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www.monografias.com Algunos poemas 1. 1. Aspiraciones 2. 2. A mi contumazá querido 3. 3. La escuela 4. 4. Desafio 5. 5. Jesús: hombre o espíritu? ASPIRACIONES In memoriam, a Ernesto “Che” Guevara de la Serna;… Al pueblo de nuestra hermana República de Cuba; y a los pueblos de Latinoamérica y El Caribe;… A nuestros hermanos del Perú Profundo; ante quien juro que algún día seremos libres; donde hagamos de nuestro lugar de trabajo, nuestra trinchera de lucha;... A mis hijos, Luis Ernesto; a Eduardo Wenceslao; Jorge Luis, a Carlos Daniel y a Karla Isabel; a Walter Júnior y Pool Edwards; Katty Patricia; y, a mi nieta Valeria; con el amor más profundo, que siento por ustedes;... El Hombre no sólo tiene hambre de pan, el Hombre tiene hoy más que nunca, hambre de dignidad. No quiere ser más un Hombre como número incremento, o una cifra en el cálculo de todo un proceso económico. Quiere ser un Hombre en el verdadero sentido, quiere amar, sufrir, trabajar, desafiar el destino, triunfar o fracasar, pero vivir humanamente. El pueblo está hastiado de improvisaciones que le halagan para mejor explotarlo, que le consulten sobre todo lo que no sabe, que le pidan lo que no tiene, que le hacen arrodillar ante lo que no cree. Pero es hora. Ha sonado en el inexorable reloj de la historia el momento de terminar con los juegos y de empezar a planificar científicamente, y hacer un trabajo político serio. Urge plantear en el horno del mundo las formas maravillosas que sobrevuelan en los despejados cielos del ideal. Las aves sagradas de la justicia, el conocimiento, la belleza, el bien, la felicidad, la paz, aletean en busca de un pueblo que quieren hacerles nido en los que ellos puedan habitar. Para ver trabajos similares o recibir información semanal sobre nuevas publicaciones, visite www.monografias.com

Poemas Para Cajamarca

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"DESAFO"

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Algunos poemas

1. Aspiraciones2. A mi contumaz querido3. La escuela4. Desafio5. Jess: hombre o espritu?ASPIRACIONES

In memoriam, a Ernesto Che Guevara de la Serna;

Al pueblo de nuestra hermana Repblica de Cuba; y a los pueblos de Latinoamrica y El Caribe;

A nuestros hermanos del Per Profundo; ante quien juro que algn da seremos libres; donde hagamos de nuestro lugar de trabajo, nuestra trinchera de lucha;...

A mis hijos, Luis Ernesto; a Eduardo Wenceslao; Jorge Luis, a Carlos Daniel y a Karla Isabel; a Walter Jnior y Pool Edwards; Katty Patricia; y, a mi nieta Valeria; con el amor ms profundo, que siento por ustedes;...El Hombre no slo tiene hambre de pan, el Hombre tiene hoy ms que nunca, hambre de dignidad.

No quiere ser ms un Hombre como nmero incremento, o una cifra en el clculo de todo un proceso econmico. Quiere ser un Hombre en el verdadero sentido, quiere amar, sufrir, trabajar, desafiar el destino, triunfar o fracasar, pero vivir humanamente.

El pueblo est hastiado de improvisaciones que le halagan para mejor explotarlo, que le consulten sobre todo lo que no sabe, que le pidan lo que no tiene, que le hacen arrodillar ante lo que no cree.

Pero es hora. Ha sonado en el inexorable reloj de la historia el momento de terminar con los juegos y de empezar a planificar cientficamente, y hacer un trabajo poltico serio. Urge plantear en el horno del mundo las formas maravillosas que sobrevuelan en los despejados cielos del ideal. Las aves sagradas de la justicia, el conocimiento, la belleza, el bien, la felicidad, la paz, aletean en busca de un pueblo que quieren hacerles nido en los que ellos puedan habitar.

La liberacin del sufrimiento no est en seguir experimentando a ciegas, y cargar con este gran odio que terminar por devorar a la humanidad.

La liberacin del sufrimiento est en el conocimiento; y luego vendr el orden, la armona, la risa y las espigas, el taller y el libro, el amor y la brillante gloria, a dignificar a quienes se atreven a construir el Estado como templo de un ideal venidero, como verdadera aspiracin.

