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    Maras y pandillas,comunidad y polica en Centroamrica

    Hallazgos de un estudio integral

    realizado porDemoscopa S.A.

    Prlogo deDr. Juanjo Medina y

    Dr. Pedro Mateu-Gelabert

    AGENCIA SUECA DE COOPERACININTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO

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    Maras y pandillas,comunidad y polica en Centroamrica

    DEMOSCOPA S.A.

    Dr. Jos Alberto Rodrguez Bolaos, Director del proyectoDr. Jorge Sanabria Len, Coordinador de investigacin

    Consultores:Msc. Vania Solano Lacl (Antroploga)

    Msc. Elena Arce Badilla (Antroploga)M.Ph. Angel Ocampo lvarez (Filsofo)

    Investigadoras:Mara Andrea Araya Carvajal (Psicloga)

    Patricia Soley Alfaro (Psicloga)Jennifer Gonzlez Zamora (Psicloga)

    Texto principal: DEMOSCOPA [email protected] - www.demoscopia.co.crApartado postal 494-2050, San JosCosta Rica,Telfono: (506) 253-4953/2532434 - Fax (506) 225-8053.Fundacin Dr. Guillermo Manuel Ungo (FUNDAUNGO).

    Prlogo: Juan Jos Medina y Pedro [email protected] / [email protected]

    El estudio de campo que constituye la base para esta publicacin fue financiado por la Agencia Sueca de Cooperacin para el DesarrolloInternacional (Asdi) y el Banco Centroamericano de Integracin Econmica (BCIE).

    La elaboracin e impresin de la presente publicacin fue financiada por Asdi.

    Las perspectivas y opiniones expresadas en esta publicacin son las de los autores y no necesariamente reflejan la posicin oficial dela Agencia Sueca de Cooperacin para el Desarrollo Internacional (Asdi) ni del Banco Centroamericano de Integracin Econmica(BCIE).

    Asdi105 25, Estocolmo,SueciaPBX: (46) 8-698 50 00FAX: (46) 8-20 88 [email protected]

    Embajada de Suecia en GuatemalaPBX: (502) 2384 7300Fax: (502) 2384 73 [email protected]

    BCIEEdificio Sede, Bulevar Suyapa, Apartado Postal 772, Tegucigalpa, Honduras,PBX (504) 240-2243FAX (504) 240-2185 / 87

    ISBN: 978-99922-2-380-2

    De conformidad con la ley se prohbe la reproduccin parcial o total de esta obra en cualquier tipo de soporte, sea estemecnico, fotocopiado o electrnico, sin la respectiva autorizacin de los titulares del copyright.

    Guatemala, octubre de 2007

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    CONTENIDO

    Prefacio

    ix

    Prlogo

    El presente estudio en el contexto internacional de

    trabajos cientficos sobre las pandillas

    Dr. Juanjo MedinaDr. Pedro Mateu-Gelabert

    xi

    Agradecimientos

    1

    Introduccin

    3

    Captulo I

    Planteamiento metodolgico

    7

    Caracterizacin general 7

    Seleccin de las muestras einstrumentos utilizados con cada colectivo 8

    Trabajo de campo 10

    Limitaciones metodolgicas 11

    Costa Rica y Nicaragua 11

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    vi Maras y pandil las, comunidad y polica en Centroamrica

    Captulo II

    Aspectos organizativos y

    de identificacin cultural

    13

    Introduccin 13

    Las pandillas y la construccin de identidad 14

    Organizacin: jerarqua y poder dentro de las pandillas 15

    Las pandillas como cultura 24

    Anlisis por tipo de pandilla 31

    Mujeres y pandillas 36

    Captulo IIILas actividades de las pandillas

    43

    Introduccin 43

    Delincuencia y consumo de drogas 43

    Actividades cotidianas 46

    Trabajo legal y mareros 47

    Actividades econmicas y delictivas de las pandillas 48

    Captulo IVFactores de riesgo, percepciones

    sobre las causas del fenmeno pandillero e identidades

    61

    Factores de riesgo de afiliacin a las pandillas 61

    Diversas percepciones sobre el origen de las maras 66

    La valoracin de los medios de comunicacin por partede mare ros y pand ill eros y o tros re sident es en sus comunidades 67

    Identidades: La normalidad del joven pandillero 71

    Captulo V

    El entorno social:

    Comunidad y familias de los pandilleros

    77

    Introduccin 77

    Comunidad 78

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    viiMaras y pandil las, comunidad y polica en Centroamrica

    Familiares 80

    Apoyo al mare ro o pandi ll ero y ayuda de insti tuciones ex te rnas 82

    Captulo VI

    Polica, comunidad y pandillas

    85

    Introduccin 85

    Polica y corrupcin 85

    La percepcin de la polica segn las distintas poblaciones 87

    Captulo VII

    Desistencia, salir de las pandillas

    95

    Introduccin 95

    La salida de la pandilla segn los mareros 96

    Proyectos de vida 98

    Referencias

    103

    Anexos

    109

    Glosario 109

    Escala Likert de conceptos bsicossobre sociabilidad y pensamiento pro social 118

    Equipo de investigacin 120

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    PREFACIO

    Tanto la historia como la ciencia social nosensea que la delincuencia juvenil es principalmenteun fenmeno grupal que refleja situaciones socialesy econmicas complejas; mereciendo, por lo tanto,conocimientos actualizados, concretos y profundospara lograr el diseo y la aplicacin de polticas yprogramas de accin exitosas.

    Es en este contexto que la Agencia Sueca deCooperacin Internacional para el DesarrolloInternacional (Asdi) y el Banco Centroamericanode Integracin Econmica (BCIE) hemos consideradoconveniente financiar un estudio regional ymultidisciplinario sobre el fenmeno pandillas y

    maras, con un enfoque contextual (maras-vecinos-comunidad-polica) y con una slida base emprica.

    El objetivo de la presente publicacin, queconstituye una versin condensada del estudiorealizado por un grupo de investigadores de laempresa Demoscopa S.A., es facilitar una discusinpblica ms amplia y ms propositiva, con eldeseo de contribuir a polticas y acciones eficientes,tanto respecto a la necesidad inmediata de enfrentarla situacin actual como en lo que se refiere a laprevencin hacia el futuro.

    En la ltima dcada, las pandillas juveniles hantomado especial relevancia en Centroamrica,convirtindose tanto en un problema de inseguridadpblica como en un objeto de preocupacin paralos gobiernos y de temor entre la poblacin, sobretodo en los pases del tringulo norte de la reginEl Salvador, Honduras y Guatemala pero con undesarrollo algo similar tambin en Nicaragua yCosta Rica.

    Mientras que la existencia de pandillas juvenilesdedicadas a la delincuencia no es nada nuevo enCentroamrica, la sistematizacin del uso de laviolencia y la brutalidad demostrada por las pandillas

    actuales es algo sin precedentes; reflejado en elnuevo concepto de las maras.

    En fin, a pesar de que no sera correcto sealara las maras como los principales responsables delalto nivel de violencia que desde hace algn tiempovive Centroamrica, sin duda alguna representanun problema fuerte y real que merece mayor atencin,en aras de brindar seguridad a la ciudadana ymejorar las perspectivas futuras para la poblacinjoven de la Regin.

    Ewa Werner Dahlin Harry BrautigamEmbajadora de Suecia en Guatemala Presidente Ejecutivo

    Concurrente en El Salvador, Honduras, Banco Centroamericano deBelice y Costa Rica Integracin Econmica, BCIE

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    PRLOGO

    ELPRESENTEESTUDIOENELCONTEXTOINTERNACIONALDETRABAJOSCIENTFICOSSOBRELASPANDILLAS

    Dr. Juanjo MedinaDr. Pedro Mateu-Gelabert*

    (*) El Dr. Juanjo Medina es doctor en derecho por laUniversidad de Sevilla (Espaa) y doctor en criminologapor Rutgers University (Estados Unidos). En la actualidades profesor titular de criminologa en la Universidad deManchester en el Reino Unido donde coordina variosestudios sobre pandillas juveniles en el contexto britnico

    y europeo. Es tambin miembro de la Junta Directiva delaRed Eurogang, un colectivo internacional de investiga-dores sobre pandillas juveniles.

    El Dr. Pedro Mateu-Gelabert es doctor en sociologade New York University, especializado en etnografaurbana, con numerosas publicaciones profesionales ylarga experiencia llevando a cabo investigacin cualitativaen New York City. En 2000, fue nombrado PrincipalResearch Associate en National Development ResearchInstitute (New York) trabajando en proyectos que exploraninteracciones comunitarias, uso y mercado de drogas yriesgo de VIH .

    En 1927 Frederic Thrasher, uno de los padres de laEscuela sociolgica de Chicago, publicaba su librotitulado The Gang. Este estudio constituy elpunto de partida de los estudios sobre pandillasjuveniles y del papel que las mismas juegan en ladinmica de la delincuencia juvenil. El trabajo deThrasher fue seguido por numerosas publicacionesacadmicas que a lo largo del siglo contribuyerona documentar y tratar de explicar el fenmeno delas pandillas delictivas como fenmeno social enlas grandes ciudades norteamericanas (para unarevisin: Klein, 1995). Aunque las definicionessobre pandillas o maras varan, una definicin que

    cuenta con bastante respaldo es la que las concibecomo:

    Aquellas agrupaciones juveniles establesque cuentan con una identidad grupal construidaa travs de la participacin en actos violentos

    o delictivos, y que ofrecen unos patrones deidentificacin a sus miembros que les permite

    organizar su vida cotidiana.

