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ORGANICEMOS EL PODER POPULAR Y LA REVOLUCIÓN www.podemosporelsocialismo.es

Por El Socialismo

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Podemos por el socialismo

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  • OrganicemOs el pOder pOpular y la revOlucin

    www.podemosporelsocialismo.es

  • Este documento ha sido escrito por compaeros de PODEMOS de diferentes crculos que defendemos las ideas del marxismo y colaboramos en la publicacin de la revista Lucha de Clases junto a otros activistas de movimientos sociales, sindicatos, Plataformas Guanyem-Ganemos y crticos de IU. El presente trabajo es una aportacin con la que queremos contribuir, dentro de PODEMOS y de los movimientos sociales, al debate sobre la nueva sociedad que pretendemos construir. Junto a eso, hemos organizado el crculo temtico Podemos por el Socialismo a travs del cual pretendemos aportar a PODEMOS los puntos de vista del Socialismo Cientfico sobre temas de actualidad, historia y sociologa, con la conviccin de que estas ideas complementan y enriquecen los principios ticos y los objetivos polticos que conforman la organizacin. Agradeceramos que cualquier comentario, opinin o sugerencia nos lo hicierais llegar a nuestra direccin de e-mail: [email protected]

  • INTRODUCCINLA NECESIDAD DEL MARxISMO

    CMO EST CONfORMADA NUESTRA SOCIEDAD?CLASES SOCIALES y DEMOCRACIAEL PAPEL DE LA CLASE ObRERA

    PRODUCCIN SOCIAL PARA bENEfICIOS DE UNOS POCOSQU PAPEL JUEGAN LOS GRANDES EMPRESARIOS?

    LA DEMOCRACIA y LA JUSTICIAAPRENDER DE LA ExPERIENCIA vENEzOLANA

    REfORMAS y CAPITALISMOEL kEyNESIANISMO y LA CRISIS ECONMICA CAPITALISTA

    LA TEORA DEL DECRECIMIENTOLA NECESIDAD DE UN PROGRAMA DE TRANSICIN AL SOCIALISMO

    QU PASA CON LOS PEQUEOS PROPIETARIOS?UNA ALTERNATIvA SOCIALISTA PARA TODA EUROPA

    LA MONARQUA y LA IGLESIA POR QU DEbEMOS LUChAR POR LA REPbLICA?

    CMO CONSEGUIR UNA DEMOCRACIA REALPOR LA UNIDAD POPULAR DE LOS MOvIMIENTOS SOCIALES,

    EL MOvIMIENTO ObRERO y LA IzQUIERDAPOR QU REIvINDICARSE DE IzQUIERDAS?

    PATRIOTISMO E INTERNACIONALISMOhACIA UN hUMANISMO SOCIALISTA

    EL SOCIALISMO: UNA NECESIDAD

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    NDICE

  • 4a irrupcin de PODEMOS es uno de los acontecimientos polticos ms destacados ocurridos en el Estado espaol desde el inicio de la crisis. PODEMOS ha dado ex-presin organizada a un sentimiento de indignacin y de politizacin que exista entre amplias capas de la poblacin, y que no encontraba un canal donde expre-sarse, al aparecer como una fuerza radical, enfrentada al establishment, a los ricos, y a los polticos profesionales que trabajan para aqullos con sus polticas antisociales.

    En apenas unas semanas, PODEMOS ha aglutinado a cerca de 130.000 ad-herentes y a decenas de miles de activistas agrupados en ms de 900 crculos, y actualmente se sita como la tercera fuerza poltica en las encuestas de opinin.

    Esto no ha cado del cielo. Como tampoco lo hizo la abdicacin de Juan Carlos I, el crecimiento de las tendencias republicanas en la sociedad, la crisis histrica del PSOE y el creciente aislamiento social del PP y de los dems partidos del rgimen (UPyD, CiU, etc.)

    Todo esto es el producto de la aguda crisis social y poltica que vive el Estado espaol, que ha tomado cuerpo en las incesantes y extraordinarias movilizaciones populares y protestas de masas de los ltimos 4 aos, que han sido el verdadero motor del terremoto poltico que sacude el pas.

    Estas movilizaciones y protestas de masas comenzaron con el maravilloso mo-vimiento de los indignados del 15-M, continuaron con las luchas extraordina-rias de las Mareas contra los recortes en la sanidad y la educacin pblicas, con la heroica marcha minera a Madrid en junio de 2012, con las movilizaciones de Rodea el Congreso, con 2 huelgas generales masivas en 2012 contra la poltica antiobrera del PP, con las luchas contra los desahucios, con las huelgas indefini-das de decenas de empresas contra los despidos y las bajadas de salario, con el levantamiento popular del barrio de Gamonal de Burgos en enero de 2014, con las movilizaciones masivas de los pueblos cataln y vasco por su derecho a deci-dir, contra las reformas reaccionarias que recortan nuestras libertades (como la nueva Ley de Seguridad Ciudadana y el abandonado proyecto contra el derecho al aborto), con la maravillosa Marcha de la Dignidad del 22 de marzo en Madrid cuando 1 milln de personas tomamos la capital bajo las consignas de pan, techo y trabajo, y en general en las movilizaciones cotidianas contra la infame poltica de ataques del PP y la creciente represin policial y judicial contra los que luchan.

    Segn las estadsticas oficiales, el 25% de la poblacin ha participado en al-guna manifestacin, y en los aos 2012 y 2013 (a falta de conocer los datos del

    LPODEMOS ha dado expresin organizada

    a un sentimiento de indignacin

    y politizacin que no encontraba un canal donde manifestarse;

    apareciendo como una fuerza radical,

    enfrentada al establishment,

    a los ricos, y a sus polticos profesionales

  • 52014) hubo alrededor de 45.000 protestas de diverso tipo, una media de 123 cada da!

    Por tanto, el impacto y desarrollo de PODEMOS, de las plataformas Guan-yem-Ganemos, y de gran cantidad de movimientos sociales, son la expresin pol-tica del descontento social; y demuestran que un sector creciente de la poblacin fundamentalmente trabajadores, jvenes, amas de casa, jubilados y sectores em-pobrecidos de las clases medias sienten la necesidad de movilizarse y organizarse polticamente para cambiar la sociedad.

    No es casual, por tanto, el miedo que nos tienen y no ocultan los banqueros y empresarios que se lucraron con la especulacin inmobiliaria y los rescates del Estado, las grandes fortunas y los evasores fiscales, los que viven de explotar a los trabajadores, los cargos pblicos corruptos que saquean los dineros pblicos, los polticos y periodistas a sueldo de los de arriba, y toda la caterva reaccionaria y troglodita de la derecha y del PP. De ah la campaa criminal de insultos y ca-lumnias que han lanzado en sus medios de comunicacin contra PODEMOS y sus principales referentes.

    Ellos temen, sobre todo, las consecuencias polticas que tiene la movilizacin social en la conciencia de la gente comn y de los trabajadores. Temen la lucha consciente y organizada de millones de jvenes y trabajadores por un mundo nue-vo sin privilegios de ningn tipo, sin explotacin ni injusticias sociales, que ponga fin a que unos pocos vivan a cuenta del trabajo y del sufrimiento de la mayora.

    LA NECESIDAD DEL MARxISMO La derecha y la izquierda del rgi-men suelen reprocharnos a los marxistas que defendemos ideas viejas. A esto respondemos: si defendemos las viejas ideas del marxismo es porque continan los viejos problemas del capitalismo la explotacin, las injusticias, la pobreza, la miseria, las guerras, y la desigualdad creciente entre ricos y pobres.

    La validez de las ideas no tiene que ver con su antigedad, sino con su utilidad. La rueda fue inventada hace 7.500 aos y nadie duda de su enorme utilidad an en la sociedad moderna; sigue teniendo forma circular y girando alrededor de un eje. Pero tendran serios problemas quienes, con la pretensin de inventar una rueda nueva, le dieran una forma cuadrada o rectangular, convirtindola en algo intil para el propsito que se precisa.

    El marxismo no es una ideologa de tipo moral, ni tampoco una simple denun-cia de los males o excesos del capitalismo. De hecho, no hace falta ser marxista para darse cuenta de las injusticias, sealarlas y denunciarlas.

    El marxismo parte del principio de que para transformar la realidad injusta que nos rodea, primero debemos conocerla, explorando sus engranajes y conexiones internas que hacen posible su existencia y desarrollo, y que permiten anticipar su evolucin y desenvolvimiento. Este conocimiento es lo que nos provee de las cla-ves para influir sobre la realidad y transformarla.

    Es por ello que, en la lucha por la transformacin de la sociedad, para terminar con las injusticias y la opresin y alcanzar un mundo autnticamente humano y feliz, una visin inexacta o falsa de la realidad nos proveer de anlisis y he-rramientas falsos para cambiarla. El estudio cientfico de la sociedad no es, por tanto, una cuestin acadmica o de conocimiento abstracto, sino algo vital para la accin prctica.

    PODEMOS es un movimiento amplio donde convivimos y participamos com-paeros de mltiples procedencias y mbitos ideolgicos del campo de los mo-vimientos sociales y de la izquierda. Por otro lado, PODEMOS est concentrando enormes expectativas, ilusiones y esperanzas en un sector creciente de la sociedad que ms sufre las consecuencias de la crisis del sistema, lo que coloca a nuestro movimiento ante una gran responsabilidad.

    Los acontecimientos que vienen erigirn ante PODEMOS importantes desa-fos, y habr muchos aspectos econmicos, sociales y polticos a los que debere-

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    La derecha y la izquierda del rgimen suelen reprocharnos a los marxistas que defendemos ideas viejas. A esto respondemos: si defendemos las viejas ideas del marxismo es porque continan los viejos problemas del capitalismo (...)

  • 6mos dar respuesta, a fin de convencer a la mayora de la sociedad de la justeza de nuestros planteamientos y propuestas.

    Todos los que nos hemos comprometido con PODEMOS lo hemos hecho porque consideramos que hay que implicarse y comprometerse para cambiar la sociedad. Particularmente, los jvenes de nuestro movimiento tienen un deseo ardiente de justicia y quieren luchar activamente por su futuro y por la gente que sufre a su alrededor. Y aspiran a conocer y estudiar la realidad tal cual es para po-der transformarla. Pensamos que el marxismo puede jugar un importante papel en colmar la inquietud por el conocimiento y el anlisis riguroso que manifiestan stos y muchos otros compaeros.

    CMO EST CONfORMADA NUESTRA SOCIEDAD? Segn la Constitucin de 1978 que defienden los partidarios del rgimen todos somos ciudadanos iguales en derechos. Aqu nos enfrentamos con una contradiccin importante que debemos analizar: Qu hace que en una sociedad de ciuda-danos, nacidos iguales en derechos polticos y legales, dichos ciudadanos desa-rrollen intereses diferentes y opuestos? Por qu el bienestar de un grupo deter-minado de ciudadanos, tales como banqueros y grandes empresarios, necesita del malestar de la gran mayora de los ciudadanos, tales como trabajadores, estudiantes, pensionistas y pequeos propietarios?