Dr. Luis Alberto Navarrete Obando

Luis Ernesto

A MI CONTUMAZ QUERIDO

Soy Trujillano de nacimiento, pero contumacino de corazn, dedico este poema con el amor de siempre a mi queridos padres Magna Isabel Obando de Navarrete y Desiderio Wenceslao Navarrete Guarniz;

Oh Contumaz querido!

mi pueblo aorado,

cuantas veces en mis sueos

tus sendas he caminado,

eres cofre de tesoros

Que el mismo Dios nos leg,

por eso en todos tus hijos

ests presente con amor,

con tus verdes esmeraldas

salpicadas de anisquehua,

con tus pencas azuladas

y tus cantarinas fuentes,

tu Quique de agua pura y

tu Ermita esplendorosa,

con tu calvario mirndote desde arriba, y

con tus cerros tutelares

que se cobijan celosos

cuidndote eternamente

para deleite de todos.

que Dios te guarde por siempre

bella joya de los andes

y en su manto te acoja

NUESTRO PADRE SAN MATEO.

Luis Ernesto

Dr. Luis Alberto Navarrete Obando

Cajamarca, 13 de agosto del 2012.

LA ESCUELA

A mis maestros de toda la vida

Es tarde. Ya se han ido todos y he quedado sola. Me espera un largo fin de semana. Hace fro, llueve y es posible que me ponga melanclica. Pero esta noche, cuando las sombras han invadido cada sector de mi estructura, cuando ha quedado flotando en el aire el eco de las conversaciones y los gritos de una semana intensa... quiero bajar al corazn de mi misma, para recorrerme y revisar mi pasado y mi presente.

Pienso en mis orgenes, en la construccin que me permiti convertirme en una entidad real, en una presencia familiar en la comunidad. No voy a entrar en los detalles de los planos, los movimientos de tierra, la acumulacin de materiales, el laborioso trabajo de los constructores y los obreros. Fue un estreno glorioso encontrarme con las paredes nuevas, los pisos brillosos, los techos seguros, los fundamentos slidos, las aberturas aceitadas, el mobiliario reluciente...

Me resulta difcil ver en las paredes de hoy los muros de entonces: estas paredes descascaradas, manchadas, escritas, mil veces pintadas son todava slidas pero necesitan cada vez ms de cimientos confiables. Es cierto que en algunos sectores comprobados ciertos riesgos hubo que rellenar grietas, agregar columnas, construir encadenados... pero en el corazn de la tierra, en un fondo oscuro y hmedo, resiste el corazn del hierro y el cemento. Las paredes protectoras no pueden arreglarse por s mismas; no lo pudieron nunca... y menos en estos tiempos de movimientos frecuentes.

Levanto la vista. All est el techo: nadie discute su necesidad, porque es realmente lo que protege y cubre... Pero nada es para siempre... y es el que ms ha sufrido cambios y transformaciones: no pudo aguantar tantas modificaciones producidas. A cuntos especialistas tuvieron que llamar a lo largo de todos estos aos para resolver su estado crtico?

Cuando aparec en el horizonte de la ciudad era una de las construcciones ms slidas y mi fortaleza se impona en un paisaje de casas bajas y de construcciones sencillas. A mi alrededor el escenario fue cambiando y las casitas de entonces se transformaron en las suntuosas casas de hoy, los terrenos baldos se convirtieron en imponentes edificios de departamentos y la tranquilidad de las calles, en el infierno de la gran ciudad.

Ustedes pensarn que estoy hablando de las cosas materiales. En parte s, en parte no. Una escuela es mucho ms que una construccin. Es una de esos significantes que remiten a un significado material y a otra cosa... La casa es la casa, el estadio es el estadio, el banco es el banco, la crcel es la crcel, pero la Escuela, es algo ms: la escuela festeja aos, la escuela est en crisis, la escuela se est renovando

Todas estas frases reflejan mucho ms que lo material. Cuando me observo a mi misma y miro los pisos, los techos, Sucede lo mismo con las Iglesias, los Tribunales, las Empresas? Los lugares remiten a realidades que los contienen y los desbordan? Sus usuarios utilizan la denominacin para designar de manera indistinta a lo material y a lo institucional?

