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Primera Edición - Revista Taller Cero

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Editorial En la actualidad a formar parte de la Universidad se le otorga un gran valor social, un claro reflejo de

esto es el amplio crecimiento de la oferta educativa. Cada vez somos más los que utilizamos estos espa-cios invirtiendo parte importante de nuestras vidas y nuestra cotidianidad funcionando como una ante-sala al mundo laboral, priorizando la obtención de conocimiento y desplazando otras posibilidades que podrían comprender la vida universitaria. Este escenario nos permite comprender como es que en nues-tra Escuela se observa de forma generalizada falta de unidad, falta de identificación y de compromiso tanto a nivel de profesores como de estudiantes, existiendo señales claras de la falta de interés en parti-cipar de las escazas instancias que nos permitirían construir Escuela y es justamente a partir de estos elementos que como grupo nos hemos propuesto el trabajo de organizarnos en torno a la transforma-ción de nuestra cotidianeidad, entendiendo que organizarse necesariamente requiere de sistematici-dad, proyección y compromiso que se desarrolla día a día y en nuestros distintos espacios de interac-ción, lo cual es fundamental para cualquier trasformación política.

En nuestros diversos intentos, ha cobrado relevancia el intentar rescatar la historia de nuestra Es-cuela para acercarnos a la comprensión del desarrollo de esta y su estado actual, rescatando prácticas cotidianas, sentidos y valores que forman y han formado parte de nuestra identidad. Es así como nos hemos encontrado con una serie de datos, experiencias y tentativas de construir identidad tales como las revistas Proza Akadémica (revista de las primeras generaciones) y Taller Cero (a partir mas o menos de la 3° o 4° generación), iniciativas que hemos querido retomar para dar espacio a los distintos aportes que puedan surgir de la comunidad y para mostrar el trabajo que hemos ido desarrollando en nuestro proyecto de Reconstrucción Histórica de la Escuela.

Con lo anterior en esta edición hemos decidido comenzar con la “Crónica de una Joven que no sabía Escribir”, cuya intención es mostrar la particular visión de la Historia de la Escuela desde dos miembros fundadores, pasando a “Los estudiantes de la Escuela de Psicología son…” en que las mismas entrevista-das entregan su particular visión acerca del estudiantado, para quedarnos en “La mas mínima...” en un comentario acerca de la literatura más básica de quienes hemos pasado por la Escuela. Por último y en el animo de rescatar la/s identidad/es y personajes que forman parte nuestra, pasamos a presentar “Mito de Escuela” y las secciones “Y es Psico” y “Y es de Psico también”, le damos un espacio al narcisis-mo de algún miembro de la Escuela, esta vez un poema de Javier Villegas, y terminamos poniéndole la guinda a la torta con nuestra sección “Choroscopo” en memoria/burla del Profesor Pucheau (cátedra de Personalidad, III año) quien se fue a vivir definitivamente de las comodidades de la PUC (dijeron los pi-caos).

Entendiendo que es necesario poner en palabras quienes creemos que somos, quienes queremos ser y cuales son los hitos que nos han formado, explorando los datos rosa, los hitos y sinsabores de este espacio, es que ponemos en las manos del lector un poco acerca del pasado y del presente que nos une y que en esta vuelta a clases consideramos más que necesario re-conocer. Agradecemos a la Profesora María Inés Winkler y a Iztel Echiburú, nuestras principales fuentes para la Reconstrucción en esta edi-ción y a todos quienes han participado de distintas maneras en este proyecto, especialmente Maximilia-no Pino (Xoxi) por las caricaturas de los profes.

Atte., Jenifer Celis, Solange Márquez, Simón Miranda, Daniela Salazar y Javier Villegas.

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Crónica de la Joven que no sabía Escribir Para la redacción de este escrito nos servimos de dos fuentes, que dentro de las tantas personas que

podían ayudarnos a conocer un poco más de nuestro origen como Escuela, fueron quienes tuvieron disponi-bilidad espacio-anímico-temporal; nos referimos a la profesora María Inés Winkler, fundadora de la Escuela de Psicología USACH; y a Itzel Echiburu, estudiante de la segunda generación, participante activa de la organi-zación estudiantil y actual profesora de Taller IV. Las entrevistas llevadas a cabo estuvieron centradas en re-cabar algo así como la historia no existente más que en los recuerdos de los mismos históricos, y que en el transcurso del tiempo se habían ido perdiendo, metamorfoseando, y finalmente nos dejaron con vacios en la identidad de la Escuela y así mismo con el desconocimiento “no menos importante” del proyecto Escuela a partir del cual, como estudiantes, nos estábamos formando. De esta forma se entiende que la Historia está relacionada con la interpretación que dan nuestras fuentes y no necesariamente se corresponden con otras visiones de esta recopilación.

