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Simposio Internacional “Guerra del Pacífico: Agendas para el siglo XXI”
Lima, 10 al 12 de noviembre 201
Impacto de la Guerra del Pacífico en Lambayeque, 1879‐1886
José Wilson Gómez Cumpa1 Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo
Lambayeque, Perú
1 Sociólogo, Magíster en Historia, Doctor en Ciencias de la Educación. Profesor principal de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque.
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En este trabajo analizamos el impacto de la guerra del Pacífico en los procesos socioeconómicos de Lambayeque, a partir de evidencias archivísticas locales, encontrando que representó un acelerador de los procesos de acumulación de la propiedad y de diferenciación social.
1. La Guerra y la situación inicial en Lambayeque
Se ha hablado y escrito muchas veces que la Guerra del Pacífico significa un corte en el desenvolvimiento histórico del Perú. En efecto, los efectos de la Guerra sobre la economía nacional, aquejada en esa época por una serie de problemas económicos y financieros2, fueron graves; en las siguientes páginas queremos presentar algunos hallazgos que nos pueden servir para un acercamiento y medir cual fue el peso real de la ocupación chilena para la economía del departamento. Es necesario señalar antes la precariedad y la poca importancia real que se dio inicialmente a las noticias de la guerra, el ambiente provinciano simplemente tuvo un ingrediente más para las disputas caudillistas tan comunes en la vida política local de la época. Así, los jefes de la recién creada Guardia Nacional (formada entre el elemento civil de la provincia de Chiclayo) se quejaban, en su renuncia ante el prefecto del departamento de Lambayeque, de los obstáculos puestos para crear un mínimo de disciplina que haga operativo ese cuerpo: “… A US. le consta los entorpecimientos creados por algunos caudillos de política lugareños
para el acuartelamiento de la Guardia Nacional, bajo el odioso pretexto de ser los jefes de ella repudiados por el pueblo. De esta manera se encuentra el nombre de Chiclayo sometido a los deshonrosos cargos que pueden recaer sobre él, porque inmensa es la responsabilidad de los pueblos que restringen su contingencia de servicios reclamados por la patria en peligro. Nosotros no debemos ser indiferentes a esta situación en tan solemnes circunstancias, y deseando con toda vehemencia de un sincero patriotismo, obviar cualquier inconveniente que siquiera retarde la organización de las fuerzas, dejamos nuestros actuales cargos en la Guardia, para que sean ocupados por aquellos, a quienes nadie pueda presentar contradicciones”3
A pesar de ello, hubo actitudes que pretendieron dar una respuesta seria por parte del país frente al problema de la Guerra. Así, con motivo de la declaración de la guerra, en sesión extraordinaria del Concejo Provincial de Chiclayo del 8 de abril de 1879, se aprobó un acuerdo que establecía:
“que, proceda a verificar una suscripción por medio de una comisión que nombre el Concejo, por la que los ciudadanos que la acepten se obliguen a erogar una cantidad determinada en forma mensual (óbolo), durante el tiempo que subsiste la guerra (…)”4
Estos fondos se dedicarían a los gastos que ocasionen las fuerzas y elementos de guerra que se organizarían en la provincia, remitiéndose en caso necesario al gobierno. En la misma sesión del Concejo Provincial de Chiclayo, se acordaba además:
2 Cfr. Basadre 1970, Vol. VII. Algunos estudios regionales enfatizan en este aspecto, como el trabajo de
H. Bonilla (1979) para el área andina, y de N. Manrique (1988). Para la sierra central y sur del Perú. 3 Oficio de los Jefes de la Guardia Nacional al Prefecto del Departamento, 15‐IV‐1879, Archivo Regional
de Lambayeque (ARL en adelante), Serie Prefectura. 4 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B7, Fs. 104‐106.
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“Ofrézcase a la autoridad política el personal del Concejo, para que sobre esa base establezca, si lo tiene a bien, las guardias urbanas, que a su vez estarán listas para la defensa nacional, cuando considere el Gobierno necesario sus servicios”5
La Comisión nombrada para la recaudación de los óbolos estaba integrada por el alcalde Fernando Ferreyros y los concejales Antonio Delgado y Delgado, Francisco Lara y Pedro Pablo Chacaltana; a la que se integro a los ciudadanos Alfredo Lapoint (norteamericano), Eugenio Moya y Belisario Arizola.
Sin embargo a pesar de la buena voluntad de los ciudadanos de colaborar militarmente con la patria en peligro, numerosas dificultades restaron operatividad a la organizada “Guardia Nacional”, la que apenas organizada cayó en una desorganización total; así el 2do. Batallón de la Guardia Nacional procedió a su acuartelamiento el 16 de abril bajo el mando del Sr. Santiago Carranza, para estar preparados en caso de que “…el Supremo Gobierno
tuviese a bien ordenar su marcha para tomar parte activa en la guerra actual…”. Al consultarse a la superioridad, la respuesta fue que no era conveniente todavía la marcha del referido Batallón, por lo que se determinó su descuartelamiento por cuanto no era posible atender indefinidamente los gastos diarios que ocasionaba el personal. A continuación se acordó que los miembros del referido batallón se reunirían “… todas las noches con el objetivo de instruirse debidamente a fin de poder estar listos en la primera oportunidad…”. Al parecer estas reuniones proporcionaban al personal del Batallón un sin número de dificultades (traslado del campo, trabajo, etc.) por lo que optaron por reunirse sólo los domingos, día en que la prefectura ordenó se pague al jefe de este batallón la suma de cien soles por los gastos hechos por el acuartelamiento de ese día. Entre el 27 y 30 de abril por disposición del jefe de este cuerpo se continuó el acuartelamiento, por lo que reclamaba a la prefectura pago de gastos diarios y de rango (a oficiales) de esos días. La respuesta de la autoridad política refería la difícil situación fiscal, que imposibilitaba hacer efectivos esos pagos, aduciendo además no haber derecho para hacerlo por haberse dispuesto que el acuartelamiento sólo era dominical6. Estas breves referencias de los aspectos organizativos de la defensa nos pinta la situación real en que se hallaba esta regbión previamente a la invasión. Otro elemento característico era el excesivo burocratismo (si se le puede llamar así), de los cuerpos de defensa improvisados para la defensa nacional; por ejemplo el 1er. Batallón, cuyo jefe era el Coronel Juan del Carmen
5 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B7, Fs. 104‐106. 6 ARL, Serie Prefectura, of. del Prefecto José Manuel Rios al 1er. Jefe del Segundo Batallón de la Guardia
Nacional, Chiclayo, 21‐V‐1879.
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Gálvez, contaba con un cuadro de jefes y oficiales que a pesar de estar formado por seis compañías y 35 oficiales, tenía sólo una pequeña cantidad de mal armados subalternos 7
Entre las múltiples dificultades que impidieron la pronta y eficaz organización de la defensa estuvo las relaciones semiserviles que impedían disponer de personal para ser integrado a la milicia, al respecto tenemos que, el prefecto José A. Bedoya (nombrado después de la renuncia del anterior prefecto Coronel José del C. Ríos, quien se había reintegrado al ejército activo), dirigió el 29 de Mayo de 1879 una comunicación al Subprefecto del Cercado en el que se le ordenaba disponga que el Primer Jefe del Segundo Batallón de la Guardia Nacional:
“… ponga inmediatamente en libertad a los individuos Bacilio Carranza y Ramos Temoche que existen enrolados en las fuerzas de su mando, por razón de ser éstos peones deudores de D. José Quiñones y Lastres según lo aseverado por este señor ante esta Prefectura; en la inteligencia que esta disposición no puede relevarlos de prestar sus servicios tan pronto que las circunstancias lo exijan” 8
Con todas estas dificultades, a comienzos de 1880, existía organizada y zonificada la defensa del departamento. Las fuerzas de reserva al mando del coronel Francisco Luza y formadas a base de los principales terratenientes del departamento, estaban zonificadas en la siguiente forma:
Zonificación de las fuerzas de defensa de Lambayeque, 1880 ZONA 1 : Lambayeque, San José, Mórrope, Batán Grande, y Mochumí a Jayanca, al
mando del Sargento Mayor Rafael Delgado. ZONA 2 : Jayanca a Olmos, La Viña, y Salas a Cañaris al mando del Sargento Mayor Félix
Barandiarán. ZONA 3 : Ferreñafe, Chacupe, Capote, Picci, al mando del Coronel Juan Manuel
Iturregui y Montalvo. ZONA 4 : Pomalca, Combo, Chiclayo, Samán, Collud, Calera, Calupe, Pucalá, al mando
del Capitán Cipriano Jiménez. ZONA 5 : Reque, Monsefú,
Pátapo, Tumán, San Miguel, Chongoyape, Carbajal, Luya, Vista Alegre, Bella Vista, Vista Florida, Miraflores, al mando del Crnel. Manuel Diez.
ZONA 6 : Lagunas, Villa y Puerto Eten, Santa Rosa, Pimentel, Cayaltí, Chumbenique, San Antonio a cargo del Sargento Mayor Germán Cáceres.
ZONA 7 : Rafán, Ucupe, Palomino, Otra Banda, Potrero, Viña, Culpón, Oyotún, al mando del Sargento Mayor Ricardo Baca.
ZONA 8 : Sipán, Pampa Grande, Tablazos, Huaca Blanca, al mando del Sargento Mayor Abelardo Gonzáles.