    El concepto moderno de Ciudadano nace con las revoluciones burguesas de los siglos XVII al XIX especialmente en la Gran Revolucin Francesa de 1789-93 con el significado de que los seres humanos nacen iguales en derechos. Pero el concepto ciudadano, en la sociedad capitalista, ya fue situado hace tiempo en sus justos trminos por el escritor francs Anatole France, cuando pro-clam: La ley, en su majestuosa igualdad, prohbe tanto a los ricos como a los pobres dormir debajo de los puentes, pedir en las calles, y robar el pan.

    Efectivamente, Ana Patricia Botn, Florentino Prez, Mariano Rajoy, la Infanta Cristina, Artur Mas y Felipe Gonzlez, son todos ciudadanos con iguales dere-chos polticos a los trabajadores de Coca-Cola amenazados con despidos y cie-rres de fbrica, a las 300.000 familias desahuciadas de sus viviendas y a los ms de 100.000 jvenes espaoles emigrados en busca de trabajo fuera de nuestras fronteras. Pero, tenemos los mismos intereses? Creemos que no.

    Bienestar significa satisfacer medios de vida que hacen dichosa la existencia de los ciudadanos en una sociedad dada. Estos medios de vida son la comida,

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    El escritor Anatole France describi admirablemente

    a nuestra democracia, cuando proclam:

    La ley, en su majestuosa igualdad, prohbe tanto

    a los ricos como a los pobres dormir debajo

    de los puentes, pedir en las calles,

    y robar el pan

  • 7la vivienda, el vestido, la atencin sanitaria y el acceso a una educacin digna, viajar y conocer mundo, acceder al conocimiento y a la cultura, etc. Pero dichos medios de vida no brotan en la sociedad moderna directamente de la naturaleza del aire, del agua, del sol, de la lluvia, de los rboles, o de la caza y de la pesca como lo hacan en un pasado remoto de nuestra especie. La vivienda, la ropa, la comida, viajar, la cultura, etc. todas las cosas que conforman los fundamentos de nuestro bienestar y de nuestra sociedad slo pueden satisfacerse a travs de medios u objetos que proceden del trabajo humano. Es, pues, la manera en que se organiza la produccin social de los medios de vida (el trabajo en el seno de la sociedad) y el acceso al fruto de dicho trabajo social lo que configura nues-tra sociedad. En realidad, las personas no se relacionan entre s como miembros de una comunidad humana abstracta de individuos iguales ciudadanos sino como grupos humanos que ocupan lugares diferentes en la divisin social del trabajo y en el acceso a sus productos.

    Luego, la base sobre la que se estructura nuestra sociedad la constituye la divisin social del trabajo y el acceso a los medios de vida que emanan de la misma. De ah que el lugar donde hay que buscar la base sobre la que funciona la sociedad sea su estructura econmica, no la poltica, las leyes o la democracia, que derivan y toman forma a partir de la primera en cada sociedad dada.

    CLASES SOCIALES y DEMOCRACIA Cmo toma cuerpo esta divisin social del trabajo en sus rasgos fundamentales? Por una parte, est la minora de ciudadanos que posee en propiedad los factores que producen, distribuyen y venden los medios de vida de los que depende toda la sociedad. Es la clase social llamada capitalista o burguesa, conocidos comnmente como empresarios. Por otra parte, est la mayora de ciudadanos que slo puede adquirir dichos me-dios de vida trabajando para la clase capitalista a cambio de un salario. Es la clase social que se llama obrera o trabajadora, y que igualmente son conocidos co-mnmente como trabajadores u obreros. Estos ltimos constituyen el 75%-85% de la poblacin activa en cualquier pas de nuestro entorno, e incluyen tambin a los trabajadores del Estado y a los desempleados, ya que estos ltimos no son ms que trabajadores condenados a la inactividad forzosa porque no encuentran empresarios que les den un empleo.

    La clase capitalista adquiere su riqueza, poder y privilegios en la sociedad apropindose de la mayor parte del valor del trabajo de la clase obrera, que no le paga, y que obtiene con la venta de los medios de vida producidos las mercan-cas cuyo precio incluye ese valor del trabajo no pagado a la clase obrera, lo que Carlos Marx llam la Plusvala.

    El secreto de esto es que el empresario no paga al obrero por el valor y por los productos que ste crea con su trabajo, sino que slo le paga como salario lo imprescindible para que el trabajador pueda seguir trabajando en las condiciones sociales determinadas en cada momento, mantener a su familia y reproducir su descendencia. El resto del valor que el obrero crea en el proceso de trabajo (la plusvala) se lo queda para s el empresario.

    Esa parte del valor del trabajo no pagado a la clase obrera, que sea apropian los empresarios como beneficio, revela que este sistema capitalista no es ms que un sistema de explotacin y de apropiacin en masa de trabajo ajeno, como suceda en el pasado en el feudalismo o el esclavismo, slo que disfrazado ahora con el espejismo del acuerdo libre entre empresarios y trabajadores.

    Existe una franja de la poblacin que trabaja por sus propios medios peque-os propietarios, profesionales que no son grandes empresarios ni tampoco trabajadores asalariados. Estos sectores sufren una explotacin indirecta por par-te de los grandes empresarios, a travs del crdito usurero de los bancos, de los impuestos excesivos del Estado, de la esclavizacin a que son sometidos por las grandes redes de comercializacin e intermediarios del mercado, etc. De ah que

    BLos empresarios adquieren su riqueza, poder y privilegios en la sociedad apropindose de la mayor parte del valor del trabajo de la clase obrera, que no le paga, lo que Carlos Marx llam la Plusvala.

  • 8este sector deba buscar y encuentre un aliado natural en sus reclamos en la clase obrera, que ostenta una fuerza numrica y una relevancia social y econmica en la produccin mucho mayor que los pequeos propietarios y profesionales.

    EL PAPEL DE LA CLASE ObRERA En el Estado espaol, la clase obrera los trabajadores asalariados constituye el 80% de la poblacin econmica-mente activa, y junto con sus familias constituye la mayora abrumadora de la poblacin. La clase obrera es, adems, el producto genuino del sistema capita-lista. El sistema de trabajo asalariado es el modo de produccin en condicio-nes de propiedad privada ms productivo y avanzado que puede existir. Por eso se reproduce y ampla constantemente, y va absorbiendo paulatinamente a los nuevos sectores productivos que surgen, y a otros donde antes predomina-ba la pequea propiedad y el trabajo artesanal.

    La clase trabajadora no es un sujeto explotado ms que padece en esta sociedad, como cualquier otro (cooperativistas, autnomos, profesionales, pe-queos propietarios, etc.). Es la columna vertebral que sostiene todo el anda-miaje econmico y social del pas. Sin trabajadores que pongan en marcha las mquinas de las fbricas, los trenes, los aeropuertos, los autobuses, las centra-litas de telecomunicaciones, los ordenadores de las oficinas pblicas, el sistema elctrico, el sistema de saneamiento, los hospitales, los supermercados y gran-des centros comerciales, los pequeos talleres, la recogida de verduras y frutas en el campo, los teatros, cines y programas de TV, etc. no hay trabajo, no hay medios de consumo, no hay sociedad, no hay vida, no hay nada. Esta es la fuer-za potencial que descansa en las manos y el intelecto de la clase obrera, de la que no dispone ninguna otra clase o capa social oprimida en nuestra sociedad.

    La clase obrera desarrolla de manera natural una conciencia colectiva que surge del proceso de trabajo mismo, y de las condiciones de la vida social mo-derna. El trabajador no aspira a la propiedad ni al enriquecimiento personal, sino a que le paguen un salario digno para sostener a su familia y mejorar sus condiciones de vida; trabaja en comn junto a sus compaeros de trabajo y cada obrero sabe que es un eslabn necesario en el proceso de trabajo de su empresa. Por otro lado, los trabajadores estn obligados a salir juntos a la lucha, de ah su tendencia natural a la solidaridad, frente al individualismo ca-racterstico de la pequea burguesa y del profesional aislado. Cuando la lucha contra el patrn adquiere un grado elevado de enfrentamiento, con la amenaza de la prdida de los puestos de trabajo, trata de apelar a los obreros de otras empresas, a los vecinos del barrio o de su ciudad, organiza manifestaciones populares; en suma, trata de apelar a la sociedad, profundizando su natura-leza social y solidaria. En situaciones lmite, los trabajadores amenazados con el cierre de sus empresas, de las que dependen para vivir, ocupan las fbricas y oficinas, y a veces se acuerda su puesta en funcionamiento en comn por los obreros sin necesidad de tener un patrn. Llegados a ese punto, a ningn trabajador se le ocurrira dividir la empresa en trozos y repartirse sus despojos y mquinas, sino mantenerla en funcionamiento trabajando todos en comn. Es decir, la aspiracin a la propiedad comn, colectiva, gestionada democr-ticamente entre todos, forma parte latente de la conciencia de clase de todo trabajador asalariado.

    El obrero es ajeno a la bsqueda mezquina, egosta y enajenante del inters individual por el beneficio que se deriva de la posesin de una propiedad (f-brica, tierra, comercio, etc.), ya sea de un grande o de un pequeo propietario. Por lo tanto, la clase obrera es la clase ms capacitada para velar por el inters comn de la sociedad, por la propiedad pblica, por la conservacin de un medio ambiente sano, por la reduccin de la jornada laboral, por el incremento general del nivel de vida, por que haya escuelas y un sistema de salud pblico digno y decente, por favorecer y elevar la cultura general. Es decir, el humanis-

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    La clase obrera, al carecer de propiedad,

    es ajena a la bsqueda mezquina y egosta

    del inters individual por el beneficio. Por lo

    tanto, es la clase ms capacitada para velar por el inters comn

    de la sociedad

  • 9mo de la sociedad socialista se dibuja como el modelo de sociedad al que aspi-ran naturalmente las luchas y el desarrollo de la conciencia de los trabajadores llevados hasta sus ltimas consecuencias.

    Por todas esas razones la clase obrera debe jugar un papel principal en todo proceso de cambio social profundo. Por supuesto, que las dems clases y capas explotadas de la sociedad pueden y deben participar hombro con hombro en esa lucha, pero slo el peso numrico y social de los trabajadores, y la aplica-cin de un programa socialista genuino, pueden llevar a una conclusin exitosa la lucha por terminar con las injusticias y los problemas sociales del capitalismo.

    PRODUCCIN SOCIAL PARA bENEfICIOS DE UNOS POCOS La relacin que hay establecida entre las grandes empresas y bancos con la ciu-dadana no es una relacin entre iguales, donde aqullos ofrecen determina-dos servicios y productos a la poblacin, que es libre de utilizarlos o comprarlos o no a cambio de dinero, como si estuviramos en un mercadillo de barrio.

