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Profesora: María Antonia Rojas Serrano

Profesora: María Antonia Rojas Serranomariarojas.iescla.org/wp-content/uploads/2020/03/...La inmunidad adquirida puede ser natural o artificial y activa o pasiva. -Inmunidad adquirida

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Profesora: María Antonia Rojas Serrano

INTRODUCCIÓN Denominamos inmunidad a la capacidad de lucha que tiene nuestro organismo contra cualquier patógeno.

Como ya sabemos hay dos tipos de inmunidad:

- Inmunidad innata: es la que presentamos al nacer y responde de igual manera frente a los distintos tipos de patógenos.

- Inmunidad adquirida: es la que va desarrollando nuestro organismo a lo largo de la vida, conforme se va poniendo en contacto con los diversos organismos patógenos. Esta inmunidad produce memoria, es decir, en un segundo contacto con el agente patógeno, nuestro organismo (que presenta células sensibilizadas frente a ese patógeno) responde de forma rápida y eficaz.

TIPOS DE INMUNIDAD ADQUIRIDA La inmunidad adquirida puede ser natural o artificial y activa o pasiva.

- Inmunidad adquirida naturalmente de forma activa: es la que se adquiere tras haber superado con éxito alguna enfermedad infecciosa.

- Inmunidad adquirida naturalmente de forma pasiva: es la que transmite la madre al feto, mediante los anticuerpos que atraviesan la placenta (Ig G); o la que le proporciona al recién nacido, mediante la lactancia (Ig A).

- Inmunidad adquirida artificialmente (inmunización) de forma activa: es la que se consigue al formar anticuerpos tras la administración de una vacuna.

- Inmunidad adquirida artificialmente (inmunización) de forma pasiva: es la que se adquiere al inocular al individuo antisuero (suero con anticuerpos) que contenga anticuerpos contra un determinado agente infeccioso.

INMUNIZACIÓN ACTIVA Y PASIVA El conocimiento de los mecanismos de la actuación del sistema inmunitario, permite inmunizar (aumentar la eficacia de la respuesta inmune ante un agente infeccioso) a personas y animales.

Esta inmunización artificial puede ser activa (vacunas) o pasiva (suero con anticuerpos).

Inmunización activa

También llamada vacunación consiste en la inoculación del agente infeccioso, o parte de este, muerto o atenuado.

Por medio de la vacunación provocamos que nuestro cuerpo desencadene una respuesta primaria frente al antígeno, pero como el microorganismo está muerto o debilitado o sólo se han introducido alguna de sus partes, se producirá respuesta inmune sin desarrollarse la enfermedad. Se producirán linfocitos T y B de memoria, que responderán rápida y eficazmente en un segundo contacto con dicho agente infeccioso (cuando el individuo se exponga de forma natural ante dicho agente).

Descubrimiento de las vacunas

La búsqueda de un sistema para evitar el contagio de enfermedades infecciosas ha sido siempre una aspiración del ser humano. Desde tiempos muy remotos se había observado que las personas que sobrevivían a enfermedades infecciosas no volvían a contraerlas. Por esta razón se les dedicaba al cuidado de los enfermos durante las epidemias.

Los primeros intentos médicos de provocar una inmunización sin padecer previamente la infección se llevaron a cabo en China en épocas muy lejanas. Se elaboraba un preparado desecado a partir de costras de enfermos que presentaban casos leves de viruela, que se hacía inhalar a una persona sana, consiguiendo de esta manera en muchos casos que el individuo se inmunizara.

Sin embargo, era relativamente frecuente que se produjera el contagio de la enfermedad por la propia inoculación del preparado e incluso la muerte del paciente. Este método conocido como variolación, fue introducido en Europa a finales del siglo XVIII.

En la misma época, el médico rural inglés Edward Jenner observó que los ganaderos padecían una enfermedad benigna, denominada viruela vacuna, que los hacía inmunes a la viruela humana. Aplicando un extracto de las pústulas de una persona afectada por la enfermedad de las vacas, al que denominó vacuna, consiguió una protección eficaz sin los riesgos de la variolación, método al que sustituyó rápidamente. Esto resultó posible porque los microorganismos que producen la viruela vacuna y la viruela humana tienen antígenos comunes y se produce una inmunidad cruzada.

En 1880, Louis Pasteur descubrió que algunos factores modificaban la capacidad infectiva de los microbios causantes de las enfermedades infecciosas. Observó que un cultivo de laboratorio de la bacteria que produce el cólera de las gallinas, perdía su virulencia después de meses; pero al inocularlo en animales sanos estos desarrollaban una inmunidad frente al agente patógeno.

Comprobó el mismo efecto en el ántrax del ganado, al calentar un cultivo de la bacteria causante de la enfermedad.

En 1885 consiguió inmunizar a un niño que había sido mordido por un perro y que aún no había desarrollado la rabia, con un extracto seco de la médula espinal extraída de animales rabiosos.