Los cimientos, las paredes y los techos... estoy pensando adems en otras cosas; en quienes diariamente me habitan, en los que comprometen por aos su existencia y su labor profesional, en los educandos a quienes acompao en sus crecimientos. Y pienso tambin en los quehaceres, que imaginariamente ubico en mi estructura: all en el techo, los conocimientos; aqu, en mis paredes, los contenidos procedimentales; y abajo, en los cimientos, las actitudes y los valores.

Soy la escuela. La escuela de hoy y de siempre. La escuela material que refleja la otra escuela. Una estructura exterior que permite reconocer los secretos de mi cara oculta. La noche se ha tornado ms fra. Tengo ganas de volver al interior de m misma. Recorro los rincones de este cuerpo... y veo en las aulas, en los patios, en las amplias galeras, en los huecos de las ventanas, las historias ms dispares. Las de ayer, las de hoy, las de siempre... Cuntos esfuerzos para llevar adelante lo imposible! Qu mezquinas y lejanas las recompensas! Casi no duermo, pero ciertas noches me sobresaltan algunos sueos. Hoy es una de esas noches.

Mis pesadillas son terribles y curiosas. Me veo a mi misma como una construccin y tengo miedo de proyectar all lo que me sucede como institucin de la sociedad. Contemplo una pelcula de escenas fugaces y sucesivas, con implacables saltos en el tiempo... y observo un proceso paulatino y devastador sobre la escuela: un deterioro progresivo, implacable, inhumano. De pronto veo que se caen los techos a pedazos, un viento huracanado arrebata las chapas, se agrietan las lozas, una lluvia intensa perfora los cielorrasos. En medio del sueo, levanto mi mirada temerosa y veo un cielo impecable, lejano, perfecto y una escuela totalmente desprotegida. El sueo va y viene: primero aparecen, silenciosas, algunas grietas, pequeas fisuras... y luego van cayendo los histricos ladrillos en un caos destructivo...

Sobreviene una furiosa implosin o el juego de topadoras alocadas destruyendo todos los muros... Al final algo terremoto seguramente remueve, con sonido de pelcula, los cimientos y deja al desnudo los grandes abismos... Parece curioso, pero nada hace prever el desenlace: los controles en orden, las planillas correctas, los registros perfectos... y hasta las previsiones de los constructores que en sus diseos me haban

Los conocimientos (como el techo) son el paraguas protector y la razn de ser de la escuela... pero tienen una difcil tarea: proteger (hacia abajo) y afrontar (hacia arriba) todas las inclemencias del tiempo; no le podemos pedir una fortaleza y una eternidad para la que no fueron preparados; Los contenidos procedimentales exhiben una consistencia que se afianza con los aos y sobre su estructura slida o endeble descansa el techo. A veces se desdibujan y parecen ocultarse, como si no existieran... pero las paredes que cumplen la funcin de delimitar y contener, tambin deben brindar proteccin, sino, qu sera de la escuela? En los cimientos moran los contenidos actitudinales: es lo que originalmente me dio origen deberan seguir all en la oscuridad y el silencio dando consistencia al resto.

Cmo comprobarlo en el fragor de la lucha diaria y del bombardeo de problemas? Sin su acerada presencia es fcil que la pared se agriete y que los techos se desplomen. Sobran experiencias al respecto. Los hbitos y las actitudes estn all abriendo las puertas, marcando el camino, tramando las condiciones de posibilidad de todo... porque sin ellas no hay forma de construir. Esa ha sido la razn de ser de mi histrica presencia. Los hierros firmes y eternos que encadenan mi estructura en las bases, se proyectan en forma de columnas en las paredes y terminan en las vigas del techo. Hay una red (oculta) que me recorre y enlaza todo... pero yo no podra sostenerme sin los cimientos. Las actitudes claramente definidas y consolidadas se proyectan en contenidos procedimentales y se cierran en la apertura hacia los siempre dinmicos contenidos conceptuales.

El universo de los valores recorre y sostiene desde la base; los muros del saber hacer (y transferir) otorgan las estructuras, y la vastedad del conocimiento (cambiante pero sistemtico, variado pero organizado, expansivo pero nucleado en torno a grandes ejes, alternante pero capaz de soportar cualquier crtica) permite constituirme definitivamente en escuela.

