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PAPEL DEL ESTADO EN LA REGIÓN ORIENTAL DE COLOMBIA Ornar Baquero "La ciencia consiste precisamente en saber cómo se impone la ley del valor". Marx. Esta exposición se divide en dos partes: la primera es una reflexión necesariamente esquemática y por eso mismo parcial sobre el papel de la concepción hegeliana del Estado, contrastado con lo que puede ser la discusión actual desde la sociología política sobre el problema del Esta- do. En la segunda parte intento hacer una aplicación metodológica de unos lineamientos que se encuentran en la Filosofía del Derecho, los cuales podrían servir como luces para la investigación del Derecho, los cuales podrían servir como luces para la investigación sobre las relacio- nes de poder político en el oriente colombiano, que es el estudio que estoy realizando. Primera Parte En la perspectiva de la sociología política el problema del gobierno en una sociedad determinada, obviamente, es central. Las dos posiciones más aceptadas destacan en el examen de tal problema el condiciona- miento social y económico de las normas sociales, por un lado, y la au- tonomía de lo político frente a la sociedad en general, por el otro. La disputa ideológica en el interior de las sociedades se condensa entonces en la clásica relación entre democracia y liberalismo, asunto que se debate en el momento en los países socialistas. Ahora bien, desde Hegel encontraríamos una posición intermedia que superaría la contradicción

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PAPEL DEL ESTADO EN LA REGIÓN ORIENTAL DE COLOMBIA

Ornar Baquero

"La ciencia consiste precisamente en saber cómo se impone la ley del valor". Marx.

Esta exposición se divide en dos partes: la primera es una reflexión necesariamente esquemática y por eso mismo parcial sobre el papel de la concepción hegeliana del Estado, contrastado con lo que puede ser la discusión actual desde la sociología política sobre el problema del Esta­do. En la segunda parte intento hacer una aplicación metodológica de unos lineamientos que se encuentran en la Filosofía del Derecho, los cuales podrían servir como luces para la investigación del Derecho, los cuales podrían servir como luces para la investigación sobre las relacio­nes de poder político en el oriente colombiano, que es el estudio que estoy realizando.

Pr imera Pa r t e

En la perspectiva de la sociología política el problema del gobierno en una sociedad determinada, obviamente, es central. Las dos posiciones más aceptadas destacan en el examen de tal problema el condiciona­miento social y económico de las normas sociales, por un lado, y la au­tonomía de lo político frente a la sociedad en general, por el otro. La disputa ideológica en el interior de las sociedades se condensa entonces en la clásica relación entre democracia y liberalismo, asunto que se debate en el momento en los países socialistas. Ahora bien, desde Hegel encontraríamos una posición intermedia que superaría la contradicción

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sociedad-estado mediante la unidad del interés particular y el interés general. Citemos algunas afirmaciones de Hegel que podrían sugerir esto: 'El individuo sólo alcanza su derecho a ser ciudadano en un buen estado". "Todo depende en el estado de la unidad de la universalidad y la particularidad; el Estado es la única condición para conseguir el fin y el bienestar particular". A la luz de estas indicaciones habría una complementariedad entre el interés del individuo, de la familia, de la sociedad civil y del Estado. No obstante, en Hegel se advierte una pre­eminencia de lo individual sobre lo colectivo. Junto a esta preeminencia aparece igualmente una inclinación democrática cuando coloca el acento en el carácter universal del bien público frente al interés particular. Dado que la sociedad civil es "el campo de batalla del interés privado individual de todos contra todos", el papel de la "intervención directa desde arriba", es decir, la del Estado, "en la consecución de la finalidad universal y de la utilidad común, resulta necesaria". En Hegel interven­ción es la regulación consciente que está por encima de las partes y de los individuos. En este sentido considero que los contratos, como ejercicio del libre albedrío en las relaciones entre individuos, resultan restringi­dos en la sociedad civil al estar limitada la posibilidad de apropiación individual, sobre todo en una sociedad en que la colonización es un hecho ya limitado geográficamente.

