Partido Comunista y Sindicalismo Politizado. Una Estrategia de Supervivencia - Benavente

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comunismo y sindicalizacion politizacion en el marco de un partido politico.

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  • ESTUDIO

    PARTIDO COMUNISTA Y SINDICALISMO POLITIZADO:UNA ESTRATEGIA DE SUPERVIVENCIA

    Andrs Benavente*

    El presente trabajo intenta mostrar las vinculaciones estrechas entre la ac-cin del Partido Comunista y la presencia de un sindicalismo politizado.Se parte analizando la concepcin que este partido tiene de los sindica-tos, los que usa ms bien como herramientas en funcin de objetivospolticos, que como medios para alcanzar un bienestar real de los trabaja-dores. Ms adelante se ve cmo la accin de los partidos de izquierda,donde se encuentra el comunista, termina por dominar, ya en la dcadadel 30, al movimiento sindical desvirtuando sus fines propios, posibilitan-do la formacin de grandes cpulas sindicales que actan ms bien comodepartamentos partidarios. Ello tiene su punto ms culminante con laformacin de la CUT (Central nica de Trabajadores) cuya declaracinde principios, que data de 1953, en vez de hablar del trabajador como ejede la accin sindical, inserta sta dentro de un esquema de lucha de cla-ses, usando al efecto un marcado lenguaje marxista.Se analiza tambin un fenmeno curioso: el Partido Comunista sobrevivecon xito a la ilegalidad que le significa la dictacin de la Ley de Defensade la Democracia (1948-1958) en virtud de que pudo rearticularse graciasa su control sobre las cpulas sindicales y a partir de all reproducirse des-pus como partido. De suerte que la experiencia parece indicar que nobastan las simples proscripciones si ellas no van acompaadas de otrasmedidas laterales.Termina el trabajo con una reflexin sobre el cuestionamiento que el Par-tido Comunista hace del Plan Laboral, y se concluye que ms que unaoposicin a sus disposiciones concretas, lo que molesta al comunismo esla existencia de una legislacin en materia laboral que pone el acento enla libertad personal, en la soberana del trabajador. El Plan Laboral signi-fic la emancipacin del trabajador de las directrices partidistas y los co-munistas, cual partidarios de la esclavitud, aspiran a volver a esa inhuma-na subordinacin del individuo trabajador respecto de un partido totali-tario.

    * Profesor de Ciencia Poltica Universidad de Chile.

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    La Constitucin Poltica de 1980 quiere resguardar la demo-cracia al prohibir a los partidos polticos que se inspiren en doctri-nas totalitarias como el marxismo.

    Este trabajo aborda un tema ms poltico: la existencia deun sindicalismo politizado es la va de sobrevivencia que tiene elPartido Comunista en perodos de ilegitimidad y, adems, le garanti-za su reproduccin en las futuras generaciones. No parece eficaz, en-tonces, la sola proscripcin. Hay que poner atencin en las vasalternativas que tiene de accin poltica cuando las condiciones leson desfavorables.

    Veremos en las lneas siguientes lo que fue el perodo de ilega-lidad de los comunistas entre 1948 y 1958; la valoracin que los co-munistas hacen del sindicalismo politizado; la politizacin antisiste-mtica del sindicalismo chileno y las consecuencias que la adopcinde la libertad sindical puede tener en este campo.

    Quisiramos, sin embargo, al pasar, esbozar algunas razonespor las cuales consideramos que el Partido Comunista de Chiledebera quedar marginado del futuro juego democrtico.

    En primer lugar, por tener un concepto instrumental de la de-mocracia, utilizndola slo como medio para alcanzar el poder, paraluego declararla superada y establecer una dictadura de clase que esla negacin del pluralismo.

    En segundo lugar, por no aceptar el principio de alternancia enel poder. Sobre este punto, Luis Corvaln, secretario general delPartido, fue muy claro en 1972, cuando dijo que en 1976 la entregadel poder a la oposicin de Allende, de ganar sta en las eleccionespresidenciales que correspondan ese ao, tendra que estudiarse enesa oportunidad ya que "se trata de llevar adelante el proceso, deconvertirlo en irreversible".1

    En tercer lugar, el comunismo rechaza la idea de que la perso-na sea el centro de la actividad social. No es la persona la duea desu destino, ni la constructora del futuro social, sino que responde aunas pretendidas "leyes" de tipo determinista, que la condicionanen su actuar y en su pensar. Luego de un largo proceso de sustitu-ciones, la persona queda al servicio del partido en la sociedad idealque preconizan. Veamos: no es la sociedad toda la convocada a pro-tagonizar el futuro, sino una clase privilegiada: el proletariado. Perono es el proletariado todo el elegido, en cuanto no tiene en s con-ciencia de clase, sino la vanguardia de ste: el Partido Comunista, ydentro de ste, el Comit Central sustituye al partido y, la experien-cia nos ha mostrado, al final el dictador sustituye al Comit Central.He aqu la pirmide totalitaria en la cual el Partido Comunista es-tructura el poder dentro de la sociedad.

    Por cierto que teniendo un concepto reduccionista de la perso-na humana, rechaza la idea de la libertad. La persona no posee en s

    Labarca, Eduardo: Corvaln 27 horas, Quimant, 1972.

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    el atributo de la libertad personal; por el contrario, sita a la libertadcomo algo a ser alcanzado en aquella fase final de la utopa: la so-ciedad sin clases donde el hombre se desprender de su alienacin.

    En cuarto lugar, es un partido violentista. Hoy lo tenemos cla-ro, cuando de sus propias declaraciones se desprende ntidamente suopcin por la va insurreccional. Pero ayer, cuando proclamaba lava pacfica, tambin lo era. Nuevamente aqu recurrimos al propioLuis Corvaln para fundamentar nuestra afirmacin. Seala en elPleno del Partido de agosto de 1977: "Al sostener desde 1956 la po-sibilidad de la va pacfica en nuestro pas, tuvimos en cuenta, pri-mero, que se trataba slo de una posibilidad, y segundo, que deabrirse paso la revolucin por dicha va, en algn momento podrasurgir la alternativa de la lucha armada. Consecuentemente nos pre-paramos desde 1973 de la preparacin militar de los miembros delpartido. . . Cuando despus de las elecciones de marzo de 1973 es-taba claro que la reaccin buscara el derribamiento del gobierno atravs del golpe de Estado, lanzamos la consigna de "no a la guerracivil" y simultneamente intensificamos la preparacin combativade aquellos militares que ya trabajaban en ese frente (militar) y lospertrechamos de algn armamento. Por aquellos das, la CUT lla-m, con el resuelto apoyo de los comunistas y socialistas, a la forma-cin de comisiones de defensa de las industrias y al mismo tiempo aconvertir dichas comisiones en unidades de combate, de hecho mili-cias obreras".2

    Podramos seguir dando muchas razones ms, pero creemosque las dadas son suficientes como para compartir el criterio de queun partido as caracterizado no puede entrar al juego democrtico,al menos que ste, en aras de un pluralismo irrestricto romntico,considere alternativas de destruccin.

    No es la primera vez que el Partido Comunista est ilegalizadoen Chile, de modo que hay antecedentes que permiten evaluar sucomportamiento en tal situacin, de donde podemos extraer con-clusiones valederas para el maana. Es lo que examinamos a conti-nuacin.

    I El Partido Comunista en Situacin de Ilegalidad: Antecedentes

    El Partido Comunista haba estado ilegalizado en el primer go-bierno de Ibez, siendo todava de pequeas dimensiones y sin nin-guna gravitacin nacional. Es su segunda ilegalidad la que nos intere-sa, aquella que va desde 1948 a 1958, bajo el imperio de la llamadaLey de Defensa de la Democracia.

    En 1946 el Partido Comunista haba apoyado en la eleccinpresidencial al candidato radical Gabriel Gonzlez Videla. Triunfan-te ste, los comunistas pasan a tener, por primera vez, asientos en el

    2 Corvaln L., Luis: "Informe al Pleno del Partido Comunista de Agosto de1977", en Chile-Amrca Ns. 35-36, septiembre, octubre 1977, p. 80.