    Aunque incluso hoy en da, la gran mayora deestudios sobre este fenmeno social siguen siendorealizados en Estados Unidos, donde las autoridadespoliciales estiman que existen en torno a 24 milpandillas y unos 760 mil pandilleros, las dos ltimasdcadas han visto cmo investigadores en otraslatitudes geogrficas han comenzado a tomarsems en serio este problema social en sus propiassociedades. As, de forma paulatina, se ha podido

    observar la aparicin de publicaciones y estudiostratando de describir y teorizar la aparicin depandillas juveniles de naturaleza delictiva en pasesdistintos de Estados Unidos. En Europa, por ejemplo,la Red Eurogang ha sido particularmente activa ala hora de desarrollar estudios sobre pandillasjuveniles y como resultado de sus actividades hapublicado una serie de estudios al respecto (p. ej.,Decker and Weerman, 2005). En Latinoamrica yla regin centroamericana tambin se han comenzadoa publicar varios estudios que tratan de abordar la

    problemtica de estas pandillas (p. ej., Rubio,2007; CEPI, 2007).La literatura especializada ha comenzado a

    hablar de la globalizacin del fenmeno de laspandillas (Hagedorn, 2006), entendindose pordicha globalizacin la aparicin de pandillas simi-lares a las estudiadas tradicionalmente en EstadosUnidos en otros puntos del planeta. De acuerdocon esta literatura, en las ltimas dcadas se han

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    producido una serie de cambios socio-econmicosy culturales que han facilitado la reproduccin delas condiciones que dieron lugar a la aparicin de

    las pandillas delictivas en las grandes ciudadesamericanas y a su proliferacin en tiempos msrecientes. El criminlogo norteamericano John Hage-dorn (2006: 181) ha listado una serie de factoresque en su opinin han favorecido la globalizacinde las pandillas. Estos factores incluiran:1) La urbanizacin sin precedentes que se ha

    generalizado en todo el mundo.2) La retirada del Estado como consecuencia de

    polticas neoliberales y el recorte de polticasasistenciales. Ello ha producido el debilitamiento

    de instituciones sociales capaces de gobernarla conducta de jvenes marginales, fomentandouna serie de vacos ocupados por pandillasdelictivas que cuestionan el monopolio de laviolencia del Estado.

    3) El fortalecimiento de identidades culturalesalternativas que se ha convertido en un mtodode resistencia a la marginalizacin en los jvenes,tanto para hombres como mujeres, siendo lapandilla una de estas identidades culturalesalternativas.

    4) La polarizacin econmica, los crecientes gradosde desigualdad y la marginalizacin de sectoresenteros de la sociedad lo que aporta un fundamen-to econmico importante para estas agrupacionesde jvenes.

    5) Y, finalmente, los flujos migratorios ligados aestos procesos econmicos que han contribuidoa crear minoras tnicas y de inmigrantes queson marginadas y geogrficamente segregadasen enclaves que se convierten en caldo decultivo para el desarrollo de pandillas.

    Peculiar a la situacin de Centroamrica fueronlas masivas deportaciones que Estados Unidoshizo de mareros hacia sus pases de origen. Unhecho que a menudo es percibido como un factordirecto para la proliferacin acelerada de los actualesgrupos mareros de la regin fueron los cambios enla poltica estadounidense a partir del ao 1992(despus de los disturbios violentos en Los ngeles)

    respecto al trato de pandilleros que haban sidocondenados a prisin y que provenan de otrospases (sobre todo de Centroamrica). A partir de

    1996, esta categora de prisioneros una vez quehaban cumplido su perodo en la crcel fuerondeportados a sus pases de origen, donde losconflictos armados ya haban terminado. Gradualmente, la lista de delitos que calificaba para serdeportado fue incrementndose, hasta incluir faltasrelativamente menos graves. Como consecuenciase estima que aproximadamente 20 mil delincuentescentroamericanos fueron deportados a sus pasesde origen (sobre todo a El Salvador) en el breveperodo del 2000 al 2004 (Arana, 2005). 1

    En realidad no es del todo apropiado decir queel fenmeno de las pandillas es novedoso en socieda-des distintas a la norteamericana. La delincuenciajuvenil siempre ha sido un fenmeno fundamental-mente de naturaleza grupal. En muchas de lassociedades de pronto se habla de las pandillasjuveniles como si fueran un nuevo fenmeno socialde hecho existen estudios de historiadores socialesque ofrecen evidencia de la existencia de grupossimilares ms de cien aos atrs. En todo casoincluso si aceptamos que histricamente han existido

    pandillas en estas sociedades, ello no quiere decirque la naturaleza y prevalencia de estos grupos nohaya cambiado. Las condiciones listadas por autorescomo Hagedorn, ciertamente, han podido jugar unpapel fundamental para promover la proliferaciny afianzamiento de este tipo de grupos en determina-dos contextos comunitarios. Por otra parte, lo quese ha producido de forma paralela ha sido la importa-cin a otras sociedades de los modelos, conceptosmtodos y teoras desarrollados en Estados Unidosdurante el siglo XX para entender el carcter grupa

    de la delincuencia juvenil.

    1. La gran mayora de los deportados provenan de familiasque se haban asentado en los barrios marginales de LosAngeles durante los aos 80, huyendo de las guerras yconflictos armados de sus pases. Al ser deportados, estos

    jvenes llegaban a pases que apenas conocan, y segnlas reglas estadounidenses de aqul entonces, los gobiernoscentroamericanos no fueron avisados respecto a los antecedentes penales de estos ciudadanos.

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    Prlogo xiii

    El desarrollo del conocimiento cientfico sobrelas pandillas fuera de Estados Unidos se encuentraan en una etapa temprana de desarrollo y todava

    no ha alcanzado el grado de sofisticacin conceptualy metodolgica que cerca de 100 aos de ventajaestudiando la cuestin ha dado a los socilogos ycriminlogos norteamericanos. Sin embargo, enun contexto, en el que como hemos indicado, seestn produciendo una serie de cambios socialesque favorecen la reproduccin y proliferacin deestos grupos, este tipo de estudios resulta clave. Eldesarrollo de polticas pblicas adecuadas requiereestar basado en un conocimiento adecuado delproblema y estudios cientficos que lo describan y

    expliquen en sus dimensiones esenciales jueganpor tanto un papel fundamental en el proceso dedesarrollo de soluciones. De ah la relevancia deestudios como el que se presenta en este informe.

    SOBREEL PRESENTEESTUDIODELASPANDILLASEN CENTROAMRICA

    Esta publicacin presenta un estudio financiadopor la Agencia Sueca de Cooperacin para el Desarro-

    llo Internacional (ASDI) y el Banco Centroamericanode Integracin Econmica (BCIE), realizado porun equipo multidisplinario de la empresa Demosco-pa S.A., con sede en Costa Rica. Es un estudioambicioso en su alcance y representa un loableesfuerzo por mejorar nuestro conocimiento sobreel fenmeno de las pandillas desde un punto devista metodolgico.

    En una reciente publicacin, el profesor MalcolmKlein, una de las autoridades internacionales en lamateria, destacaba la necesidad de emplear el mtodo

    comparativo en el estudio de las pandillas juvenilescomo requisito para avanzar en nuestro conocimientoen la materia. El uso de un mtodo comparativoalude a la necesidad de comparar la situacin delas pandillas en distintos contextos nacionales,pero tambin a la necesidad de emplear diversosmtodos de estudio y contrastar la opinin dedistintos sectores afectados por, o involucrados

    en, esta realidad social. Es decir, el empleo de undiseo de estudio multi-mtodo y multi-lugar.

    El estudio de Demoscopa utiliza precisamente

    este tipo de diseo empleando, en primer lugar,una variedad de mtodos de investigacin (encuestassociales, entrevistas en profundidad, observacionesdirectas) para obtener informacin de los distintosactores sociales implicados (pandilleros, jvenesen situacin de riesgo, familiares de pandilleros,vecinos y comerciantes de zonas pandilleras, repre-sentantes de la autoridad y de otras organizacionesrelevantes, etc.). Esta triangulacin de mtodos esmuy importante, dado que cada uno de los mismospresenta unas limitaciones inherentes que hace

    necesaria su utilizacin conjunta para poder acer-carnos de forma ms certera a la realidad de laspandillas juveniles. Particularmente loable hansido los esfuerzos de Demoscopa para incluir enel estudio a los distintos actores sociales implicados,algo que no siempre ocurre en numerosos estudiossobre pandillas juveniles.

    En segundo lugar, el estudio de Demoscopaofrece una visin ms completa del problema mareroen Centroamrica al incluir en el anlisis a variospases de la regin. Se incluyen as diferencias y

    similitudes del problema en El Salvador, Honduras,Guatemala, Nicaragua y Costa Rica. En la escenainternacional los pocos estudios comparativos deeste tipo son comparaciones realizadas a posteriorientre investigadores que trabajan en distintos pasesy que deciden combinar sus datos cuando stos hansido ya recogidos y analizados nacionalmente.

    Este tipo de colaboraciones a posteriori, sinembargo resulta problemtico dado que generalmen-te los diseos empleados por cada investigador ensu pas de referencia no son idnticos, lo que limita

    la validez y utilidad de las comparaciones. Existenalgunas excepciones internacionales en las quecolectivos de investigadores a prioriintentan disearestudios comparando la situacin en distintas nacio-nes. Pero estas excepciones, o bien an no han sehan materializado en investigaciones concretas(como es el caso de laRed Eurogang), o dan tantaflexibilidad a los investigadores para disear los

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    estudios en cada pas que limitan la posibilidad decomparaciones, o son ms modestos que el estudiode Demoscopa en cuanto a triangulacin de mtodos

    y tamaos de las muestras. En ese sentido el presenteestudio de Demoscopa constituye un notable esfuer-zo de mejora que se suma a recientes estudios en lamisma lnea como el realizado por el Centro deEstudios y Programas Interamericanos (2007) o elde Mauricio Rubio (2007).

    Como cualquier otro proyecto de investigacinsocial, el presente estudio,sin embargo, tambinpresenta limitaciones. El diseo sigui un procesoevolutivo en el que progresivamente nuevos elemen-tos fueron incluyndose (nuevos pases como Costa

    Rica y Nicaragua, nuevas muestras como, por ejem-plo, las mujeres pandilleras, nuevas versiones delos cuestionarios con nuevos temas y preguntasreformuladas de forma ms precisa). Estos nuevoselementos, aunque ayudan a ofrecer una mejordescripcin del fenmeno en la regin de formaglobal, limitan la posibilidad de realizar comparacio-nes precisas entre los pases. Estas comparacionestambin se ven limitadas por el hecho de que a lahora de seleccionar los barrios en cada pas dondese reclutaron las muestras no se emplearon criterios

    para garantizar que se trataba de barrios con elmismo perfil socio-econmico.

