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Por: Emanuele Amodio, Olinda Celestino,
María Nelly Cuculiza, Carlos Junquera, Víctor Peralta Ruiz, Joanne Rappaport
Biblioteca del V Centenario. Las culturas de América en la época del Descubrimiento : Seminario sobre la situación de la investigación de la cultura Taina (Madrid, 12 y 13 de abril de 1983) y Seminario sobre la situación de la investigación de las culturas indígenas de la Patagonia (Madrid, 12 y 13 abril de 1984 ). Ediciones Cultura Hispánica. Madrid. 185 pp. y 272 pp.
Con motivo de conmemorar el V Centenario del Descubrimiento de América , diversas instituciones han programado una.serie de actos culturales que acerquen a los hombres de hoy al vivir del ayer americano, así como al presente . .
España no podía estar ausente de recordar este acontecimiento. Una comisión nacional se encarga de organizar y coordinar diversos actos en estos años previos a la conmemoración de los 500 años de la llegada de Colón a tierras americanas.
Conferencias, exposiciones seminarios,
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etc. han sido programados para que los españoles de hoy puedan aproximarse a las diversas etnias y culturas americanas. La Comisión Nacional no ha escatimado esfuerzos y ha buscado la forma de ofrecer la mejor información, acudiendo a los especialistas de cada materia.
Las conferencias y cuantos aspectos científicos se desarrollen con este motivo serán recogidas y publicadas en una serie que lleva por título Biblioteca V Centenario, con lo que se pretende divulgar la situación de las diferentes culturas en el momento del descubrimiento y el acontecer posterior de éstas al contactar con los españoles. La publicación de esta serie está auspiciada por el Instituto Iberoamericano de Cooperación y Desarrollo, con sede en Madrid .
Los días 12 y 13 de abril de 1983 se inauguró el I Seminario dedicado a la cultura Taina. Un grupo selecto de especialistas fueron ofreciendo los diversos aspectos de esta cultura : orígenes, lengua, arqueología,
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ecología, patología, etc. El área antillana o Circuncaribe es un
mundo en el que se desarrollaron culturas que hoy conocemos por la arqueología, como los Guanahatabeyes, los Siboneyes, etc. y que, como es lógico, ya no encontraron los expedicionarios de Colón o posteriores. Sin embargo, la cultura indoantillana es la primera descubierta por los españoles. La isla bautizada como La Española permitió establecer contacto con la población caribe, pero no con la taina, que se había replegado al interior ante la presión de los primeros.
Las primeras informaciones sobre los taínos se deben a Pedro Mártir de Ang]ería, pero es fray Román Pané, monje jerónimo, quien ofrece más datos sobre esta cultura, y junto a éste, fray Bartolomé de Las Casas. Mártir de Anglería narra : "Les salió al encuentro un hombre de arrugada frente y altiva mirada , acompañado de otros ciento, los cuales gritaban ( ... ) que eran taínos, o sea nobles, no caníbales"(l ); con ello querían indicar dos cosas: 1) que sólo ellos eran gente (personas) y 2) que se distinguían de los caribes, que fueron interpretados muy negativamente por todos, debido a algunas costumbres que impresionaron a los europeos.
A causa de la presión caribe, los tainos se encontraban, cuando llegó Colón, dispersados por las grandes islas y localizados como oasis humanos en Cuba, Jamaica, La Española, Puerto Rico, Bahamas, Vieques, etc. ¿Qué clase de sociedad era la taina? Este fue el interrogante planteado por los diversos especialistas reunidos en este primer seminario y del que intento hacer ahora una síntesis.
El asentamiento de los tainos en las islas del Caribe se sitúa entre los 4,000 y los 3,000 años a. de C. Sirviéndose del arco antillano, penetraron y poblaron el área. Un segundo período, considerado así por los especialistas, va desde el año 1000 d. de C. hasta el 1492 o momento del contacto con los españoles. En este tiempo, los tainos están organizados en una transición entre
(1) MARTIR DE ANGLERIA1 Pedro. Décadas del Nuevo Mundo. Lio. 11. Cap . 5. Buenos Aires, 1944. p. 23.
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los niveles tribales y las jefaturas (Alcina Franch) y enrumbados ya hacia una etapa que hoy se conoce en las ciencias sociales como señorío.
Parece ser que los tainos, una vez asentados, se agruparon en grandes poblados y desarrollaron, desde éstos, una agricultura intensiva. La yuca fue la pase de la alimentación durante mucho tiempo. Posteriormente iniciaron el cultivo del maíz. La caza debió jugar un rol importante en la dieta taina, ya que navegaban hasta los actuales territorios de La Florida para abatir al pato salvaje (Ricardo Alegría).
En función de la yuca surgen una serie de rituales, pues este tubérculo constituyó la base alimenticia que , por otro lado, es pobre en proteínas y rica en calorías. Como consecuencia, el descenso demográfico fue muy elevado hasta que iniciaron el cultivo del maíz .
También cultivaron plantas medicinales, de modo restringido ciertamente, pero no por ello menos importante, puesto que su uso correspondía a unos pocos; éstos eran los chamanes, designados con el nombre de behiques, que aglutinaban en torno suyo una serie de funciones sociales : sacerdocio, profetismo, curanderismo, etc. (Esteban Deive). .
Los behiques se vinculaban a la divinidad u opias, que , a su vez , eran identificadas con el espíritu de los muertos. Los behiques eran los encargados de educar a los caciques, a los hijos de éstos, etc. La injerencia social de los behfques se estableció en función de la cohoba o droga que se administraban para entrar en éxtasis y ascender así al mundo espiritual. En estos rituales, el rol de los cemies era decisivo para conseguir la salud.
En función de este universo mágico-religioso existen una serie de mitos que fueron recogidos por los cronistas, especialmente por Pané. El mito de iwiní hace referencia a un pájaro sagrado -el carpintero- y narra como éste es quien pica para moldear, pues el hecho de que existan mujeres se debe precisamente a que este pájaro modela sus cuerpos con el pico.
El mito del murciélago mantiene una estrecha relación entre éste y la guayaba, debido a que la segunda es una fruta exquisita. Esta planta nace y se desarrolla cerca de
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cavernas y, debido a su sabor delicioso, el murciélago se la come durante la noche Y, al amanecer, puede haber escasez de alimento para los taínos. Por esta razón, el culto al murciélago fue constante y consistía en ofrecerle sangre de otros animales (García Arévalo).
