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Por qué la Revolución de 1789 estalló en Francia y actuó con tanta violencia

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  • Contrariamente a lo que se pudiera pensar, el estado de cosas que propici el estallido

    de la Revolucin Francesa se debi a una serie de cambios en las instituciones feudales,

    iniciados varias generaciones antes, que hicieron ms llevadera la vida de los habitantes

    de este pas.

    As, la servidumbre haba sido abolida en Francia en el siglo XIII, al contrario de lo que

    ocurra en otros pases europeos, como Alemania, donde en el siglo XVIII an no haba

    sido derogada totalmente. Los campesinos se haban convertido en propietarios de la

    tierra antes de 1789; se lleg a decir que la mitad del suelo francs se hallaba en manos

    del campesinado, (esta proporcin era muy inferior en Alemania e Inglaterra), y aunque

    la Revolucin Francesa arrebat a la nobleza y al clero sus propiedades para ser

    posteriormente vendidas, el nmero de propietarios no aument. Las tierras,

    nicamente, cambiaron de manos.

    De este modo, los campesinos, convertidos en propietarios, no dependan del gobierno

    de sus seores que aunque mantenan sus privilegios y exenciones ya no dirigan los

    asuntos locales. Siguieron, no obstante, interviniendo en la administracin de la justicia,

    pero el mandato real haba limitado de tal manera su jurisdiccin que su autoridad en

    estos asuntos era meramente simblica: su poder haba sido sustituido por funcionarios

    que dependan del gobierno central. Todo lo contrario ocurra en Alemania, Prusia y

    Austria, donde la nobleza segua dirigiendo gran parte de la administracin de las zonas

    rurales.

    A pesar de que los campesinos, ahora dueos de las tierras que trabajaban, cambiaron

    las relaciones de poder que haban imperado entre ellos y los seores feudales, la

    nobleza, despojada de su poder poltico, segua conservando sus privilegios,

    inmunidades y exenciones, y tambin su fortuna que, en muchos casos, se vio

    aumentada. En su nueva situacin, al campesinado le pareci ms intolerable que antes

    las cargas que el sistema feudal le impona, dado que ahora las soportaba en primera

    persona y no se perciban como parte consustancial de un sistema que, a pesar de ser

    opresivo, aseguraba un cierto orden y ofreca algunas compensaciones: atenda a lxs

    pobres, se ocupaba de dirigir el gobierno local, Desempeaba, de alguna manera, una

    funcin protectora y til que con la prdida del poder por parte de la nobleza, haba

    dejado de ejercer. Es decir, la emancipacin del campesinado condujo a sus miembros a

    cuestionarse el sistema que siempre los haba oprimido y explotado pero que en su

    condicin de siervos haban aceptado como una consecuencia natural del orden

    poltico y social establecido.1

    1 A pesar de esta afirmacin, que es corroborada inmediatamente ms abajo por la terica poltica Hannah Arendt, no hay que olvidar que, tal como explica Silvia Federici en Calibn y la Bruja, el Antiguo Rgimen vivi una larga historia de luchas anti-feudales y resistencias a la llegada del Capitalismo que hoy corre el peligro de ser borrada. No obstante esta aparente contradiccin, creemos que ambos extremos son compatibles. Si trasladamos esta consideracin al momento actual, podemos

    apreciar cmo hoy, en los pases del Norte, una gran parte de la poblacin permanece sin reaccionar ante la imposicin de medidas

    econmicas y sociales que implican graves retrocesos y la aboca a la precariedad, convencida de que no existen alternativas

    posibles y que ste es el natural devenir de los acontecimientos, en la creencia en un Mito del Eterno Retorno econmico, al tiempo

    que millones de personas se organizan y luchan activamente contra estas mismas medidas, consiguiendo, en ocasiones, ganar

    algunas batallas.

  • Hannah Arend, en el tomo segundo de Los Origenes del Totalitarismo, El Imperialismo,

    refirindose a este aspecto como el gran descubrimiento de de Tocqueville, lo explica

    de la siguiente manera: Segn de Tocqueville, el pueblo francs odiaba a los

    aristcratas a punto de perder su poder ms de lo que les odiaba antes, precisamente

    porque su rpida prdida del autntico poder no se haba visto acompaada de ningn

    considerable declive de sus fortunas. Mientras la aristocracia mantuvo vastos poderes de

    jurisdiccin fue no slo tolerada, sino respetada. Cuando los nobles perdieron sus

    privilegios, entre ellos el privilegio de explotar y de oprimir, el pueblo les consider

    parsitos, sin ninguna funcin real en el dominio del pas. En otras palabras, ni la

    opresin ni la explotacin como tales han sido nunca la causa principal del

    resentimiento: la riqueza sin funcin visible es mucho ms intolerable, porque nadie

    puede comprender por qu debera tolerarse.

