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1. ¿Que prefiguro la vision que tuvo Ezequiel de la Juda apostata, y que importante
leccion nos ensena? (Eze. 8:15-17.)
[2 de jul., w07 1/7 pag. 13 parr. 6; w93 15/1 pags. 27, 28 parrs. 7, 12.]
La apostasía es mortal en sentido espiritual: “Por su boca el que es apóstata arruina a su
semejante” (Proverbios 11:9). Si somos sensatos, ni siquiera nos plantearemos la idea de
escuchar a los apóstatas. Las cosas detestables que Ezequiel vio en visión prefiguraron la idolatría
de la cristiandad. Por ejemplo, él dijo: “¡Mire!, al norte de la puerta del altar estaba aquel
símbolo de celos en el paso de entrada. Y [Jehová Dios] pasó a decirme: ‘Hijo del hombre, ¿estás
viendo qué grandes cosas detestables están haciendo, las cosas que la casa de Israel está
haciendo aquí para que yo llegue a estar alejado de mi santuario?’”. (Ezequiel 8:1-6.) Luego
Ezequiel vio a 25 hombres israelitas apóstatas adorando al Sol en el patio interior del templo, una
violación del mandato de Jehová sobre la idolatría. (Deuteronomio 4:15-19.) Aquellos idólatras
también extendían hacia la nariz de Dios una ramita obscena, que probablemente representaba
el miembro viril humano. Con razón Dios no contestaba sus oraciones, tal como tampoco
contestará las que haga la cristiandad cuando busque Su ayuda durante la “gran tribulación”.
(Mateo 24:21.) Del mismo modo que aquellos israelitas apóstatas adoraron al Sol, que les daba la
luz, con sus espaldas al templo de Jehová, la cristiandad también da la espalda a la luz de Dios,
enseña doctrinas falsas, adora la sabiduría mundana y tolera la inmoralidad. (Ezequiel 8:15-18.)
2. ¿De que manera imitan a los falsos profetas del tiempo de Ezequiel la mayorıa de los
lıderes religiosos actuales? (Eze. 13:3, 7.)
[9 de jul., w99 1/10 pag. 13 parrs. 14, 15.]
Tal como los “profetas estúpidos” de aquel tiempo, la mayoría de los líderes religiosos actuales
tampoco están advirtiendo a la gente en cuanto al venidero día de juicio de Dios. Por el
contrario, hablan con optimismo de que los organismos políticos terminarán consiguiendo la paz
y la seguridad. Con más ansia de agradar a los hombres que a Dios, dicen a sus feligreses lo que
estos quieren oír, en vez de explicarles que el Reino de Dios está establecido y que el Rey
Mesiánico pronto completará su victoria (Daniel 2:44; 2 Timoteo 4:3, 4; Revelación 6:2). Puesto
que son falsos profetas, también hablan de “paz, cuando no hay paz”. Pero su convencimiento
pronto se tornará en horror repentino cuando tengan que enfrentarse a la furia de Aquel al que
han representado en falsos colores y a cuyo nombre han causado indecible oprobio. Los guías del
imperio mundial de la religión falsa, al que la Biblia describe como una mujer inmoral, se
atragantarán con sus propios gritos engañosos de paz (Revelación 18:7, 8).
3. En la profecıa registrada en Ezequiel 17:22-24, ¿quien es la ramita tierna, que es la
“montana alta y encumbrada” a la cual es trasplantada y en que sentido llega a ser “un
cedro majestuoso”? [16 de jul., w07 1/7 pag. 12 parr. 6.]
Esta águila arranca la cima de los vástagos —las ramas nuevas— al sustituir al rey Joaquín de
Judá por Sedequías. Pese al juramento de fidelidad a Babilonia, Sedequías procura el auxilio de la
otra águila, el faraón de Egipto, pero es inútil: será llevado cautivo y morirá en Babilonia. Jehová
también arranca ‘una ramita tierna’, a saber, el Rey Mesiánico. Esta es trasplantada “sobre una
montaña alta y encumbrada” —el monte Sión celestial—, donde “llegará a ser un cedro
majestuoso”, fuente de verdaderas bendiciones para la Tierra (Revelación [Apocalipsis] 14:1).