Gestación Fue a principios de 1990 cuando, en la rectoría de Eduardo Morales y a su deseo, se le encargó a Rafael

Estévez la tarea de conformar un grupo de trabajo que presentara un proyecto de Escuela de Psicología, en aras de lograr una inclusión de disciplinas que conformaran una USACH más compleja y que evolucionara de su estándar de universidad técnica. Fue entonces que Estévez reunió un grupo de psicólogos de la Universi-dad Católica que eran de su confianza para la conformación de este grupo, dentro del cual se encontraban entidades como Hernán Contreras, Cecilia Avendaño y María Inés Winkler, los cuales a partir de su experien-cia formativa en la PUC comenzarían a gestar una escuela que considerara tanto las virtudes como las falen-cias educativas de su aprendizaje y así ampliar y perfeccionar la formación de profesionales de la Psicología que fueran de directa utilidad para la sociedad chilena.

“A partir de los resultados de análisis FODA, y estratégicos fue que se empezó a instalar en nosotros una sensación de que nuestra formación estaba tan sesgada que no estábamos respondiendo a las necesidades del país, que estábamos formando psicólogos para las elites y no para lo que se necesitaba”, mencionaba la profesora María Inés Winkler acerca del inicio del proceso en una de las entrevistas que lleváramos a cabo en ese entonces. Este era el sello que se le quiso dar a este proyecto de escuela, el que además consideraría evaluaciones e investigaciones realizadas al interior de la PUC, cuáles serían los requisitos básicos del ser psicólogo y la inclusión de literatura latinoamericana.

De forma concreta, el proyecto prosiguió con la conformación de un comité de trabajo en el que se inte-graron en primer lugar dos psicólogos que para ese entonces ya se encontraban trabajando en la USACH, es-tos serían Orlando Salamanca y Emilio Moyano. El primero integrando la mención educacional como el apor-te de mayor significancia y el segundo fue quien reelaboro el proyecto, y siendo inicialmente dependiente de la Facultad de Administración y Economía por la labor que Moyano realizaba en dicha facultad.

Ya en el año ‘92, y con el proyecto medianamente armado, se decidió por parte de rectoría contratar a alguien que echara a andar la Escuela, cargo que fue pensado inicialmente Ya en el año 92’, y con el proyecto medianamente armado, se decidió por parte de rectoría contratar a alguien que echara a andar la Escuela, cargo que fue pensado inicialmente para Rafael Estévez, y que rechazaría por estar involucrado en otros pro-yectos de antemano. Fue entonces que el comité se decidió por la profesora Winkler, a quien se la contrató sin un cargo en específico; y sería recién a fines de ese mismo año que se le dio el cargo de director de la Es-cuela a Orlando Salamanca, posiblemente por ser un académico interno de la USACH. “Fue él que me pidió a mi que fuera coordinadora académica y yo empecé a echar a andar la Escuela con él. Empezamos juntos a trabajar, él quedó como Director y yo como Coordinadora Académica; en esos meses elegimos el local, el es-pacio físico.” Así se refirió la profesora Winkler acerca de la puesta en marcha de este Escuela, que existía hasta ese entonces, en lo abstracto, como sólo un proyecto.

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4 Parto La Escuela nació entonces con siete líneas claras que la definirían y direccionarían en su funcionamien-to, estas eran: 1) Una fuerte formación metodológica, 2) estar en contingencia con el país, 3) dedicación al de-sarrollo personal de los estudiantes, 4) contar con talleres de desarrollo de habilidades profesionales, 5) pro-mover el trabajo con egresados (educación continua), 6) tener un consultorio de atención (CEPA), 7) contar con laboratorios, uno básico y uno de ergonomía. Pero, según nos conto la profesora Winkler, serían cuatro los pilares que sostendrían y desarrollarían la formación misma de los estudiantes, “estaba la parte metodológica, la parte biológica, la parte de desarrollo personal y la parte psicológica. Eran como cuatro troncos y nosotros ahí entonces, en relación a ellos, fuimos elaborando los cursos, las asignaturas, sin variar muy sustancialmente lo que se enseña en todas partes del mundo, pero incluyendo algunas cosas novedosas, este asunto de los ta-lleres por ejemplo, a lo cuales les dimos mucho peso, tenían el doble de horas de las que tienen ahora, casi, o el 50% más…”. Es así como este troncal tomaba forma, y en la promesa de sus raíces fue esencial para esta nueva Es-cuela el tener un compromiso social muy grande; es por esto que fue importante mantener siempre presente el echo de ser partes de una universidad estatal, y de por lo tanto, enfocar la formación de los alumnos a res-ponder las necesidades del país. Es ahí donde entra la fuerte formación en Ciencias Sociales. Al respecto re-cuerda la profesora Winkler “el primer año había que tener un año de ciencias sociales, que se pensó: un se-mestre sociología y un semestre antropología, y era justamente para meterles la idea de la brecha cultural, la idea de subcultura.” El complemento a estos ramos más bien teóricos, lo harían los Talleres, los cuales “tenían que ser una oportunidad de formarlos mejor, de desarrollar las potencialidades que tenían, pero también de una oportuni-dad para ir conociendo la realidad tal como es, metiendo las patitas al barro, que es lo que va quedando en Taller II, bueno, en Taller I también se hace algo, antes se hacía más.” Esto recuerda del espíritu de los talleres María Inés quien agregó que este era uno de los déficits que en el proyecto Escuela habían dilucidado de otras escuelas de psicología, la falta de aterrizaje al contexto y realidad nacional, con todas sus particularidades y necesidades. Junto a esto, era necesario por consecuencia, el incluir en los distintos ramos, más literatura lati-noamericana, chilena, “menos modelos gringos, sin dejar de conocerlos, por supuesto” nos mencionó la profe-sora Winkler, “teniendo una mirada crítica y pudiendo nosotros también ser, desarrollar el pensamiento crítico y poder desarrollar una mirada crítica frente a la información que venía generada en otros contextos culturales y no llegar y aplicarlos no más esos modelos que han sido generados en otros lados.” Primeros Vástagos “En nuestro curso éramos como 110 y estábamos divididos en la sección A y B o 1 y 2. Todo el primer grupo éramos de la sección A, que además, era como súper extraña la cultura que se daba ahí porque la sec-ción A era los primeros puntajes y las sección B los segundos puntajes.” Así se refiere Itzel Echiburu, quien fue-ra parte de esa primera generación de postulantes a ninjas mentales. En la práctica, fueron cien los alumnos que entraron mediante el sistema PAA (Prueba de aptitudes académicas) y diez alumnos que ya pertenecían al programa de Bachillerato de la USACH. La gran particularidad de esta generación, fue que, a excepción de los de bachillerato que estaban divi-didos equitativamente, los restantes fueron discriminados entre primeros y segundos puntajes, lo que generó una especie de rivalidad sentida en los escasos puntos de convergencia, en la que ambos bloques se presenta-ban como tal, como una entidad cerrada. Esto ocasionó, en consecuencia y circularidad, que se generaran po-bres y casi nulos puntos de interacción. Sumado a lo anterior, y en irónica concordancia, se dio que cada blo-que resulto aglutinar en gran proporción características culturales que resultaron ser una fuente de identifica-ción para los alumnos de cada bloque.