    Ello significa que lo que puede aparecer comodiferencias nacionales, son en realidad diferenciasentre barrios con diferentes perfiles socio-econmi-cos. Finalmente, determinados mtodos de investiga-cin como, por ejemplo, las entrevistas en profundi-dad a pandilleros solo se emplearon en determinadospases. Resulta, por tanto, prudente tomar estaslimitaciones en considerac in a la hora de entenderlos resultados.

    ORGANIZACINYCULTURA

    El presente estudio documenta como las pandillaso maras representan comunidades emotivas quecubren una serie de necesidades afectivas a losjvenes que se unen a las mismas y que brindan astos de unas identidades que les permiten dar

    sentido a sus vidas en contextos marginalizados enlos que sus opciones vitales y de desarrollo sonmuy limitadas. Las pandillas ofrecen una identidad

    alternativa que se apoya sobre un vocabulario mso menos comn que destaca: La importancia de una serie de ritos de iniciacin

    (cuya aplicacin, sin embargo, est menos gene-ralizada de lo que se piensa);

    Normas internas de comportamiento(que, sinembargo, muy a menudo son vulneradas sinque existan sanciones severas);

    Un lenguaje externo de identificacin(que esdinmico, flexible y que, adems, es adoptadopor personas que no participan plenamente de

    la pandilla), as como otros referentes simblicosde pertenencia y diferenciacin que son diversosy que pueden presentarse (o simplemente nopresentarse) de forma distinta en cada pandillao clica.2

    Estos resultados coinciden con los de la investi-gacin comparada que destacan cmo las pandillasen gran medida comparten las funciones, contradic-ciones y fluidez de otros grupos de adolescentes yjvenes adultos.

    En una reciente conferencia, el profesor america-no Scott Decker contrastaba distintas maneras deconceptuar la organizacin de las pandillas o marasPor un lado, nos encontramos el modelo corporativoDe acuerdo con este modelo existen super-pandillascon una presencia nacional un importante grado deorganizacin vertical y control centralizado queestn fundamentadas en la obtencin de beneficiosen los mercados ilegales. Para este modelo corporati-vo las pandillas no son muy diferentes del crimenorganizado. Esta visin tiende a capturar la imagina-

    cin de las autoridades policiales y de los mediosde comunicacin social, en los ltimos porque esuna imagen que vende y en los primeros porqueaporta la ilusin de un enemigo reconocible y porello ms fcil que combatir.

    2. La clicaes la unidad base de cada pandilla, organiz adaen torno del barrio o una colonia.

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    Prlogo xv

    Sin embargo, sta es una visin con escaso,por no decir ningn respaldo en la literatura compara-da. El profesor Decker en su conferencia ofreca

    ejemplos de departamentos de Polica en EstadosUnidos que se adheran a esta visin e intentabanaplicar los instrumentos legales y de persecucindel crimen organizado para confrontar el problemade las pandillas solamente para ms tarde o mstemprano tener que abandonar este modelo ante lainexistencia de este tipo de super pandillas.

    La realidad de las pandillas es ms compleja.stas no existen como entidades organizativasformales (Fleisher, 2002). Constituyen redes socialesdispersas, permeables, fluidas e inestables con un

    carcter marcadamente local. En estas dimensionesno son particularmente diferentes de otros gruposde adolescentes o jvenes adultos. Como Klein yMaxson (2006) resumen:

    En la mayora de las pandillas callejeras,el liderazgo es efmero, los miembros cambianrpidamente, y el grado de cohesin grupal estan solo moderado. Los cdigos de conductasolamente existen como retrica, y son fcilmen-te evitados o violados. Muchas pandillas calleje-ras no son mas que una agrupacin de clicas oredes, mas que un conjunto individual total y

    cohesivo.

    Aunque existe una amplia variedad de formasy grado de organizacin de las pandillas, tanto enla regin centroamericana como en otras latitudes,y sera problemtico tratarlas a todas como sifueran una y la misma cosa, resulta poco probableque las pandillas centroamericanas sigan este modelocorporativo. En el estudio de Demoscopa ciertamen-te la forma tpica que uno se encuentra es la clicao agrupacin de barrio que oscila enormemente en

    tamao y grado de complejidad, normas internas ysanciones asociadas con las mismas, ritos de inicia-cin, relevancia de signos externos de identificacin,etc. Este tipo de modelo de pandilla es el mismoque continuamente surge a la luz en los estudiosrealizados en otras latitudes geogrficas.

    En estas clicas locales, como en cualquier otrogrupo social, existen personas con un mayor grado

    de influencia que ocupan posiciones de liderazgoen las mismas. Este liderazgo, sin embargo, esinestable y fluido. Por otra parte, como en cualquier

    otro grupo social, el gobierno de sus miembrospresenta lmites importantes para quienes ejercende lderes, sobre todo en un contexto en el que lospropios pandilleros aluden a la horizontalidad deestas organizaciones en la toma de decisiones. Eneste sentido, el descabezamiento de las pandillasno parece una estrategia eficaz de control de lasmismas, dada la rapidez con la que se puedenencontrar nuevos lderes.

    Semejantes resultados coinciden con los delCentro de Estudios y Programas Interamericanos

    (2007) que conclua que: Mientras que la violencia relacionada a las

    pandillas juveniles es un problema, sta notiene lazos fuertes con la violencia derivadadel narcotrfico y del crimen organizado.

    Solamente un segmento pequeo de miembrosde pandillas en El Salvador, Honduras y Guate-mala posee lazos transnacionales con otrosmiembros, con el crimen organizado y/o narco-trfico.

    El estudio de Demoscopa, no obstante, tambinilustra la tensin entre lo que algunos actoressociales (autoridades pblicas, medios de comunica-cin social, y algunos miembros de la comunidad)piensan sobre las pandillas y lo que se observacuando se obtienen datos directos de los pandilleros.Nos encontramos con que actores sociales que noson miembros de pandillas tienden a destacar laverticalidad de estas organizaciones y aluden aestructuras complejas con capacidad eficaz decoordinacin y cooperacin regional, y canales de

    comunicacin internacional, con vnculos a otrasorganizaciones criminales con las que en algunasocasiones competiran y en otras cooperaran. Elmodelo corporativo, al que se refera el profesorDecker, por tanto tambin seduce a las autoridadesen algunos contextos centroamericanos.

    Sin embargo, resulta difcil obtener evidenciadirecta de los pandilleros o ex pandilleros que

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    permitan confirmar esta visin de las pandillascomo agrupaciones empresariales y de organizacincuasi-militar. Generalmente, los pandilleros niegan

    la existencia de lderes regionales, a lo ms quealuden es a actividades de cooperacin con uncarcter local y aunque aluden a contactos con elnarcotrfico el carcter de estos vnculos es muyimpreciso y requiere de mayor investigacin. Estetipo de estructura es generalmente la que estudiosen otras partes del mundo vienen a documentar.

    Lo que s se observa, de nuevo repitiendo unpatrn muy presente en Estados Unidos, es que enel entorno de los centros penales las pandillas handesarrollado estructuras ms cerradas, con un mayor

    nivel de cohesin social, y esto posiblemente hacontribuido a la institucionalizacin de las pandillasen la calle y al afianzamiento de este problemasocial. La crcel, como institucin total, espacioen el que uno no tiene escapatoria, favorece yfacilita la aparicin de grupos en los que s puedehaber un mayor control de los miembros y en elque la necesidad de supervivencia proporcionauna motivacin adicional para prestar servidumbreal grupo. El grado en que estos grupos se refuerzanen el entorno carcelario puede quizs a la postre

    fortalecer su presencia y el control de sus miembrosfuera del mismo. La excesiva represin penal contralos pandilleros y la tolerancia de estos grupos en elentorno carcelario pueden ser factores, por tanto,que estn contribuyendo a agravar el problema delas pandillas.

    El estudio de Demoscopa indica con base enindicadores fundamentalmente cualitativos y noparticularmente robustos, que las pandillas, eneste proceso de institucionalizacin sobre todo enGuatemala, El Salvador y Honduras, han podido

    quizs desarrollar una identidad criminal ms sliday cimentar su base social y econmica, y por tantosu poder, por medio de la penetracin en mercadosilegales, como el de la droga, y por medio de lageneralizacin de prcticas como la extorsin.Que los pandilleros participan en actividades denarcomenudeo y extorsin no cabe duda, perosera importante, no obstante, el desarrollo de

    nuevos estudios e indicadores objetivos ms slidosy cuantificables que permitan valorar algunas deestas tendencias en cuanto a vnculo con crimen

    organizado, grado de organizacin y sofisticacinen la estructuracin de las pandillas, y tipo deactividades realizadas. El desarrollo de estos indicadores permitira, por un lado, evaluar de qu formadistintas iniciativas pblicas estn teniendo unimpacto sobre este problema social y, por otraparte, desarrollar un cuerpo de conocimiento msslido que el actual que ayude a planificar polticaspblicas frente a este problema.

    En el mbito comparado, mientras que losdatos policiales siguen sustentando que la gran

    mayora de los pandilleros son varones (en torno al90%), encuestas representativas de la poblacinsugieren que en torno al 40% de las personas quedicen ser pandilleras son mujeres. El estudio deDemoscopa fue inicialmente desarrollado sobrela visin de que el fenmeno de las pandillas esfundamentalmente una realidad social que afectasobre todo a varones. Sin embargo, una vez en elcampo, la realidad del fenmeno oblig a replantearel diseo de la investigacin. Tambin en Centroam-rica a pesar de que el mundo de las pandillas se

    apoya firmemente sobre una serie de valores conside-rados tradicionalmente como masculinos, hay evi-dencia bastante clara que indica que porcentajesmuy importantes de mujeres estn afiliadas a lasmismas.

