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La segunda parte de Contra las cuerdas sigue profundizando en la vida de su protagonista principal, Pelayo, mostrando aspectos hasta ahora desconocidos: amor, ira, autoestima, resignación y sueños. Estos y otros muchos alicientes conforman el segundo relato de Sergio Núñez Vadillo, su autor, que nos ofrece una muestra de las consecuencias de la derrota y de su reverso, el fracaso. La vida continúa dando golpes a Pelayo que procura esquivar regresando al boxeo para reencontrarse a sí mismo y recuperar valores que solo consigue sobre el cuadrilátero: sacrificio, honor y disciplina. Pero el deporte de las 16 cuerdas le tiene preparada una venganza que el joven Pelayo no se espera, al igual que el lector. De esta forma el autor concluye las dos partes de Contra las cuerdas, su primera inmersión en la escritura ficticia, aunque gran parte del relato lo podemos aplicar al estilo de vida actual.
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Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 3
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 3
Contra las cuerdas (2 parte)
Sergio Nez Vadillo
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 3
2008. Sergio Nez Vadillo Portada diseo y difusin de la obra: ttakus
Edicin cortesa de www.publicatuslibros.com. Debe reconocer los crditos de la obra de la manera especificada por el autor o el licenciador (pero no de una manera que sugiera que tiene su apoyo o apoyan el uso que hace de su obra). No puede utilizar esta obra para fines comerciales. Si altera o transforma esta obra, o genera una obra derivada, slo puede distribuir la obra generada bajo una licencia idntica a sta. Al reutilizar o distribuir la obra, tiene que dejar bien claro los trminos de la licencia de esta obra. Alguna de estas condiciones puede no aplicarse si se obtiene el permiso del titular de los derechos de autor. Nada en esta licencia menoscaba o restringe los derechos morales del autor.
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Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 4
Contra las cuerdas (2 parte)
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 5
Cuarto asalto
Nerviosismo, tensin, adrenalina, el rostro desencajado, las instrucciones del entrenador entre
asalto y asalto, el sonido de la campana apaciguando el gritero del pblico, la guardia alta, los golpes, la
distancia: corta y larga, el rostro del rival Repas la pelea de arriba abajo, golpe a golpe, esquiva tras
esquiva, desde la angustia preliminar de los vestuarios hasta la caminata a ciegas entre su propia sangre.
Esto fue su nico combate oficial entre las 16 cuerdas. De repente se despert y despus de un profundo
suspiro respiro y pudo comprobar que solo haba sido un sueo en el que haba revivido la pelea.
Pelayo tena treinta aos, un trabajo aburrido, no tena pareja y su futuro era muy incierto.
Gozaba de una vida muy dilatada en la que haba episodios de los que estaba totalmente arrepentido, pero
con historias que mereca la pena contar.
Los das posteriores al famoso combate paso una mala temporada hasta que se recupero, a
parte de las magulladuras de la cara, del aspecto psicolgico, volvi al gimnasio y al trabajo, pero ya no
era lo mismo. La desilusin haba echo mella en su cuerpo y mente.
Procuro rehacer su vida dentro y fuera del ring, salir de nuevo con sus amistades e, incluso, se
planteo definitivamente echarse una novia que le ayudara a sentar la cabeza, pero todos los propsitos
solo fueron eso, propsitos.
En el trabajo las cosas no iban del todo bien, haba cometido varios errores y le echaron la
bronca ms de una vez. A raz de entonces empez a apretar en el trabajo y a tomrselo ms en serio,
pues la conclusin del contrato estaba cercana y puesto que no tena nada pendiente deseaba quedarse
all.
En das sucesivos le coment a su jefe que el contrato estaba a punto de concluir y quera saber
si iban a seguir contando con l, y le coment que no crea que hubiese ningn problema puesto que
ltimamente haba mejorado profesionalmente y estaban contentos con su trabajo.
