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18 Bilbao n un mismo párrafo de Es- pejo, hombro, intermitente –que en su original en da- nés se titula Spejl, skulder, blink y qué bonito es reconocer las pa- labras, con el inglés como puen- te, pese a que se trata de un idio- ma tan distinto–, los pensamien- tos de la protagonista, de nom- bre Sonja, pueden ir de la clase práctica de conducción que está recibiendo a una reflexión no demasiado profunda sobre la relación en horas bajas que tie- ne con su hermana mayor pa- sando por, digamos, el comer- cio del forraje en Djursland y el recuerdo de aquel almuerzo in- fantil de pan, hecho en casa por mamá, con azúcar moreno bien apretujado en la superficie un- tada de margarina. También es posible que de repente Sonja entre en algo parecido al pánico (no llega a tanto, sabe que hay que controlar o al menos hacer como si se controlara algo) por- que no sabe cambiar de mar- chas, que se acuerde de un no- vio que la plantó por una tía mu- cho más joven que ella o de esa amiga con la que se mudó desde Jutlandia a la gran ciudad con 18 años pero que ya no es tan amiga-amiga y hasta de un pro- blema de salud que tiene, y que resulta que es común en las mu- jeres de su familia; la cosa se lla- ma vértigo posicional paroxísti- co benigno pe- ro hay quien le dice que es psi- cosomático. Será, pero si no tiene cuida- do cuando mueve la cabe- za, puede aca- bar de morros en el suelo. Y eso sí que es perder el con- trol. Sonja, la pro- tagonista de esta primera nove- la traducida al español en Ana- grama de la danesa (de Jutlan- dia) Dorthe Nors, no es un per- sonaje cualquiera. Lo que al principio parecen desvaríos, mezclas imposibles de ideas –surge de repente la pregunta lectora de ‘y ésta adónde quiere llegar’–, el resultado de una mente tocada, puede que de una inadaptada, no es más que el reflejo de una realidad que se compone de flashes, de muchas cosas en poco tiempo, de tantos estímulos y tan pocas solucio- nes, de la precariedad y la bús- queda del sentido de la propia vida... aun intuyendo que no se va a encontrar. E Sonja lo vale (y no lo sabe) A Sonja una vez le hicieron una predicción de futuro y es in- capaz de recordar qué le dije- ron, seguramente porque vive una crisis de proporciones blíbi- cas y ni siquiera lo sabe. Aun. Lo que sí sabe es que odia al escri- tor idiota sueco ese cuyas nove- las de crímenes (muchos, mu- chos crímenes en poco, muy po- co espacio, pero oye cuántos lec- tores tiene) traduce para vivir. Dicen que Dorthe Nors (1970, licenciada en Literatura e Historia del Arte, autora de media docena de novelas, un li- bro de relatos y artículos para medios, cosa esta que escribe en inglés) es una de las voces más originales del panorama litera- rio de su país. Claro que por aquí eso no dice mucho, porque lo que llega de Dinamarca, si lle- ga, suele ser novela negra como esa que tanto odia Sonja. El he- cho es que Espejo, hombro, inter- mitente es, por esa voz a punto del cataclismo pero que aguan- ta, lo intenta y provoca la carca- jada con sus rarezas en más de una ocasión, un hallazgo. Fue fi- nalista del Premio Man Booker International hace tres años. No fue porque sí, fue porque esta Sonja lo vale. Elena Sierra La autora danesa Dorthe Nors Pérgola Agosto 2019

Pérgola 18 agosto 19 - Anagrama, ed

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Page 1: Pérgola 18 agosto 19 - Anagrama, ed

18 B i lbao

n un mismo párrafo de Es-pejo, hombro, intermitente–que en su original en da-

nés se titula Spejl, skulder, blink yqué bonito es reconocer las pa-labras, con el inglés como puen-te, pese a que se trata de un idio-ma tan distinto–, los pensamien-tos de la protagonista, de nom-bre Sonja, pueden ir de la clasepráctica de conducción que estárecibiendo a una reflexión nodemasiado profunda sobre larelación en horas bajas que tie-ne con su hermana mayor pa-sando por, digamos, el comer-cio del forraje en Djursland y elrecuerdo de aquel almuerzo in-fantil de pan, hecho en casa pormamá, con azúcar moreno bienapretujado en la superficie un-tada de margarina. También esposible que de repente Sonjaentre en algo parecido al pánico(no llega a tanto, sabe que hayque controlar o al menos hacercomo si se controlara algo) por-que no sabe cambiar de mar-chas, que se acuerde de un no-vio que la plantó por una tía mu-cho más joven que ella o de esaamiga con la que se mudó desdeJutlandia a la gran ciudad con18 años pero que ya no es tanamiga-amiga y hasta de un pro-blema de salud que tiene, y queresulta que es común en las mu-

jeres de su familia; la cosa se lla-ma vértigo posicional paroxísti-co benigno pe-ro hay quien ledice que es psi-cosomát ico .Será, pero sino tiene cuida-do cuandomueve la cabe-za, puede aca-bar de morrosen el suelo. Yeso sí que esperder el con-trol.

