PRESENTACIÓN DEL VICARIO EPISCOPAL DE VIDA CONSAGRADA

Al presentar este plan específico de pastoral, que he conducido y es denominado: VIDA CONSAGRADA - RENOVADO PENTECOSTÉS, para la articulación apostólica de la Vida Consagrada y la vida pastoral de la Arquidiócesis de Santa Fe de Antioquia;

Sólo pretendo responder a una necesidad pastoral sentida, realizándolo como el fruto de mis convicciones, desde la corta experiencia e incipientes conocimientos. Éste es el resultado de un trabajo en equipo con todas las comunidades religiosas aquí presentes: Orado, planeado, consultado y fortalecido por nuestro Comité Intercongregacional de la Vida Consagrada, y con las debidas instancias pastorales, como lo explicaré en los antecedentes.

Está hecho con los lineamientos pastorales del Movimiento por un Mundo Mejor del Padre Juan Bautista Cappellaro y de la metodología prospectiva; en un intento por asumir el espíritu del Concilio Vaticano II, especialmente el Don y reto de la espiritualidad de comunión.

Aquí nada, aparte de la Palabra de Dios y del Magisterio solemne de la Iglesia, es la última palabra, este proyecto sólo es una propuesta y un medio; pues las metodologías y los planes pastorales, sólo son mediaciones estructurales y no fines en sí mismos, que están sometidos a circunstancias específicas.

Y aunque esta metodología tan específica exige algún rigor técnico, y he aplicado sus diversos pasos, recalco que es un esfuerzo por responder al querer de la Iglesia, cuando nos pide insistentemente vivir y fortalecer la Comunión en todos los ámbitos humanos y pastorales (cf. DA 154ss).

Para nosotros el Don de la Vida Consagrada, es un regalo invaluable, que Dios, nos ha dado desde los inicios del cristianismo, y como los primeros, y siempre misioneros en América, y más específicamente en esta Iglesia particular, desde sus orígenes y fundamentos, hasta hoy. Somos deudores de ella, en el nacimiento, instauración, desarrollo y transfiguración.

Se trata: De caminar juntos como pueblo de Dios, en la misma dirección y objetivo:• El de ser alabanza y glorificación de Dios,• el de evangelizar, como la acción natural y esencial de la

Iglesia,• el de articular dos vocaciones y mediaciones pastorales, que

comparten una misma opción, cultura y espacio,

• el de aportar al fortalecimiento y renovación de la vida Religiosa,

• el de ayudar a la realización mutua de todas las personas, desde la fe y la disciplina

• el de reconocer y valorar en los procesos mismos, no sólo el protagonismo de Dios, sino también el aporte de las personas a lo largo de la historia,

• el de fortalecer nuestro plan global en todas sus expresiones,

• el de animar y motivar desde un servicio específico para que todos nos comprometamos eclesial y pastoralmente, como signo de comunión.

• Aportar y fortalecer la misión permanente y comprometernos.

Y no se trata:• de renovar ni de transformar la vida religiosa

en sí misma,• ni de incidir en ella intrusamente,• tampoco de abonadas disquisiciones pastorales o

históricas,• ni de agotar la espiritualidad de comunión ni el

método prospectivo,

• sólo es un aporte a la vivencia y al fortalecimiento de la espiritualidad de comunión, dentro de un orden fecundo y de mutua realización (cf. VC 49), que nos permita ver con claridad y en unas circunstancias concretas la voluntad de Dios, como invitación suya, en concreta y obediente respuesta nuestra, mediante principios ordenadores y proactivos como son:

La comunión, el bien común, la coordinación, la subsidiariedad, la corresponsabilidad y el de la persona justa en el puesto justo, entre otros. Evitando siempre la dispersión de personas, de fuerzas, de planes, la improvisación, y de otras situaciones con máscaras de comunión que se puedan convertir en motivo de desconfianza y de rechazo.

De tal forma que confiado en el Señor, espero sea su voluntad y de su agrado, un instrumento que nos permita responder y fortalecer nuestra acción evangelizadora en la Iglesia en el marco del año de la fe, y con motivo de los cincuenta años del sagrado Concilio Vaticano II, y de los veinte años del catecismo de la Iglesia. Además, como un gesto de afecto y gratitud a la gigantesca

obra de la Vida Consagrada, que a través de la historia, ha estado en misión permanente, pero que ahora con el espíritu de Aparecida, y la intercesión de la Misionera Santa Laura Montoya Upegui, nuestra primera santa colombiana y fruto de nuestra Iglesia arquidiocesana, será una nueva y renovada etapa dentro de toda esta historia de Salvación.

Sea, pues, toda esta propuesta para alabanza y gloria de Dios y honra de la Santísima Virgen María Inmaculada, modelo de consagración y patrona de nuestra Iglesia particular, en sus 25 años de vida arquidiocesana.

Padre Juan Ramón Palacio CastrillónVicario Episcopal para la Vida Consagrada