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Pedro de Viñaburu Poza. Nuevas aportaciones sobre la vida y obra de un boticario navarro del siglo XVIII CARLOS ADANERO OSLÉ* IDOYA CALVO ALONSO** S i bien para el gran público Pedro de Viñaburu es casi un perfecto desco- nocido, para aquellos que se han adentrado en el relativamente poco es- tudiado mundo de la historia de la farmacia y la medicina en el siglo XVIII, es bien conocido y reconocido como boticario natural de Olite y afincado en Pamplona, autor de una de las más famosas cartillas de formación de apren- dices de boticarios llamada Cartilla pharmaceutica chimico-galenica en la qual se trata de las diez consideraciones de Mesué, y algunas definiciones chimicas, pa- ra utilidad de la juventud. Esta obra fue publicada en Pamplona en 1729 en la imprenta de José Joa- quín Martínez y es una de las cartillas de formación de boticarios que más se cita en todos los tratados generales de historia de la farmacia española del si- glo XVIII. Fue reimpresa en 1778. De hecho Viñaburu es de los pocos farmacéuticos navarros que aparecen en la bibliografía farmacéutica, junto con Miguel Martínez de Leache en el siglo XVII, Andrés Azparren y Pedro Gregorio Echeandía en el mismo XVIII y Juan Ruiz Casaviella en el XIX. 197 * Farmacéutico. Profesor de la Facultad de Farmacia. Universidad de Navarra. ** Doctora en Farmacia. Profesora de la Facultad de Farmacia y de la Facultad de Ciencias. Uni- versidad de Navarra. [1] Príncipe de Viana (PV), 246 (2009), 197-223

Pedro de Viñaburu. Boticario navarro del siglo XVIII

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Primer acercamiento a la vida y obra de Pedro de Viñaburu y Poza, boticario natural de Olite.

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Pedro de Viñaburu Poza.Nuevas aportaciones sobre lavida y obra de un boticario

navarro del siglo XVIII

CARLOS ADANERO OSLÉ*IDOYA CALVO ALONSO**

Si bien para el gran público Pedro de Viñaburu es casi un perfecto desco-nocido, para aquellos que se han adentrado en el relativamente poco es-

tudiado mundo de la historia de la farmacia y la medicina en el siglo XVIII, esbien conocido y reconocido como boticario natural de Olite y afincado enPamplona, autor de una de las más famosas cartillas de formación de apren-dices de boticarios llamada Cartilla pharmaceutica chimico-galenica en la qualse trata de las diez consideraciones de Mesué, y algunas definiciones chimicas, pa-ra utilidad de la juventud.

Esta obra fue publicada en Pamplona en 1729 en la imprenta de José Joa -quín Martínez y es una de las cartillas de formación de boticarios que más secita en todos los tratados generales de historia de la farmacia española del si-glo XVIII. Fue reimpresa en 1778.

De hecho Viñaburu es de los pocos farmacéuticos navarros que aparecenen la bibliografía farmacéutica, junto con Miguel Martínez de Leache en elsiglo XVII, Andrés Azparren y Pedro Gregorio Echeandía en el mismo XVIII yJuan Ruiz Casaviella en el XIX.

197

* Farmacéutico. Profesor de la Facultad de Farmacia. Universidad de Navarra. ** Doctora en Farmacia. Profesora de la Facultad de Farmacia y de la Facultad de Ciencias. Uni-

versidad de Navarra.

[1] Príncipe de Viana (PV), 246 (2009), 197-223

Tanto Hernández Morejón1, como los doctores Chiarlone y Mallaina2 ensus dos ediciones de la Historia de la Farmacia, y muy posteriormente el pro-fesor Guillermo Folch Jou3, comentan su Cartilla y el hecho de que fue ree-ditada en 1778, tras haber sido publicada en 1729. El padre de este último au-tor, Rafael Folch Andreu4 que fue el primer catedrático de historia de la far-macia en España y uno de los autores más sobresalientes sobre esta discipli-na, había dicho que: “De la educación científica de los profesionales y de losfuturos farmacéuticos se ocuparon las figuras más preeminentes de la Farma-cia española del setecientos”. Y destaca cinco autores: Félix Palacios, PedroMontañana, Francisco Carbonell, Francisco Brihuega y Pedro Viñaburu.

En su Bibliographía medica hispana, J. M. López Piñero cita también laobra de Viñaburu5.

También Juan Esteva de Sagrera, catedrático de historia de la farmacia dela Universidad de Barcelona, recientemente, cita a Pedro de Viñaburu comoautor de un libro notable dentro de la historia de la farmacia6.

Javier Puerto en su Mito de Panacea7 cita la obra de Viñaburu pero paradar ejemplo del escaso nivel científico de los autores de las cartillas. Su críti-ca hacia la Cartilla pharmaceutica es demoledora.

Salvo Mallaina y Chiarlone, el resto de autores apenas comentan la obray su contenido. Y mucho menos se preocupan por acercarse a la persona dePedro de Viñaburu.

Fuera del mundo de los historiadores de la farmacia, algunos otros auto-res hacen referencia a Viñaburu. Este es el caso de Ibarra8 y de Larregla9. Tam-bién el gran compilador de la bibliografía navarra, Pérez Goyena, hace refe-rencia al libro publicado por el olitense10.

Cabe mencionar que Justo Gárate cita a Viñaburu en una conferencia da-da en 1929 sobre los estudios de medicina en el País Vasco.

Más recientemente, Jesús Ramos Martínez11, en su estudio sobre el Hos-pital General de la ciudad de Pamplona, tropieza en varias ocasiones con do-cumentación relevante de Pedro de Viñaburu, la cual sólo cita y de la que noextrae conclusiones, ya que el objeto de su tesis es la institución del HospitalGeneral de Pamplona y no sus miembros o personas relacionadas.

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1 HERNÁNDEZ MOREJÓN, A., Historia bibliográfica de la medicina española, Madrid, 1852, to mo VII,p. 28.

2 CHIARLONE, Q.; MALLAINA, C., Elementos de Historia de la Farmacia, Madrid, 1847, p. 371.CHIARLONE, Q.; MALLAINA, C., Historia de la Farmacia, Madrid, 1865, p. 445.