    Si no compras pan, leche, fruta, carne o pescado, o no tienes el dinero para comprar estas cosas, te mueres de hambre. No es una opcin, es una necesi-dad. Si no te compras un abrigo, o no tienes dinero para la calefaccin, ni pue-des pagar el alquiler de una vivienda, te mueres de fro o vives en la indigencia. Tampoco es una opcin, sino una necesidad. Si no puedes pagar la gasolina, no puedes utilizar el coche para ir a trabajar. Sin telfono, radio ni televisin, te empujan fuera de la sociedad. Sin un trabajo, privado o pblico, no tienes acceso a los medios de vida, y te empujan a las condiciones de un paria. No puedes elegir no trabajar para los de arriba.

    Hoy, ms que nunca antes en la historia del capitalismo, cada nuevo produc-to, artefacto o innovacin comunicacional, en muy pocos aos se convierte en parte imprescindible del desenvolvimiento de la vida social; como ocurre, por ejemplo, con internet. Lo llamativo adems es que la mayora de los productos de consumo y servicios bsicos de la poblacin estn en manos de un puado de grandes empresas y monopolios, y escapan a nuestro control.

    Cmo puede ser posible, entonces, que los fundamentos mismos de la vida de decenas de millones de personas en cada pas: si pueden trabajar, si pueden comer, si pueden vestirse, si pueden tener un techo, dependan del control que ejercen sobre la sociedad un puado de grandes empresarios y multinacionales sentados sobre montaas de dinero?

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    Cmo puede ser que la vida de millones de personas: poder trabajar, comer, vestirse, tener un techo, dependa del control que ejercen sobre la sociedad un puado de grandes empresarios y multinacionales sentados sobre montaas de dinero?

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    Cmo puede ser que esta gente tenga, como los esclavistas del Imperio Romano, derecho sobre la vida y la muerte de millones de seres humanos? Esta injusticia es tanto ms sangrante cuando, adems, dependen completamente de esas decenas de millones de trabajadores en cada pas para hacer funcionar sus empresas. Ms sangrante an cuando los beneficios que ingresan estos truhanes son el trabajo no pagado a los trabajadores; y, por lo tanto, sus privilegios se sustentan sobre la explotacin, el abuso y el maltrato cotidiano que sufre nuestra clase. Por eso pretenden que trabajemos ms horas y cobremos menos salario, y as incrementar su codicia insaciable por los beneficios a costa de la clase obrera.

    La produccin capitalista tiene un carcter social, requiere el concurso y la participacin de millones de seres humanos: desde la generacin de energa, la extraccin de materias primas, su transformacin industrial en productos tiles; su transporte por autopistas, puertos y aviones, exhibirse en comercios donde exponerlos al pblico para su venta, etc. y as garantizar que el producto llegue desde la fbrica o el campo hasta la casa del consumidor o a la oficina de trabajo. Sin embargo, el producto resultante, el fruto de ese trabajo social, es apropiado de manera individual por el dueo o dueos de las empresas que los fabrican, lucrndose con lo que no es sino producto del trabajo y del esfuerzo de millones.

    QU PAPEL JUEGAN LOS GRANDES EMPRESARIOS? Lo ms sangrante de todo es que el fin declarado que se proponen los grandes empre-sarios y banqueros es, simple y llanamente, enriquecerse. Y cuanto ms, mejor. Como deca Henry Ford: Yo no me dedico a hacer automviles, sino dinero.

    En esencia, la sociedad capitalista est organizada con el nico fin de que una minora opulenta, conformada por unas decenas de familias oligrquicas, utilice al pas como propiedad y objeto de su depredacin, expolio y saqueo.

    Los trabajadores, la juventud de los barrios y en las universidades, los peque-os propietarios, estamos a merced de lo que esta gente disponga y convenga en cada momento, de acuerdo a su codicia.

    Segn un estudio reciente de la ONG Oxfam Intermn, los 20 espaoles ms ricos acumulan una fortuna de 77.000 millones de euros, ms que los ingre-sos del 20 % ms pobre de la poblacin, 9 millones de personas!

    Las 35 empresas espaolas con mayor volumen de capitalizacin burstil, agrupadas en el IBEX35, incrementaron sus beneficios un 119% en 2013, hasta embolsarse 19.778 millones de euros en un ao de recesin econmica!! Para 2014 prevn ganar 31.000 millones, segn la agencia Bloomberg. Estas mismas grandes empresas redujeron sus plantillas un 7,5%.

    Las 9 familias ms ricas del pas (Amancio Ortega, la familia Del Pino, los Entrecanales, los March, los Botn, Esther Koplowitz, Florentino Prez, Villar Mir y Leopoldo Fernndez Pujals, ex-dueo de Jazztel) atesoran 60.000 millones de euros en acciones de la Bolsa de Madrid. A finales de 2011, el valor de sus par-ticipaciones apenas superaba los 35.000 millones de euros, lo que supone una subida del 67% en menos de tres aos de gobierno del PP.

    Los directivos de las mayores empresas del IBEX ganan sueldos de andar por casa. Jazztel destin el 53% de sus beneficios de 2013, 36 millones de euros, a los salarios de sus directivos. Slo el Consejero Delegado de Jazztel, Jos Miguel Garca, se embols 15,6 millones de euros. Los otros 11 directivos, se llevaron en total 17,5 millones.

    Ignacio Snchez Galn, de Iberdrola cobra la nimiedad de 7,44 millones de euros. Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, cobra 5,34 millones. El presidente de Abengoa, Felipe Benjumea, gan 4,48 millones en 2013.

    Mientras el PP subi las pensiones un 0,25% este ao, los 23 banqueros mejor pagados acumulan fondos de pensiones por valor de 227,46 millones de euros. Slo Matas Rodrguez Inciarte, del Banco del Santander, tiene fijada la pequea pensin de 46 millones. El ex-vicepresidente del Banco de Santander,

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    Segn la ONG Oxfam Intermn, los 20

    espaoles ms ricos acumulan una fortuna

    de 77.000 millones de euros, ms que los

    ingresos del 20 % ms pobre de la poblacin,

    9 millones de personas!

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    Alfredo Senz, un estafador indultado por el gobierno de Zapatero, se jubil hace unos meses con una indemnizacin de 88 millones de euros, lo que equiva-le a la jubilacin anual de 7.521 pensionistas con la jubilacin media (975 euros).

    Pero todos palidecen frente al potentado mayor del reino, Amancio Ortega, de Inditex-Zara, el tercer hombre ms rico del mundo, que slo en 2013 aadi 7.000 millones de dlares a su fortuna, que se eleva a 64.000 millones (46.400 millones de euros).

    Segn un informe de CCOO, el sueldo medio de los ejecutivos de las 35 ma-yores empresas del pas (Ibex35) es 83,6 veces el salario medio de un empleado, y el 70,6% de los beneficios de estas compaas se destina a pagar dividendos a sus accionistas, no a reinversin.

    Las grandes empresas slo tributan el 5,3% de sus beneficios, segn figura en el Informe Anual de Recaudacin de la Agencia Tributaria (AEAT), cuando el Impuesto de Sociedades les obligaba a tributar el 30% antes de la ltima reforma del PP que lo redujo al 25%. Esto es as porque gozan de innumerables exencio-nes y deducciones impositivas. As, el Estado deja de ingresar 90.000 millones de euros al ao por dicha razn Y esta es la gente que dice que el gasto anual en pensiones 100.000 millones de euros es insostenible!

    Y estos son los parsitos que nos exigen que nos apretemos el cinturn, y los que nos niegan un puesto de trabajo para vivir dignamente, educacin y sanidad decentes, un techo bajo el que dormir; y a nuestros viejos una jubilacin razonable, gastados tras aos de duro trabajo!

    En el Estado espaol una verdadera oligarqua de no ms de 200 familias controla el 80% de la riqueza y la economa del pas. Indefectiblemente, en-contramos los mismos apellidos entre los principales accionistas de las grandes compaas que controlan las principales ramas de la produccin: bancos, cons-truccin, comercio, telecomunicaciones, alimentacin, siderurgia, energa, trans-porte, qumica, etc.

    Toda la poltica procapitalista del PP y de la direccin del PSOE est orientada a que esta oligarqua y sus familias se den la gran vida a costa del conjunto de la sociedad. En cambio, lo que nos ofrecen a los de abajo es desempleo, salarios de 600 u 800 euros, precariedad permanente, matrculas universitarias imposi-bles de pagar, emigracin, un techo imposible de conseguir, y sufrimiento sin fin.

    LA DEMOCRACIA y LA JUSTICIA La causa de que una minora de poderosos imponga su voluntad a la mayora de la poblacin no es exactamen-te la falta de democracia o tener malas leyes que eso tambin abunda sino la dependencia que sufre la mayora de la sociedad del control que ejerce sobre la economa ese puado de grandes empresarios y monopolios que dominan la industria, la agricultura, el comercio y los bancos. Su poder sobre el resto de la sociedad reside en su propiedad de los grandes medios de produccin, y tambin en su control menos aparente del aparato del Estado.

    Llegados a este punto, sera lgico preguntarse: es posible obligar a los ricos y poderosos a atenerse a la democracia y a la justicia como una manera de resolver los problemas sociales? Por supuesto, eso sera deseable, pero es realmente aplicable?

    Realmente, ninguna ley puede terminar con la desigualdad y las injusticias sociales, que son un resultado inevitable de la sociedad dividida en clases socia-les opuestas. Esto comporta, inevitablemente, la explotacin y la apropiacin de trabajo ajeno para sostener los privilegios de los ricos.

    Ese poder que vela por la democracia y la justicia el gobierno y el aparato judicial y represivo es un mero instrumento de los grandes empresa-rios, banqueros y terratenientes que regula y administra los intereses comunes de stos. No es casual que la inmensa mayora de los jueces, de los altos jefes militares y policiales, de los diplomticos, y de los polticos profesionales sean

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    En el Estado espaol una oligarqua de 200 familias controla el 80% de la riqueza del pas. Indefectiblemente, encontramos los mismos apellidos entre los mayores accionistas de las grandes compaas en todos los sectores de la produccin

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    reclutados en las filas de la burguesa y de la pequea burguesa adinerada, que aplican la democracia y la justicia en inters de la clase social de la que provienen.

    Tampoco es casual que quienes tienen a su cargo la produccin ideolgica oficial en la sociedad: los medios de comunicacin privados, y las compaas editoriales que confeccionan los libros de las escuelas y universidades, sean grandes empresas privadas que usan y abusan de su posicin para transmitir los valores ideolgicos y morales de la clase social dominante, a cuya labor tam-bin acude en ayuda el incienso txico de la jerarqua eclesistica, el principal polica espiritual de nuestra sociedad, pese a su declive creciente.

    Terminar con las desigualdades sociales y las injusticias no podremos conse-guirla, por tanto, con apelaciones abstractas a la democracia y a la justicia, sino poniendo fin a la sociedad de clases y al sistema que la sustenta.

    La conclusin de todo lo anterior es que slo a travs de un proceso de transformacin social que expropie la gran propiedad a los grandes capitalistas y la transfiera al conjunto de la sociedad ser posible tomar nuestro destino en nuestras manos, controlando y administrando la riqueza social como propiedad comn, de manera democrtica. De esta manera, podramos disponer de los recursos suficientes para resolver los problemas acuciantes que padecemos, y que la democracia deje de ser una palabra vaca y se llene de verdadero con-tenido.