    Las mujeres generalmente se insertan en gruposmixtos con cierta preponderancia masculina encuanto al nmero de miembros. En lneas generalesse puede decir que las mujeres, aunque muestranclaros ndices de participacin en actividades delicti-vas de las pandillas, ocupan una posicin de subordi-

    nacin similar a la que encuentran en otras esferassociales y, de la misma forma que en otras esferassociales, tambin desarrollan especficas estrategiasde subordinacin y resistencia dentro de las pandillasLas polticas de prevencin de este fenmeno, portanto, tienen que tomar en consideracin las particu-lares necesidades que presentan las mujeres pandille-ras.

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    ACTIVIDADESDE LOSPANDILLEROSYLASPANDILLAS

    LARELACINENTREDELINCUENCIA YPANDILLAS

    La delincuencia cometida por pandilleros y elmiedo que sus actividades generan en la comunidadson la razn principal por la que se dedican esfuerzosorientados a su control y prevencin. Uno de losdatos ms consistentes en la investigacin sobrelas pandillas es la relacin entre afiliacin a lapandilla y actividad delictiva. Los sujetos que seafilian a una pandilla cometen ms delitos que los

    jvenes que no lo hacen. La pandilla tiende aamplificar y a favorecer una participacin msactiva en la delincuencia de los jvenes que seafilian a las mismas (Thornberry, Krohn, Lizotte,Smith, y Tobin, 2003; Gordon, Lahey, Kawal,Loeber, Stouthamer-Loeber, y Farrington, 2004;Klein y Masn, 2006; Sharp, Aldridge y Medina,2006).

    Los jvenes que pertenecen a pandillas presentanun mayor riesgo de participacin en actividadesdelictivas. ste es un hecho que ha sido demostrado

    en otros pases incluso empleando diseos longi-tudinales. Desde hace tiempo, estudios de auto-informe permitan establecer con claridad que jve-nes que decan ser pandilleros tambin presentabanmayores ndices de participacin en actividadescriminales. En el campo de la criminologa, sinembargo, se discuta si sta era una correlacinque resultaba de un efecto de seleccin o de unefecto de facilitacin.

    El modelo de la seleccin indica que la nicarazn por la que se encuentra una relacin entre ser

    pandillero y delincuencia es porque los chicos quese afilian a pandillas por una serie de razonescomplejas son chicos que de entrada ya presentanun mayor perfil criminal. Dios los cra y ellos sejuntan , como dice el refrn castel lano. El modelode la socializacinlo que propone es que la estructura

    y dinmica de grupo propio de las pandillas es elfactor clave que explica la mayor participacincriminal de los pandilleros. La pandilla, desde esta

    perspectiva, socializa a sus miembros en un estilode vida ligado a la comisin de actos delictivos.

    El empleo de diseos longitudinales que permiteseguir a un conjunto de sujetos antes, durante ydespus su afiliacin a pandillas ha permitidodemostrar que en parte ambos modelos tienen algode razn, de alguna forma las pandillas suelenatraer a chicos con una mayor predisposicin porla comisin de actos delictivos, pero al mismotiempo la dinmica del grupo favorece o potenciaestas tendencias delictivas.

    Como la literatura comparada ha documentadohasta la saciedad, el estudio de Demoscopa tambinmuestra que el pertenecer a una pandilla es unfactor de riesgo que aumenta la participacin enactividades delictivas y el consumo de drogas delos jvenes que se unen a ellas.

    La relacin entre pandillas y comportamientodelictivo a nivel individual es de hecho una de lasrazones por las que las pandillas reciben considerableatencin en materia de prevencin. Incidir sobreeste factor de riesgo, el ser pandillero, de forma

    efectiva, por tanto, es una forma eficaz de incidirsobre la delincuencia.

    Otra constante de los estudios de las pandillasen el mbito comparado es que los pandilleros aldelinquir siguen el modelo de lo que el profesoramericano Malcolm Klein define como estilo decafetera (un poquito de ensalada, un poquito deesta otra cosa, etc.). Los pandilleros por reglageneral no son especialistas en determinado grupode actividades delictivas. Generalmente, las activida-des delictivas en las que los pandilleros participan

    son diversas. Algunas formas delictivas son caracte-rsticas de este grupo de edad (hurtos, robos, vanda-lismo, etc.), mientras que otras (como, por ejemplo,la extorsin y los asesinatos) pueden ser de carcterms serio y, en determinadas instancias, indicanun mayor grado de organizacin.

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    OTRASACTIVIDADES DE LOSPANDILLEROS : OCIOYTRABAJO

    Sin embargo, como la literatura comparada hadestacado, sera errneo pensar que los pandillerosocupan la mayor parte del tiempo emprendiendoacciones criminales o que no hay otras facetas desus vidas que resultan interesantes desde un puntode vista sociolgico e incluso, desde el punto devista del control y la prevencin de las pandillas.Aunque es importante, por tanto, documentar yentender la actividad delictiva de los pandilleroshay que tener cuidado de no dejarse llevar por unavisin satnica de los pandilleros que ignore otros

    aspectos de sus vidas complejas y polifacticas.Por tanto, conviene tambin destacar, tal y

    como el estudio de Demoscopa sugiere, que losjvenes pandilleros, a pesar de su participacin enactividades delictivas, pasan la mayor parte deltiempo haciendo y desarrollando actividades comu-nes dentro de este grupo de edad, aunque mostrandouna mayor predisposicin por conductas de ocioms propias de adultos. Como el profesor norteameri-cano Scott Decker seala los pandilleros pasanms tiempo hangin than bangin o como Marcus

    Felson destaca la mayor parte del tiempo la vidadel pandillero es mucho ms aburrida de lo que elestereotipo cultural sobre el mismo indica. Engran medida, los pandilleros son jvenes primero,y pandilleros despus. Como sealan Decker yVan Winkle (1996: 117):

    Como la mayora de los adolescentes yjvenes adultos, los pandil leros pasan muchotiempo simplemente estando con sus amigos viendo la tele, bebiendo cerveza, sentados yhablando, jugando, fumando marihuana, buscan-do chicas. Los pandilleros pasan sus vidas (y

    generalmente cometen sus delitos) en grupos ygeneralmente lo que estos grupos hace no esotra cosa ms que matar el tiempo.

    De hecho, no solamente los pandilleros sededican a otras actividades de ocio comunes aestos grupos de edad, sino que tampoco se encuentrantotalmente excluidos de los mercados legales detrabajo o del sector informal de la economa. Durante

    mucho tiempo la literatura criminolgica y la econ-mica han ofrecido una visin simplista de la relacinentre empleo y delincuencia. Esta literatura contem

    plaba las actividades econmicas legales e ilcitascomo mutuamente exclusivas, mientras que estudiosms recientes tienden a ofrecer una visin mscompleja en la que jvenes en situacin de exclusinsocial desarrollan estrategias de supervivencia queimplican la participacin en la economa legalpero tambin, de forma paralela, en la economasubterrnea, as como en formas delictivas ocasiona-les de adquisicin de ingresos (Fagan y Freeman1999).

    Los datos de Demoscopa sobre Centroamrica

    muestran tambin esta realidad comple ja en la quelos pandilleros se insertan en otras actividadeseconmicas. Es importante anotar que la mayorparte del trabajo que realizan los mareros y pandille-ros es de carcter no calificado y solo unos pocoscorresponden a la categora de calificados. Entreotras actividades laborales estn: la carpinteraalbailera, venta de ropa, comercio, talleres mecni-ca, panadera, pintura y otros. En todo caso tambinconviene recordar que cuando se pregunta a estaspoblaciones sobre fuentes de ingresos individuales

    y colectivas las ms frecuentemente mencionadasson los robos y la venta de drogas.

    Igualmente interesante es notar que el estudiode Demoscopa tambin constata que los pandilleroscontribuyen econmicamente a sus familias. stees un dato significativo desde el punto de vistapoltico criminal. Cada vez existe una mayor concien-ciacin en el mbito acadmico comparado sobreel impacto que el encarcelamiento tiene en lasfamilias y en las comunidades de los delincuentesExisten planteamientos tericos que sugieren que

    polticas penales excesivamente represivas tiendena minar la fbrica social de los barrios en los queviven los delincuentes al retirarlos de los mismosHagedorn (2002) ha planteado el papel crucial quela economa sumergida o subterrnea tiene en lavida econmica de barrios marginales donde losjvenes tienen escasas al ternat ivas para generarsuficientes ingresos.

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    El encarcelamiento de los pandilleros evidente-mente tiene un impacto directo que no deberamenospreciarse en sus familias y comunidades.

    Fagan y sus colaboradores (2003), por ejemplo,han podido documentar en Nueva York cmo laspolticas penales, de potenciar el encarcelamiento,al contribuir al deterioro del tejido social de estosbarrios, han contribuido a empeorar los niveles dedelincuencia en los mismos.

    VIOLENCIA, NARCOMENUDEO YEXTORSIN

    A pesar de todo ello, no cabe duda, como el

    estudio de Demoscopa y la literatura comparadasugieren, de que la violencia juega un papel clavepara entender las pandillas. Desde el estudio pionerode Thrasher, la idea de conflicto violento entregrupos ha estado asociada al estudio de las pandillas.Es ste conflicto el que de alguna manera cimientaal grupo, le da sentido y refuerza su cohesin.Prcticamente todos los estudios sobre pandillasdestacan el papel central de la violencia en lacultura de las pandillas. Aunque, como sealaVigil (1988), sta se presenta ms a menudo en la

    forma de amenaza omnipresente que en la formade manifestaciones conductuales. Como seala Horo-witz (1983), el pandillero tiene que estar preparadopara responder a la violencia en cualquier momento.

    Decker y Van Winkle (1996) han desarrolladouna explicacin terica de las pandillas que tomael papel de esta amenaza en consideracin.3Paraestos autores la amenaza de violencia fsica contribu-ye al nacimiento y fortalecimiento de las pandillasen varios niveles: En muchos barrios, las pandillas se forman

    como mecanismo de defensa y proteccin frentea grupos externos, ya sea otras pandillas, lasacciones de la polica o contra otros grupostnicos o de inmigrantes.

    La amenaza de violencia fsica, tanto si estapercepcin corresponde con una realidad o es

    imaginaria, aumenta el nivel de solidaridad delas pandillas. Para Klein (1971), la cohesininterna de las pandillas crece de forma propor-

    cional con la percepcin de la amenaza querepresentan pandillas contrarias.