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Quién sabe que fue primero, el asunto es que en la primera sección, la aparente mejor cualificada, se encon-traban los mateos o “nerds”, que a la vez presentaban una inclinación por la lana, los cantos y ritmos folclóricos; el ser humano en cueros. Y por otra parte, la sección 2 o B reunía a los llamados “punkies”, quienes reunían la tilde de ser los segundos postulantes a psicólogos. Se daba entonces, entre ambos bloques, una dinámica conge-lada y distante, así como lo recuerda Itzel: “Entonces si nosotros hacíamos la peña ellos no iban, claramente lo encontraban ultra hippie, y si ellos asistían a una tocata de rock en mecánica, ellos partían para allá y nosotros no íbamos.”

Los Primeros Pasos En resumen, en esta Escuela a llanto primero, faltaba, en primer lugar, gestarse una unión a nivel de alumna-

do, que le permitiera crecer en paridad y como una; razón que se atribuía a la ausencia de una identidad en común en la que se reflejaran ambos bloques. En este punto podemos atribuir esta situación a la falta de expe-riencia por parejo, a las medidas discriminatorios llevadas a cabo en la distribución de los estudiantes; a la falta de puntos en común en lo estrictamente formal, o una inercia humana de agrupación, quién sabe si ninguna, una, algunas o todas; la cuestión es que en el transcurso del tiempo la Escuela no demoró en gestar la representativi-dad inicial.

A pesar de existir una suerte de base distintiva, que se remontaba a la distribución en bloques, surgió en el alumnado la suerte de “magia” en que ambos grupos se acercaron; y en esta evolución se destaca un punto im-portante de convergencia, el cual fue la creación del espacio de Sherwood. Este espacio surgía de la necesidad, en síntesis, de esa falta de identidad. Un espacio extra académico, que reuniera cualidades semejantes a un hogar, es decir, que fuera relativamente cómodo, que posibilitara las comunes necesidades de un ser humano, desde comer a interactuar con los pares; distracción en lo ancho, conversaciones, celebraciones, reuniones. La falta de identidad parecía surgir de la escasez de ritos en común, y en la labor realizada en la construcción de Sherwood parecía reflejarse esto: “en Sherwood fue transversal y fueron 3 o 4 semanas de arar tierra, de estar los días sába-do, de estar todo el día ahí. Y ver a la mamá de uno de nosotros ahí en el auto con las plantas qué se yo, consi-guiéndonos las mesas, las sillas, las bancas. Nosotros tuvimos necesidades más básicas porque fuimos la primera generación y no teníamos nada, entonces nuestras necesidades correspondían a cosas mucho más básicas. Aho-ra hay algo, pero antes no teníamos nada…” Se desprende de lo último, y a titulo personal, la necesidad a veces invisible de dejar herencia.

Un Piso más Firme para Caminar Lo que no pretendía lograr un ramo estándar, se obtenía de la experiencia extra académica, y en esto, la no-

vedad de la malla curricular de la Escuela, en comparación con las existentes en el país, era contar con un ramo llamado “Taller de Integración”, (posteriormente conocido como Taller de Formación Integral), el cual se extendía a lo largo de la carrera y cuyo objetivo era lograr la integración a distintos niveles, “nosotros queríamos que se lograra la integración de la adquisición del conocimiento con el desarrollo de ciertas habilidades personales, que se desarrollara, que el taller fuera un espacio en que se intentara integrar los contenidos de los distintos cursos, nosotros sentíamos que habían contenidos que quedaban aislados unos de otros y que no se relacionaban con la realidad nacional, entonces los talleres siempre íbamos a estar discutiendo temas de la realidad nacional, lo que estaba pasando en el país, situaciones que eran conflictivas, o temas que eran relevantes, etc.” Integración de teoría y praxis, así se referiría la Profesora María Inés Winkler acerca de la particularidad de estos Talleres, indi-cando y recalcando la respuesta que sería esta Escuela a los déficits de carreras de psicología coetáneas en el país.

