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Paulo Coelho - Las Confesiones Del Peregrino

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  • PAULO COELHO:

    LAS CONFESIONES DEL

    PEREGRINO

    (CONVERSACIONES CON JUAN ARIAS)

    1999

    ndice

    La conversacin en Copacabana Quin es Paulo Coelho?

    I. LAS SEALES

    II.

    MANICOMIO, CRCEL Y TORTURA

    III. LA VIDA PRIVADA

    IV. POLTICA Y TICA

    V.

    LO FEMENINO

    VI.

    LA MAGIA

    VII.

    LAS DROGAS

    VIII.

    LA CONVERSIN

    IX.

    EL ESCRITOR

  • X.

    LOS LECTORES

    XI.

    PAULA, ANA Y MARA

    1999, Juan Arias

    Primera edicin: marzo de 1999

    Primera edicin argentina: junio de 1999

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    LA CONVERSACIN EN COPACABANA

    Estas conversaciones-confesiones con Paulo Coelho tuvieron lugar en su casa de Ro de Janeiro, frentea la esplndida playa de Copacabana, a primeros de julio de 1998, en plena fiebre del Mundial deFrancia, de manera que slo se vieron interrumpidas para que el escritor no dejase de ver losencuentros sobre los cuales deba informar para la prensa francesa.

    Durante aquel as largas conversaciones, Coelho abri su alma y desvel, por vez primera, momentosdolorosos de su pasado, como la travesa por los desiertos de las drogas, de la magia negra y satnica,el manicomio, la crcel y la tortura. Al trmino de las conversaciones, manifest su deseo de no tenerque volver a hablar de su vida en los prximos veinte aos.

    En aquel os encuentros particip mi compaera, la escritora y poeta brasilea Roseana Murray. Alprincipio, tenan lugar por la tarde, despus de que Coelho hubiese dado su habitual paseo por la playa,nada ms levantarse. Porque el escritor trabaja durante la noche, se acuesta al amanecer, duerme por lamaana y dedica la tarde a encontrarse con la gente y a revisar los montones de correspondencia, fax,mensajes electrnicos y llamadas de telfono que le llegan desde los cuatro puntos del mundo.

    Por eso, nuestras conversaciones -que se realizaban en su dormitorio, situado en la parte de la casa queda a la playa de Copacabana, y donde tiene instalado su ordenador- se vean interrumpidas muchasveces por los mensajes que reciba continuamente. A veces esos mensajes se oan amplificados por unaltavoz. Coelho aguzaba el odo y, segn de qu se tratase, se levantaba o no a contestar. Una de lasveces dijo: Perdonad, pero me anuncian que me va a l egar un fax de Boris Yeltsin invitndome a ir aMosc.

    Alguna tarde quiso abrir la abultada correspondencia que recibe cada da para comentarla connosotros.

    Suelen ser cartas de gente annima, a veces de muchas cuartil as, que le hablan de lo que sientenleyendo sus libros, que le piden las cosas ms peregrinas y que se confiesan con l como con un magobueno. Aquella tarde, entre las docenas de cartas haba tambin una del ministro del Ejrcito de Brasil.Le deca que haba ledo su libro El guerrero de la luz. Esto no es normal, dice Coelho. La genteimportante no se molesta en escribir, aunque cuando se encuentran conmigo me dicen que leen mis

  • libros, como hizo Shimon Peres, durante el congreso de Davos, en Suiza, en la reunin de los grandesgenios de la economa mundial, a la que este ao me invitaron para que les hablase.

    Comentando aquel encuentro en Davos, al que por parte de Brasil fueron invitados slo Coelho y elpresidente de la Repblica, Fernando Enrique Cardoso, el escritor dira en estas conversaciones quelos

    verdaderos juegos de magia los realizan hoy los economistas y los financieros y no los pobresmagos de profesin.

    Aquel a vista sobre el mar de Copacabana, que iba adquiriendo todos los tonos de azul a medida que latarde se iba echando encima, hizo que Coelho usara con frecuencia la imagen del mar para responder anuestras preguntas. Lo hizo siempre en espaol, una lengua que ama y domina. El autor de ElAlquimista no es hombre de medias tintas; es ms bien de extremos, pasional, acostumbrado a lo quel l ama el buen combate, a quien no le importa polemizar, aunque le distingue siempre una enormesencillez, que no le hace sentirse seguro de nada, que le lleva a saber escuchar y a admitir que hapodido equivocarse.

    Una tarde hubo que interrumpir durante una hora la conversacin porque haba l egado unarepresentante de su editorial de Brasil con un fotgrafo profesional, que deba realizar toda una seriede nuevas fotografas para el 3

    lanzamiento de su ltima novela, Vernika decide morir. Quiso que asistiramos a aquel a sesinfotogrfica que le inmortaliz en todas las poses, incluso descalzo, sentado con las piernas cruzadas ensu mesita del ordenador.

    Observando la maestra del fotgrafo, era evidente que iban a ser las mejores fotografas que se lehaban hecho hasta entonces. Por eso, la editora le coment: Y ahora, qu hacemos con las fotosanteriores? Coelho contest:

    Puede enviarlas a los peridicos de provincia. En aquel momento, mi compaera, Roseana, lerecrimin con cario: Paulo, ests haciendo como el Primer Mundo rico hace con nosotros: enviarnossu basura. Coelho no lo pens dos veces: Tienes razn, Roseana, y pidi que se prescindiera de lasfotos anteriores y que se enviaran las nuevas tambin a los peridicos de provincias.

    Das despus comentaba yo este episodio con el telogo Leonardo Boff, en su nueva casa en medio dela floresta de Itaipava, cerca de Petrpolis. Boff siempre ha defendido a Coelho contra sus crticos,porque considera que en un mundo tan distrado y fro l despierta con sus libros el amor por elmisterio y por el espritu. Odo el episodio de las fotos, Boff coment: Siempre apreci a quienes notemen reconocer sus errores. Supone, en definitiva, grandeza de alma.

    Durante los ltimos das, las conversaciones tuvieron lugar de noche. Coelho, acostumbrado a trabajarcuando la gente empieza a dormir, se siente fresco como una rosa. Ms comunicativo incluso.Interrumpamos slo cuando a nosotros nos poda el cansancio. Si de l dependiese, hubisemoscontinuado toda la noche. Slo haba un momento en que el escritor haca una pausa: a medianoche.Es una hora ritual para l, al igual que las seis de la tarde, al caer el sol. Pide unos segundos desilencio para un momento de oracin.

  • En aquel as noches, ms ntimas, ms de confesiones, participaban a veces otras personas. Su mujer,Cristina, delicada y discreta, preguntaba siempre si poda quedarse a escuchar. En un cierto momento,Coelho le dice: Estte muy atenta porque vas a or cosas que ni t has escuchado nunca, ya que hedecidido contarlo todo, desnudarme, para que todos sepan quin he sido y quin soy, y no se meconstruyan personajes falsos.

    Por la noche mantenamos nuestras conversaciones en la sala del comedor, en la parte opuesta de lacasa. Sobre la mesa haba siempre unas fuentes con tapas, a la espaola, de jamn y queso, regadascon un soberbio vino italiano. Todo invitaba a la confidencia. Y sobre todo, nadie del exteriorinterrumpa, porque a esas horas enmudecan telfonos, fax y ordenadores varios. Y en la casa semasticaba el silencio, ausente durante el da por el acoso mundial al que se ve sometido el escritorms de moda en la actualidad.

    En una de aquel as noches participaron en el encuentro tres jvenes universitarias espaolas: lashermanas Paula y Ana, y Mara, una amiga de ellas. Sus padres trabajan en una multinacional en Rode Janeiro, ellas estudian en Madrid y en las vacaciones se renen con sus padres. Las conoc en elavin, viniendo de Madrid. Al tener noticia de que iba a hacer un libro con el escritor Paulo Coelho seles iluminaron los ojos. Y cada una de ellas me mostr un libro del escritor que venan leyendo: eranBrida, La Quinta Montaa y A oril as del ro Piedra.

    Observ en sus ojos que su sueo sera poder conocerle.

    Coelho, que es muy sensible a ciertas seales, interpret mi encuentro con aquel as tres jvenesuniversitarias, que venan a Ro leyendo sus libros, como un feliz auspicio para la tarea que tenamosentre manos.

    El encuentro del escritor con las jvenes universitarias fue no slo emotivo sino tambin vivaz,atrevido y sincero. Y cont con una presencia de excepcin: la de Mauro Sal es, empresario depublicidad, intelectual y poeta, una personalidad muy respetada en Brasil, a quien Coelho consideracomo su padre espiritual. Suelen celebrar, junto con sus mujeres, el fin de ao en la soledad de la grutade Lourdes. Salles presenci el encuentro de Coelho con las jvenes sentado entre ellas, tomandoapuntes de lo que decan e interviniendo como uno ms.

    El escritor y mago Coelho es muy fiel a ciertos rituales y no los oculta. As, la noche en que se decidia abordar sus dolorosas experiencias del pasado con la magia negra y con los ritos satnicos, hizoapagar la luz elctrica e ilumin la sala con velas de cera. As me siento ms a gusto para hablar deestas cosas, coment. Y cont todo, sin 4

    que yo necesitara casi hacerle preguntas, como si estuviese hablando consigo mismo, recordandoviejas heridas de su alma.

    Uno de los momentos de mayor tensin emotiva se produjo cuando, al relatar su experiencia espiritualen el campo de Dachau, en Alemania, que habra de cambiar radicalmente su vida, rompi a l orar.Tras unos momentos de silencio, para quitarle importancia, coment: Quiz he bebido demasiado.Y el momento de mayor gozo fue cuando su mujer, Cristina, recogi una pluma blanca de ave dedebajo de la mesa y se la entreg a su marido.

    Mira, Paulo, lo que haba aqu. Y coloc la pluma sobre la mesa. Coelho, radiante, le tom la mano

  • a su mujer y le dijo emocionado: Gracias, Cristina! Y es que para l la seal de que va a nacer unnuevo libro suyo es la aparicin fortuita a su lado de esa pluma blanca de ave. Y en aquel momentoestbamos ya casi al final de este libro.

    Quiso que terminsemos nuestras conversaciones en el mismo lugar donde habamos comenzado, ensu dormitorio, frente a la playa de Copacabana iluminada por el sol del dulce invierno de Ro. Lepregunto si se considera un mago adems de escritor, y responde: S, soy tambin un mago, perocomo lo son todos los que saben leer el lenguaje oculto de las cosas en busca de su destino personal.

    He querido mantener en el libro el carcter informal de conversaciones amistosas con el escritor.

    Conversaciones que a veces tuvieron su punta de polmica y otras de confesin por el clima deintimidad que se haba creado. En un gesto de confianza, Coelho no ha querido revisar el textodejndome toda la responsabilidad del mismo. Por el o, cualquier tipo de error que contenga ser sloculpa ma.

    Agradezco de corazn a Mauro Sal es, la persona que mejor conoce de cerca a Paulo Coelho, el apoyomoral e informativo que con gran generosidad me brind para profundizar mejor en la compleja y ricapersonalidad del escritor brasileo.

    Y a los lectores antiguos y nuevos de Coelho quiero asegurarles que fueron el os, en todo momento, elobjeto de atencin del escritor. Los tuvo delante cada vez que emita un juicio o revelaba una facetadesconocida de su vida rica y ajetreada. El os son, pues, los autnticos protagonistas y destinatarios deeste libro.

    QUIN ES PAULO COELHO?

