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7/16/2019 Patología de reptiles http://slidepdf.com/reader/full/patologia-de-reptiles 1/75 N.° 49 • FEBRERO 2001 PUBLICACION CIENTIFICO TECNICA PARA EL PROFESIONAL DE LA CLINICA DE PEQUEÑOS ANIMALES Dirige y coordina esta monografía: Dr. Nicasio J. Brotóns Campillo Director: Dr. Fidel San Román Ascaso PATOLOGÍA DE REPTILES PATOLOGÍA DE REPTILES     A     U     L     A     V     E     T     E     R     I     N     A     R     I     A

Patología de reptiles

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N.° 49 • FEBRERO 2001

PUBLICACIONCIENTIFICO TECNICA

PARA EL PROFESIONALDE LA CLINICA DE

PEQUEÑOS ANIMALES

Dirige y coordina esta monografía:

Dr. Nicasio J. Brotóns Campillo 

Director:

Dr. Fidel San Román Ascaso 

PATOLOGÍA DE REPTILESPATOLOGÍA DE REPTILES

    A    U    L    A

    V    E    T    E    R    I    N    A    R    I    A

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PROGRAMA 2000N.o 49 (Febrero)

PATOLOGÍA DE REPTILES

Nicasio J. Brotóns

N.o 50 (Abril)ZOONOSIS

Guadalupe Miró

N.o 51 (Junio)

ERLIQUIOSIS

Gustavo Sánchez

Miguel Tesouro

N.o 52 (Agosto)

TERAPÉUTICA DELDOLOR

Paloma García

N.o 53 (Octubre)

GARGANTA, TRÁQUEA YSENOS

Mercedes Sánchez

N.o 54 (Diciembre)

ENFERMEDADESDELDESARROLLO

Pilar Llorens

Publicación bimestral. Reservados todos los derechos de edición.Se prohíbe la reproducción o transmisión total o parcial del contenido de este número, ya sea por medio electrónico o mecánico, de fotocopia,

grabación u otro sistema de reproducción, sin autorización expresa del editor.

Tarifa de suscripción anual: Mediante domiciliación bancaria de 6.656 ptas. Mediante contra reembolso de 8.656 ptas.Ejemplar suelto: 1.850 ptas. (IVAincluido).

Empresa periodística núm. 3.725. Depósito legal: M. 1137-1993 ISSN: 1133-2751 Imprime: EGRAF, S.A.

Pasaje Virgen de la Alegría, 14

Teléfono 91 405 72 60 / 91 405 15 95.

Fax 91 403 49 07

e-mail: [email protected]

http://www.aulaveterinaira.com

28027 Madrid

DIRECTO R:

Dr. Fidel San Román AscasoDirector del HospitalClínico Veterinario.Catedrático de CirugíaFacultad de Veterinaria.Universidad Complutense deMadrid

DIRECTO R HON O Rí FICO :

Dr. Juan José Tabar BarriosCentro Policlínico Veterinario“Raspeig” San Vicente. Alicante

DIRECTO R DE LA M O N O G RAFí A:Dr. Nicasio J. Brotóns CampilloClínica Veterinaria Médano(Alicante)

CO LABO RADO RES:

A. Martínez-SilvestreA. Ramis

Dirección Editorial:Guillermo Garzón Fdez.-Conde

Coordinación Editorial:Elena Malmierca Lerma

Dirección de Producción:Fernando Latorre Margolles

Dirección Artística:

 José Luis García Alonso

Coordinación de Realización:Isabel Velasco Granados

Maquetación:Pablo Bravo Avilés

Reproducción Fotográfica eInfografía:Enrique Leiva Hidalgo

Supervisión y Corrección de Textos:Marta Martínez Sandoval

Asistente de Corrección:Guillermo Rodríguez Peñacoba

Composición de Textos:Mª Dolores Llano García

Colaboradores:Mª Luz Franco Fdez.-CondeBeatriz García MartínCristina Plaza Fonseca

Publicidad Madrid:Mariló Santos Carreras

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TÉCNICAS DIAGNÓSTICAS Y TERAPÉUTICAS

PATOLOGÍA LIGADA AL MANEJO

EDITORIAL

ENFERMEDADES NUTRICIONALES Y METABÓLICAS

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PATO LO G ÍA DE REPTILES

ENFERMEDADES INFECCIOSAS

ENFERMEDADES PARASITARIAS

ANATOMÍA PATOLÓGICA MACROSCÓPICA EN REPTILES

ndice

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N la última década hemos asistido a un incremento considera-ble de las consultas de animales exóticos en todas las clínicas

y consultorios veterinarios privados y en los hospitales clínicosde las facultades de veterinaria, con mayor o menor repercu-sión en las distintas zonas geográficas de España. Aunque

este incremento ha sido mucho mayor en las grandes ciudades y en la costamediterránea, hoy por hoy no es extraño encontrar casos clínicos de estosnuevos animales de compañía en cualquier clínica veterinaria, por recónditaque sea su ubicación.

Dentro de este grupo de “nuevos animales de compañía” , los reptiles consti-tuyen un subgrupo con más de 6.000 especies, que presentan una gran diver-sidad en cuanto a sus características anatómicas y fisiológicas, así como en suscuadros patológicos. La escasez de obras de consulta sobre estas especies edi-tadas o traducidas al castellano dificulta en gran medida el diagnóstico y trata-miento de las patologías con las que con frecuencia debe enfrentarse el veteri-nario clínico de pequeños animales.

Somos conscientes de que es imposible abarcar toda la patología de reptilesen una monografía de apenas 70 páginas, y, por ello, hemos centrado nuestrosesfuerzos en explicar con mayor detenimiento aquellas patologías que, por sufrecuencia de presentación en la clínica diaria, creemos que pueden ser demayor utilidad para el veterinario clínico de pequeños animales.

Asimismo, hemos creído conveniente incluir dos capítulos dedicados al diag-nóstico: el capítulo primero hace referencia a las técnicas terapéuticas máshabituales, explicando cómo y donde deben llevarse a cabo, mientras que elcapítulo sexto aporta toda la información necesaria para el diagnóstico post-mortem, mediante la realización de necropsias y estudio macroscópico de laslesiones.

Queremos expresar nuestro sincero agradecimiento a la editorial Luzán 5 yen especial al Dr. Juan José Tabar (como director honorífico de Canis et Felis)por la oportunidad que nos brindaron para ofrecer nuestro “granito de arena”y contribuir así a un mejor conocimiento de las patologías de reptiles manteni-

dos como animales de compañía. Asimismo, también queremos agradecer ladisposición y la colaboración del Dr. Antonio Ramis (de la Unidad Docente de

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Anatomía Patológica de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autóno-ma de Barcelona) en la elaboración del capítulo sexto.

Para la realización de esta monografía se han revisado numerosísimas citasbibliográficas que hemos enriquecido con nuestra experiencia personal adquiri-da tanto en el trabajo cotidiano en la clínica veterinaria de reptiles como conlos animales que se reciben en el Centro de Recuperación de Anfibios y Repti-les de Cataluña (CRARC), en Masquefa.

NICASIO J. BROTÓNS CAMPILLOClínica Veterinaria Médano. Campello (Alicante)

ALBERT MARTÍNEZ-SILVESTRECentro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Cataluña (CRARC)

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TÉCN ICAS DIAG N Ó STICAS Y TERAPÉUTICAS

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N. J. BROTÓNS

Clínica Veterinaria Médano. San Ramón, 77. 03560 Campello (Alicante)

A anamnesisdetallada y la exploración sistemática constituyen lospilaresbásicospara el diag-nóstico en la mayoría de las patologías de reptiles. Sin embargo, en numerosas ocasionesesnecesario confirmar el diagnóstico mediante la realización de pruebascomplementariasantesdeestablecer el protocolo terapéutico.En este capítulo, se describen las técnicas para la extracción de muestras de sangre, orina y

heces, así como losprincipiosbásicospara la realización de otrastécnicasdiagnósticas, talescomo la radio-logía, ecografía, electrocardiografía y endoscopia.

Por último, se describen lastécnicaspara la administración de fármacospor vía oral, subcutánea, intramus-cular, intracelómica, intravenosa e intraósea, con especial mención de lasutilidadesprácticasde cada vía.

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Vena coccígea ventral

Descrita en saurios y ofidios2,5,6,7,8,9. Habitualmente serecomienda colocar al paciente en decúbito dorsal, sujetán-dolo firmemente entre variosauxiliares. El punto idóneo parala inserción de la aguja se localiza a un tercio de la distan-cia entre la apertura cloacal y el extremo de la cola9, evi-tando con ello pinchar lossacosgenitalesy loshemipenesen losmachos4. La aguja se introduce entre dosescamasenla línea media2, con un ángulo de entrada de unos45°. Enofidios, la aguja debe seguir una trayectoria caudodorsalhasta alcanzar lasvértebrascoccígeas(fig. 1), mientrasque,en saurios, espreferible dirigirla craneodorsalmente. En algu-

nasespeciesexiste un arco óseo que protege la vena y quedificulta esta técnica, por lo que en ocasionesesnecesarioretirar suavemente la aguja, redireccionándola craneal ocaudalmente. En lossaurios, también se ha descrito el abor-daje de esta vena desde el surco lateral de la cola10 (fig. 2).

Vena coccígea dorsal

Útil en quelonios, aunque en lashembrasesta técnica esmás complicada, debido a la menor longitud de su cola.Sujetando la cola firmemente, y arqueándola ventralmente,

se favorece su exposición. La aguja se introduce por la zona

TÉCNICAS PARA LAEXTRACCIÓN DE MUESTRAS

DE SANGRE

A elección del punto devenipunción varía segúnla especie, el sexo y eltamaño del animal. Lacantidad máxima de san-

gre ex t raída nunca debe ser mayor del0,8% del peso corporal1. Antes de pro-

ceder a la extracción, debe lava rse lazona con una solución jabonosa yo d a-da2 d e sinfectándola poste ri o rm e n te cona l c oho l .

Venas palatinas

La toma de muest ras de sangre enlas venas palatinas ha sido amp l i a m e n-te descri ta en la lite ra t u ra científi c acomo lugar de venipunción en ofi-d i o s1, 3 , 4 , 5. Sin embargo, en opinión dela u to r, esta técnica no está just i fi c a d a ,ya que re su l ta muy difícil re a l i z a rla encondiciones asépticasy la aguja puedevehicular micro o rganismos al to rre n tesanguíneo. Asimismo, es fre c u e n te lafo rmación de hemato m a s4. En cualqu i e rcaso, esta técnica sólo es pra c t i c a b l een animalesde gran tamaño y re qu i e reel empleo de agujas finas (25-27 G )6 y

c u rvadas, para optimizar el ángulo dee n t ra d a7.

Vena abdominal ventral

Tra n sc u rre por la línea media dela b d o m e n7, entre la cicatriz umbilical yla pelvis de saurios y ofidios. El auto rdesaconseja la ex t racción de sangre ene sta vena, porque re su l ta muy difícil re a-lizar una buena hemostasia tras laex t racción.

TÉCN ICAS DIAG N Ó STICAS Y TERAPÉUTICAS

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LLFig. 1.— Extracción de sangre en la vena coccígea ventral de

una pitón real albina (Phyton regius ). Nótese la direc-ción caudodorsal de la aguja.

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dorsal de la cola, en la línea media6, conun ángulo de inclinación de 45°, hastaalcanzar el aspecto dorsal de las vérte-brascoccígeas14 (fig. 3).

Vena braquial/plexo braquial

D e sc ri ta en saurios y qu e l o n i o s11,puede ser de gran utilidad cuando sere qu i e ra realizar analíticasre p etidas enun mismo paciente. M anteniendo laex t remidad ante rior ex tendida haciad e l a n te, se introduce la aguja en un

p u n to justo proximal a la inserción deltríceps en el hombro, para l e l a m e n te aleje longitudinal del húmero (fig. 4). Ensa u rios, se sitúa muy superfi c i a l m e n te yapenas hay que introducir la punta dela aguja, pero en los quelonios puedeser necesario profundizar algo másm e d i a l m e n te.

Vena yugular

En opinión del auto r, puede conside-rarse como el lugar de elección en une l evado número de especies de qu elo-nios. Debe tene rse en cuenta que la san-gre obtenida en ot ras localizaciones(excepto la ex t raída por card i ocentesi s)se contamina fá c i l m e n te con linfa12.M ient rasun auxiliar sujeta al paciente fi r-memente, con las ex tremidades anteri o-resextendidasa amboslados del espal-

d ar, el veterina rio puede sujetar la cabe-za entre el dedo pulgar (sobre el crá n eo)y el índice (por debajo de la mandíbula).M a n teniendo el cuello completamenteex tendido y ligeramente rotado, esposi-ble llegar a ver la vena que hace pro m i-nencia en la piel del cuello en una líneaimag inaria que tra n scu rre desde la esca-ma timpánica hacia la entrada deltóra x6,13. N o rm a l me n te, la yugular dere-cha está más desarrollada que la izqui e r-da6 pero la ext racción es posible en

ambos lados (fig. 5). En las to rt u gas marinas, el lugar deelección son los senos venosos postocci p i ta l es9 ,14, quecomunican con las venas yugulares y se localizan entre la

protu b erancia occipital y el borde libre del espaldar, aambosladosde la línea media6.

TÉCN ICAS DIAG N Ó STICAS Y TERAPÉUTICAS

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Fig. 2.— Extracción de sangre en la vena coccígea ventralmediante un abordaje desde el surco lateral de lacola en una iguana verde ( Iguana iguana ).

Fig. 3.— Extracción de sangre en la vena coccígea dorsal enun ejemplar macho de Testudo marginata.

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Cardiocentesis

Au n que no está exe n to de riesgo, conun poco de práctica puede considera rsecomo el mejor método para la obte n-ción de sangre en ofi d i o s4 ,6 ,15. El cora-zón de las serp i e n tes se localiza entre el15-25% (te rre st res y arborícolas) y el 25-45% (acuáticas) de su longitud nari n a -a p e rt u ra cloacal16. El ch o que de lap u n ta puede localizarse por visualiza-ción dire c ta o mediante el empleo de unDoppler de flujo. La aguja se intro d u c e

en el borde caudal de la 1ª ó 2ª esca-ma ve n t ral, caudalmente al punto dondese observe el latido cardiaco, diri g i é n-dola cra n e o d o rsa l m e n te4 con un ángulode entrada de unos 45° (fig. 6). Des-pués de atravesar la musculatura card i a-ca, es posible apreciar cómo la agujap e n et ra en la cavidad ve n t ri c u l a r4. Elgrosor y la longitud de la aguja depen-den del tamaño del animal, re c o m e n-dándose desde 0,5 x 16 mm (25 G ) eno fidios pequeños hasta 0,8 x 40 mm (21G ) en serp i e n tes de más de 1 kg. Des-pués de la ex t racción, debe aplicarsep resión digital sobre la zona para favo-recer la hemosta si a4.

En la mayoría de los saurios, el cora-zón se sitúa en el centro del cinturó np e c to ral, lo que hace desaconsejable lac a rd i o c e n tesis como técnica habitualp a ra la ex t racción de sangre. C omo

excepción, la card i o c e n tesis podríap ra c t i c a rse en va ranos (V a r a n i d a e) ytegus (T e i i d a e), ya que en estas espe-cies el corazón se localiza caudalmenteal este rnón. Ta mpoco se recomienda enquelonios, ya que la est ru c t u ra ósea delc a p a razón obliga a ta l a d rar un ori fi c i oen el peto para la inserción de laa g u j a13. El punto de re fe rencia parai n t roducir el ta l a d ro es el punto de unióne n t re las placas pecto rales y las abdo-m i n a l e s17.

MANIPULACIÓN DE LAS MUESTRAS DESANGRE

Una vez obtenida la muestra, se retira la aguja antesdetraspasar la sangre al tubo, para evitar dañar lasestructurascelularesy provocar hemólisis. La heparina de litio esel anti-

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Fig. 4.— Extracción de sangre en la vena braquial en una igua-na verde (Iguana iguana ). Nótese la escasa penetra-ción de la aguja.

Fig. 5.— Extracción de sangre en la yugular derecha de ungalápago leproso (Mauremys leprosa ).

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coagulante de elección en reptiles8,18, alpermitir tanto el estudio hematológicocomo bioquímico19,20. La última gota quequeda en el cono de la jeringuilla puedeaprovecharse para realizar una extensiónsobre un porta, que ha de ser lo másfinaposible. La muestra se seca al aire y sefija y tiñe según el método de M ay-G run-wald-G iemsa. El recuento de hematíes yleucocitos puede realizarse simultánea-mente empleando como diluyente la fór-mula de N att y Herrick21. El hemogramase completa con la obtención del valor

hematocrito y la concentración de hemo-globina.E x i ste una gran variabilidad en el

recuento de leucocitos, dependiente dela especie, sexo, edad, estado nutricionaly época del año21. El recuento diferencial(fórmula leucocitaria) también varía segúnla época del año. En invierno, loslinfoci-tos alcanzan su valor mínimo y los eosi-nófilosel máximo, ocurriendo lo contrarioen verano21.

Losvaloresde bioquímica sérica varíanampliamente en función de la especie,edad y sexo, así como de las técnicasempleadas. Por ello, cada laboratoriodebería obtener susvaloresde referencia.Puede obtenerse información adicionalen lostextos de Carpenter JW et al.22 yFudge AM et al.23.

TÉCNICAS PARA LA

OBTENCIÓN DE MUESTRASDE ORINA

Tradicionalmente losanálisis de orinase han empleado muy poco en la clínicade reptiles. Esto se debe a que lasmues-trasexcretadasse encuentran contamina-das con heces, la cateterización vesicales complicada y algunas especies (ofi-diosy algunossaurios) no poseen vejigaurinaria4,24. Sin embargo, el urianálisis

permite al clínico obtener una gran cantidad de informaciónpara el diagnóstico de numerosaspatologías24,25.

En losreptilesque no poseen vejiga, no hay másremedioque emplear lasmuestrasuna vez excretadas, pipeteando laporción urinaria para separarla de la porción fecal, aunquelos resultados deben interpretarse con precaución. La cisto-centesisesel método másfiable para la obtención de mues-trasde orina en lasespeciesque poseen vejiga4. En quelo-nios, se realiza en la fosa inguinal izquierda, ya que el lóbu-lo hepático derecho está muy desarrollado y desplaza a lavejiga hacia el lado izquierdo. C olocando al animal en posi-ción vertical (con la cabeza hacia arriba), se introduce unaaguja 22 G medialmente, justo por delante de la regiónpúbica (fig. 7). En saurios, el abordaje esmuy similar, ya quede esta forma se evita pinchar accidentalmente la venaabdominal ventral que transcurre por la línea media.

La orina de losreptilesesmuy rica en salesde ácido úricoy su presencia no debe considerarse patológica, salvo queexistan depósitosen forma de arenilla o urolitos.

TÉCNICAS COPROLÓGICAS

Lasmuestrasde heceshan de ser siempre frescas. Losani-males que padecen periodos prolongados de anorexiadefecan muy esporádicamente, por lo que en ocasionesesnecesario obtener la muestra mediante lavado cloacal. Paraello, puede emplearse una sonda metálica curvada2 y lubri-

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Fig. 6.— Cardiocentesis en una pitón real (Phyton regius ).

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ficada con vaselina, introduciéndola sua-vemente por la apertura cloacal (fig. 8),girándola alternativamente a derecha ei z qui erda. En ofidios, la apert ura delcolon en la cloaca se localiza ventral-mente, existiendo un saco ciego en lazona dorsal que debe evitarse. Una vezalcanzado el colon, se introduce suerofisiológico (10 ml/ kg)2 y se realiza unmasaje de la cavidad celómica (sauriosyofidios), esperando uno o dos minutosantesde aspirar la muestra. En quelonios,el masaje puede sustituirse por pequeñas

aspiracionesy reintroduccionesdel suero.El examen coprológico debe realizar-se de un modo rutinario en todos lospacientes. La parasitación intestinal esmuy frecuente en reptiles, sobre todo enlosrecién importadosy en losmantenidosen condiciones de semilibertad. Siempredebe observarse una porción de la mues-tra diluida con suero, sin colorantes, entreporta y cubre, para la detección de pro-tozoosflageladosy ciliados(ver capítulo

3: Enfermedades parasitarias). A conti-nuación, puede teñirse con una tinciónvital de mertiolato o lugol. Con el resto dela muestra puede realizarse una flotaciónen solución salina sobre sa t u rada, deforma similar a como se hace en peque-ñosmamíferos. Conociendo el peso de lamuestra y el volumen de solución salinaempleado, puede obtenerse un resultadocuantitativo mediante recuento de huevos

u ooquistesen cámara de Thoma.

TÉCNICAS RADIOLÓGICAS

Los estudios radiológicos son muy úti-les en la evaluación de enfe rm e d a dósea metabólica (EO M ), pneumonía, dis-tocia, diagnóstico de ge stación, uro l itia-sis, copro stasis, timpanismo, cuerp o sex t raños, depósitos de ácido úrico calci-ficado (gota), fract uras, luxaciones, oste-

omielitis y tumores óseos. En general, se recomienda ele mpleo de película y chasisde tierrasraras2 6 p a ra disminuirel tiempo de radiación y mejorar la definición. Laspelículasde mamografía pro p orcionan imágenes de calidad supe-rio r27, aunque requ i e ren mayor mA/ s y KV. Como mediosde contraste puede emple a rse aire (pneumocisto gra f í a)2 8,

TÉCN ICAS DIAG N Ó STICAS Y TERAPÉUTICAS

PATO LO G ÍA DE REPTILES

Fig. 8.— Lavado cloacal en una Iguana iguana empleando unasonda metálica curvada lubrificada.

Fig. 7.— C istocentesis en la fosa inguinal izquierda de una tor-tuga mora (Testudo graeca ).