A esta altura de la exposición se intuye lo que puede ser ético para Hegel, tanto en la familia como en la corporación y aún en el Estado: la comunidad entre sus miembros. En un terreno ideal, y con las precisio­nes que se han hecho en el seminario sobre este término, una solución a este límite para que la personalidad pueda desplegarse, sería, por un lado, la garantía de la propiedad común de los medios estratégicos de producción por el Estado y, por el otro, una mayor amplitud de la esfera personal luego de que fuera organizado lo fundamental para el individuo por este mismo Estado. Según aparece, esta pretensión ideal quizás sea tarea del género o de lo que se ha dado en llamar últimamente socialismo democrático, que , como tal, puede presentarse como alternativa prácti­ca de la sociedad. Quiero citar un pensador latinoamericano que, desde una posición distinta, tiene significación para lo señalado. José Enrique Rodó1 dice así:

El verdadero, el digno concepto de la igualdad, reposa sobre el pensamiento de que todos los seres racionales están dotados por naturaleza de facultades capaces de un desenvolvimiento noble. El deber del Estado consiste en co­locar a todos los miembros de la sociedad en distintas condiciones de tender a su perfeccionamiento. El deber del Estado consiste en predisponer los

Rodó, José Enrique. (1872-1917) Escritor uruguayo, fundador de la RE vista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales en 1895. Entre sus obras están Prometeo (1909) y El mirador de Prospero (1914). (N. de E.).

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medios propios para provocar uniformemente la revelación de las supe­rioridades humanas donde quiera que existan. De tal manera, más allá de esta igualdad inicial toda desigualdad estará justificada porque será la sanción de las misteriosas elecciones de la naturaleza o del esfuerzo meri­torio de la voluntad. Cuando se la concibe de este modo la igualdad demo­crática lejos de oponerse a la selección de las costumbres y de las ideas, es el más eficaz instrumento de selección espiritual, es el ambiente propio y crucial de la cultura.

Segunda Pa r t e

En esta segunda parte intentaré mostrar la potencialidad instru­mental y metodológica que ofrece la Filosofía del Derecho.

A modo de hipótesis se puede sugerir que de alguna manera cada región nacional recibe del Estado lo que a partir de su estructura como tal da. La marginalidad económica, social y cultural se manifiesta en una marginalidad política y en un distanciamiento de los favores del Estado, que habría de atender al interés de la nación, por encima de la diferenciación estructural de las regiones. Para el caso de Colombia se evidencia cada vez más que está inconcluso el proceso de conformación del Estado-nación. Y si bien es casi plena la integración del mercado interno, es muy desigual el despliegue de las fuerzas productivas mo­dernas en las regiones desigualmente integradas.

Ahora bien, cuestión fundamental es la validez, la legalidad de la forma particular de derecho en el Estado. En el caso del Estado colom­biano y de su intervención en la Orinoquia, el resultado endeble se explicaría por su debilidad estructural y también por su papel frente a los poderes particulares que intervienen en la región. Esa debilidad del Estado implica que en las regiones alejadas, o menos integradas al país, la dinámica de la sociedad civil sea lo determinante. Es lo que creemos que ocurre en la región tomada como objeto de estudio, la Región Orien­tal de Colombia.

Allí, desde los años cincuenta, pero sobre todo desde la década de los sesenta, empieza a desarrollarse con mucha fuerza la agricultura capi­talista, que inicia una transformación de la sociedad regional. Se da la liberación del individuo y una descomposición de las relaciones tradicio­nales campesinas llamadas llaneras, que tienen como unidad funda­mental el hato; y esas relaciones naturales, inmediatas, no vinculadas al mercado, garantizaban el comportamiento ético que se desintegra por la entrada de una nueva forma de individualización y, sobre todo, por la descomposición que acarrea y permite el mercado.

Adicionalmente, después de la década de los sesenta, y mucho más en el presente, la renta diferencial del suelo en comparación con la que

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se encuentra en el interior del país ha permitido (y este es uno de los indicadores) una enorme expansión del capitalismo agrario en la zona. También en esta región, desde los años sesenta, rige una ley que exime del pago de toda tributación especial por la tierra dedicada a producción agraria en los llamados Tarrifónos Nacionales2.

Estos fenómenos hacen que las relaciones en la Región Oriental se fundamenten en la práctica agrícola y ganadera, al modo capitalista. Como señalaba en otra oportunidad, los hechos indicados han generado un conflicto en el interior de la sociedad que, en unos diez o quince años, pueden ser inmanejable.