    La experiencia histrica ha demostrado que los gobiernos no son ms que una junta que administra los negocios comunes de toda la burguesa. Por eso gobiernan contra el pueblo. Pero debemos advertir que cualquier gobierno verdaderamente progresista que trate de aplicar su poltica aceptando la exis-tencia de la gran propiedad capitalista, necesariamente tendr que enfrentarse al chantaje y al boicot de la oligarqua econmica. Se puede echar a los actuales gobernantes y elegir a otros, se puede reformar la Constitucin e instaurar el sistema de elecciones primarias abiertas para elegir a los candidatos de los par-tidos, podemos elegir incluso un gobierno formado por las personas ms ho-nestas y democrticas imaginables, y hasta proclamar la Repblica; pero nada sustancial cambiar mientras las palancas fundamentales de la economa per-manezcan en manos de unos pocos y no estn en manos del conjunto de la poblacin para que las administre de manera democrtica para la satisfaccin de las necesidades sociales, y no para enriquecer a los de arriba; es decir, a los banqueros y grandes empresarios.

    Tambin existe una produccin

    ideolgica, a cargo de los medios

    de comunicacin y las compaas

    editoriales. Son grandes empresas que usan

    y abusan de su posicin para transmitir

    los valores ideolgicos y morales de la clase

    social dominante

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    APRENDER DE LA ExPERIENCIA vENEzOLANA Tenemos el ejem-plo de gobiernos progresistas en varios pases de Amrica Latina, como Venezue-la, Ecuador, Bolivia o Argentina; donde se han aplicado polticas muy progresistas que han resultado en importantes avances sociales, con la subida de impuestos a los ricos, dedicando ms dinero a los gastos sociales y recuperando el Estado una parte de los sectores estratgicos de la economa. Pero, en la medida que las palancas econmicas fundamentales siguen en manos de una oligarqua econ-mica de banqueros, terratenientes e industriales, stos utilizan esas herramientas como una manera de sabotear la economa y desestabilizar a dichos gobiernos, provocando el desabastecimiento, subiendo los precios, evadiendo divisas y ca-pitales al extranjero, promoviendo disturbios callejeros, con el fin de hacer caer a esos gobiernos o de propiciar golpes de Estado, como fue el caso (fallido) de Venezuela en 2002, y en Honduras y Paraguay hace pocos aos.

    El caso de Venezuela es emblemtico. Nosotros defendemos las conquistas de la revolucin venezolana que han permitido terminar con el analfabetismo en el pas, que ha establecido la sanidad universal y gratuita a todos los niveles, que ha multiplicado por 10 el nmero de estudiantes universitarios y entrega libros y ordenadores gratis a los estudiantes, que ha llevado infraestructuras bsicas a los barrios olvidados, que ofrece cada ao cientos de miles de viviendas baratas a quien las necesita, y que subvenciona productos de primera necesidad a las familias pobres.

    Es absolutamente falsa y calumniosa la denuncia de la derecha y la socialde-mocracia, y de sus medios de comunicacin, de que hay una dictadura o autori-tarismo en Venezuela. El gobierno bolivariano ha ganado 18 de las 19 elecciones habidas en estos 15 aos, y ningn organismo internacional ha podido presentar prueba alguna de fraude electoral. El 90% de los medios de comunicacin pri-vados estn en manos de la oposicin de derecha y proimperialista, y no han sido cerrados, pese a que muchos de ellos estuvieron implicados en el golpe de estado de abril de 2002 y continan alentando pblicamente un nuevo golpe de estado contra un gobierno elegido democrticamente.

    El autoritarismo que ellos denuncian en Venezuela no es otro que no per-mitir a las multinacionales y a la oligarqua nacional saquear las riquezas del pas como hicieron impunemente en las dcadas pasadas, y que el gobierno de Venezuela ha escapado al control directo de esa oligarqua y del imperialismo norteamericano.

    Por eso, es un deber de todos los compaeros de PODEMOS y de cualquier persona progresista en el mundo defender la revolucin venezolana y denunciar las conspiraciones reaccionarias de la oligarqua y del gobierno de EEUU, con la complacencia de muchos gobiernos europeos, como el espaol.

    Eso no debe impedirnos reconocer las dificultades que atraviesa la revolucin bolivariana. Pese a los avances habidos, subsiste el desempleo, la pobreza, la escasez, la corrupcin, el crimen y la inseguridad, y otras lacras que vemos en la mayora de los pases. No hay que olvidar que Venezuela, pese a su riqueza petro-lera, sigue siendo un pas oprimido y dependiente, con una base industrial dbil. Precisamente, porque la oligarqua y muchas multinacionales siguen controlando palancas fundamentales de la economa, las usan para boicotearla y exacerbar los problemas sociales. La falla principal de la revolucin bolivariana es que se ha quedado a medio camino, no ha terminado con el poder de la oligarqua y del capital extranjero, que debe ser expropiado y utilizado para incrementar el bien-estar y el avance de la sociedad. La otra falla de la revolucin bolivariana es que mantiene prcticamente intacto el mismo aparato de Estado del pasado y no ha establecido verdaderos mecanismos de control obrero y popular en las grandes empresas privadas, en las empresas nacionalizadas, y barrios, lo que genera un foco de burocratismo y corrupcin que debe ser erradicado. En ltima instancia, los problemas de la revolucin venezolana derivan de que no se ha completado la revolucin, y el sector dirigente considera posible cohabitar con el gran capital

    B

    Mientras las palancas econmicas fundamentales sigan en manos de una oligarqua de banqueros, terratenientes e industriales, stos utilizarn esas herramientas como una manera de sabotear la economa y desestabilizar a cualquier gobierno progresista

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    privado, de manera que ni tenemos socialismo ni un capitalismo funcionando normalmente, provocando caos y desarreglo econmico.

    Esto es una advertencia para un gobierno futuro de PODEMOS. Como ocurre en Venezuela, como sucedi en el Chile de Salvador Allende en 1973, si PODE-MOS no avanza hacia la expropiacin de los grandes capitalistas, monopolios y bancos quedar atrapado en las garras de esas fuerzas oscuras de la sociedad. Tarde o temprano, el caos y desarreglo econmico introducido por la burguesa provocar cansancio, desnimo y frustracin en nuestras bases, y se crearan las condiciones para el regreso de las fuerzas reaccionarias al poder.

    REfORMAS y CAPITALISMO Significa todo lo anterior, que conside-remos imposible alcanzar reformas dentro del capitalismo, o que debamos re-chazar la lucha por las mismas a la espera de un futuro socialista que vendr por s mismo? Nada de eso. PODEMOS es y debe ser el luchador ms consecuente por las reformas. Sin la lucha cotidiana por reformas, por mejorar nuestras con-diciones de vida y de trabajo, estaramos condenados a una vida de esclavitud, embrutecimiento y desnimo permanentes. De hecho, todo lo que la clase tra-bajadora y dems sectores populares explotados hemos avanzado en ms de un siglo en derechos democrticos y sociales, y en el limitado y cada vez ms cer-cenado bienestar que disfrutamos, se ha debido a la lucha de masas incansable que hemos librado durante generaciones, y que seguimos librando. No han sido regaladas por nadie, sino arrancadas con la movilizacin y la organizacin de los de abajo.

    Por otro lado, la lucha cotidiana por reformas, templa, educa y conforma la conciencia poltica de los trabajadores y dems sectores oprimidos. Nos ayuda a conocer los engranajes y la naturaleza de la realidad que pretendemos trans-formar. Nos permite conocer el carcter de la economa capitalista, a quin be-neficia, a quin sirven nuestros gobernantes, cul es el papel de los medios de comunicacin, nos hacer valorar la importancia de la organizacin, y rasgar el velo de hipocresa y falsedad que se oculta detrs del mensaje de todos somos iguales santificado por la Constitucin.

    Por ltimo, cualquier avance en nuestras condiciones de vida y de trabajo, producto de la lucha, incrementa la confianza en nuestras fuerzas, fortalece nuestro sentimiento de dignidad como seres humanos que actan y piensan por s mismos para el beneficio comn, hacindonos ver ms claramente la necesidad de luchar por un sociedad ms justa, avanzada y humana.

    Por ello, consideramos absolutamente necesarias las reformas y propuestas que defendemos desde PODEMOS: como la dacin en pago para las hipotecas impagadas, la Renta Bsica Universal, medidas de participacin popular como los referndums vinculantes, topes salariales para los altos funcionarios, ms im-puestos a los ricos, bajadas del IVA en productos bsicos, equiparacin salarial de hombres y mujeres, medidas contra la concentracin monoplica de los medios de comunicacin, cierre progresivo de las centrales nucleares, etc.

    Ahora bien, lo que s decimos es que la lucha por las reformas dentro del sistema capitalista tiene lmites, establecidos por los intereses de los grandes empresarios, banqueros y multinacionales. No en vano, la esencia del sistema capitalista es incrementar y acumular beneficios extrados de la explotacin de los trabajadores y dems sectores populares. Por supuesto, estos lmites no son fijos ni inalterables, dependen de la correlacin de fuerzas en cada caso, del ciclo econmico ms o menos favorable para arrancar conquistas a los empresarios y al gobierno; y, sobre todo, de la calidad poltica y moral de los dirigentes obreros y populares que estn al frente de nuestras organizaciones y que tienen una res-ponsabilidad principal en organizar la lucha y la movilizacin social.

    Y, en cualquier caso, la experiencia histrica ha demostrado que las conquis-tas y los avances sociales que conquistamos ayer y que el sistema capitalista nos

    b

    PODEMOS debe ser el luchador ms

    consecuente por las reformas. Pero

    debemos advertir que la lucha por reformas

    dentro del sistema capitalista tiene lmites,

    establecidos por los intereses de los grandes empresarios, banqueros

    y multinacionales

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    dio con una mano, hoy nos lo est quitando con la otra, que toda conquista es temporal cuando eventualmente cambia la correlacin de fuerzas entre las clases, y que la nica manera de disfrutar permanentemente de nuestros avances socia-les y de mejorarlos indefinidamente es transformando radicalmente la sociedad capitalista.

    Los perodos donde las reformas progresistas han sido aplicadas se han dado generalmente en el contexto de un auge importante de la economa, como vi-mos en el pasado reciente con medidas tales como las ayudas a la dependencia, al fomento de la natalidad, alquiler de viviendas, etc. Aqu, pese a la evasin fiscal de los grandes empresarios, el Estado obtena altos ingresos por la mayor actividad econmica general, los impuestos procedentes de una masa mayor de trabajadores activos, etc. y poda sufragar estas medidas. Pero, en la situacin ac-tual de crisis y estancamiento econmico prolongado que los economistas bur-gueses serios estiman que durar al menos dos dcadas donde la evasin fiscal empresarial se mantiene y profundiza, los menores ingresos del Estado conllevan brutales polticas de ajuste que se agravan por el crecimiento exponencial de la deuda pblica, debido a los rescates bancarios y de empresas, lo que impone recortes aadidos al gasto pblico social.

