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RAZA Y MITO CÉLTICO EN LOS ORÍGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: Manuel M. Murguía Ramón Máiz La aparición en 1865 del volumen I de la Historia de Galicia \ de Ma- nuel M. Murguía, supuso un decisivo punto de ruptura en la trayectoria político-ideológica del pensamiento galleguista. Frente a los sólidos plantea- mientos del galleguismo histórico precedente e incluso coetáneo —del «pro- vincialismo» al «regionalismo» 2 —, así como de la historiografía gallega an- terior —Verea y Aguiar, Martínez de Padín, Vicetto 3 —, se procedía por vez * Fragmento de la tesis doctoral O Rexionalismo galego: orgaización e ideoloxía, 1884-1907, que obtuvo el Premio Ramiro Rico a la mejor tesis doctoral de Ciencia Política del curso 1981-1982, otorgado por la Asociación Española de Ciencia Po- lítica. 1 Manuel M. MURGUÍA, Historia de Galicia, vol. I, Lugo, 1865; vol. II, Lugo, 1866; vol. III, La Coruña, 1888; vol. IV, La Coruña, 1891; vol. V, La Coruña, 1911. 2 Sobre el contenido político-ideológico de las diferentes movilizaciones galle- guistas del siglo xix y la relación entre su designación de Galicia como "Provin- cia", "Colonia de la Corte", "País" o "Región", y sus presupuestos centrales polí- tico-estratégicos, lejos todavía de la idea de nación, cfr. VILLAS NOGUEIRA, X., "Ideo- logía y periodización del diferencialismo gallego en el siglo xix", en el VII Colo- quio de Pau, Madrid, 1977. Así como X. G. BERAMENDI, Vicente Risco no naciona- lismo galego, tomo I, Santiago, 1981, pp. 33 y ss. 3 VEREA Y AGUIAR, J., Historia de Galicia. Primera parte, que comprende los orígenes y el estado de los pueblos septentrionales y occidentales de la España an- tes de su conquista por los romanos, El Ferrol, 1838; MARTÍNEZ PADÍN, L., Historia política, religiosa y descriptiva de Galicia, Madrid, 1848; VICETTO, B., Historia de Galicia, VIII vols., El Ferrol, 1865-1873. Como características comunes a todos ellos se han señalado: la ruptura con los modos de entender la Historia anteriores en 25 84 pp. 137-180

Raza y Mito Cético - Galicia

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Sociología - Psicología

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  • RAZA Y MITO CLTICO ENLOS ORGENES DEL NACIONALISMO

    GALLEGO: Manuel M. Murgua

    Ramn Miz

    La aparicin en 1865 del volumen I de la Historia de Galicia \ de Ma-nuel M. Murgua, supuso un decisivo punto de ruptura en la trayectoriapoltico-ideolgica del pensamiento galleguista. Frente a los slidos plantea-mientos del galleguismo histrico precedente e incluso coetneo del pro-vincialismo al regionalismo 2, as como de la historiografa gallega an-terior Verea y Aguiar, Martnez de Padn, Vicetto 3, se proceda por vez

    * Fragmento de la tesis doctoral O Rexionalismo galego: orgaizacin e ideoloxa,1884-1907, que obtuvo el Premio Ramiro Rico a la mejor tesis doctoral de CienciaPoltica del curso 1981-1982, otorgado por la Asociacin Espaola de Ciencia Po-ltica.

    1 Manuel M. MURGUA, Historia de Galicia, vol. I, Lugo, 1865; vol. II, Lugo,

    1866; vol. III, La Corua, 1888; vol. IV, La Corua, 1891; vol. V, La Corua, 1911.2 Sobre el contenido poltico-ideolgico de las diferentes movilizaciones galle-

    guistas del siglo xix y la relacin entre su designacin de Galicia como "Provin-cia", "Colonia de la Corte", "Pas" o "Regin", y sus presupuestos centrales pol-tico-estratgicos, lejos todava de la idea de nacin, cfr. VILLAS NOGUEIRA, X., "Ideo-loga y periodizacin del diferencialismo gallego en el siglo xix", en el VII Colo-quio de Pau, Madrid, 1977. As como X. G. BERAMENDI, Vicente Risco no naciona-lismo galego, tomo I, Santiago, 1981, pp. 33 y ss.

    3 VEREA Y AGUIAR, J., Historia de Galicia. Primera parte, que comprende los

    orgenes y el estado de los pueblos septentrionales y occidentales de la Espaa an-tes de su conquista por los romanos, El Ferrol, 1838; MARTNEZ PADN, L., Historiapoltica, religiosa y descriptiva de Galicia, Madrid, 1848; VICETTO, B., Historia deGalicia, VIII vols., El Ferrol, 1865-1873. Como caractersticas comunes a todos ellosse han sealado: la ruptura con los modos de entender la Historia anteriores en

    25 84 pp. 137-180

  • RAMN MAZ

    primera, y con toda radicalidad, a la construccin histrico-terica de Galiciacomo nacin o nacionalidad. De hecho, y a travs de una vastsima produccinintelectual, fundamentalmente historiogrfca, el idelogo y lder galleguistaproceder a ahondar sistemticamente, durante toda la segunda mitad delsiglo xix, la fractura infringida a la ambigedad e indefinicin caractersticasdel diferencialismo anterior. Ms all de una mera variable semntica, en elempleo sistemtico del trmino nacin subyace un autntico concepto quedesenvuelve su eficacia a travs de una plural y compleja fundamentacin delhecho nacional gallego, impugnadora de la ideologa centralista de Espaacomo Estado uninacional: ... La Pennsula Ibrica no constituye una enti-dad nacional, y lo que es ms grave, se advierte asimismo se halla desde luegodividida en tres grandes porciones territoriales que informan respectivamentela sangre y la tradicin ... El fondo de la poblacin, las costumbres propiasa cada uno de dichos grupos, los pensamientos que abrigan, les dan fisonomapropia y condiciones de verdadera nacionalidad. Hasta tal punto y con talfuerza, que cada una de las agrupaciones en que aparece entonces dividida laPennsula, da vida a una civilizacin y crea una lengua, signo el ms caracte-rstico y declarado de toda nacionalidad legtima 4.

    Pero tambin fuera del estricto campo historiogrfico, lugar, sin duda,privilegiado del discurso de Murgua, la postulacin y defensa de Galiciacomo nacionalidad es llevada a cabo desde las ms diversas tribunas: artcu-los, polmicas, discursos y escritos varios..., como eje central y omnipresentede todas sus intervenciones, que van mucho ms all del techo ideolgicoasumido por el movimiento regionalista, en su conjunto, en el que se integra.En ningn momento, la movilizacin regionalista de finales del xix gallegoasumi el principio nacionalitario 5 en sus programas y organizaciones, pese aque el liderazgo del patriarca siempre impugnado, por lo dems, desdelos sectores ms tradicionalistas del movimiento, encabezados por AlfredoBraas promoviera una cierta pregnancia de la idea de Galicia como na-cin, siempre relativa en alguno de sus idelogos ms relevantes 6.

    Galicia (cronicones, relatos basados en testimonios personales e historias locales)para abordar ms vastos, por ms que inconclusos, proyectos de Historias de Gali-cia como un todo, secuenciales y periodizadas desde la Antigedad hasta los tiem-pos modernos. De la ciudad a la patria gallega, el cambio del objeto histricodenota una profunda alteracin de la perspectiva tradicional y, bajo el influjo dela historiografa romntica, una cierta convergencia con la corriente galleguistaprovincialista o postprovincialista. Sobre el particular, cfr. VILLARES PAZ, R., "L-pez Ferreiro e a Historiografa Galega", GRIAL, nm. 66, Vigo, 1979.

    4 MURGUA, Historia de Galicia, vol. IV, cit., pp. 18-19.

    5 Por lo que a estos extremos se refiere, cfr. O Rexionalismo galego: orgaiza-

    cin e ideoloxa, Ramn Maz, La Corua, 1983, passim.6 As, por ejemplo, en Alfredo Braas durante los aos 1889-1894 puede ras-

    trearse una cierta presencia del trmino y an del concepto de Nacin aplicado aGalicia, presencia transitoria y siempre en precario radicalmente disfuncional conlos supuestos centrales del pensamiento de Braas deudor de muy otras lealtadesideolgicas de carcter precapitalista que aquellas que informan aun los naciona-lismos contemporneos ms reaccionarios, y que sera prontamente abandonado

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: MANUEL M. MURGUIA

    Todava en 1899, en plena desarticulacin y decadencia de la movilizacinregionalista y sus organizaciones polticas, Murgua mantena en solitario, n-tida y radicalmente, su posicin al respecto:

    Galicia tiene territorio perfectamente delimitado, raza, lengua distinta,historia y condiciones creadas gracias a esa misma diversidad, y por lotanto necesidades que ella slo mide en toda su intensidad, aspiracio-nes que ella slo sabe a dnde llegan. Constituye, pues, una Nacinporque tiene todos los caracteres propios de una nacionalidad 7.

    Sin embargo, el inters de las formulaciones nacionalistas murguianas noreside tanto en la intensidad y radicalidad de su consideracin de Galiciacomo nacin cuanto en la naturaleza del nacionalismo que le es caracterstico,que integra una peculiar sntesis de gran originalidad en el panorama de losidelogos diferencialistas de la Espaa de la Restauracin, tanto de Euzkadicomo de Catalua. Objeto de las lneas que siguen ser dar cuenta de estaespecfica articulacin de elementos varios, organicistas unos, provenientes delnacionalismo liberal otros, as como del sentido ltimo de la propuesta delpensador gallego.

    A) CONFIGURACIN Y NATURALEZA DEL NACIONALISMOMURGUIANO

    Una vez sealada la posicin inequvocamente nacionalista de Murgua, yello incluso en el seno de un movimiento de cariz regionalista que, en todomomento, esquiv programticamente adoptar referencia alguna al carcternacionalitario de Galicia, es preciso analizar qu naturaleza y caractersticasreviste una tal teorizacin, qu orientacin global y efectos polticos se deri-van de la misma. Abandonando todo esquematismo, para ello es preciso, poruna parte, ubicar su propuesta en el seno de las formulaciones nacionalitariasde la poca, as como atender, ms all de la adscripcin del autor a unacorriente de pensamiento nacionalista determinada, a aquella que se halla enestado prctico, operando, de hecho, en sus escritos.

    por el autor compostelano. En este sentido, cfr. BRAAS, El Regionalismo. Estudiosociolgico, histrico y literario, Barcelona, 1889, o en "El concepto de Patria",en La Patria Gallega, Santiago, 30-7-1891, y "El regionalismo en el Norte de Euro-pa", La Espaa Regional, Barcelona, 1893, tomo XIV, pp. 551 y ss. Asimismo, Sal-vador GOLPE, Patria y Regin, La Corua, 1897. Sobre el particular, cfr. RamnMAZ, Alfredo Braas. O ideario do rexionalismo catlico tradicionalista, Vigo, 1983.

    7 MURGUA, "El Regionalismo", en El Eco de Galicia, Buenos Aires, 20 de abril

    de 1899.

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    a) El concepto de nacin de Mancini

    Un dato altamente significativo para la elucidacin de la naturaleza delnacionalismo de Murgua lo constituye, sin duda, su adscripcin explicitadararamente al concepto de nacin de P. E. Mancini. Ello constituye un ele-mento de no pequeo inters, por cuanto entre los teorizadores e idelogosde las nacionalidades oprimidas europeas lo usual era acudir, de un modo uotro, al acervo del nacionalismo organicista germnico y no al modelo nacio-nalista liberal italiano8.

