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EL MARXISMO COMO PARADIGMA DE LAS CIENCIAS SOCIALES Juan Castaingts Teillery Introducción Se habla mucho, hoy día, de la existencia de una crisis en las ciencias sociales. La crisis en las ciencias sociales está ligada a dos elementos: la revolución en la tecnología y en los procesos del pensar que se está realizando en la actualidad, y la crisis propia- mente dicha de las ciencias sociales. Ambos elementos se encuen- tran relacionados. No es factible resumir el contenido pleno de la revolución en la tecnología y en los sistemas del pensamiento, se deben esbozar, sin embargo, dos de sus características que se toman en cuenta en los conceptos bosquejados en este documento. La primera es que las computadoras permiten el manejo de un conjunto masivo de información lo mismo que la realización de cálculos que ante- riormente eran imposibles. Ahora es posible no sólo constatar la posible validez empírica de una teoría, sino que el uso masivo de información permite reformular completamente la forma en la que anteriormente se realizaba la inducción. Hasta fechas recien- tes, en el saber social la inducción era difícil, al tiempo en que la deducción no permitía el establecimiento de una relación clara entre una práctica directa y la coherencia lógica de los operadores lógicos de la teoría. En la actualidad, la matemática moderna y la computación hacen posible la formulación de modelos, en los cuales, la teoría se hace implementable en términos prácticos; y la práctica se hace general izable para efectos del razonamiento teórico. Naturalmente que la matemática y el cómputo no son los únicos instrumentos para realizar este ejercicio; pero lo facili- tan y lo potencializan en tal forma que hoy día la teoría puede, 105

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  • EL MARXISMO COMO PARADIGMA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

    Juan Castaingts Teillery

    Introduccin

    Se habla mucho, hoy da, de la existencia de una crisis en las ciencias sociales. La crisis en las ciencias sociales est ligada a dos elementos: la revolucin en la tecnologa y en los procesos del pensar que se est realizando en la actualidad, y la crisis propia-mente dicha de las ciencias sociales. Ambos elementos se encuen-tran relacionados.

    No es factible resumir el contenido pleno de la revolucin en la tecnologa y en los sistemas del pensamiento, se deben esbozar, sin embargo, dos de sus caractersticas que se toman en cuenta en los conceptos bosquejados en este documento. La primera es que las computadoras permiten el manejo de un conjunto masivo de informacin lo mismo que la realizacin de clculos que ante-riormente eran imposibles. Ahora es posible no slo constatar la posible validez emprica de una teora, sino que el uso masivo de informacin permite reformular completamente la forma en la que anteriormente se realizaba la induccin. Hasta fechas recien-tes, en el saber social la induccin era difcil, al tiempo en que la deduccin no permita el establecimiento de una relacin clara entre una prctica directa y la coherencia lgica de los operadores lgicos de la teora. En la actualidad, la matemtica moderna y la computacin hacen posible la formulacin de modelos, en los cuales, la teora se hace implementable en trminos prcticos; y la prctica se hace general izable para efectos del razonamiento terico. Naturalmente que la matemtica y el cmputo no son los nicos instrumentos para realizar este ejercicio; pero lo facili-tan y lo potencializan en tal forma que hoy da la teora puede,

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  • y por lo tanto necesita, pasar por la prueba de la practica, al tiempo que la prctica puede y necesita pasar por la necesidad de la coherencia terica.

    De esta manera, la nueva relacin entre la teora y la prctica ha conducido a una crisis en ambos polos del conocimiento: la teora y la prctica. La teora, porque ahora se encuentra some-tida al tribunal implacable de la prctica; la segunda, porque hace pasar la prctica, vivida o expresada, por el rigor de la co-herencia lgica, al tiempo que plantea sin contemplaciones los lmites a la generalizacin de toda experiencia.

    La crisis de las ciencias sociales tiene otro elemento, y es el que se encuentra constituido por el propio desarrollo de las ciencias sociales en s mismo. En el caso especial de la economa, que es el que nos interesa, el desarrollo de la lgica interna de la econo-ma ha conducido a mostrar que cada uno de los instrumentos analticos de que se dispone tiene un campo de validez lgico tan reducido que prcticamente los hace intiles. Por esta causa vivi-mos en la actualidad una crisis terica, de dimensin desconocida hasta la fecha, para este saber.

    Para efectos de este trabajo, no nos interesa establecer un con-cepto preciso de ciencia. De hecho, an los especialistas del tema no se ponen de acuerdo. Lo que interesa subrayar es que lo que se hace en las llamadas ciencias sociales es diferente de lo que su-cede en otras reas.

    Para evitar confusiones, cuando nos referimos al conocimiento de lo social, en lugar de ciencia se prefiere, en este artculo, de-nominarlo simplemente como un saber.

