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Población y territorio

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Page 1: Población y territorio
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Población y territorioEspaña tras la crisis de 2008

Granada, 2020

Juan-David Sempere-SouvannavongCarlos Cortés Samper

Ernesto Cutillas OrgilésJosé Ramón Valero Escandell

(editores)

Page 3: Población y territorio

Diseño de la colección y cubierta: Virginia Vílchez Lomas

© Los autores

© Editorial Comares, S.L.Polígono Juncaril

C/ Baza, parcela 20818220 Albolote (Granada)

Tlf.: 958 465 382

www.comares.com • E-mail: [email protected]/Comares • twitter.com/comareseditor • instagram.com/editorialcomares

ISBN: 978-84-9045-911-9 • Depósito legal: Gr. 365/2020

Fotocomposición, impresión y encuadernación: comares

Colección

Salam

3Directora

María José Cano Pérez (IPAZ – Universidad de Granada)

Comité científicoMaría Jesús Viguera (Universidad Complutense de Madrid)

Raanan Rein (Universidad de Tel Aviv)Hamurabi Noufouri (Universidad de Buenos Aires – UNTRF de Buenos Aires)

Beatriz Molina Rueda (IPAZ – Universidad de Granada)Inés Gómez González (IPAZ – Universidad de Granada)

con el patrocinio:

con la colaboración:

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Sumario

PRESENTACIÓN

Respuestas geodemográficas a los cambios del modelo socioeconómico. Visión de conjuntoJuan-David Sempere-Souvannavong, Carolina Montoro Gurich, Juan Manuel Parreño-Castellano y Carolina del Valle Ramos . . . . . . . . . . . . 1

TERRITORIO Y POBLACIÓN

Territorio y población: permanencias y cambios recientes en las dinámicas pobla-cionalesPablo Pumares Fernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

¿Hacia unas ciudades segregadas según la edad? Geografía dinámica del envejeci-miento y rejuvenecimiento en las grandes metrópolis españolasFernando Gil-Alonso, Jenniffer Thiers-Quintana, Jordi Bayona-i-Carrasco e Isabel Pujadas-Rúbies . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

Análisis de la diversidad de la inseguridad residencial: España y los países medite-rráneos en el contexto de los regímenes residenciales europeosJulián López-Colás, Alda Botelho de Azevedo y Juan A. Módenes . . . . . . 47

Contrastes en la dinámica demográfica andaluza a comienzos del siglo xxiJosé Antonio Nieto Calmaestra y Alberto Capote Lama . . . . . . . . . . . . . . 65

Primeras actuaciones contra el proceso de despoblamiento en Castilla-La Mancha: la Inversión Territorial Integrada (ITI)Ángel Raúl Ruiz Pulpón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87

El impacto de la actividad turística en la composición poblacional de un entorno urbano, el caso de Barcelona (2010-2016)Joan Sales-Favà . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

MORTALIDAD Y ENVEJECIMIENTO

Envejecimiento demográfico y cambios sociales en EspañaJulio Pérez Díaz y Antonio Abellán García . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

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VI población y territorio. españa tras la crisis de 2008

Envejecimiento y vivienda: nuevas situaciones, nuevas demandasRamón Díaz Hernández y Jordi Boldú Hernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157

El envejecimiento de los barrios urbanos en España: una propuesta de mediciónJuan José Pons Izquierdo y Carolina Montoro Gurich . . . . . . . . . . . . . . . . 175

Contextos residenciales, envejecimiento activo y calidad de vida. Un análisis a microescala en EspañaFermina Rojo-Pérez, Gloria Fernández-Mayoralas, Vicente Rodríguez-Rodríguez, Raúl Lardiés-Bosque, María-Eugenia Prieto-Flores, Lorena P. Gallardo-Peralta, M.ª Ángeles Molina-Martínez, Carmen Rodríguez-Blázquez, Maria João Forjaz y Rocío Schettini. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191

Envejecimiento demográfico y hogares unipersonales en la ciudad de Sevilla: la conformación de barrios vulnerablesCarolina del Valle Ramos y Pilar Almoguera Sallent . . . . . . . . . . . . . . . 209

MOVILIDADES EN UN MUNDO GLOBALIZADO

Cambios y continuidades en las migraciones internas en EspañaJoaquín Recaño Valverde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229

Regionalización del stock de migrantes internacionales en 2015: distancia y conec-tividadSeverino Escolano Utrilla, Pedro Reques Velasco y José Antonio Salva-dor Oliván . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267

Migraciones interregionales y nivel educativo en España. Un análisis a partir de los datos censales de 1981, 1991, 2001 y 2011Miguel González-Leonardo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281

Asylum seekers into southern European countries (Greece, Italy, Spain) over the last decade: a first comparative approachByron Kotzamanis, Maria Carella, Marie-Noelle Duquenne y Vassilis Pappas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 299

Gentrificación y cambios sociodemográficos en los barrios de Barcelona y Madrid: una mirada a través de los flujos migratorios y residencialesAntonio López-Gay y Andrea Andújar Llosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313

JÓVENES DE LARGA DURACIÓN

Vulnerabilidad de los jóvenes españoles en tiempos de incertidumbreJosefina Domínguez-Mujica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 335

Proceso migratorio, concentración residencial y rendimiento escolar entre los jóvenes en CataluñaJordi Bayona-I-Carrasco y Andreu Domingo Valls . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 363

Capital humano e inserción en el mercado laboral de los jóvenes españoles retornadosBeatriz González-Martín y Pablo Pumares Fernández . . . . . . . . . . . . . . . 379

La movilidad de los jóvenes españoles ante la crisis. Características y diferencias entre los espacios geográficos insular y peninsular: Canarias y Comunidad ValencianaRaquel Guerra Talavera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 393

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VIIsumario

CONTENIDOS DEL CD

Territorialización de la movilidad por estudios en Catalunya: explotación de los microdatos de los registros administrativos de la Generalitat de CatalunyaJoan Alberich González . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 411

Concentración territorial, migraciones internas y movilidad residencial de la población inmigrante en EspañaJordi Bayona-i-Carrasco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 429

El empresariado transnacional español en Argelia. Determinantes y estrategias de movilidad ante la crisisMaría Jesús Cabezón-Fernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 446

Populations migrantes et santé : inégalités d’accès à l’offre de soins en ItalieMaria Carella, Gil Bellis et Aldo Rosano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 460

Una propuesta metodológica para impulsar la participación de la ciudadanía en la búsqueda de soluciones al fenómeno de la regresión demográfica: el caso de las localidades de interior de la provincia de alicanteLiberto Carratalá Puertas y Danny Piciucchi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 476

Exclusión social y juventud rural en la investigación española (2000-2017)Jaime Escribano Pizarro, Xavier Amat Montesinos y Néstor Vercher Savall . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 489

Evolución de la población y modelo de poblamiento en la aglomeración urbana de MurciaRubén Giménez García, Ramón García Marín y José María Serrano Mar-tínez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 504

Aragón frente a la despoblación: Iniciativas escalares y su efecto en el territorioRaúl Lardiés Bosque, Ángel Pueyo Campos, M.ª Luz Hernández Navarro y Luisa María Frutos Mejías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 522

Perfil demográfico de Galicia: Condicionantes de la evolución de la población de los municipios gallegosAlejandro López González y Xosé Constenla Vega . . . . . . . . . . . . . . . . . . 542

Las migraciones en la era de la sobreinformación. Fuentes para su estudio en EspañaDolores López Hernández . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 558

Ser joven y vivir solo en los centros urbanos de Madrid y BarcelonaCristina López Villanueva e Isabel Pujadas Rúbies . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 577

La movilidad residencial en el municipio de Madrid (2006-2016)Mario Mampaso Torremocha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 596

La movilidad transnacional como estrategia de apoyo: vidas vinculadas de los europeos del este en EspañaSilvia Marcu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 614

Los diagnósticos territoriales participativos como herramienta para planificar políticas activas de empleo y formación en la Comunidad Valenciana: el caso del VinalopóAntonio Martínez Puche y Daniel Sanchiz Castaño . . . . . . . . . . . . . . . . . 627

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población y territorio. españa tras la crisis de 2008VIII

Una mirada a la despoblación de la Plana Utiel – Requena. Un retorno a viejos desafíos y dinámicas poblacionalesJaime Martínez Ruiz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 644

El fraude del consumo de agua en la ciudad de Alicante. Análisis a partir de la caracterización socio-económica y demográfica (2005-2017)Álvaro Francisco Morote Segudio y María Hernández Hernández . . . . . 655

Los efectos de la crisis económica en los desajustes educativo-laborales de la población inmigrante en Europa del SurAlberto del Rey, Mikolaj Stanek y Jesús García Gómez . . . . . . . . . . . . . . . 671

Características urbanas y demográficas de un barrio periférico de la zona norte de Alicante. El caso de Virgen del RemedioAlejandro Sainz-Pardo Trujillo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 688

Análisis demográfico de las desigualdades socioeconómicas de salud en Cataluña en el contexto de la última crisis económicaJeroen Spijker y Pilar Zueras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 706

Nuevas dinámicas de la diáspora rumana desde el inicio de la crisis observadas a través de FacebookAdriana Suiu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 726

¿Cómo ha modificado la coyuntura económica las migraciones internas y exte-riores de los inmigrantes extranjeros? Un análisis según origen continental en las grandes áreas metropolitanas españolasJenniffer Thiers-Quintana, Fernando Gil-Alonso e Isabel Pujadas-Rúbies . 740

La redistribución de la población en la provincia de Valladolid: entre el despobla-miento y la leve revitalización demográfica (2001-2015)María Jesús Vidal Domínguez y Julio Fernández Portela . . . . . . . . . . . . . . 762

La investiación española en geodemografia Algunas cuestiones a propósito de la solicitud de proyectos y contratos al plan estatal de I+DRubén C. Lois González. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 779

Metodologías cualitativas: la entrevista en profundidad para la investigación en geografía de la poblaciónJosé Ramón Valero Escandell . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 792

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Cambios y continuidades en las migraciones internas en España1

Joaquín Recaño Valverde Dpt. de Geografia (Universitat Autònoma de Barcelona)

y Centre d’Estudis Demogràfics

Durante la primera década del siglo xxi, España ha experimentado un creci-miento de las migraciones internas sin precedentes desde la década de los sesenta del siglo xx. Dos factores han sido los principales responsables de este auge de la movilidad interna: por una parte, la fuerte expansión económica hasta 2008 en un contexto caracterizado por el boom de la construcción inmobiliaria (Burriel, 2008 y 2014; Romero et al., 2012) y su impacto directo en la movilidad residencial de dimensión local y metropolitana (Bayona y López-Gay, 2011; Feria y Andújar, 2015; López-Gay y Recaño, 2008; Pujadas, 2009) y, por otra parte, la entrada de un flujo acumulado de más de 9 millones de inmigrantes nacidos en el extranjero entre 1998 y 2017, cuya redistribución espacial reactivó la dinámica global de la migración interna, especialmente la de larga distancia (Gil-Alonso et al., 2015; Recaño, 2003 y 2016).