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    Gabinete ministerial en una heterognea combinacin de radicales,liberales y comunistas. La estrategia del PC es ir ganando posicio-nes en la administracin del Estado, por un lado, y por otro provo-car tensiones sociales para debilitar ante la opinin pblica a susaliados. Como una vez lo narramos, al referirnos a esa experiencia:"en el gobierno nada decan de las alzas de precios que se decreta-ban, pero en las concentraciones denunciaban las alzas, de las cualesresponsabilizaban a sus aliados, en especial al Partido Radical. Estapoltica dual tuvo buenos efectos en lo inmediato: en las eleccionesde ediles de abril de 1947, mientras el Partido Radical bajaba noto-riamente su votacin, los comunistas alcanzaban un triunfo espec-tacular.3 A consecuencia de ello, el Ministerio renuncia, el Presiden-te Gonzlez margina a los comunistas del Gobierno.

    Conservando puestos menores en el gobierno, el Partido Comu-nista responde al Presidente con una abierta actitud de oposicin.Vienen los paros de advertencia, para presionar al gobierno. Uno deellos, de la locomocin colectiva de Santiago produce 4 muertos enenfrentamiento con la polica. El gobierno decreta Zona de Emer-gencia, pasando por sobre el Intendente comunista de Santiago Re-ne Fras Ojeda y el Presidente Gonzlez Videla expresa: "Se equivo-can los dirigentes del Partido Comunista si creen que el Presidenteser un instrumento de sus designios. Lo han sabido de sus propioslabios y, si lo han olvidado, en esta oportunidad se lo recuerda enla forma ms terminante".4 Posteriormente, el comunismo desatauna huelga revolucionaria en la zona del carbn, lo que lleva al Eje-cutivo a solicitarle al Congreso el uso de Facultades Extraordinarias.En virtud de ellas, detiene y relega a Pisagua a los dirigentes del Par-tido Comunista. La agitacin sigue y se extiende con huelgas a laszonas del salitre y del cobre y a los ferrocarriles. El PC trataba deparalizar el pas. .

    El gobierno hace frente a la situacin apoyndose en las Fuer-zas Armadas, en la mayora democrtica del Congreso Nacional y enuna legislacin de excepcin que dicta, por la cual el Partido Comu-nista queda proscrito de la vida poltica legal.

    Empieza una etapa que dura 10 aos en que el Partido Co-munista sigue actuando en la vida nacional a travs de organismosde fachada y a travs de organizaciones laborales, hecho este ltimoque veremos separadamente.

    El primer organismo de fachada del Partido fue el Frente Na-cional Democrtico formado en 1948 por los Partidos Democrticodel Pueblo, Radical Doctrinario, Laborista y Socialista Autntico,cuya plataforma contemplaba "la liberacin de presos polticos, ladisolucin del campo de concentracin de Pisagua y la derogacin

    3 Benavente U., Andrs: "El Partido Comunista Chileno: sus estrategias po-lticas (1922-1973)" en revista Vigilia, N 18, febrero de 1979, p. 26.

    4 La cita del Presidente Gonzlez Videla ha sido tomada del artculo citadoen el nmero anterior.

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    de las leyes represivas". Los partidos integrantes eran todos peque-os, frutos de divisiones de partidos mayores, pero servan a la per-feccin a la tctica comunista de camuflarse para, de algn modo,participar en la superficie de la vida poltica.

    En las elecciones parlamentarias de 1949, el Partido Comunis-ta ya no puede intervenir. Pero el Frente Nacional Democrtico leofrece varios lugares en sus listas: lleva 7 candidatos camuflados, lo-gra elegir uno: Vctor Galleguillos Clett, presentado como socialistaautntico, en tanto que otros dos, Juan Lamatta y Jos Avendao,que tambin logran ser electos, no llegan a la Cmara por cuanto elTribunal Calificador de Elecciones establece su calidad de comunis-tas y anula sus votos.5

    El segundo organismo de fachada del comunismo en el planopoltico fue el Frente del Pueblo, formado en las cercanas de laeleccin presidencial de 1952, aliado de socialistas de Chile y de losdemocrticos. El lder visible de dicho conglomerado es el senadorsocialista Salvador Allende. En las elecciones parlamentarias de1953 repite lo de la vez anterior, logrando elegir a tres diputados,camuflados de socialistas: Vctor Galleguillos, por Antofagasta; Jo-s Oyarce y Sergio Gonzlez Espinoza por el Primer Distrito de San-tiago.

    En 1956 el Partido Comunista que a esas alturas ya realizabasus reuniones casi pblicamente ante la mirada complaciente delPresidente Carlos Ibez se integra al Frente de Accin Popular,FRAP, que es el antecedente inmediato de la Unidad Popular. Enlas listas del FRAP, y camuflndose indistintamente en el PartidoSocialista o en el Partido del Trabajo, creado en esos aos, el Parti-do Comunista logra tener en la Cmara de 1957 seis diputados: JosOyarce y Jorge Montes, elegidos como socialistas y Juan Ahumada,Jos Cademrtori, Juan Acevedo y Adolfo Moreno, elegidos comorepresentantes del Partido del Trabajo. Cuando en 1958 se derog laLey de Defensa de la Democracia, ante la sorpresa de algunos, el Par-tido Comunista hizo su aparicin pblica en la Cmara de Diputa-dos con una bancada de seis parlamentarios. El Partido del Trabajodesapareci de inmediato, y quien haba sido su presidente, donBaltazar Castro, que no era comunista y le daba, en apariencias, susello al partido, fue recompensado en 1961 con una senatura porO'Higgins y Colchagua, contando con los votos comunistas.

    Pero no slo en el frente poltico el Partido Comunista seguaactuando en la etapa de la ilegalidad, sino que llegaba a la opininpblica con sus medios de prensa: El Siglo reaparece en octubre de

    5 El Partido Comunista lleva en 1949 siete candidatos a diputado camufla-dos en los Partidos Socialista Autntico, Democrtico del Pueblo y Labo-rista. En 1953 duplica esa cantidad usando al Partido Socialista de Chiley al Frente del Pueblo y en 1957 aumenta an ms el nmero de candida-tos camuflados usando al efecto al Partido Socialista de Chile y al Partidodel Trabajo que pasa a constituirse en un partido ad hoc al comunismo.

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    1952 bajo la direccin de Orlando Millas; edita dos revistas: Vista-zo, dirigida por Luis E. Dlano y Nuestro Tiempo, dirigida por Jor-ge Soza. Participa en las elecciones universitarias sin mayores pro-blemas, y cuando en 1953 se forma la Central nica de Trabajado-res, destaca all a varios dirigentes como Bernardo Araya y JuanVargas Puebla.

    Funcionando "normalmente" en la clandestinidad el partido,no es extrao leer en el informe que el secretario general de ese en-tonces, Galo Gonzlez, rindiera al Pleno de septiembre de 1952 losiguiente: "En los ltimos aos, bajo las condiciones de ilegalidad,nuestro partido ha tenido grandes transformaciones. Se ha curadode ilusiones legalistas. Ha aprendido a realizar un trabajo msorganizado, ms en la base. . . Ha realizado una labor editorial msvasta que en el perodo legal. Adems, se ha rejuvenecido con elaporte de nueva sangre, de los nuevos combatientes juveniles".6

    El senador conservador y estudioso del Partido Comunista donSergio Fernndez Larran comentaba que "la buena salud" del Par-tido Comunista en la ilegalidad se deba "a que la Ley de Defensa dela Democracia, o no ha sido aplicada en la mayor parte de los casos,o, si lo ha sido, el Gobierno lo ha hecho con suma debilidad, dejn-dole campo libre para la penetracin y difusin tanto de su propa-ganda, como de sus mtodos, en todos los sectores de la vida nacio-nal.7

    Compartiendo las opiniones del seor Fernndez, particular-mente en lo que concierne al gobierno del general Ibez, estimoque la razn de fondo, de supervivencia del Partido Comunista y dela mantencin intacta de su capacidad de reproduccin, se encuen-tra en el aparato sindical que le era funcional y le permita desarro-llar con la ms amplia libertad sus acciones polticas.

