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Reportaje - barrioletras.com WEB/18-21 Cervantes... · 20 JUNIO - 15 acción Telefónica Reportaje Quevedo vivió Góngora y en la actual Cervantes moró el propio Quevedo… un espacio

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Reportaje

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TexTo: AlberTo Velázquez FoTogrAFíAs: geTTy ImAges

Cervantes en el siglo XXILa reciente búsqueda de los restos del autor de Don Quijote de La

Mancha ha reivindicado el recuerdo de un escritor de fama universal del que, este año, se celebran los 400 años de la edición de la

segunda parte de su obra, y el próximo, de su muerte.

El pasado jueves 26 de marzo, un autobús llegaba a la Plaza Alonso Quijano de la localidad manchega

de Argamasilla de Alba. En él viajaban los miembros de la Real Academia Española (RAE) que iban a celebrar el segundo pleno extraordinario de su historia –el primero se celebró en Cádiz en 2012 para conmemorar la Constitución de 1812–. La visita, enmarcada en los actos del III Centenario de la institución (1713-2013), reivindicaba la importancia de Miguel de Cervantes Saavedra, un año antes de los 400 años de la muerte del escritor y el mismo año del cuarto centenario de la edición, en la imprenta de Juan de la Cuesta, de la segunda parte de ‘El inge-nioso hidalgo don Quijote de La Mancha’.

Miguel de Cervantes en el Convento de las Trinitarias Descalzas (ver recuadro), y autor de obras como ‘Rincones de la His-toria Española’ y ‘Cabezas de la Nobleza’: ‘‘Tenía 60 años y era un anciano para la esperanza de vida de aquella época –vivi-ría diez años más–. Llegó a una zona en la que se situaba el Mentidero de Represen-tantes, un lugar de encuentro de las gen-tes de la cultura y de ácidas críticas entre unos y otros: Quevedo, Góngora, Lope, Pedro Ruiz de Alarcón… Cervantes tuvo la ‘osadía’ de presentarse con una obra maestra debajo del brazo, y los genios más jóvenes no querían reconocérselo’’.

El último tramo de su vida discurrió entre esas calles del centro de Madrid, las mismas en las que en la actual calle

El Barrio de las Letras de Madrid está estrechamente ligado a la vida y obra de Cervantes en la recta final de su vida, más aún en la actualidad, cuando se ha acometido una búsqueda a lo ‘C.S.I.’ en la cripta del Convento de las Iglesias Trinitarias Descalzas de San Ildefonso, situada en la calle Lope de Vega. El historiador Fernando de Prado, implicado desde el principio en este proceso, nos comenta: ‘‘Se han encontrado los restos, pero no en la cantidad y estado de conservación que hubiéramos deseado. Hay que tener en cuenta que en esa época se levantaban los enterramientos y se hacían reducciones –ponerlos todos juntos en el mismo espacio-. Se ha podido hacer una eliminación y se ha determinado un grupo de cuatro individuos varones cuyos restos no se han podido separar más ni, en el caso de Cervantes, recurrir a la prueba de ADN’’. Las autoridades tienen que determinar cómo se honrará la presencia de los restos del escritor en este

rincón madrileño, cuyo proceso de búsqueda e identificación ha trascendido internacionalmente y cuya relevancia defienden desde la misma RAE: ‘Para nosotros no fue sorpresa, siempre creímos en esa empresa. Lo hacemos porque en el primer artículo de los estatutos de la Academia está el compromiso por velar por la

perpetuación de la memoria de los grandes escritores de nuestra lengua’’.

Pasear por las calles del Barrio de las Letras supone, además de pasar por la puerta de la última morada de Cervantes, hacer lo propio, en la calle de las Huertas, por otra de las viviendas que habitó. Y, de paso, poder visitar la Casa Museo Lope de Vega, caminar por las calles Quevedo, Lope de Vega y Cervantes… un evocador viaje por la historia en pleno centro

de la ciudad que también se puede hacer por rutas organizadas por el Ayuntamiento de Madrid, como ‘Cervantes y el Barrio de las Letras’ (consultar el apartado ‘Visitas Guiadas’ en www.madrid.es).