En las próximas páginas se aborda un análisis sintético de las tendencias y características espaciales y demográficas de las migraciones internas en España. El texto comienza con una visión general de la evolución de las migraciones internas desde comienzos de la década de los sesenta, en la que se destaca los papeles com-plementarios del éxodo rural y la urbanización, la crisis de este modelo a media-dos de los años setenta y la emergencia posterior, previa una fase de transición, de nuevas pautas migratorias basadas en la desconcentración de las grandes ciu-dades, la inversión de los flujos entre regiones (migraciones de retorno); a finales de la década de los noventa aparece un fenómeno nuevo, la llegada masiva de inmigrantes extranjeros, que tendrá una incidencia notable sobre las migraciones internas en España. A continuación se realiza una descripción de los componen-

1 Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto «Comportamientos demográficos y estra-tegias residenciales: apuntes para el desarrollo de nuevas políticas sociales» (CSO2016-79142-R) del Ministerio de Economía y Competitividad.

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tes espaciales que caracterizan estos modelos, a partir del análisis de la dinámica, concentración vs dispersión geográfica, y de la estimación de la distancia migra-toria desde mediados de la década de los sesenta del siglo xx hasta la actualidad; se aborda posteriormente la composición de los movimientos internos definidos por las características del lugar de nacimiento de las personas, se continua con el dibujo de los perfiles demográficos de la migración interna por sexo, edad y lugar de nacimiento y; finalmente, se emprende el análisis de la incidencia de diversos factores individuales sobre la probabilidad de efectuar distintos tipos de migra-ción interna, con especial atención a lo que acontece en la población por lugar de nacimiento.

1. La evolución de los modelos migratorios en España

Hasta bien entrada la década de los setenta, las migraciones internas en España suponían el desplazamiento de grandes contingentes de población desde las áreas rurales y/o económicas más deprimidas con destino las aglomeraciones urbanas y otras zonas de expansión de la actividad, localizadas mayoritariamente en las regiones de Madrid, Cataluña, el País Vasco, el litoral mediterráneo y las nuevas áreas de desarrollo implementadas por la planificación del régimen franquista (García Barbancho y Delgado, 1988). En esta larga coyuntura demográfica, la migración interna fue el principal componente del crecimiento/decrecimiento demográfico local de 1950 a 1975. En esos años existe una fuerte correlación entre el crecimiento de las provincias y su saldo migratorio (Cabré et al., 1985). El enorme volumen de los flujos migratorios y la marcada selectividad por sexo y edad de las migraciones definieron en su momento la dinámica natural presente y marcaron la evolución futura de las provincias del interior peninsular, definiendo los espacios geográficos que actualmente se definen como áreas de despoblación irreversible (Recaño, 2017).

El modelo migratorio clásico que dominaba las migraciones internas hasta los años setenta se caracterizó por el éxodo rural de jóvenes, mayoritariamente muje-res (Camarero, 1993), en busca de mejores condiciones de vida. En la depresión demográfica del Demosistema Rural (Vidal y Recaño, 1986) participaron diver-sos fenómenos demográficos cuya interacción potenció sus devastadores efectos poblacionales en diversas fases: la emigración de jóvenes condujo a una contrac-ción del mercado matrimonial local y una intensa caída de la nupcialidad, agra-vada por la mayor propensión emigratoria de las mujeres, iniciando el conocido proceso de masculinización rural que se ha mantenido hasta la actualidad (Vidal y Recaño, 1986; Recaño, 2017). Más tarde, la emigración de jóvenes y la dismi-nución de la nupcialidad conllevó un desplome de la natalidad, cuyo correlato más inmediato fue la merma de las generaciones nacidas en las áreas rurales con posterioridad a 1960. La continua emigración y la baja natalidad derivada de una

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estructura demográfica sin jóvenes fueron las responsables del fuerte envejeci-miento que experimentarán los sectores geográficos rurales españoles en la actua-lidad. Las áreas urbanas registraron el proceso inverso: la llegada de jóvenes fue capital en el fuerte crecimiento en las ciudades, favorecido por una efervescencia del mercado matrimonial en esos años, donde el matrimonio es universal y se produce en las edades más tempranas de los registros históricos de nupcialidad (Muñoz-Pérez y Recaño, 2011). Los migrantes procedentes de las áreas rurales proporcionaron durante ese periodo una parte importante de la fuerza de trabajo necesaria para cubrir la demanda del factor trabajo en las ciudades.

En los años setenta, las migraciones internas en España experimentan una ruptura con el modelo dominante; en el periodo a caballo entre los setenta y los ochenta emerge un nuevo patrón migratorio (Antolín y Bover, 1997; Cabré et al., 1985; Franch, 2009; García Barbancho y Delgado, 1988; García Coll y Puyol, 1997; Olano, 1990; Pujadas y García Coll, 1995; Recaño, 2004, 2006, 2010, 2015, 2016; Ródenas, 1994; Romero y Albertos, 1993; Silvestre, 2002; Tobío, 1985). Las características principales de este nuevo patrón migratorio son las siguientes: a) la disminución de las salidas desde las áreas rurales y las regiones de menor desa-rrollo económico hacia Cataluña, Madrid, el País Vasco y otras áreas urbanas e industriales; b) la aparición de migraciones de retorno desde las regiones anterior-mente receptoras hacia las zonas que nutrieron la inmigración en décadas ante-riores, especialmente Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Galicia; y c) la irrupción de nuevos polos migratorios secundarios, localizados en las nuevas áreas de expansión económica del litoral mediterráneo, los espacios insulares y el valle del Ebro.

Se ha de destacar, por otra parte, que el propio mecanismo demográfico del éxodo rural llevaba implícito el germen de su futuro agotamiento: el fuerte retro-ceso de la natalidad en las áreas emigratorias registradas a partir de los años cin-cuenta produjo la merma progresiva de las generaciones nacidas a partir de dichas fechas; los potenciales migrantes de comienzos de los setenta disminuyeron, es decir, con la emigración previa de sus padres estos niños ya no nacieron en las zonas rurales y lo hicieron en las zonas urbanas a donde se dirigieron sus pro-genitores. Las sucesivas crisis económica de 1973 y 1979 acabaron por finiquitar el modelo migratorio anterior: agotamiento de los efectivos en las zonas rurales y desaparición de los estímulos económicos que propiciaban la emigración a las ciudades, ambos fenómenos se registraron casi de forma simultánea.

Aunque a mediados de la década de los ochenta, la economía española entra en una nueva fase de crecimiento económico, con un ciclo expansivo hasta 1991, una breve fase recesiva entre 1992 y 1995 y un intenso ciclo posterior de crecimiento desde 1996 hasta 2008, el nuevo modelo económico se desarrolló con una baja movilidad geográfica interregional del factor trabajo autóctono y una novedosa

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y significativa aportación de la inmigración extranjera a los desplazamientos de larga distancia (Recaño, 2016; Quintero, 2016; Silvestre y Reher, 2014).

La nueva coyuntura migratoria que surge tras la crisis del modelo clásico de emigración permitió a las regiones que habían sido fuertemente emigratorias entre 1950 y 1970 completar el proceso de urbanización regional en los años ochenta, retrasado hasta entonces por las salidas a otras regiones. Simultáneamente, en las principales aglomeraciones urbanas de las regiones inmigratorias, especialmente Cataluña y Madrid, con procesos maduros de urbanización, se experimentaba una incipiente desconcentración urbana de naturaleza similar a las que habían regis-trado una década atrás las principales áreas metropolitanas de los Estados Unidos y Europa. A principios de los años ochenta, los grandes movimientos migratorios interregionales podían considerarse agotados.

Las migraciones internas españolas inician los años noventa con una progre-siva reducción de la proporción de migrantes interregionales, la transición desde un esquema espacial unidireccional dominante, con clara división entre regio-nes emigrantes e inmigrantes, hacia una estructura diversificada de intercam-bios poblacionales, la disminución paulatina de la distancia media recorrida en la migraciones y, finalmente, el incremento del peso de la movilidad intrarregio-nal, en concreto, la migración intraprovincial. En suma, se sustituye la movilidad dominante rural-urbana por un modelo de movilidad interurbana. En esa línea, el modelo clásico de movilidad rural-urbana, que transfería población del sec-tor agrario al industrial había sido sustituido por un modelo interurbano en el que el sector servicios, dominante en la economía, se nutría, fundamentalmente, de la fuerza de trabajo local. Otros sectores económicos de evolución coyuntural, como la hostelería y la construcción, recibían aún una inmigración interregio-nal de fuerte componente estacional muy ligado a los ciclos económicos (Recaño y Cabré, 2003). La disminución de la movilidad entre regiones adquiere ya un carácter prácticamente irreversible. Los fuertes desequilibrios interregionales del pasado se fueron suavizando mediante diversos mecanismos de solidaridad, que acabaron de afianzar las ayudas procedentes de la Unión Europea. Los factores de expulsión de las áreas agrarias del sur de la península se aliviaron mediante los Planes de Empleo Rural (PER) aplicados en Andalucía y Extremadura y, en otras áreas, la reestructuración de las explotaciones agrarias, propiciadas por los fondos europeos destinados a la agricultura tuvieron efectos positivos en la fijación de la población en algunos sectores rurales de la península menos castigados por la emigración de décadas anteriores. Este modelo, dominante hasta principios del siglo xxi se verá fuertemente alterado por la llegada masiva de inmigrantes extran-jeros a partir de 2001, dando lugar a un nuevo ciclo migratorio que, con diferen-tes altibajos causados por la recesión de 2008-2013, mantendrá sus características principales hasta la actualidad.

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2. Fuentes y metodología

Los datos empleados en este trabajo proceden de la recopilación exhaustiva de las estadísticas de flujos migratorios publicadas por el INE con anterioridad a 1988 y la explotación de los microdatos de tres fuentes de información: la Estadística de Variaciones Residenciales (EVR) del período 1988-2017, el Padrón Continuo (PC)2 de los años 1998 a 2018 y los censos de población de 1981, 1991, 2001 y 2011. En los ficheros de la EVR se registran todos los cambios de municipio ligados a la gestión del padrón municipal de habitantes, distinguiendo la nacionalidad y el lugar de nacimiento de los protagonistas, así como otras variables demográficas (sexo y edad) y geográficas (origen y destino municipal del movimiento migrato-rio). La segunda información corresponde a los datos del Padrón Continuo (PC) de los años 1998 a 2018, que han sido empleados para obtener los denominadores para el cálculo de las tasas de migración por sexo y edad. Tanto los numeradores (flujos) como los denominadores obtenidos (stocks) se derivan de la gestión de la misma fuente estadística, el Padrón Continuo, lo que les dota de una gran consis-tencia: toda persona que registra un cambio de residencia, situada en el numera-dor, figura ya como denominador en el Padrón Continuo. Los microdatos de los censos de población empleados corresponden a las muestras de acceso público que suministra el Instituto Nacional de Estadística en su página electrónica3.

Antes de describir los indicadores empleados tenemos que realizar una serie de consideraciones sobre las agrupaciones empleadas en las escalas temporales y geo-gráficas. Por una parte, hemos establecido una periodización basada en la dinámica combinada de la inmigración y los ciclos económicos ambos estrechamente vincu-lados: a) años 1998-2002, período previo e inicial de la llegada de inmigrantes; b) años 2003-2007, corresponde con la llegada masiva de inmigrantes del extranjero y el período de máxima expresión de la burbuja inmobiliaria; c) años 2008-2013, período de estallido y máxima expresión de la crisis que coincide con la aparición de un fenómeno nuevo la emigración exterior de españoles e inmigrantes; y d) años 2014-2017, período de recuperación económica. Por otra parte, la óptica empleada en este trabajo es la del país de nacimiento4. Para nacidos en España y en el extranjero

2 En los ficheros de microdatos de la EVR y el PC que hemos analizado disponemos de la identi-ficación de los municipios menores de 10.000 habitantes lo que nos permite un detalle más fino en la localización geográfica de los lugares de origen y destino de la migración interna.