3 FOLCH JOU, G., Historia General de la Farmacia, Madrid, 1986, vol. 2, p. 409.4 FOLCH ANDREU, R., “Amemus profesionem”. El farmacéutico español del siglo XVIII como hombre de

ciencia, discurso de apertura de curso 1940-1941, Madrid, Universidad Complutense, p. 133.5 LÓPEZ PIÑERO, J. M., Bibliographia medica hispana (1475-1950), tomo III, Valencia, 1992.6 ESTEVA DE SAGRERA, J., Historia de la Farmacia: los medicamentos, la riqueza y el bienestar, Bar-

celona, 2005, p. 243.7 PUERTO SARMIENTO, F. J., El Mito de Panacea. Compendio de Historia de la Terapéutica y de la

Farmacia, Madrid, 1997, p. 473.8 IBARRA, J., Biografía de ilustres navarros del siglo XVIII, Pamplona, 1952, p. 201.9 LARREGLA NOGUERAS, S., Aulas Médicas de Navarra, Pamplona, p. 70.10 PÉREZ GOYENA, A., Ensayo de bibliografía Navarra: desde la creación de la imprenta en Pamplona

hasta 1910, tomo III, Pamplona, 1951, p. 301.11 RAMOS MARTÍNEZ, J., La salud pública y el Hospital General de la ciudad de Pamplona en el An-

tiguo Régimen (1700 a 1815), Pamplona, 1989.

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En 2004 se defendió una tesis doctoral por parte del doctor Peralta-Reglado12,que trata de las cartillas farmacéuticas del siglo XVIII, haciendo especial hincapiéen las de Pedro de Viñaburu, Francisco Brihuega13, Pedro Montañana14, Félix Pa-lacios15, Ambrosio de Almunia16 y Francisco Carbonell17. Las cartillas de boticarioseran unos libros de tamaño generalmente reducido (de bolsillo), que servían a losaprendices de boticario o mancebos para preparar el examen de boticarios previs-to en la ley del protomedicato para poder alcanzar la maestría, el título de maes-tro boticario. En numerosas ocasiones el autor tomaba la pedagógica formula depreguntas y respuestas, que Viñaburu denomina “explicación interrogatoria”. Engeneral están redactadas en castellano, pero las hay en latín y en forma bilingüecastellano-latín. La Cartilla pharmaceutica de Viñaburu tiene en cada capítulouna parte teórica de introducción, una parte dialogética (preguntas y respuestas)y un esquema de resumen final en la mayoría de los capítulos.

En la tesis doctoral de Peralta Reglado, la parte dedicada a Viñaburu con-tiene una revisión muy completa de los autores que han tratado sobre su obra,que complementa a la que hemos reseñado. Destaca de manera especial queel general Roldán Guerrero en su gran diccionario18, no encontrase más quela edición de 1778.

Posteriormente, Peralta Reglado publica junto con Gomis un trabajo ori-ginal sobre las cartillas en la revista Ars Pharmaceutica en 200619 en el que secomentan algunos aspectos de la Cartilla de Viñaburu.

Gomis ya había publicado una revisión con González Bueno20 sobre lahistoria natural en las cartillas más relevantes del siglo XVIII. Entre ellas, seanaliza la de Viñaburu, del cual se dice que aconseja que los boticarios seanexpertos botánicos.

También Gil-Sotres21, cita la Cartilla de Viñaburu en un trabajo sobre Mi-guel Martínez de Leache (boticario navarro del siglo XVII) publicado en Al-barelo, revista del Colegio de Farmacéuticos de Navarra.

Para terminar con esta relación, Itúrbide22 en su libro Escribir e imprimir.El libro en el Reino de Navarra en el siglo XVIII, también cita a Viñaburu, co-

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12 PERALTA-REGLADO, J. M., Las obras para la instrucción de los boticarios en la España del siglo XVIII:análisis y aportaciones, tesis doctoral, Universidad de Alcalá, 2003.

13 BRIHUEGA, F., Examen pharmaceútico, galénico-chímico, teórico-práctico, extractado de las Phar-macopeas mas admitidas y autores de Historia Natural. Madrid, Imprenta Real, 1761.

14 MONTAÑANA, P., Examen de un practicante boticario, Zaragoza, 1728.15 PALACIOS, F., Palestra pharmaceutica, chymico-galenica, en la qual se trata de la eleccion de los simples,

sus preparaciones chymicas y galenicas y de las muy selectas composiciones antiguas y modernas, Madrid, 1706.16 ALMUNIA DE, A., Porras ilustrado y cartilla de examen para cirujanos latinos y romancistas: dividi-

do en dos columnas, en idioma latino una, y en idioma español otra, conteniendo ambas una misma cosa:todo definido, aclarado y corregido: añadido con Anathomias modernas y un breve Vocabulario medicinalque corona la Obra con las figuras medicinales, provechoso a principiantes en Medicina, Cirugía y Botica,Madrid, 1732. A pesar del título no tiene utilidad para los boticarios en absoluto.

17 CARBONELL y BRAVO, F., Pharmacia elementa chimiae recentioris fundamentis innixa, Barcelona, 1796.18 ROLDÁN GUERRERO R., Diccionario biográfico y bibliográfico de autores farmacéuticos españoles,

Madrid, 1975, tomo IV, p. 724.19 PERALTA-REGLADO, J. M.; GOMIS, A., “Las cartillas farmacéuticas publicadas en España en el si-

glo XVIII”, Ars Pharm, 2006, 47 (1), pp. 23-36.20 GOMIS-BLANCO, A.; GONZÁLEZ-BUENO, A., La historia natural en la formación de los boticarios

españoles del siglo XVIII, Actas del Congreso de Historia de la Farmacia, 2001.21 GIL-SOTRES, P., “La obra del boticario de Tudela Miguel Martínez de Leache (1615-1673)”, Al-

barelo, II Etapa, nº 5, mayo 2005.22 ITÚRBIDE DÍAZ, J., Escribir e imprimir. El libro en el Reino de Navarra en el siglo XVIII, Pamplo-

na, Gobierno de Navarra, 2007.