Sonja, la pro-tagonista de esta primera nove-la traducida al español en Ana-grama de la danesa (de Jutlan-dia) Dorthe Nors, no es un per-sonaje cualquiera. Lo que alprincipio parecen desvaríos,mezclas imposibles de ideas–surge de repente la preguntalectora de ‘y ésta adónde quierellegar’–, el resultado de unamente tocada, puede que deuna inadaptada, no es más queel reflejo de una realidad que secompone de flashes, de muchascosas en poco tiempo, de tantosestímulos y tan pocas solucio-nes, de la precariedad y la bús-queda del sentido de la propiavida... aun intuyendo que no seva a encontrar.

E

Sonja lo vale (y no lo sabe)

los pormenores de la creaciónde grandes empresas de todo ti-po, desde los comestibles al pe-tróleo pasando por navieras, fe-rrocarriles, bancos, al ritmo delos tiempos; y las costumbres deemigrados y criollos, de comer-ciantes y alta burguesía, de per-sonas que siempre quieren más

y aparentar mejor.Serán los hijos deambos, Harold y Jo-sefina, educados ca-da uno a una mane-ra distinta (el pri-mero más pegado ala tierra donde hanacido, la segundacriada en Europa,entre la tradición yel arte), los queunan ambas fami-lias. Pasarán por rebe-

liones y guerras en el siglo XIX yen el siglo XX (a menudo sin re-parar casi en ellas), pero antes,durante y después disfrutaránde los placeres y las comodida-des que puede comprar el dine-ro, de las relaciones sociales ensalones de baile, de los viajes in-terminables por Norteamérica yEuropa... sin intuir que todocambia, que nada permanece, yque una clase social como la su-ya tiene los días contados.

E. S.

iene razón la traductora,editora, librera y escrito-ra –tres novelas ya, y un

ensayo– Phil Camino cuando di-ce que en los autores españoleshan escrito poco de las grandesfamilias burguesas. Hay que po-nerle un marco muy determina-do a ese grupo: habla de las fa-milias que llegaron a convertir-se en la aristocracia de su época,como aquellos emigrantes aAmérica que hicieron enormesfortunas desde mediados del si-glo XIX, metieron una patita encasi todos los sectores posibles(adaptándose a los tiempos y sindejar escapar ni una oportuni-dad) y tuvieron contactos al másalto nivel económico y político,cosa que a menudo terminasiendo la misma cosa. Con loscambios sociales que se dieronen el siglo XX, con la vuelta a ca-sa también, esas familias que to-do lo hicieron y lo tuvieron lle-garon a caer en el olvido y serápor eso que apenas se ficcionan.

Phil Camino ha optado porhacerlo para su tercera novela,La memoria de los vivos (GalaxiaGutenberg). Ha tirado de la his-toria familiar, rebuscado en losarchivos, estudiado papeles y fo-tos y hablado con algunos de losherederos de aquella época deconstrucción de imperios queunían, por la vía del comercio ydel dinero, América y la vieja Eu-

ropa; lo ha hecho para contarlas historias de los irlandesesMyagh y los cántabros Trápaga,que fueron los pilares de una sa-ga de emprendedores... queacabó marchitándose como tan-tas.

Son los dos fundadores perso-nas en principio sin nada en co-mún: Richard Myagh abandonala dinastía familiar en Irlanda,

una estirpe de terratenientes enhoras bajas, en dirección al Nor-te de América para intentar sal-var el patrimonio y la dignidadde los suyos; Ángel Trápaga,aunque hijo de hidalgo con es-cudo en la fachada de su ruino-sa casa del valle de Soba, es muypobre, analfabeto, y está ansiosopor ver mundo y ganar dinerocomo sea. Trápaga tiene claro,

T

cuando emprende viaje conapenas catorce años, que se ins-talará en México, donde ya sushermanos mayores han puestouna tienda.

De su mano los lectores cono-cerán los grandes movimientospolíticos, los conflictos, las lu-chas de la época no solo en Mé-xico, sino en lo que acabaríasiendo Estados Unidos; también

Phil Camino es traductora, editora, librera y escritora

A Sonja una vez le hicieronuna predicción de futuro y es in-capaz de recordar qué le dije-ron, seguramente porque viveuna crisis de proporciones blíbi-cas y ni siquiera lo sabe. Aun. Loque sí sabe es que odia al escri-tor idiota sueco ese cuyas nove-las de crímenes (muchos, mu-chos crímenes en poco, muy po-co espacio, pero oye cuántos lec-tores tiene) traduce para vivir.

Dicen que Dorthe Nors(1970, licenciada en Literaturae Historia del Arte, autora demedia docena de novelas, un li-bro de relatos y artículos paramedios, cosa esta que escribe eninglés) es una de las voces másoriginales del panorama litera-rio de su país. Claro que poraquí eso no dice mucho, porquelo que llega de Dinamarca, si lle-ga, suele ser novela negra comoesa que tanto odia Sonja. El he-cho es que Espejo, hombro, inter-mitente es, por esa voz a puntodel cataclismo pero que aguan-ta, lo intenta y provoca la carca-jada con sus rarezas en más deuna ocasión, un hallazgo. Fue fi-nalista del Premio Man BookerInternational hace tres años. Nofue porque sí, fue porque estaSonja lo vale.

Elena SierraLa autora danesa Dorthe Nors

Las grandes fortunas

Pérgola Agosto 2019