    As, en el ao 1886, en una serie de artculos publicados, en una revistavinculada explcitamente al movimiento regionalista, y bajo el ttulo Ques nacin?, Murgua acoge, sin clarificar su procedencia, el concepto man-ciniano de nacin:

    Nacin es una comunidad natural de hombres unidos en una vidacomn por la morada, el origen, las costumbres y el lenguaje, que tie-nen conciencia de esa comunidad 9.

    El paralelismo casi literal de este concepto con el formulado por Mancinien su Prelezione ai corsi di Diritto Internazionale e marittimo, pronunciadaen Torino en el ao 1851 con el ttulo Della nazionalit come fondamentodel Diritto delle Genti, resalta con claridad:

    Sociedad natural de hombres con unidad de territorio, de origen, decostumbres y de lengua, dotados de comunidad de vida y concienciasocial 10.

    Incluso aos ms tarde de la intervencin citada, el propio Murgua re-conoci explcitamente su recepcin no meramente coyuntural de la concep-cin manciniana de nacin. En una rplica escrita a Snchez de Moguel, quien

    8 Sobre este nacionalismo italiano y su especfica sntesis terico-poltica no se

    ha producido en modo alguno la eclosin bibliogrfica que sobre el nacionalismojacobino o germnico es conocida, constituyendo sin embargo un movimiento deextraordinario inters en el interior de las formulaciones nacionalistas. Sobre lasbases culturales del nacionalismo italiano en la Reforma y el Risorgimento puedenverse los captulos 7 a 12 de G. PROCACCI, History of the italian people, Londres,1970; un clsico en el tema es sin duda E. P. NOETHER, The seeds of italian natio-nalism, Nueva York, 1951, que sintetiza magnficamente no ya las races ideolgi-cas del mencionado movimiento, sino la originalidad, de origen liberal, de suspropuestas. En el mismo sentido, y conjuntamente a otras obras a que aludiremosms adelante, M. SMITH, Vctor Emanuel, Cavour and the Risorgimento, Lon-dres, 1970.

    9 "Qu es la nacin?", en La Espaa Regional, Barcelona, tomo II, 1886, pgi-

    nas 245 y ss.10

    P. S. MANCINI, "Della nazionalit come fondamento del diritto delle genti".Prelezione al corso di Diritto Internazionale e maritimo en Diritto Internazionale.Prelezione ed un saggio sul Macchiavelli, Napoli, 1873, p. 37.

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    en su ingreso en la Academia de Historia negara base seria a las races delas que parta la teorizacin nacionalitaria de Murgua, en el ao 1889, afir-maba este ltimo de nuevo:

    Segn Mancini, y es definicin que aceptamos, nacin es una comu-nidad natural de hombres que unidos en una vida comn por el terri-torio, el origen, las costumbres y la lengua, tienen conciencia de esacomunidad n .

    Antes de considerar los efectos que una adscripcin tal promueve en lainterioridad de los planteamientos de Murgua, quiz sean de utilidad algunasnotas sobre el nacionalismo manciniano de que aqul se reclama.

    En este sentido, es preciso ir ms all del renuente equvoco auspiciado yamparado tras la reduccin del nacionalismo europeo a dos corrientes nicas,una de carcter liberal, la otra histrico-organicista, a las que en mayor o me-nor medida pueden reconducirse la generalidad de los nacionalismos decimo-nnicos. En efecto, segn esta concepcin, que informa en numerosas oca-siones anlisis de nacionalismos concretos, frente al primer nacionalismofrancs construido en la Revolucin contra el Antiguo Rgimen, el naciona-lismo jacobino del Estado-nacin y la soberana nacional, alzado al tenor dela eliminacin de las libertades locales y gremiales, de la coaccin extraeco-nmica como relacin de produccin, en el mismo movimiento que edificabaal Estado burgus como monopolizador de todo el poder poltico, antes dis-perso, frente a la sociedad civil... 12, vendra a oponerse el nacionalismo

    11 MURGUA, El regionalismo gallego, cit., p. 51.

    12 Esta nacin de los juristas es la que emerge constantemente de los escritos

    de los revolucionarios franceses, alcanzando su mxima radicalidad en las inter-venciones jacobinas: "Queremos un orden de cosas donde todas las pasiones bajasy crueles se hallen encadenadas, todas las pasiones generosas en cambio, desper-tadas por las leyes; donde la ambicin sea el deseo de merecer la gloria y servira la patria; donde las distinciones no nazcan sino de la igualdad misma; donde losciudadanos estn sometidos al magistrado, el magistrado al pueblo y el pueblo a lajusticia; donde la patria asegure el bien a cada individuo, y donde cada individuodisfrute con orgullo de la prosperidad y la gloria de la patria..., a diferencia delo que suceda en los Estados aristocrticos y monrquicos, donde la palabra "Pa-tria" no significaba nada excepto para las familias patricias que tenan invadidala soberana", ROBSPIERRE, Textes choisis, Pars, 1958, t. III, pp. 87-88. Sobre lacomplejidad interior del propio concepto revolucionario de nacin y su escisinen la "nacin patritica", "nacin de la soberana nacional" y la "nacin centrali-zadora" resulta de inters el libro de Jean-Yves GUIOMAR, Uideologie nationale:Nation, representation, propiet, Pars, 1974, pp. 133 y ss. La vinculacin entre lanacin y el Derecho, entre la creacin de este ente abstracto al que se le atribuyela soberana y la igualacin formal de los ciudadanos, resulta singularmente pues-ta de relieve en los anlisis de Regine Robin sobre el campo semntico de lostrminos nation y peuple en los Cahiers de Dleances, donde puede comprobarsecmo el anlisis lingstico revela a la "legislacin general" como un verdaderosustituto semntico de "Nacin". Cfr. "Histoire et linguistique: premieres jalons",Langue Frangaise, nm. 9, febrero 1971. No olvidemos, por ltimo, las palabrasde Sieyes: "Qu es una nacin? Un cuerpo de asociados que viven bajo una ley

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    germnico, de carcter histrico-organicista, marcadamente irracionalista y ra-cista, ltima defensa del Antiguo Rgimen frente a la inminencia de la revo-lucin burguesa en la Europa decimonnica: Herder, List, Mller, Arndt,etctera 13.

    Sin embargo, al margen y desbordando este estrecho marco del enfrenta-miento clsico de los dos nacionalismos-tipo vinculados decisivamente en tor-no al eje nacin-revolucin burguesa, otras formulaciones nacionalistas se for-mulan al hilo de la edificacin de las modernas naciones contemporneas, cono sin Estado propio, y que slo con graves simplificaciones podran ser re-conducidas a los dos planteamientos anteriormente citados. Podramos ubi-car a Renn, Barres o incluso Maurras en alguna de las tendencias sealadassin violentarlas?

    No es, desde luego, lugar ste el idneo para proceder a dilucidar unacuestin tal acerca de la historia del pensamiento nacionalista europeo, peros, en cambio, resulta indispensable, a los efectos del estudio que nos ocupa,efectuar algunas breves precisiones en lo que concierne al nacionalismo liberal-revolucionario italiano en lo que tiene de especficamente irreductible. Y de-bemos, en este orden de cosas, sealar que en Mazzini, Mancini o Cavourse produce una peculiar sntesis de elementos varios, orgnicos, voluntaristasy liberales, a la hora de la teorizacin de la cuestin nacional, que resultanampliamente exteriores, cuando no ajenos, a las dos grandes corrientes ante-riormente mencionadas como jacobina e histrico-organicista 14.

    En efecto, como ha sealado magistralmente Chabod, pese a la recepcinque en estos autores tiene lugar de la fundcimentacin naturalstica, presenteen el origen y desarrollo del pensamiento germnico 15, proceden todos ellos,

    comn y estn representados por la misma legislatura", en "Qu es el Estadollano?, Madrid, 1950. 9. 70.

    13 La formulacin del nacionalismo germnico en conexin con las corrientes

    ms reaccionarias y opuestas a la revolucin burguesa ha sido puesta de relievepor multitud de estudiosos del tema. Vase por todos el reader dirigido porH. S. Reiss (edit), The political thought of the Germn romantics, 1793-1815, Ox-for, 1955, que, pese a desaciertos tales como la inclusin de Herder en la interio-ridad del "nacionalismo" alemn, constituye una de las mejores aproximacionesal tema. Para el perodo de madurez del nacionalismo germnico, el aumento delos elementos racistas en el interior de su concepcin de la nacin y la margina-cin de los elementos voluntarstico-liberales hasta su eliminacin sigue siendo deutilidad el clsico KHON, H., The mind of Germany: the education of a Nation,Nueva York, 1960, en especial pp. 56 y ss. Sobre las formulaciones posteriores delnacionalismo alemn en el nacional-socialismo, la obra de SNYDER, Roots of Ger-mn Nationalism, reviste un gran inters por cuanto conecta las mencionadasformulaciones con sus tradiciones anteriores, as como a travs de los elementosmticos y culturales y en lo que se refiere al nacionalismo econmico. La presen-cia de toda esta herencia natural-organicista e historicista en el nazismo es desta-cada con singular valor por G. L. MOSSE, The crisis of german ideology: intellec-tual origins of Third Reich, Nueva York, 1964, que los conecta con el pangerma-nismo decimonnico.

    14 E. P. NOETHER, Seeds on italian nationalism, cit., pp. 32 y ss.

    15 Para Anthony D. Smith, los nacionalistas germnicos sumaron al "corpus"

    terico general del nacionalismo una serie de elementos que configuraban la co-

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO! MANUEL M. MURGUIA

    sin excepcin, a desarrollar la idea de nacin sobre la experiencia italiana entorno a bases decididamente voluntaristas 16. La prefiguracin, en definitiva,de la formulacin de Renn de la nacin como plebiscito cotidiano, perodesprovista de sus elementos ms tradicionalistas, que no msticos.

    Este voluntarismo, superador del mero naturalismo, se halla presente enla idea de nacin de Mazzini, informando por completo su concepcin nacio-nalitaria y figurando expresivamente en su propio concepto de nacin, en elque desenvuelve un papel central y conformador. Por doquier que nos acer-quemos a la obra del pensador italiano hallaremos la presencia del mencio-nado elemento voluntarista:

    La patria es una Misin, un Deber Comn. La Patria es vuestra vidacolectiva, la vida que anuda una tradicin de tendencias y afectos con-formados por todas las generaciones que surgieron, trabajaron y pasa-ron sobre vuestro suelo ... La Patria es, ante que nada, la Concienciade la Patria. As, el suelo en que se posan vuestros pasos y los lmitesque la Naturaleza sita entre vuestra tierra y las extranjeras ... noson sino la forma visible de la Patria: pero si el alma de la Patria nopalpita en aquel santuario de vuestra vida denominado Conciencia, aque-lla forma permanece semejante a un cadver sin movimiento ni alientode creacin, y vosotros mismos seris turba sin nombre que no na-

    munidad nacionalitaria como un organismo viviente, frente a las concepciones li-berales de la nacin como asociacin abstracta de ciudadanos. Poseyendo las na-ciones las caractersticas de los seres vivos, sus miembros se hallan vinculados porlazos misteriosos e invisibles, ms all de toda conciencia nacional polticamenteexpresada o aprehensin racional. Los elementos de esta concepcin, para Smith,seran:

    1. La fundamental idea de que la Comunidad Nacional integra un todo inescin-dible como un ente superior a la mera suma de sus componentes singulares.

    2. Una creencia profunda en el "alma nacional" (Volkseele, Volkeist) que seautogenera y pervive ms all de sus manifestaciones particulares.

