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LA OBSESIÓN ANAL EN LA POESÍA DE QUEVEDO Al hablar de la propensión de Quevedo al tema excremental, Goytisolo subraya como «los críticos y estudiosos de la obra de Quevedo acostumbran a esquivar con un mohín de disgusto la ob- sesión escatológica del escritor o la despachan con unas breves fra- ses condescendientes, cuando no francamente condenatorias... El sim- ple hecho de que el tema, fundamental en la obra de Quevedo, no haya sido tratado aun con la seriedad que merece, indica hasta qué punto estas represiones y censuras siguen actuando hoy incluso en- tre nuestros críticos más avanzados ». ] Creo necesario recoger el reto lanzado por el escritor español, y examinar la insistencia de Quevedo en el tema anal dentro de la cual se inscribe su afición coprófila. Se trata de la misma obsesión que se trasluce detrás de los modos burlescos de obritas en prosa como Gracias y desgracias del ojo del culo, o de algunos episodios, bien conocidos, del Buscón (véase la broma que le juegan a Pablo sus compañeros de la Universidad de Alcalá, Capítulo V). 2 De la obra en prosa la inclinación escatológica pasa a la poesía satírica; y aquí, al lado de alusiones significativas, pero episódicas, 3 se destacan algunos grupos de composiciones basadas en el tema, que pueden reunirse en tres clases: I. Descripción ingeniosa del « ojo de atrás », como le llama Quevedo, de sus flatus (sonetos 608, 610, y romance 796), y de sus « cercanías » (629); II. « Epitafios » contra sodomitas (635, 636, 637); 1. Juan Goytisolo, Disidencias (Madrid, Seix Barral, 1978 2 ), pp. 117-119. 2. Francisco de Quevedo, Obras completas, I, ed. Felicidad Buendía (Madrid, Aguilar, 1966), pp. 95-100 y pp. 298-301. A propósito del Buscón cfr. Edmond Cros, L'aristocrate et le carnaval des gueux (Montpellier, 1975), particularmente el cap. 2 por lo que se refiere a la defecación y a la escatología como elemento fun- cional. 3. Cuando falte una indicación distinta cito de Francisco de Quevedo, Obra poética, ed. José Manuel Blecua (Madrid, Castalia, 1969-1970), haciendo mención 837

Profeti, María Grazia (1980) - -La Obsesión Anal en La Poesía de Quevedo- En Actas AIH, VII

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  • LA OBSESIN ANAL EN LA POESA DE QUEVEDO

    Al hablar de la propensin de Quevedo al tema excremental,Goytisolo subraya como los crticos y estudiosos de la obra deQuevedo acostumbran a esquivar con un mohn de disgusto la ob-sesin escatolgica del escritor o la despachan con unas breves fra-ses condescendientes, cuando no francamente condenatorias... El sim-ple hecho de que el tema, fundamental en la obra de Quevedo, nohaya sido tratado aun con la seriedad que merece, indica hasta qupunto estas represiones y censuras siguen actuando hoy incluso en-tre nuestros crticos ms avanzados .]

    Creo necesario recoger el reto lanzado por el escritor espaol,y examinar la insistencia de Quevedo en el tema anal dentro dela cual se inscribe su aficin coprfila. Se trata de la misma obsesinque se trasluce detrs de los modos burlescos de obritas en prosacomo Gracias y desgracias del ojo del culo, o de algunos episodios,bien conocidos, del Buscn (vase la broma que le juegan a Pablosus compaeros de la Universidad de Alcal, Captulo V).2

    De la obra en prosa la inclinacin escatolgica pasa a la poesasatrica; y aqu, al lado de alusiones significativas, pero episdicas,3se destacan algunos grupos de composiciones basadas en el tema, quepueden reunirse en tres clases:

    I. Descripcin ingeniosa del ojo de atrs , como le llamaQuevedo, de sus flatus (sonetos 608, 610, y romance 796), y desus cercanas (629);

    II. Epitafios contra sodomitas (635, 636, 637);

    1. Juan Goytisolo, Disidencias (Madrid, Seix Barral, 19782), pp. 117-119.2. Francisco de Quevedo, Obras completas, I, ed. Felicidad Buenda (Madrid,

    Aguilar, 1966), pp. 95-100 y pp. 298-301. A propsito del Buscn cfr. EdmondCros, L'aristocrate et le carnaval des gueux (Montpellier, 1975), particularmente elcap. 2 por lo que se refiere a la defecacin y a la escatologa como elemento fun-cional.