    Toda reforma avanzada slo puede conseguirse obligando a los grandes em-presarios a prescindir de una parte de sus beneficios para que sean transferidos al conjunto de la sociedad y as poder financiar dichas mejoras sociales. Claro, ellos lo vern como un asalto intolerable a su derecho de propiedad y un despilfarro. No importa que esos beneficios privados los obtengan en realidad del trabajo no pagado a la clase obrera y de la expoliacin de los recursos de los pases po-bres; es decir, a travs del robo y de la explotacin.

    Por eso, debemos advertir de los intentos de la clase dominante de boico-tear y obstaculizar cualquier medida social progresista, utilizando si hace falta su control sobre el aparato del Estado, como la casta de jueces y fiscales que escapa a cualquier control popular democrtico. Baste recordar la tmida ley de vivienda andaluza, aprobada por el gobierno de la Junta de Andaluca en 2013, que proyectaba expropiar temporalmente el uso de las viviendas vacas de ban-cos e inmobiliarias a favor de familias desahuciadas, y que fue inmediatamente paralizada por el Tribunal Constitucional por afectar los derechos de propiedad de bancos e inmobiliarias.

    Una medida aparentemente razonable y moderada como fomentar el crdito a las pequeas y medianas empresas, incluida en el programa de PODEMOS,

    Toda reforma que obligue a los empresarios a prescindir de parte de sus beneficios es denunciada como un asalto a su propiedad. Pero sus beneficios proceden del trabajo no pagado a los trabajadores; es decir, del robo y la explotacin

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    sera deseable, pero al final, nadie puede obligar a los bancos otorgar prstamos si no lo consideran un negocio seguro, porque es su propiedad; ms an un contexto como el actual de estancamiento econmico prolongado.

    Otras propuestas aparentemente justas y lgicas, como establecer una au-ditora de la deuda pblica para comprobar su legitimidad, se enfrentan a la misma situacin. El problema aqu es quin hara esa auditora y cmo podramos imponer una quita sustancial a la misma para que sea aceptada por los grandes bancos y financieros internacionales.

    Imaginemos una medida bsica para reducir el desempleo: el reparto del tra-bajo. Reducir la jornada laboral a 6 horas diarias o 35 horas semanales, sin re-duccin salarial, para que los parados puedan ocupar los puestos de trabajo que quedaran vacantes. Ciertamente, podramos y deberamos sacar una ley para obligar a las empresas a aplicar esa medida. Pero es probable que los empresa-rios respondan que estas empresas son su propiedad y argirn que no tienen dinero para contratar a ms trabajadores, chantajendonos con que se llevarn las empresas a otro sitio, o las cerrarn, para obligar al gobierno a dar marcha atrs. Esto nos obliga a pensar y a tener una alternativa cuando se den este tipo de situaciones.

    Tambin est el caso de una de las propuestas ms relevantes de PODEMOS, como es la Renta Bsica Universal de 670 euros al mes. Nuestros compaeros del equipo econmico de PODEMOS argumentan que podran sacar el dinero nece-sario para la RBU, terminando con la evasin fiscal de los grandes empresarios. La dificultad aqu es que los grandes empresarios se saltan la ley a voluntad y no existe mecanismo legal alguno que les obligue a tributar lo que formalmente les marca la ley, porque no hay nadie que controle sus cuentas al margen de ellos mis-mos. No olvidemos que, aun cuando el Impuesto de Sociedades obliga a pagar el 25% de los beneficios, el pago efectivo es de menos del 6%, sin cometer ninguna ilegalidad y sin evasin fiscal aparente, aprovechando las exenciones de impuestos legales y otras vas de escape que deja abiertas la ley.

    Hablemos claro, sin un control obrero genuino sobre los libros de caja de las empresas, los capitalistas siempre podrn falsear sus cuentas y evadir al fisco, que es lo que hacen. Y si cualquier gobierno tomada medidas efectivas para obligarles a pagar lo que deben, simplemente ser chantajeado con amenazas de cierre de empresas o de traslado de inversiones a otros pases con menos regulaciones.

    Se mire por donde se mire, queda claro, tanto en las propuestas de reformas y mejoras sociales ms simples y modestas, como en las ms ambiciosas e impor-

    Sin un control obrero genuino sobre los

    libros de balance de las empresas, los grandes empresarios siempre

    podrn falsear sus cuentas y evadir al fisco,

    que es lo que hacen.

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    tantes, que es imposible avanzar un solo paso sin encontrarse con la resistencia y la oposicin de los grandes empresarios, banqueros y terratenientes, y de sus agentes en el aparato del Estado y en los gobiernos. Y a esta eventualidad debe-mos oponer una alternativa.

    EL kEyNESIANISMO y LA CRISIS ECONMICA CAPITALISTA Existe una corriente de pensamiento econmico que afirma que es posible una tercera va entre las polticas capitalistas salvajes de ajuste y las polticas socia-listas de expropiacin de los grandes capitalistas. Es lo que se llama keynesia-nismo, cuyo nombre deriva del economista ingls de los aos 30 y 40 del siglo pasado, John Maynard Keynes, quien afirmaba que el gasto pblico poda ocupar temporalmente el papel del capital privado en dinamizar la inversin productiva y el consumo, abreviando la espera de una recuperacin del auge econmico fu-turo.Por supuesto, estamos completamente de acuerdo con una poltica de es-timular el desarrollo econmico a travs de subvenciones pblicas, creacin de infraestructuras, aumento de los gastos sociales, y dems. Ahora bien, la nica vez que este tipo de polticas de Estado tuvo realmente xito bajo el capitalismo, de manera temporal, fue en los aos 40-50 del siglo pasado, despus de la 2 Guerra Mundial, en medio de un potente auge econmico que dur 3 dcadas. Y no obstante, el keynesianismo tuvo que ser finalmente abandonado a mediados de la dcada de 1970 tras provocar una explosin de inflacin, de subida desbocada de los precios, como consecuencia de la inyeccin de dinero en una economa ya saturada de mercancas, donde la cantidad de papel moneda circulando represen-taba un valor mucho mayor que las mercancas producidas.

    No tenemos espacio aqu para tratar las condiciones y concatenaciones parti-culares que permitieron que tal auge tuviera lugar, y que expondremos en otros materiales. Lo que s podemos afirmar es que dichas condiciones estn hoy ausen-tes y que la perspectiva, no slo de los marxistas, sino incluso de los economistas burgueses ms serios, es que tenemos por delante, no aos, sino dcadas de creci-miento raqutico, estancamiento y polticas de ajuste en todo el mundo. Esto es as porque existe una enorme sobrecapacidad productiva instalada globalmente, que no puede dar salida a la cantidad enorme de mercancas que se puede producir en los estrechos mrgenes del mercado capitalista. Esto se agrava con las enormes deudas pblicas que soportan la mayora de los pases capitalistas que, por un lado, implican agudos recortes en el gasto pblico lo que reduce an ms el con-sumo y, por otro, absorben la escasa riqueza producida para devolver las deudas acumuladas, impidiendo que esa riqueza se vuelque en el desarrollo econmico.

    Por tanto, la crisis actual no es una estafa como proclaman enfticamente algunos compaeros en la izquierda y en los movimientos sociales sino una dura realidad. Y es lo que explica la existencia de cerca de 6 millones de parados en nuestro pas, o que hayan sido cerradas miles de empresas y negocios, la cada del consumo, etc.

    La crisis es producto de la anarqua de la produccin capitalista, que tiende a producir mercancas en masa para conseguir el mximo de beneficios para los propietarios de las empresas. Esto lleva inevitablemente, en cierta etapa, a la so-breproduccin de mercancas y a la sobrecapacidad productiva instalada; porque el mercado es necesariamente limitado mientras que la capacidad productiva de las empresas tiende a incrementarse sin fin.

    Ya, a fines de los aos 90 del siglo pasado, estaban presentes los elementos de esta crisis de sobreproduccin, pero los grandes caciques de la economa mundial decidieron prolongar artificialmente el boom econmico, reduciendo los tipos de inters a niveles histricamente bajos para incrementar la fiesta del consumo, estimulando as el endeudamiento crediticio de empresas, familias y Estados. Esta orga de crditos y consumo, que dur ms de una dcada, dio lugar a las distintas burbujas especulativas (inmobiliaria, derivados, oro, etc.) que

    B

    La produccin capitalista busca conseguir el mximo de beneficios para los empresarios. Esto lleva inevitablemente a la sobreproduccin de mercancas, ya que la capacidad productiva tiende a incrementarse sin fin, mientras el mercado es limitado

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    terminaron en la catstrofe del 2008, cuando todo salt por los aires. Entonces tuvimos una montaa de crditos impagados de empresas y bancos, que tuvie-ron que ser rescatados por los Estados, mientras millones de trabajadores per-dan sus empleos por los cierres masivos de fbricas y empresas.

    De manera que el problema no es la falta de liquidez, de dinero para consumir o invertir, como afirman los keynesianos. En los EE.UU. los grandes monopolios disponen de cerca de 2 billones de dlares en sus cuentas, que en lo fundamental no estn invirtiendo en la produccin, y en la Unin Europea la cifra es de alre-dedor de un billn. No invierten, no por falta de dinero o liquidez, sino porque no confan en poder vender en el mercado todo lo que podran producir. Por la misma razn, los bancos se niegan a prestar dinero para que las empresas invier-tan en producir bienes que sobran por todas partes.

    Los partidarios del keynesianismo dicen que debe ser el Estado quien asuma la funcin de estimular el consumo con el gasto pblico. Pero ya hay una enorme deuda pblica que pagar. En el Estado espaol esta deuda equivale actualmente, a la riqueza anual que produce el pas, ms de 1 billn de euros, y sigue en au-mento De dnde va a sacar ms dinero el Estado? En lugar de aumentar el gasto pblico, todos los gobiernos estn recortndolo y despidiendo a trabajadores del Estado.

    Ya explicamos anteriormente las limitaciones de apostar todo a subir los im-puestos a los ricos. Por ejemplo, el presidente francs Hollande, propuso aumen-tar un 75% el impuesto a los altos ingresos. Esto sin duda le dio votos, pero al tratar de ponerlo en prctica, provoc inmediatamente una salida masiva de capitales de Francia a Suiza y a otros pases, lo que le oblig a dar un giro de 180 y aplicar la poltica contraria: ajustar a los pobres y a los trabajadores. El problema es que no se puede controlar lo que no se posee. Una vez ms, nos topamos con el muro que representan el control de la economa de las grandes empresas y multinacionales que actan para su propio beneficio a costa de la mayora de la sociedad.