    Paulo Coelho, uno de los escritores ms vendidos del mundo, naci en el barrio de Botafogo de Ro deJaneiro, bajo el signo de Virgo, el 24 de agosto de 1947. Naci -cosa de la que se siente orgul oso- elmismo da, el mismo mes y bajo el mismo signo, aunque muchos aos despus, que su dolo literario,Jorge Luis Borges. Para conocerle personalmente, despus de haberse aprendido de memoria suspoesas, siendo an muy joven, se subi a un autobs en Ro de Janeiro y viaj durante cuarenta yocho horas hasta Buenos Aires.

    Le encontr al cabo de no pocas peripecias y, cuando estuvo ante l, se qued mudo. Le mir y pens:Los dolos no hablan, y regres a Ro.

    No niega que hay mucho de Borges en sus obras, empezando por El Alquimista, el libro que le hahecho famoso en todo el mundo. Sin duda, fue el genial escritor argentino quien meti en la cabeza delentonces inquieto hijo de un ingeniero, Pedro Queima Coelho de Souza, el deseo de ser escritor,cuando en realidad su padre quera que fuese abogado. Por desobedecerle, acabara internado en unmanicomio.

    En realidad, el nio Paulo, que l eg al mundo tras un parto difcil -lo que llev a su madre, LygiaAraripe Coelho, profundamente religiosa, a bautizarle en la misma clnica donde haba nacido-, sodesde siempre con ser artista, algo que agradaba muy poco en su hogar de clase media alta. Quiz porello le costaron mucho los estudios. A l le gustaba leer no slo a Borges sino tambin a Henry Mil er,y empez a encariarse con el teatro. Sus padres, al ver 5

  • que no progresaba en los estudios, acabaron ingresndole en el entonces severo colegio jesuta de SanIgnacio, en Ro de Janeiro, donde aprendi a ser disciplinado en la vida pero donde tambin perdi lafe religiosa. Que no haba perdido, sin embargo, el gusto por la literatura lo demuestra el que ganaraen el colegio su primer concurso de poesa.

    Coelho fue siempre un inconformista, un buceador de cosas nuevas, lo cual le l ev a probar todo lobueno y lo malo que se le presentaba en su camino. Cuando en plena fiebre del 68 nacen losmovimientos guerril eros y hippies, el futuro escritor se enamora de Marx, Engels y Che Guevara.Participa en comicios y manifestaciones cal ejeras. Se introduce en todos los movimientosprogresistas y forma parte de la generacin Paz y Amor.

    Es en este momento cuando Coelho empieza a poner en crisis su atesmo y sale en busca de nuevasexperiencias espirituales recurriendo a drogas y alucingenos, a sectas y a magias, viajando por todaAmrica latina tras las huellas de Carlos Castaeda.

    Al final hace caso a su padre y se matrcula en la Facultad de Derecho, en la Universidad de Ro deJaneiro. Pero pronto abandonara los estudios para dedicarse al teatro, su nuevo sueo. Con el dineroque gana como actor y, tras escapar del manicomio, marcha a Estados Unidos, donde los movimientoshippies le ayudan cuando se le acaba el dinero.

    Su pasin contina siendo la escritura y as escarcea con el periodismo y funda una revista alternativacon el ttulo de 2001. La revista sobrevivi slo dos nmeros, pero fue para l de enorme importanciaya que, a travs de uno de los artculos, entr en contacto con el productor musical Ral Seixas, paraquien acabara escribiendo cientos de letras para sus canciones. Fue su primer gran momento degloria. El cantor se mova a nivel de multinacional y Coelho empez a ganar tanto dinero con susletras que acab comprndose cinco pisos. Escribi

    tambin en el diario O Globo de Ro hasta que, en 1974, publica su primer libro sobre el teatro en laeducacin.

    Son tambin los tiempos ms duros de sus experiencias de magia negra, inspirada en AleisterCrowley. Una experiencia de las ms duras y difciles de su vida, de la que habla a fondo en este librode confesiones. Cuando consigui liberarse de aquellas cadenas de la magia negra, que le estaban levando al borde del abismo, le toc

    vivir otra de las experiencias ms duras de todas: su secuestro y la tortura a manos de un grupo deparamilitares en la poca de la dictadura brasilea.

    Escap con vida de aquel secuestro y de las duras torturas sufridas casi de milagro. Decidi entoncesponer punto final a la locura de las drogas y la magia negra y se propuso emprender una vida normaltrabajando con varias casas discogrficas. Pero, en 1976, de nuevo el gusanil o del escritor le roe pordentro y se traslada a Inglaterra como corresponsal de algunas revistas brasileas, y decide relatar suvida, a lo que dedic un ao. Sin embargo, antes de regresar a Brasil, olvida sus manuscritos en un pubde Londres y su vida queda sin publicar.

    Despus de tres matrimonios fal idos, en 1981 se casa con la que an es su feliz esposa, CristinaOiticica, una pintora con la que iba a compartir los grandes xitos de su vida como escritor de famamundial. Pero su pasin por los viajes, a la bsqueda de su misin personal, no se haba apagado. Con

  • el dinero que tena, emprende un viaje de seis meses por todo el mundo hasta que en Alemania, en uncampo de concentracin, tendra una experiencia espiritual muy intensa que imprimira un nuevocambio en su vida, devolvindole la fe catlica de sus padres. Es el momento en que, con su maestroespiritual, recorrer durante cincuenta y cinco das los setecientos kilmetros del camino de Santiagode Compostela, como los viejos peregrinos medievales.

    La experiencia del camino de Santiago le empuj a publicar el que sera su primer texto literario: elDiario de un mago. Tras ste l egaran sus otros libros, desde El Alquimista hasta el reciente deVernika decide morir, que le consagraran como uno de los diez autores con mayores ventas en elmundo, un escritor que suscita polmicas, odios y amores desenfrenados, pero que sigue adelante,sonriente y seguro, en su camino de intentar 6

    despertar en los hombres y mujeres de este final de milenio el gusto perdido por el misterio y por lamagia, que salva del tedio y del desamparo en el seno de una sociedad mecanizada y aburrida.

    Coelho suele decir que tiene dinero suficiente para tres reencarnaciones. Gana tanto que ha decididodedicar cada ao cuatrocientos mil dlares de sus derechos de autor a una fundacin que l eva sunombre y de la que se encarga su mujer, Cristina, dedicada a ayudar a los nios abandonados de lasfavelas ms miserables de Ro, a los ancianos ms desprotegidos, a promover la traduccin a otraslenguas de autores clsicos brasileos y a la investigacin de los orgenes paleontolgicos de su Brasilque tanto ama y al que considera el pas ms mgico del mundo, porque, segn dice, en l no existediferencia entre lo profano y lo sagrado y nadie se avergenza de creer en el espritu.

    CAPTULO PRIMERO

    Las seales

    La seal es un alfabeto que desarrollas para hablar con el alma del mundo.

    Paulo Coelho es ms que un escritor, cosa que muchos de sus crticos literarios no han entendido. Esun personaje polifactico y emblemtico en este final de siglo. Sus libros son ms que pura ficcin,por eso desencadenan pasiones enfrentadas y adhesiones inquebrantables. De ah tambin que susrelaciones con los lectores no sean las de un escritor cualquiera. Pude comprobarlo en Rio deJaneiro, en el Centro Cultural Banco de Brasil. Coelho, en el programa llamado Ruedas de lectura,fue a leer unas pginas de su libro La Quinta Montaa y a que el pblico -unas mil personas- lehiciera preguntas. Pues bien, el acto cultural se convirti, a pesar suyo, en una sesin de psicoterapiacolectiva, has preguntas deberan haber sido por escrito, pero se rompieron todos los esquemas, y lagente se levantaba para hablar directamente con l, confesando en pblico cmo alguna de sus obrashaba transformado sus vidas. Queran saberlo todo de l. Se le abrazaban llorando al acercarse paraque les firmara un libro, una operacin que dur varias horas con una suerte de aventurasprovocadas por su sola presencia.

    Para Coelho, su vida est hoy centrada fundamentalmente en ser un escritor, algo por lo que luchtoda la vida y que ha conseguido por encima de sus mismas expectativas. Vero es un escritor a quienle gusta sumergirse en la vida, escudriarla, leer el alfabeto secreto del universo, las seales que nosenvan, como mensajes cifrados, las cosas que nos rodean.

    Precisamente con una de esas seales comenz nuestro encuentro en Rio de Janeiro. La primera cita

  • estaba fijada para las dos de la tarde. Estaba programada desde haca seis meses. Cuando llegu a sucasa, a orillas de la playa de Copacabana, el portero me dijo que an no haba regresado de su paseomatutino por la playa, un paseo que aprovecha para saborear el agua de un coco y saludar a la genteque, al reconocerle, se le acerca para hablar con l. Me sent a esperarle en el bar que est junto a sucasa. Lleg con media hora de retraso, sonriente pero preocupado. Y antes an de encender elmagnetofn que recogera nuestras conversaciones, se apresur a contarme lo que le haba sucedidoya que lo consideraba como una de esas

    seales que te obligan a reflexionar en la vida. Se trat de algo que le impresion tanpoderosamente que lo 7

    hizo tema de uno de sus artculos dominicales del diario O Globo de Ro de Janeiro, titulado Unhombre tumbado en el suelo, que transcribimos a continuacin:

    El da 1 de julio, a las trece horas y cinco minutos, un nombre de unos cincuenta aos estabatumbado en la acera de la playa de Copacabana. Yo pasaba por al , le ech una ojeada rpida ycontinu mi camino en direccin a un chiringuito donde cada da suelo beber agua de coco.

    Como carioca, ya cruc centenares (mil ares?) de veces ante hombres, mujeres y nios tumbados enel suelo.

    Y como persona acostumbrada a viajar, ya he visto esa misma escena en todos los pases que hevisitado -desde la rica Suecia a la miserable Rumania-, y las he visto en todas las estaciones del ao:en el invierno helado de Madrid, Nueva York o Pars, donde moran cerca del aire caliente que sale delas bocas del metro; en el suelo ardiente del Lbano y entre los edificios destruidos por la guerra.Personas echadas en el suelo -borrachas, desabrigadas, cansadas- no son una novedad en la vida deninguno de nosotros.

    Tom mi agua de coco. Tena que volver en seguida, pues haba concertado una cita con Juan Arias,del diario espaol El Pas. A mi regreso, vi que el hombre continuaba tumbado al , bajo el sol, y quecuantos pasaban a su lado hacan como yo: miraban y seguan adelante.

    Sucede que -aunque yo no lo percibiese- mi alma estaba ya cansada de ver esa misma escena tantasveces.

    Cuando volv a pasar al lado de aquel hombre, algo ms fuerte en m me l ev a arrodil arme paraintentar levantarlo.

    1 no reaccionaba. Yo lade su cabeza y haba sangre cerca de sus sienes. Y entonces? Se tratabade algo serio? Limpi su piel con mi camiseta: no pareca nada grave.

    En aquel momento el hombre empez a murmurar algunas palabras como: "Pdeles que no mepeguen." Bien, entonces estaba vivo y yo tena que levantarle y l amar a la polica.

    Par al primer hombre que pasaba por all y le ped que me ayudara a arrastrarlo hasta la sombra,entre la acera y la arena de la playa. l dej todo y vino a ayudarme. Su alma deba de estar tambincansada de observar aquella escena.

  • Una vez colocado el hombre a la sombra, me dirig hacia mi casa. Saba que all cerca haba unpuesto de la polica y poda pedir ayuda. Pero antes me cruc con dos guardias. "Hay un hombreherido delante del nmero tal", les dije. "Lo he colocado en la arena, habra que l amar a unaambulancia." Los policas me dijeron que se iban a interesar. Bien, yo haba cumplido con mi deber.La buena accin del da! El problema estaba ahora en otras manos, ellos deban responsabilizarse. Yopensaba que el periodista espaol estara l egando a mi casa.