    No es posible, dados los lmites de espacio, tratar con profundi-dad cada uno de los temas enunciados. Nos limitaremos a hacer un esbozo de los mismos y una presentacin general del problema en su conjunto.

    El saber social vive una profunda crisis. El marxismo no es ajeno a esta crisis. No es posible tratar lo social en su conjunto. Nos limitaremos a enunciar algunos aspectos de la crisis del mar-xismo en lo que al sector econmico se. refiere.

    El artculo se divide en dos partes. En la primera parte se presentan algunos de los problemas actuales de la teora marxis-ta. En la segunda parte nos referiremos a la necesidad que tiene la economa marxista de reintegrar en su anlisis al hombre como una unidad concreta del proceso social e histrico.

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  • Los problemas de la economa marxista

    1. INTRODUCCIN

    E>esde mediados de los aos sesentas ha habido una profusa lite-ratura en donde se han estudiado con bastante detalle muchos de los fundamentos tericos del marxismo. El resultado ha sido que, si bien algunos operadores lgicos se han enriquecido y preci-sado, tambin se han descubierto importantes lagunas y contradic-ciones tericas que ponen en entredicho muchos otros resultados que anteriormente se haban considerado como adquisicin de-finitiva.

    Por otra parte, aunque el marxismo se reclama tener una inte-gracin entre teora y prctica, se debe reconocer que esta rela-cin, en lo que a la economa se refiere, no haba sido precisada ni bien fundamentada y que ms bien se llevaba a cabo por medio de relaciones metafricas o paradigmticas. Esta insuficiencia se ha podido sobrepasar en la actualidad, pero al hacerlo han sur-gido nuevos problemas que es necesario tomar en cuenta.

    No es posible rehacer aqu todo el planteamiento terico, as como las implicaciones de la relacin teora-prctica. Slo reali-zaremos una sntesis muy breve de los elementos tericos ligados a la teora del valor y a la transformacin de valores en precios de produccin.

    2, LA TEORA

    a. El valor

    Durante mucho tiempo el concepto de trabajo se ha tomado como una elaboracin acabada (si no totalmente, por lo menos s en sus aspectos principales). Desafortunadamente esto no es as.

    Lo primero que debemos decir es que el concepto de trabajo es un producto histrico social ligado a relaciones sociales especfi-cas. Por ejemplo, el concepto de trabajo que tenan los griegos o los romanos era muy diferente del que prevaleca en la Edad Media. Adems, el concepto de trabajo en otras regiones fuera de Europa Occidental era totalmente distinto.

    De hecho, el concepto de trabajo tal y como se ensea en las

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  • escuelas de economa de hoy corresponde al pensamiento ingls que se desarroll en los siglos xvn, xvm. No creemos que un con-cepto que surge de una relacin social e histrica especfica pueda ser usado para el anlisis del resto de la humanidad y de la his-toria sin cometer un grave error de etnooentrismo.

    Es cierto que un concepto, aunque surgido en un momento especial de la historia, puede convertirse en un operador lgico de alcances mayores mediante un pulimento terico del mismo. Sin embargo, no creemos en los universales tericos que abarcan todas las relaciones sociales y toda la historia. La historia del pen-samiento ha mostrado que los universales tericos suelen estar profundamente cargados de ideologa y etnocentrismo.

    Si se quiere hacer del trabajo un universal terico habra que demostrar la precisin del concepto y su validez generalizada. No creemos que esto ya haya sido realizado.

    Por ejemplo, cuando Marx analiza el trabajo en El capital, lo relaciona con dos elementos: la transformacin de la naturaleza y el hecho de que esta transformacin se encuentra configurada con anterioridad en la mente del trabajador. Nos dice: "El tra-bajo es, en primer trmino, un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en que ste realiza, regula y controla mediante su propia accin su intercambio de materias con la naturaleza. En este proceso el hombre se enfrenta como un poder natural con a materia de la naturaleza. Pone en accin las fuerzas naturales que forman su corporeidad, los brazos y las piernas, la cabeza y la mano, para de ese modo asimilarse, bajo una forma til para su propia vida, las materias que la naturaleza le brinda. Y a la par que de ese modo acta sobre 3a naturaleza exterior a l y la transforma, transforma su propia naturaleza, desarrollando las po-tencias que dormitan en l y sometiendo el juego de sus fuerzas a su propia disciplina". La relacin entre animal-naturaleza y hombre-naturaleza es esencialmente distinta porque ". . .hay algo en que el peor maestro de obras aventaja, desde luego, a la me-jor abeja, y es el hecho de que, antes de ejecutar la construccin, la proyecta en su cerebro. Al final del proceso de trabajo, brota un resultado que antes de comenzar el proceso exista ya en la mente del obrero; es decir, un resultado que tena ya existencia ideal" (G. Marx, El capital, p. 130-131).

