Poemas de Giacomo Leopardi

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  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    A Italia Canto I

    Italia ma! Miro muros, arcos,columnas, simulacros, las cadastorres de nuestros padres;

    mas no encuentro la gloria,ni el hierro y los laureles queabrumabana nuestros ascendientes. Hoy,inermeel seno muestras y la sien desnuda;cielos! Cuntas heridas!Qu mortal lividez! oh, cul te veo,bellsima mujer! Al cielo digoy al mundo: quin la pusoen tal miseria? Y por mayor afrentaduras cadenas cenle los brazos.As, suelto el cabello, el velo rotoyace en tierra doliente y olvidada,y la faz escondidaen el regazo, llora.Llora, Italia infeliz! justo es quellores,t, que a todos vencisteen las dichas al par que en losdolores.

    Si dos fuentes vertieran tus pupilas,nunca pudiera el llantoigualarse a tu mal y a tu vergenza:que de seora descendiste aesclava.Quin recuerda tu historiaque, contemplando tu esplendorpasado,no diga: su grandeza ya no existe?

    Por qu ? por qu ? D est laantigua fuerza,las armas, el valor y la constancia?Quin te rob tu acero ?Quin te entreg? qu dolo, quartificio,o qu poder tan grande

    te arrancaron el manto y ladiadema?Cmo caste, y cundode tanta altura a tan profundoabismo?

    Nadie lidia por ti? No te defiendehijo ninguno? Al arma! al arma!soloentrar en lucha, rendir la viday que mi sangre seafuego a nuestra nacin adormecida.

    D tus hijos estn? Oigo son dearmas,y de carros, y voces, y timbales;en extraas regionesluchan tus descendientes.Escucha, Italia, escucha. No divisasun fluctuar de infantes y caballos,y polvo, y humo, y fulgurar deaceros,cual rayo entre las sombras?No te animas? las trmulasmiradasporqu no fijas en la incierta lucha?Por quin, all, combate

    la tala juventud? Nmenes sacros!Sirven a otra nacin nuestrosaceros!Msero el hombre que rindi la vidano por el patrio nido y por la amadaesposa e hijos caros,mas por extraa gente,y que morir no puede, balbuciendo:alma tierra nata!T me diste el vivir: yo te lo

    ofrendo!

    Venturosa la edad en que corrana morir por la patrialos animosos pueblos en legiones!Y tu siempre glorioso y venerando,oh teslico estrecho,do la Persia y el Hado menos fuertes

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    fueron que pocas almas generosas!

    Fnjome que los troncos y laspiedrasy el mar y la montaa, al pasajero

    con indistintas vocesan narran cmo la legin invictacubri el lugar sangrientode cuerpos a la Grecia consagrados,feroz y vil entoncesJerjes cruzaba el Helesponto enfuga,ludibrio a nuestros nietos mslejanos,en la cima de Antela, do muriendoburl a la muerte la legin divina,Simnides se alzabamirando el cielo, el campo y lamarina.

    Y baado de lgrimas el rostro,ansioso el pecho, el paso vacilante,empuaba la lira:Oh felices vosotrosque el pecho disteis a enemigalanza,

    en homenaje a la que os dio la vida!Os honra Grecia y os admira elmundo.En medio de los azares,qu amor movi las juvenilesmentesy a temprano morir llevaros pudo?Cmo tan dulce, oh hijos,os fue la hora final, que sonriendofuisteis al trance lamentable y duro?

    Dijrase que al baile y no a lamuerteibais vosotros, o a festn glorioso,y en cambio, os esperabanel orco y la onda muerta!Ni visteis a la esposa y al queridohijo, cuando en la playasin un beso moristeis, ni un gemido.

    Mas no del Persa sin horrendoduelo,e inacabable angustia:como len en medio de un rebao,

    la res asalta y le desgarra el lomocon la potente zarpa,y a otras los flancos y los muslosmuerde,tal, en medio de los persas, seencendala rabia en los helenos corazones.Mira en tierra caballo y caballero;obstculo a la fugalos carros son y derribadas tiendas;de los suyos al frentehuye el tirano, desgreado y mustio,y baados y tintosen la sangre del brbaro los griegos,motivo al persa de infinito llanto,vencidos por sus llagas, desfalleceny uno sobre otro mueren. Viva!Viva!Oh felices vosotrosmientras la humanidad hable oescriba!

    Primero, de los cielosdesprendidos,cayendo al mar, estallarn losastrosque el amor y la gloriaque conquistasteis, mengen.Vuestra tumba es un ara. Aqu lamadrevendr a mostrar al prvulo la

    hermosahuella de vuestra sangre. Yo,postradohroes! sobre este suelo,el csped beso y las desnudasrocas,que alabadas sern eternamentedel uno al otro polo.

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    Ah! Si yo aqu yaciera y si regadohubiera con mi sangre esta almatierra!Mas si mi suerte es otra y nopermite

    que por la Grecia los murientes ojos,cierre en la lid cruenta,que a lo menos la intactafama del vate que os cant, perdurey el numen le concedatanto durar cuanto la vuestra dure.

    Versin de Antonio Gmez Restrepo

    ltimo canto de Safo Canto IX

    Plcida noche y pudoroso rayode la luna que muere; y t quenacessobre la roca, entre la muda selva,nuncio del da; oh caras, deleitosasapariencias, mientras desconocael hado y la pasin! ; ya no sonredulce visin al desolado afecto.Slo se aviva nuestro gozo inslito

    cuando en el ter lquido girandova, y por los campos trepidantes, laolapolvorienta del noto, y cuando elcarro,grave carro de Jpiter, divide,sobre nuestra cabeza, el aireoscuro.Nos place, por barrancos y hondosvalles,

    nadar entre el turbin, y ver la fugade espantados rebaos, y del roen la insegura orillala vencedora ira de la onda.

    Bello tu manto es, divino cielo;bella t, hmeda tierra. Ay! , deesta inmensa

    beldad parte ninguna concedieronlos dioses y la suerte despiadadaa la msera Safo. En tus soberbiosreinos, Natura, esclavo y gravehusped

    y amante despreciada soy, y envanoen tus graciosas formas, suplicantefijo los ojos. Para m no renla abierta playa ni de etrea puertael matutino albor; no me saludanel canto de pintados pajarillosni el murmullo del haya; ya lasombradel inclinado sauce, donde corredel candoroso arroyo el puro seno,a mi lbrico pie la ondeante linfaesquiva desdeosay huye de las riberas perfumadas-

    Qu pecado, qu exceso tannefandomanch mi nacimiento, que tantorvosse me mostraron cielos y fortuna?En qu pequ de nia, cuando

    ignarade maldad es la vida, que privadade juventud, y desflorado, el husode la inflexible Parca retorcami oscuro hilo vital? Incautas vocestu labio esparce; el destinadoeventorige arcano poder. Arcano es todomenos nuestro dolor. Prole olvidada,para el llanto nacemos, y el motivo

    slo los dioses saben. Ohesperanzasde la ms verde edad! A laaparienciael Padre di en el mundo eternoreino;y por grandes que sean lasempresas,

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    docto el canto o la lira,no luce la virtud en feo manto.