    LA TEORA DEL DECRECIMIENTO Dentro de la izquierda y del mo-vimiento popular existen compaeros partidarios del decrecimiento. Afirman que la crisis es causada por el exceso de produccin y el consumo de masas desaforado, que estimula el endeudamiento, agota los recursos del planeta y provoca los desastres medioambientales. As, incluso una futura sociedad so-

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    Las grandes corporaciones

    norteamericanas disponen de cerca de 2 billones de dlares en sus cuentas, y las

    europeas alrededor de un billn. Si no invierten es porque no confan en

    poder vender todo lo que podran producir

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    cialista no tendra margen alguno para un desarrollo de las fuerzas productivas mayor al actual, dados estos recursos limitados del planeta.

    En realidad, los partidarios del decrecimiento confunden los efectos con las causas, lo que convierte sus propuestas en utpicas e irreales.

    La sobreproduccin causada por la anarqua de la produccin capitalista est impulsada por la codicia del beneficio, la cual se asienta en la propie-dad privada de las empresas. Igual que no podemos convertir a un tigre en vegetariano, ninguna mxima moral, catstrofe medioambiental, o decreto gubernamental puede acabar con la codicia empresarial, que es la base del sistema econmico capitalista. Sin acabar con el poder econmico de la oli-garqua econmica no hay manera de planificar democrtica y armnicamente las fuerzas productivas en beneficio del conjunto de la sociedad, y preservar un medioambiente sano.

    Tampoco estamos de acuerdo con el malthusianismo que subyace en la teora del decrecimiento, cuando propone lmites en el desarrollo de las fuerzas productivas y en el bienestar de la humanidad, a causa de lo limitado de nuestros recursos.

    La tcnica moderna permitira reciclar hasta el 90% de la produccin: me-tales, plsticos, papel, lquidos, material de construccin, basura y detritus, etc. Es el lobby de las grandes compaas petroleras y elctricas una rama poderosa de la oligarqua mundial quien frena cualquier avance significativo hacia la produccin de energas alternativas limpias: fusin nuclear, solar, fo-tovoltaica, mareas, etc. y productos mucho menos contaminantes (vehculos elctricos, etc.). Por supuesto, una sociedad socialista acabara con el consu-mo irracional, intil y daino que fomenta la publicidad empresarial; sera un consumo armnico, racional, planificado y decidido por todos, que no hara retroceder nuestro bienestar social, sino que lo impulsara hacia adelante y lo extendera a toda la humanidad. Un buen sistema de transporte pblico, eficaz y desarrollado hara superfluo el uso intensivo del automvil privado; las mo-dernas tcnicas de construccin verde eliminaran el despilfarro de consumo elctrico, de agua y gas de nuestros edificios. Ya el uso generalizado de las comunicaciones por internet, etc. permiten un ahorro considerable de papel.

    Cada nuevo desafo, reto o dificultad coyuntural, estimular an ms el in-genio humano, y abrir caminos de desarrollo insospechados a la humanidad. Pero la condicin para esto es liberarnos de la camisa de fuerza de la propie-dad privada y del beneficio empresarial. Eso abrir un horizonte extraordinario de avances y bienestar inimaginables a millones de hombres y mujeres. Slo el socialismo puede hacerlo posible.

    LA NECESIDAD DE UN PROGRAMA DE TRANSICIN AL SO-CIALISMO Fue Cicern, el clebre orador y legislador de la antigua Roma, quien proclam: Salus populi suprema lex est, que significa La salvacin del pueblo es la ley suprema Cun acertadamente se aplica esta mxima a los intereses populares que se ven arrasados en la poca actual por la codicia de un puado de poderosos!

    En nuestro pas, la salvacin del pueblo, su inters, su futuro y bienestar, pasa por la defensa incondicional de las condiciones de vida de las masas de la poblacin, de los de abajo, y particularmente de la parte ms creativa, progresista y vital de la sociedad: los trabajadores y sus familias, para impedir su degradacin fsica y moral. Es absolutamente necesario que las necesidades bsicas (como el trabajo, el salario, la vivienda, la salud o la educacin) estn aseguradas para todos en las condiciones ms elevadas y dignas. Y el primer paso debe ser exigir la reparacin plena de todas las conquistas y condiciones sociales y laborales que los gobiernos del PSOE y, sobre todo, del PP han elimi-nado y destruido en los ltimos 5 aos.

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    Los partidarios del decrecimiento obvian lo fundamental: sin acabar con el poder de la oligarqua econmica no hay manera de planificar democrtica y armnicamente las fuerzas productivas en beneficio de la sociedad, y preservar un medioambiente sano

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    Por eso debemos exigir: Fuera la reforma laboral del PP y dems reformas reaccionarias precedentes impulsadas por el PSOE en materia laboral! Reposi-cin de todos los empleos destruidos! Reposicin de todos los gastos sociales suprimidos a nivel central y autonmico en sanidad, educacin, infraestructuras, dependencia, pensiones, discapacidad! Devolucin de todas las viviendas em-bargadas! Abajo toda la legislacin reaccionaria del PP: la ley de costas que privatiza nuestras playas, la ley de seguridad ciudadana que ilegaliza los piquetes de huelga, la reforma judicial que impone tasas de miles de euros para poder reclamar, la ley Wert de educacin que refuerza la enseanza clasista, la reforma fiscal que le baja los impuestos a los ricos!

    Por encima de todo, nuestra consigna debe ser: No es nuestra crisis! No la pagamos!

    Cualquier programa coherente que ofrezca nuestra organizacin debe partir de esta base. Este programa debera incluir, entre otras, las siguientes medidas:

    a) Repudiar la deuda pblica. En Espaa, como en todo el sur de Europa, el dficit presupuestario y la deuda pblica se han convertido en elementos clave de la situacin, al punto que el gobierno aplica recortes masivos para justificar su pago. Es imposible acometer un plan de inversiones en obras pblicas sociales, en viviendas y hospitales, y restituir los gastos sociales eliminados, sin repudiar y anular el pago de esta deuda.

    Desde 2008 la deuda pblica espaola se increment en 650.000 millones de euros, pasando del 36% del PIB al 98% actual. La mayor parte est en ma-nos de los bancos, del Banco Central Europeo y de grandes inversores naciona-les y extranjeros. Gran parte de la deuda se gener para rescatar a los bancos y grandes empresas que transfirieron al Estado sus propias deudas. Es una deuda ilegtima y fraudulenta. Succiona la savia vital de la economa espaola transfiriendo anualmente ms de 35.000 millones de euros al pago de intere-ses, el verdadero negocio de la deuda pblica, que va a los mismos bancos e inversores que fueron salvados con el dinero pblico. Por eso debemos repudiar el pago de esta deuda. Slo habra que respetar, devolvindoles su dinero, a los pequeos ahorradores que no disponen de otros recursos o que depositaron all sus ahorros de toda una vida de trabajo.

    En el programa de PODEMOS se defiende una auditora de la deuda para averiguar cul es su parte legtima y su parte ilegtima. Estamos de acuerdo con esto, pero falta por definir quines deben llevar adelante esta investiga-cin. Y para nosotros no deben ser otros que representantes reconocidos del pueblo trabajador, de los sindicatos y de los movimientos sociales, y con una autoridad moral irreprochable. Y su fin debe ser exponer documentalmente las mentiras, corruptelas, desmanes y saqueos que implic el negocio de la deuda pblica en los ltimos aos, y as demostrar ante el conjunto de la poblacin la necesidad de su repudio en las condiciones que antes planteamos.

    b) Para terminar con el paro, repartir el empleo sin reduccin salarial. Nacionalizacin de toda empresa que cierre o despida trabajadores. En el Estado espaol hay ms de 5 millones de parados, un 24% de la pobla-cin activa, y muchas necesidades sociales por satisfacer. Esto significa ms de 5 millones de jornadas de trabajo sin generar riqueza, sin producir cosas tiles, sin investigar, sin inventar, sin ensear, y sin prestar servicios sociales Qu des-pilfarro tan intolerable de creatividad humana! Es un desperdicio increble de talento de millones de hombres y mujeres, de brazos cados y de intelectos sin usar, que no podemos permitirnos. Los trabajadores y los jvenes desemplea-

    ?

    ?

    Es imposible acometer un plan de inversiones

    en infraestructuras, viviendas, hospitales, educacin, y restituir

    los gastos sociales eliminados, sin

    repudiar el pago de la deuda pblica, salvo a pequeos acreedores

    que depositaron all sus ahorros de una vida de

    trabajo

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    dos arden en deseos de mostrarse tiles y productivos, y contribuir al desarrollo de nuestra sociedad, y tambin aspiran a una vida digna e independiente como seres humanos libres. La introduccin inmediata de una semana de 35 horas sin prdida de salario nos permitira movilizar a millones de trabajadores desem-pleados para construir casas, escuelas, carreteras y hospitales y muchos otros bienes que se precisan para satisfacer las necesidades de la sociedad. Lo que hay que hacer es repartir el trabajo entre todos los brazos existentes, por rama de produccin. As, trabajando menos, trabajamos todos, y sin reducciones de salario, para preservar las condiciones de vida de las familias obreras. Esta ser la mejor manera de terminar con el desempleo sin repartir la miseria.

    Esta medida permitira absorber una parte importante de los trabajadores despedidos en los ltimos aos.

    Si las empresas declaran no tener recursos para reducir la jornada y contra-tar a los trabajadores necesarios para cubrir los puestos vacantes, habra que aprobar un decreto que instaure el control obrero obligatorio, formado por representantes de los trabajadores elegidos en asambleas, para inspeccionar los libros de cuenta de las empresas y comprobar su estado financiero. Aquellas empresas que se nieguen a reducir la jornada y contratar trabajadores, aunque estn en condiciones de hacerlo, o que amenacen con cerrarlas o trasladarlas al extranjero, deben ser expropiadas sin indemnizacin, bajo el control de sus tra-bajadores. De la misma manera, no podemos aceptar ms despidos de trabaja-dores. Cada nuevo parado significa que toda una familia es condenada a caer en el pozo de la miseria y la degradacin, y que un proyecto de vida es negado a un joven trabajador que nunca podr acceder a un puesto de trabajo que ha sido destruido. Por eso planteamos la nacionalizacin, bajo control obrero, y sin indemnizacin de toda fbrica que cierre o despida trabajadores.