    El carcter vengativo de la violencia de laspandillas tambin contribuye al fortalecimientode las mismas. Cada nuevo incidente violentoconduce a otro, expandiendo el crculo desujetos afectados, a una continua escalada dearmamento y a la percepcin de que si uno noest con una pandilla se encuentra en unasituacin de desproteccin.

    Muchos jvenes se unen a pandillas ya estable-

    cidas como una forma de garantizar su seguridadpersonal, aunque paradjicamente el estar afilia-do a uno de estos grupos aumenta el riesgo deconvertirse en vctima de violencia.

    Este proceso que lleva a los jvenes a desarrollaruna imagen de tipos duros, con sus tatuajes,historias de guerra y violencia hace que losmismos sean percibidos como una amenazapor la sociedad, la cual busca distanciarse deellos, cerrndoles puertas para su rehabilitaciny reinsercin social y contribuyendo, as, a

    perpetuar el problema. El rechazo social del pandillero dificulta que

    el mismo establezca relaciones y realice activida-des ms convencionales que facilitaran susalida de las pandillas.

    En un contexto en el que la amenaza, real oimaginaria, de la violencia siempre est presente(por parte de otras pandillas o de las autoridades),las pandillas ofrecen una falsa sensacin de seguridada estos jvenes y se convierten as en mecanismo

    de adaptacin. Y decimos sensacin falsa en elsentido de que el pertenecer a pandillas tambinaumentara el riesgo de victimacin violenta, segnla literatura comparada y los propios datos deDemoscopa. La amenaza de violencia sirve comoalgo que cimienta la cohesin social de estos grupos.Existe una conciencia en Europa y en EstadosUnidos que de hecho esta sensacin de miedo a laviolencia puede jugar un papel importante a la3. Ver tambin Mateu-Gelabert (2002, 2003).

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    hora de motivar a los jvenes a unirse a las pandillasy que, por tanto, una forma eficaz de prevenir elatractivo de las mismas es por medio del desarrollo

    de polticas pblicas orientadas a garantizar laseguridad de los jvenes, de forma que los mismosno se vean forzados o motivados a vincularse a laspandillas como mecanismo de proteccin en contex-tos marginalizados (Mateu-Gelabert, 2004).

    En cuanto a otras actividades delictivas que amenudo se ligan a las actividades de la pandilla, elestudio de Demoscopa sugiere que las pandillasen la regin centroamericana estn jugando unmayor papel en el narcomenudeo y que ello estcimentando su base social y econmica, al convertir-

    se en estrategia de supervivencia para muchosjvenes marginales. La participacin en narcomenu-deo, de forma poco organizada, espontnea, ymuchas veces ms a nivel individual que comoactividad coordinada por la pandilla, es algo quetambin se ha documentado en la literatura compara-da sobre las pandillas.

    El estudio de Demoscopa tambin alude a unfenmeno que destaca el particular impacto de lasmaras o pandillas en algunas comunidades centro-americanas. Nos referimos al impacto de la extorsin

    de comerciantes y residentes por parte de las pandi-llas. En la literatura comparada, con la excepcinde algunos trabajos sobre pandillas en los barrioschinos de las ciudades estadounidenses, las referen-cias a la extorsin son generalmente de tipo anecdti-co. Como prctica social tan extendida el grado deextorsin aqu documentado ciertamente no encuen-tra paralelo en estudios realizados en otras latitudesy sera por tanto indicador del particular afianzamien-to de estas pandillas en Guatemala, El Salvador yHonduras (nicos pases para los que tenemos

    datos a este respecto).

    FACTORESDE RIESGOYCAUSAS

    Qu distingue a los jvenes que se unen a laspandillas de aquellos que no lo hacen? Convienedistinguir esta pregunta del por qu las pandillasaparecen o se desarrollan. Esta diferenciacin es

    fundamental y, desgraciadamente, en buena partede la literatura regional a veces se suelen confundiambas cuestiones y la respuesta termina siendo

    una amalgama desordenada de factores. Por ejemplocomo veremos ms adelante, tanto los estudiosanglosajones como los centroamericanos explicanel origen de las pandillas aludiendo a factoresmacroeconmicos y sociales (la marginacin socialla falta de capital social y de eficacia colectiva)Pero explicar por qu surgen las pandillas nos dicepoco sobre por qu determinados jvenes en losbarrios que presentan las condiciones para quesurjan pandillas se unen a las mismas. Muchosestudios sugieren que solo una minora de jvenes

    dentro de estas comunidades marginales se afiliana las pandillas.4

    Existe un creciente nmero de investigacionesque empleando una mayor sofisticacin metodolgi-ca, particularmente el uso de diseos longitudinalestratan de entender qu factores distinguen a losjvenes que se unen a las pandillas de aqullos queno lo hacen. Generalmente, estos factores de riesgose agrupan en una serie de categoras: factores deriesgo de carcter individual (peculiaridades delcarcter psicolgico de estos sujetos), de tipo familiar

    (, as como aquellos asociados al contexto escolaral tipo de amistades que tienen, y a la colonia obarrio en que viven.

    Una revisin sistemtica reciente de la literaturaanglosajona destaca como factores de riesgo impor-tantes para la afiliacin a pandillas: el tener amigosdelincuentes, el haber presentado conductas proble-mticas y haber sufrido una serie de eventos negativosdurante su infancia. De igual manera, la investigacinemprica seala el tener actitudes favorables a laviolacin de la ley, la falta de control y supervisin

    parental, as como el apego a amigos problemticosOtros factores que tambin han sido estudiados yque, sin embargo, no encuentran respaldo en la

    4. Sealar tambin que las caractersticas del diseo denuestro estudio nos impiden valorar de forma directa deque forma el contexto comunitario incide en el desarrollode las pandillas o son un factor relevante a la hora deentender la afiliacin a las mismas.

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    Prlogo xxi

    literatura son: la baja autoestima de estos jvenes,el proceder de familias pobres, vivir en una familiadonde slo uno de los progenitores est presente,

    poco apego a los padres, vivir en malos barrios ocolonias y atender escuelas poco seguras (Klein yMaxson, 2006).

    Qu hemos aprendido sobre factores de riesgopara la afiliacin en pandillas por medio de losestudios realizados hasta la fecha en la regincentroamericana? En realidad ninguno de los estu-dios regionales analiza esta cuestin de forma losuficientemente rigurosa, ya que los pocos estudioscuantitativos realizados a lo ms que llegan es atratar de valorar con qu frecuencia algunas variables

    consideradas por la literatura comparada comofactores de riesgo estn presentes en la poblacinde pandilleros. No obstante, en la medida que no seemplean grupos de comparacin constituidos porjvenes no pandilleros no se puede valorar si laincidencia de estos variables en el grupo de pandille-ros es particularmente alta o no. La nica forma devalorar si estas variables marcan una diferenciaentre pandilleros y no pandilleros es incorporandoa jvenes no pandilleros en el estudio que es lo quetanto el estudio de Demoscopa como un reciente

    estudio financiado por el World Bank han comenzadoa hacer en la regin.

    Hay una serie de factores de riesgo que deacuerdo al estudio de Demoscopa pueden servirpara identificar a aquellos jvenes particularmentevulnerables a la atraccin de las pandillas. Por unlado, tenemos factores que indican un entornofamiliar problemtico y, por otro, factores que sonexpresivos de determinados estilos de vida e indica-dores de un rpido trnsito hacia papeles adultospara los que estos jvenes no estn preparados.

    Un factor que resulta claramente visible en elestudio de Demoscopa es que el entorno familiardel que proceden los pandilleros es ms duro queaquel del que proceden los jvenes en situacin deriesgo. Los pandilleros son ms propensos a procederde un ambiente familiar violento, en el que se hadado una situacin de abandono familiar, ha muertoalgn familiar o ha habido maltrato en la familia.No es de extraar, por tanto, que los jvenes

    pandilleros sean ms proclives a tener malos recuer-dos de su infancia, y que un porcentaje mayor delos mismos haya dejado de vivir con su familia de

    origen. La literatura comparada ha sugerido queun entorno familiar negativo puede conducir a unamayor dependencia del grupo de iguales y en lamedida que este grupo de iguales tenga tendenciasantisociales ello puede contribuir al inicio y cimenta-cin de carreras criminales.

    En este sentido es significativo que un porcentajeconsiderablemente mayor de los pandilleros quede los jvenes en situacin de riesgo cita comoactividad que realiza siempre el reunirse con susamigos y que un porcentaje tambin considerable-

    mente mayor de pandilleros que de jvenes ensituacin de riesgo declaren tener familiares oamigos en las pandillas. Los investigadores deDemoscopa hacen bien en puntualizar que a pesarde que el proceder de un entorno familiar proble-mtico es un factor de riesgo para la afiliacin apandillas, la mayora de los hombres que se afiliana pandillas no proceden de este tipo de entornos,aunque en el caso de las mujeres s que es ciertoque la mayora proceden de entornos familiaresviolentos.

    El estudio de Demoscopa adems nota comolas familias de mareros y los residentes de estaszonas, as como otros actores sociales tiendentambin a identificar este tipo de factores de ndolefamiliar como significativos, aunque a la hora derecomendar soluciones tienden a preferir programaspreventivos de un carcter social ms amplio y queincida sobre las oportunidades vitales de estosjvenes.

    El estudio de Demoscopa tambin sugiere quelos pandilleros son ms proclives a estar vinculados

    en una unin libre que los jvenes en situacin deriesgo, mientras que estos ltimos son ms propensosque los pandilleros a estar casados o ser solteros.A pesar de la menor probabilidad de que los pandille-ros estn casados estos tienen una mayor propensina tener hijos que los no pandilleros. Por otro lado,los pandilleros son menos propensos a encontrarsean atendiendo un centro de educacin. Todosstos son indicadores que parecera indicar un ms

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    rpido trnsito aparente a la vida adulta, en elsentido de que se acelera la adopcin de una seriede papeles propios de adulto (padre, participacin

    en relacin de pareja) y un ms rpido abandono depapeles propios de su edad (menos vnculos con laescuela). En parte esto perfila a los pandilleroscomo jvenes y adolescentes que estn perdiendosu juventud, corriendo hacia la adopcin de pape lesadultos para los que posiblemente no estn anpreparados.

