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( Panorama actual del bautismo (A los 25 años de la Constitución de liturgia del Concilio Vaticano 11) JOSÉ LUIS LARRABE TEMAS INTRODUCTORIOS AL BAUTISMO 1. Presupuestos teológico-pastorales del bautismo 1 El Concilio Vaticano II ha afirmado recientemente, hace ya cinco lustros, que los sacramentos presuponen la fe, expresan y celebran la fe, aumentan la fe (SC 59); Y que son, todos ellos, acontecimientos eclesiales de esta misma fe (SC 26). ¿También el bautismo de los niños? ¿De qué manera es posible esto? He aquí la pregunta fundamental, a la que se trata de res- ponder con la teología de ayer y de hoy, llegando a la conclu- sión de que el problema no está tanto en la posibilidad teoló- gica del bautismo de niños cuanto en la pastoral: ¿qué garan- tías de educación cristiana en la fe y de inserción en la comu- nidad eclesial se requieren para este bautismo de niños? 2. Menos bautizados hay hoy; ¿por qué? 2 Aunque este título es de un libro allende nuestras fronteras y de hace dos lustros, tiene actualidad entre nosotros. No dire- I JosÉ LUIS LARRABE, «Presupuestos Iteológico-pastorales del bautismo», en «Sinite», n. 71 (1982), 333-348. 2 J. POTTEL, Moins de baptemes en France. Pourquoi?, París, Cerf, 1974, 149 pp. REVISTA DE ESPIRITUALIDAD, 46 (1987), 495-524. 11

Panorama actual del bautismo · 2017. 10. 26. · Panorama actual del bautismo (A los 25 años de la Constitución de liturgia del Concilio Vaticano 11) JOSÉ LUIS LARRABE TEMAS INTRODUCTORIOS

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    Panorama actual del bautismo (A los 25 años de la Constitución de liturgia del Concilio Vaticano 11)

    JOSÉ LUIS LARRABE

    TEMAS INTRODUCTORIOS AL BAUTISMO

    1. Presupuestos teológico-pastorales del bautismo 1

    El Concilio Vaticano II ha afirmado recientemente, hace ya cinco lustros, que los sacramentos presuponen la fe, expresan y celebran la fe, aumentan la fe (SC 59); Y que son, todos ellos, acontecimientos eclesiales de esta misma fe (SC 26). ¿También el bautismo de los niños? ¿De qué manera es posible esto?

    He aquí la pregunta fundamental, a la que se trata de res-ponder con la teología de ayer y de hoy, llegando a la conclu-sión de que el problema no está tanto en la posibilidad teoló-gica del bautismo de niños cuanto en la pastoral: ¿qué garan-tías de educación cristiana en la fe y de inserción en la comu-nidad eclesial se requieren para este bautismo de niños?

    2. Menos bautizados hay hoy; ¿por qué? 2

    Aunque este título es de un libro allende nuestras fronteras y de hace dos lustros, tiene actualidad entre nosotros. No dire-

    I JosÉ LUIS LARRABE, «Presupuestos Iteológico-pastorales del bautismo», en «Sinite», n. 71 (1982), 333-348.

    2 J. POTTEL, Moins de baptemes en France. Pourquoi?, París, Cerf, 1974, 149 pp.

    REVISTA DE ESPIRITUALIDAD, 46 (1987), 495-524.

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    mos que abundan, pero existen no pocos casos de niños de edad escolar sin bautismo; que lo descubren en conversación con sus compañeros en ambientes escolares o de Iglesia y que pregun-tan con más o menos interés por el bautismo. También es fre-cuente que nos llamen aquí y allá a bautismos de adultos.

    El libro en cuestión no sólo hace sociología y números, sino que analiza también las causas de la evolución de la práctica bautismal: ¿cambio de mentalidad en los padres? ¿Valoración en baja del testimonio de los bautizados y de las comunidades cristianas, que no cultivan debidamente la espiritualidad bautis-mal, esencial y fundamental para toda parroquia? ¿Cómo asu-mir para la pastoral esta situación psicológica y de fe de los padres en orden a la preparación pastoral para el bautismo de sus hijos?

    y una cuestión que es preciso y de todo punto necesario abordar ya: ¿qué planteamiento de catecumenado bautismal de adultos, tanto de los que se preparan para su bautismo como de los que quieren revivir el que recibieron de niños, hacen nues-tras parroquias? (SC 64).

    3. Sacramentos y vida 3

    Los sacramentos y su simbolismo son respuesta a las cues-tiones fundamentales de la existencia humana, se nos dice desde el título mismo en este largo y valioso artículo en el que muy pronto, desde este epígrafe, se aborda el sacramento del bau-tismo.

    No sin antes haber formulado preguntas fundamentales:

    1. ¿Cómo puede el hombre, saliendo de su situación finita, terrena y pecadora, de la limitación y riesgo de su existencia, lograr acceso a un camino que le lleve a la salud definitiva y p1ena?·(p. 88).

    2. ¿Hay un principio, una fuerza, que le ayude al hombre a permanecer en el camino y no andar por rodeos y extravíos y hasta perder enteramente el camino recto?

    3 HANS B. MEYER, «Los sacramentos y su simbolismo como respuesta a las cuestiones fundamentales de la existencia humana», en Academia Teológica, 2 (1967), 79·107.

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    3. ¿Puede el hombre tener ya ahora, en esta vida, contacto con este fin al que camina; o se trata de una realidad que sólo puede ser alcanzada al fin, en un absoluto «más allá»? (pági-nas 88-89).

    Si ahora miramos el rito y simbolismo del bautismo, lo ha-cemos con la pregunta que acabamos de plantear: ¿cómo pa-samos más allá? ¿Cómo damos ese paso de 10 puramente hu-mano y hasta de la condición pecadora humana al orden o terre-no que bíblicamente se llama Reino de Dios y teológicamente gracia? Ese paso cualitativo (mientras los hombres están escla-vizados en los criterios cuantitativos: tener más, poseer más, disfrutar sin límites, consumir) al Reino de Dios, destruyendo el pecado, 10 da y 10 damos con el bautismo.

    4. Sacramentos y evangelización 4

    Responde fundamentalmente al tema pastoral que nos es-cuece e impulsa a la evangelización; parte de dos constatacio-nes: muchos de los que nos piden sacramentos no tienen la fe suficiente: hay que despertar ésta primero, o cultivarla de forma adecuada, para que sean celebraciones de la fe; por otra parte, también es verdad a la inversa: que muchos de los que dicen tener fe no vienen a los sacramentos; y a éstos habrá que decir que «fe no celebrada es fe inadecuada, o muerta, o incluso inexistente» .

    1. INICIACIÓN CRISTIANA Y BAUTISMO

    1. La iniciación cristiana 5

    En un cuaderno de la revista La Maison-Dieu enteramente dedicado a la iniciación cristiana, y en ese contexto, se trata del bautismo. La pregunta es fundamental y vital para la Iglesia: es la que encontramos como título y capítulo en la página 103: ¿la Iglesia es iniciadora de nuevos cristianos?; ¿es bueno el ac-

    4 JEAN-BAPTISTE MARAVAL, Sacrements et évangélisatíon, Paris, Fleurus, 1970, 307 pp.

    5 «L'initiation Chrétienne», en La Maison-Dieu, n. 132 (1977), 175 pp.

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    tual sistema de iniciación cristiana?; ¿ cuáles son sus resultados de vitalidad, de compromiso comunitario y de perseverancia? (pp. 103-135).

    Igualmente interesantes son los demás artículos de este nú-mero monográfico, no el único de dicha revista, ya que uno de sus primeros númews trataba sobre «El bautismo, sacramento pascual» (ibid., p. 3, nota 1).

    Para mayor abundamiento bibliográfico, podríamos subrayar y sugerir -dentro de esta misma revista- los siguientes epí-grafes y sus referencias concretas: Bouyer, L., «Le bapteme et le mystere de Paques», en LMD 2 (1945), 29-51; Gouzi, P., «Le catéchllménat d'adllltes en miliell déchristianisé», ibid., pá-ginas 52-69.

    y un número especial con el título que anteriormente hemos recogido sobre «el bautismo como sacramento pascual»: LMD 6 (1946).