    Haba dado apenas diez pasos cuando se me acerc un extranjero. Me habl en un portugus casiininteligible: "Yo ya haba avisado a la polica sobre aquel hombre", me dijo, "pero ellos mecontestaron que si no se trataba de un ladrn no les concerna".

    No dej que el hombre terminase de hablar. Me volv hacia los guardias, convencido de que meconocan como persona que aparece en la televisin y escribe en los peridicos. Me volv hacia elloscon la falsa impresin de que el xito puede resolver muchas cosas. "Es usted alguna autoridad?",pregunt uno de el os, viendo que yo peda ayuda de manera ms incisiva. No tenan ni la mnima ideade quin pudiera ser yo. "No", les respond,

    "pero vamos a arreglar este asunto inmediatamente".

    Yo iba mal vestido, con mi camiseta manchada con la sangre del hombre, pantaln corto recortado deunos viejos vaqueros, sudando. Yo era para el os un hombre comn, annimo, sin mayor autoridad quemi cansancio de ver gente tumbada en el suelo, durante aos de mi vida, sin jams haber hecho nadapor ellos.

    Y aquello cambi todo. Existe un momento en que te encuentras ms all de cualquier miedo. Hay unmomento en el que tus ojos miran de un modo distinto, y las personas entienden que ests hablando enserio. Los guardias me acompaaron y fueron a l amar a una ambulancia.

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    De regreso a casa, record las tres lecciones de aquel paseo:

    a) Todos podemos detener una accin cuando somos an puros; b) siempre hay alguien que te dice:"Ahora que empezaste, ve hasta el final." Y finalmente: c) todos somos autoridad cuando estamosabsolutamente convencidos de lo que hacemos.

    J. A.-EI tema de las seales, del tipo de la que acabas de vivir en la playa antes de encontrarnos, cmoreconocerlas, y qu pueden significar en nuestra vida, es un tema recurrente en tus libros. Verocundo consideras que se trata de una verdadera seal? Sera fcil leer seales en todas las cosas...

    P. C.-Tienes razn, porque a fuerza de ver seales en todo podramos acabar paranoicos. Mira, yo eneste momento veo bordada una rosa en el bolso de Roseana, tu compaera, y ah en el ordenador tengoa santa Teresita de Lisieux y una rosa. O podra ver eso como una seal muy concreta de complicidadhacia santa Teresa, pero entonces puedes volverte loco, porque ves un cigarril o Galaxy y puedespensar que tienes que hablar de las galaxias. Y no es eso.

    -Qu es entonces una seal?

  • -La seal es una lengua, es el alfabeto que desarrollas para hablar con el alma del mundo, o deluniverso, o con Dios, o el nombre que le des. Como todo alfabeto, es individual, slo aprendesequivocndote, y eso evita que globalices la bsqueda espiritual.

    -Qu entiendes por globalizar lo espiritual?

    -Mira, a mi juicio, en los prximos cien aos la tendencia de la humanidad va a ir hacia la bsquedade la espiritualidad. Veo que la gente hoy est ya ms abierta a este tema que en el siglo que acaba.Hemos ido dndonos cuenta de que eso de que la religin es el opio del pueblo no aguanta, porqueadems quienes lo decan probablemente nunca haban probado el opio.

    Lo que ocurre es que cuando las personas empiezan a bucear en lo religioso, entran en un mardesconocido. Y, cuando nos hal amos hundidos en un mar que no conocemos, nos entra miedo y en esemomento nos agarramos a la primera persona que tenemos a mano para que nos ayude. Todosnecesitamos conectarnos con los dems, estar en comunin con el alma de los otros.

    Pero al mismo tiempo necesitamos caminar con nuestros propios pies, como cuando haces el caminode Santiago. Lo emprendes a oscuras, sin saber qu vas a encontrar, aunque deseando encontrar pistaspara hallarte contigo mismo, con tu destino. Y estas pistas nos l egan a travs de un alfabeto ms rico,que nos permite intuir qu se debe o no se debe hacer.

    Pero no crees que el peligro es que veamos las seales que nos conviene o que nos puedan desviardel verdadero camino? Cmo alcanzas la certeza de que ests ante una seal verdadera?

    -No. Lo que ocurre es que al principio no creemos casi en nada; en un segundo momento pensamosque nos hemos equivocado; en el tercero todo nos parecen seales, y slo al final, cuando una seal secruza en nuestro camino una y ms veces, sin buscarla, adviertes que ests ante un lenguaje que vams all de la realidad.

    -Podras poner un ejemplo personal de algo que te haya ocurrido ltimamente y que hayasinterpretado como una seal?

    -Os habl antes de que tengo a santa Teresa de Lisieux ah en mi ordenador. Os podr parecer curioso,pero mi devocin a esta santa francesa, que muri casi nia, naci a travs de un proceso parecido alque acabo de indicar. Yo no tena nada que ver con ella. Pero poco a poco empez a aparecer en mivida. Le un libro suyo y la sensacin primera fue penosa: me pareci una pobre histrica.

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    Un parntesis. El primer libro que se escribi en Francia sobre la grafologa de los grandes santosde la Iglesia caus escndalo. El resultado era que, de no haber seguido el camino religioso, aquellosgrandes personajes venerados como santos hubiesen sido o grandes criminales, los varones, o grandesprostitutas, las mujeres. La explicacin que dio entonces el graflogo fue que se trataba depersonalidades tan fuertes que, de no haber sublimado religiosamente sus pulsiones, podran habersido grandes asesinos o prostitutas.

    -Sin duda alguna. Y eso no slo pasa con los santos. Se dice que los mejores cirujanos tienen que teneruna gran dosis de sadismo sublimada, de lo contrario no operaran bien. Como se dice que el buen

  • psiquiatra tiene que tener por lo menos una pizca de locura.

    -Y los escritores?

    (Paulo Coelho se re y responde: Yo creo que los escritores tenemos tambin algo de criminales,sobre todo los que escriben de misterio y crimen.)

    -Volvamos a tu santa Teresa. Cmo empez todo?

    -Empez el ao pasado, unas semanas antes de conocerte a ti en Madrid. Yo volva de Alemania. Erael padrino de un nio y el cura que ofici el bautismo empez a hablarme de santa Teresa durante lacena y me dio un libro de ella. Lo dej en el hotel, porque ya sabes lo incmodo que es cuando se viajacargar con libros, y ms si no te interesan. Pero antes de despedirme de l le ped que me bendijera,porque tena que emprender una gira muy larga. Me l ev a un rincn del hotel y me bendijo. Perodespus se arrodil l y me dijo: Ahora bendceme t. Yo?, le dije sin entender nada, porque yosaba que son los sacerdotes los que bendicen a la gente, no al revs. Pero l insisti y yo le bendijepara no desagradarle.

    Al empez todo. Antes del Saln del Libro alguien se acerc a m -yo ya haba tirado el libro queme haba dado el cura sin leerlo- y me dijo: Tengo un mensaje de santa Teresa para ti. Te hago unparntesis para decirte que he llegado a un momento de mi vida en que me lo creo todo. Si alguien medice: Ven, que vamos a ver volar los caballos, yo voy. Mi primer impulso es dar un voto deconfianza a la gente, aunque, eso s, soy implacable con la mentira. Pero he visto ya tantos milagros enmi vida, que cuando aquel desconocido me dijo que me traa un mensaje de santa Teresa me lo cre.

    -Pero tuvo que haber algo ms para que lo entendieras como una seal de que esta santa iba a serimportante en tu vida.

    -Claro, porque a partir de aquel momento fui descubriendo cosas que nunca hubiera imaginado. Porejemplo, supe por mi padre -el que me recluy en un manicomio cuando era muy joven- que mi madrehaba sido siempre muy devota de esta santa. Ahora estn haciendo una pelcula sobre mis viajesinternacionales, es una produccin franco-canadiense-americana, y el cmara me dijo en Japn -nuncahabamos tocado el tema-: Estoy haciendo una pelcula sobre santa Teresa, porque es mi santa dedevocin, puedes hablarme de el a? S que no crees en santa Teresa, pero... Cmo que no creo ensanta Teresa!, le digo. sas son las seales. Te estoy contando la historia, porque en principioempiezas a rechazar y, despus, cuando las seales se manifiestan, lo hacen en un lenguaje muyindividual e inequvoco.

    -Pero qu ocurre si te equivocas y sigues la pista de una seal falsa? No puede eso estropear tuvida?

    -Es un tema delicado e importante. Para m, el peligro no consiste en que puedas equivocartesiguiendo una seal que al final resulte falsa. Para m, el gran peligro en la bsqueda espiritual son losgurs, los maestros, el fundamentalismo, lo que yo llamaba antes la globalizacin de la espiritualidad.Cuando alguien viene y te dice: Dios es eso, es aquello, mi Dios es ms fuerte que el tuyo. Asempiezan las guerras. La nica manera de escapar de eso es entender que la bsqueda de laespiritualidad es una responsabilidad personal que no puedes transferir ni encomendar a otros. Mejorequivocarse siguiendo las seales que en conciencia crees que te estn guiando, a que otros decidan tu

  • destino. Y todo esto no es una crtica a la religin, un aspecto que considero muy importante en la vidade los hombres.

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    -Qu es entonces para ti la religin?

    -Yo la veo como un grupo de personas que encuentran una manera colectiva de adorar. Digo de adorar,no de obedecer. Son dos cosas muy distintas. Este grupo de personas puede adorar a Buda, a Al, aDios de Jess, no importa. Lo que importa es que en ese momento, juntos, nos conectamos con elmisterio, nos sentimos ms unidos, ms abiertos a la vida y advertimos que no estamos solos en elmundo, que no vivimos aislados. Eso es para m

    la religin, no un conjunto de reglas y mandamientos impuestos por otros.

    -Pero si no me equivoco, t aceptas los dogmas de la Iglesia catlica, a la que te convertiste despusde tu perodo de atesmo.

    -Lo de los dogmas sera una discusin muy larga. El dogma lo aceptas slo porque lo quieres aceptar,no porque te lo imponen. Cuando era nio deca, sin entender, lo que todos: que Mara habaconcebido sin pecado original, que Jess era Dios, que Dios es Trinidad. Despus conoc la teologa dederechas, la de la liberacin, todas. Son formas que cambian y evolucionan. Pero yo tengo cincuentaaos y los dogmas tienen siglos. Segn Jung, los dogmas son tan absurdos en apariencia queconstituyen la manifestacin ms clara, mgica y genial del pensamiento humano, porque estn msall de la conciencia.

    Hoy, los dogmas, por absurdos que me parezcan, los acepto libremente con el corazn. No porimposicin, no porque me vea forzado a ello, como en el pasado, sino porque intento ser humilde anteel misterio. En el fondo, todas las religiones tienen sus dogmas, que son paradigmas del misterio msprofundo y arcano. A m eso me parece bonito, porque no tiene por qu no ser verdad lo que noentiendo con mi razn. El misterio existe.

    -Lo malo es que las religiones intentan imponerte los dogmas mediante el miedo a los castigoseternos.

    -Eso ya lo viv en mi juventud. Por eso abandon la religin y me hice ateo. Me convencieron de queel catolicismo era la peor cosa del mundo, una secta ms.

