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NOTICIA DE ARCHIVO Reportaje: El Highball IV, un enigma de 25 años MÉRIDA.- Misteriosa desaparición del yate con varios hombres de negocios y profesionistas yucatecos, en el Golfo de México. Lunes, 12 Septiembre, 2011 Julio Amer/SIPSE MÉRIDA, Yuc.- Han transcurrido 25 años de la misteriosa desaparición del yate "Highball IV" (Jaibol 4), en el que iban a bordo varios hombres de negocios y profesionistas yucatecos y el enigma sobre su destino aún prevalece. Y al parecer, podrá transcurrir un cuarto de siglo más y este inexplicable episodio que enlutó a varias familias meridanas, seguirá sin resolverse. A las 4:50 de la mañana del miércoles 10 de septiembre de 1986 partió del Club Villa Dorada del puerto de abrigo de Yucalpetén, el yate "Highball IV", para una jornada de pesca deportiva que, según indicaron antes de irse a la mar, tardaría unas 12 a 14 horas, o sea, que estarían de vuelta a más tardar a las 6 de la tarde, ya que por esos días

Reportaje Yate Highball IV 10 Sept 1986

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Reportaje sobre Yate Highball

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NOTICIA DE ARCHIVO

Reportaje: El Highball IV, un enigma de 25 añosMÉRIDA.- Misteriosa desaparición del yate con varios hombres de negocios y profesionistas yucatecos, en el Golfo de México.Lunes, 12 Septiembre, 2011

Julio Amer/SIPSEMÉRIDA, Yuc.- Han transcurrido 25 años de la misteriosa desaparición del yate "Highball IV" (Jaibol 4), en el que iban a bordo varios hombres de negocios y profesionistas yucatecos y el enigma sobre su destino aún prevalece. Y al parecer, podrá transcurrir un cuarto de siglo más y este inexplicable episodio que enlutó a varias familias meridanas, seguirá sin resolverse.

A las 4:50 de la mañana del miércoles 10 de septiembre de 1986 partió del Club Villa Dorada del puerto de abrigo de Yucalpetén, el yate "Highball IV", para una jornada de pesca deportiva que, según indicaron antes de irse a la mar, tardaría unas 12 a 14 horas, o sea, que estarían de vuelta a más tardar a las 6 de la tarde, ya que por esos días amenazaba la tormenta "Danielle" y era peligroso adentrarse al océano, pues podrían quedar a merced de las fuerzas de la naturaleza.

Se dirigían a un punto conocido como el "3-30", que es un abundante banco de peces. Quién diría que este paseo terminaría en una aventura mortal.

En el pequeño barco iban a bordo Francisco Góngora Vela, Iván Miguel Rosado Núñez, Rafael Cervera Ortiz y su hijo Rafael Cervera Pérez, Miguel Angel García Fernández, Alonso Hernández Cámara, Miguel Portillo Contreras, Raúl Manuel Domínguez Avila y el capitán Angel Pérez Espadas, la mayoría socios del Club Rotarios.

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Sin embargo, al ocultarse el sol y caer la noche de ese miércoles 10, la nave no llegó a puerto y eso empezó a "inquietar" a los familiares de los tripulantes del yate, que fueron a la playa de Villa Dorada a esperarlos, pero nada, el barco no se veía en el lejano horizonte.

Las horas empezaron a transcurrir y la angustia crecía entre los familiares y amigos de los "desaparecidos". Ya el jueves 11, a más de 24 horas de no saberse nada del "Highball IV", empezó una intensa búsqueda de la nave, en donde participaron unidades de la Armada de México, así como avionetas y helicópteros de distintas dependencias, como Pemex, y los yates particulares "Trivián", "Alba", "Teteya" y "Chiquita" , a los que se sumó el avión XA-K06 de AeroSIPSE, que proporcionó amablemente el entonces director general de Novedades de Yucatán, don Andrés García Lavín (qepd), todos coordinados por el vicealmirante Alvaro Arzamendi García, comandante de la IX Zona Naval.