3 http://www.ine.es/prodyser/micro_censopv.htm4 El elevado grado de naturalización de la población extranjera en España recomienda emplear

esta óptica para no perder efectivos a lo largo del período de estudio, puesto que el país de nacimiento es una variable de identificación constante. Por otra parte, los términos inmigrantes y nacidos en el extranjero tienen en este texto un significado similar. En el ámbito de las distancias migratorias y regre-siones logísticas, con el objetivo de obtener indicadores consistentes y homogéneos, se ha realizado una agrupación de países de nacimiento en la que ha primado el equilibrio entre las características socio-demográficas de los países de origen de los inmigrantes y una cierta lógica de agrupación geográfica.

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se ha procedido a la estimación de tasas específicas de migración interna por sexo, grupo de edad quinquenal y los períodos temporales antes reseñados (ver ecuación).

Posteriormente, se ha confeccionado un indicador sintético de migración (ISM) como suma de las tasas específicas por sexo y edad. El ISM mide el número esperado de movimientos que un individuo efectuaría a lo largo de su vida, asu-miendo que estuviera expuesto a las tasas de migración por edad registradas en un período y sobreviviera hasta las edades más avanzadas, su interpretación es similar a la del número medio de hijos por mujer o índice sintético de fecundidad. En la ecuación siguiente, la mx,x+n indica la tasa específica de migración entre las edades en años cumplidos x, x+5.

m =ISM n+xx,0=x∑ω

Se han calculado las distancias medias de los desplazamientos en dos fases correspondientes a la naturaleza de la información disponible: entre los años 1962 y 1987 se han obtenido aproximaciones a las distancias recorridas por las migra-ciones a partir de las matrices interprovinciales por origen y destino basadas en las distancias euclidianas entre los centroides o baricentros provinciales. Las distancias intraprovinciales (diagonales de la matriz) han sido estimadas mediante el algo-ritmo de Buffon descrito en Rogerson (1990). En una segunda fase, ya con datos municipales procedentes de los microdatos de la EVR hemos estimado la distancia intermunicipal de la migración interna entre 1988 y 2017. La distancia expresada en kilómetros se ha obtenido para cada migración a partir de los datos del muni-cipio de origen (m1) y el municipio de destino (m2). Con las coordenadas UTM correspondientes a los centroides municipales delimitados por las coordenadas (x1, y1) y (x2, y2) se obtiene la distancia euclidiana a partir de la siguiente fórmula:

Los grupos son los siguientes: a) nacidos en España; b) nacidos en la Unión Europea (de los 15 menos España) a los que hay que sumar Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Japón y otros países del Espacio Económico Europeo (EEE) como Noruega, Suiza etc.; c) el resto de países de Europa; d) los países del Magreb; e) el África subsahariana; f) los países latinoamericanos (todos los de América con excepción de Estados Unidos y Canadá) y; finalmente; g) los países asiáticos (con la excepción de los que forman parte de la OCDE, ya integrados en b).

x,

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cambios y continuidades en las migraciones internas en españa 235

Con el objetivo de obtener en la escala infraprovincial indicadores más robus-tos que los que suministran los municipios, se ha aplicado a los microdatos sobre flujos una comarcalización establecida por el Instituto Nacional de Estadística en el censo de 19915 actualizando las modificaciones municipales hasta 2017. Esta territorialización ha sido empleada en la confección de diferentes mapas presentes en el texto.

Por último, centraremos nuestra atención en las características individuales que tienen un efecto sobre la probabilidad de realizar diferentes tipos de movi-mientos migratorios en diversas subpoblaciones definidas por grupos de edades y lugares de nacimiento. El período temporal considerado transcurre entre el 1 de enero de 2000 y el 1 de noviembre de 2001 (censo de 2001) y entre el 1 de enero de 2010 y el 1 de noviembre de 2011 (censo de 2011)6. La técnica elegida en este caso son los modelos de regresión logística (Recaño y de Miguel, 2012). En ambos casos no estamos midiendo la intensidad de la migración sino las circunstancias personales que pueden actuar como desencadenantes de una migración. En el pri-mer modelo evaluamos los efectos de características personales sobre dos tipos de movimientos migratorios: las migraciones intrarregionales e interregionales en dos grupos de edad, los jóvenes y las personas que se encuentran en edades de salida de la actividad. En el segundo modelo que hemos diseñado7, estamos espe-cialmente interesados en comprender las diferencias de comportamiento según el origen geográfico de la población no nacida en España (inmigrantes) y si sus patrones son similares (o no) a los de la población autóctona (nacida en España). Las variables incluidas en los diferentes modelos de regresión logística son: sexo, grupo de edad, efecto temporal, estado civil, nivel de estudios, relación con la acti-vidad, régimen de tenencia de la vivienda, disposición de la nacionalidad espa-ñola y una variable combinada de lugar de nacimiento y duración de residencia en España (Recaño, 2016).

5 La comarcalización identifica un total de 911 unidades territoriales frente a los 8.124 municipios existentes en 2017. Esta escala intermedia entre la provincia y el municipio produce indicadores más robustos. La codificación de la agrupación puede encontrase en el siguiente enlace: ftp://www.ine.es/temas/censopv/cen91_v/disreg_viv_cen91.zip, en fichero com91.xls.

6 Para ello, debemos reconstruir la población de riesgo a 1 de enero de 2000 y 2010 lo que supone eliminar del censo la población residente en el extranjero en esas mismas fechas y la nacida en el inter-valo temporal considerado en la pregunta.

7 En este caso solo se ha considerado la migración entre provincias que es la que mejores ajustes proporciona en modelos precedentes de naturaleza contextual y/o individual (Recaño y De Miguel, 2012; Recaño, 2016).

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joaquín recaño valverde236

3. La evolución de las migraciones internas desde los años sesenta del siglo xx

Hasta ahora hemos realizado una descripción general de los modelos de migra-ción interna dominantes a lo largo de los últimos sesenta años, es hora de pasar a la constatación empírica de lo descrito. La población española de los años sesenta pre-senta una elevada movilidad espacial de intensidad y extensión territorial no regis-trada con anterioridad (García Barbancho y Delgado, 1988; Recaño, 2015; Ródenas, 1994). Entre 1961 y 1970, unos 4,26 millones de personas cambiaron de munici-pio de residencia dentro o fuera de la misma provincia. Diez años más tarde, los migrantes se redujeron en más de cuatrocientos mil. En los años ochenta se produjo una nueva contracción de mayor volumen, superior a los 580.000 migrantes, dando muestras del agotamiento del modelo. La década de los noventa cambia la tenden-cia, en esos años se registra un aumento de las migraciones de 570.000 migrantes en relación con la década anterior. La elevada cifra inicial de los años sesenta es supe-rada en términos absolutos, pero no relativos durante la primera década del siglo xxi, cuando se registran 5,66 millones de migrantes internos, una parte importante de ese crecimiento está directamente relacionada con la llegada de inmigrantes del extranjero (Martí y Rodenas, 2012; Recaño, 2016; Silvestre y Reher, 2014).

Tabla 1. Las migraciones internas según los censos españoles de 1960 a 2011.

Migrantes internos

1961-1970 1971-1980 1981-1990 1991-2001 2002-2011

Total 4.260.193 3.816.026 3.232.487 3.800.409 5.658.755Intrarregional 2.123.693 2.239.800 2.071.175 2.823.591 4.027.940

Intraprovinciales 1.697.791 1.912.389 1.758.398 2.483.477 3.568.380Interprovinciales 425.902 327.411 312.777 340.114 459.560

Interregional 2.136.500 1.576.226 1.161.312 976.818 1.630.815Distribución de migrantes

1961-1970 1971-1980 1981-1990 1991-2001 2002-2011

Total 100% 100% 100% 100% 100%Intrarregional 49,8% 58,7% 64,1% 74,3% 71,2%

Intraprovinciales 39,9% 50,1% 54,4% 65,3% 63,1%Interprovinciales 10,0% 8,6% 9,7% 8,9% 8,1%

Interregional 50,2% 41,3% 35,9% 25,7% 28,8%Intensidad migratoria (1)

1961-70 1971-80 1981-90 1991-2000 2002-2011

Total 15,4 12,5 9,5 10,7 14,8Intrarregional 7,7 7,3 6,1 8,0 10,5

Intraprovinciales 6,2 6,2 5,1 7,0 9,3Interprovinciales 1,5 1,1 0,9 1,0 1,2

Interregional 7,7 5,1 3,4 2,8 4,3

Nota: (1) proporción sobre la población de 10 y más años. Fuente: INE. Elaboración propia a partir de los censos de 1970, 1981, 1991, 2001 y 2011.

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cambios y continuidades en las migraciones internas en españa 237

La población española experimentó en los años sesenta la más alta movilidad espacial de su historia en términos relativos. Sin embargo, a lo largo de los últimos cincuenta años redujo progresivamente la movilidad de larga distancia mientras se incrementaba la movilidad intraprovincial o de corta distancia. Las migraciones entre regiones alcanzan su máximo en la década de los sesenta, tanto en térmi-nos absolutos como relativos, desde esa fecha no harán más que disminuir hasta los primeros años del siglo xxi, cuando el censo de 2011 registra un incremento notable de las personas que cambian de región respecto a la década de los noventa. Por su parte, la migración en el interior de las provincias muestra una evolución más errática, aunque la tendencia a largo plazo es clara: incremento de la inten-sidad en términos absolutos y relativos. La primera década del nuevo siglo regis-tra el máximo histórico en la movilidad de corta distancia: 3.568.000 personas cambiaron de municipio en el interior de sus provincias. El auge del mercado de la vivienda y la paulatina redistribución espacial de los inmigrantes extranjeros tras su primera localización geográfica en el territorio son los responsables de este resultado (Bayona y López-Gay, 2011; Recaño y de Miguel, 2012; Recaño, 2016; Reher y Silvestre, 2009). En esta evolución, la movilidad entre provincias de una misma región ha sido de escasa entidad, lo cual denota una mayor afinidad con la evolución de la migración de larga distancia y un papel poco relevante en la inte-gración intrarregional de la mayoría de las Comunidades Autónomas, un hecho poco destacado en la literatura sobre migraciones en España.

La evolución de los valores relativos de la movilidad entre regiones confirma lo comentado. Durante la década de los sesenta del siglo xx, 7,7 de cada mil habi-tantes cambiaban de región de residencia cada año. Cinco décadas más tarde esa cifra se había reducido casi a la mitad, con un 4,3 por mil. En cambio, la movilidad intraprovincial se incrementa en el mismo período hasta un máximo histórico del 9,3 por mil anual en el primer decenio del siglo xxi, una intensidad relativa un 51 por ciento superior a la registrada en los años sesenta.

El modelo espacial de migraciones experimenta en el transcurso de esos años una doble transformación: reducción continuada en la intensidad de la movilidad de larga distancia y consolidación de un modelo dominado por los desplazamien-tos de corta distancia, que agrupan, según datos del censo de 2011, 63 de cada 100 migrantes internos. La primera década del siglo xxi es, por tanto, el período con la intensidad de la movilidad intraprovincial más elevada de la historia de España en términos absolutos como relativos.