    Moriremos. Cado el velo indigno,desnuda el alma bajar al Averno,

    y el crudo fallo enmendar del ciegodispensador de eventos. T, quehondoamor y fe me inspiras, por quienvanofuror me oprime de spero deseo,vive feliz, si puede en este mundofeliz alguien vivir. por m no vierteel suave licor del vaso avaroJove, despus que el sueo y losengaosde mi niez murieron. Los alegresdas de juventud rpidos pasan.Quedan los males, la vejez, lasombrade la glida muerte. As, de tantosgratos errores y esperadas palmas,resta el Trtaro; y va el osadoingenioa la tenaria diosa,la oscura noche y la silente orilla.

    Versin de Diego Navarro

    El primer amor Canto X

    Vuelve a mi mente el da en que elcombatesent de amor por vez primera, ydije: .

    Ay de m, si es amor, cmoacongoja!

    Con los ojos clavados en la tierra,yo contemplaba a aquella que,inocente,mi corazn hizo vibrar primero.

    Ay, amor, y cun mal megobernaste!Por qu tan dulce amor debiconsigollevar tanto dolor, tanto deseo,

    y ni sereno, ni ntegro y sencillo,mas lleno de lamentos y de afanes,baj a mi corazn tanto deleite?

    Y dime, tierno corazn, quespanto,qu angustia era la tuya alpensamientojunto al cual era hasto todo goce? ;

    el pensamiento aquel, que,lisonjero,se te ofreci en la noche, cuandotodoquieto en el hemisferio apareca.

    T, infeliz venturoso e intranquilo,me fatigabas el costado sobreel lecho, fuertemente palpitando.

    Y cuando triste, exhausto y afanoso,yo los ojos cerraba, delirantecomo por fiebre, el sueo no acuda.

    Oh, qu viva surga en las tinieblasla imagen dulce, y los cerrados ojosla contemplaban bajo de losprpados!

    Qu latidos suavsimos senta

    recorrerme los huesos, quconfusos,mudables pensamientos en el alma

    alzbanse, lo mismo que en lascopasde antigua selva el cfiro soplando

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    arranca un largo y trmulomurmullo!

    Mientras callaba, sin luchar, quhiciste,

    oh corazn! , cuando parta aquellapor quien pensando y palpitandovivo?

    Me senta quemado lentamentepor la llama de amor, cuando labrisaque la avivaba se extingui depronto.

    El nuevo da me encontr sin sueo,y al corcel que deba dejarme solopiafar oa ante el paterno albergue.

    Y yo, tmido, quieto e inexperto,en el balcn oscuro, intilmenteaguzaba la vista y el odo

    esperando escuchar la voz que deunoslabios deba salir por vez postrera;

    aquella voz que el cielo, ay! , mevedaba.

    Cuntas veces el vacilante odoplebeya voz hiri, y hel mis venase hizo latir el corazn con fuerza!

    Y cuando al corazn baj el acentode aquella voz amada, y seescucharon

    de carros y caballos los rumores,

    me qued ciego, me encog en ellechopalpitando, y, cerrados ya los ojos,oprim el corazn entre mi mano.

    Luego, arrastrando las rodillastrmulaspor la callada estancia, tontamente,deca: Qu dolor puede yaherirme ?

    Amargusimo entonces, el recuerdose me emplaz en el pecho, y seoprimaa toda voz, ante cualquiersemblante.

    Largo dolor mi mente iba minando,cual lluvia que al caer del vastoOlimpomelanclicamente, el campo baa.

    No saba de ti, garzn de nuevey nueve soles, a llorar nacido,cuando en m hiciste la primeraprueba.

    Y el placer desdeando, no me eragrato el rer de un astro, ni elsilenciode la aurora, ni el verdecer del

    prado.

    Tambin faltaba el ansia de la gloriadel pecho, al que inflamar tantosola,pues la borr el amor por la belleza.

    Desatend el estudio acostumbradoy lo crea vano, porque vanocualquier otro deseo imaginaba.

    Cmo pude cambiar de tal maneray que un amor borrara otrosamores?En verdad, ay de m! , cun vanossomos.

    Mi corazn tan slo me placa,

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    y de un perenne razonar esclavoespiaba el dolor que lo embargaba.

    La vista fija en tierra o abstrada,insoportable me era ver un rostro

    fugitivo, ya fuese hermoso o feo,

    pues tema turbar la inmaculada,cndida imagen en mi mente fija,cual la onda del lago turba el aire.

    Y aquel no haber gozadoplenamente-que de arrepentimiento llena mialmay el placer que pas cambia enveneno-

    en los hudos das, a mi menteestimula; que de verguenza el durofreno mi corazn ya no sujeta.

    Juro a los cielos ya las nobles almasque nunca un bajo anhelo entr enmi pecho,que ard en un fuego inmaculado y

    puro.

    Vive aquel fuego an, vive el afecto,alienta en mi pensar la bella imagende quien, si no celestes, otros goces

    jams tuve, y slo ella satisface.

    Versin de Diego Navarro

    El infinito Canto XII

    Am siempre esta colina,y el cerco que me impide verms all del horizonte.Mirando a lo lejos los espaciosilimitados,

    los sobrehumanos silencios y suprofunda quietud,me encuentro con mispensamientos,y mi corazn no se asusta.

    Escucho los silbidos del viento sobrelos campos,y en medio del infinito silenciotanteo mi voz:me subyuga lo eterno, lasestaciones muertas,la realidad presente y todos sussonidos.As, a travs de esta inmensidad seahoga mi pensamiento:y naufrago dulcemente en este mar.

    Versin de Carlos Lpez S.

    El infinito Canto XII (otraversin)

    Siempre querido me fue este yermocerroy este cerco que tanta partea la mirada excluye del ltimo

    horizonte.Mas, sentado y mirandointerminablesespacios de all lejos,sobrehumanossilencios y su hondsima quietud,me quedo ensimismado hasta quecasiel corazn no teme. Y como elviento

    cuyo trfago escucho entre lashojas, a estesilencio sin fin esta vozvoy comparando, y pienso en loeternoy en las muertas estaciones y en laviva presente,y sus sonidos. As a travs de esta

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    tu voz me rompe. As pues, estsmuerta,oh mi dilecta; y yo estoy vivo? elcieloorden pues que aquel sudor

    extremoeste cuerpo tan tierno y tan queridoprobar debiera, y para m quedaranenteros mis despojos? Cuntasveces,al pensar que no vives y que nuncate volver a encontrar en estemundo,no lo puedo creer! Ay, ay qu esestollamado muerte? Si hoy porexperiencialo supiese, e inerme la cabezasustrajera a los odios del destino!Soy joven, mas se pierde y seconsumemi juventud igual que la vejezque an est lejos, pero que meespanta.Pero de la vejez poco difierede mis aos la flor." "Los dos

    nacimos-dijo- para llorar; a nuestra vidala dicha no ri; y se goz el cielocon nuestras penas." "Si de llanto elprpado-aad- y mi semblanteemblanquecidopor tu partida ahora, y si deangustiallevo el pecho cargado, di, de amor

    ascua alguna, o piedad alguna vezhacia el msero amante ardi en tupechocuando vivas? Yo desesperandoy esperando pasaba da y nocheentonces; y hoy se cansa en vanasdudasmi mente. Que si al menos una vez

    dolor sentiste de mi negra vidadmelo, te lo pido, y me socorrael recordar, pues de futuro privana nuestros das, y ella: "Ohdesdichado,

    consulate. Yo de piedad avaraen vida no te fui, ni ahora lo soy,msera yo tambin. No tengas quejade esta desgraciadsimamuchacha.""Por nuestra desventura, y el amorque me oprime exclam por elqueridonombre de juventud, y la perdidaesperanza, permteme, oh amada,que tu derecha toque." y con ungestotriste y suave me la dio, y al tiempoque de besos la cubro, y de afanosadulzura palpitando a mi anhelanteseno la aprieto, de sudor hervanpecho y rostro, la voz se mecortaba,y vacilaba el da ante mis ojos.Cuando ella tiernamente su miradafij en la ma, " Olvidas, oh querido,

    -dijo- que estoy desnuda de belleza?y t de amor en vano, ohdesdichado,tiemblas y ardes, y ahora, al fin,adis.Nuestros cuerpos y mentes seseparaneternamente. Para m no vivesy nunca vivirs. Ya rompi el hadotu fe jurada." Entonces con angustia

    yendo a llorar, y delirando,henchidaslas pupilas de llanto sin consuelo,dej el sueo. Mas ella sin embargoqued en mis ojos. Y en el rayoinciertodel sol me pareci seguirla viendo.