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Coincidió esta etapa, con la realización de la tesis de magister de la profesora Winkler sobre representa-ciones sociales de prácticas mágico-religiosas en la comuna de Estación Central; aportando este material a la actualización de contenidos de la malla, y con estudios realizados desde la psicología. Según nos detalla Mar-ía Inés, “el objetivo que nosotros teníamos en taller II era que los estudiantes pudieran conocer y respetar otras formas de saberes pero distinguirlos claramente del saber psicológico, y entonces no confundir otras formas de saberes con la psicología y ahí entonces viene el sello científico, el sello metodológico.” Se des-prende entonces la importancia de estos Talleres de Integración para el proyecto Escuela, debido a que este ramo reunía gran parte del tronco formativo: formación metodológica, desarrollo personal, y formación psi-cológica actualizada o en proceso de.

Sin embargo, si bien los Talleres se habían implementado sin trabas, de acuerdo al proyecto inicial, se tenía contemplada la necesidad de un Laboratorio de Ergonomía a parte de uno de Ciencias Básicas. La idea del primer laboratorio surgía de lo fresca que se encontraba la Ergonomía como ámbito de aplicación desde la Psicología; no obstante “no tuvo vuelo después. Nunca pudimos contratar a un profesor que supiera de Ergonomía, después, a los profesores que se integraron no les pareció, no les dio sentido. Quedó ahí.” Se re-feriría la profesora Winkler, acerca del laboratorio que fuera parte del proyecto y no del parto propiamente tal de la Escuela.

Joven aún, pero en Crecimiento La Escuela se forjó, y mantiene hasta estos días una vinculación con lo social, estas son iniciativas puntua-

les, sin embargo, permanecen aún inmaduras. Como reflejo de esto, nos topamos con el hecho de que el CAP (Centro de Atención Psicológica), donde realizan gran parte de las prácticas profesionales los alumnos en sus últimos dos años de carrera (mención), aún no es integrado en su totalidad a la Escuela, siendo prácticamen-te desconocido para los alumnos de las generaciones tempranas de cada año académico. Este punto es cru-cial en los lineamientos del proyecto Escuela original, debido a que un espacio importante para la integración de teoría y praxis, no se le esta utilizando en lo ancho de sus posibilidades, escenario en el cual los alumnos podrían enriquecerse de forma más integra desde el inicio de la carrera.

Por el lado de los frutos asoma “la implementación del magister, el cual significó un crecimiento necesa-rio para sobrevivir, porque el clima, el contexto está demasiado competitivo.” Así menciona la profesora Win-kler en una retrospectiva de adquisiciones y contingencia. Así mismo, “los laboratorios de Metodología se han implementado y consolidado como una buena instancia de aprendizaje para los alumnos, al contar con buenos recursos y en consonancia con una estructura óptima. Los años han pasado, y qué tanto ha mutado, evolucionado o retrocedido la Escuela desde su nacimiento queda como una tarea que al actual alumnado y a la unidad en total le toca descubrir o reconocer. Sabemos de la tensión presente en la actualidad, del esce-nario estudiantil que tiene precedentes remotos tales como los periodos de Reforma en la década del sesen-ta; y de algunos más recientes, como la llamada “Revolución Pinguina”, sin embargo, es poco lo que conoce-mos de nuestra aún joven Escuela, y no solo de cómo surgió, sino además, de cómo han sido sus primeros años de vida, qué cambios estructurales se vislumbran, cuáles han sido las dinámicas en la interacción social del alumnado con sus pares y de estos con administrativos y académicos.

Es interesante y un tanto frustrante darse cuenta de que en primer año llegamos a un terreno aparente-mente baldío, lleno de vacíos, mitos, expectativas, y una identidad poco clara. Es justo decir en contraposi-ción a esto, que si, existen puntos de convergencia, ritos, y espacios cargados de significación, sin embargo es necesario reconocer el trasfondo valórico de estos y cuáles son los puntos deficitarios que persisten; cada partícula de esta Escuela es responsable del crecimiento de la misma, y entre tanto vacío, este escrito se con-cibe con la intención de conocernos un poco más, de reconocernos en la historia, darle sentido al presente e inervar de mejor forma el futuro. La soberbia no es fruto del mismo, esto es parte de un trabajo que preten-de ser mancomunado, por lo tanto se espera que se aprecie y utilice como el grano que ha sido desgranado.