    3. El concepto de Misin nacional, idea derivada de la religin mesinica conel efecto de configurar a cada nacin como depositara de una eleccin para ser-vir a la humanidad y desarrollar su destino predeterminado.

    4. Un especial nfasis en la pureza de toda nacin expresada preeminente-mente en su raza o en su lengua natal.

    5. Una concepcin de la libertad segn la cual los individuos solamente sonautnticamente libres cuando se integran y son absorbidos por la voluntad or-gnica del Estado, en s mismo la ms alta expresin del alma nacional.

    Cfr. Anthony SMITH, "Nationalism", en Current Sociology, vol. XXI, nm. 3, p-ginas 14 y ss.

    16 Como sealara en su da F. Chabod: "El pensamiento italiano desarrolla fren-

    te al germnico la idea de nacin sobre bases decididamente voluntaristas. Lafrmula hermossima de la nacin como "un plebiscito cotidiano" fue encontradapor Renn; pero la sustancia de la misma se encuentra ya tanto en MAZZINI comoen P. S. MANCINI", L'Idea di Nazione, Bari, 1974, pp. 70-71. En el mismo sentido,por ms que en diferente perspectiva, se ha pronunciado Lucio CECHINI, Unitarie federalisti, Roma, 1974. Especialmente interesante en su tratamiento de Mazzini,vanse pp. 2-45.

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    cin; gente que no Pueblo ... La Patria es ante todo la Fe en laPatria 17.

    Prrafos stos que por s mismos sintetizan toda una cosmovisin nacio-nalista que, posteriormente, de un modo ms acabado y formulado acadmi-camente por el propio Mancini, implicara la superacin de los planteamientoshistrico-naturalsticos, centrados en la presencia de elementos meramente f-sicos, a travs de una articulacin de signo voluntarista y poltico. La con-ciencia nacional deviene por esta va elemento central actualizador del propiohecho diferencial, expresin del derecho de cada nacin a disponer librementede su destino 18.

    Al mismo tiempo, la nacionalidad pasa a entenderse como un proyectode futuro y modernidad, como movimiento poltico-ideolgico de progresovinculado a los principios liberales, en abierto enfrentamiento con los residuosdel Antiguo Rgimen, con la fuerza histrica de la construccin de un nuevoespacio fsico e ideolgico, que tan hermosamente expresara la formulacinde Mancini:

    La nacionalidad no es sino la explicacin colectiva de la libertad 19.

    17 MAZZINI, Ai giovani D'Italia: Escritti editi ed indediti, Roma, 1967, pp. 165-

    166. Palabras que se mantienen en toda su radicalidad en 1859: "La nacin es, noun territorio hacindose ms fuerte aumentando su vastedad, no una aglomera-cin de hombres hablando el mismo idioma..., sino un todo orgnico con unidadde fines y facultades... Lengua, territorio, raza, no son ms que los indicios denacionalidad, en precario, como confirma toda la tradicin histrica, cuando no sonvinculados por el largo desarrollo de una vida colectiva diferenciada de los ca-racteres ajenos...", op. cit, p. 356.

    18 "Pero la mera serie de condiciones nacionales e histricas, la misma comu-

    nidad de territorio, de origen y de lengua a un tiempo, no bastan sin embargopara constituir una nacionalidad tal y como nosotros la entendemos. Estos ele-mentos son como materia inerte capaz de vivir, pero en la que an no fue insu-flado el aliento de la vida. Este aliento vital, este divino cumplimiento del serde una nacin, este principio de su visible existencia, en qu consiste? Seores, setrata de la conciencia de nacionalidad, el sentimiento que ella tiene de s mismay que la vuelve capaz de constituirse hacia dentro y de manifestarse hacia afue-ra". P. S. MANCINI, Della nacionalit come fondamento del diritto delle genti, ci-tado, p. 35. Ser precisamente esta valoracin del elemento conciencia, este factorpoltico-voluntarista que remite en ltima instancia a la decisin popular demo-crticamente expresada, lo que separe a los nacionalistas italianos y franceses dela posicin alemana en torno a la anexin germana de Alsacia-Lorena. En efecto,frente a Momssem o Strauss, para quienes Alsacia era alemana por mor de lalengua, la raza y la "tradicin histrica", los nacionalistas italianos, incluso aque-llos situados ms a la derecha, oponan "el voto del pueblo y la conciencia denacin", y los franceses, incluido el propio Fustel de Coulanges, afirmaban conrotundidad: "Es posible que Alsacia sea alemana por la sangre y por la lengua,pero por la nacionalidad y por el sentimiento de la patria es francesa. Y sabeusted (Mr. Momssem) lo que la hizo francesa? No fue Luis XIV, fue nuestra Re-volucin de 1789". Cfr. Georges WEIL, VEurope du XIX sicle et Vide de natio-nalit, Pars, 1960, p. 201.

    19 MANCINI, P. S., op. cit, p. 38.

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: MANUEL M. MURGUIA

    Es preciso de todo punto resaltar esta imbricacin de la construccin na-cional con los principios liberales, herederos de la Revolucin Francesa, enuna perspectiva tan diferente de la jacobina, pues reviste una importanciade primer orden en la concepcin manciniana de la nacin, con el mismo pesoque la perspectiva poltico-voluntarstica, generalmente situada en primerplano. Como ha sealado Meuccio Ruini20, la concepcin de la nacionalidadpresente en los revolucionarios italianos nace ntimamente vinculada a losprincipios liberales y abiertamente enfrentada a cualquier visin pasadista opretensin de convertir el nacionalismo en instrumento de combate frente alos efectos de la revolucin burguesa, a travs de la idealizacin del pasadotardofeudal como Edad de Oro. En el propio decir de Mancini:

    El mismo principio que en el Derecho Pblico interno se llama so-berana nacional, y se realiza en el sufragio universal, es aquel que en elDerecho internacional se denomina principio de nacionalidad 21.

    En definitiva, Mancini constituye un preclaro exponente de aquel nacio-nalismo liberal, progresista y democrtico que llevara hasta su extremo laafirmacin de VEnciclopedie de que il n'est point de Patrie sous le joug dudespotisme, y del que M. Salvadori, refirindose a Cavour, sealara:

    Creyendo en la libertad y en el progreso fueron revolucionarios tantocontra el autoritarismo tradicionalista como igual y radicalmente opues-tos al jacobinismo autoritario 22.

    b) El concepto de nacin en Murgua: voluntarismo y organicismo

    El hecho innegable de que Murgua se adscriba al concepto de nacin deMancini en el desarrollo de su fundamentacin del hecho diferencial gallego,si bien debe por fuerza producir importantes efectos sobre la configuracin yobjetivos de la misma, no debe en modo alguno precipitar la afirmacin de

    20 "Mancini no dud en desvincularse de las relevancias iusnaturalistas y abs-

    tractas; pero posey fe en la sustancia liberal, que se encontraba en el espritu dela Revolucin Francesa, y mientras deploraba sus excesos, reconoca que no sepoda prescindir de su herencia ideal, si se quiere hacer verdadero y propio nacio-nalismo... frente a Alemania, donde las corrientes romnticas las cuales asumie-ron una formulacin cristiana y reaccionaria generaron con su influencia unaidea de nacin que desde la perspectiva del consenso y la autodeterminacin delos pueblos se transfera e implantaba sobre el campo de la autoridad; con unainvocacin medieval en Muller o con una an ms arcaica construccin del Estadosobre bases patrimoniales en Haller...". Meuccio RUINI, Pensatori e politici delRisorgimento e Prerrisorgimento d'Italia, Miln, 1962, pp. 220 y ss.

    21 P. S. MANCINI, Discorsi Parlamentan, cit., en CHABOD, L'Idea di nazione, cita-

    po, p. 74.22

    Massimo SALVADORI, Cavour and the unification of Italy, Princeton, 1961, p. 62.

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    que el modelo manciniano sea el que monopolice e informe totalmente la obradel autor en cuestin.

    En efecto, resulta de todo punto imprescindible, antes de establecer nin-guna conclusin al respecto, elucidar el concepto de nacin que se hallapresente en estado prctico en la obra murguiana, ms all de las adscrip-ciones programticas explcitas que en la misma se pueden encontrar. Espreciso, en suma, aislar el concepto resultante que subyace en su funda-mentacin nacionalitaria de Galicia.

    En este sentido, el anlisis de los elementos constitutivos y conferidoresdel carisma nacionalitario, as como el peso y configuracin de cada uno deellos en la concepcin de nuestro autor, resultar un factor de esclarecimientode la posicin y filosofa nacionalista de fondo que informa el entero siste-ma murguiano. El abandono explcito del nacionalismo jacobino y con ldel concepto jurdico-pblico de nacin, en tanto que otorga naturalezanacional solamente a aquella entidad estructurada polticamente por un Es-tado (Estado-nacin), abre la perspectiva a aquellas formulaciones nacionali-tarias que no integran la presencia del elemento estatal como conferidor delcarisma nacional23. Y ello conduce a Murgua, inesquivablemente, ante el na-cionalismo germnico, centrado en torno a elementos naturalstico-histori-cistas: raza, historia, territorio..., as como al ya mencionado nacionalismoitaliano, de carcter liberal, nucleado en torno a la conciencia nacional y elvoluntarismo poltico. De tal modo que este ltimo se ver frontalmente in-

    23 Esta renuncia a la integracin del elemento Estado en la teorizacin nacional

    de Murgua se origina a dos niveles. Por una parte, es rechazado como consecuen-cia de la negativa a asumir en toda su consecuencia poltica el principio de lasnacionalidades manciniano que implicaba de hecho que "un pueblo, por ms quedesmembrado y disperso, si tiene conciencia de una comn nacionalidad, tiene de-recho a formar un solo Estado". La radicalidad poltica de un aserto tal en elseno de una correlacin de fuerzas como la de la Galicia finisecular, el reconoci-miento de la debilidad contempornea de la conciencia nacional de Galicia, ascomo la finalidad abstracto-fundamentora de su teorizacin, alejada de toda con-sideracin poltico-estratgica concreta..., son elementos que subyacen en la au-sencia de propuestas independentistas o federales en los escritos e intervencionesmurguianas. Pero, asimismo, Murgua renuncia en buena lgica a la configuracindel elemento estatal de autogobierno nacional en relacin con los factores gene-radores de nacionalidad. Y no poda por menos de ser as por cuanto la presenciade propias instituciones de autogobierno integra la reivindicacin resultante de laconcurrencia de los elementos fsico-naturales, histricos y voluntaristas: de ellose deriva la negacin del Estado-nacin y la ubicacin del elemento poltico comoobjetivo, nunca como elemento generador de nacionalidad. Por ello la presenciay atencin que reiteradamente Murgua presta a la existencia histrica de rganosgalledos de autogobierno desde la "Monarqua Sueva" hasta la Junta y la Au-diencia en la Edad Moderna cumplen una funcionalidad distinta. Se trata de laclsica problemtica fundamentadora de la devolucin, el derecho al autogobiernose robustece por cuanto se trata de la recuperacin por parte de la nacionalidaden cuestin del autogobierno perdido, de su "antigua independencia", de modomuy semejante a como se formula por ejemplo con los reinos previos alUnited Kingdom. Cfr. al respecto Vernon BOGDANOR, Devolution, Oxford, 1975, p-ginas 15 y ss.

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: MANUEL M. MURGUIA

    cidido por la recepcin de elementos ideolgicos procedentes de las formula-ciones histrico-naturalistas, que pasarn, conjuntamente con aqullos, a inte-grar el especfico concepto de nacin que hallamos en la obra de Murgua.De cules sean los factores nacionalitarios, su configuracin concreta, su arti-culacin, as como la orientacin final de los mismos en una sntesis espec-fica, depender la cristalizacin final del nacionalismo de ste.