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    Versin de Luis Martnez de Merlo

    La vida solitaria Canto XVI

    La lluvia matinal, cuando las alas

    batiendo, salta alegre la gallinaen la cerrada estancia, y el labriegosale al balcn, y la naciente auroravibra su rayo trmulo, esmaltandolas transparentes gotas, en mialberguedulcemente llamando, me despierta.Salgo, y la leve nubecilla, el cantoprimero de las aves, la aura gratay de las playas la quietud bendigo.Harto os he conocido, infaustosmurosde la ciudad, en donde el odio siguey acompaa al dolor: que en ladesgraciavivo y he de morir, quizs en breve!Un resto de piedad tienes, Natura,para m en estos sitios ay! untiempoms compasivos a mi mal. Tapartas

    del triste la mirada, y desdeandolos dolores y afanes, a la reinaFelicidad te humillas. El que sufreno halla en cielo ni tierra amigamano,ni otro refugio encontrar que elhierro.

    Tal vez me asiento en solitariaparte,

    sobre una altura que domina unlagocoronado de plantas taciturnas;all, cuando al cenit radianteasciendeel sol, refleja su tranquila imagen,y ni hoja o yerba se conmueve alviento;

    no se ve ni se siente a la redondaencresparse las olas; ni su cantoentonar la cigarra; ni las plumasel pjaro agitar entre las hojas,o retozar la mariposa leve.

    Calma profunda envuelve aquellaorilla,donde yo, inmvil, reposando, casidel mundo odioso y de mi ser meolvido;y pienso que mis miembros sedesatan,que se extingue el sentir y que miantiguacalma con la del sitio se confunde.

    Amor, amor! ha tiempoabandonasteeste mi corazn, que antes ardahasta abrasar. Con su aterida manooprimile el pesar, y en duro hieloen la flor de mis aos, convirtise.Acurdome del tiempo en quevinistea habitar en mi pecho. Era aqueldulce

    e irrevocable tiempo, cuando seabreal ojo juvenil la triste escenadel mundo, cual soado paraso.El tierno corazn ledo palpitade virgen esperanza y de deseos,y se lanza a la accin, como pudieraal juego y a la danza. Mas tanprontocomo pude entreverte, la Fortuna

    mi existencia rompi, y a mispupilastoc por suerte sempiterno lloro.Si alguna vez por los abiertoscamposen la callada aurora, o cuandobrillan,al sol techos, collados y llanuras

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    miro de hermosa jovenzuela elrostro;si alguna vez, en la serena calmade estiva noche, el paso vagabundo,de la ciudad en derredor guiando,

    la hosca tierra contemplo, y deafanosania, que activa nocturnal faena,oigo sonar en la apartada estanciael canto melodioso, se conmuevemi corazn de piedra; pero tornapronto el frreo sopor, que es ay!extraatoda suave emocin al pecho mo.

    Oh cara luna a cuya luz tranquiladanzan las liebres en el bosque,dandoenojo al cazador, que a la maanahalla intrincadas las falaces huellasque del cubil lo alejan: salve, ohreinabenigna de las noches! Importunoentra tu rayo por selvosos riscoso en ruinoso edificio, iluminandoel pual del ladrn, que escucha

    atentofragor de ruedas y de cascos durosy rumor de pisadas en la va,y saliendo de pronto, con estruendode armas y roncas voces, y elceudoaspecto, hiela al tmido viandantea quien desnudo y semivivo, dejaentre las piedras. Importuno bajatambin tu blanco rayo a las

    ciudadessobre el vil corruptor que se deslizade los muros al pie, y en las espesassombras se oculta, y prase y seasustade la luz que difunden los abiertosbalcones. Importuno a los malvados,a m siempre benigno, tu semblante

    aqu ser, do slo me descubresrisueas cuestas y espaciososcampos.En otro tiempo, lleno de inocencia,tus bellos rayos acusar sola,

    cuando me denunciaban de loshombresa la mirada, en la ciudad, o cuandover me dejaban el humano aspecto.Ora celebrarlos, ya te mireenvolverte entre nubes, ya serenadominadora del etreo campo,esta morada msera contemples.A menudo versme, solo y mudo,errar por bosques y por verdesribas,o yacer en la yerba, satisfecho,si an el poder de suspirar mequeda.

    Versin de Antonio Gmez Restrepo

    A su dama Canto XVIII

    Cara beldad que, ausente,amor me inspiras, o escondiendo el

    rostrosalvo que el alma ardienteen el sueo tu sombra nosorprenda,o en el campo en que esplendamas claro el da y la creacin mspura,acaso el inocente Siglo de Orocolmaste ventura,y eres en esta vida alado espritu,

    u ocultndote ahora suerte avarapara futuras horas te prepara?

    Poder mirarte vivami corazn no espera,sino en el da en que desnuda y solapor nueva ruta a peregrina esfera bmarche mi alma. En el albor primero

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    de mi jornada incierta y tenebrosa,te imagin viajera,por el rido mundo. Mas no haycosaque aqu se te asemeje, y aunque

    algunarecordase tu rostro, nunca fueraen actos y en palabras tan hermosa.

    Entre tantos dolorescomo a la vida humana ofrece elhado,si verdadera y cual te pinta el almate amase algn mortal, para l serael vivir ms preciado.Bien claro veo que tu amor mehara,cual en los verdes aos, todavaansiar gloria y virtud. En vano elcieloesquivo se mostrara a mis afanes;que al lado tuyo este mortal caminofuera un sueo divino.

    Por los valles, que escuchandel laborioso agricultor el canto,

    y donde me lamento mientras huye,el ilusorio y juvenil encanto,y por las cumbres, en que evoco yllorolos deseos sin fruto y de mi vidala perdida esperanza, en tipensandocomienzo a palpitar. Ah si pudiera,en el ambiente ttrico y nefandodel siglo, conservar tu imagen pura!

    Ella sola endulzara mi amargura!

    Si t de las ideas eternales,eres una, de aquellas que de formassensibles no visti la eterna cienciani entre caducos restossoportan el dolor, de la existencia,o si acaso en el cielo donde giras

    otra tierra te acoge entre susmundos,y ms bella que el sol prximaestrellate alumbra, y ms benigno ter

    aspiras,desde aqu, donde llora aquel quevive,de ignoto amante la cancin recibe.

    Versin de Fernando Maristany

    Canto XX La resurreccin

    Yo imagin que, ntegro,en mis aos floridosel dulce afn faltabade la primera edad ;el afn, el ternsimolatir del hondo pecho,todo lo que en el mundohace grato el vivir.

