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Documento con un relato de una región precolombina
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La familia Gmez Vergara viva en la vereda de Tierradentro, municipio de Montelbano (Crdoba). El ncleo familiar estaba compuesto por Jess Antonio Gomez Alzate, Celmira Vergara de Gmez, Ricardo Gmez Vergara (hijo) y Lucy Amalia Gmez Vergara (hija). All vivamos y laborbamos, nos dedicbamos al comercio de vveres y abarrotes. Con el fruto de este trabajo, compramos unas propiedades en la regin, una finca llamada El Peronillo que tena una extensin de 120 hectreas, segn consta en la escritura de compraventa. All se viva con mucha tranquilidad y alegra pues era un sitio alejado de la ciudad. Sin embargo, al tiempo aparecieron los grupos armados y despus llego el ejrcito persiguindolos pero por desgracia acamparon en nuestras tierras sin pedir permiso a nadie por que ellos eran la autoridad y por esta razn nuestra familia fue declarada objetivo militar por los grupos armados insurgentes, porque segn ellos mi esposo haba trado al Ejercito. Empezaron entonces los ataques personales y econmicos.Primero nos mataron 5 reses que se llevaron y luego citaron a mi esposo para que fuera a buscar las pieles y los huesos. A partir de ese hecho empezaron las zozobras pues no podamos ir a la finca y un da nos mandaron la cabeza degollada de una novilla a la casa. Nos toc salir huyendo del pueblo. Mi esposo sali primero para San Marcos (Sucre), donde unos familiares y el resto de la familia lo hizo tres meses despus. Salimos por el rio San Jorge, escondidos en cargas de arroz y maz. Dejando todo lo que se haba conseguido: 75 reses entre vacas y novillas, ms todos los animales de patio (gallinas, patos, pavos, cerdos, etc.) Afortunadamente, no hubo prdidas de vidas humanas, pero s el trabajo de ms de 25 aos de trabajo. Toc empezar de nuevo. La tienda que tenamos fue prcticamente saqueada por estos grupos ya que mandaban a buscar provisiones todo el tiempo bajo la amenaza de matarnos sino les envabamos lo que pedan. Eso fue lo primero que acabaron de nosotros.Muchos aos despus volvimos y ya somos extraos en nuestra tierra. Los amigos no estn; otros murieron en el conflicto y nosotros no encontramos nada. La tierra que tenamos estaba invadida, deforestada y no se puede ir a sembrar porque el conflicto contina. No hay ley, slo la de las armas. Nosotros seguimos fuera. Mi esposo muri en medio de una gran tristeza por no poder volver a su tierra, sus montaas llenas de vida, agua, pasto y frutales. Yo sigo aorando las maanitas dndole de comer a mis animales y vendiendo la leche que me traan del ordeo; recordando los amigos y con ganas de volver pero puede ms el miedo, ya no hay la seguridad ni los recursos para establecernos nuevamente.