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su l fa to de bario (5 ml/ kg en trá n si to sgast rointe stinal e s) 29,30,31, amidotrizo a to(5 0 0-1.000 mg/ kg i.v., i.o.)32 o iopami-dol (1.000 mg/ kg, i.v.)33. Para la inmov i-lización duran te los estudios ra d i oló g i-cos, pueden empl e a rse diversos méto-dos. En ofidios, se recomienda el emp l e ode tubos de plex iglá s26,31 (de longitud yd i á m et ro adecuados al tamaño del ani-mal). En algunos saurios, da buenosre su l-tados la inmovilización por esti m ulaci ó nde la repu esta óculo-va so -va gal34. Estatécnica consiste en aplicar una presi ón

c o n sta n te con to rundas de algodónso b re ambos globos oculares duranteuno o dosminutos (fig. 9), con lo que sep roduce vasodi l a tación, disminución dela presión arterial y bradi c a rdia por est i-mulación del nervio vago. Todos estosefectos conducen a una re l ajación delp a c iente, que queda inmóvil y perm i te unp osi c i onami e n to adecuado duran te algu-nos segundos(fig. 10). En quelonios, sue-len emplea rse cajas de cartón para evi-

tar que deambulen sobre la superfi c i edel chasis. Cuando no se disponga dehaz horiz o n tal de rayos X, puede utili-z arse una plataforma de corcho conforma de “L”, sujetando el capara z óncon bandas de espara d rapo a la paredve rtical de esta estru c t u ra2 9, para laspro-yecciones laterola terales y anteroposte-rio res (fig. 11). Si se precisa realizar estu-dios ra d i ográ ficos de las ex t re midades,

es necesario mante n e rlas ex te n d i d a sp ara ev i tar la superposición de las estru c-tu rasóseasdel capara z ón4. En animalesde tamaño mediano o grande, puede sern e cesa ria la sedación con ketamina2 9.

ECOGRAFÍA

Tiene más utilidad en saurios y ofi-dios, ya que, en quelonios, las ve n ta n a sa c ú sticas se reducen a las fosas pecto-

rales e inguinales3 5 , 3 6. Lassondas más empleadas son lasde 5,0 y 7,5 M Hz2 6 , 3 5 , 37, 3 8, 3 9 , 40 , 41. En saurios y ofi d i o s,debe perm i t i rse que el gel conta c te con la piel dura n tealgunos minutosantesde iniciar el estudio ecográ fico, para

que imp regne bien el área subescata l2 6, ev i tando así lai n te rfase de aire entre la piel y el tra n sd u c to r4 2. En pacien-

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PATO LO G ÍA DE REPTILES

Fig. 9.— Compresión de los globos oculares para estimular larespuesta óculo-vaso-vagal como técnica de inmovi-lización en una Iguana iguana .

Fig. 10.— Inmovilización de una Iguana iguana mediante la

estimulación de la respuesta óculo-vaso-vagal trasla compresión de los globos oculares.

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tes con ascitis, la ultra so n o grafía es dem ayor utilidad que la radiología paravisualizar adecuadamente los órga n o sen la cavidad celómica, ya que el líqu i-do ascítico actúa como medio de con-traste acústico, permitiendo una buenad i fe renciación de estos órga n o s41. La

e c o grafía puede re su l tar de gran ay u d aen la ex p l o ración del apara to re pro d uc-to r4 0 , 42 ( fig. 12), aunque también puedee mp l e a rse para evaluar ot ros órga n o si n t ra c e l ó m i c o s2 6 , 3 5 , 3 8 , 3 9 ( h í gado, ri ñ o-nes y ve j i ga uri n a ria, pri n c i p a l m e n te) ylas est ru c t u rasoculares. Ac t u a l m e n te, see stán desarrollando novedosos est u d i o se c o c a rd i o grá ficos en dist i n tas especiesde re p t i l e s27, 3 5 , 41, que aportan nuevo sd a tos sobre fisiología y patología car-

diaca.

ELECTROCARDIOGRAFÍA

La electrocardiografía puede ser de utilidad en el diagnósti-co de arritmiascardiacasen reptiles, además de servir comotécnica de monitorización durante la anestesia. Puedenemplearse electrodostipo pinza de cocodrilo o parchesde loshabitualmente utilizadosen pediatría humana. N o obstante, esmuy importante estandarizar previamente las condicionesdetemperatura ambiental (y, por lo tanto, la temperatura corporal)durante el registro electrocardiográfico, así como lospuntosdecolocación de loselectrodospara establecer patroneselectro-cardiográficosfisiológicosen lasdistintasespecies. En iguanas,

se recomienda colocar los electrodos inmediatamente pordelante y por detrásdel cinturón pectoral (fig. 13). En quelonios,pueden colocarse en lasaxilasy en lasfosasinguinales, mien-trasque en ofidiosse recomienda aplicarlosen zonascranealy caudalmente al punto donde se observe el choque de lapunta.

ENDOSCOPIA

Se recomienda el empleo de ópticas rígidasde escasod i á m et ro (1,7-2,9 mm) y de longitud media o alta para

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PATO LO G ÍA DE REPTILES

Fig. 11.— Posicionamiento de una Testudo 

graeca sobre una plataforma decorcho en forma de “ L” para

realizar una radiografía antero-posterior empleando un haz ver-tical de rayos X.

Fig. 12.— Estudio ecográfico del aparato reproductor de unaIguana iguana . Nótese la presencia de huevos nocalcificados en el oviducto, que aparecen como

estructuras esféricas anecoicas. Transductor secto-rial de 5 M Hz.

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conseguir una mayor ve rsatilidad, dadala gran dife rencia de tamaño entre lasd i st i n tas especies de reptiles. Las té c n i-cas más habituales son laparo sc o p i a s,ga st roscopias, cloacoscopias y bro n-

c o sc o p i a s37, 4 3 ( fig. 14). Pa ra re a l i z a rga st roscopias en ofidios de ta m a ñ omediano o grande, puede ser necesari oel empleo de ópticasfl ex i b l e s4 3 , 44 ( m á sl a rgas, aunque también más gru e sa s) .Además de emp l e a rse como té c n i c ad i a g n ó stica (visualización dire c ta deó rganosy toma de muest raspara biop-si a )44 , 4 5, también sirve como té c n i c ate rapéutica (ex t racciones de cuerp o sex t raños en apara to dige st i vo o apara-

to re sp i ra to rio) .

TÉCNICAS PARA LA ADMINISTRACIÓN DEFÁRMACOS

Vía oral

La administ ración de fá rmacos por vía oral re qu i e re ele mpleo de sondas gást ri c a s4 6. Pueden emp l e a rse sondasde mate rial plástico adaptando sondas uri n a rias o tro z o sde tubo de equipos de infusión, aunque esmásseguro ysencillo el empleo de sondasmetálicas curva s4 6 , 47. Siem-p re es mejor lubri ficar la sonda con vaselina, sobre todo sino se tiene mucha ex p e riencia. El esófago tra n sc u rre para-

lelo a las vé rte b ras cervicales, por lo que es de gra ni mp o rtancia mantener el cuello del animal comp l eta m e n tee st i rado dura n te toda la operación.

En quelonios, la longitud de la sonda a intro d u c i rpuede calcularse midiendo la distancia que ex i ste entre elb o rde craneal de la placa gular y el borde caudal de lasplacas abdominales (fig. 15). En ofidios, el estómago see n c u e n t ra localizado aprox i m a d a m e n te a la mitad de lalongitud nari n a -a p e rt u ra cloacal, aunque en ocasiones noes necesario alcanzar el estómago, pudiendo deposita rsela medicación en el esófago. En saurios, re su l ta algo más

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Fig. 13.— Colocación de electrodos pordelante y por detrás del cintu-rón pectoral para la re a l i z a c i ó nde un electro c a rdiograma enuna iguana común ( I g u a n a i g u a n a ) .

Fig. 14.— Bifurcación de la tráquea en los dos bronquios prin-cipales en una Iguana iguana . Imagen obtenidamediante broncoscopia, empleando una óptica rígi-da de 2,7 mm.

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difícil calcular la posición del estó m a g o ,p e ro, en té rminosge n e rales, se sitúa enel primer te rcio del tro n c o .

Vía subcutánea

En la mayoría de los reptiles, la piel

es poco elástica y no perm i te la admi-n i st ración de grandesvolúmenes de fá r-macos por esta vía. N o se re c o m i e n d aen camaleones, debido a que enm u chas ocasiones se producen irri ta c i o-nes seve ras de la piel, con ennegre c i-m i e n to y necrosis. En ge n e ral, nuncadebe intro d u c i rse la aguja a través deuna escama cutánea, re c o m e n d á n d o seutilizar el espacio ex i ste n te entre dosescamas consecutivas. Debido a la ex i s-

tencia de un sistema venoso portal re n a l

( a u n que re c i e n tesinve st i gacionesaportan datosque pare-cen demost rar la ex i stencia de un sistema colate ral que loc o n t ra rre sta) , los fá rmacos pote n c i a l m e n te nefrotóxicos o

a quellosque se metabolizan por vía renal deben inocular-se en laszonascorp o rales cra n e a l e s6 ( o fidiosy saurios) oen las fosaspecto rales (qu e l o n i o s) .

Vía intramuscular

En ofidios, puede emplearse la musculatura dorsal, reco-mendándose la inoculación en el primer tercio de la longitudtotal46, insertando la aguja en dirección ventral, aunque sinprofundizar excesivamente para evitar atravesar la totalidad

de la masa muscular. En saurios, se emplea la musculaturadorsal de la cola a ambosladosde lasvértebrascoccígeasy en dirección ventral, ya que ésta esla masa muscular mejordesarrollada y, por la tanto, la que permite la inoculación devolúmenes más grandes, excepto cuando los fármacos aemplear posean una conocida nefrotoxicidad o se eliminenprincipalmente por vía renal. En esoscasos, hay que recurrira la inoculación en el tríceps. Para ello, debe sujetarse fir-memente la extremidad extendida en dirección caudal einsertar la aguja entre dosescamascutáneas, con un ángu-lo aproximado de 45° con respecto al húmero2 (fig. 16). En

todos los casos, debe ejercerse una ligera presión digitaldespuésde la inyección para evitar la salida de parte del

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Fig. 15.— C alculando la medida de lasonda esofágica en una tortugamora (Testudo graeca ) en base ala distancia entre el borde crane-al de la placa gular y el borde

caudal de las placas abdominales.

Fig. 16.— A dministración de fármacos por vía intramuscularen el tríceps en una Iguana iguana.

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líquido inyectado a través del orificiocutáneo2. Los quelonios presentan unamuscultura muy poco desarrollada en lasextremidades, por lo que la vía intramus-cular sólo se emplea cuando el volumena inocular es re l a t i va m e n te pequ eñ o .Cuando se precise inocular volúmenesmayores, hay que recurrir a la inyecciónen la musculatura pectoral36. Estos mús-culosunen las extremidadesanterioresala superficie interna del peto. La agujadebe insertarse paralelamente al peto,por debajo del antebrazo y lo más ven-

tralmente posible (fig. 17).

Vía intracelómica

Se emplea esporádica m e n te, sobretodo para administrar volúmenes re l ati va-m e n te grandesde fármacosque resultani mpracticables por vía intramuscular osub c utánea. En ofidios, es una té cn icaa rri e sgada, puesre su lta difícil conseguirdesplazar los órganos intra c e l ó m i c o spara ev i tar dañarlos. En cualquier caso,la zona más segura es la comp rend idaen el cuadrante máscaudal del cuerp o,i n sertando la aguja en la zona ventral ,e n t re dos escamas, y con un ángulo deen trada de unos 30° en dirección cra n e-od o rsal, teniendo la precaución de noi n sertar la aguja en la línea media, paraevi tar dañar la vena abdominal ventral.En saurios, esta técnica se realiza con el

animal en decúbito dorsal2, insertando laaguja en el cuadra n te caudal dere ch ode la cavidad celómica, en un punto j usto craneal al ext remo proximal de laex tremidad poste rior y con un ángulo dee n t rada de unos30° en dirección crane-o m edia l36. En quelonios, se recomi e n d acolocar al paciente en posición lateral,levan tando al mismo tiempo el extremocaudal del caparazón para conseguirdesplazar lo mejor posible todo elp a qu ete visceral intracelómico. M ante-

niendo la ex t remidad poste rior ex tendida, el punto de re fe-rencia está situado en la fosa femo ral, entre el muslo y elpu ente espaldar-p eto, insertando la aguja en el punto másve nt ral, para lela m e n te a la superficie inte rna del peto, en

dirección craneal. Siempre debe re a l izarse una aspiració na n tesde la inoculación para comp robar que no se ha pene-trado en ningún órgano intracelómico o en algún vaso san-guíneo impo rtan te.

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Fig. 17.— A dministración de fármacos por vía intramuscularen la musculatura pectoral de una tortuga medite-rránea (Testudo hermann i ).

Fig. 18.— Celocentesis en una Iguana iguana.

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La vía intracelómica puede emplearsepara administrar grandes volúmenes deanestésicos como método de eutanasia,a u n que el fa l l e c i m i e n to del pacientepuede pro l o n ga rse dura n te algunashoras. El mismo procedimiento empleadopara la administración de fármacos porvía intracelómica puede emplearse comotécnica diagnóstica para la obtención yanálisisde exudadosalojadosen la cavi-dad celómica (celocentesis)2 (fig. 18),colocado en estos casos al paciente endecúbito ventral.

Vía endovenosa

Esespecialmente útil cuando se requie-re obtener un efecto farmacológico rápido,como, por ejemplo, en la administraciónde algunosanestésicos, el suministro urgen-te de solucionesde calcio en animalesquepadecen crisis hipocalcémicas2 o cuandose necesita practicar la eutanasia del enfer-mo2. El procedimiento esel mismo que eldescrito en la técnica para obtención demuestras de sangre, aunque, dado que lasparedes venosasson muy finas y frágiles,pueden producirse infiltracionesno desea-dasen el tejido perivascular. Por este moti-vo, es importante inyectar los fármacosmuy lentamente y realizar aspiracionesseriadas para poder garantizar que elvaso sigue canalizado durante toda laintervención2.

Vía intraósea

En saurios y quelonios, es muy útilcomo sustitución de la administración defármacos por vía intravenosa (especial-mente en la sueroterapia). Los catéteresintraóseosdeben estar provistosde un fia-dor para evitar el taponamiento de la luzde la aguja durante la introducción de lamisma en la médula ósea. La introduccióndel catéter resulta dolorosa, por lo que el

paciente debe mantenerse anestesiado con isoflurano duran-te toda la maniobra.

En saurios, se recomienda insertar el caté ter en la mese-ta tibial2 ,3 6, manteniendo la ex t remidad fl exionada para

exponer la mayor superficie posible (fig. 19). Esconve n i en-te realizar una incisión con una hoja de bisturí entre dos

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Fig. 19.— Introducción de un catéter intraóseo en la mesetatibial de una Iguana iguana , manteniendo flexiona-da la articulación de la rodilla.

Fig. 20.— Comprobación radiográfica de la correcta coloca-

ción del catéter intraóseo en el canal medular de latibia de una Iguana iguana.

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escamasantesde ta l adrar con el extremodel trocar que ha de introdu cirse lenta-m e nte, realizando giros a derecha ei z qu ierda y siguiendo el eje longitudinalde la tibia. La profundidad de penetra-ción debe calcularse previame nte en fun-ción de la longitud total de la tibia, te nien-do en cuenta que el extremo del tro carno debe alcanzar la epífisis distal de lamisma. Una vez alcanzada la prof un d i-dad deseada, se retira el fiador, espe-rando unossegundospara comp robar lasalida de sangre por el ex tremo superi or

del troc a r, señal inequí voca de que laposición escorrecta. Si no brota sangre ,debe aspira rse con una jeringuilla o tam-bién puede intro d uc irse una pequeñ acantidad de suero fi si ol ógico36. En casode que el trocar esté mal colocado seobservará una ext ravasación del sueroen la musculatura, apreciable por palpa-ción36. En cualquier caso, la correctacolocación del trocar puede comprobar-se mediante ra d io grafías de la extremi-

d a d2 , 3 6 en proyecciones late ro l a te ral y dorsove n t ral( fig. 20). Fi nalmente, el extremo superior del trocar se suturaa la piel, realizando un vend aje con mate rial autoadh e rentep ara fijar el trocar y ev i tar que se mueva o se salga. En sau-rios, también se ha descrito la colocación del trocar en lacavidad medular del fém ur, insertándolo desde su extremodistal. Sin embargo, esta técnica presenta la desven taja deque se puede dañar la articulación de la rod i lla36, ademásde que, una vez colocado, el ex tremo superior del troca rroza consta ntem ente con el suelo del te rrario, pudiendo con-ta mina rse con mayor facilidad. En quelonios, el lugar deelección para la introducción del catéter intraóseo es elpuente óseo que une el espaldar con el peto. Este puente

óseo se encuentra basta nte calcificado en superficie, por loque para la introducción de la aguja se hace necesario rea-lizar un orificio con una broca fina estéril. El punto de entra-da esel borde libre caudal, buscando siemp re la posiciónmás centrada y tala d rando en dirección craneal, paralela-men te al peto. Una vez colocado en posición, el trocar sesu jeta a la placa cutánea empleando resina epoxy de rápi-da polimerización. Este proc edimie nto re sulta comp l icadoen quelonios con un peso inferior a 500 gramos. Comoaltern ativa, puede emplearse la cavidad medular del fémur,pues la tibia esgeneralmente demasiado fina y estrecha.

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PATO LO G ÍA LIG ADA AL M AN EJO

PATO LO G ÍA DE REPTILES

A. MARTÍNEZ-SILVESTRE

Centre de Recuperació d´Amfibis i Rèptils de Catalunya (CRARC).

Santa Clara, s/n. 08783 Masquefa. Barcelona

A selección que se ha realizado en el presente capítulo corresponde a procesos patológicosobservadosen su mayor parte en la clínica diaria. De todosmodos, se ha incluido alguna enfer-medad máspropia de institucioneszoológicaso centrosde acogida. En cualquier caso, todasellasson suficientemente ilustrativascomo para conocer la importancia del manejo de estasespe-ciesen la prevención de enfermedades.LL

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disqueables(semillas, raíces, cartílagos...), y también convie-ne asegurar un substrato parecido al natural (tierra parahozar, hojarasca, ramas...) . En todos loscasosesrecomen-

dable administrar una dosis única de vitamina A (5.000u.i./ kg, vía intramuscular).

EROSIÓN/ABRASIÓN ROSTRAL

Son muchas las especies de lagartos y serpientes queintentan huir de una situación estresante, o bien intentanseguir un comportamiento innato de meterse en cualquiergrieta u oquedad. Como consecuencia de estoscomporta-

mientosen el terrario, se van lacerando lasescamascranea-lesde la cabeza, hasta que se forman verdaderaserosiones,con exteriorización de la dermise incluso de loshuesossub-yacentes (fig. 2), suele ocurrir en situacionesde estrés, conintentosde huida (Physignatuscocincinnus) . También esfre-cuente en animales muy inquietos, activos y exploradores(Python sp.) . Animales con estereotipias( Iguana iguana) obien en condiciones de terrario inadecuadas (rincones delterrario no romos, afilados, abrasivos).

Las heridasque se provocan en la cabeza se colonizanpor multitud de microorganismos, con lo que se puede dar

SOBRECRECIMIENTO DEBOCA Y UÑAS

L d e sa rrollo continuadodel pico y de lasuñas entortugas es algo fisiológi-co. El crecimiento de estase st ru c t u ras córneas es

continuo y, por ello, en loshábitatsdondeviven, mordisquean, hurgan, escarban y

hacen un sinfín de actividadesdirigidasac o n t rolar este cre c i m i e n to. En cuantoestos animales viven en cautividad, y nilasdietas ni el substrato son los adecua-dos, aparecen problemasde este tipo. Enestoscasos(fig. 1), el animal se alimentade una dieta excesivamente blanda, vivesin material abrasivo en el substrato o estámantenido en un suelo enmosaicado.Además, se ha relacionado un procesode falta de vitamina A en animales adul-

tos como factor predisponente al creci-miento excesivo de laspartescórneas.

Se observa únicamente en tortugas1,2;el exceso en el desarrollo de lasláminasde queratina lleva a una deformación talque impide la correcta funcionalidad delas estructuras donde se produce. El ani-mal deja de alimentarse correctamente ose desplaza con dificultad. Lasporcionessobrecrecidas de la boca son frágiles y

pueden romperse con lo que ésta quedatotalmente deformada.El tratamiento consiste en el recorte

quirúrgico de las partes sobrecrecidas.G eneralmente no están vascularizadasyno representan una gran dificultad. Sólolas uñas pueden tener pequeños vasossanguíneos, que sangran al cortarl a s.Puede tener que repetirse esta acciónalgunos meses después. De modo pre-ventivo, se debe proporcionar a los ani-

males dietas con alimentos durosy mor-

PATO LO G ÍA LIG ADA AL M AN EJO

PATO LO G ÍA DE REPTILES

EE

Fig. 1.— Sobrecrecimiento del pico córneo en una tortuga medi-terránea (Testudo herm a n n i ) mantenida largo tiempo

en un piso, y con dietas blandas e inadecuadas.

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una gran variedad de infecciones. El tra-tamiento consiste en corregir el defectode instalación en el terrario y aplicar unantibiótico adecuado local o sistémico, siesnecesario3. Losanimalesrecién adqui-ridos deben estar tranquilos y sin dema-siadas causas de estrésa su alrededor.Se han de evitar sustos e intencionesdehuida, sobre todo en coleccioneszooló-gicas con afluencia de público. La cua-rentena que se debería realizar rutinaria-mente en todos los centros zoológicossirve de ayuda para que el animal recién

llegado se acostumbre a la presenciahumana y a las nuevas instalaciones,antes de ponerlo en exposición y arries-garse a provocar automutilacionescomola descrita.

DISECDISIS/RETENCIÓNDE MUDA

N uevamente, se trata de una consultamuy común en clínica herpetológica. Lamuda de losreptilesesun hecho fisiológi-co relacionado con los fotoperiodos, lahumedad ambiental y el ritmo de creci-miento del animal (y, por lo tanto, con ladieta), todo ello regulado por la funcióntiroidea. Lasprincipales causaspredispo-nentes son un ambiente seco o bien unahumedad relativa demasiado baja, ausen-cia de un lugar apropiado para el baño,

caquexia, nutrición desequilibrada y desór-denesendocrinoso enfermedadessistémi-cas4,5. La mayoría de retencionesde mudase observan en serpientesy lagartos, aun-que pueden encontrarse de vez en cuan-do en quelonios acuáticos (fig. 3). Ade-más, la frecuencia de muda varía conside-rablemente entre especies, edad, periodode crecimiento, balance endocrino y facto-resexternosal reptil. Losindividuosjóvenessuelen tener mudasmásfrecuentesque losadultos. Puede ser útil tomar muestras de

las áreas retenidas y analizarlas para descartar procesosinfecciosos sistémicos o parasitaciones por ácaros. Es muyimportante realizar una anamnesis detallada y completa.