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En el período fundacional de la carrera los estudiantes tenían súper claro

que debían ser los encargados de las primeras generaciones y los profe-

sores les transmitían mucho que dependían de ellos: en lo académico, en

lo profesional, en más o menos el camino que tuviera la Escuela

Según Itzel Echiburú: Actual profesora de Taller IV y ex- estudiante de la Escuela

Según María Inés Winkler: actual profesora de Taller II y participante del proyecto inicial de la Escuela.

Los estudiantes de psicología Usach son:

En nuestra escuela, tenemos mayor coincidencia y compromiso con

intentar resolver o ayudar a resolver problemas sociales

importantes y con una capacidad creativa muy grande para

enfrentar problemas.

· Nuestros estudiantes son bien evaluados en las prácticas: “Hay una formación metodológica sólida que nosotros la podemos reconocer en las tesis de pregrado” · Tienen mayor cercanía con las personas y se manejan mejor que otros estudiantes “Nuestros alumnos llegan a un lugar, llegan a un consultorio en el que no hay muchos recursos y se las arreglan para funcionar, y funcionan bien; llegan alumnos de otras universidades y no saben qué hacer de repente.” · Están más comprometidos políticamente, tienen más conciencia social “Yo creo que las característica de nuestros estudiantes nos chorrea a la Escuela entera, creo que son estudiantes comprometidos, aperrados…a mí en general, me da gusto trabajar con los estudiantes de acá, yo los encuentro estudiantes interesados, que tienen motivaciones.”

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La mínima pero más mínima literatura para un estudiante de psicología

Así como nos hemos querido hacer cargo de incluir a personas, hitos y otros distintos elementos en este

intento por reconstruir la historia de nuestra Escuela, no hemos querido dejar fuera a nuestros libros de

cabecera que nos han acompañado y nos seguirán acompañando.

El Hortton y Hunt

Si alguna vez tuviste clases con nuestro carismático y quijotesco Jorge Ochoa (Q.E.P.D.)

reconocerás este libro inmediatamente. Cargado de ejemplos y definiciones sencillas

tiene toda la orientación básica para acercarse al “entretenido mundo de la Sociología”,

esa prima hermana a la que le cuesta tanto o más que a nosotros pasar más allá de lo

obvio sin arriesgar incomprensión y eliminar aquella fantasía de que si no fuera por li-

bros de este tipo los legos y recién iniciados no serían capaces de comprender nuestro

trabajo. Yankee por excelencia, este manual nos entregará resúmenes al final de cada

capítulo, definición de conceptos clave en el costado de cada página, cuadros de datos

rosas y costumbres que parecerán extrañas a nuestras nobeles y etnocéntricas creencias, pasando por to-

dos los tópicos de la sociología norteamericana que no se distancian mucho de la psicología social (revisar

el Morales, ¡escépticos!).

El Sampieri El que no ha usado el Sampieri nunca pasó por la Escuela a excepción de estos shuper humanistas faná-

ticos de hacer el marco teórico y que nunca dejaron abierta la posibilidad de hacer el apartado de metodo-

logía aunque el trabajo fuera lo más cuali del mundo. Manual por excelencia, al igual que

los libros anteriores te salvará durante los primeros años (¡otra vez solo hasta segundo si

te quieres tomar la metodología un poco más en serio!) entregando definiciones, clarifi-

cando procedimientos, y mostrando formulas que si estas con Livacic poco y nada te van a

servir, dadas las actualizaciones y el amor por los números y los pases mágicos con la cal-

culadora. Como todo buen manual Yankee tiene en cada capítulo un cuadro de resumen,

conceptos clave, ejercicios y controles de lectura para que nuestra frágil mente pueda

puntualizar y recordar lo que ya se leyó. Se agradece la introducción, por favor no insista.

El Papalia

Cuenta la mitología de la Escuela que con uno de estos ejemplares eras golpeado en la cabeza para pa-

sar de ser un ser humano normal a ser un estudiante de psicología. Un día dicha tradición se perdió y quedó

para siempre como lo que es: una de las más básicas e introductorias formas de acercarse al “saber psicoló-

gico”. Utilizado a destajo en los primeros informes y ensayos a menos que un ayudante

o un profesor te pongan mala cara, este libro tiene el gran merito de explicar con man-

zanitas las principales áreas de desarrollo, de investigación e intervención en psicología

y en segundo año, si aún insistes en usarlo, solito/a te irás dando cuenta que a lo sumo

sirve para bucear groseramente entre los contenidos buscando nombres, investigacio-

nes y fechas que puedan servir a una búsqueda mas “seria”. Con cariño y algo de ver-

güenza, recordamos nuestro “wikipedia” de papel.