4. El modelo espacial de la migración interna: concentración vs dispersión de los flujos

El crecimiento en la dispersión de los destinos y orígenes constituye una de las características definitorias del modelo migratorio surgido tras la crisis econó-

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mica de los años setenta (Cabré et al., 1985; Tobío, 1985; Olano, 1990; Recaño, 2004). La evolución de los valores del Spatial Focus, un indicador que mide el grado de concentración geográfica de un sistema migratorio a partir del análisis de la matriz de migraciones por origen y destino (Rogers y Raymer, 1998), es una forma sencilla de aproximarnos a la naturaleza espacial del modelo migratorio. El método estima la media ponderada de los coeficientes de variación de Pearson de los flujos por filas y columnas de la matriz de migración interna. CV-Origen es el coeficiente de variación por origen y CV-Destino el coeficiente de variación por destino. Tomando como información la matriz de flujos por provincia de origen y destino desde 1962 hasta 2017 de las 50 provincias españolas, sin contar con Ceuta y Melilla, los resultados se interpretan de la siguiente manera: un aumento de su valor representa una mayor dispersión de los flujos; una disminución del indi-cador, por el contrario, refleja una concentración de los intercambios. Con estos datos se pueden distinguir diferentes fases de carácter estructural en la evolución del sistema migratorio. Desde inicios de los años sesenta las migraciones internas experimentaron un incremento continuo de la dispersión hasta conseguir unos valores constantes a mediados de los años noventa; esta tendencia de estabilidad se prorroga con mínimas variaciones hasta el año 2017 (Gráfico 1). Entre medias, los indicadores de Spatial Focus definen una fase de transición del modelo clásico a uno más complejo entre 1985 y 1995.

La descomposición del coeficiente de variación global en sus componentes de origen (CVO) y destino (CVD) es la clave para interpretar de forma más refinada la evolución de la matriz de flujos. Frente a una mayor estabilidad que registran los orígenes (CVO) a lo largo de 50 años, la dispersión que sugiere el incremento de los CVD atribuye a la aparición de nuevos destinos la responsabilidad del cambio del modelo espacial de las migraciones internas en España. El nuevo modelo espa-cial habría alcanzado su estabilidad durante la segunda mitad de los años noventa manteniendo su estructura espacial con ligeras fluctuaciones hasta la actualidad. La consolidación de una elevada movilidad intraprovincial que supone casi el 65 por ciento de todos los movimientos internos sería una de los responsables de su persistencia.

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Gráfico 1. Spatial Focus de las migraciones internas en España, 1962-2017.

6,0

6,5

7,0

7,5

8,0

8,5

9,0

9,5

10,0

1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020

Coef

icie

nte

de v

aria

ción

del

sis

tem

a (C

VO+C

VD

)

Año

CV TOTAL

2,5

2,7

2,9

3,1

3,3

3,5

3,7

3,9

4,1

4,3

4,5

1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020

Coef

icie

nte

de v

aria

ción

(CV)

por

orig

en y

des

tino

Año

CVO - OrigenCVD - Destino

Fuente: INE. elaboración propia a partir de la Estadística de Variaciones Residenciales de 1962 a 2017.

Gráfico 2. Distancia media de la migración interna en España (en km), 1962-2017.

0%

20%

40%

60%

80%

100%

120%

0

50

100

150

200

250

300

1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020

Coef

icien

te d

e va

riació

n de

la d

istan

cia m

edia

de

la m

igra

ción

Dist

ancia

med

ia d

e la

mig

ració

n in

tern

a

Año

Media CV

Fuente: INE. Elaboración propia a partir de la Estadística de Variaciones Residenciales de 1962 a 2017.

La estimación de la distancia media de las migraciones internas en el período 1962-2017 complementa la descripción del modelo espacial de migraciones inter-nas (Gráfico 2). La población española experimentó una rápida disminución de la distancia recorrida en sus migraciones desde los años sesenta hasta la primera mitad de la década de los noventa, sin apenas cambios en los siguientes 20 años

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joaquín recaño valverde240

y culminando el proceso de transición hacia un modelo dominado por la movili-dad residencial en los años previos al boom inmigratorio (Feria y Andújar, 2015; Recaño, 2015). El coeficiente de variación de la distancia media corrobora lo des-crito hasta ahora e introduce ciertos matices: la disminución de este indicador supone que los flujos migratorios son cada vez más cercanos y que a partir de los años 90 su estructura apenas varía.

Gráfico 3. Distancia media de la migración interna en España según el lugar de nacimiento (en km), 1990-2015.

100

120

140

160

180

200

220

240

260

280

300

1988 1992 1996 2000 2004 2008 2012 2016

Dist

ancia

med

ia d

e la

mig

ració

n (m

edia

móv

il de

5 té

rmin

os)

España UE-15 y PD

Resto Europa Magreb

África Subsahariana Latinoamérica

Asia Total

Fuente: INE. Elaboración propia a partir de los microdatos de la Estadística de Variaciones Residenciales de 1988 a 2015.

Para el período posterior a 1988 los microdatos de la EVR permiten estimar la distancia migratoria media con mayor precisión y añadir como característica el lugar de nacimiento de la población de diferentes grupos (ver nota 4).

Tras una disminución rápida entre 1988 y 1993, la distancia media recorrida por la población autóctona muestra escasas variaciones entre 1995 y 2015 (Gráfico 3). Por el contrario, la evolución de las distancias de los movimientos internos de los inmigrantes nacidos en el extranjero presenta evoluciones muy dispares:

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la población subsahariana y asiática recorren las mayores distancias frente a las que registran los europeos de la UE-15 y países del Espacio Económico Europeo (EEE), muy próximas a las de los nacidos en España. En una situación sensible-mente diferente se encuentra el resto de europeos, quienes recorren distancias significativamente inferiores a las del conjunto de la población. Después de 2005, fecha del último proceso de regularización, se produce una rápida convergencia de las distancias recorridas por la población originaria del Magreb y Latinoameri-cana con las distancias de la población autóctona, en consonancia con la fijación geográfica que produce la obtención de los papeles de residencia. Los asiáticos se incorporan a este proceso con un cierto retraso, mientras los subsaharianos son el grupo de población que mantiene el comportamiento más singular y una distancia media migratoria muy superior a la del resto de la población (gráfico 3).

Estos resultados indican que la migración interna de determinados grupos de inmigrantes ha funcionado en las fases previas a la crisis de 2008, como un mecanismo de compensación de la baja participación de la población autóctona en los desplazamientos de larga distancia, subsanando los desequilibrios locales y regionales de los mercados de trabajo, muchos de ellos estacionales y vinculados a la agricultura, los servicios de hostelería y la construcción. No obstante, este comportamiento se ha ido diluyendo en el tiempo, a medida que esos grupos de población han aumentado su estabilidad residencial por la vía de la regulación de su estatus de residencia legal, la obtención de la nacionalidad o el aumento de la duración de residencia en España. Este esquema general tiene como excepción a los originarios del África Subsahariana. En resumen, la evolución de las dis-tancias migratorias recorridas por los extranjeros muestra rasgos diferentes: los inmigrantes de países menos desarrollados recorren mayores distancias frente a las que registran los europeos, entre ellos los españoles.

La Estadística de Variaciones Residenciales permite, al registrar anualmente los cambios de municipios en España desde 1962, una mayor concreción tem-poral de los tipos de migración implicados en el proceso de transformación del modelo espacial de migraciones internas. Durante la década de los sesenta el tipo de movilidad dominante correspondía a los movimientos entre regiones (Tabla 2). Sin embargo, con el agotamiento del modelo de migración rural-urbano y el traslado de población a las ciudades, la primera mitad de la década de los setenta se inicia con una posición de predominio de los movimientos intraprovinciales, frente a una movilidad interregional en franco retroceso. La movilidad geográfica de corta distancia alcanza el máximo histórico en la segunda mitad de la década de los noventa. Desde principios del siglo xxi, los valores se consolidan y apenas varían unas décimas: casi 60 de cada 100 cambios de residencia efectuados en España se realizan en el interior de la provincia. En este aspecto los resultados de censos y flujos tienen valores muy cercanos. La principal causa del aumento del peso de la movilidad intraprovincial es la redistribución interna en el seno de

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las incipientes áreas metropolitanas de los antiguos emigrantes rurales llegados masivamente en las décadas anteriores. Se trata de un proceso de ajuste espacial en el que tienen especial protagonismo el asentamiento de la población inmigrante de origen español en una vivienda más o menos definitiva, la optimización de las distancias en los desplazamientos que realizan entre el lugar de trabajo y el de domicilio, una vez conseguida la estabilidad laboral, y la búsqueda de una mayor calidad residencial. Varias décadas después la inmigración del extranjero repetirá un proceso similar con pequeñas variaciones según su origen (Bayona y López-Gay, 2011; Recaño, 2016).

Tabla 2. Evolución de los tipos de movimientos migratorios en España, 1962-2017.

Período Migraciónes intraprovinciales

Migraciones entre provincias de la misma CC.AA

Migraciones entre provincias de

diferentes CCAA

Migraciones anuales del

período1962-1965 34,9 6,9 58,2 434.6211966-1970 42,4 7,6 50,1 341.6601971-1975 47,0 7,2 45,8 379.5501976-1980 51,1 8,0 40,9 366.0781981-1985 52,6 8,7 38,7 333.4631986-1990 52,6 9,5 37,9 532.3121991-1997 59,4 9,0 31,6 666.4021998-2001 60,7 8,6 30,6 991.5122002-2004 59,7 8,7 31,6 1.439.7582005-2007 59,7 8,6 31,6 1.699.3412008-2013 59,4 8,5 32,1 1.628.1832014-2017 60,0 8,7 31,3 1.523.517

Fuente: INE. Elaboración propia a partir de la Estadística de Variaciones Residenciales de 1962 a 2017.

¿Cómo se manifiestan en la geografía española todos los cambios señalados? Las zonas o regiones de inmigración y de emigración se articularon sobre el terri-torio español en un auténtico modelo espacial fácilmente identificable (mapa 1). Como polos de atracción de las corrientes migratorias se situaron una minoría de áreas, frente a la gran mayoría de las provincias que abarcaban el resto del amplio territorio peninsular, en las que se registró una fuerte emigración neta. Este esquema territorial alcanza su cenit a finales de la década de los sesenta (García Barbancho y Delgado, 1988; Recaño, 2004 y 2006; Ródenas, 1994).

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Mapa 1. Evolución de los espacios migratorios en España, 1962-2017.

1962-1975 1976-1990 1991-2000

2001-2007 2008-2013 2014-2017

Fuente: elaboración propia a partir de la Estadística de Variaciones Residenciales

de 1962 a 2017 del INE.

Durante los años sesenta y primera mitad de los setenta, tres regiones cons-tituyen el área de máxima atracción: Madrid, Cataluña y el País Vasco. También fueron áreas secundarias de inmigración neta, la Comunidad Valenciana junto con Baleares, que se suman a la atracción migratoria ejercida en toda la vertiente mediterránea por la expansión del sector turístico también presente en las Cana-rias. Ejerciendo de puente entre la zona mediterránea y el País Vasco, se encon-traba una segunda área inmigratoria de menor entidad, localizada en la cuenca del Ebro (Navarra y la provincia de Zaragoza), a todas ellas había que sumar, por último, el núcleo industrial de Valladolid, un oasis demográfico en una de las áreas de mayor despoblación rural. En el resto de la península, un conjunto de más de treinta provincias, constituían las zonas de emigración neta, con intensidades muy variables. Las propensiones más elevadas de emigración se localizaban en el interior peninsular: las provincias de Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla-León y Aragón (con la excepción de Zaragoza). Andalucía, aunque aportó por su dimensión poblacional un elevado volumen de emigrantes, tenía una intensidad emigratoria que era la mitad de regiones como Extremadura o las dos Castillas (Recaño, 2004 y 2006).