    Por de pronto, podemos ya sealar sin adentrarnos en la consideracinpormenorizada de todos y cada uno de los factores integrantes del conceptode nacin en Murgua que los elementos de carcter orgnico-naturalista,as como de ndole historicista, desempean, en su fundamentacin de Galiciacomo nacionalidad, una eficacia y poseen un peso especfico muy superior,sin duda, al que juegan en el nacionalismo liberal italiano, en el que ocupanun lugar perifrico y marginal ante la centralidad de los elementos liberal-voluntaristas. En especial, la raza, la historia y la lengua poseen un statuscentral operativo e integran un autntico punto nodal indisoluble en el pen-samiento del autor en cuestin, muy lejos realmente de aquella relativizacinque sufren en los escritos de los autores italianos mencionados. Expresionestales como Lengua distinta, distinta nacionalidad o Galicia, nacin clticano integran meros datos episdicos, sino que se configuran como autnticaseal reveladora de los caminos que sigue el nacionalismo murguiano.

    Quiere decir esto que, pese a su adscripcin explcita a los postuladosde Mancini, Murgua contraviene y desdice en la prctica de su discurso losasertos de aquella corriente? La respuesta a un tal interrogante solamentepodr darse tras la comprobacin del peso relativo de cada uno de los facto-res, as como de la articulacin interna de los mismos, y en especial el ele-mento tnico, que en el autor de referencia alcanza la primaca en el interiorde los factores orgnicos, que, a su vez, son modulados por la presencia rec-tora de elementos por completo ajenos al nacionalismo germnico como son,en concreto, la relevancia otorgada por Murgua a la conciencia nacional y laposicin irreductiblemente liberal que en poltica ste mantiene:

    El regionalismo proclama muy alto que es por esencia rgimen delibertad; el ms grande y el ms necesario. Est unido estrechamentea los principios liberales y en ellos se informa. Pertenece a la nuevasociedad ... Los regionalistas quieren conservar lo que es privativode su pueblo y regin ... pero ello dentro de las libertades modernas,sin renegar de la civilizacin actual, de la cual derivan las doctrinasque sustentan. Si somos hijos de nuestra regin lo somos tambin denuestro tiempo 24.

    Una tal convergencia de elementos voluntaristas y liberales con otros decarcter orgnico, como, por ejemplo, la raza, enmarca la presencia de una

    24 MURGUA, "El Regionalismo", cit.

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    sntesis especfica irreconducible mecnicamente a ninguna de las grandescorrientes nacionalitarias europeas en estado puro. Lo cual, por lo dems, noimplica que en Murgua se produzca una pacfica y neutral conciliacinin medio virtus de ambas teorizaciones nacionalistas. Nos hallamos ante unasntesis especfica de elementos varios, pero en la que los factores de proce-dencia histrico-organicista son orientados en una perspectiva decididamenteliberal-voluntarista que, en todo momento, provee el principio articulador dela idea murguiana de nacin, introduciendo en ella patentes efectos en suconfiguracin final25.

    Estos efectos, que se despliegan sobre el conjunto de la obra murguianaen sus ms diversas intervenciones, pueden ser referidos en su manifestaciny, a su vez, se traducen en la complejidad peculiar presente en la ideologa ydiscurso de ese autor a la hora de la fundamentacin del hecho diferencialgallego. Complejizacin que, sea cual sea el campo de que se trate historia,fundamentacin tnica, se vuelve claramente perceptible por esos efectospertinentes en que se traduce, eliminando toda linealidad y esquematismo enel uso de los criterios orgnico-naturalistas, que en todo momento son some-tidos a la mediacin omnipresente y moduladora de la perspectiva liberal-voluntarista.

    Irreductible en su complejidad, pero ntido en su resultante final, el na-cionalismo murguiano alcanza un status propio en el seno de los nacionalis-mos perifricos peninsulares, para cuyos mximos exponentes de la poca(Arana, Prat de la Riba o incluso Almirall) el adentramiento en la fundamen-tacin orgnica de la diferencia especfica de sus nacionalidades respectivasdesemboca en una permeabilidad a elementos ideolgicos de carcter marca-

    25 Y ello es especialmente patente en el campo privilegiado del discurso mur-

    guiano, la Historia. Murgua mantiene en todo momento una cierta complejidad deanlisis histrico, sin caer ms que ocasionalmente en el clsico reductivismopropiciado por su objeto de historiar la nacin gallega, a travs del cual laexposicin central del enfrentamiento Galicia-Estado espaol, celtas y semitas, etc.,liquidase toda otra problemtica. Lejos de todo linealismo nacionalista amigo/enemigo, la problemtica liberal murguiana mantiene su sustantividad: de hecho,determinados elementos "centralistas" y espaoles son tolerados en el esquemahistrico por razn de su justicia social: la actitud ante la nobleza o los forosresultan extraordinariamente significativas en este orden de cosas. Tan es ello asque en el propio nivel lxico del discurso murguiano, el campo semntico-concep-tual de Galicia alcanza por momentos niveles de autntico isomorfismo nacional/liberal. Su nacionalismo, en efecto, lejos de presentarse a toda costa y a cualquierprecio como directamente accesible en primera instancia a todos los gallegos, searticula en la red de asociaciones a vocablos claramente expresivos de un dis-curso-ideologa de progenie liberal: "liberalismo", "nuestro siglo", "modernidad","libertad"..., y en la red de oposiciones a palabras o sintagmas denotadores de unnacionalismo pasadista o tradicional: "feudalismo", "nobleza", "absolutismo", "vuel-tad al pasado", etc. En suma, articulacin liberal de la fundamentacin orgnico-historicista, deudor en definitiva de los planteamientos de Thierry, para quien entodo momento, y como Marx sealara en su da, la Historia de las razas y de lasnaciones se hallaba atravesada por la historia de las clases sociales y sus interesesenfrentados.

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: MANUEL M. MURGUIA

    damente tradicionalista, en la crtica radical del liberalismo y la democracia,la aceptacin del corporativismo, etc.26, en estricta consonancia con el pro-yecto interclasista de su propuesta nacionalitaria.

    Una vez avanzada esta sntesis acerca de la naturaleza ltima de la pro-puesta nacionalista murguiana, centrmonos en el lugar, configuracin y na-turaleza de su fundamentacin tnica de la nacin gallega, elemento privile-giado para observar esa articulacin global de signo inequvocamente liberal-voluntarista de su obra.

    B) LA RAZA, EL MITO CELTA Y EL VOLKGEISTDE LA NACIN GALLEGA

    Las teoras de la raza, ejemplificadas en escritos como los de Gobineau 27,Gumplowitz 28 o Chamberlain 29, incidieron desde mediados del siglo xix sobrelas teoras nacionalistas europeas, promoviendo la aparicin de corrientes ideo-lgicas que fundamentaran la nacin no ya en la voluntad poltica expresadapor la conciencia nacionalitaria o la libertad de autodeterminacin comunita-ria, sino en la naturaleza, a travs de la recuperacin de aquel que Kohn de-nominara en su da, con agudeza, antiguo tribalismo natural 30.

    Sin duda, el camino de penetracin y canal de expresin del racismo enlos nacionalismos europeos fue el arianismo, como ideologa que desde unosorgenes meramente lingsticos y filolgicos se desplaz a terrenos autnti-camente poltico-ideolgicos.

    En un principio, en Max Mller, por ejemplo, la referencia a la razaaria cumpla una funcin, con sobrada carga apologtica y retrica, sin duda,explicativa y pretendidamente cientfica del sustrato tnico-cultural comn alos principales pueblos europeos, conteniendo implcitas extrapolaciones endirecciones poltico-ideolgicas no tan acadmicas31. Sera precisamente Go-bineau el que dara este paso en su Essai sur Vinegalit des races humaines,erigindose en lder ideolgico del arianismo y formulando los postuladosfundamentales que integraran tal doctrina para la posterioridad: la ley de

    26 SOL TURA, J., Catalanismo y Revolucin burguesa, Madrid, 1974, passim, y

    A. ELORZA, Ideologas del nacionalismo vasco, San Sebastin, 1978, passim.27

    R. GOBINEAU, Essai sur Vinegalit des races humaines, Pars, 1853-1855, reedi-cin de Belfon, Pars, 1967.

    28 Louis GUMPLOWICZ, La lutte des races. Recherches sociologiques, Pars, 1893.

    29 Houston Stewart CHAMBERLAIN, Foundations of the nineteenth Century, Lon-

    dres, 1912.30

    Hans KOHN, Nationalism. Its meaning and History, Princeton, 1965, p. 97.31

    Cfr. Louis SNYDER, The idea of racialism, Nueva York, 1962, p. 40, donde serecogen las puntualizaciones de Muller a ciertas lecturas de su tesis, insistiendo,en vano, en mantenerse en el plano longstico-cultural: "Para m, un etnlogoque hable de raza aria, sangre aria, ojos y cabello ario, comete el mismo errorque un lingista que hable de un diccionario dolicocfalo o una gramtica braqui-cfala".

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    permanencia de los tipos tnicos, la desigualdad de las razas, la superioridadde la raza aria, la necesidad de la conservacin de la pureza racial y su ex-presin cultural e institucional en evitacin de influjos externos desvirtuado-res de su esencia prstina, influjos estos ltimos no solamente peligrosos paralos europeos nrdicos en cuanto ajenos, sino, y sobre todo, en cuanto inferio-res y posibles causantes de la decadencia y degeneracin de la raza aria... 32.Formulacin del arianismo que Chamberlain decantara decididamente en unadireccin inequvoca, antes slo levemente apuntada, el mito teutnico33,proclamando a los germanos como cuna de la civilizacin, patria de la verda-dera libertad, de la cultura ms creativa e importante de Europa, y esa su-perioridad ario-nrdica, antilatina, recurrente en ciertas lecturas de Nietzche,y que promoveran, entre otras cuestiones, su alejamiento de Wagner y sumitologizacin del pueblo alemn.

    Mitologa aria que trascendera de las fronteras teutonas, bien que fueraen numerosas ocasiones por rechazo, y encarnara en Carlyle, por ejemplo,el mito anglosajn y en diversos autores franceses el mito celta como funda-mentador de las propias excelencias patrias. Y ello porque, en efecto, lamitologa cltica, en su reformulacin y recreacin contempornea, no vienea ser sino un submitema en el interior del arianismo. Desde las investigacionesde P. Paul Brocea, relacionando la lengua cltica con las caractersticas antro-pomtricas de sus hablantes, hasta las formulaciones de Fustel de Coulanges,que planteaban abiertamente la reivindicacin del celtismo frente al imperia-lismo alemn, especialmente sangriento en aquellos aos de la derrota yanexin de 1871..., la raza celta fundamentaba ante todo una recuperacinde la perdida dignidad nacional francesa, humillada por el gigante teutn.

    El esfuerzo poltico-ideolgico e intelectual en general de la minimizacinde las influencias culturales de la raza teutona en Francia fue continuado pos-teriormente, sobre la base de historiadores franceses como Vaillant, Bouquet,etctera, por las sucesivas hornadas de historiadores patriotas y antigerm-nicos como Camille Jullian, Edgar Quinet, D'Arbois de Jubainville, etc. Deeste modo se persegua historiogrficamente un triple objetivo, en decir deSnyder, que superaba y transgreda claramente el terreno de la pura polmicaintelectual; a saber: la reduccin del influjo cultural germnico en Francia, laminimizacin del influjo germnico en las instituciones galas y, finalmente,

    32 Cfr. la sntesis del propio Gobineau en el tomo I de su Essai..., pp. 85 y ss., de

    la edicin francesa, Pars, 1967. Y tambin Michael D. BIDDIS, Father of racistideology: the social and political thought of Count of Gobineau Londres, 1967, p-ginas 37 y ss.