En función de la guayaba llegaron a interpretar el mundo del más allá o de los muertos -coybay-. Los difuntos residen en maquetavuy guayaba y, según su religión , éste fue el primer opia o espíritu del primer hombre que preside el paraíso y controla y vigila a los demás espíritus (Arnaiz).
Celebraban también ritos religiosos en relación con los cementerios -caneyes-. Estos ritos -areytos- eran danzas coordinadas por los chamanes, quienes empleaban unos anillos de piedra basáltica o de obsidiana con figuras isomorfas: murciélagos, monos, etc. Con estos anillos colgados al cuello, los chamanes bailaban hasta caer extenuados.
En los cultos agrícolas, los taínos emplearon unas piedras de tres picos -tricórneos o tricornes- que depositaban en los campos agrícolas -bateyes- preparados para plantar la yuca y, antes de plantar, enterraban estas piedras con la finalidad de obtener mejor cosecha y, naturalmente, los behiques intervenían activamente en estos cultos.
Este seminario, y con ello concluyo, tuvo como finalidad el acercarnos a una cultura cuyo pasado es cercano y permitió a los especialistas ofrecer sus conocimientos para que lo pretérito adquiera forma en el futuro.-
Justo un año más tarde, los días 12 y 13 de abril de 1984, se inició el II Seminario, dedicado, esta vez, a las culturas de la Patagonia, contando también con ponentes de reconocido prestigio internacional, entre los que destacaba Juan Schobinger, arqueólogo, cuyas teorías sobre la prehistoria de la zona son sobradamente conocidas. El número de los asistentes había aumentado considerablemente en esta segunda reunión.
El seminario dedicó nueve sesiones a temas relacionados directamente con la arqueología ; cuatro, a etnología y cinco, a la presencia araucana en la zona y las influencias de esta cultura sobre las otras, así como
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también a estudiar las derivaciones producidas por el contacto con los españoles.
El poblamiento de la Patagonia se inició hace unos 11,000 años aproximadamente (Cardich) en base a asentamientos de cazadores recolectores no muy numerosos. La presencia humana en la Patagonia está avalada por las investigaciones arqueológicas. A este respecto, la pintura rupestre ocupa un lugar destacado (Gradin) y permite detectar un pasado cultural eminentemente rico.
A este respecto , la comunicación del profesor Schobinger versó sobre la Patagonia como marco de la más antigua prehistoria americana. A pesar de moverse en un campo teórico, Schobinger defiende que la presencia humana en América debe situarse más allá de los 20,000 años para la zona norte y de unos 13,000 para el sur.
Los testimonios más recientes -según Schobinger- permiten ir sentando las bases para defender, gracias a los hallazgos arqueológicos, que Lagoa Santa concede unos 20,500 años de antigüedad para la presencia humana en América del Sur y, lo más novedoso, es fechar este acontecimiento en unos 30,000 años. Schobinger defiende que la Patagonia es uno de los centros de cultura en la zona austral.
La colonización de esta zona se inició en 1 S 84. En esta fecha, 400 personas - soldados, colono~ y marinos- se establecieron en dos poblados con ecosistemas favorables para que fructificase el asentamiento.
El pirata Cavendish encontró 18 supervivientes dos años más tarde , lo qui! demuestra que la zona no era tan apta para ser ocupada por españoles. Un descenso demográfico tan rápido debía de tener unas causas concretas y, de suyo, las tuvo: el hambre. Sin embargo, ésta no se dio por carencia de recursos, sino porque aquellos españoles, a causa de la disciplina, no supieron adaptarse al medio ecológico, como sí lo hicieron los alacalufes o los tehuelches, que explotaban los recursos de la flora y fauna.
Este acontecimiento pasa por ser el primer contacto serio entre los europeos y los nativos australes ; otros, e~porádicos, como el viaje de Magallanes, se dieron, pero no dejaron mayor huella. Las necesidades político-económicas de la Corona española impulsaron este asentamiento para evitar que
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los piratas ingleses cruzasen el canal y atacasen la retaguardia española por el Pacífico, como había acontecido con el paso de Drake.
Las poblaciones nativas de la zona están en período de extinción. Los ingleses, dedicados al comercio de pieles, diezmaron la población aborigen en el siglo XIX, y los autóctonos que sobrevivieron lo siguieron haciendo como si se encontrasen en el Paleolítico.
Entre estos grupos destacan los Onas o Selk'nam, que no son otros que los patagones que encontraron los expedicionarios de Magallanes . No utilizaron nunca el caballo , pero sí la boleadora (Chapman). No residen en viviendas y se protegen con "paravientos" elaborados a partir de la piel del guanaco y de este animal extraen cuanto necesitan (Gusinde).
Los datos aportados a este seminario sobre los Onas se refieren a los últimos años del siglo XIX; por lo tanto, fueron ponencias de etnohistoria y no de etnología (Chapman). La sociedad Ona es simple : un sistema de ordas sin jefe concreto y sólo el Con, chamán, es quien tiene prestigio dentro del grupo. Entienden la guerra como algo necesario para el ocio y nunca por motivos bélicos, salvo en el caso de que alguna orda vecina robe sus mujeres; en este caso se rompen todos los pactos y tradiciones.
La sociedad Ona es machista (Chapman) y los lugares de reunión masculinos están vedados a las mujeres, así como el participar en los rituales mágico-religiosos. Esta etnia desapareció definitivamente en 1966, cuando aconteció la muerte de Lola Kiepja. El compromiso de quienes se dedican a estudiar y poner de relieve las características de esta o aquella cultura, no es otro que el de defender en los foros los territorios y ecosistemas étnicos para que no acontezcan semejantes descalabros (Anguita Amador).
Sobre los mapuches o araucanos se presentaron dos ponencias (Curaqueo y Grebe) Y ambas resaltan los aspectos de la estructura social y de la cosmovisión y en ésta la mitología ofrece aspectos inéditos qu~ merecen ser destacados, en una jerarquía de dioses, espíritus benéficos, maléficos, etc.
El seminario concluyó con una ponencia sobre la araucanización de la Patagonia ,
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etapa que se desarrolló con más velocidad debido a la introducción del caballo, carro, arado, ganadería, etc.