    3. Cuando falte una indicacin distinta cito de Francisco de Quevedo, Obrapotica, ed. Jos Manuel Blecua (Madrid, Castalia, 1969-1970), haciendo mencin

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  • III . Stiras contra Gngora y el cultismo (826, 827, 828, 830, 831,832, 834, 837, 839, 840, 841).

    Las composiciones de la primera clase a pesar de su eviden-cia obscena, son las menos abiertamente escandalosas, ya que se en-marcan en una tradicin de poesa epigramtica latina y griega: deln. 610 Crosby en efecto ha hallado la fuente: el epigrama 395, li-bro XI, de la Antologa griega* El procedimiento literario en quese enraizan los sonetos es muy sencillo: su motivacin reside en laruptura de la convencin eufemstica que impide mencionar direc-tamente objetos inconvenientes; y as abundan y se repiten lasvoces malsonantes:

    en el n. 608: 1 ojo de culo, 4 atezado mojn duro, 8 pujar,9 pedo, 12 su mierda es mierda, y su orina, orina, 14 letrina; en el n. 610: 1 pedo, 2 putos, 6 pujo, 9 cagme, 14 culo,cuescos.

    Y con esta libido vocativa contrastan algunos trminos li-terarios como sol rojo (n. 608, v. 2); o ruiseor (de losputos) (n. 610, v. 2), que sirven para subrayar el nivel de violentocart de la norma.

    El romance n. 796, de acuerdo con su carcter enigmtico ,se funda por el contrario en la diloga: cada una de sus estrofasen efecto tiene como eje una palabra o un sintagma bismico, que esconde detrs de su sentido normal o ingenuo otro obsceno, yfunciona como clave, segn la secuencia:

    I estrofa: 4 ojo; II, 7 secretas; III, 11 servicios; IV, 13 nohan sonado bien mis cosas; 16 hacerlas me fue forzoso; V, 19honrarme los extranjeros; VI, 21 servidores; VII, 27 perse-guirme; VIII, 29 detrs de todos me ando, 31-32 heder... elnegocio.

    del nmero progresivo de las composiciones. Ya rese algunas poesas en queQuevedo alude al tema de lo sucio en Scrittura d'esecuzione e scrittura dieversione in Quevedo, en Quaderni di Litigue e Letterature, II (1977), p. 152,nota 18 (para una bibliografa fundamental acerca de Quevedo remito a dicho ar-tculo). Me limito ahora a sealar: n. 535, v. 1; 597, v. 12; 598, v. 1; 639, v. 226;788, w . 95-116; 798, w. 29-30.

    4. James O. Crosby, Quevedo, the Greek Anthology and Horace, en Ro-mance Vhilology, XIX (1966), p. 436 y ss. Se trata pues de composiciones anlogasa las imitaciones de Marcial consignadas en el ms. 108 de la Biblioteca MenndezPelayo: cfr. A Lorenza, en Francisco de Quevedo, Obras completas, II, ed. Felici-dad Buenda (Madrid, Aguilar, 19645), p. 522b (no recogida por Blecua).

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  • Procedimiento idntico en el enigma 629 (que describe las nal-gas): 4 embozo, 6 ojo, 7 necesidad, 13 eco es nuestra voz, son losvocablos-eje de las dilogas. Y notar que juegos sobre servicio o secreta eran en cierta medida habituales en la tradicin folkl-rica y en la comedia burlesca o cmica contempornea: se trata, pues,de enigmas muy fcilmente descifrables.

    Los dos recursos (mencin directa de objetos inconvenientes -alusin enigmtica) se unen en los Epitafios , donde junto a lapalabra malsonante y por esto divertida o chocante se entrelazael retrucano, sobre un fondo de frmulas consagradas por su digni-dad literaria, que proporcionan resalte a la desviacin del plano co-dificado.5 Vase el Epitafio n. 635: despus de algunos sintagmas normales y consuetos en este tipo de poesa encomistica y lau-datoria (cfr. 1 Yace en aqueste llano, 5 T, que caminas, 7 muriseel triste mozo, 10 con palma le enterraron, 16-17 del cuerpo co-rrompido / gusanos se criaron) interviene el pinchazo de la ambi-gedad (4 volver de rabo, 8 enfermedad de mua de alquileres), ode la palabrota (6 csete el culo, 9 cabalgado, 14 putos, 20 buja-rrones).