    La consecuencia que se deriva de la nueva posicin que ocupa el campesino en la

    sociedad francesa del siglo XVIII, tras lograr su libertad civil, es calificada por Alexis

    de Tocqueville como un hecho nico en la historia: esta conquista lo desconecta de

    las dems clases sociales y vive completamente solo y aislado. Acostumbrado como

    estaba a ser explotado por la aristocracia pero, al mismo tiempo, sentirse amparado en

    ella poda dirigirle sus quejas, pedirle asesoramiento para llevar a cabo sus tareas o

    buscar ayuda para solucionar sus problemas- la situacin que ahora vive se convierte en

    otra forma de opresin, nueva y extraa. Quizs Francia era el nico lugar del mundo

    donde se daba una situacin tan singular. En el siglo XVIII ya nadie tena inters en

    tiranizar a la clase campesina pero, en el pas ms ilustrado de Europa, tampoco en

    instruirla y ayudarla. La aristocracia, al serle arrebatado el poder por los funcionarios

    pblicos, ya haba abandonado el campo en el siglo XVII, slo quedaban all algunos

    nobles cuya precaria economa les haba impedido escapar de aqul desolador escenario

    y vivan completamente separados del resto de los miembros de la vecindad. Las aldeas

    y pueblos se convirtieron en comunidades donde habitaba, mayoritariamente, gente

    pobre y sin formacin. Abandonados a su suerte, sin recursos ni la necesaria

    preparacin para un adecuado aprovechamiento de los campos, el rendimiento de la

    agricultura se vio tambin afectado.

    A este gran abismo que separ a las distintas clases sociales, contribuy de manera

    decisiva la desigualdad en materia de impuestos que en Francia fue ms visible y

    manifiesta que en el resto de Europa. Para poder sufragar la modernizacin y

    mantenimiento de las infraestructuras del pas, necesarias para mejorar las

    comunicaciones y as favorecer la expansin del comercio, desde el siglo XV hasta la

    Revolucin Francesa se haban ido incrementando las cargas impositivas a los

    miembros de las clases ms bajas, disminuyendo an ms sus ya insuficientes recursos,

    al tiempo que no cesaban de aumentar las exenciones a las clases altas. A ello hay que

    aadir el hecho de que estas mejoras, principalmente practicadas en caminos y puentes y

    financiadas, como acabamos de decir, mayoritariamente por las clases ms pobres -no

    slo mediante el pago de impuestos sino tambin mediante prestaciones personales- no

    redundaban en su beneficio sino en beneficio de las clases altas, la cuales participaban

  • de manera muy limitada en su financiacin pero eran las que precisaban de esas grandes

    obras para rentabilizar sus negocios.

    En opinin de de Tocqueville, esta es la manera ms perniciosa de separar a los

    hombres en clases sociales irreconciliables y para aadir a la desigualdad el

    aislamiento, porque al no tener que soportar las mismas cargas y verse unos

    degradados y humillados por ellas y otros favorecidos y aliviados, estos hombres no

    podan encontrar ningn punto comn que los llevara a actuar conjuntamente cuando la

    ocasin as lo requiriera. Todo lo contrario ocurra en la Inglaterra del siglo XVIII: all,

    la aristocracia, que no haba perdido su poder, era capaz de cualquier cosa con tal de

    seguir conservndolo, de manera que se haba hecho cargo de las cargas impositivas

    ms pesadas y haba exonerado de ellas a las clases ms bajas. Y, aunque era ms

    altanera que la aristocracia francesa, se mezclaba con sus inferiores y finga

    considerarlos como iguales suyos cuando necesitaba acercarlos a ellos para

    entenderse En Francia la destruccin de la libertad poltica y todas las franquicias

    sociales hace que la aristocracia pierda el gobierno y sta reacciona aferrndose a los

    privilegios que le confera la desigual carga de los impuestos pblicos a manera de

    compensacin por el poder poltico perdido.