En honor a la vacuna de Jenner, Pasteur bautizó este método que permitía la inmunización inoculando microorganismos no virulentos, con el nombre de vacunación.

Inmunización pasiva

También llamada sueroterapia consiste en la inyección directa de anticuerpos específicos.

La inmunización pasiva no produce memoria y solo se mantiene durante el tiempo que permanezca el anticuerpo en el individuo.

Se emplea contra las toxinas circulantes en la sangre, como la toxina tetánica y la toxina diftérica y también contra venenos de serpientes.

ALTERACIONES DEL SISTEMA INMUNE El sistema inmunitario es un complejo sistema en el que en ocasiones ocurren errores o fallos, estos fallos pueden ser por exceso, cuando el organismo responde ante sustancias que no suponen ningún tipo de daño como es el caso de las alergias, el rechazo a los trasplantes y enfermedades autoinmunes, o por defecto, en donde la respuesta inmunitaria será deficiente, siendo este el caso de las inmunideficiencias.

Se emplea el término hipersensibilidad cuando ocurre una respuesta inmunitaria exagerada, generalmente ante sustancias inocuas.

Se produce cuando el organismo está sensibilizado (2º contacto) a la sustancia que actúa como antígeno.

La hipersensibilidad produce inflamación y lesiones en los tejidos.

Hay cuatro tipos de hipersensibilidades:

- Hipersensibilidad tipo I: se producen anticuerpos del tipo Ig E ante antígenos que no originan ningún mal. Es el caso de las alergias al polen, ácaros, metales…

- Hipersensibilidad de tipo II: se producen anticuerpos contra antígenos presentes en células procedentes de otro individuo o del mismo individuo, como es el caso de las trasfusiones sanguíneas, los trasplantes y las enfermedades autoinmunes.

- Hipersensibilidad de tipo III: se debe al acúmulo de complejos antígeno-anticuerpo, lo que produce activación del sistema de complemento e inflamación. Se debe a infecciones persistentes y también en el caso de la enfermedad del suero.

- Hipersensibilidad tipo IV: viene dada por los linfocitos T que se sensibilizan contra una sustancia inocua. En contactos sucesivos, los linfocitos T liberan citoquinas que provocan una reacción inflamatoria, días después de la exposición a dicha sustancia. Este es el caso de las alergias por contacto.

Alergias Se trata de una hipersensibilidad, que se produce cuando el sistema inmune responde frente a sustancias inofensivas procedentes del exterior.

A estas sustancias capaces de desencadenar la respuesta inmune se denominan alérgenos y serán sustancias ambientales comunes como el polen, el polvo, determinados alimentos, algunos metales…

Los alérgenos desencadenan la producción de Ig E que activa a basófilos y mastocitos, los cuales liberan histamina desencadenando el proceso inflamatorio, así como todas las manifestaciones de la alergia. Por lo que para su tratamiento se emplean antihistamínicos.

Hipótesis de la higiene El aumento de enfermedades alérgicas, observada en los últimos años, puede deberse a una menor exposición a los patógenos, al aumentar la higiene.

Rechazo de trasplantes Un trasplante es una técnica quirúrgica en la que se implanta un injerto de células, tejidos u órganos procedentes de un donante en un individuo receptor, para intentar solucionar un proceso patológico grave.

Existen cuatro tipos de trasplantes, dependiendo de la similitud existente entre donante y receptor:

• Autotrasplante o autoinjerto: cuando donante y receptor son el mismo individuo. Por ejemplo: trasplante de piel, de músculo…

• Isotrasplante o isoinjerto: el donante y el receptor son individuos genéticamente idénticos, como es el caso de los gemelos univitelinos o monocigóticos.

• Alotrasplante o aloinjerto: el donante y el receptor son individuos de la misma especie genéticamente distintos.

• Xenotrasplante o xenoinjerto: el donante y el receptor son individuos de especies diferentes.

El rechazo de los trasplantes se debe a una respuesta inmunitaria celular específica (mediada por linfocitos T) por parte del receptor, que reconoce como extrañas las moléculas de MHC presentes en las células del órgano o tejido trasplantado, conllevando a su destrucción.

Cuanto más parecidas sean las moléculas MHC del donante y el receptor, menor será el rechazo. Por lo que no existe rechazo inmunológico en el caso de los autotrasplantes e isotrasplantes. En los alotrasplantes y xenotrasplantes hay rechazo, siendo mayor en los xenotrasplantes.

Para prevenir este rechazo, la primera medida a tomar es buscar la máxima compatibilidad entre el receptor y el donante; así como el empleo de fármacos inmunosupresores que evitan la respuesta inmune, quedando el organismo bajo en defensas.

Enfermedades autoinmunes

Habitualmente el sistema inmune puede distinguir entre lo propio y lo no propio. Sin embargo, este reconocimiento en ocasiones falla y el sistema inmune reconoce los antígenos propios como extraños, desencadenando una hipersensibilidad en la que los linfocitos T reaccionan inmunitariamente contra los tejidos del propio organismo, destruyéndolos.