    Las mismas tcnicas dan forma al Epitafio n. 637, donde seinsertan una serie de palabras malsonantes (4 cono, arrecho, 8 jo-der, 10 inmenso bujarrn, 19 culo, 21 rabo, bujarrn profundo,28 mierda, 30 culo). En la primera estrofa se verifica otro artificio:la alusin al libro sagrado, la Biblia, provoca y choca an ms, conla mencin del episodio del horno de Babilonia y de la degollacinde los inocentes, re-interpretados a lo sodomita . La parte cen-tral del epitafio la ocupa una apostrofe al pasajero, segn la costum-bre de la poesa funeraria laudatoria (13 Oh, t...!); la cual sinembargo inmediatamente se cambia en chiste con la enumeracinridicula, rematando en obsceno (vv. 13-22). En la conclusin delEpitafio la ruptura de la convencin ftica toma realce por otrasrupturas: primero la del dicho proverbial (28 di que goce de mier-

    5. Recurdese que la obra de Quevedo ofrece toda una serie de Tmulos y Epi-tafios, donde dichas expresiones estn empleadas repetidamente: cfr. nn. 211-291,con su apostrofe al caminante (n. 249), con locuciones como requiescat in pace(n. 282), trminos como varn (n. 281), etc. Naturalmente otra serie de Tmu-los o Epitafios son los burlescos dirigidos a putas, alcahuetas, brujas, malos poetas,mdicos, usureros: cfr. nn. 598, 809, 810, 819, 820, 821, 822, 823, etc., dondelos recursos se trastuecan y se ironizan. Para el Tmulo o Epitafio en Quevedo cfr.Mara del Pilar Palomo, La poesa de la edad barroca (Madrid, 1975), p. 141.

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  • da y no de gloria); y despus la de un sintagma doblemente dig-no, por ser en latn,6 y por pertenecer a la liturgia de los difuntos:

    Requiescat in culo, mas no en pace.Toda centrada en la apostrofe es la composicin n. 636: des-

    pus de un exordio casi pomposo (1-3 El mulato, / oh pasajero,habita / en esta soledad la pobre ermita!) llega el desgarrn de loobsceno (4-5 Si no eres me[n]tecato, / pon en reca[u]do el culo yarrodea). Sigue el elenco de las hazaas sexuales del ermitao,que son como nos esperaramos, y que rematan en la consabida dilo-ga de ojo (vv. 18-20): uso de calembours pues, o bien de pala-bras malsonantes en contraste con locuciones de gran elegancia.

    Otro aspecto particularmente picante para los contemporneossera la posibilidad de desenmascarar a los personajes satirizados: asAstrana Marn afirma que el Epitafio n. 635 se diriga a Julio Jun-ti de Modesti,7 pero quizs tambin Misser de la Florida del637 y el peligroso ermitao del 636 encubran a personajes rea-les y reconocibles por los destinatarios de Quevedo. La risa nacerapor tanto no slo de la ruptura del eufemismo, sino de la relacinque el producto literario establece con el referente real.

    Llegamos al tercer tipo de composiciones, las de la polmicaanti-gongorina. Aqu se patentiza otro aspecto, implcito en los Epi-tafios: lo obsceno no es utilizado como juego, sin otras implicacio-nes sino que resulta usado para agraviar y lastimar. La mencin delas deyecciones corpreas, del ano, son lo vedado, y por lo tantoson el mximum de la ofensa.

    Las dcimas n. 826 nacen de las del cordobs tituladas Qulleva el seor Esgueva? ; y la insistencia en los vocablos soeces,sostenidos por continuas y repetidas anfibologas, tiene por lo tantoalguna justificacin en el objeto cantado por Gngora: las su-ciedades transportadas por el ro de Valladolid.8.

    6. Para el uso de frmulas latinas en Quevedo cfr. Alessandro Martinengo,Quevedo e il smbolo alcbemistico (Padova, 1967, p. 157; y mi Scrittura d'ese-cuzione, cit., p. 157, nota 24, donde subrayo la intencin de distanciamiento queparece inducir a Quevedo al uso de latinajos .