    Para la dimensión eclesial y comunitaria del bautismo, cf. «Le bapteme, entrée dans le peuple de Dieu», LMD 32 (1952) (número especial).

    2. Iniciación cristiana y evangelización 6

    El catecumenado es proceso de iniciación cristiana; ahora bien, los constitutivos de esta iniciación se describen de la si-guiente manera: a) es iniciación, es decir, introducción: nadie nace a la vida iniciado; b) es iniciación al misterio evangélico y cristiano; la comunidad eclesial es a la vez germen y matriz de esta iniciación: si esa comunidad no inicia, no puede ser ca-paz de recibir nuevos iniciados; iniciación hacia la persona y obra de Jesús, actualizada en el aquí y ahora de la Iglesia.

    Esa iniciación respeta la situación y el itinerario personal de cada uno de los catecúmenos; anuncia explícitamente la fe y respeta las cultmas y el lenguaje, diversos, diversísimos.

    Viene luego la regeneración sacramental, preparándola a tra-vés de un tiempo adecuado; y, al tratarse de adultos, todo se lleva a cabo en proceso de conversión cuyas exigencias básicas

    6 C. FLORISTÁN, La evangelización, tarea del cristiano, Madrid, Cris-tiandad, 1978, pp. 77-91.

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    son: reorientar la vida cristiana y redescubrir la dimensión so-cial de la fe. -

    Padres que no han optado ellos mismos, primero ellos, por la fe, ¿cómo pueden optar por la fe de sus hijos?, se pregunta al tratar del bautismo de niños (a este problema ha tratado de dar respuesta el Ritual del bautismo de niños en el n. 60).

    Se estudia la diferente situación al respecto en tiempos de cristiandad a diferencia de los tiempos de misión (los nuestros). Los problemas de fondo son, sin duda: la fe y su celebración; la Iglesia y su misión evangelizadora; qué significa Dios para el hombre de hoy; qué es y qué significa ser cristiano hoy; cómo hacer cristianos responsables en comunidades cristianas de verdad.

    No se trata sólo de integrar a los bautizados en la Iglesia sin renovar ésta, sino cómo en el bautismo nace una Iglesia nueva, renovada. ¿Tienen nuestras parroquias catecumenados de niños que piden ser bautizados; no sólo de niños en edad es-colar, sino también de adultos?

    Al menos en una propuesta moderada estará de acuerdo todo el mundo: en la educación permanente en la fe, promoviendo catecumenados pedidos por el Concilio Vaticano II (SC 64) y en la vivencia comunitaria de la iniciación cristiana de unos y otros.

    3. Proyecto de iniciación cristiana 7

    Responde a la pregunta: ¿cómo se hace un cristiano?; ¿cómo se renueva una comunidad? El planteamiento verdadero no es: ¿a quién se concede el bautismo?, sino: ja ver si logramos la iniciación cristiana de verdad! El peligro está, no pocas veces, en dar todos los sacramentos de iniciación cristiana sin lograr esta misma iniciación. Y así se plantea una difícil recuperación; una segunda evangelización es, no pocas veces, más difícil que la primera. He aquí un gran reto para la Iglesia: la de los bau-tizados no creyentes, muchos.

    7 DIONISIO BOROBIO, Proyecto de iniciación cristiana, Bilbao, Desclée, 1980, 328 pp.

  • 500 TOSE LUIS LARRABE

    4. La iniciación cristiana 8

    Mérito suyo es haber abordado y tratado con profundidad y acierto la tensión (existente desde siempre) entre predicación-fe-sacramento del bautismo; también haber aportado dos valio-sos excursus (A y B) sobre temas tan interesantes como los ritos de iniciación en otras religiones, extrabíblicas, y el estudio del simbolismo del agua y de la inmersión (primera parte).

    La segunda parte no es menos interesante al atreverse a pre-sentarnos un estudio de la celebración del bautismo en los pri-meros siglos (u-v). Sólo entonces se aborda la formación del ri-tual del bautismo en la tradición romana (pp. 80-81), donde ofrece las fuentes bibliográficas imprescindibles en orden a este estudio.

    5. El bautismo, iniciación y camino de madurez cristiana 9

    Ya el bautismo de Juan era de Dios y preparaba bien a los que iba a bautizar: fue precursor del Señor antes que bautista, hablándoles del que iba a venir como Mesías y Salvador del mundo (p. 203).

    Pero el bautismo que proviene de Jesús, el nuestro, supera y trasciende con mucho al bautismo de Juan, al ser interior re-generación no sólo como conversión personal, sino desde 10 alto, en virtud del agua y del Espíritu Santo.

    Insiste muchísimo en la fe y en la preparación evangeliza-dora: «la eficacia de la Palabra proviene no por el hecho mismo de pronunciarla, sino de creerla».

    No se contenta con la teología de la fe y del sacramento, sino insiste también en las exigencias vitales de los bautizados: ¿qué rupturas trae consigo el bautismo para los cristianos hasta el punto de dejarle en buen lugar (o en mal lugar) a Cristo, ya que los bautizados, todos ellos, actúan in persona Christi?

    La necesidad de la fe en todos los sacramentos, también en éste; el mandato de Jesús de ir y bautizar, ¿cómo hay que en-

    8 J. BERNAL, O.P., De initiatione christiana, Roma, Angélico, 1968, 151 pp.

    9 JosÉ LUIS LARRABE, «El bautismo, iniciación y camino de la madurez cristiana», en Naturaleza y gracia (1983), 203-204 pp.

  • PANORAMA ACTUAL DEL BAUTISMO 501

    tenderlo? ¿En sí mismo y sin ninguna preparación? ¿Cómo y con qué preparación oáútizar para ser fieles a esta voluntad evangélica de Cristo? ¿Qué «intención de hacer lo que hace la Iglesia» se requiere en el que bautiza 'yen los demás sacra-mentos'? ¿Cómo se pasa del bautismo a la madurez cristiana si es que no se bautiza de adulto y aun en este caso?

    y se aborda el problema, espinoso, del bautismo de niños: su posibilidad teológica está clara a favor de dicho bautismo; pero ¿cuándo se da también la posibilidad pastoral? Es lo que se estudia bajo el epígrafe «Pastoral del bautismo» (pp. 225ss).

    n. TEOLOGÍA DEL BAUTISMO

    1. ¿Para qué es el bautismo? 10

    Son grandes teólogos los que responden a esta pregunta, fundamental, sobre el sentido y significado del bautismo en la obra que presentamos: Carré, Hoffman, Amiot, Henri, a lo lar-go y ancho de sus 109 páginas, más un epílogo sobre «El bau-tismo como promesa de unidad» (escrito en forma y espíritu ecu-ménicos), terminando con una bibliografía de mucha calidad acerca de la espiritualidad bautismal.

    Los temas tratados no pueden ser más sugestivos: la con-versión y adhesión a Jesucristo; sepultados para resucitar; un pueblo sacerdotal en virtud del bautismo; el don del Espíritu; los bautizados, ciudadanos del Reino; los bautizados, comen-sales de la eucaristía; todo ello después de un buen estudio bí-blico hecho por Amiot. Así resulta que Biblia y Teología apa-recen bien engarzadas, primero la Biblia y después la Teología (como debe ser) en las dos primeras partes de la obra.

    La tercera trata, con buenos y acertados planteamientos, de los temas de relación entre bautismo y fe, abordando valiente-mente el bautismo de niños, afirmando su posibilidad teológica y abriendo soluciones pastorales al respecto.

    La cuarta y última parte expone la dimensión eclesial de este sacramento, presentándola también a base de testimonios (pá-ginas 91-109).