    Por otro lado, y siguiendo con el anlisis de la situacin que imperaba en Francia

    cuando estalla la Revolucin, dos aspectos muy concretos explican la afirmacin de de

    Tocqueville sobre el hecho de que la Revolucin Francesa fue radical pero no tan

    innovadora como pudiramos creer en un principio. As, a su obra reformadora y de

    modernizacin se ha atribuido, equivocadamente, determinados cambios que ya se

    haban originado con anterioridad. En primer lugar, antes de la Revolucin, los

    tribunales franceses eran los ms independientes del gobierno de toda Europa y, ya en el

    Antiguo Rgimen, se haba producido la divisin entre tribunales ordinarios, que

    trataban los temas particulares, y tribunales administrativos, que trataban los

    concernientes a la Administracin, cuyos funcionarios eran protegidos por el Estado en

    el ejercicio de sus funciones. En segundo lugar, la centralizacin fue consolidada por la

    Revolucin pero no la ide: durante el Antiguo Rgimen, Francia haba establecido en

    el centro del reino un cuerpo nico que reglamenta la administracin de todo el pas

    al tiempo que se opona a toda clase de asociaciones que no hubieran sido creadas y

    controladas por ella misma, incluidos los partidos polticos, de manera que no exista

    entre el gobierno y el gobernado ningn tipo de mecanismo social necesario para la

    vida pblica, convirtindose el primero en el culpable de todos los males del segundo,

    llegndole a responsabilizar, incluso, de la intemperie de las estaciones.

    Esta pesada maquinaria administrativa que el gobierno central despleg para controlar

    todos y cada uno de los asuntos que concernan a los distintos centros de poblacin

    repartidos por el pas, fue incapaz de responder a sus necesidades con la misma eficacia

    con la que lo haban hecho los gobiernos locales. La centralizacin del poder que se

    llev a cabo durante el siglo XVIII, dejaba la administracin del pas en manos de

    funcionarios que se haban convertido en instrumentos del Estado ms que en

    representantes de la Comunidad a la que prestaban sus servicios. Esta forma de

  • proceder del gobierno acab con una prctica que haba sido habitual durante la Edad

    Media y que consista en la eleccin democrtica de los representantes de las

    comunidades locales en la que participaban todos sus miembros. Adems, la

    administracin no pudo llegar a los lugares ms apartados de Pars, donde se

    concentraba su poder, y muchos quedaron desatendidos y desamparados.

    Esta fuerte centralizacin de la administracin, junto con la prdida del poder poltico

    de la aristocracia que, como hemos sealado anteriormente, llev a los nobles a

    abandonar las zonas rurales y a trasladarse a la capital del reino, hizo de esta ciudad el

    centro de la vida poltica y cultural, en la que tambin se concentr el ejrcito. A este

    proceso de centralizacin de fuerzas, hay que aadir el nmero de obreros que acuda a

    trabajar en las empresas manufactureras y que se multiplic de tal manera que el

    gobierno tuvo que desincentivar la construccin de viviendas en los alrededores de una

    urbe que haba crecido de manera desmesurada. Pars era Francia: la centralizacin

    administrativa y la omnipotencia de Pars intervino de manera decisiva en la cada

    sbita y violenta de la antigua monarqua, segn el anlisis de de Tocqueville.

    Treinta o cuarenta aos antes de que estallara la Revolucin, y bajo el reinado de Luis

    XVI, se vive en Francia un perodo de prosperidad desconocido hasta el momento, a

    pesar de las grandes desigualdades que existan entre sus habitantes. Segn de

    Tocqueville, esto fue posible debido a dos aspectos fundamentales: el gobierno era muy

    potente pero haba dejado de ser desptico y mantena el orden en todo el pas -aunque

    el rey continuaba legalmente teniendo un poder absoluto, en la prctica se guiaba por la

    opinin pblica-, y en segundo lugar, las clases superiores eran las ms ilustradas y

    libres de Europa y podan enriquecerse y conservar su fortuna... Sin embargo, a

    medida que se desarrolla en Francia la prosperidad, aumenta el odio a las antiguas

    instituciones Los franceses encontraron su situacin tanto o ms insoportable cuanto

    ms llevadera se haba vuelto.

    Pero el Estado, para desarrollar la prosperidad pblica, cada vez se endeuda ms y

    acude a fuentes de financiacin de todo tipo. Sus acreedores, que tambin se haban

    endeudado para a la vez ejercer de prestamistas, se convierten al mismo tiempo en

    acreedores y deudores, viviendo bajo un clima de incerteza ante la posibilidad de no

    recuperar nunca sus inversiones. Adems, debido al gran desarrollo de la administracin

    pblica, a esto haba que sumar la enorme cantidad de personas cuyos sueldos

    dependan del Estado. Los hombres de negocios ms adinerados, generalmente

    enemigos de los cambios polticos, exigieron una solucin satisfactoria a esta

    calamitosa gestin de las finanzas estatales, apoyando, sin ser conscientes de ello, al

    movimiento revolucionario que se estaba gestando.

