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¿POR QUÉ UN PLAN?
Este trabajo es fruto de la construcción
comunitaria, un plan que será para todos nosotros
un instrumento que nos servirá de guía, que
orientará y hará posible una acción pastoral
conjunta y organizada para testimoniar la vivencia
de una verdadera Espiritualidad de Comunión y un
auténtico compromiso misionero. Un plan no es
camisa de fuerza, al contrario, asumirlo nos da la
libertad de trabajar en conjunto, sabiendo hacia
dónde vamos y encauzamos nuestras fuerzas.
¿QUÉ BUSCAMOS CON NUESTRO PLAN
PASTORAL?
Revitalizar la pastoral juvenil colombiana a
través de procesos de formación,
acompañamiento, articulación y espiritualidad,
que propicien el encuentro personal de las y los
jóvenes con Jesucristo, para que sean capaces
de transformar la realidad como discípulos
misioneros comprometidos con el amor y la vida.
Es la acción de la Iglesia para
ayudar a las y los jóvenes a
descubrir, a seguir, y a
anunciar a Cristo, dentro de
comunidades concretas, hasta
conseguir una madurez tal que
los capacite para optar
vocacionalmente en la Iglesia,
en uno de los estilos de vida,
Sacerdotal, Religioso o Laical,
y comprometerse
históricamente en la liberación
integral del ser humano la
sociedad llevando una vida de
Comunión y Participación.
1. Debe ser una pastoral del ser antes que una pastoral del hacer o
del tener.
2. Debe estar integrada en la pastoral diocesana y seguir las líneas
que el Señor Obispo señale. Debe integrarse y coordinarse
especialmente con las pastorales familiar, vocacional y educativa.
3. En los consejos pastorales diocesanos y parroquiales, debe estar
representada y ocupar un lugar preferencial.
4. Los diversos agentes de pastoral que trabajen con los jóvenes, ya
sean sacerdotes, religiosas(os) o laicos, deben mantener un espíritu
de coordinación y complementación.
5. Las diversas comunidades, grupos o movimientos, guardando las
características que le son propias, deben mantener niveles de
coordinación según las líneas u orientaciones que el Señor Obispo
les señale.
6. Es necesario que la Pastoral Juvenil, de modo gradual, forme a los
jóvenes para la acción socio-política y el cambio de estructuras de
menos humanas en más humanas, de acuerdo a la Doctrina Social
de la Iglesia.
7. Es necesario educar a los jóvenes como artesanos de la paz,
evitando doctrinas y militancias del odio o la violencia. Creemos
importante así mismo, mostrar a los jóvenes los principios y valores
de la no-violencia activa.
8. Toda pastoral juvenil debe ser, al mismo tiempo, Pastoral
Vocacional. Esto significa que la Pastoral Juvenil debe ayudar eficaz
y metodológicamente a los jóvenes a encontrar su ubicación en el
mundo y en la Iglesia.
9. La civilización del amor exige misioneros activos que den
testimonio con su vida personal, que rechazan el materialismo y
conformismo y que entregan su vida por el hombre, por sus derechos
fundamentales, y por una vida digna para todos, motivados por su fe
en Jesucristo.
10. La Pastoral Juvenil exige una pedagogía pastoral que se orienta
de forma: testimonial, comunitaria, experiencial, transformadora,
progresiva y participativa.
11. La Pastoral Juvenil está enmarcada dentro de un proceso con
unas etapas básicas: Contacto, Influencia, Formación, Organización y
Coordinación.
Cada una de las jurisdicciones eclesiásticas del país cuenta con un(a) delegado(a)
nombrado(a) por el Ordinario del lugar para asumir la coordinación de la Pastoral
Juvenil. Esta persona recibe el apoyo de un Equipo o Delegación diocesana de
Pastoral Juvenil (de carácter interdisciplinar), para promover y acompañar los
diferentes campos de acción de la Pastoral Juvenil en su Diócesis.
Cada grupo de Diócesis que comparten una misma realidad conforman una provincia
eclesiástica (en este momento existen 13). La Pastoral Juvenil colombiana, siguiendo
este modelo, está organizada en nueve regiones, a saber:
•Región Antioquia-Chocó: Provincias Eclesiásticas de Medellín y Santa Fé de
Antioquia.
•Región Caribe: Provincias Eclesiásticas de Barranquilla y Cartagena.
•Región Cundiboyacense: provincias Eclesiásticas de Bogotá y Tunja.
•Región Eje Cafetero: Provincia Eclesiástica de Manizales.
•Región Llanos Amazonía: Provincia Eclesiástica de Villavicencio.
•Región Nor-Oriente: Provincias Eclesiásticas de Bucaramanga y Nueva Pamplona.
•Región Sur-Occidente: Provincia Eclesiástica de Popayán.
•Región Tolima Grande: Provincia Eclesiástica de Ibagué.
•Región Valle del Cauca: Provincia Eclesiástica de Cali.
En cada región se reúnen los delegados diocesanos (asesor y joven)
y conforman el Equipo Regional de Pastoral Juvenil. A éste le
corresponde conocer y animar los procesos pastorales de cada
Diócesis o Movimientos Apostólicos, y elaborar programas pastorales
conjuntos para la Región. Allí se eligen un asesor y un joven que los
represente en las instancias nacionales.
El asesor y el joven representantes de cada región conforman, en la
instancia nacional, el Equipo Nacional de Pastoral Juvenil,
coordinado por el Secretario Ejecutivo y asesorado por el Equipo de
Apoyo de la Sección. Se reúne ordinariamente dos veces al año, y
extraordinariamente cuando el Secretario Ejecutivo lo convoque.
SABES QUE SIGNIFICA EL LOGO
DE LA PASTORAL JUVENIL COLOMBIANA?
El tricolor (amarillo, azul y rojo) que identifica a nuestro país.
Junto a ellos el verde, el color de la juventud y la esperanza.
Estos colores en trazos no terminados, en movimiento, progreso y
dinamismo.
En su centro el logo de la Quinta Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida, en mayo de 2007.
Nosotros, los participantes del IV Congreso Nacional de Pastoral
Juvenil, conscientes de la presencia de Dios en cada persona, luego
de un arduo trabajo de pensarnos y proyectarnos un país que quiere lo
mejor para nosotros, optamos por una Pastoral Juvenil que exprese la
novedad del Evangelio en la Iglesia Católica, para que, a partir del
encuentro personal y comunitario con Jesucristo vivo, respondamos a
las necesidades que encontramos en la realidad actual.
Como “jóvenes discípulos misioneros de Jesucristo comprometidos
con el amor y la vida”, sentimos la satisfacción de haber discernido
nuestra realidad, nuestros sueños, los desafíos a los cuales nos
enfrentamos, para definir las líneas de acción que nos permitan
revitalizar nuestro Plan Nacional de Pastoral Juvenil. Somos
conscientes de que no podemos lograr esto solos; contamos con la
ayuda permanente de Dios, y ahora queremos contar con su valioso
aporte para alcanzarlo.