El tratamiento consiste en humedecer con agua tibia elanimal y realizar una extracción manual con ayuda de unhisopo húmedo. Se tiene que actuar con mucho cuidado,sobre todo con las escamas de la cabeza (por ejemplo,escamasoculares). Se han relacionado procesos de disec-disisen serpientescon problemasde hiper o hipofunción tiroi-dea, por lo que se recomienda asegurar la correcta funcio-nalidad glandular y actuar en consecuencia (ver capítulo 3:Enfermedadesnutricionalesy metabólicas).

QUEMADURAS

M uchasserpientestienen la tendencia a desplazarse hacialos focos de calor. En muchas ocasiones, la temperatura esdemasiado baja en el terrario, y los reptilesse acercan tanto alfoco calorífico que se producen quemaduras. De modo casisorprendente, el reptil se “quema voluntariamente” con tal deestar caliente. En otrasocasiones, laslesionesson fruto de acci-dentes(acuarioscon agua hirviendo). Los incendiosforestalestambién son una causa de quemadurasimportantesen lastor-tugassilvestres6,7.

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Fig. 2.— A specto de las escamas rostrales de una pitón real(Python regius ) tras repetidos intentos de pasar porun orificio del terrario. Se observa descamación yexteriorización del tejido óseo.

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Por tanto, en cautividad, lascausasdeestos accidentes consisten en lámparasi n c a n d e sc e n tes fá c i l m e n te accesibles,esterillas eléctricaso resistencias en con-tacto directo y prolongado con el animal,termostatosaveriadoso incapacidad delreptil para escoger un lugar frío en elterrario.

El calor continuado provoca destruc-ción de lostejidosafectados.

En la piel, posteriormente, se crea unaescara necrótica que puede provocarcambiosde pigmentación o vitíligo en la

zona, una vez regenerada11.Cuando las lesiones se dan en lacabeza, suelen crearse obstruccionesdelosnostriloso de lasfosetastérmicasporel proceso de cicatrización.

Si las lesionesson internas, puede lle-gar a ser necesario la amputación de laporción afectada (fig. 4).

Se deben desbridar las zonas necróti-cas, aplicando pomadasantibióticasy epi-telizantes y administrando antibióticos de

amplio espectro. Se ha comprobado la efi-cacia de la sulfadiacina argéntica tópica.

Es conve n i e n te administ rar electro l i-tos con complejo multivitamínico B yácido ascórbico. El volumen de fl u i d o sre qu e rido varía considera b l e m e n tesegún el grado de la lesión y la especiet ra tada, pero suele re a l i z a rse una re h i-d ra tación pare n te ral a razón del 4% delpeso vivo. De este modo se asegura

una corre c ta perfusión renal dura n te lasp ri m e ras 24 horas. Si las qu e m a d u ra sa fe c tan a más del 30% del animal, esc o nve n i e n te aplicar fl u i d ote rapia intra ó-sea al menos dura n te las pri m e ras 48h o ra s8.

HIPOTERMIA

Un excesivo descenso de lastempera-turas, cambios bruscos de temperatura

con predominio de lasmás bajaso un mantenimiento térmi-co inadecuado producen efectos locales y sistémico s,dependiendo de la gravedad y duración de las causas.

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Fig. 3.— Retención de escamas en una tortuga cabezona asiá-tica (Platisternon megacephala ). Este animal acuáticoestaba mantenido en un terrario sin acceso al agua.

Fig. 4.— Chamaeleo fischerii con lesiones por quemadurainterna. Se observa un ennegrecimiento de la extre-midad, que tenía una necrosis muscular por haber

estado unos segundos accidentalmente en el interiorde un microondas.

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Puede darse un proceso de malfunciona-miento de enzimasdigestivas, con lo quese enlentece la digestión y puede llegar-se a un proceso de timpanismo o reten-ción de heces. Este cuadro se complicageneralmente con problemas de disbac-teriosisintestinal.

La hipotermia afecta también al estadoimmunitario provocando una importante

depresión de la respuesta humoral y celu-lar, en respuesta a estímulosantigénicos3.

En esta situación, el animal sufre general-mente infecciones bacterianas secunda-rias (procesos riníticos en qu e l o n i o s,etc.)12.

Si la temperatura llega a límitesdema-siado bajos, se pueden dar congelacio-nesfocalesen extremidades o cola, quellevan a procesos de gangrena seca. Lanecrosisde tejidosdérmicospor congela-ción esotra causa importante de vitíligo.

Se debe poner gradualmente (entre 2 a 4 horas) al reptila su temperatura corporal óptima. Se han de tratar lospro-cesossecundarioscomo catarraleso de disbacteriosisintes-tinal y administrar antibióticosbactericidas, puesto que, anteel deficiente estado immunitario del animal, no es recomen-dable el uso de bacteriostáticos. En ocasiones, lostejidos uórganoscongeladosse han de amputar proximalmente a lalínea de demarcación entre tejido vivo y necrótico.

Para evitar esta situación, se debe mantener siempre alreptil a su temperatura corporal óptima y revisar el estado delos termostatos. En reptiles hibernantes, han de asegurarselugarescon temperaturasno muy oscilantesni congelantes.

MORDISCOS DE PRESAS

Lasserpientesjóvenes, asustadizaso estresadaspuedentener mucha precaución al comer y no hacerlo cuandoalguien lasmira, o tener un carácter retraído y que leshagaincluso “temer” al ratón que lespasa por delante. Estasser-pientestienen muchasprobabilidadesde que el ratón acabemordiéndolas. En otroscasos, en el momento de la caza, lapresa puede quedar mal capturada y, en un acto lógico dedefensa, morder y provocar graves heridas al depredador(fig. 5).

Se debe procurar mantener como máximo doshorasa lapresa dentro del terrario con la serpiente. En caso de acci-dente, esimportante suturar lasheridasy aplicar antibiotera-pia local y/ o sistémica.

La vehiculación de microorganismos en el momento delmordisco del ratón esmuy común y se han llegado a diag-nosticar casosde micobacteriosisen animalesatacadosporroedores.

GANGRENA DE COLA Y DEDOS

Todas las estructuras periféricas terminales de muchasespeciesde lagartos(dedos, cola) están vascularizadasporvasos de apenas 0,5 mm de diámetro. C ualquier cambioque produzca una vasoconstricción u obturación duraderade esa vena o arteria provocará una irremediable gangrenaseca, que acabará con la caída de la parte afectada. Lascausasmáscomunesson el frío en especiestropicales, trau-matismos, infecciones, parásitoshemáticosy tromboembolis-mo9. El aspecto inicial esel de ennegrecimiento de la zona

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Fig. 5.— Laceración en el cuello de unapitón real (Python regius ), produ-cida por el ataque de una de suspresas: un hámster (Cricetus sp.).

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afectada, pérdida de vitalidad y aspectoacartonado (fig. 6). En la mayoría de loscasos, el único tratamiento consiste en laamputación de la zona afectada. Puedetambién probarse, aunque con un éxitorelativo, con agentes tópicos que incre-mentan la vascularización, como el dime-tilsulfóxido (DM SO ).

PROBLEMASCOMPORTAMENTALES

La patología del comportamiento esmuy compleja, y másaún en especiesdelas que todavía no se tienen valores niestudios suficientes como para valorarcuálesson lospatronesde conducta fisio-lógicos2,10. En la mayoría de los casos,está pendiente la realización de etogra-masque permitan conocer cómo se com-portan estos animales en una correctacautividad.

Las anomalías del comp o rta m i e n toclásicamente estudiadasson cuatro:

Ingestión de cuerpos extraños

Es consecuencia del estrés, superpo-blación, monotonía y, más raras veces,por confusión de presa. La ingestión delodo, piedrasy otroscuerposextrañosdepequeño tamaño es normal en algunasespecies de quelonios (Cuora sp.) y

muchas de saurios y crocodilianos. Sólopuede repercutir en la salud del animalcuando es consecuencia de situacionesanómalas (ingestión de materiales poraburrimiento, estrés, etc.) o confusionesde presa (en algunas serpientesque hanvivido durante mucho tiempo en cautivi-dad) por activación del estímulo de cazay alimentación con objetos no apropia-dos. Puede desencadenarse una graveobstrucción intestinal, con lo que está enpeligro la vida del animal. G eneralmente,

los cuerpos ingeridos quedan durante largo tiempo en elestómago, por lo que el animal pierde el apetito al no poderdigerirlo. Loscrocodilianosson propensosa ingerir materia-les no digestibles a causa de su comportamiento innato,hecho que en cautividad lespuede provocar úlceras gástri-cassegún el material que ingieran.

N o suele ser efectivo el uso de fármacoseméticos, por loque el tratamiento más rápido y eficaz es el quirúrgico. Sedebe averiguar radiográficamente o por endoscopia lalocalización de la obstrucción e intervenir para su extracción.El acceso quirúrgico al aparato digestivo, así como lostiposde sutura y mantenimiento postoperatorio, no representangrandesdiferenciasen relación al resto de animales. La nutri-ción parenteral y la fluidoterapia se deben proporcionardurante el postoperatorio. Puede ser útil administrar protecto-

resde la mucosa gástrica en caso de ulceracionesprovoca-daspor cuerpo extraño. Losmásutilizadosson la cimetidina,ranitidina y sucralfato.

Masturbación

La vida en soledad de muchos reptiles hace que, en elmomento de búsqueda de pareja, reorienten sus instintoshacia objetos lo más parecidos posible a su pareja sexual.Los machos de tortugas de tierra se dirigen ansiosos hacialos zapatos de sus propietarios, pelean con ellose inclusoloscopulan. Lasiguanasmacho se dirigen a suspropietarias

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Fig. 6.— G angrena digital completa en la extremidad poste-rior de una iguana común (Iguana iguana ).

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(por reconocimiento olfativo de ciertasferomonas humanas) y las cortejan, lle-gando a ser molestas e incluso a hacerdaño por mordiscosy arañazos. M uchastortugasde agua se conforman buscandoelementos del decorado (piedras, tron-cos, corchos...) que se asemejen a susparejas para vaciar en ellos la pulsiónreproductora2 (fig. 7).

La solución a este problema comp o r-ta m e n tal escompleja y debe adapta rsea cada caso en part i c u l a r. La cast ra c i ó nno es en absoluto recomendable en

todos los casos, sólo en aquellos enque re a l m e n te ex i sta mucha agre si v i d a dy no sea posible contro l a rla con méto-dospaliativoso sust i t u t i vosdel est í m u l o .Además, la cast ración no es un siste m atota l m e n te infalible para eliminar laf u e n te hormonal causante de este dese-qu i l i b ri o .

En iguanas y va ranosmachosha sidode utilidad prop o rcionar muñecos det rapo o goma que parezcan sus pare j a s,en los que los animales puedan satisfa-cer susnecesidades. En ot ras ocasiones,el único sustit uto eficaz es una pare jareal, lo cual implica estar dispuesto aa d quirir y mantener ot ro animal en elte rrario o, al menos, en un te rrario apar-te, debiéndoseles juntar unos pocosmesesal año.

Existe la alternativa de administrar dia-cepam (2,5 mg/ kg, por vía intramuscular)

durante los periodos en que duran estoscomportamientos. N uevamente, sólo serecomienda en casos en que hay agresi-vidad añadida.

Los casos en que el animal no tieneagresividad, suelen remitir por sí solosalcabo de unas cuantas “pseudocópulas”tranquilizadoras. En estoscasos, lo mejores seguir un tratamiento conservador ydejar que desaparezca. Suele tardar deentre unassemanasa dosmeses, depen-diendo de la especie.

Agresividad territorial

También frec uente en animales tenidos en espaciospequeñoso muy masificados. M uchasespeciesson tremen-damente tolerantes, llegando a poder soportar densidadesde cientos de animales en 50 m2 (tortuga de Florida, Tra -chemys scripta). C ontrariamente, otras no toleran ver a unmacho rival en cientos de metros cuadrados (G eochelonesulcata, Agryonemyshorsfieldii, Iguana iguana...) .

Suele ocurrir entre machos y tras la introducción de unmacho nuevo en la instalación. El macho anteriormentedominante establece una lucha por el poder para mantenerasí su dominancia ante un posible rival. Lasluchasen la natu-

raleza suelen acabar con la retirada honrosa del machosumiso o perdedor, que buscará otrosterritoriosu otrashem-brasa lasque copular. En cautividad, esto esimposible, y lahuida sólo pospondrá un nuevo encuentro, al cabo de horaso días, con el macho dominante nuevamente. De este modo,la batalla deja de ser ritual y se convierte en una pelea san-grienta (fig. 8) , en la que puede haber lesionesgravesparalosanimalesafectados.

La mejor solución esseparar, no el macho sumiso, sino eldominante, en una instalación aparte, donde se calmarásolo. El macho inofensivo se deja para que conozca al resto

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Fig. 7.— Comportamiento de masturbación en unaPelodiscus sinensis . El animal sujeta una piedra del tamaño de la

hembra y busca el cuello imaginario para morderlamientras la copula.

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de animales de la instalación y se esta-blezcan nuevoslazosy jerarquías. El mása gre si vo, cuando esté calmado, sepuede volver a poner en la instalación. Enese momento, ya no será el jefe y segu-ramente estará masapaciguado.

De modo preventivo, se debe evitar lamasificación de animalesen cautividad.

Síndrome de maladaptación

Durante demasiado tiempo, este sín-drome ha sido un estupendo cajón de

sastre donde se incluían todas aquellasen fe rmedades que pasaban por altodurante la práctica clínica diaria.

Se considera síndrome de maladapta-ción el proceso que lleva a que un animalque está en buenascondicionescorpora-les acabe caquéctico y anoréxico trasmúltiples cambios de instalación, estréstérmico, manipulación excesiva o proce-sos de adaptación a continuas situacio-nes cambiantes. El resto de enfermeda-des que cursan con caquexia/ anorexiason enfermedades de origen somático(infecciosas, parasitarias, etc.) y no pura-mente comportamental.

Los animales afe c tados tienen unaspecto de intensa caquexia y suelenverse solitarios, apáticosy debilitados enalgun rincón de terrarios o instalacionesde reptilesrecién importados10 (fig. 9).

N uevamente, se deberían instaurar de

modo efectivo los terrarios de cuarentenaen todosloscomerciosque se dedican a laimportación de especiesexóticas. De estemodo, podrían aislarse éstosdel resto, y tra-tarlos, y, en el caso de que fueran portado-resde alguna enfermedad, morirían antesde llegar al comprador final, evitando así ladiseminación de enfermedadesde reptiles.

El tratamiento del síndrome de mala-daptación incluye la administración de flui-doterapia intraósea o subcutánea (Ringer25 ml/ kg cada 24 horas), junto con com-

plejosvitamínicosinyectablesy alimentación enteral con com-puestosnutritivosadministradosmediante sondaje gástrico. Elanimal debe estar tranquilo, en un lugar caliente y a refugio de

espectadores, perros, niños, etc. Aunque muy variable en fun-ción del animal, esta terapia suele ser efectiva durante dosmesesde tratamiento.

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Fig. 8.— Pelea entre dos machos de tortuga rusa (Agryonemys 

horsfieldii ). Se observa que el macho dominantetiene la posición mas beligerante, mientras que elvencido tiene una importante herida nasal.

Fig. 9.— Intensa caquexia por maladaptación en una iguanacomún ( Iguana iguana ). Se observa la piel acartona-da y relieves óseos marcados.

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N. J. BROTÓNS

Clínica Veterinaria Médano. San Ramón, 77. 03560 Campello (Alicante)

O DAVÍA se desconocen muchosdetallessobre la alimentación de reptilesen libertad. Además, enmuchas ocasionesresulta muy complicado ofrecer dietas equilibradasa losreptilesmantenidosen cautividad, bien por escasez de recursos(diferentestiposde insectospara reptilesinsectívorosy omnívoros) o por falta de información sobre losrequerimientosnutricionalesde cada especie.Estascarenciasfavorecen la aparición de enfermedadesnutricionalesque son muy frecuentesen

reptilescautivos, pero muy raraso nunca descritasen animalesen libertad.

Sin lugar a dudas, la enfermedad ósea metabólica (casi siempre relacionada con dietascarentesen cal-cio y vitamina D3) esla enfermedad nutricional observada con mayor frecuencia en la clínica diaria. N o obs-tante, también son frecuenteslas manifestacionesdebidas a carencias de otros elementos (como la falta deyodo, que puede dar lugar a hipotiroidismo) o de vitaminas(A, B1, C y E), así como lasenfermedadesdebi-

dasa excesosen algunosde estoselementosy vitaminaspor causas iatrogénicas (hipercalcemia, hipervitami-nosisA...) o por desequilibriosen su producción endógena (hipertiroidismo, hiperuricemia y gota).

Se incluye también en este capítulo la urolitiasisvesical, ya que, en definitiva, esta enfermedad está rela-cionada con causas nutricionales, talescomo lasdietashiperproteicas en sauriosy queloniosherbívorosy/ ola hipovitaminosisA .

TT

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como de infeccionesen oído medio (fig. 2) o en el tracto res-piratorio5,6,10 (rinitis y pneumonía) (ver capítulo 4: Enferme-dadesInfecciosas). Laslesionesobservadasse deben a una

metaplasia escamosa que provoca una excesiva queratini-zación de los epitelios mencionados8,11. N ormalmente, losenfermosestán anoréxicos, aunque en gran parte se debe aque no ven el alimento. Si no se trata a tiempo, otrosepite-lios de revestimiento, como los de los conductos pancreáti-cos, lostúbulosrenalesy/ o la uretra, se verán también afec-tados1, agravando el pronóstico. Si despuésdel tratamientose consigue que el enfermo abra los ojos y se compruebaque continúa anoréxico, esmuy probable que se hayan pro-ducido dañosirreparablesen órganosinternos.

El diagnóstico se basa en la historia clínica, la sintomato-logía y las lesiones10. Podría confirmarse mediante la deter-minación de vitamina A en tejido hepático11 (biopsia) o deretinol en plasma10, pero estas técnicas rara vez son nece-sarias, siendo más práctica la confirmación del diagnósticosegún la respuesta al tratamiento con vitamina A10.

El tratamiento consiste en la corrección de la dieta y en laadministración de vitamina A. Se recomienda una dosisdeataque por vía intramuscular o subcutánea de 400 a 5.000UI/ kg6,8,12, continuando con esa misma dosis por vía oralcada 7-14 díashasta la remisión de lossíntomas9. C onviene

limpiar el exudado ocular aplicando gasashúmedascalien-tesy emplear un colirio con asociación de antibióticosy cor-

INTRODUCCIÓN

AS enfermedades nutricio-nales son muy frecuentesen la clínica de reptilesmantenidosen cautividad.Ello se debe principalmen-te al ofrecimiento de die-

tasincorrectaso desequilibradas. Por otrolado, existe todavía un gran desconoci-

miento en lo que respecta a lasenferme-dades de origen metabólico en reptiles.Sin embargo, el hecho de que no hayansido estudiadasen profundidad no impli-ca que no existan numerosasafeccionesrelacionadascon desequilibriosmetabóli-cosen estasespecies.

HIPOVITAMINOSIS A/HIPERVITAMINOSIS A

La carencia de vitamina A es un pro-blema frecuente en galápagosy en tortu-gasde caja (Terrapene spp.)1,2, aunquetambién se ha descrito en iguanas3 y encocodrilos4. La vitamina A existente en elsaco vitelino de la mayoría de losneona-tosessuficiente para cubrir las necesida-des durante los primeros seis meses devida, aun en el caso de que se empleendietascarentesde esta vitamina5. Por este

motivo, los síntomasclínicos suelen desa-rrollarse a partir de esa edad. La principalcausa de hipovitaminosisA esel empleode dietas pobres o carentes de carote-noides (ga m m ar u s, jamón de Yo rk ocarne de pollo como único alimento)6.

Los primeros síntomas son oculares yse manifiestan por blefaritisuni o bilateraly blefaroedema1,6,7,8,9, que llega a obli-terar completamen te los ojos (fig. 1).Puede acompañarse de lesiones en la

mucosa oral (hiperqu e ra to si s)5 , 8 , 9, así 

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LL

Fig. 1.— A vitaminosis A en un galápago leproso (Mauremys 

leprosa ). Nótese el severo blefaroedema que impidela apertura normal de los párpados.

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ticoide. Al mismo tiempo, es necesariauna terapia antibiótica parenteral paracombatir las infecciones secundarias. Serecomienda el empleo de enrofloxacinapor vía subcutánea en las fosas pectora-lesen dosisde 5-10 mg/ kg/ día6,10.

Como prevención, y para evitar recidi-vas, debe recomedarse el empleo de die-tasricasen carotenoides, como pescadoentero e hígado en galápagos5,8 o dien-te de león y hojas de brócoli en reptilesherbívoros10.

Debido a la gran confusión existente

en la literatura científica en cuanto a ladosis correcta de vitamina A que debeemplearse en casos de avitaminosis, ydado que lospreparadosque existen enel mercado están fabricados para suempleo en grandesmamíferos, con con-centraciones de vitamina A iguales osuperioresa 100.000 UI/ ml, involuntaria-mente el veterinario puede desencadenaruna hipervi taminosis A iatrogénica deconsecuencias muy graves10. Ésta se

caracteriza por descamación de la piel,que en pocosdías da lugar a áreaseri-tematosas (fig. 3) con formación de vesí-culas5,8.10,13. Para su tratamiento, debenemplearse sueros intracelómicos y apli-car pomadas antibióticas para ev i ta rinfeccionessecundarias.

HIPOVITAMINOSIS B1 (TIAMINA)

La carencia de vitamina B1 está rela-cionada con el empleo de dietasa basede pescados ricos en tiaminasas5,12. Espuesmásfrecuente en crocodilianos, que-lonios acuáticos y serpientes de agua.Debe sospecharse la carencia de estavitamina en reptilesalimentadosexclusiva-mente a base de pescado que pierdanpeso aun manteniendo un apetito ade-cuado12. La hipovitaminosis B1 puededesencadenarse también como conse-cuencia del empleo indiscriminado de

antibióticos, por alteración de la flora intestinal que participaen la síntesis de esta vitamina5. Cuando existe sintomatolo-gía, puede observarse disminución del tono muscular, irrita-bilidad12, anorexia y ceguera5.