C.J.
GODENZZI, Juan Carlos. Variations Sociolinguistiques de rEspagnol a Puno-Pérou. Tesis de Doctorado de Tercer Ciclo preparada bajo la dirección de Bernard Pottier y sustentada en la Universidad de París IV -La Sorbona, en junio de 1985. 342 pp.
Juan Carlos Godenzzi emprende con este trabajo el estudio de las variantes sociodiferenciales del español hablado actualmente en la ciudad de Puno. Propone un inventario de las diversas soluciones lingüísticas que adoptan los hablantes respecto de fenómenos fonético-fonológicos, morfosintácticos y léxicosemanticos. La consideración de tal variedad de fenómenos hace ya de esta tesis un material interesante y valioso presentado a la atención de lingüistas y profesores de castellano en el Perú.
A nivel teórico , la tesis aborda las preocupaciones sobre la relación entre Jo lingüístico y lo social. En este sentido, Godenzzi practica una exitosa disección de la polémica entre lingüistas generales y sociolingüistas a través de un análisis de los elernen tos que constituyen el objeto del lenguaje y muestra cómo los diversos enfoques lingüísticos o socio-lingüísticos se aproximan a dichos constituyentes de manera diferenciada. Godenzzi sitúa su trabajo en el ámbito de los "estudios de la lengua y su diversidad en relación con el espacio social'' (p. 22).
Es justamente esta noción de espacio social, que torna prestada de Pierre Bourdieu, la que constituirá la instancia ordenadora de las soluciones lingüísticas previamente inventariadas.
El resultado es una distribución so.::ial de los patrones lingüísticos que reproduce las posiciones relativas de los entrevistados en el espacio social. Ahora bien, la construcción de este espacio social pasa por la elaboración de un campo de posiciones sociales a partir de la consideración de varios índices y de su coordenamiento en dos ejes : - horizontal, el origen etnocultural moda-
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!izado por la movilidad (geográfica) ; vertical , la categoría económica modalizada por el capital escolar. La adopción de tal instrumental tiene las
virtudes de evidenciar en matrices cada problemática, la indexación y el seguimiento de todos los informantes, la homogeneización del tratamiento, con los consiguientes efectos de orden y claridad , característica especialmente importante si se tiene en cuenta el gran espacio muestra! con que Godenzzi ha trabajado.
La muestra consiste en l 73 informantes, cada uno de los cuales es presentado a través de un sucinto perfil. Estos hablantes son situados luego en el campo de posiciones sociales mencionados y seleccionados :
según el eje etnocultural , por: lugar de nacimiento, lugar de residencia , otros lugares de residencia, origen de los parientes, lengua materna, otras lenguas, lengua de los padres; según el eje económico-escolar, por: ocupación, ocupación de los padres, nivel de instrucción, tipo de establecimiento educativo frecuentado . La encuesta, que se realizó en la ciudad
de Puno en 1983 , toma también en cuenta datos de edad y sexo. El comentario de la misma incluye un perfil del encuestador y explicita la elección de los hablantes, lugares, temas, duración y útiles de la encuesta.
Los fenómenos lingüísticos inventariados son el yeísmo, el artículo , la adjetivación relativa a la tercera persona , los pronombres de objeto directo y de objeto indirecto, la época, ciertos elementos de relación , la concordancia y un gran número de designaciones. En cada caso, se correlacionan las soluciones lingüísticas de los diferentes hablantes con el campo de posiciones sociales y se completan con un conjunto de reflexiones sobre el rol de varios condicionamientos a las opciones de los hablantes. Este conjunto de reflexiones es parte del material más valioso que contiene el trabajo. En ellas se incluyen consideraciones sobre las tendencias internas diacróni-· cas del español y las influencias de los sustratos quechua y aymara; se recurre de manera novedosa a explicaciones de carácter cognitivo y noemático ; se ilustran las peripecias del pasaje de la lengua al discurso y las resistencias que esto supone ; se toma en
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cuenta la influencia que tiene la interrelación de los elementos discursivos, así como de los universales del lenguaje respecto de las soluciones específicas estudiadas y, finalmente, el papel del prestigio y de las determinaciones diastráticas sobre los fenómenos inventariados.
En todo momento , Godenzzi muestra gran ponderación y cuidado en la asignación de un peso específico a uno u otro factor. Asimismo, son particularmente interesantes sus propuestas sobre la onomasiología de las operaciones de pasaje en los casos de llegada al español a través de una lengua materna quechua o aymara (por ejemplo, p. 125). Ello no sólo porque permite un diagnóstico de las dificultades que encara el bilingüe en su aprendizaje de la segunda lengua, sino porque ayuda al diseño de métodos adecuados para la enseñanza del español en contexto multilingüe.
A través de este conjunto de consideraciones y de su jerarquización, Godenzzi logra explicar los fenómenos lingüísticos encontrados en Puno. Cabe notar, sin embargo , que se necesitan mayores luces sobre el contrapunto entre el prestigio -noción no definida- y la generalización de una solución lingüística en el espacio social. La solución de presentar el prestigio como la conjugación de los ejes horizontal y vertical (p . 315) no parece suficiente, ya que ello no permite evaluar la priorización de los índices incluidos en las dimensiones horizontal y vertical. Por otro lado , parece necesario recurrir a un estudio de las reacciones subjetivas de los hablantes respecto de la práctica lingüística para completar la noción de prestigio. De otro modo, este concepto puede resultar un "incómodo comodín". Sin una desambigüización de este tipo no se pueden decidir asuntos tan importantes como el reconocimiento de la tendencia normalizadora y el destino de una eventual doble base sistemática. Es cierto que en algunos de los casos presentados es casi imposible establecer una clara causalidad, lo cual muestra lo intrincado de las relaciones entre lenguaje, tiempo y sociedad. En tales casos siempre parece posible la realización de un estudio similar repetido después de algunos años que permita comparar y discernir la gravitación de unas u otras determinan tes. Asimismo, la existencia de so-
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luciones interlingüísticas (ampliamente adoptadas) varios siglos después de la introducción del español nos muestra el interés del seguimiento histórico de las condiciones sociales del lenguaje . En este sentido cabe preguntarse si la supervivencia de soluciones intermedias no es acaso síntoma de una normalización que no sea sólo específicamente castiza y , en ese caso, cuáles serían las relaciones con variedades más extensas de tipo regional (infra o supranacional) y el ideal educativo que se desprende de ello. En tanto no se diluciden las relaciones entre normalización y prestigio parece prematuro asignar a las variaciones una valoración nacional o regional y una desvalorización para aquéllas más cercanas al quechua y al aymara. Para ello hay que abordar el estudio completo de un habitus lingüístico; es decir, no sólo las acciones, sino también las percepciones y apreciaciones.
