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    Psicologa | Jueves, 21 de abril de 2016

    Tras la muerte de cinco jvenes en la fiesta de Costa Salguero

    La banalizacin del mal

    La tragedia desatada en una fiesta rave en Costa Salguero desnuda la hipocresa deuna sociedad que, por un lado, prohbe los estupefacientes y, por el otro, disimula loque todos saben: que en este tipo de fiestas la droga circula con total libertad. Unentramado que involucra a toda la sociedad y no slo a la vctima que consume.

    Por Federico Pavlovsky *

    En las ltimas horas en la guardia del Hospital Fernndez variospacientes en grave estado cursan un cuadro caracterizado porhipertermia, hipertensin arterial, deshidratacin, fallas renalesseveras, arritmias cardacas y deterioro del sensorio. Estnintoxicados. Algunos de estos jvenes han muerto y otros estnseriamente comprometidos. Mientras escribo esta ficha, el domingo17 de abril del 2016, una noticia impactante recorre todos los mediosde comunicacin nacionales e internacionales en la fiestaelectrnica Time Warp que se realiz en el complejo Costa Salguero,una cantidad an no establecida de personas se intoxicaron (con unadroga an no definida pero que posiblemente sea xtasis), cincopersonas murieron y otras cuatro estn internadas en este momento. En la vorgine del minuto a minuto y del

    consumo de bienes masivos en la que vivimos, esta noticia pasar a segundo plano en pocos das. As es elnegocio de los medios de comunicacin, mantener vivo al espectador, que no se aburra y que consuma elproducto. Un caso o una situacin es dramtica y masiva y aparecer en todos los medios por muchos minutoshasta saturar la pantalla y simplemente desaparecer reemplazada por una imagen o secuencia ms atractiva.Pero necesitamos hacernos algunas preguntas, reflexionar, no permitir que este tipo de situaciones pasen delargo. Uno de los mayores logros de un tratamiento psicoteraputico es la posibilidad de desarrollar nuestracapacidad de escandalizarnos frente a las injusticias, las asimetras y ante aquello que nos subleva salir de lasituacin de impotencia y hacer algo con todo ese enojo. Escandalizarnos es teraputico, gritar fuerte que haycosas que nos horrorizan, que nos perturban, que nos molestan, que no estamos dispuestos a aceptar. Unhecho dramtico, que se puede llevar incluso ms vidas en las prximas horas, nos une para reflexionar sobrenuestra propia vida y sobre la realidad social en la que vivimos.

    El sistema hipcrita

    Estamos viviendo en un clima social en donde existen infinitos mbitos de consumo de sustancias, siendo el

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    abuso de alcohol el problema nmero uno en trminos de salud pblica, ya sea por las enfermedades mdicas

    que genera, o por las situaciones de violencia que favorece, as como los accidentes de trnsito. El alcohol esquiz la sustancia de mayor difusin en trminos de propaganda y aceptacin social, desde la maana hasta lanoche los medios grficos y audiovisuales inundan con lemas sugerentes y atractivas propuestas en las quetomar es ser distinto al rebao ser parte el sabor del encuentro,etc. Una de las drogas ms destructivases una sustancia aceptada, difundida, bien recibida. En el marco de la experiencia teraputica, para muchospacientes el alcohol no es una droga, de hecho algunos interpretan que pueden tomar alcohol sin que eso lesgenere un riesgo significativo ni les cause un problema en trminos de riesgo de recada. Esos pacientes,equivocados en ese razonamiento, reproducen el discurso del mercado publicitario: El alcohol no es unproblema, se puede controlar y el consumo puede ser responsable, trmino de lo ms original que emplean enlos ltimos aos las empresas para intentar mostrar algn nivel de preocupacin sobre la epidemia social deabuso de alcohol. El sistema operativo empresarialnarcotrficopolticojurdicopolicialpublicita riocliente, se vaagrandando cada da, se nutre recprocamente con el dinero de las ddivas, de los arreglos ocultos, de lailegalidad y de indiferencia civil, por miedo, por impotencia o por ignorancia. Sobra el dinero para estas acciones(difundir y vender drogas legales o ilegales) y sobra demanda, toda una generacin est en consumo.

