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REQUERIMIENTOS ENERGÉTICOS Y NUTRITIVOS DEL NIÑO. RECOMENDACIONES DIETÉTICAS CONCEPTO DE REQUERIMIENTO DE ENERGÍA Se entiende por requerimiento de energía para el adulto al “aporte de energía estimado para mantener el balance de energía en función de la edad, sexo, peso, talla y nivel de actividad; y para el niño y para las mujeres embarazadas y lactantes, incluye además la energía necesaria para la aposición tisular y para la producción de leche” (Dietary Reference Intakes –DRIs- 2002). Existen diferencias entre las DRIs para la energía y las DRIs para nutrientes. Así, es fundamental considerar que para los nutrientes las DRIs deben ser cantidades suficientes para cubrir las necesidades del 98% de la población sana (promedio + 2 DE), mientras que para la energía, se debe suministrar la suficiente para mantener el balance de energía evitando el exceso y con ello la sobrenutrición. REQUERIMIENTOS ENERGÉTICOS SEGÚN EDAD Las ingestas de calorías establecidas en las IDRs se han reducido considerablemente al reconocer que las recomendaciones anteriores eran excesivas y favorecían la sobrenutrición. El cálculo de las necesidades calóricas diarias se ha obtenido con las siguientes ecuaciones en cada edad que representan el gasto energético total incluido el crecimiento Las recomendaciones por kg de peso y día, según edad, se resumen en la Tabla 6.2-1 y se basan en los informes correspondientes del Comité de Nutrición de la Academia de Ciencias Americana, 2002 (Ingestas Dietéticas de Referencia -Dietary Reference

Requerimientos Energéticos y Nutritivos Del Niño

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REQUERIMIENTOS ENERGÉTICOS Y NUTRITIVOS DEL NIÑO. RECOMENDACIONES DIETÉTICAS

CONCEPTO DE REQUERIMIENTO DE ENERGÍA

Se entiende por requerimiento de energía para el adulto al “aporte de energía estimado para mantener el balance de energía en función de la edad, sexo, peso, talla y nivel de actividad; y para el niño y para las mujeres embarazadas y lactantes, incluye además la energía necesaria para la aposición tisular y para la producción de leche” (Dietary Reference Intakes –DRIs- 2002). Existen diferencias entre las DRIs para la energía y las DRIs para nutrientes. Así, es fundamental considerar que para los nutrientes las DRIs deben ser cantidades suficientes para cubrir las necesidades del 98% de la población sana (promedio + 2 DE), mientras que para la energía, se debe suministrar la suficiente para mantener el balance de energía evitando el exceso y con ello la sobrenutrición.

REQUERIMIENTOS ENERGÉTICOS SEGÚN EDAD

Las ingestas de calorías establecidas en las IDRs se han reducido considerablemente al reconocer que las recomendaciones anteriores eran excesivas y favorecían la sobrenutrición. El cálculo de las necesidades calóricas diarias se ha obtenido con las siguientes ecuaciones en cada edad que representan el gasto energético total incluido el crecimiento

Las recomendaciones por kg de peso y día, según edad, se resumen en la Tabla 6.2-1 y se basan en los informes correspondientes del Comité de Nutrición de la Academia de Ciencias Americana, 2002 (Ingestas Dietéticas de Referencia -Dietary Reference Intakes, DRIs) y también de la FAO/WHO/UNU, 2004 (Food and Agriculture Organization / World Health Organitation / United Nations University). Como se aprecia las necesidades energéticas son similares en ambos informes para los dos grupos de edad y sexo. En las DRIs se expone su cálculo en función del NAF (nivel de actividad física) cuyos factores de corrección se recogen en la Tabla 6.2-2.

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DISTRIBUCIÓN DE LA ENERGÍA EN MACRONUTRIENTE

Las recomendaciones sobre la ración calórica de los principios inmediatos se resumen en las siguientes:

1- Primeros 6 meses de vida: las proteínas de la dieta deberán aportar el 15% de la energía, los hidratos de carbono deberán aportar entre el 35% y las grasas entre el 50% de las calorías totales de la dieta;

2- Resto de las edades: las proteínas deberán aportar el 15% de la energía, los hidratos de carbono deberán aportar entre el 50% y las grasas entre el 35% (en chicos mayores aumentar los hidratos de carbono al 55% y reducir grasas al 30%). En escolares y adolescentes, en la distribución de la energía en las diversas comidas del día, es recomendable destinar el 20-25% calorías para el desayuno (incluyendo el almuerzo de media mañana siempre que se mantenga la ingesta suficiente en la primera hora del día); del resto el 30-35% de las calorías se consumirán en la comida; el 15-20% para la merienda y el 25% restante para la cena.