    El anlisis es a la vez genial e insuficiente, ya que todo se cen-tra en dos tipos de relaciones que no quedan claras: la relacin entre la naturaleza interna del hombre y la naturaleza que le es

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  • externa. Que es naturaleza? Que es naturaleza interna? Qu es naturaleza externa? Cules son los mecanismos y leyes de la relacin de ambas naturalezas? Qu es transformar ia naturaleza? Qu se quiere decir con transformar la naturaleza externa y con transformar la naturaleza interna? Cmo es que el trabajador puede proyectar anteriormente en su cerebro la transformacin ul-terior en la naturaleza? Cul es la relacin entre lo simblico de la transformacin ideal existente en el cerebro y la transfor-macin real de la naturaleza? Cules son las leyes de la forma-cin de lo simblico en el cerebro? Qu relacin tienen los sm-bolos en el cerebro del obrero con la formacin del lenguaje y los intercambios simblicos del obrero? Cul es la relacin entre la prefiguracin de la transformacin de la naturaleza y el lenguaje social?

    En fin, dado que para Marx todo trabajo es social, cul es la relacin entre las relaciones sociales que se establecen para posibi-litar el trabajo, con la existencia ideal de la transformacin de la naturaleza y con el resultado real de tal transformacin?

    Estos y otros muchos interrogantes surgen del concepto del trabajo en Marx. Hay que reconocer que no hay una solucin clara a los mismos; por lo tanto el concepto de trabajo no se encuentra an definido con la claridad que requerira hacer de l el universal bsico del anlisis de toda la historia y todas las rela-ciones sociales.

    Hoy da hay robots e inteligencia artificial aplicada a lo que suele conocerse como trabajo. En qu medida la robotizacin y la inteligencia artificial transforman lo que es el trabajo social? Pero, para efectos tericos, lo ms importante es: cmo se transforma el concepto mismo de trabajo por la existencia de la robotizacin y la inteligencia artificial?

    El caso es que si el concepto de trabajo es problemtico, tam-bin lo ser el concepto del valor que en l reposa.

    El paso del concepto de trabajo al concepto de valor se realiza por medio de la relacin de equivalencia. Esta est dada por la relacin siguiente:

    X(A) = Y(B)

    que significa que X cantidad del producto A, equivale ( = ) a Y cantidad del producto B. La relacin de equivalencia proviene del mercado.

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  • Hay dos formas de interpretar esta relacin de equivalencia y, desgraciadamente, las dos se encuentran posibilitadas por los tex-tos de Marx.

    La primera proviene de acentuar los trminos de la relacin de equivalencia dejando a la relacin como consecuencia de estos trminos. En este sentido X(A) y Y(B) son los trminos y la relacin slo constatara la equivalencia de los trminos. Marx seala que la equivalencia est dada en trminos de tiempo de trabajo. En este sentido X(A) tiene un tiempo de trabajo, Y(B) tiene otro tiempo de trabajo, la relacin constata la equivalencia de ambos trminos.

    Hay otra posible interpretacin de la relacin de equivalencia. En este caso la relacin sera lo fundamental y los trminos X(A) y Y(B) la consecuencia. La equivalencia de X(A) y Y(B) no provendra de que los trminos eran iguales con ante-rioridad al mercado, sino que sera la igualacin que se realiza en el mercado la que determina la equivalencia de los trminos.

    En el primer caso los trminos son iguales porque ya lo eran con anterioridad, y el mercado, es decir la relacin de equivalen-cia, slo constata lo previamente existente. En el segundo, es el mercado el que realiza la igualacin que no necesariamente exis-ta con anterioridad.

    La primera es la interpretacin ms corriente; la segunda in-terpretacin se encuentra en varios autores, principalmente en Isaac Rubin.

    Si se toma en cuenta que el concepto de trabajo no es preciso en Marx y se le agrega la complicacin de la interpretacin de la relacin de equivalencia, se comprender que no hay un concepto, sino varios conceptos del valor y de su fundamento: el trabajo abstracto.

    Si se sigue la tradicin inaugurada por Engels y Kautsky, que parten de la interpretacin de la relacin de equivalencia en donde los trminos son lo fundamental y la relacin lo derivado, se inter-preta el trabajo abstracto como cantidad de energa humana in-diferenciada contenida en cada producto. Nteses que esta can-tidad se determina con anterioridad al mercado y que el mercado (relacin de equivalencia) slo menciona lo ya previamente esta-blecido.

    Si se pasa a otros autores como I. Rubin, se tiene que el trabajo no puede medirse con anterioridad a la sancin del mercado, ya que la medicin de la energa humana no tiene sentido; la ener-

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  • ga humana es social o no es; si es social depende de las condi-ciones sociales en que se realiza; como todas las mercancas se realizan en condiciones sociales heterogneas, la energa social con-tenida en ellas tambin lo es; en consecuencia, la igualacin de la energa no puede existir con anterioridad a la relacin de equi-valencia del mercado. Lo que existe son trabajos igualados por la relacin de equivalencia. El trabajo abstracto, por lo tanto, es un trabajo igualado por el mercado.