7 ARL, Serie Prefectura, of. del Prefecto J.M. Ríos al Alcalde del CPL, 21‐V‐1879 8 ARL, Serie Prefectura, Of. de José A. Bedoya Prefecto del Departamento al Subprefecto del cercado,
29‐V‐1879
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ZONA 9 : Tabacal, Almendral, Tinajones, Carniche, al mando del Sargento Mayor Nicolás Salazar 9
A pesar de la organización que nos puede sugerir esta formación, en la práctica el rango y zonificación sólo fueron aparentes; correspondió a personas que no tenían, salvo contadas excepciones, experiencia militar. El objetivo de la zonificación fue descentralizar el reclutamiento, pero como los supuestos “reclutas” para las milicias debían ser los peones agrícolas, y los campesinos dependientes, la movilización de este personal en el fondo hubiera afectados los inmediatos intereses de los hacendados. Por estas razones, todo este “aparato militar” fue sólo formal y no llegó a tener ninguna importancia al momento de la invasión chilena en Lambayeque. Hubo también un intento, fallido, de organizar un escuadrón de caballería, para lo que se solicitó donaciones a las ciudades. Resultado: sólo llegó a recibirse 147 animales y 1,117 soles en billetes, lo que dio como resultado el fracaso del escuadrón de caballería proyectado.10 Una de las medidas previas a la llegada de las tropas chilenas fue el nombramiento de una Guardia Urbana, la que estuvo formada por los ciudadanos extranjeros residentes en la ciudad. Jefe de esta Guardia Urbana fue el agente consular de los Estados Unidos, Alfredo Lapoint. Se suponía que esta guardia urbana, por ser formada por extranjeros no tendría problemas de reconocimiento por las fuerzas chilenas. Lapoint a la llegada de los chilenos asiló a seiscientas personas durante los once días que duró esta primera ocupación chilena, proporcionándoles arroz, leña, carne y pan11. A Lapoint le confiaron también los tesoros de la Iglesia y de algunas familias ricas, así como los fondos del Concejo Provincial de Chiclayo12. Los fondos de la Tesorería Departamental fueron salvados al adelantarse dos sueldos a los trabajadores del Estado, con objeto que los chilenos encuentren las arcas vacías13. Con todo, contribuyó a restarle importancia local al conflicto el hecho de que las principales acciones ocurrían en el sur y centro del país. El 24 de setiembre de 1880 recién empieza para Lambayeque la ocupación chilena; como se sabe esto ocurrió después de la toma del Callao y la liquidación de la flota peruana con la captura del “Huáscar”.
9 León y Paredes 1935: 365 10 El Registro Oficial, año V, N 189, Chiclayo, 17 de Enero de 1880 11 León y Paredes 1934: 365 12 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II b7, Fs. 289 13 León y Paredes 1934: 365. Quien insinuó esta idea fue Alfredo Lapoint.
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Según el testimonio de Alfredo Solf Martens, ciudadano alemán que pasó parte de su vida en Lambayeque y que durante la ocupación chilena era conductor de “Tumán” (propiedad de la familia Pardo), el 24 de setiembre de 1880 amaneció en el fondeadero de Eten la escuadrilla chilena, compuesta de dos Cruceros y un Transporte, llevando el Crucero “Chacabuco” la insignia del Almirante Lynch (sic) 14.
Con la llegada de los invasores se pudo apreciar en la práctica la ineficiencia de todas las medidas tomadas, incluso la organización de las antedichas milicias urbanas y rurales. Además al no funcionar el sistema de comunicaciones, la llegada de los chilenos fue sorpresiva, ya que pese a los esfuerzos del Superintendente de la Empresa del FFCC y Muelle de Eten, Luis López, no pudo comunicarse por teléfono ni telégrafo con Chiclayo el 24 de setiembre, fecha de la llegada de los chilenos al puerto 15. Se interrumpió incluso la administración local: la última sesión del Concejo Provincial de Chiclayo fue el 20 de setiembre; en la que se acordó que los fondos de Tesorería del Concejo se guarden en la casa del ciudadano norteamericano Alfredo Lapoint “en el caso de que por desgracia tuviese efecto la inminente invasión del enemigo”16. Se reanudan las sesiones recién el 8 de noviembre de 1880. En ese lapso (la primera ocupación), el gobierno local estuvo en manos de autoridades ediles nombradas por los ciudadanos con el exclusivo propósito de resolver los requerimientos de aprovisionamiento de víveres y el famoso “cupo de guerra” para los ocupantes. El inmigrante Tomás Gargurevich ante las amenazas del ejército chileno de soltar sus tropas para el saqueo, para que se les proporcione víveres y ante la solicitud de “los pocos peruanos que quedaron en la ciudad se vio obligado a asumir la alcaldía, para lo que se apartó de la Guardia Urbana de Extranjeros en la que estaba incluido.
“…Bajo la presión del enemigo armado, y a insinuación de algunas personas, tuvo que recurrir a algunos propietarios acomodados, dirigiéndoles y remitiéndoles con propios expresos, una circular a fin de que contribuyeran de su parte con lo que pudieran, y de este modo pusieran a salvo más que la propiedad, la vida y el honor de las familias…” 17.
14 Solf 1955: 352. 15 Carta de Luis López al Prefecto Maradiegue Bullón, del 28‐IX‐1880, Cfr. León y Paredes 1934:365 16 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II b7, Fs. 289 17 Informe de Juan Gargurevich sobre su gestión como alcalde provisional durante esta primera
ocupación, ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B7, Fs. 294‐6.
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Al dar lectura a la circular en a que solicitaba colaboración para afrontar las demandas de los ocupantes chilenos, comentaba Gargurevich:
“… este documento causó gran novedad, tanto de parte del Señor Prefecto como de las personas que se habían ausentado del lugar, y que por lo mismo no habían sentido directamente la durísima presión del peligro inminente que gravitaba sobre Chiclayo…”18.
Los requerimientos a que se refería Gargurevich consistían en los cupos de guerra impuestos por Lynch, los que fueron divulgados por bandas y carteles apenas desembarcados, se distribuían de la forma en que se registra en el cuadro Nº01:
CUADRO Nº 1 CUPOS DE GUERRA, LAMBAYEQUE, SETIEMBRE 1882
Monto pedido FFCC y Muelle de Eten S/. 10,000.00S/. 4,000.00 Ciudad de Chiclayo S/. 20,000.00S/. 10,000.00 Ciudad de Lambayeque S/. 10,000.00S/. 6,000.00 Ciudad de Ferreñafe S/. 6,000.00S/. 4,000.00 FUENTE: Solf 1955: 353‐7 La situación se prestó a las tropelías de los invasores, ya que no habiendo encontrado la comandancia chilena personeros adecuados en Chiclayo para entenderse respecto al pago del cupo, había reducido la cantidad a diez mil soles, pero señalando a algunos vecinos para responsabilizarse del pago, con el plazo de cuarenta y ocho horas con amenaza del incendio de la finca del omiso.
“El dos de octubre me fui a Chiclayo y tuve el sentimiento de encontrar muchas casas en escombros, por el incendio; pude salvar la casa de la familia Salazar, pagando el cupo de S/. 600.00 y la casa de la Hacienda de “El Combo” con S/. 1,000.00. Su dueño con muchos vecinos de Chiclayo se habían ausentado al interior. Habiendo sido reducidos los cupos de Lambayeque y Ferreñafe respectivamente, a S/. 6,000.00 y 4,000.00, los vecinos a iniciativa del Vice‐Cónsul de S.M. Británica W. Fry reunieron los fondos y colocaron el dinero en metálico en las estaciones del Ferrocarril, para la Comandancia Chilena”19.
18 Ibid 19 Solf 1955: 354
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Como se puede apreciar el control sobre el departamento era absoluto de parte de los chilenos. Una visión, si bien impresionista, muy expresiva, de la situación puede dárnosla la descripción que Solf hace de la ciudad de Chiclayo ocupada:
“Nunca olvidaré la terrible y lúgubre impresión, que recibí al pasar a las 9 de la noche, acompañado por mi sirviente por las calles de Chiclayo, completamente desiertas y oscuras, con la única luz en algunas de ellas por los umbrales de las puertas y ventanas aún ardiendo, la Comandancia Chilena en la Prefectura, y en el Cabildo la tropa acampada a la luz de algunos faroles”20.
Aparte de los cupos impuestos a las ciudades señaladas, también se gravó a las haciendas más importantes, por ejemplo el hacendado de Pátapo tuvo que entregar 50 reses y 200 sacos de azúcar blanca para la escuadra.
Alfredo Solf relata detalladamente en su memoria las negociaciones que tuvo que realizar para evitar se tome medidas contra “Tumán” y los bienes de la Empresa del FFCC y Muelle de Eten, a la que se quiso salvar del cupo aduciendo que la parte que en dicha empresa tenía Dionisio Derteano estaba afectada por hipoteca a la casa Graham y Rowe & Co. Lima por la suma de S/. 250,000.00 (L.E. 50,000.00); el asiento de dicha hipoteca había sido hecho recientemente en el libro de hipotecas de Lambayeque por Solf por encargo de la mencionada firma inglesa21 de la que era representante.
Una de las medidas tomadas fue trasladar todas las locomotoras y el material rodante a los extremos de la línea de Ferreñafe y Pátapo, habiéndose colocado en uno de los furgones los archivos de la Empresa. Debido a las noticias que habían antecedido a la invasión del incendio de las haciendas del Valle del Santa por haberse negado a pagar el cupo impuesto por Lynch, el Superintendente de la Empresa, Luis López, había hecho izar la bandera inglesa en el Muelle, como medida de protección, con el argumento señalado más arriba.
Sin embargo, la medida no tuvo éxito, según decía Carrasco Albano, secretario del capitán de fragata Patricio Lynch.