    Una generacin en consumo

    Es una generacin que se juega la cabeza, que vuela por algunas horas para luego caer en la apata, el

    aburrimiento, la falta de proyectos, esa falta de proyectos que poco tiene que ver con la falta de dinero, sinocon un vaco que toda persona puede sentir. El ltimo informe elaborado por el Observatorio Argentino deDrogas de la Secretara de Programacin para la Prevencin de la Drogadiccin y la Lucha contra elNarcotrfico (Sedronar), daba cuenta de una tendencia alarmante en la magnitud del consumo de xtasis entre

    jvenes de 14 a 17 aos durante el perodo 20012011. En diez aos, la prevalencia de uso durante la vida pasdel 0,2 por ciento al 2,1 por ciento, un aumento de casi mil por ciento. La Sedronar en su encuesta realizada enel ao 2014, el consumo de drogas sintticas entre estudiantes porteos trep al 2.4 por ciento, y si se analizala poblacin etaria de estudiantes mayores a 17 aos, alcanz en esa encuesta el 5 por ciento. Algunas deestas personas seguirn el derrotero doloroso del paciente adicto pero todos estarn involucrados y lastimadospor el consumo, incluso sea espordico o recreacional. El sistema es hipcrita porque por un lado persiguepenalmente a los tenedores de sustancias (vigencia de la Ley de estupefacientes 23.737 1989) y por el otropermite la venta masiva de drogas ilegales en el mbito especfico de las fiestas electrnicas. No hay que ser

    agente del contraespionaje para saber que son mbitos de consumo alienado y masivo. Esto no niega quetengan valor cultural, social o festivo, pero vienen de la mano del consumo indiscriminado y se espera que enlos prximos aos sean las drogas de diseo las que se lleven el primer puesto en trminos de epidemiologa dedrogas de abuso. Es socialmente conocido que en estas fiestas se consumen drogas de diseo sobranartculos, crnicas periodsticas en primera persona y reportes mdicos de intoxicaciones severas y de muertes(porque estas no son las primeras). Pero las fiestas son un suceso (local y mundial) y convocan a miles depersonas en cada evento, se escucha buena msica y tienen importancia cultural y econmica. Sera unasolucin prohibir las fiestas? La mirada represiva sobre las conductas de abuso no ha resultado particularmentefructfera, de hecho hay casi una relacin inversamente proporcional entre la punicin de conductas de abuso yla prevalencia del uso. Al mismo tiempo, es posible dejar las cosas as cmo estn?

    La visin hiperespecializada no sirve

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    En este tipo de situaciones de consumo social y masivo, la toxicologa, la psiquiatra y la psicologa comoespecialidades se quedan miopes y se requiere una visin sociopoltica y antropolgica, porque no estamosfrente a una adiccin de un sujeto en particular, sino a un hecho social con aristas econmicas, polticas,mdicas y otras tantas. No alcanza la lgica de una disciplina para entender lo que pasa. Es probable que lospropios consumidores, los que van a las fiestas sin consumir esas drogas, quienes las organizan y todos loseslabones que participan en estos eventos conozcan el problema de primera mano. Aquellos que organizanestos eventos plantean el tema como una ecuacin econmica y saben perfectamente que el consumo de

    sustancias forma parte del combo festivo que organizan, sean ellos o no parte del sistema de venta. Seaseguran que haya agua mineral, tienen los telfonos a mano de SAME, saben reconocer las intoxicaciones eincluso algunos de estos empresarios contratan a mdicos para tratar los primeros sntomas de intoxicacin enlas fiestas y dar los primeros auxilios en caso que se produzca alguna situacin compleja. As de perverso es elsistema, se organiza una fiesta donde se sabe que se vendern en forma masiva drogas de diseo (que cadaao son distintas, con nuevos nombres, modificaciones moleculares, y efectos distintos), se comercializa lahidratacin (como una fuente central de ingresos) y se contratan servicios mdicos para ayudar a las personasintoxicadas.