    33 De gran inters resulta a estos efectos el libro de L. P. CURTS, Anglosaxons

    and Celts: a study of anti-Irish prejudice in Victorian Englano, Nueva York,1968, pp. 58 y ss., donde se analiza el enfrentamiento entre dos fundamentacionestnico-culturales, subyacente al enfrentamiento anglo-irlands, formulado ideol-gica y mtico-simblicamente como el conflicto entre dos ramas del .arianismo,como en su da ocurriera entre el celtismo y el teutonismo: en ambas ocasionesel elemento cltico corresponde a una nacionalidad oprimida.

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: MANUEL M. MURGUIA

    la existencia de una raza cltica de progenie y sangre aria y, por lo tanto,superior 34.

    Y, por ltimo, sera en Maurice Barres donde la esencia del racismo, esdecir, la identificacin etnocntrica de cultura y raza35, entra de pleno derechoa formar parte del nacionalismo francs y, en general, de la ideologa galacontempornea. Su funcionalidad fundamentadora de la tradicin nacionalfrancesa en la herencia de la raza cltica pura, en la que tendra su origen, ascomo la concepcin del ciudadano tan a trasmano de la herencia de la Re-volucin de 1789 como un instante en una larga y vieja cultura, un gestoentre cientos de gestos transcurridos, a travs de constantes referencias pa-sadistas a la tradicin, los antepasados, las races, etc., desembocara, final-mente, en un enrgico antirracionalismo y antisocialismo. Fundamentacinsta que sera con posterioridad recogida por Deroulede y Maurras 36 en larefundacin contempornea de la nacin francesa y sus esencias tradicionales,siempre definidas frente a lo alemn, enemigo nacional por excelencia.

    Esta funcionalidad de los mitos fundadores nacionales se desenvuelve ensu eficacia en la coadyuvacin de una socializacin y fusin social por encimade las clases y los grupos, en un estrechamiento de los vnculos de la comu-nidad, agrupamiento y coherencia interna, como ha sealado expresiva-mente Tudor 37, que se prolonga en la fundamentacin de la existencia de ungrupo, la delimitacin de las caractersticas privativas de sus miembros, laclarificacin y revelacin de su destino histrico y sus objetivos en cuantoComunidad, en la induccin de sus seales de identidad, en la identificacin

    34 L. S. SNYDER, op. cit., p. 67.

    35 Cfr. en este sentido, Marin GLEAN O'CALLAAGMAN y Collette GILLAUMIN, "Race

    et race... la mode 'naturelle' en sciences humaines", en L'homme et la socit,nmeros 31-32, enero-junio 1974, pp. 198 y ss.

    36 Cfr. Claude DIGEON, La crise allemande de la pense frangaise, 1870-1914, Pa-

    rs, 1959, p. 376, donde se analiza con brillantez, en una de las mejores monogra-fas sobre el tema, cmo "un cierto racismo" pasa a incorporarse de la mano deestos idelogos al nacionalismo francs y a informar posteriormente VAction jran-gaise. Sobre esta problemtica reviste un inters extraordinario el libro de ZeevSTERNHELL, La droite rvolutionaire, 1885-1814. Les origines francaises du fascisme,Pars, 1978, para quien: "El viejo fondo romntico, las antiguas tendencias histo-ricistas, la tradicional teora del origen inconsciente de la nacin, el tema de lasfuerzas vivas que integran el alma popular... ser sobre Barres donde la influenciade Taine ser ms sensible. La "tierra y los muertos" del autor de los Dracinsno son otros que el medio y la raza de los Orgenes. Como Taine, tambin paral la raza constituye la primera y ms rica fuente de acontecimientos histricos...De ah se deriva que el determinismo profesado por el nuevo racionalismo sea undeterminismo fisiolgico, naturalista, que posee una visin del hombre que no dejamargen alguno de indeterminacin, ese margen que se confunde con la capacidadhumana de eleccin, de ser libre y ejercitar sus facultades creadoras", op. cit., p-ginas 159-161. Precisamente la articulacin voluntarstico-liberal de Murgua en sufundamentacin nacionalitaria tnico-historicista... permitir la superacin de tododeterminismo biolgico, a travs de la mediacin del factor conciencia nacional, lavoluntad nacionalitaria y el liberalismo poltico que vincula el proyecto naciona-litario a las "libertades modernas".

    37 Henry TUDOR, Political Myth, Londres, 1972, pp. 137 y ss.

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    del enemigo histrico, la creacin de solidaridades extremadamente slidas eirracionales e incluso la legitimacin de la necesidad de una clase interiorhegemnica, conductora y salvadora de la comunidad.

    As, la raza, a travs del mito ario, fundador de la nacionalidad, organizasu eficacia en el interior del discurso nacionalista en la procura y preserva-cin de las fuentes de la nacionalidad, otorgadoras del carisma de la diferen-cia especfica y de la superioridad civilizadora. En ello justamente reside lafuncionalidad de proveer de un slido contenido orgnico-naturalista a la na-cin, la sacralizacin de las instituciones histricas como manifestaciones dela propia sangre diferenciada de lo extranjero, de los mitos fundadores varioscentrados en los hroes patriticos y en el constante empleo del lenguajeparental, destinado, en de^ir de Marienstras, a sustituir una comunidad desangre simblica por la comunidad gentica diferencial 38.

    Por ello, y no por aleatorias razones metafsicas, sino precisamente pormor de su plural eficacia especfica en la conformacin de las naciones y lagalvanizacin de sus pueblos en la conciencia diferencial, la concepcin pre-ponderantemente tnica de la fundamentacin nacionalitaria le otorga en todasu materialidad al elemento fisicista de la raza aquel rol que Poliakov de-nominara custicamente motor primero de la historia 39.

    a) Los orgenes tnicos de la historia nacional gallega: la configuracindel mito fundador del celtismo

    La fundamentacin del hecho nacional gallego se presenta en Murgua,como espacio ideolgico privilegiado, en la encrucijada e interseccin de dosfactores claves: la historia y la raza. En todo momento, para el autor en cues-tin, la historia de la Nazn de Breogn es, ante que nada, la historia dela raza gallega.

    Y ello por cuanto la teora de las razas posee una doble penetracin enla ideologa murguiana, de la que resulta preciso dar cuenta desde un prin-cipio, pues los orgenes de la presencia de un elemento tal en el sistema denuestro autor resulta sumamente revelador del carcter y alcance con que esasumido. En efecto, por una parte, la teora de la raza es recibida porMurgua directamente de las obras de los idelogos del arianismo, fundamen-talmente Gobineau y Gumplowicz, de los que se toman tanto los criteriosmetodolgicos generales, as como los presupuestos tericos centrales queabonan la centralidad de la raza en la explicacin de los diferentes fen-menos sociales.

    Pero, al propio tiempo, la relevancia fundamentadora y nacionalitaria dela raza le llega anteriormente a Murgua como prctica histrica, aprendida

    38 E. MARIENSTRAS, Les mythes fondateurs de la nation americaine, Pars, 1977,

    pgina 156.39

    Lon LOLIAKOV, Le mythe aryen, Pars, 1971, p. 230.

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: MANUEL M. MURGUIA

    de sus maestros de la historiografa romntica, con mucha mayor fuerza quela derivada de las teorizaciones abstractas del arianismo.

    Efectivamente, comenzando por su gran dolo, A. Thierry, resulta precisoponer de relieve la presencia central, y no meramente perifrica, del factorracial en muchas de sus obras. En su clebre Conqute D'Anglaterre pour lesNormanas, por ejemplo, hace aparicin reiteradamente la teora del conflictode las razas para dar cuenta de diversos hechos histricos, pese a no hacersereferencia explcita a la postulacin de que la historia estuviera determinadapor las diferencias y oposiciones biolgicas entre las diversas razas. Son, eneste sentido, corrientes en el autor francs citado afirmaciones del estilo:

    La masa nacional, por su sangre, por sus leyes, por su lenguaje esgalo-romana 40.

    Frases como la anterior se insertan en una panormica de la historiaeuropea en la que se encuentran constantes referencias a los antagonismosraciales y a la existencia de razas vencedoras y derrotadas. En suma, en esteautor romntico que tanto influjo ejercera en la obra murguiana, las razasposeen una importancia cercana a la de las clases en la tarea de dar cuentade los grandes alineamientos y transformaciones histricas.

    Otro autor romntico, en esta ocasin ingls, Macaulay, honor de In-glaterra, en palabras de Murgua, en su The History of England to the Ac-cession of James II, interpreta eventos como la clebre batalla de Hastingsen clave tnica, mostrndola como la lucha del pueblo ingls contra la tiranade la raza normanda:

    En ninguna parte los enemigos de nuestra raza haban llegado tanlejos. En ningn otro pas fueron tan completamente aniquilados41.

    40 Citado en George P. GOOCH, Historia e historiadores en el siglo XIX, Mxi-

    co, 1977, donde se aade sobre Thierry: "Su teora predilecta del conflicto de lasrazas encuentra constantemente amplio campo. Su historia es la descripcin de lacivilizacin galo-romana en lucha con la barbarie de los francos...". dem. p. 179.

    41 Citado en Michael BANTON, The idea of race, London, 1977, p. 24. Obra en la

    que se presenta por lo dems una muy completa panormica de la presencia delelemento racial en la historiografa francesa y anglosajona del siglo xix. Tambin,para Banton, este elemento constituye un factor decisivo en la historiografa deThierry: "Si bien Thierry nunca afirm explcitamente que la historia estuvieradeterminada por las cualidades biolgicas de las razas, su modo de escribir es to-talmente compatible con una tal interpretacin", op. cit., p. 22. Sin embargo, re-sulta preciso por cuanto ello ejercer no pequea influencia en el pensamientomurguiano, deudor esencial del "maestro Thierry" que el propio Marx, en cartaa Engels de 27 de julio de 1854, considera el historiar de este autor como muchoms complejo que lineal, llegando a denominarle "padre de la lucha de clases enla historiografa francesa". Y en carta a Weydemeyer de 5 de marzo de 1852,volva a afirmar: "Esos seores (los economistas smithianos) deberan estudiar, porejemplo, las obras de Thierry, Guizot, etc., y adquirir algunas luces sobre la his-toria de las clases sociales en el pasado...". No es en modo alguno ajena la admi-racin de Murgua por Thierry a esta articulacin de elementos orgnico-natura-

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    Y, finalmente, otro de los autores que ms conformaran historiogrfica-mente la labor fundamentadora de la nacin gallega en Murgua, Carlyle,acoge en toda su extensin la fundamentacin tnica tanto a travs de laconstruccin del mito anglosajn como, y con particular virulencia, en suteorizacin de la superioridad de la raza blanca sobre la negra, de funciona-lidad legitimadora del imperialismo britnico en los momentos de su apogeo.No pocas de las expresiones y postulados de Carlyle 42 encuentran vivido ecoen las pginas de Murgua, como en su momento veremos.

    Sin embargo, en su Occasional Discourse on the Niger Question, el racis-mo y antinegritud de Macaulay muestran fehacientemente la derivacin im-plcita en sus concepciones historiogrficas y su inesquivable proyeccin po-ltica, alcanzando unas cotas de radicalidad y xenofobia que, si bien no llegana alcanzar la extremosidad e irracionalismo de un Knox 43, no se hallan muyalejadas del mismo.

