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Comentario de la pelicula la vida en obra y artículos acerca del cineclubismo
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Cine club alberto alava Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional de Colombia
Proyecta:
La vida está en obra Das Leben ist eine Baustelle (1997) 118 Min.
Dir.: Wolfgang Becker
Berlín en invierno. Manifestantes y policía se preparan para una noche de batallas callejeras; Jan Nebel, re-cién salido de la cama, se dirige a su trabajo en una carnicería cuando ve que dos hombres van persi-guiendo a una joven mujer. Jan les ataca sin saber que se trata de detectives civiles. La noche tiene secuelas para Jan: además de tener que pagar una multa, pier-de su trabajo y probablemente el gran amor de su vida. Jan, el cual espontáneamente pretendía ayudar a Ve-ra, se seguirá encontrando con ella siempre por las noches, para constatar cada mañana que ha vuelto a
desaparecer.
... SOBRE LA PELICULA
Das Leben ist eine Baustelle: el título de esta película se debe de entender de
manera programática, se trata de conceptos de la vida todavía no maduros, de
reacciones a daños, de correcciones a proyectos de carácter provisional y de
frágiles situaciones en la vida cotidiana. Las imágenes de las obras que atravie-
san la historia como un leitmotiv tienen un valor simbólico. Los personajes de
la película todavía no han encontrado un modo de acomodarse a este mundo
poco acogedor. La película de Wolfgang Becker revela los sentimientos de una
joven generación alemana en la segunda mitad de los sesenta más que cual-
quier otro éxito humorístico.
Esta historia se relata más bien en to-
no cómico y con ello el director logra
realizar una obra de arte que sólo co-
nocemos del cine británico. Esta es la
historia de miseria material y psí-
quica, de pérdida del hogar y de tris-
teza, nunca quejumbrosa y cuya enér-
gica fuerza de voluntad no se ve em-
pequeñecida por el cómico tono con-
comitante, sino que se enfrenta a la si-
tuación ofreciendo resistencia. El hecho de que se hayan empleado medios
drásticos para escenificar tanto el sexo como el trabajo o la muerte, se debe de
entender como protesta contra la levedad y candidez con las cuales el cine
alemán de los años noventa desechaba esta clase de conflictos. Se provoca sin
temor tal cual lo hacía la generación del "nuevo cine alemán" en los años seten-
ta. De manera casi incidental, Wolfgang Becker nos revela también la degene-
ración de la televisión, con el Quiz en el cual los candidatos deben de adivinar
el título de películas de horror al oír los gritos de las víctimas y con un concur-
so de talento de máxima idiotez. La película trata la ligereza en las relaciones
sexuales, la disolución de las estructuras familiares, el paro, problemas de vi-
vienda y el temor al SIDA representando esta enfermedad de manera omnipre-
sente en toda la película. El otro mundo, poblado de hoteles de lujo y de tien-
das con caros productos o el exquisito bufet de un "congreso médico" queda
ahora totalmente fuera del alcance de Jan. Solamente Vera sigue traspasando
los límites sin temor e impide a Jan siga sin querer saber si se ha contagiado o
no.
CINE CLUB: ¿POR EL ESPECTACULO O POR EL
ESPECTADOR?
"Si cada vez que escuchara hablar de un cine club bajara los brazos, tal vez estos estuvieran ya desprendidos de mi cuerpo"
Hernando Salcedo Silva
Cuando se escucha hablar sobre un cine club es muy común que a este se le til-
de de elitista y no precisamente por las clases sociales a las cuales pertenecen
sus integrantes sino por la clase de cine que se proyecta en estos espacios. Eso
no es cine dicen. Es justamente en esta afirmación donde está la dicotomía en-
tre el trabajo de un cine club y las expectativas del espectador, cuestión nada
fácil de solucionar.
El espectador habitual espera de las proyecciones lo que ellos mismos han de-
nominado el "cine popular", estamos hablando de aquel cine que llena salas,
que ofrece excelentes taquillas para sus realizadores, con publicidad asfixiante,
con directores y actores de fama internacional y con el
rótulo, ya bastante trillado, de cine arte. Pero la realidad es
otra el cine que encuentran es algo aberrante, ajeno, "raro",
en fin aburrido sin grandes figuras y totalmente desconoci-
do, con el "cine elitista".