Recordar a Cervantes a pie de calle

Una genial ‘tercera edad’A finales de 1605, Cervantes llegaba desde Valladolid para reencontrase con Madrid, al actual Barrio de las Letras, en lo que sería su asentamiento defini-tivo. Como señala Fernando de Prado, historiador, genealogista e impulsor del proyecto de búsqueda de los restos de

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Quevedo vivió Góngora y en la actual Cervantes moró el propio Quevedo… un espacio y tiempo de ebullición literaria en el que Cervantes se encontró con el ‘Quijote de Avellaneda’, obra usurpadora del éxito cervantino. Esto terminó por confirmar la edición de la segunda parte de las aventuras del ingenioso hidalgo, con una prodigiosa continuación del universo imaginado por Cervantes, como recordaba recientemente Darío Villanue-va, director de la RAE, en la ceremonia inaugural del Año de la Lengua Española y la Literatura en Español en Rusia, en el Edificio principal del Museo de Bellas Ar-

Un Quijote más cercano Universal, indispensable, genial… pero muchas veces inaccesible para muchos lectores. Por ello, en los últimos años se han puesto en marcha iniciativas para acercar la universal obra a un mayor número de lectores. Como la de Arturo Pérez-Reverte, que presentó el pasado diciembre una versión adaptada para escolares con el visto bueno de la Real Academia Española, una adaptación, como dijo el escritor, ‘‘podada, sin notas a pie de página o digresiones en las que un joven se lastra”. Para ello, el autor ha respetado al máximo la integridad del texto, los episodios fundamentales, el tono y la estructura general de la obra: ‘‘La presente edición sigue

con fidelidad extrema el texto original utilizado, que es el de la magnífica edición impresa por Ibarra y publicada por la Real Academia española en 1780, obra magna y orgullo de esta institución’’. En todo caso, y para los lectores más avanzados, la Biblioteca Clásica de la RAE

presenta una edición más ‘académica’ con edición y notas de Francisco Rico.

Por otra parte, este mes ha aparecido una nueva edición, escrita por Andrés Trapiello con prólogo del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Trapiello, autor de Al morir don Quijote y El f inal de Sancho Panza y otras suertes y del ensayo Las vidas de Miguel de Cervantes ha adaptado el texto al castellano actual y para todo tipo de lectores, en un proceso de quince años de trabajo.

tes Pushkin, Moscú: ‘‘En otoño de 1615, Cervantes transformaba al ingenioso hidalgo de 1605 en El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha cerrando así, con su segunda parte auténtica, la pu-blicación de una de las obras clásicas de la literatura universal. En el año 2002, la Asociación de Escritores de Suecia rea-lizó una encuesta entre cien escritores del todo el mundo para determinar, entre otras, la lista de las cien mejores novelas de todos los tiempos. La ganadora fue El Quijote seguida por A la búsqueda del tiempo perdido de Marcel Proust y Guerra y Paz de León Tolstoi.

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Cervantes no duda en reconocer la calidad y trascendencia de su obra y sus condiciones para resistir el paso del tiempo _

Eventos para el recuerdo La trascendencia universal de Don Quijote de la Mancha se demuestra con exposiciones como la mostrada, hasta el próximo agosto, en el Instituto Cervantes de Madrid, Quijotes por el mundo, que rinde homenaje a cientos de traductores de la obra cervantina durante estos 400 años. Y la Biblioteca Nacional de España también celebra el cuarto centenario con una muestra de piezas únicas de coleccionismo sobre el Quijote, como manuscritos, obras musicales e impresas que demuestran la admiración mundial por la novela.

Otro enclave a destacar para celebrar esta efemérides es el Museo Casa Natal de Cervantes, ubicado en Alcalá de Henares en el lugar donde, según los estudiosos, estaba la casa familiar de Miguel de Cervantes Saavedra y en la que el literato nació y pasó sus primeros años –y donde se celebra, en octubre, la Semana Cervantina–. La Casa Museo ha celebrado estos 400 años con talleres para niños y jóvenes, espectáculos, animaciones teatrales y exposiciones temporales y, en todo caso, supone, en todo momento una excelente oportunidad para evocar la vida y obra del escritor.