    La banalizacin del mal

    La expresin banalidad del mal fue acuada por Hannah Arendt a propsito de su estudio sobre AdolfEichmann (jerarca nazi que vivi en la Argentina, responsable del diseo de la solucin final para matar amillones de judos en la segunda guerra mundial.) La tesis de Arendt es que Eichmann es el prototipo depersona que, no siendo un monstruo (aunque si culpable), es una especie de tcnico burcrata administrativoque toma una serie de decisiones encadenadas cuyo desenlace final es un acto monstruoso. Son decisionestcnicas, sin pasin, diseadas y cumplidas para satisfacer objetivos parciales en forma plena, que involucran avarias personas, donde cada una es responsable de una de ellas. Cada uno cumple con un deber especfico yse diluye por un lado la responsabilidad individual de cada uno as como la percepcin del producto final.Eichmann, uno de los ms grandes ingenieros de la mayor masacre humana de la historia, estuvo bastanteconvencido hasta el momento final que l haba cumplido ordenes, que era un trabajador eficiente y ordenado yque no deseaba especficamente el mal de nadie. Segn Arendt, estos actos de Eichmann no fueron realizadosporque el estuviese cargado de una inmensa capacidad de crueldad, sino ms bien por ser un burcrata dentrode un sistema basado en los actos de exterminio. La banalizacin del mal es una expresin que seala quealgunos individuos actan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre sus actos nise preocupan por las consecuencias. Vivimos en un sistema que banaliza el mal, porque frente a una tragediasocial, cada sector da las explicaciones del caso para salvar su pellejo pero finalmente nada cambia o incluso

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    empeora progresivamente. No se trata de encontrar grandes malvados o responsables nicos, se trata de

    escandalizarnos, de no banalizar la tragedia social que se est viviendo y que afecta en particular a personasmenores de 25 aos, que mueren o daan sus vidas frente a la indiferencia y complicidad del resto de lasociedad.

    La muerte de estos jvenes es la punta del iceberg

    Esta noticia seguramente pasar al olvido as como pasan al olvido, excepto para sus familias, las vctimas deboliches que se han incendiado, como Cromaon, o los jvenes que mueren dentro o a la salida de cada fiesta.Estas vctimas con nombre y apellido son el sedimento de una problemtica social dramtica que ocurre todoslos das. Lo notable es que no existan ms muertes todos los das. A diario las guardias de los hospitales estnrepletas de cuadros de intoxicacin con sustancias y alcohol, pero son ms o menos transparentes frente a laopinin pblica. Las vctimas mortales (y sobre todo cuando se trata de personas con poder adquisitivo)acaparan la atencin por unos das. Sobrarn opiniones: diarios, revistas, televisin, especialistas de drogas.Estamos frente a un sistema aceitado con componentes bien lubricados: un clima social permisivo al uso desustancias, una generacin de jvenes a la bsqueda de nuevas sensaciones, descreda de todo y de todos(muchas veces tambin de su propia familia), campaas de prensa feroces y creativas (muchas vecesdiseadas por jvenes brillantes) que calan profundo, un escenario atractivo y convocante (las fiestas),propagandas con recursos financieros enormes, una actitud bipolar de las autoridades que oscila entre la

    persecucin penal a quien posee sustancias para uso personal, hasta la indiferencia ms notable, donde permiteque todo ocurra y que cada uno se salve o que se salve el ms fuerte, porque esa es la ley de la calle. Ellocal estaba habilitado por el Gobierno de la Ciudad: haba electricidad, metros cuadrados, plan de evacuacin,luces de emergencia, etc. Todo listo para una nueva tragedia. Aquello que se habilita es la misma maquinariade consumo, no se trata de ventanas, grupos electrnicos o aires acondicionados. Todo el mundo sabe que unporcentaje mayoritario va a consumir drogas de diseo y aquellos que van a la fiesta solo a divertirse, a pasarun rato escuchando buena msica, al menos dejen pasar unos das para dar su testimonio a favor de este tipode fiestas. Han muerto cinco personas y otras tantas estn en riesgo de vida. No est mal que focalicemos enla tragedia que acaba de ocurrir.

