PREGON DE SEMANA SANTA 2013 Santisteban del Puerto

Buenas Noches Sr. Cura-Párroco, Sr. Alcalde, Sr.Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Cofradía de N.P.Jesús Nazareno y Stma. Virgen de la Amargura, Sres. Hermanos Mayores y Juntas de Gobierno de restantes Cofradías, Sres. Cofrades, Hermanos todos en Cristo. Gracias, Juan Miguel, por las palabras que me has dirigido, sin duda, llenas de afecto y cariño. Hay un dicho popular que afirma que “Quien tiene un amigo, tiene un tesoro “, y lo digo por ti, Juan Miguel, apreciado amigo. ¡Cómo has enriquecido mi posición con tus palabras!. ¿Tanto me merezco? Bueno, un abrazo para ti, y Carmen, tu querida esposa. Antes de nada, un recuerdo muy emocionado para mis queridos padres que supieron llenarme de amor a Cristo y a la Stma. Virgen, en este caso, en las advocaciones de Virgen del Collado y Virgen de Consolación, y así, poder tener la alegría de saborear la FE que recibí de ellos. Gracias a Margarita, mi esposa, por el ánimo que me ha dado en todo momento, a mis hijos, mi nuera, a mis hermanos, cuñados, demás familiares y amigos y, por supuesto, a todos los presentes que habéis querido mostrarme vuestro afecto acompañándome esta noche. ¡Qué compromiso más grande ante vosotros! Días atrás, un amigo mío me preguntó si me encontraba nervioso, preocupado por dar el pregón y yo le pregunté si, cuando hablaba con él, me notaba nervioso, afirmando que no. Le dije que estaba tranquilo, pues aunque el pregón lo dé a conocer a conocidos, familiares, amigos, etc, yo me dirijo a Jesús, mi Buen Amigo y de El nada he de temer; al contrario, eso me da confianza y sosiego. Pido a Jesús Nazareno me conceda la inspiración necesaria para saber y poder hacer llegar mis palabras a vuestros corazones. Le he pedido que este mensaje sea humilde en su contenido, que su valor literario sea justo, sencillo y claro, aunque creo que hay un

único pregón; para mí, el más importante, que es el que cada uno se hace y se escucha de sí mismo al rezar. No quiero llegar a este acto para cumplir, simplemente, con el protocolo ya establecido de pregonar la Semana Santa. Yo vengo a hablaros de lo que me dicta mi corazón en estos momentos, en estas fechas., y , vosotros, con la esperanza puesta en que lo que os manifieste este pregonero, como se suele decir: ”Os llegue, os diga algo.”. No sé si lo lograré. Amor y Fe en Cristo no me han faltado. AMOR que lo da todo por el género humano. AMOR que inspira perdón a los que no perdonamos. AMOR que murió en la Cruz para que vivamos todos. Si consultamos el diccionario de la RAE de la Lengua se nos dice que el PREGON es “la promulgación o publicación que en voz alta se hace en los sitios públicos de una cosa que conviene que todos sepan”. Hay otras acepciones, pero en este caso, quiero que sea una reflexión en voz alta para tratar de abrir nuestro corazón a Jesús y a sus hijos que más sufren, pues en el corazón Sacratísimo de Jesús se encuentran todas las riquezas que podamos atesorar, que no son las mundanas. El pasado 23 de Enero, hace, justamente, hoy, dos meses, Juan Armijo, Hermano Mayor de la Cofradía Ntro. P. Jesús Nazareno y Stma. Virgen de la Amargura, me visita en mi domicilio para decirme que han pensado en mí para que pregone la Semana Santa de este año. De momento, me quedé algo parado, pensé en el calendario de Semana Santa, en sus fechas, etc. Al instante, pues me reconozco mi debilidad a no decir no a sugerencias, propuestas o peticiones razonables, le acepté el ofrecimiento, sin más. A los dos días, me entrega un saluda con el texto siguiente: “La Unión de Cofradías de Santisteban del Puerto”

SALUDA

a D. Benito Vicent Sanz

Y tiene el honor de participarle que: A propuesta de la Junta

de Gobierno de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno y Stma.

Virgen de la Amargura, esta Unión local de Cofradías, por unanimidad

de todos sus miembros, se honra en nombrarle: “Pregonero de la Semana

Santa Santistebeña, en esta edición de 2013”

Con nuestra más sincera y cordial enhorabuena.

Aprovechamos gustosos esta ocasión para testimoniarle nuestra

consideración más distinguida.

Santisteban del Puerto, 25 de Enero de 2013

En mi mente, de inmediato, comenzó a trabajar esta idea. Dado que tenía dos compromisos con sendas colaboraciones para las revistas “San Benito” y “Consolación”, de Castellar, quería organizar la tarea y, así, hice el propósito de darme unos días y comenzar la elaboración del pregón el día 13 de febrero. Pero, ¿por qué ese día, precisamente? Fue un día que busqué a propósito. Este año, Miércoles de Ceniza, comienzo de la Cuaresma que, como sabéis, es el “Tiempo litúrgico de Ayuno y Abstinencia, de preparación para la Pascua”. Son los cuarenta días que van desde el Miércoles de Ceniza al Domingo de Ramos. La única razón que me movía era adentrarme en el tiempo cuaresmal, tiempo de oración y penitencia para ir elaborando el pregón. Este tiempo nos llama a la reflexión y la esperanza. Pero esta reflexión ha de hacerse desde lo más íntimo del ser humano. Siendo así, llegaremos a compartirla. No podemos instalarnos en una religiosidad acomodaticia y confortable que nos deja satisfechos. Hemos de ir más allá. Creyendo en nosotros mismos, ahondando en nuestra fe, sabremos creer y confiar en los demás. Así, sumaremos esfuerzos y voluntades. A primeros de año adquirí en la Parroquia el librito (que recomiendo a todos/as). “Evangelio 2013, año de la Fe. Evangelio de la Eucaristía diaria y las tres lecturas de los Domingos”. Al leer el texto correspondiente al Miércoles de Ceniza, el Evangelio del día, de Mateo 6, 1-3-4, 6,16-18, dice así: “ Dijo Jesús a sus discípulos: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser visto por ellos, de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre Celestial. Pon tanto, cuando hagáis limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que da tu derecha; así, tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo correcto, te lo pagará “. La Cuaresma marca el comienzo de un itinerario espiritual que nos prepara para celebrar dignamente los misterios pascuales para entrar