Entonces, despierto enloquecida, me levanto de mi letargo y voy apresurada a mirarme: toco las paredes, observo la quietud y la firmeza del piso, la aparente seguridad del techo... y respiro tranquila. Todo ha sido un sueo. Pero el sobresalto llega siempre a la maana siguiente. Recorro la estructura material, acerco mis odos al imperceptible murmullo de los rincones, y observo que hay otra escuela, un espejo en el que necesariamente me reflejo, otra realidad en la que yo misma estoy padeciendo mi demolicin.

El proceso destructivo sigue los mismos pasos: primero me roban los conocimientos: los cambios tormentosos van desnaturalizando su presencia y terminan por hacerlos volar; las sustituciones son pasajeras e inservibles: un techo lejano e infinito se alza sobre la escuela, definitivamente desprotegida.

Luego van perdiendo valor los contenidos procedimentales, los van carcomiendo la repeticin y el aburrimiento y los desploman la inutilidad y la falta de imaginacin. Finalmente se produce el perjuicio mayor: se deshacen las actitudes y los valores. Un estadillo y miles de acciones me van quitando lo poco que me queda, la nica, definitiva posibilidad de reiniciar el proceso de re-construccin... Y como escuela, siento que quedo vaca.

Y una escuela vaca, hueca, vieja, fra no tiene ningn atractivo. A menos que me vuelvan obligatoria, me disfracen de superficiales intereses o me sostengan con otras intenciones, manifiestas u ocultas Tal vez solamente se trate de un sueo, de una pesadilla de fin de semana o de noche de lluvia.

Aydenme a despertar por favor, aydenme a conocer la realidad o reglenme otro sueo: la posibilidad de llegar a ser la que era... y para siempre!

No. No estoy soando. Una escuela nunca duerme. Hay sobresaltos y sufrimientos que uno quisiera que no fueran reales, pero a Ustedes no puedo engaarlos. Creo que mis estructuras se han ido debilitando y que muchos se han aprovechado de mi fragilidad.

Pero soplan vientos de conciencia crtica y de entusiasmos renovados, se deja or el murmullo de un mundo que se va y de una civilizacin que nace, florecen caminos abiertos y nuevos herosmos urdidos en la trama de esfuerzos cotidianos. Siento que la presencia de tantos educadores preocupados por mis padecimientos es mi mejor remedio. Y que la esperanza se instala en cada uno de ustedes para recrearme para siempre.Luis ErnestoCajamarca, Ciudad del Cumbe, Cajamarca la Hermosa,

Das de calor y fro; y de mucha alegra y jolgorio matinal; agosto del 2007.

DESAFIO

A mi Cajamarca, la tierra que me dio triunfos y glorias;

Ya no hay soledad ni silencio

slo cerros de oro fino y ajeno,

sin verdes valles, ni jolgorio

ni alegra,..., hoy slo ronda la tristeza

el desconfo y el desinters.

Dnde estn ahora

los creadores del Poncho Verde,

Los ecologistas de antier

que defendieron tus campos verdes,

acaso duermen en su propio silencio verde ?

o acaso perdieron el alma,

la conciencia, sus principios,

el amor terruo; o quiz vendieron

tus pastos verdes, colinas

y tierras de amarillo y gris,

como aquel Judas,

por miserables veinte monedas de plata

Y a ustedes mis amigos del Frente de Defensa del Quilish,

les pido que, el da que deje este valle tan hermoso,

del cual slo su recuerdo ha de llevarme,

les pido que busquen al carpintero

de ms aos y con conocimientos en su oficio,

luego, busquen al eucalipto ms viejo,

como los aos que Cajamarca tiene,

de el hagan un fretro, lo ms rstico posible;

depositen mi cuerpo inerte,

por culpa de Yanacocha,

no dejen que deje de rer, ni aparezca mi palidez;

coloquen a mi lado izquierdo,

mi fusil, mi compaero de mil historias;

y a mi lado derecho,

mi tinaja de chicha, aquella de carnavales,

y mi talega de coca y mi caazo;

ah! No se olviden de cubrirme

con mi bandera roja,

aquella de la hoz y el martillo.

No hagan velorio alguno;

una vez colocado mi cuerpo en aquel fretro,

mis amigos del Frente han de cargarme,

subirme hacia la planicie del Cerro Santa Apolonia,

por supuesto, por sus escalinatas.