    10 VARIOS, Pourquoi le bapteme?, Paris, Cerf, 1966.

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    2. Teología sistemática del bautismo 11

    Profesor de la Universidad Pontificia Gregoriana, el P. L. Li-gier, S. J., publicó con el título De sacramento baptismi, para uso privado de los alumnos, un manual valioso tanto desde el punto de vista teológico como pastoral, de evangelización y ca-tequesis.

    Al principio de la obra viene la bibliografía, bien elegida y clasificada: el bautismo en los Padres, en los teólogos (de ayer y de hoy), artículos y revistas, etc. (pp. 1-6).

    Méritos suyos, además del de ser una buena teología siste-mática, son: el conocimiento de la teología de Oriente y Occi-dente, el valor eclesiológico (no sólo individual) del bautismo, la nueva vida de los bautizados en Cristo, el misterio pascual de Cristo participado por el bautismo, etc.

    3. Teología sistemática sobre bautismo, en especial su institución por Cristo 12

    Bauer, en el Diccionario de Teología bíblica; Betz, en Con-ceptos fundamentales de Teología; Leal, en su Comentario al Nuevo Testamento (v. 1); Leon-Dufour, en su Vocabulario de Teología bíblica; Ott, en su Manual de Teología dogmática; Schmaus, en su T;eología dogmática; Camelot, en el c. VIII en la Iniciación teológica (t. 1, pp. 375s8), hablan con claridad y precisión teológica en torno a la iniciación cristiana y concreta-mente sobre el bautismo, no sólo del agua, sino también del Es-píritu (en íntima unión con la confirmación).

    El bautismo no es sólo lavado o purificación, sino que con ello se significa toda una inmersión en Cristo, en su vida y mis-terios; es un nuevo nacimiento en Cristo Jesús. Se hace un amplio estudio de los precedentes del bautismo en el AT y en las grandes religiones y culturas de la antigüedad, llegándose así al bautismo de Juan (Mc 1,2) Y finalmente al bautismo de Jesús y al bautismo cristiano On 3,5; Mt 28,18-19; Mc 16, 15-16):

    11 L. LIGIER, De sacramento baptismi, Roma, PUG, 1968. 12 Y otros diccionarios bíblico-teológicos.

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    «Pedro les dijo: arrepentíos y bautizaos ... » (Act 2,38); así se incorporaban a Cristú~y~ a la comunidad de los «santificados» (Act 8,12; 8,16; 8,36; 8,38).

    Su institución por Cristo es dogma de fe (D 844), si bien el Magisterio nunca nos dice cuándo fue instituido. Interesa más destacar que por el bautismo somos incorporados a los miste-rios de Cristo (Rom 6,2-11); somos así «nueva creación» (Gal 3,27); el bautismo agrega a la comunidad de salvación (1 Cm 12,12.13.27).

    4, Significado del bautismo 13

    Ha prestado un gran servicio a la educación a la fe esta colección (Omega) publicada en Londres con esta finalidad edu-cativa y pedagógica en la fe y los sacramentos.

    y comienza por donde se debe comenzar en cada uno de los sacramentos: tratando de identificar el simbolismo de los mismos; en este caso, la regeneración, es decir, un nuevo na-cimiento (Jn 3,5: «si no nacéis de nuevo, no entraréis en el Reino»).

    De la Iglesia se va al bautismo (fmm Church to baptism), aunque también es verdad a la inversa: que el bautismo hace Iglesia; pero antes es la Iglesia la que hace el bautismo (c. 2).

    Si de adultos se trata, se requiere primero la actitud de con-versión (c. 3). El bautismo trae consigo rupturas, a veces difí-ciles y costosas: no todo es compatible ni compaginable con la condición de bautizado; rupturas que las describe en el c. 4.

    Libro de texto del bautizado es el Evangelio (pp. 59s8), y su mesa, la de la eucaristía. Y ¿cuál es la obediencia a Dios del bautizado y cuál su comportamiento en la vida? Es lo que se explica en los dos capítulos finales (p. 74ss).

    5. Teología sistemática del bautismo 14

    Más que un tratado teológico desarrollado, ofrece esquemas y bibliografía sobre la parte bíblica y posbíblica del bautismo;

    13 J. W. MEISTER, What baptism means, London, 1965. 14 KARL J. BECKER, Trattati sul battesimo, sulla confirmazione, SU!

    sacramenti in genere, Roma, 1977, 112 pp.

  • 504 JOSE LUIS LARRABE

    y pone en claro y en alto la doctrina y praxis explícita de la Iglesia primitiva en torno al bautismo, tanto de adultos como de niños (yen qué condiciones el de unos y otros).

    Cómo pasó esta doctrina desde los Padres a los teólogos del Medievo, se explica en la tesis 3, después de la parte bíblica y posbíblica. El Concilio de Trento concentra la atención de la Iglesia en el efecto del bautismo como participación en el sacer-docio de Cristo, lo cual despierta el interés del Vaticano JI a este respecto en una Iglesia de cOl'responsabilidad y de la ac-tuación de todos los bautizados en la misión de la Iglesia, cada cual a su modo, fundado en el bautismo recibido.

    6. Los ministerios laicales como cauce de corresponsabilidad en la pastoral de la Iglesia local 15

    Siendo el bautismo participación en los poderes o títulos de Cristo: Sacerdote, Profeta y Rey, se estudia aquí con profun-didad teológica, con actualidad eclesiológica y también con ima-ginación y creatividad lo que los seglares pueden y deben hacer en virtud de su sacerdocio bautismal en estas mismas tres ver-tientes. Su lectura meditada y comunitaria puede salvar a nues-tras comunidades, sobre todo parroquiales, de la rutina y el le-targo, también de cierta tentación de clericalismo.

    7. Los seglares en la Iglesia 16

    Por el bautismo todos somos responsables en la Iglesia, cada cual a su modo y según su carisma propio: entre todos, la Igle-sia es signo del Cristo total. La tarea de los seglares no es sólo sobre una parcela de la Iglesia, sino de amor y responsabilidad para toda la Iglesia como tal. Se estudian ampliamente las bases doctrinales de esta afirmación, tanto en el orden bíblico como del Vaticano 11 (AG 1; LG 32; GS 29; LG 31; LG 1 y 2; AG 3).

    Los bautizados son promovidos y coordinados en orden a la pastoral de conjunto por los pastores: unos y otros sirven al

    15 Secretariado de la Comisión Episcopal de Pastoral, 3-6 mayo 1982, 113 pp.

    16 JOSÉ LUIS LARRABE, Los seglares en la Iglesia, Madrid, BAC, 1980, 31 pp.

  • ( PANORAMA ACTUAL DEL BAUTISMO 505

    pueblo de Dios con dinamismo misionero y preocupación social, unidos en la palabra y-la conesponsabilidad, animados por el mismo Espíritu.

    Finalmente se estudia 10 propio y específico de los seglares en la Iglesia: hacer presente y actuante a la Iglesia en lugares y campos del mundo, en las estructuras temporales, animándo-las con el espíritu del Evangelio (pp. 23ss).

    In. SACRAMENTO DE LA FE

    1. El bautismo, sacramento de la fe

    De la colección de «Pastoral aplicada», dirigida por el Ins-tituto de Pastoral de la Universidad Pontificia de Salamanca, nos vino en su día (año 1962), en pleno Concilio Vaticano n, y muy en consonancia con él, este librito de 127 páginas, conte-niendo «diez vigilias y catequesis mistagógicas» que siguen te-niendo actualidad (tenemos entre manos la segunda edición).

    Se intenta con este material en torno al bautismo, sacramen-to de la fe, una ayuda, por cierto valiosa, a la predicación y a la consideración pastoral del bautismo, pudiendo utilizarse para dos tipos de reunión cristiana: vigilias de oración y meditación (muchas veces he dicho y escrito que ¡ay de las panoquias que no fomentan una espiritualidad bautismal!), al mismo tiempo que hemos insistido en la necesidad de catequesis: el Concilio Vaticano n (en esas mismas fechas) recomendaba que se dedi-que toda la cuaresma a la catequesis bautismal, preparándose a la Pascua, fiesta eminentemente bautismal (haya o no haya bau-tismos en esa celebración pascual). Creación y salvación; la conversión necesaria; la fe y el credo del cristiano; la filiación divina; el simbolismo del agua; el bautismo como tarea de toda la vida; la vestidura blanca como símbolo del nuevo nacimien-to; la iluminación bautismal simbolizada por el cirio pascual, y la eucaristía como mesa de los bautizados (banquete de la Alianza) son los grandes temas catequéticos, tratados a la luz de la Biblia.