en el corazón de Dios. El itinerario que estamos invitados a recorrer en la Cuaresma se caracteriza en la tradición de la Iglesia por las prácticas del ayuno, la limosna y la oración. Al concluir el mismo, dará comienzo el Domingo de Ramos, otro itinerario, doloroso, acompañando a Jesús para cumplimentar el Misterio de su Pasión, Muerte y Resurrección. Quiero anunciaros la Semana Santa que empieza con gozo, con la llegada de Cristo, entre vítores, a Jerusalén, y termina con la gloria de Jesús Resucitado, que muestra su mayor dolor en los días intermedios, en los que el Redentor del género humano va ser traicionado, juzgado impunemente, escarnecido, sentenciado y muerto en la Cruz. Vamos a ser testigos de la conmemoración de la Pasión de un Dios que se compadece, y la emoción, el dolor y la alegría de un pueblo que profesa la fe en Cristo, la del que ama a sus hermanos y la del que espera con gozo el Abrazo final. Este es la Pascua del cristiano con Cristo. No sólo es de Pasión, sino de Resurrección y de Gloria. Cristo pasa y, a veces, o muchas veces, ni siquiera tenemos ganas de dirigirnos a El. Sin embargo, es Cristo quien viene a nuestro encuentro. Sólo nos pide que le sigamos. Ojala acudamos a tiempo para ver nuestro “Paso”, para coger el Paso del Señor y seguir su senda. Esta Semana Santa va a ser diferente si echamos una mirada a quienes llevan sobre sus espaldas la durísima y pesada Cruz de la crisis y sus consecuencias. Tras este preámbulo, paso a adelantaros el contenido del resto del pregón: A. FE Y HUMILDAD. (Año de la Fe.- Benedicto XVI, Papa dimisionario). B. REFLEXION SOBRE LA RELIGIOSIDAD POPULAR, EN ESPECIAL, DE LA SEMANA SANTA Y COMPROMISO COFRADE. C. ORACION Y EXALTACION DE NUESTRA SEMANA SANTA SANTISTEBEÑA.

D. NUESTRO COMPROMISO CON LOS QUE SUFREN, CON LOS MAS NECESITADOS. Me he atrevido a hacer unas sencillas composiciones poéticas para acompañar algunos momentos del Pregón. Santisteban espera doliente la Semana de Pasión y sufre su corazón al ver a Cristo sufriente. ¿ Es el ser humano indolente que muestra su negación sin moverle a compasión el dolor de tanta gente? . - . - . - . - . - . - . - .

A.- FE y HUMILDAD.- (Año de la Fe.-Benedicto XVI, Papa dimisionario). Dos circunstancias han motivado el que considere tratar en este pregón, brevemente, la FE y la HUMILDAD. Estas circunstancias han sido: la Proclamación por Benedicto XVI del Año de la Fe el 24 de Octubre de 2012, coincidiendo con el 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II y que concluirá el 24 de Noviembre de 2013, en la Solemnidad de Cristo Rey del Universo. La otra circunstancia ha sido la dimisión de Benedicto XVI como Papa. En la fecha en que escribo el pregón ,ya es Papa dimisionario y, aún, no se ha convocado el Cónclave para la elección de su sucesor. La FE. como sabéis, es una virtud teologal por la cual creemos las verdades reveladas por Dios, que la Iglesia nos enseña y que el hombre adopta en un acto enteramente libre.

La HUMILDAD es una virtud derivada del conocimiento de nuestra modestia, pobreza o sumisión, y consistente en proceder de conformidad con este conocimiento. Está claro que del conocimiento de ambas se deduce que deberían de estar presentes, en concreto, en quienes creemos en Cristo y seguimos su doctrina. Ambas se manifiestan en el creyente, en mayor o menor grado, dependiendo de la actitud de cada uno y del compromiso que se esté dispuesto a adquirir ante Dios Padre. Al comenzar el Año de la Fe, Benedicto XVI dijo que este tiempo busca “ dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia para conducir a los hombres lejos del desierto en el cual muy a menudo se encuentran en sus vidas a la amistad con Cristo que nos da su vida plenamente”. Estamos acostumbrados a celebrar “Año Internacional deN, por ej.: la cultura, la paz, el medioambiente, etc, etc. La Iglesia quiere y tiene el derecho de hacer una llamada a la Fe para redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, e invita a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del Mundo. En el Catecismo de la Iglesia Católica se destacan los cuatro ámbitos de esta Fe: - La FE que profesamos .(EL Credo) - La FE que celebramos .(La Liturgia) - La FE que vivimos.(La Moral) - La FE que rezamos. (La Oración) El mundo cofrade no puede, ni debe permanecer ajeno a esta llamada de la FE. Los verdaderos miembros de las Cofradías o Hermandades no son los que se inscriben en ellas y se limitan a pagar la cuota, ni siquiera lo son o lo somos quienes vestimos el hábito cofrade y desfilamos indefectiblemente, año tras año, en la procesión de su imagen titular. Los verdaderos cofrades son quienes toman conciencia de su condición de cristianos, los que han elegido el mismo espacio de ayuda mutua para vivir honestamente la condición de Bautizados.El verdadero cofrade es el que se esfuerza por adecuar su vida a lo que exige su identidad de cofrade. Esto, que en realidad, no es tan fácil, sin embargo, no debe asustarnos, pues tenemos a mano el instrumento para conseguirlo: la ORACION y, a través de ella, avivaremos nuestra