Una vez arriba, quemen mi cuerpo;

y con el traste de la mujer ms humilde de esta ciudad

recojan mis cenizas,

lo han de depositar en un tiesto, el ms usado.

Y tu Seifert, mi gran amigo, de grandes luchas,

te encargars de subir a lo ms alto de el Gaviln,

espolvears mis cenizas por todo el valle de Cajamarca,

por donde Yanacocha ha contaminado su aguas y sus suelos,

para que algn da,

Dios permita que aquellos valles,

De hermoso verde frescor, vuelva a reverdecer. Luis ErnestoCajamarca, hermosa ciudad del Cumbe, marzo 15 del 2007. (03:40 a.m.; hora de fro y soledad).

Nota.- Poema escrito luego de que le ganramos el juicio a Minera Yanacocha, donde en mi calidad de Abogado fui el defensor de la Ordenanza Municipal, que con credo convencido suscribi el proyecto de la misma el Ing Luis B. Guerrero Figueroa, y que fuera elaborada por el suscrito conjuntamente con el Dr. Juan Urteaga Salazar, Director de Asuntos Jurdicos de la M.P.C., de aquel entonces, en defensa de la intangibilidad del Cerro Quilish, donde se explotaba el oro por dicha mina; desde diciembre de 1996 ya no se explota; Asumiendo la defensa como Abogado, en el juicio que entablara la Minera Yanacocha a travs de una Accin de Amparo; encomendndoseme la defensa en las dos instancias de la Corte, tanto en la Sala Especializada en lo Civil en Cajamarca, como en el Tribunal Constitucional (Lima); donde la mina contaba con 6 Abogados extranjeros y uno peruano, el Dr. Javier Valle Riestra, de quien recibiera personalmente sus felicitaciones. A consecuencia de ello, tengo dos intentos de Homicidio y otras agresiones, e incluso han querido vincularme a Sendero; pero, gracias a Dios ya todo paso, hoy slo me dedico a ensear y a investigar, del cual me siento orgulloso.

Dr. Luis Alberto Navarrete Obando

Luis Ernesto*JESS: HOMBRE O ESPRITU ? *Con todo el amor del mundo a mi padre Desiderio W. Navarrete Guarniz;

Jess era un horizonte.

Cuando lo tuvo cerca,

Judas lo haba sentido quemar, como una estrella.

Inaccesible, desemejante, eterno.

Estilita, aunque fuera dentro la grey hebrea

Este era Elas, siglos esperando,

y anunciado en los valles de Judea?

Su mirada calmsima y lejana

alimentada en albas de esperanza,

perturbada sus hondos laberintos

y aumentaba sus sombras de tinieblas.

Repartiendo los peces del milagro

o secando las llagas de sus lzaros,

la mismas paz beatfica exhalaba.

Y un rumor de sus ntimas tinieblas

se extenda en sus vidas palabras.

En las tardes, desde un monte,

l haba escuchado sus Parbolas.

Y luego haba bajado a la cascada.

Y en el agua cristalina que apuraba su sed

haba hallado los rostros de Jess, repartidos.

Y su sed se haba calmado sin saciarse.

Antes bien, escoriada,

lo haba seguido atormentando hasta la fiebre.

Yen la alta noche de su sueo,

Judas haba bebido con borbotar

de la sangre de su mejor cordero,

porque tena sed, y tena hambre

de ese Alto Horizonte

que Jess le tena negado, negado, negado.

La noche de la Cena,

cuando los pechos eran Tabernculos

porque se estaban dando los clices de sangre

y los Cuerpos Divinos de Dios se estaban dando,

Judas mira a Jess. Y Jess mira a Judas.

Acaso es el instante supremo del conflicto:

Cuando uno de los dos sucumbe ante si mismo.

El Hombre cede al Hombre.

Y Dios se vuelve a Dios.

Oh! momento solemne de aquel Judas absfaro!

Querer que su Dios fuera a medir sus poderes

como un dios terrenal.

Exigir de su hoguera llamas de libertad

y eximidas fronteras

de una alta Redencin que abarca hasta el mal.

Que segara en la virgen entraa de la Tierra

y en el surco de Carne

la flor de la estulticia sangrada de miseria.

Concebir a Cristo detico del ser real.

Que al hacer criaturas, pudiera l abandonar

la inmanencia del Bien,

la potenciadle Mal.