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    2. Participación en la muerte y resurrección de Cristo 17

    Con este título, central en teología y acertado para la pas-toral, enfoca el conocido autor Luis Evely el capítulo sobre el bautismo en su libro La Iglesia y los sacramentos, de la colec-ción Iglesia, Siglo XX (n. 30) (Salamanca, Sígueme, 1966, 75 páginas). Afirmación central: Cristo está presente.

    Así las cosas, «no hay por qué sentir nostalgias del tiempo en que vivió Cristo. El sigue viviendo ahora. Y no será por el recuerdo (mero recuerdo) por donde podamos acercarnoS a El, sino por el bautismo, la confesión, la eucaristía». Que esta pre-sencia sacramental es incluso más ventajosa para nosotros que la presencia histórico-física de Cristo en sus tiempos, dice el autor.

    Que los sacramentos son Cristo entre nosotros, Cristo que comienza de nuevo a vivir, a obrar, a sufrir, a la medida de nuestra torpeza, de nuestra lentitud, de nuestra inconsciencia (p. 25).

    Todos los sacramentos son una participación en el destino de Jesús, en su vida, muerte y resurrección (p. 27). Lo de mo-rir nos es dado cada día, pero «sí, podemos resucitar en esta vida» merced al bautismo que nos acerca a la Persona de Jesús, nos da su Espíritu y nos interioriza en su vida y testimonio (pp. 29-30).

    IV. BAUTISMO y COMUNIDAD CRISTIANA

    1. Evangelización, bautismo, comunidad cristiana 18

    «A la Iglesia se la ve bautizando», comienza el prólogo de este artículo. Y la pregunta que surge ante este hecho, sobre todo viendo la poca perseverancia de muchos de los bautizados y la falta de vinculación con la comunidad eclesial posterior-mente, es la siguiente: ¿es adecuada la iniciación cristiana que viene realizando la Iglesia hoy? La pregunta va incluso más

    17 LOUIS EVELY, «Participación en la muerte y resurrección de Cristo», en La Iglesia y sacramentos (Sígueme, 1966).

    18 JOSÉ LUIS LARRABE, «Evangelización-bautismo-comunidad cristiana», en Studium, XXI (1981), 73-98.

  • ( PANORAMA ACTUAL DEL BAUTISMO 507

    allá: ¿ cómo se vi ve hoy y cómo se puede transmitir la fe?, ¿manteniéndola individualmente?, ¿celebrándola masivamente? Hay que ir, sin duda, a la asimilación personal de la fe y a su vivencia-convivencia comunitaria.

    «Puestos en este planteamiento, el de la educación perma-nente en la fe y su compromiso eclesial-comunitario, vamos a estudiar qué aporta al respecto la teología de ayer y de hoy ... » Este tema comunitario es el que se desarrolla ampliamente a lo largo y ancho de este artículo.

    2. Bautismo y comunidad cristiana 19

    Se trata de unas «catequesis bíblicas y patrísticas»: este es el subtítulo. Con 10 cual quedan señaladas y subrayadas las tres vertientes: el bautismo como fundamento y origen de la comu-nidad cristiana; el mensaje bíblico del Antiguo y Nuevo Tes-tamento: Jn 3,5, cuyo análisis bíblico, a la luz de la tradición, lleva a la apreciación del bautismo como nuevo nacimiento; el mandato de Jesús de bautizar situado al final de los evangelis-tas sinópticos; las enseñanzas de las Cartas apostólicas al res-pecto (Rom 6,2-11). Y ¿cómo vivieron esta realidad fundamental las primeras comunidades cristianas guiadas por los Santos Pa-dres? A este respecto es revelador el índice del libro desde la página 47 hasta el fin.

    El bautismo como fundamento de regeneración y limpieza de vida según la Didajé o «Doctrina de los Doce Apóstoles»; como nueva creación según la Epístola a Bernabé; por el bau-tismo somos piedras vivas y limpias en la construcción de la Iglesia (Pastor de Hermas); el bautizado, creyente y pertene-ciente a Dios; el origen y fin del bautizado está en la Trinidad y Unidad de Dios (San Ireneo); cuáles son las costumbres cohe-rentes con el bautismo (según Clemente de Alejandría); viven-cia y exigencias del bautismo según Orígenes; el bautismo, sa-cramento de luz y liberación, según Tertuliano; el bautismo como fundamento de oración filial al Padre y fraternal para con los demás hombres (San Cipriano).

    [9 JOSÉ LUIS LARRABE, Bautismo y comunidad cristiana, Madrid, 1982, 88 pp.

  • 508 ¡OSE LUIS LARRABE

    Preparación y exigencias antes del bautismo (de las que ha-bla y escribe Hipólito de Roma); sobre todo, la idea central en la teología del bautismo, de la inserción en el misterio pascual de Cristo a través del bautismo (a lo cual dedica sus mejores esfuerzos San Agustín). Bautizar pronto a los niños, pero ¿cuán-do?; ¿dejar para más tarde como procedimiento pedagógico y pastoral? (a ello responde Gregario Niceno: cf. pp. 76ss). Del bautismo de Cristo al nuestro: nos bautizarnos para ser lo que Cristo fue, para vivir en la forma en que vivió Cristo (San Am-brosio). La acción creadora de Dios Padre a través del bautis-mo en el agua y en el Espíritu, según San Juan Crisóstomo; y que el bautismo no exime de las tentaciones de este mundo, 110S advierte San Gregario Nacianceno; de ahí la prioridad de la evangelización y de la fe (San Basilio); necesidad de subrayar el bautismo no sólo del agua, sino también en el Espíritu (in-siste en ello San Atanasia); la relación discípulo-Maestro que surge a raíz del bautismo, desembocando desde aquí en la per-tenencia a la Iglesia, una especie de nacimiento absoluto y de-finitivo como miembros de la Iglesia (se explica ampliamente en las catequesis bautismales de Cirilo de Jerusalén).

    V. HISTORIA DEL BAUTISMO

    1. Historia del bautismo 20

    Todo el mundo conoce la calidad y competencia del autor en estas materias, y en concreto en la historia del dogma del bautismo y confirmación tratados de forma científica histórico-teológica.

    Por historia se entiende el estudio bíblico concienzudo del bautismo en 47 páginas, las primeras del libro.

    Luego viene el estudio histórico bien entendido (no sólo con fechas y datos), sino citando las fuentes y documentos de las pri-meras comunidades cristianas, de Juan y de Jesús; el significado de ambos bautismos y su relación; el mandato de Jesús de pre-

    20 B. NEUNHEUSER, Taufe und Firmung (bautismo y confirmación), Frib. Br., Herder, 1965. Traducción francesa, Bapteme et confirmation, Paris, Cerf, 1966, 249 pp.

  • PANORAMA ACTUAL DEL BAUTISMO 509

    dicar y bautizar; a esto se añade un buen estudio del bautismo en los primeros decenios de la Iglesia y en las cartas de San Pablo.

    El bautismo en las primeras comunidades de la Iglesia, tanto el de los adultos como el de niños; en la teología escolástica y en los Concilios de la Iglesia, incluyendo en el capítulo último la época nueva, también el Concilio Vaticano II: he aquí el contenido, bien planteado y bien tratado, del bautismo.

    VI. BAUTISMO DE NIÑOS Y BAUTISMO DE ADULTOS

    1. En torno al bautismo de niños 21

    Aspectos teológicos y pastorales los que aquí se tratan, co-menzando por el Credo del Pueblo de Dios, n. 18: «que el bau-tismo hay que conferirlo también a los niños», posibilidad teo-lógica ésta que nadie duda; luego se abordan las condiciones pastorales en que hay que enmarcar las garantías de la educa-ción en la fe de los así bautizados de niños, por parte de las familias y las comunidades cristianas.