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mo autor de un libro atrasado, no adecuado a los conocimientos de su épo-ca. No obstante, no dice que es el único boticario navarro que publica un li-bro en el siglo XVIII, ya que Pedro Gregorio Echeandía (1746-1817) y Juan Jo-sé Tafalla Navascués (1755-1811), ambos farmacéuticos muy relevantes del si-glo, no llegaron a publicar en vida.

NUEVAS APORTACIONES SOBRE LA VIDA DE VIÑABURU

Como se puede deducir de la lectura de todas las fuentes anteriormentecitadas, faltaba por terminar de completar un conjunto de aspectos relacio-nados tanto con la vida como con el ejercicio profesional de Pedro de Viña-buru y articularlo en un único trabajo que nos diera la posibilidad de darlo aconocer de un modo más adecuado, a la altura de la relevancia del personaje.

Este es el horizonte que nos pusimos en nuestro trabajo de investigación.Pedro de Viñaburu nació el 1 de julio de 169123 en la ciudad de Olite, lo-

calidad situada aproximadamente en el centro geográfico de Navarra, quetuvo gran importancia durante los reinados de Carlos II y Carlos III en los si-glos XIV y XV.

Era nieto de Pedro de Viñaburu (que aparece en la documentación comoPedro de Miñaburu, de hecho, hemos encontrado el apellido de la familia ba-jo varias grafías diferentes; desde Miñaburu a Biñaburu pasando por Vinabu-ro), natural de Ascarats (Azcárate), localidad bajonavarra (también conocidacomo Sexta Merindad, parte de Navarra que quedó en poder del rey de Fran-cia después de los reajustes de fronteras en el siglo XVII) cercana a San Juan dePie de Puerto y de María Nicolay, natural de la localidad navarra de Ujué.Conservamos documentación de su boda en el Archivo Parroquial de SantaMaría de Olite el día 21 de julio de 1659.

Su hijo Joseph de Viñaburu Nicolay de Igal24 contrae matrimonio conMaría Poza y Blasco25. Se casaron en Olite en 1686, si bien la partida está in-completa y no aparecen los nombres de los padres de Joseph. Los padres deMaría Poza eran también naturales de Olite. Se había especulado con que Jo-seph de Viñaburu fuera de origen bajonavarro protestante, pero con estosnuevos datos sabemos que la familia era de ese origen pero que ya se habíaafincado en la Navarra media (zona de Olite). También se pensaba que fueraagote. El expediente de limpieza de sangre de los hijos de Pedro de Viñabu-ru, preceptivo para obtener el título de maestro boticario en el reino de Na-varra, consta lo contrario26. Aunque esto no es un dato definitivo, ya que enocasiones, el oficial que daba fe de esta limpieza, sólo consultaba el hecho deque la familia no hubiera tenido problemas ni conflicto alguno con el Tribu-nal del Santo Oficio.

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23 Archivo Parroquial de Santa María de Olite.24 Que también aparece en los registros parroquiales de Santa María de Olite y en Archivo Muni-

cipal como Viñaburo, Viñaburu y Viñamuro25 Según consta en el expediente de boticario de Pedro Antonio de Viñaburu Sarriguren. Archivo

General de Navarra, Expedientes de boticarios, Legajo 1, carp. 45, Año 1744.26 “sus padres y abuelos son cristianos viejos de pura y limpia sangre sin mancha ni mezcla de mo-

ros judios agotes ni penitenciados por el Santo Oficio de la Inquisición, y que ninguno de los referidosan ejercido oficio vil ni bajo…” Del expediente de boticario de Pedro Antonio de Viñaburu Sarrigu-ren.

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En Olite tenemos partidas de nacimiento de cuatro hijos27 y, curiosamen-te, en Murillo el Cuende, población situada unos kilómetros al sur de Oliteaparecen otros dos más28.

Este traslado puede deberse a la falta de estabilidad de trabajo en Olite pa-ra Joseph de Viñaburu, que según consta en el Archivo Municipal de la ciu-dad de Olite, era de profesión tejero (fabricante de tejas).

Entre estos seis hijos, sin lugar a dudas, Pedro es nuestro Pedro de Viña-buru, que luego sería boticario. Por tanto el nombre completo del famoso bo-ticario como hemos dicho es Pedro de Viñaburu y Poza.

Es de suponer que en 1716, al cumplir los 25 años de edad como estabaregulado en todos los Reinos de España, sería examinado de boticario y ha-bría así obtenido el título de maestro boticario. No conocemos de momentosi fue mancebo en Pamplona o en Olite, pero hemos encontrado un botica-rio de Olite, de nombre Hernando de Zurbano en el Archivo Diocesano en1695 que bien pudo ser en Olite el maestro de Viñaburu, si bien este es unextremo que no podemos justificar.

Tras unos años de transitoria desaparición documental, aparece en Pam-plona al contraer matrimonio con Maria Josepha Sarriguren Zabaldica el 22de septiembre de 171529.

Con ella tuvo al menos ocho hijos30, de los cuales nos interesan especial-mente dos: Pedro Antonio (1719-1749) y Joachim Elías (1724-1787), puesambos fueron maestros boticarios y conservamos sus exámenes de boticario.Pedro Antonio obtuvo el título de maestro boticario tras el preceptivo exa-men en 1744 (a los veinticinco años, edad mínima según la ley) y su herma-no Joaquín Elías en 1754 (a los 30 años de edad).

La razón del abandono de Olite por parte de Pedro de Viñaburu Poza pu-do ser el declive que vivía la ciudad (apenas 1200 habitantes en el siglo XVIII,cuando había tenido una población similar a Pamplona cuando su esplendorcon Carlos II y Carlos III de Navarra) o bien a algún problema para estable-cerse como boticario en la ciudad por razón de número de habitantes y el nú-mero de boticas permitidas en la zona.

La siguiente aparición de Viñaburu en las fuentes originales es en 1728,año en el que da una instrucción sobre los géneros necesarios para la boticadel Hospital General de Nuestra Señora de la Misericordia de la ciudad dePamplona31 y funda la nueva botica del mismo.