“Esos señores de la Empresa de Eten, han creído que somos lesos y nos ponen la bandera inglesa, la que inmediatamente hicimos bajar, nosotros conocíamos la escritura de la sociedad de la Empresa, según la cual durante los veinticinco años del privilegio exclusivo la Empresa no puede dejar de ser nacionalidad peruana y he encontrado en Pátapo en un furgón el libro copiador del Superintendente López, con copia de una carta en que pide instrucciones al Presidente del Directorio en Lima Señor Candamo, de lo que debe hacer cuando lleguen los chilenos” 22
Vista la demora de hacer efectivo el pago del cupo señalado para la Empresa de Eten, la Comandancia General publicó un aviso en que se advertía que si no hubiese pagado el cupo mencionado al regresar el Jefe al Puerto Eten para embarcarse (estaba instalado en la Prefectura de Chiclayo),
20 Ibid 21 Solf 1955: 353 22 Solf 1955: 354
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“…todo el material rodante con locomotoras, serían colocados en el Muelle y al embarcarse el último hombre del ejército chileno, con el muelle serían volados con dinamita”23
Frente a este ultimátum, el cuatro de octubre día de retorno de las tropas chilenas, gracias a las gestiones de Solf ante Lynch, éste redujo el cupo a LE 4,000.00, cuyo pago fue hecho en letras firmadas por Alfredo Solf y Vicente Gutierrez (dueño de Pomalca) de LE 2,000.00 cada una, y a cargo de Granam Rowe & Co. E I. Lachambre & Co.
Una carta enviada a Solf por el Presidente del Directorio de la empresa Graham Row & Co. Luis Duvois el 15 de octubre de 1880, en la que agradece vivamente las gestiones realizadas por Solf para salvar las propiedades de la empresa con “relativamente pequeños sacrificios”, nos permite apreciar la real situación de los propietarios de empresas y bienes (plantaciones, tiendas comerciales, etc.), susceptibles de ser destrozadas, que debían mantener una actitud formalmente no colaboracionista, y al mismo tiempo sostener negociaciones con los ocupantes:
“Se entiende que el nombre de Ud. y de sus vecinos no será mencionado ni comprometido de manera alguna en este odioso asunto; guardar el debido secreto conviene a todos los interesados. Hasta ahora no está conocido aquí este hecho y no creo que haya peligro, tener molestias con el jefe del Estado, desde que el directamente interesado, que ya ha sufrido fuerte golpe anterior, tiene bastante influencia en las esferas del gobierno. Sin embargo no hubo derecho por parte de los chilenos tratar de este modo a nuestra propiedad y las legaciones extranjeras protestarán contra el proceder de ´L´(Lynch n.a.). No insistiremos en la indemnización, desde que no conviene hacer público este suceso a ninguno de los interesados” 24.
Se observa la comprometida situación de miembros del gobierno que no podían, sin perjudicar sus intereses particulares, asumir una actitud consecuente con las medidas dictadas por el gobierno peruano, que se refiere a la prohibición, bajo severas penas y multas, de todo pago de cupo a los chilenos.
Esta primera ocupación chilena del departamento (entre el 24 de setiembre y el 14 de octubre de 1880), de escasos diez días, dejó a la ciudad con varias de sus casas incendiadas, la prefectura y el municipio destrozados, pero no significó el estancamiento de la economía,
23 Solf 1955: 356 24 Carta de Luis Duvois a Alfredo Solf, Lima 15 de Octubre de 1880, en Solf 1955: 358‐9
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porque los sectores dominante de Lambayeque no pusieron mayor obstáculo a las exigencias de los invasores, y abandonaron la región sin mayor perjuicio. Gracias a la amistad personal de Lapoint con el Capitán de Fragata Patricio Lynch se salvaron de ser incendiados el Teatro, el Hospital, y los Colegios “San José” y la “Concepción”25, no se salvaron del incendio, ordenado por Lynch: la Casa Prefectural, el Cabildo y la Torre que orientaba el reloj público, las casas ocupadas por la Caja Fiscal y por la Subprefectura del cercado, así como otras muchas casas 26.
2. Guerra y Coyuntura Económica
Un hecho económico previo a la llegada de los chilenos a Lambayeque, desde inicios de la guerra, fue el encarecimiento de los artículos de primera necesidad por el bloqueo del Callao y otros puertos del litoral27. Por ello es que en una sesión del Concejo Provincial, se aprobó una tarifa de precios tomando los de ese mes, abril, como precios oficiales, dictándose algunas medidas de control contra la especulación. Se puede apreciar el alza de precios en el cuadro N° 02.
Incluso la Iglesia sufrió pérdida de sus riquezas, claro que no por la imposición de los cupos de guerra por la fuerza invasora chilena, sino por las disposiciones gubernamentales que señalaban que las Iglesias debían aportar para la compra de buques, con las alhajas menos necesarias para el culto católico.
Probablemente significó una suma considerable, ya que participaron todas las iglesias de la provincia. El 15 de enero, el Vicario Accidental de Chiclayo Juan B. Quiroz informaba que ya se encontraban en su poder:
"...las alhajas clasificadas como menos necesarias para el culto divino, de las iglesias de Eten, Monsefú, Reque y de esta ciudad y ... las iglesias de Zaña y Chongoyape, no han dado nada por tener lo sumamente necesario para los oficios divinos..."28.
CUADRO N° 02 INCREMENTO EN EL PRECIO DE ALGUNOS ARTICULOS DE
PRIMERA NECESIDAD EN LA CIUDAD DE CHICLAYO: 1880, 1881
ARTICULO 1880 1881
Carne 0.20 1.00
Arroz 0.13 0.55
Frijol 0.08 0.25
Manteca 0.45 1.56Pan 0.10(5 u) 1.11 lib.
Leña 0.50(carga)
FUENTES: ARL Serie Concejo Provincial de Chiclayo 1880: II B7, Fs. 208‐9; 1881:II B7, Fs. 359‐360.
25 León y Paredes 1934: 365. 26 Rios 1886: 74 27 Rios 1886: 74 28 Oficio de Juan Quiróz, representante de la Casa Parroquial de Chiclayo
al Prefecto y Comandante General de Armas del Departamento de Lambayeque, 3 de enero de 1881 y del 15 de enero de 1881.
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Como decíamos líneas arriba seguramente fue considerable el valor de las alhajas aportadas por las iglesias a esta provincia que debemos considerar como parte de los gastos de guerra, cuyo impacto se sintió en forma particular en esta región. Para estimar este aporte nos puede servir una referencia de Juan Ugaz, quien señala que la iglesia de Santa Cruz, por intermedio del subprefecto José Fermín Burga, remitió seis arrobas de plata para la "compra de buques" de acuerdo a la misma disposición.29
Es de señalar, por otro lado, la actitud patriótica de algunos de los religiosos al aceptar, entusiastamente, la solicitud de aportar con las riquezas de sus Iglesias para los gastos de la nueva escuadra, como señalaba el Vicario Juan B. Muñóz, este aporte:
"... lo hacemos con la mejor voluntad deseando con todo el anhelo de nuestra alma, que dichas alhajas, por lo mismo que separan de un fin tan santo a que fueron destinadas en mejores tiempos, sean también oportunas en esta ocasión para servir a una de las causas más sacrosantas, cual es la defensa del honor de nuestra patria y su integridad territorial contra la guerra de conquista que nos hacen nuestros inicuos adversarios, hollando con planta impura, a la vez que nuestro envidiado los más impugnables derechos de la humanidad, ¡Quisiera el cielo mostrarse propicio con nuestra amada patria!" 30.
El Concejal Castro señalaba la importancia de regular el alza de precios, de tal forma que se concille los intereses públicos y de los particulares:
"... porque de otra manera irá creciendo tanto el valor de los artículos, que será imposible los obtenga la gente pobre, y por consiguiente, no muy difícil que haya un desquiciamiento social" 31.
Otro aspecto de la situación de guerra fue la desatención permanente a los trabajos agrícolas colectivos, que se hacían anualmente para la limpia del cauce del río principal, debido al "acuartelamiento general de los ciudadanos" 32, los más perjudicados en las medidas preventivas tomadas frente a la llegada de los chilenos fueron los campesinos indígenas, así el indígena Pedro Larios, "a nombre del común" de Chiclayo ‐es decir, de toda la población campesina indígena‐, pedía se les exonere del servicio de guardias y trabajos públicos. Este pedido fue apoyado por los concejales Vélez y Castro, que en su dictamen fundamentaban en:
" ...la igualdad de los ciudadanos ante la ley, y por los perjuicios que sufre el vecindario con el abandono de la agricultura en la crisis actual, pues los indígenas no pueden contraerse a sus sementeras con el trabajo a que se les está obligando desde algunos meses a esta parte en la custodia de los presos" 33.
Pese a este dictamen, el Concejo decidió se continúe con las disposiciones anteriores, ya que no habría quien se ocupe de estas funciones.
En abril de 1881 retornan los ocupantes chilenos, en esta oportunidad permanecerán más tiempo en el departamento y los efectos de su permanencia serían muy duros para le economía del departamento.
29 Ugáz 1927: 86. 30 En su comunicación del 3 de enero de 1881, anotada más arriba. 31 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, 11 B7, Fs. 216 32 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, Fs. 293-294 33 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, 1167, Fs. 219-220.
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Esta nueva ocupación chilena, a pesar de su relativamente corta duración ‐veintisiete meses‐, trajo consigo el estancamiento de la economía regional, el que fue premeditadamente elaborado a través de una serie de mecanismos; uno de ellos, quizás el más importante fue el de los "impuestos de guerra”.
El cobro de los "impuestos", "contribuciones" o "cupos de güera", fue parte de un sistemático drenaje de los recursos de la zona ocupada, para financiar las acciones militares chilenas en otras regiones del país no ocupadas y para cubrir los gastos de su, como decía un funcionario peruano, "cómoda y hasta opulenta alimentación".
Además, probablemente como parte de sus objetivos estratégicos que procuraban cubrir su retirada, se preocuparon, también sistemática y eficientemente, de dejar las bases económicas del país destruidas. Para ello usaron los recursos y posibilidades que la resistencia nacional llevaban implícitos, entre otras medidas, por ejemplo, liquidaron un importante sector de la agricultura,
" ...que es la principal de sus industrias, con la prohibición del cultivo del arroz, en lugares en donde antes se sembraba; con la destrucción de los animales, y con la venta, por precios caprichosos, de las aguas de regadío, cuya exacción sufrieron resignados los agricultores; para no dejar sin cultivo las tierras y evitar que fuese más angustiosa la situación de este oprimido Departamento" 34.