    7. Cfr. notas de Blecua al n. 635; segn otro ms. se tratara de un caballeroitaliano que se llamaba Julio Bolti: ibidem.

    8. Se hallan aqu las siguientes palabras malsonantes, en muchos casos apoyadasen dilogas: v. 3 secretas, 6 purgis, 9 caca, 10 cacas, 14 culos, 19 rabel, 22 inmun-dos, 23 bajos, 29 mierda, 32 sucio, 34 males de ojos, 39 sucios, 44 rabo, 50 letri-nas, 53 cola, 60 estercolado, 61 sucias, 64 vomitar, 70 vacia, 73 lodos, 79 pulida,

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  • Y quizs slo una connotacin de divertissement puede adivi-narse en el soneto n. 831, que se desarrolla alrededor de una inven-cin ingeniosa: los papeles de don Luis son buenos nicamentepara limpiarse . El concepto se encubre bajo una serie de equvo-cos: en el Io C. la alusin de grado tenue se puede adivinar(1-4 vuestros coplones... en diversos legajos y manojos / misservidores me los han mostrado ). El 2o C se apoya en el acostum-brado doble sentido de ojo (5-6 han pasado... por tantos ojos )y limpiar (8 de que cosa tan suya hayan limpiado ). El Io T,como muy a menudo se da en la poesa de Quevedo, llega al acmde la argumentacin con la doble explicacin: ya ledas, ya como papel de limpieza , las poesas de Gngora ensucian; y seaade la alusin a la escasa agudeza de sus versos. El 2o T cons-tituye el remate del concepto: un 14 papel de limpieza tan des-nudo puede 13 entrar en mis mojones a inquietarme . Por elcontrario un nivel de violenta y voluntaria intencin ultrajante sepone de relieve en formas ya experimentadas en relacin con el te-ma de lo soez: el retrato (n. 839) y el Epitafio (n. 840). En el pri-mero a Gngora se le presenta como 7 doctor en mierda, gra-duado en pujos (adems de descomulgado, v. 5); en el se-gundo la ofensa (10 caca en los versos ) resulta ms articulada:

    Hombre en quien la limpieza fue tan poca(no tocando a su cepa),que nunca, que yo sepa,se le cay la mierda de la boca (w. 13-16).

    Como se ve el tema de la suciedad de Gngora (S) se une alde la ascendencia juda (J). Es un fenmeno que se repite enlas dcimas 827, donde las dos injurias se hermanan a travs de ladiloga:

    En lo sucio que has cantadoy en lo largo de narices,dems de que t no lo dices,que no eres limpio has mostrado (w. 1-4).

    En esquema:

    S Jsucio=no limpio largo de narices (judo)=no limpio (de

    [sangre).

    83 cagadas, 84 ayuda (purga), 86 suciedades, 87 ventosidades, 89 albaal, 90 bas-cosidades.

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  • Las dos acusaciones vuelven a presentarse con el mismo pro-cedimiento en la larga composicin n. 828, verdadera concentracinde alusiones a la suciedad de Gngora (w. 17-20, 25-28, 89-92,125-128, 137-148), con todo su contorno de coprofilia y obsesinanal; y aqu se aade otro dato:

    Muy dificultoso eres,no te entender un letrado,pues, aborreciendo puercos,lo puerco celebras tanto (w. 129-132).

    La repeticin de la ambivalencia judo=sucio se entronca puesen la alusin a la obscuridad de Gngora; desarrollada amplia-mente en un buen nmero de sonetos, en que se ironizan los proce-dimientos literarios cultos ; hiprbaton, neologismos, metforasde segundo grado (nn. 832, 834, 835, 836, 837, 838).

    Uno de stos, todos muy interesantes y llenos de invencionesverbales, se centra en el motivo anal; el n. 832. La tcnica aqu uti-lizada es muy sencilla: una frmula dectica: 1 Este ... 13 es ,en la cual el elemento indicado se repite al principio de los C, conanforas internas (vv. 1, 3, 5, 6, 11, 12, 13). Dentro de dicha es-tructura cada verso proporciona una definicin aplicable al ano y almismo tiempo celada por la imitacin del estilo culto: frmulas como

    1-2 A no B, s C9 s D

    se unen a anteposiciones del complemento de especificacin (v. 2),del adjetivo (v. 3), a cultismos (2 microcosmo, orbe, postrero; 3antpoda, faz, hemisferio; 4 zona, trmino; 9 minoculo, vulto; 12sirenas). La alusin se efecta a travs de la diloga o del acrstico:1 sicili-ano, 2 orbe postrero, 3 antpoda faz, 4 trmino italiano, 8veneciano (apuntando a la sodoma de la cual los italianos se consi-deraban los ms tpicos representantes). La explicacin llega alfinal del soneto, con una pirueta irnica y la explosin de un con-junto de palabrotas, ahora descubiertas: 12 pedos, 13 culo, 14 bu-jarrn.