Una semana antes de concluir el contrato, lo llam el jefe de contabilidad a su despacho, Pelayo
pens que era para firmar la nmina como otras veces; pero apreci que por la cara que tena no era para
eso. Le dijeron que no iban a renovarle. Sus causas se basaron en que haba cometido errores lo que
haca que se pusiera de mal humor porque un error lo tena cualquiera y su trabajo ltimamente era
perfecto, ya que se haba esforzado, pero vio que eso no lo haban tenido en cuenta.
Pelayo regres a casa desolado y frustrado, debido a que en principio le haban dicho que s que
le renovaban pero luego cambiaron de opinin basndose en unos argumentos que no le convencan en
absoluto. Lo que ms le dola era que despus de haberse esforzado y sacrificado no haba servido para
nada. Despus en casa solt alguna que otra lgrima y sus padres procuraron consolarlo.
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 6
En las semanas posteriores Pelayo volvi a caer en un estado depresivo preocupante y sus
padres le aconsejaron, de nuevo, que fuera al psiclogo pero l se neg en rotundo. Su cabeza no paraba
de dar vueltas sobre la situacin que estaba atravesando. Los amigos lo llamaban pero Pelayo se negaba
a salir con ellos, pues tambin les echaba la culpa de lo que le estaba pasando.
La vida volva a jugarle una mala pasada. El boxeo lo olvido por completo y sus padres estaban
muy preocupados ya que teman que su hijo volviera a recaer en el mundo de la droga.
Su vida era anodina, sin objetivos ni propsitos. Pero con el pasar de los das y la llegada del
verano, Pelayo se empez a animar, los sbados por la noche sala con los amigos y eran frecuentes las
borracheras y las llegadas a casa dando tumbos de lado a lado del pasillo. Cuando sala de marcha su
principal propsito era pillarse una buena borrachera para olvidar los problemas de desempleado y su vida
aburrida. Haba encontrado en el alcohol un remedio excelente para olvidar.
En las noches cuando iba un poco bebido empezaba a hablar con las chicas e, incluso, a
entrarles sin ningn pudor. Ese chico tmido y avergonzado al flirtear con las chicas haba cambiado, ahora
le daba igual lo que opinaran y no tena problemas en intentar ligar con una chica que no conoca de nada.
Pelayo descubri en el alcohol la solucin perfecta a sus problemas, pues se senta otra persona
cuando estaba borracho, esa persona que haba deseado ser siempre: extrovertido, dicharachero,
optimista, divertido Por la noche cuando Pelayo estaba bebido se senta bien, y esa persona sosa y
parada que era entre semana se converta en un ser desvergonzado y alegre. Pero al llegar la semana
volva a la vida rutinaria y aburrida que empleaba en buscar trabajo por medio de Internet y chatear. Viva
para el fin de semana.
Llegaron las fiestas de verano y salio con unos antiguos amigos que estudiaban en Valencia. El
primer da de fiestas se pillaron un buen pedo, hasta que sus amigos decidieron pillar un gramo de
farlopa pero Pelayo no acept, y dijo que no le apeteca aunque tuvo que acompaarles a pillar para no
quedarse solo. El camello era nuevo, ya que un colega les haba pasado su telfono y pareca de fiar.
Quedaron con l en un bar, y despus de hablar durante un buen rato entre cerveza y cerveza, se
intercambiaron disimuladamente por debajo de la mesa en la que se encontraban sentados un gramo
envuelto en una "papela" y sesenta euros enrollados en tres billetes de veinte.
Al rato se fue el camello y sus amigos empezaron a ponerse nerviosos, ya que las ganas de
esnifar les corrompa todo el cuerpo. A Pelayo se le pasaban mil cosas por la cabeza, dudaba, no saba
que hacer pues le apeteca probarlo pero saba que poda ser el inicio de recaer en un vicio que le supuso
hace tiempo varios meses de crcel.
Hasta que sus amigos decidieron probar la merca. As que bajaron al servicio, se encerraron y
sacaron la papela, uno de ellos puso la cartera encima del lavabo y empez a echar la coca con una
tarjeta hasta hacer un montoncillo considerable. Luego con la tarjeta lo iba dividiendo en rayas verticales.