    Si el empresario ha dejado de jugar un papel social progresista en hacer avanzar la sociedad, y slo busca su enriquecimiento personal a costa del ham-bre de decenas o de cientos de familias, deben ser los trabajadores quienes tomemos el control de lo que producimos, sustituyendo la bsqueda del lucro, por el fin social de la produccin.

    c) Plan nacional de desarrollo de infraestructuras, servicios so-ciales y culturales para terminar con el desempleo y mejorar las condiciones de nuestros pueblos, ciudades y barrios. Para absorber el desempleo restante, una vez reducida la jornada laboral y repartido el trabajo por rama de produccin, se necesita aplicar un plan nacio-nal de construccin, reparacin y modernizacin de infraestructuras y servicios sociales y culturales (carreteras, hospitales, escuelas, canalizaciones, viviendas sociales, limpieza de montes, servicios de asistencia a domicilio a personas con dependencia, guarderas, centros culturales, polideportivos, bibliotecas, casas de la cultura, etc.)

    d) Supresin de la precariedad del empleo. Fijo en plantilla a los 15 das. Los trabajadores necesitamos estabilidad laboral para aspirar a un proyecto de vida digno para nosotros y nuestras familias. Esto slo puede hacerse con con-tratos indefinidos Ya est bien que los empresarios se lucren con el chantaje permanente a que nos someten con renovarnos o no el contrato! Los empleos eventuales deben ser suprimidos, pues slo sirven para devaluar el salario y las condiciones laborales. 15 das de prueba son ms que suficientes para evaluar la idoneidad del trabajador en su puesto de trabajo, y las condiciones laborales y de seguridad e higiene en el trabajo. Debe ser un comit de trabajadores, elegido en asamblea, quien evale la idoneidad tanto del trabajador como del

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    El reparto del trabajo, introduciendo la semana laboral de 35 horas sin reduccin salarial, permitira movilizar a millones de desempleados para construir casas, escuelas, carreteras, hospitales, y otros bienes, indispensables para satisfacer las necesidades de la sociedad

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    puesto de trabajo, y no el empresario, para evitar abusos y represalias por re-clamos laborales o de otra ndole.

    e) Escala mvil precios-salarios. Preservar el nivel de vida de de las familias trabajadoras debe ser nuestra priori-dad, para evitar la lumpenizacin y degradacin moral de nuestra clase y dems sectores populares. Por eso es necesario introducir un mecanismo que obligue a subir automticamente los salarios, pensiones y otros subsidios sociales con la subida de los precios, para no perder poder adquisitivo.

    f) Salario Mnimo Interprofesional y jubilaciones mnimas de 1.200 euros.El alto costo de la vivienda, los alimentos, el combustible, sumado a las crecientes necesidades de la vida moderna, exige un salario decente y digno para todos que se site por encima del nivel de subsistencia. Un SMI decente ayuda adems a que los empresarios no rebajen el nivel salarial general de los trabajadores situa-dos en mejores condiciones. Es por eso que planteamos un salario mnimo de 1.200 euros, equivalente al 60% del salario medio de un trabajador cualificado.

    Igualmente, las necesidades de los jubilados y jubiladas no disminuyen al dejar de trabajar, ms bien al contrario. Sobre todo, el incremento de los gastos farma-cuticos o el pago de ayuda a domicilio imponen una carga muy pesada sobre los haberes de nuestros mayores y sus familias. Por eso planteamos una pensin mnima equivalente al SMI de 1.200 euros.

    g) Renta bsica de 1.200 euros para desempleados, personas con necesidades especiales y perceptores de pensiones no contributi-vas.Aquellas personas que no estn en condiciones de trabajar, por encontrarse tem-poralmente desempleadas, o por estar sujetas a alguna necesidad especial o de otra naturaleza deben recibir una renta bsica de 1.200 euros a cargo del Estado para que sus condiciones de vida no desciendan por debajo del mnimo estable-cido sobre los trabajadores y jubilados. Eso tambin estimular a los empresarios a pagar salarios por encima del mnimo legal establecido de 1.200 euros.

    h) Viviendas dignas para todos. Prohibicin de los desahucios. Ex-propiacin sin indemnizacin de las viviendas e inmuebles vacos en manos de bancos y promotoras inmobiliarias. Alquiler social o hipoteca no superior al 15% de los ingresos familiares. La vivienda es un derecho humano bsico y no puede estar sometido al dictado del afn de lucro de bancos, inmobiliarias y empresas constructoras. Es inacepta-ble que se haya convertido en la norma que la mitad de los ingresos familiares de los trabajadores se destine a pagar o alquilar una vivienda. Debe ser el conjunto de la sociedad quien garantice a todo el mundo un techo digno para vivir y a un precio de costo que elimine el lucro privado y la codicia empresarial. Una medida bsica para avanzar en esto debera ser la expropiacin de todas las viviendas vacas en manos de bancos e inmobiliarias, sin indemnizacin. Eso permitira po-nerlas en alquiler para todo el mundo que las necesitara con no ms del 15% de los ingresos familiares. En relacin a la dacin en pago, apoyamos esta demanda como medida de emergencia para que se cancelen automticamente las deudas hipotecarias en caso de desahucio, y mientras no estemos en el gobierno para aplicar nuestro programa. Pero no debe ser nuestra alternativa aceptar la prdida de la propiedad de la vivienda familiar ante la imposibilidad de seguir pagando

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    Es necesario nacionalizar los sectores

    estratgicos que dominan la economa, incluida la banca, bajo

    la administracin y el control democrtico de

    los trabajadores que trabajan en ellos y del

    conjunto de la sociedad

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    una hipoteca o un alquiler, por causa de su carcter abusivo o por la disminucin de los ingresos familiares debido a la crisis o al paro. Nuestra alternativa debe ser prohibir los desahucios y que se reduzca la hipoteca y el alquiler por ley a no ms del 15% de los ingresos familiares. Si el banco o la inmobiliaria no aceptara esto, la vivienda debera ser expropiada por el Estado, y entregada a la familia bajo esas condiciones de pago.

    La construccin de viviendas y otras infraestructuras bsicas debe tener un fin social. Nadie tiene derecho a hacer negocio con las necesidades humanas bsi-cas. Por eso proponemos la nacionalizacin, bajo control obrero, y sin indemni-zacin salvo a los pequeos accionistas, de las grandes empresas constructoras, que se lucran adems con los servicios municipales de agua y saneamiento de la mayora de los ayuntamientos del pas, y que deben ser municipalizados sin indemnizacin alguna.

    i) Nacionalizar la banca y los sectores estratgicos de la economa.El repudio de la deuda pblica planteara inmediatamente la cuestin de cmo financiara sus gastos un gobierno popular y de la izquierda. A lo que responde-mos: a travs de la expropiacin sin compensacin de todo el sector bancario y de seguros, y su centralizacin en un banco pblico nacional para que sirva de instrumento para la planificacin de la economa.

    La expropiacin del capital financiero ofrecer muchas oportunidades para resolver los problemas a que se enfrenta la sociedad. Sin embargo, la naciona-lizacin de los bancos es, en s misma, insuficiente. Incluso si todo el sistema bancario fuera nacionalizado no se pondra fin a la anarqua del capitalismo. Es necesario nacionalizar los sectores estratgicos que dominan la economa, bajo la administracin y el control democrtico de los trabajadores que trabajan en ellos y del conjunto de la sociedad.

    Estos sectores estratgicos lo conforman los grandes monopolios que con-trolan el grueso de la actividad econmica del pas y que estn en manos de un puado de grandes capitalistas riqusimos que, en el caso del Estado espaol, se concentran en apenas 200 familias. Y son: la energa (electricidad, gas y pe-trleo), las grandes redes de transporte y de logstica, la gran industria, el gran comercio, las grandes empresas de telecomunicaciones, las grandes empresas de construccin y los latifundios, fundamentalmente.

    Concretamente, habra que comenzar nacionalizando las 35 empresas ms

    /La vivienda debe quedar al margen del lucro privado empresarial. Deberamos expropiar las viviendas vacas de bancos e inmobiliarias para ponerlas a disposicin de quien las necesitara con no ms del 15% de los ingresos familiares

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    grandes del pas, agrupadas en el IBEX35 (las 35 compaas con mayor volumen de cotizacin burstil) y completarlo con la nacionalizacin de las 100 grandes empresas que cotizan en la Bolsa y que en conjunto suponen el 70% de la activi-dad econmica del Estado espaol. Con esto, sera ms que suficiente para iniciar una planificacin de los recursos del pas que atienda los intereses de la inmensa mayora de la poblacin.

    Debemos remarcar nuestro rechazo a la compensacin de estos grupos mo-noplicos por su nacionalizacin. Ya que eso implicara que estas empresas y el Estado mismo quedaran descapitalizados y gastaran recursos que no tienen para compensar a la oligarqua que controla dichos monopolios. La oligarqua ya sac miles de millones de euros de beneficios en aos y dcadas de posesin de esas palancas econmicas, y no merecen un euro ms sacado del esfuerzo, el tra-bajo y el sudor de los trabajadores. Lo que s estamos de acuerdo en compensar e indemnizar a los pequeos accionistas y ahorradores que depositaron en estas empresas sus pequeos capitales y ahorros de toda la vida. Pero esto representa una parte muy pequea del capital de estas grandes empresas, y no hipotecara sus recursos y desarrollo.

    Hay que decir, adems, que muchas de estas empresas monoplicas eran has-ta hace 10, 15 20 aos, empresas pblicas muy rentables. Eran propiedad del pueblo y fueron levantadas por generaciones de trabajadores, pero terminaron apropiadas y saqueadas por los amigos del poder y por la oligarqua espaola a precios de saldo. Tales empresas son, entre otras: Endesa (elctrica), Telefni-ca, Repsol (antigua CAMPSA), Argentaria (banca pblica apropiada por el BBV), Iberia, la antigua siderrgica Ensidesa (ahora en el grupo Mittal-Arcelor), SEAT (en manos de Volkswagen), Tabacalera (hoy Altadis), etc., o expropiaciones del Estado de grupos capitalistas insolventes como Rumasa o bancos como Banesto, que luego fueron privatizados por unas cuantas monedas.

    Las grandes palancas de la economa deben estar en manos del Estado, y ste en manos de la clase trabajadora y dems sectores populares. Slo entonces ser posible planificar las fuerzas productivas de forma racional y armoniosa.

    QU PASA CON LOS PEQUEOS PROPIETARIOS? Los marxistas no pretendemos, como falsamente propala la propaganda venenosa de la dere-cha, arrebatarles su propiedad a los pequeos propietarios; quienes, en realidad, estn igualmente sometidos al dictado de la gran empresa y de los grandes ban-cos. Es suficiente con nacionalizar las grandes empresas que suponen el 70% de la economa, ms que de sobra para poner en marcha un plan de produccin racional y democrtico que ponga las bases para solucionar los principales pro-blemas que enfrentamos: el paro, la falta de vivienda, los bajos salarios, la crisis medioambiental, y terminar con el despilfarro y la corrupcin de los grandes empresarios y su corte de polticos a sueldo.

    En realidad, los pequeos empresarios y propietarios saldran tan beneficia-dos como los trabajadores de una economa nacionalizada a gran escala, ya que tendran acceso a crditos a muy bajo inters por parte de una banca naciona-lizada y a redes de comercializacin muy baratas para hacer frente a sus nece-sidades. Y seran libres de incorporarse voluntaria y gradualmente al resto de la economa nacionalizada.

    UNA ALTERNATIvA SOCIALISTA PARA TODA EUROPA La clase dominante ha demostrado su incompetencia para seguir rigiendo los destinos de la sociedad, debe ser la clase trabajadora la que se ponga a la cabeza de la misma y seale una salida al caos y barbarie actuales.