Algunas de estas enfermedades son la esclerosis múltiple (se destruye la mielina de las células nerviosas), la miastenia gravis (son atacados los receptores musculares), la diabetes mellitus juvenil (se destruyen las células productoras de insulina), artritis reumatoides (afecta a las articulaciones), el lupus eritomatoso sistémico (el ataque se produce contra el ADN).

Las enfermedades autoinmunes se pueden clasificar en dos tipos:

- Enfermedades organoespecíficas: el sistema inmune actúa contra los antígenos de un órgano en concreto. Como la diabetes juvenil.

- Enfermedades sistémicas: la enfermedad no es específica de un órgano concreto, sino que se aprecian manifestaciones a lo largo de todo el cuerpo. Caso del lupus.

No se conoce con certeza cuales son las causas que producen estas enfermedades, pero se piensa que puede deberse a:

• Cambios en los antígenos propios.

• Aparición de antígenos extraños cuya semejanza con los antígenos propios puede desencadenar reacciones contra estos.

• Aparición de células que no suelen contactar con lo linfocitos. Por ejemplo, tras un infarto pueden formarse anticuerpos capaces de reconocer antígenos cardiacos.

El tratamiento médico tiende a controlar la respuesta inmune de manera general, por lo que se utilizan antiinflamatorios e inmunosupresores.

Inmunodeficiencias

Existe un grupo heterogéneo de enfermedades que surgen como consecuencia de la falta de respuesta del sistema inmune.

Las inmunodeficiencias pueden ser de dos tipos:

- Primarias o congénitas: se deben a alteraciones genéticas que afectan a los componentes del sistema inmune.

- Secundarias o adquiridas: se deben a factores externos como la infección por el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), radiaciones, empleo crónico de fármacos inmunosupresores, desnutrición o por causas nerviosas como el estrés y la depresión.

SIDA El SIDA o síndrome de la inmunodeficiencia adquirida está causado por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que afecta a las células mediadoras de la respuesta inmune (linfocitos TH, macrófagos y células dendríticas), por lo que esta no se produce en los individuos enfermos quedando totalmente indefensos ante cualquier agresión externa, por pequeña que sea.

La evolución de la enfermedad se desarrolla en tres fases:

- FASE 1: en las primeras semanas después de la infección, la presencia del virus en sangre aumenta y comienza la disminución de los linfocitos TH. En esta fase es fácil detectar la enfermedad, ya que aparece el virus en el plasma sanguíneo.

- FASE 2: es la fase de latencia, el virus desaparece del plasma ya que infecta a las células y permanece dentro de estás de forma latente. El número de linfocitos TH sigue disminuyendo, aunque de manera más moderada. En esta fase es más difícil el diagnóstico de la enfermedad puesto que el virus se enmascara dentro de las células. La duración de esta fase es variable, pudiendo ser de años.

- FASE 3: ocurre cuando el número de linfocitos ha descendido tanto, que el organismo se ha quedado sin defensas y se desencadena la enfermedad como tal. El número de virus en sangre vuelve a aumentar y cualquier enfermedad infecciosa oportunista puede conllevar a la muerte del individuo.

Infección por VIH

El VIH es un retrovirus, que presenta dos cadenas iguales de ARN monocatenario. Su cápsida es icosaédrica y tiene una compleja cubierta lipoproteica.

El VIH penetra en el cuerpo de una persona sana procedente de otra infectada. El virus se localiza en la sangre y en otros fluidos orgánicos como el semen y las secreciones vaginales. Los principales mecanismos de transmisión son a través de la sangre (trasfusiones o jeringuillas contaminadas), mediante relaciones sexuales y de madre a hijo (durante la gestación o el parto).

Una vez que el virus alcanza el sistema circulatorio se une a los linfocitos TH. La unión se efectúa entre una proteína determinada de la cubierta del virus (gp120) y el receptor CD4 de los linfocitos T. También puede producirse la unión del virus a macrófagos y células dendríticas.

Se produce la fusión de la envoltura del virus con la membrana celular del linfocito, y el ácido nucleico (ARN monocatenario) y la enzima transcriptasa inversa del virus penetran en el citoplasma del linfocito.

La transcriptasa inversa forma ADN bicatenario a partir de ARN, este ADN se incorpora al genoma del linfocito de forma que este se transmite a las células hijas en cada división celular.

El ADN del virus, utilizando la maquinaria del linfocito, produce la transcripción de ARN y la posterior traducción de proteínas virales. Cuando se han formado todas las unidades que forman el virus, estas se ensamblan produciéndose nuevos virus que salen de la célula rompiendo la membrana plasmática e infectando a nuevas células.

Hoy por hoy, no existe ningún tratamiento que permita destruir y eliminar el virus. Los medicamentos que se emplean (retrovirales) lo que hacen es ralentizar el curso de la infección (dificultando la transcripción inversa o impidiendo que el ADN vírico se integre en el genoma de los linfocitos TH).