“DOLCET” ERA UN CARAMELO QUE QUERÍA IR A LA COMPARSA.

VIVÍA EN UN BOTE DE CRISTAL EN UNA TIENDA DE CHUCHERÍAS.

SIEMPRE EXPLICABA A SUS COMPAÑEROS DEL BOTE QUE SOÑABA CON IR A LA COMPARSA, PERO ELLOS SE REÍAN Y LE DECÍAN

QUE NO PODRÍA PORQUE NO ERA IGUAL QUE ELLOS: SU PAPEL ESTABA ROTO Y NO ERA DE LIMÓN.

SUS VECINAS DE BOTE, LAS BOLITAS DE ANÍS, INTENTAN CONVENCERLE DE LO PELIGROSA QUE ES LA COMPARSA. LE

EXPLICAN QUE LOS CARAMELOS ACABAN ROTOS O PISOTEADOS POR EL SUELO. PERO ÉL SEGUÍA SOÑANDO.

DOLCET PIDIÓ A SUS OTROS VECINOS, LOS REYES MAGOS DE CHOCOLATE, QUE LE CONCEDIERAN EL DESEO DE IR A LA

COMPARSA.

SU DESEO SE CUMPLIÓ Y UN BUEN DÍA UN NIÑO COMPRÓ TODOS LOS CARAMELOS DEL BOTE, INCLUÍDO DOLCET.

POR EL CAMINO A CASA DEL NIÑO, DOLCET PUDO VER TODA LA CIUDAD ENGALANADA PARA EL CARNAVAL.

EL DÍA DE LA COMPARSA EL NIÑO COMPARSERO COGIÓ A DOLCET Y LO METIÓ EN SU SACO JUNTO CON OTROS CARAMELOS.

DOLCET HABLABA CON ELLOS Y LES DECÍA LO CONTENTO QUE ESTABA DE IR A LA COMPARSA.

DOLCET FUE MUY FELIZ OYENDO SONAR LA MÚSICA DE LA

COMPARSA Y VIENDO LA FIESTA POR UN AGUJERITO DEL PAÑUELO.

CUANDO LLEGARON A LA PLAZA DE LA VILA Y EMPEZÓ LA BATALLA

DE CARAMELOS, DOLCET SALIÓ VOLANDO EN UN PUÑADO.

UN NIÑO LO COGIÓ Y LO TIRÓ POR LOS AIRES, MUY, MUY

ALTO.

CUANDO VOLVIÓ A BAJAR SE CAYÓ ENCIMA DE UNA DE LAS PALMERAS Y DESDE AHÍ PUEDE VER LA FIESTA DE LA

COMPARSA CADA AÑO.

SI EN LAS PRÓXIMAS COMPARSAS MIRÁIS HACIA ARRIBA QUIZÁ VEÁIS A DOLCET.