    Por eso tuve que hacer un largo camino antes de volver a l. No digo que el catolicismo sea mejor opeor que otras religiones, pero est en mis races culturales, en mi sangre. Para m ha sido unaeleccin personal y libre. Poda haber escogido el islamismo o el budismo, o nada. Pero sent quenecesitaba algo ms en mi vida que el atesmo y eleg el catolicismo como la forma de comulgar conel misterio, con otras personas que creen como yo. Y eso no tiene nada que ver con el cura que celebrala misa. El dogma es algo que est

    ms all de los ritos, la bsqueda del misterio es una bsqueda de gran libertad.

    -Pero no te crea problemas el saber que esos dogmas que t aceptas como forma de conectar con lo

  • divino provienen de una institucin que cre la Inquisicin, que actuaba contra quienes no aceptabansus dogmas?

    -S, y de una Iglesia que an sigue negando a la mujer su derecho a participar de lleno en la vidaeclesistica.

    -Que es una institucin que ha abusado tantas veces del poder y ha encadenado no pocas conciencias.

    -Eso en Amrica latina lo sufrimos mucho, y en Espaa tambin lo padecisteis, no?

    -Y a pesar de eso no te crea problemas...

    -No, porque s distinguir entre la esencia de la religin y las actitudes de sus hombres, que pueden serbuenos o malos y pueden abusar de la religin. Yo veo la religin como el conjunto de personas queforman un cuerpo vivo que se desarrol a con todas sus miserias y sus cosas sublimes.

    Si he entendido bien, lo que t rescatas de la religin es lo que tiene de misterio y de comuninentre los creyentes.

    -S. A m me interesan las personas que creen en ese misterio, no quien celebra el misterio, que puedeser indigno. El misterio est ms all de los ministros que lo celebran. En la parbola del buensamaritano, Jess reprocha la conducta del levita que pasa al lado del herido y no se detiene. Y ellevita era el hombre religioso de aquel tiempo. Al revs, alaba al samaritano que atiende al herido. Ylos samaritanos eran los ateos de entonces.

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    -Crees que toda bsqueda espiritual necesita de una Iglesia instituida?

    -No. Al contrario, hay que estar muy atento cuando entras en una iglesia para que no intentensustituirse a tu responsabilidad. Lo que creo es que la religin como tal -no lo que a veces se hace delas religiones- no est en contradiccin con una bsqueda personal de lo espiritual. Lo importante esconseguir hacer un gran vaco en tu interior; despojarte de lo superfluo, saber vivir con lo esencial,estar siempre en camino.

    Yo recuerdo en mis tiempos hippies que tenamos las casas abarrotadas de cosas: psters, discos,libros, revistas, objetos de mil formas. No quedaban espacios vacos. Hoy me he liberado de todo eso.Como ves, mi casa es muy grande pero est vaca. Conservo slo algunas cosas simblicas. Hasta mislibros los tengo escondidos, porque no quiero exhibir ante los dems lo que leo o dejo de leer.

    -Me interesa mucho la importancia que das al vaco. Hay una poesa preciosa de Lao-ts que dice as:Treinta radios convergen en el crculo de la rueda.

    Y por el espacio que hay entre ellos

    es donde reside la utilidad de la rueda.

    La arcilla se trabaja en forma de vasos.

  • Y en el vaco reside la utilidad de ellos.

    Se abren puertas y ventanas en las paredes de una casa,

    y es por los espacios vacos que podemos utilizarla.

    As, en la no-existencia reside la utilidad, y en la existencia, la posesin.

    -Es preciosa esa poesa de Lao-ts. Yo, de hecho, hoy intento simplificar mi vida al mximo, a loesencial.

    Incluso cuando viajo l evo slo lo imprescindible, para sentirme libre y ligero.

    Buda deca: Es muy fcil para el impotente hacer voto de castidad y para el pobre renunciar a lariqueza. Yo no he hecho voto de castidad, pero por otro lado, como viajo tanto, poco a poco voydescubriendo lo simple que es la vida y lo poco que se precisa para vivir feliz. De hecho, cuando viajol evo una maleta insignificante. Y me he dado cuenta de que esa maleta mnima me sirve tanto paraviajes cortos como largos. Nadie puede sentirse lleno si antes no ha sabido vaciarse en su interior,como muy bien han explicado siempre todos los grandes msticos de las grandes religiones.

    -T insistes mucho en que el hombre debe seguir un camino del espritu, el que sea, porque no puedeser plenamente feliz slo con las cosas materiales, por interesantes que stas sean. Pero no creesque, a veces, es el miedo el que l eva a refugiarse en lo espiritual?

    -No. Por qu? En todos los tiempos los hombres han buscado lo desconocido, lo que no es evidente,tangible, material. Lo han buscado de mil maneras, a veces equivocndose, a trompicones, pero entodos los tiempos los mejores hombres y mujeres han sido peregrinos en busca de lo desconocido.

    -Precisamente porque cada vez es ms grande el campo de lo descubierto por el hombre, ste tiende abuscar lo an desconocido, sea lo que sea, no?

    -Exactamente. Lo que ocurre es que a veces vivimos atrapados por la falacia de las utopas: la utopamarxista pretenda cambiarlo todo cambiando las estructuras de la sociedad y acabando con elcapitalismo. No lo consigui.

    Otra utopa es la freudiana, que supedita la curacin del alma al regreso al pasado. Y la tercera utopaes la del conservadurismo, que pretende que todo se soluciona dejando las cosas como estn,inmviles, sin cambiar nada o cambiando slo lo justo para que todo siga igual. Ahora bien, todasestas utopas del siglo que acaba han fracasado, por lo menos en buena parte.

    -Cul es la alternativa?

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    -Es la gran bsqueda, el caminar hacia un punto an desconocido, un mar difcil, sembrado depeligros, de trampas, de gurs, de maestros que quieren imponernos su visin del mundo y de lascosas.

    T hablabas antes de que a veces las personas van hacia la bsqueda espiritual por miedo, pero por

  • miedo la gente tambin se queda sentada en la playa sin intentar nada. La humanidad est en unaencrucijada: por un lado, el camino ya conocido del conservadurismo, las cosas cristalizadas, losreglamentos e imposiciones legales, la religin como sistema legal de conducta. Por otro, la forestaoscura, desconocida, lo nuevo, la verdadera cultura creativa, la bsqueda de preguntas que an puedentener respuesta, la aceptacin de la vida como aventura del espritu.

    -Hay un crtico tuyo que afirma que cuando acabe este siglo y milenio ya nadie necesitar de tuslibros.

    -Curiosamente, para m no cambia nada el que acabe o no un siglo. Es algo convencional. Y adems,dentro de dos aos ya no volveremos a hablar de fin de milenio, porque adems habremos visto quenada ha cambiado y que todo sigue igual. Esos que me critican quiz piensan que va a ocurrir algoespecial, mientras yo estoy seguro de que nada va a pasar. Los problemas que tendremos aquellamedianoche seguiremos tenindolos en el primer da del nuevo milenio y el universo continuar y loshombres seguirn con los mismos miedos, las mismas esperanzas y las mismas ganas de seguirbuscando algo que aplaque esa sed de infinito que nunca los ha abandonado a lo largo de los siglos, yque los impulsa a buscar lo desconocido.

    (En este momento de la conversacin, por el cielo de la playa de Copacabana pasa un helicpteroarrastrando un gigantesco cartel publicitario sobre la nueva estacin de metro de Ro de Janeiro que,despus de quince aos de espera, ha l egado a cincuenta metros de la mtica playa de Copacabana.Coelho explica que le haban pedido que patrocinase aquel anuncio con una frase suya pero que seneg, porque se habra tratado de hacer publicidad a los polticos.)

    -Volviendo al tema de la bsqueda espiritual, es verdad que la ves como una gran aventura?

    -Es la gran aventura, la cosa ms excitante que tenemos. En la Granada de Espaa -esa ciudad tanmgica para m- en 1492 toda la lgica l evaba a aquel pas hacia frica; Granada estaba conquistada.Haban expulsado a Boabdil, el ltimo moro, cul iba a ser la prxima aventura? Cruzar el Estrecho eir hacia frica. Un hombre que estaba all viendo la rendicin del ltimo moro, deca: Qu frica!frica ya la conocemos, quiero dinero para ir a las Indias. Cmo las Indias, hombre? Y es que lalgica era frica. Por eso, a m no me gusta tanto seguir la lgica, me gusta ms la filosofa de laparadoja, que es la que muchas veces acaba triunfando sobre todas las lgicas y las evidencias. Elhecho es que aquel hombre, Cristbal Coln, estaba al aquel ao y no quiso dejarlo para otro ao, nilo hizo un ao antes. Lo hace el mismo ao en que se reconquista Granada. El 12 de octubre de aquel1492, aquel hombre l ega a Amrica y todo el flujo de energa de Espaa, que conforme a la lgica sehabra dirigido hacia frica, cambia el rumbo hacia Amrica.

    Y gracias a eso estamos nosotros aqu.

    -Quiz. Eso no lo podemos saber, pero seguramente la historia de Espaa hubiese sido otra. El caso esque fue un hombre, no un sistema poltico o una lgica militar, un cabezota aventurero, quienconsigui cambiar todo lo que pretendan los polticos de la poca.

    Son esas cosas las que cambian el mundo. Y hoy sigue pasando lo mismo, en lo grande y en lo chico.Claro que hoy es ms difcil que un hombre solo pueda cambiar el rumbo del mundo. Pero cuando sesuman todos esos aventureros que siguen creyendo en la bsqueda de lo desconocido y que se dejan levar por la energa de su espritu, sin sentirse atenazados por la rgida disciplina de la lgica

  • cartesiana, acaba crendose una masa crtica capaz de cambiar las cosas. Hoy existen ms aventurerosdel espritu de lo que muchos creen. Caminan por mares desconocidos y son el os quienes al final, sinque se sepa cmo, cambian de repente el viento de la historia.

    -Es posible reconocer a esos aventureros del espritu entre la masa de quienes se contentan con elmendrugo de pan de cada da?

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    -S, porque en sus ojos bril a la l ama del entusiasmo. Yo escrib un libro que se l ama Manual delguerrero de la luz. Hablo de las personas comunes que siguen creyendo en lo desconocido. Son losmaestros sin ser maestros.

    La verdad es que hoy todos somos discpulos y maestros muchas veces al da. Como el extranjero queme advirti sobre la actitud de la polica ante el hombre herido en la playa de Copacabana. Fue mimaestro, porque me hizo reconocer que yo poda hacer algo por ser brasileo. Somos todos maestros.Los guerreros de la luz, los nuevos aventureros del espritu, se reconocen porque tienen los defectos,las vanidades, los sentimientos de culpa de todos los mortales, pero tienen al mismo tiempo algodistinto, que es ese fuego en los ojos.

    Viven con entusiasmo las cosas y la vida, aunque sin sentirse diferentes ni privilegiados.

    -Es un antdoto contra el derrotismo y la soledad que invade generalmente hoy al hombrecontemporneo, que piensa que ya no hay espacio para nuevas aventuras fuera de lo cotidiano.

    -S, porque ellos saben que no estn solos. Yo creo que uno de los xitos de mis libros, que muchos nose explican, radica en que ayudan a reconocerse en estos buscadores de aventuras del espritu.

    Porque mis libros estn llenos de estas seales. Yo no hablo de seales, slo en un prrafo de ElAlquimista, pero todos entienden exactamente de qu estoy hablando.

    -Y eso por qu?

    -Porque estamos todos dentro de una misma vibracin. El escritor aqu es slo un compaero ms deesa aventura, no es el que ensea. Qu novedades contienen mis libros? Ninguna. Qu comparto yocon mis lectores? Mi vida, mi experiencia. Entonces el lector de Japn, que posee una cultura muydistinta de la ma, me dice: Yo ya saba eso, no lo tena a nivel consciente, pero advierto que est

    hablando de m.