Una mayoría de las provincias que registraron una migración neta positiva entre 1962 y 1975, la mantuvieron con el mismo signo entre 1976 y 1990, con las importantes excepciones de las provincias de Barcelona y las dos provincias cos-

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teras vascas. Por otra parte, en el ámbito de las áreas de emigración anterior a la crisis de los setenta, algunas provincias cambian de signo en el período postcrisis de los setenta. Sin embargo, las cuatro regiones de mayor intensidad emigratoria (Extremadura, las dos Castillas y Andalucía, en su mayor parte) no cambiaron en conjunto el signo de su saldo migratorio, aunque lo redujeron considerable-mente. Durante este período, especialmente en el transcurso de la década de los ochenta, se producen cambios significativos en la distribución territorial de las zonas emigratorias e inmigratorias. La vertiente mediterránea y el Valle del Ebro conservaron su carácter inmigratorio, pero Barcelona y las provincias industria-les vascas de Guipúzcoa y Vizcaya registraron, por vez primera, una emigración neta asociada al retorno. Tres provincias andaluzas, anteriormente emigratorias, Almería, Málaga y Sevilla, presentaron tasas de migración neta positiva producto de la inversión de los flujos migratorios (migraciones de retorno), mientras que Guadalajara comenzaba a beneficiarse de la desconcentración urbana de Madrid (Pozo y Rodríguez, 2006).

Los años noventa del siglo xx consolidan la vertiente mediterránea y el Valle del Ebro (extendiéndose ahora a las provincias de Huesca y Lleida) como los nuevos espacios inmigratorios en España, mientras Madrid se convierte en este período en un espacio emigratorio como ya lo hicieron las provincias vascas y Barcelona en la década de los ochenta. Los primeros años del siglo xxi previos a la crisis económica repiten, en lo esencial, la configuración espacial de los años noventa con la consolidación de los espacios de desconcentración de las dos prin-cipales áreas urbanas: Madrid hacia Guadalajara y Toledo (Zarate, 2003), y Bar-celona hacia el resto de provincias catalanas (López-Gay y Recaño, 2008; Pujadas, 2009). Sin embargo, los años de la recesión y posteriores han tenido un impacto notable en la configuración de las áreas expulsoras y atractoras en España donde el origen de la población ha resultado un factor esencial para comprender esas dinámicas.

Vamos a caracterizar a continuación las zonas de atracción y expulsión de autóctonos e inmigrantes a lo largo del período 1998-2017, con especial énfasis en los efectos sobre el territorio durante los años de la crisis (2008-2013). Empleare-mos para ello una medida sencilla, los saldos migratorios según el lugar de naci-miento. La escala geográfica aplicada en este caso es la comarcalización de 1991.

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Tabla 3. Migración neta y espacios migratorios según el lugar de nacimiento, 1998-2017.

Lugar de nacimiento

PeríodoNúmero de comarcas con SM<0

% de comarcas con SM<0

Saldo medio anual

comarcas con SM<0

Períodos correlacionados

Coeficiente de determinación

R2

España

1998-2002 452 50,4% -154.0812003-2007 497 45,5% -171.443 1998-2002/2003-2007 0,912008-2013 403 55,8% -78.190 2003-2007/2008-2013 0,782014-2017 325 64,4% -58.920 2008-2013/2014-2017 0,02

Extranjero

1998-2002 507 44,4% -18.2152003-2007 483 46,8% -46.378 1998-2002/2003-2007 0,942008-2013 445 50,7% -22.191 2003-2007/2008-2013 0,482014-2017 327 64,1% -15.130 2008-2013/2014-2017 0,10

Fuente: INE. Elaboración propia a partir de los microdatos de la Estadística de Variaciones Residenciales (1998-2017).

Hasta el período de máximo crecimiento, 2003-2007, la evolución de los espa-cios de atracción y expulsión neta siguió un esquema territorial similar al del período precedente tanto en autóctonos como entre los inmigrantes, con un ele-vado coeficiente de determinación, superior al 0,9 (tabla 3). No obstante, la diná-mica espacial de los flujos de autóctonos e inmigrantes fue divergente8.En esos años el territorio español se divide casi a la mitad en zonas expulsoras y de atrac-ción. Esta trayectoria se rompe con la llegada de la crisis, aumentan los espacios expulsores netos para los dos grupos de población, situación que se consolida en el último período, 2014-2017. No obstante, el resultado más interesante es la frac-tura en la estructura territorial y el volumen de los saldos implicados: las comar-cas expulsoras y atractoras en la etapa postcrisis (2014-2017) no tienen ya nada que ver con las de los años de mayor impacto de la crisis, los intercambios netos se reducen en este último periodo a una mínima expresión y los coeficientes de determinación son muy bajos y no significativos.

8 La comparación entre la distribución territorial de los saldos migratorios de los nacidos en España y en el extranjero en cada período muestra una estructura espacial que se va diferenciando con el tiempo. En el período 1998-2002, el coeficiente de determinación (R2) es de 0,74, en los períodos posteriores este indicador va disminuyendo de forma significativa hasta alcanzar el valor de 0,42 en el período de la crisis, 2008-2013, experimentando un ligero crecimiento entre 2014 y 2017 hasta 0,44.

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Mapa 2. Migración neta según comarca de residencia en España, 1998-2017.

Nota: la comarcalización es la establecida por el INE en el Censo de 1991.Fuente: INE. Elaboración propia a partir de los microdatos de la EVR (1998-2017).

El denominador común de la evolución territorial del modelo migratorio durante las décadas que preceden fue la reducción de los saldos migratorios de uno y otro signo (Tabla 4). Si se comparan los dos períodos iniciales 1962-75 y

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cambios y continuidades en las migraciones internas en españa 247

1976-90, se observan dos cambios importantes: una disminución del volumen glo-bal de los saldos y una inversión de los flujos netos anteriores. La evolución de las migraciones marca una ruptura con el modelo de los años sesenta: disminución de las salidas de las regiones menos desarrolladas hacia Cataluña, Madrid y el País Vasco, y aparición de una cierta migración de retorno hacia las regiones que fueron más emigratorias como Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. La reducción que experimentan los saldos migratorios durante el período 1976-1990 sigue las líneas esbozadas anteriormente, afectando con mayor intensidad a Extre-madura, Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla-León y Galicia. El resto de las regiones experimentó una disminución intensa de sus saldos positivos (Comuni-dad Valenciana y Madrid) o un cambio del signo de éstos (Cataluña y País Vasco).

Tabla 4. Saldos migratorios anuales de las comunidades autónomas en España, 1962-2017.

Comunidad Autónoma 1962-1975 1976-1990 1991-2000 2001-2007 2008-2013 2014-2017Andalucía -50.204 -924 -1.786 5.822 -1.750 -9.723Aragón -3.069 291 -35 -189 -815 -594Principado de Asturias -750 -767 -1.037 -955 108 -1.245Baleares 755 2.013 4.921 2.964 2.057 4.390Canarias 1.278 3.081 6.066 808 -1.889 874Cantabria -473 -50 826 1.652 217 -6Castilla-La Mancha -24.421 -2.991 3.097 11.934 1.314 -7.225Castilla-León -21.526 -4.075 -4.083 -4.690 -5.212 -7.363Cataluña 61.430 -1.739 -3.356 -4.446 -1.538 4.116Comunidad Valenciana 19.484 5.282 6.864 14.762 -2.482 328Extremadura -19.531 -1.538 -739 -1.580 -217 -3.719Galicia -5.267 -1.120 -1.598 -2.293 1.784 -1.746Madrid 26.422 6.387 -6.911 -22.823 4.257 17.948Murcia -1.808 1.379 1.476 1.576 382 26Navarra 1.305 606 1.089 540 1.158 1.133País Vasco 16.709 -6.365 -5.131 -3.766 2.813 2.942La Rioja -335 526 338 686 -186 -137

Regiones del sur peninsular(1)

-94.156 -5.452 572 16.176 -653 -20.666

Noroeste peninsular (2) -28.016 -6.011 -5.892 -6.286 -3.104 -10.360Litoral mediterráneo-Valle del Ebro (3)

15.578 8.085 9.731 17.374 -1.943 756

Regiones insulares (4) 2.033 5.094 10.986 3.771 168 5.264Áreas inmigratorias en los 60 (5)

104.561 -1.716 -15.398 -31.035 5.532 25.006

Nota: (1) Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, (2) Asturias, Cantabria, Castilla-León y Galicia; (3) Murcia, Comunidad Valenciana, Aragón, Navarra y La Rioja;

(4) Baleares y Canarias; (5) Cataluña, Madrid y el País Vasco.Nota (2) No se han considerado los flujos con origen y destino Ceuta y Melilla.

Fuente: elaboración propia a partir de la Estadística de Variaciones Residenciales de 1962 a 2017 del INE.

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joaquín recaño valverde248

En la década de los noventa, Madrid se incorpora al grupo de regiones con saldo migratorio negativo. Extremadura, Castilla-León y el litoral cantábrico, con la excepción de Cantabria que se beneficia de los flujos del País Vasco, configuran un espacio emigratorio continuo, aunque en niveles muy inferiores a los registrados en décadas pasadas. El hecho más destacable es la consolidación de parte del litoral mediterráneo y las regiones insulares como los nuevos espacios de inmigración que conservarán su saldo positivo en la mayor parte de los períodos posteriores.

Los primeros años del siglo xxi coincidentes con la fase de más intenso cre-cimiento económico muestran como aspecto más destacado la función que des-empeña Madrid como puerta de entrada de la inmigración en España y posterior espacio de redistribución de estos inmigrantes, un saldo migratorio negativo en el que también participa el notable proceso de desconcentración urbana con destino las provincias limítrofes de Guadalajara y Toledo.

Durante la crisis económica, los saldos migratorios de uno y otro signo se ate-núan considerablemente en todas las comunidades autónomas, como ya hemos constatado en el análisis por comarcas. En los años posteriores a la crisis vuelven a figurar como espacios inmigratorios las regiones que constituyeron antaño los principales focos de atracción migratoria en España: Madrid, Cataluña y el País Vasco recuperan su papel protagonista, pero ahora en un contexto de bajos niveles de intercambios interregionales que supone una cuarta parte del saldo neto regis-trado en el período 1962-1975.

5. La composición de los flujos migratorios según diferentes tipos de sub-poblaciones

El acceso a los microdatos de la EVR nos permite descomponer en seis categorías los flujos internos según el lugar de nacimiento y el tipo de desplazamiento (Tabla 5).