    La maquinaria de consumo

    Apelar a la responsabilidad individual es obsceno porque estamos hablando de personas que muchas veces nisiquiera saben lo que toman, porque existe lo que se denomina presin social en relacin al consumo, porqueexiste un imaginario colectivo que indica que en estas fiestas se toma xtasis (como ejemplo paradigmtico) y

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    ese contexto forma parte de la invitacin o la propuesta. No estar escrito en la entrada, nadie lo direxplcitamente, pero todos lo saben y aceptan. Es una arista del negocio. Un porcentaje importante (difcil dedeterminar) de personas asisten a la fiesta con la idea de escuchar msica, bailar y estar bajo el efecto deestas sustancias. No todas las personas van a consumir por supuesto, estamos hablando de un porcentaje delas personas que asisten, pero lo suficientemente significativo para que en una noche mueran cinco al mismotiempo y otros tantos estn en grave estado. Toda maquinaria de consumo arrasa a subgrupos, no es uniforme,algunas personas tienen ms herramientas que otras para decir NO. Pero esto no niega la existencia de unamaquinaria de consumo que est devastando la vida de una generacin. Es importante aclarar que no estamoshablando slo de las fiestas electrnicas (quiz la maquinaria ms pulida en trminos de aquellos que llamamosmaquinaria de consumo), sino de la fiesta como hecho social actual en donde el nivel de consumo es gigantede todo tipo de drogas y chicos de 15 aos se descerebran con alcohol en principio y con el resto de las drogas,estiradas y contaminadas con nadie sabe qu otras sustancias. Es una maquinaria, un dispositivo del mercado,es una herramienta de aniquilacin social disfrazada de disfrute y es un gran negocio. Una radiografa sobre losengranajes de la maquinaria de consumo: legiones menores de 30 aos en su mayora danzando frenticamentepor perodos de tiempo que promedian las 8 a 12 horas sin parar, deshidratados, en un porcentaje mayoritario enconsumo se requiere mucho dinero para ser parte de la experiencia (el gasto final de una noche promedio esimpresionante) incluso en forma contraria al folklore popular de que las drogas de diseo no deben mezclarsecon alcohol, muchos jvenes simplemente lo hacen la estratgica hidratacin es un negocio clave: lostestimonios de la fiesta sealan desde que no haba agua hasta que las personas de seguridad prohiban larecarga en botellas, obligando al pblico a comprar botellas en la barra. El agua que se venda adems no eramineral sino filtrada, o sea de la canilla los usuarios de drogas de diseo de estas fiestas no saben lo queestn tomando ni el perfil txico de la droga la noche de ingesta de drogas de diseo termina en muchos casos

    (sino todos) con la toma de psicofrmacos, ansiolticos o antidepresivos la poblacin de usuarios es cada vezms joven, de hecho uno de los internados hoy en da tiene 17 aos el ambiente condiciona el consumo: nosolo desde el punto de vista toxicolgico (al aumentar el calor y la sed por ser un lugar cerrado y con miles depersonas), sino tambin porque la propuesta escnica, el mbito y los distintos ceremoniales estn articuladoscon el hecho de consumir sustancias. Esto lo saben de memoria las personas que se dedican al marketing: elambiente condiciona el consumo si bien hay pastillas importadas y locales, en el calor de la noche los chicostoman cualquier cosa en la fiesta la venta de sustancias es libre, sin reservas, decenas de dealers ofrecen susproductos a la vista de todos, es un espacio amigable avalado directa o indirectamente por la organizacinaquellos que proponen la reduccin de daos (profesionales y asociaciones) y que han llevado a cabo en elpasado intervenciones en muchas fiestas (alertando y concientizando sobre el uso de las drogas), noencuentran lugar en estos eventos porque implicara para los organizadores reconocer que all se usasustancias. Nadie explica, los dealers venden, nadie sabe lo que toma, la msica sigue y uno tras otros se van

    cayendo al piso. The show must go on (el show debe continuar) el rol de los padres esta desdibujado, padresanestesiados, impotentes y confusos que avalan en silencio y con una tolerancia hueca aquello que estdestruyendo la vida de sus hijos.