En el año 1729 ve la luz la obra por la que es conocido, la Cartilla Phar-maceutica Chimico-Galenica, en la qual se trata de las consideraciones de los ca-nones de Mesué y algunas definiciones chimicas para utilidad de la juventud.

Por el contenido de la Cartilla sabemos que vivía en Pamplona, en la calleZapatería (junto a la plaza del Consejo) y que era miembro del antiguo Colegiode San Cosme y San Damián. Este colegio había sido fundado como cofradíadel mismo nombre por los reyes don Juan de Albret y doña Catalina de Foix, úl-

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27 Juan Clemente (1686), Francisco (1690), Pedro (1691) y Juan Sebastián (1690).28 Juan Joseph (1696) y María Zita (1694).29 Archivo de matrimonios de la parroquia de San Nicolás de Pamplona.30 Pedro José, Vicenta, Josepha Nicolasa (1717), Maria Josepha (1726), Josepha Lucas (1729), Ma-

ria Ursula Nicolasa (1721), Pedro Antonio (1719) y Joachim Elías (1724).31 Archivo General de Navarra, Fondo del Hospital General de Pamplona, Tit. 15, nº 2.

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timos reyes de Navarra como reino independiente. Se fundó el 31 de enero de1496 en el convento de los carmelitas de la ciudad, donde tuvo su sede la cofra-día durante más de tres siglos. Desde 1726 ya aparece en la documentación ofi-cial del Consejo Real de Navarra como colegio en lugar de como cofradía.

En la propia Cartilla promete un libro sobre elecciones y preparaciones,que es de suponer que tendría una mayor altura científica. No hemos encon-trado dicho libro que él dice que tenía empezado32.

La Cartilla es muy sencilla y didáctica, muy atrasada en lo científico, pe-ro adecuada a las necesidades reales del examen de boticarios que el proto-médico hacía en Navarra (y en general en todos los reinos de España). Por esohemos de estar de acuerdo con Puerto en que es muy triste que ese fuera elnivel medio de nuestros farmacéuticos en la época. Pero esto no es óbice pa-ra que no consideremos a Viñaburu como un gran autor y a su obra comogrande, pues como queda dicho, se adecua a las necesidades que se intenta cu-brir con ella. La valoración negativa que hace Puerto de que Viñaburu se pu-siera a aprender latín con treinta años, da idea de la escasa formación mediade los boticarios de la época, pero no nos puede dejar indiferentes el hechode que el autor se empeñara en ello, pues demuestra una voluntad de supera-ción encomiable y, lejos de ser un dato negativo, otorga un mayor valor aña-dido a la Cartilla. Especialmente cuando el propio autor expresa su voluntadde escribir un libro dirigido a la juventud que sea asequible y adecuado a susnecesidades reales. No hay rastro de intencionalidad erudita. Se puede acusara la Cartilla de baja de contenido, pero no de atrasada con respecto a su con-texto geográfico-temporal. El atraso era de casi todo el sistema sanitario na-cional y de Navarra en particular, no sólo de la Cartilla en sí.

Sorprende el gran interés del autor por transmitir su aparentemente limi-tada sabiduría a sus posibles lectores: “que cuando tomé la pluma, pregun-tando y respondiendo, hice teatro de mí mismo, como maestro que enseñaniños”33. Este texto y, en general, toda la Cartilla demuestran un claro afán di-dáctico, alejado de toda pedantería innecesaria, hecho que se agradece en unlibro de texto. Por eso, en nuestra modesta opinión, la Cartilla es un gran li-bro en la medida en que cumple los objetivos que se plantea el autor por unaparte, el sistema por otra y los lectores por otra. En honor a la verdad, cien-tíficamente deja mucho que desear y está extraordinariamente atrasado en to-dos los aspectos, como pueden ser los aspectos químicos que incorpora. Estono es sino una medida del bajo nivel de la formación sanitaria en la época.Pero creemos que no es este el único punto de vista desde el que hay que ana-lizar el libro. Además, el hecho de que se reimprimiera, aparte de demostrarque el problema de fondo no se solucionó con el tiempo, demuestra con he-chos que la Cartilla cumplió su objetivo.

Según datos de la misma Cartilla, en la propia calle Zapatería, junto a sucasa, tenía abierta al público su botica.

En 1732 tenemos cuenta de un proceso contra el Valle de Araquil34. Enconcreto contra el pueblo de Villanueva de Araquil por razón de un litigiocontra el boticario de Irañeta, de nombre Francisco de Eyaralar.

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32 VIÑABURU Y POZA, P., Cartilla Pharmaceutica, Pamplona, 1778, prólogo al lector.33 VIÑABURU Y POZA, P., Cartilla pharmaceutica, Pamplona, 1778, prologo al lector. 34 AGN, Procesos, nº 032831 y 061083.

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En 1734 tenemos otro proceso de Pedro de Viñaburu contra un platerode Pamplona que le debía dinero. En este proceso se conservan las recetas ori-ginales (más de 100) que el platero, de nombre Juan Antonio Hernández de-bía a Viñaburu35.

Aproximadamente en 1738 (aunque el documento no va fechado ni fir-mado, se deduce del contexto) es sujeto pasivo de un libelo, en el sentido deque no viene firmado, contra su obra y los que piensan como él y siguen lateoría clásica de los cánones de Mesué. El título del mismo es Compendio bre-ve, muy útil y necesario para todos los profesores de la Medicina y con particularpara los boticarios de este Reyno de Navarra36. Se trata de una crítica, probable-mente de un médico, contra Viñaburu por no saber química y por seguir en-señando en el siglo XVIII los cánones de Mesué, que considera atrasados y porrepetir en el siglo XVIII las mismas teorías científicas que ya había expuesto enel siglo XVII en Navarra un boticario de Tudela de nombre Miguel Martínezde Leache en su obra Controversias Pharmacopales.