Las migraciones intrarregionales de autóctonos (las correspondientes a perso-nas nacidas en la misma región) constituyen el tipo más frecuente de cambio de residencia entre 1988 y 2017. Este tipo de flujo oscila en valores siempre cercanos al 50% hasta comienzos de la primera década del siglo xxi. Su protagonismo se reduce paulatinamente a partir de 2002. La principal causa de esta evolución a la baja es la irrupción de un nuevo factor estructural en el sistema migratorio español: las migraciones internas de personas nacidas en el extranjero, modalidad migrato-ria que representa para el conjunto del período 1988-2017 1 de cada 5 cambios de municipios y, en el caso del período 2008-2013, una de cada tres migraciones inter-nas. Los años posteriores a la crisis han supuesto una ligera disminución del peso de la movilidad de extranjeros, aunque en 2017 se registra un cierto repunte asociado a la recuperación de la inmigración exterior de nacidos en el extranjero, que presenta en ese mismo año valores superiores a las entradas registradas en 2003. Cuatro de las seis tipologías migratorias consideradas experimentan una contracción de sus valo-res absolutos durante los años de la crisis económica, con la excepción de las migra-

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cambios y continuidades en las migraciones internas en españa 249

ciones internas de retorno y las de extranjeros que ralentizan su ritmo expansivo de crecimiento. Los efectos de la crisis económica se dejan sentir en todas las tipologías migratorias y auguran para el futuro una reducción de las migraciones internas aso-ciadas a diversos factores, entre ellos la disminución progresiva del grupo más pro-clive a efectuar una migración en el conjunto de la población: los jóvenes.

Tabla 5. Distribución de la tipología de flujos migratorios internos en España, 1988-2017.

Período

Migraciones intrarre-

gionales de autóctonos

Migraciones intrarre-

gionales de alóctonos

Migraciones interregio-

nales de autóctonos

Migraciones interregio-

nales de alóctonos

Migraciones de retorno a la CA de nacimiento

Migraciones internas de

nacidos en el extranjero

1988-1992 48,4% 12,7% 18,3% 6,3% 11,0% 3,3%

1993-1997 53,4% 12,5% 14,9% 5,1% 9,3% 4,9%

1998-2002 50,6% 10,8% 14,1% 4,5% 7,9% 12,1%

2003-2007 43,0% 8,2% 11,1% 3,6% 6,7% 27,4%

2008-2013 41,3% 7,4% 10,6% 3,5% 7,2% 30,0%

2014-2017 43,6% 7,9% 11,3% 3,7% 7,3% 26,3%

Fuente: INE. Elaboración propia a partir de los microdatos de la EVR (1998-2017).

La espectacular irrupción de las migraciones internas de extranjeros a comien-zos del siglo xxi se erige como un nuevo factor estructural de la movilidad geográ-fica en España. Desde finales de los noventa del siglo xx se registra en España un fuerte incremento de la movilidad interna protagonizada por inmigrantes nacidos en el extranjero. En 1998, estos movimientos suponían sólo el 6,5% de los despla-zamientos internos; en el año 2001 su papel se había incrementado hasta el 13%, registrando un máximo en el año 2008, cuando alcanza el 32,3% del conjunto de cambios de municipio (Tabla 6). A partir de ese momento, la participación des-ciende de forma paralela al hundimiento de los flujos de entrada del exterior, hasta alcanzar un mínimo del 26,0% en el año 2015 y una ligerísima recuperación a partir de 2016 que se consolidad en 2017. Existe, por tanto, una estrecha relación entre el volumen de entradas del exterior y la evolución de la intensidad de las migraciones internas en España (Recaño, 2009).

Diferentes factores explican el incremento de este fenómeno: el primero de ellos es que el stock de población nacida en el extranjero creció a un ritmo muy superior al de la población nacida en España (tabla 6); el segundo, quizá el más importante, indica que la población nacida en el extranjero experimenta durante las primeras fases de su inserción territorial en España un periodo de adaptación al nuevo contexto espacial, social y laboral, con numerosas incertidumbres en materia de vivienda y mercado de trabajo, en contraste con la estabilidad resi-dencial de la que goza la población nativa. Es por ello que los primeros años de residencia de los inmigrantes se caracterizan por una fuerte movilidad geográfica

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joaquín recaño valverde250

de carácter adaptativo. A los dos factores anteriores hay que sumar también las transiciones familiares de muchos inmigrantes, con individuos que han migrado sin su familia y presentan una alta movilidad laboral y residencial, aquéllos que realizan un reagrupamiento familiar, que supone, por lo general, un incremento momentáneo de la movilidad para adaptar la vivienda a las nuevas condiciones familiares y, finalmente, los que forman en España una nueva familia. Así, durante los primeros años de estancia en España se produce un proceso de optimización residencial en el que la movilidad geográfica de los nacidos en el extranjero es muy elevada. La duración de residencia en España de estos inmigrantes es, por tanto, una de las claves de la mayor movilidad como veremos con más detalle en el apar-tado dedicado a los modelos de regresión logística.

Tabla 6. Evolución de la población residente en España según el lugar de nacimiento y la proporción de movimientos realizados por los nacidos en el extranjero (1998-2017).

Año Nacidos en España

Nacidos en el Extranjero

% nacidos en el extranjero

% Migraciones nacidos en el

extranjero

Inmigraciones de nacidos en el

extranjero1998 38.420.411 1.165.696 2,94% 6,49% 64.3931999 38.245.732 1.226.544 3,11% 7,37% 108.6692000 38.989.252 1.470.915 3,64% 10,06% 343.2812001 39.131.997 1.968.376 4,79% 12,95% 403.7512002 39.228.443 2.593.036 6,20% 20,43% 463.7212003 39.414.624 3.301.970 7,73% 22,36% 449.1582004 39.503.878 3.693.339 8,55% 25,56% 661.1972005 39.717.046 4.390.997 9,96% 27,60% 696.9262006 39.871.342 4.837.216 10,82% 28,69% 816.8622007 39.950.744 5.249.678 11,61% 31,83% 934.2012008 40.113.294 6.044.225 13,09% 32,32% 701.9972009 40.279.529 6.465.993 13,83% 31,70% 475.9292010 40.416.850 6.603.884 14,04% 29,60% 441.0512011 40.506.321 6.677.612 14,15% 29,48% 427.7782012 40.505.541 6.759.642 14,30% 29,03% 344.9922013 40.489.247 6.640.380 14,09% 27,77% 315.8492014 40.487.629 6.283.548 13,43% 26,36% 368.1702015 40.461.450 6.162.755 13,22% 26,06% 417.6552016 40.433.239 6.123.769 13,15% 26,16% 492.6002017 40.391.790 6.180.342 13,27% 26,82% 592.604

Fuente: INE- Elaboración propia a partir del Padrón Continuo y de la Estadística de Variaciones Residenciales.

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cambios y continuidades en las migraciones internas en españa 251

La movilidad geográfica de los inmigrantes tiene su máxima expresión en las migraciones de larga distancia, en 2008 representan casi el 38% de todos los cam-bios de residencia, cifra que se eleva al 45% cuando se consideran los movimientos realizados por la población de 20 a 39 años y crece aún más si solo se considera la movilidad masculina, alcanzando un valor superior al 50% (Gráfico 4). Estos resultados demuestran una mayor predisposición de los inmigrantes a realizar desplazamientos de larga distancia en contraposición con la población nativa. Por el contrario, su impacto es mucho menor en las migraciones de corta y media distancia. La crisis supone una reducción de la participación de los nacidos en el extranjero en todas las formas de migración analizadas, resultados que se conso-lidan tras la crisis por la espectacular caída de los flujos de inmigración exterior (Gráfico 4).

Gráfico 4. Proporción de desplazamientos migratorios efectuados por personas nacidas en el extranjero según distancia de la migración. 1988-2017.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

1998 2002 2006 2010 2014

Prop

orci

ón d

e m

igra

cion

es in

tern

as e

fect

uada

s por

nac

idos

en

el e

xtra

njer

o

Hombres

(total) (<25 km total)(>200 km total) (<25 km - 20-39 años)(>200 km - 20-39 años)

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

1998 2002 2006 2010 2014

Prop

orci

ón d

e m

igra

cion

es in

tern

as e

fect

uada

s por

nac

idos

en

el e

xtra

njer

o

Mujeres

(total) (<25 km total)(>200 km total) (<25 km - 20-39 años)(>200 km - 20-39 años)

Fuente: INE. Elaboración propia a partir de los microdatos de la EVR (1998-2017).

Más destacable aún es el papel asumido por la movilidad de la población nacida en el extranjero en el territorio. Este se incrementó en toda la geografía española desde el período 2001-2004, alcanzando su máxima expresión en los años previos a la crisis, entre 2005 y 2008 (mapa 3). La tendencia global oculta una distribu-ción territorial muy heterogénea. En todo el Levante, la movilidad espacial de los inmigrantes se convirtió en un factor estructural del modelo de migración interna

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joaquín recaño valverde252

antes de las crisis. En los años de mayor impacto de la crisis, 2009-2013, y en los años posteriores, la reducción de la movilidad fue evidente, con una contracción de la contribución de la población nacida en el extranjero a lo largo de toda la geografía española. Aun así, los inmigrantes conservan un papel determinante en las entradas y salidas de ciertas áreas del sudeste español, con valores que persisten por encima del 30% a pesar de la fuerte contracción de los flujos de entrada del exterior.

En resumen, la aportación de los inmigrantes en la movilidad geográfica dibuja en el territorio español dos áreas, una de baja y otra de alta movilidad espacial: la primera se localiza en el noroeste peninsular y la integran Asturias, Galicia, Can-tabria, el País Vasco y Castilla-León; la segunda se encuentra en el este y centro, y la conforman Murcia, la Comunidad Valenciana, Cataluña, Baleares y Madrid.

Mapa 3. Proporción de migraciones internas (inmigración+emigración) efectuadas por personas nacidas en el extranjero. 1998-2017.

1998-2002 2003-2007

2008-2013 2014-2017

<10% 10-20 % 20-30 % 30-40 % >40 %

Fuente: INE. Elaboración propia a partir de los microdatos de la EVR (1998-2017).

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cambios y continuidades en las migraciones internas en españa 253

6. Intensidad neta y perfil demográfico de la migración interna

Los perfiles de las tasas de migración interna por sexo y edad muestran una serie de características básicas comunes a numerosos países desarrollados (Rogers y Willekens, 1986): una alta concentración de migrantes entre los adultos jóvenes, unas elevadas tasas de migración en los primeros años de vida asociadas como migración dependiente a la migración de los padres, un descenso significativo de la movilidad a partir de los 40 años y una reactivación de la migración en las fases de salida de la actividad y posteriormente, cuando se agravan los problemas de salud de la gente mayor.

Los demógrafos vinculan esas regularidades a la influencia de diferentes even-tos y fases en el ciclo de vida de los individuos y los hogares: el inicio de los estu-dios universitarios, la búsqueda de empleo, el matrimonio y la constitución de familias, la migración en edades dependientes, la baja movilidad laboral a partir de ciertas edades, el retorno y la migración por salud en edades avanzadas. En las sociedades desarrolladas, la movilidad de niños y adolescentes refleja la movilidad de sus padres. Es más elevada en las primeras edades porque suelen ser hijos de padres jóvenes que pertenecen al segmento por edad de más alta movilidad. La migración ligada a la búsqueda de empleo y el inicio de los estudios universita-rios se incrementa en el momento en que el grueso de adolescentes abandona los estudios obligatorios, este punto se sitúa entre los 16 y 18 años. Hasta los 30 años la movilidad crece a medida que se van incorporando al mercado laboral los indi-viduos que acaban sus estudios universitarios. A partir de esas edades adquiere un mayor protagonismo la emancipación de los jóvenes por la vía del matrimonio o la cohabitación. La incidencia global de la nupcialidad explica que el máximo de la movilidad se sitúe muy próximo a la edad media de entrada al matrimonio o emancipación. El máximo en el calendario de migración de las mujeres es siempre más precoz que el de los varones. A partir de los 40 años, la movilidad presenta sus valores mínimos, cuando la búsqueda de empleo y la formación de hogares se reducen. Posteriormente, la movilidad se incrementa en torno a las edades de salida de la actividad, ya que la localización residencial se independiza de la locali-zación geográfica del lugar de trabajo. En edades muy avanzadas se puede asistir a un último incremento de la movilidad por motivos de salud, vinculado a retornos de desplazamientos realizados en edades de salida de la actividad, que tiene mayor incidencia entre las mujeres.