Esta reflexión podría continuar con la pregunta: entonces
¿qué es el cine?, pero ya hemos tocado ese tema y ahora
abordaremos el problema desde otra perspectiva.
Los cineclubes trabajan no por hacer accesible ese cine
“elitista”. Los cine clubes trabajan por que ese espectador
que va al encuentro con la vida, con el mundo desde otros
ojos, con una verdad que no es su verdad, con esa otra di-
mensión, vea ese cine comercial o independiente, el cine
que nos muestra otras culturas o tal vez nuestra cultura, la
cual negamos o nos hacen negar por seguir patrones de
consumo necesarios en nuestro sistema imperante, el que
nos entrega elementos par valorar los hechos desde otras
vivencias, bajo otras condiciones, el que nos quiere entre-
gar la esencia de la forma del trabajo generador de cultura;
que con estos elementos intenta preparar nuestra mente a
las que consideramos nuevas formas de pensar. En el mis-
mo sentido este cine popular es un espectáculo en el que
participamos, diferenciándolo de la asistencia que se cons-
tituye como acto pasivo, recibimos y nos contagiamos de
sentimientos de las mas diferentes clases pero lo mas im-
portante como interactuantes en este proceso de crítica- au-
tocrítica, que se espera, nos hará desarrollarnos como mejo-
res espectadores, capaces de trascender de la simple y uni-
direccional diversión a una multidimensional comprensión
del hecho artístico llamado cine.
Yimmy
¿CINECLUB O NEGOCIO?
El cine en la actualidad es una mezcla de arte, industria y entretenimiento. Y
según quien lo realice, uno de estos elementos primará sobre los demás; muy
pocas películas logran una mezcla adecuada. Bajo este argumento también
puede observarse el fenómeno "cultural" de los cine - clubes en la universidad,
entre los cuales es notoria la mayor influencia de uno de estos elementos. En la
universidad existe más de una decena de cineclubes dedicados a presentar cine
no ofrecido en salas comerciales, como películas extranjeras o clásicas, aco-
modadas dentro de ciclos específicos relacionados con temáticas y eventos de
toda índole ( p.e. 100 años del cine, cine mudo, tropel, aquelarre, o directores y
tendencias específicas); también se presentan películas de exhibición en salas
comerciales y de relativo éxito en taquilla sin obedecer a algún ciclo específico
o llevando determinado orden. Y además encontramos "cineclubes" esporádi-
cos que realizan ciclos con películas muy conocidas (¿clásicas?). También
existen los que se proyectan fuera de la universidad llevando cine a sitios mar-
ginales como las cárceles. En esta descripción tan general de actividades en-
contramos, desde verdaderos cineclubes que realizan funciones sociales, que
brindan entretenimiento y esparcimiento sobre una base cultural enriquecedora
y que fomentan la inquietud en el espectador, hasta verdaderos negocios con
fines de lucro personal únicamente. Lo inquietante es que por parte de la uni-
versidad se presten espacios e incluso financiación a estos negocios, y nosotros
como estudiantes nos prestemos para que esto suceda así. Es por esto que se
debe tomar conciencia del verdadero significado de los cineclubes en la univer-
sidad, de su papel en la comunidad y de nuestra actitud ante ellos. No se pro-
mulga el ver o dejar de ver cierto tipo de películas, más bien se busca el respeto
por los espacios de la universidad que están siendo convertidos en bienes de
uso comercial.
EL CINE COMO FENÓMENO SOCIAL
Hace ya más de un siglo que se inició el fenómeno cinema-
tográfico y el celuloide afectó de buena instancia aspectos so-
ciales. Inicialmente el ir a cine era convocar a los espectado-
res a una actitud social, muy similar a la del teatro, sin
tar el contenido de las películas. De esta forma existían sitios
preferenciales, acomodadores, roperos, etc. Aún en el inicio
de la industria de exhibición cinematográfica en la que se
proyectaba en una carpa de circo, las butacas delanteras eran
para “los privilegiados y honestos” de la sociedad (muy
lar a lo acontecido en las iglesias de la Edad Media). Esta
racterística discriminatoria ha resurgido con la existencia de
múltiplex en centros comerciales donde las salas de cine se
vuelven más “seguras” y lógicamente con un costo mayor, observando el na-
cimiento de cine bares, primera y segunda clase, reservaciones, facilidades de
pago (tarjetas de crédito), etc.