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Mito Escuela

Cuentan que en la Escuela habitaba un hombre, de mirada tranquila, voz apaci-ble y mediana estatura que hacia clases a las noveles mentes de primero, especí-ficamente Introducción a la Psicología, con un set de transparencias y el Feldman bajo el brazo. Ganó su fama en las primeras generaciones -en un imaginario con un tinte más familiar, hay que decirlo- bajo el nombre de Papa Pitufo, para que luego, con el paso del tiempo, dicha imagen se fuera diluyendo ya no en su ima-gen de Padre de una pequeña horda de hombres azules sino en su más reconoci-da habilidad: generar aprendizaje en estados de sueño o somnolencia, magia an-tigua conocida también como Hipnopedia. La contienda comenzaba por lo general en los 4 primeros bloques horarios, sa-

gradamente cada uno de los bandos desenfundaba sus armas. Los jóvenes preparaban su lápiz y cuaderno, el profesor encendía el proyector, apagaba la luz y con la solemnidad de una ceremonia realizada durante años depositaba la primera transparencia bajo la luz del proyector. Sus habilidades potenciadas grandiosa-mente por estos instrumentos lograban captar la atención de los estudiantes, desde el posible diagnostica-do con TDAH del curso hasta el más interesado en tener luces acerca de la disciplina, introduciéndolos en un sopor, en una somnolencia que solo las mentes más propensas a cumplir con el deber-ser o más cerca-nos a un espíritu burocrático podían soportar. Así, una a una iban pasando las laminas con cuadros compa-rativos, esquemas, mapas conceptuales y modelos gráficos, y paso a paso iban cayendo en una batalla que en el régimen anual duraba 10 meses, 10 largos meses en los que la resistencia aplicada desde la toma de apuntes y la realización de comentarios y preguntas se iban diluyendo al igual que el número de asistentes.

Bajo ningún punto de vista la contienda se llevaba a cabo en igualdad de condiciones, dicho hombre estaba en la universidad incluso antes de que se fundara la Escuela, incluso antes de que desapareciera la UTE trabajando en las primeras carreras de Pedagogía, entregando herramientas de comprensión y evalua-ción para el trabajo de formación suponemos que en estas mismas condiciones. Años de reforzamiento en un programa diario y contingente habían dotado de una resistencia suprema a nuestro primer Director de Escuela, precursor y coordinador durante varios años de la Mención Educacional. ¿Su motivación? Entregar conocimiento general, introductorio, sin importar si se hacía con estudiantes conscientes, semiconscientes o en coma.

Y es de psico…! José Hernández, nuestro compañero cubano de primer año, ingresa a la carrera de Psico-logía en USACH el 2011, mediante un cupo deportivo por su destacado nivel como ajedre-cista. Actualmente, se prepara para participar de la Copa Latinoamericana que se desarrollará

en la ciudad de Montevideo, Uruguay, en la que disputará el título de Gran Maestro de Ajedrez, a realizar en el mes de noviembre compitiendo por la federación Chilena de ajedrez y por la USACH. Les contamos que el último gran triunfo de nuestro cachorro fue durante el Torneo de Educación Superior, en el que consiguió la primera posición como primer tablero del equipo universitario, así como también en la categoría grupal.

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Y es de Psico…también! Nombre: Jesús Enrique Romero Duarte Ocupación: fotocopiador Hobbies: tiene una banda de música, fútbol (le gusta el colo-colo) Edad: 29 años Estado civil: soltero, con polola

¿Cuándo llegaste a la escuela? A fines del 2005

¿Cómo ha sido tu paso por ella? Me ha gustado harto mi paso por la escuela, con la evolución del tiempo la gente te quiere, eso me gusta harto, me llevo super bien con la gente, trato de ser buena onda con ellos y lo notan, es recíproca la cosa. Me gusta la relación, he conocido varias generaciones, ahora estoy conociendo a los más nuevos. Con la gente antigua me llevaba mejor, porque ahora no tengo mucho contacto con la gente nueva. Sumando y restando, bkn, muy rico estar acá. Acá he conocido gente filete, amigos. Antes me quedaba acá harto rato, me iba de la universidad como a las 4 de la mañana, el día viernes conversando con alguien y tomándonos un copete. El establecimiento de lazos de amistad con alguna gente me ha gustado caleta.

¿Qué hacías antes de ser fotocopiador? Estudiaba Ingeniería Química en la Utem, empecé a fotocopiar de rebote y quería hacer las dos cosas a la vez, pero por x motivos no fue así y me tuve que hacer cargo solo del negocio. Congelé la U pero nunca volví, has-ta que me eliminaron y me hice cargo de acá. No me arrepiento de eso.

¿Cuál es el mejor milagro de Jesús? La gente dice que hago milagros, las cosas que ponen acá de Jesús yo no las pongo, las pone la gente. Yo no soy religioso ni nada. Por ejemplo, de repente llega alguien acá apurado y me pide el computador para terminar un trabajo, vienen corriendo y yo estoy haciendo otras cosas, tapao en pega y me dicen “Jesús imprímeme esto que ni no me van a poner un 1” y yo ahí echando la foca un poco, a veces ando parando todo para que la gente haga las cosas, lo hacen y se van, después cuando vuelven me dicen “gracias, me salvaste”.

¿En qué estás ahora con todo esto de las movilizaciones? Estoy como al 10% de la producción, no estoy haciendo nada aparte de esto, pero aun no pretendo hacerlo hasta que salga como un comunicado oficial diciendo que la U se cierra no va a tener más clases este año. Estoy un poco esperando eso e igual me estoy moviendo por otros lados, algunos amigos o empresas que me mandan a hacer algunas cosas.

¿Cómo te vei en el futuro? No pretendo seguir sacando fotocopias a los 50 años, igual tengo pensado hacer otras cosas, pero yo ya no sé, lo único que tengo claro es que mi vida ya se fue por el lado de los negocios y si estudio algo va a ser rela-cionado con eso.