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 7
Despus sac un billete de los pantalones vaqueros y lo enroll para formar un tubo cilndrico con el que
se propona esnifar de un tirn. Enseguida not el roce del polvo con las fosas nasales y un regusto
amargo y familiar en la boca, el cual le encant. Lo que hizo que se empezara a sentir ms relajado, la
coca estaba haciendo efecto. Nada ms acabar se puso el siguiente, que miraba embelesado mientras
sujetaba la puerta del servicio. Pelayo se qued fuera vigilando.
La primera vez que fueron a ponerse los acompa y le hizo recordar viejos tiempos en los que
no saba salir de marcha sin ponerse pero ahora su nueva droga era el alcohol. Reconoca que no saba
salir sin beber y para divertirse era necesario que las copas estuvieran presentes.
A la maana siguiente Pelayo se senta muy bien, a pesar de la resaca, ya que haba solventado
una dura prueba y le hizo sentirse seguro y confiado.
Con el pasar de los das nuestro protagonista empez a realizar entrevistas de trabajo para
varias empresas locales, pero sin conseguir nada a cambio. La verdad es que Pelayo no saba muy bien
que hacer con su vida ni donde dirigirla. Del boxeo se haba olvidado, quera practicar otro deporte para
ocupar el tiempo libre pero no le gustaba nada. Si por l fuera estara bebiendo todos los das, era la nica
forma en la que se encontraba a gusto consigo mismo.
Pero, de repente, una de esas noches de sbado en la discoteca, un amigo le present a una
chica morena con el pelo cortito, de unos 25 aos que desde la primera palabra que intercambiaron hasta
la ltima palabra de la noche hizo recobrar a Pelayo su antigua personalidad. Siempre haba querido
encontrar una chica como esa y pens para sus adentros si era la mujer de su vida.
Pasaron la noche rindose y bebiendo copas sin parar, ella era un poco coqueta y presumida,
algo extravagante pero lo que ms le gustaba a Pelayo es que era una chica muy natural y, sobre todo,
especial, no era como el resto.
Tras despedirse, Pelayo se maldijo por no haberla pedido el telfono pero al acostarse fue
distinto al resto de madrugadas, pues durmi con una sonrisa en los labios y a la maana siguiente la
ilusin y las ganas de vivir se haban apoderado de su cuerpo.
Pelayo no estaba enamorado, pero deseaba que llegara el fin de semana siguiente para poder
verla. Durante la semana llamo a su amigo para que le hablara de ella, le dijo que no se ilusionar ya que
era una chica un poco rarita, de esas que no sabes por donde te van a salir y que tena unos estados
anmicos muy irregulares. Pero Pelayo en vez de preocuparse le hizo pensar que, entonces, era igual que
l.
Ella estudiaba en Zaragoza veterinaria y nunca la haba visto en la ciudad o eso crea. Llego el
viernes, Pelayo se visti con sus mejores galas para reencontrarse con la chica que le haba devuelto la
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 8
ilusin por la vida y ver las cosas de otra manera, pero esa noche, a pesar de que recorrieron gran parte
de los garitos de la ciudad no la encontr.
Volvi a casa cabizbajo y embriagado pensando si haba sido solo un calentn emocional
dndole vueltas a la cabeza sobre s se haba buscado la excusa de esta chica para restablecer su vida y
encontrar ese rumbo o camino que perdi hace tiempo.
La noche siguiente salio de casa con la esperanza de encontrarla, estuvo dando vueltas por
todos los garitos desesperadamente, y debido a la gran cantidad de copas ingeridas se mova por las
pistas de baile de los garitos como un boxeador noqueado deseando que sonara la campana, hasta que, a
eso de las cinco de la maana, en una esquina junto con otras chicas la vio. El nerviosismo se apoder del
cuerpo de Pelayo, pero no saba como reaccionar y mucho menos que decirla. Hasta que se decidi a
entrarla. Al principio las conversaciones intercambiadas no conducan a ninguna parte, eran absurdas y sin
sentido. Pero pasados unos minutos los dilogos se iban centrando sobre aspectos personales y sobre el
sentido de la vida. La dilatada vida de nuestro protagonista le sorprendi a ella y no perda detalle sobre
las historias de la vida de Pelayo.