    El trabajo abstracto como energa social o como trabajo igua-lado por el mercado son dos conceptos no slo distintos sino, incluso, antagnicos. Pero ambas interpretaciones tienen su origen en Marx y provienen de la ambigedad del concepto trabajo y de la mltiple interpretacin posible de la relacin de equivalencia.

    No creemos que el concepto de trabajo y de valor sean des-echables por los problemas anteriormente enunciados. Pero hay que reconocer que la teora del valor trabajo an es burda, que no est elaborada en forma sistemtica y que, en muchas ocasio-nes, se hace un abuso etnocentrista de la misma.

    b. Los precios de produccin

    La teora que establece la relacin entre valor y precios de pro-ducin es muy problemtica. Al respecto se han escrito toneladas de papel. Nos limitaremos a presentar lo que es para nosotros el origen lgico del problema.

    Para Marx, el valor se determina o se descompone (segn la interpretacin que se haga de la teora del valor) en capital cons-tante, capital variable y plusvala. El problema de los precios de produccin surge cuando la plusvala generada en cada una de las ramas no corresponde a la ganancia con la que se quedan los capitalistas en cada una de ellas. La razn es simple, el valor de-pende de la cantidad de capital variable utilizado y de la tasa de plusvala generada en la rama de produccin, en cambio la ganancia depende de la suma de capital constante y capital va-riable usados y de la tasa de ganancia media existente en el con-junto de la economa. Siendo elementos que dependen de varia-bles distintas, no tienen razn de ser iguales.

    Los precios de produccin se determinan por la suma de ca-pital constante, capital variable y la ganancia en cada una de las ramas de produccin. En forma algebraica lo podemos ex-presar de la manera siguiente:

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  • Cl + VI + g(Cl -f VI) PP1 C2 + V2 + g(C2 + V2) = PP2 33 31 31 33 33 33 3' " ) '

    33 3 33 )) 3) 53 33 33 33

    3 5) 33 53 3 3 3' 3 3

    Gn + Vn + g(Cn -f Vn) = PPn . . . (1) 5Ci -f 2Vi + gS(Ci + Vi) = SPPi

    En donde G es el capital constante usado en cada una de las ramas (1, 2, . . . n ) ; V es el capital variable; g es la tasa de ga-nancia media y PP son los precios de produccin en cada una de las ramas (1, 2, . . . n) .

    La parte central del sistema de Marx se encuentra en la defi-nicin de la tasa media de ganancia (g). La definicin de Marx es la siguiente:

    SPi g = . . . (2) 5 S(Ci + Vi) w

    Donde Pi es la plusvala generada en la rama "i"; Gi y Vi son el capital constante y el capital variable de la rama "i".

    Debe notarse que las denominadas leyes de los precios de pro-duccin: la primera que seala que la suma de plusvala es igual a la suma de ganancias y, la segunda que dice que la suma de precios de producion es igual a la suma de valores, no son sino una consecuencia de la definicin de la tasa media de ganancia. En efecto, si.el divisor de la ecuacin (2) lo pasamos del lado izquierdo se tiene:

    g(Gi + Vi) = SPi . . . (3)

    es decir, que la suma de ganancias, lado izquierdo de la ecua-cin No. 3, es igual a la suma de plusvala. Como la ecuacin No. 3 no es ms que una transformacin de la No. 2, podemos decir que es otra forma de decir lo mismo. O sea, que definir la tasa de ganancia en trminos de la ecuacin No. 2, es lo mismo que decir que la suma de valores es igual a la suma de precios de produccin.

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  • Veamos ahora la denominada segunda ley. En el sistema de ecuaciones No. 1, la suma de todas las ecuaciones da lo si-guiente :

    SCi + SVi + g2(Gi + Vi) = 5PP

    Si el tercer trmino de esta ecuacin lo sustituimos por su equivalente en la ecuacin No. 3, tenemo sque:

    2Ci -f 3Vi + 3Pi = SPPi

    es decir, suma de valores es igual a la suma de los precios de produccin. Nuevamente se demuestra que esta segunda ley no es ms que una derivacin de la definicin de la tasa de ga-nancia.

    En consecuencia, si la tasa de ganancia fuese diferente a la definicin de G. Marx, las dos leyes subsiguientes no tendran por qu cumplirse, ya que su validez depende de la definicin de la tasa de ganancia.