    En esta encrucijada en que se hallaban la clase alta los hombres ms ricos del pas- y

    el rey el gobierno- se libr una batalla que recogen numerosos documentos pblicos -

    impresos por millares para ser difundidos lo ms ampliamente posible- en la que cada

    uno reprochaba al otro las injusticias y los abusos que cometa contra el pueblo,

    poniendo de relieve la miseria en la que se hallaba inmerso, lo injusto de su situacin y

  • lo estril de su duro trabajo, sin comprender, ninguno de ellos, que estaban avivando en

    el pueblo un sentimiento de violenta animadversin contra su opresores y explotadores,

    es decir, contra ellos mismos, entre los que se encontraba tambin la Iglesia como una

    de las grandes propietarias de la tierra. De esta manera, los dos bandos cooperan as a

    introducir en el espritu del pueblo la idea de que es a los superiores a los que debe

    siempre atribuir sus males Y encienden en l la codicia, la envidia y el odio.

    Y en este estado de cosas, para comprender el desenlace que sobrevino de manera tan

    radical y violenta, hay que sumar el hecho de que en Francia el Estado era el gobierno y

    ejerca sus competencias, como hemos referido anteriormente, con la ausencia de

    partidos polticos y cualquier otro tipo de asociaciones libres. Esta situacin motiv que

    fueran los intelectuales filsofos, escritores,- los que ocuparan los puestos que

    correspondan a los lderes polticos y se encargaron de elaborar la ideologa que inspir

    los acontecimientos de 1789, impregnndola, al mismo tiempo, de romanticismo.

    Utilizando como instrumento la abstraccin que se deriva de la teora de las ideas,

    llevaron a la prctica el ideario revolucionario con la ausencia de esa dimensin de las

    cosas que da la experiencia poltica -de la que ellos carecan por completo- siempre

    dispuesta a acercar posiciones y buscar acuerdos y alianzas entre los distintos intereses

    sociales. Lejos de ello, se pretendi eliminar el sistema anterior desde sus cimientos,

    destruyendo lo que tambin haba en l de til y protector, con el objetivo de construir

    un mundo nuevo .

    Por ltimo, y con respecto al papel de la Iglesia a la que slo hemos hecho una breve

    mencin, queremos hacer referencia al hecho de que la lucha encarnizada que se desat

    contra esta institucin y el fuerte laicismo -al menos formal- que caracteriz este

    movimiento se debieron ms que a su doctrina religiosa a la posicin que ocupaba

    dentro del Estado y a los valores que representaba, ya que, a pesar de sus vicios -que no

    eran mayores que los de otras instituciones- era con diferencia ms tolerante que la de

    otros pases catlicos europeos. Por una lado, era fcilmente identificable con el poder

    que se quera derrocar, ya que serva de justificacin moral a las medidas adoptadas por

    el rey, representaba el conservadurismo y la tradicin aspectos contrarios al espritu

    revolucionario- y, adems, posea un gran patrimonio; por otro lado, ejerca la censura

    de la produccin intelectual y controlaba las ideas de filsofos y artistas que, como

    hemos explicado anteriormente, haban ocupado el lugar que la ausencia de lderes

    polticos haba dejado vaco, y estos nuevos dirigentes creadores de opinin pblica se

    sintieron amenazados directamente por sta debido a la influencia que ejerca en el

    Estado. Pero, curiosamente, esta Revolucin se desarroll a la manera de una revolucin

    religiosa: practic el proselitismo y se extendi mediante la predicacin y la propaganda

    fuera de las fronteras de Francia, y apel al carcter humano del hombre por encima de

    otras consideraciones culturales, de clase o territoriales. Fue esencialmente

    universalista.

    La Revolucin Francesa defendi el Laissez faire, laissez passer en el comercio y en

    la industria y se opuso las asambleas, a los poderes locales y a cualquier mecanismo que

    hubiera equilibrado el poder que se hallaba, tambin con ella, fuertemente centralizado.

  • Sus lderes pensaban que El despotismo es imposible si la nacin es ilustrada, a lo que

    de Tocqueville argument que una idea literaria no puede suplir las garantas polticas.

    Pero eran hombres de letras, y no polticos, los que lideraron esta Revolucin.

    Ms de 200 aos despus, algunas de aquellas premisas que defendieron los ilustrados

    de la Revolucin Francesa continan en vigor y se vuelven a reivindicar con renovada

    pasin, pero sin las evidencias cientficas que demuestren su idoneidad para resolver los

    nuevos desafos humanos, tal como la experiencia histrica ha puesto en evidencia.

    Mientras, el principio de Igualdad jurdica que esta Revolucin logr materializar en la

    ley y que marc el paso del Antiguo Rgimen a la Modernidad se va desdibujando con

    toda rapidez. Y su progresiva desaparicin, no en la norma escrita pero s en su

    aplicacin, nos va retrotrayendo a una nueva servidumbre.