    En efecto, cuando en 1961 el partido participa por vez prime-ra en elecciones parlamentarias, luego de su retorno a la legalidadobtiene 4 senadores y 16 diputados, y pasa a ser de inmediato elpartido ms poderoso de la izquierda, desplazando de ese lugar a lossocialistas. El 80% de sus candidatos a parlamentarios son, a esa fe-cha, dirigentes sindicales o, al menos, vinculados a confederacionesy federaciones de trabajadores. La cuestin al parecer es que la fi-guracin pblica que conlleva el carcter de dirigente de confedera-cin o federacin fue utilizada como plataforma publicitaria y pro-selitista de dirigentes del PC.8

    6 Fernndez Larran, Sergio: Informe sobre el Partido Comunista, Impren-ta Letras 1954, p. 20.

    7 Op. cit., p. 20.8 En las listas comunistas de candidatos a diputado figuran dirigentes sindi-

    cales, tales como Jos Daz Iturrieta, Hugo Robles, Juan Garca Moreno,Juan Ahumada Trigo, Jos Becerra Arias, Juan Vargas Puebla, Csar Go-doy Urrutia, Bernardo Araya Zuleta, Juan Chacn Corona, Galvarino Me-l P. y Santos Leoncio Medel.

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    Adems, en ese tiempo, el partido concentra su votacin en loscentros de poblacin con fuerte capacidad industrial. Slo a partirde 1969 se va a extender a otras zonas, utilizando al efecto la nuevalegislacin sindical campesina que se establece en el gobierno delPresidente Frei. Los votos comunistas se concentran, primeramente,en Tarapac, Antofagasta, Coquimbo, Valparaso, Santiago, O'Hi-ggins, Concepcin y Arauco. En todas estas provincias hay o activi-dad minera o portuaria o industrial.

    En el perodo de ilegalidad de 1948-1958 los comunistas tie-nen una fuerte presencia en federaciones sindicales, por lo cual suproscripcin era parcial y relativa.

    Controlaba tres grandes federaciones de la poca y una centralgremial de los profesores. Veamos los hechos: En la Federacin Mi-nera de Chile su secretario general era Galvarino Melo Pez, quienfuera despus diputado de partido; adems figuraban en su directi-va el ex diputado Jos Daz Iturrieta y los dirigentes Esteban Del-gadillo, Roberto Lara Oate y Manuel Gallardo Paz, este ltimo aosms tarde, diputado por Arauco. En la Federacin Industrial Obre-ro-Metalrgica, su secretario general era tambin comunista: el exdiputado Bernardo Araya Zuleta y lo eran los dirigentes Luis Fre-des, Sara Faras, Juan Lpez y Daniel Jerez. En la Federacin In-dustrial Nacional de la Construccin, el secretario general era comu-nista: Osear Astudillo, despus alto dirigente del Comit Central yentre los consejeros se encontraban Rodolfo Mateluna, Luis Ormeoy Ernesto Araneda Briones, este ltimo senador por Malleco en1973. En la Unin de Profesores de Chile figuraban el ex diputadoCsar Godoy Urrutia, Rodolfo Guzmn, Domiciano Soto, MartnBunster y Mara Marchant Riquelme.

    En materia campesina tambin estaban presentes a travs de laFederacin Nacional de Trabajadores Agrcolas, donde ocupabanpuestos directivos Jos Becerra Arias, los ex diputados Jos Daz I-turrieta, Juan Chacn Corona y Jos Delgado Espinoza y los diri-gentes Rogelio Astudillo, Alamiro Cerda Tapia y Juan AhumadaTrigo, ms tarde diputado por Coquimbo. Hagamos s un alcance aeste punto: el control por parte de los comunistas de algunas fede-raciones campesinas no se traduce en lo inmediato en poder polti-co, dado lo dbil de la sindicalizacin campesina. All realizan unatarea a largo plazo, la que en su oportunidad recibir la ayuda nodeliberada de la poltica agraria del gobierno de Eduardo Frei.

    La estrategia del comunismo en el campo, planteada en plenailegalidad, en 1953, contiene el germen de lo que va a ser ms tardela Reforma Agraria y la situacin de inestabilidad en el agro. En unpleno de ese ao se seala lo siguiente: "La ley de sindicalizacincampesina (vigente en ese momento) es un obstculo para la organi-zacin. Debemos liberar una gran campaa nacional por la deroga-cin de esa ley, sin perjuicio de que, mientras ello no se logra, cons-tituyamos sindicatos al margen de tal ley, aprovechando algunas desus disposiciones, como aquellas que autorizan a crear comits para

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    presentar pliegos de peticiones. Todo el asunto se reduce a descu-brir, en cada hacienda, los problemas ms sentidos por los campesi-nos, a agitar estos problemas y organizar la lucha porque se resuelva.Debemos organizar a los obreros agrcolas e inquilinos en comitsde lucha. La organizacin de estas capas del campo debe basarse enun programa muy concreto de lucha, que contemple la construccino mejora de los puentes y caminos, la instalacin de escuelas y poli-clnicas, etc. Lo importante es, sin embargo, que junto a estas lu-chas reivindicativas, se vaya planteando y desarrollando la lucha porla reforma agraria, interesando en ella a las ms vastas capas delmundo, incluyendo a los agricultores progresistas, que tienen intersen el desarrollo de la produccin agraria".9

    Como culminacin de este dominio comunista en los sindica-tos, en un perodo de proscripcin, est el hecho de que al fundarsela Central nica de Trabajadores, CUT, en el Consejo directivo deella, el partido tuviese importante figuracin, aun cuando la presi-dencia de la Central por el tiempo inicial, hasta recuperada la legali-dad, la ocupa un no comunista: Clotario Blest. Los comunistas fun-dadores de la CUT son Baudilio Casanova Valenzuela, segundo vice-presidente; Bernardo Araya Zuleta, secretario gremial; Juan VargasPuebla, secretario de finanzas importante cargo en funcin del fi-nanciamiento de actividades polticas, Julio Alegra Alfaro, secre-tario de Balance; Jos Daz Iturrieta, secretario de problemas cam-pesinos; Rosala Figueroa, secretaria de asuntos femeninos y LuisFigueroa Mazuela, secretario de asuntos juveniles. Sealemos que lainmensa mayora de los otros consejeros son socialistas marxistas,tales como Manuel Collao, Isidoro Godoy, secretario general y E-duardo Long Alessandri, secretario de conflictos.

    La poltica seguida por los comunistas en materia laboral esconocida. Un dirigente, Waldo Leiva, se encarga de explicarla as enun documento interno: "En la labor sindical no se puede descuidarla informacin del partido. A veces se forma el sindicato, se presen-tan pliegos de peticiones y los trabajadores luchan defendindolos.Pero durante ese tiempo no se ha ganado un solo militante que lue-go nos ayude a la formacin de una clula. Parece que se nos olvidael papel que juega el partido como destacamento de vanguardia enlos organismos de masas. Es necesario corregir rpidamente esteerror, a fin de que no haya un solo organismo de masa, por pequeoque sea, en donde no se constituya una clula. . . hay que ganar alos compaeros ms combativos y consecuentes. Debemos tenerpresente que la clula, junto con ser el motor impulsor y organi-zador de las luchas de masas, es la que le da vida permanente ydesarrollo a la organizacin de masas. Por tanto, debe ser una

    9 Partido Comunista: Informe sobre situacin agraria al Pleno en septiem-bre de 1953. Folleto sin pie de imprenta, 1953, p. 10.

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    preocupacin permanente de los militantes en donde se acte,trabajar por formar partido".10

    La accin de los comunistas en los sindicatos no es algo simple-mente tctico; responde, por el contrario a un postulado leninistafundamental que es el carcter de clase del partido y ms que eso,de vanguardia de la clase obrera. El carcter de clase del partido loobliga a tener sus bastiones en el seno de los proletarios. Algo queno puede perderse de vista, deca el dirigente Jos Balladares en1964, "es que el proletariado en los grandes centros de concentra-cin obrera tiene que encabezar las luchas de todas las capas popula-res".11

    Dirigiendo la CUT en pleno perodo de ilegalidad, el partido ysus aliados convocaron y realizaron varias huelgas generales en laAdministracin Ibez. En el gobierno de Alessandri incluy en susplanes los llamados "paros de advertencia", estipulados como me-dios de presin y de chantaje a la autoridad. La presencia comunistaen los sindicatos y en las federaciones prolong una presencia polti-ca que la ley haba prohibido. Esa fuerza sindical comunista se es-meraba en hacer demostraciones de su podero. Juzgaba los actosdel gobierno: los aprobaba o rechazaba, y en este ltimo caso usabacomo medio de protesta la huelga generalizada. Era entonces preci-so que la autoridad parlamentara con los dirigentes sindicales y atravs de ellos con los dirigentes comunistas, a fin de disuadirlos.Cuando se llegaba a un acuerdo quedaba la sensacin de que los co-munistas, en su calidad de dirigentes sindicales, haban perdonado lavida al gobierno y le permitan seguir existiendo, pero continuabanteniendo en sus manos la suerte del pas al esgrimir siempre la ame-naza de paralizar la nacin. Obviamente con ello, el principio de au-toridad se fue resintiendo gravemente.