    As, pues, el camino de la historiografa romntica debe considerarsecomo una fuente decisiva de pregnancia racial de los escritos de Murgua,por cuanto su labor, fundamentalmente historiogrfica, se sita como paten-temente deudora de sus planteamientos. Ahora bien, la fundamentacin t-nica del hecho nacional gallego reviste en Murgua un significado meramentefundador de la diferencia, a lo Thierry y otros historiadores liberales, o sedecantar hacia formulaciones abiertamente racistas y polticas, como enMacaulay? Para responder a un interrogante tal resulta de todo punto precisoabordar, en toda su concrecin, la particular articulacin del elemento tnico,as como su prctica especfica en el campo historiogrfico.

    1. El lugar de la raza en la fundamentacin del hecho nacional gallegoEn la obra de Murgua y ello debe ser afirmado de entrada, sin dejar

    lugar a equvocos se encuentra una patente recepcin y aceptacin de lospostulados fundamentales de las teoras racistas, y, de hecho, en la funda-mentacin de la nacin gallega, la raza ocupar desde sus propios comienzosun lugar central.

    ralistas, como la raza y la perspectiva liberal, de la mano del protagonismo deuna burguesa modernizadora.

    42 As: "El hecho es que, a pesar de las afirmaciones de algunos sectores que

    en tan brbaras gentes encuentran representantes de las actuales razas europeas,tales hombres nada son ni nada importan, sino en cuanto indican que cubrierona su hora el suelo de Europa y convivieron en l un cierto lapso de tiempo conlas razas superiores que vinieron a sustituirles..., para nosotros el hombre blancolo es todo..., el hecho es que si se adopta la teora de que el ario y las lenguasarianas son europeas, hay que entender desde luego que el hombre blanco apa-reci en esta parte del Globo en una poca remota y absorbi por completo a lapoblacin anterior...". Historia de Galicia, tomo I, p. 450.

    43 Cfr. Duncan FORBES, The Liberal Anglican View of History, Cambridge, 1952,

    pginas 56 y ss., y una antologa del Occasional Discourse, en SNYDER, op. cit., p-ginas 134 y ss.

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: MANUEL M. MURGUIA

    Ya en el Estudio preliminar de su volumen I de la Historia de Galicia,publicado en el ao 1865, aparecen recogidos ntidamente todos los mitemascentrales de la ideologa racista. As, por ejemplo, hallamos la ley de la per-manencia de los tipos tnicos:

    El pueblo gallego ... lleva todava impreso en el rostro las sealesinequvocas de la raza a la que pertenece 44.

    Tambin se acoge con no menos radicalidad la ley de la pureza racial,contundentemente expresada:

    Bien es verdad que no hemos sabido conservar nuestra raza al abrigode toda irrupcin, y que a cada paso vemos cmo el colono romano semezcla y confunde con los hombres de origen cltico 45.

    Otro tanto acontece con la idea de la superioridad de unas razas frentea otras, elemento nuclear de toda formulacin racista, y que alcanzara en laobra Galicia su mayor radicalidad. El reconocimiento de la existencia de razasinferiores y superiores muestra, sin duda, el punto de no retorno en la recep-cin murguiana de las ideologas racistas y manifiesta lo profundo de lapregnancia de las mismas en toda su obra:

    Predomin la raza superior de ese cruzamiento ... las razas superio-res que vinieron a sustituirlas ... piden una extensa poblacin ariana,blanca, superior, para dar fructuosamente los primeros pasos en el ca-mino de la civilizacin4.

    Por lo dems, la explcita valoracin positiva de obras como el Essai...,de Gobineau 47, se prolonga en estado prctico a lo largo de toda la obra

    44 MURGUA, Historia de Galiica, t. I, p. 8. Y en la respuesta a Snchez Moguel

    volvera a insistir en este extremo: "Respecto a la persistencia de las razas, y muyen especial a la posibilidad de reconocer en los actuales habitantes los rasgos ca-ractersticos de aquellas gentes de quienes descienden, nos limitaremos a recordarque la mayora de los antroplogos reconocen la ley de permanencia de los tipos",El regionalismo, cit, p. 264.

    45 MURGUA, Historia de Galicia, cit., tomo I, p. 8.

    46 dem p. 452. Incluso en escritos ajenos a la materia como El Foro. Estudios

    sobre la propiedad territorial en Galicia, Madrid, 1882, se encuentran afirmacionesdel estilo: "...hombres inferiores, de quienes quedan todava recuerdos en gentesde triste aspecto y escasa inteligencia, que viven como perdidas entre las que leson tan superiores bajo todos los conceptos, prueban que al asentarse en estasregiones no hall el Celta desierto el suelo y sin poblacin las riberas de estosmares tempestuosos. Quienes hallan sido esos hombres importa poco el saberlo.No venimos de ellos. El Celta, nuestro progenitor, lleg, se apoder de la tierra,le puso su nombre...", op. cit., p. 28.

    47 "Una de las obras ms notables de este gnero (la Teora de las razas) es la

    de Mr. GOBINEAU, Essai sur Vinegalit des races humaines, Pars, 1855. En estelibro, curioso y digno por ms de un concepto, se desarrolla por completo la teora

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    murguiana, en el reconocimiento constante de la virilidad de las grandesrazas, as como en las reiteradas alusiones a el acento melanclico de lasrazas impotentes 48 y en la aceptacin beligerante de la superioridad blancaen toda su radicalidad, a partir y ello resulta decisivo de la equiparacinentre las diferencias de civilizacin y las diferencias tnico-naturales, queharan inalcanzables para ciertas razas determinadas conquistas de civilizacin,solamente accesibles a las superiores:

    As no se podr decir nunca que el estado primero en las razas infe-riores es igual al de las superiores. Viven las primeras en un estadoprimitivo permanente, mientras las ltimas, apenas le conocen cuandoya se han desprendido de sus cadenas. Hay ms: el ario en sus co-mienzos es superior al negro en todo el esplendor de su civilizacinposible. No es por lo tanto buen mtodo cientfico ir a buscar en lospueblos salvajes, pero que dentro de s mismos llegaron al summunde los conocimientos, lo que mejor se halla en el hombre solitario eignorante de las razas europeas, el cual, aun viviendo vida intelectualrudimentaria, se presenta sin embargo a nuestros ojos superior en todoal que suponen su equivalente 49.

    Afirmaciones como las precedentes, que evocan la representacin del Sigfri-do wagneriano, muestran cmo el etnocentrismo y occidentalocentrismo se con-figuran en el discurso de Murgua como dos caras de una misma moneda,mutuamente implicadas en la relacin de lo cultural y lo tnico y la consi-guiente atribucin de cotas y umbrales de civilizacin que los pueblos lleva-ran inscritos en la sangre. Todo ello lleva a Murgua a establecer diferen-cias biolgicas en el gnero humano, ya que las razas concretas son para labsolutamente distintas, con distincin irrenunciable. As, el desarrollo dela religin y propia cultura se hace por cada raza extrayendo de su propiofondo el caudal de las ideas iniciales, segn las tendencias y fuerza queaqullas llevaban inscritas en la sangre.

    Este reconocimiento de la superioridad de unas razas sobre otras y laconsiguiente postulacin de razas subordinadas por su inferioridad biolgicano permanece, en todo momento, circunscrita a los tiempos pasados y mso menos remotos, sino que en ocasiones se prolonga alcanzando diversas ma-nifestaciones de contemporaneidad, refrendando la potencialidad y superiori-dad de la raza gallega frente al elemento semtico-espaol, como veremos en-seguida, pero que tambin afecta a la propia interioridad del pas gallego:

    de los cruzamientos y al mismo tiempo de la degeneracin de la raza blanca, lanoble, inteligente y poderosa por excelencia. El cuadro que presenta Mr. Gobi-neau es completo, est diseado con mano firme y segura y da lugar a seriasreflexiones...". MURGUA, Historia de Galicia, tomo I, p. 569.

    48 MURGUA, Historia de Galicia, tomo III, p. XI.

    49 MURGUA, Galicia, Barcelona, 1888, p. 141.

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: MANUEL M. MURGUIA

    Algunas veces, es cierto, cruzan la alta meseta o los ms speros des-filaderos, hombres cuyos cuerpos desmedrados y triste fisonoma re-cuerdan al primitivo habitante o que presumimos tal, pero es slo comouna excepcin. Fruto del atavismo, persistencia de una raza o degene-racin de otra superior, son contados y se les reconoce pronto...50.

    Ley de la permanencia de los tipos, valoracin de la pureza racial, reco-nocimiento de las razas superiores e inferiores...; los testimonios se podranmultiplicar en el entero corpus de Murgua, mostrando cmo los principalespostulados de las ideologas racistas se hallan acogidos en su obra, impreg-nando su labor fundamentadora de la diferencia nacionalitaria de Galicia: elelemento tnico se sita, indiscutiblemente, en el mismo fulcro articulador desu sistema ideolgico global.

    Todo ello configura una valoracin del elemento tnico como factor na-cionalitario muy superior, sin duda, de lo que era caracterstico en un autorcomo Mancini, de quien, como hemos visto, Murgua tomaba su concepto denacin. De hecho, Mancini engloba la raza como uno de los elementos bsicosde la configuracin nacionalitaria, reconociendo no slo la presencia de lasdiversidades tnicas:

    ... entre los hombres hay una evidente pluralidad de razas con carac-teres ms o menos distintos, de las cuales las ms visiblemente dife-renciadas son la blanca y la negra51;

    pudiendo incluso rastrearse en su obra un cierto nexo entre la persistenciade los tipos raciales y la gnesis nacionalitaria:

    la durable persistencia de ciertas propiedades transmisiblesque deben informar ciertamente el espritu nacional 52.

    en la raza

    Pero Mancini modula extraordinariamente no ya la articulacin final delelemento tnico, sino su propia recepcin y presencia del mismo, siempre so-metida a muy estrictos lmites:

    Sin salimos nunca de los lindes de las variedades naturales de unaespecie originaria y nica ... no se venga a convertir el elemento racialen un nuevo pretexto de desigualdad y opresin ... excluyendo nece-sariamente el supuesto de la originaria pluralidad de las especies sobrela que se pretende fundamentar racionalmente la vergenza humana dela esclavitud 53.

    50 dem, p. 192.

    51 P. S. MANCINI, Della nazionalit come fondamento del diritto delle genti, ci-

    tado, p. 31.52 dem, p. 33.

    53 dem, p. 32.

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    Ello resulta especialmente patente cuando considera, frente a lo slito enlas teoras de la raza, la fusin tnica, y no criterio alguno de pureza, comoprincipio de toda nacionalidad, posibilitando con ello su consideracin abier-ta, pluralista y no xenfoba:

    Donde diversas razas sobre el mismo suelo convivieron o violenta-mente se superpusieron, no se obtiene la constitucin de una naciona-lidad, sino tras la lenta fusin de unas y otras y la formacin de unaraza compuesta 54.

    La posicin de Murgua, sin embargo, discurrir, en cuanto a la interiori-dad de su concepcin tnica, por muy otros caminos que los del autor italia-no, si bien no difiera mucho del mismo en la articulacin global de su formu-lacin tnico-nacionalitaria.