Probablemente uno de los aspectos más prometedores del trabajo de Godenzzi es el énfasis en el uso de la categoría de lo continuo y su relación con lo discreto. Esta elección teórica permite dar cuenta de transiciones, pasajes e interfases, devolviendo al lenguaje su dinamismo y destacando el carácter procesual que tan ausente suele estar en los estudios sincrónicos y que tantas sugerencias nos ofrece , sin embargo, sobre el efectivo funcionamiento lingüístico .
Godenzzi nos proporciona así una minuciosa ilustración de las variaciones sociolingüísticas puneñas contribuyendo de este modo al conocimiento de la riqueza etnocultural de la zona y ¡¡briendo camino para la realización de estudios complementarios sobre la consciencia lingüística, la constelación del discurso y, con ello, de la competencia comunicática y retórica de los hablantes.
Los resultados del trabajo permiten descubrir "la similaridad en la diversidad, la invariancia en la variación" (p. 329), lo cual, concluye Godenzzi hermosamente "lejos de ofrecer argumentos para justifica; la desigualdad entre los hombres . .. nos incita a la tolerancia hacia nosotros mismos y hacia los demás" (ibid).
M.N.C.
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LIRA , Jorge A. Medicina andina. Farmacopea y ritual. Centro "Bartolomé de Las Ca· sas" . Cusco, 1985 . 189 pp.
El Centro "Bartolomé de Las Casas" edita , para homenajear al padre Jorge Lira a pocos meses de su muerte , un conjunto de recetas quechuas, en la mayoría relativas al control preventivo y curativo de las enfermedades. Se trata de una compilación realizada en el transcurso de muchos años de convivencia directa con las poblaciones quechuas del sur andino y, en particular, del área cusqueña. Ya desde los años cuarenta , el padre Lira publicó una parte de estas recetas, mientras continuaba su recolección.
Antes de considerar el conjunto de los datos ahora reunidos en volumen, merece destacar algo de esta figura de cura relativamente atípica en el mundo andino. Cura por formación, antropólogo por necesidad y, en fin, "político" por elección, Jorge Lira permanece en la memoria de cuantos lo conocieran, particularmente en la de los campesinos que lo tuvieron a su lado y no sólo en la vida cotidiana, sino también en las luchas por sus derechos. ¿Quién se olvidará de este hombre que , enarbolando el estandarte de la Virgen , se enfrentaba a la policía seguido por los campesinos en lucha?
Por otro lado , al hombre que luchaba se asociaba el cura que tentaba la imposible síntesis de ritos y contenidos religiosos, que bautizaba en nombre de la Iglesia Romana y, en la noche , participa ha en "despachos" para la Pachamama o en la curación ritual de un enfermo. Y a la necesidad personal de síntesis seguían no raramente la represión policial y la eclesiástica, que veían en este extraño cura un peligro a sus respectivas ortodoxias.
En este contexto, el padre Lira continúa su trabajo antropológico, contribuyendo al conocimiento de la cultura quechua a través de publicaciones en varias revistas nacionales -en particular, en los primeros números de Allpanchis (IPA), cuya publicación coincide con los últimos años de su vida- y con su fundamental diccionario de la lengua Quechua.
Finalmente, para no aislar esta figura de
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la historia cultural de su tiempo, cabe señalar que Lira vivió contradicciones que todavía continúan determinando con fuerza , no siempre positivamente, el trabajo de aquellos que se comprometen con la causa de los Quechuas del sur andino. Particularmente, en el caso de la Iglesia de los Andes peruanos, de la cual el padre Lira fue a su manera exponente de importancia, la tentación de comparar ritos y contenidos religiosos locales con aquéllos de la religión cristiana. Por ejemplo, en el caso de la "medicina quechua", Lira continúa relevando, también en el pequeño preámbulo de este libro, a propósito del "Samaykuy" (dar aliento al enfermo) , que "esto nos recuerda cómo la Iglesia hace uso de insuflaciones al bendecir el agua para el bautismo , el Sábado Santo .. . "(XIII) . Es decir, el valor de la práctica indígena es subrayado no en sí, sino a partir de la semejanza con ritos cristianos, cuyo valor es dado por descontado.
Sólo que, nos parece , en el caso de nuestro autor, estos procesos no llegan a destruir el dato quechua , ni, según cuanto nos dicen quienes lo conocieron personalmente , a volverse represión de prácticas locales. Esto es, no llegan a ser teorizados en los términos recientes de la "semilla del Verbo" que tiene que ser descubierta y el resto eliminado, como se ve en ambientes cristianos de estos tiempos (ver, por ejemplo, el último libro de Marzal).
Si la tentación comparativa a nivel religioso no llega a sus consecuencias extremas (pero esta afirmación tendría que ser más investigada), también aquella otra de tipo "médico" no aparece en esta obra. Queremos referirnos al hecho, viejo por repetición, de investigadores con formación médica que proceden a dividir las prácticas curativas quechuas en "buenas" y "no buenas" en base al modelo médico occidental , con la consiguiente tentativa de destrucción de las prácticas "no buenas", cuando los investigadores trabajan directamente en el campo (proyectos de salud, etc.).
¿Qué es lo bueno en salud y para quién? Pregunta que nos lleva al tema de la función amplia de las prácticas curativas y , particularmente , a su contribución a la construcción y reafirmación de la identidad de un pueblo.
En el caso quechua, un acto ritual "mé-
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dico " no sirve sólo para curar en el sentido occidental , sino se coloca como "espacio" de mediación entre "mundos", restablecedor de equilibrios quebrados, etc .