    Finalmente, en el perodo de esta ilegalidad, hay un punto quees de sumo inters destacar, por cuanto hay evidencias que sigui re-pitindose despus: la vinculacin entre la parte financiera de lossindicatos y las actividades del Partido Comunista.

    En este delicado punto queremos transcribir un importantetestimonio: el de un senador radical, a quien nadie podra acusar depertenecer a las filas de la Derecha: don Florencio Duran, activo mi-litante del Frente Popular, que tuvo como aliados cercanos a los co-munistas.

    "En la Direccin General del Trabajo, dice Duran, hay variosexpedientes donde se aprecian adquisiciones fantasmas, por parte delos dirigentes sindicales, cuyo total iba a parar muy lejos de losmiembros del sindicato. En la misma Direccin, estn archivados ex-pedientes donde se estamp documentadamente, la historia comple-

    10 Leiva, Waldo: Informe sobre situacin sindical al Pleno en Septiembre de1953. Folleto sin pie de imprenta, 1953, p. 5.

    11 Balladares, Jos: "Informe de organizacin del partido al Pleno de mayode 1964". Revista Principios N 102, julio-agosto 1964.

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    ta de una sucesin de fraudes en los sindicatos de Chuquicamata. Eneste bastin no slo hubo adulteracin de documentos y contabilida-des brujas. Hubo adems dispendios onerosos, que corrieron porcuenta de los dirigentes para la celebracin de asambleas, viajes concuotas de ayuda al financiamiento de concentraciones y de congre-sos partidarios, contribuciones al costo de giras realizadas al extran-jero por los dirigentes del sindicato".12 Volveremos sobre el temadel financiamiento ms adelante en este artculo.

    II Bosquejo Histrico de la Politizacin Antisistmica del Sindica-lismo Chileno

    El sindicato que segn definicin de los Webb "es una asocia-cin permanente de asalariados con el fin de asegurar la defensa omejoramiento de las condiciones de su contrato de trabajo",13 ennuestro pas, desde la dcada del 30, es decir, a poco de su reconoci-miento legal, ha sido ms bien un instrumento al servicio de finespolticos, revolucionarios y antisistmicos, que en el caso del Parti-do Comunista se traducen en una utilidad a la lucha de clases.

    En los hechos, el sindicato chileno pas, antes de la vigente le-gislacin laboral, de ser un sindicato grupo de presin a un sindica-to revolucionario. El sindicato concebido como grupo de presin,dice Ernesto Moreno, "pone nfasis en la bsqueda de llevar a cabodiferentes cambios en el sistema sociopoltico y econmico, lo quese expresa, preferentemente, en constantes exigencias al gobiernode mejores condiciones de vida y remuneraciones de los trabajado-res".14 El sindicato concebido como actor revolucionario, al decirdel mismo autor, "plantea una lucha frontal contra el sistema socio-poltico en que se encuentra inserto y contra el Estado, hasta lograrsu sustitucin. Su actitud es clara y abiertamente de cuestionamien-to de la legitimidad del sistema, lo que lleva a realizar un conjuntode acciones cuyo objetivo es derrocar al rgimen".15

    Desde su nacimiento, la CUT fue un sindicato (federativo eneste caso) de tipo revolucionario, como lo veremos en detalle. La lu-cha sindical se inserta en una estrategia global revolucionaria y anti-sistemtica, donde lo reivindicativo se confunde con las consignaspolticas de movilizacin de masas. La simple actividad reivindicati-va es considerada "reformista", pues los trabajadores deben enten-der, segn los comunistas, que el mejoramiento definitivo de su si-

    12 Duran Bernales, Florencio: La Poltica y los Sindicatos, Zig-Zag, 1959,p. 22.

    13 Sidney y Beatrice Webb History of Trade Unionism, Longemans, Lon-don, 1920, p. 1.

    14 Moreno, Ernesto: "El sindicato como actor social de la democracia" enEstudios Sociales N 28-29, 1981, p. 113.

    15 Moreno, Ernesto: "El sindicato como actor social de la democracia" enEstudios Sociales N 28-29, 1981, p. 113.

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    tuacin de clase slo puede ser logrado por medio del cambio delsistema vigente. Desde un punto de vista poltico, segn la tradicio-nal tipologa de James Morris, este tipo de sindicato es dependiente,a diferencia del simple grupo de presin que slo es perceptivo a lainfluencia poltica.16 En el sindicato dependiente, con dominacinmarxiana, ya se ha cumplido la orden del "maestro": "Hay que to-marse los sindicatos de tal forma que sean revolucionarios por den-tro".

    En enero de 1937 se crea en Chile la primera confederacinsindical: la Confederacin de Trabajadores de Chile. Su tendenciamarxista se palpa al ver la transcripcin que hacen en sus postuladosde la frase del Manifiesto Comunista "la emancipacin de los traba-jadores debe ser obra de los trabajadores mismos".

    Secretario general de la CTCh es designado Juan Daz Mart-nez, quien era a la vez dirigente del Partido Socialista.

    En 1938 la Confederacin de Trabajadores de Chile se introdu-ce en el campo poltico abierto, pronuncindose por la candidatu-ra presidencial de Pedro Aguirre Cerda e incorporndose al FrentePopular con iguales derechos que los partidos polticos concurrentesal pacto. Elegido el candidato del Frente Popular, la CTCh, entraa formar parte del gobierno: su secretario general es designado con-sejero de la Corfo al crearse sta; y otros dirigentes ocupan conseje-ras en organismos fiscales. Y los trabajadores que, en virtud de susconvicciones, no haban apoyado a Aguirre Cerda? Esos, de acuerdoa la lgica marxiana eran "entreguistas" o padecan de aburguesa-miento. El hecho es que para ellos no exista Central de Trabajado-res que representara sus intereses.

    En 1939 la Confederacin de Trabajadores de Chile elige nuevedirectivos. Se produce all la reparticin de los cargos entre los par-tidos marxistas antisistmicos existentes: el socialismo, que ocupa laSecretara General con el diputado Bernardo Ibez y la subsecre-tara la pasa a desempear Salvador Ocampo Pastene, militante co-munista y posteriormente parlamentario.

    En 1943, en su segundo congreso, esta Confederacin abogpor la sustitucin del rgimen capitalista fundado en la propiedadprivada. Adems, pidi al gobierno del Presidente Ros que estable-ciera relaciones comerciales y diplomticas con la Unin Sovitica.

    En 1946, fruto de una ya larga pugna poltica entre socialistasy comunistas, la Confederacin se divide. Un grupo encabezado porBernardo Araya en quien la calidad de dirigente sindical y de diri-gente de partido se confunda decidi romper una huelga generalrevolucionaria a la que haban convocado los comunistas, y respaldaal gobierno del vicepresidente Alfredo Duhalde. El otro sector esel comunista y es liderado por el diputado Bernardo Araya Zuleta,donde tambin se produce la misma confusin de planos que en el

    16 Op. cit., p. 115.

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    caso anterior. Este sector se va a jugar por posturas cada vez mssubversivas, que van a culminar con la proscripcin del Partido Co-munista en 1948.

    En febrero de 1953 la divisin llega a su fin, al fundarse en unampliado la Central nica de Trabajadores, presidida por un dirigen-te sindical no perteneciente a los bandos en pugna: Clotario Blest.La directiva de la naciente central estuvo formada por comunistas,socialistas, radicales y falangistas. Los dos primeros eran, en todocaso, mayoritarios.