    2. El arianismo, el mito celta y la civilizacin sueva en Galicia

    Murgua recoge desde el comienzo de su proyecto fundamentador de lanacionalidad gallega el mito ario en sus tradicionales formulaciones de la ver-tiente cltica, si bien conservando, a diferencia de las formulaciones francesasdel mismo, gran parte del arsenal enunciativo del arianismo germnico clsi-co. Tras los pasos del historiador gallego Verea y Aguiar, el origen cltico deGalicia se reformula en la obra de Murgua como un autntico mito fundadorcentral de la comunidad nacional, que se prolonga con presencia contempo-rnea, informando tnico-culturalmente la superior dignidad y comunidad dedestino de un pueblo oprimido, induciendo la necesidad de normalizacin desu cultura; fundamentando, en fin, su necesidad de autogobierno. El limitadohorizonte historiogrfico de Verea y Aguiar resulta claramente superado enla obra murguiana a travs de un vasto proyecto de construccin nacionali-taria de ndole tnico-histrica, de muy superior alcance y ambicin.

    Sin duda, en primer lugar, la vinculacin de la raza gallega con la estirpearia proporciona la base suprema y ms slida de garantizacin de la nobleza,e incluso esa superioridad nacional que cimenta la dignidad de la patriahumillada:

    Por el lenguaje, por la religin, por el arte, por la raza est el pueblogallego ligado a la grande y nobilsima familia ariana 55.

    Esta consideracin del pueblo gallego cual vastago fecundo de la frtilrama ariana funda la diferencia frente a otras razas de Espaa que, tantohistrica como contemporneamente, impusieron sobre Galicia una domina-

    54 dem, p. 87.

    55 MURGUA, Galicia, cit., p. 117.

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO*. MANUEL M. MURGUIA

    cin poltico-cultural ajena y desvirtuadora, por ende, de su prstina esencia:fenicios, semitas, rabes...; razas anarianas en general, cuya propia inferio-ridad fundamenta, ante la mirada de Murgua, su propia decadencia, la fuga-cidad ltima de su dominio sobre razas que nada les deben y a las que supe-ran en todos los rdenes de posibilidades civilizadoras 56.

    En el interior de la familia aria ser el tronco celta en el que Galicia,conformando la cultura nsita en su biologa por encima de irrupciones ex-tranjeras, adquirir su origen y potencial de civilizacin. La variante clticadel arianismo se situar en todo momento como el motivo central de toda laconstruccin murguiana de la diferencia especifica de la nacin gallega desdelas ms tempranas intervenciones de su pluma. As, por ejemplo, en suDiccionario de Escritores Gallegos, publicado en 1862, se encuentran afirma-ciones como:

    Esa costa salvaje que corre desde el cabo Ortegal al de Finisterre,poblada est por la ms pura raza cltica 57.

    Enunciados que no por marginales, en una obra de muy diferente obje-tivo, resultan menos significativos de la temprana presencia de las teoras dela raza en la obra murguiana. Esta temtica etnicista, tomada de los autoresfranceses como Thierry, que constituyen sus referentes ms prximos en lohistoriogrfico, ser el leit motiv de su Historia de Galicia, presidiendo demodo abrumador su volumen I, aparecido en el 1865. En las Considera-ciones generales que abren una obra de tanto inters en el seno de la histo-riografa nacionalista romntica se pueden encontrar reiteradas afirmacionesdel estilo:

    ... al menos en las provincias de La Corua y Lugo el tipo celta do-mina sobre todos ... la poblacin gallega es cltica con algunas bolsasromanas ... As, la preponderancia de la raza cltica en Galicia es unhecho evidente 58.

    La asuncin murguiana de las teoras de la raza conlleva que el origencltico del pueblo gallego no sea configurado como una herencia espiritual ocultural, sino que se encuentra fsicamente presente en la propia materialidadantropomtrica del tipo tnico gallego:

    El tipo cltico que se conoce en Galicia es el que Amadeo Thierryllama galico y cuyos caracteres, segn Berard, son los siguientes: ca-beza ms redonda que oval, facciones redondeadas y mediana estatura,

    56 MURGUA, Galicia, cit., pp. 23, 76, etc.

    57 MURGUA, Diccionario de escritores gallegos, Vigo, 1862, p. XXIX.

    58 MURGUA, Historia de Galicia, tomo I, cit., p. 247.

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    la nariz no viene recta desde la frente sino que la separa una depre-sin... 59.

    Fisicismo que, coherentemente con los planteamientos asumidos por Mur-gua, se prolonga en el campo mitolgico de las divinidades clticas ^ re-sistentes a la romanizacin y que se mantienen vivas en el carcter nacionaldel presente:

    ... de esta religin [cltica] fue producto el excesivo amor al pueblonatal...61.

    Pero ser, sin duda, en su obra Galicia62 donde emerja con mayor radica-lidad y extensin, de toda la obra murguiana, la fundamentacin de lasraces etnognicas de ndole celta del pueblo gallego. Efectivamente, para elhistoriador de referencia, ya desde los propios orgenes de la historia:

    El celta se apoder de Galicia como verdadero vencedor; esto es, porentero y para siempre ... Para que nuestro pasado se ilumine, para quelos recuerdos empiecen y la historia escriba sus primeras pginas, senecesita que asome aquella gente que de tal modo llen el suelo ga-llego, que no parece sino que todo lo actual tiene su origen y raz enella sola ... El celta es nuestro nico, nuestro verdadero antepa-sado 63.

    En este sentido, Murgua, a lo largo de las pginas de la mencionada obra,subraya la naturaleza cltica de diversos elementos materiales e ideolgicosde la cultura histrica gallega: castros, costumbres, tradiciones, usos, mitolo-gas. As, por ejemplo, polemiza con Hallegen, quien todo lo ve romano, yasigna una procedencia directamente cltica a los castros gallegos, inclusoaquellos que presentan vestigios arqueolgicamente romanos, por tratarse, se-gn l, de una ocupacin posterior sobre un establecimiento cltico. Otrotanto sucede con la naturaleza de los poblados lacustres M, as como, y en otroorden de cosas, con muchas de las tradiciones y costumbres populares gallegas.

    Pero, sin duda, el rasgo ms notorio de la fundamentacin tnico-naciona-litaria de Murgua reside no tanto en la mitificacin de un pasado donde laraza celta y sus plurales manifestaciones todo lo ocupan, sino en la actualiza-cin constante que se hace de este celtismo hacia la propia contemporaneidad,

    59 MURGUA, Historia de Galicia, cit., p. 252.

    60 dem, tomo I, p. 43.

    61 dem, p. 654.

    62 Ms de cien pginas dedica MURGUA en su obra Galicia a la poblacin cltica

    en Galicia y a su legado tnico-cultural: mitologa popular, dioses nacionales,cultos paganos diversos (fuego, agua, astros), druidsmo, etc. Cfr. pp. 17 a 130.

    63 dem, p. 76.

    64 dem, pp. 394 y ss.

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: MANUEL M. MURGUIA

    como elemento autnticamente presente en la Galicia finisecular e informa-dor de una eficacia especfica, a la que luego nos referiremos. Por ello, nodeja de resultar restrictivo y parcial hablar de origen celta de la poblacingallega en su sentido histrico si no se da cuenta, al tiempo, de su actualiza-cin contempornea, la ahistoricidad de su permanencia inclume a travsde las edades:

    La tradicin, la poesa, la ley y la religin celtas, sus recnditos mis-terios y especiales prcticas, surgen poderosas del olvido en que hanestado sumidas durante siglos y recobran su perdida dominacin sobrelos espritus ... La antigua raza cltica encierra en sus entraas un prin-cipio vitalista tal que la caducidad le devuelve juventud ... No, nimuerta ni olvidada, ni del todo vencida, antes viva y pronta al nuevotriunfo, informa la sociedad moderna, le infiltra su savia, y dndoleaquel vigor propio de los hombres de su raza, hace que todo converjaen un punto y tienda a reconstruir aquel poderoso imperio cltico ...En pie tenemos los monumentos, las costumbres, la raza misma65.

    Viva muestra constituyen enunciados como los anteriores de que la razacelta fundamenta tanto un pasado de perdida grandeza nacional de Galicia(que fue un Estado independiente en su da, edificado sobre la base orgnicade la nacionalidad celta) como un presente de dignidad tnica y cultural que,no por olvidado y sometido a una dominacin extranjera, resulta menos realy, por lo tanto, relativamente fcil de recuperar y activar: Galicia no fue sola-mente, sino que es cltica en la actualidad, y esta irrenunciabilidad y renuenciade los orgenes actualiza su decisin de nacionalidad. Ser precisamente deesta diferencia y superioridad que la naturaleza cltica otorga de donde surjan,para Murgua, tanto las ansias de recuperacin de la grandeza perdida comoel mpetu nacionalitario que informe una movilizacin portadora de la nor-malizacin cultural, del autogobierno poltico. Lejos de toda vaga aoranzaidlica inoperante, la presencia del celtismo en los tiempos modernos ocupapginas enteras de la produccin murguiana:

    Conviene dejar consignado de una vez para siempre que la base tni-ca de Galicia es cltica y que las condiciones especiales en que se des-arroll como organismo social le permitieron y aun obligaron a perma-necer fiel al espritu y tendencias de su raza ... Al presente prevalecetodava en nuestro pas aquella organizacin, aquellos instintos, aque-

    65 dem, p. 108. De este modo, para Murgua la civilizacin europea y gallega

    poseen unos mismos orgenes y races: "El hogar de la moderna civilizacin hamudado de sitio; la raza celta mantuvo vivo su fuego; es la primera por suextensin, por su gran instinto, por haber sido madre amantsima de los princi-pales pueblos europeos. La verdadera historia no va en Europa ms all de losCeltas. En ellos empieza...". dem, p. 109.

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    lias mismas antiguas costumbres, en una palabra su eterno modo deser, puede decirse que nada ha cambiado entre nosotros, y que lostiempos, los sucesos, las mudanzas sufridas han tenido aqu escasa in-fluencia... 66.

    En este sentido, un claro indicio de este permanecer tnico-cultural delas races clticas en la Galicia contempornea lo constituye, para Murgua, lacontinuidad entre la mitologa y las propias tradiciones y costumbres del cam-pesinado gallego, depositario por excelencia en la soledad de su aislamien-to de las esencias patrias. As, por ejemplo, son aludidas en esta direccinprcticas tales como la adoracin al sol, el mito de la derrota de Gerin porHrcules, la presencia del dios innominado, etc.67, elementos mitolgicos quepatentizan palmariamente la progenie cltico-ariana de los gallegos.

    Otro tanto sucede, segn el historiador gallego, con innumerables tradi-ciones campesinas: el culto al agua, al fuego, a los astros, a la naturalezainanimada, a ciertos rboles, la presencia de seres sobrenaturales 68, as comoel druidismo, integran, para Murgua, vestigios presentes de las antiguas divi-nidades y cultos clticos, como trata de demostrar a lo largo de cientos depginas y minuciosas comparaciones69.

    En la respuesta a Snchez de Moguel, que, como ya hemos sealado, cons-tituye la demostracin murguiana ms sistemtica de la naturaleza nacionalde Galicia frente a uno de sus impugnadores, nuestro autor sintetiza lospuntos centrales de la presencia cltica en su obra, establecindolos comosigue:

    ... creemos: 1) En la persistencia y extenso dominio del tipo celtaen nuestro pas; 2) que las dems gentes que se asentaron en Galicia,excepcin hecha de los Suevos, no tuvieron gran importancia etnogr-fica; 3) que hallamos perfecta semejanza entre los gallegos de hoy yde siempre y los celtas de la Europa Antigua y Moderna 70.

    As, pues, el mito celta se estructura como el autntico punto nodal arti-culador del proceso de reconstruccin nacional ideolgico por parte de Mur-gua, de tal modo que su concepto de nacin gallega quedara sin sentidodesprovisto de esta presencia soberana y rectora del conjunto de su propues-ta nacionalitaria. Independientemente de cmo se decante finalmente y a qu

    66 dem, p. 113.