El tratamiento consiste en la administración parenteral detiamina en una única dosisde 100 mg/ kg, aunque esimpres-

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Fig. 2.— O titis en un galápago de Florida (Trachemys scripta 

elegans ), asociada a avitaminosis A . Nótese la grandeformación de la membrana timpánica derecha.

Fig. 3.— Á reas eritematosas con descamación de la piel en un

ejemplar de Testudo marginata , como consecuenciadirecta de una hipervitaminosis A iatrogénica.

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cindible corregir la dieta o suplementarlacon al menos33 mg de tiamina por kg depescado12.

HIPOVITAMINOSIS C

La carencia de vitamina C se ha des-crito en ofidiosy saurios carní voros8. Habi-tualmente se relaciona con el empleo deroedores que no han sido alimentadosinmediatamente antes de ser ofrecidoscomo presas5,8. En ofidios, cursa con rup-tura espontánea de la piel5,8, por defecto

en la síntesisde colágeno. Esto se debe aque la vitamina C participa en la hidroxi-lación del aminoácido prolina, necesariopara la formación de nuevasproteínas. Lavitamina C , en reptiles, puede sintetizarseen el tejido renal5,14 y también a nivel dela flora intestinal5,8,12, por lo que otrasposibles causas de hipov i taminosis Cpodrían ser la insuficiencia renal y elempleo indiscriminado de antibióticos12.También se ha descrito hipovitaminosisCcomo causa predisponente de estomatitisinfecciosas1,5,8,15 (ver capítulo 4: Enferme-dadesinfecciosas).

Pa ra el tra ta m ie n to se re c o m i e n d ae mplear ácido ascórbico por víai n t ramuscular a razón de 10 -2 0mg/ kg/ día5,8.

HIPOVITAMINOSIS E

Se ha descrito en crocodilianos, galá-pagos y ofidios alimentados con presasmuy obesaso de alto contenido en gra-sas1,5,8. En ocasiones, la única sintomato-logía apreciable esla anorexia seguidade la muerte del paciente1,8,12. La lesiónmásfrecuente esesteatitis5 (nodulacionesamarillaso marronesen tejido graso sub-cutáneo o intracelómico)16,17. La peroxi-dación de losácidosgrasospoliinsatura-dos ingeridos origina una rección infla-

matoria granulomatosa de la grasa corporal8. La vitamina Eactúa como antioxidante y, por lo tanto, previene o reducelosmecanismosde peroxidación8. Esta deficiencia está tam-bién relacionada con un aumento de la mortalidad fetal encrocodilianos18.

Deben tratarse con vitamina E (50-100 UI/ kg/ día)8,15,19

y selenio (0,25-0,5 mg de selenato sódico/ kg)19 por víaparenteral, además de corregir la dieta. Como prevención,en pacientes de riesgo, puede suplementarse la dieta dia-riamente con 15-25 UI de vitamina E8.

ENFERMEDAD ÓSEA METABÓLICA (EOM)

Esprobablemente el cuadro patológico de origen nutri-cional que se observa con mayor frecuencia en la clínica dereptiles mantenidos en cautividad5,20,21,22. Se debe a undesequilibrio en la ingestión de calcio/ fósforo21,23,24. Estoocurre con dietasque contienen un exceso de fósforo solu-ble o una falta de calcio (en cantidad o calidad)23,25. Ade-más, losalimentosricosen fitatos(como la soja y susderiva-dos) u oxalatos (como las espinacas)25 reducen la absor-ción de calcio a nivel intestinal26. La enfermedad puede tam-bién desarrollarse cuando los animales no se exponen aradiación solar no filtrada o el terrario carece de iluminaciónultravioleta B (UVB)21,23,24,25, necesaria para la síntesisendógena de precursoresde la vitamina D3. Esta vitaminaesnecesaria para la absorción del calcio a nivel intestinal y,por ello, pueden presentarse casos de EO M en animalesque reciben dietas correctamente equilibradas en calciopero que no reciben radiación UVB (solar o artificial).

La hipocalcemia estimula la glándula paratiroides, queresponde produciendo una gran cantidad de hormona para-tiroidea (PTH) para vehicular calcio desde el tejido óseo ycompensar esta deficiencia24,25,27. Además, La PTH estimu-

la la producción de 1,25-dihidrocolecalciferol (vitamina D3),que contribuye a la absorción intestinal del calcio28. Por últi-mo, la EO M en algunoscasospuede ser consecuencia deenfermedad renal, ya que en estoscasosel fósforo no puedeeliminarse adecuadamente por vía urinaria y la hiperfosfore-mia estimula también la producción de PTH24.

Los síntomas más típicos(figs. 4, 5 y 6) son reblandeci-miento con o sin engrosamiento mandibular (saurios), ablan-damiento del caparazón (quelonios), fracturasespontáneas,deformaciones óseas (fusiones intervertebrales, escoliosis,cifosis, lordosis, arqueamiento de huesos largos)21,25, tem-

blores musculares (relacionados con hipocalcemia)24,28,

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parálisisde losmiembros(por compresio-nesmedulares)21,24,25, endurecimiento demasas musculares(por calcificación intra-muscular), coprostasis(por enlentecimien-to del peristaltismo intestinal), anorexia yletargia21. Si no se trata a tiempo, el ani-mal puede morir o pueden que d arl esecuelas óseas. Una de las secuelaso b servadas con mayor frecuencia eniguanas es el acortamiento mandibular(fig. 7). Este defecto se debe a que enestadios juveniles la musculatura de labase de la lengua ejerce una tracción

sobre el hueso mandibular impidiendo sunormal desarrollo, mientrasque el maxilarcrece a un ritmo adecuado, ya que noexiste tracción alguna sobre él25.

El diagnóstico se basa en la historia clí-nica (condicionesde manejo y dieta emple-ada), la sintomatología y laslesiones. Siem-pre deben realizarse radiografías de todoel esqueleto para poder evaluar la grave-dad de cada caso (fig. 8). Asimismo, esnecesario llevar a cabo un completo análi-sis sanguíneo (hemograma y bioquí micasérica) para establecer el pronóstico y elplan terapéutico másadecuado. La analíti-ca bioquímica debe incluir, al menos, ladeterminación de lossiguientesparámetros:calcio, fósforo, albúmina, proteínastotales,ácido úrico y SG O T-AST.

El tratamiento consiste en corregir lascondiciones del te rra rio (te mp e ra t u razonal, humedad, fluorescente UVB 290-

310 nm) y la dieta, suplementando concalcio y vitamina D3. En galápagos yot ros reptiles carn í vo ros u omnívo ro s,deben evitarse losalimentos ricos en fós-foro (como jamón de York, carne magra,gammarus, etc.), recomendándose dietasa base de pescado completo, hígado,insectos, gusanosy moluscos. En iguanasy quelonios herbívoros, la lechuga y eltomate como dieta básica debe comple-mentarse con otras verduras y frutas conmejor índice calcio/ fósforo. En la tabla 1

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Fig. 4.— En g rosamiento y reblandecimiento mandibular enuna iguana verde ( Iguana iguana ), como síntomatípico de enfermedad ósea metabólica en estae s p e c i e .

Fig. 5.— Deformaciones de las extremidades relacionadas conel padecimiento de enfermedad ósea metabólica enuna Iguana iguana . Estas deformaciones pueden serconsecuencia de fracturas o arqueamientos de loshuesos largos, aunque en ocasiones están relaciona-

das con depósitos de sales de calcio sobre la muscu-latura.

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TABLA I VERDURAS Y FRUTAS RECOMENDADAS PARA LA ALIMENTACIÓN DEREPTILES HERBÍVOROS POR SU BUENA RELACIÓN CALCIO/FÓSFORO

Hojas de nabo

Hojas externas de col o repollo

Col china

Papaya

Cilantro

Hojas de brócoli

Berros

Brotes de mostaza

Colinabo

Perejil

Acelgas

Grelos

Hojas de coliflor

Col rizada

Endivias

Higos

Diente de león

Naranjas

Tronco y ramas de brócoli (sin la flor)

Hojas de remolacha

Higos chumbos

Apio (troncos)

CebolletasApio (hojas)

Puerros

Mandarina

Frambuesas

Berenjena

Fresas

Moras

7,08-1

5,95-1

5,56-1

4,50-1

4,00-1

3,92-1

3,53-1

3,46-1

3,25-1

3,20-1

3,00-1

2,91-1

2,91-1

2,76-1

2,66-1

2,60-1

2,40-1

2,40-1

2,36-1

2,35-1

2,30-1

2,10-1

1,90-11,70-1

1,70-1

1,50-1

1,40-1

1,20-1

1,20-1

1,20-1

Alimento Cociente calcio/fósforo

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se adjunta un listado con los alimentosrecomendadosy su relación calcio/ fósfo-ro. Pa ra el aporte de calcio puedeemplearse lactato cálcico21, glicerofosfa-to cálcico21 o glucobionato de calcio. Ennuestra experiencia, el que mejoresresul-tadosparece dar es el glucobionato decalcio al 10% , administrándolo por víaoral a razón de 100-200 mg/ kg/ díad u ra n te un periodo mínimo de dosmeses29, aunque la dosisdefinitiva debedecidirse en base a losresultadosanalíti-cos. En aquellos casos en los que exista

parálisismuscular por hipocalcemia seve-ra, puede ser necesario iniciar el trata-miento con glucobionato cálcico por víaendovenosa o intraósea, aunque debehacerse lentamente para evitar trombosis.Esconveniente también administrar cada3-7-10 días(según el tamaño del animal)una gota de Hidroferol® (equivalente a240 UI de vitamina D3 en forma de 25-hidroxicolecalciferol) por vía oral29. Asi-mismo, es imprescindible emplear unafuente de luz ultravioleta con una longitudde onda comprendida entre 290 y 310nm29 o exponer al paciente durante 3-4horas diarias al sol directo, si el clima lopermite. El empleo de calcitonina de sal-món para prevenir nuevas emigracionesde calcio desde el hueso hacia la sangre,se encuentra hoy en día en discusión29.Algunos autores recomiendan su uso endosisde 1,5 UI/ kg cada ocho horaspor

vía subcutá n e a3 0, aunque en nuestraexperiencia se obtienen resultados satis-factorios con una pauta bien distinta: 50UI / kg vía i.m. cada siete días20,21,28

(hasta un total de cuatro administracio-nes)29. Es muy importante mantener unaporte adecuado de calcio durante todoel tratamiento con calcitonina para evitarhipocalcemiasiatrogénicas20,21,28.

Se recomienda llevar a cabo un segui-m i ento de cada caso mediante est udio sra d i ográficos(a los90, 180 y 360 días

de iniciar el trata m iento) y analíticasbioquímicasseriadas (alos 30, 90, 180 y 360 días)2 9. Estos controles perm iten alclínico tomar decisiones sobre la duración del tra ta m i e n to y

aju star dosis según los re su l tados obtenidos. Además, sonmuy útilespara evaluar posiblessecuelasy/ o rec idivas.

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Fig. 6.— Deformación del caparazón en forma de “ pagodachina” en un galápago de Florida (Trachemys script a 

elegans ) con enfermedad ósea metabólica.

Fig. 7.— Acortamiento mandibular en una Iguana iguana 

adulta, como secuela por haber padecido enferme-dad ósea metabólica en su etapa juvenil.

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HIPERCALCEMIA

La hipercalcemia puede ser fisiológicaen hembras grávidas, tanto en estadiospreviosa la oviposición como cuando seproducen fenómenos de reabsorción delos óvulos25,31. Sin embargo, tam biénpueden originarse estados hipercalcémi-cospatológicoscuando se emplean die-tas excesivamente ricas en calcio y vita-mina D3

5,21, 25,32, 3 3, como cuando seincluyen piensospara carnívorosdomésti-cosen la dieta de reptilesherbívoros. En

estoscasos, la hipercalcemia conduce ala formación de depósitos de sales decalcio en tejidos blandos (en forma dehidroxiapatita cálcica)25. La sintomatolo-gía y las lesiones son muy variablesdependiendo del lugar donde se produz-can estos depósitos: musculatura cardia-ca, aorta y grandes vasos (insuficienciacardiaca), tráquea y bronquios(hiperten-sión pulmonar, disnea), aparato digestivo( d i sfagia, enlente c i m i e n to inte st i n a l ,coprostasis), apara to urogenital (insufi-ciencia renal, distocia), piel (calcinosiscutis), bazo (infarto esplénico), médulaespinal y encéfalo (parálisis, alteracionesneurológicas, coma)25.

El diagnóstico se basa en la historia clí-nica y la sintomatología, pero debe con-firmarse mediante analítica sérica (la cal-cemia puede alcanzar valoressuperioresa 40 mg/ dl)5 y radiografía21 (pueden

verse áreas radiodensas correspondien-tesa losdepósitosde calcio) (fig. 9).Además de corregir la dieta, para el

tratamiento se recomienda el empleo decalcitonina de salmón en dosis de 1,5UI/ kg/ 8 horas por vía subcutánea5,32,durante varias semanas, hasta que secompruebe una normalización de la cal-cemia. C omo en muchasocasionesel teji-do renal se encuentra afectado, se reco-mienda realizar una sueroterapia por víaintraósea mientras dure el tratamiento.

Son frecuenteslasrecidivasal cesar la medicación y el falle-cimiento de muchospacientesdebido a la irreversibilidad delaslesiones.

GOTA

La formación de depósitosde uratosen el parénquima vis-ceral o sobre lassuperficiesarticularescomo consecuenciade un estado de hiperuricemia persistente se denominagota26,38. La hiperuricemia puede presentarse en cualquiertipo de reptil. Sin embargo, esmucho másfrecuente en repti-lesherbívoros a los que erróneamente se les ofrece dietasricas en proteínas5,24 (carne magra, jamón de York, pienso

para carnívoros domésticos, etc.). También es frecuente enreptilesa losque se lespriva del agua de bebida y que, porlo tanto, padecen un estado de deshidratación5,24,26. Losreptiles acuáticos son menos susceptibles al padecimientode esta enfermedad, ya que en este grupo de animaleselproducto final del metabolismo de los compuestos nitroge-nados no es el ácido úrico, sino que son capaces de pro-ducir grandescantidadesde urea y amoniaco5.

El ácido úrico se elimina en forma de uratospor secreciónactiva en la porción proximal de los túbulos renales. Por lotanto, cualquier lesión que se produzca en el epitelio del túbu-lo renal conducirá a una disminución en la excreción de ura-tos24. De aquí que a vecesla hiperuricemia, en losgalápa-gos, sea realmente la consecuencia de una avitaminosisA.

Por último, también se pueden dar algunoscasosiatrogé-nicos, por empleo indebido de gentamicina o sulfamidas(con actividad nefrotóxica) durante tiempo prolongado5.

Una vez que el estado de hiperuricemia se instaura, losdepósitosde uratospueden producirse en cualquier órganoo tejido. Según su localización, la gota puede clasificarse engota visceral, articular o periarticular. La más frecuente esla

gota visceral, siendo losórganosmásafectadosel saco peri-cárdico, el hígado, la corteza renal y el bazo5. La sintomato-logía en estos casos es poco evidente, manifestándose avecessólamente con anorexia. El diagnóstico presuntivo sólopuede establecerse con una profunda anamnesisy realizan-do un análisisde ácido úrico en sangre. En cuanto a la gotaarti cular, esmucho másrara5, y se caracteriza por depósitosde uratosen lasarticulaciones24. La sintomatología se mani-fiesta por un engrosamiento de lasarticulaciones(a vecesdesólo un dedo), que da lugar a inmovilidad por dolor articu-lar5. En ocasiones, estos cristales son visibles radiográfica-mente (aunque, para ello, la lesión debe estar ya calcifica-

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da)5. La confirmación puede realizarsetomando una muestra mediante aspiraciónde la lesión con aguja fina y tinción cito-lógica de rutina, para evidenciar loscris-talesde uratos5. Al realizar biopsias, deberecordarse que los cristales de uratos sedisuelven en formol, por lo que lasmues-tras susceptibles de contener uratos nodeben formolarse.

El pronóstico es sombrío, salvo enaquelloscasosen losque el diagnósticosea precoz.

El tratamiento consiste en corregir la causa, ya que noexiste ninguna medicación completamente eficaz. Se haensayado con alopurinol12,34,35,36,37,38, probenecid34,37 y

colchicina12,24,37 pero los resultados son, cuando menos,contradictorios5.

HIPOTIROIDISMO/HIPERTIROIDISMO

Se desconocen todavía muchosaspectosde lasendocri-nopatíasen reptiles. Sin embargo, se han descrito casosdehipotiroidismo (bocio) en reptiles a los que se le suministraaguas blandaspobresen yodo, y en aquellosque recibendietasricasen agentesbociógenos(nitratos), como algunas

verduras5,15,38. La sintomatología se caracteriza por letargiay, en ocasiones, puede observarse un abultamiento en laregión cervical ventral en la entrada del tórax15,38.

Por otro lado, se conoce el papel de la función tiroideaen la ecdisis39, por lo que el hipertiroidismo puede conside-rarse como una causa desencadenante de ecdisisrepetidasen ofidios40. La mayoría de los casosse presenta en indivi-duosde edad avanzada, siendo especialmente sensible laculebra del maizal (Elaphe guttata)40. Aunque losresultadosde la analítica de T3 y T4 en sangre pueden ser ambiguos40,la respuesta al tratamiento con Tiamazol confirmaría el diag-

nóstico.

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Fig. 8.— Radiografía dorsoventral de unaIguana iguana que padece enfer-medad ósea metabólica. Nóteselas finas corticales de los callosóseos femorales, así como la

p resencia de cuerpos extrañosradiopacos (gravilla) ingeridos porel animal en un intento de repo-ner la calcemia. La retención deheces es consecuencia del enlen-tecimiento del peristaltismo intes-tinal como consecuencia directade la hipocalcemia.

Fig. 9.— Hipercalcemia en una Iguana iguana . Nótese la calci-

ficación de las paredes de los principales vasos san-guíneos a su salida del corazón.

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UROLITIASIS VESICAL

Sólo los quelonios y algunos sauriosposeen vejiga urinaria41. La orina forma-da en losriñonesfluye a travésde losuré-tereshasta la cloaca, existiendo despuésun reflujo retrógrado hacia la ve j iga ,donde parte del agua es reabsorbidaantes de la eliminación definitiva de laorina por la cloaca41. La formación dedepósitos minerales (arenilla) o cálculos,pro p i a m ente dichos, está re la c i on a d acon estadosde deshidratación prolonga-

dos23,32,41

y el empleo de dietas hiper-proteicas42 (sobre todo en reptiles herbí-voros). La avitaminosis A puede actuarcomo causa predisponente42, ya que dalugar a hipertrofia y posterior metaplasiade losepitelios. En el caso del epitelio dela vejiga, esto conllevaría un acúmulo de

célulascornificadassobre su superficie, que podría determi-nar la formación del núcleo de futuros cálculos42. Además,se especula con la posibilidad de que materialesde origen

gastrointestinal (como arena, piedras, o material proteicodiverso) tengan un papel importante en la formación delnúcleo del cálculo, al ascender retrógradamente desde lacloaca junto con el reflujo de orina procedente de losuréte-res32.

La mayoría de losurolitosdescritosen reptilesestán com-puestospor ácido úrico o por uratos41,42, aunque también sehan descrito cálculos de oxalato en Iguana iguana 43. Enreptilesherbívoros, el nitrógeno de origen proteico deriva dealimentosvegetales, por lo que la producción de ácido úrico

eslenta y su eliminación —en forma de uratos— también loes23.Lasreptilesafectadosde urolitiasisvesical son asintomáti-

cos23, hasta que el tamaño del cálculo estal que origina dis-quecia, coprostasis, distocia y/ o parálisis de los miembrosposteriores41. En estos casos, el animal está apático y ano-réxico, presentando un grado de deshidratación más omenosimportante.

El diagnóstico puede re a l i z a rse en base a la histo ria clí-nica y la palpación cuidadosa de la cavidad celómica2 3

(en saurios). Debe confi rm a rse mediante ra d i o l o g í a2 3 , 3 2 , 41

( fig. 10) (cálculospalpables) o ultra so n o grafía (en el casode pequeños depósitos de saleso “are n i l l a ” )4 2. C uandose tra ta de pequeñosdepósitos de ácido úrico o are n i l l a ,el tra ta m i e n to consiste simp l e m e n te en dar un adecuadoa p o rte hídrico al enfe rmo (recomendándose la suerote ra-pia intraósea) y en corregir la dieta. C uando se tra ta decálculos mayo res, es necesario re c u rrir a la celotomía yc i stoto m í a5 , 2 3 , 3 2 , 41, 4 2.

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Fig. 10.— Urolitiasis vesical en una Iguana 

i g u a n a . Las deformaciones delos huesos largos son secuelasdel padecimiento de enferme-

dad ósea metabólica en unaedad temprana.

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A. MARTÍNEZ-SILVESTRE1 Y N. J. BROTÓNS2

1Centre de Recuperació d´Amfibis i Rèptils de Catalunya (CRARC).

Santa Clara s/n. 08783 Masquefa. Barcelona

 2Clínica Veterinaria Médano. San Ramón, 77. 03560 Campello (Alicante)

AS enfermedadesinfecciosastienen una importancia cada vez mayor en la clínica de reptiles. Eldelicado estado inmunitario de esta clase de animaleshace que sean muy frecuenteslasinfec-cionessecundariasa otrosprocesos. Losagentescausantesson mayoritariamente bacilosG ramnegativos, pero en general podría decirse que puede aislarse cualquier tipo de microorganismo.En el presente estudio se enumeran lasprincipalesbacterias, virusy hongosque se aíslan de pro-

cesossistémicoso locales en reptiles. Además, se dan datosacerca del cuadro lesional que provocan y seseñalan losaspectosbásicospara un buen tratamiento mediante el uso de fármacosantibióticos.