    Frente a la tragedia social del consumo

    Distintos actores tienen responsabilidad en diverso grado las autoridades polticas y sanitarias, los empresariosde la noche, los medios de difusin y sus campaas de prensa y tambin las familias. Que mezcla horrorosa:una sociedad rota en sus lazos vinculares, generacin que abraza abiertamente el uso de sustancias en un usode las mismas singular: quiz no sea dependencia, tampoco es experimental, tampoco recreativo..... es un uso

    sistemtico, ligado a muchos contextos y que provoca deterioro pero que no es fcil de describir desde laperspectiva mdica o psicolgica. Es un uso social pero no entendido por eso el uso espordico, sino que esel uso de una sustancia en un escenario social especfico y para usos sociales. Esta maquinaria de locura,descontrol y alienacin debe ser problematizada en forma simultnea desde distintos frentes. No podemossealar a ningn culpable, no podemos resolver el problema solos, ni siquiera se trata de un hecho mdico quese va a resolver con el tratamiento adecuado. Pero que el problema sea complejo no significa que miremos

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    como sociedad para otro lado y que el juego de autoeliminacin social contine.

    Los dos frentes

    Entonces, por un lado tenemos la maquinaria de exterminio del consumo y, por el otro, una poblacin a labsqueda de sensaciones y con la triste omnipotencia de que nada les pasar. Es ms, en las redes socialesen este mismo momento hay muchas personas que van a estas fiestas sealando con mayor o menorsarcasmo que los chicos que se murieron eran consumidores torpes que no saban tomar. Tambin la mujerviolada tiene la culpa de la violacin porque tena una pollera demasiado corta. Detenernos en laresponsabilidad individual es quedarnos con la vctima que ya ni siquiera se puede defender. No, existe lamaquinaria de consumo y esta se seguir llevando vidas en trminos literales y arruinando masivamente otras,porque el uso de sustancias arruina vidas a corto y sobre todo a largo plazo. Uno de los mayores enigmas yconflictos que tenemos aquellos que atendemos a pacientes en consumo es la falta de registro (genuina) quetienen ellos mismos sobre su condicin. Para evitar una tonta polmica, me refiero incluso a cuadros conadicciones crnicas graves, en donde la persona adicta no llega a entender la dimensin de su problema y hastase sorprende por la preocupacin de los dems. Estamos hablando de un problema cognitivo que los neurlogosllaman anosognosia, o la falta de registro de un dficit o una enfermedad que el paciente tiene. Uno de losprincipales sntomas mentales que tiene un paciente con uso problemtico de sustancias es su falta depercepcin de la gravedad de su consumo. A este usuario de drogas le vamos a pedir que se cuide? que l

    ponga el lmite de cundo parar? que sepa distinguir qu droga puede o no tomar o cmo debe cuidarse? aesta persona en el caso de las fiestas rave le vamos a pedir que despus de bailar por 8 a 10 horas, este lucidopara distinguir signos de toxicidad y pida ayuda mdica? La sociedad est matando a estas personas. Poraccin, por omisin, los est matando.

    La anosognosia

    La del usuario de drogas se complementa con la anosognocia social. Esto sucede porque no registramosnuestro dficit. Actuamos compulsivamente con angustia y horror y esta misma noche estaremos mirando el

    resumen de goles de la fecha y armando nuestra agenda de prioridades para esta semana. Distinto ser elpanorama familiar en las familias que acaban de perder a un hijo, destrozadas, en silencio, con gritos, sabrn dequ se trata la banalizacin del mal. Sabrn que no estoy exagerando, que vivimos una tragedia donde muchossonren y disfrutan de la banda de msica que sigue tocando.

    Es la banda del Titanic y el agua asoma.

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    * Mdico psiquiatra, Dispositivo Crdoba. Dispositivo de adicciones.

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