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Panspermia El día nace infértil, El disfraz desparramado por la estancia, Y el cielo incierto detrás de la cortina. Los ojos se abren en un nacimiento apre-surado por el reloj Y estamos llenos de incertidumbres, de pesares y levedades, De supuestos irreconocibles, El dejo onírico nos hace discriminar entre dos partidas, El deber ser y el querer ser, Y cuando la intersección no se produce, Apelamos, o bien a la mirada externa O al criterio propio flexible, la voluntad de ser y no interpretar. Existen razones o corazonadas, O una mezcla de ambas; Me apresto a salir de la cama O a enredarme en las sábanas. Pero entonces, sea lo uno o lo otro ¿Existe una diferencia en el modo en que percibo la tempestad, ya sea me cuenten de sus hazañas o me silbe el frío viento en las mejillas? Si de pronto un rayo me cegara, dejaría de ver las atrocidades Con las que manipulas y destruyes mi ca-mino con mis ojos, Pero sentiría el suelo temblar de resenti-miento, El olor a sangre es inconfundible, La sal me llega al paladar y no es precisa-mente brisa marina, Y por más que me digas que todo esta bien y que me resigne a caminar, No dejaría de escuchar las cadenas agitar-se en las mazmorras Y el silencio como el mejor indicio de que las voces han sido acalladas. Un día podemos decidir pegarnos al pri-mer canal, Al proyector, con la baba pegada en la cara, Y es que puede resultar una situación cómoda la de vivir a costa de emociones o actos ajenos, y que baste con oxigenarse, comer de vez en cuando y dejar que te piensen. Sin embargo, no verías tu rostro más que en el reflector, Y no sentirías más que el resto de sabor que dejó un pan engullido con displicen-cia, Y el olor se suprime, por estar atento a las

flatulencias extranjeras detrás de las pan-tallas, Y las manos se pierden en el cuerpo del ocio, Y no hay pensamiento que escape al esti-mulo ensordecedor del murmullo y la es-peculación. Puede ser también, que quieras ser un excelso cumplidor de lo establecido; Y quieras correr por ser el primero en de-cir presente, O al menos quede en tu conciencia la pa-labra tajante de quien se asoma como autoridad, Y a partir de esto le des directriz a tus pa-sos sin forma, Y el rol se transforme en figura y fondo, Y no haya más que tu responsabilidad con el protocolo; entonces, No mucho te distanciarás del baboso que está pegado al altoparlante, Verás una línea clara en el horizonte y creerás que el mundo se gesta a partir de una escuela del pensamiento, Y escucharás: o aprobaciones a esa postu-ra en la que faldeas, o críticas que tomarás personales dardos dirigidos a tu vértebra espinal. Y el sabor del triunfo será real, porque la aprobación la encontrarás en todas par-tes, pero, difícil es que digan que te has vendido a un sistema comercial. Y el sentido del olfato te dirá que busques refugio fuera de tu hogar, y buscarás pa-dres y madres, menos a ti. Tus manos se guiarán por las palabras de otros, y creerás escribir un discurso origi-nal, o al menos intentar tener autonomía, pero tus manos las dejaste tachar, Y hay cadenas que te hieren las muñecas anestesiadas. Escuchad al menos por una vez, y no in-tento vender una verdad; Podría extenderme en las formas, pero me parece que el sentido es el mismo, La cuestión es la diferencia, y si mis senti-dos se excitan o no lo hacen No es cuestión circunstancial de fútil im-portancia. Escuchando el río chocar en mi torrente sanguíneo es extenderme al flujo del agua Y ya sea río o el río me sea; El dulzor de las estaciones me hace estar a tono, y puedo desenvolver mi paladar entre las vicisitudes del color. Puedo sentir en mi ropa y en mi cuerpo el aroma de quien estuvo en un gallinero o

entre mis almohadas, puedo reconocerme en este sutil gesto y saber guiarme por mi nariz. Puedo ver mis ojos en tus ojos, y saber que no nos miento; puedo ver soles extinguirse en el ocaso y no extrañarlos por pensar que han muerto y esa ha sido su vuelta final. Puedo recorrerme los senderos del día a mano y extender mi pie para saludar y mis piernas para abrazarte, Puedo escuchar más verdades en tu cuer-po que en tus ensayos. ¿Cuál sería la razón de ser en esto? Por si las palabras, que ya desbordan para mi entendimiento, no bastan, realizaré un último esfuerzo. ¿Qué acaso no os dan cuenta de las expe-riencias que encierran tras cortinas de humo, tras mentalidades dirigidas y mani-puladas? El sentir el mundo de primera fuente pue-de tener tanto sentido de ser como lo es un buen razonamiento, a no ser que tus pensamientos se nublen por tus pensa-mientos, o caigas en la rutina de lo corpo-ral y desensibilices las sensaciones que nos hacen discriminar y ser humanos. Por eso, de vez en cuando me pierdo en la montaña, y me enfrento en concilio a mi mismo, y ya sea dios o sea un atemorizado, aprendo a ser luz y sombra y ninguna de las dos; me reinterpreto para sacarme las menti-ras de las garras y practico, en primer lugar, la reflexión, y luego, la consecuencia. Mi querer radica en ser sin máscaras, Y en mi develo encuentro mi deber, Y sin embargo, al final del día, no hay cuentas que rendir ni informes que llenar, No existen las formas estrictamente co-rrectas, y una línea no hace excluyente a otra de intercederla. La cuestión es no ser un agente pasivo y dejarse vivir, pues mi criterio se definiría a partir del otro, y pierdo mi posibilidad de ser autónomo. Ni tampoco en nuestra actividad llegar a consumir al otro, porque basamos nuestra existencia en la del otro igualmente, y de paso no damos cabida a ser. Veremos que el día muere fértil pero lue-go de una larga vida irrepetible e inaltera-ble. Javier Villegas