FE en Cristo Jesús.- Los cofrades y todos los fieles cristianos tenemos la necesidad de reorientarnos en los valores personales, humanos, religiosos, propios de una vida cristiana para llegar, poco a poco, a definirnos en la fidelidad a Dios como personas libres en la Fe. A la actual crisis económica se la suma la crisis de valores, la crisis moral. Esta crisis moral supone, así mismo, una quiebra o ruptura de la Humanidad, estando en juego el desplome del ser humano. El precio de este deterioro moral al que, por desgracia, se nos está acostumbrando, lo paga la persona humana y, por tanto, la sociedad. Nos falta tener a Dios más cerca de nosotros, pero no porque Dios se aleje de nosotros, sino porque nos hemos ido distanciando de El. Es preciso que los hombres vean la coherencia cristiana entre la Fe y la Caridad, entre la Fe y la vida nueva regenerada que nace de esta Fe en Cristo. El Amor es la respuesta a su Fe en el creyente. En relación con la palabra HUMILDAD quiero llegar hasta nuestro Papa dimisionario Benedicto XVI y reconocer en él su gran sentido de responsabilidad al considerar que el cansancio físico o la enfermedad alteran sus facultades para poder seguir desempeñando una responsabilidad de tanta exigencia. Al dimitir, humaniza su figura y demuestra que el poder debe ser siempre temporal y limitado, aunque para los creyentes sea de origen divino. Este Papa dimisionario, que el comienzo de su Papado fue tildado con acritud y, sin conocimiento, como conservador, e incluso, integrista; que decían que poco iba a aportar a la Iglesia y a la Humanidad, ha resultado ser sumamente prudente, de extraordinaria inteligencia para conducir a la Iglesia en momentos difíciles durante ocho años, dando muestras de su gran humanidad y HUMILDAD, aboliendo la costumbre de besar la mano al Papa, hacer desaparecer de su escudo la tiara para poner en el centro de atención la colegialidad episcopal y no su propia persona. Durante años ha aceptado sin queja el peso de vigilar la Fe. Ha pedido perdón a la Humanidad por los errores cometidos por la Iglesia en el pasado. Son muestras de una gran HUMILDAD. La humildad puede entenderse como sinónimo de pobreza, de carencia de bienes materiales, pero en el caso de Benedicto XVI es el abandono o entrega a la bondad del Señor, consciente de que de Dios Padre lo recibe todo: su vida y su dignidad.

¡Qué gran espejo donde poder mirarnos los creyentes! FE y HUMILDAD, dos vocablos que deben arraigar en el alma cofrade y de los cristianos en general.

B.- REFLEXIÓN SOBRE LA RELIGIOSIDAD POPULAR, EN ESPECIAL, DE LA SEMANA SANTA Y COMPROMISO COFRADE. Quisiera hacer una sencilla exposición que justifique nuestra Semana Santa en la calle, no la de Santisteban, sino la del pueblo católico en general, que con sus imágenes recorren las mismas. Y digo, conscientemente, en la calle, porque la verdadera Semana Santa está en los actos litúrgicos que se celebran en nuestros templos donde nos acercamos a Dios en recogimiento, cumpliendo con la liturgia, que es la forma oficial que tiene la Iglesia de manifestar su religiosidad. Pero, igualmente, existe, y la Iglesia lo contempla así (catecismo de la Iglesia Católica) la religiosidad popular, que es una forma de rezar a Dios, a la Virgen y a los Santos. Así lo hacemos en nuestros santuarios, ermitas, romerías, coplas, triduos, quinarios, novenas, bautizos, etc. Pues bien, la religiosidad popular no ha de perder su horizonte y respecto a sus imágenes sagradas seremos muy consecuentes y nuestras actitudes en este caso deben de ser muy claras para no caer en la exaltación delirante a su “Señor” o a su “Virgen” y olvidar otras imágenes, o incluso, llegar a la adoración. Por tanto, esta manifestación de religiosidad popular de la Semana Santa en la calle con nuestros pasos o tronos es un buen momento y un buen camino para conocer el misterio de Dios, pero sin olvidarnos de lo esencial. A veces, o muchas veces, nos olvidamos que tenemos a Cristo en el Sagrario, entramos en el templo, nos vamos a la capilla de tal o cual Santo y no nos acercamos a hacer la visita al Santísimo. No quisiera que os extrañéis por esto que os digo o que lo toméis como una crítica, nada de ello es mi intención. Sólo deseo deciros que la religiosidad popular no ha de oponerse a la oficial, pero que es distinta a ella.

No obstante, tampoco debemos olvidar este tipo de religiosidad, pues es la que ha creado y fomentado el pueblo cristiano y sencillo. La ha creado quienes no conocían nada de Libros Sagrados, porque ni podían ni sabían leerlos, y me estoy remontando al inicio de estas manifestaciones, en la Edad Media, pero sí han sabido crear unas bellas imágenes y acompañarlas en su recorrido, siguiendo a su Nazareno, su Virgen de los Dolores, su Soledad, su Cristo de la Oración en el Huerto, y así, se fundamenta la fe cristiana en nuestra Semana Santa. Podemos hablar sobre la religiosidad popular en relación con sus detractores, de quienes dicen que los desfiles procesionales se hacen al amparo de fines económicos para atraer el turismo, que es un mero folklore. Hay quien dice que esto no es religiosidad y sí una manera de “entretener al pueblo”, etc, etc. Pero nosotros sabemos que no es así, que el argumento central y principal que nos mueve es la Pasión del Señor. Ahora bien, puedo deciros como cofrade que he vivido de cerca la vida cofradiera, que siempre he creído que las cosas están bien cuando se sitúan en su término medio, que las actividades de la vida cofrade han de llevarse a cabo con humildad, sencillez y con hondo contenido religioso. No podemos llenar nuestros templos cuando estamos preparando los tronos o pasos para, una vez finalizada la procesión y recogidas todas la imágenes y enseres, olvidarnos y, ¡hasta otro año! La grandeza de la Semana Santa no está en lo puramente cultural o festivo, es mucho más: es algo que ha de llegar al centro mismo de los sentimientos más nobles de los creyentes. Ha de calar en los corazones de unos y otros, cofrades o no, para llenarlos de AMOR y para dar AMOR todos los días del año, pues éste es el Mensaje divino. Como creyentes hemos de beber de las fuentes del Evangelio y no sólo de los desfiles procesionales como única y simple manifestación de nuestra fe. Sacamos a nuestras calles las sagradas imágenes para dar manifestación