En las Cortes de 1743-1744, la Cofradía de Pamplona presenta un escritoen el que, intentando equipararse a la Real Academia Matritense y a la de Se-villa, solicitan una serie de modificaciones en la normativa vigente. En lo quese refiere al ejercicio profesional, solicitaban que todo aquel que iniciara es-tudios de medicina se inscribiera en la cofradía para evitar falsificaciones delos certificados de estudios. Que para ejercer en Pamplona, fuera obligatoriopertenecer a la cofradía y que los boticarios realizaran examen práctico ade-más del teórico. Aunque la cuestión fue debatida en varias sesiones de las Cor-tes, no se llegó a ninguna conclusión. Por el contrario, sí tuvieron en cuentaotras peticiones del memorial, referidas al control de medicamentos especia-les (compuestos y Triaca Magna), y al examen de los cirujanos. Las peticionessobre drogas especiales se vieron apoyadas por un memorial individual remi-tido por Pedro de Viñaburu37. Lo cual nos da idea del prestigio personal deViñaburu.

El año 1744 su hijo, Pedro Antonio de Viñaburu Sarriguren Poza y Za-baldica, obtiene el título de maestro boticario, tras varios años de estancia co-mo mancebo en el Hospital de Nuestra Señora del Buen Suceso de la Villa deMadrid (entre 1737 y 1741). Este hecho consta en su expediente de examende boticario, conservado en el Archivo Real y General de Navarra38. Creemosque la razón de esta salida de Navarra hacia Madrid se debe a la inquietud dePedro de Viñaburu padre por la correcta formación de su hijo. Al estar prohi-bida desde el siglo XVI por la conocida pragmática de Felipe II la salida al ex-tranjero para estudiar, éste habría optado por mandar a Pedro Antonio a Ma-drid.

El 31 de octubre de 1749, tras cinco años como maestro boticario, PedroAntonio fallece. Este hecho probablemente, hace que Joaquín Elías se pongaa preparar su examen de boticario y a realizar su período como aprendiz deboticario con su padre. La agonía de Pedro Antonio debió de ser de cierta du-ración y no debió morir de forma repentina, ya que consta que el 5 de julio

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35 AGN, Proceso 109633.36 AGN, Sección de Med. Ciruj. Farm. y Vet., Legajo 1, carpeta 30.37 AGN, Actas de Cortes, Cortes de 1743-1744 (Tudela), f. 206v.38 AGN, Expedientes de boticarios, Leg 1, carp. 45.

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de 1749 Elías comienza con su padre como mancebo y el fallecimiento de Pe-dro Antonio se produce en octubre.

Es de destacar que conservamos en ambos expedientes de examen de bo-ticario la carta manuscrita por Pedro de Viñaburu de la formación durante elperíodo estipulado de ambos hijos.

Por otro lado, Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ense-nada (ministro de Fernando VI) ordena hacer un reconocimiento de todas lasfuentes termales de España. La coordinación del proyecto se la encarga a Pe-dro Gómez de Bedoya y Paredes, protomédico y catedrático de Anatomía dela Universidad de Santiago, quien contacta con los boticarios y médicos demás prestigio de todo el país (remitió unas 3.000 cartas), solicitando datos dellugar, virtudes, análisis y muestras de todas las fuentes y aguas de su zona.

Con los datos recogidos publicó un libro: Historia Universal de las fuentesminerales de España… que vio la luz en 1765 y que estaba previsto tuviera seistomos, pero del que sólo fueron publicados dos. En todas las fuentes mine-rales ubicadas en Navarra, Viñaburu participa, aun en los más alejados dePamplona, ciudad en la que tenía su residencia.

Sabemos que era conocedor de la analítica del agua por su amistad conManuel Rodrigo y Andueza, autor de un libro sobre las aguas de Tiermas.

La fecha de remisión de uno de estos memoriales y su analítica corres-pondiente es el 6 de septiembre de 1752.

En 1754, su otro hijo, Joaquín Elías de Viñaburu Sarriguren Poza y Za-baldica, obtiene el título de maestro boticario, habiendo sido mancebo de supadre39.

Finalmente, el 3 de junio de 1757 Pedro de Viñaburu y Poza fallece enPamplona, habiendo testado ante el escribano real Francisco de Lesaca40.

En el año 1772 Elías de Viñaburu contrae matrimonio con Vicenta de laCruz.

En el año 1778 se reimprime la Cartilla Pharmaceutica. Se trata de unacompleta reimpresión en la que no se hacen más que algunas correcciones or-tográficas como bien ha comprobado el doctor Peralta Reglado41.

El motivo de esta reimpresión debemos buscarlo en que la familia, ante eléxito de la Cartilla desde su publicación durante todo el siglo, cede unosejemplares en usufructo al Hospital General.

Debemos anotar que es muy probable que la botica de la calle Zapateríafuera heredada por alguno de sus hijos, seguramente Joaquín Elías. Tenemosdatos de que Justo Lorenzo Abadía Aspurz, natural de Lerín, abandona elHospital General para comprar la farmacia que había dejado Elías Viñaburuen herencia a su mujer Vicenta de la Cruz al fallecer42. Esto sucede en 1788,un año después del fallecimiento de Elías. Durante el tiempo transcurrido en-tre la muerte de Elías y la compra por parte de Abadía, ejerce de regente otro

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39 AGN, Expedientes de farmacéuticos, Leg 2. carp. 66 bis.40 Archivo de la Parroquia de San Nicolás de Pamplona.41 PERALTA REGLADO, J. M., Las obras de instrucción de los boticarios en la España del siglo XVIII: aná-

lisis y aportaciones, tesis doctoral, Madrid, 2004, pp. 300-303.42 Habían contraído matrimonio en 1772. Según consta en el Archivo Parroquial de San Nicolás

de Pamplona.

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boticario, de nombre Pedro Joseph Redín Garayoa, natural de Aoiz que ha-bía hecho su examen de boticario en 1787.

Elías de Viñaburu y Vicenta de la Cruz murieron sin descendencia. Porello se considera con los datos disponibles que con la muerte de Joaquín Elíasde Viñaburu Sarriguren acaba la saga de los boticarios Viñaburu. La farmaciafamiliar queda como hemos dicho en propiedad de Justo Lorenzo Abadía As-purz ya que las mujeres, según las leyes del protomedicato, no podían poseerfarmacia43.