    Hay muy pocos estudios que separan los factoresde riesgo para hombres y para mujeres, pero enlneas generales hay tres datos que surgen de investi-gaciones realizadas en otros pases (Klein y Maxson,

    2006): Hemos sido capaces de identificar menos facto-

    res de riesgo para mujeres que para hombres. Los factores de riesgo de afiliacin a la pandilla

    para mujeres, en la mayor parte, son factoresque tambin sirven para predecir el riesgo deafiliacin a las pandillas para varones.

    Parece, no obstante, que hay algunos factoresde riesgo que son especficos para el caso delas mujeres, en particular sobresalen factoresligados al comportamiento en las escuelas e

    integracin en la vida escolar.

    El estudio de Demoscopa en este sentido aciertaal incluir mujeres en los anlisis. Los resultados deDemoscopa presentan dos conclusiones funda-mentales. La primera, que los factores de riesgoque servan para los varones tambin sirven paralas mujeres; la segunda, que en algunos casos,sobre todo en relacin con factores de tipo familiar(malos recuerdos de la infancia, entorno familiarviolento, fallecimiento y maltrato en la familia)

    las diferencias entre las pandilleras y las mujeresen situacin de riesgo son mucho ms acentuadasque las diferencias entre los varones.

    Por qu se da esta situacin? Una posibleexplicacin reside en la existencia de diferentespatrones de socializacin para hombres y mujeres.La mujer, sobre todo cuando es joven, est sometidaa un mayor control social informal que los varones.Se podra especular que romper con estos patrones

    de vigilancia social informal requiere precisamentelo que nuestros datos muestran: una mayor incidenciade factores de riesgo. En la medida que a la mujer

    le resulta mas difcil emprender conductas de carcterdesviado, por la presencia de unos mecanismos decontrol social informal ms acentuados, el emprenderestas conductas de riesgo, y la afiliacin a laspandillas podra interpretarse en este sentido, requie-re una mayor fortaleza por parte de los factoresque impulsan a las personas a emprender este tipode conductas.

    La literatura comparada insiste en que la investi-gacin sobre estos factores de riesgo ofrece uninstrumento de utilidad para la prevencin Los

    gestores de programas de intervencin interesadosen esfuerzos de prevencin secundaria, es decirdirigida a poblaciones de riesgo, debera emplearla informacin sobre aquellos factores de riesgoms fuertes y con mayor respaldo emprico, paragarantizar que sus acciones estn dirigidas a losjvenes que ms las necesi tan (Klein y Maxson2006). Estos factores, por un lado, pueden serempleados para identificar la audiencia de programasde prevencin secundaria (programas de prevencinorientados hacia jvenes en situacin de riesgo) y

    por otra parte, polticas sociales dirigidas a incidirsobre estos factores pueden tener tambin un impactoen esta materia.

    Diversos actores sociales coinciden en afirmarque, al margen de la relevancia que puedan tenerestos factores de riesgo de tipo psicosocial paraentender por qu determinados jvenes en comuni-dades marginales (y no otros que comparten esteentorno social) se afilian a pandillas, existen tambinuna serie de factores macroestructurales de tipoeconmico, histrico, poltico y social que son

    ms tiles a la hora de entender por qu las pandillassurgen y se han institucionalizado en estas comuni-dades.

    En resumen, aunque el perfil de los pandilleroses muy diverso, existen varias caractersticas queson ms comunes entre los mismos que entre jvenesque han crecido en el mismo entorno social y quesin embargo no se unen a las pandillas. Los programasorientados a prevenir las pandillas, por tanto, pueden

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    Prlogo xxiii

    beneficiarse del conocimiento de estas caractersti-cas, aunque siempre entendiendo que no todos lospandilleros las van a presentar. Programas de preven-

    cin que tratan de desarrollar asociaciones prosocia-les entre los jvenes en zonas marginales, apoyana sus padres y familiares para que los mismospuedan ofrecerles un entorno seguro y propicio aldesarrollo, y que incide sobre los factores quepueden estar motivando a que grupos de jvenes enestas zonas se vean abocados a la rpida adopcinde papeles adultos para los que no estn preparadospueden ser de utilidad a la hora de confrontar elproblema de las pandillas delictivas.

    COMUNIDADYFAMILIA

    Muy pocos estudios se han preocupado por documen-tar adecuadamente la relacin entre pandillas y suentorno social, los vnculos que existen y las relacio-nes que se establecen entre pandillas, pandillerosy otros residentes locales o sus familiares, ascomo el impacto que las pandillas tienen en la vidade estos residentes y de sus propias familias.

    En todo caso, aunque no existen muchos estudios

    en el mbito comparado si que hay algunos que hantratado de explorar esta cuestin y que aluden a lacomplejidad del tema. Los pandilleros son miembrosde la comunidad y pertenecen a redes familiaresque forman parte del capital social de estas comunida-des. Ello, como varios estudios han documentado,limita la capacidad de las comunidades para controlarel comportamiento de los pandilleros (Pattillo,1998). En su estudio de pandillas chicanas enEstados Unidos, Horowitz (1987) documenta, porejemplo, una cierta tolerancia de la violencia de

    estas pandillas como resultado de esta imbricacin,tolerancia que vara en grado y que puede serfrgil, pero que es generalmente mantenida medianteun proceso de negociacin activa informal entrelos residentes y los pandilleros. Esta autora mantieneque el significado de la violencia de la pandilla esarticulado dentro del marco cultural del conceptode honor que permite a los residentes entender la

    violencia de las pandillas. En un sentido similar semanifiesta Rodgers (2006) al hablar de su estudiode una comunidad y su pandilla en Nicaragua.

    Esta literatura tambin documenta como lacomunidad se beneficia materialmente en ocasionesde la contribucin social y econmica que realizala pandilla. Venkatesh (1997) en su estudio dezonas muy marginales de Chicago, por ejemplo,habla de prstamos y crditos, recados a domicilios,ayuda a parientes en prisin, organizacin de activi-dades deportivas, control social de actividadesdelictivas en la calle, etc. Ello no quiere decir queno exista ambivalencia o que esta ayuda sea aceptadafcilmente, o que la aceptacin sea unnime y no

    haya resistencias por parte de grupos de residentes.Pero de alguna forma en contextos en los que elEstado se retira y el poder de las pandillas aumenta,al aumentar su vinculacin al narcomenudeo, sepresentan importantes condicionantes a la hora deaceptar o no la ayuda de las pandillas, sobre todoen un contexto en el que existen importantes vnculosafectivos y relaciones con los pandilleros.

    Otros investigadores tambin destacan cmola dificultad de estas comunidades para obteneratencin del Estado reduce su capacidad para contro-

    lar el comportamiento de las pandillas (Zatz yPortillos, 2000). Desmond Arias (2006) analizandoesta cuestin en Rio de Janeiro plantea cmo en elcontexto latinoamericano las complejas relacionesde clientelismo facilitan en parte el papel de estasorganizaciones criminales como mediadores comuni-tarios, al tiempo que hace an ms complejo eltratamiento y control de estos grupos. Este tipo deconsideraciones son importantes. Cualquier esfuerzopara alistar a la comunidad en el control de lapandillas tiene que pasar por el uso de estrategias

    que vayan mas all de la segregacin social delpandillero, dado que el pandillero, pese a que espercibido como causa de muchos de los males queafectan a la comunidad, sigue siendo parte de lamisma, sigue siendo vecino, primo, hermano, padrey parte integrante por tanto de las redes socia les dela comunidad (Venkatesh, 1997).

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    Los datos presentados por Demoscopa insistenen algunos de estos temas. Los vnculos entrecomunidad y pandilla son complejos, en la medida

    que el pandillero nunca deja de ser miembro de lacomunidad y la comunidad mantiene importanteslazos afectivos e instrumentales con el pandilleroy la pandilla. A pesar de ello, la comunidad esconsciente de que las pandillas estn asociadas alempeoramiento de las condiciones de estos barriosy colonias. De ah que no sea de extraar que lasensacin dominante sea una mezcla de temor ycompasin. Destacar tambin que existe una deman-da de programas de prevencin y una predisposicinimportante para participar y apoyar a los mismos.

    De acuerdo con los datos de Demoscopa lafamilia tambin, por razones obvias, tiene unarelacin compleja con sus parientes pandilleros.Resulta muy claro, en todo caso, que generalmentese oponen a esta situacin y buscan activamentemecanismos para facilitar la reintegracin de susparientes pandilleros. La propia familia sufre ensu funcionamien to interno y en su relacin con losvecinos como consecuencia de la condicin depandillero de uno de sus miembros, de ah quetambin sea necesario desarrollar polticas asisten-

    ciales que atiendan a las necesidades de estasfamilias. A la luz de los datos de Demoscopaparece claro que las familias de pandilleros puedenjugar un papel importante en la reintegracin desus parientes y que merecen un mayor apoyo enesta labor. Ciertamente, algunos familiares actancomo actores sociales de reinsercin con un impor-tante rol en el apoyo de aquellos mareros que salende las maras. Este parece un punto crtico a la horade disear programas efectivos en la comunidad.

    La relacin entre las maras y la comunidad

    donde se desarrollan es muy compleja. Las marasno estn aisladas de los barrios donde se desarrollan.Los mareros son padres, amigos, vecinos e hijos.Por otra parte tambin hay que insistir en que notodos los miembros de las comunidades donde sedesarrollan las maras son mareros . Los ciudadanosque viven en esas comunidades son los que sufrenms de cerca sus actividades criminales. Las relacio-nes entre maras y comunidad son complejas. Los

    programas de prevencin que quieren extirpar alas maras no entienden de su compleja relacinpara con la comunidad en la que viven. Polticas de

    mano dura que tratan a todos los residentes debarrios mareros como sospechosos no hacen sinoalentar afiliacin y alienar al grupo de apoyo msefectivo para facilitar la salida de las maras.