Sin aceptar que el Hombre, majestad de s mismo,

era la semejanza perfecta de su Forma

y que nada pesaba Jess en la balanza

de la divina ofrenda del ser de su Hacedor.

Y cuando el Maestro, en medio de la Cena,

le dice a Juan mirando a Judas en los ojos:

Aqu mismo est, en uno de vosotros,

el que me entregar,

Judas no siente miedo.

Antes bien, ve a Jess que se perda all

dentro de la tiniebla de su aridez congnita.

Antes de media noche

Judas busca a Jess.

Va a echarse en su pecho

a deponer su rebelin de esbirro innoble?

Lo halla en el Huerto de los Olivos

Horizonte irradiado de auroras

y siente declararse una infinita envidia.

Adquiere una certeza de estricta lejana

entre el Hombre y su Dios.

Qu poda desear ahora Jess?

aquel que oscureca las estrellas

con su luz blanca de poderes,

sobre los rostros sanguinarios

de todos los hombres,

sobre las bocas ambiciosas de toda las usuras,

sobre los ojos exprimidos de todos los sufrientes,

qu poda pedir ahora Jess?

Cul Cliz rechazaba?

Si ya los Cielos y la Tierra,

la Carne y el Espritu,

le haban sido dados en ofrenda.

Era amado y amaba.

La muerte, el mundo, el Hombre,

que le importaba al Dios!

A la hora nona

Jess levantara su perfil

sobre las sombras de la Humanidad.

Aplacara las alas de la Rebelin

con una sola Palabra.

Y alzara sus dedos que tajaban el Mal,

suspendiendo lo que llam su Carne;

una Hostia blanca.

Lo que llam su Sangre;

la Vid de un lucero.

Y vio a Juan que vena a pedirle rdenes

para dos mil siglos adelante

y vio a otro de los doce,

con las piedras de las Catedrales en los ojos.

Y vio a Mateo. Y vio a Lucas.

Todos eran transparentes.

Porque la Hora era grande y Dios estaba all.

Judas siente de nuevo su sed eterna de Jess.

Se aproxima. Lo besa en la mejilla.

Beso por el que bebera, con mil lenguas, el Nilo.

Amigo, a qu has venido?

Con un beso entregas al Hijo del Hombre?

Judas ya lo ha vendido.

Corren altas las llamas de un extrao pavor.

Anegado, se vuelve,

Y al cruzar los Olivos,

Ve, de nuevo, a Jess en oracin cado.

Y arroja los denarios que retien los siglos

A los pies del Cordero.

Y contempla los Cielos y sus manos oscuras.

Y se rasgan los velos de la Verdad.

Y ahora, esa certeza de estricta lejana

Entre el Hombre y su Dios,

Se troca en infinita ternura de agona.

No te beso Seor.

Porque acaso reviva en mi beso algn Judas,

De los tantos que lleva el silencio de la criatura,

a los pies de su Dios.

Luis Ernesto(Cajamarca, Ciudad del Cumbe, Cajamarca la Hermosa, 02 de setiembre del 2012.

*( Extrado de los Libro de Zacaras (Antiguo Testamento); Libros de San Marcos, Mateo, Lucas, De los Hechos y Libro a los Corintios (Nuevo Testamento). Esta historia, resume los cuatro momentos que Jesucristo vivi, antes de su muerte; habindolo podido evitarlo. Sin embargo, entreg su vida, para decirnos que hay que dejar de lado los intereses personales, por ante los intereses sagrados de la sociedad.

Autor:

Dr. Luis Alberto Navarrete Obando

(Seudnimo del Dr. Luis Alberto Navarrete Obando; Abogado, Catedrtico Principal de la Universidad Nacional de Cajamarca-Per; Ex -Sacerdote; Doctor en Filosofa y Humanidades, por la Universidad la Salle Barcelona-Espaa; Doctor en Educacin. Cultura, y Desarrollo Social para Amrica Latina y El Caribe, por la Universidad de Sao Paulo Brasil; Doctor en Investigacin Universitaria, por la Universidad de La Habana-Cuba; Consultor Permanente de la UNESCO-ONU, sobre temas en Educacin. Cultura, y Desarrollo Social para Amrica Latina y El Caribe; Asesor Legal Externo del Congreso de la Repblica del Per.

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