4. Segun el dicho proverbial que se menciona en Ezequiel 18:2, ¿a quienes culpaban los
coterraneos desterrados de Ezequiel por los sufrimientos que padecıan, y que valiosa
leccion aprendemos de este relato? [23 de jul., w88 15/9 pag. 18 parr. 10.]
Sin embargo, para beneficiarnos del cumplimiento de la profecía mesiánica tenemos que
mantener una buena relación con Jehová. Aparentemente los coterráneos desterrados de
Ezequiel pensaban que estaban en buena situación ante Dios y culpaban a sus antepasados por
los sufrimientos que padecían. Pero el profeta señaló que cada persona es responsable por las
consecuencias de su propia conducta. (Ezequiel 18:1-29; compárese con Jeremías 31:28-30.)
Después vino un llamamiento al corazón. (Léase Ezequiel 18:30-32.) Sí, Jehová es misericordioso
con el que se arrepiente, y no se deleita en la muerte de nadie. Por lo tanto, Dios dice:
‘Vuélvanse y sigan viviendo’. (Compárese con 2 Pedro 3:9.)
5. ¿Como demuestra el relato de Ezequiel 21:18-22 que ni los hombres ni los demonios
pueden impedir que se lleve a cabo la voluntad de Jehova?
[30 de jul., w07 1/7 pag. 14 parr. 4.]
Aunque Nabucodonosor empleó la adivinación, fue Jehová quien se aseguró de que aquel rey
pagano viniera contra Jerusalén. Esto nos enseña que ni siquiera los demonios pueden impedir
que los agentes ejecutores de Jehová lleven a cabo su voluntad.
6. ¿Que representa la herrumbre de la olla de la que se habla en Ezequiel 24:6, 11, 12, y
que principio hallamos en el versıculo 14? [6 de ago., w07 1/7 pag. 14 parr. 2.]
La Jerusalén sitiada se compara a una olla de boca ancha. Su herrumbre simboliza la corrupción
moral de la ciudad: la inmundicia, la conducta relajada y el derramamiento de sangre de los que
es responsable. Es tal su inmundicia que ni aun dejándola vacía sobre las brasas para que se
caliente al rojo vivo es posible desprender su herrumbre.
7. ¿Como se cumplio la profecıa de juicio contra la ciudad de Tiro?
[6 de ago., it-1 pag. 84, recuadro; si pag. 133 parr. 4.]
Alejandro Magno, Después de conseguir dos victorias decisivas sobre los ejércitos de Persia (la
primera junto al río Gránico y la segunda en la llanura de Isos, donde un gran ejército persa, cuyo
número se calcula en medio millón de soldados, sufrió una aplastante derrota), Alejandro
no salió en persecución de los persas, sino que fijó su atención en la ciudad insular de Tiro. Siglos
antes se había predicho que los muros, las torres y las casas de Tiro serían demolidos y arrojados
al mar. (Eze 26:4, 12.) Es un hecho significativo, por tanto, que Alejandro tomara los escombros
de la ciudad antigua, que había estado en tierra firme y que años atrás había destruido
Nabucodonosor, y construyera con ellos un terraplén de 800 m. de largo hasta alcanzar el islote
de Tiro. El ataque de su flota desde el mar y el empleo de máquinas de guerra culminó con la
destrucción de la orgullosa dama del mar en julio de 332 a. E.C.
Ezequiel profetizó que Tiro sería devastada, y esto se cumplió en parte cuando Nabucodonosor
tomó la ciudad después de sitiarla por 13 años. (Eze. 26:2-21.) Esta lucha no significó el fin
completo de Tiro. No obstante, el juicio de Jehová era que la ciudad fuera destruida totalmente.