Muéstranos tu talento, ¡aquí le damos espacio a tu narcisismo!

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El Choróscopo de psicología

El Choróscopo de Psicología fue creado utilizando el “ENEAGRAMA de la personalidad”, herramienta que da cuenta de los distintos estilos de personalidad existentes. El Eneagrama es uno de los elementos más recor-dados de la cátedra de Personalidad dictadas por el profesor Andrés Pucheau. Para conocer qué te dicta esta psicosuerte debes en primer lugar reconocer cuál es tu estilo de personalidad

¡Ahora sí, de acuerdo a tu estilo conoce tu suerte!

Tipo Uno: Puede que este escenario de movilizaciones te acomode mucho, pero debes tener cuidado con quien te relacionas. Quizás enfrentes algunos conflictos éticos que te saquen de tus casillas. Tomate tu tiempo, relaje y ordena tus ideales por prioridad y si aún no superas haber empezado este segundo semestre de manera tan abrupta negando los esfuerzos de estos meses, conside-ra que siempre puedes asistir al CAP por orientación psi-cológica. Tipo dos: Este es tu año así que relájate y mira a tú alre-dedor, la gente te quiere y todo lo que has sembrado tendrá sus frutos. Y si aún no los ves y sientes que esta oportunidad (Mov. Estudiantil) no la aprovechaste como debías, tranquilo vienen muchas oportunidades para aportar: La teletón, navidad y los voluntariados de vera-no. Además puedes formar parte de la Comisión Bienes-tar Estudiantil, de seguro muchos compañeros tuyos ne-cesitan de tu ayuda Tipo tres: Puede que este año hayas tenido conflictos con la pérdida de clases, sin embargo, has tenido tiempo de sobra para desarrollar otros talentos. Si no has podi-do mostrar el producto de tu trabajo, aguántate porque ya vendrá tu minuto de fama. Sí aún no tienes el recono-cimiento que mereces, espera la semana de psico donde podrás brillar con tu luz propia. Tipo cuatro: No sientas que el tiempo pasó en vano, porque te quedaste todos estos meses en tu casa viendo esas películas de cine arte que tanto te gustan, este ha sido un periodo perfecto para desarrollarte. Este caótico semestre te presentara diversas actividades en las cuales nos podrás compartir tu hermoso mundo interior. Cuida-do con el encierro y tanta comida chatarra porque el ve-rano esta cerca.

Tipo cinco: ¿Dónde está tu propuesta para este semes-tre? Pon en práctica tus habilidades y la cuota de sensa-tez para construir una solución frente a la necesidad de hacer un segundo semestre de calidad sin debilitar el mo-vimiento estudiantil, tus compañeros te necesitan. Te echamos de menos en la asamblea, extrañamos tus pro-puestas y análisis. Tipo seis: La inestabilidad de este año puede que haya ocasionado la pérdida de tus redes de apoyo y la palmadi-ta en el hombro que tanto te hace falta. Ya que el retor-no al mundo académico se hace presente ármate un gru-po de trabajo, de estudio, de autoformación o cualquier cosa que te sirva pa volver a las pistas y darle alguna tran-quilidad a ese espíritu inseguro y atormentado. Tipo siete: si bien este periodo de letargo te había dado muchas oportunidades para ampliar tu universo producti-vo: los carretes, la toma, el paro, los cumpleaños. Sin du-da el exceso te pasara la cuenta. Te recomendamos cam-biar esos cochinos hábitos (las zanjas de las calles no son buenas para dormir), cuida tu salud porque el segundo semestre lamentablemente comenzó. Tipo ocho: Probablemente tus niveles de frustración están a punto de perder el control, has tenido más arran-ques que de costumbre, te han salido canas verdes y te sientes agotado, porque finalmente las condiciones mate-riales actuales no permitieron que el movimiento estu-diantil se desarrollara como espero (por el momento)... así que tómeselo con calma, abra su corazón y retome sus conflictos para intimar. Tipo nueve: Si no has venido a votar ni a favor de las ca-lendarizaciones del segundo semestre porque te disgusta que se den situaciones tan conflictivas, no te preocupes, siempre hay un rol de moderador de la asamblea disponi-ble para que puedas colaborar en mantener la fiesta en paz. Eso sí, antes y después date un baño de tina y unos minutos de yoga para poder mantener la paz interior.