timoteo, su subordinado, mientras que all anunciaba a los corintios la ley general de la iglesia. Lo que l manda a Timoteo, sin embargo, es la ley general de la iglesia. Y de esta manera avanza y fundamenta la prohibicin en una razn universal que afecta la raza entera por igual.

En presencia de estos dos tan absolutamente claros y enfticos pasajes, no puede apelarse a lo que se dice en 1. Corintios 11:5 para mitigarlos ni modificarlos. Cul es el significado exacto de 1. Corintios 11:5, nadie lo sabe absolutamente. Se dice que toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza. Parece justo deducir que si ella ora o profetiza, no deshonra su cabeza. Y parece an ms justo deducir que ella puede orar o profetizar correctamente si tan slo lo hiciese velada. Estamos armando una cadena de inferencias. Y no nos han llevado muy lejos. No podemos deducir que sera apropiado que ella orase o profetizase en la iglesia si tan slo estuviese velada. Nada se dice de iglesia en el pasaje ni en el contexto. La palabra iglesia no aparece hasta el v. 16, y all no como rigiendo la referencia del pasaje, sino solamente como proporcionando un apoyo adicional para la prescripcin del pasaje. No hay ninguna razn para creer que orar y profetizar en 11:5 quiera decir en la iglesia. Ni lo uno ni lo otro eran actividades limitadas a la iglesia. Si, como en 1. Corintios 14:14, el orar de que se habla era un ejercicio exttico como su lugar de profetizar puede sugerir entonces la inspiracin divina habra estado traspasando todas las leyes ordinarias con que se cuenta. Y ha habido ya ocasin para observar que la oracin en pblico est prohibido a las mujeres en 1. Timoteo 2:8-9, a menos que lo que se est considerando sea la simple asistencia a la oracin, en cuyo caso este pasaje es un paralelo cercano a 1. Timoteo 2:9.

Lo que debe observarse como conclusin es:

(1) Que la prohibicin de que las mujeres hablen en la iglesia es precisa, absoluta, y completamente inclusiva. Ellas han de callar en las iglesias y eso significa en todas las reuniones pblicas para adoracin; ni siquiera han de hacer preguntas;

(2) Que a esta prohibicin se le seala el punto particular precisamente para los asuntos de enseanza y de conduccin, incluyendo especficamente las funciones de ancianos y de predicacin.

(3) Que los argumentos sobre los cuales se funda la prohibicin son universales y estriban en la diferencia de sexo, y particularmente en los lugares relativos dados a los sexos en la Creacin y en la historia fundamental de la raza (la cada).

Quizs debiera agregar a modo de aclaracin del ltimo punto que la diferencia en conclusiones entre Pablo y el movimiento feminista de hoy est arraigada en una diferencia fundamental en los puntos de vista de ambos concernientes a la constitucin de la raza humana. Para Pablo, la raza humana se compone de familias, y todos los diversos organismos incluida la iglesia estn compuestos de familias, unidos juntos por ste u otro vnculo. La relacin de los sexos en la familia la sigue por lo tanto en la iglesia. Para el movimiento feminista la raza humana se compone de individuos; una mujer es simplemente otro individuo a la par del hombre, y no puede considerar ninguna razn para ninguna diferencias al tratar con los dos. Y, si podemos ignorar la gran diferencia fundamental y natural de los sexos y destruir la gran unidad social fundamental de la familia en pro del individualismo, no parecera haber ninguna razn por la que no debamos eliminar las diferencias establecidas por Pablo entre los sexos en la iglesia; excepto, por supuesto, la autoridad de Pablo. Todo esto, finalmente, nos hace volver hacia la autoridad de los apstoles, como los fundadores de la iglesia. Nos puede gustar lo que Pablo dice, o no. Podemos estar dispuestos a hacer lo que l ordena, o no. Pero no hay lugar para la duda en cuanto a lo que l dice. Y l nos dira ciertamente a nosotros lo que les dijo a los corintios: Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o slo a vosotros ha llegado? Es ste nuestro cristianismo: hacer lo que nos place? O es la religin de Dios, que recibe sus leyes de l a travs de los apstoles?