A esto se añadió, como hemos acotado, el aumento discrecional de las contribuciones prediales e industriales, que hicieron efectivas por medio de las más crueles amenazas, junto con otra serie de exacciones, entre las que podemos enumerar:
'...la exigencia de pasaporte para salir hasta una cuadra distante de la población, la de boletos de ocupación sin exceptuar ni a los jóvenes de menor de edad, ni a los extranjeros; y finalmente, la imposición de repetidos y fuertes cupos de plata sellada, siendo el último de cincuenta mil soles, y hecho efectivo por el Coronel chileno D. Ermilio Gonzáles, sin otra causa que haberse negado los vecinos de esta capital a reconocer como Presidente al general D. Miguel Iglesias, no escaseando, por tal causa las prisiones y otros vejámenes inferidos a los ciudadanos acomodados" 35.
A estos vejámenes se refería Rómulo Paredes cuando, haciendo alusión a las profusión de supuestos grados militares creada por la "organización" de las fuerzas de reserva a base de los sectores dominantes de Chiclayo, escribía:
“Aún cuando de cada hornada se confeccionaban coroneles y capitanes, ni por la profusión de apellidos sonoros, ni por los activos, ni por los sedentarios, nos escapamos de muy buenos latigazos, que en plena plaza pública nos daban los chilenos, ni dejamos tampoco de barrer las calles, ni de pagar los cupos de guerra" 36.
Por los objetivos del presente trabajo, daremos prioridad a la estimación del impacto de la guerra del Pacífico en la economía del departamento, usando sobre todo los datos disponibles de las contribuciones de guerra, sin dejar de señalar el uso por los chilenos de otros mecanismos de drenaje de recursos, como los señalados líneas arriba, no incluidos por la inexistencia de sus registros en los archivos que hemos consultado.
34 Ríos 1886: 74. 35 Ibíd. 36 León y Paredes (1934: 367).
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CUADRO N° 03
CANTIDAD Y VALOR DE ARTICULOS PARA MANUTENCION DIARIA DE LAS TROPAS DE OCUPACION, ABRIL DE 1881
ARTICULO Cantidad Precio (S/.) Precio
kg. kg. lb. Total (S/.) Carne 600 2.17 1.0 1,305.00 Arroz 220 0.74 0.55 264.15 Manteca o Grasa 50 3.40 1.56 170.00
Ají 4 n.d. n.d. n.d. Agua n.d. n.d. n.d. n.d. Sal 16 n.d. n.d. n.d. Leña n.d. n.d. n.d. n.d. Frijoles otra Legumbre seca 380 0.55 0.25 210.50 Azúcar 25 n.d. n.d. n.d.
Café 16 n.d. n.d. n.d. Pan 230 2.42 1.11 558.00 Velas 20 n.d. n.d. 20.00 TOTAL 2,754.15
FUENTES: ARL Serie Concejo Provincial de Chiclayo 1880: II B7, Fs. 208‐9; 1881:II B7, Fs. 359‐360.
Esta ocupación que ocurrió entre el 12 de abril de 1881 y el 26 de julio de 1883, fue inaugurada con la exigencia inmediata de provisión de víveres para las tropas de ocupación. Ese día el ejército ocupante envió una lista de víveres a ser satisfecha diariamente por las autoridades locales (Ver Cuadro N° 3). Los gastos que demandaría la provisión de estos víveres deberían ser aportados por la población del departamento, bajo responsabilidad de las autoridades municipales.
El objeto de la sesión del 12 de abril fue tomar medida para cumplir con estas improrrogables exigencias de las tropas de ocupación, se planteó que "la contribución forzosa de guerra debe pesar sobre todos, desde el más encumbrado hasta el más infeliz, a proporción37. Para efectos de la recaudación de las cuotas para completar la "contribución de guerra" exigida, se nombró una "Junta Económica Auxiliadora", la que junto con los regidores se encargaría de la recaudación del impuesto de guerra38, habiéndose estimado un monto mensual de cien mil soles, cuyo cobro se distribuiría entre los distritos de la provincia de Chiclayo, que aportaría el 50% del total, y el resto que sería aportado por la provincia de Lambayeque (Ver cuadro N°04).
Para retratar la situación política y militar en Lambayeque, debemos señalar que al recibir el Concejo noticias de un decreto expedido por el Gobierno Provisorio por el que cesa a los concejos en función y dispone funcionen los vigentes en 1879, se rechaza la aceptación de este decreto, en sesión del 1 de mayo de 1881, teniendo en cuenta que
"La Municipalidad no ha manifestado en ningún momento su adhesión al gobierno Provisorio, y que por lo mismo no puede aceptar sus decretos...", "...no hay verdaderamente un gobierno constituido establecido que pueda uniformar la acción administrativa en la Re pública..." (y)
37 Concejal Castro en ses. del 12-IV-1881, ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B7. Fs. 358-9. 38 Fita Junta Eco. Aux. estaba formada por los Srs. Manuel Maríadegui. Eugenio Moya, Mariano Polo,
Ángel Condales, Benigno Bullón y Pedro P. Chacaltana, ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B7, fs. 358-9.
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"...estando el Departamento bajo la presión inmediata de las fuerzas enemigas, debe pensarse en salvar la situación del peligro que amenaza a estas poblaciones y prescindir de toda consideración política".
Esta actitud explicaba la urgencia de colocarse en una posición "neutral" frente a los dos gobiernos, y realmente colaboracionista frente a los ocupantes chilenos. Considerando que incluso
"...la municipalidad de 1879 tampoco ha reconocido oficialmente al Gobierno Provisorio, ni ha solicitado ni menos aceptará la administración en las actuales circunstancias, por no ser político conveniente ni oportuno un cambio que rechaza la presente situación, y que la misma corporación municipal no puede provocar, estando como está la opinión dividida en los dos Gobiernos, actuales".
Por todo ello, no se admitió la renuncia del Sr. Arizola, como alcalde de la Corporación, ya que habían empezado a recaudar los cupos:
"...ha principiado y tiene ya sistemados sus trabajos, y es la única autoridad que ha reconocido el Jefe de las fuerzas de ocupación de este Departamento" 39.
Encargada de la recaudación sería una comisión Ad‐hoc del concejo, incrementada con otros ciudadanos. La primera medida fue la elaboración de "padroncillos' para establecer la rentas anuales de los contribuyentes y, sobre esa base, fijar sus aportes respectivos. El criterio dominante fue que se graven las casas y que "desde los hacendados hasta el jornalero se consideren en los respectivos padroncillos..."40. Desgraciadamente los padroncillos originales a que se hace mención no fueron conservados, por lo menos no han podido ser ubicados; hubieran sido de gran valor para tener una imagen más completa de la distribución del ingreso en los sectores primario, secundario y terciario del departamento. Hubiera sido posible medir más exactamente el efecto que sobre la economía del departamento causó la Guerra del Pacífico, al comparar esos datos con los que nos proporcionan otras fuentes para la postguerra.
CUADRO N°04 APORTES POR DISTRITOS Y PROVINCIAS DE LAMBAYEQUE PARA GASTOS MENSUALES
DE TROPAS DE OCUPACION, 1881 (SOLES)
Abril Mayo Incremento (%)
Prov. de Lambayeque 50,000 85,000 70 Dist. de Mosefú 5,000 10,000 100 Dist. de Eten 4,000 7,000 75 Dist. de Reque 2,000 3,000 50
Dist. de Lagunas 1,000 1,500 50 Dist. de Zaña 1,000 3,000 200 Dist. de Chongoyape 4,000 5,000 25 Dist. de Picci 1,000 1,500 50 Dist. de Chiclayo y las haciendas 32,000 (54,000)* 70
Estimados calculados, a partir del incremento porcentual promedio de las aportaciones de los distritos (70%), aplicados sobre el aporte del mes de abril. FUENTE: Elaborado del ARL, Sección Concejo Provincial de Chiclayo, II B7, fs. 365 y ss. Estos aportes fueron
establecidos por el Concejo que se constituía en único personero aceptado por la Comandancia Chilena.
39 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B7, Fs. 387-8 40 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B7, Fs. 363.
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Los efectos de la guerra ‐en forma del cupo para la manutención de las tropas‐ fueron asumidos en su gran mayoría por el sector agrario, en segundo lugar por los pueblos campesinos de la provincia, y en tercer lugar por los contribuyentes urbanos de Chiclayo (actividades secundarias y tercianas). La valiosa información que se consigna en el libro de caja, abierto especialmente para anotar los gastos demandados por la ocupación chilena, la vemos elaborada en el cuadro Nº 05 y el gráfico Nº 02. Para ello hemos usado solamente los montos recaudados entre el 21 de Abril y el 17 de Agosto de 1881, debido a que después de esa fecha no se consignan las recaudaciones en forma sectorial, sino só1o global, sin especificar el origen de las aportaciones, por lo que no se puede comparar esos valores.
CUADRO N° 5 CONTRIBUCION DE GUERRA PAGADA POR: LA PROVINCIA DE CHICLAYO DEL 21 DE ABRIL AL
17 DE AGOSTO DE 1881, POR SECTORES CONTRIBUYENTES.
SECTOR APORTE (S/.) %
Fundos Rústicos 79,114.91 42.4
Pueblos 1) 47,256.00 25.3Contribución Urbana 40,093.80 21.5Contribución de renta 14,267.00 7.7Ramas 2) 1,397.50 0.8Particulares 3) 4,320.00 23TOTAL 186,449.21 100.0
1): Se refiere a los concejos distritales de Chiclayo: Reque, Monsefú, Lagunas, Picci, Chongoyape, Zaña; y el Puerto Pimentel. 2): Economía campesina del distrito de Chiclayo: acequias o ramas Pulen, Chilape, Yortuque, Chéscope, Quefe, Benedicta y Cois. 3): Aportaciones de extranjeros (generalmente comerciantes), que no estando obligados a pagar, colaboran con el Concejo. FUENTE: Elaborado de Libro de Caja del 1‐IV‐1881 al 31‐V‐1882, ARL, Sección Concejo Provincial de Chiclayo.