Dios había predicho mediante Ezequiel: “Rasparé de ella su polvo y haré de ella una superficie
brillante y pelada de peñasco. [...] Tus piedras y tu maderaje y tu polvo colocarán en el medio
mismo del agua” (26:4, 12). Todo esto se cumplió más de 250 años después, cuando Alejandro
Magno avanzó contra la ciudad insular de Tiro. Los soldados de Alejandro reunieron todos los
escombros de la ciudad continental en ruinas y los arrojaron al mar e hicieron con ellos un
camino elevado de 800 metros (media milla) que llegó hasta la ciudad insular. Entonces, con una
intrincada obra de sitio, los soldados escalaron los muros de 46 metros (150 pies) de altura y
tomaron la ciudad en 332 a.E.C. Miles fueron muertos, y muchos más fueron vendidos como
esclavos. Como Ezequiel también había predicho, Tiro llegó a ser ‘una superficie pelada de
peñasco y un secadero para redes barrederas’ (26:14)
8. ¿Que expresiones registradas en Ezequiel 28:2, 12-17 son aplicables tanto al “rey de
Tiro” como al primer traidor, Satanas?
[13 de ago., w05 15/10 pags. 23, 24 parrs. 10-14; it-2 pag. 640 parrs. 4, 5.]
Jehová inspiró al profeta Ezequiel para que denunciara y condenara a la dinastía real de Tiro.
El mensaje dirigido al “rey de Tiro” contiene expresiones aplicables tanto a la dinastía tiria como
al primer traidor, Satanás, quien “no permaneció firme en la verdad” (Ezequiel 28:12; Juan 8:44).
Al principio, Satanás era un espíritu leal que formaba parte de la organización de hijos celestiales
de Jehová. Mediante Ezequiel, Jehová Dios indicó la causa básica de la deslealtad de la dinastía
tiria y de Satanás:
“En Edén, el jardín de Dios, resultaste estar. Toda piedra preciosa fue tu cobertura [...]. Tú eres el
querubín ungido que cubre [...]. Estuviste exento de falta en tus caminos desde el día en que
fuiste creado hasta que se halló injusticia en ti. Por la abundancia de tus artículos de venta
llenaron el centro tuyo de violencia, y empezaste a pecar. Y yo [...] te destruiré, oh querubín que
cubre [...]. Tu corazón se hizo altivo debido a tu hermosura. Arruinaste tu sabiduría por causa de
tu radiante esplendor.” (Ezequiel 28:13-17.) En efecto, la altivez indujo a los reyes tirios a tratar
con violencia al pueblo de Jehová. Tiro acumuló grandes riquezas como centro del comercio y fue
famoso por la belleza de sus productos (Isaías 23:8, 9). Sus reyes se volvieron arrogantes y
empezaron a oprimir al pueblo de Dios.
De igual manera, la criatura espiritual que se convirtió en Satanás contó inicialmente con la
sabiduría necesaria para desempeñar cualquier comisión que Jehová le diera; pero en vez de
estar agradecido, “se [hinchó] de orgullo” y despreció el modo de gobernar de Dios (1 Timoteo
3:6). Lleno de ínfulas, comenzó a ambicionar que Adán y Eva lo adoraran a él. Una vez que su mal
deseo se hizo fecundo, dio a luz el pecado (Santiago 1:14, 15). Satanás persuadió a Eva para que
comiera del fruto del único árbol que Dios les había prohibido, y luego la utilizó para incitar a
Adán a hacer lo mismo (Génesis 3:1-6). Así, nuestros primeros padres rechazaron el derecho de
Dios a gobernarlos y llegaron a ser adoradores de Satanás. La altivez del Diablo no conoce
fronteras. De hecho, él ha procurado tentar a todas las criaturas inteligentes del cielo y la Tierra,
incluso a Jesucristo, a que lo adoren y rechacen la soberanía de Jehová (Mateo 4:8-10;
Revelación [Apocalipsis] 12:3, 4, 9).
Como hemos visto, la altivez empezó con Satanás, y es la raíz del pecado, el sufrimiento y la
corrupción que existen en el mundo. El Diablo, en su papel de “dios de este sistema de cosas”,
sigue fomentando el orgullo y la altivez (2 Corintios 4:4). Consciente de que le queda poco
tiempo, guerrea contra los cristianos verdaderos. Su objetivo es apartarlos de Dios y convertirlos
en personas egoístas, presumidas y altivas. La Biblia predijo que estas características carnales
serían comunes en estos “últimos días” (2 Timoteo 3:1, 2, nota; Revelación 12:12, 17).