El conjunto de recetas ahora publicadas nunca se divide entre prácticas "médicas" y prácticas "rituales" no médicas. La curación de una enfermedad de pulmón se queda del mismo lado y en el mismo nivel de la curación para el susto o para alejar la granizada. "La curación -escribe Lira- es a la vez un rito, un acto litúrgico, un nexo con lo superior y lo divino" (XII). Así, implícitamente y de manera formal, Lira utiliza un sistema organizativo de los datos que reproduce la manera de considerar estos hechos por los mismos quechuas : la enfermedad es una ruptura del equilibrio o de la relación de reciprocidad ( con otros, humanos o nohumanos), así como el granizo o el rayo que entran a perturbar un mundo pensado y organizado como relación ordenada entre sujetos (hombre , Apus, etc.).
Para el padre Lira , como para los quechuas con quienes convivió, frente a esta "perturbación" hay que reaccionar, y la cultura ofrece respuestas. El autor no tiene dudas : las prácticas listadas son efectivas y "funcionan" ; sabe esto también por experiencia personal : "La efectividad de estos métodos curativos está comprobada por el testimonio unánime de las gentes cuyos pueblos he recorrido , así como por el de mi propia observación inmediata en ciertos casos, aparte de que mi anhelo de extremar mi certificación me llevó a experimentarlos en determinadas oportunidades" (Proemio, XXI). Este estilo "peruano" de investigar -pienso en Daniel A. Carrión- tal vez esconde un mínimo de dudas que, sin em bargo, son eliminadas por la experiencia personal. Mas, como el mismo Lira afirma , si la curación funciona porque es acompañada por "fe y certeza" (XXII), se desprende que: a) el padre Lira consiguió una aculturación muy profunda; y b) el problema de los resultados de las curaciones no se resuelve aquí en términos médicos occidentales, sino utilizando modelos interpretativos de tipo antropológico y relativizados al contexto social y cultural de realización.
Es tal vez éste el aspecto menos convincente del trabajo de investigación del padre Lira. Para él existe una dicotomía clara en-
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tre lo que es "exótico" y lo que es "positivo" (Proemio, XV: "Sorprenden y maravillan todos estos conocimientos. Parecen exóticos , pero son positivos"), en donde "positivo" parece equivalente a "científico" y "exótico" a "no-científico", a charlatanería. Oposiciones no raras por la época y todas de marca europea. Y cuando la ciencia oficial no ayuda, el autor recurre ateorías de "parasicología" barata y "conocimientos " esotéricos (XVII) . De la misma manera, el texto es relativamente frágil cuando el autor usa categorías médicas occidentales para el "reconocimiento" de enfermedades o cuando se refiere al aspecto botánico de las hierbas utilizadas en las curaciones.
En todo caso , la intención de Lira es, explícitamente , " llegar a una inteligencia aproximada de la ciencia médica del curandero" (XXVII), y en el curso de este intento nos dejó un conjunto de datos valiosos para el estudio de la cultura quechua y un instrumento de trabajo indispensable para cuantos trabajan en salud con los pueblos andinos. Para Lira, hay un saber complejo y organizado que tiene que ser respetado y estudiado. Y, en este sentido, es interesante subrayar su "nacionalismo" cuando, en referencia a las persecuciones de curanderos, el Lira político vuelve a la superficie para afirmar que "lo único que a éstos se les hace es perseguirlos, criticarlos, matarlos. Lo no-peruano y lo anti-peruano batallando contra el pueblo indio y mestizo , contra lo más legítimamente peruano" (XXIII).
Defensa de las prácticas curativas tradicionales y respeto a la cultura quechua toda se conjugan hasta llegar a constituir en Lira la base de una "cultura nacional" a ser construida . Al mismo tiempo, sin embargo, se trata también de la búsqueda individual de identidad, que en nuestro autor no cesa de ser conflictiva y apasionada al mismo tiempo : ·Todo ello (la acogida de sus obras) me impulsó a continuar en mi empeño investiga torio, no habiendo cejado en acercarme más y más a mi pueblo, a compenetrarme en los usos y costumbres de lqs míos .. . " (XI) .
E.A.
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MANRIQUE, Nelson. Colonialismo y pobreza campesina. Caylloma y el Valle del Colea, siglos XVI-XX. DESCO. Lima, 1985 . 237 pp .
Esta obra no sólo representa un viraje espacial en los estudios de Manrique, de la problemática del campesino de la sierra central al de la sierra sur , sino también un replanteamiento del enfoque temporal. Se trata de seguir, desde su constitución prehispánica hasta los momentos actuales , a la población étnica de la región de Caylloma, tanto a Cabanas como Collaguas, las dos principales etnias originarias. Este rastreo histórico tiene una finalidad: comprobar que es dentro de la situación de dominación a que es sometida el conjunto de esta población , desde el asentamiento hispánico hasta la actualidad , donde se encuentra la explicación de empobrecimiento general de la misma.
La peculiaridad de este estudio no se encuentra tanto en la propia estructura formal , que más bien sigue la tradicional división que va de lo prehispánico, pasando por lo colonial, para abordar finalmente la situación bajo la república; está situada, por lo contrario, en el propio contenido. Lo que Manrique llama "ensayo de sistematizar la información existente sobre la región" , resulta ser el atractivo y también los límites de esta obra. Todo su planteamiento parte de constataciones provenientes de anteriores estudios y va más allá porque su balance le permite sugerir nuevos derroteros de interpretación. En efecto, guiado por los importantes estudios demográficos elaborados por David N. Cook, su historia de la población no se detiene tan sólo en comprobar la relación causal que hay entre epidemias y descenso demográfico; a través de hipótesis sugeridas por otros componentes de la estructura de dominación colonial, llega a planteamos viables formas de entender un descenso o un crecimiento demográfico sobre todo en fases coyunturales de distinto orden de aparición. Resultaría necesario que el propio Manrique comprobara tales aseveraciones con una investigación con fuentes primarias. Otras hipótesis sugestivas son también en Manrique producto de su hábil manejo de las fuentes secunda-
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rias; todas ellas, sin embargo, las podemos limitar a los capítulos de la parte colonial del libro, seis de un total de once, que confirman lo fructífera que ha sido la investigación para esta fase de la historia regional del sur andino en general. No se puede decir lo mismo de la parte republicana, poco estudiada, casi desconocida y sujeta a generalizaciones de las que los dos capítulos del libro de Manrique que la abordan no pueden escapar.