    PODEMOS ha despertado enormes expectativas e ilusin en un sector cre-ciente de la poblacin. Pero estamos seguros de que si PODEMOS diera a cono-

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    Los pequeos propietarios tambin saldran beneficiados

    de una economa nacionalizada a gran

    escala. Tendran acceso a crditos

    baratos de una banca nacionalizada y a redes

    de comercializacin pblicas para

    hacer frente a sus necesidades

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    cer un programa como el que planteamos aqu despertara un apoyo irresistible an ms masivo.

    Este apoyo sera mucho ms abrumador si al da siguiente de una hipottica victoria electoral de PODEMOS la gente viera que pasamos de las palabras a los hechos. En tal situacin, nuestros mximos representantes deberan ir a la televisin a decirle al pueblo, ms o menos lo siguiente: nos habis elegido para representar vuestros intereses, y tenemos la intencin de hacer precisamente eso. Renunciamos a las polticas de ajuste criminales y a seguir bajo el mandato de la Troika No vamos a pagarles un solo euro a los ladrones que arruinaron al pas! Vamos a cancelar y revertir inmediatamente todos los recortes, privatizaciones, despidos y otras contrarreformas que les han sido infligidos a los trabajadores, jvenes y pensionistas de nuestro pas. Con el fin de tomar el control de nuestra propia economa, vamos a expropiar los latifundios, los bancos y las grandes empresas sin ningn tipo de compensacin, salvo a los pequeos accionistas y ahorradores. Vamos a introducir un plan de produccin que movilice a los desempleados para construir casas, escuelas y hospitales, que la gente necesita. Vamos a introducir el monopolio estatal del comercio exterior y prohibir la ex-portacin de capital, para que as toda la riqueza producida est bajo el control del pueblo e impedir la evasin de capitales y mercancas que necesitamos para levantar el pas.

    Quin puede oponerse a esto? Por supuesto, se opondrn las 200 familias de oligarcas privilegiados que dominan la economa del pas, unas cuantas de-cenas de miles de individuos de clase media alta que comen de las migajas que caen de los ms ricos, los altos jefes militares y policiales, y la casta judicial. Pero qu fuerza representan todos ellos frente a millones de hombres y mujeres que sostienen la sociedad da a da con su trabajo y esfuerzo? Millones que han manifestado su voluntad de luchar incansablemente por su futuro y el de sus familias. No hay fuerza ms poderosa en la sociedad que la clase trabajadora y la juventud, una vez movilizada y puesta en pie para defender una poltica que atienda los intereses de la inmensa mayora.

    Las condiciones para llevar a cabo esta transformacin de la sociedad de manera pacfica son inmejorables. El aparato represivo est dividido y escindido, expresando los diferentes intereses de clase en pugna. La casta de oficiales apoya a la burguesa y a los ricos, pero en los soldados de tropa, e incluso en la base de la Polica y la Guardia Civil, hay una mayora de miembros procedentes de familias obreras que son sensibles a las reivindicaciones de sus padres y hermanos. No es casualidad que tanto en el ejrcito, como en la Polica y la Guardia Civil hayan surgido sindicatos y asociaciones, algunos de ellos semilegales, que se consideran progresistas y de izquierdas. Tampoco es casualidad que hayan surgido, incluso, crculos de PODEMOS en estos sectores.

    Por su parte, los dirigentes de la derecha y de la socialdemocracia tratan de asustarnos diciendo que si un gobierno de la izquierda en Espaa aplicara esta poltica, sera expulsado del euro y de la Unin Europea. Es una posibilidad, de la misma manera que el conjunto de la burguesa europea tratara de estrangu-lar la economa de nuestro pas para que no cundiera el ejemplo en el resto del continente.

    Pero esta reaccin previsible de los gobiernos burgueses de Europa contra nuestro pas sera solamente una de las caras de la moneda. Dada la interrelacin econmica, poltica y social que existe en la Unin Europea, cualquier medida reaccionaria de la Troika o de Bruselas para tratar de ahogarnos obligara igual-mente a posicionarse a la clase obrera, la juventud y dems sectores populares del resto de Europa. Un Estado espaol socialista despertara inmediatamente la solidaridad de los trabajadores del resto de Europa con movilizaciones multitu-dinarias. Estas movilizaciones no slo apuntaran contra los intentos de aislarnos sino tambin contra la clase dominante de sus pases para exigir las mismas me-didas socialistas que se aplicaran en Espaa.

    Una Espaa socialista despertara la solidaridad de los trabajadores del resto de Europa con movilizaciones multitudinarias. Estas movilizaciones apuntaran tambin contra la clase dominante de sus pases para luchar por las mismas medidas socialistas aplicadas en Espaa

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    De manera que una Espaa socialista no estara aislada. Los trabajadores de Grecia, Portugal e Italia responderan de inmediato, y pronto seran seguidos por los trabajadores de Irlanda, Francia, Gran Bretaa; y s, de Alemania tambin. El impacto sera an mayor que el de la Revolucin Rusa de 1917. Se crearan las bases para el derrocamiento del capitalismo y el establecimiento de los Estados Unidos Socialistas de Europa.

    Debemos decir la verdad a los trabajadores y jvenes espaoles y del sur de Europa, slo tienen una opcin: tomar el poder por medio de un gobierno que aplique un programa socialista.

    Lo que se necesita, por tanto, es una accin de gobierno enrgica, comple-mentada con la movilizacin activa de la clase obrera y de la juventud en las empresas y en las calles, para desbaratar cualquier maniobra de la reaccin, y luego apelar a los trabajadores del resto de Europa a que sigan su ejemplo Abajo la Europa de los banqueros y capitalistas! Por los Estados Unidos Socialistas de Europa! Ese debe ser nuestro lema.

    LA MONARQUA y LA IGLESIA POR QU DEbEMOS LUChAR POR LA REPbLICA? Los marxistas defendemos toda reivindicacin de-mocrtica que tenga un contenido progresista. La experiencia de estos aos de crisis ha demostrado que aquellos derechos democrticos que fueron conquis-tados por la clase obrera en el pasado estn amenazados. No es casualidad que los dirigentes del Partido Popular y sus medios afines, que an tiene en sus filas a no pocos viejos miembros de la Falange fascista, estn utilizando un lenguaje de la poca de Franco en sus ataques contra PODEMOS y la izquierda en general.

    El anterior jefe del Estado, Juan Carlos I, nunca fue elegido por el pueblo sino que fue nombrado por la dictadura de Franco sobre la base de un juramento de lealtad a los principios fascistas del Movimiento del 18 de julio de 1936. Su hijo, Felipe VI, ha heredado el cargo por una simple razn de descendencia. Dejamos a los defensores del rgimen que nos expliquen de qu manera esto es compatible con la verdadera democracia. Nosotros defendemos la abolicin de la monarqua. No obstante, la lucha por una repblica democrtica, si es seria, significa una lucha contra toda la basura acumulada del pasado, incluyendo los repugnantes privilegios de la Iglesia Catlica. sta, a su vez, est inseparablemen-te unida al Capital.

    Los grandes industriales, terratenientes y banqueros espaoles forman un bloque reaccionario que busca apoyo en la Monarqua, la Iglesia, el ejrcito, la polica y la Guardia Civil, en resumen, en la totalidad del viejo aparato de Estado que fue heredado de Franco. Es imposible tocar una parte de este edificio sin amenazar con acabar con toda la estructura. Por eso en el Estado espaol la consigna de una repblica burguesa que deje intacta la dominacin de los de arriba no tiene la ms mnima base.

    Una lucha seria contra la Monarqua slo puede realizarse a travs de la abo-licin de la dictadura de los bancos y los grandes monopolios. Una Repblica slo puede realizarse como un subproducto de la lucha por el socialismo. Los trabajadores en el Estado espaol nunca deben de olvidar que el intento de los republicanos burgueses y sus aliados reformistas en los partidos obreros de limi-tar la revolucin en la dcada de 1930 a la defensa de la Repblica burguesa llev a una terrible derrota y a 40 aos de dictadura franquista. Nuestra consigna no es la Repblica burguesa, sino una Repblica obrera y popular en la que la tierra, los bancos y las industrias estarn en las manos de los trabajadores y dems sectores populares.

    La Iglesia Catlica, a la que an se le permite ejercer un dominio completo en las escuelas privadas, al tiempo que vergonzosamente se llena los bolsillos con el dinero del Estado, lleva aos organizando una campaa reaccionaria contra el derecho al aborto, los derechos de los homosexuales, etc. En ningn otro lugar

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    Una lucha seria contra la Monarqua slo

    puede realizarse a travs de la abolicin de la

    dictadura de los bancos y grandes monopolios.

    Una Repblica slo puede realizarse como un subproducto de la

    lucha por el socialismo

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    es tan urgente como en el Estado espaol la reivindicacin democrtica de la separacin total de la Iglesia y el Estado.

    Pero la separacin de la Iglesia y el Estado no es suficiente. La propiedad de la Iglesia, que es una parte importante del Capital en el Estado espaol, y que se ha construido durante siglos con la expoliacin del pueblo y ha sido pagada con las donaciones generosas del contribuyente, debera ser expropiada y utilizada para ayudar a los pobres a construir nuevas casas, escuelas y hospitales. Esta medida est totalmente de acuerdo con la filosofa original del fundador de la Cristian-dad. No significa la prohibicin de la religin o la limitacin del derecho a rendir culto (o el derecho a no rendir culto), slo que aquellos que deseen inculcar no-ciones religiosas en sus hijos deben hacerlo fuera de las escuelas y exclusivamente con el dinero pagado por los donativos voluntarios de los fieles.

    CMO CONSEGUIR UNA DEMOCRACIA REAL En la sociedad espa-ola hay un cuestionamiento creciente del rgimen poltico actual de democra-cia burguesa llamado eufemsticamente democracia representativa donde se permite a los ciudadanos votar a determinados partidos cada cuatro aos, mientras que la gestin cotidiana de los asuntos generales sigue corriendo a cargo de especialistas, diputados, jueces y funcionarios que escapan al control directo de la poblacin y que permanecen alejados de sus preocupaciones e intereses.

    Hablemos claro, la democracia burguesa es un sistema en el que todo el mundo puede, ms o menos, opinar y votar lo que quiera, siempre que sean los grandes empresarios, banqueros y multinacionales quienes decidan las polticas fundamentales de los gobiernos. Este modelo de democracia no es democr-tico en nada.

    En el programa de PODEMOS se plantean toda una serie de propuestas que representan un avance en la democratizacin de la sociedad: como limitar los salarios de los altos funcionarios y de los cargos pblicos, revocacin en cual-quier momento de todos los cargos pblicos por los electores, referndums vinculantes, y dems. Sin embargo, con ser necesario, esto an est lejos de representar un avance decisivo hacia una democracia real.

    La democracia seguir siendo una palabra huera y vaca mientras sean otros quienes decidan quin puede trabajar y quin no, quin puede tener una vi-vienda y quin no, quin puede permitirse estudiar en la universidad y quin

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    La democracia burguesa es un sistema en el que todo el mundo puede, ms o menos, opinar y votar lo que quiera, siempre que los gra