La propiedad capitalista agraria que entra en estas zonas se carac­teriza, además, porque traslada trabajadores a las plantaciones de sor­go, de arroz o de palma africana, originando una heterogeneidad que la sociedad regional no está en condiciones de asimilar fácilmente. En Ca­sanare, en donde la población llega a cerca de 200 mil personas, hay una utilización de mano de obra de cerca de 20 mil individuos, cuya mayoría viene de las regiones del interior y sobre todo del Valle, de comunidades negras. Esto produce una escisión en la sociedad y genera la creencia y la apariencia de que el llanero es perezoso por su falta de habilidad en las prácticas novedosas de la agricultura capitalista.

Adicionalmente, en esto hay que insistir, empiezan a aparecer otras instancias que hacen que sea la lógica de la sociedad civil la que deter­mina el nivel de eticidad y que el papel ordenador del Estado sea rela­tivamente insuficiente. Esas otras instancias son el narcotráfico y su fortaleza militar en la región. Sabemos que la bonanza cocainera que vivió el país se origina a comienzos de la década del sesenta precisamen­te en esta región y la misma sigue siendo un enclave muy importante para los narcotraficantes. Por otro lado, es zona de alta participación de organizaciones políticas, en este caso de organizaciones subversivas, que ponen de manifiesto la debilidad del Estado.

Podríamos medir lo que es la intervención estatal examinando, por ejemplo, el gasto público. En éste se advierte que la descentralización municipal ha acentuado la debilidad de la sociedad civil para reordenar los intereses generales. El 70% de los ingresos de la mayoría de los municipios de esa zona, corresponden a ingresos por el IVA3, en una

Ante la Constitución de 1991 existían las Intendencias de Arauca, Casanare, Putu­mayo y San Andrés y Providencia y las Comisarías de Amazonas, Guainía, Guaviare, Vaupés y Vichada que en conjunto conformaban los llamados Territorios Nacionales. Con la Reforma Constitucional de 1991 han pasado a ser departamentos.

IVA. Impuesto al Valor Agregado. Modalidad de imposición sobre el volumen de ventas que grava el valor agregado en cada fase del proceso de producción y distri­bución.

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sociedad que no tiene alto desarrollo de las relaciones comerciales. En el gasto público se ve que la inversión es mínima y que sólo el 10% es participación del Estado. Dadas las disputas en el interior de la sociedad civil, los grupos políticos tienden al usufructo del presupuesto. Y si bien la inversión se dedica a vías y a electrificación, resulta muy limitada para lograr la integración regional y la integración al mercado nacional.

Lo que favorece en el momento a la región mencionada, aunque habría que medir su peso real, es la disposición de los suelos, sobre todo en el pie de monte, y la renta diferencial que indicaba antes respecto al interior del país. Ello sin contar los recursos petroleros, que equivalen a cerca del 50% del total del país.

Estas condiciones van a permitir a la zona probablemente un rela­tivo auge. Pero sin estos dos elementos, sobre todo la parte de las regalías petroleras cn algunos municipios, la condición real de esta sociedad hace mucho más problemático lo que vamos a llamar nosotros el interés ex­terno del Estado, sobre todo teniendo en cuenta la presencia cada vez más fuerte de Venezuela y de Brasil.

Me parece que en la Región Oriental o de la Orinoquia Colombiana las garantías que ofrece el Estado de Derecho hacen que la propiedad privada, en este caso, la que se manifiesta sobre todo por medio de la nueva propiedad agraria, empiece a violar las condiciones para el des­pliegue de la personalidad de los otros individuos.

Se advierte, por ejemplo, que en las plantaciones que llamamos in­dustriales empieza a haber una monopolización y un control de la pro­piedad de la tierra, abarcando la de los pequeños propietarios. Si se tiene en cuenta que la ganadería tradicional empieza a entrar en reflujo, que la productividad basada exclusivamente en la producción extensiva de ganados y otros bienes tiende a disminuir, no es de extrañar la descom­posición total en el interior de las propiedades particulares, sobre todo de los pequeños propietarios.

En esta región los pequeños propietarios no tienen ninguna defensa institucional. Y ya ha empezado a darse la pugna por la tierra ante la gran propiedad agraria, más consolidada y fuerte. Ha aparecido el fenó­meno de los enclaves que han comenzado a cercar y a dejar encerradas considerable cantidad de pequeños propietarios que , ahogados y presio­nados, resultan expulsados.

Sintetizando esta segunda parte, se ve que la presencia estatal es extremadamente débil en la región y que la debilidad del Estado a nivel nacional agrava el problema. Y que los intereses estratégicos en juego, como son los intereses exteriores de la frontera colombo-venezolana y

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colombo-brasileña, van a convertir esta zona en un futuro en uno de los problemas más importantes para la sociedad colombiana.