Pasaron las horas y a las siete de la maana toco el cierre de la discoteca, por lo que nuestros
protagonistas se despidieron con un carioso beso en la mejilla y Pelayo aprovecho esta vez para pedirla
el telfono, ella se lo dio sin pensarlo.
El camino de vuelta a casa fue memorable, Pelayo rebosaba alegra y satisfaccin. Al da
siguiente analiz la situacin y estuvo durante varios minutos pensando el sms que la iba a enviar, la invito
a tomar un caf, pero la respuesta de ella fue negativa porque se tena que ir a Zaragoza.
La semana la pas Pelayo chateando y navegando por Internet en la bsqueda de ese trabajo
deseado. Las noches de fin de semana posteriores volvi a quedar con ella, pero estas veces estuvo un
poco distante y entre semana hablaba con ella por telfono largo y tendido soando tener una relacin de
noviazgo pero no se decida a dar el primer paso cuando la vea y besarla.
Las semanas pasaban y como ella se quedaba en Zaragoza algunas veces, la intranquilidad era
frecuente en Pelayo y, poco a poco, se fue desilusionando de nuevo. Le gustaba muchsimo pero l crea
que ella no senta lo mismo. No paraba de comerse la cabeza y pensar un sin fin de cosas que la quera
decir pero que a la hora de la verdad se callaba.
Encontr trabajo como administrativo en una empresa de construccin lo que le supuso la vuelta
a la vida laboral y encaminar su vida, pero lo que ms le preocupaba era su aorada relacin sentimental,
adems la mayora de sus amigos tenan novia y se senta bastante solo.
Hasta que una noche de esas anodinas recibi un sms de ella para verse y al poco tiempo de
hablarse, mirarse y bailar se besaron en un largo y clido beso en los labios. Para Pelayo fue el beso ms
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 9
bonito de toda su vida, pues con otras chicas no haba sentido lo mismo que esta vez, posiblemente,
porque en otras ocasiones no haba cario por medio.
A la maana siguiente, Pelayo se las prometa muy felices pero ella no daba seales de vida y no
contestaba a sus sms, hasta que entre semana recibi un mail en el que ella se sinceraba y le deca que
no quera tener nada con l, que aquello haba sido un simple rollo. A Pelayo se le cay el mundo encima,
ya que estaba empezando en enamorarse e ilusionarse, pues se haba creado falsas esperanzas y estas
se vieron totalmente frustradas.
Los das continuaban, su trabajo era aburrido pero lo haba pasado tan mal como parado que no
tena ms remedio que aguantarse esperando otra oportunidad. En cuando a su amor platnico, volvi a
verla pero la relacin era ms distante a pesar de que hablaban muchsimo, sobre todo, por telfono.
Pelayo segua teniendo esperanzas de que ella empezara a sentir algo por l, pero nunca fue as. Y
debido al numeroso tiempo libre que tena lo ocupaba en pensar en ella, y como esta pasaba a veces de
l, fue contraproducente porque le hizo sentirse ms atrado por ella, hasta que Pelayo se enamor.
Era la primera vez en la vida que se enamoraba, pues nunca haba tenido novia y empez a
sentir amor por una persona, no paraba de pensar en ella, pero como el amor no era correspondido se lo
hizo pasar mal. Hasta que pasado unos das decidi no volver a llamarla y si esta le llamaba no coga el
telfono, as como la procuraba evitar si la vea. Pues pens que lo mejor era olvidarla por completo
porque se lo haba echo pasar mal, y quera quitrsela de la cabeza. Fue una decisin dura y cobarde,
pero no vea otra salida a tal situacin. Y, de esta manera, nuestro protagonista fue olvidando a la primera
chica que le parti el corazn.
