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Por Darrin Lythgoe
Liahona Abril de 1997 Página 27
Sección para los niños
Introducción
• Al igual que un edificio alto o un puente ancho, un buen discurso requiere un planeamiento cuidadoso. La presentación de un discurso eficaz no siempre es fácil, pero con unos cuantos conocimientos prácticos y las herramientas necesarias, tú puedes preparar y presentar un discurso bien organizado.
Elige un tema
• Si se te asigna cierto tema, no te apartes de él; pero si se te deja a tu elección, ora para recibir la inspiración del Espíritu. Los temas en los que Jesucristo es el foco principal son siempre apropiados. Quizás sería conveniente que te hicieras las siguientes preguntas:
Preguntas para elegir el tema:
• ¿Hay algo que me sienta inspirado a decirle a la gente?
• ¿Tengo algún pasaje o relato favorito de las Escrituras, o alguna enseñanza del Evangelio que me ha brindado guía y que podría ser útil para los demás?
Preguntas para elegir el tema: 2
• ¿He tenido alguna experiencia espiritual que no sea de carácter demasiado personal, la cual podría motivar y enseñar algo a la congregación?
• ¿Sobre qué tema del Evangelio me gustaría a mí, personalmente, saber más?
Preguntas para elegir el tema: 3
• ¿Cuáles grupos, según las edades, estarán presentes?
• ¿De cuánto tiempo dispongo?
• ¿Con cuáles temas del Evangelio estoy más familiarizado?
• ¿Puedo hablar de algo relacionado con la época o la estación del año?
Define tu objetivo
• ¿Qué deseas que aprenda la congregación de tu discurso?
• Cualesquiera sea tu decisión, todo el discurso deberá centrarse en ese objetivo.
Reúne información
• Medita varios días en el tema que hayas elegido. Anota porciones de citas, ejemplos, preguntas claves, artículos u otras ideas que se te ocurran. Sería conveniente consultar algunas de las siguientes fuentes de información:
Fuentes de información:
• Las Escrituras. Con el fin de encontrar las cosas rápidamente, usa las ayudas que se encuentran en ellas.
• La revista Liahona y otros libros que tengan que ver con el Evangelio.
Fuentes de información: 2
• Tus experiencias personales. Acude a tu diario o trata de refrescar tu memoria.
• Experiencias de amigos y familiares. Asegúrate de que las historias que relates sean verídicas.
Organiza el material
• Los mejores discursos son los sencillos y bien organizados. Analiza todo el material y organízalo en grupos de ideas; ordénalas en sucesión lógica y descarta el material que no tengas tiempo de utilizar. Arregla las ideas en orden de importancia para que dediques la mayor parte del tiempo a hablar acerca de los puntos principales. Las siguientes sugerencias te servirán para hacer un bosquejo del discurso:
Sugerencias para el bosquejo:
• Al empezar, menciona el objetivo de tu discurso en palabras sencillas. Sé directo pero interesante a la vez, Pon en práctica un método creativo para captar la atención de la congregación.
• Evita métodos o cuentos que tal vez sean inapropiados.
Sugerencias para el bosquejo: 2
• Desarrolla el tema con pasajes de las Escrituras o historias que sirvan para ilustrar y corroborar tu objetivo. Cada punto deberá seguir en forma natural al que le precede
• Si tienes pensado citar pasajes de las Escrituras, cópialas en una tarjeta o marca las páginas a fin de no desperdiciar tiempo en el pulpito mientras las buscas.
Sugerencias para el bosquejo: 3
• Finaliza tu discurso mencionando nuevamente el objetivo. Este quizás sería también el momento oportuno para expresar tu testimonio en cuanto al principio que estés enseñando.
Sugerencias para el bosquejo: 4
• Practica el discurso, ya sea frente a un amigo o un familiar, o frente al espejo. Ten presente el tiempo que te tome desarrollarlo, y acórtalo o alárgalo, según sea necesario.
Ponte de pie y preséntalo
• Recuerda estas sugerencias cuando por fin te encuentres de pie ante todas esas personas:
• Mantente erguido.
• Habla lento y lo suficientemente fuerte para que todos te escuchen. Si hay micrófono, habla directamente enfrente de él.
Ponte de pie y preséntalo 2
• Mantén la mirada en la congregación cuanto más te sea posible. Trata de establecer contacto visual con varias de las personas que se encuentren en diferentes partes de la sala.
• No te disculpes por no presentar un discurso mejor.
Ponte de pie y preséntalo 3
• Si te pones nervioso, haz una pausa, aspira profundamente, localiza la parte del discurso donde te quedaste, y luego prosigue.
• Concéntrate. No permitas que algo insignificante arruine tu concentración.
• Al final, termina tu discurso con las palabras: “En el nombre de Jesucristo. Amen”.
Por Darrin Lythgoe
Liahona Abril de 1997 Página 27
Sección para los niños