    Cuntas quejas y lgrimasvert en el nuevo estado,cuando en mi pecho fro

    hasta el dolor falt!Falt el latido slito,

    falt el amor incluso,y endurecido el pechoces de suspirar.

    Y lament lo exnime,desnudo de mi vida,la tierra desoladaque el hielo recubri ;

    yermo el da; la tcitanoche oscura ms sola ;la luna y las estrellasse ocultan para m.

    Causa de aquellas lgrimasera el afecto antiguo:aun en lo hondo del pecho

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    viva el corazn.Peda sus imgenes

    la fantasa exhausta,y la tristeza maera dolor an.

    A poco hasta aquel ltimodolor tambin mora,y ya de lamentarmefu del todo incapaz.

    Postrado, loco, atnito,no demand consuelo;el corazn, perdido,muerto, se abandon.

    Qu fu! Qu cambiadsimoest aqul que de ardores,de errores tan dichosossu alma aliment!

    La golondrina rpidade mi ventana en tornocantando al nuevo da,no me caus placer,

    ni en el otoo plidoen solitaria aldea

    la vespertina esquila,el fugitivo sol.

    Brillar en vano el vsperovi por mudos caminos;en vano el triste cantodel ruiseor o.

    Esos ojos dulcsimos,furtivos y errabundos,de amadores gentiles

    dulce amor inmortal,y esa mano que, cndida,se abandona en mi mano,disipar no pudieronmi penoso sopor.

    De todo goce hurfano,triste, mas no aturdido,

    y plcido mi estado,serena era mi faz.

    Hubiera ansiado el trminode la existencia ma,mas muerto era el deseo

    del laso corazn.

    Como en la edad decrpitaque avanza vil, desnuda,el abril conducade mis aos as ;

    pasaron ya los plcidosdas, corazn mo,que, breves y fugaces,el cielo me otorg.

    Quin de la grave, inclumepaz me despierta ahora? Qu virtud nueva es sta,sta que siento en m?

    Movimientos, imgenes,latidos, dulces yerros,para ellos cerradomi corazn est?

    Sois acaso la nica

    luz de la vida ma,los afectos perdidosen la edad juvenil?

    Si el cielo, o verdes mrgenes,dondequiera que mire,todo, dolor me inspira,todo, placer me da.

    Bosques, playas, montculosconmigo a vivir tornan;

    con el mar y la fuentehabla mi corazn.Qu me torna las lgrimas

    despus de tanto olvido?Cmo el mundo aparececambiado a mi mirar?

    Es la esperanza, oh msero

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    corazn, que sonre?Ay, de esperanza el rostronunca volver a ver!

    Los engaos dulcsimosme di naturaleza.

    Adormeci mis ansiasla ingnita virtud.

    No pudieron vencrmelani el hado ni las cuitas,ni con su vista impurala infausta realidad.

    Con sus dulces imgenesella no est de acuerdo;que la natura es sorda,no tiene compasin.

    Que no es del bien solcita,mas slo de la vida;slo el dolor le importae ignora lo dems.

    S que no encuentra el mseropiedad entre los hombres,y que, huyendo, se burlatodo mortal de l.

    Ignora la vil pocala virtud y el ingenio;que falta al digno estudiola intil gloria an.

    Vosotros, ojos trmulos,t, rayo sobrehumano,lucs intilmente,no brillis con amor.

    Ningn ignoto e ntimo

    amor brilla en vosotros;no guarda una centellael blanco pecho en s.

    De otros los ternsimoscuidados pone en juego,y de un fuego celestedesprecio es la merced.

    En m ya siento vvidoel conocido engao;de sus propios latidosse asombra el corazn.

    De ti slo esta ltima

    energa procede;viene cualquier consuelosolamente de ti.

    Siento que falta al nimaalta, gentil y pura,la natura, la suerte,el mundo y la beldad.

    Mas si t vives, msero,si no cedes al hado,no llames inclementea aquel que te cre.

    Versin de Diego Navarro

    A Silvia Canto XXI

    Todava recuerdasde tu vida mortal, Silvia, aqueltiempo,en el que la beldad resplandeca

    en tus ojos huidizos y rientes,y alegre y pensativa, los umbralesjuveniles cruzabas?

    Resonaban las calmasestancias, y las callesvecinas con tu canto inagotable,mientras a las labores femenileste sentabas, dichosade aquel vago futuro de tus sueos.

    Era el mayo oloroso: y t solaspasar el da as.

    Yo los gratos estudiostal vez dejando y los sudadospliegos,que mi temprana edadgastaban y de m la mejor parte,

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    en los balcones del hogar paternoescuchaba el sonido de tu vozy tu mano ligerarecorriendo la tela fatigosa.Miraba el cielo calmo,

    los dorados caminos y los huertos,y all el lejano mar, y all losmontes.Lengua mortal no dicelo que mi alma senta.

    Qu dulces pensamientosque esperanzas, qu plpitos, ohSilvia!Cmo la vida humanay el hado contemplbamos!Cuando recuerdo tantas ilusiones,me abruma un sentimientoacerbo y sin consuelo,y me vuelve a doler mi desventura.Oh t, naturaleza,por qu no das despuslo que un da prometes? por qutantoengaas a tus hijos?Antes que el fro arideciera el prado,

    de extraa enfermedad presa yvencida,moriste, oh mi ternura, sin quevieraslas flores de tu edad;no alegraba tu almael dulce elogio o de las negrastrenzaso de tu vista esquiva y amorosa;ni contigo en las fiestas las amigas

    de amoros hablaban.

    Tambin murieron prontomis dulces esperanzas: a mis aostambin les neg el hadola juventud. Ah, cmo,cmo pasaste, cara compaerade mi primera edad,

    mi llorada ilusin!

    Es este el mundo aquel? stas lasobras,el amor, los sucesos, los placeres

    de los que tanto entre los doshablbamos?esta es la suerte de la razahumana?Al llegar la verdadt, msera, caste: y con la manola fra muerte y la desnuda tumbade lejos sealabas.

    Versin de Luis Martnez de Merlo

    Los recuerdos Canto XXII

    No pens, bellas luces de la Osa,an volver, cual sola, acontemplarossobre el jardn paterno titilantes,y a hablaros acodado en la ventanade esta morada en que habit denio,y donde vi el final de mi alegra.

    Cuntas quimeras, cuntasfantasascre antao en mi mente vuestravistay los astros vecinos! Por entonces,taciturno, sentado sobre el csped,me pasaba gran parte de la nochemirando el cielo, y escuchando elcantode la rana remota en la campia.

    Y erraba la lucirnaga en los setosy en el parterre, al vientosusurrandolas sendas perfumadas, los cipreses,en el bosque; y oa alternas vocesbajo el techo paterno, y el tranquiloquehacer de los criados, y qusueos,

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    qu pensamientos me inspir lavistade aquel lejano mar, de los azulesmontes que veo, y que cruzar un dapensaba, arcanos mundos, dicha

    arcanafingiendo a mi vivir! De mi destinoignorante, y de todas cuantas vecesesta vida desnuda y dolorosatrocado a gusto hubiera con lamuerte.