Debido a 10 que anteriormente se ha señalado como los alcances y límites de una sistematización tal como la emprendida por Manrique , es que podemos afirmar que resulta claro y contundente el proceso evolutivo de la población Collagua y Cabana hasta terminado el siglo XVIII; luego se pierde este hilo conductor, no porque Manrique lo olvide , sino por la ausencia de investigaciones sobre la región para los siglos posteriores , carencia que se evidencia precisamente en los capítulos finales de la obra. Por lo demás, la obra tiene un valor indudable, no sólo por la admirable síntesis , sino también por el esfuerzo intuitivo y sugerente de su autor.
V.P.R.
MORNER, Magnus y TRELLES, Efraín. Dos ensayos analíticos sobre la rebelión de Túpac Amaru en el Cusco. Instituto de Estudios Latinoamericanos de Estocolmo. Lais-Estocolmo, 1985. 78 p p.
Vienen a añadirse a la larea lista de estudios que ha despertado el movimiento tuparnarista estos dos ensayos. El primero, bajo el título de "La aplicación de un esquema analítico general en el caso de la rebelión de Túpac Amaru" , del que es autor Magnus Morner, trata de contextualizar este acontecimiento rebelde dentro de los parámetros con que se suele entender como un "movimiento campesino" de manera general. Elaborar un padrón comparativo en base a un conjunto de preguntas, del cual se pueda extraer generalizaciones y particularidades a los diversos movimientos de este tipo, es lo que el autor se propone a lo largo del texto. Un total de catorce preguntas , que van desde las condiciones conflic-
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tivas que enmarcan a la comunidad rural donde se produce el movimiento, pasando por el factor de liderazgo, la composición étnica la duración del movimiento , los re .. sultad~s del mismo, etc ., serán objeto de sugerentes respuestas hipotéticas , basadas, sobre todo en un recuento inventariado de lo que han' arrojado los más recientes estudios sobre tal movimiento indígena. Por lo mismo Morner se ve dificultado en obtener respue~tas precisas a sus interrogantes, ya que existen tantas hipótesis para un aspecto del movimiento tupamarista como inves , tigaciones se han dado.Morner llega incluso a señalar que " resulta difícil decir cuál interpretación se acerca más a la realidad" (p . 19). Este ensayo resulta, pues, valioso no tanto por la preocupación que parece guiar el razonamiento de Morner, sino más bien por ser un interesante esfuerzo de síntesis de lo que actualmente se puede extraer interpretativamente del movimiento de Túpac Amaru.
El segundo ensayo, ' ·Un intento de calibrar las actitudes hacia la rebelión en el Cusca durante la acción de Túpac Amaru", del que son autores el mismo Morner y, en mayor medida, Efraín Trelles, resulta ser el más original de los dos textos. A través de una sistematización cuantitativa sofisticada, mediante computación, se trata de extraer muestras codificadas, a partir de un modelo, de documentos primarios como el informe de los curas de las doctrinas del Cusco en 1689 al obispo Mollinedo, así como de los informes geo-económicos ordenados por el Intendente Benito de la Mata Linares en 1786 en toda la Intendencia del Cusco. El propósito es averiguar si la configuración social y económica local de los centros poblados del Cusco afectó de modo fundamental las actitudes políticas y rebeldes de la población. En comparación con el ya clásico estudio de Momer sobre el perfil del Cusco a fines de la Colonia, el presente estudiorepresenta un esfuerzo de análisis más concreto , no tanto al nivel de provincias o partidos, sino a nivel de doctrinas o pequeños centros poblados y sus anexos subordinados. Este estudio a nivel micro-regional confirma las apreciaciones de Morner : descenso demográfico o estancamiento en los centros rebeldes, importancia de la posición geográfica y económica de los poblados pa-
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ra comprender una actitud de apoyo o indiferencia re belde; en suma, criterios cuan titativos que llevan a una inmediata reflexión cualitativa, con factores novedosos que hacen necesaria su incorporación para tener una más sólida apreciación del significado que tuvo la gesta tupamarista.
V.P.R.
MU~OZ-BERNAND, Carmen. La solitude des Renaissants: Malheurs et Sorcellerie dans les Andes. Presses de la Renaissance. París, 1985. 237 pp. Les Renaissants de Pindilig (Province Cañar). Anthropologie de la déculturation d'une population indigene des Andes Equatoriennes. These de Doctorat d'Etat es Lettres et Sciences Humaines. Université de París VII. 1981. 790 PP.
En los últimos años, los trabajos de Antropología médica se han desarrollado enormemente en Francia. La profusión de investigaciones, coloquios, cursos y pu blicaciones ha alcanzado lo que podemos llamar un verdadero boom en el tratamiento de la enfermedad en el campo de las Ciencias Sociales.
Carmen Muñoz-Bernand ha desarrollado sus novedosas investigaciones dentro de este marco en el área andina, contribuyendo así a la renovación de los trabaios en este sector. Sus análisis muestran que en estas sociedades la enfermedad se presenta como un medio, un instrumento de oposición pasiva a toda transformación clo bal. El cuerpo social está enfermo y la relación entre enfermedad de los individuos y malestar social es estrecha e implica consecuencias importantes en la vida de los "renacientes".
A partir de 1973, los Andes meridionales del Ecuador, en una amplia escala espacial y temporal, sirven de terreno de investigación a Carmen Muñoz-Bernand. El pueblo de Pindilig y toda la región del Cañar fueron motivo de un largo viaje en el campo de la patología y de las creencias, dentro de las cuales las enfermedades aparecen dominando las vidas de los campesinos indígenas. Los habitantes de esta región se autodenominan los "renacientes" y se consideran a sí mismos indígenas. Es una población que
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se siente, se piensa y se dice "aparte", más aún, prolongando una terminología de la época colonial, se califican como "naturales" . Sin embargo, la expresión de autodenominación más en boga en la región es la de "renacientes". Llaman "renacimiento" al período que empieza con la construcción de la carretera y con la instalación de un mercado semanal en la plaza del pueblo. "Renacientes" son todos aquellos que han olvidado las tradiciones de los "antiguos" y que se encuentran ante la dificultad de superar los trastornos que produce la modernidad. Estos "renacientes" han vivido en contacto con el mundo occidental durante los últimos cuatro siglos y de los españoles han tomado la lengua, la religión, las prendas de vestir, la forma de las casas y gran parte de sus costumbres; a pesar de ello, expresan su separación y la afirmación de no haberse mezclado con los blancos; además, tienen la certeza que este nuevo nacimiento dentro de la modernidad es de mal augurio.