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Incluso en muchasenfermedadesdescritasen reptiles, losagentescausales son especies de microorganismos que envertebradossuperioresse considerarían inocuaso hallazgos

ocasionalesen cultivosy aislamientosde rutina3.La presencia de microorganismos potencialmente pató-

genosen el ambiente donde viven los reptilesesun hechocomún. En cualquier agua estancada se desarrolla una inten-sa actividad microbiana de modo natural. N o debe preten-derse que el agua donde viva un reptil sea estéril. En condi-ciones normales, en el suelo, agua, etc., se encuentra unagran variedad de asociaciones simbióticas, parásitas ycomensales entre diferentes grupos de microorganismos.Entre ellos, cabe destacar bacteriasheterótrofasde losgéne-rosAchromobacter, Flavobacterium, Brevibacterium, M icro -coccus, Pseudomonas, N ocardia, Streptomyces, M icromo -nospora, Bacillus, Spirillium o Vibrio, que están directamenteimplicados en el reciclaje de la materia orgánica en estosambientes4. Cualquiera de estas especies podría ser unpotencial patógeno en un herpeto immunosuprimido y, dehecho, agentescomo Pseudomonas, Vibrio, Flavobacteriumo N ocardia han sido ya asociados a patologías localesysistémicas3.

Por otro lado, existe la discusión de cómo debe interpre-tarse la presencia de un determinado agente en un reptil,

como por ejemplo el aislamiento de C lostridium en hemo-cultivos en saurios aparentemente sanos. El característicoequilibrio entre el reptil hospedador y el microorganismopuede hacer difícil la diferenciación entre portadoresasinto-máticosy enfermosreales5.

Si bien las causasdete rm i n a n tespueden ser muchas enfunción del micro o rganismo implicado, casi siemp re sereducen a unas pocas especies bacte rianas comunes enla patología infecciosa de reptiles. Así pues, la mayoría dee studios sobre antibiote rapia, serología o preva l e n c i ae stán realizadas en Pseudomonas aeruginosa6. Por ot ro

lado, el tra ta m i e n to comúnmente basado en aminogl i c ó-sidos que se aplica en muchas ocasiones es ineficaz enp resencia de micro o rganismos anaerobios. Además, ela i sl a m i e n to ru t i n a rio en herp etología ignora en ocasionesla presencia de estos. Esto, unido a te rapias activasfre n tea estos micro o rganismos que se aplican sin conocer lacausa real de enfe rmedad, hace que no se conozca conse g u ridad la gravedad de las infecciones por anaero b i o sen re p t i l e s7.

La presencia de un age n te bacte riano no sólo puede

e star relacionada con una enfermedad per se, sino qu epuede ser un fa c tor pre d isp onente a una reinfección que

INTRODUCCIÓN

AS enfermedades infeccio-sasen reptilestienen unaespecial importancia comoconsecuencia del delicadoequilibrio que ex i ste enestosanimalescon respec-

to al ambiente en el que viven. En efecto, elsistema immunitario de losreptilesestá suje-

to a variaciones dependientes de la tem-peratura, el estrés, la humedad ambiental ola alimentación. Estos factoresafectan deun modo más directo a lasdefensasnatu-ralesde losreptilesque a lasde losmamí-ferosy aves. De este modo, se consideraque un reptil recién importado, hospitaliza-do, recién comprado, recién transportado,hipotérmico, mal alimentado, mal instaladoo mantenido en un espacio pequeño estáimmunodeprimido. La posibilidad de que

este animal acabe manifestando una enfer-medad infecciosa esmuy elevada. En la clí-nica diaria, debe pensarse que cualquierreptil que entra en la consulta se encuentrapotencialmente immunodeprimido, y, porello, deben tomarse lasmedidasoportunasde manejo y profilaxis.

La curación de la enfermedad depen-derá por tanto no sólo de un adecuadotratamiento antibiótico, sino de restable-cer ese equilibrio inmunológico perdido.

En todas las enfermedades infecciosasdescritasen reptilesse cita un agente cau-sal como causa determinante de la misma.Si bien en muchasocasionesesto escierto,la práctica demuestra que en otroscasoslaetiología de ese mismo cuadro clínico esmuy diversa y, por tanto, se corresponde auna invasión de microorganismos oportu-nistas. De este modo, esposible encontrarenfermedadescausadas por la presencia

concomitante de parásitos, bacterias yvirusen un mismo hospedador1,2.

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re alme n te origine la enfe rmedad. Po re je mplo, en quelonios, se ha descritoque Serratia marcescens es un micro or-ganismo con elevada capacidad de pro-teolisis que favorece la acción posteri o rde C itr oba c t e r, generando consecuente-m e n te enfe rmedadessepticémicas8.

COMPLEJORINITIS-ESTOMATITIS ENTORTUGAS TERRESTRES

Esuna de las enfermedadesmás gra-

vesque afectan a las tortugas terrestres.La rinitis es un síntoma común a variasenfermedades:

Rinitis secundaria a sinusitis

G eneralmente relacionada con hipovi-taminosis A. La falta de vitamina A pro-voca la desestabilización de losepiteliosrespiratorios, predisponiéndolos a infec-

cionessecundarias(ver capítulo 3: Enfer-medadesnutricionalesy metabólicas). Deeste modo, la rinitis se inicia como enti-dad primaria o secundaria a una infec-ción de lossenos.

Rinitis bacteriana primaria

G eneralmente, consecuencia de inmu-no su p resión o de un aumento de la

c arga bacte riana en el ambiente. Dee stas rinitis se suelen aislar St a p h ilo c o -c o s, Pseudomonas, Proteus o Aer omo -n a s9 ( fig. 1).

Rinitis por micoplasmas

La presencia de micoplasmas comocausantesdel cuadro de rinitisesmuy fre-cuente en las tortugas terrestresamerica-nas( G opherusspp.). Se ha descrito unanueva especie causante del cuadro clíni-

co como M ycoplasma agasizii. La enfermedad tiene unaalta morbilidad y mortalidad10.

Rinitis vírica

Actualmente, todoslosestudiosrealizadosconfirman quela rinitis crónica y de mayor mortalidad en quelonios terres-tresse debe a la infección por un herpesvirus. En estoscasos,se da un empeoramiento progresivo del estado del animal,con moqueo, dificultad respiratoria, caquexia, y muerte. Enfases avanzadas, se observa estomatitis purulenta. Si bienaún falta confirmar la etiología realizando infeccionesexpe-rimentales, en la mayoría de animalesafectadosse han visto

cuerposde inclusión y partículasdel tipo herpesvirusmedian-te microscopia electrónica. Actualmente se están realizandoaislamientos, aplicación de técnicas diagnósticas mediantePCR y detección serológica en animalesafectados.

Rinitis alérgica

Descrita como consecuencia de cambiosestacionalesentortugasde climasmediterráneoso con grandesoscilacionestérmicasverano-invierno. Hasta el momento, esla única des-

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Fig. 1.— Típico aspecto de una tortuga de tierra (Testudo graeca ) con rinitis. La presencia de exudado nasal de

aspecto purulento debe alertar sobre la múltiple etio-logía de este signo clínico.

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cripción que sugiere una patología detipo alérgico en tortugas3.

VIROSIS

Herpesvirus

Se trata de uno de losvirusmáslocali-zadosy diagnosticadosen reptiles11 (fig.2). En tortugasterrestres, se ha asociadoa sintomatología respiratoria (rinitis, sibi-lancias, estertores), complicada con esto-

matitis y glositis12. En tortugasmarinas sehan visto asociados a fibropapilomas (lafibropapilomatosisde la tortuga verde, o“G reen Turtle Fibropapilloma Disease”),así como a una enfermedad que provocamanchas grisáceas en la piel (llamada“G rey Patch Disease”) . Sólo raras vecesse ha descrito en procesos septicémicos,pudiéndose observar causando lesionesen bazo, pulmoneso hígado13.

Adenovirus

Causante de hepatitisy enfermedadesde afección visceral diseminada en boi-dos. El diagnóstico debe re a l i z a rsem e d i a n te microscopia. Las lesionesmacroscópicasson inaparentes14.

Paramixovirus

Diagnosticado principalmente en ofi-diosde lasfamiliasboidae, colubridae yviperidae como causante de neumoníahemorrágica, estomatitis y muerte súbita.En ofidios, pueden haber casosde enfer-moscrónicose incluso eliminadoresasin-tomáticos. El riesgo de contagio es muyelevado y representa una de las peorese n fe rmedades contagiosas conocidashasta el momento en serpientes15.

Enfermedad de los cuerpos de inclusión(“Inclusion Body Disease”, o también “IBD”)

Actualmente se cree que el agente causal esun retrovirus.

Si bien se ha demostrado su actividad transcriptasa inversapositiva, ha podido comprobarse la formación de cuerposde inclusión intranuclearese intracitoplasmáticos, datosestosúltimos que contrastan con los retrovirus conocidos. Estoscuerposde inclusión se observan en losacini pancreáticosyen célulashepáticas16.

Poxvirus

Laslesionescausadaspor estosvirusse han descrito loca-

lizadasprincipalmente en la piel de la cabeza. En queloniosy crocodilianos, la zona periocular esuna de lasprincipalesáreas de aislamiento de poxvirus17, provocando crecimien-tosde tipo papilomatoso y cambioscomportamentalesen elanimal afectado, como alteracionesen la termorregulación oen la búsqueda de alimento.

ESTOMATITIS EN OFIDIOS

E ste pro c e so suele coincidir con una estado de immu-n o d e p resión del animal afe c tado. En condiciones de

e st rés, el consumo de acido ascórbico esmayor de lo habi-

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Fig. 2.— Imagen de microscopia (x 1.000) de la cavidad nasalen una tortuga mora (Testudo graeca ) con herpesvi-rosis. En el margen del tejido se observan cuerpos deinclusión anfófilos.

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tual y esta situación predispone a lesio-nes gingivales y bucales. O tras causasde estomatitis son heridas provo c a d a sd u ra n te la caza-captura e incluso rete n-cionesde muda. Si bien en quelonios lase stomatitis pueden asociarse con age n-tes virales, en ofidios esta enfe rm e d a de stá mayo ri ta ri a m e n te causada por bac-te riasG ram negativas3 5 ( fig. 3). La pato-genia de esta enfe rmedad comp re n d et resesta d i o s:

Fase 1: inicial. El animal todavía es

capaz de alimentarse. Se observan pete-quias en el paladar. En ocasiones haypresencia de tialismo o sialorrea.

Fase 2: medio. El animal deja de ali-mentarse. Se observan acúmulos de pusen paladar y enrojecimiento de la muco-sa oral. También hay cambioscomporta-mentales, como inquietud y un ligeroincremento en la agresividad.

Fase 3: avanzado. El animal no se ali-menta. Se observa caída de dientes, hin-chazón mandibular y deformacionesquellegan en ocasionesa alcanzar las órbi-tas oculares. Intenso acúmulo de pus enencíasy paladar.

La antibiote rapia debe re a l i z a rsebasándose en los resultados obtenidosmediante antibiograma. Se recomienda

el empleo de fluidoterapia hasta que laremisión de las lesionespermita practicarla alimentación enteral forzada.

ENFERMEDAD ULCERATIVADEL CAPARAZÓN

P rovocada por contaminación delca p arazón con bacterias ambienta l espatógenas oportunistas en condicionesno higiénicas de mantenimiento. Si bienen las primeras publicaciones que men-

cionaban esta enfermedad, se le otorgaba a Beneckia(Vibrio) quitinovora la etiología, actualmente se asume que,ante este cuadro, el aislamiento bacteriano puede dar resul-tadosmuy variables. Aunque puede afectar a cualquier que-lonio, son especialmente susceptibleslos acuáticos y, sobretodo, los de caparazón blando18 (fig. 4). El antibiogramapermite asegurar un tratamiento. En ocasiones, es conve-niente administrar el antibiótico no sólo sistémico, sino tam-bién sobre lasúlceras, dejando al animal en un lugar seco.De este modo, la absorción percutánea del fármaco se opti-miza.

ENFERMEDAD ULCERATIVA CUTÁNEA

SEPTICÉMICA

Esun proceso similar al anterior pero de curso sistémico.Se da en tortugasy no existe un único agente causal. Liga-do, nuevamente, a condicionespoco higiénicasde manteni-miento. La enfermedad no se limita al caparazón, sino quese disemina por todo el cuerpo, observándose úlceras a lolargo del cuello, extremidadesy cola. En más rarasocasio-nesafecta a la cabeza. Si bien en algunascitasbibliografi-casse cita a C itrobacter freeundii como agente causal, delas lesiones pueden aislarse otros microorganismos comoStraphilococcuso Pseudomonas29,18. El cultivo microbiológi-

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Fig. 3.— A naconda joven (Eunectes notaeus ) con abundanteexudado purulento cayendo de la boca, típico de laestomatitis en fases avanzadas.

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co es obligado, seguido de antibiogra-ma, para poder emitir un pronóstico ajus-tado18.

OTITIS

Frec ue n te en quelonios. Provoc a dapor contaminación de heridas cortantesen la cabeza o en la cavidad oral, a con-secuencia de la ingestión de aguascon-taminadas, colonización de la orofaringey posterior vehiculización de los gérme-neshacia el oído medio. Se provoca un

absceso de tamaño creciente que, con eltiempo, puede llegar a provocar gravesd e fo rmidades del encéfalo y de lasestructuras craneales internas19. G eneral-mente se aíslan microorganismos aero-bios G ram negativos3,19. Una hipovitami-nosisA puede ser la causa predisponen-te de este tipo de infecciones, al alterar elepitelio de los conductos de Eustaquio ydel oído medio.

NEUMONÍA

La neumonía es un diagnóst i c ocomún en procesos septicémicos provo-cados por M y c o b a c t e r i u m10, 3 0, P se u d o -m o n a s2 0 o Serratia marcescens21, entreot ros. N u eva m e n te, la mayoría de pro-cesos neumónicos están causados porgé rmenes G ram nega t i vos (fig. 5). De

todosmodos, pueden encontra rse age n-tes inusuales ambientales causantes dec u a d ros neumónicos. Pueden ser tra n s-mitidos por los manipuladores, o deber-se a la pro l i fe ración bacte riana ambien-tal o, incluso, en condiciones hospita l a-rias, ser consecuencia del tra ta m i e n tocon antibióticos inadecuados. Re c i e n te-m e n te, se han descri to en España micro-o rganismos poco comunesen pato l o g í ade reptiles, como A l c a l i g e n e s sp p .2 2 yEnterococusdurans2 3.

ENTERITIS-SALMONELOSIS

La presencia de Salmonella en reptiles pasa much a svecesdesapercibida. Se tra ta de una bacte ria siemp re pre-

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Fig. 4.— Aspecto del caparazón en una tortuga de caparazónblando (Pelodiscus sinensis ). Se observan ulceracio-nes antiguas, ya cicatrizadas y otras recientes conmaterial necrótico en su interior.

Fig. 5.— Detalle del interior del pulmón de una tortuga afri-cana (Geochelone pardalis ) con neumonía avanza-

da. Se puede observar un material amarillento quecolapsa la luz alveolar.

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se n te en el apara to dige st i vo de lam ayoría de especies. Lascepas pató ge-nas se eliminan, especialmente, cuandoel reptil está enfe rmo, sea o no a causade una salmonelosis. La dosis infe c t i vade Salmonella es muy baja y una elimi-nación puntual puede infe c tar a va ri o sanimales que conv i van en un mismote rra rio e incluso a la especie humana24.De este modo, la prevalencia de S a l m o -n e l l a en coleccioneszoológicasse hacemás intensa que en animalessolita riosotenidos como mascota s2 5. En imp o rta-

ciones en condiciones est re sa n tes o enanimales a los que se les cambia bru s-c a m e n te el ciclo hibern a to rio, pueded e se n c a d e n a rse un desequ i l i b rio de lafl o ra dige st i va que provoca diarre a s,e n te ritis difte roide necrot i z a n te y hepati-tis. En estos casos, debe descarta rse sal-monelosis como causa pri m a ria. Se had e sc ri to que la presencia de S a l m o n e l l aen casos seve ros se insta u ra de modosi stémico y afe c ta al apara to re sp i ra to-

ri o2 6.

SEPTICEMIAS

M uchosprocesosinicialmente localesacaban por diseminarse en condicionesfavorables. La presencia de agentesgramnegativosesla causa máscomun de sep-ticemias en muchasespeciesde crocodi-lianos27. Pero existen agentesbacterianos

unidosclásicamente a enfermedadessep-ticémicas y raramente locales. Los agen-tesmáscomunescomo causantesde sep-ticemias son Klebsiella pneumoniae28,Pseudomonas aeruginosa y P. fluores-cens29, M ycobacterium spp.30 o Arizo -na31. La micobacteriosis es una de lasantropozoonosismás frecuentesen repti-les (fig. 6). M uchos de loscasos obser-vados en reptiles aconsejan verificar lapresencia del agente causal en el mani-pulador32.

HEPATITIS

Puede ser multifocal, con un patrón difuso o con un únicoabsceso interno. La sintomatología y severidad del procesodependen del agente infeccioso involucrado y de la capa-cidad de respuesta del animal afectado. Se han aisladomuchos agentes causales como Pseudomonas, Escherichia,Aeromonaso Corinebacteriumspp.33

ABSCESOS-OSTEOMIELITIS

La presencia de osteomielitis también se ha visto asocia-da a infeccionesdel caparazón de tortugas acuáticas, que

progresan hacia el interior, destruyendo la capa ósea sub-yacente y provocando osteolisisy osteomielitis34.

CONSIDERACIONES SOBRE LA TERAPIAANTIMICROBIANA

Antibiograma

El complejo entramado de agentescausales y hospeda-doresque se han descrito, así como el excesivo e indiscrimi-

nado uso de antibióticos en clínica de animales exóticos,hacen recomendable el uso de antibiogramas en práctica-mente todaslasenfermedadesde etiología infecciosa35. Losantibiogramasmínimosdeberían contrastar la actividad de almenoscinco antibióticos: sulfamida-trimetroprim, enrofloxaci-na (u otra quinolona como la ciprofloxacina o la norfloxaci-na), gentamicina (u otro aminoglicósido como la amikacina),tetraciclinasy algún macrólido o penicilina. N o se recomien-da testar cloramfenicol, ni tampoco aminoglicósidos en rep-tilesdeshidratados o con la función renal comprometida, o

bacteriostáticosen reptilescon el sistema immune debilitado.

Tratamientos de elección

El uso de antibióticosen enfermedadesque cursen con laformación de abscesos debe preceder siempre a su extrac-ción quirúrgica. La característica formación de losabscesosen reptiles hace que no se pueda reabsorber el materialpurulento sin intervención quirúrgica y sólo con antibiotera-pia. La pauta antimicrobiana practicada de modo sistémicono llega a afectar al interior sólido y no irrigado de losabs-cesos en reptiles, de modo que un tratamiento puede solu-

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cionar el problema momentáneamente,pero con un alto riesgo de recidiva. Porello, todos losabscesosdeben extraersesin olvidar que pueden existir abscesosinternosque no son visiblesexternamente.El diagnóstico en estoscasosdebe reali-zarse mediante laparotomía exploratoria,endoscopia y/ o tomografía computeriza-da8 para descartar la presencia de septi-cemias o microabscesos en vísceras quecomprometerían el tratamiento aplicado.

Dosificación

La dosificación debe ajustarse siguien-do las indicaciones de publicaciones einvestigacionesrealizadashasta la fecha.N o es recomendable experimentar enanimales en los que aún no se conocebien el aclaramiento renal o la capaci-dad metabólica hepática de ciertos fár-macos. Aun así, la mayoría de las dosisde losantibióticosestán extrapoladasde

su uso en medicina de pequeños anima-lese incluso de medicina humana. El usode fórmulasalométricasbasadasen cons-tantes metabólicas a partir de requeri-mientos energéticos específicos se haceentoncesimprescindible.

Efectos indeseables

Losantibióticosutilizadostienen variosefectosindeseables. Los aminoglicósidos

son nefrotóxicos; además, en muchosrep-tiles (por ejemplo, tortugas de tierra), lavejiga urinaria permite cierta absorciónde su contenido, factor que provoca unsegundo pico de absorción de un anti-biótico que iba a ser eliminado. Estopuede provocar sobredosificaciones nodeseadas. El cloramfenicol puede provo-car alteraciones sanguíneas por depre-sión de la médula ósea, alteracionesde

conducta e incluso anomalíasreproductivas. Si bien aún nose ha podido confirmar en reptiles, estosriesgosse han cons-

tatado en muchas especies vertebradas, lo cual aconsejacierta cautela en el uso de este fármaco. El aclaramientorenal de estas especies esabsolutamente distinto al de losanimales en que se han hecho la mayoría de pruebas far-macocinéticas de antibióticos. Como consecuencia, se hacomprobado que la gentamicina administrada por vía endo-venosa en tortugastiene una vida media 33 vecessuperiora la que tendría en un mamífero36.

AGRADECIMIENTOS

N uestro mayor agradecimiento a todaslaspersonasquehan aportado datospara la redacción del presente artículo:J. Soler (CRARC , M asquefa, Barcelona); E. M ateu de Anto-nio, G ustavo Pappaterra (Servicio de Patología Infecciosa,Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Bar-celona); S. Téllez, P. Aznarte y V. Briones(Servicio de M icro-biología de AnimalesExóticos, Facultad de Veterinaria, Uni-versidad C omplutense de M adrid); G . G uyot (Ashton Rese-arch Center, Florida), así como F. O riggi y E. Jacobson (Uni-versidad de G ainesville, Florida).

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Fig. 6.— Abscesos múltiples en el hígado de una tortugamediterránea (Testudo hermann i ) con micobacterio-sis. Se pueden apreciar también algunos abscesos enla aurícula derecha y en la membrana celómica, con-firmando el carácter sistémico del proceso.

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EN FERM EDADES PARASITARIAS

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N. J. BROTÓNS1 Y A. MARTÍNEZ-SILVESTRE2

1Clínica Veterinaria Médano. San Ramón, 77. 03560 Campello (Alicante)

 2Centre de Recuperació d´Amfibis i Rèptils de Catalunya (CRARC).

Santa Clara, s/n. 08783 Masquefa. Barcelona

U NQU E en losreptilesde vida libre lasparasitosisse encuentran en equilibrio simbiótico con elhospedador, en losreptilesmantenidos en cautividad este equilibrio se rompe y con frecuen-cia da lugar a enfermedadesparasitariasde gran repercusión clínica.Los ectoparásitospueden desencadenar procesos de disecdisisy anemia, aunque la conse-cuencia másimportante de lasparasitosisexternasradica en la posibilidad de transmisión de

numerosasenfermedades infecciosasde lasque losinsectosy ácarosson los hospedadoresintermediariosolosvectoresde transmisión.

Lasdeficientesmedidasde manejo y alimentación son causaspredisponentesen el desarrollo de la mayo-

ría de lasparasitacionespor protozoosy vermes, ya que contribuyen al deterioro del sistema inmunitario de losreptiles.