    No supo el corazn que condenadosera a consumir el verde tiempoen mi pueblo salvaje, entre unagentezafia y vil, a la cual extraosnombres,si no causa de risas y de mofa,son doctrina y saber; que me odia yhuye,no por envidia, pues que no metienepor superior a ella, pero piensaque as me considero, aunque porfuera

    no doy a nadie nunca muestras deello.Aqu paso los aos, solo, oculto,sin vida y sin amor; y entremalvolos,en hurao a la fuerza me convierto,de piedad y virtudes me despojo,y con desprecio a los humanos miro,por la grey que me cerca; ymientras, vuela

    el tiempo juvenil, an ms queridoque el laurel y la fama, que la puraluz matinal, y el respirar: te pierdosin una dicha, intilmente, en esteinhumano lugar, entre las cuitas,oh, nica flor en esta vida yerma!

    Viene el viento trayendo el son de lahorade la torre del pueblo. Sosegabaeste son, lo recuerdo, siendo nio,mis noches, cuando en vela me

    tenanmis asiduos terrores en lo oscuro,y deseaba el alba. Aqu no hay nadaque vea o sienta, donde algunaimagenno vuelva, o brote algn recuerdodulce.Dulce por s; mas con dolor seinfiltrala idea del presente, un vano anhelodel pasado, aunque triste, y eldecirme:"yo fui". La galera vuelta al ltimorayo del da; los pintados muros,los fingidos rebaos, y el nacientesol sobre el campo a solas, en misojosmil deleites pusieron, cuando al ladomi error me hablaba poderoso,siempre,doquier me hallase. En estas viejas

    salas,al claror de la nieve, en torno aestasamplias ventanas al silbar delviento,resonaron los gozos, y mis vocesjoviales, cuando el agrio y el indignomisterio de las cosas de dulzuralleno se muestra; entera, sinmancilla

    el mozo, cual amante an inexperto,va a su engaosa vida cortejando,y celeste beldad fingiendo admira.

    Oh esperanzas aquellas; tiernoengaode mi primera edad! Siempre, alhablar,

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    vuelvo a vosotras; que, aunquepase el tiempo,y aunque cambie de afectos y deideas,no s olvidaros. S que son

    fantasmasla gloria y el honor; placer y bienesmero deseo; estril es la vida,miseria intil. Y si bien vacosestn mis aos, si desierto, oscuroes mi estado mortal, poco me quita,bien veo, la fortuna. Mas, a veces,os recuerdo, mis viejas esperanzas,y aquel querido imaginar primero;luego contemplo mi vivir tan mseroy tan doliente, y que la muerte esesoque con tanta esperanza hoy se meacerca;siento el pecho oprimido, que no sde mi destino en nada consolarme,y cuando al fin esta invocadamuerteest a mi lado, y ya se acerque elfinde mi desdicha; cuando en valle

    extraose convierta la tierra, y de mis ojosel futuro se escape, estad segurasde que os recordar: y que suspirarme har esta imagen, y el habervividoen vano ser amargo, y la dulzuradel fatal da aliviar mis cuitas.

    Ya en el primer tumulto juvenil

    de contentos, de angustias ydeseos,llam a la muerte en muchasocasiones,y largo rato me sent en la fuentepensando en acabar dentro de suagua

    mi esperanza y dolor. Luego, porciegaenfermedad mi vida peligrando,llor mi juventud, y de mis pobresdas la flor cada antes de tiempo,

    y sentado a altas horas en mi lechoconsciente, muchas veces, dolorido,bajo la dbil lmpara rimando,lament, con la noche y el silencio,mi alma fugitiva, y a m mismoexhausto me cant fnebres cantos.

    Quin puede recordaros sinsuspiros,juventud que llegabas nueva, dashermosos, inefables, cuando alhombreextasiado sonren las doncellaspor vez primera; toda cosa en tornopugna por sonrer; calla la envidia,an dormida o tal vez benigna; ycasi(inusitada maravilla) el mundosu diestra mano tiende generosa,excusa sus errores, y festejasu entrar nuevo en la vida, y se le

    inclinamostrando que por amo lo recibe?Das fugaces que como elrelmpagose desvanecen! y un mortal ajenohabr de desventura, si pasadaesta hermosa estacin, si el tiempobueno,su mocedad, ay mocedad, seextingue?

    Oh Nerina! y de ti no escuchoacasohablar a estos lugares? De mimenteacaso te caste? Dnde has ido,que aqu de ti tan slo la memoria,dulzura ma, encuentro? No te ve

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    esta tierra natal: esta ventanaen que hablarme solas, y que ahoratriste luce a la luz de las estrellas,est desierta. Dnde ests? Noescucho

    sonar tu voz, igual que en aquel dacuando me haca algn lejanoacentode tu labio, al llegarme,emblanquecerel rostro? En otros tiempos. Ya sefuerontus das, dulce amor. Pasaste. Aotroshoy les toca pasar por esta tierray habitar estas lomas perfumadas.Mas rpida pasaste; y como unsueofue tu vida. Danzabas; en la frentete luca la dicha, y en los ojosel confiado imaginar, el brillode juventud, cuando sopl eldestino,y yaciste. Ay, Nerina! El viejo amorreina en mi pecho. Si es que a unatertulia

    o a alguna fiesta voy, para mmismodigo: oh Nerina!, ya no te aderezas,ya no acudes a fiestas ni a tertulias.Si vuelve mayo, y ramos y cantareslos novios les van dando a lasmuchachas,digo: Nerina, para ti no vuelvenunca la primavera, amor novuelve.

    Cada da sereno o florecidoprado que miro, o gozo que yosientodigo: Nerina ya no goza; el airey los campos no ve. Pasaste, eternomi suspirar! Pasaste! Y compaeraser ya de mis sueos, de mi tiernosentir, de las queridas y las tristes

    emociones, la amargaremembranza.

    Versin de Luis Martnez de Merlo

    Canto XXIV La calma despus dela tormenta

    Pas ya la tormenta;los pjaros gorjean; la gallinaha tornado al caminoy vuelve a cacarear. Sereno el cielosurge a Poniente, sobre la montaa;despjanse los camposy aparece en el valle el claro ro.Todo pecho se alegra; en todaspartesrenacen los rumores;el trabajo prosigue.A contemplar el cielo, el artesano,obra en mano, cantando,asmase a la puerta;sale la joven a coger el aguade la reciente lluvia;repite el verdulerode camino en camino

    el cotidiano grito.He ah el sol que retorna y quesonrepor pueblos y colinas. Los balconesy las terrazas abre la familia ;en el sendero escchase a lo lejostintinear de esquilas; cruje el carrodel viajero que sigue su camino.

    Todo pecho se alegra.

    Cundo tan dulce y grataes como ahora la vida?Con tanto amor, el hombre,cundo se da a su estudio,torna al trabajo, o nueva cosaemprende?Cundo se acuerda menos de susmales?

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    Placer, de afanes hijo;vano goce, que es frutodel pasado temor, donde temblabade espanto ante la muerteel que odiaba la vida;

    donde, en largo tormento,fra, callada y plida,palpitaba la gente, contemplandodesplomarse sobre ellaviento, rayos y nubes.

    Naturaleza afable,las ddivas son stas,son stos los deleitesque ofreces al mortal. Salir de penasgoce es para nosotros.Penas derramas largamente; eldueloespontneo surge, y los placeresque por milagro algunas vecesnacende los afanes, son gran suerte.Humanaprole cara a los dioses! Feliz casisi descansar te dejande algn dolor; dichosa

    si la muerte te cura de ellos todos.