    Ahora, en mi nueva novela, Vernika decide morir, en la que se aborda el tema de la locura y delsuicidio, hice diez copias del manuscrito y las di a leer a otras tantas personas. Y cul no sera misorpresa al advertir que todas ellas haban tenido una historia de suicidio o de locura en su familia.Recib un fax desde Inglaterra: Me l eg tu libro. Me encant. Creo que el nico momento de mi vidaen que me sent lejos de Dios fue cuando intent el suicidio, pero sobreviv. Lo firmaba Amelia. Puesbien, Amelia es una mujer que trabaja conmigo desde hace veinte aos, y yo no tena ni la ms putaidea de que haba intentado suicidarse.

    -O sea, el escritor como catalizador de las experiencias de los dems.

  • -S, catalizador, no elemento transformador. La funcin del catalizador es precisamente sa, que no semezcla con las cosas pero permite que se manifiesten. Las personas van descubriendo cosas. Uno estestudiando Derecho, pero se da cuenta que lo que le gustara es trabajar como jardinero. Tengo ahmiles de cartas de gente a quienes les gustara cambiar de trabajo y dedicarse a la jardinera. Algunosdicen que en sus familias piensan que ser ingeniero es lo mejor, pero que ellos lo que amaran serapoder trabajar en un jardn, al aire libre, en contacto con la naturaleza.

    -Todo eso es muy bonito. Pero no te ha ocurrido alguna vez que alguien por querer seguir estemensaje tuyo haya fracasado?

    -S, yo mismo.

    -Eso es slo una broma.

    -Pues ahora, sin bromas. En realidad, yo no envo mensajes a nadie. Yo me limito a contar en mislibros lo que a m me ocurri en la vida. Digo que eso me pas a m, pero no aado: haz t lo mismo.No. Yo hablo de mi tragedia, de mis errores, de cmo sal a flote de el os, pero no digo que sa sea lasolucin para todos, porque cada vida es distinta y personal. De hecho, si pusiramos en fila a todoslos seres humanos que viven sobre la tierra no encontraramos dos iguales.

    Yo no creo en los mensajes colectivos, creo en un elemento catalizador y deflagrador. Por ejemplo,intento hacer comprender, por experiencia propia, que no es lo mismo fracasar que ser derrotados.Fracasan los que ni siquiera 14

    intentan combatir su batalla y son derrotados los que han sido capaces de luchar. Y esa derrota no esuna vergenza. Puede ser un trampoln para nuevas victorias. Y, como dice muy bien Jos Saramagoen tu libro El amor posible, nunca existen ni derrotas ni victorias definitivas, porque una derrota dehoy puede convertirse en una victoria de maana.

    -Te declaras creyente. Quin es Dios para ti?

    -Es una experiencia de fe. Y nada ms. Porque considero una trampa definir a Dios. En unaconferencia me hicieron esta pregunta. Yo dije: No lo s. Dios para m no es la misma cosa que parati, y el auditorio explot

    en un aplauso. Es lo que siente la gente, que no existe un Dios a la medida de todos, porque es algomuy personal.

    -Leonardo Boff suele decir que Dios es una gran pasin.

    -Y en ese sentido, s es el mismo para todos, porque todos somos capaces de albergar y concebir unagran pasin.

    ~Qu sera entonces para ti un ateo?

    -Para m, el hecho formal de creer o no creer en Dios no cambia nada. Conozco ateos que secomportan en su vida mil veces mejor que muchos que se l aman creyentes. Porque a veces el creyentetiene la tentacin de convertirse en juez de su prjimo por el hecho de que cree en Dios. Para m, unateo es el que manifiesta a Dios slo a travs de sus obras. Como deca Santiago el Apstol, lo que nos

  • permite reconocernos como hijos de Dios son las obras, no nuestra profesin de fe. Mustrame tusobras y yo te mostrar tu fe, deca.

    Por otra parte, los que nos consideramos creyentes tenemos que confesar que nuestra fe es siempremuy frgil.

    Hoy creo, por ejemplo, que tengo mucha fe, y por la noche esa seguridad se ha desvanecido. La fe noes una lnea recta.

    -El escritor siciliano Leonardo Sciascia sola decir que, a veces, crea en la acera de la calle y quecuando cruzaba la cal e ya no crea.

    -Exactamente. La diferencia es que el creyente tiene una cierta conviccin de que algo existe ms all,aunque muchas veces l no sienta esa fe.

    -En un momento de estas conversaciones has dicho que cuando te conectas con el centro de la energasientes un placer. Qu es para ti el placer?

    -No es una cosa simple. Yo he estado trabajando sobre sadomasoquismo y es muy complicadoentender el placer, porque a veces procede del dolor. Yo no suelo usar metforas. Borges dice queexisten slo cuatro verdaderas metforas, pero yo voy a usar una: para m el placer es el buencombate, es decir, algo muy distinto de la felicidad. Yo no relaciono la felicidad con el placer. Laidea que tengo de la felicidad es aburridsima: una tarde de domingo en la que no ocurri nada. Milibro Manual del guerrero de la luz habla de lucha y combate, del entusiasmo de combatir una batallapor algo que te ilusiona. A veces pierdes y otras ganas, pero no importa, lo que cuenta es luchar paraconseguir las cosas. Eso es para m un placer de la vida. Entonces, digamos que placer es todo lo quehaces con entusiasmo en la vida, en la que puede haber dolor y sufrimiento, pero que no anula elplacer de fondo de saber que ests luchando por algo que amas.

    -Y sin embargo todos los hombres corren en busca de la felicidad que elimina el dolor.

    -Creo que es una trampa. La felicidad es una pregunta sin respuesta, como la de quin soy yo? Sonpreguntas intiles. Y sin embargo la humanidad ha pasado miles de aos en busca de esa vanafelicidad sin sentido. Para m la felicidad es algo muy abstracto. Yo, en verdad, nunca estoy feliz.

    -Ni siquiera cuando sale un nuevo libro tuyo que se vende como rosquil as?

    -No. Siento alegra. Es un momento de tensin, de desafo. Y eso me produce alegra, porque es elfruto de una batalla que he conducido con sacrificio, pero felicidad, no. Felicidad sera decir: Qubien, he publicado un libro con xito. Ya soy un escritor afirmado. Ya puedo dormir feliz. Y eso noes verdad. Yo soy una persona contenta, 15

    con sus altibajos, sus batal as ganadas y perdidas, sus derrotas, pero siempre con alegra, con la alegrade un torero. De hecho, adoro las corridas de toros, aunque s que es la cosa ms polticamenteincorrecta.

    -Yo no la adoro.

    -Pues yo s, porque es el momento en que se encuentran frente a frente la vida y la muerte. Ah no hay

  • lugar para filosofas, porque uno de los dos, el toro o el torero, va a morir. Por eso, los aficionadoshablan de que una de las cualidades que tienen que tener tanto el toro como el torero, es la alegra. Untoro sin alegra no es bueno para la corrida.

    -Pero suelen morir ms los toros que los toreros.

    -Es cierto, pero a veces muere tambin el torero. l sabe muy bien que se juega la vida cada vez quesale al ruedo, por eso suele rezar siempre a la Virgen antes de empezar la corrida. Para m, cuando saleun nuevo libro mo, es como si me lanzara al ruedo, estoy contento aunque s que es peligroso. Estoycontento porque estoy aceptando un nuevo desafo. Luch por conseguirlo, me ech al ruedo sabiendoque poda ser derrotado, que podan crucificarme, pero siento la alegra de haber conseguido lo quequera: dar a luz un nuevo libro.

    Para m, la vida es como una corrida, tengo que enfrentarme cada momento con el toro de miresponsabilidad y nunca s si voy a acertar o no. Todo eso me produce alegra, pero no felicidad.

    -Qu es entonces para ti la infelicidad? Cundo te sientes infeliz?

    -Me siento infeliz en los momentos de cobarda, cuan-

    do busco un camino demasiado confortable. Paradjicamente, me siento infeliz cuando busco lacomodidad de la felicidad.

    -Has dicho que te consideras una persona que ama los extremos. En ese caso, tampoco te gustar laarmona de la paz conquistada, si lo que prefieres es la alegra por la lucha.

    -Exactamente. Yo nunca he buscado la armona en mi vida. Creo que la vida acaba en el momento enque dejas de luchar y dices: Ya he l egado. Eso sera la felicidad, que ni amo ni busco. Mira, Juan,yo en mi vida me he sentido as dos o tres veces, es decir, feliz, inmvil, l egado al final de un camino.Pero dur poco, porque el buen Dios muy pronto me dio un puntapi y me puso de nuevo enmovimiento.

    Yo creo que los hombres se dividen entre los que buscan la paz del espritu y los guerreros de la luz,que como deca san Pablo, aman combatir siempre sin sentarse sobre su felicidad conquistada. Son loshombres a quienes gustan los desafos continuos, la brega, la bsqueda sin fin. El guerrero de la luz escomo el torero, que no concibe su vida sin estar el mximo tiempo posible en los ruedos. La vida deun escritor es tambin ese desafo de estar siempre en la brecha, expuesto tanto a los trofeos como alos abucheos.

    Si tuvieras que explicarle a un grupo de jvenes quin es Paulo Coelho, cmo te describiras?

    -Como un peregrino que recorre un camino que no tiene final. Como el peregrino que sabe que existeun tesoro, que mira a ese tesoro guiado por las seales, como el pastor de El Alquimista. Para l, esimportante llegar al tesoro, pero cuando llega advierte que ya no es el mismo, ha cambiado, es otro. Esel camino y la bsqueda lo que te forja y te cambia. Yo sigo buscando.

    CAPTULO II

    Manicomio, crcel y tortura

  • Lo terrible que descubr en el manicomio

    16

    es que yo poda escoger la locura

    y vivir tranquilo sin trabajar.

    La crcel fue la experiencia del odio,

    de la crueldad y de la impotencia total. Fue mil

    veces peor que el manicomio.

    La infancia y juventud del futuro escritor Paulo Coelho no fueron fciles, pero s ricas enexperiencias muy distintas, a veces extremas y crueles, como las del manicomio y las de la crcel,donde fue torturado por un grupo de paramilitares durante la dictadura brasilea.

    Fue siempre un nio y un muchacho rebelde, vido de todas las experiencias, hijo fiel del 68, la pocade las aperturas y de las locuras, siempre a la bsqueda de algo que le llenara por dentro, sin dejarsedomear por las convenciones familiares o sociales. Fue un inconformista declarado, aunque capazde reconocer sus errores cuando se equivocaba y de dar marcha atrs en sus excesos. Como confiesaen estas conversaciones, nunca sinti odio ni rencor hacia sus padres, que por tres veces le internaronen un manicomio siendo an casi un nio, convencido de que lo haban hecho por su bien.

    -Cmo viviste tu infancia? Tienes hermanos?

    -Tengo una hermana que es ingeniero qumico. Yo era el mayor de toda una generacin y el msrebelde.

    Empec por comprender la verdad de la vida, que es la siguiente: hagas lo que hagas, si t eres elmayor de la familia, tienes siempre la culpa de todo lo que ocurre a tu alrededor. T eres siempre lavctima. Al principio, aquello me molestaba muchsimo, porque haba cosas que no eran culpa ma,claro, hasta que un da dije: Bueno, si es as, y puesto que cargo con la fama de lo malo que hacen losotros, voy a hacer todo lo que se me antoje.

    As era de rebelde ante la injusticia.

    -Cules son tus primeros recuerdos de nio?