Síntesis de Preguntas, Respuestas e Intervenciones

Dr. Mesa: Lo primero que podríamos considerar es si las reflexiones de Hegel constituyen sugestiones suficientemente fuertes para ordenar toda la documentación empírica posible sobre una región en particular, como en este caso.

Y en otro plano, si a la luz de Hegel lo que se requeriría en la zona en el momento y en el futuro inmediato es la intervención del Estado. Una intervención del Estado que habría de tomar en cuenta el peso específico de cada segmento de la sociedad civil. ¿El Estado está llamado a organizar la sociedad civil?

Expositor: También lo que se ve es que, por la lógica misma del mercado, se va a encontrar en la Región Oriental un grave conflicto social, por lo que se requiere la acción del Estado, a pesar de las dificul­tades que se encuentran en la actualidad para intervenir en la zona.

En este caso la alusión a Hegel, en la filosofía del Derecho, estaría justificada en la medida en que, si hay una zona del país donde el papel universal del Estado resulta vital, tanto la relación del Estado con la sociedad como de la sociedad civil con el Estado, esa zona es esta.

Dr. Mesa: Pero los nuevos liberales dicen que en Colombia se trata de desmontar el Estado, que el Estado es demasiado grande, y por ello es necesario dar mayor espacio a la sociedad civil.

Expositor: ¡Todo lo contrario! Yo podría intentar ver esto en dos niveles. Por un lado, las tendencias reales indican que, sin intervención del Estado, la mayoría de la sociedad civil regional puede llegar a una situación de caos completo, entre otras cosas con la imposición del nar­cotráfico. Y por otro lado, ya he mencionado el mercado como un hecho relativamente moderno que está descomponiendo las relaciones en el interior de la zona. Tengo un dato que tal vez resulta poco significativo en un nivel nacional, pero que a nivel regional es fundamental. Hace poco tiempo, hacia la zona de piedemonte de Casanare y sobre todo en Monterrey, ha empezado a haber una creciente utilización de los suelos para la agricultura y sobretodo para el cultivo de arroz. Los agricultores allí se encontraron con el problema de que los patos se comían la semilla del arroz. Los agricultores decidieron envenenar las semillas y con esto murieron cerca de 50 mil patos. Con esto se puede mostrar cómo una lógica individualista, que resulta obvia para el agricultor, tiene conse­cuencias sobre el bien público, que son desastrosas.

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Ahora bien, la discusión que yo planteo, como indiqué al inicio de la exposición, consiste en la posibilidad de intervención democrática del Estado frente a la perspectiva neoliberal. Para el caso colombiano me doy cuenta de que la sola lógica del mercado necesariamente llevaría a la descomposición de sectores básicos de la sociedad colombiana.

Dr. Mesa: Pero donde los liberales pueden tener razón es en el punto de equilibrio. ¿Hasta dónde se interviene y cómo se interviene para no ahogar la iniciativa individual? Es la búsqueda del individuo en su re­lación con el Estado y con el bien general. Esa es la dificultad.

Expositor: Yo he planteado, y es lo que trato de leer en Hegel, en la Filosofía del Derecho, que se podría privilegiar en últimas más la propiedad común que la propiedad privada individual, con todas las ventajas que esto tiene.

Asistente: Sabemos que por cuestiones de mercado, por cuestiones de todo orden, se debe afrontar el problema de la productividad. Entonces, ¿ese tipo de propiedad qué puede ofrecer en cuanto a la productividad?

Dr. Mesa: ¿Puede la propiedad común competir en el terreno de la productividad del trabajo? Esto es fundamental.

Es la misma pregunta que implicarían las consideraciones ecológi­cas. Uno de los problemas más graves que todos los Estados del mundo están afrontando es ese. Los ecologistas están interesados en preservar la naturaleza, etcétera, pero no responden al problema de la producti­vidad. Y resulta que del grado de productividad depende la fortaleza de toda economía y de todo Estado. Es una cuestión que no se puede poner entre paréntesis.

Por ejemplo, la eliminación de los 50 mil patos es una cosa mons­truosa para nosotros. Pero ¿tiene el Estado los dispositivos para preser­var los patos, asegurando al mismo tiempo el nivel de productividad del trabajo necesario para la producción de arroz? El Estado, es decir, la objetividad misma tiene que entrar allí a ordenar los elementos e impe­dir el caos, garantizando la preservación de los patos y la productividad del trabajo.