de nuestra fe y un testimonio catequético a quienes las contemplan. No podemos olvidar que se han de hacer con la mayor solemnidad posible (que no quiere decir con el mayor lujo), con recogimiento, no es una manifestación cualquiera, no es un pasacalles. Quiero recordaros que las Cofradías son instituciones o asociaciones de carácter totalmente religioso y sus actos no pueden estar desligados de la Iglesia Católica. Mas no creamos que las Cofradías han actuado como lo hacen en estos tiempos. Las Cofradías actuales se forjaron en nuestro pueblo sobre finales de los años 40, pero ha finales de los 60 y primeros de los 70 se fueron perdiendo. Con su desaparición, se perdieron objetos y enseres y en los templos quedaron aparcadas las imágenes, pero sin culto. Más tarde, jóvenes del pueblo decidieron sacar los pasos y procesionarlos. No formaban Cofradía, sólo lo hacían con la fe y la ilusión puestas en recuperar nuestra Semana Santa, pero era preciso organizarse dado que sin estatutos era difícil seguir. Así, en 1988 un grupo de veinte personas, jóvenes y otros no tan jóvenes reorganizan la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, formando Junta de Gobierno provisional y presentando los estatutos al Obispado, siendo aprobados los mismos por el Sr. Obispo el 31 de enero de 1991. Seguidamente, se reorganiza la Cofradía de la Oración en el Huerto, y a principios de los 90 lo hace la Cofradía de la Virgen de los Dolores, segregándose de ésta la Soledad para formar Cofradía propia. Y a partir de estos años, como vemos, resurgen las actuales cofradías. La Santa Sede publica el documento: “Directorio sobre la piedad popular y la Liturgia. Principios y orientaciones”, que afecta directamente a las cofradías y sus componentes. A su vez, nuestra Diócesis organiza las Jornadas Diocesanas de las Cofradías a partir de 1988 con el fin de armonizar la vida de las Cofradías y la Iglesia a la que han de pertenecer. Así se dictaminan normas y en 2002 nuestra Diócesis publica una Exhortación Pastoral del Obispo D. Santiago García Aracil, que aporta consideraciones muy importantes para continuar con la progresiva y esperanzadora integración de las Cofradías y las Parroquias. El buen hacer y el sentido común de las cofradías hacen que se cumplan las normas. Pero no está todo hecho con esto. Hay que avanzar más y las cofradías deben cumplir como agrupaciones de verdaderos cristianos, preocupados no sólo por hacer sus procesiones. Esforcémonos porque como cristianos participemos de la vida parroquial, asistiendo a los cultos. No estemos preocupados en

engrosar el número de cofrades, y más cofrades, y dejemos en el olvido nuestro verdadero compromiso. Pasados veintitantos años, en nuestro pueblo nos encontramos con unas Cofradías poseedoras de un valioso patrimonio entre Imágenes, pasos, tronos, enseres, etc, pero con momentos de luces y sombras como cualquier institución. Son años difíciles para las Juntas de Gobierno que tienen que mantener el interés y la unidad entre todos los cofrades y coordinar las actividades ordenadamente para llevar a buen destino la Cofradía, aunque no hemos de dejar caer todo el peso de la responsabilidad en las Juntas de Gobierno ya que también los cofrades somos corresponsables en esta tarea. A tenor de lo que vamos viendo en estos tiempos difíciles para las Cofradías, sin embargo, en nuestro pueblo hay un movimiento cofradiero latente. Hemos podido disfrutar con la presentación el lunes 18 de marzo de la 1ª parte del vídeo elaborado por Juan Miguel Gascón y su esposa Carmen sobre nuestra Semana Santa de fechas pasadas, siendo un documento audiovisual destacable para ilustrar la misma. Hay, en el antiguo Cine Coliseo, una exposición montada con enseres de Cofradías en la que han participado todas ellas, y en el colegio Bachiller Pérez de Moya los alumnos de 5º y 6º de primaria han realizado una puesta en escena de nuestra Semana Santa con tronos, Imágenes y figuras, en plastilina y otros materiales que evoca la Semana Santa en todos sus días. Así mismo, está el esfuerzo de costaleros y costaleras, banda de tambores y cornetas con la integración de nuevos componentes. Igualmente han formado parte de la vida cofrade diez aspirantes asistentes al cursillo de nuevos cofrades en las charlas que he impartido en pasados días de marzo. Lo que hace falta es que no se pierda este interés. Puesto a recordar hechos pasados y vividos de Semana Santa, quiero haceros partícipes de mi manera de entender ciertas cosas de mi vida como niño, por aquellos años cincuenta en relación con momentos de la Pasión. A mí me gustaban mucho las procesiones y como también me gustaba mucho la calle, pues tenía una justificación para salir de casa. Repasando estos días un álbum de fotos me encuentro con una foto de la Semana Santa de 1957. Acompaño a la procesión de la Oración en el Huerto, pero a la manera en que lo hacíamos los niños (yo tenía once años),

que era yendo delante, embelesados ,viendo al que tocaba el tambor. Estoy delante de la Cruz Guía, al lado del tamborilero, sólo uno, pues no había Banda de Tambores y Cornetas. Detrás iba el estandarte de la cofradía, y, a ambos lados de la calle, por las aceras, aparecen sendas filas de cofrades, treinta , más los tres que presiden la procesión, detrás de estos, el paso y tras el mismo, los fieles que acompañan, No se distingue nadie, la foto , en blanco y negro, pues en esa época no había cámaras de color. La foto está hecha a la altura del estanco y el paso venía a la altura de la casa de D. Fernando, lógicamente, en la calle Sagasta. Se percibe un desfile procesional austero, con una Cruz-Guía muy sencilla en su confección, percibiéndose un nutrido grupo de fieles detrás de las Sagradas Imágenes, lo que da idea de aquel fervor religioso. Verdaderamente eso de ir a las procesiones era lo que nos gustaba a los niños, ver el montaje de los pasos, ayudar a los mayores en el arreglo de los tronos etc. Y ahí era donde se puede decir que daba comienzo el interés cofrade. Con nueve, diez u once años no me planteaba que la Semana Santa se viviese en el Templo, bajo la Liturgia, porque, entre otras cosas, yo no tenía ni idea de qué era la liturgia. Yo creía que con nuestras procesiones, a las cuales recuerdo asistir en silencio y formalmente como me aconsejaban o dictaban mis padres, bastaba para conocer lo que le sucedió a Jesús desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección y por eso vivía las procesiones con interés y me santiguaba, respetuosamente al paso de la Imagen correspondiente. No obstante, sí recuerdo asistir con mis padres, o mi madre, en concreto, a unos actos religiosos, la Santa Cena, en concreto, que para mí, como niño de pocos años me parecían de una seriedad imponente. Años después comprendes y asumes que ha de ser inseparable la Semana Santa de la calle con la Semana Santa en el templo, con su Liturgia. Son compatibles ambas y así lo hemos de hacer y aceptar. Como quiero seguir haciendo referencia a nuestro compromiso como creyentes, cofrades o no, deseo manifestaros que la religiosidad popular es la que mostramos cuando ofrecemos nuestro hombro a quien le ha llegado el momento de cargar con la Cruz de su vida. Ahí es cuando