Es significativa la distribución de las aportaciones, las que como señalamos arriba, nos indica el mayor peso de los "fundos rústicos" (haciendas y plantaciones) en la economía del departamento.
En el cuadro anterior puede verse que tuvo mayor importancia el peso de las haciendas y plantaciones (42.4% del total), lo que señala la fuerte descapitalización operada en el sector agrario‐mercantil como consecuencia de la guerra con Chile; sin embargo, como veremos más adelante, este impacto no afectó de igual forma a todas las haciendas. Es importante destacar por otro lado el porte del sector secundario (artesanal), que aparece en el cuadro como "contribución de renta' con un significativo 7.7%, indicando una reducida pero no menos relevante existencia de una industria urbana en la ciudad de Chiclayo.
A nivel de la provincia, la ciudad de Chiclayo era el segundo contribuyente, después de "fundos rústicos". Los rubros de "contribución urbana", 'contribución de renta" y "particulares" correspondían a las recaudaciones hechas en la ciudad de Chiclayo; éstos tres sectores representaban el 31.47% del total de las obligaciones de guerra de la provincia. De este total el 68.32% era aportado por los propietarios urbanos, y, probablemente, los comerciantes, que como sabemos, por aquella época ya era un sector muy importante en la economía del departamento.
Por otro lado, la expoliación compulsiva realizada sobre las zonas campesinas de la provincia ("pueblos" y "ramas") es muy importante y probablemente haya implicado una dislocación
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más significativa que en el caso de las haciendas y plantaciones; decimos esto por la menor integración a la economía mercantil: a excepción de Monsefú, donde se daba una relativamente próspera economía campesina mercantil, el campesinado era un sector ligado mayormente a una producción de autosubsistencia.
Recordemos además que el pago no era en ningún modo voluntario o prorrogable; a inicios de esta segunda ocupación, algunos ciudadanos contribuyentes y propietarios de fundos se resistieron a pagar el impuesto de guerra fijado por el concejo para cada persona de acuerdo a los padrones elaborados previamente; en esta situación estuvo Don Idelfonso Millones ‐dueño del fundo "Chacarilla' de Eten, de 16 fanegadas‐. Frente a esta negativa, el Concejo Provincial acordó que de seguirse negando a pagar el impuesto, "...se recurra al jefe chileno como última medida en fuerza de las circunstancias...”41
En mayo de 1881, en sesión del Concejo se contemplaba el problema de la negativa de muchos ciudadanos al pago de la cuota correspondiente, por lo que, "...tendrá que recurrirse a la penosísima medida de apelar a la fuerza chilena, a pesar de haberse tratado a todo trance de evitar tan doloroso extremo..." 42.
En esta oportunidad se publicó un Bando dando tres días de plazo para:
"... que paguen los pueblos, haciendas y vecinos de Chiclayo la cuota correspondiente, so pena de adoptar la intervención de la fuerza chilena, porque de dos males ,debe elegirse el menor..." 43.
Además, lo que se inició como exigencia de provisión de víveres posteriormente devino en solicitud de medicinas y otros elementos lo que hacía que los gastos sean cada vez mayores.
A pesar que la ocupación duró hasta el 26 de julio de 1883, sólo hemos ubicado en los archivos del concejo información cuantitativa. hasta mayo de 1882, por lo que no podemos sino calcular en forma aproximada los gastos causados por los invasores chilenos entre junio de 1881 y julio de 1882 (14 meses), teniendo en cuenta la tendencia ascendente de los gastos que como se ha visto, desde octubre de 1881 ya muestran una clara tendencia ascendente.
En realidad se trató de una sistematización más efectiva del cobro que se venía realizando desde abril del año anterior, y duraría hasta fines de la ocupación chilena (julio de 1883). Este cobro seguía la tendencia observada en los meses anteriores, por lo que no significó mayor cambio.
Además, frente a la necesidad de financiar integramente sus gastos de guerra con los recursos peruanos, el ejército chileno imponía también "cupos extraordinarios de guerra" por montos determinados a satisfacer en metálico (soles de plata). Un recibo de este cupo dice literalmente:
"Cupo Extraordinario de Guerra N° 57.‐ Soles Plata 300‐ Don Manuel B. y Maradiegue ha satisfecho la suma de trescientos soles de plata, por la parte que le corresponde en el cupo extraordinario de treinta mil soles en metálico, impuesto a esta localidad por el Sr. Jefe de las fuerzas de ocupación. Chiclayo, a 30 de abril de 1882.
41 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B7, Fs. 367. 42 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B7, Fs. 398 399. 43 Ref. cit.
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(Fdo.) El Presidente.‐ Ramón Navarrete.‐ El Tesorero.‐ Carlos estaña (tarjado).‐ E. Moya. La cantidad de trescientos soles fue satisfecha con una letra por mil cuatrocientos soles, billetes fiscales" 44.
CUADRO Nº 6 VALLES DE LAMBAYEQUE Y ZAÑA, CONTRIBUCIONES DE GUERRA DE ALGUNAS HACIENDAS,
ABRIL. MAYO, 1881 Y ENERO 1882 (SOLES) HACIENDA PROPIETARIO ABRIL1881 MAYO1881 ENERO188
2VALLE DE LAMBAYEQUE 1. Gollocsi Lucinda Colera Vda. Arizola 50.00 n.d. 50.002. Vista Florida Ramón C. Pinto 50.00 50.00 n.d.3. Bella vista Manuel Pérez Carrillo 100.00 100.00 100.004. San Miguel y Carbajal Clara Buenaño Vda. Muro 300.00 300.00 500.005. Tumán y SanJosé Sra. Vda de Pardo 2,000.00 2,000.00 3,000.006. Luya José M. Barragán 2,000.00 2,000.00 2,000.007. Pucalá Manuel María Izaga 600.00 1,000.00 n.d.8. Sipán José María Arbulú Cler. 500.00 800.00 n.d.9. La Punta José María Arbulú Cler. 100.00 100.00 n.d.10. Calupe José María Arbulú Cler. 1,400.00 2,000.00 n.d.11. Sinnay Pedro Carrillo 200.00 500.00 600. 0012. Larán Matea Yaipén 125.00 200.00 125.0013. Alicán Máximo Carranca 100.00 150.00 200.00VALLE DE ZAÑA 1. Cayaltí Aspillaga Hnos. 4,000.00 5,000.00 6,000.002. Chumbenique María R. Vda. Gonzáles 300.00 300.00 338.003. Culpón Ruperto Baca 450.00 400.00 400.004. La Viña Juan Manuel Castañeda n.d. n.d. 1,500.005. Palomino Ignacio Linares 400.00 600.00 500.006. Salitral y San Antonio Manuel Rodríguez 400.00 400.00 400.007. Ucupe Testamentaría Baca 600.00 500.00 2,500.008. Rafán y Vista Alegre Manuel Diez 400.00 500.00 600.009. Otra Banda Vicente Caballero 1,000.00 nd. 1,000.00 FUENTE: ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B7, Fs. 367, 368, 394‐396, 445‐450.
La presencia de estas diversas formas de exacción pecuniaria, dificulta el cálculo del nivel de descapitalización que significó la Guerra del Pacífico para el departamento; esta dificultad es más evidente si pensamos en la destrucción de las fuerzas productivas que implica la movilización de trabajadores peruanos en esta guerra, así como las trabas a la producción que significó la presencia de las tropas de ocupación con todo lo que ella implicaba.
Por otro lado, señalábamos que la contribución aportada por los fundos rústicos era la más considerable a nivel de la provincia, lo que indica el mayor impacto de la guerra sobre este tipo de empresa agraria (haciendas, plantaciones).
Para tener una idea de la forma como afectó, en concreto, la guerra a la economía agraria de Lambayeque, examinemos los siguientes cuadros, en los que mostramos los montos de las aportaciones exigidas por el Concejo Provincial a las haciendas, en tres meses de acuerdo a los "padroncillos" elaborados por aquél en base a estimados de la renta anual.
44 León y Paredes 1934: 367
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Como sabemos, los aportes de los "fundos rústicos" (leer haciendas) constituyeron el 42.4% del total de las exacciones ocasionadas por la presencia de las tropas de ocupación, lo que indica el fuerte impacto causado por la guerra en la situación de las haciendas.
10. La Postguerra y la Economía Agraria de Lambayeque: algunas evidencias. Lo revisado hasta aquí nos ha mostrado cómo el antes relativamente próspero Lambayeque tuvo en la Guerra del Pacífico una ruptura de su desarrollo. A la Guerra del Pacífico le siguió una guerra civil entre las tropas del gobierno de Iglesias y las de Cáceres, que significaron también una movilización de la fuerza de trabajo y la continuación de las exacciones obligatorias, esta vez para proveer a uno u otro ejército. Por ejemplo, en agosto de 1884, un año después de la retirada de las tropas de ocupación del departamento, el Concejo Provincial convocó a una sesión extraordinaria para, según palabras del Alcalde Eugenio Moya:
"...acordar la manera como debía atenderse la provisión de víveres y demás necesidades del ejército que obedecen al Jefe Superior Político y Militar, Dr. Dn. José Mercedes Puga que se halla ocupando la plaza por consecuencia de pronunciamiento del vecindario a favor de la causa que defiende, y de la capitulación de las fuerzas que obedecían al Gobierno de Iglesias..." 45.
Estas nuevas "contribuciones de guerra" tenían la misma característica que la anterior, impuestas por la presencia chilena:
"...estos gastos deberán hacerse obligatoriamente sin esperar reembolso ni reintegro alguno, en conformidad con la exposición verbal que le había hecho el Sr. Dr. Puga..." 46.