    Se estudian ambas vertientes (teológica y pastoral) en la Biblia y los Padres, en el nuevo ritual del bautismo de niños y en el de adultos, en Santo Tomás (p. 8) y en los teólogos mo-dernos, sobre todo Schillebeeckx y Rahner: ambos afirman di-cha posibilidad teológica y son exigentes en la pastoral.

    2. Bautismo en edad escolar o de jóvenes 22

    Con el título «yo pido el bautismo», que mejor podría tra-ducirse por esta otra expresión más personalizada: «soy yo el que pide el bautismo», para preparar el bautismo de jóvenes, han confeccionado varios autores este material en el Centro T ean-Bart de París. Se dan cita en este trabajo autores como Aubert, Mollat, Rouet, Masnou, Thoraval, Villeroy.

    Puesto que se trata de jóvenes en uso de razón (y hasta de

    21 JOSÉ LUIS LARRABE, «En 10rno al bautismo de los niños», en Sal Terrae (1971), 1-10 pp.

    22 VARIOS, le demande le bapteme, Paris, Jean Bart, 1980, 43 pp.

  • 510 TOSE LUIS LARRABE

    responsabilidad y discreción), comienzan llamando a sus puertas con expresiones como «bautismo, primer dilema de amor», «comprometer una identidad futura, edificándola sobre tu ver-dad segura», «la libertad de encontrarte a ti mismo: ¿quién eres tú?»

    La primera etapa es la acogida; después se pregunta qué o a quién has encontrado en el camino, «tu Iglesia en la Iglesia» (página 6), tema en que se les explica cuál es el corazón de la Iglesia más allá de sus formas externas, incluso de anécdotas poco edificantes a veces ... Que el bautizado en Cristo tiene que lanzarse al mundo: ¿conoces la Iglesia y los cristianos que lle-van la Palabra, ojalá que también el ejemplo, a los ambientes en que tales cristianos viven? ¿Das tu nombre a Cristo y a la Igle-sia? La segunda etapa se refiere al libro de texto (la Biblia) y a la señal del cristiano (la cruz). La tercera etapa habla del «don sin medida»; y, finalmente, la cuarta: «Yo te bautizo»; pero no termina ahí todo, sino que ahí comienza un hombre nuevo, la nueva humanidad.

    3. «Pastoral del bautismo de niños» (Diócesis de Zamora, 1982)

    Se trata de ofrecer materiales para la catequesis (primero para la catequesis, de la que estamos bien necesitados) y luego para la celebración de este sacramento, para que no sea sólo un acto social, mero acto social.

    El segundo cuadernillo (de los cuatro que componen este opúsculo) contiene una buena reflexión teológica (lástima que se refiera sólo al bautismo de niños, no de adultos: p. 3).

    Las catequesis prebautismales, excelentes, versan sobre la persona y mensaje de Jesús de Nazaret; el Misterio pascual; la Iglesia, misterio de vida; el bautismo y la identidad cristiana, y la misión de la familia cristiana.

    El cuarto cuadernillo es sobre los materiales para la cele-bración, incluida la parte musical y la biblografía.

  • ( PANORAMA ACTUAL DEL BAUTISMO

    4. El bautismo de los niños, compromiso de todo el pueblo de Dios 23

    511

    Con ocasión de la entrada en vigor del nuevo Ritual del bautismo de niños, vino también un nuevo planteamiento en toda la pastoral del bautismo, teniendo como pieza clave, dice el au-tor, gran especialista en la materia, la corresponsabilidad de todo el pueblo de Dios, y más en particular de los padres y edu-cadores en todo lo que atañe al bautismo: su preparación, su celebración y su desarrollo en la vida.

    Nuestra tarea principal consiste en despertar y fomentar en nuestros fieles la conciencia de su compromiso en un aspecto tan fundamental de la vida de la Iglesia. Este folleto, breve, pero denso y valioso, está en la línea pastoral del Concilio Va-ticano II (la de la corresponsabilidad de todo el pueblo de Dios, todo él bautismal y, por ende, sacerdotal), y ofrece esquemas de homilías de primerísimo orden sacadas de las fuentes bíblico-patrísticas, adaptadas a la cuaresma, tiempo de preparación para el bautismo en Pascua, pero aplicables a la presentación del tema en todo el año litúrgico.

    Temas tan sugestivos como: el bautismo, entrada en el pacto de la Nueva Alianza; responsabilidad de todo el pueblo de Dios; sacramento de la fe 'también el bautismo de niños'; la responsabilidad de los padres; el bautismo, sacramento para la vida eterna, responsabilidad de la comunidad, de la familia y la escuela (p. 13); y que el bautismo es iluminación, agregación a la Iglesia, sacramento de regeneración, una vida que debe crecer, y nuestra responsabilidad en ese crecimiento (pp. 19-20).

    5. A propósito del bautismo de niños 24

    Bajo el subtítulo, modesto, de «Notas metodológicas» encon-tramos una verdadera teología del bautismo como incorpora-ción a Cristo y nuevo nacimiento en la Iglesia. Se refiere de prin-cipio a fin al bautismo de niños, tema más difícil que el de adultos.

    2J 1. OÑATIBIA, El bautismo de los niños, compromiso del pueblo de Dios, Vitoria, S. A., 20 pp.

    24 A. TRIACCA, «A propósito del bautismo de niños», en L'Osservatol'e Romano, 26 marzo 1978, pp. 9-10.

    12

  • 512 TOSE LUIS LARRABE

    «Es praxis común de la Iglesia católica y en la mayor parte de las confesiones cristianas bautizar a los niños», comienza di-ciendo (p. 9, c. 1).

    Analiza las «motivaciones» a favor de la no conveniencia del bautismo de niños (p. 10), a las que responde magistralmente en apartados como «Fe y bautismo de niños» (p. 10, c. 4).

    6. Bautismo de adultos por etapas 25

    Con este título, sugestivo, madrugó la Iglesia francesa para poner en marcha lo que dos años más tarde (1976) aparecería en edición española: nos referimos nada menos que al Ritual de la iniciación cristiana de adultos, Madrid 1976, 235 páginas, li-bro y, sobre todo, planteamiento fundamental para toda parro-quia.

    Volviendo al modo en que lo presentó la Iglesia francesa, bajo el epígrafe acertado (único contexto acertado: «Iniciación cristiana de adultos»), se nos ofrecen seis cuadernillos de indu-dable calidad litúrgico-pastoral: 1) Notas doctrinales y pasto-rales; 11) Antes de entrar en el catecumenado: tiempo de pre-paración a la vida cristiana y la entrada, luego, en el catecu-menado; III) El catecumenado como tiempo de preparación a la vida cristiana; IV) La última preparación: la llamada deci-siva; V) La última preparación; VI) La vida del bautizado: los sacramentos de la iniciación cristiana y su desarrollo en la vida.

    7. Bautismo de adultos y bautismo de niños 26

    Se comienza reflejando la voz del Concilio Vaticano 11, que había sido explícita diciendo que «se restaure el catecumenado de adultos, comprendiendo distintas etapas, y hay que ponerlo en práctica en conformidad con el obispo del lugar, de manera que el tiempo de catecumenado establecido para la formación

    25 Ritual du bapteme des adultes par etapes, apl'Obado por el Episcopa-do francés y la Congregación Culto Divino, 1976.

    26 JOSÉ LUIS LARRABE, «Bautismo de adultos y bautismo de niños: evangelización y celebración como sacramento de fe», en Revista Agus-tiniana (1981), 293-321; ídem, «Ritual de la iniciación cristiana de adul-,tos», en Pastoral Lit., un. 66-67, pp. 7-17.

  • ( PANORAMA ACTUAL DEL BAUTISMO 513

    adecuada pueda ser santificado con los ritos sagrados que se ce-lebrarán en etapas sucesivas» (SC 64).