    Prescindiendo del predominio marxista en su directiva, y to-mndola en su integridad como un todo pluralista, la conclusintampoco resulta afortunada, ya que vemos representados all a par-tidos polticos y no a los trabajadores directamente. Los dirigentessindicales de antiguo cuo son primeramente polticos, pero su in-fluencia en el partido respectivo est basada en el supuesto respaldode masa laboral que dicen tener. Si el lder sindical pierde la bendi-cin del partido, sus das como dirigente estn contados. Un casoque ejemplifica esto es el de Jos Becerra Arias, dirigente sindicalagrcola del Partido Comunista. Al renunciar al partido en 1964 pa-ra apoyar a Frei, pierde muy luego su cargo sindical.

    Con razn afirma Juan Manuel Barahona que antes "el requisi-to principal para llegar a ser un lder sindical es la lealtad y una his-toria al servicio del partido". De este modo, los trabajadores se inte-gran a la organizacin sindical como representantes del partido po-ltico y no como lderes gremiales neutros. El principal objetivo,desde el punto de vista partidario, es de hacer que el sindicato sirvaal partido.17

    En el desarrollo histrico de este sindicalismo dirigido por elmarxismo chileno, veamos algo de la historia de la CUT.

    Su Declaracin de Principios, entre otras cosas, dice lo siguien-te:

    "La Central nica de Trabajadores declara: Que el rgimen ca-pitalista actual fundado en la propiedad privada de la tierra y delos medios de produccin y en la explotacin del hombre por elhombre, que divide a la sociedad en clases antagnicas, debe ser sus-tituido por un rgimen econmico social que liquide la propiedadprivada hasta llegar a una sociedad sin clases. . .".

    "Que frente al rgimen reivindicacionista la Central nica deTrabajadores realizar una accin reivindicacionista encuadrada den-tro de los mtodos de lucha de clases.. . La Central nica de Traba-jadores no es una central apoltica; por el contrario, representandola conjuncin de todos los trabajadores, su accin emancipadora la

    17 Barahona, Jos Manuel: "La evolucin del movimiento laboral", en obracolectiva Los actores de la realidad chilena, Editorial del Pacfico, 1974,p. 159.

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    desarrollar por sobre los partidos polticos, a fin de mantener sucohesin orgnica..."

    "La Central nica de Trabajadores considera que la lucha sin-dical es parte integrante del movimiento general de clases del prole-tariado y de las masas explotadas y en esa virtud no puede permane-cer neutral en la lucha social y debe asumir el papel de direccinque le corresponde. En consecuencia, declara que los sindicatos sonorganismos de defensa de los intereses y fines de los trabajadoresdentro del sistema capitalista, pero, al mismo tiempo, son organis-mos de lucha clasista que se sealan como meta para la emancipa-cin econmica de los mismos, o sea, la transformacin de la vidahumana mediante la supresin del Estado opresor".18

    Todas las partes transcritas de la Declaracin de Principios dela CUT reproducen fielmente los principios marxistas en el sentidode colocar como fase final de la historia el advenimiento de la so-ciedad comunista. La Central nica de Trabajadores es, desde sufundacin y a lo largo de su trayectoria, una entidad plenamenteidentificada con la ideologa totalitaria marxista, y dentro de ella,el Partido Comunista se ir imponiendo por sobre sus otros socioslos socialistas hasta conquistar su plena y total direccin en ladcada del 60.

    El nacimiento de la CUT representaba sin duda una preciadaaspiracin comunista: era el inicio del control absoluto del movi-miento sindical, lo que le permitira tener una presencia polticams all de la accin parlamentaria o partidista legal y le asegurabaun medio de reproduccin en la sociedad. Por ello, uno de sus poe-tas escriba as:

    "Si Recabarren vivieraqu feliz se sentiradespus de tanta porfaya se uni la clase obrera".19

    En la accin de la CUT hay que incluir paros nacionales, du-rante la Presidencia de Ibez, para exigir la derogacin de la Ley deDefensa de la Democracia, as como un paro de solidaridad con loscomunistas de Guatemala al ser derrocado el Presidente de ese pasJacobo Arbens, de carcter izquierdista.

    En 1958 la CUT participa en el proceso eleccionario para de-signar Presidente de la Repblica. Su presidente Clotario Blest va aprocurar la unidad de todos los partidos polticos antiderechistas

    18 Central nica de Trabajadores: Declaracin de Principios, ImprentaLibertad, 1953.

    19 El poema corresponde a Francisco Daz y aparece citado en Salinas, Ma-ximiliano Clotario Blest, edicin de la Academia de Humanismo Cristia-no, 1982, p. 111.

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    para enfrentar la candidatura de Alessandri. Su bigrafo dice que"en los primeros das de marzo, la CUT se haba propuesto la crea-cin de un Frente Unido de Accin en defensa de la clase trabajado-ra, integrado por la CUT, el FRAP y el Partido Demcrata Cristia-no".20

    El candidato presidencial de izquierda, Salvador Allende, res-ponde afirmativamente a la idea: "Debe quedar rpidamente consti-tuido, dice, el organismo coordinador propuesto por la Central ni-ca para dirigir, orientar y encauzar la lucha del pueblo. Sugerimosque tambin se incorporen los estudiantes, que siempre han estadojunto a los trabajadores en defensa de sus derechos".21

    El llamado de la CUT tuvo un eco relativo, pues si bien lascandidaturas no derechistas no se unieron, en el Parlamento forma-ron el Bloque de Saneamiento Democrtico, el que con la anuenciadel Presidente de la Repblica, general Carlos Ibez del Campo,derog la Ley de Defensa de la Democracia, permitindole al comu-nismo acceder nuevamente a la vida legal.

    A continuacin, durante el gobierno de Jorge Alessandri, laCUT no tuvo gran resonancia revolucionaria. El Presidente Alessan-dri, en contra de lo que predecan sus adversarios polticos, gobernal pas sin hacer uso jams ni de la ms leve restriccin a las liberta-des pblicas. La CUT perdi gran parte de su visibilidad y eficaciarevolucionaria en este perodo.

    En 1959 el presidente de la CUT, Clotario Blest, deca: "Se tra-ta de formar una conciencia nacional que haga imposible que conti-ne en el poder un gobierno reaccionario y enemigo de los trabaja-dores, como el que preside el seor Alessandri".22

    Su llamado no tuvo eco alguno. El Partido Comunista, motorde la CUT, vena saliendo de una dcada de ilegalidad y, por razonestcticas, deba mostrar que l era compatible con el sistema demo-crtico, por lo cual no slo no sigui los consejos de don Clotario,sino que a poco andar lo desbanc de la presidencia de la CUT. LaCUT segua siendo abiertamente antisistemtica pero no directa-mente revolucionaria. Esta ser su lnea hasta 1970.

    La presidencia de la CUT pas a los socialistas, con Osear N-ez, con lo cual los marxistas controlaban la direccin, pero el PCtena la mayora del Consejo. Algunos aos ms tarde, el PartidoComunista controlar tambin la presidencia. Su hombre sera LuisFigueroa Mazuela, el mismo que el ao de la fundacin de la CUTera su encargado juvenil.

    En cuanto a don Clotario Blest, al ser marginado de la CUTform junto a varios extremistas el Movimiento de Fuerzas Revolu-cionarias fundado el 22 de octubre de 1961, que era de

    20 Salinas, Maximiliano, op. cit., p. 164.21 Carta de Salvador Allende a Clotario Blest. El Clarn, 5 de marzo, 1958.22 Discurso de Clotario Blest, publicado en El Siglo, 2 de mayo, 1959.

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    confesada tendencia insurreccional. En agosto de 1965 este movi-miento participa en un Congreso de grupos de extrema izquierda, dedonde sale fundado el Movimiento de Izquierda Revolucionaria,MIR, en el cual don Clotario milit hasta 1967, separndose no pordiscrepar en el mtodo violento de acceso al poder propiciado porel MIR sino por no creer adecuada para Chile la utilizacin del "fo-quismo" guerrillero que preconizaban por esa poca los dirigentesmiristas Luciano Cruz y Miguel Enrquez.