Por ello, el Prefecto Federico Ríos, cuando esboza una evaluación de la calamitosa situación de Lambayeque en 1886, señalaba que éste se debía a:
"...la guerra internacional y la civil que le sucedió, para devolver al país su constitucionalidad" 47.
Según decía este testigo presencial de los acontecimientos:
"...las huestes chilenas que invadieron este departamento, antes y después del desastre nacional, olvidaron los principios de la guerra, usados en los pueblos cristianos y llevaron por todas partes la devastación y la ruina a muchas personas, cuya riqueza privada impulsaba antes el desarrollo comercial e industrial del Departamento" 48.
Como consecuencia de la prolongada ocupación chilena habían quedado muchos pueblos en el más lamentable estado de miseria y postración:
"...ora con el saqueo de las valiosas alhajas de sus templos, ora con la imposición de los fuertes cupos mensuales para su cómoda y hasta opulenta alimentación, ora matando la agricultura, que es la principal de sus industrias, con la prohibición del cultivo de arroz, en lugares en donde antes se sembraba; con la destrucción de los animales, y con la venta, por precios caprichosos de las aguas de regadío, cuya exacción sufrieron resignados los agricultores; para no dejar sin cultivo las tierras y evitar que fuese más angustiosa la situación de este oprimido Departamento".
45 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B8, Fs. 283 46 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B8, Fs. 283 47 Ríos 1886: 74. 48 lbid.
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Además, la naturaleza fue adversa, lo que contribuyó "para empeorar la situación de desastre que se vivió". En 1884 hubo una inundación por las excesivas lluvias de ese año, las que agravaron su efecto por la falta de trabajos de mantenimiento de conservación de los cauces durante los años de la guerra ‐anteriormente se acostumbraba realizar en forma comunal el despalizo y limpia de cauces del río Lambayeque‐.
Esta inundación ("aluvión" según F. Ríos) destruyó los sembríos de todo el departamento, "y convirtió en verdaderos mares de agua los terrenos de cultivo"49 . La guerra (o las guerras, podríamos decir) además había aumentado el problema de la escasez de brazos de la agricultura.
Otro problema era la crisis de la industria azucarera por la competencia del azúcar de remolacha en los mercados de consumo internacionales. Todos estos elementos configuraron una situación de estancamiento de la economía de Lambayeque, antes próspera y expansiva ‐aún con la crisis periódica de los precios del azúcar‐. La post‐guerra significó en primer lugar la necesidad de un inmenso esfuerzo de reconstrucción que permitía progresivamente llevar a la economía del país a la situación de pre‐guerra.
Los obstáculos y dificultades eran múltiples, los invasores se habían preocupado de sacar el máximo provecho al tener control absoluto en varias zonas del país para exprimir al máximo los recursos del estado nacional. Así, en 1886:
"Los telégrafos del Estado, que tan importantes servicios prestaban antes de la guerra, fueron destruidos, en su mayor parte, en todo el litoral, durante la ocupación chilena, habiendo sido ineficaces los esfuerzos que se han hecho durante la administración pasada, para restablecer este importante servicio"50.
Los esfuerzos fueron canalizados principalmente por las municipalidades, debido a resoluciones supremas que señalaban se destinen sus fondos a tareas de reconstrucción de bienes destruidos y, en este caso, de las líneas telegráficas del departamento, que tan importante servicio de integración nacional cumplían en la época, en que la única vía de comunicación relativamente rápida era la marítima. De este modo se había reconstruido la línea telegráfica hasta Pacasmayo, no sucediendo lo mismo con la parte norte de la línea (hacia Piura) por falta de fondos, dados los escasos prácticamente vacías y con un sinnúmero de gastos que efectuar (inversiones para reconstrucción de edificios públicos, pago de deudas contraídas, etc.). La guerra entonces alteró radicalmente las circunstancias en las cuales se
49 Ríos 1886: 74. 50 Ríos 1886: 90.
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daba el desenvolvimiento económico y social del Perú, en especial a las zonas ocupadas como nuestra región. Aunque sería deseable elaborar un perfil de la economía y sociedad de Lambayeque en la postguerra para apreciar este proceso, creemos que para los objetivos del presente trabajo va a ser conveniente presentar brevemente la situación en los sectores agrario y urbano de Chiclayo.
Una fuente muy importante para apreciar la situación de la agricultura de postguerra son los padrones de contribuyentes, ya que los enumeraban por sectores y por el monto de sus ingresos anuales51. Su limitación es que sólo puede apreciarse la situación de los contribuyentes, es decir, los propietarios de un predio rústico y urbano. Es inexistente la categoría de "proletario" o similar; sin embargo trataremos de cubrir el vacío con otras referencias.
Una de las características de la situación de postguerra es la vuelta progresiva a la normalidad, durante la guerra muchas de las empresas agrarias (haciendas) fueron abandonadas, así como probablemente muchos artesanos y pequeños industriales prefirieron ir al interior del país, a zonas no ocupadas.
Ello hacía que las "matrículas de contribuyentes" sean constantemente renovadas, para corregir las irregularidades causadas por la vuelta de muchos otros contribuyentes, como informaba el Jefe de la Caja Fiscal en octubre de 1886:
“Las matrículas actuadas últimamente y que con arreglo a ellos se verifica el cobro de las contribuciones correspondientes al semestre de Navidad del correspondiente año, adolecen de varias irregularidades, en razón de haberse actuado la mayor parte en los distritos más poblados y por consiguiente de mayor rendimiento, en épocas en que las huellas de la guerra civil se hacían sentir. Hoy que la paz es real y verdadera, los capitales vuelven a tomar su curso natural, realizando y aumentando viejas y nuevas negociaciones, de donde resulta que las pequeñas industrias van desapareciendo y reabriéndose en mayor escala, motivo por lo que se necesita hacer nuevos cálculos para fijar las cuotas con exactitud que no dudo darán mayor rendimientos” 52.
La situación había variado sensiblemente comparando con las condiciones de la preguerra, en la que por ser las condiciones económicas menos duras, no se presentaron muchas dificultades en el cobro de las contribuciones, la misma movilización y el trastocamiento de valores, y situaciones personales que implicó la guerra influyó en la actitud de la población frente al estado y su presencia inmediata: el recaudador de contribuciones. Como se lamentaba el responsable de la Caja Fiscal de Lambayeque en mayo de 1886 en un informe oficial, los contribuyentes,
"... como nunca se les ha hecho sentir el peso de la ley, se creen con derecho a maltratos, tanto de palabra como de hecho a los recaudadores, porque les exigen el pronto abono de los recibos de contribución..." 53
51 Se trata del “Padroncillo” de contribuyentes del ramo de predios rústicos de la Ciudad de Chiclayo" y
del "Padroncillo de contribuyentes del ramo de predios urbanos en la dudad de Chiclayo", elaboradas por la Tesorería Departamental en abril de 1887 y publicada en el Registro Oficial. Departamento de Lambayeque, T. II, N 7, Chiclayo, 28 de Mayo de 1887 (en adelante los datos cuantitativos sin mención explícita de origen son elaborados de es la fuente).
52 ARL, Serie prefectura, Of. de la Caja Fiscal al Prefecto, del 26-X-1886. 53 ARL, Serie Prefectura, Of. de la Caja Fiscal al prefecto, del 18 de mayo de 1886.
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Aparte del empobrecimiento general, se observa después de la guerra una polarización de las clases en el campo, el campesinado como señalábamos en uno de los acápites anteriores fue un sector duramente afectado por las imposiciones de los "cupos de guerra' que se hacían en soles de plata, por la menor integración al mercado de este sector agrario; lo que significó una mayor reducción de sus niveles de subsistencia, implicando en muchos casos un aceleramiento de la proletarización. Por ejemplo, al publicarse los bandos para el pago de las contribuciones industrial y predial de Eten, el campesino indígena Matías Scapan solicitaba se le exonere del:
"...pago de un sol cincuenta centavos plata que antes he pagado por un terreno que poseo, en virtud de que no me produce absolutamente nada y eso es motivo para a la vista esta; y tan es así Señor Prefecto que prescindiendo de él, pues para el sostenimiento de mi familia, me he reducido a trabajar como peón de petatería de Don Juan Manuel Escajadillo..." 54.
Con la ruina de los campesinos, probablemente resultó beneficiado el sector de producción secundaria de Eten, al abaratarse los salarios por el aumento de la oferta de mano de obra, aún con el inconveniente de la contracción del mercado de consumo local existente pues producía para la exportación mayormente.
En ese sentido la contribución rústica significaba un elemento impulsor de la proletarización, ya que por la reducción de la economía campesina al nivel de subsistencia se veía al campesinado imposibilitado de pagar la contribución semestral que se le exigía, el mismo papel jugaba la contribución personal, que en la pre‐guerra había sido el mayor componente de los ingresos por contribuciones.
Por otro lado, la ruina de la “Caja Fiscal" era extrema, al punto que había que recurrir a préstamos de particulares para solventar los gastos de mantenimiento de las fuerzas militares acantonadas en la zona. Esta precisión nos permite señalar también la progresiva consolidación del sector comercial extranjero de la ciudad de Chiclayo, como acreedor de la caja fiscal tal como se observa en el cuadro N° 7.