    Versin de Diego Navarro

    El sbado en la aldea Canto XXV

    A la puesta del sol, la alegre niatorna de la campiacon su haz de yerba y el floridoramo

    en que lucen al par violeta y rosa,y que, inocente, aprestapara adornar gozosapecho y cabellos al llegar la fiesta.A par con la vecinasintase a hilar en el umbral laanciana

    volviendo el rostro al astro quedeclina,y se transporta a la estacin lejanacuando, an fresca doncella,danzaba al terminarse la semana,

    con sus amigas de la edad msbella.El aire se obscurece,se matizan de azul los horizontes,y descienden las sombras de losmontescuando la luna cndida aparece.La torre de la villala fiesta anuncia, y sus alegressonesbajan a confortar los corazones.Sobre la plaza la vivaz cuadrillade rapaces gritandoy aqu y all saltando,alza rumor que anima y alboroza;mientras silbando el labradorregresay sentado a su mesacon el descanso que prev, se goza.

    Cuando el silencio con la sombra

    crecey toda luz fenece,oigo el martillo que tenaz golpeaen el taller, do el oficial se afanapor dejar terminada la tareaantes de que despunte la maana.

    Este es de la semanael ms hermoso y el postrero da.Maana tornarn fastidio y pena,

    y a la habitual faenacada cual volver como sola.

    Jovencillo gracioso!Tu dulce edad floridaes como un da de alborozo lleno,da claro y sereno,que precede a la fiesta de tu vida.

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    Goza, gzalo pues! Edad de flores,suave estacin es esta:nada ms te dir; pero no lloressi se retarda tu anhelada fiesta.

    Versin de Antonio Gmez Restrepo

    Canto XXVI El pensamientodominante

    Poderoso, dulcsimodominador de mi profunda mente;terrible, mas queridodon del cielo; consortede mis lgubres das,pensamiento que siempre ante mtornas.De tu natura arcana,quin no habla? Su influjo entrenosotros,quin no siente? Mas siempreque al decir sus efectosla humana lengua el sentir propioexcita,nuevo parece por lo que razona.

    Cun desierta mi mentequed desde el instanteen que t la escogiste por morada!Raudos como el relmpago, de entornotodos mis pensamientosse alejaron. Lo mismo que una torreen solitario campo,ests solo, gigante, en medio deella.

    En qu, fuera de ti, se hanconvertidolas obras terrenales,toda la vida entera ante mis ojos!Qu intolerable hastoel ocio acostumbrado,la del vano placer vana esperanza,

    al lado de ese gozo,gozo celeste que de ti procede!

    Como desde las rocasdel Apenino abrupto

    a un campo verde que lejano relos ojos vuelve ansioso el peregrino,tal yo del rudo y secomundano conversar, vidamenteregreso a ti como a un jardn amenoy restauro a tu lado mis sentidos.

    Me parece increbleque la vida infeliz y el necio mundodurante tanto tiemposin ti haya soportado;entender no consigoque por otros deseosde ti distintos, haya quien suspire.

    Jams desde el momentoen que entender la vida lograr pudeturb mi pecho el miedo de lamuerte.Hoy me parece un juegola que el inepto mundo,

    loando a veces, aborrece y teme,necesidad extrema;y si acaso el peligro se presenta,arrostro sonriendo su amenaza.

    Siempre al cobarde, al almamiserable y abyectadespreci. Y hoy cualquier accinindigname hiere los sentidos;

    desdn siente mi almapor todo ejemplo de vileza humana.A esta edad orgullosaque se nutre de huecas esperanzasy ama lo vano y la virtud combate,que clama por lo tily no ve que la vidapor eso en ms intil se convierte,

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    superior yo me creo.Me burlo del humano juicio; al vulgoque el bello pensamientodesdea, pisoteo con desprecio.

    Ante aquello que inspiras,qu otro afecto no cede?Ms an, qu otro afectoasiento tiene aqu entre losmortales?Avaricia, desdn, odio, soberbia,ansias de honor, de mando,qu son sino caprichoscomparados con l? Slo un afectovive en nosotros; uno,poderoso, que dieroneternas leyes al humano pecho.

    Valor no tiene, ni razn la vida,sino por l, que para el hombre estodo;sola disculpa al hadoque al mortal en la tierrapuso para sufrir sin otro fruto;slo por quien a veces,no la estpida gente, al alma digna

    la vida es ms hermosa que lamuerte.

    Por alcanzar tu gozo, pensamiento,probar humanas ansiasy sufrir muchos aosesta vida mortal, no ha sido indigno;volvera de nuevo,experto como soy de nuestrosmales,

    hacia tu meta a recorrer la senda;que tras la arena y tras la viperinapicada, tan cansadopor el mortal desiertonunca llegu hasta ti que nuestraspenasvencer no lo creyera un bien muyalto.

    Oh qu mundo, qu nuevainmensidad, que edn aquel adondefrecuentemente tu sublime hechizo

    me elev, donde errandobajo otras luces que las habituales,mi terrenal estadoy toda realidad echo en olvido!Tales son, imagino,los sueos de los dioses. Ay! Unsueoque en parte la verdad realza, erest, dulce pensamiento;sueo y error. Mas tu naturaleza,entre gratos errores,divina es; tan viva y poderosaque junto a la verdad, tenaz,perduray a menudo se iguala,disipndose slo con la muerte.

    T, pensamiento mo, t tan slo,vital para mis das,causa dilecta de infinitas ansias,conmigo morirs cuando me muera;

    dentro del alma las seales sientode que t por seor me fuiste dado.Otros dulces engaosla realidad soladesvanecer. Cuando de nuevovuelvoa contemplar a aquellade quien contigo vivo razonando,crece aquel gran deleite,crece el delirio por el que respiro.

    Anglica hermosura!Cualquier hermoso rostro me parececasi fingida imagenque a tu rostro imit. T, sola fuentede toda donosura;t, la sola belleza verdadera.

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    Desde que pude verte, de mi solicitud ltimo objetono fuiste t? Cunto pas del dasin que pensara en ti? En los sueosmos,

    tu soberana imagencuntas veces falt? Bella cualsueo,aparicin anglica,en la terrena estancia,en la altura de todo el universo,qu espero yo, qu pido,que sea ms bello que los ojostuyos,que sea ms dulce que tupensamiento?

    Versin de Diego Navarro

    Amor y muerte Canto XXVII

    El amado del cielo muere jovenMenandro

    Hermanos a la vez cre la suerte

    al amor y a la muerte.Otras cosas tan bellasen el mundo no habr ni en lasestrellas.Nacen de aqul los bienes,los placeres mayoresque en el mar de la vida el hombrehalla;y todos los colores,todo mal borra ella.

    Bellsima doncella,de dulce ver, no comose la imagina la cobarde gente,al tierno Amor le hacecompaa frecuente,y el camino mortal juntos recorreny a todo corazn ms sabio

    que el herido de amor, ni que lavidainfausta ms desprecie,ni que por otro dueocomo por ste los peligros busque;

    donde tu llama prende,amor, nace el alientoo se despierta; y su saber en obras,no, como suele, en pensamientovano,muestra el linaje humano.

    Cuando encendidamentenace dentro del almaun afecto amoroso,juntamente con l un misteriosolnguido anhelo de morir se siente;cmo, no s; mas sta es la primeraseal del verdadero amor potente.Quizs a la vista entoncesespanta este desierto; acaso esperael mortal que ha de hallarinhabitablela tierra sin aquellanueva, sola, infinitafelicidad que su pensar figura;

    mas presintiendo el corazn por ellaterrible tempestad, quietud ansay refugio apetece,ante el fiero deseoque en torno ruge y todo looscurece.