Aunque los fenómenos mórbidos son fundamentales para los "renacientes", la literatura consagrada a la medicina indígena andina sólo hace referencias rápidas a este tema. Los etnólogos en sus trabajos critican el poder y el trabajo de los médicos y piden una mejor atención de las dolencias del indígena, pero ellos mismos, estudiando las sociedades tradicionales, sólo les prestan atención a los especialistas -chamanes, brujos- y dejan totalmente de lado a los enfermos. Por otra parte, los estudios antropológicos sobre los curanderos indígenas ignoran o dejan de lado los aportes europeos, sobre todo los hispanos, que contribuyeron y transformaron la medicina popular desde el siglo XVI. Por ejemplo, la enorme difusión de la enfermedad del susto en América hispánica nos enfrenta a un problema histórico : por un lado, la aparición del síndrome en regiones tan diferentes como la Argentina o México indica un origen hispánico de la creencia-enfermedad, pero, de otro lado, el espanto y la pérdida del alma parecen tener raíces en las representaciones indígenas. Los naturales de Pindilig, como los campe>sinos indígenas de México y Perú, son herederos de una cultura mestiza forjada durante la época colonial. El contacto prolongado con el mundo blanco ha borrado todas
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las fronteras que separaban a las poblaciones de origen europeo de las autóctonas. En este caso, la cultura de los "renacientes" es ante todo colonial y rural. En este contexto, la enfermedad es quizás la única oportunidad que tiene el campesino de expresar su singularidad ; a los naturales les permite afirmar su identidad en la medida que la enfermedad ataca de manera diferente a los blancos, a los indios, a los campesinos, a los cita dinos.
Cuando la autora. inició sus trabajos en el Ecuador. su interés original fue el estudio de la estructura social de un pueblo indíge . na, pero este objetivo no atraía ni la atención ni el ánimo de los "renacientes" de Pindilig. El contenido esencial de sus conversaciones, de sus respuestas, de sus réplicas giraba alrededor de la "pobreza", de una situación de decadencia , de podredumbre, de corrupción. Esta situación de descomposición se manifestaba en el ámbito social alrededor de tres temas: la esterilidad de la tierra , la degradación de la vida social y las enfermedades del cuerpo, determinaciones que la autora las presenta como la "desgracia agrícola" vinculada al desarrollo del catolicismo, como la "desgracia social" conectada con la brujería y como la "desgracia biológica" provocada por las enfermedades. En este sector social se elabora en el discurso campesino la caracterización de su propio subdesarrollo y la interpretación autóctona de su historia.
Tanto en el libro que comentamos como en la tesis de Estado se distinguen varios sectores de información etnográfica fundamentales: a) El discurso del enfermo ante el médico
del puesto asistencial rural. La autora asiste a las consultas semanales que se realizan los días de feria, escucha las explicaciones que cada uno de los enfermos le da al médico, percibe el temor que tienen de decir que están "brujeados" o atacados por las enfermedades de la huaca o del "arco", y oye las metáforas para localizar los males en el cuerpo. Este trabajo etnográfico con el médico fue muy útil porque le permitió establecer un inventario de las enfermedades más frecuentes.
b) El discurso del curandero. Con el fin de obtener una amplia información, trabaja
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tanto con los curanderos indígenas como con ros de origett blanco. Estos curanderos han heredado su saber de la tradición hipocrática introducida por los españoles, pero no lo manifiestan con el mismo contenido. El brujo indígena le suministra una lista importante de plantas clasificadas según su procedencia -plantas del huerto y plantas del páramo - a las que les confiere ciertas cualidades : calientes o frías , ácidas o dulces, plantas domésticas o plantas silvestres o sachas. El conocimiento de este conjunto de criterios distingue , además, la medicina de las mujeres o medicina '·casera" de la medicina más sofisticada que manejan los curanderos. En este sentido, son los curanderos los que describen con mayor precisión el contenido de la brujería y la significación de las enfermedades "supersticiosas".
c) El discurso de los enfermos. Las familias y los individuos son interrogados sobre los inaleficios, los desasosiegos, sobre las dolencias que no se pueden curar en la ciudad, sobre los síntomas, sobre las ideas alrededor de los achaques. Lo que dicen los enfermos al etnólogo es mucho más fecundo de lo que éste indagó en el consultorio médico, donde el paciente está siempre influenciado por el "doctor". En las pláticas, y después de un primer examen del material, se fueron perfilando las relaciones entre algunas enfermedades como la brujería con el parentesco por alianza, lo que le conduce a revisar críticamente el sistema de reciprocidad e int~rcambios; igualmente , sobresale el caracter neutro de los síntomas para la identificación de las enfermedades. En efecto, los "renacientes" reconocen un síntoma único : las erupciones cutáneas, que van desde simples eczemas hasta apostemas y son los reveladores de los desarreglos corporales. A partir de esos indicios, los enfermos deben determinar su enfermedad, para lo cual están obligados a retrazar los acontecimientos de su vida diaria, a recordar todos los sucesos, inclusive los más banales, con el fin de encontrar la falla, el accidente que produjo el "mal". El rol del curandero es terapéutico, es el enfermo quien establece su diagnóstico. Esta interpretación histó-
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rica de la enfermedad, muy propia a los habitantes de la región del Cañar, se enfrenta con la concepción moderna defendida por el médico, quien no escucha las "historias de los indios enfermos" y trata únicamente los síntomas.
d) Al denso material etnográfico hay que agregar un gran trabajo de recopilación de fuentes en los archivos españoles italianos y ecuatorianos. En esta sec~ión hay que destacar su trabajo sobre manuscritos españoles de los siglos XV y XVI para estudiar los sistemas médicos europeos y su influencia en la medicina campesina andina. Conciliando el discurso los testimonios, las categorías indígenas'. la documentación histórica con el análisis etnológico, la autora nos presenta de manera globalizante la interpretación que los autóctonos dan de sus vidas y de la vida social como una "desgracia" con múltiples facetas.
