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Religion II Periodo

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RELIGION

EL REINO DE DIOS

Reino de Dios, no designa un espacio geográfico, sino la

situación de aquellos que han transformado o convertido su corazón, entendido éste como

lo más profundo y sentido de cada ser humano, y exaltan a Dios como valor absoluto de

sus vidas y de sus relaciones con los demás. El Reino es pues, no sólo el horizonte

individual de los creyentes, sino también la meta de la comunidad, que es la Iglesia.

En el comienzo del Evangelio de san Marcos (Mc. 1,15), Jesús anuncia el principio de su

vida de predicación con estas palabras: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está

cerca; convertíos y creed en el Evangelio". En todas sus enseñanzas, la expresión Reino

de Dios o en ocasiones Reino de los Cielos, constituye el eje central del anuncio de

Jesús. Él es quien inaugura el Reino y quien nos invita a participar en su enriquecimiento

y difusión.

El Reino de Dios en la actualidad

El Reino de Dios ya está entre nosotros,

aunque no completamente. Está entre

nosotros porque Jesús ya ha venido a la tierra

y nos ha dejado su presencia. Pero todavía

falta algo. Es necesario que el Reino llegue al

corazón de cada hombre. Sólo entonces

podremos decir que ya ha llegado en toda su

plenitud.

Jesús advierte que no se trata de un reino de

ejércitos, de emperadores, de palacios, etc.

sino que es algo mucho más sutil, menos

notorio. Es un gobierno sobre los corazones,

cuya ley es la caridad y Cristo es el soberano.

Dejar que Jesús reine en mi alma significa abrirle las puertas para que Él haga lo que

quiera conmigo. Y El sólo entra y se queda a vivir si encuentra un alma limpia, es decir,

sin pecado. Un alma en pecado es un lugar inhabitable para Dios. Por eso decimos que

hay que vivir en continua lucha con nuestro peor enemigo, que es el pecado, porque sólo

él nos aleja de Dios, la meta de nuestra vida.

¡Cómo sería el mundo si todos los hombres viviesen en gracia, en amistad con Dios! ¡Qué

diferentes serían las cosas si todos los países adoptaran el mandamiento de la caridad

universal como ley suprema!

Entonces, sí que podríamos decir que el Reino de los cielos ha llegado a la tierra.

Propósito

Empecemos por nuestro corazón y por nuestra casa. Que cada día Dios sea lo más

importante en mi vida, buscar que el Reino de Dios viva en mi corazón, a través de la

oración y la caridad a los demás...

EL COMPROMISO CON EL REINO DE DIOS

COMPROMISO CON CRISTO JESUS

VAYAN POR TODO EL MUNDO Y ANUNCIEN EL EVANGELIO A TODA LA CREACIÓN (Mc 16, 15-18).

Los apóstoles recibieron este mandato del Señor Resucitado para llevarlo a todo el mundo, a nosotros nos corresponde continuarlo.

Jesús nos dejó la orden de predicar el Evangelio a todas las gentes, junto con el bautismo. Este es el gran mandato, es decir la gran misión que nos dio el Señor, que debemos hacer con fidelidad en todos los tiempos y en todas las circunstancias.

Es así como Jesús, envía a sus apóstoles, por todo el mundo, a predicar a todas las gentes de todas las naciones, para que la predicación apostólica, que antes fue rechazada por la soberbia de los judíos, venga en nuestro auxilio. Cuando Jesús dice a toda la creación, está diciendo a los creyentes e incrédulos. El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Porque no basta creer, porque el que cree y no está bautizado todavía, no ha alcanzado aún la salvación, sino imperfectamente.

ORACION

Por los Cristianos perseguidos

Padre santo, en tu designio salvífico,

quieres que la iglesia se asocie a la pasión de tu hijo;

concede a tus siervos, perseguidos por causa de tu nombre,

gran paciencia y caridad para que,

confiados en tu palabra, sean fieles testigos de tu verdad.

Por Jesucristo, nuestro señor. Amen

JESUS EL CAMINO AL REINO DE DIOS

En su enseñanza Jesús incluyó instrucción sobre cómo buscar el Reino de Dios: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). El arrepentimiento y la fe son las dos piedras fundamentales por las cuales será permitida la entrada a este Reino glorioso.

La razón por la que debemos arrepentirnos es porque “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Romanos 6:23 agrega que “la paga del pecado es muerte, más la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.

Arrepentirnos significa que debemos cambiar nuestra forma normal de pensar, la cual es contraria a Dios. La Biblia revela que “los designios de la carne [la mente natural, humana] son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7). Por lo tanto, nosotros necesitamos un cambio en nuestra forma de pensar que entonces nos conducirá a apartarnos del pecado y a guardar los mandamientos de Dios. Como dijo Jesús: “Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mateo 19:17).