    La CUT entrar a otra fase durante el gobierno de Allende.Desde luego el Presidente necesitaba tener una buena relacin conesta Central como uno de los pilares de su poltica. Para ello hubode recurrirse a una figura de simulacin: la de suponer que el movi-miento laboral era uno solo, que se trataba de un todo homogneoy que actuaba a travs de la CUT. El control de la CUT garantizabala ausencia de conductas divisionistas y de paralelismos en el senode las organizaciones laborales.

    En torno a polticas de reajustes, se firm un convenio CUT-Gobierno, el que fue presentado como un gran logro para los traba-jadores. El presidente de la CUT, diputado Luis Figueroa, fue nom-brado Ministro del Trabajo. . . Al fin y al cabo, era el gobierno delos trabajadores.

    De inmediato cambiaron las reglas del juego para los sindicatosy los trabajadores. Ya no podran pedir aumentos salariales ms quelos otorgados por el Gobierno, dndose un curioso caso: los comu-nistas, que fueron siempre partidarios entusiastas de la poltica "deltejo pasado" en materia de reivindicaciones, ahora exigan a los tra-bajadores un acatamiento sumiso a la poltica econmica del gobier-no de Allende, pues toda otra actitud era considerada como "descla-sada", "criminal" y "traicionera a los intereses de la clase trabaja-dora".

    El gobierno de Allende fue una prefiguracin de lo que seranlos sindicatos en un rgimen socialista, como el propiciado por laCUT, donde por tratarse del "Estado de los trabajadores, se exige eimpone a estos ltimos un renunciamiento paulatino, que empiezapor el sacrificio de los salarios, sigue con la reglamentacin restricti-va de los convenios colectivos y termina en el debilitamiento de susorganizaciones sindicales, las que a la larga, y en la misma medidaen que crece el poder del Estado, empiezan a perder su vigor e im-portancia".23

    Con todo, en el perodo de Allende la CUT decide establecercomo sistema de eleccin de sus cargos directivos la votacin de losafiliados. Se presentan varias listas, con un procedimiento electoralno claro, en cuanto el Tribunal Calificador de elecciones internas loconformaban miembros o personas designadas por la directiva sa-

    23 Molina R., Rolando: "La participacin laboral en la estructura industrialmarxista" en obra colectiva Participacin para una nueva sociedad, Edi-ciones Portada, 1972, p. 99.

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    liente. Con todo, en esa votacin, la primera en que directamenteparticipan todos los trabajadores afiliados, el Partido Comunistatambalea en su posicin de partido de mayora, la que mantienegracias a la oscuridad de los mecanismos de recuento electoral quedur semanas. Con todo, un partido opositor, el Demcrata Cris-tiano, se le acerca peligrosamente en la disputa de la hegemona, eincluso este ltimo gana la presidencia de la CUT en la provincia deSantiago. Las elecciones liberales ponan en peligro el control comu-nista de las organizaciones sindicales.

    III El Partido Comunista y la Legislacin Laboral

    El viejo Partido Obrero Socialista, cuyo lder era Luis EmilioRecabarren, que fue el antecedente histrico del Partido Comunista,era partidario de los sindicatos al margen de la ley, es decir, concebi-dos directamente como agentes del cambio revolucionario, auncuando Recabarren durante gran parte de su vida poltica no apoymedios violentos de accin poltica. La estructura del partido seconfunda con la de la Federacin Obrera de Chile, FOCH, que ha-ba sido fundada por los conservadores en 1912, pero que desde1919 estaba en poder de los socialistas.

    En la dcada del 20 el ya aparecido Partido Comunista debienfrentarse a una realidad nueva: el reconocimiento legal de los sin-dicatos, donde se proporcionaban medios pacficos de negociacinpara resolver los problemas entre empleadores y empleados. El en-frentamiento, tan til a los fines comunistas, se escapaba. La llamada"cuestin social" de las primeras dcadas de este siglo, que fue latierra frtil para el surgimiento de las ideas socialistas en Chile, ten-dera con esta legislacin a desaparecer, en cuanto encontraba meca-nismos legales de solucin. El conflicto dejaba de ser disfuncional ala conveniencia democrtica.

    Un historiador de la poca afirma que "Recabarren hizo mspor obstaculizar que por ayudar a la creacin de la legislacin deltrabajo".24 En esa fecha, 1924, el dirigente comunista era diputadopor Antofagasta. Fue otro diputado comunista el que afirm laaceptacin de la legislacin, claro est que no como una sumisin al"Estado burgus", sino que como una aceptacin condicionada, esdecir, en cuanto la nueva estructura sindical les poda ser til. Era eldiputado por Santiago Luis Vctor Cruz, el que deca que de acuer-do a las instrucciones entregadas a los partidos comunistas por la In-ternacional Sindical Roja, "se deba sacar el mayor provecho posi-ble de las leyes, para adquirir un superior potencial revoluciona-rio. . . es absurda la idea manifestada por algunos compaeros y has-ta por organismos centrales, de pedir su derogacin o desentenderse

    24 Morris, James: Las lites, los intelectuales y el consenso, Editorial del Pa-cfico, 1967, p. 204.

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    de ellas, lo que significara incomprensin de nuestros puntos de vis-ta revolucionarios".25

    Los partidarios de Recabarren alegaban que los revolucionariosno deban, por principio, conceder al gobierno derecho alguno a re-glamentar el trabajo y tenan temor de que tales leyes convirtiesen alos sindicatos en organizaciones "reformistas", es decir, pro-sistema.Carlos Contreras Labarca, joven abogado comunista refutaba en eldiario del partido tal planteamiento: "El Partido deba aceptar lasleyes laborales en la medida en que concordasen con sus aspiracio-nes o reivindicaciones y aprovecharse de ellas para perseverar en lalucha de clases".26

    Tanto Cruz como Contreras Labarca eran los portadores den-tro del Partido Comunista, en sus aos iniciales, de las tesis leninis-tas, las que por cierto se impusieron. Recabarren, que haba transfor-mado su Partido Obrero Socialista en comunista impresionado porla revolucin rusa, termin siendo minora dentro del partido, consu liderazgo cuestionado y con su banca parlamentaria perdida. LuisEmilio Recabarren se suicida en septiembre de 1924. Algunos aosms tarde la Internacional Comunista felicitaba a la seccin chilena,porque luego de haber transformado la estructura partidaria deacuerdo a las reglas leninistas haba superado "el lastre ideolgicode Recabarren que forma un obstculo muy serio, ideolgica, pol-tica y orgnicamente para la penetracin del Partido Comunista delmarxismo-leninismo, para su transformacin en verdadero partidode combate del proletariado".27

    Haba dos razones prcticas por las cuales los comunistas, sal-vo la minora indicada, aceptaron la legislacin sindical. En primerlugar porque mediante la utilizacin de la ley, podran extender suinfluencia a zonas en las que la organizacin era dbil o inexistente(en esa fecha el partido slo tena presencia en la zona salitrera). Y,en segundo lugar, porque se sentan atrados, al decir de Morris,"por el potencial financiero de la participacin de utilidades quecontemplaba el plan de sindicatos industriales".28

    El Partido Comunista utiliz con extraordinaria eficacia lalegislacin sindical. All donde el sindicalismo obligatorio y unifica-do impositivamente ha sido fuerte, el partido ha tenido presencia.Como ya lo afirmramos, hacia 1961 y 1965 los comunistas tenanrepresentacin parlamentaria en las zonas industriales, portuarias ymineras, tales como Tarapac, Antofagasta, Coquimbo, Valparaso,San Antonio, Santiago (en los distritos industriales), Rancagua,Concepcin y Arauco. Slo cuando se promulga, por el Presidente

    25 Op. cit., p. 205.26 Op. cit., p. 206.27 Vase Ampuero Daz, Ral: La Izquierda en punto muerto, Editorial Or-

    be, 1979, p. 33.28 Morris, James, Op. cit. p. 31.

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    Frei, la nueva ley de sindicalizacin campesina, los comunistas pe-netran fuerte, por la va de los sindicatos agrcolas, en zonas en queantes ni siquiera figuraban. As, entre 1969 y 1973, los comunistas,usando la ley de sindicalizacin campesina, logran representacinpoltica en las provincias de Aconcagua, Colchagua, Curic, Talca,Nuble, Biobo, Cautn y Osorno. Eso les signific un aumento en lavotacin y elevar su nmero de diputados de los 15 tradicionales a24.