    Lo primero que quiere el Concilio es que se restaure el ca-tecumenado; después viene la inserción de los sacramentos de adultos en él (bautismo, confirmación, eucaristía). Pero téngase en cuenta que este catecumenado no es sólo para los no bauti-zados, sino también para los que, habiendo sido bautizados de niños, quieren tomar conciencia de su condición cristiana y ví-virla responsablemente.

    El fin del catecumenado es la madurez en la fe y en la comunidad cristiana (pp. 294ss). El primer grado consiste en la conversión inicial; el segundo paso supone una fe más arrai-gada y se orienta hacia una más intensa preparación sacramental (o del sacramento recibido). Pero siempre el test consiste en la madurez en la fe (provecta ial11 fide). El tercer grado consiste en la recepción misma de los sacramentos, con Jo cual se salva un grave mal que aqueja a la Iglesia hoy: el de dar de forma generalizada los sacramentos de la iniciación cristiana sin esta misma iniciación ... (p. 295).

    A continuación se explican en el artículo los tiempos fuertes de esta maduración personal y comunitaria en la fe: 1) el pre-catecumenado o primera evangelización; 2) el catecumenado mismo, caracterizado por una catequesis integral y duradera, dado que la psicología humana no interior iza de golpe los va-lores del Reino, sino que necesita tiempo, meditación evangé-lica y revisión de vida; 3) el de la purificación e iluminación en la vida espiritual, y 4) el tiempo de la mistagogía, destinado más y más a los sacramentos y su vivencia: en experiencia personal y comunitaria.

    Estos son los puntos, fundamentales, que se desarrollan am-pliamente a continuación a 10 largo de todo el trabajo.

    Véase a este respecto el Ritual de la iniciación cristiana de adultos, Madrid 1976, 235 páginas (libro fundamental para toda parroquia y comunidad cristiana, ojalá que también de lectura directa de todo cristiano).

  • 514 JOSE LUIS LARRABE

    VII

    1. Bautismo y ecumenismo 27

    Es un estudio de las convergencias doctrinales que ofrece el Documento de Lima; ¡convergencias que en materia de bau-tismo son tantas! En el tema del bautismo se ha dado un gran paso adelante en el ecumenismo.

    Estas perspectivas convergentes y altamente positivas se re-fieren a la institución del bautismo, su significado, su teología (participación en la vida, muerte y resurrección de Cristo: pá-ginas 281-282), incluso en su aspecto (difícil de explicar) de «conversión, perdón y purificación» (p. 283).

    Se trata del bautismo no sólo de agua, sino también del Es-píritu (pneumatología y bautismo); que el bautismo es signo y símbolo del Reino de Dios y que también el bautismo, como los demás sacramentos, es «sacramento de fe». No se niega el bautismo de niños en este Documento de Lima y se quiere, por fin, dignificar más y más la celebración de este sacramento (pá-gina 286).

    2. Bautismo, eucaristía, ministerio 28

    Ninguna duda de que el bautismo viene desde Jesucristo y que con la eucaristía ocupa una posición central en la vida co-munitaria de la Iglesia desde sus primeros tiempos.

    Su significación es la participación en Cristo: en su vida, muerte y resurrección. El bautismo que Jesús recibió es clave de una comprensión común (Mc 10,35): «ser bautizados con el bautismo con que yo vaya ser bautizado». El camino tomado por Jesús en el bautismo es el de servidor de todos, sobre todo de los pobres y pecadores.

    Tiene también significado eclesial (no sólo cristo lógico): en efecto, por el bautismo el Espíritu viene sobre la Iglesia y une al pueblo de Dios con Cristo.

    27 JOSÉ LUIS LARRABE, «El ,tema del bautismo: un gran paso adelante en ecumenÍsmo», en Pastoral Ecuménica, n. 3, pp. 281-286.

    28 TAIZÉ, Bautismo, eucaristía, ministerio, Barcelona, 1983; Baptéme, eucharistie, ministere, pp. 13-26.

  • ( PANORAMA ACTUAL DEL BAUTISMO 515

    La visión antropológica está en que por el bautismo Cristo nos conduce a una vida nueva, al hombre nuevo, a la nueva creación. El bautismo nos conduce a una Íntima comunidad con Cristo, nos hace cuerpo de Cristo, vivificado por su mismo Es-píritu. El bautismo lleva a un compromiso personal que exige responsabilidad para toda la vida: vivimos y actuamos «en la persona de Cristo»; le dejamos en buen lugar y/o en mal lugar; pueden los demás escandalizarse de un bautizado que no da buen testimonio.

    El bautismo es sacramento de fe, de obediencia, de vida con Cristo, de ofrecimiento a la Iglesia y para testimonio ante el mundo (que El ama como capaz de salvación). Nos lleva tam-bién a la unión con los demás, no sólo con Cristo. También en el bautismo de los niños es toda la comunidad la que se com-promete a ser fiel a Cristo y a la Iglesia.

    VIII. LITURGIA DEL BAUTISMO

    1. Nuevo «Ritual de la iniciación cristiana de adultos» 29

    El bautismo no es un rito de mera purificación del pecado original, sino ante todo de incorporación a Cristo y a la Iglesia (Rom 6,2-11).

    Este Ritual de la iniciación cristiana de adultos ha sido re-cibido con gozo por las comunidades cristianas y es libro bá-sico del creyente, de cada creyente, en cuya biblioteca religiosa no debiera faltar.

    Hay que comenzar restaurando el catecumenado en las pa-rroquias, como desea y manda el Concilio Vaticano n (SC 64); después viene la recepción del bautismo o la recuperación de la vivencia del mismo, si se recibió de niño.

    y lo primero es la evangelización, entendiéndose por tal el anuncio constante y valiente del Dios vivo.

    Esta iniciación cristiana de adultos está destinada para aque., 110s adultos que, habiendo oído el anuncio del misterio de Cris-

    29 JOSÉ LUIS LARRABE, «Nuevo Ritual de la iniciación cristiana de adul-tos», \!n Ecclesia, comentando este Ritual de 1972, 'traducido al castellano y presentado en 1976.

  • 516 ¡OSE LUIS LARRABE

    to, atraídos internamente por el Espíritu Santo, consciente y li-bremente buscan al Dios vivo y emprenden el camino de la fe y de la conversión.

    Nace, pues, el catecumenado en el clima conciliar de una eclesiología renovada y misionera. Es fundamental no perder esta perspectiva: AG 14 Y CD 14; SC 64-6. Luego se estudian el catecumenado, los tiempos de purificación e iluminación y los sacramentos de iniciación cristiana.

    2. Dios ama a este hijo 30 (Homilía en el bautismo de un niño)

    Una homilía teológica con ocasión de un bautismo en que actuó como ministro el gran teólogo Karl Rahner, y que cons-tituye una pieza magistral desde ambas vertientes: la teológica y la pastoral; también litúrgica. Dios puede actuar salvando a niños y grandes: en éstos, dialogalmente; también en el adulto es Dios el que dice la primera palabra y actúa con gracia pre-veniente: a Dios nadie le precede, pequeño o grande, en la ini-ciativa de salvación. Y ese es el simbolismo de bautismo pre-cisamente: renacer, que siempre hace referencia a la acción pro-cedente de otros (los padres), del Otro: Dios: «la gracia de Dios nos precede» (p. 8).

    Sale al paso de la objeción tan difundida: U'estará libertad el bautismo recibido de niño? A lo que responde: cuando este niño se abra al uso de la autodeterminación, se sorprenderá con la presencia en sí mismo del amor infinito de Dios, «que nunca es restadora de libertad». Lo contrario demostraría hasta qué punto hemos degradado el concepto de Dios y de la libertad mis-ma, hasta el extremo de considerarla como capacidad de lejanía de Dios (Gen 3,8).