    Cuando lo envuelve todola formidable fuerzay fulmina en el alma afn constante,

    cuntas veces te imploracon intenso deseo,oh dulce muerte, el doloridoamante!Cuntas veces, oh, cuntas a lanocheo al alba abandonndose rendidojuzg gran dicha que jams pudiera

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    despertar de su sueoni ver la luz amarga nuevamente!Y al son a veces de la triste esquila,del canto que conducea los que mueren al eterno olvido,

    con suspiros ardientesde lo ntimo del pecho envidia tuvode aquel que bajo tierra a habitariba.Hasta la tosca plebe,el labriego, que ignoratoda virtud que del saber deriva,hasta la joven tmida y esquiva,que de la muerte al nombresenta sus cabellos erizarse,contemplan ya la tumba y el sudariocon un mirar de fortaleza lleno,y en hierro y en venenomeditan largamente,y aun en su indocta mentela gentileza del morir comprenden.Tanto a la muerte inclinade amor la disciplina. Y es frecuenteque la interna pasin llegue a talpuntoque la fuerza vital no se sostenga,

    y ceda el cuerpo frgila la terrible lucha, y de esta suertepor fraterno poder triunfe la muerte,o tanto instigue amor en lo profundodel corazn que el tosco campesinoy la tierna doncellacon mano violentasu carne juvenil den a la tierra.Re entonces el mundo,al que el cielo vejez y paz consienta.

    Al ferviente, al dichoso,al animoso ingenioconceda el hado alguno de vosotros,dulces dueos, amigosdel humano linaje,cuyo poder no hay quien aventajeen el mundo, pues slo la potencia

    del hado es superior a vuestraesencia.y t, a quien ya desde mis verdesaoshonrando siempre invoco,

    bella muerte, piadosatan slo t de la afliccin terrena,si celebrada fuistealguna vez por m, si del mezquinovulgo la ofensa a tu esplendordivinoenmendar un da quise,no tardes ms, mis ruegosvehementes escucha,cierra mis ojos tristespara siempre a la luz, reina deltiempo!Me hallars ciertamente, a cualquierhoraen que tus alas hacia mdespliegues,levantada la frente, apercibido,resistiendo al destino;la mano que al herirme se coloracon mi sangre inocenteno he de colmar de elogios

    ni bendecir, cual hacepor antigua ruindad la humanagente;toda vana esperanza en que seengaancomo nios los hombres,todo necio consuelodesechar, y a nadie en tiempoalguno,oh muerte!, he de aguardar sino a

    ti sola;tan slo el da esperar serenoen que decline adormecido el rostroen tu virgneo seno.

    Versin de Fernando Maristany

    A s mismo Canto XXVIII

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    Reposars por siempre,cansado corazn! Muri el engaoque eterno imagin. Muri. Yadvierto

    que en m, de lisonjeras ilusionescon la esperanza, aun el anhelo hamuerto.Para siempre reposa;basta de palpitar. No existe cosadigna de tus latidos; ni la tierraun suspiro merece: afn y tedioes la vida, no ms, y fango elmundo.Clmate, y desesperala ltima vez: a nuestra raza el Hadoslo otorg el morir. Por tanto,altivo,desdea tu existencia y la Naturay la potencia duraque con oculto modosobre la ruina universal impera,y la infinita vanidad del todo.

    Versin de Antonio Gmez Restrepo

    Canto XXX Sobre un antiguobajorrelieve sepulcral,donde una joven muerta estrepresentadaen el momento de partir,despidindose de los suyos

    Dnde vas? Quin te llamalejos de los que quieres,bellsima doncella?

    Sola, peregrinando, el patrio techoabandonas tan pronto? A estosumbralesregresars? Alegrars un daa estos que hoy te estn llorando entorno?

    Secos los ojos, de animoso porte,

    afligida te encuentras, sin embargo.Si grato o no el camino, si el retiroadonde vas es tristeo alegre, por tu aspectograve, mal se adivina. Ay! No

    podraasegurar, ni acaso lo comprendeel mundo an, si en disfavor delcieloests, o ser llamadaafortunada o msera t debes.

    Muerte te llama, al comenzar del dasu ltimo instante. Al nido queabandonasno volvers. La vistade tu familia dejaspor siempre. Est se sitioal que vas, bajo tierra;all residirs eternamente.Feliz eres tal vez; mas quiencontemplatu destino, pensando en s, suspira.

    Mejor era, imagino,no ver la luz. Pero nacida cuando

    regiamente se extiende la bellezapor los miembros y el rostro,y empieza todo el mundoa inclinarse ante ella desde lejos;al abrirse la flor de la esperanza,y mucho antes que en la alegrefrentela lgubre verdad relampaguee,como el vapor que se condensa ennube

    bajo formas fugaces a lo lejosdisipndose apenas ha nacido,y cambiar el futuropor el silencio oscuro de la tumba,esto, si al intelectofeliz parece, invadede compasin el pecho al msconstante.

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    Madre dura y lloradadesde el nacer de la familiahumana,natura, pavorosa maravilla,

    que por matar engendras yamamantas,si es un dao la muerteprematura, di, cmo la permitesen estos inocentes?Si es un bien, por qu aciagasobre todos los malesal que parte y al que con vida quedahaces inconsolable la partida?

    Msera dondequieraque mire, que se vuelva o que seacojaesta sensible prole!Quisiste que engaosafuese an de la vidala joven esperanza; de ansias llenala onda del tiempo; al mal nicoamparola muerte, y este signo ineludible,esta ley inmutable

    Pusiste al curso humano. Ay! Porqu al menos.tras los arduos caminos, no nosdisteuna meta gozosa? Pero ellaque por suerte futurasiempre al vivir llevamos ante elalma;ella, a quien nuestros daostan slo la consuelan,

    vela con paos negros,cie de triste sombra,y, espantoso a la vista,ms temible que el mar parece elpuerto.

    Si desventura es estemorir que t destinas

    a aquellos que, inocentes y sinculpa,sin quererlo, abandonas a la vida,la suerte del que muere espreferible

    a la de aquel que sientemorir a los que ama. Que si escierto,como creo seguro,que desdicha es la viday una gracia el morir, quin, pues,podradesear que a los suyosel instante postrero les llegara,y quedar al fin soloy fuera de s mismo,y ver desde el umbral cmo se alejala persona queridajunto a quien ha pasado tantosaos,y decirle el adis sin esperanzade encontrarla de nuevopor la senda del mundo,y luego, solitario, abandonado,mirando en torno los usuales sitios,recordar la perdida compaa?

    Cmo, ay! , cmo, natura, no teimportaarrancar de los brazosdel amigo al amigo,del hermano al hermano,de los hijos al padre,de la amante a la amada, y, muertouno,al otro conservar? Cmo pudistehacernos necesario

    el dolor de que, amando, sobrevivaal mortal el mortal? Pero naturaJams en sus accionesde nuestro mal o nuestro bien secuida.

    Versin de Diego Navarro

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    Canto XXXI El retrato de una bellamujer esculpidoen el monumento sepulcral de lamisma

    Tal fuiste: hoy bajo tierrapolvo, esqueleto eres. Sobre elfango,inmvilmente colocado en vano,mudo, mirando de la edad el vuelo,est, de la memoriay del dolor custodio, el simulacrode la muerta hermosura. La miradadulce, que haca temblar si, comoahora,se fijaban en otro; el labio, dondeel placer derrambasecual de urna llena; el cuello, circudoya de deseo; la amorosa mano,que a menudo, al posarse,sinti helada la mano que oprima,y el seno, ante el que todosse tornaban visiblemente plidos,fueron un tiempo; huesosy fango eres ahora;visin tan triste oculta hoy una

    piedra.