cumplimos el mandato divino: “Cuanto hagáis por uno de vosotros necesitados, lo hacéis por Mí “. En mi labor como docente no perdí momento alguno para hablar a mis alumnos/as. cuando llegaban las fechas de Cuaresma de la obligación como creyentes de asistir, no sólo a las procesiones, sino de ir a los actos litúrgicos de la Iglesia acompañando a sus padres. Así mismo, les hablaba del Lavatorio de pies y de la Institución de la Eucaristía . A los niños/as. les refería cómo Jesús, siendo Dios, no tuvo reparos en arrodillarse para lavar los pies a los Apóstoles en un gesto de Humildad y Amor. Este gesto tan maravilloso y entrañable de “ser el más pobre entre los pobres” no era difícil de entender entre los pequeños. Explicándoselo, ellos también comprendían lo que dijo Jesús :”No he venido a ser servido, sino a servir”. Como anécdota os diré que me preguntaban si, en el Lavatorio, los que en nuestra Parroquia hacían de apóstoles, llevaban lavados los pies antes de que el Cura se los lavase a ellos. (Preguntas de niños en su ingenuidad y/o sinceridad). Concretamos este apartado con palabras de Juan Pablo II: “La religiosidad popular, que se expresa de diversas formas y diferenciadas, tiene como fuente cuando es genuina, la Fe y debe ser, por tanto, apreciada y favorecida, no contraponiéndose a la centralidad de la Sagrada liturgia, sino que favoreciendo la Fe del pueblo, que la considera como propia y natural expresión religiosa, predispone a la celebración de los Sagrados Misterios”.

C.- ORACION Y EXALTACION DE NUESTRA SEMANA SANTA SANTISTEBEÑA. Hemos oído unas ideas sobre la religiosidad popular, con unas consideraciones sobre las mismas, y opiniones particulares del pregonero. Nada más lejos de la realidad sería pensar que las manifestaciones de religiosidad popular como son nuestras procesiones no caben en el sentir de la Iglesia. Vamos a hablar de nuestra Semana Santa, de nuestros desfiles

procesionales. Quisiera, a modo de oración haceros llegar un maravilloso soneto de un excelente poeta de nuestro pueblo que fue D. Enrique Mota Vela (q.e.p.d.). Él, con su extraordinaria cultura escribió sobre muchos temas, pero con su sentimiento religioso escribió unos maravillosos sonetos que tituló “Sonetos de Pasión “. Para este acto he elegido el que titula “Semana Santa “, y al que voy a dar lectura a continuación: SEMANA SANTA

Amor que das en plenitud la vida entre la sombra fría de la muerte Amor tu cuerpo roto, yerto, inerte con un fulgor divino en cada herida. Tu muerte se hizo savia bendecida del viejo tronco humano y de esta suerte por milagro de Amor la misma muerte nos abre las fronteras de la vida. La vida terrenal tan engañada encierra negra muerte no mentida más se muere si es larga la jornada, más se vive cuando es corta la vida; pues el alma ante Ti ya rendida más pronto se alzará desde esta nada. No pretendo en este pregón hacer un recorrido detallado de nuestra Semana Santa pormenorizando datos, pues ya lo han hecho en pasadas ediciones pregoneros muy admirados y reconocidos, amigos míos la mayoría de ellos, que dejaron una buena huella de su aportación para conocimiento de los oyentes, en su momento. Seguramente, en la creencia de muchas personas, cofrades o no, se tenga una idea o visión muy distintas de lo que, en su origen, cuando se crearon las primeras cofradías o hermandades se concibieron y su posterior puesta en funcionamiento. Lógicamente, por el transcurso de los años, siglos, ni la sociedad era como la actual, ni las estructuras sociales, ni el pensamiento, etc. Era una sociedad pobre, sometida la mayor parte de la población a los poderes existentes, y con unas carencias enormes en todos los aspectos.

No se crearon las cofradías para sacar los pasos a las calles para que el pueblo visionara unas imágenes con mayor o menor calidad artística. El origen está en el culto a la Santa Cruz. Según la tradición, Santa Elena halla milagrosamente en Jerusalén el año 320 la verdadera Cruz en la que murió Cristo. Parece ser que en 444 un trozo de la Cruz auténtica fue traído a España, pudiendo contemplarse en el monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Santander. En torno a la aparición de ésta y otras reliquias aparecieron grupos de personas muy motivadas, que se reunían para rezar, hacer ejercicios piadosos y procesiones llevando la Cruz, no siendo esto patrimonio exclusivo de España, sino que se hacía también en Europa como penitencia por las enfermedades que había como la peste y otras calamidades. Solían flagelarse queriendo imitar el sufrimiento de Cristo camino del Calvario y su muerte en la Cruz. Les acompañaban otros fieles que portaban velas y un monje o clérigo llevaba una Cruz desnuda. Por este motivo, las primeras Hermandades se llamaban Cofradías de Penitencia, Sangre y Luz. No tardó en calar en las Hermandades la idea de ayudar a los más necesitados, que eran muchísimos, a los enfermos, practicando el ejercicio de la caridad y el culto. En nuestro pueblo, D. Díaz Sánchez de Benavides, III Señor de la Villa, ordenó a primeros del siglo XV la fundación del convento de San Francisco, siendo éste el germen que motiva que muchos años después, en 1578, se crease la Cofradía de la Vera Cruz en Santisteban. Hay datos que muestran el panorama documental sobre la creación de las Cofradías de nuestra villa a lo largo de los años, siglos. Como dije antes, no los voy a exponer, pues me haría reiterativo. Ya lo expusieron detalladamente anteriores pregoneros y colaboradores en boletines de Semana Santa y otras publicaciones. Seguidamente paso a hacer un breve recorrido por nuestra Semana Santa local en cada uno de sus días. Iré mostrando primero el itinerario evangélico de la Semana Santa y de cada día aportaré mi versión.