    MEDIOSDE COMUNICACIN

    Cuando se pregunta a las autoridades de dndeobtienen la mayor parte de su conocimiento sobrelas pandillas, la respuesta ms genrica son los

    medios de comunicacin. Cuando se les preguntaa estas autoridades cul es la fuente de informacinsobre las pandillas menos fiable, tambin se aludea los medios de comunicacin social. La paradojaes que aquellos con la responsabilidad de haceralgo frente al problema de las pandillas obtienencasi toda su informacin de las fuentes menosfiables.

    El estudio de Demoscopa de forma exploratoriatrat de abordar la calidad de la informacin ofrecidasobre las pandillas en la regin centroamericana

    Sus conclusiones confirman que la informacinofrecida es poco fiable. Las informaciones sobrelas maras presentan un marcado sesgo hacia loshechos puntuales, las versiones limitadas, las fuentesoficiales, los estereotipos y una cierta magnificacindel fenmeno, y en contra de mayor contexto delos hechos, enfoques ms amplios, diversidad defuentes e iniciativas propias de los medios encuanto a ngulos periodsticos que vayan ms allde lo noticioso.

    Cuando los investigadores de Demoscopa pre-

    guntan a diversos actores sociales sobre su opininde los medios de comunicacin social, estas opinio-nes sobre el desempeo de los medios varan sustan-cialmente segn las poblaciones consultadas. Lasde los mareros y ex mareros son de crtica yrechazo; las de los jvenes no mareros y vecinosson mayoritariamente positivas; las de los familiaresson negativas, pero en menor proporcin a losmareros. Las percepciones de los informantes de

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    la administracin pblica, el Poder Judicial, lasONGy las iglesias, fueron muy diversas, pero conun nfasis generalmente negativo sobre el trabajo

    de los medios.Aun tomando en cuenta que sus efectos pueden

    estar condicionados por mltiples factores, losmedios de comunicacin no contribuyen a generarvisiones integrales sobre el fenmeno de las marasentre la poblacin, limitan la visin ciudadanasobre la complejidad del problema y no propicianun debate pblico de calidad al respecto. Adems,al magnificar y estereotipar el fenmeno, puedenexagerar el verdadero poder de las maras y, en estesentido, distorsionar la conducta de los ciudadanos,

    las autoridades y los propios mareros. Aunquesiempre respetando el principio de libertad deprensa, es importante promover desde las autoridadespblicas prcticas ms responsables desde un puntode vista deontolgico y ms profesionales de quienestrabajan en los medios de comunicacin a la horade informar sobre este problema.

    POLICA, COMUNIDAD YPANDILLAS

    Como se destaca en el informe USAID(2006), losgobiernos centroamericanos, sobre todo en El Salva-dor, Honduras y Guatemala, han preferido apostarpor polticas de represin policial y endurecimientode la legislacin penal antes que por otro tipo depolticas preventivas. Esto contrasta con la ausenciade programas de prevencin y de rehabilitacinpara mareros, sealada por los vecinos y familiaresde estos jvenes en el estudio de Demoscopa.

    La experiencia acumulada en otros pases de-muestra que polticas de mano dura generalmente

    slo sirven para cimentar la presencia de las pandillasy marginar an ms a los sectores afectados poreste problema social (Klein y Maxson, 2006).Polticas que descansan de forma primordial enenfoques represivos plantean adems serios pro-blemas en una regin donde el aparato de justiciapenal es caracterizado por observadores internos yexternos como ineficiente (USAID, 2006), pocorespetuoso de los derechos humanos (Amnista

    Internacional) y, como destaca el estudio de Demos-copa, con serios problemas de corrupcin.

    El estudio de Demoscopa documenta la existen-

    cia de un sentimiento bastante generalizado deinsatisfacc in con la polica que viene ligado a unapercepcin, compartida por numerosos actores socia-les, incluyendo la propia polica, de que la corrupcinpolicial constituye un serio problema que limita lacapacidad de esta institucin para actuar de formaefectiva contra las pandillas.

    El estudio tambin destaca como parece existirun clima de mutua desconfianza entre la polica ylos residentes de zonas pandilleras. Este clima dedesconfianza, obviamente, dificulta el desarrollo

    de estrechos lazos de colaboracin. En este contextopretender una solucin exclusivamente policialdel problema de las pandillas parece poco viable.

    Curiosamente, a pesar de que la polica funda-mentalmente emplea tcticas tradicionales paracontrolar el problema de las pandillas, la propiapolica considera que sera necesario el uso deenfoques preventivos ms creativos e innovadores.

    Otros aspectos que el estudio de Demoscopapone de relieve sobre la actuacin policial enrelacin con las maras en Centroamrica son, en

    particular, los siguientes: Como los salarios de la polica son bajos se

    ven complementados por los sobornos de losmareros lo que paga el dejar hacer de lasmaras;

    Como la polica tiene el papel de cmplice ygarantizador del control territorial de las maras,la comunidad se ve desamparada, no solo al nopoder recurrir a la polica sino tambin alverles como beneficiarios de las actividadesmareras.

    El dato del informe que apunta a la simbiosisentre mara y polica en determinados contextosparece crtico. A la luz de lo visto, las polticas deprevencin marera deberan contener elementosde prevencin de la corrupcin policial. El estudiodel CEPI(2007) tambin concluye que es fundamentalinvestigar y eliminar la participacin de los cuerpospoliciales en actividades relacionadas a las pandillas

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    y en violaciones de los derechos humanos de lajuventud. Se necesi ta reestablecer la confianza y lacomunicacin entre polica y comunidad; a su vez

    se deben implementar mecanismos de control comu-nitario y mayor fiscalizacin de la tarea policial.Algunas medidas concretas podran incorporar:aumentar los salarios y formacin de la polica,introducir programas que mejorasen la relacinentre la comunidad y la polica (reuniones depolica-comunidad (lideres comunitarios, negocios),y adoptar medidas para facilitar la denuncia annimade prcticas corruptas (por correo, por telfono),as como el fortalecimiento de unidades policialesque luchen contra la corrupcin interna.

    DESISTENCIA

    Salir de la pandilla no es un proceso fcil (y amenudo ni siquiera aparece como algo atractivo)ya que en buena parte significa rechazar a losamigos, en un contexto en el que el desarrollo deproyectos vitales ms convencionales es limitado,frente a una sociedad que estigmatiza al pandillero.Pero eso no significa que sea imposible, ni significa

    que sea poco frecuente. Quienes estudian a laspandillas empleando diseos longitudinales, esdecir siguiendo a una muestra de jvenes duranteun largo periodo de tiempo para poder observarcambios en sus conductas y circunstancias, hanpodido constatar que la mayora de los pandillerosacaban dejando atrs su vida como tales (Thornberryet al., 2003). De la misma forma que la curva dela delincuencia y la edad sugiere que la mayorparte de las personas dejan de delinquir una vezque se consolida la transicin a la vida adulta,

    estos estudios longitudinales comienzan a documen-tar procesos similares en relacin con la vinculacina las pandillas. sta es, sin embargo, un rea sobrela que nuestro conocimiento se encuentra an enun grado muy incipiente.

    En una reciente revisin de la literatura, Deckery Lauritsen (2002) concluyeron que la mayor partede los estudios sobre el proceso de salir de laspandillas son descriptivos. Sus entrevistas con

    pandilleros en la ciudad estadounidense de SanLuis sugieren que el proceso de salida es el resultadode la combinacin del madurar y envejecer de

    estos sujetos con el haber estado prximos a unasituacin de violencia que les hizo reconsiderar suafiliacin. De acuerdo con estos autores, ello sugiereque una posible estrategia es intervenir de formaasistencial y rehabilitadora tras instancias de violen-cia, cuando los pandilleros se pueden encontrarms abiertos a considerar el salirse de la pandillaFacilitar el proceso de salida de las pandillas pormedio de polticas asistenciales y que ofrezcan aapoyo a quienes quieren hacerlo es ciertamenteuno de los mecanismos de control ms difundidos

    en la literatura comparada sobre pandillas (Klein yMaxson, 2006).

    El estudio de Demoscopa muestra que a pesarde que en el discurso de los pandilleros se hablasobre la existencia de normas que prohben salirsede la pandillas, este propio discurso enuncia unaserie de excepciones a la regla y, en el propioestudio, se puede comprobar cmo en la mayorade las situaciones este tipo de normas no parecenrecibir sanciones fuertes (lo que no quiere decirque en instancias puntuales no se produzcan). De

    hecho, existen porcentajes no despreciables depandilleros que expresan una voluntad de saliraunque, por otra parte, la escasez de alternativascondiciona la posibilidad de hacer este deseo unarealidad.

    Los datos de las entrevistas en profundidad yde las encuestas realizadas por Demoscopa, portanto, ilustran que sera fatalista el pensar que a lospandilleros les resulta imposible salir de las pandillaso que no quieren hacerlo. Por muy difcil que seconfigure el proceso de salida, y ciertamente lo

    puede ser, es importante destacar que existen vaspara salir de las mismas.

    Los testimonios apuntan varas vas de escapede la pandilla, as como el papel que juega lafamilia y otras instituciones no gubernamentalesincluyendo la iglesia en este proceso. Parecerapor tanto, que el desarrollo de polticas que favorez-can el proceso de salida de las pandillas y deintegracin del pandillero en el mercado laboral

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    podran jugar un papel importante en el control deesta cuestin social.

    En resumen, a pesar del mito, lo ms comn es

    que en un momento dado los mareros dejen lamara. Es importante, por tato, desarrollar polticasque faciliten este proceso de salida y el apoyo delas familias y otros grupos comunitarios, as comoel desarrollo de programas que faciliten oportunida-des laborales.

    LECCIONES DE POLTICACRIMINAL :APRENDIENDODE LA

    EXPERIENCIACOMPARADA

    Hasta ahora hemos tenido ocasin de resumir losprincipales resultados del estudio realizado porDemoscopa y de poner estos resultados en elcontexto de la investigacin comparada realizadaen otros pases con una mayor tradicin e historiaen la realizacin de este tipo de estudios. Culesson en cambio las principales implicaciones poltico-criminales de estos resultados? En esta seccinpresentaremos algunas de las mismas y presentare-mos tambin de forma resumida las principales

    lecciones aprendidas en el contexto comparadosobre las intervenciones de actuacin frente a laspandillas.