e) También debemos señalar que en ambos trabajos, sobre todo en la tesis de Estado, Carmen Muñoz-Bernand retoma de manera crítica los principales temas de la Antropología Andina: reevaluación de las nociones de reciprocidad y de verticalidad, definición de la comunidad. Amplía etnográficamente los principales aspectos de la cultura de la región del Cañar : el trabajo y su representación técnicas agrícolas, festividades religiosas' nociones de territorio , parcialidad, pa~ rroquia, pueblo, etc . Igualmente nos demuestra la importancia de los patronímicos y de los antroponímicos en la constitución de las marcas genealógicas y de las redes de alianzas en una sociedad donde las estructuras del parentesco han sido quebradas en el siglo XVI a través del trabajo del clero católico sobre los linajes andinos. Los campesinos han elaborado nuevos modelos de interpretación de las relaciones de parentesco a partir de los nuevos elementos religiosos y culturales que les fueron impuestos: b~utismo, filiación patrilinear, utilizacion de patronímicos españoles reglas de herencia. '
o.e.
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STOLL, David. ¿Pescadores de hombres o fundadores de Imperio? El Instituto Lingüístico de Verano en América Latina. DESCO. Lima, 1985.
Entre los numerosos estudios latinoamericanos, no_rteame~canos y europeos que han aparecido recientemente sobre misioneros extranjeros, uno de los más interesantes y útiles es el que ahora reseñamos. Su autor, que es periodista ha seguido la controversia sobre el Instihlto Lingüístico de Verano (ILV) -eón sede en los EE.UU.- y su trabajo en América Latina escribiendo un libro que es no sólo una crítica de anteriores evaluaciones del IL V, sino también de la organización misma. Stoll demuestra muy eficazmente, que no se puede conside: rar a las misiones extranjeras dentro del contexto de una supuesta conexión con intereses estadounidenses, lo que denomina el enfoque de la "conspiración". Asimismo en un análisis de las actividades de los mi: sioneros no se puede simplemente concluir que los misioneros son cómplices de etnocidio. Al contrario, se debe comprender al IL V dentro del contexto del ejercicio del poder político y económico a nivel nacional.
El IL V está constituido como un instituto de idiomas no sectario, que se dedica a traducir la Biblia a las lenguas indígenas. Aunque no es una organización de misioneros, sus miembros están obligados a adherirse a una declaración fundamentalista de la doctrina cristiana. El IL V no pretende crear iglesias fundamentalistas. Más bien, cree que sus traducciones del Nuevo Testamento sirven para estimular el desarrollo de las congregaciones locales. Además de traducir las Escrituras, el IL V ha llegado a hacerse cargo de la supervisión de programas de educación bilingüe para indígenas en algunos países de América Latina.
Al caracterizarse como una organización científica, el IL V ha superado los obstáculos que enfrenta una misión protestante en un medio con una mayoría católica. Sin embargo, sus miembros están afiliados a los Traductores de la Biblia de Wycliffe (Wycliffe Bible Translators, WBT) con sede en California, una misión de fe que da apoyo financiero a los miembros del IL V en el
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campo. Stoll observa en detalle el desarrollo de esta doble identidad en América Latina, utilizando México, Perú y Colombia como sus principales estudios de caso. Su objetivo principal es ilustrar cómo una misión de fe disimulada, el ILV/WBT, se ha visto obligada a operar bajo gobiernos locales y élites, teniendo que aceptar, por lo tanto, sus políticas. Así pues , se ha convertido en un instrumento para el colonialismo interno, abriendo el camino para la explotación de recursos y el ingreso de una economía de mercado en áreas indígenas. Las élites locales, con el propósito de buscar un "chivo expiatorio" para sus propias políticas colonialistas, han acusado al IL V de formar parte de una conspiración de la CIA y de extraer recursos de las zonas donde han trabajado.
Si bien hay muy poca evidencia de que el IL V sea, en realidad, una conspiración del norte , su naturaleza dual contribuye, según Stoll , a esta falsa percepción de sus objetivos, la cual conduce a la organización a un círculo vicioso de ataques de los cuales no puede escapar. Por operar a invitación de gobiernos locales , el IL V tiene que apoyar sus políticas, por más perjudiciales que sean para l<!S comunidades indígenas. Así, en el caso de Huaorani, el ILV se vio obligado a colaborar con el gobierno ecuatoriano en el traslado de indígenas de sus tierras ricas en petróleo. Dado que el IL V funciona como un instituto científico con fines inconfundiblemente religiosos ha encontrado dificultades para' integr~r a lingüistas nacionales en sus programas. Esto ha proporcionado más munición para los ataques en su contra . Además, muchos miembros del IL V están de acuerdo con la política colonialista del Gobierno, y en la junta directiva del WBT hay hombres dene-
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gocios cristianos con intereses económicos en América Latina. Entonces, si bien el IL V /WBT ha sido tomado ciertamente como chivo expiatorio, sus intereses coinciden, hasta cierto punto, con los de las élites locales.
Pescadores de hombres ... es, esencialmente, un estudio etnográfico del IL V dentro de un contexto político y económico más amplio, un buen ejemplo de cómo realizar un estudio a fondo . Como tal, representa una contribución importante para el estudio antropológico de las misiones en el Tercer Mundo. Además, nos lleva a comprender mejor cómo las acciones del IL V a nivel nacional influencian su trabajo en las comunidades indígenas. Stoll ya ha iniciado esta tarea más específica, tomando como base análisis económicos, políticos y lingüísticos.
El fascinante análisis que efectúa Stoll a nivel nacional tiene la forma de una encuesta que abarca todo el continente. Sin embargo, hay una desventaja prácticamente inherente a este enfoque global: el libro no es analíticamente efectivo cuando trata el nivel local. Por ejemplo, su análisis del IL V en la sierra del sur de Colombia -con la que estoy bastante familiarizada- es un tanto simple, pues no toma en cuenta aquellas mismas complejidades que examina a nivel nacional. Habría que tratar el nivel local en análisis futuros. No obstante, estos errores no echan a perder el libro. Al contrario, el marco analítico que emplea Stoll y la riqueza de sus ejemplos proporcionan al investigador un punto desde el cual puede iniciar estudios locales más detallados sobre la compleja labor de los misioneros en las comunidades indígenas.
J.R.
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