    ¿ Cómo interpretar la incertidumbre del grupo que se ha re-unido para el bautismo del niño? Si es un grupo de fe, si es comunidad eclesial, Dios ofrece una seguridad divina ante tanta fragilidad. El bautismo da un carácter y una gracia para vivir la fe en las necesidades de la vida presente, incluso en avatares y tiempos difíciles.

    30 KARL RAHNER, Sul battesimo, Brescia, Queriniana, 1967.

  • PANORAMA ACTUAL DEL BAUTISMO

    3. Catequesis y sacramentos según el nuevo Código de la Iglesia 31

    517

    Que los sacramentos son signos y expresiones de fe; que tie-ne que haber catequesis y evangelización adecuadas antes de los sacramentos; que su administración tiene que ser desinteresada y evitando lucro y hasta sus apariencias, así como las disposi-ciones canónicas acerca del bautismo de niños y de adultos, tam-bién el de éstos; la preparación adecuada en uno y otro caso; la seriedad y responsabilidad de los padres, padrinos y la co-munidad, son otros tantos capítulos de este estudio.

    IX. CONDUCTA DEL BAUTIZADO Y ESPIRITUALIDAD BAUTISMAL

    1. La conducta de los bautizados 32

    Por el bautismo sois santos, sois cristianos, sois bautizados: he ahí las fórmulas indicativas del bautismo: lo que somos (di-mensión ontológica): miembro de C,risto y de la Iglesia.

    Pero eso no basta: en las fuentes bíblicas, sobre todo de San Pablo, se nos dice otras tantas veces: sed bautizados, obrad como tales, actuad en cristiano, sed santos. He aquí las fór-mulas imperativas, éticas, que, al nacer del surtidor de la gracia del bautismo, fuente inagotable, no llevan ni conducen a un moralismo estéril, porque «donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia».

    Al mismo tiempo hay fórmulas penitenciales del bautizado: no sois santos, no sois cristianos (de verdad), no os comportáis como tales.

    Estas dimensiones son bien explicadas, con abundantes fun-damentos bíblicos, en este breve pero denso tratado de moral sacramental.

    y el Espíritu Santo viene a completar 10 que el bautismo de agua dejó comenzado sin llevar todavía a buen término. Sin

    31 JOSÉ LUIS LARRABE, «Catequesis y sacramentos según el nuevo Có-digo de la Iglesia», en Teología y Catequesis (1983), 205-229.

    32 P. TH. CAMELOT, Espiritualidad del bautismo, Madrid, Marova, 1963.

  • 518 TOSE LUIS LARRABE

    Pentecostés no hay plenitud de vida moral personal ni eclesial. De ahí la importancia y relieve cada vez mayores del bautismo del Espíritu, no sólo del agua.

    X. CATEQUESIS y PASTORAL DEL BAUTISMO

    1, Catequesis prebautismales 33

    Se trata de ocho catequesis a petición de los obispos y que abarcan los aspectos bíblicos, conciliares y litúrgicos, también psicológicos, en el sentido de que la ocasión del bautismo de los hijos es privilegiada para la inserción del Reino de Dios en los padres mismos al asumir este compromiso de fe en solida-ridad con los hijos.

    2. Tomar en serio la pastoral del bautismo J.4

    Todo el pueblo de Dios, comenzando por los padres, la co-munidad familiar y parroquial, han de hacer una preparación adecuada y constante en esta materia, fundamental, ya que se trata nada menos que de incorporar a los nuevos miembros de Cristo y de la Iglesia, pequeños o grandes, en edad escolar e incluso adultos; ya no son raros ni llamativos los casos que se nos presentan llamando a las puertas de nuestras comunidades eclesiales o que están ahí, fáciles de ser encontrados por una Iglesia que se irradie en actitud misionera.

    Esta pastoral bautismal no termina con la recepción de este sacramento, sino que es entonces cuando comienza la vida cris-tiana, la vida de bautizado, que es tarea de toda la vida: nues-tras parroquias han de ser bautismales. De ahí brota y emerge como un surtidor inagotable la vida de los bautizados y de las comunidades cristianas; sobre este sacramento se edifica el «tem-plo de Dios», que es la Iglesia.

    Ahora bien: siendo esto así, ¿cómo hacer corresponsable a toda la comunidad cristiana y con qué medios? ¿Cómo hacer

    " JosÉ LUIS LARRABE, Catequesis prebautismales, Madrid, 1980. 34 JosÉ LUIS LARRABE, «Tomar en serio la pastoral del bautismo», en

    Surge (1983), 124-134, Y Surge (1983), 223-231.

  • PANORAMA ACTUAL DEL BAUTISMO 519

    catequesis de inspiración catecumenal en tiempo de cuaresma como preparación a la Pascua, fiesta del bautismo por excelen-cia; cómo celebrar dignamente el bautismo; cómo ha de llevarse a cabo la educación en la fe de los bautizados; cuáles son las dimensiones y caminos de esta educación cristiana y eclesial y cómo interpretar -después de todo esto- el n. 60 del Ritual del bautismo de niños de que «se ha de evitar el bautizar sin una garantía suficiente»? A ello se trata de dar respuesta en los artículos aquí citados, sobre todo en el H, pp. 223-226.

    XL BAUTISMO y CONFIRMACIÓN 35

    «El misterio cristiano» es el contexto de esta colección donde se sitúa este libro con la intención de hacer una «teología sa~ cramental» como se anuncia desde la portada misma (el conte-nido responde fielmente a esta declaración de intención); es uno de los manuales que, sin duda, ejerce una labor útil para alum-nos y lectores (no necesariamente escolarizados).

    Bien estudiado el bautismo en las fuentes bíblicas y sobre todo patrísticas, también conciliares, no así las citas de Derecho' canónico que se refieren al anterior Código (el de 1917). De ahí que el epígrafe de la página 297: «Consideraciones teológica y canónica», sobre todo ésta, deba ser completado (cL Larrabe, José Luis, «Catequesis y sacramentos según el nuevo Código de la Iglesia», en Teología y Catequesis, 1983,205-229), que puede ser complemento de lo anteriormente dicho y actualización ne-cesaria.

    2. Confirmar a los jóvenes, hoy, asumiendo la fe y el bautismo 36

    «Primero, asumir libremente el bautismo», se comienza di-ciendo, y para ello conocerlo: el bautismo en el pueblo de Dios (p. 5); «lávame, crea en mí un espíritu limpio» (p. 7); sentido mesiánico y de incorporación al pueblo de Dios; bautismo del

    35 A. HAMMAN, El bautismo y la confirmación, Barcelona, Herder, 1970, 327.

    36 JOSÉ LUIS LARRABE, Confirmar a los jóvenes hoy asumiendo la fe-y el bautismo, Madrid, 1983, 56 pp.

  • 520 JOSE LUIS LARRABE

    agua y del Espíritu (pp. 8-9); sacramento del paso del AT al Nuevo, a la Nueva Alianza (pp. 10-12); el bautismo de Jesús y el de sus seguidores; sobre todo se centra el estudio del bau-tismo como sacramento de incorporación a Cristo y a la Iglesia (pp. 14ss).

    Desde el punto de vista vivencial se insiste en el carácter bautismal de las comunidades cristianas, pequeñas o grandes, ¡esto es fundamental! , y cómo tiene que ser la vida del bauti-zado: ¡qué es vivir en Cristo! Y que el credo del bautizado es el mismo que el de Jesús (p. 19).

    Luego se estudia el sacramento de la confirmación como bau-tismo en el Espíritu: se confirma en la fe y en el bautismo, llevando así a plenitud la iniciación cristiana (pp. 23-56).

    3. Teología del bautismo y confirmación 37

    En las Publicaciones de la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid) se presentaron tres tomos sobre Teología sistemática en el ciclo institucional; y en el tercero se presentan los trata-dos (a modo de esbozos actualizados) de cada uno de los sacra-mentos. El del bautismo y confirmación son presentados por el profesor de la misma Universidad José Luis Larrabe, con los epígrafes siguientes: el bautismo como sacramento de incorpo-ración a Cristo y a la Iglesia; el bautismo de Juan; el bautismo de Jesús; el bautismo del cristiano; el mensaje actual del Con-cilio Vaticano 11 (pp. 14-15); el bautismo en la vida y en la liturgia de la Iglesia; la catequesis prebautismal necesaria según el nuevo Ritual del bautismo de niños; la conducta moral del bautizado; el bautismo de los hijos, momento privilegiado para revisar la opción fundamental cristiana de los padres; bautizar en la fe de los padres y el bautismo de adultos (pp. 22-23).