DOMINGO DE RAMOS.-

“ Jesús se traslada desde Betania a Jerusalén, entrando triunfante en la ciudad y en el Templo. Por la tarde, regresa a Betania “. Un año más, en una mañana radiante del Domingo de Ramos, como todos deseamos, el cortejo procesional sale de Santa María portando las palmas que han sido bendecidas y, poco a poco, avanza hasta llegar al templo parroquial de San Esteban donde se celebrará la Santa Misa. En la tarde de este día la Borriquilla parte de la Ermita con su Señor acuestas, acompañado de niños/as., rememorando personajes bíblicos. El Señor contempla a la gente reunida ante sus pies, delante de El. Oímos el sonido vivo de cornetas y tambores, de Hosannas, del murmullo de la calle. Cristo viene a nosotros y salimos a su encuentro. LUNES SANTO.-

“Vuelve a Jerusalén. Maldice la higuera estéril y arroja a los vendedores del Templo. Llegada la tarde, sale de Jerusalén y vuelve a su estancia de Betania”. En nuestra Semana Santa local no hay programado para este día desfile procesional, pero en nuestra mente podemos hacer un recorrido bíblico e imaginarnos a la gente preguntándose unos a otros al ver pasar a Jesús. ¿Quién es éste? ¿No es el que resucitó a Lázaro? Jesús anuncia en el Templo la hora en que el Hijo del Hombre iba a ser glorificado. Pero, ¡Qué gloria más sombría!. Según sus palabras, para triunfar era preciso morir y, para salvar su vida, perderla. MARTES SANTO.-

“De nuevo en Jerusalén. Enseña en el Templo las parábolas de los dos hijos, de los viñadores homicidas y de las bodas. Sostiene vehementes disputas con los escribas, fariseos y herodianos. En este día, por la tarde, los pontífices tomaron la determinación de prender a Jesús. Cuando sale de Jerusalén profetiza la destrucción de la ciudad, de su Templo y el fin del mundo “. De San Esteban, en la noche de este martes, sale el paso de la Oración en el Huerto y Cristo de Medinaceli. Jesús se aleja de sus discípulos y pide al Padre, al orar, que aparte de Él el cáliz. Cristo se encuentra solo, los discípulos caen dormidos, y la voz y los

sollozos divinos se pierden en la soledad. ¡Si pudiéramos consolar a Jesús en su soledad con nuestra fidelidad de cada día! DE GETSEMANI AL CALVARIO

Cristo ora en Getsemaní, Huerto de los sufrimientos, Comienzo de los tormentos. ¡Qué cita tan terrible allí!.. ¡Qué momento más infeliz, Sin ocultar sus lamentos!. ¡Qué turbios pensamientos!. Sufrir y sufrir, para, al final, morir. De Getsemaní al Calvario, pasando por miles dolores, reflejados en el sudario. Jesús, cuántos sinsabores sufre el débil a diario envuelto en tantos temores. Quienes queramos acercarnos a Jesús hemos de saber que para llevar una vida de verdaderos seguidores suyos es preciso la vida de oración. Hemos de buscar los ratos en los que, como El, dejamos nuestras muchas preocupaciones y ocupaciones para ponernos en manos de ese Dios que El nos enseñó, que es AMOR, que es nuestro PADRE. MIERCOLES SANTO.-

“Judas, cegado por la avaricia, va a los Principes de los sacerdotes y propone entregar a Jesús si le dan algún dinero, y ellos le ofrecen treinta monedas de plata; desde aquel momento busca una ocasión para cumplir su compromiso. Jesús permanece en Betania”. Viacrucis por nuestras calles. El Cristo del Perdón aparece en el silencio de nuestras calles estrechas, donde el recogimiento para la

oración es mayor. En esta noche oscura el pueblo creyente busca a Dios. Metidos y refugiados en su fe, seguimos las estaciones de este Viacrucis a sabiendas de que, tras la oscuridad, hallaremos en Cristo la Resurrección y la Vida. Las catorce estaciones pueden ser las estaciones de nuestra misma vida. Nosotros tenemos nuestro Gólgota para llegar a pedir a Jesús perdón y misericordia. Como un duro golpe en el costado, se me hace tu camino. Cristo, ¡ Qué duro es el destino de quien te tiene olvidado! Cristo, que estás en la Cruz. Cristo, que eres mi guía, Tú me guardas noche y día Tú eres mi fe y mi luz. JUEVES SANTO.-

“Pedro y Juan, por orden de Jesús, van a Jerusalén a preparar la Pascua. Por la tarde, El Señor, con sus discípulos, celebra la Cena Pascual. Después de lavarles los pies instituye la Sagrada Eucaristía. Los consuela con un hermosísimo discurso y después de la oración sacerdotal sale hacia el Monte de los Olivos. Allí hace oración y un ángel le conforta. Judas le entrega; los demás Apóstoles huyen; Pedro le niega tres veces. Jesús es llevado ante Anás y Caifás” Desfile procesional de la Santísima Virgen de los Dolores y Stmo. Cristo de la Caída. La Virgen, rota de dolor por el sufrimiento de su Hijo. En su rostro se denotan las huellas del sufrimiento. Jesús cae por el peso de la Cruz. Un dolor agudo penetra en el alma de Jesús y el Señor se desploma extenuado. ¿Qué se dirían Madre e Hijo? Con inmenso amor mira María a Jesús y Jesús a su Madre. El alma de María queda anegada en la amargura de Cristo en el terrible momento de la caída. Jesús ha caído para que nos levantemos una vez y siempre. Jesús se acerca a nosotros en el gesto solidario de la Cena Pascual, en la institución de la Eucaristía, en el compartir el Pan y el Vino, en el Lavatorio de los pies a sus discípulos.