    En la silva 841 se llega al mximo del artificio: la inclusin dealgunos fragmentos de las Soledades y del Polifemo, unidos a cultis-mos, neologismos, construcciones muy a lo Gngora, que chocan vi-vazmente con las palabras malsonantes y contribuyen a la constitu-cin de una summa de las culpas del cordobs y de los insultosquevedescos. Se resean en efecto aqu el tema de la ascendencia

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  • juda (w. 50, 53, 56, 57, 62, 114, 118),' el alarde cultista (w. 29-30, 100-101, 125-135), la aficin al juego de los naipes (w. 92-96,118);10 y repetidamente se le echa en la cara a Gngora su vejez,en relacin a la cual (otra obsesin de Quevedo) aparecen algunostics estilsticos muy interesantes.11 El tema anal y la coprofilia apa-recen en dos lugares (w. 42-49 y 67-85) segn formulaciones con-sabidas;12 en el segundo fragmento se verifica adems una identi-ficacin cara-ano muy tpica y repetida (vase la antpoda faz del soneto 832 antes mencionado).13

    Hasta aqu la observacin directa, la registracin imparcial deltema y de su conexin con los procedimientos literarios. De lo quese deduce: I Un intensificarse de artificios desde los primeros gru-pos al ltimo: es decir a medida que la implicacin personal delemisor se hace mayor, resulta ms sutil y cargada la construccinliteraria; II Un cambio de perspectiva segn el cual la alusin a ladeyeccin corporal pasa de burlesca y jocosa a condenatoria, segnun mecanismo moralista. Quevedo censura violentamente toda rup-tura de la norma: lo culto se considera una ofensa contra la con-vencin literaria, como la hereja o el ser judo atentan contra laconvencin religioso-social y la sodoma rompe la ley de los sexos.Y as las tres ofensas (hereje-judo, sodomita, culto) se unen y seentrelazan en las stiras anti-gongorinas.14

    Quiz no es tarea del crtico literario la de intentar proporcio-nar explicaciones del fenmeno. Slo sealar que los caminos haciauna aclaracin pueden ser:

    A. La hiptesis freudo-marxista avanzada por Goytisolo. Lacoprofilia de Quevedo sera a la vez una expresin de la neurosis

    9. El tema de la ascendencia juda se da tambin en los sonetos 829 y 837.10. La pasin del cordobs para los naipes se repite en el soneto n. 833.11. Cfr. w . 6 desvergonzadas canas, 17 cecinas del Parnaso, 18 musa momia,

    28 Matus, 37 magras las quijadas rancias, 40 extremauncin, 89 Musas merlinco-cayas bisabuelas, 106 pellejo. Y vase reseas en Profeti, Scrittura d'esecuzione,cit., p. 159, nota 27 para quijada y bisabuela; p. 158, nota 26 para pellejo-a; p. 155,nota 23 para cecina y momia; p. 157, nota 24 para frmulas como extremauncin.

    12. Recordar para terminar que alusiones a lo sucio en las poesas contraGngora se dan tambin en el soneto 830, v. 14 (con diloga de ojo y de necesariasretrete); y en los nn. 834 y 837 (con referencia a la sodoma, v. 14).

    13. Bien se conoce la ambivalencia alto/bajo en la poesa satrica y burlesca,as que culo equivale a cara al revs: cfr. Michail Bachtin, L'opera di Rabe-lais e la cultura popolare, Torino 1979, p. 410.

    14. La relacin que Quevedo establece a lo largo de la polmica con Gngoraentre sucio-hereje-culto fue captada de modo ms exterior por Andre Gollard,La 'Hereja' de Gngora, en Hspante Review, XXXVI (1968), pp. 328-337 (cfr.

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  • general de la humanidad, dando libre cauce a las obsesiones y fantas-mas ligados al reconocimiento de nuestra realidad corporal , y unaforma de protesta contra la negacin del cuerpo tpica de la represincatlica. Pero el caso es, y Goytisolo no puede pasarlo por alto, queen Quevedo la insistencia en la materia fecal no es tanto respuestade un cuerpo mortificado al proceso alienador que lo sublima ,sino que se une a un pensamiento reaccionario basado en un racismo virulento , en una aversin enfermiza... al 'abomina-ble' crimine pessitno , a una serie de fobias ntimas .15 Y ade-ms sera demasiado fcil contestar que todos los hombres del si-glo XVII vivan la misma herencia, pero no dirigan su labor lite-raria por la misma senda que Quevedo.