Como sustitutivo al desencuentro amoroso continuo saliendo y bebiendo incontroladamente, pero
las ralladuras mentales eran constantes debido a que sus amigos se estaban casando o teniendo novias
estables lo que le haca estar cada vez ms solo y angustiado tanto por la inestabilidad de su vida como
por su futuro incierto.
Pelayo senta un vaco interior que en otras ocasiones ocupaba el boxeo pero ahora lo placaba
con la bebida. Cuando dej el boxeo, dej tambin la disciplina, el sacrificio, la manera de quemar
adrenalina o la rabia contenida dando golpes al saco o movindose por el cuadriltero. El boxeo era una
forma de vida y dejarlo haba sido como cambiar de moralidad o principios.
El alcohol de viernes y sbado por la noche fue un sustituto del boxeo, un sparring triste y
pattico que a la maana siguiente responda con arcadas que le hacan vomitar, y al lavarse la cara en el
lavabo observaba lo bajo que haba cado y solo haca maldecirse. Los domingos estaban cargados de
melancola y bajones, se maldeca a si mismo e imploraba por recuperar la personalidad perdida tras
perder su nico combate como boxeador. Maldeca a las 16 cuerdas y al cuadriltero, a Joe Louis y Rocky
Marciano, al colega que le anim a practicar boxeo y a su ex entrenador que le empujo al ring o, mejor
dicho, al precipicio.
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 10
Pero a pesar de esto, debido al tiempo libre existente a la salida del trabajo, que solo ocupaba en
comerse la cabeza, pens en volver al gimnasio para entrenar pero tras mucho pensar decidi nicamente
hacer musculacin y ponerse en forma, el boxeo lo descarto.
De esta forma se apunto a un nuevo gimnasio, recin inaugurado en la ciudad, para cambiar de
aires y compaeros. Las primeras semanas fueron duras porque nunca haba hecho pesas, pero empez
a coger regularidad en la asistencia al gimnasio y comenz a preocuparse por su apariencia fsica, que
hasta entonces no la haba prestado inters.
Decidi iniciar una dieta para aumentar msculo y los fines de semana se controlaba con el
alcohol, pareca que su nueva droga haba sido el gimnasio, un nuevo aliciente para la vida.
Pero pasadas unas semanas no vea resultado en sus dbiles msculos y empez a
obsesionarse con la alimentacin, ya que media todas la comidas e, incluso, alguna que otra noche no
sala por miedo a beber, debido a que esto perjudicara su organismo. Quera lucir palmito en el verano y
esperar que esto atrajera a las chicas, pero lo cierto es que llego el verano y su cuerpo no experimento
muchos cambios, por lo que dej el gimnasio totalmente frustrado y volvi a beber considerablemente. Era
un alcohlico de fin de semana.
Pelayo nunca haba sido una persona superficial, pues era bastante humilde y bonachn, aunque
debido a los palos que se estaba llevando su personalidad la estaba conduciendo hacia el egosmo y el
inters. Echaba la culpa a todo el mundo de lo que le pasaba menos a l. Se consideraba un perdedor y
que la mala suerte le persegua all donde pisaba.
Aunque lo cierto es que Pelayo era de esos chicos que se guiaba ms por el corazn y los
sentimientos que por la cabeza y la razn. Rebelde, irreverente, extravagante, inconformista y, sobre todo,
buena persona. Por lo que aunque intentaba ser un poco dspota y borde slo le duro unos das porque
enseguida volvi a su estado natural. Eso s, la ira y la agresividad volvieron a su espritu, tantas
frustraciones acumuladas y la falta de un aliciente, en otros tiempos era el boxeo canalizador de la
agresividad, le estaba convirtiendo en una persona violenta que no controlaba sus impulsos y, en ms de
una ocasin, le jugo una mala pasada.
Hasta que las ganas por boxear le volvieron a empujar al cuadriltero y se apunto, de nuevo, al
gimnasio de boxeo.