Se explica este diferente aporte por el mayor poderío económico de los comerciantes de origen extranjeros, que durante la guerra no habían sufrido mayor perjuicio en comparación con los de nacionalidad peruana; incluso en algunos casos se habían beneficiado con el conflicto como abastecedores del ejército peruano, o del concejo provincial que se encargó del aprovisionamiento de las tropas de ocupación. Es el caso por ejemplo de Virgilio Dall'Orso que aparece en 1875 como aprovisionador de 1,000 toneladas de carbón de piedra, las que informaba el prefecto se remitían por medio del transporte nacional "Chalaco":
54 ARL, Serie Prefectura, Solicitud del indígena Matías Scapan, del 23-X-1886.
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CUADRO N° 7 ACREEDORES DE LA CAJA FISCAL, ENERO DE 1886 (SOLES PLATA)
11. EXTRANJEROS Cantidad PERUANOS Cantidad
12. Virgilio Dall'Orso 2,772.66 José Cipriano Campos 100.00
13. Carlos Pestaña 282.99 Andrés Lastres 50.00 14. Federico Hilbeck y Cía. 502.00 José Andrés Mendoza 25.00 15. Germán Klinge 1,160.55 Antonio Valdivia 25.00
16. José María Gamarra 50.00
17. Felipe Rentería 100.00
18. José Domingo Falen 100.00
19. Escalante y Vascones 50.00
20. Macedonio Olivera 25.00
21. Manuel F. Casanova 25.00 TOTAL DEUDA: Comerciantes extranjeros 4,718.22 Peruanos550.00 FUENTE: APL, Informe del representante de la Caja Fiscal, Nicanor Lora, Chiclayo, 7 de enero de 1886.
"...el total importe de dicho carbón a razón de 24 soles por toneladas, es de 2,200 libras esterlinas, que al tipo de 22 peniques por sol hacen la suma de 24,000 en billetes de banco; por cuyo valor giro en la fecha a favor de los S.S. Virgilio Dall'Orso y Cia. a cargo de la Caja Fiscal de esa Capital..." 55.
Como una prueba de que la guerra no había afectado negativamente las prósperas operaciones comerciales de este inmigrante italiano, en 1887 tenía las propiedades e ingresos anuales, que se consignan en el cuadro N° 8:
CUADRO Nº 8 PROPIEDADES E INGRESOS DE VIRGILIO DALL'ORSO,
1887 (*) PROPIEDADES INGRESO ANUAL (SOLES PLATA) Terrenos en Pulén (pastos)** 200.00 Un Molino y dos casas*** 1,000.00 2 casas**** 1,200.00 TOTAL 2,400.00 * Ingresos correspondientes a sólo las propiedades que se indican, no incluyen renta por sus actividades
comerciales e industriales; ** Antigua zona campesina, en 1873 aparecía enteramente ocupada por pequeños propietarios
indígenas; *** Copropiedad con su hermano Sebastián; **** En la razón social Dall'Orso y Descalzi, locales comerciales. FUENTE: Padroncillos de contribución urbana y rústica, 1887.
En la época de la ocupación hubo un incremento notable de las ventas de tierras, especialmente a extranjeros, pues la existencia de propiedades rurales implicaba la exigencia del pago del cupo, exigencia muchas veces difícil de cumplir por las deterioradas condiciones en que se desenvolvía la actividad económica en la época.
Como los extranjeros tenían mejor capacidad de negociación con los ocupantes, muchas veces a través de ventas simuladas o reales, se trataban de eximir a los propietarios de bienes rurales
55 ARL, Serie Prefectura, of. del Pref. al Director de Marian, 29.V-1875
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o urbanos el pago de los impuestos de guerra. Este fenómeno fue tan notable a mediados de la ocupación chilena a Lambayeque, que motivó una moción de un miembro del Concejo Provincial, Gamarra y Arbulú, que proponía se disponga que:
"...en toda enajenación de inmuebles de un peruano a un extranjero de cualquier nacionalidad, debe hacerse constar en la escritura la precisa condición de que el comprador seguirá pagando la contribución de guerra que tenga asignada el inmueble vendido, por todo el tiempo que se pague ese impuesto, y se sujeta en todo a las demás obligaciones que por ese inmueble pudiera resultar al peruano vendedor en cuyos derechos se subroga” 56.
A pesar de haber sido desechada, indica el grado de importancia que tuvo el conflicto, y dentro de él, el cupo como mecanismo acelerador de la concentración de la propiedad de la tierra. Habría que hacer una investigación detallada en archivos notariales para comprobar y medir cuál fue la dimensión de este fenómeno.
Todos estos hechos habían permitido se profundicen algunas de las tendencias que se observaba antes del "crack' del 79.
CUADRO N° 9
DISTRIBUCION DE INGRESOS EN EL DISTRITO DE CHICLAYO, POR CATEGORIAS Y SECTORES, 1887
Categorías Ingresos en Agricultura Comercio Renta UrbanaSoles de Plata S/. Nº S/. Nº S/. N°I 100‐199 3,700 36 14,580 133 18,280 169
11 200‐499 2,500 11 13,590 50 16,090 61III 500‐999 1,600 3 1,700 3 3,300 6IV + de 1000 36,400 10 7,100 6 43,500 14I‐1V Total: 44,200 60 36,970 192 81,170 250
FUENTE: Elaborado de “Padroncillos de contribución urbana y rústica”, El Registro Oficial, 1887.
Se pueden hacer varias observaciones sobre la estructura económica: En primer lugar el dominio del sector rural como generador de ingresos, ya que a nivel del distrito aportaba el 54.45% de los ingresos totales. De todas maneras es destacable el desarrollo del sector urbano como generador de ingresos, más aún si tenemos en cuenta que los valores que anotamos en el cuadro anterior son sólo los generados por renta urbana, es decir no aparece la generación de valor del sector secundario (artesanal, industrial), ni terciario (comercio, actividades de servicio), que ya por entonces, en forma correspondiente con el desarrollo urbano de Chiclayo, y su sector agrario periférico, tenía importancia significativa.
Otra evidencia es la diferencia de los niveles de ingresos, que se manifestaban en una concentración de los mayores porcentajes en un menor número de propietarios; así, en el sector urbano el 30.7% de los propietarios absorbían el 60.56% de los ingresos de este sector, mientras el 69.27% (contribuyentes categoría 1) recibía sólo el 39.4%. En el sector rural, era más notable el fenómeno de la desigual distribución de ingresos, motivada por la concentración de la propiedad de la tierra. En efecto, 10 propietarios, el 16% del total,
56 ARL, Serie Concejo Provincial de Chiclayo, II B7,450-1.
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acaparaban el 82.35% de los ingresos totales del sector agrario. Como señalábamos, la diferenciación de los niveles de ingresos seguramente es más notable que la que presentamos, ya que los datos sólo corresponden a los propietarios contribuyentes, es decir que no están incluidos aquellos propietarios rurales (o urbanos) que no lleguen a un mínimo de 100 soles plata de ingresos anuales.
Ahora bien, esta heterogeneidad en la distribución de ingresos era expresión de los diferentes niveles de desarrollo de las fuerzas productivas y relaciones productivas, en los diferentes fundos o unidades de análisis. Como sabemos el desarrollo desigual del sector agrario se manifestaba por la diferente extensión de las unidades productivas; grado diverso de mecanización agrícola; mayor o menor nivel de inversiones en mejoramiento de la infraestructura agrícola; especialización de cultivos, ya que la implantación de cultivos comerciales estaban influenciados por una serie de factores (disponibilidad de capital, mano de obra, mercados, etc.).
Consecuencia inmediata de la Guerra del Pacífico fue en esta zona la reducción del cultivo de la caña de azúcar, en las grandes proporciones, al que reemplazo el cultivo del arroz. En el siguiente cuadro puede apreciarse algunos aspectos de la estructura agraria de Chiclayo cuatro años después de la guerra, cuando se empezaba la recuperación.
CUADRO N° 10 ESTRUCTURA AGRARIA, DISTRIBUCION DE INGRESOS Y CULTIVOS PREDOMINANTES
EN LA AGRICULTURA DEL DISTRITO DE CHICLAYO, POR CATEGORIAS, 1887.
Ingreso anual en soles plata
I
100‐199
II
200‐499
III
500‐999
IV
+ 1000
I‐IV
Número de contribuyentes
36 11 3 10 60
Ingreso anual 3,700 2,500 1,600 36,400 44,200
N de fundos 46 16 2 8 72
Ingreso promedio por contribuyente
103 227 533 3,640 614
FUENTE: Elaborado de “Padroncillos de contribución urbana y rústica”, El Registro Oficial, 1887.
Un hecho saltante es el predominio del cultivo de caña de azúcar (asociado con pastos) entre la pequeña y mediana propiedad, que ubicamos entre las categorías I y III ‐de 100 a 999 soles plata de ingresos anuales‐. En efecto, de 56 fundos cultivados de caña de azúcar 55, o sea el 76.4% corresponden a un nivel de ingresos menor de 500 soles anuales (ver cuadro). Aparece un único fundo y Tumán, como cultivador de caña de azúcar.
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De este modo se comprueba que a partir de la ocupación chilena, y debido a varios motivos, se dio una drástica reducción de este cultivo, como por ejemplo en el fundo "Calupe", que en 1874 es un importante productor de derivados de la caña, si bien con tecnología arcaica. Otros ejemplos de fundos agrícolas que abandonaron este cultivo son 'Casa Blanca' y 'San Bartolo". La participación de pequeños y medianos productores en el cultivo de caña de azúcar era muy significativa, al punto de recibir el 56% de los ingresos anuales del total generado por este cultivo; aunque esta importancia recibe una disminución relativa si vemos que una sola unidad productiva (Turnan) acaparaba el 43.5% ($ 4,000).
Por otro lado, el arroz y maíz eran cultivos que caracterizaban a la economía terrateniente, esto es explicable, por la poca exigencia de sofisticación tecnológica de este cultivo así como por no requerir de grandes capitales en inversión. A tal punto fue sinónimo de gran extensión el cultivo del arroz, que sólo un pequeño agricultor (categoría II), se dedicaba al cultivo de este cereal. El resto de la producción estaba en 8 haciendas, que percibían un ingreso anual de 33,200 soles plata, enorme suma si la comparamos con los 100 soles percibidos por el solitario pequeño agricultor mencionado.
A nuestro entender, este abandono del cultivo de la caña por las que llamamos “haciendas mixtas", fue conclusión o definición de un proceso que ya se venía dando desde la pre‐guerra, pero que no llegó a su punto decisivo sino con la guerra y la descapitalización que implicó.