Jesucristo, por su parte, denunció con valor las nefastas consecuencias de la altivez de Satanás.
Por lo menos en tres ocasiones y delante de enemigos que se creían moralmente superiores,
marcó la pauta que Jehová sigue al tratar con la humanidad: “Todo el que se ensalza será
humillado, y el que se humilla será ensalzado” (Lucas 14:11; 18:14; Mateo 23:12).
La vanidad del “rey de Tiro”, el que se erigiera a sí mismo en ‘dios’, el que se le llame “querubín”
y la referencia al “Edén, el jardín de Dios”, son datos que corresponden a lo que la Biblia dice en
relación con Satanás el Diablo: que se hinchó de orgullo, estuvo relacionado con la serpiente
edénica y se le llama “el dios de este sistema de cosas”. (1Ti 3:6; Gé 3:1-5, 14, 15; Rev 12:9; 2Co
4:4.)
El anónimo “rey de Tiro”, que residía en una ciudad sobre la que se afirmaba que era “perfecta
en belleza”, estaba él mismo “lleno de sabiduría y [era] perfecto [adjetivo derivado del heb.
ka·lál] en hermosura” y estaba “exento de falta [heb. ta·mím]” en sus caminos desde que se le
creó hasta que la iniquidad se halló en él.
9. ¿Cuando estuvo desolada por cuarenta a nos la tierra de Egipto, y como podemos
estar seguros de que su devastacion si ocurrio? (Eze. 29:8-12.)
[13 de ago., w07 1/8 pag. 8 parr. 5.]
Los sobrevivientes que quedaron en Judá tras la destrucción de Jerusalén en el año 607
desoyeron la advertencia del profeta Jeremías y huyeron a Egipto (Jeremías 24:1, 8-10; 42:7-22).
Pero no lograron ponerse a salvo, pues Nabucodonosor atacó la tierra de Egipto y la conquistó.
Es probable que los cuarenta años de desolación empezaran después de esa conquista. Aunque
en la historia no encontramos pruebas de esta devastación, podemos estar seguros de que sí
ocurrió, pues Jehová siempre se encarga de que sus profecías se cumplan (Isaías 55:11).
10. ¿Como afronto Ezequiel la indiferencia, la burla y la apatıa de la gente, y que le
aseguro Jehova? (Eze. 33:31-33.) [20 de ago., w91 15/3 pag. 17 parrs. 16, 17.]
Ezequiel dio también un ejemplo excelente al ser obediente y no dejarse desanimar por la
indiferencia ni la burla. Del mismo modo, si nosotros nos mantenemos al día con el desarrollo del
lenguaje puro marchamos en la dirección que tome el Conductor real. Así se nos equipa para
responder debidamente a sus mandatos y se nos fortalece para que no nos desanimen la
indiferencia ni la burla de las personas a quienes llevamos el mensaje del juicio de Jehová. Como
en el caso de Ezequiel, Dios nos ha advertido de antemano que algunas personas se opondrían
vigorosamente por ser testarudas y de corazón duro. Otras no oirían porque no quieren escuchar
a Jehová. (Ezequiel 3:7-9.) Otras personas serían hipócritas, como se declara en Ezequiel
33:31, 32: “Vendrán a ti, como el entrar de gente, y se sentarán delante de ti como mi pueblo; y
ciertamente oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra, porque con la boca están
expresando deseos lujuriosos y tras de su ganancia injusta es a donde va su corazón. Y, ¡mira!, tú
eres para ellos como una canción de amores sensuales, como uno con bella voz y que toca bien
un instrumento de cuerdas. Y ciertamente oirán tus palabras, pero no hay ninguno que las ponga
por obra”.
¿Qué resultado tendría esto? El versículo 33 añade: “Y cuando se realice —¡mira!, tiene que
realizarse—, ellos también tendrán que saber que un profeta mismo había resultado estar en
medio de ellos”. Estas palabras muestran que Ezequiel no se dio por vencido porque la gente no
respondiera. La apatía de otros no lo hizo apático a él. Fuera que la gente escuchara o no,
obedeció a Dios y cumplió la comisión que se le había dado.