    -Es curioso, pero tengo algunos recuerdos muy claros. Vivamos en Botafogo, un barrio clsico deaqu, en Ro de Janeiro, donde he vivido toda mi vida. Y te voy a contar algo que no te vas a creer yque ni yo mismo me he explicado nunca. Incluso se lo he preguntado a algunos mdicos para saber sieso puede ocurrir y si le ha pasado a otros nios. Y es que recuerdo ntidamente que nada ms nacerreconoc a mi abuela, que estaba all.

    Recuerdo que abr los ojos y me dije: sta es mi abuela. Y eso recin nacido.

    -Qu recuerdos tienes de tus padres?

  • -Mi padre era ingeniero, de una familia muy tradicional; mi madre haba estudiado Museologa en launiversidad.

    Mi padre todava vive; tiene una personalidad muy dominante y eso influy mucho en mi madre.

    -Ibais a misa? Erais catlicos?

    -Recuerdo que me obligaban a ir a la iglesia todos los domingos pero en los ltimos aos del colegio,en los jesuitas, tenamos que ir todos los viernes. Mi educacin fue absolutamente formal. No s cmose ven ahora a los jesuitas, pero entonces eran muy conservadores y severos. Mi madre muy prontoempez a entrar en crisis. Entr

    en contacto con una teologa ms abierta, menos tradicional, que no era todava la Teologa de laLiberacin, pero s

    algo muy cercano que le abri los ojos. Empez as a cuestionar su fe. Conoci a unos religiosos muyabiertos y a unos arquelogos y empez a ver las cosas religiosas desde otro ngulo, menos severo ytradicional. Fue un perodo en el que yo no estaba muy cerca de mi familia.

    -Ahora los jesuitas son ms bien progresistas, sobre todo en el Tercer Mundo.

    -Entonces, no. Eran el ejrcito de Cristo. Me dieron excelentes bases para la disciplina, pero meprovocaron tambin horror a la religin, de la que acab alejndome. Por eso, por contraste conaquella formacin rgida y cerrada, en cuanto sal del colegio, donde mis padres me haban mandadoporque iba mal en los estudios, 17

    busqu los movimientos estudiantiles ms avanzados, no creyentes. Y empec a familiarizarme conlos escritos de Marx, Engels, Hegel, etc.

    -Pero acabaste volviendo al catolicismo.

    -Cuando volv a interesarme por una bsqueda espiritual, yo ya estaba convencido de que la ltimacosa que iba a buscar era el catolicismo, porque le tena horror; estaba harto y totalmente convencidode que aqul no era el camino, era un Dios de la derecha, que no tena una cara femenina, era un Diosdel rigor, sin misericordia, sin compasin, sin misterio, y al mismo tiempo empec a experimentartodas las otras religiones y sectas, sobre todo las de origen oriental. Las prob todas: Hare-Chrisna,budismo, filosofa yoga, todo. Volv a ir regularmente a misa slo despus de haber hecho el caminode Santiago.

    -Eras un inquieto.

    -Totalmente. Y despus de esto volv al atesmo, tras una terrible experiencia con la magia negra queya te contar.

    -Qu estudiaste en la universidad?

    -Estudi Derecho, pero obligado. No lo termin. Hasta finalizar la secundaria, el curso de paso a launiversidad, tena esa fuerza de la rebelin totalmente controlada, oprimida por mis padres, por lasociedad, por mi ambiente. Pero cuando explot, explot completamente. Eso sucedi cuando entr en

  • la universidad, pero antes hubo un momento en que no sala adelante en los estudios, me pas tresaos en la secundaria, no terminaba, no consegua salir de all, hasta que al final mi familia pag paraque pasara de curso y pas. As.

    -Cuando explotaste de esa forma, qu reaccin tuvo tu familia?

    -Cuando explot la primera vez, me internaron en un manicomio, como a un loco.

    -Cmo podan internar a uno sano en un manicomio?

    -Entonces era posible. Y, de cualquier manera, mis padres lo consiguieron. Me internaron tres vecesporque yo me escapaba siempre. Como aquel manicomio an existe, he querido hoy saber qu motivosalegaron para que me encerraran al con los locos. Y me he l evado la sorpresa de saber que lasmotivaciones eran banales. Se dice en el atestado mdico que yo era irritable, que hostilizaba a lagente polticamente, que en la escuela iba empeorando progresivamente, y que mi madre crea que yotena problemas sexuales, que no haba madurado lo suficiente para mi edad y que cuando quera unacosa intentaba conseguirla por todos los medios, por lo que revelaba actitudes cada vez ms radicalesy extremistas. Y que todo aquello les llev a internarme.

    -Cmo te sentas t en tu interior?

    -Mira, yo en aquel momento tena diecisiete aos. Lo nico que quera era escribir; ya habaempezado a trabajar como reportero para un peridico, y acababa de leer toda la obra de Oscar Wilde.En el fondo era un idealista y pensaba en mi fuero interno que alguien que quera ser escritor era justoque tuviera que pasar por todas las experiencias, incluso la del manicomio, que haba sido un destinode tantos escritores y artistas, empezando por Van Gogh. Lo vea como parte de mi leyenda personal,de mis ansias de aventura. En el manicomio escriba poemas, pero acab escapndome porque era muyconsciente de que no estaba loco; lo que quera era vivir a tope las cosas, todo lo que me gustaba. Hoyalgunos creen que me metieron all por la droga.

    Nada de eso. Yo no haba probado entonces droga alguna. Mi experiencia con los estupefacientesempez mucho ms tarde, hacia los veinte aos.

    -Qu leccin sacaste de aquel a experiencia lmite de sentirte en medio de los locos sin serlo t?

    -Quiero serte muy sincero. Creo que el gran peligro de la locura no es la locura, es el hbito de lalocura.

    Lo que descubr en aquellos momentos que pas en el manicomio es que yo podra elegir la locura ypasar toda mi vida sin tener que trabajar, sin hacer nada, hacindome el loco. Era una tentacinfortsima, como aparece en mi ltimo libro Vernika decide morir, donde, aunque novelada, estlatente una parte de mi experiencia en aquel lugar.

    18

    La experiencia del manicomio me ha demostrado que el tercer da yo ya deca: Bueno, me estoyacostumbrando, no es tan malo esto; hasta se est cmodo y protegido de los problemas de fuera. Eracomo un tero materno que te daba tranquilidad.

  • -Cmo te relacionabas con los internos?

    -Con los locos? Me parecan todos normales. Tenan momentos de rabia, pero como tenemos t y yoen la vida normal. Haba, eso s, algunos esquizofrnicos, que haban perdido el contacto con larealidad, pero slo tres o cuatro, con los otros hablaba, discuta de filosofa, de libros, de todo.Tenamos televisin y podamos escuchar msica y nos divertamos mucho.

    Y los electroshocks?

    -No eran agradables, pero tampoco creas que sentas mucho. Fueron terribles, espantosos cuando melos aplicaron en los genitales durante las torturas que me infligieron los paramilitares, cuando mesecuestraron aos ms tarde. Aquel o s era doloroso, humil ante y vergonzoso. Era un horror.

    -La primera vez que te internaron te dieron el alta por buena conducta. Vero la segunda vez, segn losinformes mdicos de aquella poca, te escapaste del manicomio, cmo lo conseguiste?

    -Estaba totalmente encerrado en un noveno piso, no poda salir, se me consideraba un loco peligroso;haba locos que podan salir, me daban muchas medicinas, electroshocks. En aquel piso permaneccasi dos meses, sin ver el sol; eso s que es para volverse loco de verdad. Haba un ascensor, pero erael ascensorista el que te suba y te bajaba, hasta que un da sub al ascensor con l y otras personas,baj, sal e increblemente me sent

    libre en la puerta. Fue como un cuento de Kafka.

    -Es todo muy simblico, estabas preso pero en realidad no lo estabas.

    -Es de un simbolismo terrible. Hay un cuento de Kafka que narra la historia de una persona que l egaante la puerta de un castil o y pregunta: Puedo entrar? El guardia no contesta, y cuando est en elfinal de su vida, vuelve y le dice al guardia: Por qu no me dejaste entrar?, y el guardia, quetambin est viejo, le contesta:

    Pero si yo nunca te dije que no. T me preguntabas y yo no poda hablar, por qu no entraste? Lomismo me pas en el manicomio: baj en el ascensor como estaba, con el pijama, y ya no volv, claro,ni para coger algo, estaba sin dinero, sin nada. Me fui a casa de un amigo caminando, me dio unaguitarra, algo de dinero, y a partir de ah me dije: Qu hago ahora?, y empec a viajar y a trabajar.

    -No l amaste a tu familia?

    -No contact con mi familia hasta despus de dos meses, cuando ya estaba muy mal, porque no tenani para comer. Llam y, claro, me dijeron que volviera lo ms rpidamente posible, que no habaningn problema, que no volveran a internarme. Me enviaron dinero, porque estaba muy lejos, yacab volviendo. As pas otro ao y de nuevo decan: Paulo es un loco y ahora quiere hacer teatro,porque mi nueva pasin, junto con la de ser escritor, era hacer teatro. Y me volvieron a internar portercera vez. Y me volv a escapar, pero esta vez haban avisado al ascensorista para que me vigilara yno me dejara escapar. La segunda vez me escap aprovechando que tena que ir al dentista, porque elmdico que se haca responsable de m l eg a la bril ante conclusin de que era un diente que iba anacer lo que me tena descontrolado, porque me causaba dolor. Segn l, yo no comprenda que eldolor me vena del diente y por eso me pona muy agresivo con todo el mundo. A la vuelta del dentista

  • me escap.

    Otra vez me fui por ah a viajar y otra vez volv a la familia porque no tena nada, no tena dinero, ycuando llegu dije: Ahora s estoy loco, porque en aquellos momentos ya estaba convencido de queno estaba cuerdo y no quera volver a huir. Pasaron unas dos semanas y estaba muy aptico, sincapacidad para reaccionar.

    -No tuvo que ser fcil tampoco para tu familia, no?

    19

    -La verdad es que en aquel momento no pensaba en eso. Pensaba slo en m mismo. Lo entend sloms tarde. Pero me ocurri algo paradjico que iba a cambiar radicalmente mi vida. Un da, recuerdoque estaba en mi cuarto, tena mi mesa, mi cama, mi ropa, todas las cosas que amaba. Pues bien, cerrla puerta y me dije: No puedo seguir viviendo as. Porque haba perdido mi trabajo en el peridico,haba perdido a mis amigos y haba tenido que abandonar el teatro. Entonces pensaba que quiz tenanrazn mis padres, que estaba loco. Y por primera vez me puse a hacer el loco de verdad: cerr lapuerta de mi habitacin y empec a destruir todo mi cuarto, mis libros a los que tena tanto amor, lacoleccin de Sherlock Holmes, la de Henry Mil er, mis discos, todos los recuerdos de mi pasado. Lohice todo aicos. Mis padres escuchaban cmo yo estaba destruyendo todo y yo sin pararme. Entoncesl amaron de prisa y corriendo al mdico del manicomio que me atenda, pero no estaba.

    Telefonearon as a otro mdico, que lo recuerdo muy bien, porque era un hombre sin nariz, era unpersonaje muy curioso, el psiquiatra Fajardo. Cuando l eg, abri la puerta y se encontr con todaaquel a destruccin. Yo pensaba que me iba a l evar otra vez derechito al manicomio. Pero cul nosera mi sorpresa cuando le oigo que me preguntaba muy tranquilo y sonriente: Qu ha pasado?Pues no lo ve?, que lo he destruido todo, le dije.