Los días siguieron pasando y después de una semana de buscar, buscar y buscar en un área de 564 mil 160 millas cuadradas, empezando por el litoral de entre Chuburná, Sisal y Telchac, y después ampliándolo de Río Lagartos a Isla de los Cayos, para finalmente extenderse dentro del Golfo de México y las costas de Tamaulipas, no se halló ni el menor rastro del yate deportivo. Fue una de las búsquedas más amplias que se han desplegado, pero sin ningún resultado.

Los equipos de rescate finalmente dieron por terminada la búsqueda, pues se llegó a la conclusión de que la nave se había hundido con todo y sus tripulantes y que las esperanzas de encontrarlos con vida eran "muy escasas" por no decir "remotas".

Cabe señalar que los tripulantes, al abordar la nave para la pesca deportiva, tenían un seguro de vida (cada uno) de 175 mil pesos (de aquel entonces). Varias teorías

Después de darse por desaparecidos ("ni muertos ni vivos", como dijera entonces el vicealmirante Arzamendi), empezaron a circular distintas hipótesis sobre el enigmático caso.

La más congruente, aunque no la definitiva -porque también dejaba varias interrogantes- es que el motor de ese barco estaba dentro de borda y el tanque de combustible, en la cabina de máquinas, y eso pudo provocar una explosión esta embarcación usaba un sistema de ventilación, el cual, si no estaba en funcionamiento, hacía que los gases se concentraran, y si el motor de arranque fallaba, tenía que ser encendido manualmente, lo cual provocaba chispas y podría causar un estallido o incendio. Eso pudo destruir el bote, el cual se habría hundido con sus pasajeros.

Pero esta conclusión dejaba al aire varias dudas, como el hecho de que el barco debió de desintegrarse por completo, ya que no se halló rastro alguno. Como si se los hubiera tragado el mar.

Algunos expertos marinos comentaron que era improbable esta declaración del

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vicealmirante Arzamendi, porque en cualquier naufragio quedan rastros, como manchas de aceite, restos de la nave flotando, como fibra de vidrio, cojines de los asientos, neveras de hielo seco, etc. Incluso los cuerpos de los tripulantes.

Otros señalaron que pudieron ser embestidos por una de tantas naves camaroneras extranjeras que se adentran, con las luces apagadas, a aguas territoriales mexicanas, provocando esto el hundimiento del "Highball IV".

Hubo otras que fueron más aventuradas, como la versión de que estas personas tenían problemas económicos o amorosos y optaron por dejar a sus respectivas familias e irse a vivir al extranjero. Lo anterior lo negaron rotundamente sus parientes y amigos, quienes aseguraron que todos eran personas decentes y apegados a su familia.

Asimismo, se mencionó que uno de los pasajeros pudo haber tenido algún problema con los otros y tras una pelea, habría matado a los demás y huyó en el mismo bote.

Otra de las especulaciones fue que pudo ser una venganza contra uno de los hombres de empresa que estaban a bordo, y que fueron alcanzados en alta mar por otra nave, matando a todos los que estaban en el yate para no dejar testigos.

También se mencionó que pudieron ser asaltados en alta mar por "piratas" o narcotraficantes colombianos, que los despojaron de la nave y los asesinaron, arrojando sus cuerpos al mar con algún peso para que los cadáveres no salieran a flote. Esta versión dio qué pensar entonces, porque un testigo aseguró haber visto al "Highbal IV", ya con otro nombre, fondeando frente al puerto de Barranquilla, Colombia.

Otra historia que circuló fue que pudieron ser detenidos por fuerzas cubanas de naves espías y llevados a cárceles de la isla, incomunicados hasta la fecha.

No faltó quien señalara que pudieron ser tragados por un remolino marino, que en raras ocasiones se producen, pero que hay antecedentes de que han ocurrido y se han llevado naves grandes hasta el fondo del océano.

Cabe señalar que en ese año (1986) se registraron varias desapariciones de naves, como la de 10 alijos con sus respectivos pescadores del buque "Alvaro Obregón", de los cuales sólo apareció un marino con vida, a la altura de Tampico, o sea, que la corriente los arrastró hasta ahí.

Rastros de la nave

Una semana después de la misteriosa desaparición del "Highball IV" algunos pescadores dijeron haber visto en el fondo del mar unas manchas blancas (color del yate), a la altura del arrecife Madagascar, por Río Lagartos.