VIERNES SANTO.-

“El Sanedrín, muy de mañana, hace comparecer ante sí a Jesús, ratifica la sentencia de muerte y le lleva a Pilatos. Este, después de haber hablado con Jesús, proclama su inocencia; lo envía a Herodes ante el cual el Salvador no se digna abrir sus divinos labios y entonces le manda de nuevo a Pilatos que ordena la flagelación y confirma la sentencia de muerte dictada por el Sanedrín. Jesús sale para el Calvario con la Cruz acuestas. A las doce del día es crucificado y después de estar tres horas en aquel terrible suplicio, expiró. A la caída de la tarde, Nicodemo y José de Arimatea piden a Pilatos el cuerpo de Jesús y le dan sepultura”. Madrugada. Ntro. Padre Jesús Nazareno, sobre las cinco de la mañana, sale de la Ermita, en su paso de claveles rojos y lirios morados. Jesús carga con la pesada Cruz. ¿ Cómo podrá llevarla si apenas puede arrastrarse?. Jesús va camino del Calvario. Avanza agobiado, le cuesta respirar. El suelo por el que caminaba era irregular y nada tiene de extraño que caiga. Los soldados le azotan con escarnio. Un dolor agudo penetra en el alma de Jesús, y el Señor se desploma extenuado, mas Jesús pasa a nuestro lado derramando su gracia y misericordia. Esta mañana de Viernes Santo, la Plaza Mayor será lugar de encuentro en la vía dolorosa de María tras Jesús. El pueblo está expectante esperando ardientemente que llegue el momento en que Cristo y su Madre se crucen las miradas. Un momento de consuelo para El fue el encuentro con su Madre que sigue a su Hijo junto a otras piadosas mujeres. El sufrimiento de María es muy grande, cumpliéndose la profecía de Simeón “Una espada traspasará tu alma” (Lucas II, 35). HACIA TU MORADA

María muestra su Amargura esta mañana sin consuelo. Jesús cae un, dos, tres veces por el suelo y, Señor, hoy, tanto dolor, aún perdura. El mundo ha perdido su cordura

sin remontar el bien su alto vuelo, sin encontrar el hombre, con anhelo, para sí, su espíritu sosegado, su alma pura. Esto, Señor,no es un vano sueño, pues, no muy tarde, algún día, poniéndose en tus manos, su Dueño, si el hombre en el Amor, aún porfía, sin cejar jamás en el empeño, llegará a Tu morada, haciendo cercana su lejanía. Un día oí una saeta que decía. “Madre de la Amargura que caminas al Calvario, déjame que te acompañe, que yo también voy llorando”. ¡Cuántas lágrimas hemos visto desprenderse esta madrugada de los ojos de madres santistebeñas, de todas las madres, que se unen a María en su dolor! La mañana va mostrando su claridad. El cortejo procesional continúa. Nos conforta haber visto los ojos de la Virgen de la Amargura mirando a su Hijo, como deseando acogerlo entre sus brazos y preservarlo de todo mal. Pero ya estaba escrito. Cristo camina hacia el Calvario donde encontrará la muerte por redimir al género humano. Cristo expira en el Calvario. Ha pasado las soledades humanas de la muerte. ¡Todo un Dios!, clavado en la Cruz y escarnecido. En la tarde-noche de nuestro Viernes Santo desfila el cortejo fúnebre. José de Arimatea y Nicodemo, acompañados de fieles seguidores lo van a enterrar. Ellos, que no se atrevían a testificar a Jesús, por miedo, ahora atestiguan más su fe. Ahora, muerto Jesús, ya no temen. José de Arimatea entierra a Jesús en un sepulcro nuevo en un terreno que poseía en el Gólgota. Viernes Santo avanza en la noche y de San Esteban sale la Soledad. María está sola entre la muchedumbre. Hay mucha gente, aunque Ella está sola. ¡Es mucho su dolor! ¡Qué grande es su angustia! La llevamos por nuestras calles del casco antiguo, en solemne silencio, participando y uniéndonos al dolor de esta Madre que lleva en su rostro las huellas por la muerte de su Hijo.

EN TU SOLEDAD

¡Qué sola vas, Soledad ¡, traspasada de dolor. Tú, la Reina del Amor, sufres por tanta maldad. Y en tu profunda Humildad brillas con resplandor, m andándonos tu fulgor, Inspirándonos bondad. A tus fieles cofrades los arropas con tu manto y librándolos de maldades los alejas del quebranto, de penas y vanidades, acercándolos a tu Hijo Santo. SABADO SANTO.-

“El cuerpo de Jesús permanece en el sepulcro”. Depositaron el cuerpo de Jesús en el sepulcro con suma piedad, y lo cerraron. Mientras tanto, las mujeres que acompañaron a la Virgen, entre ellas, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, siguieron de cerca este momento. Llegará la Vigilia Pascual y las campanas del templo volverán a replicar a gloria, anunciando la Resurrección del Señor, vencedor de la muerte y el pecado. DOMINGO DE RESURRECCION.-

“Muy de mañana, las piadosas mujeres van con aromas al sepulcro y un ángel les anuncia la Resurrección del Salvador”. ¡Cristo ha resucitado! Nada hubiera tenido sentido si Cristo no

hubiera resucitado. El es la luz y la vida. Nos trae la liberación del dolor y de la propia muerte. En adelante viviremos en la presencia de quien sigue con nosotros. La Resurrección es el triunfo de la Vida sobre la Muerte. El Domingo de Resurrección es una exaltación de la gloria de Dios Padre. Como colofón de nuestros desfiles procesionales, éste, para dar mayor sentido al triunfo de Cristo, tendría que ser un desfile multicolor, incluso, me atrevo a decir , acompañado de mujeres vestidas de mantilla (no nos preguntemos si habrá mantillas en Santisteban, cuna de la mayordomía) que, acompañadas de cofrades con los estandartes de sus respectivas cofradías, con las Bandas de Tambores y Cornetas, harían de esta mañana una primorosa mañana de primavera que anuncia la nueva vida en torno a Cristo Resucitado. La Resurrección de Jesús no es como la de un muerto que vuelve a la vida; como Lázaro, que vuelve a tener de nuevo vida terrena, para después volver a morir definitivamente. Jesucristo resucita a una forma de vida gloriosa, ya no muere más, vive para siempre junto al Padre. Cristo ha resucitado. Cristo vive. Esta es la alegría que nosotros, los creyentes, debemos anunciar y comunicar a los demás.