    Y l, sin inmutarse, me contest: Qu bien! Ahora que lo has hecho todo cisco, es cuando puedesempezar una vida nueva. Has hecho, ni ms ni menos, lo que debas hacer, destruir un pasado negativopara empezar una nueva vida positiva. Pero qu me est diciendo?, le respond, sin salir de miasombro ante un psiquiatra que me dice que he hecho muy bien destruyendo toda mi habitacin ytodas mis cosas ms queridas. Y volvi a repetirme:

    Has hecho la nica cosa que tenas que hacer. Acabar con la pesadil a del pasado. Ahora tu vidaempieza de nuevo.

    -Y cmo reaccionaron tus padres?

    -Fueron muy comprensivos y asintieron a lo que deca el curioso psiquiatra. Y me dijeron: Ahoraestars bien, vas a empezar todo de nuevo, se acab. Vamos a sacar todo lo que has roto y lo echamosa la basura. Juan, aquel hombre me salv, porque yo haba l egado al borde de la locura de verdad, ylo peor era que lo haba aceptado con resignacin.

    -Seguiste teniendo contacto con aquel psiquiatra?

    -Aquel da, antes de despedirse me dijo: Ahora voy a guiar yo el proceso. Lo visit quince o veinteveces hasta que un da me dijo: Ahora tienes que caminar con tus propios pies. Ya ests

  • prcticamente curado. Eres un poco loco, pero eso lo somos todos. Y a partir de all es cuando meexplot toda la fuerza de mi rebelin. Me dije: si no importa que sea un poco loco, porque todostenemos que enfrentarnos con nuestra parte de locura, lo que tengo que hacer ahora es vivir a tope,hacer todas las experiencias que me agraden, no privarme de nada.

    Lo haba perdido todo: el peridico, los amigos, el teatro y hasta mi novia, que era muy jovencita yme dej

    cuando me metieron en el manicomio, porque a ella no la dejaban entrar y yo no poda salir.

    -Sentiste odio o rencor hacia tus padres por haberte internado en un manicomio sin estar loco?

    -Nada, nunca. Ellos estaban convencidos de que les odiaba, pero no era cierto. El os me l evaron allpor amor, por un amor equivocado, desesperado, por un amor dominador, pero a fin de cuentas porqueme queran. No me metieron en el manicomio porque me odiaban, sino porque queran ayudarme aconstruir mi vida. Se trat de una actitud desesperada, loca, que les afect a ellos ms que a m. Pero,al mismo tiempo, aquello me sirvi para que yo pudiera realizar mi buen combate, para enfrentarme am mismo.

    Cuando te enteraste hace poco de los verdaderos motivos por los que tus padres te haban metido enel manicomio, cmo reaccionaste?

    -La nica vez que tuve un momento de odio y de rabia fue, en efecto, cuando hace unas semanas pudeleer el informe que haba redactado el manicomio sobre las causas de mi internamiento, del que tehabl antes. Me puse furioso, porque era todo tan absurdo que no me lo poda creer. Pero quien pag elpato fue mi editor ingls, con 20

    quien descargu todo mi enfado sin que el pobre pudiera entender nada. Yo le deca: No hay quienaguante esta mierda de hotel! Y l amaba por telfono para quejarme, porque cuando fui a firmarlibros a Dubln, en Irlanda, me llevaron a un programa de televisin que no me gust. La persona queestaba al otro lado del telfono me deca: Pero por qu ests as? Nos fuimos despus a un parqueque haba delante del hotel y ya me seren.

    Fue la nica vez en que tuve una reaccin de rabia muy fuerte por aquella historia del manicomio.Pero de verdad que no conservo rencor a mis padres. Me haba prometido no hablar de estaexperiencia dolorosa mientras vivieran y lo hago ahora porque mi madre ya no vive y mi padre es muyanciano, pero es muy lcido, y ha seguido todo el lanzamiento de mi ltima novela, Vernika decidemorir. Creo que hablar de esa historia ma fue un alivio para l. Y se puso an ms contento cuando, atravs de las muchas cartas que he recibido, pudo darse cuenta de que no haba sido el nico en haceraquel o, ya que lo mismo haba pasado en otras muchas familias.

    -Tus padres intentaron alguna vez justificarse contigo?

    -No, el os nunca intentaron justificarse, pero me pedan disculpas. Decan: Perdnanos, fue el granerror de nuestra vida, pero nunca me dijeron por qu lo haban hecho. Pero son cosas que nosmarcaron a todos, ya que como dice Ortega y Gasset: Yo soy yo y mis circunstancias. Todossufrimos, sin duda.

  • -Y fue entonces cuando empezaste tu etapa hippy.

    -S. El movimiento hippy fue mi nueva familia, mi nueva tribu. Intent entrar en la universidad, peroya no era lo mo. Y fue entonces cuando entr a fondo en el mundo de la droga y del sexo. Llegu apensar incluso que a lo mejor era homosexual porque mi madre crea que tena problemas sexuales. Yentonces pens que para salir de dudas tena que probar. Y as lo hice. La primera vez no me gustnada aquella experiencia, quiz porque estaba nerviossimo. Pas un ao y segua con la duda, y volva hacer otra prueba. Esta vez no estaba ya nervioso, pero tampoco me gust. Y entonces me dije: A latercera va la vencida, voy a probar por ltima vez y si tampoco me atrae es que no soy homosexual. Y,en efecto, aquel o no me atraa. Tena entonces veintitrs aos. Mis dudas eran que como yo hacateatro y como en aquel ambiente haba muchos homosexuales, a lo mejor lo era sin saberlo. Y as, porfin, sal de dudas.

    -Liberado de aquella obsesin, empezaste de nuevo a trabajar y a viajar. Estabas en plena juventud.Cmo la recuerdas?

    -S, empec a dar clases para superar el examen de acceso a la escuela de teatro. As ganaba un dineroque me daba para vivir todo el ao. Haca tambin teatro infantil. Eran trabajos temporales de tresmeses que me dejaban luego nueve meses libres para viajar, algo que entonces era muy barato.Recuerdo que cruc Estados Unidos sin hablar ingls y fui hasta Mxico con doscientos dlares; erauna locura, pero en Estados Unidos comprabas un abono de noventa y nueve dlares y podas viajar unmes y medio. No tena dinero suficiente para dormir en ningn lugar de pago y dorma en el autobsdurante ocho horas y llegaba a un punto que no saba dnde estaba, pero me daba igual.

    Iba siempre con un grupo, porque entonces haba mucha solidaridad entre los hippies. Calculbamosque el viaje fuera de noche para dormir en el autobs Greyhound y as conocimos muchos lugares. Apartir de ah

    empec a estar totalmente embebido en la cultura hippy.

    -Y qu pas con tu pasin por la escritura?

    -En aquel momento no consegua escribir, pero cuando l egu a Brasil haba empezado un fenmenoque se llam la prensa alternativa, underground, dentro de la dictadura, pero no era una prensa deizquierdas, era ms para quienes buscaban una alternativa que no se encuadrase en el sistemaestablecido, los Beatles, los Rolling Stones, Peter Fonda con la bandera de Amrica y Easy rider. Erala clsica cultura pop americana. Yo tena una novia -porque las mujeres siempre jugaron un papelmuy importante en mi vida- que tena un apartamento, pero no tenamos dinero. Un da empezamos abuscar trabajo. Encontramos una empresa que tena una rotativa; yo cre una revista nueva de la quesalieron slo dos nmeros, pero que iba a ser definitiva para mi trabajo futuro. A 21

    travs de aquel nmero de la revista, me conoci un productor de discos de la CBS, de mi edad, RalSeixas, que luego fue un gran cantante.

    -Todava en muchos ambientes se te conoce como el autor de las famosas canciones de Seixas.

    -Conect, en efecto, conmigo y me pregunt que por qu no haca letras de msica, pero Ral venadel sistema, era un productor y tenamos muchos prejuicios contra todo lo que viniera del sistema,

  • porque nuestra filosofa era ir a la contra de todo lo establecido y seguro. Yo conozco muy bien elprejuicio.

    Adopt entonces una actitud totalmente fra porque ya conoca los dos lados. El era productor deJerry Adriani, que era un cantante de boleros, al estilo de Julio Iglesias, al que yo odiaba. Me deca ami mismo: Pero si este to es horrible! Y sin embargo, al final, a pesar de mis prejuicios, resultser una persona encantadora, fantstica, maravil osa. Hubo un proyecto estupendo que se l amabaPoeta, muestra tu cara, con todos los letristas de la msica brasilea. Mi productor me pregunt quinquera que cantase mis letras y yo le dije que Adriani, pues se lo mereca, y la verdad es que resultestupendo.

    -Cuntas letras compusiste para Ral Seixas?

    -Sesenta y cinco. Ya tenamos un sueldo, habamos empezado con eso de la prensa alternativa. AAdriani le emocion mucho que le hubiese elegido como cantante de mis letras y fue una manera, node pagarle, porque estas cosas no tienen precio, pero s de homenajearle por haber sido tan importantepara Ral y para m.

    -Y empezaste a salir de apuros econmicos.

    -Sin duda. Piensa que por primera vez en mi vida me encontr rico del da a la noche. Fui al banco aver cunto tena en mi cuenta y me encontr con un depsito de casi cuarenta mil dlares. Yo no tenani para ir a un cine o a un restaurante, y al da siguiente tena cuarenta mil dlares. Qu locura! Loprimero que pens fue en comprarme un coche para correr, pero acab comprndome un piso.

    Mis padres, por esa asociacin tan rara que se hace entre el dinero y el xito, empezaron a mimarme.Yo tena veinticuatro aos y mi padre me ayud a comprarme un apartamento. Me prest otros treintamil dlares, que le devolv en seguida, pues segu ganando mucho dinero. Hasta el punto que l egu a1978 con cinco apartamentos. Tena unos treinta aos. stas son las personas claves que a veces, comoseales, aparecen en tu vida y te la cambian, como ya me haba pasado con el psiquiatra Fajardo, yms tarde con otra persona cuando sal

    de la crcel. Es curioso que no suelen ser las instituciones sino las personas las que determinan elrumbo de tu vida, para mal o para bien.

    -Estuviste tambin preso por poltica; fuiste secuestrado y torturado, no es cierto?

    -Tres veces. Para m todo son tres veces. En El Alquimista hay un proverbio que dice: Todo lo quepas una vez, puede no pasar nunca ms, pero lo que pasa dos, pasar seguramente tres. Muchasveces veo las cosas as, son los smbolos, las seales que viv en mi vida. En realidad, estuve presoseis veces, tres en el manicomio y tres en la crcel.

    -Cul de las dos experiencias fue peor?

    -La crcel fue mil veces peor. Fue la peor experiencia de mi vida, porque adems de lo que all pas,cuando sal era considerado como un leproso. Todos decan: No te acerques a l, ha estado preso, poralgo habr

  • sido.

    Mira, Juan, la crcel es la experiencia del odio, de la crueldad, del poder fatal y de la impotenciatotal. La primera vez que me cogieron, yo estaba con una pandil a de jvenes cenando en Paran yhubo un asalto a un banco. Yo, que tena el pelo largo y estaba sin documentos, fui agarrado enseguida y me l evaron dentro. Me tuvieron una semana y aquel a vez no me hicieron nada.

    -Y las otras veces?

    22

    -Aquel o fue ms serio y ms inesperado, porque yo trabajaba ya con Ral. Era muy conocido por lasletras de mis canciones y ganaba mucho dinero. Adems, estaba ya muy introducido en la magia, y mesenta casi omnipotente, y sin embargo volv a caer en la crcel.

    -Por qu te detuvieron?