    37 JOSÉ LUIS LARRABE, Teología sistemática, 111, Madrid, Comillas.

  • PANORAMA ACTUAL DEL BAUTISMO 521

    XII. EL PORVENIR DEL BAUTISMO

    1. El porvenir del bautismo 38

    Es un libro nacido en el posconcilio (ya el capítulo 1 se ti-tula «Apres Vatican 11»). De principio a fin el libro quiere des-tacar la parte activa del que recibe el bautismo, sin encomen-darlo todo y de por vida a la acción del sacramento, sólo al ex opere operato. Trata, pues, el autor de armonizar ambas coor-denadas del sacramento: la iniciativa soberana y precedente de Dios en la salvación (gracia) y la participación humana.

    Para dar respuesta a estas cuestiones se impone, dice, una vuelta a las fuentes: los apóstoles bautizaban, sigue diciendo, a quienes lo pedían a la vista de su predicación evangélica, de la aceptación del Evangelio, admitiendo así a los nuevos bautiza-dos a la comunidad de los anteriores en la fe (Act 2,41).

    Pero pronto se pasó a bautizar a los niños en las casas en que los padres se convierten y son cristianos. Es la Iglesia do-méstica la que respondía; y la pequeña comunidad que se reúne por las casas en la fracción del pan, en la mesa de los bauti-zados.

    Más tarde, la elaboración de la doctrina del pecado original apoya el bautismo de los niños, a veces urgiéndo10 sin las de-bidas garantías de fe por parte de los padres: el peligro de muerte de los niños en situación de pecado original asustaba a los padres ...

    Nacer en cristiandad era considerado como si objetivamente se estuviera, sin más, en la fe y actitud de conversión necesa-rias. .. Cosa que está en la base y en la raíz de muchos males que nos aquejan: «El bautismo era válido y lícito merced a la eficacia cristianizante de la vida en cristiandad.»

    En tiempos posteriores al Concilio de Trento, no por obra de él, se polariza la teología en el ex opere operato con detri-mento de la acción o correspondencia humana (ex opere ope-rantis). La salvación, por gratuita que sea, y lo es, tiene un as-pecto dialogal, y no reconociendo este aspecto también se trai-ciona al Evangelio, dice una y otra vez el autor.

    38 DANIEL BOUREAU, L'avenir du bapteme, Lyon, Editions du Chalet, 1970, 160 pp.

  • 522 ¡OSE LUIS LARRABE

    La conclusión que saca es que, según el Concilio Vatica-no n, no se puede sin más negar el bautismo de los niños, pero tampoco se puede bautizarlos sin más (SC 59 y 67). Las ense-ñanzas del Vaticano II están exigiendo una revisión de este tema (SC 67). La responsabilidad no es sólo de quien pide el bautismo o del que viene en brazos de los padres, sino en bra-zos de la fe de los padres y de la comunidad, toda ella, inclu-yendo al que lo bautiza.

    El bautismo es un acontecimiento público por el que la co-munidad se confiesa relacionada a Cristo como único Salvador y liberador universal.

    Tras estas reflexiones, el autor pasa a examinar el medio ambiente actual en relación a dos acontecimientos íntimamente unidos: el nacimiento de un niño en el matrimonio (en la fa-milia) y su bautismo, insistiendo en el momento propicio del nacimiento de un nuevo ser para que esa familia reciba una catequesis ocasional al respecto.

    Todo nacimiento participa de la capacidad reveladora inhe-rente a la creación: es mediador del encuentro con Dios. Todo nacimiento es una revelación del prójimo al otro como apela-ción angustiosa: el niño nada puede por sí; necesita todo. La respuesta a esta llamada nos identifica a Cristo por analogía: «sin mí nada podéis hacer» (Jn 15,5).

    En todo nacimiento se da una doble revelación: por un lado, nuestra participación propia en la mediación de Cristo, en el amor de Cristo encarnado; por otro, la del mismo nacido en la mediación de Cristo, pues cada vez que nos permite servirle, servimos a Cristo en su hermano, «en uno de estos pequeños».

    Este acontecimiento, privilegiado, del nuevo nacimiento pue-de llevar a Cristo; pero a condición de que sea bien interpre-tado: en la fe. Dios está cerca; no es un Dios extraño al naci-miento, sino un Dios «humano», cercano, íntimo, a la vez que trascendente, del que el nacimiento de un niño puede dar al-guna intuición. Tras este descubrimiento queda abierto el ca-mino a la Palabra como fácil anuncio de la Buena Nueva.

    Si, como hemos dicho, el nacimiento es un medio de descu-brir a Cristo, exige una celebración litúrgica que interese a sus actores y coactores: padres, padrinos, amigos. No cabe duda de

  • ( PANORAMA ACTUAL DEL BAUTISMO 523

    que quienes participan en el bautismo han sido invitados y con-vocados a él por un nacimiento a un nuevo nacimiento.

    Para los que se habían apartado de la Iglesia, el niño los convoca haciéndoles pedir su reincorporación: con una acción penitencial preparada y apropiada en la que se refleje que, gra-cias a la mediación del niño, se han sentido llamados a la re-conciliación con Dios, autor de la vida; con Cristo (eucaristía), con la Iglesia (en la que y para la que nacen de nuevo ellos mismos, los padres y personas cercanas al acontecimiento).

    Todo nacimiento es fruto del amor entre hombre y mujer; de ahí que su nacimiento incite a los padres a sentirse más cer-canos y significar mejor la unión de Cristo con la Iglesia.

    Quienes piden el bautismo para el niño se confiesan creyen-tes en Cristo y desean ser considerados como tales por la Iglesia. Pedir el bautismo para otro, en la fe, significa afirmar su propio bautismo y su propia fe.

    La celebración bautismal debe atestiguar dos realidades: 1) que la Iglesia está familiarmente presente; y 2) que por me-dio de los suyos el niño bautizado se expresa de alguna manera como parte de la Iglesia, al menos ontológica; ojalá que psico-lógicamente y en fe personal afirme luego, ayudado por el ejem-plo de los suyos, esta condición bautismal.

    Finalmente se pone en claro y en alto el bautismo de adultos como plena significación del simbolismo del bautismo, asumido libre y responsablemente, sin dejar de lado el bautismo de niños (si se dan las condiciones de fe y de garantía de educación en la fe por parte de la comunidad eclesial, de padres y padrinos).

    XIII. EL BAUTISMO EN EL TIEMPO DEL CRISTIANISMO PRIMITIVO 39

    Según el testimonio del Nuevo Testamento, el cristianismo desde sus comienzos practicó obviamente el bautismo. Quien se convertía a la nueva fe era recibido en la comunidad por medio del bautismo. En ninguna parte encontramos la menor sombra de duda en 10 que respecta al bautismo; en ninguna parte ha-

    39 GERHARD BARTH, El bautismo en el tiempo del cristianismo primi-tivo, Salamanca, Sígueme, 1986.

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    llamo s alusión alguna a que en el cristianismo primitivo el bau-tismo fuera cosa discutida, o a que el bautismo se hubiera im-puesto sólo paulatinamente en algunas regiones o sectores del mundo cristiano primitivo.

    Teniendo en cuenta esta práctica unánime del bautismo en todos los niveles y sectores del cristianismo primitivo que nos-otros conocemos, habrá que preguntarse cómo se llegó a ella, o más exactamente: «en virtud de qué necesidad o autoridad los cristianos bautizaban desde el principio de manera tan uná-nime» (p. 13).

    A esta pregunta, fundamental, responde el autor desde el epígrafe de la página 13 en adelante (