D.- NUESTRO COMPROMISO CON LOS QUE SUFREN, CON LOS NECESITADOS. “El que alumbró las fuente, El que hizo brotar el agua de la roca, El que envió la lluvia sobre la tierra, ¡no tiene con qué aplacar su sed, ahora! Pero nosotros sí podemos aplacar la sed de Jesús y curar sus llagas en los más necesitados, en los más pobres del alma y del cuerpo“. “Lo que hicisteis por uno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis“, “Tuve sed y de disteis de beberN “. He dejado para el final esta parte del pregón porque quiero que llegue a vosotros con el deseo de quien se siente identificado con los que sufren y haceros partícipes de un mensaje lleno de amor y comprensión para con ellos. Quisiera hacer llegar estas palabras a los que viven en el mundo de los silencios, del olvido, los apartados de la sociedad sin ellos quererlo (¿por qué iba a ser así?), los que han perdido sus ilusiones,

y transmitirles me deseo de un cambio en sus vidas y que, no muy tarde, a través del brillo de sus miradas vean unas mañanas más limpias y transparentes, que la vida se allane para ellos y deje de poner más trabas en su camino. Por ellos alzo mi voz. Esa es mi actitud: ”Todo para quien más lo necesita, para los llamados por Cristo por su condición de más débiles en este mundo tan ingrato la mayoría de las veces“. Creíamos que habíamos alcanzado la felicidad, que en Occidente todo era de dulce. Nuestra sociedad ha creido durante años que ya habíamos tocado el techo del bienestar y, sin embargo, nos hemos detenido en el camino. Decía Karl Barth que “Cuando el cielo se vacía de Dios, la tierra se llena de ídolos “. Puede que sea esa la razón de la situación actual. Hoy nos tienes aquí, Jesús, tristes, preocupados por esta grave crisis que está atacando a tantísimos hogares. El escritor francés Francois Mauriac, en su obra “ Vida de Jesús” se pregunta cómo es que los lisiados, los desvalidos, los pobres.., todos los que no podían ser los primeros en llegar a escuchar a Jesús en el Sermón de la Montaña ; sin embargo, no dejaban de avanzar, por muy lejos que tuviesen que quedarse y apenas pudieran oírle. Es fácil la respuesta, les bastaba con escuchar la bellísima melodía que no dejaba de brotar de los labios del Señor: ¡DichososN, dichososN! Sí, dichosos los que han aprendido, en medio de su pobreza material y espiritual, a confiar en Dios porque suyo es el Reino de los Cielos. Quien vive pobre crece en humildad, acercándose a Dios Padre. ¿Qué clase de riqueza es aquella que ha perdido toda humanidad? Hoy, los crucificados no están expuestos en el Calvario: no hay clavos, ni maderos, están por todos los rincones del mundo : emigrantes, refugiados, enfermos, familias dispersas por las guerras, pobres sin techo, desahuciados, etc. Y mientras pasan ante nuestros ojos nuestras Sagradas Imágenes sabemos y conocemos que se sigue crucificando en un mundo de indiferentes. Ante tanto sufrimiento y dolor ajenos, invocamos a Cristo. “Bienaventurados los pobres porque de ellos es el Reino de los Cielos“. (Lucas. 6,21). Los que más sufren, lejos de dejarse o culpar a Dios de sus males, se

aferran con más fuerza a su fe y descubren en la Cruz su riqueza hasta entonces desconocida para ellos. “Cristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros para enriquecernos por su pobreza “. (2. Cor. 8,9). Desde esta tribuna que, gustosa y responsablemente, he tenido el honor de ocupar os ruego a todos/as. me ayudéis en la tarea de difundir el ánimo y la esperanza a los necesitados. A vosotros/as hombres y mujeres cofrades o no, os pido seáis continuadores del mensaje que quiero transmitir. Sed pregoneros/as que tendáis vuestras manos de amistad a todos, que vuestra ayuda, material o espiritual, sea de apoyo incondicional a nuestros hermanos. Así lo deseo y espero. La Cuaresma, tiempo de oración y penitencia, nos ha llevado a buscar a Dios, a intentar entregarnos a El, cambiando nuestras conductas. Yo he intentado hacer mía esta actitud y he compuesto un soneto que titulo: UN HOMBRE NUEVO

Si hoy he pretendido ser tu pregonero, Rescatándome, con ello, del pecado, También pretendo cambiar, por renovado, Mi carácter liviano y lisonjero. Acercándome a Ti, tal como quiero, Y, ahora, con el ánimo dispuesto, Seré un hombre nuevo, siempre presto A convertir lo falso en verdadero. Así será, pues lo deseo, Señor, Desterrando el mal y el engaño, Clamando ante Ti, mi Salvador. Y así ha de ser, año tras año, Cambiado y distinto, sin dolor, Borrando de mí el infame daño. Huyamos de la indiferencia. Sí, nosotros, vemos a diario los ojos del hambre, oímos las voces del silencio y conocemos el alma de la desesperación. Nosotros, seguramente, día a día, mostramos la lucha con nuestro interior, nuestra conciencia y tratamos de poner algo de humanidad en la casa del débil, que es refugio de todas las desgracias. Porfiemos en esa actitud de ayuda a nuestro hermano y,

Cristo, que es buen pagador, nos lo recompensará. No limitemos la Semana Santa a los siete días. Hagamos que sea un compromiso de vida y en ello está el verdadero sentimiento cristiano. Al final, os recuerdo las palabra de Martin Luther King que nos harán reflexionar : “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que me preocupa es el silencio de los buenos”. Gracias, Jesús Nazareno, por haberme concedido la templanza necesaria para hablar de Ti, y gracias a vosotros/as. por vuestra asistencia. Un abrazo.