    -De aquel o me acuerdo como si fuera hoy. Tuve una gran sensacin de imbecilidad, porque haba legado hasta donde haba llegado, empezbamos a creer en la idea de una sociedad alternativa, y Ral yyo tenamos una cierta utopa. Fuimos a Brasilia a dar un concierto y yo pronunci unas palabras sobrenuestras ideas acerca de la sociedad y a lo que aspirbamos para cambiarla. Me pareca todo aquel omuy inocente. ramos slo unos jvenes idealistas. Pero al da siguiente Ral recibi un papel quedeca que se tena que presentar ante la polica poltica. Fue, y yo le acompa, y me sent en la salade espera. En un cierto momento, Ral sali cantando una msica que ahora no recuerdo, pero con otraletra y en ingls. Fue a llamar por telfono y me dijo: El problema es contigo, no conmigo.Entonces comprend lo de su cancin, y cuando me fui a mover me dijeron: Adonde vas?

    A tomar un caf, les dije. No, no, pdeselo a tu amigo, me respondieron. Y ya no sal de all.Aunque tampoco fue entonces tan grave, porque yo hasta tena un concepto romntico de la crcel,pues pensaba que la crcel por motivos polticos formaba parte de la aventura que l evbamos entremanos.

    -Te ayudaron tus padres?

    -S. Consiguieron ponerme un abogado, el cual me dijo que me tranquilizara, que no me iban a tocar,que estaba en la crcel pero que esos horrores que se oan de las torturas de la dictadura no me iban apasar. Era ya el final de la fase peor del gobierno militar y el general Geisel estaba decidido a iniciaruna apertura poltica, y exista la lnea dura, la extrema derecha, que tena montada toda unamaquinaria de guerra, con la que haba acabado con la guerrilla y ahora tena que justificar suexistencia. Saban que era un loco de esos de la sociedad alternativa, que no tena nada que ver con laguerril a, pero casi no tenan presos polticos porque los haban matado a casi todos y tenan quedescubrir nuevos enemigos para justificarse.

    Despus de que l egara el abogado, me dejaron salir y firm un documento en el que pona que elgobierno no era responsable de nada y tonteras de sas.

    -Pero en seguida ocurri lo peor.

  • -S, nada ms salir un grupo de paramilitares nos secuestr a mi mujer y a m bamos en un taxi. Yoles ense

    el papel que haba firmado en la crcel y me dijeron: Entonces es verdad que eres un guerril ero, puesni has vuelto a tu casa. Y aadieron que yo estaba en la clandestinidad con mis compaeros de guerrila.

    Estaba desaparecido, pasando los peores das de mi vida. Y esta vez sin que mis padres pudieranayudarme, pues no saban dnde estaba.

    -Adonde os haban l evado?

    -No s. Lo coment al salir con algunas personas, y pensamos -porque nadie lo sabe, ya que lo primeroque hacen al secuestrarte es ponerte una capucha en la cabeza para que no veas nada- que estaba en lacalle Barao de Mezquita, donde exista un cuartel militar tristemente clebre como lugar de torturas,pero es slo una suposicin. Me tenan siempre con la capucha o, si estaba sin el a, estaba solo, nohaba nadie conmigo. Mi familia tampoco saba dnde estaba. En este caso, el Estado tampoco eraresponsable porque no estaba preso; estaba con los paramilitares, segn el os, y el gran pavor era quepudieran transferirme a Sao Paulo, donde actuaba lo peor de la represin. Habl muchas veces de estocon fray Betto, porque aquellos momentos para m fueron un horror, y me dijo que el horror siempreson los primeros das. Y as fue para m.

    -Os tuvieron mucho tiempo secuestrados a tu mujer y a ti?

    -Yo estuve una semana, pero eso no se cuenta en das, se cuenta en aos, porque ests totalmenteperdido, impotente, no sabes dnde ests, no tienes con quien hablar. A la nica persona a la que le vila cara fue al fotgrafo, porque me tena que sacar la capucha para hacer la foto. Y encima la tortura...

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    (Paulo Coelho no quiso entrar en los detalles de aquella semana de torturas porque verbalizarlosupona volver a revivir una de las experiencias ms duras y humillantes de su vida. Vero lotorturaban siempre encapuchado. Y aos ms tarde tuvo la neta sensacin de haber reconocido a unode sus torturadores y que l tambin haba reconocido a su vctima.)

    -Qu pretendan de ti al torturarte?

    Que hablase, que les contara de la guerrilla en Baha. Yo no saba nada, no tena ni idea. La tcnicaera la siguiente: si este to es culpable, tiene que hablar muy rpido, porque despus se acostumbra alas torturas. En el primer momento, entre el secuestro y la tortura, no reaccionas. Recuerdo que mesacaron del taxi a m y a mi mujer de entonces, nos secuestraron a los dos, vi el hotel Gloria y lasarmas, todo muy rpido.

    Salga!, le dijeron a mi mujer y la sacaron agarrndola por el pelo. Yo mir al hotel y pens: Voy amorir ahora. Me dije: Qu estpido, morir mirando un hotel! Son esas tonteras que se piensan enlos momentos ms trgicos. A el a la metieron en un coche, a m en otro; para ella fue mucho peorporque le decan que la iban a matar, a m no. Me cogieron, me pusieron la capucha y me dijeron queno me iban a matar, que estuviera tranquilo, pero cmo iba a estar tranquilo, si saba que me iban a

  • meter en un campo de concentracin y me iban a torturar de los pies a la cabeza! Y yo sin poder, niqueriendo, contarles nada, porque no saba lo ms mnimo de la guerril a.

    (En este momento de la conversacin, Coelho quiso contar algo muy ntimo que an hoy lo atormenta.

    Una de las veces que le l evaron encapuchado al retrete, en uno de al lado estaba su mujer. Ellareconoci su voz y le pregunt: Si eres Paulo, hblame, por favor. l tuvo un momento de pnico yreconoci

    perfectamente a su mujer, pero no se atrevi a contestarle. Supo as que tambin ella estaba enaquella crcel y que seguramente la estaban torturando como a l. Vero no tuvo el coraje de decirleuna sola palabra y se volvi a su celda. Coelho, con los ojos humedecidos, me coment: Fue el da demayor cobarda de mi vida, del que me arrepentir mientras viva. Aquella mujer, cuando ambossalieron de las checas de tortura, le pidi

    slo un favor: que nunca en adelante volviera a pronunciar su nombre. Y Coelho as lo ha hecho.Cada vez que habla de ella dice mi mujer sin nombre.)

    CAPTULO III

    La vida privada

    Nunca estuve aterrorizado por la muerte porque la vi de cerca muchas veces.

    Lo ltimo que querra, al convertirme en personaje, es perder a los amigos.

    Muchos lectores de Coelho se preguntarn cmo es su vida privada, cmo se comporta de puertasadentro uno de los escritores ms ledos del mundo. Cules son sus miedos, sus pequeassatisfacciones, sus angustias.

    Quienes tienen la suerte de conocer de cerca al personaje, podrn notar que en realidad no existe talpersonaje, porque Paulo Coelho, a pesar de su fama, de los miles de dlares que gana con su trabajo,de lo acosado que est internacionalmente, es una persona totalmente asequible, disponible,generosa, sencil a, casi un nio a veces. Una persona que no oculta las zonas negras de su pasado yque vive con entusiasmo lo que hace y las reacciones positivas que originan sus libros, sobre todoentre los jvenes. De las reacciones 24

    negativas suele olvidarse en seguida y hasta llega a justificarlas, ha envidia le parece el mayorpecado de todos y el ms tonto. Un santo? No. Coelho es un personaje con grandes pasiones, congrandes defectos, a veces con un gran genio, con su pequea carga de vanidad, capaz de ser muy durosi quiere. Vero, al mismo tiempo, posee una gran capacidad de entrega y una voluntad sincera deayudar a los dems a hallar su destino personal. Eso es lo que a l le ha salvado de un pasado difcil,a veces trgico, que le l ev ms de una vez al borde de la locura y de la muerte.

    -Cmo vives tu vida privada? La defiendes?

    -No, no la defiendo, pero vamos a definir qu es mi vida privada exactamente.

    -Lo que est fuera de tu vida pblica, tu intimidad.

  • -Cuando estoy en Brasil, soy bsicamente un ser muy solitario, no porque defienda esta vida privada,ni porque tenga nada que ocultar -aunque lo tengo, como todas las personas, pero lo que tengo queesconder lo hago de la manera ms abierta posible, que es la mejor manera de ocultar una cosa-. Lohago tan a la luz del da, que la gente no se lo cree y dice: No puede ser. Pero as es.

    -Te consideras un hombre sociable?

    -No. Soy ms bien muy antisocial, aunque tambin aqu quiero matizar. Me encanta mi trabajo, soy unentusiasta de lo que hago. Si tengo que viajar, viajo; si tengo que hacer lo que es ms difcil para m -que es dar conferencias- doy conferencias. En cuanto a las entrevistas, me cuestan menos, porque soncomo una simple conversacin, pero las conferencias son un horror para m.

    -Y el viajar tanto? Pues pasas ms de medio ao trotando por el mundo.

    -Es verdad que estoy ms tiempo fuera de Brasil que dentro, ya que hoy, como sabes, las editorialesquieren que el autor promocione sus libros. La verdad es que los viajes, hoteles, aeropuertos, todo esolo l evo, si no de manera agradable, s de forma estoica, en el sentido de que no me molesta, es partede mi filosofa. Me ayuda a encontrarme con tantos de mis lectores, a sentirles el pulso, a compartircon ellos mis ilusiones e ideas. En ese encuentro con la gente hay momentos muy emocionantes. A mme gusta, me enriquece. Y adems, en los viajes se acaban conociendo personas interesantes eimportantes para tu vida. T y yo, por ejemplo, nos encontramos gracias a uno de esos viajes mos aMadrid, para presentar La Quinta Montaa, como recordars.

    -No te importa viajar, a pesar de tu miedo a los aviones.

    -No, ya no tengo miedo, lo tuve antes. Se me acab una vez en la ciudad de vila, la ciudad de santaTeresa de Jess, la gran mstica espaola. Tuve una intensa experiencia religiosa, y al s quequedaron para siempre mis pequeos miedos, entre ellos los del avin. A propsito del avin, nuncaolvidar un viaje que hice cuando an tena miedo. Me cay al lado una seora que no haca ms quebeber. Una vez, mirndome, me dijo:

    No crea que soy alcohlica, es que estoy muerta de miedo. Y empez a contarme todo lo que podrasucedemos si el avin tuviera una avera, si se cayera. Y todo con pelos y seales, como si lo estuvieraviviendo.

    Parte de aquel a experiencia sobre el miedo est en La Quinta Montaa, en la que se aborda tambinese tema.

    -Entonces, eres un hombre sin miedos?

    -No, an me quedan pequeos miedos de muchas cosas, por ejemplo de hablar en pblico.

    Y el miedo a la muerte?

    -No, no tengo miedo a la muerte, porque ya me encontr cara a cara con el a muchas veces en mi vida.Hubo momentos, cuando estaba metido en la droga y en la magia negra, como te contar, en queestaba convencido de que iba a morir.

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  • Lo cierto es que, pensndolo ahora, no creo que el miedo a la muerte o el modo de morir fuera unaconstante en mi vida. Por ejemplo, el miedo que tena al avin no era tanto el miedo a morir como elmiedo a estar siempre cambiando, un poco perdido.

    -Cundo perdiste el miedo a la muerte?

    -En realidad, el miedo a la muerte lo perd cuando hice el camino de Santiago. Tuve una experienciamuy interesante e importante en la que viv mi propia muerte. Desde aquel momento no he vuelto atener ms miedo a morir. Yo ahora veo la muerte como algo que me infunde, al revs, muchas ganasd