    B. Se podra por lo tanto proporcionar una solucin tpicamen-te freudiana, a la cual el mismo Goytisolo parece llegar:16 son lasituacin personal de Quevedo, su irrepetible historia privada consus complejos y sus obsesiones personales que lo inclinan a la tra-tacin repetida del sujeto escatolgico? Habr que ver en la so-doma tan condenada una inclinacin secreta e inconfesable? Se po-dra aportar como prueba la singular y sintomtica excusadonon petita del romance 775, donde Refiere l mismo sus defectosen boca de otros :

    En vindome dicen Oxte ;empero no dicen Puto :que aunque no me tengo bien,jams he dado de culo (w. 43-46).17

    Y aqu se entroncara bien la aficin de Quevedo al tema deloro,18 relacionado, como se sabe, con la desviacin anal.

    C. Sin embargo, segn mi parecer, al crtico literario slo leatae subrayar los caminos potico-retricos que toma la tratacinde un asunto determinado. Y concluir haciendo resaltar el particular

    de manera especial las pp. 335-336); y tambin en Nueva poesa (Madrid, 1967); yes ilustrada de modo ms directo por Goytisolo, Disidencias, cit., pp. 132-134.

    15. Ibidem, pp. 120, 127-128, 131-132.16. Ibidem, p. 134.17. Recuerdo tambin las dcimas de Gngora, citadas por Luis Astrana Ma-

    rn, ha vida turbulenta de Quevedo (Madrid, 1945), p. 293: La malicia y el en-redo, / la insolencia y el desgarro, / lo alcahuete y lo bujarro / le negociaron lacruz .

    18. Profeti, Scrittura d'esecuzione, cit., p. 152, nota 18 para una biblio-grafa sobre el tema y la reunin de materiales relativos a la obsesin del dinero;p. 153, nota 20 para el tema del amor mercenario.

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  • carcter de la propagacin de dichas poesas de Quevedo, que nofueron a parar a las ediciones cannicas de obras en verso, conser-vndose principalmente en pocos manuscritos.19 Felizmente en tiem-pos recientes el inters consagrado a formas de difusin potica co-mo el pliego suelto o el ms.,a o la misma transmisin oral ha per-mitido aclarar cmo en el siglo de Oro una particular forma de li-teratura (en la cual se inscribe la obscena) se verta en caminos al-ternativos; la poesa impresa no slo es una mnima parte de la quecirculaba, sino que proporciona una idea falsa de los gneros demayor xito.

    La poesa satrica obscena o chocante constitua en este marcoun gnero literario de indudable fortuna, tena su difusin y sucultivo entre los literatos mayores como entre los sencillamenteaficionados: sta puede ser la ltima, pero no la menos importanteobservacin que le concierne al crtico literario.

    MARA GRAZIA PROFETIUniversidad de Padua (Verona)

    19. Particularmente interesante es el ms. 108 de la Biblioteca Menndez Pe-layo (donde se conservan, por ej. los nn. 608, 610, 635, 636, 637, 796, 827, 828,832, 836, 839, 840, 841, etc.). Como es lgico las poesas antigongorinas tienen un ecoms vasto, conservndose en una ser de ms. Notar tambin cmo las dcimasn. 828 gozaron de cierta popularidad: a los ms. reseados por Blecua hay que aa-dir uno en que se atribuyen a C. A. de Cepeda y Guzmn: cfr. Bartolom Jos Ga-llardo, Ensayo de una biblioteca de libros raros y curiosos (Madrid, 1863-1889), II ,col. 378, n. 1752 (se dan las tres ltimas estrofas con algunas variantes).

    20. Citar slo Antonio Rodrguez Moino, Construccin crtica y realidadhistrica en la poesa espaola de los siglos XVI y XVII (Madrid, Castalia, 1965);Jos Mara Blecua, Sobre el rigor potico en Espaa (Barcelona, 1969); Mara CruzGarca de Enterra, Sociedad y poesa de cordel en el barroco (Madrid, Taurus, 1973).

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    InfoAIH: AIH. Actas VII (1980). La obsesin anal en la poesa de Quevedo. PROFETI MARA GRAZIA