    Los comunistas se han opuesto siempre a la idea de implanta-cin de la libertad sindical, pues ella les impide controlar al movi-miento laboral. Por eso es que a lo largo de su trayectoria visiblehan denunciado como actos de traicin de clase los intentos de for-mar federaciones paralelas y autnomas de la CUT.

    En la Conferencia Nacional de septiembre de 1967, Luis Cor-valn planteaba la lnea poltico-sindical del partido: "El partidotrabaja y lucha en el seno de las masas. Nuestros militantes dirigen oparticipan en la direccin de centenares de sindicatos. . . Tienen unagran responsabilidad en la suerte de cientos de miles de trabajado-res".29

    Ms adelante agregaba, en funcin de la relacin cupular entredirigente sindical y partido poltico: "Algunos dirigentes sindicalesmiran despectivamente a los compaeros que slo trabajan en las di-recciones del partido, y stos, por su lado, slo atinan a llamarlos devez en cuando para recriminarlos por el desprecio que tienen por laactividad interna. Esta es una de las malas prcticas que hay que eli-minar. En su reemplazo, se deben aplicar mtodos que permitan ma-yor comprensin mutua, unidad de criterio y trabajo en la mismadireccin. Esto exige que los comits regionales y locales del partidotengan siempre en tabla los conflictos del trabajo, los problemas delmovimiento de masas y los discutan con la participacin de los diri-gentes que corresponda. Hay que considerar como tareas del partidolas que realizan los dirigentes comunistas en los sindicatos y organis-mos de masa".30

    En el mismo informe llama a "ampliar la unidad sindical bajolas banderas de la CUT" as como la "urgencia que reviste la organi-zacin de los sindicatos campesinos, toda vez que se ha dictado unanueva legislacin sobre sindicalizacin campesina y la gran mayorade trabajadores agrcolas carece de organizacin". Esto es tareaprioritaria, pues "de ah tambin la importancia del crecimiento delpartido y de su ms amplia y variada actividad de masas, comprendi-da en esta actividad la lucha permanente por las ideas del comunis-mo, por la divulgacin de sus principios, su programa y sus posicio-nes tcticas".31

    29 Corvaln L., Luis: "Informe a la Conferencia Nacional del Partido Comu-nista". El Siglo, 11 de septiembre, 1967.

    30 Ibdem.31 Ibdem.

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    En el Pleno de mayo de 1968 el dirigente Vctor Daz volva areferirse a la importancia del sindicalismo politizado y de la CUTcomo su dirigencia: "El movimiento sindical es la columna vertebralde las fuerzas antimperialistas. Al calor de las luchas que los trabaja-dores han librado, la CUT ha elevado su influencia y ascendiente,comportndose como el autntico organismo unitario dirigente detodos los trabajadores".32

    Pero no slo son los comunistas los que conciben en trminosantisistmicos al movimiento laboral. Un partido marxista, la UninSocialista Popular33 deca en 1968 al fijar suposicin respecto de lastareas sindicales que "la agudizacin de la lucha de clases debe ser lafragua que plasme la unidad de los trabajadores, porque el enfrenta-miento es inevitable. Es nuestro deber histrico de clase explotada.En este sentido, los socialistas populares planteamos que la sindicali-zacin de todos los trabajadores es obligatoria y que ello debe cons-tituir la gran lucha de la Central nica. La CUT, como organizacincentral de los trabajadores, debe tener como objetivo fundamentalinstrumentar la capacidad de combate de stos hacia el enfrenta-miento definitivo con la clase explotada".34

    Este mismo grupo, al igual que el Partido Comunista, consideraa la negociacin colectiva y al derecho a huelga como "arietes quevan erosionando el poder de la clase dominante y su uso no puedeestar circunscrito al menguado fin de obtener un centavo ms. Porel contrario, partiendo de la justa lucha por las reivindicaciones eco-nmicas, articularse sucesivamente a etapas superiores de lucha quenos vayan acercando cada vez ms a la gran coyuntura revoluciona-ria, antesala del derrumbe capitalista. El conflicto aislado de cual-quier sindicato no tendr valor estratgico alguno, si no arrastra soli-dariamente en ello a toda la clase obrera".35

    Es decir, no interesa de modo alguno la solucin efectiva de losproblemas concretos de los trabajadores, como el aumento de sala-rios, bienestar, capacitacin, etc., sino lo que importa al marxismo-leninismo es agudizar el conflicto, extenderlo ms all del sindicatobase y producir la ingobernabilidad del sistema democrtico tradi-cional.

    La Unin Socialista Popular sealaba en esa oportunidad quela Central nica de Trabajadores requera el respaldo de todos lostrabajadores y que ese respaldo se expresa, entre otras cosas, "en lacotizacin mnima obligatoria para todos los trabajadores, que debe

    32 Daz, Vctor: "Informe al Pleno del Partido Comunista", mayo 1968, ElSiglo, 30 de mayo, 1968.

    33 Este partido figura hoy con una postura "renovadora", para incorporarseal juego democrtico. Participa en la Alianza Democrtica a travs de sudirigente y ex senador Ramn Silva Ulloa.

    34 Unin Socialista Popular: "La USP y el Congreso de la CUT", sin fecha,PLA, p. 8.

    35 Ibdem, p. 11.

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    constituir la obligacin bsica para ejercer derechos y exigir solidari-dad".36

    La CUT contribuy como se ha dicho al financiamiento deactividades partidistas y campaas polticas.

    La legislacin no autorizaba a los sindicatos a remunerar a susdirigentes. Los ingresos y gastos de los sindicatos se encontraban so-metidos a estricta reglamentacin y revisin peridica por funciona-rios del Ministerio del Trabajo. La tesorera de un sindicato slo po-dra tener en caja sumas pequeas, debiendo el resto depositarse enel Banco del Estado. Los cheques para girarse tenan que contar convarias firmas y con el asentimiento de la Inspeccin del Trabajo. Pe-ro pese a eso, los sindicatos tenan, en el hecho, fondos para huelga,para montar federaciones y confederaciones. El sistema a usarse erael de cuotas voluntarias, las cuales no eran tan libres si tenemos encuenta la sindicalizacin obligatoria, de modo que cada afiliado, siquera mantenerse en el sindicato y gozar de trabajo, deba apor-tar a estas campaas financiamiento adicional. As lograban mante-nerse confederaciones y centrales. La CUT fue, por largos aos, unorganismo de hecho, usaba el sistema de cotizacin de los sindicatosafiliados para mantener su aparato burocrtico. La afiliacin era de-cidida por la mesa directiva del sindicato. No por votacin secretade sus miembros. Dicha mesa, por su parte, rara vez era elegida porlas bases segn el sistema democrtico de voto libre, secreto e infor-mado. En todo caso, ello no era exigido por la legislacin laboral vi-gente. En consecuencia, primaban las prcticas y costumbres que enChile favorecan el "caciquismo" sindical. Adems, las cuotas de losafiliados al sindicato eran descontadas por planilla.

    En un Pleno del Partido Comunista de noviembre de 1970, Ma-rio Zamorano agradece ante la militancia comunista el aporte quela CUT a nombre de los trabajadores haba hecho a las finanzas delcomando presidencial de Salvador Allende, a la vez que da por ini-ciada una campaa nacional de financiamiento para que el partidoenfrentase las elecciones municipales de abril de 1971. "Esta tareadebemos cumplirla en el menor plazo posible, dentro del tiempo es-tipulado, aplicando especialmente el mtodo del compromiso perso-nal, as como estimulando el aporte generoso de aquellos compae-ros dirigentes sindicales y sus bases, sin por ello lesionar la unidadinterna de tales grupos. El partido necesita fondos. Por ello, debe-mos esmerarnos por cumplir y superar las cuotas que se han asigna-do".37

    Por tanto, el sindicato no slo sirve de puente de reclutamien-to de militantes, de penetracin en extensas capas de la poblacin,de instrumento en la lucha poltica, sino que tambin de oxgenoeconmico en las campaas electorales.