Hemos comentado que la Cartilla se reimprimió algunos años después dela muerte de Pedro de Viñaburu. Itúrbide supone que la reimpresión es de-bida a un posible éxito del libro. Creemos que la reimpresión se debe a queal ceder los derechos al Hospital y ser el mismo propietario de una fábrica depapel en la Rochapea, teniendo los derechos, mucha parte del beneficio de laventa iba destinado a la financiación del propio Hospital. Y además, efecti-vamente, el libro debió de gozar de gran prestigio en el reino de Navarra, yaque sabemos por la doctora Herrero Hinojo que fue libro de texto para el exa-men de boticarios durante casi todo el siglo desde su publicación44. Según es-ta autora, el examen constaba de teoría y práctica. La primera pregunta de lateoría se tomaba del Viñaburu y las otras dos de las Controversias pharmaco-pales de Miguel Martínez de Leache. La primera pregunta versaba sobre elec-ciones y el la segunda sobre preparaciones.

La parte práctica seguía la Farmacopea Valentina45 (impresa en Zaragozaen 1698) y las preguntas trataban sobre jarabes, confecciones, píldoras y em-plastos.

El último tema se tomaba de la química de Lemery.Hasta la publicación de la Cartilla de Viñaburu, para el examen de boti-

carios se había usado un clásico de la farmacia española, el Tyrocinio pharma-ceutico de un boticario de finales del siglo XVI llamado Jerónimo de la Fuen-te46.

Al final del siglo cuando el libro de Viñaburu había perdido vigencia fuesustituido por el Examen pharmaceutico de Francisco Brihuega47 que en opi-nión de Javier Puerto es “algo más moderno” que la Cartilla de Viñaburu.Desde la segunda edición utiliza la clasificación linneana aunque no de unamanera completa. La parte química sigue a Lemery según la traducción dePalacios. No se hace eco de las nuevas teorías químicas de Lavoisier48.

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43 Ordenanzas del rey Felipe III, capítulo 6. “Que ninguna muger pueda tener, ni tenga botica, aun-que tenga en ella oficial examinado”.

44 HERRERO HINOJO, P., “Contribución al estudio de la Historia de la Farmacia en Navarra”, Ar-chivos iberoamericanos de Historia de la Medicina, vol. V, fasc. 1, Madrid, 1953, p. 157.

45 Officina medicamentorum, Valencia 1601 y 1698. Farmacopea oficial del reino de Valencia.46 DE LA FUENTE PIÉROLA, J., Tyrocinio pharmaceutico, Madrid, 1660, 1685. Alcalá, 1673. Zarago-

za. 1695, 1698. Pamplona, 1721. Es la versión castellana del libro Fons speculum claritatis, per Quam di-versi modi, res etiam, quae observandae in Medicinarum rectificatione purgantium, secundum JoannemMesuem, Madrid,1609 y 1647.

47 BRIHUEGA, F., Examen pharmaceutico, galénico-chimico, teorico-practico, Madrid, 1761, 1776 y1796.

48 PUERTO SARMIENTO, F. J., El mito de Panacea, Madrid, 1997, p. 474.

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NUEVAS APORTACIONES SOBRE LA OBRA DE VIÑABURU

Sabiendo que Manuel Rodrigo y Andueza, médico que prologa la Carti-lla de Viñaburu, había escrito un libro sobre las aguas de Tiermas en 171349,buscamos alguna fuente que nos pudiera relacionar a Viñaburu con Rodrigoen este terreno ya que ambos eran muy amigos, como dice Rodrigo en la Car-tilla, y sabemos que fue padrino de alguno de sus hijos. Incluso Javier Puer-to le califica de “valedor” de Viñaburu50. Además eran compañeros en el hos-pital y en el Colegio de San Cosme y San Damián51 (y en Pamplona mismo,que según el apeo de 1727 no tenía más de 10.500 habitantes).

Localizamos un libro de Leopoldo José María Martínez Reguera (acadé-mico correspondiente de la Real Academia de Ciencias) llamado Bibliografíahidrológica-médica española, editado en 1892, que cita que Viñaburu había es-crito y emitido informes sobre las aguas de Aribe, Belascoain y Fitero. Luegoañade que hay otro informe sobre las aguas de Falces.

Esto era interesante, ya que Larregla dice en sus Aulas Médicas52 (que re-cordemos había citado a Viñaburu) que alguien en Navarra tuvo que comuni-car al doctor Limón Montero53 la existencia de ciertas fuentes que ni siquieralos paisanos del lugar conocían, ya que varias de las fuentes citadas eran casiinaccesibles incluso en la época en la que escribe Larregla, no es probable queel doctor Limón llegara allí, sino que alguien de Navarra le informó de ello.No obstante, el libro del doctor Limón se publicó en 1697, es muy difícil queViñaburu fuera su contacto en Navarra por cuestión de juventud.

Más adelante y siguiendo la línea de los estudiosos de la hidrología en Es-paña, consultamos el libro Historia universal de las fuentes minerales de Espa-ña, sitios en que se hallan, principios de que constan, analices, y virtudes de lasaguas, modo de administrarlas y de ocurrir a los accidentes, que suelen nacer desu abuso; todo deducido de la observación, y experiencia; descripción de los luga-res de su situación, con una buena parte de la historia natural del término de ca-da pueblo y explicación de las curiosidades que contiene. Publicado en Santiagode Compostela en 1765. Su autor, Pedro Gómez de Bedoya era médico, cate-drático de Anatomía y Cirugía de la Universidad de Santiago de Composte-la. Según Javier Puerto era un médico bien establecido en la vida institucio-nal española54. Este libro, según Martínez Reguera, fue encargado por el mar-qués de la Ensenada en el reinado de Fernando VI.