As que volvi al gimnasio Olimpia donde tantas tardes haba pasado dando y esquivando
golpes. A la entrada su antiguo entrenador le mir con asombro y perplejidad, se saludaron calurosamente
pero desde el primer momento Pelayo dejo muy claro que regresaba al gimnasio exclusivamente por
diversin y no para competir. Se enfundo los guantes y empez a sacudir el saco.
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 11
Las clases de boxeo no haban cambiado desde la ltima vez, al principio saltos de comba,
abdominales, estiramientos, asaltos de sombra y seguidamente les asignaban un compaero del mismo
peso y nivel para guantear. A Pelayo le toco un tipo delgaducho que lucia una camiseta de la marca
boxstica Charlie y a simple vista no pareca gran cosa. Hasta que empezaron a practicar el uno-dos y
Pelayo corrobor lo cierto, pues a pesar de que llevaba ao y medio sin entrenar su nivel era superior al
rival.
Tras varios asaltos de guanteo, empezaron a pelear con golpes suaves y sin forzar, ms que
nada para soltarse, pero siempre hay un golpe suelto que no espera el pgil que hace calentar el
enfrentamiento.
Finalizada la clase de hora y media Pelayo regreso a casa para ducharse y cenar, analizando
sus primeras impresiones y reviviendo viejas sensaciones que todo boxeador que se enfrena a un rival
padece: nerviosismo, concentracin, mente despejada, inteligencia, respeto, esfuerzo y, lo ms importante,
cabeza, mucha cabeza porque ostias las da cualquiera, pero eso no es boxeo.
Pasaron los das y Pelayo empez a recuperar todo aquello que al dejar el boxeo haba olvidado:
disciplina, sacrificio, autoestima y, sobre todo, serenidad, pues la agresividad contenida en los ltimos
meses la estaba descargando en el ring, lo que le proporcion mucho orgullo y satisfaccin.
Sigui con su trabajo y saliendo los fines de semana pero ya no era como antes, debido a que ya
no beba tanto aunque no le importaba porque se senta a gusto consigo mismo.
Pareca que Pelayo haba recuperado la paz interior y su vida estaba asentada aunque la
inestabilidad profesional y sentimental era motivo de peridicas ralladuras mentales porque l era una
persona muy previsora y todos aquellos planes que no salan como los haba planeado le trasmita
insatisfaccin e intranquilidad. As que la resignacin empez a ser su principal compaera.
La soledad y el silencio eran sus mxima representacin debido a que se estaba convirtiendo es
una persona solitaria que tenia una relacin tanto profesional como social limitada, desconfiaba de la
gente, pero no quera aislarse lo suficiente de la sociedad porque saba que tarde o temprano tendra que
recurrir a ella para vivir. Ese consejo lo aprendi en un pelcula francesa en la que unos jvenes rebeldes
de los suburbios de Pars se aislaron tanto del sistema que cuando quisieron regresar e integrarse en l,
no tuvieron ms alternativa que rebajarse y, lo ms importante, traicionar sus ideas.
Por eso el protagonista principal del relato Contra las cuerdas era consciente que la vida le
haba dado muchos golpes, pero no por ello tena que devolver el golpe abandonndola, as que procur
seguir viviendo lo ms dignamente posible sin traicionar su personalidad y principios.
Recuper la aficin olvidada por la lectura, sobre todos libros de historia que le proporcionaba
una visin distinta de la qu la televisin o la prensa trasmita, pues l nunca se haba fiado ni le los
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 12
polticos ni de los periodistas a los que consideraba verdaderos comisarios del Sion. Irreverencia y rebelda
han sido durante muchos aos las seas de identidad de Pelayo aunque con el pasar de los aos
empezaba a ser ms cmodo pero en determinados casos segua siendo un rebelde, la causa, no la
sabemos.