Ahora, para volver a la pregunta, muy pertinente en este caso, de si la propiedad común garantiza un alto nivel de productividad. Tenemos aquí un sustantivo estratégico en el mundo moderno como lo ha sido en todos los períodos de la historia. ¿Cómo se garantiza para los empresa­rios privados un alto nivel de productividad que les permita competir en su sector, en el interior y en el exterior?

En cuanto a la propiedad común, las experiencias mundiales tienen que aleccionarnos. Por ejemplo, la cooperativa, que es una variedad. En

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Suiza y en Suecia, países clásicos de la cooperativa, ese es un problema del Estado y de la sociedad civil, lo que quiere decir de los empresarios, de los trabajadores, etcétera. Si los mismos trabajadores, para hablar de un aspecto muy sensible, no son autoconscientes, si cada uno no es consciente de sí y además no son tratados por los jefes como personas, si ellos mismos no ven a los otros como personas, entonces el caso es muy difícil y puede significar un desastre para la economía. Hay que considerar todo lo que hay alrededor del problema. ¿Cómo se garantiza un alto grado de la productividad del trabajo? Y que no se confunda, como la gente suele hacerlo, el volumen de la producción con la productividad del trabajo. El volumen de la producción, obviamente, es un índice importante, pero el problema crucial es la productividad del trabajo. ¿Cuánto produce un tra­bajador en un tiempo dado, con un mecanismo dado?

Para el caso lo que hay que estudiar es la situación del país, concre­tamente de la región del Meta en este momento, en esta coyuntura mundial y nacional. La pregunta es: ¿cuál es la situación concreta de este país llamado Colombia y de la región del Meta en las circunstancias mundiales y nacionales? La región está produciendo arroz ¿ese arroz se está produciendo en el tiempo socialmente necesario en promedio para producirlo o está siendo producido con un altísimo valor, es decir, con un gasto de fuerza de trabajo prácticamente inútil? Es el problema de la productividad del trabajo. Ese arroz o ese ganado ¿se está produciendo con un ahorro de tiempo considerable? En cuanto a la producción de ganado mundialmente (y mundialmente quiere decir en los países de­terminantes de la ganadería) se producía la tonelada de carne, hasta hace año y medio, no sé el precio de hoy, a US$3.000. Colombia estuvo el año pasado a punto de vender 10 mil toneladas de carne al Brasil a ese precio. Finalmente no las pudo vender. ¿La razón? Los productores de carne franceses y alemanes ganaron ese contrato. Ofrecieron al Brasil las 10 mil toneladas de carne a US$1.000 tonelada. ¿Por qué? Porque tienen una técnica y una administración mejores. Pero esa técnica es mucho más costosa. Esa carne en otoño y en invierno es producida en establos y resulta mucho más cara. Sólo que allí interviene un factor que nosotros tenemos que considerar en la coyuntura actual: el subsidio de Estado. Esos US$2.000 están subsidiados por el Estado para que los ganaderos puedan prosperar y competir en eí exterior.

Si en el país no se analiza esa coyuntura, pues entonces se puede incurrir en la locura de abrir las aduanas, abrir las importaciones y que se defienda cada cual. Eso es precisamente renunciar a la reflexión de Hegel acerca del papel del Estado como ordenador de la sociedad civil con todo lo que ello implica. Para algunos muy bien, los exportadores de flores no se van a quejar si se abren las aduanas. Pero como el presidente de la ANDI4 lo ha dicho: abrimos las aduanas pero ¿quién va a prestar la plata para modernizar los equipos? Y si no modernizamos los equipos

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no podemos competir. Y aún con equipos modernizados ¿está financiera y fiscalmente el Estado en condiciones de subsidiar, como están siendo subsidiados los productores de Taiwan, de Corea, etcétera?

Esos son problemas de Estado que afectan de modo directo a la sociedad civil. Si la sociedad civil no tiene centros de reflexión política capaces de expresar todo esto con fuerza suficiente como sociedad, es decir, si no hay interacción entre las dos esferas, no puede lograrse un acuerdo útil. Un acuerdo útil quiere decir beneficios para ambos. No se acuerda el interés individual con el interés colectivo ni con el interés del Estado.

Asociación Nacional de Industriales.

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