El diagnóstico debe basarse en la identificación de losparásitoso de suslarvasy huevos, aunque en lascriptosporidiosis puede ser necesario recurrir a técnicas diagnósticas complementarias (radiografías de con-traste, gastroscopiasy biopsiasde mucosa gástrica). Por otro lado, lasparasitosispor cestodos, trematodosypentastómidospueden ser asintomáticas, por lo que a vecesel diagnóstico sólo esposible trasla realizaciónde la necropsia.

El tratamiento debe encaminarse a la eliminación de los parásitos (tanto en el hospedador como en elmedio ambiente), pero siempre será necesario corregir lasmedidasde manejo y alimentación.

AA

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actuar como transmisorasde hemoparásitosy virus3,5,6. Asimis-mo, pueden ser responsables de procesos de disecdisis. Lasparasitacionesmasivaspueden dar lugar a una anemia grave6.

En quelonios, se localizan principalmente en lasfosaspec-

toralese inguinales(fig. 1), mientras que, en ofidios, la locali-zación másfrecuente es junto a la apertura cloacal (fig. 2) obajo lasescamascorporales, quedando en ocasiones camu-fladaspor el patrón de distribución cromática propio de cadaespecie, pudiendo pasar desapercibidas. Para desprender-las, se recomienda aplicar una gota de una dilución 1:10 deivermectina en propilenglicol sobre la cabeza de la garrapa-ta y, una vez muerta, tirar de ella teniendo la precaución deextraer completamente el aparato masticador para evitar laformación secundaria de abscesos6,7. Sin embargo, debe

tenerse en cuenta que en algunosqueloniosla ivermectina estóxica, por lo que su uso está contraindicado. En estoscasos,puede emplearse una gota de alcohol, parafina8, desinfec-tantesyodadoso cloradoso aceite de oliva para reblande-cer el punto de anclaje antesde proceder a su extracción.

Acariformes

Existen multitud de familias y génerosque parasitan a losreptiles. Su mayor importancia clínica estriba en su papelcomo potencialesvectores o transmisores de protozoos, fila-

rias, bacterias y virus6. Los más frecuentes son O phyonissus

INTRODUCCIÓN

O D O S los reptiles en esta-do libre se encuentra nparasitados en mayor omenor grado1,2,3. Parási-tosy hospedadoresconvi-ven en equilibrio sin llegar

a causar patologías apare n tes. Sinembargo, cuando los reptiles se mantie-

nen en cautividad, este delicado equili-brio se rompe dando lugar con frecuen-cia a la aparición de enfermedadespara-sitarias. La principal causa de este dese-quilibrio esel estrésderivado de la propiacautividad3, contribuyendo también lasmalascondicionesde manejo y el aportede dietasincorrectaso desequilibradas.

ECTOPARÁSITOS

Existe una gran variedad de ectopará-si tos que pueden producir probl e m a ssanitariosen reptilesmantenidosen cauti-vidad. Lasgarrapatasy otrosácarosafec-tan principalmente a reptiles terrestres,siendo su presentación anecdótica enreptiles acuáticos3. Los insectos puedendar lugar a procesosde anemia y miasisen los escamosos y los quelonios, mien-tras que en crocodilianos los parásitos

máshabitualesson lassanguijuelas3

.

Garrapatas

Se conocen al menossiete génerosdegarrapatas que parasitan a los reptiles:Ambliomma, Aponomma, Argas, Hyalom -ma, Haemaphysalis, Ixodes y O rnithodo -ros4. Todasellas producen dermatitis foca-lesen lospuntosdonde se anclan, pudien-do ser causa de infecciones cutáneas y

abscesos. Algunas garrapa tas pueden

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TTFig. 1.— G arrapatas (Hyalomma aegyptium ) en fosa inguinal y

femoral de una tortuga mora (Testudo graeca ) pro-cedente del norte de África.

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natricis(que produce dermatitissubescatalen ofidiosy se ha propuesto como transmi-sor de Aeromonashydrofila)3,8,9, trombicú-lidos (que sólo parasitan a losreptilesensus estadios larvarios —sólo poseen seispatas—) y pterigosámidos (Hirstiella eniguánidos (fig. 3), G eckobiella en gekos,Ixodiderma en lagartos)4. Las parasitacio-nes por acariformes pueden dar lugar adermatitis graves complicadas con infec-ciones bacterianas secundarias (fig. 4),que precisan tratamientos agresivos conantibióticosy acaricidaspor vía parenteral,

ademásde tratamientostópicoscon poma-dasantibióticas. Para establecer la antibio-terapia másadecuada, puede ser necesa-rio realizar antibiogramasa partir de mues-trascutáneas.

Recomendamosel empleo de ivermecti-na por vía subcutánea a razón de 0,2mg/ kg6,10 (excepto en quelonios, ya que esbien conocida su toxicidad en numerosasespecies y, por lo tanto, deben emplearseotrosproductoscomo triclorfon al 0,2%8,11 o

piretrinas, aclarando la piel con abundanteagua tibia)7. C omo tratamiento tópico paracombatir lasinfeccionessecundarias, hemosempleado con éxito pomadasde sulfadia-cina argéntica. El interior del terrario deberátratarse también con sprayso solucionesabase de piretrinaspara erradicar lasformaslarvariasde lostrombicúlidos2.

Sanguijuelas

Son los ectop arásitos más fre c u e n te sen los reptiles acuáticos, sobre todo ento rt u gasmarinasy cro c o dili a n os3,4,6. Sehan descrito princi p a l m ente en caimanesa m e ricanos(A lligat o rspp.)5,12,13. Lassan-g uijuelas pueden contribuir a la tra n smi-sión de hemoparásitoscomo H a e m og r e -garina crocodilinorum3,6. Las parasi ta c i o-nes masivas en individuos jóvenes pue-den ocasionar anemia e infeccionesbac-te rianasfocaleso sisté m icas3. Dado que

en la mayoría de lasocasionesestos parásitosse localizanen el inte rior de la boca, su eliminación puede resultar difí-cil, sobre todo en individuos de gran tamaño. En ge n e ral, se

recomienda el empleo de lavados con vinagre o solucionesalcohólicas, aunque siemp re debe evalu arse la carga para-si ta ria y el tamaño del hospedador frente al riesgo de mor-d e du rasa losmanipuladoresde estosanimales.

Miasis

El mayor problema que provocan los insectosen losrep-tiles es la deposición de sushuevossobre lasheridaso enla mucosa cloacal, con el consecuente desarrollo de suslar-

vas (miasis). Éstas emigran a través del tejido subcutáneo omuscular ocasionando inflamaciones locales o difusas yco n t ribu yendo a la instau ración de infecciones bacteri a n a sse c u n d a rias. El tra ta m i e n to recomendado es qu i r ú rg i-c o8 ,14,15, debiendo extraerse el mayor número de larvasposible y llevando a cabo una limpieza meticulosa de tod a slas heridas con suero fisiológico y soluciones y yod a d asdi l ui d a s6. En ocasiones, puede ser necesario el empleo deantibióticos por vía pare n te ral para combatir lasinfe c c i onessecu n d arias.

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Fig. 2.— Parasitación por garrapata (Aponomma sp.) junto ala apertura cloacal de una pitón real (Phyton regius ).El pequeño tamaño del parásito puede hacer que

pase desapercibido a los ojos del propietario durantealgún tiempo.

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PROTOZOOS

Amebiasis

Esuna de lasparasitosis por protozoosmás importantes en la clínica de reptiles,especialmente en ofidiosy saurios. El agen-te comúnmente aislado esEntamoeba inva -dens1,2,3, que, aunque en la mayoría de losquelonios y crocodilianos convive en sim-biosiscon el hospedador, en sauriosy ofi-dios puede dar lugar a una enteritis fulmi-nante, acompañada de hepatitis1 y/ o nefri-

tis3. En la mayoría de lasocasiones, la víade entrada es agua contaminada conhecesde quelonioso cocodrilos3. Por estemotivo, nunca deberían albergarse en elmismo terrario sauriosu ofidiosjunto a que-lonios1.

Lossíntomasclínicosincluyen anorexia,adelgazamiento, regurgitación de alimen-tos sin digerir y diarrea severa con san-gre1 o moco verdoso y pequeñostrozosde mucosa intestinal3,16. En ocasionespuede producirse prolapso de cloaca.

Laslesionesse localizan principalmen-te en el ciego y el colon. Si se afecta elhígado, se producen áreas de necrosiscelular o abscesos1,3.

El diagnóstico se basa en la coprolo-gía, debiendo identificarse los trofozoitos(con un sólo núcleo) y los quistes cuatrinu-cleados3,16,17. Para ello, lo mejor es intro-ducir una pequeña cantidad de suero fisio-

lógico intracloacal mediante una sondametálica de punta roma, manteniendocerrada mecánicamente la cloaca duranteun par de minutos, mientras se realiza unligero masaje abdominal antesde reaspi-rar la muestra con la misma sonda.

Deben realizarse varias extensionesque pueden teñirse con lugol antesde suobservación al microscopio óptico3. Losqu i stes pueden identifi c a rse ta m b i é nmediante flotación fecal1,3.

El tratamiento de elección es metroni-

dazol por vía oral mediante sonda gástrica, en una soladosis de 125 mg/ kg4. Puede administrarse nuevas dosis alostresy cuatro días, aunque normalmente una sola dosisessuficiente. Deben emplearse también antibióticos de amplio

espectro, ya que con frecuencia se producen infeccionesbacterianassecundarias2.

Dada la alta mortalidad asociada a este proceso, lo másimportante esrealizar una buena prevención18. Para ello, nodeben mantenerse en el mismo terrario reptilesde órdenesdis-tintos, siendo además imprescindible realizar una correctahigienización del agua de bebida, lavando losrecipientes deagua con una solución de lejía despuésde cada uso y reti-rando losexcrementos tantasvecescomo sea necesario17. Losroedoresempleados para alimentar serpientes que no sean

consumidos no deben emplearse con posterioridad en otrosofidios. Debe limpiarse y desinfectarse a fondo el terrario ytodoslosaccesoriosdel mismo al menosuna vez al mes.

Coccidiosis

Existe una amplia gama de coccidiosque parasitan a losreptiles. Sin embargo, la mayoría de ellosno producen ningu-na sintomatología o son parasitacionesautolimitantes. N o obs-tante, cuando se dan malascondicionesde manejo, el estrésconsiguiente conduce a un estado de inmunodepresión que

favorece la proliferación de losparásitos, pudiendo ser nece-

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Fig. 3.— Hirstiella trombidiiformis aislada de la piel de unaIguana iguana recientemente importada que padecíauna dermatitis generalizada (x 400 aumentos).

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sario el empleo de anticoccidiósicos. Losgénerosde mayor importancia clínica sonCaryospora (en ofidios y saurios)1,18, Eime -ria1 e Isospora3.

La sintomatología escomún a otrasente-ritis. Los síntomasclínicosmás destacablesson anorexia, adelgazamiento progresivo yla instauración de un proceso diarreico máso menossevero1,18. Por ello, el diagnósticodebe basarse siempre en la identificaciónde losooquistesen lasheces3,16.

En el tratamiento puede emplearse sul-fadiacina por vía oral, a razón de 75

mg/ kg el primer día de tratamiento, conti-nuando con una dosis de mantenimientode 40 mg/ kg/ día durante cinco díasmás. Conviene mantener bien hidratado alpaciente mediante la administración desueros intracelómicos o intraóseos, paraevitar la toxicidad renal de la sulfadiacina.

Criptosporidiosis

Aunque el género Cryptosporidium seincluye taxonómicamente dentro de loscoccidios, se describe separadamentepor reunir una serie de característicasdis-tintas a éstos. Es una enfermedad quecomenzó a describirse en reptiles en ladécada de los801,2,19,20,21. N o se enten-día bien su patogenia y epidemiología,puesse describía con frecuencia en ser-pientesaparentemente sanas mantenidasen terrarios aisladamente y en condicio-

nes de manejo óptimas. Actualmente, sediscute si el contagio pudiera producirsea partir de roedores enfermos que seemplean en la alimentación de ofidios ysaurioscarnívoros3,16,22,23,24.

La concurrencia de otras patologías ola depresión del sistema inmunitario acen-túan la sintomatología y la gravedad delproceso22. Se ha comprobado que algu-nos animales excretan periódic a mentecriptosporidios durante años, permane-ciendo asintomáticostoda su vida.

Cuando existe sintomatología, ésta se caracteriza poranorexia, pérdida de peso, regurgitaciones, gastritis, enteritisy —en ocasiones— abultamiento en la zona de proyeccióndel estómago1,3,22,25,26. M icroscópicamente, este abulta-miento se corresponde con una gastropatía hipertrófica, conengrosamiento de la pared gástrica19,20,22.

El diagnóstico se basa en la sintomatología, ya que confrecuencia losooquistespasan desapercibidosen el estudiocoprológico. Cuando se sospeche esta enfermedad, esrecomendable realizar una tinción Stamp o Ziehl N eelsenmodificada de lashecesprevia flotación en sacarosa. Tam-bién esposible realizar extensionesy tincionesde muestrasobtenidaspor lavado gástrico o por gastroscopia3, aunque

resultadosnegativosno descartan la enfermedad22. Puedenrealizarse radiografíascon contraste de bario para diferen-ciar el engrosamiento de la pared gástrica de un posiblecuerpo extraño obstructivo22. En la actualidad, no existen testinmunológicoso serológicoscomercializados22.

N o existe ningún tratamiento eficaz, ya que aunque enocasiones se consiguen resultados coprológicos negativos,en la mayoría de loscasospueden aislarse criptosporidiosenla mucosa gástrica en losestudiosanatomopatológicosreali-zadospost-mortem. Se ha ensayado con trimetoprim-sulfadia-cina27, eritromicina junto con trimetoprim-sulfametoxazol, espi-

ramicina22 y paromomicina22. En cualquier caso, es muyimportante controlar lascondicionesdel terrario, manteniendola temperatura zonal a unos32°C y extremando lasmedidashigiénicas. Losúnicosdesinfectantesque parecen tener efec-to sobre la infectividad de losooquistesson el formol en solu-ción al 10% y losamonios al 5%28,29. Asimismo, debe man-tenerse al paciente correctamente hidratado mediante laadministración de suerosintracelómicoso intraóseos.

Flagelados y ciliados

Las parasitaciones por protozoos flagelados y ciliadosson poco frecuentes y de poca importancia clínica. Sinembargo, las infestaciones mixtas pueden dar lugar a unadiarrea muy acuosa, a vecescon sangre, que produce unadeshidratación grave del enfermo. Los parásitos más fre-cuentemente aislados pertenecen a los géneros Trichomo -nas, Hexamita, G iardia, Leptomonas (flagelados), N yctothe -rusyBalantidium(ciliados). Son máspatógenosen sauriosyofidios. Losciliadosdel género Hexamita pueden parasitartambién el aparato urinario de losquelonios3.

El diagnóstico se basa en el estudio coprológico (o ais-

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lamiento de Hexamita spp. en orina)3,aunque hay que tener en cuenta que lasmuestrasde heceshan de ser muy frescasy debe realizarse un análisisdirecto paraevitar que se desequen y pasen desaper-cibidos. El pronóstico esbueno si el trata-miento se instaura precozmente.

Como tratamiento para las parasitosispor protozoos ciliados se recomiendametronidazol1 en una única dosis de 260mg/ kg por vía oral, mientras que en lasparasitosis por protozoos flagelados dame joresresultados el empleo de paromo-

micia en dosisde 100 mg/ kg/ día durantecuatro díasconsecutivos. En algunoscasosserá necesario mantener al animal con sue-roterapia intracelómica o intraósea paraevitar la deshidratación. Debe practicarsetambién una alimentación forzada por son-daje gástrico con dietasadecuadassegúnlasespecies(a/ d‚ Hill’sPrescription diet‚ encarní voros, omnívorose insectívorosy “poti-tosde inicio a la verdura”, Nutribén‚ en her-bí voros), mezclándolascon yogurt natural o

con bolos de heces frescas de animalessanos, para reponer la flora bacteriana.

VERMES

Nematodos

Esla parasitosis del tracto digestivo más

frecuente en la clínica de reptiles. En gene-ral, pueden agruparse en cinco grandesgru-pos: ascáridos, oxiuros, estrongílidos, acan-tocéfalos y capillaria. Los más importantesen la clínica diaria son lostresprimeros.

Los nematodosascáridos se dividen endos familias: la famila Ascarididae, queparasita a la mayoría de losreptilesterres-tresy acuáticosde agua dulce; y la fami-lia Anisakidae, que parasita a losreptilesmarinos3. En general, son nematodos degran tamaño, llegando algunos a alcan-

zar los 20 cm de longitud3 (fig. 5). Se cree que estosparási-tos se alimentan preferentemente del alimento ingerido por elhospedador, aunque también producen lesionesen la muco-

sa gástrica e intestinal3

. Existe una cierta especificidad pará-sito/ hospedador. Así, en ofidios, se describen principalmenteparasitaciones por áscaris de los géneros O phidascaris yPolydelphis3, mientras que en quelonios son más frecuenteslosgéneros Angusticaecum y Sulcascaris4. Sin embargo, tam-bién existen géneros de áscaris que son poliespecíficos, yque parasitan a reptilesde distintosórdenes. Tal esel caso delosgénerosG oezia, O rneoascarisy Terranova.30

Los oxiúridos son el segundo grupo de nematodos máscomún en losreptiles. Parasitan a quelonios, sauriosy algunosofidios, aunque no se han descrito en crocodilianos3. Son de

pequeño tamaño, escasosmilímetros, y se agrupan formandomadejas en el intestino grueso, que en ocasionespueden lle-gar a producir una obstrucción intestinal31. En la actualidadse conocen másde 100 especiesdistintas que, en general,presentan una gran especifidad por el hospedador3.

Los nemátodos estrongílidos que parasitan a losreptilespertenecen a los géneros Diaphanocephalus3 y Kalicepha -lus1,3. Parasitan principalmente a ofidios1 y ocasionalmente aalgunos saurios3. Se alojan a lo largo de todo el tracto gas-trointestinal, alimentándose de sangre del hospedador, por loque laslesionesmásfrecuentesson ulceracionesde la muco-sa gastrointestinal1,2.

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Fig. 4.— Dermatit is bacteriana en Iguana iguana cuya etiolo-gía primaria resultó ser una parasitosis por Hirstiella 

trombidiiformis .

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Los acantocefálidosson parásitoseven-tuales en ofidios y quelonios, ya que suhospedador definitivo son losanfibios3. Lamayoría de lasparasitaciones son subclí-nicas, aunque losadultospueden llegar aproducir úlceras y nodulaciones granulo-matosasen la mucosa gastrointestinal.

Por último, los nematodos del género

Capillaria se alojan en el tracto intestinalsin producir ninguna sintomatología. Sólotienen importancia clínica cuando parasi-tan losconductosbiliaresy el hígado.

La sintomatología, común a todas lasparasitaciones por nematodos, dependede muchos factores, tales como la cargaparasitaria, la cantidad de alimento dispo-nible, la existencia de enfermedadescon-currentesy el estado inmunitario del hos-pedador. Por este motivo, la sintomatologí aes en ocasiones subclínica, lo que ha

dado lugar a largasdiscusionessobre la conveniencia o node instaurar un tratamiento parasiticida16, ya que se cree que,al menosalgunosde estosparásitos, pueden vivir en simbiosisparticipando en la digestión de determinadosnutrientes32. Sinembargo, desde nuestro punto de vista, todoslosreptilesquese mantienen en cautividad soportan un mayor o menor gradode estrés inherente al propio hecho de la cautividad, por loque tarde o temprano pueden desarrollar una sintomatologí aque llegue a poner en peligro la vida de estos animales. Porello, en todosloscasosrecomendamosque se instaure un tra-tamiento tan pronto sea detectada la presencia de parásitosen el tracto gastrointestinal. Si no se tratan, las lesionesquecomienzan por ser simples irritacioneso ulceracionessuperfi-

cialesde la mucosa intestinal, pueden evolucionar hasta pro-ducir perforaciones de la pared intestinal con la consecuentecelomitis difusa de pronóstico muy grave. Además, cuandoexiste un gran número de parásitos pueden producirse obs-truccionese intususcepcionesintestinalesque conducirán a lamuerte del enfermo. Lossíntomasen estoscasosson anorexia,regurgitación y diarrea o estreñimiento3.

El diagnóstico debe confirmarse siempre mediante estu-dioscoprológicosde sedimentación y flotación fecal (fig. 6).

El tratamiento debe ir encaminado a romper el ciclo delparásito. Así, no essuficiente con administrar fármacospara-siticidasal enfermo, sino que deben eliminarse los huevosyformaslarvariaspresentesen el medio o en hospedadoresintermediarios, como roedoreso insectos. Losantiparasitariosmásempleadosson lossiguientes:

— M ebendazol: 100 mg/ kg/ 14 díaspor vía oral2 (apli-cando al menostresdosis) 3.

— Fenbendazol: 50-100 mg/ kg/ 14 días, vía oral2 (tresdosis) 3. (Contraindicado en anorexia.)

— O xfendazol: 66 mg/ kg/ 14 días, vía oral (tresdosis) 3.

— Ivermectina: 0,2 mg/ kg/ 14 días(dosdosis) oral, sc, im.(Contraindicado en quelonios)2,3.

La administración de estosfármacosa lasdosisindicadasrequiere el empleo de volúmenesrelativamente grandes, porlo que debe practicarse un sondaje gástrico (fig. 7).

Por ot ro lado, se han descri to también para si tosis porfi l a riasen reptiles. Las larvasde estosnematodosse loca-lizan en los vasos sanguíneos de numerosas especies dere p t i l e s3 , 5, pero necesitan art rópodos (mosqu i tos y ga rra-p a tas pri n c i p a l m e n te) como ve c to res y hospedadore si n te rm e d i a ri o s3 , 4 , 6. El diagnóstico se basa en la observa-

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Fig. 5.— Testudo graeca  eliminando unejemplar adulto de Angusticae - 

cum spp. de más de 10 cm de

longitud.