Encontramos pueblos de Navarra de los que Viñaburu hizo informes. Setrata, al menos, de Aribe, Belascoáin, Zizur Mayor, Etxauri, Falces y Fitero.Es posible que en otros tomos del mismo libro aparecieran otras fuentes deagua descritas y analizadas por Viñaburu, pero el libro de Gómez de Bedoyasólo alcanzó el segundo tomo aunque estaba previsto que tuviera seis, y ter-

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49 RODRIGO Y ANDUEZA, M., Libro de los prodigiosos baños de Tyermas, Pamplona, 1713.50 PUERTO SARMIENTO, F. J., El mito de Panacea, Madrid, 1997, p. 473.51 Que en aquél momento todavía agrupaba médicos, cirujanos y boticarios.52 LARREGLA, Ibídem.53 LIMÓN MONTERO, A., Espejo cristalino de las aguas de España, Madrid, 1697.54 PUERTO SARMIENTO, F. J., El mito de Panacea. Compendio de Historia de la Terapéutica y de la

Farmacia, Madrid, 1997, p. 441.

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mina con la letra f. En el primer tomo se describen 116 fuentes de toda Es-paña peninsular y en el segundo tomo 99.

Sobre las aguas de Echauri55, se dice que Viñaburu emite un informe el 6 deseptiembre de 1752. Sus resultados coinciden con los de un químico analistade Madrid, llamado Cristóbal Vélez, también farmacéutico como la gran ma-yoría de los químicos de la época. Esto nos da una nueva dimensión de Vi-ñaburu. Ya no sólo es un autor de cartillas para aprendices notable, como he-mos visto en el texto de Folch Andreu, se trata además de un “sabio chymi-co” como lo califica Gómez de Bedoya en la página 332 de su segundo tomo.Una persona al día de las corrientes científicas de su época y no atrasado co-mo le calificaba el libelo escrito contra él en 1738.

La autoridad moral y científica de Gómez de Bedoya es poco discutible,ya que el propio marqués de la Ensenada, según Martínez Reguera, encargóel estudio de todas las fuentes de aguas minerales de España a este prestigio-so médico. Es muy probable que Viñaburu emitiera su informe encargadopor Bedoya para el marqués de la Ensenada sobre las fuentes de aguas del rei-no de Navarra. Lo que es claro, y esto se ve en el informe sobre las aguas deEtxauri, es que Viñaburu emitió un conjunto de memoriales de las analíticascon las muestras, lo que es prueba de que sabía química y que además de laCartilla escribió otras cosas de carácter técnico que eran poco conocidas. Pordesgracia todavía no hemos encontrado los informes originales que Pedro deViñaburu remitió a Madrid. Pero si fueron recogidos por Martínez Regueraen su libro sobre hidrología termal española en la parte de manuscritos, éstospuede ser que sobrevivan incólumes en algún archivo localizable.

VIÑABURU COMO FUNDADOR Y ORGANIZADOR DE LA BOTICADEL HOSPITAL DE LA CIUDAD DE PAMPLONA

Durante el siglo XVI, hacia 1525, había nacido en el barrio pamplonés dela Rochapea el nuevo Hospital General de la ciudad de Pamplona, creado ba-jo la protección de Nuestra Señora de la Misericordia. En un principio esta-ba situado en este barrio que era exterior a la muralla de Pamplona.

A diferencia de los de otras capitales, que integraban varios antiguos hos-picios y residencias de enfermos de todo tipo en uno para poder dar un me-jor servicio, éste de Pamplona no sustituyó a ninguno, sino que se creó a lavez que las cofradías y distintas asociaciones que crearon los otros hospitales,sitos en la ciudad, mantenían los suyos propios.

Fue en 1556 cuando un gran benefactor llamado Remiro de Goñi dotó dedinero suficiente al Hospital para poder construir las edificaciones pertinen-tes dentro de los muros de la ciudad de Pamplona, en aquellas fechas com-pletamente amurallada en todos sus puntos cardinales y con una ciudadela degrandes proporciones formando parte de ellas.

Durante el resto del siglo XVI y el XVII el hospital fue creciendo y se le fuedotando de diferentes instalaciones sanitarias.

Desde el siglo XVII tenía un boticario externo que acudía al mismo paracubrir las necesidades en su terreno. Las droguerías se traían por medio de las

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55 GÓMEZ DE BEDOYA, p. 287.

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boticas establecidas en la ciudad. No está documentado el que las medicinasse elaborasen en el propio recinto del hospital.

Esto fue así hasta el año 1728 en que Pedro de Viñaburu es encargado pro-bablemente por el regimiento de la ciudad para “organizar y dotar una bienestablecida botica”. Esto coincide en el tiempo con la construcción en los só-tanos del hospital de una oficina de farmacia con habitación para el boticarioy con los materiales necesarios para fabricar los medicamentos que el propioHospital necesitase.

En la documentación del Archivo Real y General de Navarra56 referente aeste trabajo realizado por Pedro de Viñaburu, nos encontramos con las direc-trices que redactó de puño y letra para la buena compra de droguerías y la re-lación de las medicinas que compró en Bayona por delegación del hospital.

Además hay otro manuscrito en el que describe las características que hade tener el regente de la botica del hospital.

Queda una pregunta: ¿por qué razón Viñaburu es encargado de fundar ydotar la botica del hospital y no es nombrado regente de la misma?

La posible respuesta la encontramos en el Becerro IV del Ayuntamiento dePamplona57 en el que se puede leer que el boticario ha de ser soltero y per-manecer de día y de noche en el hospital, no teniendo mujer “con título deparienta, ama, criada, ni otra alguna”. Como Viñaburu estaba casado hacíatrece años, no podía ser candidato a ocupar este puesto. Además según estasordenanzas de 1730, el boticario del hospital debía acudir a todas las visitasde los médicos a cada enfermo para tomar nota de los tratamientos y realizarlos productos en la botica del hospital, para lo que contaba con un conjuntode mancebos. Es decir que la dedicación era superior incluso a la de los mé-dicos del hospital. Por ello, se debía contar con una persona soltera y con to-tal disponibilidad, que no era el caso de Viñaburu.

CONCLUSIONES

Nos encontramos, a la vista de todos estos datos, con que un personajeconsiderado hasta ahora como autor notable de un sencillo libro para forma-ción de boticarios, se nos ha transformado además en un experimentado quí-mico que envía informes oficiales a Madrid para su evaluación, en contactodirecto con los personajes más influyentes de la ciencia nacional del reinadode Fernando VI, como es Gómez de Bedoya.