    Sabemos que ste es el problema que se suscit cuando se quizo arreglar el error que se encerraba en el sistema de ecua-ciones No. 1. En l, los elementos del lado izquierdo se calcu-lan en valor y del lado izquierdo en precios de produccin. Esto es invlido puesto que todos los factores de la produccin se compran a precios de produccin. La solucin la dio Portkie-wicz. El problema es que, cuando todos los elementos se evalan en precios de produccin, entonces ya no se puede decir que la tasa de ganancia se calcula bajo la definicin de C. Marx. En un sistema como ste la tasa de ganancia se encuentra asociada al valor propio de la matriz de coeficientes tcnicos. No es necesa-rio profundizar en las matemticas de los valores propios para comprender este problema, basta con saber que, cuando los fac-tores de la produccin se evalan en precios de produccin, la tasa de ganancia ya no puede ser igual a la definida por C. Marx; en consecuencia, las dos leyes que se derivan de la mis-ma, tampoco tienen validez. Alrededor de este problema ha girado la discusin de los precios de produccin.

    Esta discusin no ha tenido solucin satisfactoria. El caso es que afecta con profundidad a la teora de G. Marx, principal-mente cuando el valor se define en sus trminos ms tradiciona-

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  • les; es decir, cuando se sigue la tradicin de Engels y Kautsky, que ligan el valor al trabajo abstracto concebido como energa social indiferenciada. Pues el no funcionamiento de las leyes alu-didas querra decir que hay precios de produccin que surgen fuera de la relacin del valor, o que hay ganancias que no tienen como origen a la plusvala.

    Un problema menos discutido en relacin con los precios de producin pero no menos importante que el anterior, es el que se refiere al mecanismo de cmo puede insertarse el dinero en un sistema de precios de produccin. Ntese que en el sistema No. 1, el dinero slo puede aparecer si es producido por alguna de las ramas de produccin consideradas. Un dinero de este es-tilo se enfrenta a muchos problemas analticos.

    En primer lugar, en este caso el dinero slo puede jugar el papel de numerario, es decir, de referencia comn para el con-junto de las otras mercancas. Las otras funciones quedan exclui-das o no consideradas.

    En segundo lugar, su funcin como numerario requiere que su valor como dinero y su costo de produccin, incluido en l la ganancia media, coincidan plenamente. Este hecho es azaroso, el conjunto de intercambios para los cuales sirve el dinero de me-diador puede conducir a un valor totalmente distinto al precio de produccin del dinero. Adems, el sistema elimina el papel moneda de la actualidad y el dinero en su existencia meramente simblica, que hoy da tiene en la sondas electromagnticas.

    En tercer lugar, el sistema no incluye elementos vitales en la generacin y circulacin del dinero como lo son los bancos, el Estado, la banca central y el mercado de capitales. Estas institu-ciones y los circuitos que por medio de ellas se configuran son determinantes fundamentales del dinero; no es posible hablar del dinero en ausencia de estas instituciones y circuitos. Gomo el sis-tema No. 1 no los incluye, en consecuencia excluye al dinero.

    Lo menos que podemos decir es que un sistema de precios que excluye el dinero no es un buen sistema ya que, por defini-cin, los precios son monetarios.

    No creemos que en la prctica el problema sea insalvable (ver para tal efecto, nuestro libro: Dinero, valor y precios), pero el caso es que al hacerlo, se necesitan replantear muchos aspectos de la teora de los precios de produccin, de la teora del valor y de la teora del dinero. Esta reformulacin apenas se encuen-tra planteada y no se ha realizado.

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  • La necesidad de la reintegracin de la unidad del hombre en la economa marxista

    1, INTRODUCCIN

    No hay duda de que el conjunto de problemas tericos y prc-ticos a que hace frente el saber social en su conjunto y el mar-xismo en especial son importantes y abundantes. No se debe concluir que el conocimiento es imposible o que se debe desechar el marxismo como paradigma del saber social; ambas posturas constituiran un grave error.

    El conocimiento de los lmites del marxismo no es un paso atrs, sino par el contrario, es un avance en el saber. Ahora sa-bemos hasta dnde es posible utilizar las categoras heredadas por C. Marx y qu podemos esperar de ellas.

    Desde el punto de vista de la relacin terico-prctica, las gra-ves dificultades que se encuentran para llevarla adelante no son impedimentos para su realizacin. Por el contrario, hoy conta-mos con un conjunto de estudios y un conjunto de instrumentos matemticos y de cmputo que permiten salirse del estancamien-to en que se mantena el anlisis cuando la teora y la prctica slo se relacionaban por mecanismos paradigmticos. Hoy da el paradigma es a todas luces insuficiente.

    Los avances en la modelizacin terico-prctica permiten re-plantear problemas claves de la teora. Al propio tiempo el juicio de la prctica tambin permite eliminar las deformaciones que surgen en la teora por el ascenso en espiral del metalenguaje terico.

    La crisis de la teora es en parte un renacer del saber. La ins-trumentacin prctica obliga a un replanteamiento de lo terico y una orientacin del mismo.