Otros eventos enmarcados en el ‘Año Quijote’ se celebran en el Museo de Santa Cruz, en Toledo, con las exposiciones España de los Austrias y Moda española en el Siglo de Oro; en el Museo del Quijote, reabierto este año en Ciudad Real con motivo de los 400 años; en el Museo de Ciudad Real con Libros que enloquecieron a Alonso Quijano…

Magistral continuación En esta segunda parte, Cervantes practica el audaz y brillante juego literario de que los personajes sean conscientes del éxito de la primera, de su celebridad, además de denunciar con ironía la impostura de Avellaneda, cuyo éxito editorial quedó se-pultado por el arrollador triunfo editorial de la genuina segunda parte. Y Cervantes no duda en reconocer la calidad y trascen-dencia de su obra y sus condiciones para resistir el paso del tiempo.

Esta segunda parte vuelve a ser un inmenso retablo en el que se fijan las particularidades del alma humana. Don Quijote quiere volver a entrar en acción, con la cuerda oposición de su sobrina, el ama, el bachiller Sansón Carrasco, etc. Pero Quijano emprende camino con la compañía de Sancho que espera, por fin, conseguir el gobierno de la ínsula Barataria. A partir de aquí, comienza un viaje universal por tierras españolas, por ejemplo, y cómo no, el Toboso, donde visitan a Dulcinea, para continuar por un periplo de encantamientos, peleas, burlas en el que aparecerán todo tipo de paisajes y paisanajes, racionales e irracionales, como el Caballero de los Espejos –en realidad, Sansón Carrasco–, el Caballero del Verde Gabán, un león que – por suerte para don Quijote– no responde al desafío, el descenso a la Cueva de Montesinos, el mago Merlín, el caballo de madera Clavileño, el bandolero Roque Guinart, la llegada a las playas de Barcelona –donde Don Quijote pierde un duelo con el caballero de la Blanca Luna- es el camino para alcanzar la conclusión de lo que será la vida de Don Quijote de La Mancha, que muere con un acceso de cordura que le aleja de las locuras de hierro y polvo que ha protagonizado pero le acerca a la pureza de ideales propios de todo caballero.

Testigo y protagonistaCervantes mata a Alonso Quijano con la satisfacción de un trabajo bien hecho, tanto que la posteridad reconoce la ex-cepcional calidad de esta segunda parte, y como forma de evitar, en la medida de lo posible, que otros vuelvan a ‘jugar’ con su criatura literaria. Con ambas partes, el autor de las Novelas Ejemplares logró crear lo que pocos consiguen: trascender a la literatura para fijarse en la historia,

como testimonio de un tiempo tan glo-rioso como áspero y convulso, como subraya el profesor de Prado: ‘‘Cervan-tes está en la bisagra de dos siglos, y su obra refleja a la perfección una época, el siglo XVI, de grandes hazañas y descu-brimientos… pero también de enormes sacrificios para mantener un edificio que se cae y de la certidumbre de que todo el esfuerzo no va a servir para evitar ese derrumbamiento’’.

En sus últimos años, Cervantes pudo descansar, con algo más de posibles, de una vida cargada de infortunios. Con modestia, pero con el orgullo de consi-derarse el inventor de la novela moder-na, se instaló en una casa que estaba situada en la actual calle Lope de Vega casi esquina con León, donde una placa y una imagen recuerdan : ‘‘Aquí vivió y murió Miguel de Cervantes Saavedra, cuyo ingenio admira el mundo’’. Un genio de absoluta vigencia que, en pleno siglo XXI, ha vuelto a la actualidad no solo por la celebración de sus efemérides, sino

por la reciente búsqueda de sus restos en la Iglesia de las Trinitarias Descalzas, convertida en un ‘gancho’ informativo más allá de nuestras fronteras: las noti-cias generadas por este hecho, en las que no se habla del barrio de las Letras, sino también de Madrid, han supuesto una extraordinaria campaña de imagen de la sociedad. Cervantes sigue, cuatro siglos después, de plena actualidad. ❚