Además, se le solicita por parte del regimiento de Pamplona para la orga-nización y provisión de la botica del Hospital General de la Misericordia, apesar de que ya había en ese momento un boticario en la misma. Es de su-poner que Viñaburu tendría más prestigio que el titular hospitalario.

Además un memorial personal es tomado en consideración por las Cor-tes navarras, reunidas en Tudela en 1743. Esto es señal de que era una perso-na de prestigio en sí mismo, aparte de su labor en el Colegio de San Cosmey San Damián.

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56 AGN, Hospital, título 15, fajo único, nº 2.57 Archivo Municipal de Pamplona, Libro Becerro IV, ordenaciones de 1730, título 6.

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Podemos incluso intuir que siendo hijo de un tejero de origen dudoso yde trabajo no muy estable, llega a una situación cuando menos desahogadaen lo económico y de influencia en la ciudad, relacionándose con las clasesmás altas. Esto nos da idea del tesón del personaje y de su esfuerzo por con-seguir lo mejor para él y su familia.

Podemos también dar los datos de su biografía, para que consten defini-tivamente, así como su segundo apellido, desconocido hasta el momento: Pe-dro de Viñaburu y Poza.

Por otro lado aportamos la existencia de dos hijos maestros boticarios, Pe-dro Antonio y Joaquín Elías Viñaburu y Sarriguren. Dato que no había sidopublicado.

Con este enfoque podemos considerar, en nuestra opinión, que lejos delo que opina el autor del Compendio breve y muy util… de 1738 y algunos au-tores actuales, Pedro de Viñaburu y Poza a la vista de estas nuevas aportacio-nes de su vida y su obra es uno de los más relevantes farmacéuticos del si -glo XVIII de Navarra y de España en su conjunto.

En definitiva con este trabajo contribuimos al correcto conocimiento deun boticario del siglo XVIII que era conocido por su Cartilla, pero que, comohemos visto desarrolló una intensa vida profesional.

Agradecimientos

Los autores quieren agradecer su colaboración desinteresada a Javier Corcín Or-tigosa, en nombre de toda la ciudad de Olite.

Desean asimismo agradecer a la Fundación Uriach de Barcelona el acceso a susbases de datos y bibliografía. En particular al doctor Josep Danon.

Deseamos agradecer al doctor Pedro Gil-Sotres la siembra de la idea original y alos doctores Jesús Tanco Lerga y Jesús María Ruiz Vidondo la supervisión de origi-nales y su apoyo y orientación.

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Primera página de la Cartilla de 1729

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Primera página de la Cartilla de 1778

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Dedicatoria de la Cartilla Pharmaceutica

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Esquema resumen del capítulo de la complexión

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Esquema resumen del capítulo de la sustancia

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Esquema resumen del capítulo del tiempo

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[21] 217Príncipe de Viana (PV), 246 (2009), 197-223

Ejemplo de preguntas y respuestas. Definición de Farmacia

Firma de Pedro de Viñaburu Poza (AGN)

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218 [22]Príncipe de Viana (PV), 246 (2009), 197-223

Primera página del Compendio breve y muy util..., escrito contra Viñaburu y los galenistas (AGN)

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[23] 219Príncipe de Viana (PV), 246 (2009), 197-223

Primera página del segundo tomo del libro de Gómez de Bedoya

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220 [24]Príncipe de Viana (PV), 246 (2009), 197-223

Instrucción para planificar una buena botica (AGN)

Características del boticario del hospital según Viñaburu (AGN)

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[25] 221Príncipe de Viana (PV), 246 (2009), 197-223

Limpieza de sangre de Pedro Antonio de Viñaburu Sarriguren (AGN)

CARLOS ADANERO OSLÉ / IDOYA CALVO ALONSO

222 [26]Príncipe de Viana (PV), 246 (2009), 197-223

Receta dispensada por Viñaburu en 1732 (AGN)

Receta dispensada por Viñaburu en 1732 (AGN)

RESUMEN

Pedro de Viñaburu Poza. Nuevas aportaciones sobre la vida y obra de un botica-rio navarro del siglo XVIII

Pedro de Viñaburu y Poza (1691-1757) fue un boticario navarro, natural deOlite, autor de una importante cartilla de formación destinada a los aprendi-ces de boticario. Aportamos las fechas más importantes de la vida de este far-macéutico. Estableció su botica en Pamplona. Perteneció al Colegio de SanCosme y San Damián de la ciudad. Fue requerido por el Hospital de Pam-plona para dotar de medicamentos, fundar y organizar la botica del mismo. Del mismo modo fue requerido por las autoridades sanitarias de la corona deEspaña para evaluar y mandar informes de las aguas de diversos lugares de Na-varra.Tuvo dos hijos maestros boticarios, Pedro Antonio y Joaquín Elías Viñaburuy Sarriguren. Este último heredó la farmacia de su padre.Por su vida y obra, Pedro de Viñaburu es uno de los farmacéuticos más rele-vantes de la historia de Navarra.

ABSTRACT

Pedro de Viñaburu Poza. New contributions to the life and works of an XVIII-cen-tury Navarrese pharmacistPedro de Viñaburu y Poza (1691-1757) was an apothecary born in Olite (OldKingdom of Navarra). He wrote a very important book for the education ofthe young apothecaries called Cartilla pharmaceutica.We have found the most important dates of his life which remained still un-published. He established his pharmacy in Pamplona (Spain) and was a mem-ber of the Old College of San Cosme and San Damián of the City of Pam-plona. We can find him as the organiser of the pharmacy of the Hospital Gen-eral de Pamplona.He was recruited by the central authorities of Spain in order to analyse andrapport on the main natural waters in the Kingdom of Navarra.We have found two Pedro de Viñaburu´s sons, both apothecaries as well.They were named Pedro Antonio and Joaquín Elías Viñaburu y Sarriguren.We can say that Pedro de Viñaburu y Poza is one of the most remarkable phar-macist of the History of Navarra.

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