    Con lo que hay que acabar es con el dogma y con la bsqueda de principios generales y/o universales y/o eternos. El saber ac-tual se debe conformar con lo parcial y lo provisional. El aban-dono de los grandes principios no es un paso atrs en el saber sino una ruptura con la ideologa.

    Histricamente el marxismo ha jugado tres papeles muy im-portantes: ha sido un instrumento de lucha y de liberacin del oprimido; ha sido instrumento de reproduccin del poder en el llamado "socialismo reaJl"; y ha sido instrumento de conocimien-

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  • to del proceso social. En este ensayo solo se trabaja el marxismo como instrumento de conocimiento de lo social econmico.

    En lo que sigue presentamos algunas ideas que nuestra expe-riencia en la investigacin nos ha ofrecido. No estn acabadas, tampoco estn completas, mucho menos pulidas, pero son el re-sultado de aos de trabajo. Las presentamos slo con el nimo de que a alguien ms les puedan ser tiles en el trabajo de inves-tigacin, difcil de por s, pero ahora ms turbulento por la crisis profunda en que se encuentra el saber social.

    2. LA REINTEGRACIN DE LA ECONOMA COMO ANTROPOLOGA

    a. La unidad del hombre

    El primer aspecto que obliga a un replante amiento del saber social consiste, a nuestro juicio, en una necesidad de regreso a los planteamientos marxistas originales, es decir, al estudio de lo econmico considerndolo como una parte de una unidad del ser humano, como una totalidad.

    Ms que problemas lgicos el problema principal de la actual economa, sea sta marxista o no, consiste en que al ser humano se le ha despojado de toda condicin de humanidad. Se ha de-finido un concepto profundamente mecnico de racionalidad co-mo la maximizacin de una funcin objetiva sujeta a restriccio-nes, y se define que el ser humano es aquel que se comporta con tales caractersticas; la carencia de semejanza con los seres de carne y hueso con que nos topamos todos los das no importa. Se podr decir que esta definicin proviene de la teora neoclsica y es cierto, pero desgraciadamente el marxismo actual, en eco-noma, ha hecho suya esta tradicin. Algunos marxistas como O. Lange y M. Morishima lo han hecho con toda claridad ex-plcita y muchos otros lo han hecho implcitamente en muchos aspectos de sus configuraciones tericas. El caso ms claro es cuando se habla de la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancias. En efecto, slo suponiendo la validez de esta ra-cionalidad se puede decir que la inversin cae ante la baja de la tasa de ganancia.

    La economa se juzga a partir de una serie de leyes del orden de la mecnica clsica cuya validez es dependiente del ser huma-no que acta. De hecho no hay sujeto econmico ya que ste,

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  • en el caso del burgus, est concebido de terminstic anuente por la ley de la mxima ganancia, es decir, de la racionalidad; el obrero tampoco es sujeto, puesto que en trminos econmicos, se encuentra predeterminado por el sistema y por el burgus. El obrero tampoco es sujeto desde un punto de vista histrico-social puesto que las leyes de la historia estn predeterminadas y la libertad no es ms que "conciencia de la necesidad", es decir, el ejercicio de su libertad conduce a ajustarse a sus predetermina-ciones histricas. El deterministno mecanicista tiene un profun-do arraigo en la economa en general y en la economa marxista en particular.

    Es cierto que algo de lo social se puede explicar con el deter-minismo mecanicista, pero no todo; quiz slo muy poco. Aun-que C. Marx dio pbulo para el desarrollo del mecanicismo, no iodo en l es mecanicista. La idea del hombre como una totali-dad es un punto importante del marxismo de origen; por eso es difcil decir si C. Marx es socilogo, economista, historiador o filsofo; de hecho es ese conjunto de elementos que buscan comprender al hombre como una totalidad.

    Si se acepta que esta totalidad es fundamental, la economa marxista contempornea antes que ser lgica o ilgica es a-so-cial, es una reflexin fuera de lo social, de lo humano. Si se quiere hacer una economa a-social el punto de partida es co-rrecto, pero no lo es si el objeto de estudio es lo social.

    No se trata de regresar a un viejo humanismo en donde lo Humano (as con mayscula) se convierte en una visin trascen-dental y casi divina. No, por el contraro slo se busca reconocer y comprender al hombre, se de carne y hueso que forma las sociedades contemporneas y pasadas. El estudio del hombre tal cual es, no en trminos de un deber ser metafsico. Pensamos que es indispensable una antropologa, en el sentido literal del tr-mino: un estudio del hombre tal cual es, con sus intereses, sus pasiones, sus mitos; un hombre que acta por creencias, pasiones, intereses, mitologa que, incluso en ocasiones, tambin se apega a los lincamientos librescos de la racionalidad. No se trata de pregonar una razn que, como debe ser, se impone a los hom-bres; por el contrario, se trata de encontrar la razn o las razo-nes que en un momento dado conducen a los hombres y a la sociedad a actuar en un sentido determinado. Las leyes de la ac-cin humana existen y hay que conocerlas, pero hay que aban-donar el mito positivista de que estas leyes son totales y mecni-

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  • cas; por el contrario, son parciales y probabilsticas; no actan en un orden configurado sino en un mundo en donde el caos tiende a configurarse en ciertos ordenes parciales ms o menos estables.