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Gráfico 5. Tasas de migración interna por sexo, edad y lugar de nacimientos. 1998-2017.

0

10

20

30

40

50

60

70

m(x

) * 1

000

Hombres - España

1998-20022003-20072008-2013

0

10

20

30

40

50

60

70

m(x

) * 1

000

Mujeres - España

1998-20022003-20072008-2013

0

20

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80

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m(x

) * 1

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Hombres - Extranjero

1998-20022003-20072008-2013

0

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40

60

80

100

120

140

160

m(x

) * 1

000

Mujeres - Extranjero

1998-20022003-20072008-2013

Fuente: elaboración propia a partir del Padrón Continuo y de la Estadística de Variaciones Residenciales del INE.

El perfil de las tasas de migración interna por sexo y edad de la población nacida en España responde a esas características básicas: una alta concentración de migrantes entre los adultos jóvenes, elevadas tasas de migración en los pri-meros años de vida asociada a la migración de los padres, una baja movilidad a partir de los 40 años y una ligera reactivación de la migración en las fases de salida de la actividad y un crecimiento en edades muy avanzadas. No así el de los nacidos en el extranjero, entre quienes el rasgo más característico es la adapta-ción de su comportamiento migratorio a las necesidades del mercado de trabajo, con una prolongación de la propensión migratoria hasta edades avanzadas, en las que no es frecuente la migración de autóctonos (Gráfico 5). Otra característica es la existencia de importantes diferencias de género entre los inmigrantes con respecto a la población nacida en España, que se acentúan entre los diferentes gru-pos de población de origen extranjero. Los inmigrantes asiáticos y africanos pre-

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cambios y continuidades en las migraciones internas en españa 255

sentan un patrón de movilidad interna de dominancia masculina, que se invierte cuando consideramos las poblaciones de América Latina, mientras que apenas existen diferencias de género en la población autóctona y en aquellos originarios de Europa y los países desarrollados (Recaño y de Miguel, 2012; Recaño, 2016).

La intensidad de la migración interna de la población española y extranjera pre-senta valores muy dispares (Tabla 7). En general, los cambios de residencia de la población nacida en el extranjero son bastante más numerosos que los efectuados por la población española. Las migraciones internas de personas nacidas en el extranjero más que duplican, en términos relativos, la intensidad registrada en los españoles. La respuesta migratoria de ambos grupos de población a la crisis económica del período 2008-2013 ha sido muy diferente: ha reducido notablemente las tasas de movilidad interna de los hombres extranjeros (-14,9%), reducción que ha continuado tras la crisis (-12,8%) y modificado notablemente su perfil por edades, con una significativa caída de la movilidad de los jóvenes (gráfico 5); por el contrario, entre las personas nacidas en España la reducción experimentada es apenas imperceptible en términos de intensidad (-1,2% entre los hombres y -0,8% entre las mujeres) con una ligera recuperación tras la crisis y sin apenas modificación de la estructura demográfica.

Tabla 7. Número medio de migraciones internas de los nacidos en España y en el extranjero. 1998-2017.

Número medio de migraciones (ISM) VariaciónLugar de

nacimientoSexo 1998-2002 2003-2007 2008-2013 2014-2017

2003-2007 2008-2013

2008-2013 2014-2017

EspañaHombres 1,95 2,42 2,39 2,43 -1,2% 1,7%Mujeres 1,92 2,42 2,40 2,45 -0,8% 2,1%

ExtranjeroHombres 4,03 6,52 5,55 4,84 -14,9% -12,8%Mujeres 3,75 6,02 5,39 4,80 -10,5% -10,9%

Fuente: INE. Elaboración propia a partir de los microdatos del Padrón Continuo y la Estadística de Variaciones Residenciales del INE.

La intensidad neta de la movilidad descrita a través del índice sintético de migración, que mide el número medio de migraciones repite, en lo esencial, algu-nas de las conclusiones ya descritas en la escala provincial. La intensidad de la migración de hombres y mujeres según el tipo de movilidad no difiere significa-tivamente en cada provincia, es decir no se encuentran diferencias de género por tipo de migración. El mapa de la movilidad de corta (intraprovinciales) y larga distancia (interprovinciales) se intensifica a lo largo del período 1998-2015 y se estabiliza, e incluso disminuye ligeramente, tras la recesión económica (mapa 4). Las provincias con sistemas urbanos más desarrollados son las que muestran la mayor intensidad de movilidad intraprovincial, en consonancia con el intercam-bio dominante entre ciudades cercanas. Por el contrario, numerosas provincias del sur e interior de la península muestran valores significativamente por debajo de la media, en consonancia con la debilidad de su red urbana.

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Es, sin embargo, cuando se aborda la migración entre provincias cuando se constata la continuidad de esquemas migratorios pasados. Algunas de las provin-cias más emigratorias en décadas pasadas siguen ocupando en términos netos las primeras posiciones del ranking de migración entre provincias. Se trata de un con-tinuo territorial de 7 provincias cercanas a Madrid que muestran los valores más elevados de movilidad interprovincial en ambos sexos. Además, estas provincias se caracterizan también por una baja movilidad intraprovincial en consonancia con el peso del rural en el conjunto de la población. Aunque la escasa población de algunas de estas provincias no genera un número significativo de salidas, se mantienen en estos territorios una parte de los factores de expulsión que caracte-rizaron su devenir demográfico en otras épocas (Recaño, 2017).

Mapa 4. Número medio de migraciones según el tipo de movimiento y la provincia de residencia. 1998-2017.

1998-2002 2003-2007 2008-2013 2014-2017 Migración intraprovincial

Hombres

Mujeres

Migración interprovincial

Hombres

Mujeres

Fuente: INE. Elaboración propia a partir de los microdatos del Padrón Continuo

y la Estadística de Variaciones Residenciales del INE.

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7. Los factores individuales de la movilidad geográfica en España

Hasta ahora, el hilo conductor de nuestro trabajo se ha desarrollado con indicadores demográficos y espaciales de naturaleza agregada. En las próximas páginas vamos a indagar brevemente sobre los factores individuales que expli-can la probabilidad de haber efectuado diferentes tipos de migración. Puesto que nuestra variable dependiente mide un fenómeno dicotómico —si el individuo ha cambiado de municipio o no entre dos fechas hemos empleado como técnica de análisis multivariante la regresión logística. Los resultados se presentan como odds-ratio el exponencial de los coeficientes de regresión logística. Las odds-ratio representan el cambio en la intensidad migratoria para aquellos individuos de una categoría específica con respecto a aquellos en la categoría omitida o de referencia.

¿Qué variables individuales determinan en mayor medida la probabilidad de efectuar una migración? Los resultados de las tablas 8 y 9 obtenidos a partir de la perspectiva micro confirman algunos de los hallazgos que hemos realizado con datos agregados en lo que concierne al sexo, edad y lugar de nacimiento.

El primero de los modelos se centra en el análisis de dos tipos de migración, la intrarregional vinculada, por lo general, con la migración de corta distancia y la interregional, relacionada con los movimientos de larga distancia. En ambas regresiones se han distinguido dos grupos de edad de interés: los jóvenes (20-34 años) y las personas en edades de salida de actividad (55-69 años). Para respon-der a esa pregunta se han construido una serie modelos de regresión logística a partir de los microdatos de los censos de 1981, 1991, 2001 y 2011. Los modelos integran la interacción de período (comparación de las mismas características en distintos censos) lo cual nos permite confirmar algunas de las conclusiones pre-sentadas en apartados anteriores en cuanto a la evolución temporal, pero esta vez controlando otras características no contemplados en los datos brutos y agrega-dos. Pasemos a describir qué factores individuales intervienen en la propensión migratoria interna. Comenzaremos por comentar los resultados correspondientes a la población joven.

Las mujeres jóvenes experimentan una menor movilidad respecto a la cate-goría de referencia, los hombres, para ambos tipos de migración (intra e inte-rregional), aunque las diferencias entre sexos sean mayores en las migraciones intrarregionales (la propensión migratoria es un 10% más reducida que la de los varones). Este resultado contrasta con el que resulta de los índices sintéticos de migración que otorgan a las mujeres una mayor intensidad emigratoria, aquí el mayor nivel de estudios de la población femenina es un elemento determinante de su movilidad. No será, por tanto, una diferencia de género en la movilidad sino de mayor educación de las mujeres la que las hace más móviles. Es por ello que cuando controlamos ese factor se reduce su propensión migratoria neta. El efecto del período confirma todo lo expuesto respecto a la evolución temporal:

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con una movilidad intrarregional de jóvenes que incrementa sus intensidades en casi un 90% en 2011 en relación con el año de referencia de 1981, mientras que la movilidad interregional casi iguala en 2011 los valores registrados en el censo de 1981. La evolución temporal que revelan los censos, ahora controlando por diversos factores individuales, es la siguiente: una disminución de la movilidad de larga distancia en las décadas de los ochenta y noventa y una reactivación de los desplazamientos interregionales en los primeros años del siglo xxi. La relación con el lugar de nacimiento muestra también resultados bien diferentes entre los antiguos inmigrantes internos según se trate de la movilidad intrarregional, ésta supone unos valores un 8% más bajos que la categoría de referencia, los nacidos en la comunidad autónoma de residencia y, por el contrario, se multiplica por 4,16 cuando se trata de las migraciones de larga distancia. Es decir, aquellos que han realizado una primera migración entre regiones tienen muchas más probabilida-des de volver a repetir ese movimiento que los que permanecen en la región de nacimiento. La intensidad de la movilidad de los nacidos en el extranjero es otro factor de impacto en la movilidad. La probabilidad de este grupo es superior entre los jóvenes en ambos tipos de migración, aunque en la migración de larga distan-cia los valores obtenidos multiplican por 3,3 la categoría de referencia. Los solteros se mueven menos que el resto de estados civiles, especialmente en la movilidad dentro de la región, mientras que la disolución del matrimonio incrementa más de un 30% las probabilidades de realizar un desplazamiento interregional en relación con las personas casadas o viudas, pero no afecta significativamente a la movilidad intrarregional. El aumento del nivel de estudios incrementa la propensión migra-toria de los jóvenes en ambas formas de migración, pero el efecto más significativo se localiza en las migraciones interregionales, donde las personas que disponen de una titulación universitaria se mueven 2,2 veces más que las personas con estudios de primaria completa.