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ción dire c ta de las micro fi l a rias enm u e st rasde sangre4 , 6 o de ejemp l a re sa d u l tos dura n te la realización den e c ro p si a s3. En estos últimos casos, lasfi l a rias adultas suelen encontra rse entejido subcutáneo, libres en la cav i d a dc e l ó m i c a4, en la cámara ante rior delo j o4 o en el inte rior de grandes va so s( vena cava caudal y sistema porta lrenal pri n c i p a l m e n te )3. Como micro fi l a-ricida puede emp l e a rse ive rmectina endosis de 200 µg / kg16. Sin embarg o ,no ex i ste ningún tra ta m i e n to efe c t i vo

c o n t ra las fi l a rias adultas, aunque se hasu ge rido que la elevación de la te mp e-ra t u ra del te rra rio hasta 37°C dura n te48 horas puede desencadenar la muer-te de las fi l a rias adulta s6. Las fi l a ri a sque se localizan en tejido subcutá n e osuelen producir nodulaciones en la piely pueden eliminarse realizando unap e queña incisión3.

Cestodos

Se han descri to parasitaciones delt ra c to ga stroin testinal por cestodos entodoslos órdenesde losreptiles, excep-to en los cro c odi l i a n os3. Sin embargo ,esta patología esmucho menosfre c uen-te que lasparasitaciones por nematodo s.Como pará si tosgastrointestinalespro p ia-m e n te dichos, sólo se consideran tresórdenes de cestodos, tal como se re fl e j a

en la tabla I.El diagnóstico esmuy complicado, ya

que estas parasitosis casi siempre sona si n to m á t i c a s3 y, en ocasiones, sonhallazgo de necropsia1 (fig. 8). Losquis-tesvisceralesproducidospor laslarvas-2de M esocestoides pueden ser detecta-dospor ecografía o mediante laparosco-pia. Los quistes de Sparganus spp. selocalizan en la musculatura o en el tejidosubcutáneo y su extracción esposible trasla incisión de losmismos3.

El tratamiento recomendado espraziquantel en dos aplica-cionesde 3,5 mg/ kg/ 14 díaspor vía subcutánea en sauriosy de 8 mg/ kg/ 14 díaspor vía intramuscular o subcutánea enofidios. Sin embargo, este tratamiento no esefectivo para eli-minar losquistesde M esocestoideso Sparganusspp3.

Trematodos

Se han descrito parasitosispor trematodosadultoso suslar-vas pertenecientesa tresórdenesdistintos3: M onogenea (enve jiga urinaria, nariz y esófago de quelonios marinos)1,3,4,5,Aspidogastrea1,3,6 (en aparato digestivo de queloniosacuáti-cos) y Digenea1,3,6. Los dos últimos tienen un ciclo indirecto,empleando normalmente moluscoscomo hospedadoresinter-

mediarios1,3,6. Los trematodos pertenecientes al orden Dige -nea son losmásfrecuentes6, existiendo una gran diversidad defamiliasy génerosque pueden parasitar distintosórganoso sis-temas. La mayoría de estas parasitosisson asintomáticas o susintomatología no esaún bien conocida3,4. Losadultosque selocalizan en la cavidad oral pueden extraerse manualmen-te3,4. En algunoscasos esposible aislar sushuevosen mues-trascoprológicas o a partir de lavadospulmonares1,14, peroen la mayoría de loscasosel diagnóstico espost mortem3.

Como tratamiento se recomienda praziquantel por vía oralo intramuscular, en dosisde 7-8 mg/ kg, repitiendo a lasdosya lascuatro semanas6,33.

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Fig. 6.— Huevos de oxiúridos en un estudio coprológico a par-tir de heces frescas de una Testudo marginata.

(x 400 aumentos).

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Pentastómidos

Los pentastómidos son realmente artró-podosprimitivos3,4, pero se localizan siem-

pre internamente. Sus larvas tienen cuatroapéndicesa modo de extremidades3,4. Losreptiles pueden actuar tanto como hospe-dadores intermediarios como definitivos1,5.Los adultos se localizan en los pulmo-nes1,3,6, lesionando el parénquima, pudien-do servir estas lesiones como punto deentrada de numerosasinfeccionesbacteria-nassecundarias3. Laspentastomiasisde rep-tilesen libertad suelen ser asintomáticas1,3.Los crocodilianosneonatos mantenidos en

cautividad parecen ser losmássusceptiblesa esta parasitosis3,13,34,35. N o existe ningúntratamiento definitivo33, aunque el tratamien-to con ivermectina en dos dosis de 200µg/ kg por vía intramuscular o con levamisolen dosisde 10 mg/ kg por vía oral puedeser efectivo4,33.

AGRADECIMIENTOS

Al Pro fesor Ag u stín Est rada (delDepa rtamento de Parasitología de la

Facu l tad de Veteri n a ria de la Universidad de Zara g o za) ,por su inestimable ayuda en la identificación de las ga rra-pa tasde los reptilesque habitualmente acuden a consulta.

EN FERM EDADES PARASITARIAS

PATO LO G ÍA DE REPTILES

TABLA I CESTODOS MÁS HABITUALES EN REPTILES

Proteocephalidea

Pseudophyllidea Mesocestoididea

Cyclophillidea

Proteocephalus

 Acantothenia

Crepidobothirum

Ophiotaenia

 Diphilobothriidae (Sparganus) “Spargganosis” Mesocestoides (larvas-2)

Varánidos

Varánidos y algunos ofidios

Ofidios

Ofidios y algunos galápagos

Ofidios y algunos sauriosOfidios e iguánidos

Orden Género Hospedadores

Fig. 7.— Desparasitación de Testudo graeca mediante sondajegástrico, empleando una sonda de plástico fabricadacon un trozo de tubo de un equipo de infusión.

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EN FERM EDADES PARASITARIAS

PATO LO G ÍA DE REPTILES

Fig. 8.— Huevo de cestodo obtenido a partir de un segmentoencontrado en el intestino delgado de una Iguana 

iguana al realizar la necropsia (x 400 aumentos).

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BIBLIOGRAFíA

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AN ATO M ÍA PATO LÓ G ICA M ACRO SCÓ PICA EN REPTILES

PATO LO G ÍA DE REPTILES

A. MARTÍNEZ-SILVESTRE1 Y A. RAMIS2

1Centre de Recuperació d´Amfibis i Rèptils de Catalunya (CRARC).

Santa Clara, s/n. 08783 Masquefa. Barcelona

 2Unitat d´Atatomía Patológica. Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona

A relativamente alta mortalidad de losreptilesen la clínica diaria hace que losestudiospost mor -temalcancen un alto valor diagnóstico.En este capítulo se definen lasdirectricesanatomopatológicasmacroscópicasen reptiles, descri-biendo con detalle todoslospasosque han de seguirse para realizar la necropsia desde la recep-ción del cadá ver. Asimismo, se hace hincapié en el orden de extracción de cada una de lasvís-

ceraspara su estudio macroscópico.

Por último, se describen pormenorizadamente laslesionesque máshabitualmente se observan en los dis-tintosórganosy aparatos, relacionándolascon laspatologíasque con mayor frecuencia darán lugar a dichaslesionesmacroscópicas.

N o obstante, el estudio de laslesionesmacroscópicasno justifica la no remisión de lasmuestrasa un labo-ratorio de histología para su estudio microscópico. Además, dado que ninguna de laslesionesque se descri-ben espatognomónica de algún proceso descrito por un agente causal, el estudio microscópico histológicono siempre essuficiente para establecer un diagnóstico, por lo que el protocolo de recogida de lasmuestrasdebe ir también dirigido a la detección de agentescausales(cultivosmicrobiológicos, fúngicos, virología, toxi-cología, etc.).

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anamnesis y un comp l eto historial del paciente que se va anecro psiar2.

MÉTODO Y PREPARACIÓN

Aunque el presente trabajo define las directricesanato-mopatológicasmacroscópicasen reptiles, no debe separar-se ello de la remisión a un laboratorio de histología para suestudio microscópico. N inguna de las lesiones que secomentan másadelante espatognomónica de algún proce-so descrito por un agente causal. Por ello, además de remi-tir las muestraspara el análisismediante microscopia debetenerse en cuenta todo un protocolo de recogida dirigido a

la detección de agentescausales (cultivos microbiológicos,fúngicos, virología, toxicología, etc.). Siempre pueden hacer-se análisis previos a la remisión de tejidosal laboratorio. Elprincipal análisisprevio esla citología por impronta visceral.M ediante técnicas citológicas puede hacerse una primeravaloración que servirá para orientar al patólogo a la hora deinterpretar laslesionesmicroscópicas3.

Si bien toda necropsia debe ser realizada antesde lasprimeras24 horasde la muerte del animal, en verano estacifra debe ser reducida a seishoras. En nuestra práctica, larealización de estudios post mortem en reptiles muertosdurante el mesde agosto ha mostrado autolisiscelular en lostejidos de animales necropsiados posteriormente a las seishorasde la muerte. N o se recomienda la realización de estu-dios post mortem en animales congelados. Estosespecíme-nestienen alteradosla textura, coloración y aspecto macros-cópico de la mayoría de susvíscerasy, además, su estudiomicroscópico es poco definitorio debido al alto grado delisiscelular por congelación.

La necropsia debe ser sistemática, ordenada y completa. Enestasespeciesaún poco conocidas, la realización de este tipo

de estudios tiene un valor científico muy elevado y cualquiererror en el muestreo puede inutilizar el valor diagnóstico de lanecropsia realizada. N o debe buscarse directamente unalesión diagnosticada in vivo, puesto que pueden descuidarseotras si cabe más importantes. Además, deben explorarsetodas las vísceras. En la práctica con especies exóticas esdemasiado frecuente descuidar la visualización o remisión allaboratorio de órganoscomo el pene, encéfalo, bazo, médulaósea, timo o tiroides. Deberán recogerse todoslostejidosposi-blespara enviar a su análisisposterior. Para el estudio histopa-tológico deberán incluirse lasmuestrasrecogidasen formol al

10%. Debe considerarse que la fijación del tejido en formol no

INTRODUCCIÓN

A mortalidad de reptilesen la clínica diaria esmuye l evada. C omo conse-cuencia, ex i sten muchasposibilidades de realizarestudios post mortem en

estas especies. La utilidad del estudio decadáveres es elevada por cuanto nos

proporciona información sobre cuadrospatológicos, pautaspreventivasa aplicaren losanimalesvivoso accesosquirúrgi-cos e intervenciones que pueden reali-zarse en cadáveresantesde practicarlasen un paciente vivo. Los estudios anato-mopatológicosde reptilesson de recienteinstauración1 y, por ello, debemos consi-derar que aún no se conocen con grancerteza cuálesson losaspectostípicosdeciertasenfermedadescomunes. En el pre-

sente artículo, se pretende enfocar lamayoría de cuadros lesionales a fin deo ri e n tar al clínico en el diagnóst i c omacroscópico de lesionesviscerales.

Por otro lado, debe considera rse qu emu chas de las enfermedades que seobse rvan en reptiles (por ejemplo, laa d enov irosisen boidos, o la herpesvi ro sissi stémica en quelonios) no tienen ningunarepe rcusión en el aspecto macrosc ó pico

de las vísceras, y esto llevaría a erro re sdiagnósticos gravessi no se remiten lasm u e st ras para un poste rior análisism i c roscópico. Contra ri a m e n te, much a scausas de muerte son imposibles ded ete c tar ta n to macroscópica comomicroscó picamente (muerte por hipoter-mia, est rés, compo rtamental, maladapta-ción, etc.), y sin la info rmación necesari aprevia a la necropsia es prá c tica me n tei mposible conocer el ori gen de muerte.Es por ello imprescindible una corre c ta

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esinmediata. El grado de penetración delformol en los tejidos es de aproximada-mente 1 mm por hora4. Además, loste jidoscon alto contenido en grasa requierenmayor tiempo de fijación. Todo ello puedehacer que durante el estudio histológico seobserven tejidos autolíticos de animalescuya necropsia se realizó inmediatamentedespuésde la muerte. La manutención dereptiles en terrarios favorece que, en elmomento de la muerte, la elevada tempe-ratura ambiental active de inmediato el cre-cimiento bacteriano y la descomposición

enzimática de lostejidos, factoresque pue-den dificultar un estudio posterior4 .

REALIZACIÓN DE NECROPSIAS

La realización de necropsias en reptilesdebe seguir una serie de pasosestandari-zados, al igual que en el resto de anima-les3. En saurios y crocodilianos, se iniciarealizando una incisión longitudinal ventralsiguiendo la línea alba. Posteriormente, serealizan incisiones transversales a éstasiguiendo la parte ventral de lasextremida-des. En losreptilesápodos(ofidios, sauriosápodos, etc.), essuficiente con la incisiónlongitudinal ventral. En quelonios, debesepararse el plastrón del resto del capara-zón a partir de doscortes(mediante sierrapara tejido óseo) realizadosen la zona deunión másestrecha de plastrón y espaldar.

Una vez realizadasestasincisionesini-

ciales, se retira la piel o el plastrón y selocaliza de inmediato la membrana celó-mica. Llegadosa este punto, debe anali-zarse esta membrana antesde procedera cortarla. M uchosprocesospatológicosdejan ya signosen la membrana celómi-ca (gota, celomitis, etc.). Retirando lamembrana se accede a la cavidad celó-mica, donde puede recogerse líquidocelómico y cuantificar el contenido enproteínas, la densidad específica o lapoblación celular mediante la observa-

ción con técnicasrutinariasde citología. En saurios, se deberetirar la pared costal mediante un costótomo antesde pro-ceder a inspeccionar víscerasinternas.

En la mayoría de especies, el orden de extracción de lasvísceraspara su estudio macroscópico esel siguiente:

Corazón

Trasinspeccionar y abrir el pericardio, debe separarse elcorazón, incluyendo el seno venoso posterior y losprincipa-lestroncosarteriovenosos. Junto con el corazón, esposibleextraer el tiroidesy/ o el timo.

Hígado

En la mayoría de reptilesestá formado por dosgrandeslóbulos. En iguánidosy otrossaurios, el lóbulo derecho tieneuna prolongación caudal que progresa hasta situarse prácti-camente en el polo craneal del riñón derecho. En ofidios, lavesícula biliar esextrahepática, formando un conjunto con elesplenopáncreas. Antesde extraerse, debe presionarse lige-ramente la vesícula biliar para comprobar que existe uncorrecto vaciado.

Digestivo

Separando el esófago desde su inicio en la cavidadbucal, se extrae todo el aparato digestivo cortando lasmem-branasmesentéricas de sostén hasta la región cloacal. Pos-teriormente, se separa estómago del resto y se abre longitu-dinalmente el intestino para observar todo su contenido, así como el estado de la mucosa.

RespiratorioSe extraen los pulmones con cuidado. Están firmemente

adheridosa la pared costal. En tortugas, tienen una posicióndorsal, por lo que, al hacer la necropsia con el animal endecúbito supino, nos los encontraremos después de haberretirado completamente todaslasvísceras.

Reproductor

Se extraen lasgónadasy se sigue el trayecto natural delasmismashasta la cloaca (conducto epididimario u oviduc-

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to) . En los machos se ex p l o ra elpene/ hemipenes, y en las hembras dealgunas especies (por ejemplo, en la

familia Testudinidae) una estructura clito-riana bien desarrollada.

Urinario

Se analiza la posición, tamaño, colo-ración, textura, friabilidad y dureza de losriñones. Posteriormente se extraen, para locual es necesario en muchas especies,como en lasfamiliasIguanidae o Lacerti -

dae, levantar el suelo de la cintura pélvi-ca.

ANATOMÍA PATOLÓGICAMACROSCÓPICA

Cavidad celómica

La presencia de alteraciones en lacavidad celómica se manifiesta general-mente con incremento del volumen celó-mico, abdomen distendido, dolor a la pal-pación e inquietud.

En la realización de la necropsia seobserva:

— Atrofia serosa. Se trata de una impor-tante depleción del tejido graso debidomayoritariamente a consumo y ausencia

de reposición1. Se aprecian los cuerposgrasossin contenido lipídico y, en ocasio-nes, puede detectarse una inflamaciónacompañante. El color del tejido grasocelómico se torna oscuro y se observanabundantesvasossanguíneos concentra-dosen losconsumidosdepósitosgrasos.

— Esteatitis. Esuna inflamación del teji-do graso, generalmente secundaria a unainfección5. En la mayoría de ocasiones,corresponde a una diseminación de unacelomitiso proceso séptico. Se ha obser-

vado esteatitis en animales intervenidos por una celotomíaque han sufrido infección postquirúrgica , así como esteatitisinfecciosa unida a necrosisdel tejido graso6.

— Celomitis/ peritonitis. Es una inflamación de la serosacelómica. Suele cursar con acúmulo de material purulento enla cavidad celómica. Se observa también variación en lacoloración y densidad del líquido celómico. Se debe con-trolar la presencia de proteínaselevadas. Una muestra paraobservación citológica y una tinción de G ram serán determi-nantesdel diagnóstico. Se aíslan de este tipo de lesioneslosgéneros Pseudomonas, Aeromonas, Proteus, Escherichia oSalmonella1.

Las lesiones ocasionadas son acúmulos purule n tos uni-dos a las serosas viscerales y en suspensión en el líqu i d ocelómico.

— Ascitis. O bservada como consecuencia de un fallorenal en la eliminación de líquidos. Si bien el diagnósticodiferencial incluye otrosorígenescomo cardiopatíaso hepa-topatías, la mayoría de lasascitisdescritasy observadasenreptiles se han vinculado a malfunción renal (insuficienciarenal, glomerulonefritis, etc.)1,7.

— N eoformaciones: pueden localizarse crecimientosanó-

malos en la cavidad celómica, como tumoraciones deaspecto heterogéneo, rugoso y coloración blanquecina arojiza. En ocasiones, aparte del crecimiento principal, seaprecia una diseminación del mismo que invade estructurasviscerales próximas, como miocardio o hígado. El creci-miento de estas neoplasias puede ser muy acelerado, lle-gando a deformar el cuerpo del animal8. M uchas de lasneoplasiasdescritasen cavidad celómica son metástasisdeotrostumoresviscerales. La nomenclatura de estoscrecimien-tosanómalosen reptilesresponde a losmismoscriteriosque

en pequeñosanimales9

.

Sistema urinario

Uroli t iasis (fig. 1)

Losacúmulos de uratosen ve j iga uri na ria son comunes yn ormales en la mayoría de especies terre st res que poseenve jiga uri n a ria. Lasto rt u gasde tierra e iguanasestán espe-c ialme nte pred i spu estasa sufrir una exce siva concentració nde la orina en periodos de deshidratación o de enfe rm e d a drenal. Bajo estas condiciones, se observan cálculos en ve ji-

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ga uri n a ria comúnmente en especímenesdel géne ro Te stu do o G eochelone d esh i-dra tados, hipotérmicos o est resados. Lapresencia de agre gados se ha descritoasimismo en crías de menosde dosañosl igada a una alimentación exce siva enp roteínasy a un incorrecto manejo10. Seo b serva un agre gado consolidado dem a te rial urina rio que toma forma de pie-d ra, rodeado de arenilla. El crecimie n todel cálculo es concéntrico y, en lanecropsia, siemp re ve remos un centrodu ro, rodeado de una peri fe ria gra n ulo-

sa y desmenuzable. La pared de la ve j i-ga uri n a ria no suele estar lesionada, a un-que la posibilidad de que ex i sta infl a m a-ción es elevada y sólo mediante obser-vación microscópica puede descarta rseuna uro c i stitis. Ante este cuadro, se debesi emp re monitorizar la función renal yd esc a rtar un proceso de gota visceral.También se han encontrado casos debi-dosa inge stión de cuerposex t raños que ,a nivel del urodeo, ascienden y se alojan

en ve j i ga uri n a ria, conv i rtiéndose ennúcleos de precipi tación que formaránun futuro cálculo7. El contenido mayori ta-rio en los cálculos de reptiles es ácidoúrico, y sólo en algunas ocasiones sehan descrito ot rascomposiciones, comooxa l ato (ver capítulo 3: Enfermeda d e sn utricionalesy metab ó licas).

Nefrit is (fig. 2)

La inflamación del riñón esun hallazgoinespecífico, descrito unido a bacterias,parásitos, enfermedades metabólicas eincluso neoplasias1,7. Un correcto diag-nóstico histopatológico servirá para des-cartar todasestascausas. El riñón apare-ce rosáceo, con una coloración máspáli-da de lo normal. El tamaño incrementa deun modo variable en función de la croni-cidad del proceso. Si la necropsia se rea-liza tras meses después del inicio de la

enfermedad, se observa una marcada nefromegalia (verdespués). En el parénquima renal puede observarse un pun-teado amarillento generalizado (generalmente de etiología

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Fig. 1.— Cálculo urinario extraído de una iguana común (Igua - 

na iguana ). Se aprecia su composición en láminasconcéntricas y su cara externa más frágil que elnúcleo interno.

Fig. 2.— A specto rosáceo y con punteado blanco-amarillentode los riñones en un Chamaeleo callyptractus . Estaimagen indica que sufren un proceso inflamatorio.Únicamente la histología permitirá diferenciar qué

tipo celular es el implicado, para poder así clasificar lainflamación.

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bacteriana), punteado blanquecino (rela-cionado con gota o hipercalcemia) y tra-yectos blanquecinos (asociados a lesio-

nesparasitarias).

Nefromegalia (fig. 3)

En la mayoría de los reptiles, excep-tuando losqueloniosy ofidios, para ver elriñón debe cortarse la arcada pélvicapara poder acceder al espacio extrace-lómico donde se aloja esta víscera. Unriñón mucho más grande de lo normal

puede verse cuando éste sobresale de sualojamiento normal en la pared dorsal dela arcada pélvica o en el techo ventraldel área sacra. Además, pueden encon-trase punteados dispersos amarillentosoblanquecinos. La mayoría de lesionesrenalesprovocan insuficiencia renal, lesio-nes inflamatorias e incremento del volu-men renal1,10. Problemas como la gotarenal, osteodistrofia renal, insuficienciarenal crónica, nefritis, etc. tienen orígenesdistintos, pero cursan con lesionesmacros-cópicasparecidas10,11. Además, el creci-miento anómalo del volumen renal puedeno sólo deberse a una malfunción de ori-gen metabólico o infeccioso, sino tam-bién a neoformaciones tisulares. Si bieneste último caso es excepcional, las neo-plasias recientemente descritas a nivelrenal aconsejan la remisión de cualquierriñón anómalo para un estudio microscó-

pico12,13.