La afluencia a estas salas de cine comercial conlleva a establecer las relaciones
de un nuevo fenómeno sociológico que implica una identificación del indivi-
duo según el lugar donde éste acostumbre asistir. Entonces entra la diferencia-
ción, establecida por un acuerdo implícito común, entre aquellos que asisten a
lugares donde el imaginario es que no se exhiben películas al alcance de la in-
terpretación de todos, y hace que obedezcan al principio de exclusión (élite);
por ejemplo: El cine club El Muro, la Cinemateca Distrital, la cinemateca del
Museo de Arte Moderno. Estos sitios, donde se intenta rescatar el carácter de
cine-arte de la cinematografía, se presentan como alternativas adicionales a la
cartelera de Cine Colombia y Procinal, sin embargo, cabe preguntarse por qué
en ninguno de estos lugares se realiza un foro anterior o posterior a la proyec-
ción que permita crear el espacio adecuado de discusión que merece una pelí-
cula, sea cual sea su contenido. Es por lo anterior que detrás de este fenómeno
sociológico se encuentra el ocaso del valor del cine como arte, como forma de
expresarse ante la sociedad, de valorar posiciones en distintos contextos, de
conocer varias versiones de la misma historia, de subvertir y analizar el com-
portamiento humano. Existen muchas posiciones acerca de lo que es bueno o
malo, se observa incluso en los cine-clubistas una predisposición al entrar a la
sala y se sigue marcando una estratificación cinéfila; tal vez este fenómeno sea
el responsable de impedir el acceso de gente interesada en discutir y hablar so-
bre la película en los cine clubes actuales.
La posición de juzgar o no en el cine puede haberse iniciado desde el momento
en que aparecen los comités de censura, castrando así al autor, con la excusa de
que la sociedad no estaba preparada para recibir ciertos golpes; así el especta-
dor se educó para ver lo que le convenía, divertía y relajaba de su cotidianidad.
Nace entonces la industria del entretenimiento; pero aún así en años posterio-
res, con el fenómeno totalitarista se observa que el celuloide puede ser útil para
ablandar masas; las cinematografías nacionales estaban en manos del gobierno
y se realiza aquello que no vaya en contra de principios y preceptos políticos
(ej.: Tarkovski, Lang). En la educación del presente siglo, los comités morales
murieron; pero quedaron los económicos, así que quien decide hacer o no una
película es la casa productora, a veces el director debe realizar 3 filmes obliga-
do para realizar la que realmente desea. Con esto se da inicio a una separación
entre cine–comercial y cine–arte, cuestión poco regulada y clasificada según
los expertos “críticos de cine”, siendo este otro ítem discriminatorio.
Andrej Wajda en una reciente entrevista decía que en la caída de la Cortina de
Hierro el cine polaco había perdido su fin de impugnar y subvertir, ya que no
existían políticas estatales para cuestionar, pero creo que todavía este fin existe
y más ahora cuando el fenómeno moderno está en auge y que es aquí, dentro
del capitalismo, donde el cine debe dejar de ser leído como fenómeno de pasa-
tiempo para ser leído como fenómeno de expresión.
Una de las primeras lecciones que aprendí en el cine club fue la de ver todo ti-
po de cine con la mente abierta, sin prevención ni anticipación por comentarios
hechos a la película, para después poder leerla, así empiezo por observarla y
luego la leo, la recreo y procuro destilarle algo, sea cual sea, hollywoodense,
europea, argentina o peruana, este análisis posterior, sin importar dónde ni co-
mo la haya visto es lo que los cine clubes pretenden rescatar y es a lo que invi-
taría a que el espectador haga, a que se cuestione, a que piense que lo que le
venden es un fenómeno social del cual somos todos participes.
Juan Carlos
Programación para el segundo
Semestre de 2001-07-23
Cine latinoamericano
Ciclo de Roman Polanski
Homenaje a Murnau
Entrada libre a todas las proyecciones
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