REQUERIMIENTOS EN MINERALES, VITAMINAS Y OLIGOELEMENTOS

Se detallan en la Tabla 6.2-3. Hay que destacar que la vitamina D necesaria para la homeostasis mineral del esqueleto tiene su origen principal en la irradiación solar habiéndose estimado las

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necesidades diarias en 200 UI (5μg). Dada la frecuencia de estados de deficiencia de vitamina D, la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda su suplementación sistemática en lactantes con lactancia natural y mixta durante la alimentación complementaria y en adolescentes beban <1000 mL de leche diarios. Recientemente la AAP ha reconsiderado las dosis de suplementación de vitamina D a 400 UI/día en lactantes. Para el resto de edades DRIs de 2010, consejan elevar las recomendaciones a 600 UI/día.

FASES DE LA ALIMENTACIÓN

1- Periodo de lactancia pura:

Debe abarcar desde el nacimiento hasta cumplidos los 4 meses y antes del 6º mes. Durante este tiempo periodo la alimentación del lactante sano se realiza con leche materna y en su defecto con fórmula de inicio. Si la lactancia natural evoluciona satisfactoriamente y el estado de nutrición es adecuado en lactados con leche materna se debe esperar el comienzo de la alimentación complementaria a los 6 meses.

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2- Periodo de alimentación complementaria (AC):

Se introducirá de forma progresiva a partir de los 4-6 meses de edad en función del estado de nutrición. De forma orientativa, el calendario de introducción será el siguiente:

5 meses: Cereales sin gluten o crema de arroz y papilla de frutas naturales. La alimentación constará de 5 o 6 tomas de: 2 ó 3 biberones de leche de inicio; 1 papilla de frutas naturales y 1 papilla de fórmula con adición de cereales sin gluten.

6 meses: Leche de tipo 2 o de continuación, cereales con gluten y crema o puré de pollo con algunas verduras. La alimentación constará de 4 ó 5 tomas de: 2 ó 3 biberones o papillas de fórmula tipo 2 con adición de cereales con gluten, 1 papilla de frutas naturales y 1 puré de pollo con verduras.

7 meses: Yema de huevo cocida, carnes de cordero, ternera, jamón y yogur adaptado. La alimentación a los 7 meses constará de 4 ó 5 tomas de: 1 ó 2 biberones o papillas de leche tipo 2 con cereales con gluten, 1 papilla de frutas naturales con/sin yogur, 1 puré a medio día de carnes y por la noche, yema de huevo cocido con puré o con la papilla de cereales.

8 meses: Pescado blanco, legumbres, yogur, queso tierno (petit, Burgos, en porciones, etc.). La alimentación a los 8 meses constará de 4 ó 5 tomas de: 1 papilla de leche tipo 2 con cereales con gluten, 1 papilla de frutas naturales con yogur y galletas, 1 puré al medio día de carnes, 1 puré por la noche alternando de pescado con el de yema de huevo cocido o con la papilla de cereales.

12 meses: Huevo entero y leche de crecimiento (o seguir con leche de continuación) con alimentación en contenido y distribución similar al anterior.

3- Periodo de adulto modificado y resto de la infancia:

A partir del año o año y medio de edad, progresivamente, se irán introduciendo alimentos de la mesa familiar pero preparados especialmente para el niño. Es importante ofrecer una alimentación variada atendiendo a la calidad más que a la cantidad de los alimentos.

La dieta del preescolar y escolar debe incluir alimentos de todos los grupos, con el fin de conseguir un aporte de nutrientes satisfactorio. A la hora de elegir los alimentos que constituirán las dietas será necesario conocer los gustos, costumbres y condicionamientos sociales de la población a la que va a ser dirigida, para poder ofrecer diversas posibilidades ofertando alimentos de valor nutritivo similar. Cuando el niño pequeño rechace un alimento reintentar su consumo transcurridos unos días de una forma atractiva. En los mayores la explicación de los beneficios del alimento surte con frecuencia efectos positivos.

En todas las edades se debe asegurar la ingesta de lácteos (leche semidesnatada, yogur y queso) suficiente para cubrir las recomendaciones de calcio en las distintas edades, teniendo en cuenta que la leche aporta 120 mg/100 ml, el yogur 150 mg/100 ml y el queso es muy variable aunque los menos grasos contienen 150200 mg/100g. Esto es especialmente importante en la pubertad y adolescencia para poder alcanzar el contenido mineral óseo que prevenga de osteoporosis en edades tardías. También, en prevención de la obesidad, evitar el consumo de alimentos calóricos con escaso interés nutritivo como los zumos industriales y los refrescos, e incluso, los que además aportan grasa saturada y trans como los aperitivos y la bollería industrial.

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