Gota renal 

Los acúmulos de ácido úrico en losglomérulos enfermos deben describirsecomo gota renal y no como gota visceral.En reptiles, cualquier malfunción del riñónprovoca una anomalía en la filtración glo-merular, y el proceso inflamatorio acom-pañante predispone a una variación enel grado de solubilidad del ácido úrico

en sangre, con lo que éste precipita al nivel de la cápsula deBowman y forma tofose inflamación panglomerular asocia-

da1,8. Este cuadro se observa macroscópicamente como unpunteado blanquecino difuso por el parénquima renal, enocasionescrepitante al corte (fig. 4). La gota renal se ha aso-ciado también a casos de hipoplasia renal, adjudicándosesólo en algunos casosde esta enfermedad un posible fac-tor congénito14. Para diagnosticar una gota visceral, debenverse también tofosen otrosfocosde depósito visceral típi-cosde reptiles, como el corazón, arteriasy venas principa-les, músculo, membrana celómica o pulmones11. El origen dela malfunción renal puede deberse a una dieta desequilibra-

da, de modo que una dieta excesiva o carente en calcio, oel padecimiento de una hipovitaminosisA son factorespre-disponentesa una malfunción renal y a la consecuente apa-rición de gota15.

Aparato digestivo

Estomat i t is 

Se observan distintoscuadrosen función de la gravedady del tiempo que ha transcurrido desde el inicio de la enfer-

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PATO LO G ÍA DE REPTILES

Fig. 3.— Aspecto hiperplásico y congestivo de un riñón en unatortuga africana (Geochelone pardalis ). El animaltenía además retención de heces y orina por com-presión de la cloaca a su paso entre los riñones.

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medad hasta la muerte del animal. Tantolas estomatitis bacterianas como las víri-cas tienen el mismo cuadro macroscópi-co. Se observan placas purulentas alnivel de las comisuras bucales, acompa-ñadas de estomatitis, gingivitis y enmuchas ocasiones traqueítis o laringitis.Estasplacas purulentasllegan a desarro-llarse mucho y casi a obliterar la luz eso-fágica (fig. 5). Si bien en ofidiosla causamás común esbacteriana7, en queloniosse han descrito causas virales, siendo elhallazgo de herpesvirus común en tortu-

gas de tierra de muy diversas espe-cies1,16,17,18. La estomatitis en serpientesrepresenta un cuadro muy común, siguien-do trespresentaciones: leve (petequiasenencías, malestar pero sin pérdida del ape-tito), moderada (hemorragias gingivales,pérdida de dientes, presencia de pus,anorexia) y severa (esofagitis, pérdidageneralizada de dientes, material puru-lento abundante, riesgo de neumonía poraspiración de este pusvía traqueal).

Esofagit is 

La inflamación del esófago rara vez sep re se n ta aisladamente. N o rm a l m e n teestá asociada a gastritis y/ o estomatitis.Se observa una hiperemia en la mucosae so fágica. En to rt u gas, este hallazgodebe sugerir un diagnóstico de estomati-tisvírica, aunque existen otrascausasdes-

critas(fúngica, por clamidiaso mycoplas-mas, entre otrasbacterias)18. En ofidios, laesofagitis va estrechamente asociada aestomatitis.

Gastr i t is 

El cuadro clínico de gastritiscursa conproducción de fibrina en mayor o menorgrado, dependiendo del tiempo que lleveinstaurada la enfermedad. Casi siempre lamucosa gástrica está engrosada y endu-

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Fig. 4.— Exposición de un riñón con un corte sagital delmismo. Se observa un punteado blanco difuso portodo el parénquima. A l corte, podía notarse una lige-ra crepitación. Una impronta citológica permitirá verabundantes cristales de ácido úrico y la histologíarevelará la presencia de tofos úricos, principalmente,en los glomérulos.

Fig. 5.— Aspecto de las placas purulentas en encía y paladarde una tortuga gigante de las Islas G alápagos (Geo -  

chelone nig ra ). En estos casos de estomatitis-gingivi-tis, es preciso recurrir a la toma de muestras paramicrobiología, citología e incluso biopsia para histo-logía antes de aplicar un tratamiento certero.

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recida. Sólo en ocasiones se han obser-vado ulceracionesperforantes. La gastritispuede ir acompañada o no de enteritis.En cualquier caso, debe abrirse todo eltrayecto intestinal para delimitar adecua-damente el cuadro lesional. Lasgastritis seatribuyen generalmente a un problema

bacteriano, y de estas lesiones se aíslaSalmonella en muchas ocasiones19, pro-vocando un cuadro de gastritisnecrótico-difteroide. En ofidios, se aísla Cryptospori -dium de animalesafectados en coleccio-nes zoológicas1. La enfermedad causauna gran mortalidad y el tratamiento aúnno se ha establecido con seguridad. Lacriptosporidiosis representa una de lasenfermedadesmásgravesen coleccioneszoológicas y se empiezan a detectarcasosno sólo en serpientessino también

en geckosy otrossaurios20. La presencia de parásitosancla-dos a la mucosa gástrica, como Serpinema, puede ser origende infeccionessecundarias7.

 Úlcera gástr ica 

Las ulceracionesen el estómago corresponden general-mente a la ingestión de productosabsolutamente inadecua-dos (aspirinas, bebidas alcohólicas, fármacos diversos...).M ás raramente son consecuencia de agentes patógenoscomo parásitosestrongílidos. En todosestoscasosse obser-va una o variasulceracionesal nivel de la mucosa gástrica.En ocasiones, lasúlcerasperforantesy sangrantesse encuen-

tran rodeadas de un tejido pardo-negruzco que se corres-ponde con una fase de necrosisde la mucosa (fig. 6). Aun-que frecuente, este proceso no necesariamente ha de estarrelacionado con un proceso infeccioso secundario. En algu-nos casos, la hemorragia producida provoca presencia desangre en intestino y en heces, siendo la melena abundanteun síntoma previo a la muerte. A veces, la úlcera gástrica seobserva simultáneamente a otras patologías intestinales,como enteritiso intususpección duodenal.

Enterit is 

Se trata de una causa relativamente común de mortalidaden reptiles. El animal afectado deja de comer debido a laexistencia de inflamación severa de la mucosa intestinal, quesigue distintasevolucionesdependiendo del agente causal, lagravedad del proceso, etc. Se han visto enteritisfibrinosas, así como enteritisnecróticas asociadas a la presencia de Sal -monella. También se han descrito asociadasa lesionesindu-cidaspor parásitos como Entamoeba invadens(ver capítulo5: Enfermedades parasitarias), protozoos como Criptospori -

dium, hongos, neoplasiaso cuerposextraños1,7,9,21. En oca-sionesson hemorrágicas. Estoscasossuelen producir melenay hematoquecia y son de difícil curación. En las enteritis dequeloniose iguanasesmuy importante realizar el aislamientomicrobiológico, para evitar contagios entre los animales yposibleszoonosis. En procesossépticosentéricosque se dise-minan, suele observarse una esplenitisapostematosa.

Hepatitis granulomatosa

La presencia de granulomas en el hígado es común enc u a l quier proceso séptico sistémico y también en enfe rm e-

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Fig. 6.— Estómago de iguana común (I g u a - 

na iguana ). Se aprecian tres úlce-ras en la mucosa fúndica. El animal

tenía abundante sangre digeridaen intestino y palidez visceral.

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dades infecciosas que afe c ten única-m e n te a éste, independiente m e n te de laet i o l o g í a .

El hígado suele tener una colora c i ónn ormal, y, prot ru yendo de éste, se obser-van abultamientos endurecidos y amari-lle ntos. Pueden ser de gran tamaño yúnicos, fo rmando una hepatitis granu l o-m a tosa multifocal2 2 o bien estar disper-sos por todo el paré n quima hepático yser de tamaño pequeño, describ i é n dosecomo hepatitis granu l omatosa miliar odiseminada. Estos últimos suelen deberse

a procesos sépticosque no sólo afecta nal hígado, como la septicemia por P se u -d o m o n a s, m i e n t ras que los pri m e ro sestán más relacionados con infecci o n e spor M y c oba c t er i um7. En ocasiones, laslesioneshepáticasno son tan claras (lige-ra palidez difusa, sin llegar producir gra-nulomas). Estos casos deben remi t i rsep a ra su estudio microscópico, para des-c a rtar etiologías bacte rianas o víri c asque producen cuadrospoco aparentes,como la herpesv i ro si s17. Existen casosdeafección ex te rna del hígado, dañando ala cubierta hepática y creando un cua-d ro de perihepatitis fib rinosa. En nuestraex periencia, el aspecto de las lesionesneoplásicas en el hígado no suele sera marille nto, sino de color blanco o máspálido que el color normal hepático.

Pueden observa rse afecciones de losc o n d u c tos biliares en infecciones hepá-

ticas, no estando relacionadas con lai n tensidad de las mismas, sino con elp roceso de diseminación (hemático obiliar) del age n te causal. Al corte delh í gado se ve inflamación en los canalí-culos biliares y, en ocasiones, se apre-cia un intenso engro sa m i e n to de lap a red de la vesícula biliar, así como dis-tensión de la misma (colecistitis). Lascausas de estas colangitis pueden sermúltiples, incluyendo las infe c c i o n e sb a c te rianas, traye c tos para si ta rios o

i n fe staciones de larvas de nemato d o s2 3, por lo que serecomienda realizar un estudio labora to rial poste ri o r.

Intususpección 

Se han diagnosticado muy pocasin vivo y la mayoría sondiagnósticos post mortem. Losúnicossignosson anorexia ydolor abdominal o posturasantiálgidas. El cuadro lesional esel mismo que en pequeñosanimales, observándose un enro-

 jecimiento de la mucosa intestinal invaginada, que en oca-sionesllega a gangrenarse. Se ha visto asociada a ingestiónde cuerposextraños, enfermedad ósea metabólica, enlente-cimiento térmico intestinal o enteritis infecciosas. Cuando el

cuadro descrito se cronifica y hay necrosis, se produce unaliberación de toxinasal torrente circulatorio, toxemia y muer-te. El proceso mecánico que lleva a una intususpecciónpuede también estar relacionado con pará si tos, comoimpactacionesde oxiurosde difícil eliminación en saurios24.

Cuerpos ex tr años 

El diagnóstico suele ser radiológico. Sólo en algunasocasiones se han encontrado en el apara to dige st i vo de

reptiles anzuelos, plásticos ( to rt u gas acuáticas), to rnillos yc l avos (to rt u gasde tierra), césped art i ficial (iguanas y to r-t u gas te rre st res), piedras (crocodilianos, galápagos), to a-llas y zapatillas (grandes serp i e n tes const ri c to ras) o corte-za de substrato (va ranos, iguanas) y un largo et c é te ra .Dependiendo de la naturaleza, tamaño y fo rma del cuer-po ex t raño, éste puede pasar desapercibido o crear cua-d rosde ente ritis, ga st ri t i s. . .

Lip ido sis hepática 

Se tra ta de un hallazgo muy común en la mayoría den e c ropsiasde reptilesmantenidosen cautividad. El emp l e ode una dieta demasiado rica en nutri e n tes, la fa l ta de ejer-cicio y la no hibernación, entre ot ras, son las causasde qu ese dé un proceso de meta m o rfosis grasa en los hepato c i-tos. El acúmulo de lípidos intrahepático provoca un deco-l o ra m i e n to del paré n quima hepático, que se observam u cho más pálido. Puede va riar desde una decolora c i ó nl i ge ra hasta un hígado de aspecto tota l m e n te amari l l o .A n te este cuadro macroscópico, la causa de muerte puedee star relacionada con obesidad y malfunción hepática. En

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el re sto de casos, la lipidosis es unhallazgo ge n eralmente irrelevante.

Parasitosis 

Laslesionesen el aparato digestivo cau-sadaspor parásitosson macroscópicamen-te inespecíficasy deben contrastarse con undetallado examen histológico para conocerel tipo de parásito. Aun así, en ocasioneseste examen debe complementarse con unaislamiento de loshuevosmediante estudioscoprológicos rutinarios. La presencia de

parásitosen el aparato digestivo esgene-ralmente un hallazgo ocasional de lanecropsia y sólo en rarasocasionesestá vin-culado a la muerte del reptil Los parásitosque lesionan la mucosa digestiva dejanpequeñasulceraciones, en ocasioneshemo-rrágicas, y también pueden verse ancladosa dicha mucosa. (Para su catalogación, vercapítulo 5: Enfermedadesparasitarias.)

Aparato respiratorio

Bron coneumonía c atarral 

purulenta 

G eneralmente, se detecta una neumo-nía granulomatosa, que, si bien no esdiag-nóstico de M ycobacterium, deberá siem-pre realizarse un estudio citológico ade-cuado para descartar este agente como

sospecha primaria. En Boidae, la principalafección pulmonar corresponde a una neu-monía hemorrágica intersticial, consecuen-te con una infección por paramixovirus(fig.7). Las hemorragias en vías pulmonaressólo se observan en casosde intensa bac-teriemia, viremiaso traumatismosseveros.

Aerosacul i t is 

Se observan acúmulosde material puru-lento en los sacos aéreos. Debe prestarse

especial atención en ofidiosy camaleónidos(fig. 8). Puesto queno existe una gran irrigación en sacosaéreos, el pus puedequedar acantonado y tener un difícil tratamiento mediante fár-macos que lleguen al foco de infección vía hematógena.

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Fig. 7.— Aspecto de un pulmón en pitón india (Python molu - 

rus ). Cabe destacar la presencia de pus en los alveo-los y el aspecto congestivo de todo el pulmón.

Fig. 8.— Pulmones de un camaleón (Chamaeleo senegalensis )con sus característicos sacos aéreos digitiformes.O bsérvese la presencia de exudado purulento en los

sacos más ventrales y en las áreas pulmonares cau-dales.

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Desde los sacosaéreos, se puede disemi-nar el proceso séptico, comprometiendo lavida del animal. Se han aislado tanto agen-

tes bacterianos (Proteus, Bramhamella)como fúngicos(Aspergillus, Penicillium).

Rinit is 

La inflamación de la mucosa nasal esun proceso relativamente frecuente en tor-tugas de tierra de varias especies, tantoeuropeas como americanas. Desde elpunto de vista macroscópico, sólo se

observan áreasenrojecidasen lascoanas,en ocasiones afectando también a lamucosa oral o a los ojos, observándoseasimismo estomatitis y queratocon juntivitis.En animalesafectadosde rinitiscrónica, elproceso de consumo de reservasy el esta-do de anemia grave provocan un aspectopálido de la mucosa nasal, en lugar delenro jecimiento propio de cualquier infla-mación. Sólo mediante un detallado análi-sishistológico puede confirmarse la etiolo-

gía del proceso, puesto que se han descri-to rinitis por herpesvirus, micoplasmas, cla-midias y rinitis bacterianas secundarias aprocesos alérgicos o de immunosupre-sión18.

Sistema nervioso

Encefal i t is 

En muy pocas ocasiones se analiza elencéfalo en una necropsia. Sea por elpequeño tamaño del animal o por la difi-cultad para extraerlo del cráneo, la mayo-ría de necropsiasse practican, por tanto, deun modo incompleto. Se han visto encefali-tisasociadasa septicemiasbacterianas. Elaspecto macroscópico esde enro jecimien-to general. En ocasiones, pueden observar-se abscesos tanto internos como entre lamasa encefálica y el hueso craneal, afec-tando a piamadre y aracnoides.

Sistema músculo-esquelético

Miosi t is 

La inflamación de la musculatura est riada responde ap rocesossépticos locales y también sistémicos. Suelen serdiseminaciones de infecciones localizadas en tejido sub-c u táneo o glándulas cutáneas (por ejemplo, gl á n d u l a sfe m o rales de las iguanas) a causa de heridas, mord i sc o s,etc. Se observan abscesos de va riado tamaño, según lac ronicidad de los mismos. Pueden llegar a invadir te j i d o sc i rc u n d a n tes, creando no sólo dest rucción del músculo,sino también del hueso y provocando fra c t u ras espontá-

neasu osteomielitis. En ocasiones, son hallazgos casualesde necro p si a .

Enfermedad ósea metabólica (EOM) 

Laslesionesanatomopatológicasse observan a nivel delas corticalesóseas y de todo el tejido muscular alrededordel hueso. Éste presenta una marcada osteoporosis y tam-bién se observa induración muscular. En ocasiones, se pue-den encontrar fecalomas por enlentecimiento del tránsito

intestinal (ver capítulo 3: Enfermedadesnutricionalesy meta-bólicas). La glándula paratiroides, normalmente impercepti-ble, puede encontrarse de tresa diez vecesincrementadade tamaño, con lo que se hace claramente visible. La mus-culatura se observa pálida y el tacto de todo el esqueleto esmuy blando.

Tegumento

Dermatit is 

En lasto rt u gas, las dermatitis infecciosas pueden aca-bar afe c tando a la base ósea del caparazón, provo c a n-do una osteomielitis que no sólo defo rma de modo irre-p a rable el caparazón, sino que comp ro m ete la vida delanimal al ex te n d e rse el proceso séptico. Este problema ese sp e c i a l m e n te común en to rt u gas de agua dulce, ta n toc a u t i vas como de vida libre. Se observa una derm a t i t i sbullosa necrot i z a n te que provoca necrosis del tejido óseoy del dérmico adya c e n te, provocando caída de esca-mas, escoriación cambio de color y fragilidad delh u e so2 5.

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Micosis s uperf ic ial 

La presencia de hongos en la piel escomún en la mayoría de reptiles. Sinembargo, sólo se dan micosis cuandoexiste un estado de immunosupresión pre-vio o bien se han aplicado antibiotera-pias prolongadas. Las lesiones cursancon pápulas que progresan a pústulastras una invasión bacteriana de las mis-mas (fig. 9). Se forman bullasque se rom-pen y, al reventar, contaminan estructuras

vecinas. En algunos casos se han visto cambios locales decoloración de lasescamase incluso gangrena de lasáreasafectadascon posterioresamputacionesespontáneas26. En

casosgraves, la micosisse puede volver sistémica, compro-metiendo la vida del animal27.

Papi lomas 

La presencia de neoplasias de esta naturaleza se cita enmuchasespeciesde tortugas(marinas, acuáticas...) Se han des-crito algunospapilomascloacalesen tortugasde tierra7 y papi-lomasen el dorso de lagartosverdes(Lacerta bilineata (viridis)).

Aparato circulatorio

Gota visceral 

La observación de un depósito difuso blanquecino, gra-nulado y con aspecto de “constelación” dispersa en aurícu-las, seno venoso, ventrículo, vena cava, arteria aorta y tron-cos principales debe hacer sospechar en primer lugar degota visceral (fig. 10). La observación microscópica de estasestructuras debe complementarse con un examen concien-zudo del riñón11. O trasestructurasmenosfrecuentestambiénse han descrito afectadaspor gota, como el paladar, mús-culo estriado o vasos linfáticos28. La diseminación hemolin-

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Fig. 9.— A lteración dérmica causada porcrecimiento fúngico en una lagar-tija (Podarcis bocagei ). La defor-

mación y la distinta coloración delas escamas afectadas son suges-tivas de micosis, pero no determi-nantes. A nte este cuadro, sepuede realizar cultivo, citología ohistología para confirmar el diag-nóstico presuntivo.

Fig. 10.— A specto de el corazón en una tortuga mediterránea(Testudo hermanni ). Se observa un punteado blan-

co disperso por todo el miocardio y venas principa-les. Imagen altamente sugestiva de gota visceral.

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fática de los cristalesesrápida, una vezque se ha instaurado el proceso.

Hemoper icardio 

Se ha consta tado en muy pocoscasos. G eneralme n te unido a situacionesde estrés agudo o sobree sfu e rzo en rep-tiles con obesidad o en situacionesmuytranquilas que de improviso se to rn a np e ligrosas(ata ques, pinchazose inclusomanipulación por el veteri na rio (card i o-patía de captura) (fig. 11 ).

Pericardit is 

Rarasvecesse presenta sola, y normalmente va acompaña-da de miocarditis. Se observa un agregado amarillento, fibrinoi-de en el pericardio, ocupando gran parte del espacio pericár-dico y casi siempre afectando el músculo cardiaco subyacente.G eneralmente debido a septicemiaspor G ram negativos(Pseu -domonas). Se diferencia de losdepósitosde uratos(gota visce-ral pericárdica) por su color amarillento, no crepitante y difuso,mientrasque éstosson blanquecinos, crepitantesy forman agre-gados. Laspericarditis, asociadasa artritisfibrinosa y a neumo-nía hemorrágica, han sido descritasen cocodrilosinfectadospormicoplasmas(M ycoplasma lacerti y M ycoplasma crocodili).

Miocardi t is granulomatosa 

Esun hallazgo relativamente frecuente en reptilesque tienensignosevidentesde septicemia. Se localizan abscesosde diá-metro variable insertosen el interior del miocardio. En ocasio-nes, protruyen al interior del ventrículo, y en otroscasosla defor-mación esexterna, haciéndose evidentesa travésdel pericar-dio. Pueden estar acompañadosde pericarditis, aunque no escomún. De estaslesionesse aíslan comúnmente microorganis-mosaerobiosG ram negativos(con frecuencia, Pseudomonas).

Leucemia 

Son lasneoplasiasdel aparato cardiocirculatorio másdes-critasen clínica de reptiles. N o hay un aspecto macroscópicofiable. Puede verse afectación hepática y de conductoslinfáti-cos, provocando deformación e incluso crecimientosaparato-sosy fácilmente visibles29; pero en estoscasossospechosos, serecomienda enviar el máximo número de muestraspara su aná-lisismicroscópico. En reptiles, lospeculiarescuadrosinflamato-

rios6 pueden llegar a provocar falsosdiagnósticostumorales.

AGRADECIMIENTOS

Para la redacción del presente artículo han sido muy impor-tantes losconsejos y experiencias compartidas con el Dr. A.M arco, Dr. M . Domingo (Departamento de Anatomía Patoló-gica, Facultad de Veterinaria, Universidad Autónoma de Barce-lona), Dr. J. O rós (Departamento de Anatomía Patológica,Facultad de Veterinaria, Universidad de Las Palmas de G ranCanaria) y el Dr. F. L. Frye (Facultad de Veterinaria, Universidadde Davis, C alifornia).

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Fig. 11.— Hemopericardio en el corazón deuna tortuga de Florida (Tr a - 

chemys scripta e l e g a n s ). Elaspecto globoso se debía a laruptura de la aurícula derecha y ala posterior extravasación de lasangre por el espacio pericárdico.

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