    67 dem, pp. 160 y ss.

    68 dem, p. 163.

    69 En la respuesta a Snchez Moguel, Murgua reitera su posicin al respecto

    vinculando aspectos mitolgicos y etnogrficos: "... nos afirmamos cada da msen que Galicia es un pueblo completamente cltico, una pequea Galia como lallamaban los historiadores medievales. Todo nos lo dice as; las antiguas creenciasreligiosas, las costumbres, la poesa, el arte, en una palabra el genio y la lenguade nuestro pueblo...". El Regionalismo, cit., p. 262.

    70 dem, p. 263.

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: MANUEL M. MURGUIA

    valores se vincule esta centralidad omnipresente del elemento tnico-cltico,despliega su eficacia fundadora en los campos ms dispares de ese gigantescoesfuerzo ideolgico que era la construccin terico-historiogrfica de Galiciacomo una autntica nacionalidad.

    Pero, como ya hemos apuntado, si bien la raza celta integra el eje articu-lador de la nacionalidad gallega, que se mantiene, pese a todas las interven-ciones y agresiones exteriores, indesvirtuada por factores tan decisivos comola romanizacin, Murgua reconoce la aportacin tnico-cultural de otra razade ndole ariana: la raza sueva. En efecto:

    Hemos afirmado que la base de la poblacin gallega es cltica, aadi-mos despus que la civilizacin es sueva71.

    Este reconocimiento de la aportacin civilizatoria sueva sobre la etniacltica situaba como nico elemento tnico-cultural del pueblo gallego a laraza aria, para lo cual era preciso en todo momento combatir la presencia dela romanizacin, que resulta significativamente minusvalorada pcr Murgua,por cuanto historiogrficamente se alza como el obstculo central a la edifi-cacin de su mitologa ariana. Ser precisamente este segundo y ulterior apor-te de la misma rama ariana, de origen suevo, el que permitir, segn Murgua,superar la presin romanizadora de las costumbres gallegas, de las institucio-nes, as como de la prdida de pureza de la raza que la invasin romana con-llev. Esta segunda oleada histrica de arianizacin de Galicia se configurara,por consiguiente, como raz fundamental concurrente con la cltica anterioren la gnesis de la nacin gallega:

    Los suevos venan a traernos un nuevo y poderoso elemento etnogr-fico, del cual no podrn prescindir nunca nuestros historiadores. Detal modo influy en los destinos del pas gallego! En las tradiciones,en las costumbres, idiomas, leyes, organizacin civil y religiosa, en lapoltica, en toda nuestra vida, en fin, dejaron impresa su eterna y pro-funda huella. Con su sangre nos dejaron asimismo sus rasgos ms se-alados, los sentimientos y condiciones esenciales que prevalecen entrenosotros y forman la base de nuestro carcter provincial...72.

    El aporte fundamental de la penetracin sueva en Galicia reside en sucontribucin decisiva a la reconstruccin nacional, que llevaron a cabo revi-talizando el debilitado sustrato cltico con su aporte germnico y, adems,recuperando la independencia perdida por Galicia durante la romanizacin,a travs de la consolidacin de una monarqua sueva bajo cuyo gobierno fueaqulla, de nuevo, Estado independiente. Incluso despus de la desapari-

    71 dem, p. 259.

    72 MURGUA, Historia de Galicia, tomo III, p. 29.

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    cin de esta monarqua, el influjo de aquella raza y su civilizacin permane-cieron vigentes en Galicia, conformando el definitivo e imborrable sustratotnico-cultural gallego:

    La gente sueva fue vencida pero no anulada ni dispersa. Sigui en elmismo territorio, sigui poseyendo y siendo la misma al lado de la po-blacin celto-gallega con la cual se haba mezclado por completo yhecho otro como ella. Fue un nuevo y poderoso elemento etnognicoque de tal modo y tan ntimamente se uni a la anterior poblacin ytanta influencia tuvo en la definitiva formacin de nuestro pueblo queresulta imposible prescindir de l 73.

    Para Murgua, pues, costumbres, supersticiones, ley, lenguaje e incluso laorganizacin social y familiar gallegas portan, aun contemporneamente, unainnegable impronta germnica por cuya eficacia tuvo lugar la refundacin dela nacin gallega tras la agresin romana. Y ello no tanto por mor de la liqui-dacin del pasado cltico, sino por el reforzamiento de las races comunes yla aportacin de elementos comunes portadores de las mismas races en lacomn estirpe ariana.

    Por lo dems, a todo ello vena a aadirse la eficacia especfica del so-breaadido elemento poltico: aquella independencia de hecho en que Ga-licia vivi bajo la dominacin sueva, e incluso tras la desaparicin histricade la misma y, con ella, de la independencia de derecho que le haba ca-racterizado. Todo ello prolongaba hacia el futuro unas tales races, proporcio-nando una solidez incuestionable al sustrato tnico-cultural que, inserto enel plural abanico de elementos conferidores del carisma nacionalitario, promo-van la accesibilidad a una conciencia nacional contempornea ms all detoda pasajera y fugaz presencia reducida a los tiempos idos:

    ... causas incluso si se quiere extraas al hecho mismo de la tentativade nuestra reconstruccin nacional por los Suevos, y que tendan a ha-cer durable lo que no haba sido ms que un reino temporario, man-tuvieron vivo en la gente suevo-gallega, el anhelo de conservar la pa-tria que conocan...74.

    73 dem, pp. 167-168.

    74 dem, p. 170. El elemento de autogobierno de Galicia bajo la Monarqua Sue-

    va se configura a s como un factor de tanta relevancia como la propia aporta-cin civilizadora germnica: "...no slo ciertas provincias adquirieron entoncesla vida y la fuerza propias de los estados independientes, sino que las hubo, y lanuestra fue una de ellas, que habiendo gozado de una larga existencia polticaanterior, perseveraron en esas corrientes y vivieron como separadas del resto dela monarqua, durante cierto lapso de tiempo que en Galicia va desde el momentoen que los Suevos perdieron sus reyes propios, hasta que alcanz a los godos igualdesgracia". dem, pp. 184-185.

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  • RAZA Y MITO CLTICO EN LOS ORGENES DEL NACIONALISMO GALLEGO: MANUEL M. MURGUIA

    Las huellas de la aportacin sueva permearan hondamente, segn Mur-gua, la posterior historia de Galicia, en la que, unas veces a travs de tra-diciones culturales, la memoria histrica de los deseos de autogobierno otras,o incluso los rasgos fsico-espirituales de alguno de sus hroes nacionales,como Xelmrez 75, emergera reiteradamente, con una nitidez inequvoca reve-ladora, su naturaleza gentico-nacionalitaria.

    En definitiva, pertenencia aria, mito celta, civilizacin sueva... He ah labsqueda de un linaje heroico de grandeza, la fundamentacin de los propiosorgenes nacionales, la salvaguarda de la diferencia frente a lo ajeno sobre ladialctica propio/extranjero; en suma, la plural funcionalidad desplegada porel mito celta-suevo en el sistema de Murgua.

    3. El antisemitismo como factor nacionalitario

    La bsqueda de la estirpe ariana y el fervor puesto en su demostracin alo largo de la obra murguiana no agota su eficacia en el muy importantecampo de la fundamentacin de la nobleza pasada y presente de la nacingallega. Ms adelante nos referiremos a otros igualmente decisivos, pero qui-siramos destacar ahora un efecto particularmente significativo: la delimitacinde la diferencia entre lo propio y lo ajeno, el amigo y el enemigo.

    En este orden de cosas, de entre los efectos generalmente vinculados almito ario autoritarismo y antisemitismo 76, Murgua incorpora, dndoleuna textura especfica, el segundo de los mencionados, ubicndolo como ar-quetipo de oposicin, en su particular dinmica conformadora de la decisinde nacionalidad del pueblo gallego77.

    75 MURGUA, Diego Gelmrez, La Corua, 1898: "Puede decirse que Gelmrez era

    de estirpe sueva, pues Gelmir o Gilmir, que as se llamaba el padre, no es otracosa que el Hildemir de los suevos, sincopado", p. 20.

    76 Lon POLIAKOV, Le mythe aryen, cit., pp. 276 y ss.; Ch. ANDLER, Les origines

    du pangermanisme, Pars, 1945, pp. 35 y ss., as como Zeev STERNHELL, La droitervolutionaire, pp. 65 y ss., etc.

    77 Utilizamos el concepto en el sentido de Wendell BELL, "Etnicity, decisions

    of nationhood and images of the future", en W. Bell y W. E. Freeman (edts.),Etnicity and nation-building, Londres, 1974, pp. 283 y ss., donde se vinculan ambosextremos tnicos y polticos: "...los lderes que deseen crear y construir una na-cin-Estado plantean la necesidad de que deben establecerse unas fronteras geo-grficas, alguna clase de gobierno debe asimismo ser formado y algunas polticasprecisas deben ser llevadas a cabo con objetivos referidos a los grupos raciales ytnicos que las integran...", op. cit., p. 289. De la funcionalidad poltico-ideolgicadel elemento tnico en las interpelaciones discursivas nacionalistas puede verse,del mismo autor, W. BELL, Jamaican leaders: political attitudes en a new Nation,Berkeley, 1964, pp. 23 y ss. Desde una perspectiva ms amplia en el seno de losmovimientos nacionalistas y la funcin mtico-simblica como elemento galvani-zador de la Comunidad nacional puede consultarse K. Symmons SYMONOLEWICZ,Modern nationalism, Nueva York, 1968, pp. 44 y ss. Y como anlisis concreto,P. R. MAGOCSI, The Shaping of a national identity, Cambridge (Mass.), 1978, p-ginas 88 y ss. Frente a Boyd SHAFER, Le nationalisme: Mythe et realit, Pars,1964, pp. 46 y ss., donde la crtica racionalista a los procesos de mitificacin hist-

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  • RAMN MAZ

    Efectivamente, la raza semita es situada por nuestro autor en el poloopuesto, como punto de referencia negativo al mito central celto-suevo: ar-quetipo y compendio de los antivalores de la galleguidad por excelencia.

    En este sentido, por ejemplo, en el volumen de su Historia de Galiciadedicado a las civilizaciones fenicias, Murgua hace un esfuerzo visible porreducir en todo lo posible la influencia de los elementos semticos en estaetapa de la historia gallega, y muy principalmente en la conformacin etno-fsica y cultural de la nacionalidad, criticando a los autores que otorgaban ala influencia semita en Galicia mayor relevancia de aquella que, segn l,realmente tuvo 78. En este ltimo sentido, Murgua trata de demostrar quemuchas de las supuestas aportaciones civilizadoras de aquellos pueblos, sin-gularmente los fenicios, ya eran patrimonio inmemorial de los celtas; as, porejemplo, la utilizacin de metales como el bronce 79. Como, pese a los deno-dados esfuerzos de nuestro autor, el peso e influjo de la civilizacin feniciasobre los celtas gallegos no se puede desconocer, debe, no obstante, serreducida a sus patentes limitaciones:

    ... aquellas colonias, excepcin hecha de las que cubrieron la costaseptentrional de frica, no tuvieron jams el carcter de verdaderoshechos etnogrficos, y en ninguna parte fundaron un establecimientodefinitivo de la raza semtica ... ni la raza [celta] fue reemplazada enninguna parte de nuestro pas, ni siquiera mezclada con la de aque-llos mercaderes 80.

    Salvar la pureza de la raza cltica frente a toda influencia semtica cons-tituy, en todo momento, un sealado y muy principal objetivo de toda lahistorizacin murguiana. Todo el arsenal enunciativo de las teoras de laraza: la ley de la permane