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Primeroslectores
La pandilla de la ardilla está jugando al fútbol cuando el balón sale disparado fuera del colegio. Rasi salta la valla e intenta recuperarlo, pero de pronto ¡cae dentro de una alcantarilla! ¿Se quedará allí atrapada para siempre? ¿Se convertirá en una ardilla fantasma?
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¡Socorro, una alcantarilla!Begoña Oro
Ilustracionesde Dani Montero
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Nora, Aitor, Irene, Ismael y yo,
Rasi, vivimos muchas aventuras. ¡Diviértete
con nosotros!
Primera edición: septiembre de 2015
Edición ejecutiva: Gabriel Brandariz Coordinación editorial: Paloma Muiña Coordinación gráfica: Lara Peces
© del texto: Begoña Oro, 2015© de las ilustraciones: Dani Montero, 2015 © Ediciones SM, 2015
Impresores, 2 Parque Empresarial Prado del Espino 28660 Boadilla del Monte (Madrid) www.grupo-sm.com
ATENCIÓN AL CLIENTETel.: 902 121 323 / 912 080 403 e-mail: [email protected]
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
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Para Diego y Loreto, cuidadores de ardillas,
desatascadores de dudas, ídolos (con razón) de pandillas...,
profes.
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¡Hola!
Soy Elisa.
Y os presento a...
NORANora es tímida. Le encantan la naturaleza, las cosas bonitas, los cuentos de su abuela y los libros.
AITORA Aitor también le gustan
los libros, la música... y es un aventurero.
A veces saca versos de dentro del sombrero.
Y es que Aitor es nervioso y medio poeta.
PANDILLADE LA ARDILLA
LA
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IRENEIrene es tan nerviosa como Aitor... o más. Irene es tan «más» que le encantan las sumas, el fútbol y la velocidad. Pero hasta una deportista veloz necesita calma de vez en cuando.
ISMAELIsmael es experto
en mantener la calma, comer piruletas, pintar
¡y hacer amigos! ¡Ah! A veces
(muchas veces) se olvida de cosas.
RASI
¿Y yo? ¿Nadie va a habla
r
de mí?
PANDILLADE LA ARDILLA
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–¡Gooooool! –gritó Irene. –¡Noooooo! –gritó Aitor.Irene jugaba de delantera.Aitor, de portero. Del otro equipo.Era mediodía. La pandilla de la ardilla
estaba jugando al fútbol. Lo estaban pasando en grande.
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Les había costado encontrar sitio: los mayores habían salido corriendo del comedor y habían ocupado las porterías. No les habían dejado jugar.
–¡Fuera, niñatos! –les soltó uno de sexto.–¿Qué os creéis?
¿Que queríamos jugar con vosotros? –respondió Irene.
–Vosotros os lo perdéis –dijo Ismael.–¡Eso! –exclamó Aitor.
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Y los cuatro se fueron con el balón a otra parte. Los de sexto los siguieron con la mirada. Pero no fueron los únicos. Alguien más los siguió con la mirada... y con sus patitas: la ardilla Rasi.
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Por fin encontraron un trozo del recreo donde jugar. Estaba al fondo, junto a la valla que separaba el patio de la calle. A un lado, había un árbol. Rasi se acomodó en una de sus ramas. En el suelo, con chaquetas, los niños marcaron los extremos de la portería.
–Más que una portería, parece una chaquetería –dijo Aitor.
Hasta Nora se animó a jugar. Solo faltaba Rasi ante el balón.
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Pero Rasi prefería hacer de público. Los observaba emocionada desde la rama. Lo único que le faltaba era pintarse la cara de colores y ponerse una bufanda de aficionada. El entusiasmo lo llevaba puesto.
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Celebraba cada gol con una voltereta. Animaba con sus «hiiii» a sus amigos. Indicaba con las manitas hacia dónde debían chutar. Se tapaba los ojos, desesperada, cuando los veía perder una oportunidad de meter gol... En realidad, más que público, le habría gustado ser entrenadora.
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Pero de repente, Rasi soltó un «HIIII» diferente.
Un «HIIII» que no significaba «¡pasa el balón a Nora!», ni «¡chuta ya!», ni «¿no ves que está sola?», ni «¡pero corre!», ni «¡baja a la defensa!», ni «¡desmárcate!»...
No. Aquel « HIIII», en idioma ardilla, significaba: «OH, OH».
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La pelota había salido volando, volando, volando... y botó, botó y botó... hasta quedarse parada... al otro lado de la valla del colegio. En la calle.
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