Jesucristo es el único Camino a Dios, la Puerta a Dios. Dios nos da a Su Hijo como

Salvador universal Quien para salvarnos tuvo que morir en nuestro lugar en la Cruz y

resucitó de entre los muertos. Dios perdona nuestros pecados cuando creemos en la obra

de Su Hijo Jesucristo. Si creemos en Su obra redentora en la Cruz, creemos a Dios y

recibimos la salvación, disponible para toda persona de toda nación y época. No podemos

justificarnos ni reconciliarnos con Dios por nuestros esfuerzos, obras, acciones o

religiones, sino aceptando a Su Hijo. La solución de Dios al problema universal del

hombre es creer en la obra de Su Hijo en la Cruz que manifiesta Su amor por nosotros

dándonos Su paz y bendición aquí, en nuestra vida diaria, y esperanza para entrada a Su

Reino en nuevos cielos y nueva tierra.

MARIA MODELO DE MUJER Y MADRE

Al hablar de María, la madre de Jesús, la mayoría de nosotros piensa enseguida en alguna imagen de su devoción, a menudo aquella que nos inculcaron desde la infancia o que vimos encumbrada en los altares de los templos: la Virgen de Guadalupe, la de la Soledad, de la Salud, la de San Juan de los Lagos; la Virgen de Fátima o de Lourdes, de Aparecida o de Luján, etc., y junto con esa imagen encumbrada hasta los cielos, pensamos en sus cualidades más sublimes de santidad, bondad, ternura; preservada sin mancha del pecado original…

¿Pero qué sucede cuando hablamos de María

como mujer y madre? ¿Cuál es la imagen que

viene a nuestra mente? Evidentemente era una

mujer de carne y hueso, y como tal, pasó por penas y alegrías, triunfos y fracasos;

aprendió de su hijo y lo siguió hasta la muerte. Esa imagen más humana es posible

construirla a partir de los textos de los evangelios, que nos aportan algunos datos valiosos

de su persona. De ahí sabemos que María perteneció al pueblo judío, una nación

pequeña y en aquel tiempo oprimida por el poder del Imperio romano (Lc 2,1-7). La región

en la que vivía (Galilea) era despreciada por los habitantes de la capital, Jerusalén (Jn

7,52). En pocas palabras, era una muchachita de un pueblo marginado, que aceptó ser la

madre de Jesús aun antes de estar formalmente casada con José, su prometido;

arriesgándose a ser criticada (Mt 1,18) y hasta condenada a muerte (Mt 1,19).

TESIMONIO DE LA RESURRECCION

Es la resurrección de Cristo la que nos abre a una

esperanza más grande, porque abre nuestra vida y

la vida del mundo al futuro eterno de Dios, a la

felicidad plena, a la certeza de que el mal, el

pecado, la muerte pueden ser vencidos –explicó

Francisco-. Y esto nos lleva a vivir con más

confianza la realidad cotidiana, a afrontarla con

coraje y compromiso. La resurrección de Cristo es

nuestra fuerza. “Deteniéndose en los testimonios en

forma de relatos que se encuentran en el evangelio,

noto que los primeros testigos de este evento

fueron las mujeres. Estas “son impulsadas por el

amor y saben recibir este anuncio con fe: creen e inmediatamente lo transmiten, no se lo

guardan para sí. La alegría de saber que Jesús está vivo, la esperanza que llena sus

corazones no se puede contener. Esto debería suceder también en nuestra vida… ¡Tenemos

el coraje de “salir” para llevar esta alegría y esta luz a todos los lugares de nuestra vida! La

resurrección de Cristo es nuestra certeza más grande; ¡es el tesoro más precioso! ¡Cómo no

compartir con los otros este tesoro, esta certeza tan bella!

La resurrección de Jesucristo es importante por muchas razones. Primero, testifica del

inmenso poder de Dios mismo. Creer en la resurrección es creer en Dios. Si Dios existe, y si

Él creó el universo y tiene poder sobre él, entonces Él tiene el poder de levantar a los muertos.

Si Él no tiene tal poder, Él no es un Dios digno de nuestra fe y adoración. Sólo Él, quien creó

la vida, puede resucitar después de la muerte. Sólo Él puede revertir la atrocidad que es la

muerte misma, y sólo Él puede quitar el aguijón que es la muerte y dar la victoria sobre la

tumba. En la resurrección de Jesús de la tumba, Dios nos recuerda su absoluta soberanía

sobre la vida y la muerte.

CANCION

YO NO TEMO SEÑOR

Cristo esta conmigo, señor, la tristeza,

ya no temo, señor, la soledad,

porque eres señor, mi alegría,

tengo siempre tu amistad.

Ya no temo, señor, a la noche,

ya no temo, señor, la oscuridad,

porque brilla tu luz en la sombra,

ya no hay noche, tu eres luz.