    36 Ibdem, p. 10.37 Zamorano, Mario: Informe de finanzas al Pleno del Partido Comunista,

    de noviembre de 1970. Mimeo, p. 6.

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    IV La Libertad Sindical como Herramienta Eficaz contra el UsoComunista de las Organizaciones Laborales

    La legislacin laboral vigente una de las llamadas "moderni-zaciones" del rgimen representa, a mi juicio, un ordenamiento ju-rdico que, de mantenerse, contribuir eficazmente a contrarrestarlos efectos de la manipulacin de los sindicatos por partidos antisis-tmicos.

    Uno de los principios esenciales de la actual legislacin es lalibertad de afiliacin y desafiliacin de los sindicatos, en contraposi-cin con la afiliacin obligatoria de la legislacin anterior. Nadiehoy est forzado a pertenecer a un sindicato y contribuir a su finan-ciamiento. Hoy, el trabajador tiene incluso libertad para constituirms de un sindicato por empresa.

    Otro principio clave es que la negociacin colectiva sea por em-presa, lo que hace que la negociacin sea ms concreta. Las aspira-ciones y demandas polticas globales estaban antes siempre implci-tas en las negociaciones sectoriales. All, la presin estaba dirigidahacia lo poltico.

    La actual legislacin laboral al establecerse la negociacin porempresa, est impidiendo que haya sindicatos privilegiados los delas grandes empresas o de las econmicamente ms fuertes capacesde pagar ms respecto de otros. El hecho de que la negociacin seaentre el trabajador y el empresario, sin pasar por el Estado, comosola ocurrir antes, ha eliminado otro elemento distorsionador de lavida sindical que en definitiva jugaba en favor de los sindicatos poli-tizados. La negociacin colectiva por rea o sector no toma en con-sideracin la situacin econmica especfica de la empresa en cues-tin. Desde un punto de vista poltico, la negociacin por rea creaun incentivo de origen legal a la organizacin de federaciones concapacidad de paralizar legal o ilegalmente todo un sector de la eco-noma. Se subsidia as por la va legal la politizacin de la vida sindi-cal, y se confiere a los trabajadores sindicalizados que en todaspartes son minora un poder poltico sustancialmente mayor que alos dems ciudadanos.

    Para que un sindicato pueda afiliarse a una federacin o confe-deracin se requiere de la aprobacin en votacin libre, secreta e in-formada de los afiliados; lo mismo sucede cuando se vota una huel-ga, cosa que no aconteca antes, en que las votaciones eran de vivavoz donde el elemento de presin sicolgica, de "marcacin" par-tidaria estaba muy presente, y no haba requisitos de quorum.

    Antes, la cpula sindical era la que diriga y actuaba en nombrede sus afiliados sin consultar a sus bases, generndose una suerte deirresponsabilidad entre mandatarios y mandantes. Ella era la que de-fina la orientacin del sindicato, y si ella estaba ligada, en relacinde obediencia y disciplina al Partido Comunista, lo lgico era queste utilizara al sindicalismo como uno de sus brazos polticos y me-canismos reproductores. Los trabajadores tenan pocos instrumen-

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    tos legales para fiscalizar a sus dirigentes y someterlos a un verdade-ro control democrtico.

    En materia de sindicalizacin campesina, se termina con los sin-dicatos comunales para establecerlos, como un mnimo de 8 afilia-dos, a nivel de unidad del trabajo correspondiente: el fundo. Conello desaparece otro elemento distorsionador de una sindicalizacinpolitizada.

    El ex Ministro del Trabajo, Jos Piera Echenique, ha expuestoen estos trminos el significado de la libertad de afiliacin: "Ella im-pide que las organizaciones sindicales se transformen en botines po-lticos y quita fuerza a cualquier arma poltico-sindical. En efecto,en el pasado, los dirigentes podan instrumentalizar el sindicalismo,con fines personales o polticos, porque saban que sus bases no po-dan desafiliarse ni dejar de pagar cuotas al contemplar cualquierdistorsin en el manejo y objetivos de su organizacin sindical. Elsindicato nico, la federacin nica, la confederacin nica, la cen-tral nica, era el arma del sindicalismo monoplico y politizado.El trabajador no podra desafiliarse sin perder el trabajo. Ello con-duca a que, generalmente, los cargos de dirigentes no fueran ocupa-dos por aquellos lderes que mejor pudieran promover los intereseseconmicos y sociales del trabajador (trabajo, salario, salud, capaci-tacin, seguridad laboral, participacin, dignidad) sino por personascon objetivos y caractersticas que en nada se avenan con las nece-sidades de un verdadero sindicato.

    "Tras el Plan Laboral, la situacin es radicalmente distinta. Lasoberana la tiene el trabajador, no el dirigente. El trabajador perte-nezca o no al sindicato mantiene su trabajo; puede formar otro sin-dicato; elige y renueva en votacin libre y secreta a sus dirigentes; serequiere su votacin para formar federaciones y confederaciones,para realizar una huelga, para aprobar cuotas extraordinarias, etc. Seacab el sindicalismo monoplico".38

    Indudablemente, la medida fue de inmediato rechazada por loscomunistas, a pesar de que con su doble juego de siempre: votan ypertenecen a los nuevos sindicatos del Plan Laboral. Sergio Villalo-bos, presidente de la Confederacin Campesina Ranquil, ex candida-to a diputado comunista por Linares, expresa que "lo urgente es lanecesidad de unificar a todos los sectores de trabajadores, para per-mitir la defensa de sus intereses". Considera que la poltica debepermanecer en el sindicato: "Debemos sealar que siempre el movi-miento sindical ha rechazado la tesis del apoliticismo. Normalmen-te, la tesis en cuestin es elaborada por sectores retrgrados, quetienden a impedir que el trabajador se incorpore a la lucha por sus

    38 Pinera Echenique, Jos: "El retorno de la demagogia", editorial de laRevista Economia y Sociedad, N 14, junio 1983.

  • P. C. Y SINDICALISMO POLITIZADO 313

    derechos y que, en definitiva, constituye una posicin poltica demarcados rasgos reaccionarios".39

    Posteriormente, los marxistas empezaron a montar organizacio-nes de hecho que supuestamente agrupan a los trabajadores. Curio-samente, para no ser fiscalizados por sus "bases", no obtienen per-sonera jurdica. En buenas cuentas, son unas cuantas cpulas, queno tienen representatividad en la base trabajadora, pero s eco en-tre los polticos, en cuanto su plataforma es ms bien de corte pol-tico que laboral. Es el caso de la Coordinadora Nacional Sindical,primero, y del Comando Nacional de Trabajadores (que s tiene unparticipante legal que es la Confederacin de Trabajadores del Co-bre). Las dos entidades son dirigidas por democratacristianos: Ma-nuel Bustos y Rodolfo Seguel. Pero en ambas la presencia comunis-ta es fuerte. En el caso de la Coordinadora dos de sus altos dirigen-tes son reconocidamente comunistas: Hctor Cuevas y AlamiroGuzmn.

    La Coordinadora y el Comando, responsables de las llamadas"Protestas Pacficas", son el equivalente a la CUT en los tiempos deilegalidad del Partido Comunista en 1953. El PC no est en la cabe-za visible de esos cuerpos, pero, a mi juicio, maneja desde dentrosus polticas.

    Sern capaces por esta va de hecho de reflotar esa antiguaCUT y de reconstituir el manejo comunista de la dirigencia sindicalchilena? Ello depender de muchos factores polticos, econmicos,sociales y culturales.

    Con todo, el Partido Comunista, que tan hbilmente utiliza alsindicalismo politizado como va de sobrevivencia, se ha encontradocon una barrera, sin duda eficaz, que le obstaculiza su accin, quelo lleva a edificar sobre arena feble organismos de fachada que su-puestamente representan a los trabajadores. Eso lo molesta y lodesconcierta. De ah que centre sus fuegos en la derogacin de losprincipios inspiradores de la actual legislacin laboral. Y hoy comoayer no faltan los candidos y los oportunistas que no pueden o noquieren mirar los hechos de frente.

    39 Villalobos, Sergio: Entrevista concedida a Revista Anlisis, N 23, mayo1980, p. 9.