    Los estudios sobre polticas de prevencincoinciden en apuntar que las polticas exclusivamenterepresivas y de mano dura conducen a efectoscontraproducentes. Las polticas penales represivas,por ejemplo, refuerzan las pandillas al facilitarcontactos entre jvenes pandilleros y los que no loson, poner en contacto pandilleros de distintasclicas y reforzar la afiliacin a estos grupos para

    poder sobrevivir el entorno carcelario (Moore,1991; Scott, 2004). La literatura comparada adviertedel peligro de polticas que convierten a las pandillasen enemigos, porque tales estrategias refuerzanlos procesos de cohesin interna; y recomiendenms bien, polticas de prevencin en la infancia,que apoyen el proceso de salida de las pandillas yque mejoren las condiciones econmicas de lacomunidad (Klein y Maxson, 2006).

    Las polticas penales excesivamente represivastienden a minar la fbrica social de los barrios enlos que viven los delincuentes al retirarlos de los

    mismos. Hagedorn (2002) ha planteado el papelcrucial que la economa subterrnea tiene en lavida econmica de barrios marginales donde losjvenes tienen escasas al ternat ivas para generarsuficientes ingresos. Al margen de ello, muchospandilleros son padres y como tales contribuyen alsostenimiento econmico de sus familias. El encarce-lamiento de los mismos tiene un impacto directoen el bienestar de sus familias y comunidades.Fagan y sus colaboradores (2003), por ejemplo,han podido documentar en Nueva York cmo las

    polticas que potencian el encarcelamiento contribu-yen al deterioro del tejido social de estos barriosempeorando sus niveles de delincuencia. Otrosestudios regionales tambin confirman que el castigopenal drstico empleado no minimiza, sino queintensifica e incluso incrementa el atractivo de lapandilla (Rubio, 2003; USAID, 2006; FAPPH, 2006).

    El estudio de Demoscopa hace eco de similaresconclusiones para la regin centroamericana. Aspor ejemplo, la encuesta con familiares de pandillerosrefleja los efectos contraproducentes de las polticas

    de encarcelamiento. La respuesta modal a la preguntasobre los efectos que ha tenido el encarcelamientode sus parientes pandilleros es que su conducta sehizo ms violenta y conllevo un mayor ligamen ala mara. El estudio tambin constata que los pandi-lleros contribuyen econmicamente a sus familias.

    Las entrevistas de profundidad con figuras deautoridad, representantes de organizaciones socialesy del sector de la seguridad sealan de formareiterada que el desarrollo de polticas de cerotolerancia o mano dura y los encarcelamientos

    masivos han impulsado el desarrollo y una mayoreficiencia organizacional de las maras. Esto, enopinin de estos entrevistados, a su vez, ha fomentadoel afianzamiento de las maras, las cuales utilizanlos penales como centros directivos, de reclutamientoy de cohesin social. Los responsables pblicostambin coinciden en destacar que la institucionaliza-cin de la corrupcin ha limitado la efectividad delas acciones contra estos grupos violentos, tanto

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    desde instancias institucionales como desde lospropios barrios y colonias en los que surgen.

    Irnicamente la implementacin de los progra-

    mas de prevencin ms extendidos en Centroamrica(mano dura) recaen en la polica; una institucinque muchos actores sociales y sus mismos integrantesdescriben como corrupta y de la que algunos de susintegrantes se beneficia de las acciones mareras.Programas de prevencin marera que cuenten conla polica deben contener sistemas de control queprevengan la corrupcin policial tales como mecanis-mos que faciliten el involucramiento comunitario(reuniones mensuales entre jefe de polica y comuni-dad, facilitar la denuncia annima de practicas

    corruptas va correo y telfono en institucionesno policiales, etc.).

    Decker y Lauritsen (2002) sugieren que unaposible estrategia para incentivar la salida de lasmaras es intervenir de forma asistencial y rehabilita-dora tras instancias de violencia, cuando los pandille-ros se pueden encontrar ms abiertos a considerarel salirse de la pandilla. Facilitar el proceso desalida de las pandillas por medio de polticasasistenciales y que ofrezcan apoyo a quienes quierenhacerlo es ciertamente uno de los mecanismos de

    control ms difundidos en la literatura comparadasobre pandillas (Klein y Maxson, 2006).

    Los datos presentados por el estudio de Demos-copa indican ciertas posibilidades de intervencinque aprovecharan mecanismos de apoyo ya existen-tes en la comunidad. As por ejemplo, la encuesta,documenta un grado de organizacin vecinal escaso,casi nulo, para prevenir las acciones de los mareros.A pesar de la inexistencia de es te tipo de programass existe un amplio inters de los vecinos en laparticipacin en programas de prevencin y rein-

    sercin de mareros en su barrio. Polticas de preven-cin impulsadas desde el Estado que canalizaraneste inters podran establecer medidas de apoyoen el propio barrio de los mareros.

    Los datos constatan que no solamente los vecinosperciben un escaso grado de coordinacin, sinoque tambin la polica coincide con existencia deun gran distanciamiento entre comunidad y polica.A su vez, otros datos indican que la mayora de

    policas entrevistados apuestan por polticas preven-tivas de carcter social. Incluir a la polica mismaen programas sociales en colaboracin con los

    vecinos podra ayudar a mejorar las relacionesentre polica y comunidad y fortalecer as unaalianza critica para la prevencin.

    Un muy bajo nmero de jvenes que declaranser mareros han pasado ritos de iniciacin; a suvez, un alto porcentaje declara que su actividadms frecuente con la mara es estar con los amigosEstos datos indican que para muchos jvenes sermarero representa mayormente una ac tividad ldicade afiliacin. Polticas preventivas que ayudaran adesarrollar programas para jvenes (clubes deporti-

    vos, de baile o centros con otras actividades organiza-das) serviran a los adolescentes como alternativasms atractivas a las de afiliacin marera. Estosprogramas, por otra parte, ayudaran a enfocar losrecursos de desistencia para aquellos mareros msinvolucrados en las actividades delictivas.

    La mayora de los mareros se sustentan a smismos y apoyan a sus familias. Algunos trabajanlegalmente algunos ilegalmente y otros combinanambas opciones. Programas de desistencia a lasmaras que ofrecieran oportunidades de trabajo

    ayudaran a los mareros a encontrar alternativaslegales a sus fuentes de ingresos mientras que lesayudaran a seguir proveyendo para si mismos ysus familias. A la vez, el participar en el mercadode trabajo legal podra representar un primer pasohacia la (re)integracin mientras disminuye el estig-ma asociado a su identidad como exmarero.

    Algunos familiares de pandilleros pueden jugarun papel importante en la reintegracin de susparientes y que merecen un mayor apoyo en estalabor. Los familiares actan como puntos de inicia-

    cin y anclaje para la (re)insercin. Apoyar estalabor familiar con programas de apoyo sera comosustentar semillas de (re)insercin esparcidaspor toda la comunidad y muy cercanas a los mareros

    En resumen, las polticas de prevencin hastaahora implementadas en Centroamrica han sidopredominantemente represivas. La literatura com-parada y el estudio de Demoscopa coinciden enque estas medidas son contraproducentes. Por otra

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    parte, los datos de Demoscopa indican que hayuna voluntad por parte de vecinos y familiares delos mareros de participar en las tareas de apoyo

    para la reinsercin. La literatura comparada indicaqu medidas de apoyo comunitario son las quemejor funcionan.

    Las opciones principales parecen ser claras:seguir implementado medidas represivas pero inefi-caces y contraproducentes, o apoyar a las comunida-des donde viven los mareros en la tarea de prevenciny (re)insercin.

    En resumen, las polticas de prevencin hastaahora implementadas en Centroamrica han sidopredominantemente represivas. La literatura compa-

    rada y el estudio de Demoscopa coinciden en queestas medidas son contraproducentes. Por otra parte,los datos de Demoscopa indican que hay unavoluntad por parte de vecinos y familiares de losmareros de participar en las tareas de apoyo para lareinsercin. La literatura comparada indica quemedidas de apoyo comunitario son las que mejorfuncionan.

    Con las polticas hasta ahora implementadasse ha recurrido casi exclusivamente a la policapara solucionar el problema de las maras. Elementos

    de la propia polica reconocen las limitaciones deeste enfoque tanto por la naturaleza puramenterepresiva de las polticas como por la corrupcinexistente entre algunos de sus miembros. La propiapolica se podra beneficiar de su participacin enotras polticas de prevencin. As por ejemplo, altrabajar en colaboracin con lideres comunitariossu rol seria percibido mas como instrumento deapoyo a la comunidad que como elemento represivo.Medidas anticorrupcin ayudaran a purgar a lapolica de elementos corruptos, mejorando as su

    profesionalizacin y la opinin del publico paracon su labor y, en ultima instancia, facilitara lalabor policial al contar con la colaboracin de lacomunidad en su tarea de prevencin del crimen ypersecucin de aquellos que lo comenten.

    Las opciones principales parecen ser claras:seguir implementado medidas represivas pero ine-ficaces y contraproducentes, o apoyar a las comuni-

    dades donde viven los mareros en la tarea deprevencin y (re)insercin. En la segunda opcinel papel de la polica es tambin crucial; trabajando

    en consonancia con la comunidad se podra lograruna mayor eficacia en la prevencin y lucha contrael crimen marero mientras se mejoraran los, ahoramuy dbiles, lazos entre polica y comunidad.

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    AGRADECIMIENTOS

    Esta investigacin es resultado del apoyo generosoy entusiasta de varias personas y organizacionesque comprendieron el estatuto estratgico que revisteel problema de las maras en Centroamrica: laAgencia Sueca para el Desarrollo (ASDI), en lapersona de Pierre Frhling, Consejero para AmricaLatina, el Banco Centroamericano de IntegracinEconmica (BCIE), en las personas de Harry Brau-tigam, Presidente Ejecutivo, y Juan Rafael Lizano,Representante en su momento de Costa Rica