El nombre de Pelayo se lo pusieron sus padres en honor al primer Rey de Espaa y de l hered
la fidelidad y el valor. No tena pueblo, as que le encantaba viajar y cumpli una de sus ilusiones: viajar a
Asturias y conocer el lugar donde naci su nombre.
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 13
ltimo asalto
Pelayo segua asistiendo dos o tres tardes por semana al gimnasio a boxear, le haban cambiado
de compaero y ahora entrenada con un tipo un poco macarra con varios piercing y coletilla. Se llevaba
bien con l, as como el nivel de ambos era similar.
Hasta que un viernes por la tarde, Pelayo acudi como otros das al gimnasio, pero ese da era
distinto ya que estaba especialmente cabreado con todo, ltimamente era habitual en l estar siempre
cabreado con el mundo, y eso lo trasmiti desde el primer minuto que empez a entrenar. Los golpes al
saco eran fuertes y contundentes, como si estuviera golpeando a su mayor enemigo, posteriormente le
asignaron un compaero y le toc el de los ltimos das, se colocaron el bucal y entrechocaron los
guantes. Segundos fuera.
Se colocaron en un extremo del tatami, los primeros momentos fueron de puro tanteo, soltaban
golpes que no llegaban al rival, la guardia y distancia larga, movimientos en paralelo de un lado a otro,
hasta que el rival de Pelayo logro chocar su puo izquierdo con el pmulo derecho de Pelayo,
seguidamente intento de nuevo golpearle pero Pelayo esquivo los golpes ladeando la cabeza.
Pelayo se enfurecido por recibir tan acertado severo, ataco con uno-dos rpido que choc con
los puos de rival, pero al contestarle este, Pelayo se agach al mismo tiempo que soltaba varios
puetazos que estrellaron con su cara y finaliz con un crochet izquierdo que dej medio noqueado al
contrincante. Este se tambaleo y dio dos pasos atrs para respirar y volver a subir la guardia.
Pelayo estaba furioso y descargaba toda la adrenalina acumulada desde el fatdico combate que
acabo con sus ilusiones de boxeador. Aquel chico que golpeaba era una excusa para golpear a su jefe, a
sus enemigos, al mundo que odiaba, en definitiva, a todo aquello que le haba convertido en un ser a la
deriva, sin rumbo, incomprendido y violento.
El rival bailote alrededor de Pelayo soltando golpes sin sentido, se le notaba nervioso y
asustado, hasta que el protagonista de Contra las cuerdas reacciono basculando el cuerpo de lado a lado
lanzndole severos golpes al hgado, el chico se doblo en dos, escupi el protector bucal, Pelayo vio el
pnico en su cara y lo acorral contra la pared que haca de cuerdas ficticias, unos, dos, tres golpes muy
fuertes recibi la cara del pgil que cay a la lona sin sentido y sangrando por la nariz. El entrenador y los
compaeros acudieron asustados mientras Pelayo se desquitaba los guantes y el bucal, no pareca
preocupado y no se senta interesado, hasta que el entrenador le recrimina a voces lo sucedido, el chico
recobra el sentido, pero el entrenador continua a empujones desafindole que pelee con l, a lo que
Pelayo le contesta con una mirada de desprecio que hace reaccionar al entrenador echndole del
gimnasio para siempre.
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 14
Pelayo sali del gimnasio sudando, excitado por lo sucedido y hablando entre dientes. Desafiaba
a todos los que se cruzaban por la calle con miradas de odio y chocaba el hombro con aquellos que no
esquivaban su paso. El camino hasta su casa fueron cinco minutos en los que Pelayo extasiado entr en
un estado de catarsis que tras la ducha de rigor alivio todos sus males.
Esa noche se acost pronto y estuvo varias horas dndole vueltas a lo sucedido, pues la
conciencia no paraba de golpear su cabeza. Estuvo analizando lo acontecido en el gimnasio y se pregunt
si no haba llegado al boxeo no empujado por la ira, sino para hallar un rincn donde le permitieran pegar a
un saco, una cara, lo que fuera con total libertad. Esa noche angustiosa le hizo descubrir el motivo
principal que le llevo a enfundarse unos guantes.