    El hombre acta por medio de su pensamiento; su pensamien-to no es la ciencia, sino las creencias, los mitos, las pasiones, su identidad social, etctera. La economa debe tener a este hom-bre por sujeto de estudio y no las preconcepciones mentales de algunos tricos ms o menos brillantes.

    No se trata de buscar al hombre como esencia atemporal, sino de la bsqueda del ser histrico y concreto que acta en tanto que unidad de lo diverso.

    C. Marx busc a este hombre, por eso es que desde el inicio la teora del valor se lig profundamente con la teora del fetichis-mo; el Captulo sexto, indito, busca comprender e integrar la accin del hombre dentro del sistema como una accin de un hombre enajenado; la frmula trinitaria (salario, ganancia, ren-ta) con que termina el tercer volumen de El capital no es ms que la frmula mtica del valor y la plusvala, pero es una frmu-la mtica que ordena el proceso econmico; el capitalista acta en funcin de la ganancia, no de la plusvala. C. Marx no ofreci una visin completa de este punto de vista, slo ofreci pistas que la ortodoxia posterior borr casi completamente.

    El mito es una parte consubstancial del hombre, la creencia en la teora neoclsica no slo es una necesidad dictada por el inters de clases dominantes, es un mito muy generalizado y muy poderoso, es parte de la ideologa del poder que se encuen-tra extendida al resto de la sociedad que se permite la lgitimi-zacin del poder y es instrumento importante de la reproduccin del mismo. Se dice, coi} razn, que quien domina la reproduc-cin imaginara de la sociedad domina el proceso social.

    No es la tasa de ganancia aislada la que determina el proceso de inversin; las creencias, los mitos, las condiciones de la repro-duccin del poder y del capitalista son elementos claves. Las tasas de ganancia no son altas o bajas en s mismas, todo depende del proceso social, poltico y mtico en que se inscriben; un .5 no es alto ni bajo en ausencia del proceso social.

    Una de las grandes enseanzas de la crisis de la economa en general y de la economa marxista en particular es que des-pus de siglos el pensamiento determinista y mecanicista no ha

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  • logrado formular ni siquiera hiptesis que sean lgicas consigo mismas.

    Es necesario un replanteamiento a fondo de los problemas y de los mecanismos para pensarlos, es necesario que la economa res-tituya al hombre como ser social en tanto objeto de estudio. Es necesaria una antropologa que incluya a la economa como uno de sus subconjuntos del conocimiento.

    El prrafo anterior no se debe interpretar en el sentido de que la economa se convierta en una rama de la antropologa actual. Nada de eso. No se tra,ta de un vulgar etnocentrismo de rama del conocimiento, que pretende hacerse el eje de todas las dems; esto es un absurdo en s mismo. La antropologa que aqu se pregona sera simplemente, en el sentido literal del trmino, el conocimiento del hombre como una unidad de lo diverso, este punto de vista corresponde al planteamiento de que el hombre no es una entidad que se pueda estudiar en espacios aislados entre s. A esta unidad se le denomina antropologa tambin por la necesidad de estudiar al hombre en cuanto lo que es y no en relacin con cualquier postulado del deber ser, sea ste racional, tico o filosfico. Se tratan de evitar los vicios de la fragmenta-cin del ser humano, es decir, el economicismo, el sociologismo, el politicismo y el antropooentrismo, en todos sus sentidos. Dado que esta unidad est rota en la actualidad, la antropologa que se pregona no es un conocimiento hecho, sino por hacer.

    b. La relacin compleja infra-super estructura El estudio de la economa a partir de la concepcin del hombre como una totalidad compleja, nos conduce al problema de la relacin entre infra-estructura y super-estructura estudiada por G. Marx.

    En relacin con los estudios que se hacan en el siglo pasado, la concepcin de la infra-estructura como unin de fuerzas pro-ductivas y relaciones sociales de produccin y el postulado de que hay primaca de la infra-estructura sobre la super-estructura, fue un avance significativo que permiti replantear el conocimien-to de lo social. En la actualidad un planteamiento de este estilo es insuficiente y parcial.

    Los estudios de M. Godelier muestran que an en las socieda-des primitivas el proceso es mucho ms complejo y diverso. No es ni fcil ni claro hacer un corte claro entre super-estructura e

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  • infra-estructura, pues es evidente que algunos elementos del pen-sar pueden estar en la infra-estructura: el conocimiento de la naturaleza, los sistemas pensados de organizacin del trabajo, sin los cuales ste no sera posible, etctera. Tampoco es evidente la jerarqua interna de los elementos de la infra-estructura y mucho menos los mecanismos por medio de los cuales la infra-estructura se convierte en dominante de los elementos de la super-estructura.