Entre las personas en edades de salida de actividad, las mujeres disponen tam-bién de una menor movilidad en las migraciones de corta y larga distancia. El efecto de período confirma la evolución temporal descrita en párrafos anterio-res, aunque con un efecto más diluido. Por el contrario, la variable lugar de naci-miento tiene una mayor contribución en la movilidad de las personas que salen de actividad. Una persona nacida en una Comunidad Autónoma diferente a la de residencia (alóctono) tiene una probabilidad 5,9 veces mayor de efectuar un movimiento interregional en las edades de salida de actividad. El efecto de los estudios es similar al descrito para los jóvenes, aunque su incidencia es menor en las probabilidades de migrar. Los solteros, separados y divorciados tienen más probabilidades de cambiar de municipio dentro y fuera de la región en esas edades que casados y viudos. Las personas mayores casadas tienen una mayor estabilidad residencial en esas edades, situación que se modifica substantivamente en el caso de una ruptura matrimonial. El aumento del nivel formativo incrementa en las

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etapas de post-actividad la probabilidad de cualquier tipo de desplazamiento, pero a diferencia de los jóvenes, su impacto es mayor entre los titulados universitarios que realizan migraciones intrarregionales. Todos los coeficientes calculados son estadísticamente significativos.

Tabla 8. Factores explicativos de la migración según el tipo de desplazamiento migratorio. 1981-2011.

Variables explicativas Jóvenes PostactividadSexo Intrarregional Interregional Intrarregional InterregionalHombre 1,000*** 1,000*** 1,000*** 1,000***Mujer 0,907*** 0,969*** 0,929*** 0,911***PeríodoCenso de 1981 1,000*** 1,000*** 1,000*** 1,000***Censo de 1991 1,076*** 0,762*** 0,978*** 0,811***Censo de 2001 1,181*** 0,525*** 0,883*** 0,547***Censo de 2011 1,890*** 0,987*** 1,032*** 0,75***Relación con el lugar de nacimientoMisma CCAA de residencia 10 años antes

1,000*** 1,000*** 1,000*** 1,000***

En otra CCAA de residencia 0,919*** 4,162*** 1,045*** 5,899***Extranjero 1,140*** 3,322*** 1,680*** 4,51***Estado civilSoltero 0,525*** 0,888*** 1,148*** 1,577***Casado/Viudo 1,000*** 1,000*** 1,000*** 1,000***Separado/Divorciado 0,934*** 1,317*** 2,245*** 2,483***Nivel de estudiosSin estudios o incompletos 0,792*** 0,835*** 0,858*** 0,935***Primaria completa 1,000*** 1,000*** 1,000*** 1,000***Estudios secundarios 1,299*** 1,396*** 1,220*** 1,283***Estudios universitarios 1,521*** 2,185*** 1,434*** 1,322***Constante 0,128*** 0,042*** 0,039*** 0,012***N 781.352 781.352 459.361 459.361Chi-Cuadrado 824107,09 1064143,228 70635,782 244203,85-2log de la verosimilitud 19585492,3 10307568,7 3893242,572 2341945,897R2 de Cox y Snell 0,04 0,05 0,01 0,02R2 de Nagelkerke 0,06 0,12 0,02 0,10‘*** p<0,01; ** p<0,05: * p<0,1

Fuente: elaboración propia a partir de los Censos de 1981, 1991, 2001 y 2011 del INE.

El grupo de población nacida en el extranjero merece un estudio aparte por su papel protagonista en la movilidad interna durante la primera década del siglo xxi (tabla 9). En este caso solo nos interesa el efecto de las variables lugar de ori-gen, la duración de residencia y la disponibilidad de nacionalidad española en la

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probabilidad de efectuar una migración interprovincial (controlando todas estas variables por sexo, edad, estado civil, estudios, relación con la actividad y tenencia de la vivienda).

El primer efecto significativo es que la disponibilidad de nacionalidad española disminuye las probabilidades de migrar entre el colectivo de personas nacidas en el extranjero. En este caso el haber obtenido la nacionalidad es una muestra indi-recta del grado de integración de los inmigrantes en la sociedad española y un vehículo para la obtención de ventajas en el acceso al mercado de trabajo. El resul-tado es significativo en ambos censos de población, si bien la intensidad se reduce en el último censo.

Tabla 9. Determinantes individuales de la migración interprovincial según origen, duración de residencia y nacionalidad (controlado por sexo, edad, estado civil,

estudios, relación con la actividad y tenencia de la vivienda).

Variables explicativas Censo 2001 Censo 2011NacionalidadEspañola 1 1Extranjera 1,21*** 1,08*Lugar de nacimiento y duración de residenciaEspaña 1*** 1***UE-15 y PD < de 5 años 1,23 0,83UE-15 y PD > de 5 años 1,09 0,95Resto de Europa < de 5 años 2,03*** 1,46***Resto de Europa > de 5 años 0,73 0,97Magreb < de 5 años 2,13*** 1,90***Magreb > de 5 años 1,21* 1,31***África Sub-sahariana < de 5 años 2,2*** 2,78***África Sub-sahariana > de 5 años 1,39* 1,77***Latinoamérica < de 5 años 1,72*** 1,39***Latinoamérica > de 5 años 0,96 1,18***Asia < de 5 años 1,77** 3,42***Asia > de 5 años 1,15 2,05***Constante 0,007*** 0,004***N 1.967.029 3.477.852Chi-cuadrado 11534,19 23270,237-2 log de la verosimilitud 194273,573 306.398,38R2 de Cox y Snell 0,006 0,007R2 de Nagelkerke 0,059 0,074*p<0,05; **p<0,01; ***p<0,001

Fuente: elaboración propia a partir de los microdatos Censos de 2001 y 2011 del INE.

Es, sin embargo, el efecto combinado de la duración de residencia y el lugar de nacimiento el factor que más explica las diferencias registradas en la intensidad de

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la movilidad geográfica de la población nacida en el extranjero en relación con la población autóctona. Los nacidos en la Unión Europea y Norteamérica no mues-tran diferencias significativas con relación a la población nacida en España. Por el contrario, el efecto de esta variable es muy intenso entre los inmigrantes proceden-tes del resto de Europa. La probabilidad de migrar entre provincias para este grupo es, en 2001, unas 2 veces superior a la de los nacidos en España para aquellos que llevan residiendo menos de 5 años en el país. El aumento del tiempo de estancia en España reduce considerablemente esas probabilidades, que se sitúan incluso por debajo del valor de los autóctonos. Resultados similares se registran para magre-bíes, sub-saharianos, latinoamericanos y asiáticos, aunque con intensidades dife-rentes: por ejemplo, magrebíes y subsaharianos tenían en 2001 una probabilidad 2 veces superior a los nacidos en España de haber cambiado de provincia en los 5 primeros años de estancia en España; para los latinoamericanos y asiáticos el valor se situaba en esas fechas en torno a 1,7. En 2011, casi todos los orígenes experimentan una contracción de las odds-ratio con la excepción de la inmigra-ción procedente del África Subsahariana y los países asiáticos, ambas mantienen las diferencias más amplias con los nacidos en España. Una posible explicación de este resultado radica en los cambios en la composición geográfica y duraciones de residencia entre los inmigrantes que integran ambos grupos de población.

Conclusiones

El modelo imperante en las migraciones interiores durante la segunda década del siglo xxi está dominado por la movilidad de corta distancia o migración resi-dencial (superando el 60% del total de movimientos según la EVR). Este tipo de movilidad ha supuesto la desconcentración de los núcleos centrales de las grandes aglomeraciones urbanas y la difusión de su población en los entornos metropolita-nos más próximos. En la actualidad se trata de un proceso maduro y consolidado. Las dificultades de acceso a la vivienda de los jóvenes y la búsqueda de una mayor calidad residencial han sido los motores de esta dinámica.

Las migraciones de media y larga distancia han ido perdiendo fuelle en los últimos años. Desde la década de los noventa del siglo xx las migraciones entre regiones de carácter definitivo se han ido sustituyendo por otras de carácter esta-cional y plurianual en las que los extranjeros han sido los grandes protagonistas.

La principal novedad del modelo migratorio es el importante papel que han pasado a desempeñar los extranjeros en los movimientos migratorios entre regio-nes. Los nacidos en el extranjero desempeñan en la actualidad un rol estructural en la movilidad geográfica en España. A pesar de la crisis, uno de cada cuatro movimientos durante los años 1998-2017 puede ser atribuido a este grupo de población. El aspecto más destacado de esta contribución es que los inmigrantes jóvenes desempeñan una posición predominante en los movimientos migratorios

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de media y larga distancia, entre los que han ido substituyendo el papel que otrora realizaba la población autóctona.

En las últimas décadas se han consolidado los nuevos destinos migratorios, caracterizados por una elevada circulación de población. Éstos se localizan en las regiones insulares, el litoral mediterráneo, el valle del Ebro, Andalucía, Castilla-La Mancha, ésta última como área de expansión de la región metropolitana de Madrid; mientras otros destinos clásicos como Madrid y Cataluña han tenido un menor protagonismo en las migraciones internas, aunque con una leve recupera-ción en el período postcrisis.

El efecto de las crisis en las migraciones internas ha sido significativo y dis-par en cuanto a los grupos afectados. La intensidad de los desplazamientos de la población autóctona no se vio afectada por la crisis, pero si los espacios migra-torios encartados. Por el contrario, todos los grupos de población nacida en el extranjero experimentaron a partir del año 2008 una reducción significativa de su movilidad y una contracción notable de los territorios implicados. En el ámbito territorial, aumentaron los espacios de expulsión para autóctonos e inmigrantes, aunque con menor volumen de flujos. El modelo espacial que emerge de la cri-sis no tiene ya nada en común con el dominante en años anteriores. Ahora, los intercambios netos se reducen a su mínima expresión y los espacios no muestran una continuidad con los dominantes antes de 2008. Tras la crisis se ha recuperado ligeramente la movilidad geográfica de españoles, pero ha continuado la caída de la movilidad de los inmigrantes, ahora a un ritmo menor que la registrada en los años de la crisis.

En suma, los primeros años del siglo xxi consolidan un nuevo modelo migrato-rio dominado por las migraciones de carácter residencial, la dispersión de los des-tinos y unas distancias migratorias que han alcanzado cierta estabilidad. Estos años han constituido un período excepcional en la historia de las migraciones internas en España. En esos años se contabiliza el mayor número absoluto de migrantes internos de la historia y se registran las intensidades más altas en las migraciones de corta distancia desde que existen estadísticas migratorias. La principal novedad del modelo migratorio en este período es el rol estructural que han desempeñado los extranjeros en los movimientos migratorios internos. Sin embargo, las excepciona-les condiciones económicas, sociales y demográficas (auge del mercado inmobilia-rio, generaciones plenas en busca de la emancipación, elevada inmigración) que se registraron durante el primer decenio se han desvanecido en pocos años y su recu-peración se ve en estos momentos algo lejana. En los últimos años hemos asistido a un descenso de la movilidad geográfica interna en términos absolutos y relati-vos. En la medida en que los factores que propiciaron el carácter excepcional desde la perspectiva de la migración interna, han sido sustituidos por una contracción del mercado inmobiliario, una reducción de los flujos de entrada del extranjero, la emergencia de la emigración al exterior y unas generaciones jóvenes menguantes,

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se podría considerar que la crisis ha finiquitado el período de más alta movilidad migratoria de la historia de España. Sin embargo, la recuperación económica expe-rimentada en los últimos años ha comenzado a invertir algunos parámetros: se ha recuperado el empleo, aunque precario, se ha reactivado el mercado inmobiliario, sin llegar en ningún momento a los valores constructivos de antes de la crisis, y se están recuperando las entradas del exterior, que en 2017 se situaban ya en valores intermedios entre los registrados en 2003-2004. Las nuevas condiciones demográfi-cas, sociales y económicas plantean en la actualidad numerosos interrogantes sobre el devenir próximo de la movilidad en España. Estaremos atentos.

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