    A eso reduce el hadoa aquello que cremos la ms vivaimagen celestial. Misterio eternode nuestra vida. Inenarrable fuentede excelsos pensamientos ysentires,hoy triunfa la belleza,y parece, cual llama

    de natura inmortal en este yermo,de altsimos destinos,de afortunados reinos y ureosmundosesperanza seguradar al mortal estado;maana leve fuerzaen abyecto, soez y abominable

    trocar a lo que tuvocasi anglico aspecto,y tambin de las mentesdesaparece aquelloque admirable concepto suscitaba.

    Deseos infinitosy soberbias visionescrea en el pensamientopor natural virtud, docta armona,y por un deleitoso mar, arcanoyerra el humano espritucomo por divertirseosado nadador por el ocano;mas si un discorde acentohiere el odo, en nadase torna aquel edn en un instante.

    Natura humana, cmo,si polvo y sombra eres,si eres frgil y vil, sientes tan alto?Si gentil todava,por qu el ms digno de tupensamiento55 es as de livianoy origen de razones despreciables?

    Versin de Diego Navarro

    Canto XXXIII El ocaso de la luna

    Como en noche callada,sobre el campo argentado y lalaguna,donde aletea el cfiroy mil aspectos vagos

    y objetos engaososfingen lejanas sombrasen las ondas tranquilas,en setos, lomas, villas y ramajes,junto al confn del cielo,tras de los Alpes o del Apeninoo del Tirreno en lo hondo,cae la luna, y el mundo palidece;

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    las sombras huyen, y unaoscuridad envuelve monte y valle;ciega la noche queda,y, cantando con triste meloda,la ltima luz del fugitivo astro

    que fu su gua hasta ahorasaluda el carretero en su camino,

    as tambin se alejay la vida abandonala juventud. En fugavan sombras y ficcionesde agradables engaos; se disipala lejana esperanzaen que mortal Natura se sustenta.Abandonada, oscuraqueda la vida. En ella la miradapone en vano el confuso caminante,en busca de un sendero que le llevea una meta; y comprendeque en la mansin humanaen un extrao ya se ha convertido.

    Harto alegre y dichosanuestra msera suertepareciera, si el juvenil estado,

    en donde un goce es fruto de milpenas.durase todo el curso de la vida.Dulcsimo decretoel que a todo animal condena amuerte,si en medio del caminono surgiesen doloresaun ms terribles que la muertemisma.

    De mentes inmortaleshallazgo digno, extremode todo mal, fu para los eternosla vejez, donde se hallaintacta el ansia, la esperanzaextinta,secas las fuentes del placer, laspenas

    So mayores siempre, sin hallarventura.

    Llanuras y colinas,cado el esplendor que al occidente

    el velo de la noche plateaba,hurfanas largo tiempono quedaris, que por el otro ladopronto veris el cielode nuevo clarear, surgir la aurora,y el sol apareciendo detrs de ellay fulgurando en tornocon poderosos rayos,de lcidos torrentesos baar, ya los etreos campos.Mas la vida mortal, cuando seextinguela hermosa juventud, no se iluminajams con otras luces ni otra aurora.Viuda ser hasta el fin; oscuranocheque a las otras edadesmarcan los dioses como sepulturas.

    Versin de Diego Navarro

    Canto XXXV Imitacin

    Lejos del propio ramo,pobre boja delicada,adnde vas? Del hayaall donde nac, me arranc elviento.l, retornando, al vuelodel bosque a la campia,

    del valle a la montaa me conduce.Con l, perpetuamente,voy peregrina, y lo dems ignoro.Voy donde todo va,donde naturalmenteva la hoja de rosay la hoja del laurel.

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    Versin de Diego Navarro

    Canto XXXVI Pasatiempo

    Cuando muchacho vine

    a entrar en disciplina con las Musas.Una de ellas cogime de la manoy durante aquel daen torno me condujopara ver su oficina.Me mostr uno por unolos tiles del arte,y el distinto servicioa que cada uno de ellosse emplea en el trabajode la prosa y el verso.Yo lo miraba, y dije:Musa, y la lima? Y contest ladiosa:La lima se gast; ya no lausamos.Y yo: Mas rehacerlaes preciso, ya que es tan necesaria .Y contest: As es, mas faltatiempo.

    Canto XXXVII Fragmento

    ALCETA

    Oye, Meliso: he de contarte unsueode esta noche, que vuelve a mi

    memoriaal contemplar la luna. Yo me hallabaen la ventana que da al prado, a loaltomirando, y he aqu que de improvisola luna se desprende, y me pareceque cuanto en su caer vaaproximndose

    tanto crece a la vista; en fin, quevinoa dar de golpe en medio el prado; yeratan grande como un cntaro, y de

    chispasvomitaba una niebla, que chirriabacual carbn encendido que en elaguase sumerge y se extingue. De estemodo,la luna, como he dicho, sobre elcampose apag poco a poco,ennegrecindose,y alrededor las yerbas humeaban.Vi entonces que en el cielo habaquedadoun vislumbre, una huella o bien unnichodonde ella fu arrancada, demaneraque me hel de terror, y aun meestremezco.

    MELISO

    Y bien has de temer, que fcil cosafuera caer la luna entre tu campo.

    ALCETAQuin lo sabe? No vemos enveranolas estrellas caer?

    MELISOTantas estrellas

    hay, que no importa que una u otracaiga,si mil han de quedar. Pero la lunaest sola en el cielo, y de ningunonunca caer fu vista sino en sueos.

    Versin de Diego Navarro

  • 8/6/2019 Poemas de Giacomo Leopardi

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    Canto XXXVIII Fragmento

    Aqu, vagando del umbral en torno,la lluvia y la tormenta invoco envano,

    para que la retenga en mi morada.

    Bramaba el huracn en la florestay el trueno retumbaba entre lasnubes,antes que el alba iluminase el cielo.

    Oh amadas nubes, cielo, tierra,plantas!,parte mi amor: piedad, si en estemundopiedad existe para un triste amante.

    Despierta, torbellino, y trata ahorade envolverme, oh turbin, hasta elmomentoque en otra tierra el sol renueve elda!

    Se aclara el cielo, cesa el viento,duermen

    las hojas y la yerba, y, deslumbrado,de llanto el crudo sol llena mis ojos.

    Versin de Diego Navarro

    Canto XLI Del griego de Simonedes

    Que humana cosa dura poco tiempoes mxima muy cierta,dice el viejo de Quos,

    que la misma naturatiene el hombre y las hojas.Mas esta voz muy pocosoyen. A la esperanza inquieta, hijade juveniles pechos,todos le dan asilo.Mientras rojas las floresde nuestra edad acerba

    son, el alma orgullosacien dulces pensamientos nutre envano,ni muerte espera, ni vejez; ningunadolencia al hombre sano preocupa.

    Mas tonto es quien no miracun presto juventud emprende elvuelo.Y cmo de la cunacercano est el sepulcro.T, que el pie pondrs prontoen el fatal caminode la sede plutnica,a los goces presentestu breve edad confa.

    Versin de Diego Navarro