Y es que, a lo largo de los aos, el boxeo ha sido un salvavidas para muchos jvenes de barrios
conflictivos que si no hubieran conocido este deporte acabaran en la droga, la crcel o con una pualada.
Y Pelayo en mayor o menor medida era uno de ellos. Incluso los campeones no son ms que carne de
revista, como Pedro Carrasco, casado con una folklrica y domesticado para la prensa rosa; el campen
de Europa Urtain, que beso la acera desde su edificio como si cayera a la mismsima lona o, Poli Daz, que
cuando perdi su combate por el titulo mundial fue abandonado por sus amigos y acabo viviendo en una
tienda de campaa en la explanadas de la celsa. Nadie los recuerda en su mximo esplendor bailando
sobre el ring ganando ttulos, sino cuando cayeron en picado y tiraron la toalla de la vida.
Pelayo no haba sido menos, y haba tenido que dar una soberana paliza a un compaero de
cuadriltero para darse cuenta que el boxeo era solo una excusa para reprimir su ira y odio. Pues el
problema lo tena l.
Todo lo que le haba aportado el boxeo, vena dado por su personalidad y su estado emocional,
ni mucho menos haba sido su fuente de salvacin. Pelayo reflexionaba abiertamente y analizaba su
personalidad complicada y variable. De esta manera abri los ojos y miro la bolsa de deporte, se levanto
compulsivamente de la cama, se desplazo unos metros y tras cerrar la mochila la llevo al trastero con la
firme intencin de no volver nunca a enfundarse unos guantes de boxeo ni saber nada del deporte de las
16 cuerdas.
No sabemos si fue Pelayo quien dejo el boxeo o, por el contrario, el boxeo quien dejo a l.
Volvi a la cama y tras lavar su mala conciencia, de nuevo, empez hacerse promesas para
cambiar de vida y ser como los dems: cambiar de domicilio, irse de una vez por todas de la casa de sus
padres, buscar un trabajo nuevo que le ilusionar, cumplir uno de sus sueos que era tener un perro bull
terrier, ser ms simptico, amable, dicharachero, pacifico, tolerante, conformista, convencional,
consumidor, hipcrita, hedonista, narcisista y as, entre ilusiones y fantasas, cayo en un profundo
sueo.
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 15
Nunca sabremos si Pelayo habr cumplido esos propsitos o, como en anteriores ocasiones
habrn sido solo eso, propsitos, pero no es la esperanza lo ltimo que se pierde?
Pelayo, al igual que Mark Renton en Trainspotting y Alex en La Naranja Mecnica, experimenta
al final un cambio trascendente de personalidad y comportamiento, pero nunca sabremos s habr sido
realmente cierto o solo pura quimera. Sea cual fuere el resultado: no es bueno que un hombre pelee solo.
Contra las cuerdas (2 parte) Sergio Nez Vadillo 16
Sobre al autor
Sergio Nez Vadillo -1976- es natural de Talavera de la Reina (Toledo) aunque su infancia transcurri en un pueblo de vila
llamado Poyales del Hoyo.
Es una persona con sentido del humor y prefiere escuchar antes que hablar. Se define como "idealista y luchador", debido, sobre todo, por la tremenda fidelidad que mantiene hacia sus valores, que adems le han ayudado a fraguar una personalidad inquebrantable.
Imaginativo y extravagante, no le gusta mandar ni que le manden; es de los que no se fa de las apariencias ya que considera que la verdad y la mentira est en el interior de cada persona.
Diplomado en Gestin Comercial y Marketing ha organizado numerosas Jornadas y Actos corporativos en el sector de la moda nacional. Asmismo ha sido editor y redactor de la revista del sector textil-confeccin "Al Bies".
En la actualidad, trabaja para la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en la organizacin de congresos.
Es autor del blog: http://sergiovadillo.blogspot.com/
Public la 1 parte de Contra la cuerdas en noviembre de 2006 (Publicatuslibros.com).