    Toda la vida del hombre se encuentra rodeada de elementos simblicos, no se puede decir que todo lo simblico sea infra o super-estructura, los procesos son ms complejos; adems varan en el tiempo y en el espacio. No hay duda de que los procesos simblicos y los procesos sociales se correlacionan e interactan entre ellos, el problema es que apenas se tienen atisbos de la forma en que esto se realiza.

    En economa los elementos simblicos penetran por todas par? tes, la mercanca se presenta ante nosotros como un smbolo de status, de poder, etctera. Independientemente de la concepcin que se tenga sobre el dinero, los sistemas bancarios modernos ha-cen del dinero una funcin semitica ya que una cuenta banca-ra, smbolo de la riqueza actual, no hace sino correlacionar dos series de smbolos, de un lado smbolos numricos que expresan cantidades; del otro, nombres de personas o empresas que son los smbolos de identidad aceptados. Las operaciones de compra-venta no son ms que alteraciones a esta correlacin semitica; stas alteraciones se realizan a travs de ondas electrnicas que no son ms que smbolos integrados en un cdigo de comuni-cacin.

    Si en la actualidad la riqueza es una funcin semitica, la eco-noma tiene mucho que ver con el caso y ms le valdra tomarlo en cuenta.

    Los agentes econmicos slo pueden actuar a travs de la con-cepcin que tengan del problema a que hacen frente, esta concep-cin se forma por smbolos e imgenes y es por intermedio de ellas que se toma a decisin de actuar; esta relacin simblica cambia si el agente es un burgus, un proletario, un campesino, etctera, pero slo puede actuar si piensa y slo puede pensar por medio de estructuras simblicas. Estas estructuras rara vez estn configuradas por la ciencia, generalmente son las creencias, mitos, pasiones, formas de concebir sus intereses, etctera, los que condu-cen a orientar la accin. Son adems, estructuras simblicas que pueden conocerse.

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  • Todo est por hacerse, pero no se parte de cero. Hay al res-pecto muchos estudios de lingstica, semitica, de mitos, de la ideologa, que constituyen un punto de part ida muy rico para el caso. Adems, se cuenta con mtodos matemticos que son bastante apropiados pa ra el estudio de estas relaciones, el instru-mento ms signifciativo para el caso se encuentra en la teora de grafos.

    t. El concepto de cohesin y conflicto social

    Una de las grandes cosas que desarrolla C. Marx es que conduce al desarrollo de la sociedad por medio del conflicto. Marx encuen-tra que el conflicto clave es el de la lucha de clases.

    Este es un gran avance de C. Marx, sin embargo, creemos que el conflicto es mucho ms extenso y fundamental de lo que Marx mismo previo. Nosotros creemos que toda la sociedad est impreg-nada de relaciones conflictivas y que, si no hay elementos fuertes de cohesin, la sociedad tendera a su autoliquidacin. A los ele-mentos que hacen que una sociedad se cohesione y se reproduzca se les denomina socialidad. Los elementos de socialidad cambian en el tiempo y en el espacio, generalmente la violencia potencial es tal que no basta con un elemento de socialidad sino que se necesitan varios de ellos. Es una tarea del investigador descubrir cules son los elementos de esta socialidad y cmo se integran, nosotros hemos hecho algunos estudios respecto al caso mexicano y hemos sostenido la tesis de que es la ruptura en el interior y entre los elementos de socialidad, el factor que determina la crisis es-tructural.

    Si las hiptesis anteriores fuesen correctas, esto significara que, aunque la lucha de clases es un elemento importante en el con-flicto social, ste no puede reducirse a la lucha de clases. El con-flicto social y los elementos de socialidad que lo controlan y con-ducen son elementos clave para el conocimiento de lo social y de lo econmico.

    Conclusiones

    No es posible sacar conclusiones de un trabajo que slo pretende ser un ensayo, sin embargo, se pueden sealar algunos elementos que a nuestro juicio son importantes:

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  • 1. Hay una crisis importante en el saber social. 2. Se estn generando en la actualidad nuevos instrumentos

    tericos, prcticos y tcnicos que permiten que la investigacin camine por nuevas vas muy prometedoras.

    3. El marxismo tambin se encuentra en crisis. Esto no significa que no exista una fructfera herencia terica, la cual despojada de dogmatismos ofrece diversas vas al trabajo de investigacin.

    4. El saber econmico necesita reintegrar la totalidad de hom-bre concreto como sntesis de lo dive-rso. El economicismo es una desviacin que se debe de evitar, lo mismo que otras desviaciones infructuosas como el politicismo, el sociologismo o una visin ce-rada de la antropologa.

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