Las grandes plantaciones no sufrieron la imposición de los cupos de guerra en la misma proporción que las haciendas que no producían caña, por su mayor capacidad de financiamiento, sus vinculaciones consulares (que les permitía capacidad de negociación con los invasores) y su mayor ligazón al mercado exterior (que existió incluso en los momentos más álgidos de la guerra), que les permitía una liquidez constante. Fue entonces el cultivo del arroz un cultivo de refugio, como señalaba un memorial suscrito por molineros y agricultores de Lambayeque y Pacasmayo, en que historiaban brevemente sus problemas:
"... La infausta Guerra con Chile, con su cortejo de latrocinios e incendios que destruyeron la mayor parte de los ingenios existentes, mató la industria de la caña de azúcar, cuyos sembradores dedicaron entonces sus energías al cultivo del arroz, creyendo en vista del éxito que obtenían sus reducidos sembradores, encontrar en él el medio de resarcir sus cuantiosas pérdidas" 57.
Sin embargo, la situación había cambiado y el cultivo del arroz también se enfrentaba a problemas graves: Por un lado la necesidad del pago de fuertes arrendamientos, pues muchos sembradores se habían visto desprovistos de la propiedad de sus tierras; por otro lado, la escasez y el aumento del costo del agua para este cultivo, además la elevación de jornales por el cese de la inmigración asiática, así como la escasez del crédito, que obligaba a los agricultores a recurrirá onerosas habilitaciones.
La confluencia de todas estas dificultades, aunadas a la competencia del arroz extranjero (especialmente de la India), terminaron por desalojar a la producción nacional de los mercados extranjeros, invadiendo incluso el nuestro, provocando en 1888 una grave crisis del sector agrícola (Idem). Sin embargo, no es nuestra intención en este momento hacer una historia de cada cultivo en el departamento, basta señalar que ya en la postguerra se daba claramente una especialización en las grandes propiedades territoriales del departamento: las menos
57 Memorial de los Comités Agrarios, molineros de Lambayeque y Pacasmayo al Presidente de la
República, en La Vida Agrícola, Vol. V, N 53, Lima, mayo 1928, p. 403.
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capitalizadas se dedicaban al cultivo de arroz y al arrendamiento o habilitación de tierras dentro de las haciendas a campesinos dependientes.
Mientras tanto, las plantaciones se dedicaban casi exclusivamente, al cultivo de caña, en ese sentido la güera significó una coyuntura decisiva, pues después de ella se liquidó prácticamente los sembríos de caña de las haciendas cañeras. Quienes no aparecen en las fuentes usadas por nosotros son los pequeños agricultores dedicados a la producción de panllevar, que según sabemos, eran un volumen sumamente considerable en Chiclayo.
De acuerdo al dato que poseemos en 1873‐4, existían aproximadamente 5,000 campesinos dedicados al autoconsumo, o a la venta en el mercado de Chiclayo, dentro de un sistema de producción de autosubsistencia. Este sector "campesino indígena" estaba ubicado en las ramas Cois, Chilape, Yortuque, Fulén, y aunque fue uno de los más perjudicados por el trauma de la guerra ‐por el mecanismo de transferencia forzada de propiedad señalado más arriba‐ conservó su vitalidad aún después de este fenómeno, aun que en su seno aparecería poco a poco la propiedad terrateniente, como ya hemos visto en el caso del comercian te‐molinero Virgilio Dall'Orso, que aparece en 1887 como propietario, entre otros bienes de terrenos en "Pulén", es decir una antigua zona de propiedad campesina; es indudable que en este proceso de formación de haciendas a partir de parcelas campesinas estuvo facilitado, entre otros mecanismos, por la habilitación (para‐ una excelente descripción de este mecanismo de crédito usado como forma de apropiación de la tierra campesina, ver la novela de Carlos Camino Calderón, ambientada en Lambayeque, El Daño).
Para ver cuál era la situación de las haciendas en Chiclayo, es conveniente ver el cuadro N° 11. CUADRO N° 11
HACIENDAS ARROCERAS Y PLANTACIONES AZUCARERAS EN EL DISTRITO DE CHICLAYO, 1887, PRODUCCION, RENTA ANUAL Y PROPIETARIO (*)
NOMBRE DEL Cultivos Propietario Ingresos Anuales FUNDO (por/contribuy.) Arroceras: "Calupe" Arroz, maíz, pastos J.M. Arbulú Buenaño 2,000 Carolina Cabrera 2,000 Celedonia Lecca 2,000 “Visla Alegre" Arroz y maíz Manuel Díaz 2,000 "Pampa Grande" Arroz y pastos Juan W. Ibañez 400 Pedro Navarrete 400 "Samán" Arroz, maíz y pastos Sebastián Salazar 2,500 "Chacupe" Maíz, caña, arroz y Concejo Municipal pastos Reque 1,900 "Sipán" Arroz y maíz Carmen Buenazo Vda. De Arbulú 3,000 SUB‐TOTAL Azucareras “Pomalca y Collud” Caña dulce, maíz, Arroz y pastos Vicente Gutiérrez 16,000 “Pucalá” Caña dulce Manuel María Izaga 4,000 SUB‐TOTAL 20,000 TOTAL 36,200 (*) No incluimos la Hacienda *la Calera" por ser agrícolamente de escasa productividad, tenía 1,000 soles plata de renta anual por la explotación de la cal y era propiedad de Juan W. Ibáñez. FUENTE: Elaborado de “Padroncillos de contribución urbana y rústica”, El Registro Oficial, 1887.
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Por otro lado, desde los primeros días de la desocupación del departamento por las tropas chilenas se trató de reordenar o reorganizar el comercio exterior, por lo que se disponía que las aduanas de Eten y Pimentel usen los aranceles de aforos que tenían vigencia en el Perú antes de la ocupación, sin embargo demorarán aún algunos años en normalizarse las relaciones comerciales 58 Recién se normaliza relativamente la situación al establecerse por Ley del 29 de octubre de 1886, las aduanas principales en los puertos mayores de Paita, Eten, Pimentel, Pacasmayo, Salaverry, Callao, Pisco, Chala, Moliendo, lio e Equitos 59.
Conclusiones La guerra facilitó, aceleró, profundizó la reestructuración social y economía de
Lambayeque, emergiendo el poder de los comerciantes y empresarios de origen extranjero, y marcando el inicio de la “modernidad” en Lambayeque.
El cupo de guerra fue un mecanismos que facilitó el proceso de acumulación y concentración de la propiedad fudniaria.
La recuperación económica postguerra aparentemente se lograría sólo a fines del siglo XIX, y merced a la reestructuración de la base económica (fue un mecanismo de acumulación).
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA Fuentes Inéditas ARCHIVO REGIONAL DE LAMBAYEQUE (ARL) Serie Prefectura ‐ Memorias de los prefectos de Lambayeque. ‐ Oficios remitidos y recibidos por la prefectura. Serie Concejo Provincial de Chiclayo ‐ Libros de Actas de Sesiones del Concejo Provincial de Chiclayo, período de la guerra (Es de
señalar que toda la documentación del concejo del período anterior a la guerra ha desaparecido como consecuencia del desorden que este fenómeno bélico causó).
‐ Libros de Caja del período de la guerra. ‐ Correspondencia diversa del concejo. Fuentes Impresas ‐ "Padroncillo de contribuyentes del ramo de predios rústicos de la Ciudad de Chiclayo",
elaborado por la Tesorería Departamental en abril de 1887, en El Registro Oficial. Departamento de Lambayeque, T. II, N 7, Chiclayo, 28 de Mayo de 1887.
‐ "Padroncillos de Contribuyentes del ramo de predios urbanos en la ciudad de Chiclayo", elaborado por la Tesorería Departamental en abril de 1887, en: El Registro Oficial. Departamento de Lambayeque, T. II, N 7, Chiclayo, 28 de Mayo de 1887.
‐ "El Registro Oficial. Departamento de Lambayeque". Chiclayo, Tomos II‐V, 1887‐1880. LEON, Augusto y Rómulo PAREDES (1934) A golpe de arpa (Folklore lambayecano de
humorismo y costumbres). Edición de los autores, Lima. RIOS, Federico. (1944) “Memoria que el prefecto del departamento de Lambayeque, coronel
D. Federico Ríos, presenta al ministro Gobierno, Policía y Obras Públicas, sobre el estado del departamento a su mando". En: El Peruano, año 44, T. II Lima, N°s. 1O‐11‐12‐14.
SOLF, Alfredo (1955) "La invasión chilena en el departamento de Lambayeque". En: MERCURIO PERUANO, N 338. Lima, pp 352‐359.
UGAZ, Juan (1927) A la sierra. Librería e Imprenta Mendoza, Chiclayo.
58 Circular del Pref. b. Garcia Urrutia, 30-VII-1883, ARL, Serie Prefectura 59 Aspillaga 1888:92.
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Lima, 1970. BAZAN, Inés y J. GÓMEZ (1989) Capitalismo y formación regional. Chiclayo entre los siglos XIX y
XX. Instituto Población & Desarrollo, Chiclayo, 1989. BONILLA, Heraclio (1979) El problema nacional y colonial del Perú en el contexto de la guerra
del Pacífico. En: HISTORICA, Vol. III, N 2, Lima, Diciembre de 1979. BONILLA, Heraclio (1982) Comunidades de Indígenas y estado nación en el Perú. En:
HISTORICA, Vol. VI, N° 1, Lima, Julio de 1982. KAPSOLI, W. (1984) “Lambayeque en la coyuntura de la Guerra del Pacifico". En: AUTORES
VARIOS, La Guerra del Pacífico. UNMSM, Lima, Vol. 11. CONGRAINS, Eduardo (1973) Expedición Lynch. Editorial ECOMA. Lima. GITLITZ, John (1980) "Conflictos políticos en la sierra norte del Perú: La montonera de Benel
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