Sin embargo, al acudir la Naval, se descartó que fuera el barco extraviado, pues sólo se trataba de unas grandes rocas calizas de color blanco, que se confundían con un objeto hundido.

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Días después también se halló flotando un tanque de combustible similar al del "Highball IV", pero luego se comprobó que pertenecía a otra nave.

Incluso, uno de los socios rotarios solicitó entonces los servicios de una clarividente colombiana para que ayudara a la localización de los extraviados. Claro, sin nungún éxito.

Pero los días fueron pasando, las semanas y los meses también, y el caso quedó para la mayoría en el olvido y ya pocos lo recuerdan.

Lo único que puede concluirse de este extraño caso del "Highball IV" es que quedará perene como uno de los más grandes misterios de la navegación en Yucatán.

Los desaparecidos

Francisco Góngora Vela, de 60 años, presidente entrante del Club Rotarios de Mérida. Su esposa era Hilda Ferráez, con la cual tuvo siete hijos. Vivía en el predio 126 de la calle 16 de la colonia México. Era distribuidor de Gallatera Dondé.

Rafael Cervera Ortiz, de 46 años, propietario del "Highball IV". Casado con Anette Pérez. Tuvo tres hijos. Vivía en la calle 38 No. 442 por 23 y 25 de la colonia Jesús Carranza. Era dueño de una refaccionaria automotriz ubicada en la calle 68 No. 511.

Rafael Cervera Pérez, de 20 años, uno de los hijos de Cervera Ortiz. Era el más joven de los tripulantes.

Raúl Manuel Domínguez Avila, profesor de 38 años de edad. Casado con Leticia Novelo Palma, con quien tuvo tres hijos. Era director de la Academia "Marden" y gerente de Sistema Radio Yucatán. Vivía en el predio 194 de la calle 23 de la colonia  México Oriente. Fue presidente de los rotarios en el ciclo 1977-78.

Miguel Angel García Fernández, de 47 años, funcionario de la Junta Local de Caminos, dependiente de la SCT. Entonces presidente saliente del Club Rotarios. Casado con Gladys Domínguez, con la que tuvo dos hijos. Residía en el predio 250 de la calle 19 del fraccionamiento Campestre.

Iván Miguel Rosado Núñez, ingeniero de 56 años, casado con Hilda Rivas, quien es hermana de Luis Rivas Aguilar, director de Sistema Radio Yucatán. Tuvo cuatro hijos y vivía en la casa No. 141 de la calle 8 del fraccionamiento Prado Norte. Fue presidente de Club Rotarios en el ciclo 1981-82.

Miguel Portillo Contreras, de 36 años, presidente del Club Rotarios de Mérida-Montejo. Su esposa fue Mercedes Alcocer, con la que procreó a tres hijos. Vivía en la calle 30 No. 202-B de la colonia García Ginerés. Trabajaba en Seguros "La Provincial".

Alonso Hernández Cámara, de 39 años, casado con Cecilia Castillo. Tuvo tres hijos. Tenía su residencia en la calle 34 No. 163 de la colonia Buenavista. Era propietario de la

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céntrica farmacia homeopática "Hernández", en la calle 62 por 65 y 67.

Angel Pérez Espadas, marino de 27 años, capitán del "Highball IV", originario de Progreso. Casado con Rosario Cauich, con la que tuvo tres hijos. Vivía en la calle 27 No. 184 del vecino puerto.

Datos del yate

El yate deportivo "Highball IV" era propiedad de Rafael Cervera Ortiz, y el capitán era Angel Pérez Espadas, con bastante experiencia marítima.

La nave medía unos 11 metros de eslora (largo), su casco era de fibra de vidrio resistente. Tenía camarote, sala, cocineta, baño, radio marino (no funcionaba) e interiores totalmente alfombrados.

Su tanque de combustible tenía capacidad de 600 litros. Los tripulantes llevaban provisiones (galletas, chicharra, refrescos y cervezas) para

un día, así como 250 litros de agua dulce. Los tripulantes carecían de chalecos salvavidas.